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7/22/2019 Discurso Academia Def..doc
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MERIDA: CIUDAD DE L IBROS
Dr. Humberto Ruiz Caldern
Discursos de incorporacin a laAcademia de Mridacomo
Miembro Correspondiente Estadal
Mrida, 11 de septiembre de 2013
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Int roduccin
Ciudad de Libroses el ttulo de la investigacin que hemos presentado para
ingresar a la Academia de Mrida, como Miembro Correspondiente Estadal,
circunstancia que est ocurriendo en el da de hoy.
En el trabajo mostramos una visin genrica, aunque no superficial, de la
relacin que ha tenido la ciudad de Mrida con los libros, desde su fundacin
en el siglo XVI hasta la actualidad, en la segunda dcada del siglo XXI.
Ser que en Mrida se producen ms libros que en cualquier otra ciudad de
Venezuela? Pues s. Pero ello requiere una precisin. Slo sin considerar a
Caracas.
En Mrida se registraron en el ao 2010, 202 libros con ISBN1. En ese mismo
ao, slo Maracay se acerc a la produccin bibliogrfica de Mrida con 192
libros registrados. Pero, podemos asegurar que all solo se imprimen ms no se
producen. Mientras que se produjeron e imprimieron 133 en Maracaibo y 113
en Valencia. Lamentablemente las estadsticas del indicador, muy tardas, nopermite hacer una anlisis ms detallado y extenso en el tiempo, suponemos
que la situacin no debe tener variaciones muy grandes en los ltimos aos.
En las ciudades del Estado Mirando, suponemos que es la zona industrial de
Guarenas-Guatire y el este de Caracas, as como el resto de la capital del pas
supera la produccin de libros de Mrida. Pero la diferencia es enorme,
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mucho ms que la proporcin que existe entre la poblacin total de Mrida y la
Gran Caracas. En toda ella, incluyendo lo correspondiente al Estado Miranda,
se produce casi el 70% de los libros con ISBN de todo el pas, que tampoco
son muchos, para el ao que estamos considerando slo 3.709 libros
registrados.
De lo anterior podemos afirmar que Mrida encabeza la produccin e impresin
de libros en el interior del pas, con una cifra muy lejana por debajo, de la que
se produce en la capital de Venezuela. Datos similares muestran el liderazgo
de la Universidad de Los Andes entre todas las casas de estudios superiores.
La ULA es la universidad que ms libros produce en Venezuela e incrementa
su importancia si se consideran las revistas acadmicas en papel y mucho ms
si se agregan sus versiones digitales.
Pero la afirmacin Mrida ciudad de libros, es ms una realidad cualitativa
que un hecho cuantitativo.
Ese es el tema que hoy queremos compartir con Uds.
Una ciudad con his tor ia
En Mrida los libros que se imprimen en los ltimos aos son una mayor
cantidad de los que se producen en cualquier ciudad del interior del pas. Pero
tambin, deseamos argumentar que esa realidad afect en el pasado y tambin
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en la actualidad, el perfil cultural de esta ciudad, cosa que no ocurre con el
resto de las ciudades del interior que producen libros en el pas. Y eso no slo
ha sido una realidad de hoy sino que se ha venido construyendo desde su
fundacin hace cuatrocientos cincuenta y cinco aos. Realidad cultural que
nace unida a la vocacin educadora de la ciudad ya en el siglo XVII, cuando
los jesuitas instalaron el Colegio San Francisco Javier en 1628. Pero de ello
hablaremos ms adelante.
Volvamos a los inicio de la ciudad. Existe un lapso de tiempo muy extenso, de
poco ms de dos siglos, antes del cierre del Colegio de los Jesuitas, del que
poco se conoce sobre los libros y las bibliotecas en Mrida.
De las ciudades ms antiguas de Venezuela son pocas las que, como Mrida,
pueden saber en detalle los hechos de su fundacin, dice uno de los
historiadores que ms ha investigado los inicios de la ciudad y de sus antiguos
pobladores2. Argumenta Roberto Picn-Parra, para sustentar su afirmacin,
que existen un par de documentos fundamentales para saber qu ocurri
durante los primeros aos en Mrida
Pero, nosotros nos preguntamos: tienen estos documentos informacin sobre
el objeto de nuestro trabajo? Es decir: aparecen en ellos datos sobre los libros
en Mrida, durante los primeros tiempos, luego de su fundacin? Podemos
conocer: cules libros y quines los trajeron, entre quienes integraron las
huestes de Juan Rodrguez Surez en 1558 y Juan Maldonado Ordoez unos
meses despus en 1559? La tarea es harto difcil. Pero, hemos abordado el
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problema y argumentamos algunas explicaciones al respecto, hasta que
ocurran nuevas revelaciones, que estoy seguro que lograremos despertar la
curiosidad en las nuevas generaciones de acadmicos.
Veamos. De la expedicin de Juan Rodrguez Surez podemos destacar que
slo se propona buscar minas de oro y por ello en los registros no hay
indicacin de personas que fungieran como escribanos o religiosos. Sin
embargo, como todos sabemos, Rodrguez Surez que buscaba riquezas
minerales y el camino hacia la Sierra Nevada, fund a Mrida y tambin
reparti tierras, con lo cual se acarre su persecucin por la Corona. Mientras
que la expedicin de Juan de Maldonado vino a procesar a Surez y tambin a
consolidar lo realizado por el primero de ellos.
Dos personajes hubo entre los integrantes de la expedicin de Maldonado que
al menos saban leer y escribir y es posible que entre sus pertenencias trajeran
libros fueron ellos: Juan Gonzlez Garabito, el escribano y Antn de Escmez,
cura y vicario.
