Dios y el Hombre. La Iglesia

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Dios y el Hombre: La IglesiaPrimera parte.

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El hombre proyecta su camino, pero es el Seor quien asegurasus pasos Pr 16, 9.

"Lo que hemos visto y odo, se lo anunciamos a ustedes, a finde que vivan tambin en comunin con nosotros. Y esta comunin nuestra es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos esto para que nuestro gozo sea perfecto" 1Jn 1, 3.

Iglesia = del griego ekklesia: asamblea, comunidad.

El encuentro con el Hijo de Dios, Jesucristo, llega a los hombres a travs del anuncio de la Iglesia. As nace la comunin de los hombres entre s, la cual, a su vez, se funda en la comunin con Dios.

A la comunin con Dios se accede a travs de la realizacin de la comunin de Dios con el hombre, por la participacin en Cristo; el encuentro con el Hijo nico de Dios, Dios y Hombre verdadero crea la comunin con el Padre en el Espritu Santo, y, a partir de esta, la comunin de los hombres entre s. la Iglesia entraa una dinmica hacia la Plenitud del hombre y de La historia. Cf. Jn 15, 11; 16, 20.22.24; Mt 25; Rm; Hb; Ap.

As pues, a partir de este marco bblico la palabra comunin tiene un carcter teolgico, cristolgico, histrico-salvfico y eclesiolgico."El cliz de bendicin que bendecimos, no es la comunin de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, no es la comunin del cuerpo de Cristo? Porque uno solo es el pan, aun siendo muchos, un solo cuerpo somos, pues todos participamos de ese nico pan" 1 Co 10, 16-17.

La eclesiologa de comunin es, en su aspecto ms ntimo, una eclesiologa eucarstica.

En la Eucarista, Cristo, presente en el Pan y en el Vino, y dndose siempre de forma nueva, edifica la Iglesia como su Cuerpo, y por medio de su Cuerpo Resucitado nos une al Dios uno y trino, unin-donos ya entre nosotros, por lo que implica esta dinmica de Amor. La Eucarista se celebra en los diversos lugares y, a pesar de ello, al mismo tiempo es siempre universal, porque existe un solo Cristo(Cabeza) y un solo Cuerpo de Cristo. Cf. Lc 24; Ef; Col.

A partir de la cristologa, la imagen se ensancha y se profundiza: la historia -nuevamente en relacin con el Antiguo Testamento- se explica como historia de amor entre Dios y el hombre. Dios llama asu Pueblo, y lo prepara por su generosa Gratuidad y para su Gloria,la cual quiere compartir por su Designio Amoroso con vitalidad esponsal, la Esposa del Hijo, la nica Esposa, la nica Iglesia.

La Gracia de su Palabra por el Misterio de la Encarnacin toma Vida, habitando entre nosotros cf. Mt 1, 18-25; Jn 1, para entregar su Cuerpo donado en la Cruz y Resucitado como alimento de comunin. Cf. Lc 22-24; Jn 6; 1Cor 12, 12ss; 15.

En el corazn de las grandes cartas paulinas, en la carta a los Glatas, el Apstol nos habla de la Jerusaln celestial, y no como una grandeza escatolgica, sino como una realidad que nos precede: "Esta Jerusaln es nuestra madre" Ga 4, 26; Ap 21-22.

Y a partir de las palabras del Gnesis, segn las cuales el hombre y la mujer sern "una sola carne" Gn 2, 24, la imagen de la Esposa se funde con la idea de la Iglesia como Cuerpo de Cristo.El nico Cuerpo de Cristo es preparado: Cristo y la Iglesia sern "una sola carne", un Cuerpo, y as "Dios ser todo en todos"1Cor 15, 28.

El nacimiento de la Iglesia en Pentecosts por obra del Espritu Santo. Hechos de los Apstoles:

En la fiesta de Pentecosts, el Espritu Santo se manifiesta mediante un viento impetuoso, lenguas de fuego y los Apstoles hablando todas las lenguas. Este es un signo de que la dispersin de Babel cf. Gn 11, 1-9, fruto de la soberbia que separa a los hombres, ha quedado superada por el Espritu, que es Caridad y Unidad en la diversidad. Desde el primer momento de su existencia la Iglesia habla todas las lenguas, gracias a la fuerza del Espritu Santo; vive en todas las culturas, no destruye nada de los diversos dones, de los diferentes carsimas, sino que lo rene todo en una nueva y gran Unidad que reconcilia: la Unidad y la variedad.

