Dimensiones Esteticas de La Empresa Rafael Alvira

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  • DIMENSIONES ESTTICASDE LA EMPRESA

    RAFAELALVIRA

    C U A D E R N O S

    EMPRESA Y HUMANISMOI N S T I T U T O

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  • Uno de los xitos notables de la empresaactual, en su relacin con el mundo de lapoltica y de la opinin pblica, o, si se quiere,uno de los xitos de esa modernidad cuyo finprximo algunos auguraban, es el haberevitado en una buena medida que se pongaabiertamente en el banquillo de los acusados alas nuevas tecnologas, por el delito de lesopuesto de trabajo.

    Y, con todo, es notorio que el problemaactual del paro no tiene su origen principal encomplicados problemas de estructura eco-nmica, sino simplemente en las nuevasmquinas. Ahora bien, ellas nos gustan dema-siado. Pero no sabemos si nos gustan tanto porlo impresionantes que son, por la sensacin denovedad y de dominio libre que nos conceden,o por el tiempo libre que nos deparan. Conseguridad, nos complacen por las dos cosas.Pero eso quiere decir que hay un atractivo, unabelleza, en el dominio y la novedad, como lahay en el pausado reposo. Y que en esa bellezay ese atractivo se encuentra una clave funda-mental, que no podemos descuidar cuandotratamos de la realidad de la Empresa.

    En nuestros das, el descubrimiento delpapel primordial de lo humano en la Empresaha llevado sobre todo al desarrollo de labusiness ethics, pero la tica es slo un aspecto

    del mundo humanstico. Y, adems, no es elprimero. En efecto, ya los ms antiguos investi-gadores de las ciencias del comportamientosaban que un determinado discurso tico slopuede ser entendido por el que ya practica esaprecisa manera de entender la tica, pues,como seala el dicho popular, cree el ladrnque todos son de su condicin, y, en el fondo,todo el mundo halla en la vida lo que estababuscando en ella. La tica es primero un acos-tumbrarse a un modo de vida, bajo la con-dicin de las inclinaciones y el entorno. Yluego, en algunos casos, una rectificacin deesa conducta a partir de la reflexin.

    Pero la reflexin, y una reflexin bien hecha,que me lleve a rectificar mi vida en orden albien, para hacerla ms perfecta, es patrimoniode pocos. Y an est por ver si esos pocos venel bien con tanta claridad como para tener lafuerza de perseguirlo. As pues, antes de lograrque alguien mejore ticamente, es menesterhacer brillar el bien ante sus ojos. Y ese es unproblema no tico, sino esttico. Porque,adems, hay veces que el verdadero bien no sepuede mostrar directamente, dado que la vistano est preparada para percibirlo. Hay quebuscar la esttica intermedia que vaya pre-parando para avances ms slidos. Igual que aun drogadicto no se le puede directamente

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  • administrar el nctar del buen vino en susti-tucin de la dosis de herona.

    El problema, pues, de qu esttica elegir,reviste una importancia no pequea. Unaesttica siempre hay. La belleza es, junto a laverdad y la bondad, un radical humano. Sin larelacin a lo verdadero, lo bueno y lo bello, nose constituye eso que llamamos mundohumano. Pero lo caracterstico de la belleza esque tiene carcter de inmediata para nosotros.Para saber qu es verdadero o bueno,debemos reflexionar. La belleza, por contra, senos impone: me gusta algo o no me gusta. Poreso, un empresario habr podido quiz de vezen cuando descuidar la tica. Pero sabe bienque si descuida la esttica se arruina. El pro-ducto tiene que gustar.

    Si no se procura mostrar la belleza de lo quees moralmente bueno, no conseguiremosinculcar el bien a nadie. Verdad, bien y bellezase deben distinguir, pero no se pueden separar.Sin esttica no hay tica. No hay tica de laempresa, por tanto, sin esttica de la empresa.

