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ÍN I E

7

SIGLAS ABREVIATURAS:..................................................................... 19

PRÓLOGO 23

INTRODUCCIÓN 27

El tratado teológico sobre Dios y su relación con la teología natural.... 29Dios es Trinidad :........................................................... 34El t ratado sobre Dios en el conjunto de la Teología Sistemática............ 36Bibliografía 37

PARTE PRIMERA

EL MISTERIO DE DIOSEN LA SAGRADA ESCRITURA

CAPÍTULOEL DIOS ÚNICOyTRASCENDENTE

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Singularidad de la doctrina veterotestamentar ia entomo a Dios 42La progresiva revelación que Dios hace de sí mismo 45Los nombres de Dios 47Dios como ser personal............................................................................. 52El monoteísmo de Israel.......................................................................... 54La noción de creación y sus implicaciones en el concepto de Dios 56La trascendencia divina............................................................................ 57El conocimiento natural de Dios.............................................................. 60El texto de Sabiduría 13,1-9.................................................................... 61Bibliografía.. 64

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CAPÍTULOlLOS RASGOS DEL DIOS DE LA ALIANZA

La omnipotencia de Dios :........................ 68Eternidad y fidelidad de Dios 70Omnipresencia y sabiduría de Dios 73Los textos sapienciales sobre la Sabiduría y la Palabra de Dios 77Los atributos morales de Dios 80

Verdad y fidelidad de Dios.... 81La justicia divina...................................................................................... 82La misericordia y el amor de Dios 84Bibliografía 86

CAPÍTULOIILOS RASGOS DEL DIOS DE LAALIANZA

EN EL NUEVO TESTAMENTO

La continuidad con el Antiguo Testamento 89Dios e s único, bueno, sabio, justo y poderoso.......... 90La novedad de la enseñanza de Jesús 93La predicación deJesús como testimonio sobre el Padre 96La filiación divina de Jesús de Nazaret y el misterio de Dios 98

La verdad y el amor deDios en dimensión trinitaria.............................. 99Monoteísmo y Trinidad............................................................................ 101El conocimiento natural de Dios.............. 103Bibliografía 107

CAPÍTULOVLA REVELACIÓN DEL MISTERIO TRINITARIO

La revelación de Dios Padre 109Dios como Padre en el Antiguo Testamento 110El Padre revelado por el Hijo 110

La revelación de Dios Hijo :.................................................... 114Los preludios del Ant iguo Testamento 115

El Ánge l de Yahvé......................................................................... 115

La Palabra de Dios 115La sabiduría de Dios 117La divinidad de Jesús :...................... 117

Los Evangelios sinópticos 117Las epístolas paulinas.................................................................... 119

Verbo de Dios e Hijo Unigéni to en San Juan 121El Padre y el Hijo, una sola cosa 122

La revelación de Dios Espíritu Santo 124El Espíritu de Yahvé en el Antiguo Tes tamento 125Principales textos pneumatológicos en el Nuevo Testamento 127

8

a El Espíritu de Dios como fuerza carismática 127b  La santificación, obra del Espíritu............................................ 128c) El Espíritu Santo como persona divina 129

«Personalidad» del Espíritu Santo 131El Espíritu Santo. enviado por el Padre y el Hijo 132

. La misión' conjunta del Hijo y del Espíritu 133Expresiones trinitarias del Nuevo Testamento 135

El Bautismo de Jesús.......................................................................... 13 5

El mandato misional de Mt 28.19...... ........ ... .............. ..... .................. 135La Transfiguración 137Pasajes joánicos 137Fórmulas paulinas 138

Bibliografía 142

PARTE SEGUNDA

EL MISTERIO DE DIOSEN LA TRADICIÓN DE LAIGLESIA

CAPÍTULOLA ÉPOCA PRENICENA

1. Los primeros testimonios 146

La l iturgia bautismal.......................................................................... 14 7La profesión de fe trinitaria 149La liturgiaeucaristica 151La oración cristiana 152Confesión de la fe, reflexión teológica y desarrollo dogmático........ 15 4

Il. Los comienzos de la reflexión teológica 156El trasfondo cultural.......................................................................... 15 7

a Eljudeo-cristianismo 159b  El legado del pensamiento griego 162c) Anotaciones en tomo a la «helenización» del cristianismo.... 166

  Los Padres Apostólicos 170Lós Apologetas.................................................................................... 17 3

Tan 1reneo y la estructura trinitaria de la salvación 179Dos grandes pensadores del siglo /11 : Clemente de Alejandría yOrígenes. 182

Bibliografía 191

CAPÍTULOILAS HEREJÍAS ANT¡TRlNITARIAS

El monarquianismo 193a) El monarquianismo adopcionista 195b El monarquianismo modalista 196

Las teogonías gnósticas y el dualismo 199

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El subordinacionismo arriano 202Los pneumatómacos . 207Bibliografía 210

CAPÍTULOIIDE NICEAA CONSTANTINOPLA

El Concilio I d eN icea y la consustancialidad del Padre y del Hijo 211La lucha en tomo a Nicea........................................................................ 216San Atanasio, defensor de la fe proclamada en Nicea 219Los Padres Capadocios 222Las nociones de ousía e hypóstasis .. 228La fórmula mía ousía, treis hypostáseis 229La cuestión de los nombres divinos en la controversia con Eunomio.... 231Distinciones entre los atributos y la simplicidad divina.......................... 234El macedonianismo 237La doctrina pneumatológica de San Basilio 238El Símbolo Nicenoconstantinopolitano 240Bibliografía 242

CAPÍTULOIII

LA TEOLOGÍA TRINITARIA LATINALa doctrina trinitaria en Tertuljano .

Importancia de la «regulafidei» .La unidad divina .La distinción entre sustancia y persona .Una sola sustancia en tres que están unidos .

~taciones de San Hilario de Poitiers .a doctnna de San Agustín .

- El itinerario del hombre a Dios .Dios como fundamento del orden ontolágico y del orden epistemo-lógico .La tradición agustiniana y el ontologismo .La providencia de Dios .La teología trinitaria de SanAgustín .

Teologíade las Personas divinas: persona y relación .Relaciones de origen .Los nombres propios de las Personas .La imagen trinitaria en el hombre .

a) Mens, notitia, amor .b) Memoria sui, intelligentia, voluntas .c) Memoria Dei, intelligentia, amor .

Trinidad y Cristología .Bibliografía .

245246248249250251254256

258262265267

272275276277278279279280281

10

CAPÍTULOXEL FINAL DE LA ÉPOCA PATRÍSTICA

La inefabilidad divina en el Pseudo-Dionisio 284La trascendencia divina en Occidente 287La recopilación de San Juan Damasceno 288Las fórmulas trinitarias en las profesiones de fe de Occidente 293

a) Fides Damasi 294b) ·Clemens Trinitas 294c) El Símbolo Quicumque 295

Los Concilios 1, III YXI de ToIedo 296a) La Trinidad 297b) Las tres Personas 298c) El lenguaje sobre la Trinidad 298d) Una sola naturaleza 299e) Trinidad sin separación ni confusión 299

Bibliografía 300

CAPÍTULOLA DOCTRINA SOBRE DIOS

EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA

San Anselmo de Canterbury 303Ricardo de San Víctor 309Alejandro de Hales 314San Buenaventura 316Santo Tomás de Aquino 318

El pensamiento analógico 321Visión de conjunto de su doctrina 322Las procesiones 323Las relaciones divinas 325Las personas divinas 327Importancia de la reflexión trinitaria de Santo Tomás...................... 331

Bibliografía 332

CAPÍTULOIEL DOGMA TRlNITARIO

EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

El Concilio IV de Letrán.......................................................................... 333El Concilio II de Lyon :............................................... 335El Concilio de Florencia 336La cuestión del Filioque 338Del Concilio de Florencia al Concilio Vaticano I 345La doctrina trinitaria y pneumatológica en el Concilio Vaticano Il........ 350

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El Credo del Pueblo de Dios.................................................................... 352La enseñanza de Juan Pablo II y el Catecismo de laIglesia Católica...... 354Bibliografía 357

CAPÍTULOIILAS CUESTIONES SOBRE DIOS

EN LOS ÚLTIMOS SIGLOS

De Tomás de Aquino a Lutero 360Juan Duns Escoto 360La Reforma y su repercusión en las cuestiones de Dios 363Las doctrinas antitrinitarias . 365

Planteamientos filosóficos 367Interpretaciones filosóficas de la Trinidad 367Las cuestiones en torno a la cognoscibilidad racional de Dios 370

Las nuevas perspectivas de la teología trinitaria 378Antropología, cristología, pneumatología 383El Dios cristiano y la nueva evangelización...................................... 386

Bibliografía 387

PARTETERCERA

EXPOSICIÓN SISTEMÁTICA DEL MISTERIODE DIOS UNO Y TRINO

La cuestión de los nombres de Dios 429Bibliografía 433

CAPÍTULOVLA NATURALEZA Y ATRIBUTOS DE DIOS

Los conceptos de esencia y naturaleza aplicados a Dios 436El Ipsum esse subsistens 438

Las perfecciones divinas 442Los atributos divinos.... 444Clasificación de los atributos divinos 446Bibliografía 449

CAPÍTULOVILA TRASCENDENCIA DE DIOS SOBRE

EL UNIVERSO MATERIAL

La simplicidad de Dios 452La espiritualidad de Dios 454

a) La inmutabilidad divina 455b) La ausencia depasiones 457c) La incorrupción y la inmortalidad 458

Las concepciones panteístas 459Bibliografía 464

CAPÍTULOIIIFE Y RAZÓN ANTE LA EXISTENCIA DE DIOS

Inevidencia de la existencia de Dios.. 392La afirmación de Dios a partir del mundo 394Las pruebas de laexistencia de Dios 397El término deestos caminos 401El argumento ontológico.......................................................................... 403El conocimiento natural de Dios: el valor de la analogía 404El conocimiento de la fe 406Importancia de la teología natural.... 408Bibliografía 411

CAPÍTULOIVEL CONOCIMIENTO HUMANO DE DIOS

Los caminos de la a firmación, de la negación, y de la eminencia.......... 414El conocimiento analógico 4 S

La teología apofática................................................................................ 421La trascendencia noética de Dios 426

12

CAPÍTULOVIILA TRASCENDENCIA DE DIOS RESPECTO

AL ESPACIO Y AL TIEMPO

La inmensidad de Dios .La omnipresencia de Dios .El mundo como gloria de Dios .La presencia de Dios en el hombre .La eternidad de Dios .Bibliografía .

