Discipulado Bethel Maestro

Manual del Discipulador

Manual del Discipulador. Desarrollado por la Iglesia Bautista Bíblica Betel de Querétaro A.R. Estudio Previo preparado por: Pastor. Dino D. Lechuga González. Lecciones Para el Desarrollo y Reproducción Espiritual: Preparadas por: Pastor. Enoch Gutiérrez López. Lecciones 5 y 7 preparadas por: Pastor. Enoch G. Lozano Preguntas de repaso preparadas por: Pastor. Dino D. Lechuga González Pastor. Enoch G. Lozano Diseño y Diagramación: Ministerio de Formación de Discípulos. Derechos de Autor © 2005-2011 por Enoch Gutiérrez López Todos los Derechos Reservados. Revisión 2011 por Enoch G. Lozano Ninguna parte de este manual puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada en forma alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación y cualquier otro sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin autorización escrita del autor.

INDICE Discipulando a los nuevos convertidos i Cómo impartir las lecciones v Lección 1. La Seguridad de la Salvación 1 Lección 2. La Comunión con Dios 4 Lección 3. El Bautismo 8 Lección 4. Crecimiento Espiritual 12 Lección 5. El Cristianismo Verdadero 17 Lección 6. El Cristiano y sus deberes 21 Lección 7. Obstáculos para el crecimiento 25

© 2005-2011 Enoch Gutiérrez López. Manual de Discipuladores…i Derechos Reservados.

DISCIPULANDO A LOS NUEVOS CONVERTIDOS

¿Por qué discipulamos?

1. Porque Cristo lo mandó (Mat. 28:16-20)

La palabra discipulado no aparece en la Biblia, sin embargo, Cristo enseñó con claridad este

trabajo:

A. ¿A quienes les habló? (vs. 16-18)

A sus discípulos.

B. ¿Que les mandó? (v. 19)

Hacer más discípulos.

2. Porque los recién convertidos necesitan quién los ayude para:

A. Afirmarse en su nueva fe.

B. Comenzar a cultivar la disciplina que los hará crecer espiritualmente.

Esta disciplina consiste en:

a). Buscar a Dios en oración cada día (Sal. 27:8; 63:1).

b). Meditar en la Palabra de Dios cada día y obedecerla (Jos.1:8).

c). Asistir con regularidad a las reuniones de la Iglesia (Sal.27:4; Heb.10:25).

d). Estar compartiendo a otros el Evangelio, para después discipularlos (Mar. 16:15).

¿Qué es el Discipulado Cristiano?

Aunque generalmente consideramos al discipulado como una labor con los recién convertidos, no

obstante, comienza desde el momento de predicarle el Evangelio a una persona; porque para

cumplir con el mandamiento de nuestro Señor: "...Id y haced discípulos..."; primero deben oír y

creer el Evangelio (Mar. 16:15; Ef. 1:13).

Podemos decir que el discipulado abarca tres etapas:

1. Etapa de Evangelización y Conversión.

Cuando predicamos el Evangelio para guiar a una persona a los pies de Cristo.

2. Etapa de Consolidación y Desarrollo.

Esta etapa es para que el recién convertido pueda afirmarse en su fe, y empiece a crecer

espiritualmente.

(Esta etapa es a la que normalmente llamamos la del Discipulado).

3. Etapa de Reproducción Espiritual.

En ésta, se le enseña al nuevo creyente cómo compartir el Evangelio a otros de una manera

sencilla, para que pueda comenzar a reproducirse.

Entonces, ¿Qué es el Discipulado Cristiano?

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"Es la obra de predicar el Evangelio para que más almas se conviertan al Señor Jesucristo;

es enseñar o adoctrinar a los recién convertidos, de tal manera que se puedan afirmar en su

fe, que puedan ir creciendo en la semejanza de Cristo, y también que puedan comenzar a

reproducirse espiritualmente."

En este curso vamos a adentrarnos en la Segunda Etapa:

La de Consolidación y Desarrollo, o como normalmente la llamamos: El Discipulado.

¿Cómo se hace?

Normalmente se hace compartiendo una serie de cinco o más lecciones que ayudan al recién

convertido a afirmarse en su fe, y a desarrollarse espiritualmente.

En nuestra Iglesia usamos las Lecciones para el Desarrollo y Reproducción Espiritual. Aunque

hay otras lecciones que podrían usarse también. Siempre y cuando sean sencillas, tengan doctrina

sana y conduzcan paulatinamente, al nuevo creyente, en los temas básicos de la vida cristiana.

El que discipula, o Discipulador(a), es como un hermano(a) mayor que debe ayudar a su

hermano(a) más pequeño(a); como lo hizo Ananías con Saulo de Tarso, después de la conversión

de éste (Hch. 9:8-18).

Recomendaciones para hacer mejor esta labor de discipulado:

1. Busque el apoyo de un hermano o hermana, para que se comprometa a orar por usted

durante el tiempo que imparta el discipulado.

2. Hágase amigo(a) de la persona que estará discipulando.

3. Compártale folletos o un libro apropiados, que le puedan ayudar a crecer (con un contenido

sencillo).

4. Préstele de vez en cuando algún casete o disco compacto con mensajes grabados que

refuerce las enseñanzas que le está dando.

5. Anímelo(a) para que asista a las reuniones de la Iglesia.

6. No se extienda demasiado en la clase, y procure no salirse del tema (si tiene preguntas de

otro tema, dígale que al final de la clase le puede contestar).

Puede distribuir su tiempo así:

- 5 o 10 minutos para saludarse y platicar un poco, o repasar la clase anterior.

- 50 minutos de clase (si no termina no se preocupe).

- 15 minutos de comentarios, preguntas y oración.

(Puede ser flexible en el tiempo pero debe administrarlo bien).

7. La visita no debe prolongarse demasiado (el nuevo creyente tiene cosas que hacer).

8. No le hable mal de otros cristianos, ni de la Iglesia, ni de ninguna religión. Se espera que

usted tenga la madurez y prudencia necesarias para ayudar y no perjudicar al nuevo

creyente.

9. Si un día encuentra que la persona está sufriendo por algún problema, ayúdela con la

Palabra de Dios y oración, aunque no se tenga la clase.

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10. No le hable de sus problemas personales. Recuerde que usted va para hablarle de la

Palabra de Dios y a escuchar sus problemas.

Confirmando su decisión de salvación.

Antes de comenzar las lecciones, se debe investigar algo muy importante, debemos asegurarnos

que la persona que vamos a discipular (es decir, que vamos a ayudar a afianzarse en su fe y a

crecer espiritualmente), realmente sea convertida.

Decimos esto porque ha sucedido que algunas personas que tomaron una decisión, no

comprendieron lo que realmente significa aceptar a Cristo como Salvador, o no les explicaron bien

en qué consistía esta decisión.

Si es así, no se les debe comenzar a dar estas lecciones. Se les debe dar primero el Plan de

Salvación.

Para saber si la persona que queremos discipular realmente aceptó a Cristo, pregúntele de manera

cortés y en un momento prudente (por ejemplo, en medio de una plática preliminar donde usted

esté conociendo a la persona), algo como lo siguiente para investigar un poco acerca de su

decisión (deje que conteste libremente):

— ¿Cómo fue que llegó a nuestra Iglesia? ¿Qué le pareció nuestra reunión y el mensaje de la

Biblia que se predicó?

— Con mucho gusto sabemos que usted manifestó haber tomado una decisión con respecto a

Cristo, ¿me podría decir cuál fue la decisión que usted tomó al levantar la mano y al pasar al

frente en el Templo (o cuando le compartieron el evangelio)?

Si le contesta que recibir a Cristo como su Salvador, debe leerle Ap. 3:20 y continuar haciéndole las

siguientes preguntas:

— ¿Quién es la persona que está haciendo el llamado en este texto? (debe decir Jesús o Cristo).

— ¿Cuál es la invitación que hace el Señor Jesucristo aquí? (espere su respuesta).

— ¿Qué le pidió usted a Él cuando oró el día que tomó su decisión?

— Entonces, ¿Dónde está Él ahora?

(Debe responder que está en su corazón o dentro de él o ella).

Si después de hacerle estas preguntas, usted ve que sí entendió la decisión que tomó, puede

comenzar con la primera lección. Pero, si ve que no ha comprendido, debe darle el Plan de

Salvación. Tenga cuidado en no presionar.

Hay varias formas de dar el Plan de Salvación. Le sugerimos usar alguna.

Si después de compartirle el Plan de Salvación, no hace la decisión de aceptar a Cristo, puede

ofrecerle otras lecciones que tienen el propósito de guiarlo(a) a Cristo. Puede consultar con los

Pastores para saber qué lecciones enseñarle. En todo caso debemos procurar dejar la puerta

abierta para que la persona continúe escuchando de la Palabra.

La Preparación del Discipulador.

Después de haber explicado cómo hacer la obra del Discipulado Cristiano, sólo queremos agregar

lo siguiente, para que usted pueda ser grandemente usado por Dios:

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1. Aliméntese cada día con la Palabra de Dios (1 Pe.2:2; Sal. 119:97).

2. Busque a Dios cada día por medio de la Oración. (Sal.5:3; Mat. 26:41).

3. Procure vivir una vida de santidad (1Co.11:1; 1Pe.1:15,16).

4. Sométase a Cristo con un gran deseo de ser usado por Él (Gal.2:20; Is.6:8).

5. Busque la llenura del Espíritu Santo (Ef.5:18).

6. Todo lo que haga, hágalo con verdadero amor (1Tes.2:7,8).

CONCLUSIÓN:

Si Usted comienza a participar en esta obra del Discipulado Cristiano, recibirá grandes bendiciones

de parte de Dios, al mismo tiempo que su vida será de gran bendición para otros. No se prive de

estas bendiciones.

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CÓMO IMPARTIR LAS LECCIONES.

Preparación previa.

• Antes de iniciar un discipulado, avise al MFD (Ministerio de Formación de Discípulos). Ellos

le pedirán llenar la Tarjeta de seguimiento, y entonces le entregarán las lecciones

necesarias. Esto permite llevar un control y estadística de los discipulados. Avise también al

terminar el mismo.

• Imparta las lecciones en un lugar donde haya las menos distracciones posibles.

• Cada persona debe tener un ejemplar de las lecciones en la mano y una Biblia. Las

lecciones para los NC (nuevos creyentes) las provee la Iglesia.