    Etica y esttica no se pueden separar, pero,como se distinguen, pueden distorsionar surelacin. Puede haber una buena tica malpresentada estticamente, y una bella presen-tacin esttica que conduzca al mal. Esmenester, pues, atender a este problema en su

    detalle, ya que tiene, adems, mltiplesdimensiones, tantas como la realidad misma.

    Voy a intentar sealar aqu brevementealgunas que, a mi juicio, tienen sealadamenteque ver con el mundo econmico y empre-sarial. Me referir primero al aspecto msgeneral, que atae al estilo profundo de vida,para pasar luego a cuestiones ms particulares.

    * * *

    En la presentacin de la cobertura del libroInnovation, de Richard Foster, Director de laMckinsey and Company, publicado en U.S.A.en 1986, se puede leer:

    Innovation es una gua de cmo sobreviviry triunfar en esta poca de cambio tecnolgicoacelerado. El mensaje es claro: en la poca mscompetitiva de la historia empresarial, las com-paas tienen que volver al ataque.

    Los anales del mundo de los negocios estnllenos con los restos de grandes y exitosas com-paas que perdieron sus mercados casi en unanoche frente a nuevos competidores armadoscon tecnologas de desarrollo ms rpido ymejores productos...

    Reconociendo que la ventaja siempre estdel lado del atacante, (algunas) grandes com-paas tienen la perspicacia de dar la espalda a

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  • pasados xitos y enfrentarse a la compe-tencia... con nuevos productos que garanticenel futuro.

    En el centro de este notable libro seencuentra la idea crucial de que la clave delxito descansa en la constante innovacin.

    Y, en el ltimo captulo de la obra de MarvinMinsky titulada Robotics, y publicada enNueva York en 1985, leemos:

    El tema del tiempo impregna la modernaciencia de la robtica. Ya no nos moderni-zamos a ritmo lento. Actualmente el progresoes tan rpido que cada innovacin queda anti-cuada antes de llegar a su produccincomercial...

    Hasta ahora las mquinas nos han ayudadosobre todo en la cosas que no nos gustabahacer. Qu pasar cuando nos encontremoscon nuevas opciones en nuestro trabajo y encasa, cuando mquinas ms inteligentespuedan hacer mejor lo que a nosotros nosagradaba realizar?

    Sin duda, una nueva ola de automatizaciny robtica de grandes dimensiones acarrearnuevos problemas, dificultades y trastornossociales. Pero no est muy claro lo que elpasado pueda ensearnos...

    Que pasar en el lejano da en que granparte de lo que nosotros valoremos y respe-temos lo compartan tambin las mquinas quehemos creado? En aquel momento, cuandocomencemos a crearnos a nosotros mismos,tendremos que enfrentarnos a nosotrosmismos de una forma totalmente nueva.

    Frente a estos textos, no lejanos, quierotraer, a continuacin, uno escrito en 1913,publicado en Francia, y cuyo autor es CharlesPguy. Dice as:

    En mis tiempos, todos cantaban. La mayorparte de los trabajadores cantaban. Hoy se danbufidos. En aquellos tiempos se ganabancuatro perras. Es difcil de imaginar hasta qupunto los salarios eran bajos. A pesar de ello,todos gastaban bromas. Incluso en la casa mshumilde haba un desahogo del que se haperdido incluso el recuerdo.

    No haba este ahogo econmico de nuestrosdas, este ahogo cientfico, fro, rectangular,regular, medido, neto, implacable, docto, cons-tante...

    No se sabr nunca hasta donde llegaba ladecencia y la bondad de nimo de este pueblo;una finura similar, una cultura tan profunda,no se volver a encontrar. Ni una tal finura secuida demasiado del discurso. Esas personas se

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  • ruborizaran de nuestro tono mejor de hoy,que es el tono burgus. Y hoy todos son bur-gueses.

    Nosotros, craseme, hemos conocido traba-jadores que tenan ganas de trabajar. No sepensaba ms que en trabajar. Nosotros hemosconocido trabajadores que por la maana nopensaban en otra cosa que en el trabajo. Selevantaban por la maana, iy a qu hora!, ycantaban, con idea de partir para el trabajo. Alas once cantaban yendo a comer. Es unaexpresin de Vctor Hugo...: andaban, can-taban. Trabajar era su alegra y la raz pro-funda de su ser... Trabajar era un honor inde-cible...