CAPÍTULOVIIILA UNICIDAD DE DIOS

La contingenciade los espíritus angé lico s- .Henoteísmo, monoteísmo y politeísmo .La unicidad de Dios .Aseidad divina y contingencia creatural... .Bibliografía .

466468470472473477

:~

479481486487489

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CAPÍTULOIXDIOS, VERDAD PRIMORDIAL

La noción de verdad . 492Dios, Verdad subsistente 495Dios y la verdad de las cosas 496La veracidad divina.................................................................................. 500La verdad deDios en su dimensión trinitaria. 501Bibliografía :......................................... 502

CAPÍTULOXEL MISTERIO DE LAVIDA ÍNTIMA DE DIOS

La revelación de la Trinidad como revelación del Dios que es Amor.... 504La Trinidad misterio en sentido estricto 506La analogía psicológica..... 507Los esquemas griego y latino 510Significado de los principales términos utilizados en teología trinitaria.. 512

a) Ese,:c~a(ous a~,na~uraleza(physis), substantia (ousía) 513b) SUpOSltOo hipástasis y persona 513c) Subsistencia 514d) Relaciones subsistentes 514e) Procesiones 515

f) Nociones y propiedades.................................................................. 515g) Misiones.......................................................................................... 516h) Circuminsessio (perichóresis)........................................................ 516i) Apropiaciones 516

La Trinidad y la vida cristiana 516Bibliografía 518

CAPÍTULOXILAS PROCESIONES DIVINAS

Existencia dedos procesiones en Dios 522El concepto de procesión aplicado a Dios ~........ 523Procesiones y operaciones divinas 525Las procesiones según elconocimiento y el amor 526El principio y el término de las procesiones 527

Actos esenciales y actos nacionales 529Bibliografía 530

CAPÍTULOXIIEL PADRE, PRINCIPIO SIN PRINCIPIO

El Padre, fuente y origen de toda la Trinidad.......................................... 532Los nombres de la primera Persona 534

a) Principio 534

14

b) Padre 535c Ingénito 540

Bibliografía 543

CAPÍTULOXIIILA PROCESIÓN DE LA SEGUNDA PERSONA

La generación en Dios 546

La procesión del Verbo según la operación del entendimiento 548Unicidad y perfección delVerbo divino 551Jesús como Palabra eterna y temporal del Padre 552El nombre de Verbo, nombre personal en Dios 553El nombre de Imagen 555El Hijo amado 557Bibliografía 559

CAPÍTULOXIVLA PROCESIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Nombre, apelativos y símbolos del Espíritu Santo 563La procesión del Espíritu Santo según la operación de la voluntad 567El Espíritu Santo como amor mutuo del Padre y del Hijo...................... 569El Espíritu Santo como procedente del Padre y del Hijo........................ 573El Espíritu Santo como Don 579Bibliografía 582

CAPÍTULOXVLA TEOLOGÍA DE LAS RELACIONES DIVINAS

La noción de la relación y su aplicación en teología trinitaria 585Las relaciones en Dios 586La noción metafísica de relación 588Existencia y número de relaciones en Dios 590

Las relaciones divinas como relaciones subsistentes 591El concepto de relación subsistente 592La relaciones y la esencia divina 594La distinción de las relaciones entre sr............................................. 596

La relación de oposición enDios :................................. 597Bibliografía :.................................................. 599

 I

CAPÍTULOXVILA TEOLOGÍA DE LAS PERSONAS DIVINAS

El concepto de persona en la tradición tea lógica 601Dificultades para aplicar la noción de persona a Dios 605El concepto analógico de persona 608

15

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Diversas definiciones de persona 609La definiciones de Boecio y de Ricardo de San Víctor 609La definición de Santo Tomás... 611

Persona divina y relación subsistente...................................................... 613Trinidad de Personas y unidad de esencia 615Bibliografía 616

Dios es comprensible a símismo 654Dios conoce todo lo que existe fuera de Él...................................... 655

El modo como Dios conoce lascosas 657a) Ciencia de simple inteligencia 658b) Ciencia de visión 658

La ciencia divina, como causa de las cosas 659El conocimiento divino del futuro 661Presciencia divina y libertad humana 664

El conocimiento divino, como conocimiento de amor............................ 668Bibliografía 668

CAPÍTULO XXXILA VOLUNTAD DE DIOS

Voluntade inteligencia de Dios .Dios es amor .El amor de Dios a las criaturas .

a) El amor no causado .b) El amor de Dios, causa de todos los seres .c) Libertad del amor divino .d) La libertad en la creación de este mundo .

La voluntad de Diosy

el mal .Divisiones de la voluntad de Dios .Dios quiere que todos los hombres se salven .Voluntad y sabiduría de Dios .Justicia y misericordia enDios .El dolor de Dios .Bibliografía .

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683686687691695697700

¡CAPÍTULO XXVII

NOCIONES Y APROPIACIONESEl lenguaje humano sobre las divinas Personas 617Las nociones divinas 619Nociones y propiedades 621Propiedades y apropiaciones en Dios 623Sentido teológico de las apropiaciones.................................................... 625Bibliografía 626

CAPÍTULO XXVIIILA 'PERICHÓRESIS' O 'CIRCUMINSESSIO'

El concepto de perichóresis 628La mutua inmanencia de las Personas 631

Importancia de la perichóresis en teología trinitaria 632Bibliografía 634

CAPÍTULO XXIXEL CONCEPTO TEOLÓGICO

DE LAVIDA PERSONAL EN DIOS

El Dios vivo y su dimensión trinitaria 636La esencia del Dios Trino como misterio de Amor 637La plenitud de la vida intratrinitaria y sudimensión salvadora.............. 640La creación, obra de la Santísima Trinidad 642Omnipotencia y providencia del Dios trino 645Bibliografía 647

CAPÍTULO XXXLA PERFECCIÓN DEL CONOCIMIENTO DIVINO

La perfección del conocimiento divino 651Dios posee un conocimiento infinitamente perfecto 652

a Dios es su propio acto de conocer............................................ 652b La ciencia divina es intuitiva, inmutable, eterna y comprehen-

siva............................................................................................ 653c) El conocimiento divino es independiente del ser de las cosas.. 654

CAPÍTULO XXXII

LAS PERSONAS DIVINASEN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

 ~

I

Laexistencia de mis iones en Dios 704La noción de misión y su comprensión analógica 706Procesión eterna y misión temporal :................................... 708Misión visible y misión invisible ;.................................................... 711La misión del Verbo 712La misión del Espíritu Santo y su relación con la misión del Verbo 716Los signos visibles de la misión del Espíritu 717Trinidad inmanente y Trinidad económica.............................................. 718Trinidad y comunión 722Bibliografía 723

16 17

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CAPÍTULO XXXllILA INHABITACIÓN DE LA TRINIDAD SIGLAS Y ABREVIATURAS

EN ELALMA DEL JUSTO

El hecho de la inhabitación...................................................................... 726El concepto de inhabitación .. 730Diversas opiniones sobre la razón de la inhabitación 731Inhabitación trinitaria, gracia de Cristo y filiación divina 735Inhabitación trinitaria y vida espirituaL................................................. 737

Bibliografía 740

BIBLIOGRAFÍA GENERAL 741

ÍNDICE BÍBLICO 749

ÍNDICE ONOMÁSTICO 759

ÍNDICE TEMÁTICO 769 l. DE LA SAGRADA ESCRITURA

AbdAgAmApoc

BarCantColCorDanDeutEclEcloEfEsdEstÉxEzFil

FlmGálGénHabHebrHechIsJds

AbdíasAgeoAmósApocalipsis

BaruchCantarColosensesCorintiosDanielDeuteronomioEclesiastésEclesiásticoEfesiosEsdrasEsterÉxodoEzequielFilipensesFilemónGálatasGénesisHabacucHebreosHechosIsaíasJudas

18 19

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CAPÍTULO V

LA ÉPOCA PRENICENA

La verdad sobre e l misterio de Dios estuvo presente explícitamen-te e n la Iglesia desde su mismo nacimiento. Esta verdad quedó plasma-da especialmente en el acto del bautismo y estuvo universalmente pre-sente en las confesiones de fe, en la liturgia y en las oraciones. Y es que,desde un primer momento, se tuvo clara conciencia de que la profesiónde fe en Cristo es inseparable de la confes ión de fe en el misterio Ínti-

mode Dios; es decir, en el misterio de su paternidad. Y, viceversa, estu-vo también cla ro que la confesión de fe en Dios lleva consigo la confe-sión de fe en Cristo, que es su Unigénito. Lo que confiesa la Iglesia esque Jesús de Nazaret es «el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16) y , en con-secuencia, que en Dios existe paternidad y filiación.