Del primero nada se sabe en Mrida en los aos posteriores a la fundacin de
la ciudad, debi regresa prontamente a Pamplona de donde sali. Del segundo
se conoce que se estableci en la ciudad y fue Vicario de la Iglesia Mayor y en
esa condicin sigui por aos, al menos hasta 1581, es decir que al menos
vivi dos dcadas aqu. Era un hombre curtido en las labores de poblamiento y
cristianizacin en otras poblaciones del Reino de la Nueva Granada, antes de
llegar a Mrida. Y en esa condicin, se entreg a las labores espirituales que
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requeran el apoyo de misales, libros de oraciones y catecismos. Antn de
Escmez fue sin lugar a dudas quien trajo a Mrida los primero libros Y, como
la mayora de los que circulaban en esos tiempos, fueron carcter religioso.
Llegan las rdenes rel igiosas
Habrn de pasar nueve aos, despus de la fundacin de Juan Rodrguez
Surez, para que los dominicos, establecieran el primer convento en estas
tierras en 1567 y veinticuatros aos ms tarde hicieran otro tanto, los agustinos
en 1591. Ambas rdenes religiosas se dieron a la tarea de reducir y cristianizar
a la poblacin autctona. Trabajo que era impensable sin los instrumentos de
lectura necesarios: breviarios, biblias, sermonarios, libros de oraciones,
catecismos y dems obras religiosas. Lamentablemente no hay evidencia
histrica de esta situacin, salvo la proporcionada por Ildefonso Leal quien
nos indica, utilizando datos de la Memoria y Cuenta del Ministerio de Interior y
Justicia de los aos 1831 y 1832, la destruccin de los libros de los antiguos
conventos por los embates de la Guerra de Independencia. Dicen los
funcionarios gubernamentales cuando exponen los destinos de los libros de los
conventos que: todo haba desaparecido.
Por nuestra parte, hemos encontrado, en la mortuoria del Presbtero Joseph
Contreras de 1725, que reposa en el Archivo del Estado Mrida, que se
declaran dos breviarios y treinta y seis libros, grandes y pequeos, como
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propiedad del religioso, entre ellos unos libros rotos y apolillados algunos del
convento de Santo Domingo.
Es todo lo que tenemos hasta ahora, sobre los libros y las bibliotecas de las
diversas rdenes religiosas establecidas en el siglo XVI y XVII en Mrida, hasta
la llegada de los jesuitas en 1628. Como podr valorarse no es mucho.
Diversos escritores han expresado que los libros de los conventos pasaron a la
institucin fundada por Juan Ramos de Lora en 1785, pero no hemos
encontrado ms que las dos referencias anteriores. Qu libros eran? Slo
haba libros religiosos para la catequizacin y los servicios espirituales?
Trajeron otros libros para labores mas mundanas, como la agricultura de
productos europeos como el cultivo del trigo, por ejemplo? Son preguntas que
se deben responder ms adelante. Sin embargo, queremos sealar esa ruta de
investigacin, para nosotros u otros que se interesen por el tema.
Vista as las cosas, -es decir, la escasa evidencia histrica sobre los libros de
las ordenes religiosas que llegaron en el siglo XVI y XVII- hay un cambio en la
dimensin de los libros y las bibliotecas en Mrida, con la instalacin de los
jesuitas. Paradjicamente, ser la expulsin de la orden y el cierre del colegio
en 1767 lo que permita conocer la historia de los libros y de la biblioteca
atesorada en dicha institucin.
A lo largo de ciento treinta y nueve aos los jesuitas lograron construir una
referencia importante en la educacin de la poca, en una ciudad pequea,
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alejada de cualquier centro econmico y poltico colonial importante. En el
momento de su expulsin, la biblioteca contaba con 721 volmenes, sin contar
los que estaban deteriorados. Los libros estaban fundamentalmente ubicados
en el llamado Aposento Alto, que funga de sala de lectura y en el aposento del
Reverendo Vicente Monerris maestro de gramtica.
La valiosas coleccin fue catalogada por quienes hicieron su registro en ocho
categora: Santos Padres (con 06 autores); Telogos (17); Filsofos (04);
Moralistas (26); Legistas (08); Expositores (22); Histricos (14) y Mdicos (06).
En total 103 autores, pocos de ellos, salvo los mdicos relacionados con las
disciplinas cientficas, lo que da una medida de la actividad intelectual que en
el colegio se realizaba. Con el cierre del colegio esa biblioteca fue
deteriorndose, primero pasaron, por Real Cdula de 1773, a los dominicos,
con el compromiso de establecer un colegio de misiones cosa que no ocurri.
Finalmente, fueron el ncleo seminal de la biblioteca del Seminario San
Buenaventura cuando fue fundado por Ramos de Lora, cosa que ocurri diez y
ocho aos despus de la expulsin de los jesuitas en 1767. Fueron muchos
aos para que los libros se deterioraran, se perdieran y la valiosa coleccin se
viniera a menos.
Libro s y bibl iotecas part iculares
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Paralelamente a los libros y bibliotecas de las rdenes religiosas de los siglo
XVII al XVIII, estaban tambin en Mrida los libros de los particulares. Una
realidad hasta ahora slo explorada, en alguna medida, por Ildefonso Leal.
Lo que podemos destacar es que, en este aspecto los propietarios mayoritarios
son religiosos. Pero a ellos se agregan encomenderos, comerciantes, tanto
caballeros como damas.
Del siglo XVII slo encontramos, en el Archivo Histrico de Mrida, nueve
casos de mortuorias en las que se declaran libros. De esos ejemplos hay que
destacar que no son bibliotecas, en el sentido estricto del termino, sino
propietarios de algunos libros. Incluso hemos incorporado los datos de las
mortuorias de Pedro de Gavidia, Juan Bautistas Desquivel y Joseph Caravallo
que sus herederos declaran la existencia de un solo libro entre sus posesiones.