• No saque copias de las lecciones. Queremos cuidar la calidad de las lecciones porque son

como la carta de presentación de nuestra Iglesia. Pida sus lecciones con oportunidad y

recójalas en el módulo del MFD.

• Imparta siempre las 5 lecciones en el orden especificado. No haga cambios, ni suprima

lecciones. Las lecciones fueron diseñadas para un aprendizaje gradual.

• Exprésele al NC que con toda confianza puede hacernos las preguntas que desee y si no

entiende algo lo podemos repetir las veces que sea necesario sin ningún problema. Nuestra

meta es que comprenda las lecciones.

• No tenga temor de enseñar determinada lección o determinado punto de alguna lección.

Usted esta enseñando la Palabra de Dios, no sus propias opiniones. Con amor y firmeza

asiente las verdades, sobre todo cuando se habla de la seguridad de la salvación, del

bautismo, la lectura sistemática de la Biblia y los deberes cristianos como diezmar y

ofrendar. Le robamos bendiciones al nuevo creyente cuando no le enseñamos todo lo que

necesita, sólo por el temor de que no le guste.

• Antes de iniciar el discipulado es muy importante cerciorarnos si la persona ya aceptó a

Cristo verdaderamente, esto es, si tiene seguridad de Salvación. Si no es así, entonces

compártale el evangelio.

• Si al discipular a una persona, algún amigo o familiar oyente se convierte, avísenos. Y si

usted lo va a discipular también avísenos.

• El discipulado debe ser dado por hermanos capacitados y a personas con perfiles similares.

Por ser una labor tan importante, el discipulado debe darse con pleno conocimiento de

cómo se imparte y según la edad y el sexo. Ayúdenos a hacer conciencia de esto en los

hermanos de la Iglesia.

Impartiendo las lecciones.

• Inicie con Oración.

• Comience con el versículo para memorizar. Indíquele al NC (nuevo creyente) la importancia

de memorizar la Palabra y cuál es el versículo para memorizar. Queda de tarea para la

próxima clase.

• Lea con el NC el versículo varias veces y explíquele las palabras clave de manera que lo

entienda.

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• Inicie el estudio de la lección, comenzando con la Introducción.

• Lea la lección con el NC, deteniéndose en los puntos principales para dar alguna explicación

adicional. Mantenga orientado al NC acerca de los espacios que debe llenar y la parte de la

lección dónde usted está leyendo. Conceda tiempo para llenar los espacios en blanco.

• Pídale al NC que participe leyendo alguna parte de la lección o leyendo los versículos en voz

alta. Infúndale confianza para que no tenga miedo a equivocarse.

• Lea con el NC todas las citas y recomiéndele que las subraye en su Biblia.

• No lea superficialmente los pasajes de la Biblia o sólo de paso; léalos con calma (el NC

apenas empieza a leer la Biblia y a relacionarse con su estilo literario), explíquele las

palabras poco comunes. Puntualice y destaque los versículos leídos mostrándole al NC la

verdad que enseñan. Esto es de primordial importancia para que el NC compruebe lo que

enseña la Biblia y para que la Palabra de Dios le hable.

• Vaya a un ritmo moderado. No tenga prisa en dar las lecciones. Tómese el tiempo necesario

para enseñarlas, de acuerdo a lo que el nuevo creyente vaya pidiendo. Contestar las

preguntas de ellos es un medio de aprendizaje muy importante. Si le toma más de hora y

media y no acaba la lección, continúen en la siguiente sesión.

• Si hubiera preguntas del tema contéstelas sobre la marcha, si no fueran del tema deje la

pregunta al final.

• En las preguntas que contenga la lección, dé tiempo para que el NC las conteste.

• Las Preguntas de Repaso son para reafirmar puntos importantes al final de la lección,

conceda un tiempo para que el NC las conteste en sus propias palabras, puede ver la

lección para contestarlas. Al finalizar revísenlas juntos.

• Si el NC pide más lecciones compártale algunas más, pero no lo acostumbre a recibir todo

de usted. Ponga un límite a esas lecciones e insístale a asistir fielmente a las reuniones de

la Iglesia e integrarse a la Clase de Fundamentos. Comuníquese con alguno de los pastores

para saber qué lecciones complementarias puede impartir. No imparta las lecciones de

Fundamentos, pues le quita las bendiciones que vienen por tomarlas por iniciativa propia,

asistir a sus clases en la Iglesia, convivir con otros creyentes y recibir el alimento de los

pastores y maestros que las imparten.

• Los niños menores de 12 años deben ser instruidos por sus padres. No debemos tomar el

papel que les corresponde a los padres. Además, las lecciones no están diseñadas para los

niños. Cuando le pidan discipular a menores de 12 años anime a los padres a instruir a sus

hijos y explíqueles que sus hijos reciben instrucción bíblica en las reuniones de la iglesia por

parte de los maestros de Educación Cristiana (E.C.). Los maestros de E.C. pueden apoyar a

los padres para instruirlos en temas sobre la seguridad de la salvación o el bautismo.

• Regrese las lecciones que no se usen. Si por alguna razón las lecciones no fueron usadas,

favor de devolverlas en el módulo del MFD para que otros las aprovechen.

Lecciones para el Desarrollo y Reproducción Espiritual

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───────── LECCIÓN 1 ─────────────────────────────────

LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

INTRODUCCIÓN.

La idea de muchos hombres a través de los siglos, es que es

imposible experimentar una salvación eterna o, al menos, el

conocimiento de que se posee esa salvación. De allí la

expresión: “Nadie puede saberlo”.

Un ejemplo de este sentir, lo tenemos en Mateo 19:25, 26;

cuando los mismos discípulos formulaban la pregunta: “¿Quién,

pues, podrá ser salvo?”. Esa pregunta motivó una de las

aseveraciones más hermosas de Cristo:

“Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es

posible”.

Alguien dijo que en el instante en que se recibe a Jesucristo

como Salvador personal, ocurren 34 cosas en la vida espiritual

del nuevo cristiano. Por ejemplo: Se derriba un muro de separación, se establece la paz con Dios,

surge el verdadero gozo, obtenemos la victoria, experimentamos descanso espiritual y emocional,

entre otras cosas. Pero dejemos de lado 29 de estas cosas y enfoquemos las 5 cosas más

básicas.

En el mismo momento de recibir a Jesucristo, tenemos:

I. La PRESENCIA de Cristo en la Vida. Apocalipsis 3:20; Colosenses 1:26,27.

A. Esta presencia es eterna. Juan 14:15,16,23; Romanos 8:38, 39.

B. Está garantizada por el Espíritu Santo. Efesios 1:13, 14.

C. Él está en nosotros y nosotros en Él. Juan 10:27-29, Colosenses 3:1-3.

(Ilustrar con una moneda).

II. El PERDÓN de todos los pecados. Colosenses 1:13, 14.

A. Somos perdonados por gracia, ya que Cristo llevó nuestros pecados. 1Pedro 2:24.

B. Este perdón es eterno. Hebreos 10:16,17; Romanos 3:24,25.

C. Este perdón se basa en el olvido de nuestros pecados. Hebreos 8:12; Miqueas 7:19.

D. Este perdón es completo. 1Juan 1:7; Colosenses 2:13.

III. El PODER de ser hijos de Dios. Juan 1:12,13; Romanos 8:16.

A. Así como por medio del nacimiento físico, somos hijos de nuestros padres; cuando

nacemos de nuevo espiritualmente, somos hijos de Dios. Juan 3:3; 1Pedro 1:23.

Versículo para memorizar:

Juan 5:24

PALABRAS CLAVE: De cierto, cree, tiene, no,

ha pasado.

NOTA: Para experimentar una firme

seguridad tocante a la salvación, es necesario leer y

creer todos los pasajes bíblicos indicados en esta lección. Aun

cuando el receptor haya recibido esta lección, le

recomendamos que con cierta frecuencia vuelva a leer cada

cita bíblica.



B. Esta filiación es tan cierta y real como la física. ¡Ahora pertenecemos a la Familia de Dios!

(Efesios 2:19); de lo cual hay un registro (Lucas 10:20 y Filipenses 4:3), y ese registro

está sellado (Efesios 4:30).

C. La palabra potestad quiere decir: Poder legítimo. ¡Gozamos de todos los privilegios de los

hijos! ¡Legítimamente! Privilegios como:

1. Oración. Hebreos 4:16.

2. Comunión con Dios. 1Juan 1:3.

3. Entrada al Cielo. Juan 14:2,3. Y hay otros más…

IV. PROPÓSITO en la vida; una nueva perspectiva. 2Corintios 5:17; Efesios 2:10.

A. Hay un cambio, producto del Espíritu Santo, y no de normas y prohibiciones humanas;

nadie tiene que prohibirnos nada. El Espíritu Santo te guiará (Romanos 8:14) y te

indicará, por medio de los principios de la Palabra de Dios, todo lo que tú debas dejar

dándote la fuerza para hacerlo. Salmo 119:9-11,104,105; Efesios 6:110,11; 2Timoteo

3:16,17.

B. Este cambio es también progresivo. El Señor nos ayuda a limpiarnos paulatinamente de

todo aquello que está mal en nuestra vida y a cultivar virtudes y hábitos cristianos que

nos hacen mejores personas ante sus ojos. Proverbios 4:18; 2Corintios 7:1.

(Aunque posicionalmente, tú ya eres una nueva criatura).

V. La PROMESA de seguridad eterna.

La seguridad de la salvación, no se basa en emociones ni en las palabras de seres humanos, ni

en sueños, visiones, ni milagros. ¡Se basa en la Palabra de Dios!

Sus promesas son la prueba. Ejemplo: Leyendo Apocalipsis 3:20 podemos analizarlo así:

Por supuesto, es Jesucristo quien llama a la puerta. Él promete entrar si yo le abro la

puerta. ¿Ya le he abierto la puerta?________. Entonces, ¿qué hizo Él? ¡Entró! ¿Cómo lo

sé? Porque prometió hacerlo, y porque Él no miente. Si Él no cumpliera lo que promete,

dejaría de ser Dios y sería un mentiroso, como muchos hombres. Él no es mentiroso; así

que entró. Lo sé, porque Él prometió hacerlo.

De esta manera, estoy basando mi seguridad en su Palabra.

Te recomendamos que leas estos versículos y aplícales el mismo método anterior:

Romanos 8:38,39; 14:8; Colosenses 3:3,4; 2Timoteo 1:12; 1Juan 5:11-13.

