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ISSN: 0210-4547 Anales de Literatura Hispanoamericana 1999, 28: 283-295 Dimensiones de la prosa barroca en Hispanoamérica CARMEN DE MORA Universidad de Sevilla No por demasiado tratada la cuestión de los origenes de la novela en His- panoamérica ha dejado de seguir suscitando interés en la crítica que, a pesar de lo trillado del tema, se resiste a ponerse de acuerdo. No obstante, esta plu- ralidad de actitudes no debe entenderse como una adición de comentarios subjetivos o de meras opiniones, pues al menos en los primeros trabajos se establecieron datos objetivos para una discusión a partir de algunas bases sólidas. Me refiero sobre todo a los trabajos de Francisco Rodríguez Marín’, José Torre Revello 2 e Irving A. Leonard3. Pero más que hacer un recorrido por todos los autores que se han aproximado a esta cuestión me interesa aquí intentar una formulación distinta del problema; Parece claro, sobre todo a partir del ensayo de Cedomil Goic4, que si hubo novelas, en sentido genérico, en la prosa española de la época colonial; lo cierto es que ni fueron muy numerosas —el hecho de que puedan existir manuscritos perdidos no creo que cambie sustancialmente el panorama— ni El «Quijote» y Don Quijote en América, Madrid, Librería de los sucesores de Her- nando, 1911. 2 El libro, la imprenta y el periodismo en América, Buenos Aires, Casa Jacobo Peuser, 1940. Los libros de/conquistador, México, FCE, 1953, 1 cd. en español. Leonard ya había avanzado datos de este trabajo en Romances of Chivalry in fha Spanish Indies with sorne registros of shz»nents of bookr to tite Spanisk Colonies, University of CaJifornia, Berkeley, 1933. «La novela hispanoamericana colonial», Historia de la Literatura Hispanoamericana. Tomo L Época colonial, Madrid, Cátedra, 1982, Luis tñigo Madrigal (coord.). 283

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ISSN: 0210-4547Anales de Literatura Hispanoamericana1999, 28: 283-295

Dimensionesde la prosa barrocaen Hispanoamérica

CARMEN DE MORAUniversidadde Sevilla

No por demasiadotratadala cuestiónde losorigenesde la novelaen His-panoaméricaha dejadode seguirsuscitandointerésen la crítica que,a pesarde lo trillado del tema, seresisteaponersede acuerdo.No obstante,estaplu-ralidad de actitudesno debe entendersecomo una adición de comentariossubjetivoso de merasopiniones,puesal menosen los primerostrabajosseestablecierondatosobjetivos para una discusióna partir de algunasbasessólidas.Me refiero sobretodo a los trabajosde FranciscoRodríguezMarín’,JoséTorre Revello2e Irving A. Leonard3.Pero másque hacerun recorridopor todoslos autoresquese hanaproximadoa estacuestiónme interesaaquíintentarunaformulacióndistintadel problema;

Parececlaro, sobretodo a partir del ensayode Cedomil Goic4, que sihubo novelas,en sentidogenérico,en la prosaespañolade la épocacolonial;lo cierto es que ni fueron muy numerosas—el hechode que puedanexistirmanuscritosperdidosno creo que cambiesustancialmenteel panorama—ni

El «Quijote» y Don Quijote en América, Madrid, Librería de los sucesoresde Her-nando, 1911.

2 El libro, la imprenta y el periodismo en América, BuenosAires, CasaJacoboPeuser,

1940.Los libros de/conquistador, México, FCE, 1953, 1 cd.enespañol.Leonardya había

avanzado datos de este trabajo en Romances of Chivalry in fha Spanish Indies with sorneregistros ofshz»nents of bookr to tite Spanisk Colonies, Universityof CaJifornia,Berkeley,1933.

«La novelahispanoamericanacolonial»,Historia de la LiteraturaHispanoamericana.Tomo L Época colonial, Madrid, Cátedra, 1982, Luis tñigo Madrigal (coord.).