De ellos quiero presentar lo declarado en la mortuoria de Juan Bautistas
Desquivel en 1653, en donde se incluye una Aritmtica de Moya. El libro
realmente tiene como ttulo Dilogos de aritmtica prctica y especulativa,
publicado en Salamanca, en 1562, su autor fue Juan Prez de Moya (1513-
1597). Prez de Moya fue un matemtico, escritor y mitgrafo. Su obra
Dilogos de aritmticatuvo numerosas ediciones hasta el siglo XIX3. El libro
es una defensa de la dignidad y utilidad de las matemticas y (...) constituye
la primera coleccin de Matemtica Recreativa, o amenidades matemticas
que se publica en castellano4.
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Quien fue el propietario de tan interesante como popular libro? Pues no
tenemos mayor informacin, salvo el nombre de sus padres. En la mortuoria se
declara que posea plata acuada, ropa, muebles, mulas y joyas, adems de la
Aritmtica de Moya. Llama la atencin que no se declaren haciendas, tierras,
esclavos o herramientas, como es comn en estos documentos. Todo lo cual
hace suponer que su actividad productiva pudiera orientarse al comercio o a los
servicios. En particular a la enseanza de la matemtica, campo del
conocimiento que no aparece muy representado entre el total de libros de
particulares en la Mrida del siglo XVII.
En el siglo siguiente, en referencia a los libros y bibliotecas particulares,
queremos destacar el caso de Mara Ramrez de Urbina en 1734. Mujer de
slida posicin econmica fue duea de una diversidad de haciendas tanto en
Mrida como en la villa de San Cristbal. Se le conoce como la propietaria de
la hacienda de Santa Cruz de Estanques, en la primera parte del siglo XVIII. Su
fortuna al morir fue avaluada en 41 mil pesos, cantidad muy respetable para la
poca. De las 23 obras que componan su biblioteca, la mayora son de
carcter religioso5, hay tambin obras de autores griegos y romanos6, as
como del siglo de Oro espaol7, un libro sobre las islas Canarias y otros ms8.
Deseamos destacar uno de los libros que slo se identifica en la mortuoria como
Libro Poltico. Segn la investigadora Panera Rico, quien trabajo el documento
puede tratarse de la obra Gobierno poltico de la agricultura, de Lope de Deza
(1549-1625), publicada en 16189. Informacin ltima que estamos seguros es
cierta y ello por las razones que expondremos de seguida. Pero, para explicar
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nuestra apreciacin sobre algunos aspectos de inters del libro de Lope de Deza,
debemos regresar a una disposicin testamentaria dejada por Mara Ramrez
Urbina. Expres all que los rboles son suyos (es decir de sus sirvientes y
esclavo, HRC) y las tierras mas, y mando a mis herederos no les quiten los
rboles10. Vista esta accin en el tiempo, no hay que dudar que fue inspirada
por un pensamiento adelantado de lo que hoy se podran denominar los
derechos sociales de los trabajadores del campo.
Es en ese asunto, donde el libro de Lope de Deza cobra importancia. Al autor se
le califica como prefisocrtico al sostener que la fuente de riqueza en las
sociedades se origina por la capacidad productiva de la agricultura.
Lope de Deza tuvo slo un oscuro presentimiento -de la socializacin de las
tierras privadas para la agricultura-, traducido en cierto arbitrio indirecto con
que se propona obligar a los capitalistas a que invirtiesen su caudal en tierras
para ponerlas por s y de su cuenta en explotacin, o para darlas a censo a los
labradores, dejando de gravar a stos con rditos ruinosos y de vivir ellos los
propietarios (HRC)- holgadamente sin trabajar 11 . Pero tambin, Lope Deza
propuso tan temprano como en 1618, que: En todos los tributos y
repartimientos pblicos les queden libres a los labradores el pan, vino, azeyte y
carne que consumieren en su casa, sin que deste gasto suyo paguen cosa
alguna, salvo los diezmos12 . Justamente es este pensamiento en nuestro
criterio- el que fundamenta la decisin tomada por Mara Ramrez Urbina, sobre
la propiedad de los rboles plantados en su tierras por su sirvientes y esclavos.
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Como puede deducirse, estas lecturas estuvieron en el fundamento de la decisin
de la poderosa propietaria para que sus esclavos y sirvientes se les reconociera
los frutos de los rboles plantados, as los hubieran sembrado en sus tierras. Es
evidente que los libros de la biblioteca de Mara Ramrez Urbina no estaban slo
por razones estticas, en su hacienda de Estnquez, sino que su lectura gener
actuaciones que reconocieron derechos a sus labradores. De tal forma que,
Doa Mara Ramrez Urbina, no solo fue rica y poderosa, sino una dama que
estudiaba para mejorar el funcionamiento de sus muchas tierras y hoy la
podemos ver como una mujer adelantada a su tiempo en cuestiones sociales,
hasta donde ello se podra realizar.
Dos obispo s y una casa de estudios
Las tres ltimas dcadas del siglo XVIII comienzan a definir el perfil que Mrida
tendr hasta hoy. En primer lugar se desprende de la Nueva Granada y es unida
a la Capitana General de Venezuela (1777). En segundo trmino, se le designa
sede del obispado de la Provincia de Mrida de Maracaibo y llega su primer
prelado, quien a los pocos das establece una Casa de Educacin (1785), como
paso previo al Seminario Conciliar (1787). Con ello se retom la tradicin
educativa de Mrida interrumpida con la expulsin de los jesuitas (1767). En
tercer lugar, poco antes de la muerte del primer obispo de Mrida, Fray Juan
Ramos de Lora (1722-1790), don su biblioteca a la institucin recin fundada13.