Finalmente digamos como el apóstol San Pablo: ¡Gracias a Dios por su don inefable! 2Corintios

9:15. (Inefable: Que no se puede expresar con palabras)

No olvide memorizar Juan 5:24.



───────── LECCIÓN 1 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1.- Al aceptar a Cristo en nuestro corazón ¿Qué recibimos? 2.- ¿Podemos estar realmente seguros de nuestra salvación? 3.- ¿Cómo lo sabemos? 4.- Y si pecamos, ¿perdemos la salvación? ¿Por qué? 5.- ¿Todavía podemos estar seguros de la salvación aunque hayamos pecado? ¿Por qué? 6.- ¿De qué otra forma se le llama a la experiencia de la salvación? 7.- ¿Qué nos dio Dios como sello o garantía de nuestra salvación? 8.- ¿Qué texto nos habla de la seguridad de la salvación, el cual queremos aprender de memoria? Apúntalo aquí:



───────── LECCIÓN 2 ─────────────────────────────────

LA COMUNIÓN CON DIOS

INTRODUCCIÓN

Es de suprema importancia mantener nuestra COMUNIÓN CON

DIOS, pues por medio de ella, podemos mejorar continuamente

nuestra relación con él y conocerlo mejor. Además, fomenta

nuestro crecimiento espiritual y nos permite andar en luz. (1

Juan 1:7).

En cambio, el ignorar esta doctrina, lleva al creyente a creer que por haber cometido algún

pecado, su salvación se pierde y otra vez se encuentra bajo condenación, lo cual es erróneo a la

luz de la Biblia.

La Palabra de Dios nos muestra claramente las diferencias que existen entre la salvación y la

comunión, así mismo, la manera de mantener esa comunión con Él.

Analicemos las diferencias, y a la vez, la relación que existe entre la salvación y la comunión.

I. LA SALVACIÓN.

A. Dios nos la ha dado gratuitamente al recibir a Jesucristo como nuestro Salvador personal.

Romanos 3:24; Efesios 2:8,9; Tito 3:4,5.

B. Esta salvación es eterna. 1 Juan 5:11-13; Juan 10:27-30.

C. Se basa en un encuentro personal único con Jesucristo. Esto sucedió cuando oímos el

evangelio, creímos en Jesucristo y fuimos sellados en un momento definido y esto es para

siempre. Efesios 1:13.

En la simbología Bíblica, el sello significa: Transacción, propiedad, seguridad. Ahora

pertenecemos al Señor, estamos seguros en Él.

D. Es una relación estable y continua, pues depende de la fidelidad de Dios, y NO de la

nuestra. Juan 6:35-40 y 2 Timoteo 2:13.

II. LA COMUNIÓN.

A. Se establece gratuitamente al recibir a Jesucristo como nuestro Salvador. Romanos 5:10.

B. NO es eterna; se pierde cuando el creyente permite algún pecado en su vida. Pero se

restaura también gratuitamente al confesar el pecado que la cortó. 1 Juan 1:9.

C. Esto lo podemos comprender mejor cuando comparamos el nuevo nacimiento y la relación

espiritual entre un hijo y su Padre Celestial, con el nacimiento físico y la relación entre un

hijo y su padre terrenal.

¿Deja de ser hijo de su padre un niño, por el hecho de haber desobedecido? ¡No!, pero

pierde la comunión con él. Así es en la esfera espiritual.


I Juan 1:9

PALABRAS CLAVE: Confesar, fiel, perdonar,

limpiar, toda.



Las dos leyes.

La ley de la gravedad indica que todos los objetos deben caer atraídos hacia la tierra. Sin

embargo, los aviones no caen a tierra, pues otra ley, la de la sustentación aerodinámica

suspende la ley de la gravedad que opera sobre el avión.

De la misma manera, en la vida espiritual la ley del pecado indica que es inevitable que

todos pequemos contra Dios siempre, pero la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús

suspende esa ley en nuestras vidas cuando nos sometemos al control de Espíritu Santo y

entonces no tenemos por qué vivir en pecado, sino podemos tener victoria continua sobre

él.

D. La comunión se basa en una relación continua con Cristo a través de la guía del Espíritu

Santo. Romanos 8:12-14.

E. Puede llegar a ser una relación estable, mediante la experiencia espiritual de la llenura del

Espíritu Santo (Efesios 5:18), y el andar en el Espíritu, el cual produce en nosotros las

virtudes cristianas (Gálatas 5:16,22-24; Colosenses 2:6,7, 1 Juan 1:6,7).

Ya hemos visto la diferencia básica entre la salvación y comunión, ahora veamos cómo fortalecer

y hacer cada vez más permanente nuestra comunión con Dios, hasta que llegue a ser nuestro

estilo de vida.

III. PASOS PARA CUIDAR Y MANTENER NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS.

A. Pasos para prevenir que nuestra comunión con Dios se rompa:

1. Reconoce que la vieja naturaleza pecaminosa (llamada también “la carne”) que

heredamos de Adán, aún opera en nuestra vida. Romanos 7:15-21 y 8:7,8. Es la

parte de nosotros que es inclinada al mal.

2. Cree que al recibir a Jesucristo, Dios te ha dado una nueva Naturaleza, que te

ayudará a experimentar una victoria continua sobre la vieja naturaleza. Romanos 8:1-

8 (énfasis versículo 2). Ver Las dos leyes.

3. Sométete al control continuo del Espíritu Santo, quien ya mora en ti. Efesios 5:18.

4. Lee y guarda la Palabra de Dios en tu corazón. Salmos 119:9-11; Juan 17:17.

5. Ora y sométete a Dios, pidiéndole la victoria contra las tentaciones satánicas.

(Santiago 4:6,7; 1 Pedro 5:6-9 ¡Tremenda similitud!).

6. Huye del terreno de la tentación.

Resistir-Huir, es la paradoja bíblica. La Biblia nos enseña que hay tentaciones que

podemos resistir, pero hay otras de la cuales es mejor huir, o sea, debemos

apartarnos inmediatamente de lugares, situaciones o personas que nos invitan a

pecar, especialmente hay que huir de aquellas tentaciones que tienen que ver

con lo sensual. 1 Corintios 6:18; 10:14; 2 Pedro 1:4.

7. Ocúpate en hacer el bien y júntate con aquellos que buscan a Dios. 2 Timoteo 2:22;

1Pedro 3:10-12. No es suficiente apartarnos del mal, también debemos ocuparnos

en hacer el bien que Dios quiere que hagamos, pues si no, tarde o temprano el mal

nos jalará otra vez. Busca la compañía y amistad de cristianos que practican el bien;

necesitamos la buena influencia de otros. Proverbios 13:20.



La planta de luz

Todos nos hemos acostumbrado al uso de la energía eléctrica en nuestros hogares. Con

encender un apagador tenemos luz instantánea en nuestras casas; sin embargo, esa luz

que vemos en la lámpara y nos alumbra, no se origina ahí sino que viene de una planta de

luz ubicada en un lugar lejano. La lámpara no puede alumbrar si no está conectada a la

planta de luz que es la que genera la electricidad.

De la misma manera, si como cristianos no nos “conectamos” diariamente a Dios por

medio de nuestra comunión con él, entonces no podremos ser luz a otros. La luz que

emana del ejemplo de una vida íntegra obediente al Señor, no proviene de nosotros, sino

es resultado de que estamos buscando permanecer en Aquel que es la luz. Y si cuidamos

nuestra comunión con él alumbraremos siempre.

B. Pasos para restaurar nuestra comunión con Dios:

Si tú, después de haber recibido a Jesucristo, infortunadamente cediste a la tentación y

caíste en algún pecado, ¡no te quedes postrado! Aunque Dios no aprueba nuestro pecado,

comprende nuestra debilidad; y en su gracia, ha provisto la manera de restaurar nuestra

comunión con Él. 1 Juan 2:1-2

1. No encubras tu pecado. Proverbios 28:13.

2. Confiésalo. Admite que lo que hiciste es malo, porque Dios lo dice, y ríndeselo. La

confesión debe ser específica.

3. Cree que Él te perdona y te limpia de toda maldad. 1 Juan 1:9; 2:1,2.

4. Agradece al Señor la restauración de tu comunión.

5. Pídele que te dé una firme resolución de resistir ese pecado en el futuro. 1Corintios

10:13.

6. Mantén esa preciosa comunión con Dios, ya que de Él viene la luz a tu vida para

iluminar a otros. (Ver La planta de luz). Juan 15:4,5.

CONCLUSIÓN:

Analicemos la experiencia del Rey David en el Salmo 51 y las once cosas que él pidió en esta

oración de confesión y arrepentimiento.



───────── LECCIÓN 2 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1.- ¿De qué manera nos dio Dios la salvación? 2.- ¿Es la salvación una relación temporal con Dios? 3.- ¿Cómo es? 4.- ¿De quién depende la salvación? 5.- ¿Cuánto dura la comunión con Dios? 6.- ¿Cómo se restaura la comunión con Dios? 7.- Si una persona pierde su comunión con Dios, ¿deja de ser salva? 8.- ¿Cómo puede nuestra comunión con Dios llegar a ser una relación estable? 9.- ¿Qué pasos debemos dar para prevenir que se rompa nuestra comunión con Dios? 10.- ¿Cuáles son los pasos para restaurarla?



───────── LECCIÓN 3 ─────────────────────────────────

EL BAUTISMO

INTRODUCCIÓN

El bautismo es una de las dos grandes ordenanzas que el Señor

Jesucristo dejó a su iglesia (la otra es la Cena del Señor); hay

seis preguntas en relación al Bautismo, cuyas respuestas nos

desarrollan una clara enseñanza bíblica acerca de esa

importante doctrina.

I. ¿QUÉ ES EL BAUTISMO?

A. Es el primer paso de obediencia en la vida cristiana, ya que hacerlo, es obedecer el

mandamiento del Señor. Mateo 28:18-20.

B. Es una identificación con Cristo. (Romanos 6:4). Es como nuestra credencial; un medio de

declarar, delante de los demás, lo que somos en Cristo.

C. Es la representación simbólica de nuestra salvación. El bautismo bíblico se realiza

sumergiendo el cuerpo en agua (como lo veremos más adelante) y tiene tres etapas, mismas

que nos identifican con la obra redentora que Jesucristo hizo por nosotros:

1. Inmersión (cuando entramos al agua); simboliza que estamos muertos con Cristo.

Romanos 6:3.