Esta afirmaciones en tomo a Dios se realizan en el contexto de lahistoria de la salvación. El kérigma cristiano se resume en la afirmaciónde que en Jesús de Nazaret se ha revelado definitivamente Yahvé quesalva, y que con Él -con su encarnación, con su muerte y resurrec-ción- ha llegado la plenitud de los tiempos. Así se ve en el primer dis-curso de Pedro:

«Varones israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús Nazareno, hom-breacreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y señales,

queDios realizó entre vosotros por medio de él, como bien sabéis, a éste,que fue entregado según el designio establecido y la presciencia de Dios,lo matasteis clavándolo en la cruz por mano de los impíos. Pero Dios loresucitó rompiendo las ataduras de la muerte (...) A este Jesús lo resucitóDios, de lo cual todos nosotros somostestigos. Exaltado, pues, a la dies-tra de Dios y recibida del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derra-mado esto que vosotros veis y oís (...) Por tanto, sepa con toda seguridadla casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús aquien vosotros crucificasteis» (Hech 2, 22-36).

.  

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EL MI STERIO DE DI OS EN LA TRADICI6N DE LA IGLES IA

He aquí el núcleo esencial del mensaje cristiano: Dios ha resucita_do a Jesús de entre los muertos y lo ha constituido Señor y Cristo. Eneste mensaje se condensan la experiencia y el testimonio apostólicos.Toda ulterior explicitación y formulación de este núcleo esencial estaráal servicio de la fidelidad en su transmisión. Incluso el Nuevo Testa-mento, que nace en la Iglesia y es reconocido por Ella como palabrainspirada, es antes que nada confesión de esta misma fe y, en muchos

casos, resumen de esta primera predicación apostólica. En efecto, laredacción del Nuevo Testamento tiene lugar en una Iglesia que ya estáconfesando y predicando su fe en el misterio del Dios Trino y Uno yque realiza esta fe en el sacramento del Bautismo; tiene lugar, además,al menos en los últimos escritos del Nuevo Testamento al mismo tiem-po que comienzan a aparecer los primeros testimonios trinitarios en losescritos no ca nónicos'.

La vida de la Iglesia es esencialmente trinitaria. En la SagradaEscr itura y en la primera predicación de la Iglesia, la enseñanza sobreel Dios, Uno y Trino, y la afirmación de nuestra salvación en el Hijohecho hombre constituyen una unidad inseparable y aparecen clara-mente como el punto central de la vida cristiana. Esta vida, en definiti-va, no consiste más que en la par ticipación en la vida eterna de la Tri-

nidad, que se comunica en Jesucristo'. Por esta razón, la doctrinatrinitaria no surge primariamente de la reflexión teológica, sino de lavida de la Iglesia.

I. Los PR IMERO S TESTIMONIO S

Comenzaremos nuestra exposición del misterio de Dios en el perío-do preniceno precisamente por aquellos testimonios que expresan másconcretamente la fe de la Iglesia: la liturgia bautismal, las profesionesde fe, la liturgia eucarística y la oración cristiana, para continuar des-pués con los temas propios de la reflexión teológica.

l. En esta perspectiva, conv ie ne t ener presente que no se puede aislar el Nuevo Testamento dela literatura cristiana no canónica, como si antes hubiese sido la redacción de todo el Nuevo Testa-mento y después hubiese tenido lugar la predicación apostólica o la redacción de algunos e sc ritos cris-tianos. Las cosas son mucho más complejas y sucedieron más simultáneamente. La redacción delNuevo T estamento es posterior a la primera predicación cristiana y por otra, existen textos no canó-nicos cronológicamente contemporáneos de los últimos documentos del Nuevo Testamento o inclusoanteriores a ellos. La diferencia que separa el Nuevo Testamento de los escritos no canónicos no esprimordialmente de orden c ronológico, sino ante todo de orden doctrinal, de autoridad suprema, pueses palabra de Dios (Cfr. B. SESBOÜÉ(ed.), Hi sto ria de los dogmas, 1. El D io s d e la s a lva c ió n, Sala-

manca, 1995, 18).2. Cfr. B. STUDER,Dio s S a lv ador en los Pa dr es d e la Iglesia, Salamanca, 1993, 17 ..

146

L A É PO CA PRE NICENA

La liturgia bautismal

En la Iglesia primitiva, al igual que en la Iglesia de todos los tiem-pos, la fe trinit aria se expr~sa ~on especial fuerza en aquellos momen-tos en que se celebra el rrusteno pascual, concretamente, en el Bautis-mo y en la Eucaristía. Todo arranca del mandato misional contenido enMt 28, 19: Bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu

Santo. Este mandato se cumple en la profesión de fe bautismal que es,en realidad, la fe trinitaria presente en las comunidades bautismales yque se expresa en las Confesiones o Símbolos de fe'.

Por el bautismo se entra a formar parte de la Iglesia. Como testi-monia la Didaché, sólo aquellos que han sido bautizados en el nombredel Señor pueden tomar parte en la celebración de la Eucaristía'. Poresta razón la prax is bautismal de la Iglesia primitiva es un testimoniodeprimer orden d~ que la fe crist iana ha sido trinitaria desde siempre.En efecto, el bautismo comporta el nacimiento a una vida nueva que\leva consigo la salvación. Esta salvación está ligada expresamente a laacción santificadora del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que hacenacer de nuevo (cfr. Jn 3, 3) al que es bautizado. Y si bien es verdadque, en algunos pasajes del Nuevo Testamento, el bautismo apareceadminist rado en e l nombre de Jesús (cfr. p. e., Hech 2,38; 8,37), en elsiglo I I es ya claro que el bautismo se administra universalmente con lamención explícita del Padre, del Hijo y del Espíri tu Santo'. El hecho deque en los primeros siglos alguna vez la fórmula bautismal no haya sidoexplícitamente trinitaria no quiere decir que la estructura fundamentaldel bautismo no fuese trinitaria ya por entonces. El utilizar esta fórmu-la en el momento de administrar el bautismo no es el único modo deplasmar la estructura trinitaria del bautismo. Esta estructura trinitaria«vino a expresarse sobre todo en la confesión bautismal que, en laforma de preguntas bautismales y posteriormente de símbolo bautis-mal, se remonta al mandato de Mt 28, 19»6.

La Didaché (ca. 901100  al indicar la forma del bautismo hablacom? .portadora .d~ una tradición muy antigua y prescribe la' formaexphCltamente trinitaria: «En lo que concierne al bautismo, bautizad

aSI:después de haber enseñado todo lo que precede, bautizad en el nom-bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en agua viva. Si no tienes

3. Cfr. J. M. ROVIRABELLOSO,Tra ta do de Di os U l y Tr ino , Salamanca, 1993, 536.4. Cfr. Di dac hé, 9, 5.

5; Cfr., p. e., Didaché, 7, 1-3. Cfr. también J. KELLY,Initi ation a l a d o ctrin e d es P ec es d e l Ég li-se, París, 1968, 204.

L 6. L. SCHEFFCZYK,«Formulación del Magisterio e historia del dogma trinitaria», en J. FEINER,M.OHRER,Mysteri um S a lu ti s, 11,Madrid, 1977, 139.

147

I - . .

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EL MI STERIO DE DI OS EN LA TRAD ICiÓN DE LA IGLESIA

agua viva, bautiza en otra agua; si no puedes hacerla en agua fría, hazloen agua caliente; si no tienes ni una ni otra, vierte agua tres veces sobrela cabeza, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santos . Igualtestimonio sobre la dimensión trinitaria del bautismo encontramos enSan Justino  1 163/167), Y en San Ireneo  1ea. 202).

El testimonio de San Ireneo sobre el bautismo cristiano es espe-cialmente valioso por su autoridad y no sólo porque encontramos quenos informa de una fórmula trinitaria explícita, sino también porqueseñala un papel distinto a cada una de las tres ~ivinas ~e~so~as en laobra de la santificación insinuando así su nociones distintivas y larelación que existe entre ellas: «Por esta razón, nuest;o nuevo naci-miento -el bautismo- tiene lugar por estos tres articulas, que nostraen la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre, por ~edio de. suHijo en el Espíritu Santo. Pues a.quellos.que llevan el.Espmtu de DIOSson conducidos al Verbo, es decir, al HIJO; pero el HIJOlos presenta alPadre, y el Padre otorga la incorruptibilidad. Así pues, sin el Espírituno es posible ver al Hijo de Dios, y sin el Hijo nadie puede ac~rc~rseal Padre, pues el Hijo es el conocimiento del Padre, y el conocirruen-to del Hijo se hace por medio del Espíritu Santo» . Como observa G.Bardy, el hecho de que Ireneo utilice estas fórmulas ~inI?a~or comen-

tario es una prueba de que ellas expresan una doctnna indiscutida enla Iglesia .