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tuvieronunagran significaciónen la tradición literaria. Estoes,no contribu-yeron a renovarvisiblementelos modelosmetropolitanosutilizados. Así, meatreveriaa afirmar queClaribalte, Siglo de Oro en las selvasdeEr«ile, Lossirguerosde la Virgen, Sueñodesueñoso El evangelioen triunfo, obrastodasellasvaliosasdesdeel puntode vista literario, no hanalcanzadola significa-ción quehantenidoen la memoriacolectivay en la literaturahispanoameri-canaotras obrasno literarias en sentidoestrictocomoel Diario de Colón, laHistoria verdadera, las Cartas de relación, los Naufragios o, en el sigloxvii, los Comentariosreales, Infortunios de Alonso Ramírez,Cautiveriofeliz o El Carnero. Talestextos, a pesarde no pertenecera un génerolitera-rio determinadoy de la ambigliedaddiscursivaquepresentanposeenun esta-tuto en la tradición cultural y literaria de Hispanoaméricano alcanzadoporninguna de las novelasarriba citadas.Por ello, empeñarseen considerarloscomo novelasno conducea nada. Más efectivoes tratarde comprenderlosyanalizarlostal comose presentan.Es lo quesugieretambiénAntonio BenítezRojo:

Perhapsthc interestingthing is not in wanting to demonstrate,for example,that El Carnero or El Lazarillo de ciegoscaminantesarenoveis,but raíherin taking note—as JoséJuanArrom andEnri-

que Pupo-Walkerhavedone— tbat theorganizingdynamicsof fic-don had infilírated, beginning even in the Conquestperiod, thosevariousgenresthat were beginingfo speakof América5.

Muchos se han preguntadopor qué textos pertenecientesa las llamadascrónicasde Indias o a las crónicastardías—expresiónque se sueleaplicar atextosdel siglo XVII— se incluyendentro del corpusde la literaturahispa-noamericanasi no son exactamentetextos literarios.Una de las respuestasmáscontundentesa estacuestiónes la de RobertoGonzálezEchevarríaen suensayo«Humanismo,retóricay las crónicasde la conquista»:

Los cronistaspertenecena la tradiciónde la Literatura hispano-americana,en la queocupanun lugar prominente—como inicio y

Antonio BenítezRojo. «The NineteenthCenturySpanishAmericanNovel», TiteCambridge History of Latin American Literature. 1. Diseovery to Modernism, editadopor RobertoGonzálezEchevarríay Enrique Pupo-Walker, Cambrídge University Press,1996.

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origen dela narrativade América.Susobrasson invocadascomotaltanto en el Canto General, deNeruda, comoen Cien añosde sole-dad, de GarcíaMárquez,las crónicasmarcanel confin primero delo literariohispanoamericano,lo pueblanconlos contundentesnom-bresde susautores,protagonistasellos mismosa vecesde hazañasinverosímiles(..). La función de las crónicasen la tradición litera-ria hispanoamericana—cuyo inicio consciente,esdecir, cuyo inicioes el Romanticismo—esla de serOrigen.El desempeñode esafun-ción determinanuestralecturade esostextos. Si la literaturahispa-noamericanaexiste, las crónicasqueson su origentienenya queserliteratura6.

En ese mismoartículo,quese ha convertidoen unadelas propuestasmásinteresantesy aceptadasparael estudiode laprosacolonial hispanoamerica-na, subrayael autorque comoni los términosde crónica,historia ni literatu-ra sirven paraexplicar la naturalezade estostextosporquela confusiónquereinaen el conjuntode ese corpustan amplio es grande,se impone analizarlos caucesretóricos por los que empezó a deslizarsela gran narrativa deAmérica7. Serefiereconcretamentea los caucesretóricosdeprocedenciaclá-sica que el humanismoadoptóparala historia,a las máshumildesfórmulasde retórica forenseo de la burocraciaque se constituyóparael gobiernodelos asuntosde Indias. Esa retórica aproximael texto historiográficoen sucomposicióna la literaturaporqueel modelode la historiografiahumanistadel siglo XVI dabaun lugar prominenteal valor estéticode la historia,a laordenaciónde la materiay a la sucesióntemporal; es decir,a la ordenaciónde loshechosy a la coherenciade las partesconel todo. Tantola Historia dela invenciónde las Indias de Hernán Pérezde Oliva como la crónica deLópezde GómaraHispania Victrix. Primeray segundaparte de la historiageneralde las Indias responderíana estemodelo. Pero—como señalaGon-zález Echevarría—el vehículo narrativomás socorrido fue la relación dehechoscuyo molde retórico —como en Lazarillo de Tormeses la retóricaforense——,«documentoslegalesen los queel firmantedabacuentade super-sonay de los hechosparticularesdel caso»8.

6 Isla a su vuelofugitiva Ensayos críticos sobre literatura hispanoamericana, Madrid,

José?orrúaTuranzas,1983, págs.9-10.Cfr. RobertoGonzálezEchevarría,art. ciÉ, pág. 17.