El Espritu Santo, que es la Caridad Eterna, el Vnculo de la Unidad en la Trinidad, une con su fuerza en la Caridad Divina a los hombres dispersos, creando as la grande y multiforme comunidad de la Iglesia en todo el mundo.

Los discpulos estaban reunidos con Mara para orar, saban que por s solos no podan crear, organizar la Iglesia: la Iglesia nace y se organiza por iniciativa divina, as como se encarna Dios para peregrinar en el mundo, por la obra de su mismo Espritu, habitando en medio de nosotros. Cf. Lc 17, 20-21; Hch 17, 22-34. La Iglesia no es una creacin nuestra, sino un don de Dios, del cual participa el hombre, como miembro corporal de Aquel(Cuerpo) entregado por nosotros, hacindolo de este modo depositario de la Fe que confiesa y transmisor de la Revelacin. Slo as crea tambin Unidad, una Unidad que debe crecer como smil de su Cuerpo, a imagen de su Espritu. Cf. Gn 1, 27-28; 1Cor; Ef; 1Pe.

La Iglesia tiene su inicio en la comunidad de los ciento veinte, reunida en torno a Mara, sobre todo en la renovada comunidad de los Doce, los que llevarn el Evangelio hasta los confines de la tierra. Cf. Mt 28, 16-20.

Los Padres de la Iglesia, interpretaron el relato del milagro de las lenguas como una anticipacin de la "Catholica" -la Iglesia desde el primer instante est orientada al "kat'holon"-, abarca todo el universo. A eso corresponde el hecho de que San Lucas describe al grupo de los oyentes como peregrinos procedentes de toda la tierra, sobre la base de una tabla de doce naciones, para mostrar que el auditorio simbolizaba la totalidad de los pueblos. San Lucas enriqueci esa tabla helenstica de los pueblos con un decimotercer nombre: los romanos, subrayando an ms la idea de toda la tierra.

La primera realidad es que, en los Doce, el antiguo Israel, Pueblo elegido de su propiedad, se convierte en el nuevo, y que ahora este nico Israel de Dios por medio del milagro de las lenguas, an antesde ser la representacin de una Iglesia local en Jerusaln, se muestra como una Unidad que abarca todos los tiempos y lugares.

En los peregrinos presentes, que provienen de todos lados, esa Iglesia abraza inmediatamente tambin a todos los pueblos del mundo.la Iglesia, en los Doce, es engendrada por el nico Espritu, desde el primer instante, para todos los hombres y, por consiguiente, tambin desde el primer momento est orientada a expresarse en todas las culturas y precisamente as destinada a ser el nico Pueblo de Dios: no una comunidad local que crece lentamente, sino la levadura, siempre orientada al conjunto, abarcando en s, su inherente cualidad universal.

La Verdad de la Revelacin por la Palabra hecha carne, ofrecida en la Cruz y resucitada por su Gloria en su Cuerpo Glorioso, nos es transmitida por la Tradicin recibida de la Fe, originada y peregrina en la historia por la Iglesia, el Mismo y nico Cuerpo en todo tiempo y lugar, no solo por las virtudes de sus miembros, o pesar de sus sombras, sino ante todo por el testimonio de su Espritu en la Unidad que la alimenta, y que actualiza en la Eucarista. As se ha perpetuado el nico Sacrificio Perpetuo ofrecido una vez y para siempre, como fuente de Gracia y perfecta reconciliacin, sanidad y santidad, para todos los que por Fe lo reciben, uniendo en este Memorial Vivo y Eterno, el cielo y la tierra. Cf. Heb; Mt 26-28 y par; Lc 22, 14-20 y par; Jn 1-7; 13-17; 1Cor 15; 2Ts 2, 15; 3, 6.

1. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo Resucitado, 2. No solamente por que l resucit, sino por que nos participa de su mismo Cuerpo Vivo y Resucitado, 3. Como anticipo y garanta de nuestra Esperanza de Salvacin, en la Gloria de la Vida Eterna por la promesa de Cristo, con l y en l, 4. Camino hacia el Padre, presentndonos como hijos coherederos a Imagen del Hijo, Dios y Hombre verdadero, 5. Pues l mismo es el Corazn que da testimonio de su Cuerpo en medio de su pueblo numeroso Cf. Jn 19, 31-37; 1Jn 4-5, sentado a la diestra del Padre Eterno, como Eterno Sacerdote, nico Mediador entre Dios y los hombres, por cuya cabeza nos unimos(todos) en l, en el cielo y en la tierra. Cf. Rom 5-8; 2Cor 1, 12ss; 1Pe 2; Hch 4; Hb 7-10; Col.

La Iglesia es Madre, Esposa y Maestra en Plenitud de la Verdad.Cf. 1Tm 3, 14-16; Gl 4; Ap 19, 7-10.

Jesucristo es nuestro nico medio de Salvacin, en donacin de su Cuerpo y Sangre a la comunin de la Iglesia, acompaando al hom-bre en el Camino propuesto, para vencer su estado de muerte por el pecado, dndonos la Gracia que nos reconcilia con el Padre, ya que Cristo al no poder ser vencido en su Divinidad por la muerte, con su muerte en la carne al asumir nuestro pecado, destruy el pecado y su paga de muerte acaecida al hombre. De modo que el cristiano se cristifica por el Cuerpo y por la Sangre del Seor Resucitado, Carne y Sangre glorificadas por la divinizacin operante en la Encarnacin del Verbo, por el cual todo fue hecho y se renuevan todas las cosas.

La Gracia de Dios por la comunin ofrecida que nos acerca a l, logra ciertamente esparcir por los efectos de su Misericordia, el aroma agradable, fruto de la oblacin espiritual, por la que el hombre en Cristo gasta su vida, muriendo al mundo y resucitando a la Vida Abundante, auxiliado por la Gracia del Espritu Santo que viene al hombre y mora en l para su Santificacin y Salvacin.

La cartas de San Pablo unidas a los evangelios, nos invitan a contemplar y admirar en su conjunto, todo este Magno Misterio.

La Palabra(el Hijo, el Verbo) es una Persona, la Verdad es una per-sona, el Espritu es la Unidad(el Amor) con el Padre, y comunin de Dios que es Padre, Hijo y Espritu Santo con los hombres, por el Cuer-po y la Sangre del Hijo. Quien guarda su Palabra tendr Vida Eterna, quien come su Carne y bebe su Sangre, come y guarda la Palabra, que no es un mrito para quien la recibe; es una Gracia, por la que el Espritu puede darle Vida. Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo. No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capa-cidad viene de Dios, el cual nos capacit para ser ministros de la nueva alianza, no de la letra sino del Espritu, pues la letra mata ms el Espritu da vida, comenta este formidable testimonio apostlico en 2Co 3, 4-6.Pues, viva es la Palabra de Dios y eficaz, y ms cortante que espadaalguna de dos filos. Penetra hasta la divisin entre alma y espritu,articulaciones y mdulas; y discierne sentimientos y pensamientosdel corazn, No hay criatura invisible para ella: todo esta desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta Hb 4, 12-13.

La Plenitud de la Palabra, descansa en el abandono del hombre por recibirla; si hoy la escuchas, no endurezcas tu corazn. Cf. Hb 3, 7-4, 13.

La Palabra entra y descubre al hombre, como elemento y sustanciaviva y eficaz de transformacin, de cristificacin, hacindonos partcipes de su Vida: vivifica, es vital y anima por que esta Viva, ciertamente late, alienta, es Palabra Viva, que nos comunica su Espritu, accediendo hasta lo ms profundo del alma. Solo desde all es capaz, en Plenitud de su Gracia, de levantar el corazn completamente hacia el Seor.

Todos los milagros y curaciones obrados en el Evangelio, tienen este acercamiento al Seor, la Palabra Viva, el alimento bajado del cielo, el Pan donado para la Vida del mundo(creado), por el cual el hombre es alimentado completamente.