2. Sumersión (cuando estamos sumergidos en el agua); simboliza que estamos sepultados

con Cristo. Romanos 6:4.

3. Emersión (cuando salimos del agua); simboliza que estamos resucitados con Cristo.

Romanos 6:5.

El bautismo es nuestra identificación con Jesucristo en su muerte, sepultura y

resurrección. Por medio de nuestro bautismo (inmersión, sumersión y emersión), damos

a entender que hemos creído en Jesucristo y en Su obra (muerte, sepultura y

resurrección), para tener perdón de los pecados. Es un reconocimiento público del

hecho de NO ser salvo por nuestras propias obras, sino por medio de lo que Jesucristo

hizo por nosotros.

D. Es el testimonio de una nueva vida. Romanos 6:4.

II. ¿PARA QUÉ ES EL BAUTISMO?

A. NO es para salvación. Efesios 2:8,9; 1 Juan 1:7; Lucas 23:39-43.

En el primer pasaje bíblico se nos afirma que la salvación es por gracia. En el segundo

pasaje, que la sangre de Jesucristo es la que nos limpia. En el tercero, se nos muestra el

caso de un hombre que fue salvo EN CRISTO sin bautismo alguno.

B. Es para confesar públicamente a Jesucristo, e incorporarnos a la Iglesia Local. Hechos

2:41,47.


Mateo 28:19

PALABRAS CLAVE: discípulos y

bautizándolos



El bautismo es (casi siempre), la puerta de entrada por la cual nos integramos al

compañerismo formal y oficial de una iglesia (grupo de cristianos convertidos y

bautizados).

En Hechos 2, la palabra añadir es usada dos veces en los versículos 41 y 47. Se nota en

estos versículos que la primera iglesia cristiana tenía una lista de miembros y que por

medio del bautismo otros nombres se añadían. En la mayoría de los casos, así es hoy en

día. Al bautizarse, uno es aceptado como miembro de la congregación donde se imparte

el bautismo.

C. Es esencial para el servicio cristiano y el desarrollo espiritual. Mateo 28:18-20.

Un creyente en Cristo no puede desarrollarse en el cuerpo de Cristo ni servir en él, si

está en desobediencia del primer mandamiento después de su conversión; si no

obedece en este punto, tampoco se someterá después. La vida cristiana es de sumisión

y sujeción continua al Señor.

III. ¿PARA QUIÉN ES EL BAUTISMO?

A. Es para el creyente en Cristo. Hechos 8:34-38; Hechos 2:41.

El único requisito para el bautismo, es haber recibido al Señor Jesucristo como salvador,

y haberlo recibido implica dos cosas:

1. Que hemos creído en Él.

2. Que lo hemos confesado con nuestra boca. Ejemplo: Hechos 8:36-38.

B. No puede ser para los infantes, ya que el requisito es creer en Jesucristo, y el infante no

puede aún ejercer la fe. No hay en la Biblia ningún caso de un bebé que haya sido bautizado.

C. En tiempos Neotestamentarios nadie era tomado en cuenta como cristiano hasta bautizarse.

No hay excusas válidas para no hacerlo.

IV. ¿CÓMO ES EL BAUTISMO?

A. La palabra “bautismo” viene del griego baptizo que significa sumergir, sepultar en agua.

B. Por lo tanto, es por inmersión, o sea, sumergiendo el cuerpo en agua. Juan 3:23, Mateo

3:13-17; Hechos 8:38,39.

C. Solamente así se representa la sepultura simbólica y espiritual. Romanos 6:1-5.

Ningún muerto puede ser sepultado, esparciendo sobre él un poco de tierra; así mismo,

ningún cristiano (muerto con Cristo), puede ser sepultado asperjando (rociando) agua

sobre él.

V. ¿POR QUÉ EL BAUTISMO?

A. Porque Dios lo ordena. Mateo 28:19.

B. Porque Cristo lo ejemplificó antes de comenzar su ministerio en la tierra.

C. Porque otros lo hicieron, sometiéndose así al Señor. Hechos 8:36-39; 16:30-34.



VI. ¿CUÁNDO ES EL BAUTISMO?

A. Lo más pronto posible después de aceptar a Cristo.

B. Así como en la mayoría de nuestros países latinos, es una costumbre sepultar un cadáver

dentro de las siguientes 24 horas, en tiempos apostólicos, los cristianos eran bautizados

luego.

C. Ideas erróneas respecto al tiempo del bautismo. Hay quienes han enseñado que una

persona no puede bautizarse hasta cumplir con ciertos requisitos extra-bíblicos, tales como:

1. Hasta ver frutos dignos de arrepentimiento.

2. Hasta que dejen ciertos hábitos.

3. Hasta cumplir con ciertos requisitos civiles (estar casado, ser mayor de edad, etc.)

4. Hasta que otros lo hagan (familiares, amigos, etc.).

Pero, como lo hemos visto, estos requisitos (aunque se piense que son deseables) no

son los requisitos bíblicos para el bautismo. El único requisito bíblico para que alguien

pueda bautizarse es haberse arrepentido de sus pecados y haber creído de todo

corazón en Jesucristo aceptándole como Salvador personal.

CONCLUSIÓN:

Si ya eres un cristiano verdadero, ¿obedecerás al Señor en este paso? Ojalá que sí. Sin embargo,

es una decisión que tú deberás tomar.

Esta lección fue preparada para enseñarte lo que la Biblia dice respecto al bautismo, ahora te

corresponde tomar la decisión de obedecer a Dios o no. Asegúrate de que cuando lo hagas sea

porque estás convencido de lo que Dios dice. No tomes la decisión de bautizarte por presión o

con dudas. Pero tampoco te detengas de hacerlo por temor a lo que los demás digan o hagan.

Recuerda el ejemplo de los primeros cristianos que en momentos de gran oposición afirmaron:

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” (Hechos 5:26-29).



───────── LECCIÓN 3 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1.- ¿Qué es el Bautismo? 2.- ¿Cuáles son las tres etapas del bautismo y de qué manera simbolizan nuestra salvación? 3.- ¿Es el bautismo uno de los pasos que debemos dar para tener la salvación del alma? 4.- ¿Crees que debes bautizarte para asegurar más tu salvación? 5.- ¿De qué manera afecta nuestro desarrollo espiritual como cristianos el NO bautizarse? 6.- ¿Quiénes pueden ser bautizados solamente? 7.- ¿Cuáles bases tenemos para afirmar que el bautismo es por inmersión (sumergiendo el cuerpo en agua)?



───────── LECCIÓN 4 ─────────────────────────────────

CRECIMIENTO ESPIRITUAL

INTRODUCCIÓN

En una de las lecciones anteriores, estudiamos que a la

experiencia de salvación, también se le llama Nuevo Nacimiento,

lo cual significa que cuando una persona recibe a Jesucristo,

Dios le implanta una nueva naturaleza, lo que le convierte en

una nueva criatura. (Juan 3:3; Efesios 2:10; 2Corintios 5:17).

Ahora bien, esa nueva criatura en Jesucristo necesita crecer y desarrollarse en el terreno

espiritual y en la fe.

La niñez, el crecimiento y la madurez, son comparaciones que se usan con frecuencia en varias

partes de la Biblia, pues al aceptar a Jesucristo, nuestra nueva vida es comparada con la vida de

un niño recién nacido. Y partiendo de esa figura, una y otra vez los escritos inspirados nos

exhortan a crecer. Ejemplo: 1Pedro 2:2 y 2Pedro 3:18.

Lo normal es, que desde el momento que uno acepta a Cristo, crezcamos como un niño hasta

llegar a ser un adulto en la fe. Y así como un niño recién nacido necesita alimento, ejercicio y

descanso, así también en el plano espiritual hay 3 factores importantes para que tú crezcas y

llegues a alcanzar la madurez espiritual. Ser maduro es llegar a convertirnos en personas cuyo

carácter y estilo de vida se parece cada vez más al de Jesucristo.

Veamos los tres factores que nos ayudan a crecer en madurez cristiana.

I. EL ALIMENTO ESPIRITUAL. La lectura y el estudio de la Palabra de Dios.

A. La Palabra de Dios se representa como el alimento espiritual para la vida cristiana.

1. Leche. 1Pedro 2:2.

2. Pan. Mateo 4:4.

3. Alimento. Jeremías 15:16.

4. Miel. Salmos 19:10.

B. Para lograr alimentarnos continuamente con la Palabra de Dios, necesitamos tres cosas:

1. Un tiempo fijo cada día. Elije la duración; pero no olvides que es una necesidad

prioritaria.

2. Un lugar apartado. De ser posible procura estar a solas. Evita interrupciones. Busca un

lugar donde puedas concentrarse en la lectura de la Biblia.

3. Un sistema de lectura Bíblica. La Biblia, como cualquier otro libro, debe leerse

sistemáticamente, si ha de entenderse.


2Pedro 3:18

PALABRAS CLAVE:

Creced, conocimiento.

Las enseñanzas de la Palabra de Dios son las

que nos fortalecerán y nos harán crecer en un

carácter y estilo de vida semejante al de

Jesucristo. Juan 8:31,32; Hebreos 5:14; Mateo

7:24-27. La meta máxima de todo cristiano es

llegar a ser como Jesucristo. Efesios 4:13.



Sistema sugerido para estos primeros meses de tu vida cristiana:

1ª Semana: Lee 6 (seis) capítulos diariamente del Evangelio de San Juan. Esto significa

que habrás leído dos veces el libro.

2ª Semana en adelante: Principia la lectura de todo el Nuevo Testamento, capítulo por

capítulo, leyendo 3 capítulos cada día; de esta manera, terminarás el Nuevo Testamento

en tres meses. Después de terminar el Nuevo Testamento, ya estás listo para leer toda la

Biblia. Comienza simultáneamente en Génesis y Mateo; lee dos capítulos de Génesis y uno

de Mateo cada día; los domingos lee cuatro en el Antiguo Testamento y dos en el Nuevo.

De esta manera terminarás el Nuevo Testamento en nueve meses. Al terminarlo, aumenta

el número de capítulos en el Antiguo Testamento a tres cada día y cinco los domingos, y en

menos de 3 meses adicionales, habrás terminado el Antiguo Testamento también (Toda la

Biblia en menos de un año).

Recomendaciones para comprender y asimilar la lectura de la Biblia.