    No se trataba de ser visto o no. Era el sermismo del trabajo, que deba estar bienhecho...

    Todos los honores convergan en este honor.Una decencia y una finura de lenguaje. Unrespeto del hogar. Un sentido de respeto, detodos los respetos, del ser mismo del respeto.Una ceremonia, por decirlo as, constante. Deotro lado, el hogar se confunda todava muyfrecuentemente con el lugar de trabajo y elhonor del hogar y el honor del trabajo eran elmismo honor. Era el honor del mismo lugar.Era el honor del mismo fuego. Qu ha sido detodo esto? Todo era un ritmo y un rito y una

    ceremonia, comenzando por el levantarse.Todo era un suceso; sacro. Todo era una tra-dicin, una enseanza, todo estaba enlazado,todo era la ms santa costumbre. Todo era unaelevacin interior, y una oracin, toda lajornada,...

    Si toda recogida de testimonios est condi-cionada por criterios e intereses previos, estees un ejemplo bien claro de ello. He forzado,para que saliera una contraposicin de estilosneta. Adems, los textos mismos tienentambin su peculiar forzamiento. Ni antestodos cantaban, ni ahora todos piensan en elxito y la novedad. Adems, quiz se puedacantar y buscar xito al mismo tiempo; tal vezes incluso lo ms natural. Y no todos antespensaban en el pasado, lo acostumbrado y laceremonia, ni todos ahora en el futuro, lonovedoso y lo expeditivo.

    Y, sin embargo, he montado esa contrapo-sicin -no carente de base histrica-, porqueme parece que muestra dos estilos, dos est-ticas, unilaterales, y que no hacen justicia, portanto, al ser del hombre. La una carga la manoen el pasado, en lo espacial y en lo eterno, enla naturaleza y la contemplacin. La otra, en elfuturo, en lo temporal y pasajero, en la creati-vidad y el placer. Ambas tocan unos resortes

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  • profundamente humanos, pero tienden aexcluir los otros.

    Me parece que la primera tarea del mundoempresarial de hoy, si quiere entrar por la vahumanstica ahora en alza, est en contraba-lancear su imagen global. No se trata de laimagen de una empresa determinada o deotra, sino del empresarismo en su conjunto.Hay que ser capaces de intregar ese espritu defuturo y de dominio del tiempo, con la cancindel trabajo. Que no sea la radio la que cantesiempre por m, -en los pocos ratos en que noda noticias o entrevistas-, sino que sea yo elque cante. Para eso hace falta introducir eseespritu de aprobacin, de agradecimientoante los dones recibidos, de profunda fiesta,que se expresa en deseo de xito, pero no desometimiento, de derrota total del otro.Tomarse el espritu de cooperacin y armonaempresariales en toda su honda dimensin, yno simplemente como un til de moda. Laarmona es lo ms bello, y la armona ms pro-funda es el mayor estimulante para la creati-vidad.

    A mi entender, no se conseguir quitar ladureza y sequedad de las relaciones humanas,y de la misma vida de cada uno, con el recursoa puros mtodos psicolgicos, nuevas formasde motivacin o de satisfaccin por la exce-

    lencia. Est muy bien el recurso a la psicologa,pero si no se retoca el espritu de fondo, todoslos arreglos ms tarde o ms temprano- apare-cern como postizos, como tcnicas tiles paraaumentar el rendimiento de un sistema. Peroun hombre y una sociedad a los que hay quearreglar con meras tcnicas son un hombre yuna sociedad anulados, envilecidos.