Biblioteca que constaba de 617 volmenes, segn expres el Cabildo
Eclesistico en 180114
. Fue rapidsima la accin del primer prelado merideo,
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pero dej buenos cimientos con su labor pastoral. Al cumplirse doscientos aos
de su muerte se dijo de l: De no haber existido este obispo valeroso y
avizorado, Mrida no hubiese pasado de ser un pueblo de importancia muy
relativa y escasa15. Es indudable que, ningn otro hombre ha hecho tanto por
esta ciudad. Y entre ello, su afn por los libros fue evidente y por que los suyos,
estuvieran al servicio de quienes los desearan utilizar en la institucin educativa
que fund.
El segundo obispo de Mrida fue Fray Manuel Cndido de Torrijos y Rigueiros
(1735-1794). Lamentablemente a los noventa y seis das escasos de haber
tomado posesin de la silla obispal en la ciudad muri y dejando de nuevo a la
iglesia meridea hurfana de direccin. As como fue corto su ejercicio episcopal
fue largo el recorrido desde que fue designado hasta ocupar la silla episcopal.
Torrijos tuvo tres aos desde su designacin y un poco mas de tres meses de
ejercicio pastoral. Lo que si arrib a Mrida, mucho antes que el prelado fue su
abundante equipaje, que en medio del asombro de la poblacin entr a la ciudad
el 9 de mayo del ao anterior a su llegada. Trajo consigo los restos de San
Clemente Mrtir, objetos de arte, equipos cientficos y una voluminosa biblioteca.
Eran muchos los planes de Fray Cndido de Torrijos para la ciudad sede del
obispado: la baslica, el palacio episcopal, puentes sobre dos de los ros que
cruzan la ciudad, el Mucujn y el Albarregas, un jardn botnico y un observatorio
astronmico16. Pero adems, es evidente que el obispo Torrijos esperaba darle
un cambio importante al Seminario pues en Espaa contrat a un religioso que
tena amplia formacin y experiencia en la enseanza de la ciencia17
. Un de sus
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dos nicos actos de gobiernos fue designar al Licenciado Don Hiplito Elas
Gonzlez para que adelantara la reformar del Seminario18. Adems, para refirmar
sus proyectos de reforma del Seminario trajo un gabinete de fsica con una
mquina elctrica, una mquina neumtica un globo celeste y terrestre y otros
aparatos de la poca para la enseanza experimental de las ciencias naturales.
Delgado Quionez indica que ha debido ser el primer laboratorio experimental de
ciencias hubo en estas tierras19.
Durante un tiempo se dijo que la biblioteca de Torrijos alcanzaba la cifra inmensa
de 30.000 volmenes. Recientemente se ha mostrado cul fue el origen de ese
error20 , aunque ya Chalbaud Cardona haba mostrado su escepticismo al
respecto y la calcul en slo 2.940 volmenes. De todas maneras una dimensin
muy grande para la poca y fue una de las mayores que existi durante la
colonia en Venezuela, compitiendo con la del obispo de Caracas Antonio
Gonzlez de Acua21.
Una ltima cosa que deseamos indicar sobre la biblioteca de Fray Cndido
Torrijos. Cuando se realizaron los expolios de los bienes del obispo Torrijos en
1802 se encontraron unos cuantos libros que estaban en el ndice de la
inquisicin, que fueron confiscado por un sorprendido funcionario de la misma22.
Adems, algunos de los libros de ciencias han sido localizados en la Sala de
Libros Antiguos de la Biblioteca Tulio Febres Cordero de la ULA, con lo cual se
corrobora el espritu de renovacin del obispo Torrijos, quien desafortunadamente
muri sin poder impulsar los proyectos tan interesantes que trajo para su
dicesis23
.
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Como se puede evidenciar de lo antes expuesto, los dos primeros obispos de
Mrida tuvieron un importante papel en la conformacin de una biblioteca bien
dotada para el Seminario del obispado. Pese a la muerte sbita del segundo de
ellos, el tesoro bibliogrfico que trajo hasta la ciudad de la Sierra Nevada, an
tiene muchas particularidades que develar. Son un ejemplo de la rica y compleja
historia entre los libros y esta ciudad. As como las ejecutorias de los dos
primeros obispos muestran el papel fundamental de la iglesia catlica en relacin
con los libros, las bibliotecas y la educacin en la ciudad. Circunstancia que en
las centurias siguientes sern comn en todos quienes han ocupado la silla
episcopal.
Terremo to, guerra y libros
Una dcada, desde la constitucin de la Junta Superior Gubernativa en 1810
hasta que qued definitivamente Mrida en manos patriotas en 1820, bast
para que la ciudad de la Sierra Nevada quedara sumida en la ms absoluta
desolacin. No slo fue la guerra, sino que antes de la misma, el desbastador
terremoto de 1812, los conflictos y las persecuciones polticas, acabaron con la
economa, las instituciones y por supuesto, con esa voluminosa biblioteca del
seminario que algunos han calculado, llegaba a cinco mil volmenes.
Al defender su posicin por tratar de trasladar la silla episcopal, la catedral y el
seminario desde la patritica Mrida, hasta la realista Maracaibo, el Den
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Francisco Javier Yrastorza tiene frases terribles sobre los bienes de la iglesia y
en particular sobre los libros de Seminario. Acusa a los soldados del realista
Sebastin de la Calzada quienes en 1814 vendieron y botaron a los barriales
muchos o la mayor parte de los libros del Seminario24. Agrega el Den que en
una de sus ltimas gestiones para trasladar a Maracaibo los libros del
Seminario, accin que encomend al Cannigo Mas y Rub, ste le responde
que nada puede llevarse pues nada quedaba.
Segn la crnica pareciera que la locura se apoder en aquella dcada
absurda- de los habitantes de la ciudad serrana, hasta llegar a la destruccin
de su biblioteca. Chalbaud Zerpa va ms all y afirma que en las ruinas del
antiguo seminario los libros restantes se pudran aglomerados en una pieza
del edificio reconstruido, sin que nadie se sirviera de ellos25. Pero algo peor
describe el autor cuando expresa: los colegiales aprovechndose del
abandono, hacan con los infolios globos para celebrar las fiestas principales
del Instituto26.