Ten un diccionario a la mano en el cual buscar alguna palabra que no comprendas, esto te

ayudará a entender mejor lo que lees.

Toma tiempo para meditar (pensar) en lo que estás leyendo. Pregúntate: ¿Qué tiene que

ver lo que acabo de leer con mi vida? ¿Qué me dice Dios que haga o que no haga? (Ver

Sección Ayudas para meditar en la Palabra de Dios).

No te preocupes si no entiendes todo lo que lees. La Palabra de Dios contiene verdades

sencillas, pero también profundas. Pídele a Dios que te muestre lo que tiene para ti en su

Palabra. Si buscas con humildad, él te mostrará las enseñanzas que necesitas.

Haz anotaciones en un cuaderno de lo que Dios te va mostrando en su Palabra.

II. EL DESCANSO ESPIRITUAL. La oración.

A. Por medio de la oración, descansamos en el Señor todas nuestras necesidades

espirituales, emocionales y materiales. Él ha prometido escuchar y suplir esas necesidades.

Mateo 6:6, 7:7-11; Juan 16:23,24. Pero debemos pedir con fe, de acuerdo a su voluntad y

sin egoísmos. Santiago 1:5-7; 4:2,3.

B. Se necesita establecer un tiempo diario. (Sugerencia: Oremos después de la lectura, para

así, aplicar las verdades estudiadas a nuestra vida).

C. Orar es hablar con Dios. Una oración se compone de tres partes básicas:

1. Invocación. Es para dirigirnos a Dios e iniciar nuestra conversación con él. Ejemplos:

“Padre nuestro que estás en los cielos”; “Señor bendito”; “Dios mío”; etc.

2. Petición. Después de invocar su nombre, en esta parte podemos mencionar nuestras

peticiones, expresarle nuestra gratitud, decirle palabras de alabanza, contarle cómo

nos sentimos, etc. Filipenses 4:6,7; 1Pedro 5:7. Hazlo con sinceridad y en tus propias

palabras.

3. Conclusión. Al final de la oración es necesario reconocer que nuestra oración no la

hacemos por nuestros méritos sino gracias a que Cristo murió por nosotros, y es en su

nombre que debemos orar y pedir (Juan 14:13,14). Podemos decir al final de la



oración, por ejemplo: “…te lo pido en el nombre de Cristo, amén”; “…pongo todo esto

en tus manos por los méritos de Jesucristo, amén”.

Practiquemos lo aprendido: ¿Por qué no haces una oración en este momento?

III. EL EJERCICIO ESPIRITUAL. Congregarnos, servir a los demás y compartir el evangelio.

A. La Palabra de Dios nos insta a reunirnos con otros cristianos en la adoración y servicio a

Dios. Esta comunión nos estimula. Salmos 122:1; Hechos 2:42,46; Hebreos 10:24,25.

1. La mejor opción para lograr lo anterior y que está señalada en las Escrituras, es

congregarnos regularmente con una Iglesia Bíblica. Cuando el apóstol Pablo escribió su

Epístola a los Efesios, describió los propósitos de Dios al haber instituido la Iglesia

(conjunto de cristianos bautizados que se reúnen en un lugar) y haberle dado hombres

capacitados como pastores y maestros.

Lee cuidadosamente Efesios 4:11-16. Contesta a las siguientes preguntas:

a. ¿Para qué constituyó Cristo en la Iglesia a hombres como los pastores y maestros? ¿Con qué

propósito? vr. 11, 12.

____________________________________________________________________________________

b. ¿Quiénes son los que hacen la obra del ministerio y necesitan ser perfeccionados? vr.12.

____________________________________________________________________________________

c. ¿Cuáles son los objetivos de la labor de los pastores y los santos en la Iglesia? vr.12-15.

____________________________________________________________________________________

2. La Iglesia del Señor, existe para ministrar a las necesidades de cada persona que

asiste. Ningún cristiano puede madurar en la fe solo. Dios usa a otros para edificar

nuestra vida, por lo tanto, necesitamos de la Iglesia y la Iglesia nos necesita. ¡Proponte

asistir a una Iglesia donde se enseñe la Biblia y solamente la Biblia!

B. La Palabra de Dios nos insta a compartir nuestra fe. Hechos 1:8; Marcos 16:15.

No te quedes con las bendiciones de la vida cristiana. Sin ofender, procura interesar a

sus amigos y familiares en el mensaje del evangelio. Recuerda que no hay salvación

sin Cristo. Debemos orar mucho y hacer todo lo posible para que otras muchas

personas lleguen a conocer a nuestro Señor Jesucristo.

Una de las primeras cosas que puedes hacer para compartir el evangelio con tus

conocidos es contarles tu testimonio, esto es, compartirles como era tu vida antes de

aceptar a Cristo, cómo aceptaste a Cristo y cómo es tu vida ahora. Hablar de lo que

Cristo ha hecho en nuestra vida es válido y Dios lo usa para traer a otros a sus pies.

Juan 4:28-30,39.

No te desanimes si al principio tus familiares o amigos no aceptan el mensaje de

Cristo. Recuerda que estamos llamados a compartir el mensaje por amor y obediencia;

Dios es el que cambia los corazones, no nosotros; pero, si no compartimos, ¿cómo

conocerá la gente de la salvación en Cristo? Romanos 10:13-15.

¡CREZCAMOS EN LA FE! Efesios 4:15.



───────── LECCIÓN 4 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1.- ¿Con quién se compara nuestra vida cuando recién aceptamos a Cristo? 2.- ¿Cuáles son los tres factores importantes que necesita el recién convertido para crecer espiritualmente? 3.- ¿Con qué cosas se compara la Palabra de Dios? 4.- ¿Cuáles tres cosas necesitamos para alimentarnos continuamente de la Palabra de Dios? 5.- ¿De qué manera nos ayuda orar a Dios? 6.- ¿Con qué frecuencia debemos orar? 7.- ¿Cuál es el tercer factor que necesitamos para crecer espiritualmente? 8.- De acuerdo a este tercer factor, la Palabra de Dios nos insta a hacer dos cosas muy importantes, ¿cuáles son? - Según Hebreos 10:25 - Según Hechos 1:8; Marcos 16:15



───────── LECCIÓN 4 ─────────────────────────────────

Preguntas para Meditar en la Palabra de Dios.

Estas preguntas nos ayudan a obtener mayor provecho de nuestra lectura bíblica, pues nos llevan

a meditar (pensar y reflexionar) en las enseñanzas de la Biblia y aplicarlas a nuestra vida.

Cada vez que leas tu Biblia, registra en un cuaderno las respuestas a estas preguntas, siguiendo

el formato indicado.

No todas las preguntas se responden en el pasaje bíblico que estudies, pero es seguro que

encontrarás respuesta a varias de ellas.

Fecha: __________________ Pasaje Bíblico: ____________________________

1. ¿Qué promesas hace Dios aquí las cuales puedo hacer mías?

2. ¿Cuáles órdenes o mandamientos encuentro aquí para obedecer?

3. ¿Cuáles ejemplos encuentro aquí para seguir?

4. ¿Cuáles ejemplos encuentro aquí que NO debo seguir?

5. ¿Cómo demuestra Dios su poder en este pasaje?

6. ¿De qué manera me ayuda conocer todo esto?

7. ¿Encuentro aquí una verdad importante que debo recordar siempre? ¿Cuál?

8. ¿Cómo puedo llevar todo esto a la práctica en mi vida a partir de hoy?



───────── LECCIÓN 5 ─────────────────────────────────

EL CRISTIANISMO VERDADERO

INTRODUCCIÓN.

El cristianismo verdadero NO es una religión sino una relación.

La palabra religión viene del latín religare que significa volver a

ligar. La religión, como su nombre lo indica, consiste en intentos

del hombre por llegar a Dios. La religión trata de llevar al hombre

a lo divino a través del cumplimiento de un sistema de ritos y

prácticas.

Pero el cristianismo verdadero nos habla de lo que Dios ha hecho por el hombre: Él nos ha

buscado. En la persona de Jesucristo, Dios mismo vino a este mundo, se hizo como nosotros y se

entregó por nosotros muriendo en la cruz para salvarnos de la condenación eterna

demostrándonos así su gran amor. Aceptar a Cristo como Salvador hace posible que tengamos

una relación familiar con Dios, donde él ahora es nuestro Padre y nosotros sus hijos.

Sin embargo, debido a la tendencia que tenemos de practicar una religión en vez de cultivar una

relación con Dios, es necesario que definamos bien cuál es el verdadero cristianismo para el

cual Jesucristo nos ha salvado y transformado, de manera que abandonemos esa religiosidad de

tradiciones y ritos que muchos practicábamos antes de convertirnos en hijos de Dios.

I. ¿QUÉ DIFERENCIAS HAY ENTRE EL CRISTIANISMO VERDADERO Y LA RELIGIÓN?

A. En la religión no hay seguridad de salvación del alma.

En el cristianismo verdadero si hay seguridad de salvación. Juan 5:24; 1Juan 5:11-13.

En la religión, la salvación depende de las buenas obras que hagamos y en cumplir con

ciertos ritos y prácticas.

En el cristianismo verdadero, la salvación no depende de lo que hagamos, sino de lo que

Cristo hizo: morir, ser sepultado y resucitar por nosotros. 1Timoteo 2:5,6; Tito 3:3-7.

Dicha salvación es para siempre y podemos estar seguros de eso porque Dios así lo ha

prometido. Juan 6:47.

No hay oportunidad de salvación después de la muerte. Hebreos 9:27. La Biblia no

enseña que existan lugares intermedios donde purgar ciertas penas después de la

muerte. Nuestro destino eterno se define en vida. Lucas 16:19-31.

B. En la religión se tiene que hacer algo para obtener la salvación del alma.

En el cristianismo verdadero la salvación es gratuita, es por gracia, o sea, es un favor

inmerecido que Dios nos hace. Efesios 2:1-9.

Nuestras obras, aunque sean buenas, no son suficientes para salvarnos; por eso Cristo

vino a morir por nosotros en la cruz. Isaías 64:6; Romanos 5:6-8.

Lo único que debemos hacer es aceptar con arrepentimiento y fe ese regalo de gracia en

el corazón. Romanos 6:23; Hechos 3:19,20; Juan 3:16-18.

La obra de Cristo para salvarnos está consumada, no hay que agregarle nada más, sólo

se nos pide creer con todo el corazón. Cristo ya lo hizo TODO. Hebreos 10:10-14; 12:2.