8 Ibid., págs.20-21.

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Frentea la historia,la relacióndo hechosnarra incidentesde la vida coti-diana. Las crónicasque se ajustana estemodelo adoptantítulos diferentescomo «relación»,«carta»y «memorial»,entreotros. En algunostextos delsiglo XVII —comoEl Carneroy el Cautiverio——intervienenamboscauces,pero tambiénse entrecruzanmodos provenientesde tradicionesliterariasadoptadasporla literaturaespañoladel Siglo de Oro con la queestabanfami-liarizadoslos lectorescriollos y a las querecurriránparadaramenidada susescritos,

Analizar las diversastécnicasretóricasempleadasenestostextos perm¡—tirá entenderla prosacolonial dentro de unaperspectivaen la queentranenjuegomodalidadesdiscursivasliterarias y no literarias. Sólo por estavia, enla que en los últimos añosse vienen investigandolas manifestacioneslitera-riasde la épocacolonial podemosempezara entenderun fenómenotancom-plejo y a la vez tan escasamenteestudiadopor la crítica literaria. Concretan-do más,si bien,comoproponeGonzálezEchevarría,muchosde los textos delos siglosXVI y XVII de la prosacolonial hispanoamericanason reductiblesa los dos modelosretóricoscitados,ellos por si solosno bastanparaenten-der la naturalezade esa prosa. Sobretodo de las crónicastardíasdel sigloXVII que dejan entrever una variedadde códigos discursivosque las haceinclasificables. -

JamesRayGreen,Jr, en «La retóricay la crónica de Indias» llega a unaconclusiónparecidacuandose preguntaal final de su artículo: «¿No habráque establecerentreel modelohistoriográficorenacentistay el modelo de laretórica forenseun tercermodeloliterario?»9.

No puedodejardereferirmea las ideasdesarolladaspor HydenWhite en«Historical text as literary artifact», y en otros textos suyos,quedesdehacealgunosañosvienen siendoaprovechadasparalos estudioscoloniales’0.

Llama White la atenciónen dicho ensayosobrela apatiaqueha existidoen considerarlas narracioneshistóricascomolo queson deforma másmani-fiesta: ficcionesverbalescuyasfonnastienenmásen comúncon sushomó-logasen literaturaqueconlas de ciencias.Naturalmente,él reparaen queesta

EnActas del VII Congreso de la AIH, Madrid, Itsmo, 1986, tomo 1,págs.645-651-

O Tropicsof Discourse, The John Hopkins University Press,1978. Me refiero también

aEl contenido de la forma, Barcelona,EdicionesPaidós,1992 y Metahistoria. La imaginaciónhistórica en la Europa del sigloXIX, México, ECE, 1992. RobenLewisya destacé,apropó-sito de losNaufragios deAlvar Núñezla utilidad de las ideasde Haydenparaestetipo detex-tos (Revista Iberoamericana, 120-121, 1982, págs.681-694).

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conjunciónde concienciamítica ehistóricapuedeofendertantoahistoriado-res como a teóricosde la literaturaque separanla historia de la ficción; tales el casode NorthropFrye,porejemplo,deacuerdoconestaidea,paraWhi-te, ningún conjuntodadode sucesoshistóricosregistradospuedeporsi mis-mo constituirunahistoria; lo másqueellospuedenofreceral historiadorsonelementosde historia.Los sucesosse conviertenen historiapor la supresióno subordinaciónde algunosde ellosy lo destacadode otros,porcaracteriza-ción, repeticióndemotivos, variacionesde tono y punto de vista, estrategiasdescriptivasalternativas,es decir, a travésde todaslas técnicasque podríanhallarseen el desarrollode unanovela.

Algunoshistoriadores,en efecto,discrepande estatesis.Yo no entraréenesacuestión,aunquecompartolas ideasde White siempreque no nos con-duzcana través de la ficcionalidaddel discursohistórico a la mucho máspeligrosaficcionalidadde los hechoshistóricos.De lo que no cabe duda esde quealgunostextosde la literaturahispanoamericanacolonial delos queyahe hablado,no identificablesni con textos estrictamentehistóricos ni conobrasliterariaspuras, recurrena eseprocedimientode reconstrucciónnarra-tiva de los hechosque imita el discursoliterario. En estamanerahistoriográ-fica de darlesignificadoa un conjuntode sucesosse les codificaconarregloa ciertos parámetrostomadosde un ámbito cultural que, en tales casos,corresponde,de preferencia,a diversasformulacionesdiscursivasproceden-tes de la culturametropolitana,yaseanreligiosas,jurídicas,literarias,etc. Deesemodo se consigueaproximarunosacontecimientosextrañoso pocofami-liares para los lectores a lo familiar y conocidocon vistasa sumejor com-prensión.El autorarticula,pues, los hechoshistóricosde forma queconsti-tuyan un discursoreconocibleparasus lectores.En las crónicasde Indias yen los demásescritosque se produjeronen las Colonias,en los que se pen-sabaen un público europeoque ni siquieratenía una idea exactani de lasregionesni de los habitantes—y, ya entradoel siglo XVII, que ignorabamuchosde los problemaspolíticos, administrativosy socialesplanteadosenlos reinosreciéncreados,dependientesde la monarquiaespañola—,el pro-blemacentralqueteníanqueresolverlos escritores—utilizo aquí la palabraen sentidomuy genérico—era cómohablarde cosasdesconocidasy hacerseentender.Y cadauno de ellos hubo de resolverlode maneradiferente,pero,desdeluego,utilizandoparadigmasmetafóricosy discursivosconlos queloslectoresestabanfamiliarizados.