Qu haba ocurrido para que esta situacin de abandono y desidia se
produjera con una biblioteca tan trabajosamente constituida a lo largo de tantos
aos? Es posible pensar y admitir que no slo los soldados y los montoneros
de las guerras civiles, sino tambin los propios estudiantes se ensaaran con lo
que quedaba de esa biblioteca, tal como lo expresa Chalbaud Zerpa? Qu
haba ocurrido con las autoridades de la ciudad para que dejaran en el
abandono los volmenes que no se haban destruido en el terremoto de 1812?
Cuesta creer todo este desatino.
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Qu lleg hasta nuestros das de esos cinco mil volmenes que existieron
antes de la guerra de independencia? Se perdieron todos o slo una parte de
ellos?.
Slo ser en 1823 cuando se reinstalen en Mrida las instituciones trasladadas
a Maracaibo. Pero, no se sabe si con ellas regresaron los libros. O si
efectivamente se haban marchado o simplemente destruidos? Fue comn
afirmar que buena parte de ellos ya no existan.
Nunca en Mrida haban ocurridos desatinos tan grandes, ni daos tan
absurdos a lo que siempre fue parte de su personalidad cultural y social. Fue
necesario ms de un siglo para reponer y mejorar esa condicin de ciudad
culta e ilustrada amante de la labor intelectual y cultora de los libros.
La biblioteca de la ULA y el Rector Heroico
Caracciolo Parra Olmedo27 tom posesin, por segunda vez, del rectorado de
la Universidad de Los Andes en 1887 y dirigi la institucin por trece extensos y
fructferos aos, hasta 190028. Rpidamente inici uno de los perodos de la
institucin ms fructferos vividos por la Institucin desde su instalacin en
1810, slo opacado por las inmensas dificultades que tena el pas y las
condiciones que se haban establecido a las universidades por parte del
Gobierno Nacional.
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Cuatro acciones vinculadas al mundo de los libros y de su historia cumpli el
rector Parra y Olmedo. El establecimiento de la biblioteca con un criterio
moderno de la misma; el nombramiento de un bibliotecario para ocuparse de
la misma (el joven Juan Nepomuceno Pags Monsant); la fundacin del
Anuario de la Universidad, en donde se recogieron no slo los resultados de su
gestin sino de la vida toda de la institucin y, el establecimiento del cargo de
Cronista de la Universidad, con lo cual se busc preservar la historia de la
institucin y cuidar las muchas fuentes para el estudio de la misma. De todas
estas cuatro medidas, la biblioteca y el bibliotecario, han perdurado hasta hoy.
Por ello, es poco lo que la institucin hace para recordar y agradecer estas
acciones de Parra y Olmedo, visto hoy el sistema de bibliotecas de la ULA. Un
fondo bibliohemerogrfico que ha crecido y que est al servicio de sus
estudiantes, sus profesores y el pblico en general, que ha derivado en lo que
es hoy SERBIULA, accin que tuvo su origen remoto en 1888.
Mrida se vuelve productora e impresora
En medio de vtores, del lanzamiento de ptalos de flores, del ondear de
banderas y del estallido de fuegos artificiales, lleg en 1845 a lomo de bestia, la
primera imprenta a la ciudad de Mrida. Francisco Uzctegui trajo la
maquinaria desde la clida ciudad de Barinas y la instal en Mrida. Al ao
siguiente se imprimi el primer libro en la ciudad con el ttulo de: Historia
Completa de todos los Concilios Ecumnicos. Como en el caso de los primeros
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libros europeos, no se indic el nombre del autor, pero afortunadamente, el
acucioso Jos Rafael Febres Cordero, hijo de Tulio Febres Cordero, nos ha
dejado el nombre de tan honorable personaje: el Presbtero y Doctor Jos
Francisco Mas y Rub, Cannigo Doctoral de la Catedral de Mrida. Familiar
cercano de Pbro. Dr. Mateo Jos Mas y Rub, el mismo que quiso llevarse con
Francisco Javier de Yrastorza la biblioteca del Seminario a la ciudad de
Maracaibo29.
Con este hecho se dej atrs, en la historia de la ciudad, casi tres siglos de ser
consumidores de libros y se pas, primeramente de manera tmida y luego
agresiva, a producir libros. Fue un largo perodo de 287 aos que se dej
atrs. En realidad poco tiempo antes, mediante la tcnica litogrfica, se haban
hecho los dos primeros libros, en el taller fundado por Jos Mara Osorio, de
profesin msico: Canto Llano y Figurado (1844) y La Prctica de los Divinos
Cnticos (1845)30.
En el discurso que dio Tulio Febres Cordero en el acto del centenario de la
llegada de la primera imprenta a Venezuela en 1905, entreg una detallada
relacin de las diez primera imprentas que existieron en Mrida a partir de la ya
referida de Francisco Uzctegui. De ellas queremos destacar que fue la
segunda, la que trajo Rafael Salas, en 1853, y la puso a cargo de su hijo Rafael
Salas Roo, en la que Febres Cordero dice que se publicaron libros de
devocin. La mayor parte de esas diez imprentas, llegaron a Mrida entre
1845 y 1900, dedicaron parte de su labor a producir peridicos. La quinta
imprenta que lleg a Mrida en 1891, donada por el Presidente de la
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Repblica, Juan Pablo Rojas Pal a Ignacio Baralt y ngel Carnevali Monreal,
fue adquirida nuevamente por el Gobierno Nacional en 1904 y regalada por el
Presidente, el General Cipriano Castro, a la Universidad de Los Andes. Fue la
primera que tuvo esa institucin educativa. Cmo no haba espacio suficiente
para instalar la maquinaria en el edificio de la universidad, la misma se coloc
en la habitacin de la casa del rector Juan Nepomuceno Pags Monsant. Ese
mismo ao, con el nombre de Len III se instal la sexta imprenta en el Palacio
Arzobispal que sirvi a la curia de la ciudad. Es decir que en poco menos de
cincuenta aos se haban instalado una decena de imprentas y las dos
instituciones que lideraban la vida cultural de la ciudad, contaban con la
invencin de Gutenberg. La lejana de los centros de poder poltico y lo
escarpado de los caminos para llegar a la ciudad, impidieron las maquinarias
que llegaran antes a la ciudad.