Mateo 11:29

PALABRAS CLAVE: mi yugo, aprended de mí,

manso, humilde



C. En la religión se hacen buenas obras para obtener algún beneficio de Dios.

En el cristianismo verdadero las buenas obras son consecuencia de la nueva vida que

tenemos en Cristo. Efesios 2:10; Mateo 5:14-16.

En la religión, vivir una vida santa o limpia depende de la propia fuerza de voluntad.

En el cristianismo verdadero, tenemos el poder de Dios para vivir cómo él quiere que

vivamos, no todo depende de nosotros. Efesios 6:10; Colosenses 1:9-11; 2Timoteo 1:7.

Cuando Cristo viene a la vida, él nos transforma, nos cambia para que tengamos un

nuevo propósito en la vida, para que aprendamos a vivir en integridad obedeciendo sus

mandamientos. Romanos 6:19-22.

D. En la religión, las tradiciones y mandamientos de hombres son practicados como si vinieran

de Dios.

En el cristianismo verdadero sólo se aceptan como válidos los mandamientos de Dios

expresados en la Biblia.

La Biblia nos advierte del peligro de llegar a practicar tradiciones y mandamientos de

hombres. Colosenses 2:8,20-23; 3:1,2. Jesucristo mismo reprendió a aquellos que

imponían mandamientos y tradiciones humanas a la gente. Mateo 15:1-9.

Jesucristo enseñó que debemos estudiar su Palabra y practicarla porque es la verdad de

Dios. Mateo 7:24,25; Juan 5:39; 8:31,32; 17:6-8,17. Sería una incongruencia decirnos

cristianos verdaderos y seguir practicando mandamientos o tradiciones que Dios no

ordenó o que están en contraposición con lo que la Biblia enseña.

La Biblia es la Palabra de Dios, es el único medio por el que Dios nos habla hoy. Es la

Biblia la que debemos creer y practicar porque son las instrucciones de Dios para

nosotros. 2Timoteo 3:15-17. Además, está completa, no necesita agregados. Apocalipsis

22:18,19.

Cualquier tradición o mandamiento, aunque parezca muy bueno o muy religioso, y

aunque se haga con buenas intenciones, si no está ordenado en la Palabra de Dios, no

tenemos por qué obedecerlo.

¿Te has dado cuenta de que hay alguna tradición o mandamiento religioso que debes

dejar de practicar? Esto no debe avergonzarnos, sino debemos agradecer a Dios que a

través de su Palabra podemos rectificar nuestro camino para hacer su voluntad.

Por otro lado, no debemos entrar en conflicto con aquellos que tienen prácticas

religiosas no bíblicas, sino que debemos orar por ellos, y si se presta la oportunidad,

mostrarles con amor y firmeza lo que la Biblia dice al respecto para que conozcan la

verdad. Conforme vayas conociendo más de la Biblia podrás ayudar mejor a otros.

E. En la religión, se confía en que siguiendo un sistema de ritos y prácticas se puede obtener

la aprobación divina y que la vida ejemplar consiste en el cumplimiento de dichos ritos.

En el cristianismo verdadero confiamos que ya tenemos la aprobación de Dios, y que la vida

ejemplar, agradable a Dios, consiste en buscar de todo corazón ser como Cristo,

obedeciéndole con su poder. Romanos 5:1,2; 8:1,9-13; Gálatas 2:20.

La religión nos dice que sólo es cuestión de cumplir. La religión ha hecho creer al hombre

que puede “quedar bien” con Dios por medio del cumplimiento de ciertos ritos o

sacrificios que son como “atajos” o “facilidades” para eso. Pero tales prácticas no

afectan el carácter y forma de vivir del hombre sólo lo “podan” por fuera. Dios desea

cambios de raíz en el interior del ser humano. 1Samuel 15:22; Isaías 1:11-19.



En el cristianismo verdadero, lo que Dios quiere forjar en nosotros es una forma de vivir

diferente, íntegra, limpia. Efesios 4:13;17-24.

Ser cristiano es, por definición, ser como Cristo. Ser discípulo de Cristo significa no sólo

aprender de él sino imitarlo. Mateo 11:28-30; Juan 8:31,32; 13:13-15; 1Pedro 2:21-23.

Jesucristo pidió un acercamiento de corazón. Él quiere transformar toda nuestra vida,

comenzando con nuestra mente y corazón. Mateo 22:36-40; Romanos 12:1,2.

El cambio que a Dios le interesa más es el cambio interno, pues al haber dicho cambio,

este se reflejará en lo externo paulatinamente. Lucas 6:43-45. Por esto, es vital que te

dejes moldear por él cada día.

II. ¿CUÁLES SON ALGUNAS VIRTUDES Y BUENAS OBRAS QUE DEBEN CARACTERIZAR A LOS

CRISTIANOS VERDADEROS?

Hay una diferencia entre alguien que practica una religión y un cristiano verdadero. Jesucristo nos

advirtió de la religiosidad, pues a pesar de tenerle en el corazón podemos caer en la costumbre

de hacer las cosas por “cumplir”.

Si cultivamos una relación estrecha con Dios en la que de todo corazón le buscamos y le

obedecemos con su poder, entonces seremos moldeados en nuestro carácter y conducta, y nos

pareceremos cada día más a Jesús. Juan 15:1-5. (Explicar la relación Vid-Pámpano)

Permanecer en Cristo es cultivar nuestra relación con él por medio del estudio de su Palabra, la

oración y la obediencia a él con su poder. Sólo así se podrán producir en nosotros los frutos

(virtudes y obras) de Cristo.

Lee Romanos 12:9-21. Anota la lista de virtudes y buenas obras que deben caracterizar a los

cristianos. Apúntalas en los renglones de acuerdo al versículo donde se encuentran.

v.9. No finge amor, es sincero. v.14. Bendice a los que lo persiguen, no los maldice.

v.9. Detesta lo malo, sigue lo bueno. v.15. Se goza con los que se gozan.

v.10. Ama a los demás fraternalmente. v.15. Llora con los que lloran.

v.10. Da preferencia a los demás. No es egoísta. v.16. Procura la unidad con los demás.

v.11. No es perezoso en lo que requiere disciplina. v.16. No es altivo, sino se junta con los humildes.

v.11. Es ferviente en espíritu y sirve al Señor. v.16. No es sabio en su propia opinión.

v.12. Se goza en la esperanza. v.17. No paga a nadie mal por mal.

v.12. Resiste la tribulación. v.18. Procura estar en paz con los demás.

v.12. Es constante en la oración. v.19,20. No se venga.

v.13. Comparte para las necesidades de otros. v.21. Vence con el bien el mal.

v.13. Practica la hospitalidad.

Tal vez al hacer esta lista te das cuenta que no tienes todas estas características en tu vida, pero

no te desalientes, Dios no espera que las tengas todas ahora, sino que busques estar cerca de Él,

para que con su ayuda crezcas en tu vida cristiana, para entonces ir manifestando con tus hechos

que eres un verdadero cristiano.

Repasa los 3 factores o hábitos para el crecimiento cristiano que se te enseñaron en la Lección 4.

Si no los estás desarrollando decide hacerlo y comienza a crecer en tu vida cristiana por medio de

tu acercamiento al Señor, pues la vida cristiana es una relación, no una religión.



───────── LECCIÓN 5 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1. ¿Qué es la religión? 2. ¿Qué tipo de relación se establece entre nosotros y Dios cuando creemos en Cristo? 3. ¿Por qué tenemos seguridad de salvación eterna en el cristianismo verdadero? 4. En el cristianismo verdadero, ¿tenemos que hacer algo para ganarnos la salvación? ¿Por qué? 5. ¿Qué hace el Señor en nosotros para que podamos vivir como él quiere? 6. ¿Debemos practicar tradiciones y mandamientos de hombres? ¿Por qué? 7. ¿El cristianismo verdadero consiste sólo en cumplir con ritos? ¿Qué es lo que el Señor quiere forjar en nosotros? 8. ¿En qué consiste la religiosidad, la cual debemos evitar en nuestra vida cristiana?



───────── LECCIÓN 6 ─────────────────────────────────

EL CRISTIANO Y SUS DEBERES

INTRODUCCIÓN

La Palabra de Dios nombra de diferentes maneras a los

creyentes en Cristo:

1. Hijos de Dios. Juan 1:12.

2. Santos. Romanos 1:7.

3. Cristianos. 1Pedro 4:16.

4. Herederos. Romanos 8:17.

Todos los nombres anteriores designan nuestra POSICIÓN y POSESIÓN en Cristo, y ¡cuánto nos

gozamos con esos nombres! Pero, hay otros nombres que designan nuestros deberes como

cristianos, y uno de ellos es: ADMINISTRADORES (1Corintios 4:1,2).

Consideremos 4 áreas en las que Dios quiere que seamos fieles administradores, para cumplir así

nuestros deberes:

I. LA VIDA.

Dios desea que administremos bien nuestra vida física y espiritual.

A. Dios es el dador de la vida física, y desea que la administremos bien.

1. Separándonos de todo hábito nocivo y toda cosa que la corrompa. 1Corintios 6:18-20;

2Corintios 7:1; 1Tesalonisenses 5:22. Somos templo del Espíritu Santo, nuestro cuerpo

le pertenece a Dios.

2. Rindiendo nuestro cuerpo para servirlo a Él y glorificarlo. Romanos 6:12,13; 12:1,2.

B. Dios es el dador de la vida espiritual. Efesios 2:1-5.

Antes sólo existíamos, pero al recibir a Jesucristo recibimos la Nueva Vida, y la manera

de administrar bien esta Vida Nueva es siendo llenos del Espíritu Santo. Efesios 5:18;

Gálatas 5:16-24.

Ser llenos del Espíritu Santo, es vivir dependiendo de Su poder para obedecer su

Palabra y permitiéndole desarrollar en nosotros todo el plan de Dios para nuestra vida.

Él quiere que maduremos en todas la áreas y nos dará su fuerza para hacerlo, nuestra

parte es mantenernos en el sendero del crecimiento espiritual (Hebreos 12:1-3).

II. EL TIEMPO.

Debemos planear y organizar nuestro tiempo de manera que logremos suplir nuestras

necesidades físicas y materiales; pero, prioritariamente dar a Dios y a su ministerio un lugar

primordial en nuestra vida. Mateo 6:31-33; Efesios 5:16,17. La prioridad no exige precisamente

larga duración.