    Paso ahora a tratar de cuestiones ms parti-culares. Pienso que las facetas en las que laesttica se muestra como fundamental en unaempresa son mltiples. Me referir a siete:

    1 ) Esttica en el comportamiento de las per-sonas que integran la Empresa;

    2) En el ritmo (tiempo) de trabajo;

    3) En el lugar (espacio) de trabajo;

    4) En la estructura de la Empresa;

    5) En el producto;

    6) En la imagen corporativa de la Empresa;

    7) En la publicidad

    En todas ellas aparecen cuestiones y pro-blemas estticos cuya solucin condiciona pro-fundamente la vida de la empresa. No todaslas personas son capaces de darse cuenta de larelevancia del problema. Muchos consideranestas cuestiones como superfluas, pero son jus-

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  • tamente los que carecen de experiencia y estnen peligro de retroceder en las actuales cir-cunstancias. Por primera vez, quiz, en la his-toria reciente, se atisba que lo ms rentable vaa ser la finura de espritu.

    Con respecto al primer punto, son los fran-ceses los que nos han recordado que el estiloes el hombre. No basta la buena intencinmoral en el trato con las personas. Si de verdadconsideramos que cada persona vale unmundo, hemos de tratarle con cortesa, conelegancia; hemos de envolver nuestro tratocon los dems al menos con tanta delicadezacomo envolvemos los productos para la venta.Una sonrisa, un agradecimiento bienexpresado, o una disculpa bien solicitada,valen un mundo. Cada gesto es un universosignificativo. La esttica del comportamientoson las formas. Sin formas sociales el trato esinhumano y se acaba destruyendo la mismasociedad. La excesiva inmediatez en el trato,tpica de nuestros das, es prueba de rudeza deformas, de que no hemos tomado una actitudcontemplativa ante la otra persona, de que -en suma- no le hemos dado valor. Es como lacomida prefabricada, con la que no se puedeorganizar una fiesta -comer en comn- y,adems, sabe siempre igual. Slo los puebloscontemplativos tienen cocina refinada.

    No basta tener buena intencin moral. Si nose sabe tratar elegantemente a las personas,stas se sienten rebajadas en su dignidad. Yentonces responden con actitudes de rechazoo bien de retroceso a formas inmediatas yzafias de comportamiento.

    Los britnicos han sido quizs los que -enexceso- mejor han sabido darse cuenta de estoen los ltimos siglos, y en ello se ha basado susuperioridad social. Se dieron cuenta de quesin formas no hay sociedad. Un exceso deformas (manierismo) produce una sociedadenferma, pero una supresin de formas decomportamiento trae consigo la desaparicinde la sociedad; del mismo modo que un hgadohinchado, hipertrofiado est enfermo, pero sinhgado no se puede vivir.

    * * *

    Si pasamos ahora al tema del trabajo,vemos, en primer lugar, que ste se da en untiempo. Estar atentos a la organizacin deltiempo es uno de los puntos bsicos en unaEmpresa. Pero no hay que mirar slo a la can-tidad de horas de trabajo y el modo general dedistribuirlas, sino tambin a la intensidad, almodo de variacin de ella, al tono, etc. No sepuede trabajar al mismo ritmo todo el da, y esdifcil rendir bien si todas las horas se haceexactamente lo mismo. Nos encontramos aqu

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  • con el problema bsico de la medida -y medidacualitativa, no meramente cuantitativa- deltiempo.

    Est muy claro que la empresa que sepapensar bien estos detalles, y acertar con supuesta en prctica, multiplicar grandementeel rendimiento de cada persona y de laempresa en su conjunto.

    Es extrao que, a pesar de ser el carctertemporal algo tan profundo en nuestras vidas,sean pocos los que sepan medir bien el tiempo.Ese medir es un arte, en concreto el artemusical. Falta musicalidad en nuestras vidas;en Espaa la formacin musical es deficiente, ypor eso se pierde tanto el tiempo. Pues nofalta gente, incluso, que est en actividad todoel da y lo pierde lamentablemente, por nosaber disponerlo bien.