StephenGilman atribuyea estasituaciónla fórmularecurrentede la pre-senciadel cronistaen el texto casi comoun personajede su historia: «Like

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the poetsof the “cuadernavia”, Bernal Díaz in his own voice continuallydirectsthe courseof events:«Dejemosestey digamoscómoel capitánles diomuy buenarespuesta..- » or again,apagefurther on, «No sé yo paraqué lotraigo tanto a lamemoriasino que,enlas cosasdela guerrapor fuerzahemosde hacerrelación de ello»’’. En ese mismo artículo también nos recuerdacómoBernalDíaz,paraunaconversacióny la situaciónmismaenqueéstaseproduce,entre una anciana indígena,que quería un matrimonio ventajosoparasu hijo y doñaMarina, recurrea La Celestina.Estemismofenómenoseapreciaen El Carnero de iuan RodríguezFreile, que se apoyaen diversasfuentesde la tradiciónliteraria españolaparareconstruirlos casossucedidosen la sociedadsantafereñade su tiempo. Otra de las fuentesseñaladasporStephenGilman es el romancero,que se traea colaciónen la obrade BernalDíaz paradescribiruna situaciónconla que sepretendecomunicarla visiónde algo extraordinarioo maravilloso.Pero,desdeluego, las referenciasmásinteresantesen la Historia verdaderacorrespone a los libros de caballería,particularmenteelAmadísde Gaula: «BernalDíaz recourseto the Amadisafirma Gilman— is clearly an effort to approximatethe known to the unk-nown, the new world to familiar languageand experience.As such it is com-parableto the useof proverbs,to the insertionof baIlad fragments,andto theother exampleshereassembled»’2.

La importanciade las formasdiscursivaso poéticasadoptadasno yaporlos cronistasde Indiassinopor los escritoresdel Barrocoen Hispanoaméricaestá cobrandocadavez más desarrolloen la crítica sobreel Barrocohis-panoamericano.Así lo ha destacadoMabel Moraña en «Apologíasy defen-sas:discursosde la marginalidadenel Barrocohispanoamericano»:

Sin llegar a proponeruna «sociologiade la forma», que seresuelvaprivilegiando el valor intrínseco de ésta—escindiéndolade su correspondienteelaboracióntemáticao compositiva, o con-siderandola ideologiadel texto colonial comoun «valor agregado»al literario—, es innegablequeel análisisde modulacionesgenéri-cas y utilización de formas retóricaso mode!osde composiciónliteraria resultaimprescindiblea lahorade establecertanto la vin-culación del texto poético con respectoa las estructurasde poder

«Bernal Díaz del Castillo y Amadísde Gaula, en Studia Philológica, HomenajeaDámasoAlonso,Madrid, Oredos,1961,págs. 100-101.

‘2 Ibid., pág. 107.

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comoel papeldel productorcultural dentrode los conflictosde sutiempo. En efecto,el modoespecíficoen quese organizaunaobradeterminada,las estrategiasdiscursivasa travésde las cuales senos acerca un determinadomensaje,son inseparablesperodiscer-nibles de lo comunicado;un datono sólo relevantesino esencialenla interpretacióndel complejoprocesode producción del signifi-cado’3.