A todos se nos da la misma cantidad de tiempo cada día; pero, ¿cómo lo estamos usando?


1Corintios 4:2

PALABRAS CLAVE: Requiere, administradores, fiel.



Una persona que vive bajo las prioridades divinas luchará por apartar constantemente tiempo

para lo más importante: Su comunión con Dios, su familia, su ministerio cristiano y su trabajo.

III. EL EVANGELIO.

La palabra evangelio significa “buenas noticias”, “buenas nuevas”. 1Corintios 15:1-4 nos define

en qué consiste el evangelio. Escribe en qué consiste el evangelio: __________________________

___________________________________________________________________________________

Todas las personas necesitan escuchar el mensaje del evangelio, esto es algo urgente, pues sólo

en Jesucristo hay salvación del alma y sólo en él hay transformación de vida. Hechos 4:11,12;

2Corintios 5:17; Tito 3:3-7.

Dios nos ha dado el Evangelio, no sólo para oírlo y creerlo, sino también para vivirlo y darlo a

otros (Marcos 16:15,16).

Esto lo podemos lograr testificando personalmente, orando por los perdidos, distribuyendo

literatura evangelística y colaborando económicamente para la Obra Misionera y Evangelística de

la congregación bíblica con la que nos reunamos.

IV. LOS BIENES.

A. Dios es el dueño absoluto de todo (Salmos 24:1,2; 50:10-12; 1Crónicas 29:11-14), y todo

lo que poseemos proviene de Él. Santiago 1:17.

B. Dios es el dueño absoluto del cristiano en dos sentidos:

1. Por creación física (Hechos 17:26,27) y

2. Por creación espiritual (Efesios 2:10).

Partiendo de las premisas anteriores (A y B), diremos que no tendremos ningún problema

para “honrar a Jehová con nuestros bienes” (Proverbios 3:9,10).

Por lo tanto, hay dos maneras de honrarlo con nuestros bienes:

1. Administrando bien lo que nos corresponde a nosotros.

Dios ha prometido proveernos lo necesario si buscamos primero lo que a él le

interesa (y que es lo que más necesitamos: la comunión con él, la vida integra, servir

a otros, etc.). Dios es fiel, pero nosotros debemos usar con sabiduría los recursos

que nos da, comenzado siempre con atender nuestras necesidades primarias

(comida, vestido, agua, luz, etc.). Mateo 6:31-33; Hebreos 13:5,6.

Nuestra mala administración es la que generalmente nos mete en problemas

financieros innecesarios. Proverbios 13:23.

2. Dando a Dios y a su causa bendita lo que le pertenece. Ver siguiente punto.

C. La iglesia, siendo una institución divina, fundada y edificada por el Señor Jesucristo, tiene

como responsabilidad principal realizar “la Gran Comisión” (Mateo 28:18-20), y para

realizarla, se necesitan 2 elementos importantes:



EL ELEMENTO HUMANO. Se requieren pastores, evangelistas, misioneros, etc. Personas

con las cualidades bíblicas, llamadas por Dios, y capacitadas para su labor (Efesios

4:11,12), y estas personas necesitan un sostenimiento adecuado y decoroso para que

puedan entregarse de lleno a esa tarea (1Corintios 9:7-14).

EL ELEMENTO MATERIAL. Se requieren también templos, bancas, sillas, lámparas,

mesas, púlpitos, literatura, lecciones, mantenimiento, luz, agua, etc. Y naturalmente, todo

esto, se obtiene con dinero. El dinero que mediante los diezmos y ofrendas aporta cada

persona que asiste y pertenece a la iglesia, el cual debe ser correcta y transparentemente

administrado por gente previamente seleccionada.

1. El diezmo es la décima parte de nuestras ganancias netas. Malaquías 3:10. En el

Antiguo Testamento, antes de la Ley, Abraham dio los diezmos a Melquisedec,

sacerdote del Dios Altísimo (Génesis 14:18-20). Durante la Ley, se entregaba a los

Levitas (Números 18:21); en el Nuevo Testamento, se da a la iglesia para todo lo

necesario en la Obra de Dios (1Corintios 16:1-3). Jesucristo confirmó el diezmo

como algo que era necesario hacer sin dejar a un lado la práctica de las virtudes

(Mateo 23:23).

La Iglesia es el Cuerpo administrador del Señor para el día de hoy. Entonces

debemos dar el diezmo a la Iglesia para que se invierta en la Obra de Dios.

El diezmo le pertenece a Dios. Cuando apartamos el diezmo le damos al Señor lo

que le pertenece, también le mostramos obediencia y, además, mostramos gratitud

porque reconocemos que él nos da la vida, la salud y la capacidad para obtener esas

ganancias. Esto es honrar a Dios con nuestros bienes. Proverbios 3:9,10.

Al dar el diezmo no perdemos, sino ganamos. Aunque diezmar es un mandamiento,

también es para nuestro bien, pues el Señor ha prometido recompensar a quienes le

obedecemos y proveer para todas nuestras necesidades. Lucas 6:38; Filipenses

3:17-19; Hebreos 13:5,6. Sin embargo, el diezmo no es limitativo, podemos dar más

que eso, sabiendo que Dios cumplirá con la regla que dice: “…el que siembra

generosamente, generosamente también segará” (2Co.9:6).

2. Las ofrendas (2Corintios 9:1-6; Filipenses 4:15-19). Son para ayudar a los hermanos

necesitados, para el uso de la Obra misionera sosteniendo a los siervos de Dios para

extender el evangelio y para fundar nuevas iglesias.

Las ofrendas son un esfuerzo de amor y sacrificio que es aparte de los diezmos. Se

dan por amor a la Obra de Dios y se hacen de acuerdo a nuestras fuerzas y aún más

allá de ellas. Dios mide lo grande de nuestra ofrenda, no tanto por la cantidad, sino

por el esfuerzo y sacrificio con que se da. 1Cronicas 21:24; Marcos 12:41-44.

¿Cómo debemos dar? (a) Con obediencia. Malaquías 3:10; 1Corintios 16:2. (b) Con

amor y sacrificio. 2Corintios 8:3-8. (c) Con fe y generosidad. Lucas 6:38; 2Corintios

9:6-9

CONCLUSIÓN: Si deseamos ser buenos administradores del Señor, vigilemos estas cuatro áreas:

Nuestra vida física y espiritual, el uso de nuestro tiempo, el mensaje del evangelio y la

administración de los bienes que Dios nos ha prestado; y hagámoslo lo mejor posible para la

gloria de Él.



───────── LECCIÓN 6 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1. ¿De qué manera nombra la Palabra de Dios a los creyentes en Jesucristo? 2. ¿Cuál es el nombre que nos da la Palabra de Dios el cual tiene mucho que ver con esta lección? 3. ¿Cuáles son las cuatro áreas en las que Dios desea que seamos fieles administradores? 4. La primera área abarca dos cosas, ¿cuáles son? 5. ¿Qué se nos recomienda hacer con nuestro tiempo? 6. ¿Para qué nos dio Dios el evangelio? 7. ¿Qué podemos hacer para que el evangelio llegue a otras personas? 8. ¿Cuáles son las dos únicas formas en las que podemos apoyar económicamente a la Iglesia para que esta cumpla con los propósitos divinos? 9. ¿Será necesario hacer esto? ¿Por qué?



───────── LECCIÓN 7 ─────────────────────────────────

OBSTÁCULOS PARA EL CRECIMIENTO

INTRODUCCIÓN.

La vida cristiana es comparada con una carrera a campo

traviesa y en una carrera así hay obstáculos que pueden impedir

nuestro avance. Jesucristo jamás prometió que no vendrían

problemas por seguir sus enseñanzas, al contrario nos advirtió

que enfrentaríamos dificultades.

Cuando las dificultades vienen por causa de nuestra fe en

Jesucristo, éstas pueden causarnos desaliento; también pueden llevarnos a detenernos en el

camino de nuestro crecimiento cristiano, y además, pueden tentarnos a desviarnos y tomar

caminos equivocados para resolverlas, caminos que nos alejarán de Dios.

Sin embargo, aunque las tribulaciones por ser cristianos van a venir, tenemos de Dios su promesa

de sostenernos en todo momento y en la Biblia podemos encontrar la manera de enfrentarlas con

éxito, para que, en vez de desalentarnos, detenernos o desviarnos, salgamos fortalecidos de esas

dificultades.

¿Cuáles son algunos de los principales obstáculos que enfrentamos todos los cristianos y que

amenazan con detenernos en nuestro avance y crecimiento?

I. LA OPOSICIÓN DE FAMILIARES O CONOCIDOS.

A. ¿En qué consiste este obstáculo?

Esta es una experiencia que comparten muchos cristianos desde que Jesús vino y

predicó su mensaje. No somos los primeros que han pasado por algo así. Jesucristo

mismo fue rechazado por sus propios conocidos. Lucas 4:16,22-30; Juan 7:2-5.

Sin duda, es desagradable que nuestra familia o amigos no se gocen de que creímos en

Jesús, sino que estén en desacuerdo, se enojen, nos critiquen, nos ataquen, nos

rechacen o incluso nos maltraten verbal o físicamente. Pero recuerda, el Señor no te

dejará, sino que te fortalecerá en medio de todo. Juan 16:33.

El hecho de que nuestros padres, hermanos, familiares o amigos cercanos no estén de

acuerdo con nuestra entrega a Jesucristo, no significa que estemos equivocados, sino es

una reacción que el Señor ya nos había anticipado y es una evidencia que vamos por

buen camino. Mateo 10:34-40; Juan 15:18-21.

Es necesario también que comprendamos el origen de esa reacción, puede ser que se

comportan así con nosotros por: Celo religioso, o por prejuicios contra los cristianos o la

Biblia; o porque tienen miedo que nos hagan daño; o se preguntan por qué cambiamos y

cuando ven que ya no practicamos ciertos pecados que ellos practican ni participamos

de malos hábitos como antes, nos rechazan. Realmente, su reacción pone de manifiesto

la necesidad que tienen de Dios. Ponernos en su lugar nos ayuda a sobrellevar sus

actitudes hostiles.

B. ¿Cómo enfrentar la oposición de familiares o conocidos?

Ora por ellos. Mateo 5:43-48; 1Timoteo 2:1-4. Pide que Dios obre en sus corazones y

que un día acepten a Jesucristo como su Salvador.