Casi medio siglo despus de la imprenta donada por el General Cipriano
Castro en 1904, ocurre en este campo un hecho fundamental. Bajo el rectorado
de Joaqun Marmol Luzardo en 1955, se compraron nuevos y modernos
equipos y se instal La Imprenta de los Talleres Grficos de la Universidad de
Los Andes. Ello supuso un cambio radical en la actividad tipogrfica de la
institucin y de la ciudad.
Los primeros libros publicados cuando an estaban en fase de prueba, entre
noviembre y diciembre de 1955, fueron: Enfermedad de Chagas y
Tripanosomosis de Tejera escrito por Jos Francisco Torrealba y otros.
Departamento de Anatoma de la Universidad de Los Andes, de Joaqun
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Marmol Luzardo. Y un folleto sobre Las Imprentas de la Universidadde Pedro
Nicols Tablante Garrido 31 . Pero, el compromiso mayor en esos primeros
tiempos fue publicar, cuarenta mil ejemplares de la biografa de Lisandro
Alvarado (1858-1929), para la coleccin de la biblioteca escolar venezolana.
Ramn Omar Caldern recuerda hechos curiosos sobre dos autores a quienes
les fueron publicadas obras importantes, en los primeros tiempos. Miroslaw
Marcovich, quien public varios libros. Uno de ellos requiri que la institucin
adquiriera tipos, que no se tena en los talleres. El Heraclitus, de Heraclitus de
Efeso fue publicado en tres idiomas: griego, ingls, y espaol y no haba tipos
griegos. El libro, preparado por el mismo autor, pero de Marcus Marulu (1450-
1524), el clebre humanista del renacimiento, fue protagonista de un hecho
curioso32 . Los diez primeros ejemplares fueron autografiados y ofrecidos a
personalidades del momento, uno de ellos al Presidente de la Repblica,
General Marcos Prez Jimnez. El libro sali de la imprenta, la vspera del 23
de enero de 1958, con el consiguiente trastorno poltico y la mutilacin de esa
pgina entre gallos y media noche. Afortunadamente uno de los ejemplares se
salv y permanece guardado como un tesoro de la condicin humana33.
El otro autor, al que nos queremos referir fue el Dr. Arturo Eichler, quien public
en un campo del conocimiento cientfico novedoso en Venezuela y poco
conocido internacionalmente, salvo por los especialistas. Eichler public: La
historia de la vida y los textos sobre Conservacin 1 (1965) y Conservacin 2
(1966)34. Llama la atencin, en referencia a los dos autores publicados en los
Talleres Grficos de la ULA de los primeros aos, el carcter de universalidad
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de los temas que tratan: las humanidades en sus orgenes griegos y
renacentistas y el problema de la conservacin de los recursos naturales.
Desde mediados de la dcada de los aos cuarenta del siglo XX, Mrida haba
visto crecer el nmero y la calidad de las empresas de impresin. En una
rpida y no exhaustiva mencin, se pueden identificar al menos diez y siete de
estas empresas: Editorial Sali-Rod; Editorial Minerva; Editorial Multicolor;
Encuadernacin Mora; Imprenta de El Vigilante; Imprenta de los Talleres
Grficos de la ULA; Imprenta El Lancero; Imprenta Euroamerica; Imprenta La
Sierra; Imprenta oficial del Estado Mrida; Imprenta Salazar; Impresos Jhuncal;
Impresos Uzctegui; Tipografa Voluntad; Tipografa El Sol; Tipografa Mrida;
Encuadernacin de Jos Godoy y; Encuadernacin de Luis Bigott 35. Unas
tenan maquinaria moderna para la poca y otras tan solo posean equipos
modestos, propios de los talleres artesanales. Pero, dentro de estos rangos de
capacidad tcnica y tecnolgica, era evidente que la produccin de impresos,
ya era una realidad firmemente asentada en la ciudad.
Al comienzo de la segunda dcada del siglo XXI, la capacidad de la actividad
grfica en Mrida se ha ampliado. Las mas importantes empresas por su
dotacin de equipos y maquinarias y de inversin son: Litorama de Fernando
Molina; Editorial Casa Blanca, que antes era Alfa, de Enrique Snchez;
Impresos Cumbres de Javier Navarro; Producciones Karol de Jess Araque;
ABC Publicidad de Moraina Alvarez; Editorial Venezolana de Jos Luis
Moreno36; Encuadernacin El Estudiante de Javier Navarro; y, El Portattulo de
Jos Orlando Dugarte. Esas empresas, junto con las instituciones pblicas son
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las que colocan a Mrida en posicin seera en el campo de la produccin
tipogrfica.
Slo deseo destacar algunas ideas sobre el trnsito vital de la ltima de ellas
por ser sin duda alguna la de mayor peso, que sobresale del resto. Orlando
Dugarte nos ha indicado: Esta no es una ciudad de encrucijadas. Aqu es muy
difcil traer cosas y hay que inventar para salir adelante. Pero adems, hay
muchas otras como la produccin cultural de la ULA que es una fuente para los
trabajos editoriales. En 2011 el Portattulo lleg a producir cada dos das un
libro, sin contar con el resto de la produccin: revistas, folletos, afiches,
papelera, etc. 37. Son dimensiones que hoy le dan un perfil particular a esta
ciudad, si se multiplica por las empresas que nombramos anteriormente y que
han tenido historias similares, aunque no tan exitosa.