En el bautismo cristiano se da una estrecha relación entre conver-sión admisión en la comunidad cristiana y profesión de fe trinitaria}Esto' demuestra que esta profesión de fe «fue considerada muy prontocomo la caracterización cristiana decisiva. Esto se ve nuevamente con-,firmado por la hipótesis histórica de q~e la f~rmula e~ ~Ino~bre d~1Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se introdujo para distinguir el bau-tismo cristiano, el bautismo en el nombre de Jesús, de los otros bautis-

mos judíos»12.

7. Didaché,'], 1-3.8. «Luego los conduc im os a siti o donde h ay a gua ( ... ) Tom an en el agua el b~ O e n e l nombre

de Di os, P ad re y S oberano del u nive rso , y de nu estro Salvador Jes uc nsto y del Espírit u Santo» (SAN ,

JUS TINO ,Prim era Apolog ía , 61). . . •9. «He aquí lo qu e nos aseg ur a la fe tal y c om o nos la han tra smi tido los ap óstoles   los pcc ::b1 te-

ros. E ll a nos obliga a ntes qu e n ad a a acordam os d e q u e hemos rec ibido el ~auu sm o para la re rrusron delos pec ados en el n om bre de Di os Padr e y e n e l n omb re de Jes ucnsto , el H IJ,ode DI OS en c~a do, mu er-to y re sucitado, y en el Esp í r it u S a n to de Dio s . . .» (SANlREI\ 'Eo :Demostracion de la fe apostólica, 3).

10. SAN IRE NEO Demos trac ión de la fe a po stól ica , 7. Fr oid evenux, en su ed ición de es ta obr a of re-ce u n a m pl io panorama de los luga res paralelos y de la tr adi ción trin itar ia en que este texto se encuen-tra insert o (Cf r. IRÉNÉEDE LYON ,Démonstration de la Pr éd icati on apostolique, (L . M . FROIDEV ~AUX,

ed .) , Parí s , 195 8, 41-4 4.11 . G. BARDY ,«Tr init é» , DT C 15, 1067 .12 . B. STUDER,D io s Salvador el los Padres de la Iglesia, cit., 55-56.

148

LA ÉPOC A PREN ICENA

La profesión de fe trinitaria

Es precisamente esta profesión de fe efectuada en el bautismo y lanecesidad de una catequesis previa para poder hacer esta profesión conconciencia clara de lo que se celebra y de lo que se confiesa, el motivode la redacción de los símbolos bautismales. No cabe duda que ya antesdel final del siglo 1están condensados en fórmulas breves los principa-

les artículos de la fe cristiana .Numerosos pasajes del Nuevo Testamento testimonian la existen-

cia de una explícita profesión de fe en el momento del bautismo. Setrata de una profesión de fe que se realiza, a veces, por medio de pre-guntas y respuestas (cfr. p. e., Hech 8, 37; Rom 10, 9; Ef 1, 13; 1 Tim6, 12; Hebr 4, 14). Es to mismo aparece en los textos de la Didaché, deSan Justino y de San Ireneo citados hace poco. San Ireneo habla inclu-so de tres artículos de nuestra fe: «y por esta razón, en nuestro nuevonacimiento, el bautismo tiene lugar por estos tres artículos. El bautis-mo nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio desu Hijo en el Espíritu Santo. Pues quienes llevan el Espíritu de Diosson conducidos al Verbo, es decir, al Hijo; el Hijo los presenta alPadre, y el Padre les da la incorruptíbilídad- . En San Hipólito deRoma  1235), las preguntas bautismales se han convertido ya en uncredo completo en forma interrogativa, tripartita, que expresa inclusoen su estructura la fe trinitaria , También hay pruebas suficientes deque ya a mediados del siglo III era tradicional en Oriente la estructuratripartita del símbolo bautismal .

A partir de San Justino y de San Ireneo los testimonios sobre la exis-tencia de estos s ímbolos comienzan a ser muy numerosos. San Ireneo,en su lucha coptra los gnósticos, apela a la fe de la Iglesia expresada enel Símbolo: «Esta es la disposición y el ordenamiento de nuestra fe y elfundamento del edificio y de la constitución del camino. Dios, Padre,increado, ilimitado, invisible, un solo Dios, creador de toda realidadeste es el primer artículo de nuestra fe. Y el segundo artículo es éste: ElVerbo de ~ios, el Hijo de Dios, el Señor Nuestro Jesucristo   o o .   por cuyaobra ha sido creado todo   o o .   Y el tercer artículo es éste: El Espíritu

13. G. BARD Y,«Trinité» , DT C 1 5, 1 06 7. .14 . SAN IRE NE o,De mos tra ción de l u fe a pos tólica, 7. En su e d ic ión de la Démonstration de la F oi

apo stoliqu e, L. M . Froidevea ux, propo ne un a in teresante retr ove rsión d e e stos tres «artí cul os » a un af o rm a de sím bo lo en l a qu e se pone de m anifiesto la es tructur a trinita ria de la profes ión de fe bauti s-ma l y de tod a la fe de la Iglesia.

~.:-_ ,., . 15 . Cf r. SA N HIPó L lTO,Tr aditio ap ost olica. Cfr . B. BOTT E,La tradition apostolique de saint Hyp-po ite, Münster, 196 3, 48 -49 .Es ,16. «P ues cu and o llegamo s a la g racia de l baut ismo ( ... ) s610 c o nf esam os a D ios Padr e H ijo ypintu Sant o» (O RfGE NES[t 254/255] , In Exodum, 8, 4). '

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EL MISTERIO DE DIOS EN I.A TR ADI CI6N DE LA IGLESIA

Santo, por vir tud del cual han profetizado los profetas ...17; en el Adver-sus haereses, c it a una de estas primitivas fórmulas de confesión de fe:«La Iglesia, extendida por todo el mundo hasta e l extremo de la ti erra,recibió de los Apóstoles y de los discípulos la fe en un Dios Padre omni-potente, que hizo el cie lo, l a ti erra y e l mar y todo lo que en ellos se con-tiene; y en Jesucr isto Hijo de Dios encarnado para nuestra salvación; y

en el Espír itu Santo, que predicó por los profetas ...»18.

También Tertuliano  t 222/223) apela a la profesión de fe bautismalen su lucha contra las herej ías. Esta pro fesión de fe -argumenta Tertu.liano-- es un auténtico juramento, en el que el neófito, tras renunciar aSatanás, contesta a las preguntas que se le hacen durante la ceremonia,has ta elpunto de que laprofes ión del Símbolo y el bautismo son dos ele-mentos de un mismo r ito baut ismal y constituyen el sacramentum fidei.

He aquí una hermosa descripc ión t rini tar ia de la fe cri st iana que nos halegado Tertuliano: «¿A quién se le manifiesta la verdad sin Dios? ¿Quiénconoce a Dios sin Cristo? ¿Quién v ive de Cristo, sin el Espíritu Santo?¿A quién se le comunica el Espíritu Santo sin el sacramento de la fe?»19.

La fórmula ne ta y defini tiva del llamado Símbolo de los Apóstolesestá ya suf icientemente test imoniada a comienzos del siglo IV20.En esteSímbolo no sólo se profesa la fe en la Trinidad, sino que encont ramos

esa estructura trinitaria tan habitual en los símbolos y en la que se faci-l ita el dist inguir la trinidad de personas, aldedicar una par te a cada una.

Sobre esta base de la fe profesada solemnemente en la Iglesia seformó lo que ya en San Ireneo y Tertuliano se conoce como regla de lafe, regula fidei La regla de lafe no se identifica con el símbolo bau-tismal, sino que señala la fe de la Iglesia en su conjunto. No ofrece fór-mulas concretas, sino un breve resumen normativo de la fe transmitida  por los Apóstoles. Por eso es tan significativo que estos breves resúme-nes tengan carác te r t rini tari a. El los formaron la base de la doct rina tri-nitaria, no sólo para los primeros pensadores cristianos, sino para los 'grandes teólogos, como Orígenes y San Agustín. Esta doctrina trinita-r ia de la Iglesia antigua es «la regla de fe y , como tal, la interpretacióndeci siva de la verdad cristiana. Es la exégesis deci siva de la Biblia en 'la Iglesia. Es la suma de la fe c risti ana» .

17. SAN IRENEO,Demo stra ción de la f e apostólica, 6.

18. Íd., Adversus haereses , 1 10 1 2.

19. TERTULIANO,De anima , 1. Cf r. también De baptismo , 3; De spectaculis, 4. Cfr. J . MORÁN,«Trinidad Santísima», en GER 22, 769-770.

20. Cfr. OS 12.21. Cf r. p. e., SAN IRENEO,Adversus hae reses, 1 22, 1; Pues ya que nosotros conservamos la regla

de la fe...22. W. KASPER,El Dios de Je sucrist o, Salamanca, 1990,287.