    Fue un avance interesante descubrir que unpoco de msica ambiental poda hacer msagradable la tarea y propiciar, as, un aumentode rendimiento. Pero, a mi juicio, se ha de con-siderar que la msica ambiental tiene sentidopara los trabajos mecnicos muy repetitivos, oen las horas de cansancio. Cuando se oyemsica ambiental, o simplemente un pro-grama de radio, en horas buenas de labor nomuy mecnica, hay que sospechar que faltaconcentracin, que hay carencia de amor al

    trabajo. Pues la msica ambiental cumple unafuncin parecida a la de los premios: incentivarel trabajo del que no tiene ganas de hacerlo.Pero, por lo tanto, la msica y los premios hande ser considerados como remedios circunstan-ciales, medicina sintomtica. Lo interesante eslograr que se ame el trabajo, que -como sealantes- se pueda cantar yendo a l, y no esperarque te canten.

    Es la msica interna lo que se ha de poner derelieve. Un empresario, a mi entender, ha deestar muy atento a este aspecto -y lo est dehecho, normalmente-, porque en realidad sufuncin es, en buena medida, la de director deorquesta. Se trata de lograr -por una parte quecada persona desarrolle su ritmo de trabajo ysus variaciones tonales del modo conveniente,y -por otra- que los trabajos de todos armo-nicen bien. Un buen empresario tiene quetener odo y buena batuta.

    Junto al tiempo, es fundamental la refe-rencia al lugar de trabajo. Este es un tema delos ms estudiados. No hay duda de que lapeculiar configuracin del espacio en el quealguien se mueve, influye enormemente en lapropia vida. Y la configuracin espacial es unproblema esttico. Pero adems, es imprescin-dible atender a la decoracin, que tanto y tanprofundamente tiene que ver con el decoro.

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  • Una cueva no es decorosa para el hombreporque, precisamente, no est decorada.

    El tema de la habitacin afecta a la radica-lidad del hombre. Lo habitado es lo tenido ylo acostumbrado, y aquello en lo que meexpreso. Slo el hombre, entre todos los seresvivientes, habita. Por eso la configuracin delespacio arquitectnico es fundamental paraencontrarse a gusto y para desarrollarse demanera humana.

    Para el hombre tener casa no es puro acci-dente del que pueda prescindir. Y la casa esuna de las realidades ms radicalmente mas.No s si se ha estudiado a fondo la variacin derendimiento de las personas cuando trabajanen un lugar que puedan considerar en ciertamedida su casa, o cuando operan en un sitioque les resulta extrao, que no les es enabsoluto acogedor. No hay que dejar de ladoque, si aspiramos a una mayor participacin enla Empresa, si queremos que todos losmiembros la sientan ms como suya, loprimero que se debe lograr es que encuentrenun lugar amable de trabajo. Hay sitios en loscuales se entra deseando irse lo antes posible.

    Sobre quin y cmo era Felipe II nos dicems El Escorial que el retrato de Pantoja.Porque una persona expresa su personalidaden la configuracin del medio espacial en el

    que vive. Se puede saber en buena parte quienes una persona al observar su casa o simple-mente su armario. Pero entonces sucede que,a su vez, hay disposiciones arquitectnicas ydecorativas dentro de las cuales cabe un tipode persona y no cabe otra, cabe un tipo detrabajo y no cabe otro. Viendo la sala de redac-tores de un peridico se puede deducir questilo tiene esa publicacin.

    Habra que estudiar detalladamente, si noest hecho ya, las variaciones de rendimientode una persona segn el tipo de lugar detrabajo en el que lleva a cabo sus prestaciones.

    No se puede olvidar, adems, que una buenaparte de nuestra vida discurre en el lugar detrabajo, en la Empresa. Sera interesante exa-minar hasta qu punto el descuido de laesttica empresarial en este aspecto ha contri-budo a la sensacin de desarraigo tan caracte-rstica del hombre moderno en Occidente.

    Otra faceta que se debe tomar en cuenta esla de la ntima relacin de los problemas est-ticos con los relativos al poder, en lo que a laconfiguracin espacial se refiere. Este es untema muy sutil, pero muy real. Todo poder sedespliega necesariamente en un espacio,fsico, psquico o espiritual. Por eso, la repar-ticin de espacios en una Empresa ha de sercuidadosamente estudiada. Basta ver cmo

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  • estn distribuidos los espacios para darsecuenta de cual es la estructura de poder quereina en una Empresa.