Lejos quedanya aquellastendenciascríticas—presentes,hastahacepocosaños,con demasiadafrecuenciaen los estudiosdeliteraturacolonial——que valorabanestasformas sólo en función de su mejor o peor capacidadreproductoradelos modelosmetropolitanos,sincontarcon la realidadenquese gestaban.Y no bastan conceptosestéticoscomo manierismoo barrocoparaexplicar losconflictosy tensionesque subyacenen la literaturade aquelperíodo.Como postulaAmérico Castroparala literaturaespañoladel sigloXVII, resulta útil, en cambio, aplicarlo que él denominala regladel «suunicuique»’4, es decir, lo «suyo»de cadaliteratura,no perderde vista lo pecu-liar de la vida, de las situacioneshumanas,políticasy socialesqueincidenenla creación.En laprosahispanoamericanacolonial interesa,pues,conocerelaccesoqueel criollo tuvo a la culturaoccidental,puesla producciónde dis-cursosestá íntimamenterelacionadaconunadeterminadaformación culturaly conlas condicionessocialesy políticasquese vivían enlas Colonias.Igna-cio Osorio Romeroha sido de los primerosen estudiara fondoestacuestión.En un libro fundamental,Florestade Gramática,poéticay retóricaen Nue-va España (1S21-1567,>’~, reunió una seriede materialesy documentosquese conservabanen bibliotecasy archivoscomofondoscolonialesquele per-mitieron escribir la historia de la enseñanzadel latín en NuevaEspaña.Ellibro ofrece,en efecto,la historia de los textos,gramáticas,retóricas,antolo-

‘> En Mabel Moraña (ed.). Relecturasdel Barroco de Indias, Hanover, EdicionesdelNorte, 1994,págs.3 1-32. Siguiendoestamisma línea detrabajo, la prácticaretóricade JuandeEspinosaMedrano,El Lunarejo,en el marcodel Barrocoliterario en Hispanoamérica,hasido analizadaporLuis JaimeCisnerosen«Un ejerciciode estilodel Lunarejo»,Lexis, VII, 2,<1983 a), págs.311-314y en «La polémicaFaría-EspinosaMedrano:planteamientocritico»,Lexis. Xl, 1,1987,págs.págs.1-62.

‘~ Tomo JaexpresióndelcapituloIV deDe la edadconflictiva. Crisisdela culturo espa-ñola en el siglo XVII, Madrid, Taurus, 1976, 4’ ed.; de Américo Castro,concretamentedelapartadoquelleva por titulo «Superaciónde la angustiaen la creaciónliteraria».

‘~ México, UNAM, 1980.

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gíasy cuadernosde trabajoutilizadosparala enseñanzaenlas aulasnovohis-panas.OsorioRomeroeramuy conscientedel significadoy la importanciadesus investigacionesy quisollamar la atenciónsobreello:

Podriapensarsequeen la actualidadtrabajosde estaíndole inte-resan sólo a eruditos;pero quienasí lo crea quizámenosprecielaimportanciaqueparanuestrahistoria lingilística, pedagógica,litera-ría y, en general,cultural tiene la enseñanzadel latíndurantelos tressiglosqueduró la NuevaEspaña’6.

Tal esfuerzo,ciertamente,estádestinadoa descubrir,entreotrascosas,lasraícesculturalesde la literaturanovohispanade la épocacolonial, los orige-nes y evolución de esta literatura, ya que cuandonos hacemospreguntassobre la naturalezahíbrida y heterogéneade esostextos en prosaque nosresultaninclasificables,las respuestashande buscarseen la formacióncultu-ral de los escritores,dado queentoncesse tratabade unaeducaciónprogra-mada,por así decirlo, de acuerdocon unosprincipios pedagógicosdetermi-nadosen los que ibanincluidos los autoresque debíany podíanconocer:

El aprendizajede la lengualatina (gramáticay poética),juntocon la retórica, era la primera tareaa que se dedicabapor cincoaños todo estudiantenovohispano.Su estudio, sobretodo en loscolegiosjesuíticos,constabade una parteteórica y otra práctica.Los ejerciciosde memoriay, principalmente,de redacciónlibre oimitandoa algúnautordotaban,paulatinamente,al estudiantedeunestilo. Muchos textos de lo que llamamosliteratura novohispanaprovienende estos ejercicios. Por otra parte cabríapreguntarnoscuántosde nuestrosescritoresse iniciaron en estecotidiano ejer-cicio retórico’7.

Lo que importa consignares que, ademásde la literatura de la EdadMediay Renacimiento,el alumnoadquiríaun sólidoconocimientode losclá-sicos de la literaturalatina y un dominioconsiderabledel latín, que—comoreconoceOsorioRomero—era casi el único mediode expresiónen la cultu-ra académica,la propiamenteuniversitaria,la cultivada en conventos,cole-

‘~ OsorioRomero,págs.9-10.‘~ OsorioRomero,pág. 10.

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giosjesuíticosy Universidad.Hastala teoríay preceptivaliterariasdependíantambiénde la poéticay retórica latinas.

La enseñanzade losjesuitasestabaprescrita—comose sabe—en el tra-tado conocido por Rodo Studioru,n,culminación de un métodoeducativocuyasprimerasexperienciasdebensituarseen el marcodel humanismorena-centistadel siglo XVI. Recordemosque surgieronentoncesdos planteamien-tos reformistasen el terreno educativo:la pedagogíade la ReformaProtes-tantey la pedagogíade la ReformaCatólica.