Feria del l ibro y Cyberespacio
El crecimiento que tuvo la Universidad y la ciudad, en materia de produccin
bibliohemogrfica comenz a desbordar los lmites de la meseta al finalizar el
siglo XX. Ya no era posible seguir aislados, sin mirar con inters y hasta con
nostalgia lo que ocurra en otros lugares del pas y el exterior, sin dar el paso
siguiente: auspiciar actividades similares, para lograr espacios de desarrollo
cultural y acadmico38. As, teniendo como ejemplo la Feria Internacional del
Libro de Caracas, realizado a partir de 1988 y de la cual se haban producido
tres ediciones,39
los organizadores de la idea de hacer una feria similar en
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Mrida pusieron manos a la obra. El evento tuvo su origen en el Consejo de
Publicaciones de la ULA dirigido por Roberto Chacn. El equipo inicial fue
conformado con Ramn Mrquez y Pedro Velsquez. Jug aqu tambin una
influencia importante la experiencia lograda por el primero de ellos, -Roberto
Chacn- como director ejecutivo del Consejo de Publicaciones de la ULA.
Al indagar sobre qu motiv la organizacin de los salones del libro -como se
denominaron inicialmente- nos han indicado que se buscaba ofrecer un
espacio para que las personas que tenan responsabilidades con las editoriales
universitarias, pudieran compartir sus experiencias. En fin, recuerda Chacn:
antes que un evento de exposicin de novedades editoriales y de venta al
pblico que tambin se hizo- se buscaba establecer un espacio anual para
confrontar y compartir experiencias en el mundo del libro universitario40. As,
los salones y posteriormente la feria, se convirtieron en un foro para discutir los
problemas de edicin, coedicin y comercializacin del libro universitario. Ya el
problema no era la capacidad tipogrfica para publicar unos pocos libros ms al
ao. La situacin haba crecido y era necesario mirar horizontes mas amplios y
con mayor profesionalismo.
Algo que se debe indicar, pues asegur el xito econmico del evento es que,
desde ese primer evento, los profesores de la Universidad de Los Andes, se les
otorg, como parte de sus beneficios salariales, lo que se denomin la Prima
Acadmica, que pudieron gastar en el evento. Beneficio que representaba en
el pasado un monto apreciable dada la solidez de la moneda.
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Al tercer y cuarto ao, la organizacin sigui en manos de los creadores del
evento. As, en 1996 se realiz el III Saln Latinoamericano del Libro
Universitario, del 19 al 29 de julio de 1997 en el Centro Cultural Tulio Febres
Cordero. Y, en 1998, la Primera Feria Internacional del Libro Universitario
(FILU), realizada bajo la direccin de Luis Caraballo, recientemente designado,
para la poca, Director del Consejo de Publicaciones. Afortunadamente los
eventos han seguido por dcada y media, sin interrupciones, a pesar que es
necesario mencionar que en el 2002 se estuvo a punto de suspender, pero las
autoridades de la poca, con tan buen tino como hasta hoy, entendieron que
algo tan importante no puede morir en manos de la ULA.
La XVI (decima sexta) Feria Internacional del Libro Universitario se desarroll
en Mrida desde el viernes 14 hasta el domingo 23 de junio del 2013, en el
Mucumbarila. Hay que destacar que, en los ltimos aos, han mermado los
patrocinadores del sector pblico, pero afortunadamente se han incrementado
los del sector privado. Y, desafortunadamente, cada ao las limitaciones del
presupuesto universitario pone mayores restricciones financieras internas a la
FILU41.
Ha valido la pena un esfuerzo de esta naturaleza a lo largo de tres
quinquenios para el mundo editorial de la ciudad? Chacn, responde:
Definitivamente s 42 . Los acuerdos de distribucin logrados han sido
importantes, aunque se ha minimizado el aspecto que nosotros iniciamos de
discusin de experiencias y establecimiento de acuerdos .
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Creemos que los resultados no se deben ver exclusivamente en el mbito
universitario sino mirarlos en sus efectos hacia el resto de la ciudad y del
pas. Un logro importante es que quince aos despus hay ferias similares en
Caracas, Valencia, Maracaibo y Barquisimeto, auspiciadas por universidades.
Pero, no se debe olvidar que la primera se realiz en Mrida y se contina
hasta ahora. Y esa actividad ha hecho crecer al mundo editorial de la ciudad y
ha incidido en su calidad y profesionalismo. Y, por supuesto, en el perfil
cultural de la ciudad.
En el ltimo ao de la gestin del Rector Nstor Lpez Rodrguez (1988-1992),
siendo el Vicerrector Administrativo Genry Vargas Contreras, se decidi
cambiar la central telefnica. Ustedes dirn qu tiene que ver con los libros,
las revistas y las bibliotecas? Pues mucho. Y es un caso digno de estudio de
efectos del cambio tecnolgicos sobre la vida acadmica de una universidad.
Adquirido los nuevos equipos permiti comunicar voz (es decir por telfono)
conjuntamente con la transmisin de datos (por internet). Con lo cual no slo
se resolvi el cuello de botella del crecimiento de las llamadas telefnicas
internas y externamente, sino que se pudo adicionar el servicio de red de
datos que comenzaron a usar diversas dependencias acadmicas como la
Red de Bibliotecas (Serbiula) y otras recin establecidas como el Consejo de
Computacin Acadmica que soport la labor de departamentos, institutos y
grupos de investigacin, en particular con el servicio de video conferencias.
Particular relevancia tienen los servicios de videoconferencias y los sistemas
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de apoyo para el desarrollo de programas de educacin interactiva a distancia
como los que hoy tienen la ULA.