    Y si tratamos de la estructura general de unaEmpresa, se ha de tener en cuenta que ella essiempre un orden complejo, una diversidadunificada, dispuesta de un modo determinado.Ahora bien, los problemas del modo de dispo-sicin son siempre problemas estticos.

    La misma palabra estructura alude al artearquitectnico. Que la Empresa tiene unaestructura quiere decir que su vida es, metaf-ricamente, una especie de casa.

    Su vida es un habitar en que se entre-mezclan los aspectos estticos con los din-micos, lo que tiene carcter espacial con lo quetiene carcter temporal.

    Organizar la complejidad en la empresa esmuy especialmente arte porque se estn orga-nizando vidas humanas. Sobre todo las de losmiembros de la empresa, pero, cada vez ms,las de los que estn directa o indirectamenteen su radio de fulguracin.

    Este es el punto en el que los dirigentesempresariales tienen que tener las ideas msclaras. Si el empresario es hoy, sin duda, unaristcrata, es porque cumple una funcin uni-versal , que es la esencia del espritu aristo-

    crtico. El empresario es el que organiza y dael tono a la vida social en muy buena medida.

    El verdadero aristcrata -y la aristocracia hasido siempre la clase de la esttica- es el quetiene espritu magnnimo e intenta elevar alos dems, hacer que participen en la medidade lo posible en su mismo espritu.

    Salta a la vista que a la sociedad actual -excesivamente burguesa- le falta el toque degrandeza, siempre unida a la esttica, propiode quien es consciente de que debe ganardinero en el servicio universal de organizarbien la sociedad, de hacer que cada hombre seeleve lo ms posible. No podemos olvidar queuna fea estructura no es suficientementehumana.

    Que los grandes empresarios cumplen hoy,de hecho, funciones aristocrticas se deja ver -aparte de lo ya sealado- en varios detalles.Basta darse cuenta de que los palacios actualesson los edificios de las grandes empresas, y deque ellos -los empresarios- y ellas -lasempresas- estn comprando y disponiendo ensus edificios el mejor arte actual.

    Me parece que el nuevo humanismoempresarial consiste, en no pequea medida,en la toma de conciencia por parte del empre-sariado de que organizar la complejidad social

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  • no es una mera operacin de desarrollo de sis-temas ms eficaces de rendimiento humano. Elproblema de la Human organization (RensisLikert) o del diseo de complex organiza-tions (Jay Galbraith) es el problema, sobretodo, de cmo crear un estilo humano de vida,que incluya el inters bsico por lo econmico,pero que no coloque a todo el mundo bajo laprimordial obsesin de vivir para producir msrentablemente.

    * * *

    Porque sin duda, adems, una rentabilidadque no se apoya en la superioridad delespritu, se muestra a la larga como engaosa.Me parece que esto se percibe hoy cada vez demodo ms patente, y, por ello, la empresabusca ofrecer calidad, es decir, arte en todossus productos. Ya no se considera adecuadoque algo simplemente funcione bien o sea til,sino que ha de tener un toque artstico decalidad. El cliente se ha hecho cada vez msexigente a este respecto. Pero es que, adems,es una exigencia moral el ofrecer el productoms humano, ms acabado, ms artsticoposible. Porque el fundamento de toda ofertaes el amor -tomado en sentido amplio- y elamor se fija en los detalles y es inventivo,artstico. Si se me ofrece algo puramente ruti-nario no me siento atendido con ese mnimo

    de afecto que convierte en humanas las rela-ciones entre los hombres.

    Por lo mismo, se ha de considerar que si losmiembros de la empresa no trabajan con eldeseo vivo de producir con calidad artstica, nose podrn sentir satisfechos ni realizados, ysentirn adems que fallan moralmente conrespecto al cliente.

    Hay que conseguir -en la medida de loposible- que cada miembro de la empresa con-vierta en arte, en poesa viviente, su actividad.Slo as ser feliz en su trabajo y cumplir sutarea moral hacia la sociedad.