La familiaridaddeIgnaciode Loyola conel métodoparisinoasímiladoenMesina y Gandíale llevó a incorporaren sus colegiosla enseñanzade lashumanidadesclásicasparaquelosjóvenesestudiaranen losclásicoslos valo-res permanentesdel hombrea travésde ideas, sentimientosy actitudesqueposeíanunavalidezuniversal,pero—comoseñalaOsorioRomero—,aunquea través de la enseñanzaproyectaronla influencia de los autoresclásicossobrela culturamoderna,hicieron todo lo posiblepor despojarlosdel «espí-ritu mundano»e impregnarlosde un fuerte saboreclesiástico-romano’8.Car-men LabradorHerraizseñala,en efecto, que la figura de Ignacio de Loyolarepresenta«parala historiadel pensamientopedagógicola armonizacióndelteísmomedievalconel humanismorenacentista,dentro de unafórmula nue-va de pedagogíahumanistacristiana»’t

Estascircunstanciasayudaríana entendermejor la presenciade elemen-tos medievalesen los textos del siglo XVII hispanoamericanode autoresque—comoNúñezde Pineday RodríguezFreile—pertenecíana la perife-ria de lacortevirreinal y el contactodirecto con la Metrópoli eramenor,portanto.

Una disciplinaquereviste interésparala formación de escritorescomoNúñezde Pineda,RodríguezFreile y Sigúenzay Góngoraes la Retórica,cuya función consistíaen adiestraral discípuloparala elocuenciaperfecta,y que comprendíados disciplinasfundamentales,la oratoria y la poética,con preferenciasobrela primera,que se ocupabatambién de la eleganciadel discurso.En la práctica, la clasede Retóricase centrabaen tres mate-rias: preceptos de oratoria, estilo y erudición. Para los preceptos se debíanexplicar de preferencialos libros retóricosde Cicerón,con la Retórica. Y,

‘~ Osorio Romero,pág. 78.~ EusebioGil (editor), CarmenLabrador,A. Diez Escanciano,J. Martínez de la Esca-

lera. El sistema educativo de la Compañia de Jesús. La «Ratio Studioru,n», Edición bilíngñe,Madrid, UPCO, 1992, pág.22.

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si parecíabien, la Poéticade Aristóteles.Parael estilo se debían leer losdiscursosde Cicerónconobjeto dever en ellos los preceptosdel artepues-tosen práctica.Por último, la erudicióndebíatomarsede la historia,de lascostumbresde los pueblos,de los testimoniosde escritoresy de cualquierramadel saber

OsorioRomeroofreceunarelaciónmuy completade las «artes»de gra-máticay las obrasde los escritoreslatinos importadasa NuevaEspañabasa-da en diversas fuentes sacadasde bibliotecasy archivos. Entre las obrasdidácticasutilizadaspor losjesuitasen la enseñanzahacereferenciaexclusi-vamentea los textos de poesíay retórica,sin duda los másestudiadosen ladocenciadel latín enNuevaEspaña.En la clasede poesíael texto máscomúnfue el Thesaurusverborumde BartoloméBravo;y el másimportanteparalaenseñanzade la Retóricael De arte rizetorica librí tres exAristotele, Cicero-nc e>’ Quiniti!iano depromptúde Cipriano Suárez.

En el siglo XVII, tanto en los virreinatosde México y Perúcomo enlosdemásreinosrecién creados,la educaciónjesuítica fue la predominantey laencargadade ilustrara la juventudcriolla; por esavíaprincipalmentepenetróel humanismogrecolatinoen la culturahispanoamericana.Refiriéndoseasupresencia en México afirma Méndez Plancarte:

es una de nuestrasmás hondasy fecundasraíces,uno de íos ele-mentosvitales y específicosque han plasmadonuestrafisonomíaespiritualy hancontribuido aformar lo quebien podemos,sinrústi-cajactancia,llamar la culturamexicana20.