150

LA ÉPO CA PRENICE NA

La liturgia eucaristica

r   a ~an Ju~ti.no testimo?ia ~n s~ f rin:zera Apología que la liturgiaeucanstlca esta hgada al rrusteno tnnitario, «A quien preside, los her-manos le ~~eh pan y un c.á liz de agua y v ino, y él, después de haberlostomado, dirige una plegaria de alabanza y glo ria al Padre de todo e l uni-Yer~?en el nom.bre del Hijo y del Esp~ri~uSanto, y luego hace una largaaccron de grac ias por los dones rec ibidos. Terminada la oración deacción de gracias, todo el pueblo aclama diciendo Amén» , Y un pocomás adelante añade: «En todas nuestras ofrendas bendecimos al Hace-dor del universo por medio de suHijo Jesucristo y del Espír itu Santo»?',

La Tradi~iói1Apostólica, compuesta en Roma a mediados del s. I1I,presenta el rrusmo esquema presente ya en Justino en una forma desa-rr~llada: «Te d.amos gracias, S~ñor, por Jesucri sto tu Hijo muy amado, aquien ?as enviado en los últimos tiempos como salvador, redentor ymensajero de tu voluntad, que es tu Verbo inseparable por el cual hascreado todas las cosas, al cual por tu benevolencia has enviado desde elcielo al seno de una Virgen, y s iendo concebido se encarnó y se ha mani-festado como tu Hijo, nacido del Espír itu Santo y de laVirgen Santa ( .. .)Terogamos que hagas descender a tu Santo Espíri tu sobre el sacrificiode la san ta Iglesia, que lleves a todos los comulgantes a la unidad y los

llenes con el Santo Espíritu, para for talecer sufe en la verdad. Así te ala-bamos y plorificamo~'por tu Hijo Jesucristo. Por Él te sea dada gloria yhonor a tt, .Padre e HIJO.'con el Santo Espíritu, en la Igles ia santa, ahoray por los SIglos de lo.ssiglos ..~én»25. La anáfora comienza dir igiéndo-se al Padre, por medio del HIJO.En su desarrollo es clara la distinción eigualdad de I~s.tres divinas Personas. En la epíclesis se pide a lPadre quee~~le al Espíri tu Santo para que podamos g lorif ica rle por medio delJ:lIJO.Se tr~ta de ~~a invocación que tendrá un gran desarrollo en lasIiturgias onentales . La a?~for~ concluye con una doxología en que den~evo se expresa la fe tnrutana. Esta doxología se repetirá frecuente-mente a lo la rgo de la Tradición Apostálica ,

Esta n: isma dimensión t rini tari a de la plegaria eucarí st ica se en-cuentra umversalmente presente en todos los testimonios que han lle-

23. SANJUSTINO,Pr im er a A po log ía, 65.24. Ibíd.

r ~5. H¡pÓLlTODEROMA,La Tr a d it i on Apo sto lique, 4. (ed. B. Borrs, SCh, n. 11, París , 1968,53).2~' Cf:. B. Borrs, Hippoly te d,; Ro me, La Traditi onApostolique, cit.:53, nt 3.

lasant' ASI p. e., «En toda bendición debe decirse : G lona a u, Padre e HIJOcon el Esp íri tu Santo en r) a Iglesia, ahora y siempre y portadas los SIglos de los SIglos» ( n. 6, ed. cit., 55); «y ahora, Señor~df~~cédenos servtrte en la simplicidad de corazón, alabándote por medio de t uH ij o J esucristo, por

l el ~ual se te atnbuye todo honor y toda gloria, con el Espírit u S an to en la san ta I glesia, ahoray por os SIglos de los siglos. Amén» (n. 7, ed. c it., 59).

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EL MISTERIO DE DIOS EN LA TRADICI6N DE LA IGLESIA

gado hasta nosotros . Baste citar estos ejempl.o~ tomado~ de la Didas-calia apostolorum y del Testamentum Domini respectl~amente: «Yahora (es decir, cuando el diácono lleva los dones al obispo sobre elaltar), que el pontífice ore sobre las oblaciones para que el Espí:ituSanto descienda sobre ellas y t ransforme el pan en el cuerpo de Cnstoy la copa en la sangre de Cristo». «Te ofrece~os I~eucaristía, Trinidadeterna, Señor Jesucristo, Señor Padre, ante quien tiembla y se estreme-

ce toda la creación, oh Señor Espíritu Santo   o o . Concede qu~ todosaquellos que toman parte en tus cosas santas sean una cosa .c,ontlgo, deforma que sean llenos del Espíritu Santo para la .~onfirmacJOn de l.a feen la verdad y que puedan dirigirte a ti y a tu HIJOamado, J~sucnsto,una doxología, por la cual te sea dada toda alabanza y glona con elEspír itu Santo por s iempre jamás> . Esta univers~1 pres.e,ncia.d~ la.con-fesión trinitaria en la liturgia muestra que la dim ensión tnrutana esesencial en la vida sacramental. El encuentro y launión del hombre conDios tiene lugar en el Espíritu Santo. A su vez, este Espír itu Santo noses dado por el Señor. Esta donación «es inaugur~da en una Pen.tecostéspersonal en el Bautismo, y se perpetúa en la vida d~ ~a Iglesia, e~,elmisterio eucarístico. El Espíri tu Santo es en fin el Espíritu de adopción,gracias al cua l somos l lamados hijos de Dios, en el cual se t iene la liber-tad de llamar Padre a Dios. El Espír itu Santo es, pues, el donador de lapresencia trinitaria> .

La oración cristiana

Los textos li túrgicos que se acaban de citar muestran cómo la ora-ción cristiana, al igual que la fe , es esencialmente trinitaria. Como n?,taA. Harnman, la oración cristiana hereda muchas rasgos de la o:~clOnjudía, pero se distingue de ella por una rasgo fundamental: se dmge, aDios por la mediación de Jesucristo, n~estro S~ñor31.En efecto, segun.la enseñanza del Nuevo Testamento, Cnsto es siempre y universalmen-te el mediador y sacerdote de la Nueva Alianza. De ahí que desde los, '.primeros momentos sea costumbre cristiana dirigir la oración al Padre .

por medio del Hijo.

28. C fr. F. CABROL,«Épl icles e , en Dicrionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, 5, 142 -_

184 .29. Cf r. ibíd., 14 5- 146. . - 86 164'3 0. C fr. B . B O BRINS KO Y,e mystére de la Trinité. Cours de Théologie orthodoxe, París, 19 , _I~

Cfr. también íd., «Co nfe ss ion de fo i trinita ire et consécrations bap tism ales et eucharis tiqu es danspr em ier s siec le s» , en La Liturgie, expression de la foi  Roma, 1979 ,57 -67 .  

3 L Cfr. A . HAM MAN ,Oraciones de los primeros cnstianos, Madrid, 1956, 16- 17.

152

LA ÉPOCA PRENICENA

En este marco se sitúan las doxologías cristianas que tanta impor-tancia tendrán en el desarrollo de la doctrina trinitaria , Se trata de unreconocimiento de los atributos divinos, especialmente de su doxa, desu gloria. Estas,doxologías están presentes en los primeros testimoniosde la oración cristiana. Aparecen con profusión en gran parte de losescritos del Nuevo Testamento , Las hemos visto ya en los primerostextos litúrgicos y en los primeros escritos patrísticos. Refiere Orígenes

que las comunidades cristianas adoptaron la costumbre judía de comen-zar y terminar toda oración con una alabanza a Dios por medio del Hijoen el Espí ritu Sant034.

El uso de la doxología Gloria al Padre, al Hijo y al Espíri tu Santoestá ya generalizado a mediados del siglo IV. Se encuentra en el himnoPhos hilarán, luz gozosa, perteneciente a los siglos ll_III35_Esta brevedoxología es usada pronto como final de la r ecitación de los salmos. Eshabitual que los Padres concluyan no sólo su oración sino también susescritos con una breve doxología . Como ya se ha visto, Hipóli to pre-sentados fórmulas de doxología: una breve, di rigida al Padre por mediodel Hijo, y la otra solemne, dirigida a las tres divinas Personas.

La confesión de fe en la Trinidad se realiza no sólo en la vida litúr-gica, sino también ante todo e l mundo , No en vano la confesión de fe

en el Hijo incluye la confesión de fe en el Padre. La oración del Marti-r io de Policarpo es toda una lección de teología trinitaria, importantepor su antigüedad y por sus formulaciones en las que se ref lejan vene-rables fórmulas litúrgicas: «Señor, Dios Todopoderoso, Padre de tu Hijo

32. A sí p . e ., com o se verá más adelant e, e l d e sanollo doctr inal de l a p neumatología encont raráun o d e sus argum entos má s decis ivo s e n l a doxolog ías pr es ent es des de siempre en la Ig lesia . L a igu al-d ad en la alabanza qu e se re fleja en la s dox olog ía s ser á un o de los argument os pr inc ipale s en qu e seapo y ará San Bas il io pa ra defe nd er la perf ecta di vinidad del Espí ritu Sant o (c fr . SA N BAS IL lO,Sobre elEspírit u Santo, 5-10).