    Con respecto a la imagen, es menestersealar que, como se deca al principio, pocaspersonas reflexionan sobre los principios cons-titutivos de algo, o sobre el entramado de suconfiguracin moral. Pero, de modo inme-diato, expresan un juicio de gusto o disgustoacerca de cada realidad. Se trata de unaactitud esttica, que es primaria. La empresa -hacia dentro y hacia fuera- tiene una imagen,que es esa fachada inmediata frente a la cualsurge el juicio de gusto aludido.

    As como un educador puede arriesgarse atener una mala imagen ante el educando, enalgunos momentos, si esto sirve para el biendel educando, sto se ha de calibrar con

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  • mucho ms detalle en la vida empresarial. Porsupuesto, no se puede hacer algo inmoral,pero, al mismo tiempo, hay que esforzarse entodo momento en no perder buena imagen,pues sto puede costar mucho dinero. Este esun tema ampliamente estudiado hoy, y en elque habra que considerar despacio si se tienenen cuenta siempre los requisitos morales.

    De todos modos, no se ha de olvidar que lohoy indicado con el nombre de imagen esparalelo a lo que la tica clsica llamaba elhonor. El dependa tambin del juicio de losdems, pero ese juicio no inclua slo el ele-mento externo, -como en la imagen- sinosobre todo la apreciacin de la virtud de cadauno. Mientras el cdigo admitido sea de puraimagen externa y no incluya los aspectos pro-fundos, la esttica social ser meramenteinmediata y romntica, con detrimento para laestabilidad de las Empresas y las personas.

    Que la esttica es fundamental en la publi-cidad -para recoger el ltimo de los puntossealados al principio- se entiende por smismo.

    Por ello ha despertado tanto el inters de losexpertos en el arte del buen decir, en el arteretrica. La publicidad, como un nuevo gneroretrico, ocupa hoy lugar preeminente en lasinvestigaciones de los especialistas en el arte

    del uso del lenguaje. Y plantea, como es obvio,muchos problemas relativos a la relacin tica-esttica. Por ejemplo, el disimulo de laintencin persuasiva, tan tpico en nuestrosdas, y al que se ha referido, entre nosotros,Spang en sus Fundamentos de Retrica.

    Por ltimo, y a modo de recapitulacin, sepuede decir que la vida de la empresa, en elconjunto de sus dimensiones, se muestra comouna textura, como una especie de texto lite-rario complejo, en el que aparece o deberaaparecer una sntesis de los tres gneros cl-sicos. Hay un aspecto dramtico, relativo a labelleza del da a da, de lo acostumbrado yconsuetudinario, de las risas y las penas decada jornada. Hay un aspecto muy caracte-rstico pico, que el Prof. Polo ha puesto derelieve. La pica de la Empresa es esadimensin de lucha heroica para la conquistade nuevas y ambiciosas metas. Y hay unaspecto, que quiz se echa ms en falta, lrico.Es el calor y el color de una relacin verdadera-mente cordial. Si ella no est presente en lasociedad, todas las otras belleza resultarn, alfinal, fras.

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  • NOTA BIOGRAFICA

    Rafael Alvira es Doctor en Filosofa y licen-ciado en Historia. Profesor Ordinario de Filo-sofa y Director del Instituto Empresa y Huma-nismo en la Universidad de Navarra. Ha sidocatedrtico de Filosofa de la Universidad de LaLaguna, y profesor titular de la Complutensede Madrid.

    Es miembro fundador del Forum Dmocra-tique Europen y de la Academie Euro-

    pene de Estrasburgo. Miembro espaol dela Association Internationale pour lEnseig-nement social chrtien de Ginebra. ProfesorExtraordinario y Visitante de diversas universi-dades de USA e Iberoamrica.

    Ha publicado cuatro libros y ms de ochentaartculos de su especialidad.

    El cuaderno que aqu se presenta es unaversin, levemente retocada, de dos escritospresentados en Empresa y Humanismo en elao 1988.

    RAFAEL ALVIRA DIMENSIONES ESTTICAS DE LA EMPRESA

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