Parallevar a caboel estudiodela prosahispanoamericanadel siglo XVIIdebentenerseen cuenta, ademásde todos los factoresmencionados,losmodelosnarrativosque operabanen la literatura españolade los Siglos deOro y la preceptiva que regía su producción, porque mejor o peor conocidosy asimilados,esoseranlos textos que se leyeron en el Nuevo Mundoy queinspiraronalos escritorescriollos. Como essabido,a partirdel Renacimien-to, junto conel prestigiodel mundoclásico, resurgeun interéspor laprecep-tiva literaria basadosobretodo en las poéticasde Aristótelesy Horacio. Elproblemaaflora cuandose trata de géneroscomo la “novella” y la novelacuya existenciano estabaprevistaen la teoríade la épocaclásica.Ante esasituación, la salidamásfrecuenteen el Renacimientofue aplicara las ficcio-

20 Humanistasdelsiglo XVI, México, Imprenta Universitaria, 1946, VII.

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nesno dramáticaslos mismoscriterios formalesque parala épica,y conce-birlas como una épica en prosa. El hallazgode la Aethiópicade Heliodoro,en 1526, ficción griegaen prosa del clásico tardío, vino a reforzaraquellasolución.

Pero es sobretodo la Retóricade Aristóteles,la que convienetenerencuentaa la horade enfrentarsea los modelosde composiciónliteraria de losprosistasdel Barrocoamericano.ParaAristótelesla finalidad del arteretóri-co era persuadira partir de un argumentológico; pero en la oratoria se fueimponiendola finalidad de conmover,de apelara los sentimientosy emo-cionesdel oyente.Así Cicerónconsideraelocuentea «el queen el foro y enlas causasciviles hablede tal modo quepruebe,quedeleite, queconmueva».Y especifica:«El probarespropio de la necesidad;el deleitar,del agrado;elconmover,de la victoria, puesde todas las cualidadesésta tienesolo elmayorpoderparaganarlas causas»(El orador). Quintiliano tambiénseñalaque lafunción del discursoforensees no sólo enseñarsino comover y deleitar.Entre estosdos polos discurrenlos críticos y “novellistas” españolesdelRenacimientoy Barroco,entre la visión retóricade tendenciadidácticadeAristótelesy San Agustín, y la inclinacióna deleitary emocionarpropia dela oratoria2t.

Los criterios de posibilidady unidadaristotélicosvansiendosuplantadoscon el tiempopor nuevoscriterios retóricos,sobretodo ciceronianos,presen-tes en los marcosde las “novellas”, en las intervencionesdel narradory enlas técnicasnarrativas:la rupturade la linealidadconel propósitode suspen-der la atencióndel lector, las digresiones,la dramatización,la interpolaciónde elementoshumorísticos,anticipaciones,etc., son las quesustentanla vero-similitud de la “novella”.

21 Paraestascuestionesvéase:CarmenRita Rabelí.Pluralidad y yuxtaposición de dis-cursos en la teoría y práctica de la “novella” del Siglo de Oro español: el caso de «novelasa Marcia», Tesis doctoral,1990. SeñalaRabelí que losprólogosde las “novellas” del Siglo deOro suelenpresentarla justificación de sus“noveilas” con el fin retóricohoracianode apro-vechary deleitar,pero sospechaque se tratadeuna estrategiapara eludir la censuray atraeralos lectoresmaliciosos,puesasí lo dejanentreverlas contradicciones,aznbig¿iedadesy mezcladediscursosde talesprólogos.Los analizadospor la autorapertenecena: Historias peregrinasy ejemplares (1623), de Gonzalode Céspedesy Meneses;El curial del Parnaso (1624), deMatias delos Reyes;Noches de placer (1631), deCastillo Solórzano;Gula de forasteros quevienen a la Corte (1620), de Liñán y Verdugo; Teatro popular (1622), de Lugo y Dávila;Noches de Invierno (1609), de Antonio deEslava;Novelas ejemplares (1613), de Cervantes;Corrección de vicios (1615), deSalasBarbadillo, escritoporLugo y Dávila, entreotros.

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Las vinculacionesde la “novella” con la tradición retóricaha sido puestade manifiestopor WalterPabst,WesleyTrimpi y Jean-MiehelLaspéras,entreotros autores.

WalterPabstrelacionala “novella” con los exemplade los textos medie-vales.Estádemostradoquelos exemplaque solían esparcirseen los sermo-nesen la EdadMediadesempeñaronun papelmuy importanteen la tareadedespertarel sentidoy el gustopor la narrativaen forma de novela corta.Inclusive, Curtiussostieneque la teoría segúnla cual la historia representaunacolecciónde exemplafue de enormeimportancia«paratoda la literatu-ra de la AntigUedadtardía,del Medioevo,del Renacimientoy del Barroco».En España,el exemplunzes un elementofundamentalen la tradición teóricade la novelística,que solíaenunciarseen los prólogosdesdeel siglo XII has-ta Cervantes22.Y ello debidoa la censurarigurosaquealejabaa lasnovelascortasespañolasde la libertad quedesdeBoccacciohabialogradola “nove-lía” italiana, cuyo trasplantea Españaconocióno pocasdificultades.