3J C fr. p. e., Rom 16,27 ;Ef 3, 21;2P edr3, 18; Ap oc 1,6 ;5 ,13 .34 . ORIGENES,Sobre la oración, 32 y 33 .35. Se trata de un him no ve spe rti no di rig ido a C ris to , qu e es una ex tensa dox olog ía: «Oh Jes u-

cristo , lu z gozos a de la sa nta gloria del Padre inm ortal, celes te, sa nt o, bienaventu ra do ; al lleg ar al o casodel sol, cont empland o la lu z del atar decer, alabam os al Pa dr e, al H ijo y a l S an to Espíritu de D io s. H ijode Di os, qu e das la vida, eres dign o de ser alaba do en todos los tiemp os con voces santa s. Po r esta

razó n, el m und o te glorifi ca» (Himno vespertino de los griegos. Cf r. RouET DE JOU RNE L,EnchiridionPatristicum, n, 108 . Cf r. H lPÓ LITO ,Co ntra Noeto, 18) .36. C fr. p. e., CLEMENTEDE ROM A ,Carta a los Corintios; CLEMENTEDE ALE JAN DRfA,Qué ri co se

salve; El pedagogo, llI , 12, 10 1, 2 ; TER TULI ANO,obre la oración. Cf r. A . HAMMAN,«Doss olog gia»,en Dizionario Patristico e di Antichitá Cristiane, 1, Roma, 198 3, 1042-1043.

37 . «En ge nera l, la conf esió n (de los márt ir es) es teoc éntr ica , y en ella s e c onfi e sa a Di os com oel Cr ea dor ú nico del cielo y de la tierr a. E l ace nto se coloca en la cr eac ión, que co ndi ciona toda la eco-nom ía c r i stiana de la sa lvación. Se pone a Cristo en relac ión con el Padre llam ánd olo palabra de Di oso ~ediador (. ..) Dura nt e los in terrogato rios o bajo los torm ent os , los má nir es se a ferr an a fórmu lashturg Icas » (A . HAMMAN ,«La Trin idad en la liturgia y en la vi da c ris tiana» , en 1. FElNE R  M. LóHRE R ,Mysterium Salutis, Il, cit., 131).

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EL MISTERIO DE DIOS EN LA TRADICl6N DE LA IGLESIA

La reflexión teológica puso de manifiesto muy pronto las estrechasrelaciones que unen unas verdades de fe con otras verdades y, sobretodo, puso de manifiesto la relación del misterio de Cristo con el mis-ter io de Dios y con la salvación humana. El surgimiento de las herejíasurgió a discernir entre la verdad y el error que destruye este crecimien_to. Las herejías, en efecto, tratan de establecer una forma de conoci-miento racional del misterio que lo deforma y anula . Esto explica elque muy pronto la Iglesia crease una terminología propia para la for-mulación del dogma trinitaria con la ayuda de nociones de origen filo-sófico: sustancia, persona, hipostasis, relación, etc .

Il  Los COMIENZOS DE LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA

Los escritos del Nuevo Testamento y los testimonios más antiguos dela vida de la Iglesia contienen unas netas profesiones de fe y una claraenseñanza en tomo al misterio trinitaria. Esta enseñanza se expresa en Un

lenguaje extraordinariamente concreto. Allí no se utilizan los términos depersona, de relación o de misiones, sino que todo este rico contenido doc-trinal es expresado al tiempo que se narra la actuación salvadora de Dios

en la historia y la santificación operada por Cristo en el Espíritu. Casidesde el comienzo, los Santos Padres se vieron en la necesidad de aco-meter la tarea de expresar esta fe y de formular esta enseñanza utilizandouna precis ión terminológica y deconceptos que ayudasen a su mejor inte-.lección y que evitasen toda ambigüedad o mala intelección. Como esnatural, los Padres realizaron esta labor en estrecho diálogo con elambiente cultural en que se encontraban y, muchas veces, urgidos por lanecesidad de responder a las instancias planteadas por doctrinas erróneas,

Así pues, la fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pertenece alnúcleo mismo de la experiencia del Nuevo Testamento. Pero, para ex pli-

44. El caso de Arria es e loc uent e: Arrio pr etend e rac ionalizar el mi sterio de la Tri ni da d nega ndola ve rd adera rela c ión de paternid ad y filiac ión e ntre Padre e H ijo, y establ ec iendo un subordinacionis-m o d el H ijo con res pec to al Padre . Se hace má s c omp rensibl e el m ist er io d e la Trinidad, sencill am en-

te porqu e se nie ga: en la d oc trina de Arria e l Di os verdade ro es só lo el Padr e . La r espue sta doc trina  de la Igle si a c on la fo rmulac ión dogmática en Nicea es tá en co nexión con la Igl es ia apos tólic a, p er o a  mi smo tiemp o y com o efec to de la lu cha especu la ti va q ue fu e n ecesa ri o m antener para refutar la doc -tr in a a rria na, esta fo rmu lación apar ece c omo más especul ativa, m ás metafísica. A sí se ve e n e l uso de lté rmino homousios (co nsustancial ), qu e no es un término bíb lic o, sino q ue es un término fil osó fico. s etra ta, sin emb argo, de formula ciones nece sarias p ar a p ro te ge r l a c or re ct a c omprensión de la predica-ción apo stólica y pensada s no para o fusc ar la Buena Nueva qu e brota de la Encar nación y de la Pas-cu a de Cristo, sin o para co ndu cir a e lla (Cf r. J. M. ROV tRABELL OS O,Tratado de Dios Uno y Trino, cit.,533 -53 4).

45 . Al hace r es to , la Ig les ia no ha sometid o la fe a un a sabiduría humana , s in o qu e ha dado unsent id o n ue vo a e st os té rm inos de stinados tam bi én a significa r en ade lante un misterio inefable. Cf r.CEC, n. 250.

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LA ÉPOCA PRENICENA

ar el desarrollo de la doctrina y el dogma trinitaria no basta con aludire esta r aíz o núcleo esencial que constituye el mensaje revelado, sino que~ necesario tener presente además una larga historia de acontecimien-tos y de es~er~os 2 ue convergen en la plasmación y decantación de ladoctrina trinItarIa» .

Eltrasfondo cultural

El pensamiento patrístico sobre Dios está anclado en la enseñanzade la Sagrada Escritura, y está marcado no sólo por la tarea de forma-ció ny enseñanza de los cristianos y por la lucha contra las herej ías, sinotambién por la controversia con los no cristianos en tomo a la naturale-za del verdadero Dios -lucha contra el politeísmo, defensa de los mis-terios de la Santísima Trinidad, de la Encarnación y de la Redenciónfrente a quienes los estiman incompatibles con la naturaleza divina-,enuna palabra, por el diá logo con la filosofía helénica .

El Antiguo Testamento ofrecía ya a los Padres una noción de Diosque, contemplada a la luz del Nuevo, adquiere un relieve y una dimen-sión nueva. Del Antiguo Testamento les atraen especialmente los pasa-

jesdeÉx3, 14ySab 13, 2 0 (cfr. Rom 1, 2 0; Hech 17, 27-28). Ese Diosde  que se dice que está por encima de todo, se ha manifestado defini-tivamente en Cristo con una total cercanía al hombre, ha nacido demujer, ha muerto y ha resucitado verdaderamente, dirán insistentemen-te en lucha abierta contra los docetas.

Al exponer el concepto cristiano de Dios, los Santos Padres hantenido que luchar contra las ideas sobre Dios difundidas en su época,tanto en el mundo pagano como en el judío. Han debido luchar en pri-mer lugar en torno al concepto de Dios mantenido por el judaísmo,mostrando que este único Dios es el Padre de Jesucristo, el cual es Hijoen sentido pleno y, en consecuencia, Dios verdadero de Dios verdade-ro. Es decir, han debido mostrar que la doctrina trinitaria no es incom-

46 . «N o p uede , pue s, nega rse qu e la tema Pad re-H ija-Espíritu Santo está fun da da en la e x perien -cia de la comu nida d m isma del NT Todo esto es reco noc ib le c omo fun dament o y raí z, aun que no fo rm aun a concep ción ni una doc trina claramente perfilada. Pe ro para explica r el desa rrollo de la doc trina yde l dogma trin itaria no basta co n alud ir a la ra íz y a los fac tores gerrninales. No es convince nt e la sup o-sic iónde qu e el des arr ollo se debi ó ún icamente a l a i n ter na n aturalez a y es tructur a de los testim onios dela revelac ión y , po r tant o, de su tend encia inma nent e a la ex pli cac ión. Y no es convi ncente porque pasapo r a lto qu e la ve rd ad r evelada es en sí i nvariable y só lo pu ede desa rrollarse en la concien cia c re yent edel homb re. Así qu eda desp laza da a la co ncienci a cristiana y a sus pla smac ione s en la vi vencia de la felabúsqueda de los fa ctores confi guradore s de la doc tr ina y del do gma» (L. SCHEFFCZYK ,Fo rmulac ióndel Ma gisterio e hi storia del dog ma trinitaria », cit, 138).

47 . Cfr. X . LE BAC HELET,«D ie u (sa nat ure d'apr és les Pere s) », e n D TC IV, 1019-1 02 7.

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EL MISTERIO DE DIOS EN L A . TRADICI6N DE LA IGLESIA

patible con el monoteísmo. Los Santos Padres han debido luchar tam-bién contra el dualismo tan extendido en su época, mostrando que nohay más principio de todo lo existente que Dios, el cual es creador detodo y el único señor de todas las cosas. Han debido luchar tambiéncontra el politeísmo mostrando que, incluso a la razón natural, repugnauna multitud de dioses.