Le dice Judas, no el Iscariote: -Seor, por qu te vas a manifestar a nosotros y no al mundo? Jess le contest: -Si alguien me ama cum-plir mi palabra, mi Padre lo amar, vendremos a l y habitaremos en l Jn 14, 22-23.El sarmiento no puede dar fruto por s mismo Jn 15, 4.

Quien come* mi carne y bebe mi sangre habita en m y yo en l. Como el Padre que me envi vive y yo vivo por el Padre, as tambin quien me come vivir por m. Jn 6: 56-57; cf. Col 1, 15-20* del griego masticar, tragar, triturar con los dientes Jess no corri-ge el sentido de escndalo en este verbo cf. Jn 6, 60-71, Jn 7, 15-18; Ver 1Cor 1, 20-31, como lo hizo en aclaraciones de otros discursos y parbolas.Ya no los llamo sirvientes, porque que el sirviente no sabe lo que hace su seor. A ustedes los he llamado amigos porque les he dado a conocer todo lo que escuch a mi Padre Jn 15, 15.

Pero el nacimiento de la Iglesia en Cristo, con Cristo y por Cristo, viene gestndose, a travs de la Revelacin al Pueblo judo del nico Dios, que liberando a Israel, lo encamina por su promesa en la histo-ria, a su plena liberacin y restauracin.En el Pentateuco conocemos por su Palabra, la eleccin, revelacin y promesa de bendicin al Pueblo de Abraham, Isaac y Jacob:conociendo su culto sacrificial y su peregrinaje por el desierto hasta la tierra prometida.

Desde el principio de todo, se gesta una relacin con la Iglesia, que tiene su gestacin en la historia del Pueblo judo, que escucha la Palabra de Dios sin haberlo visto. La Palabra se constituye en el Vnculo entre Dios y su Pueblo, dando su cumplimiento en la toma de la tierra de Canan, pero tambin en las desgracias de su historia. Los libros de Josu y Jueces son una muestra de esta relacin.

Luego aparece la monarqua, acompaada del profetismo, que anuncia y denuncia de parte de Dios, con la Palabra de Dios.

Conocer su Palabra, es en todas las instancias, conocer esta relacin de predileccin por su Pueblo hacia su originaria evocacin de bendecir a todas las naciones, en la Plenitud de los tiempos y lugares, en un solo Rebao con un solo Pastor, para que el mundo crea, en un testimonio visible de Unidad: por la visibilidad ante el mundo del Cuerpo de Cristo. Cf. Jn 17. Y son los profetas los que mejor empiezan a aproximar la relacin de la Palabra con la Persona de Jesucristo, conociendo la Palabra como semilla y Voluntad del Seor, para afirmar la Justicia por la Palabra proftica hecha a su nico Pueblo, allanado de este modo, el camino para su encuentro definitivo, como Mensajero de la Paz y la Justicia, en las amorosas y fieles promesas hechas a los Patriarcas, contenidas en la Ley y confirmadas al rey David.

Y as, con los libros histricos, profticos, poticos y sapienciales,la Iglesia constituye el canon de las Sagradas Escrituras que recibe y culmina como Unidad de la Revelacin del nico Dios, que la atestigua como la Esposa, Casa de Dios, Familia de Dios, Templo de Dios, la Ciudad Santa, Nuestra Madre, la Jerusaln celestial, la Grey de Dios... celebrando en la liturgia, a la luz de Cristo, por cuyo Cuer-po y Sangre llega a su Plenitud, la Alianza Nueva y Eterna gestada por su Sacrificio Redentor, dndole vida al Nuevo Testamento y a la Unidad intrnseca de la Palabra de Dios, que desde un principio creo la luz, el cielo y la tierra, creando al hombre, para luego l mismo hacerse Hombre y Dios Salvador, por quien todo llega a su Plenitud, en quien somos, nos movemos y existimos, y nos gloriamos de pro-fesar como Iglesia Universal de todo tiempo y lugar, en semejante comunin.