Hebreos 12:1,2

PALABRAS CLAVE: Despojémonos, peso, pecado,

corramos, paciencia, puestos los ojos.



Dales testimonio de una vida diferente y continúa creciendo. Mateo 5:10-16; 1Pedro

2:11,12. Dios quiere usarnos para ser luz a los demás, que nuestras obras les indiquen a

otros que le conocemos. Por esto, si nos desalentamos por la oposición y nos detenemos

en nuestro crecimiento, nuestra luz en la familia se apagará poco a poco. Pero, si

avanzamos en nuestro propio crecimiento, sometiéndonos al Señor para que él moldee

nuestro carácter y conducta, entonces, sin necesidad de palabras, el Señor usará

nuestro buen ejemplo para darles testimonio del cambio que él hace en las personas.

Pero no te preocupes por ser un ejemplo perfecto sino ocúpate en avanzar en tu

crecimiento, paso a paso, con la ayuda de Dios, esto es lo que Dios usará de manera

natural como testimonio para ellos.

Compárteles de la Biblia cuando haya oportunidad. Dios nos abre oportunidades para

esto por medio de las circunstancias que vienen a la vida. Podemos compartir la Biblia

con nuestros conocidos, por ejemplo, cuando están pasando por enfermedad, cuando

tienen problemas, cuando han sufrido una pérdida, cuando están tomando decisiones o

cuando nos piden nuestra opinión. Pero compárteles lo que Dios dice, no tus propias

opiniones. Deja que la Palabra de Dios haga su obra pues es viva y eficaz. Hazlo con

respeto y prudencia. Aprende un método para explicar el evangelio (cualquier hermano

maduro en la fe te lo puede enseñar). También puedes invitarlos a alguna reunión

especial de la Iglesia. Romanos 1:16,17; Hebreos 4:12,13.

Prepárate para presentar defensa de tu fe. 2Timoteo 2:23-26; Tito 2:6-8; 1Pedro 3:13-

17. Sin duda te cuestionarán sobre lo que crees. A veces unos preguntan porque quieren

saber, pero otros sólo quieren discutir. Comparte lo que sabes de la Palabra de Dios. No

te preocupes si no tienes la respuesta a todo lo que te pregunten. Pide tiempo e

investiga en la Biblia la respuesta. ¡Hay respuestas en la Biblia para todas las preguntas

importantes! Se firme en mantenerte en la verdad de la Biblia, pero hazlo también con

amor y autocontrol. Evita entrar en discusiones acaloradas. Es mejor terminar con

amabilidad una plática cuando los ánimos se están alterando y dejarla para otra ocasión.

En la medida en que aprendas más de la Biblia podrás dar más razones de lo que crees.

Resiste las situaciones difíciles. 1Pedro 2:19-24; 4:1-5, 12-19. Enfrentar situaciones

desagradables por haber creído en Jesucristo no es fácil, sobre todo cuando provienen

de gente que amamos como nuestra familia o amigos. Debemos seguir el ejemplo de

Jesucristo y, con su ayuda, aguantar, haciendo lo correcto, no pagando mal por mal y

poniendo en las manos de Dios las injusticias que podamos sufrir. Recuerda que los que

sufren por causa de Cristo son felices (bienaventurados) y tienen una recompensa.

II. LAS MALAS INFLUENCIAS QUE RECIBIMOS.


En lecciones anteriores vimos que Jesucristo nos salvó para que nos apartemos del

pecado y crezcamos en un carácter y estilo de vida limpio e íntegro; pero muchas veces

esto no se logra en nuestra vida debido a la mala influencia que recibimos de personas

cercanas a nosotros.

La Biblia enseña que la influencia de los demás sobre nosotros determina en gran

medida lo que somos como personas. Proverbios 13:20; 1Corintios 15:33. Así que,

aunque tengamos buenas intenciones de crecer en la fe, las malas influencias nos

impedirán crecer, serán como los espinos que ahogan la buena semilla. Lucas 8:4-15.



Las malas influencias tienen mucho poder porque todos tenemos una fuerte tendencia a

hacer el mal. Pero si tenemos a Cristo en nuestro corazón, tenemos su poder para hacer

el bien y vencer esa tendencia a la maldad. Romanos 6:11-14; 8:2,12,13; 2Timoteo 1:7.

B. ¿Cómo enfrentar las malas influencias?

Aléjate de personas de mala influencia, que tienen vicios arraigados, que viven

practicando malas costumbres, que practican actitudes negativas o enseñan ideas

equivocadas, y que no sólo las tienen, sino que se enorgullecen de eso y te invitan a que

tú también las tengas. No las rechaces, pero tampoco tengas amistad estrecha con esta

clase de personas. Salmo 1:1-3.

Cuida tu vida de las malas influencias del mundo. En la sociedad en que vivimos no

abundan los buenos ejemplos ni se promueve la vida moral e íntegra. Muchos de los

mensajes que se transmiten por radio, tv, música y videos no nos ayudan a vivir vidas

limpias. Si queremos crecer debemos aprender a distinguir el bien del mal y apartarnos

de todo aquello que no nos edifica. 1Corintios 10:23; 1Juan 2:15-17.

Relaciónate de cerca con personas que busquen a Dios, que tengan una vida ejemplar

(no perfecta) y quieran crecer para ser mejores cristianos. Procura que tus mejores

amigos sean cristianos que quieren agradar a Dios con su vida. Busca convivir con

personas decentes, morales, sinceras y honestas, que practican virtudes en su vida, y de

quienes puedes aprender cosas buenas. 2Timoteo 2:22. Congregarnos con hermanos en

Cristo nos ayuda a crecer en la fe. Hebreos 10:23-25.

No te prestes a hacer cosas que desagradan a Dios. Muchas veces los demás nos

presionan a hacer cosas que no están bien. No tienes por qué hacerlas si no quieres.

Con la ayuda de Dios puedes mantenerte firme y no hacerlas, así los demás llegarán a

respetarte y les darás buen ejemplo. Las personas de buena influencia nunca te van a

presionar o invitar al mal. Efesios 5:1-11.

III. LOS PROBLEMAS QUE TRAEMOS CARGANDO.


Muchos de quienes aceptamos a Cristo como Salvador, llegamos al Señor cargando el

peso de situaciones difíciles, errores del pasado, hábitos nocivos o malas decisiones que

tomamos. Jesucristo nos ofreció descanso de estas cosas si le buscamos sinceramente.

Mateo 11:28-30.

Dios en su misericordia puede intervenir para aliviar esas cargas y conducirnos a

soluciones verdaderas. Si bien, no podemos regresar al pasado, sí puede haber cambios

en nuestro futuro. Aunque hay cosas que no se pueden remediar, en su gracia, Dios

puede ayudarnos a sobrellevar esas situaciones que nosotros nos originamos o que otros

nos causaron. Job 11:13-20.

Si no enfrentamos a la manera de Dios estas situaciones, entonces nos estorbarán en

nuestro avance espiritual y no permitirán que nos desarrollemos plenamente.

B. ¿Cómo enfrentar esos problemas con los que llegamos al Señor?

Pon tu situación en manos de Dios. Deposita en el Señor tus cargas, pide su

intervención en tu vida, pide sabiduría y fortaleza para hacer lo correcto en medio de tu

situación. Haz de la oración un hábito en tu vida. Filipenses 4:6,7; Salmo 34:4-19.



Sigue las instrucciones de la Palabra de Dios. Dios nos da dirección en la Biblia para

todas las áreas de la vida. Salmo 119:105; Proverbios 3:1-8. Sus instrucciones son

seguras porque brotan de la sabiduría perfecta de Dios. Si aprendemos sus enseñanzas

y las obedecemos seremos prosperados en todas las áreas de la vida. Josué 1:7-9;

Mateo 7:24-27. Si requieres dirección especial, existen cristianos capacitados que

pueden orientarte con la Palabra de Dios.

Enfréntalas con la actitud correcta. Jesucristo dice que aprendamos de él que es

“manso y humilde de corazón”. Estas virtudes son importantes para enfrentar las

situaciones difíciles en que nos encontramos. La mansedumbre es poder bajo control, es

lo que nos permite reaccionar con mesura y autocontrol ante la adversidad; y la

humildad la necesitamos para dejar a un lado nuestro orgullo y someternos a lo que Dios

ha dicho. Gran parte de la solución de nuestros problemas se encuentra en nuestro

propio carácter. Si dejamos que Dios nos transforme sometiéndonos a él, cambiaremos

nosotros y, en gran medida, cambiará la situación en que nos encontramos. Santiago

3:13-18; 4:6-10.

La solución es un proceso. Los problemas que podemos estar cargando no se

resolverán instantáneamente, sobre todo si son problemas añejos. Dependiendo de la

complejidad del problema, llevará tiempo resolverlos; pero si creces en la fe,

comprendes la voluntad de Dios para tu vida y la llevas a cabo, verás la mano de Dios

obrando. La solución es un proceso en el cual Dios está actuando en nosotros, a través

de nosotros y en la situación misma. Debemos perseverar en confiar en Dios y hacer

nuestra parte. Salmo 40.

CONCLUSIÓN.

No hay razón para detenernos en nuestro crecimiento cristiano. Al principio, estos

obstáculos parecen insalvables, golpean nuestra alma y espíritu, y amenazan con detener

o desviar el curso de nuestra vida cristiana. Pero no hay que temer, Dios está con nosotros

y si avanzamos en buscarle, Dios nos guiará, por medio de su Espíritu Santo y su Palabra, a

hacer lo que dependa de nosotros, mientras él hace lo demás. Hagamos lo que dice

Hebreos 12:1-4.



───────── LECCIÓN 7 ─────────────────────────────────

PREGUNTAS DE REPASO 1. ¿Con qué compara la Biblia a la vida cristiana? 2. ¿En dónde nos advirtió Jesús de la oposición que enfrentaríamos por ser cristianos? 3. ¿Qué debemos hacer para enfrentar la oposición de familiares o conocidos? 4. Aunque tengamos buenas intenciones de crecer, ¿cómo nos pueden afectar las malas influencias? 5. ¿Qué debemos hacer para enfrentar las malas influencias en la vida? 6. ¿Qué nos ofrece Jesucristo a los que venimos a él cargados con nuestros problemas? 7. ¿Qué debemos hacer para enfrentar los problemas con los que llegamos al Señor? 8. ¿Qué nos dice el versículo que aprendimos de memoria?

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