En esta lucha con tantos frentes e incluso en su elaboración más

reposada de la doctrina sobre Dios, los Santos Padres han mantenido unverdadero diálogo con el pensamiento f ilosófico y, más especialmente,con el pensamiento griego. A partir de los apologetas, muchos de estosPadres son conversos del paganismo, filósofos de educación y de tem-peramento -piénsese, p. e., en San Justino, Atenágoras, Taciano o Cle-mente de Alejandría-, que han encontrado al verdadero Dios en mediode su búsqueda personal de la verdad, es decir, de su quehacer filosófi-co. De ahí que sientan el deber de guardar fidelidad a cuanto de buenoencontraron en su caminar filosófico y de presentar el cristianismo a lacultura de su época utilizando el lenguaje y los conceptos propios de la

filosofía.Son muchas las razones en que los Santos Padres fundamentan esta

actitud. Les avala la Sagrada Escritura y, muy en particular, aquellospasajes de Sabiduría (Sab 13, 1-9), Romanos (Rom 1, 18-23), y Hechos,

(Hech 17, 22-29) en los que tan claramente se afirma que Dios se harevelado en su creación y la capacidad de la razón para alcanzar algunaidea sobre Él. Les mueve a mantener esta actitud de apertura hacia lafilosofía el convencimiento de la universalidad de la llamada de Dios atodos los hombres y, por lo tanto, el convencimiento de que Dios se hahecho accesible también a través de la filosofía. Piénsese, p. e., en Cle-mente de Alejandría. En cualquier caso, los Padres nunca olvidaron quela enseñanza normativa se encuentra en la Sagrada Escritura, y no en el .pensamiento ñlosóñco .

Este diá logo con la polivalente cultura de la época, nunca hizo per-der de vista a los Padres la radical novedad del mensaje cristiano sobreDios. En efecto, el pensamiento cristiano no comienza su reflexiónsobre Dios a partir del límite adonde llegó el paganismo, sino que se

basa en la revelación divina que, en sus afirmaciones principales-Dios único, creador, providente, juez de buenos y malos- es ante-

48. C om o paradigm a de e sta ac tit ud . b as te re cord ar este tex to de Gr ego rio de Ni sa: Lo s fi lóso foshan tr ata do la s c o sa s «seg ún su propi o albedrío ; noso tros carecemos de la libert ad de dec ir cuanto que -remo s. y a qu e tom amos a la Sag rada Esc ritura como reg la de toda d octri na y como ley. Teniendo .los ojos en ella. sólo recibimos cuant o co ncuerd a con su i ntención», SA N GREGORIODEN ISA .D iá l

s ob re e l a lma y la resurrecc ión . PG 46 , 4 9. C fr. L . F . MA TEO ·SE CO , L a muerte y su más allá en el Di álo go s ob re el alma y la resurr ec ción de G rego rio de Nisa», Scripta Th eoiog ica, 3 (197 1), 77 -78.

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LA ÉPOCA PRENICENA

rior inc1us~ cr~~ológicamen~e a la filosofía clásica. Por esta razón, ensu profundlzaclOn del mensaje revelado, los pensadores cristianos recu-rren a la filosofía, que es el órgano de la razón natural. Se trata de unuso ins~rumental de la filosofía, que, en cuanto tal, va siendo a su vezperfeCCIOnada 'Por el contacto ~~n la revelación, siendo rectificado ysanado por la luz de la revelación lo que la razón humana ha podido?escubrir en to~o.a Dios49 • De ~~í que pueda afirmarse que, en el con-Junto de la patrísnca, la autenticidad del pensamiento cristiano no se

pierde en este diálogo en el que, como en todas las cosas humanas seen.cuentran errores y ~cierto~. Y es en este diálogo donde se plasma porpnmer~ vez ese fenomeno intelectual y moral que se designa con laexpresIón de humanismo cristiano.

a) El judeo-cristianismo

El contexto en el que nace la doctrina cristiana es claramente uncontext.o semítico, judío. ~IDios al que Jesús se dir ige como a su abbáes el DIOScuyas l~terven~lOne~ e~ la ~is toria se recogen en el AntiguoT~stamento. No s~lo Jesus e~ JUdlO, sino que los Apóstoles y muchosrm~mbr?s ~e la pnmera Iglesia fueron judíos y se expresaron con men-talidad judía .y en un ~ontexto de pensamiento típicamente semita.Como es.obVl?, estas pnmeras.expresion.es de la doctrina sobre Dios ysobre Cnsto tienen una gran importancia, pues, han de considerarseco~o el primer eslabón entre el kérigma apostólico y su transmisión aluniverso entero. Nos referimos al judeo-cristianismo considerado en sua,specto de mentalidad, de visión global del mundo y de la historia, delíneas fundamentales de pensamiento.

Se trata de una forma de pensamiento cristiano que se expresa den-tro ~el I?ar~o trazado por el judaísmo, aunque, en cuanto tal, no impli-ca rungun vínculo con la comunidad judía. Comprende a unos hombresque aunque hayan rot~ por completo con el ambiente judío, siguen pen-sando en sus ~ategonas50. Estas categorías, propias de los cristianosc?nversos del Ju~aísmo, fueron utilizadas por muchos de los prove-mentes del pagarusmo, sobre todo, en los primeros tiempos; las encon-tr.amospresentes, en algunas de sus formulaciones, en la doctrina pre-

dicada en todos los tiempos . .lí .El marco general de la teología judeo-cristiana es el de la apoca-rptica. Las categorías apocalípticas están esencialmente relacionadas

C O III; :D   Cfr. MC,FABRO,«L a idea de D ios en la histori a de la filoso fía» en G. Rrccror n Con D io s y

  t os , adnd, 1969, 523-524.~~ . Cf r. J . DA NIÉLOU.Théolog ie du Ju déo-Christ ian isme Par ís 199 1 37. B as te me ncion ar com o ejemp lo el descen so de C rist~ a lo s ' inf ie~os. ·

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EL MISTERIO DE DIOS EN LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA

con la cosmología y, sobre todo, con una visión lineal de la historiaque se divide en dos: el eón presente y el eón futuro. Así se presentala encarnación como un descenso desde lo más alto del cielo hasta latierra, y el triunfo de Cristo es predicado como una ascensión a loscielos.

Dentro de este marco general, es necesario distinguir entre judeo.cristianismo ortodoxo y judeo-cristianismo heterodoxo. Muchas vecesel judeo-cristianismo heterodoxo es una prolongación del judaísmoheterodoxo. Se insertan aquí una serie de sectas como las de los ebio.nitas y los elkasaítas. Estas sectas consideran a Jesús como el mayor delos profetas, pero no le confiesan como Dios, pues son incapaces deintegrar esta confesión con su fe monoteísta . No debió ser fácil paralos Padres abrir camino a la expresión justa de la fe en un Dios Trino y

Uno en medio de este abigarrado mundo judeocristiano de los comien-zos, en el que a muchos conversos debió resultarles verdaderamentedifícil conjugar su confesión de fe en Cristo con la rotunda afirmaciónde la unicidad divina. Como Ignacio de Antioquía, debieron insistir unavez y otra en la incoherencia de ser cristiano y de judaizar: «Es absur-do llevar a Cristo en la boca y judaizar. Porque no fue el cristianismo elque creyó en el judaísmo, sino el judaísmo en el cristianismos . Pero el

judeo-cristianisrno heterodoxo ha de considerarse sólo como una partede la teología judeo-cristiana, que aún en sus fórmulas apocalípticas deexpresión constituye la primera receptora del mensaje evangélico hastael punto de que se puede afirmar que la perspectiva judeo-cristiana esinseparable de la teología del siglo IP4.

El hecho de que la primera teología se desarrollase en un marco depensamiento apocalíptico facilitó la honda comprensión de la relaciónent re el misterio trinitaria y la obra de la salvación, es decir, la estrecharelación existente entre theologia y oikonomia. El misterio íntimo deDios se nos ha manifestado en su acción salvadora. Más en concreto, larevelación última y plena de la intimidad de Dios se revela en el miste-rio histórico de la Pascua. «En la cruz se reveló que el Hijo se habíadado ya desde siempre al Padre, y en la resurrección se puso de mani-

fiesto que este don del Hijo, aceptado por el Padre, tuvo siempre sucumplimiento en el Espíritu Santo. Precisamente por esta consideraciónlos primeros cristianos tuvieron que llegar necesariamente a adminis-

52. Cfr. B. SESBOOÉ(ed.), Historia de los dogmas, 1. El Dios de la salvación, cit., 21-29.53. SAN IGNACIODEA \'rIOQufA, A los Magnesios, 10,3.54. «No se puede comprender el aconrecimiento de la penetración del anuncio cristiano de Jesu-

cristo en el mundo griego y romano si no se tiene continuamente presente su origen palestinense. Eltinte judeocristiano pertenece al tejido teológico del siglo 11» (A. GRILLMEIER,Gesú el Cristo nella fede

del/a Chiesa, U1, Brescia, 1982, 188). Para la imagen judeocristiana de Cristo, cfr. ibíd., 188-244.