Laspérascoincideen términosgeneralesconPabst,pues,frentea la opi-nión de MenéndezPelayo——que pensabaque la “novella” italianano fue másque un paréntesisenla historia de la prosaespañolay que conCervantessereanudala tradiciónhispánicadel exemplum—sostieneque los exemplanocesaronbrutalmentecon la introducciónen la Penínsulade la “novella” ita-liana. Y sugierequelas relacionesentreesasdos categoríasfueronmásestre-chasde lo que se ha pretendido.

DistingueLaspérastresépocasen la tradicióndel exempluin.La primera,desdeAristótelesa la Alta EdadMedia, está impregnadade cultura greco-latina; la segunda,de PedroAlfonso al siglo XIV, retomalostemasde la pre-cedentey hacesuyos los cuentosde la tradición oriental del Pachatrantaodel Syntipas.La tercera,moderna,ve recuperarsela temáticay las estructu-ras narrativasdel exemplumy de la “novella”23. En la retóricaaristotélicaelexemplumserviade pruebaen la argumentacióninductivacon la finalidad depersuadir. El exetnplummedievalañadióla sabiduríade los cuentosorienta-les, de Kalilah yDymna, de Syntipas(Sendebar)y otros. La abundanciadeexemplaen la EdadMedia se explicaporla mentalidadde laépoca,queten-día a revestirde moralidadtodo acontecimientoficticio o histórico.La litera-

22 dr. WalterPabst.La novela corta en la teoría y en la creación literaria, Madrid,Ore-dos, 1972,págs.185 y ss.

23 Cfr. Jean-MichelLasperás.La nouvelle en Espagne et au Siécle d Dr, Editions da

Castillet, 198’T

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tura, la leyendao la historia suministrabalos modeloso ejemplosa los quepodía reducirsecualquiersituación24,de acuerdocon una visión estáticadelhombrey de la sociedad.

Parael estudiode la prosahispanoamericanadel siglo XVII nos interesael exemplunisobretodo apartir del siglo XIV en queentraen unanuevafasecon dos tendenciasrelativasal contenidonarrativo.Una en queel exernph¿mse convierteen la parteaccesoriade la compilación,mientrasque la morali-zaciónque le siguerepresentalo esencial;supropósitoes estrictamentereli-gioso y moral; es el caso, en España,del Conde Lucanor y el Libro de losEstados.Otra en quebajoel moralistaasomael cuentistaconel propósitodeinteresar y divertir a lectores y oyentes. Los compiladores que hacían suyoslos escritosde filósofos antiguosy de los Padresde la Iglesiahancedidoellugar a los cuentistascuyasfuenteseran las obrasde contemporáneoscomoBoccaccio,Paggeo Guicciardiní.Así el exernplum ha manifestadounadobleorientación:unaque buscamantenerloen la óptica tradicional,otra que seesfuerzaen desviarlode su condición primitiva y convertirloen un génerodivertidoy burlón másque ejemplar25.

Podríadecirse queNúñezde Pineday RodríguezFreile constituyendosmuestrasde ambastendencias.En el Cautiverio feliz la presenciaavasallado-ra de lo ejemplarhistórico, bíblico-religiosoo moral, la miradaconstantealpasado,lo aproximana los escritosreligiososy doctrinalesde laprosamedie-val. En cambio,el contenidomoralmentedudosoy anti-ejemplardelos casoscontemporáneosreferidosenEl Carnero lo aproximanal espíritumásmoder-no de la “novella”. De forma simplificadora,si el Cautiverio feliz representa,encuantoa los modelosnarrativosaplicados,la culminaciónde unaetapa(laejemplaridadpersi,nílitudinem),El Carneroabreotra nueva(la ejemplaridadper contrarium)26.Asi dos textos concidentesen tantospuntos—principal-menteen el ataquea las institucionescolonialesy en la concienciacriolla—revelan la coexistencia,todavíaen el siglo XVII, de esasdos tendenciasenpugnaque aun presentarábajo otra faz la primeranovelahispanoamericana,Periquillo Sarnienta

24 Cfi-. John1-luizinga.Le declín dii Mayen ¡¡ge, Paris,Payot, ¡932,pág.280. Según Las-

péras,el procesorecurrentede la referenciaal pasadono puedecomprendersesin analizarelpapelquelos Antiguosit habíanasignadoal conceptodememoria.

25 Ct’r. Lasperás,op. cit, págs.119-120.26 Lo queno impide queenlas técnicasnarrativasNúñezde Pinedaempleararecursos

quese utilizabanen las “novellas”del Siglo de Oro.

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