La Palabra de Dios es Creadora, es Proftica, y como obra sublime de su Gloria se hace Persona, para habitar entre nosotros, siendo alimento en el Pan y el Vino, para adorale en Espritu, pero tambin en Verdad, porque responde a la nueva realidad de la Plena Revela-cin, hacindose connatural con el Padre por el Espritu, y connatu-ral con nosotros por su Cuerpo y por su Sangre. Y de este modo, el Salvador viene a ser el Puente(Camino, Unin, Mediador) entre Dios(Padre) y los hombres. Cf. Jn 4; 2, 18-22.

Jesucristo es el Camino de la persona humana, por que en l, el hom-bre alcanza la Plenitud que solo descansa en la divinidad del Esposo, del Amado, en la comunin ofrecida por la Iglesia, participndole de su Cuerpo y Sangre, por la accin del Espritu de Unidad que los uney la une. Solo la Verdad, aceptando el yugo del Seor, hace libre hasta su alegra completa, la posibilidad de la persona en Cristo, adherida a l en Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad, por el testimonio de la Verdad que habita en la integridad de Cristo, del Dios con nosotros.

Por eso podemos comprender, la recepcin del Cantar de losCantares en la Sagrada Escritura, porque el sentido de sus cantos de amor describen en el fondo la relacin de Dios con el hombre y del hombre con Dios. De este modo, tanto la literatura cristiana como la juda, canta lo que se ha convertido en una fuente de conocimiento y de experiencia mstica, la cual expresa la esencia de la Fe bblica: se da ciertamente una unificacin del hombre con Dios -sueo origi- nario del hombre-, pero esa unificacin no es un fundirse juntos, un hundirse en el ocano annimo del Divino; es una Unidad que crea Amor, en la que ambos -Dios y el hombre- siguen siendo ellos mis-mos y, sin embargo, se convierten en una sola cosa: El que se une al Seor, se hace un solo espritu con l, dice San Pablo: 1Co 6, 17.

Este es el Misterio de la Fe, esta es la visibilidad de la Iglesia, por lo que hemos escuchado y por el alimento que recibimos, esta es la Tradicin de la Iglesia y su Rostro siempre renovado en el Rostro del Seor, como Plenitud de la Fe.La Iglesia no se llama Catlica, la Iglesia es Catlica, y no menos que eso, es Una y Santa por Cristo, con l y en l, hacia el Padre Todopoderoso, en la Unidad del Espritu Santo.La Iglesia es Peregrina, transita en la historia, por la institucin de la Palabra que es Eterna y toda Amor, nunca prevalecer el mal sobre ella, siendo el Camino en Plenitud de las almas hacia sus moradas eternas. Y en depsito de su Cuerpo, la Iglesia ahonda, profesando el Misterio de su Rostro, sobre el cimiento de la Plenitud en la Revela-cin confiada a los apstoles. Cf. Mt 16-18; Jn 14.La Iglesia es la Plenitud de la Verdad, y esta Verdad es Una, Santa, Catlica y Apostlica, que sigue cargando con la Cruz del Seor, la Cruz de nuestras miserias, sanadas por su Misericordia.

Convena, en verdad, que Aquel por quien es todo y para quien es todo, llevara muchos hijos a la gloria, perfeccionara mediante elsufrimiento al que iba guiarlos a la salvacin. Pues santificador y santificados tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergnza de llamarlos hermanos cuando dice: Anunciar tu nombre a mis her-manos; en medio de la asamblea te alabar. Y tambin: En l pondr yo mi confianza. Y nuevamente: Aqu estoy yo y los hijos que Dios me ha dado.Por tanto, como los hijos comparten la sangre y la carne, as tambincomparti l las mismas, para reducir a la impotencia mediante sumuerte al que tena el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo,y liberar a los que, por temor a la muerte, estaban de por vida some-tidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no es a los ngeles a quienestiende una mano, sino a la descendencia de Abrahn. Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser un sumo sacerdotemisericordioso y fiel en lo que toca a Dios, y expiar los pecados delpueblo. Pues, habiendo pasado l la prueba del sufrimiento, puede ayudar a los que la estn pasando Hb 2, 10-18.

La Iglesia es la Adoradora Peregrina y Gloriosa en comunin de Espritu y Verdad, para hacernos uno con l, la Verdad que nos redime desde siempre y para siempre.