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LA ÉPOCA PRENICENA

trar el bauti smo, mediante e l cua.l,según su concepción queda~an inser-tos en este misterio, en la confesión de fe en el Padre, en el HIJOy en elEspíritu Santo> . El nexo entre Trinidad económica y Trinidad inma-nente aparece,perfec.tamente destacado en .e~te ~arco, y ~ su l~z .resul-tamás fácil profundizar en la estructura tnrutana de la Vida cnstiana yde la historia de la salvación ,

Una característica muy acusada en el judeo-cristianisrno es laimportancia otorgada ~ los ángeles. Algunas ve~es ~sta ~n~el?logía hapodido servir de vehículo para expresar el rrusteno tnrutano, sobretodo, en un ambiente que encontraba verdadera dificultad para expre-sarse en forma abstracta. El Verbo y el Espíritu aparecen expresadosalgunas veces como dos ángeles supremos . Pero es~a forma de pre-sentar el misterio de la Trinidad no parece que haya Sido fundamental,ni siquie ra en los primeros tiempos, en el pensamiento cristiano, enrai-zado en el mandato misional y en las sobrias confesiones de fe .

Estas categorías de pensamiento y estas formas de expresión fue-ron desapareciendo paulatinamente, en la medida en que el cristianis-mo se adentraba en el mundo helénico y, en consecuencia, se abando-naba la imagen apocalíptica del mundo. La oposición eón presente, eónfuturo, será sustituida por la de mundo inteligible y mundo sensible,con la tendencia cada vez más acusada a utilizar categorías metafísicas.No se trata de dos visiones totalmente contrapuestas, pero sí muy dis-tintas. Muchos de los rasgos de la mentalidad judeocristiana -por serclaramente bíblicos-, perseverarán siempre en el pensamiento cristia-no como, p. e., la concepción lineal de la historia de la salvación y lasdiversas intervenciones de Dios en la historia. Estos rasgos se rectifica-

55. B. STUDER,Dios Salvador en los Padres de la Iglesia, cit., 17.56. «El judeo-cristianisrno está p ar a nosotros l le no de enseñanzas, en la medida en que a te st igua

la posibilidad para la fe cristiana de expresarse en culturas diferentes. Lo hace así en su cultura serní-tica original. Es te horizonte da un mayor relieve a la inculturación próxima de est e c ristianismo en elmundo griego. Pero el judeo-cristianismo antiguo no sobrevivió a la formidable expansión del cristia-nismo en los ambientes paganos. Al ser una minoría, aquejado de las t endencias heterodoxas que locontaminaban, se vio más o menos relegado al rango de una secta» (B. SESBOOÉ(ed.), Historia de los

dogmas, 1. El Dios de las alvación, cit.,29).57. Cfr. J. DANIÉLOU,Théologie du Judéo-Christianisme, cit., 37.58. Como escribe L. Scheffczyk, «es evidente que los testimonios aducidos no tienen sino un ca-

rácter esporádico, sin dejar traslucir una l ínea segura de tradición. Producen así la impresión de cier-tos fenómenos marginales que no han inf luido en la gran corriente del pensamiento creyente. Tampo-co es suficientemente claro si con ellos  íba vinculado un pensamiento judeocristiano onodoxo o si sir-vieron de vehículo ex presivo al ebionismo herét ico ( .. .) Es incluso cuestionable que para explicar loscomienzos del pensamiento teológico acerca de la Trinidad sea necesario acudir al esquema angélico.También las fórmulas triádicas de la Escritura y las confes ione s t rinitarias de la tradición primitivapudieron proporcionar el material conceptual y el principio formal donde el pensamiento creyenteencontró su punto de arranque» (L. SCHEFFCZYK,«Formulación del Magisterio e historia del dogma tri-nitari o» , cit., 143).

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EL MISTERIO DE DIOS EN LA TRADICI6N DE LA IGLESIA

rán en muchas perspectivas sustanciales del pensamiento helénico, quenunca fue aceptado sin más por la Iglesia .

b) El legado del pensamiento griego

Todas las concepciones filosóficas, precisamente por su carácter depensamiento global en tomo a todo lo existente, han debido plantearse

la cuestión de Dios: de su existencia y de su naturaleza, y responderlade una forma u otra. Si se deja aparte la respuesta negativa a la cuestiónde la existencia de Dios (ateísmo), puede decirse que la respuesta afir-mativa se ubica en una de estas tres líneas fundamentales: Dios es lacausa ordenadora del universo; Dios es la naturaleza o esencia íntimadel mundo (panteísmo); Dios es la causa creadora del universo y elsupremo legislador moral .

La concepción filosófica más primitiva de Dios es la de ordena-dor del universo. Se suele citar a Anaxágoras como el primer repre-sentante de esta concepción por su afirmación de una inteligenciaordenadora del cosmos. A esta línea se puede adscribir la posición dePlatón, sobre todo, si el demiurgo de que habla se puede identificarcon Dios, pues es evidente que el demiurgo no es creador en sentido

est ricto y se encuentra limitado en su poder, de una parte por las ideascomo modelos eternos de todas las cosas, y de otra parte por la mate-ria que es coexistente con él y que le viene dada, limitando así la per-fecta realización de las ideas. Algo parecido sucede con Aristóteles y

su pensamiento en torno al primer motor inmóvil. En la Física, estemotor que lo mueve todo, actúa como una causalidad eficiente, mien-tras que en la Metafísica se destaca su carácter de causa final. Tam-bién Aristóteles, a partir de la solución que ofrece a la distinciónpotencia-acto, llega a la conclusión de que el primer motor y la pri-mera causa de todo tiene que ser acto puro, sin mezcla de potenciali-dad y, por tanto, tiene que ser vida suprema. Esta actividad pura deDios, según Aristóteles, no puede ser concebida como transitiva, sinocomo volcada sobre sí misma, como puro entenderse a sí mismocomo noesis noeseos, como conocimiento del conocimiento. Aristó- .

59. «Sería sin duda un error querer contraponer mutuamente de manera absoluta la soteriologíaapocalíptica y la helenista. Por u n lado, la concepción apocalíptica seguirá ejerciendo incluso después

del año 130 Y por much o t iemp o t od avía su influencia más O menos acusada sobre el pensamientocristiano; p or n o hablar, por otra parte, del hecho de que su concepción fundamentalmente lineal de .la historia surge de los escritos veterotestamentarios, que seguirán estando siempre vivos en la Igle-sia gracias sobre todo a la defensa de las profecías referidas a Cristo. Por otro lado, el pensamiento

helenista no llegará nunca a i mponerse del todo» (B. STUDER, Dios Salvador en los Padres de la Igle·sia, cit., 39).

60. Cfr. J   GARC A LÓPEZ, «Dios L Historia de la filosofía», en GER VII, 784·787.

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LA ÉPOCA PRENICENA

teles niega a Dios la capacidad de relacionarse con el mundo, ence-rrándolo en sí mismo en la pura inmanencia. En consecuencia, segúnAristóteles no existe providencia de Dios sobre el mundo.

Con respecto al orden moral, tanto Platón como Aristóteles esti-man que e l orden moral encuent ra en Dios su último fundamento, suúltima garantía. Pero, precisamente por la inmanencia con que se con-cibe al ser divino, Dios no aparece como el supremo legislador, y las

leyes morales hay que deducirIas exclusivamente de la naturaleza delhombre. Así pues, el último fundamento de la moralidad es la natura-leza humana; sin embargo, ambos entienden que el último fin del hom-bre es el conocimiento de lo divino, es decir, la contemplación de Diosen la limitada medida en que un ser tan pequeño como el hombre escapaz.

También el panteísmo encuentra sus primeras manifestaciones enel pensamiento filosófico antiguo. Jenófanes de Colofón, de la escuelaeleática, identifica a Dios con el Todo; los estoicos conciben a Dioscomo el alma del mundo, es decir, como lo que, perteneciendo almundo, está en lo más íntimo de él, de forma que el mundo es conce-bido en cierta forma como el cuerpo de Dios. En consecuencia, todo elmundo sería divino, pues procedería de Dios por emanación. Las for-mas más extendidas de panteísmo se encuentran entre los gnósticos, enel neoplatonismo y especialmente en Platino. Para los gnósticos, estaemanación consiste en una auténtica degradación. También, de unaforma u otra, el mundo es degradación de lo divino tanto en el neopla-tonismo como en Platino. Esta emanación es presentada como unmomento necesario en el rea lizarse de la divinidad, con lo cual la divi-nidad es concebida como un gigantesco proceso. En el aspecto moral,las doctrinas panteístas tienden a identificar el orden moral con el ordendel universo. Si Dios es un proceso necesario del que deriva el mundo,tampoco hay libertad auténtica en el hombre, con lo cual tampoco haymoralidad en sentido estricto, y todo el quehacer moral del hombre sereduce a adaptarse al orden del universo, cosa que, por otra parte, ha dehacer de grado o por fuerza .

Aunque el concepto de creación ex nihilo en principio sea accesible

a la sola razón natural, de hecho no fue descubierto -al menos con cla-ridad- por la f ilosofía anterior al cristianismo, de forma que sólo apa-rece en la his toria de la filosofía cuando el cristianismo irrumpe en elm~ndo antiguo. Incluso los filósofos que más profundamente trataron deDIOS, como Platón y Aristóteles, sólo llegaron al concepto de Dios encuanto art ífice del orden del universo y el que le da el movimiento.

61. Cfr. 1. GARC A LÓPEZ, «Dios L Historia de la f ilosofía», cit., 785·786.

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