As mismo, permiti que toda el rea administrativa, pudiera contar con las
condiciones crecientes necesarias para dar soporte no slo a la elaboracin de
la nmina sino a las compras y el manejo de todo el personal y en general, de
todo el sistema financiero-presupuestario de la institucin43.
El resumen, las principales innovaciones electrnicas y administrativas que
permitieron desarrollar la fortaleza de la red de datos y el repositorio
institucional de la ULA, as como cambiar de manera radical el concepto de la
publicacin de los contenidos acadmicos en Mrida fueron:
1. La central telefnica digital
2. La instalacin de la fibra ptica para la red de Teleinformtica
3. La utilizacin de trasmisin de voz sobre IP
4. El compromiso de ofrecer para uso libre de los contenidos acadmicos
en la WEB con la firma de la Declaracin de Berln.
Con todo lo anterior, y el desarrollo de los grupos de investigacin, en la ltima
dcada del siglo XX la ULA publicaba treinta y ocho revistas cientficas en
formato de papel, financiadas por el CDCHT44. Algunas de un larga tradicin de
varias dcadas como Ciencia e Ingeniera, Actual, Notas de Matemticas,
Pitieria, Revista Geogrfica Venezolana, Revista Forestal Venezolana, Anuario
de Derecho, entre las ms destacadas.
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En general, no exista una cultura de las publicaciones digitales. Es ms, la
crisis presupuestaria de esos aos hizo pensar en dejar de publicarlas y nos
toc apoyarlas mostrando que con esas revistas, se reciban casi nueve mil
colecciones por canje 45 . Por qu pasarlas tambin a formato digital?
Sencillamente era mas fcil capturar contenido en bloque, nos dice Luis
Nez. As nacieron las revistas digitales de la ULA46. Las dos primeras, que
no tuvieron nunca la versin de papel y que salieron directamente al
ciberespacio fueron: Proceso Histrico47y Bitcora -e48.
Deseo insistir en el cambio de paradigma en la comunicacin de contenidos
acadmicos ocurrido al estimularse la publicacin en formato digital de las
revistas cientficas de la ULA. Los nmeros de este esfuerzo institucional nos
permiten indicar que la ULA no puede estar de espaldas a su sociedad, cuando
a travs de su Repositorio Institucional es capaz de acumular ms de 52
millones de descargas acumuladas de materiales acadmicos, en poco mas de
una dcada de existencia (2000-2011). Cuanto ha cambiado el nmero de
consultas de los materiales bibliohemerogrficos que posee la institucin,
desde 1888, cuando la biblioteca abra dos horas diarias de lunes a viernes,
bajo la responsabilidad de su librero Juan Nepomuceno Pags Monsant? Las
dimensiones son incomparables. Ha ocurrido un cambio de paradigma y de
dimensin. Pues esos materiales representan casi la mitad de los contenidos
acadmicos que se producen en Venezuela y se colocan en el ciberespacio.
No siempre se recuerda esto. Ni tampoco a quien han hecho posible hacerlo.
No slo los productores de contenidos sino a los tcnicos que idearon el
sistema y lo manejan, con todas las dificultades econmicas y de apoyo
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institucional que ello requiere. Vaya en mis palabras un reconocimiento y la
exigencia de apoyo para mantener y mejorar esta realidad muchas veces
olvidada.
Casi una cuarta parte de las consultas provienen de Venezuela (23,32%) y el
resto se distribuye mayoritariamente entre Uruguay (16,80), Mxico (11,51),
EEUU (5,01), Colombia (4,16) y Espaa (el 4,01%). As como que el total de
eventos registrados y acumulados pasa de los veinticinco mil.49 Y lo que ms
nos interesa destacar Saber-ULA tiene alojadas 82 revistas digitales a texto
completo para consulta del mundo.50
Al llegar al final de nuestra exposicin debemos indicar que hemos mostrado
cuatrocientos cincuenta y cinco aos de una vinculacin compleja, permanente,
muy rica que ha variado con el tiempo entre Mrida y los libros. Se analiz el
papel de sus autoridades, sus lectores, sus escritores y sus editores con las
obras que hasta aqu se traan y luego se comenzaron a producir. Sin dejar de
insistir en la condicin de ciudad alejada de los grandes centros polticos y
econmico, de difcil acceso asentada en las estribaciones de los Andes. Los
libros la han hecho otra cosa. Lo que hoy es: una pequea ciudad culta que
destaca por ello en el pas y ahora en el ciberespacio.
Agradec imientos
Ruego al presidente de esta corporacin unos segundos ms para expresar
que nuestra incorporacin a la Academia de Mrida tuvo un impulso muy
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importante en las sugerencias hechas tanto por William Lobo Quintero como de
Nancy Freites de Sardi, a los cuales debo manifestar mi respeto y admiracin y
reconocer la gentileza de su estmulo.
Debo recordar a los investigadores que nos precedieron y que han producido
trabajos sobre el tema de los libros en Mrida. Slo voy a nombrar a un joven
egresado de la Universidad de Los Andes, Argenis Arellano, cuya tesis
(Lugares de la Palabra. Historia cultural de las bibliotecas de la Universidad de
Los Andes) para obtener el ttulo de historiador (2011), ha sido muy inspirador.
Reconocer la ayuda de Jhonny Barrios, Yajaira Freites, Roberto Donoso,
Yuleida Artigas, Genry Vargas y scar Aguilera, as como a las personas que
entrevist y que aportaron valiosa informacin, cuya lista aparece al final del
trabajo. Quiero hacer una mencin especial de Ramn Omar Caldern, quien
tuvo la paciencia de escuchar mis mltiples dudas y aport de manera
generosa, innumerables datos sobre las artes graficas, las imprentas, las
libreras en Mrida y en especial, sobre los Talleres Grficos de la de
Universidad de Los Andes.
Sin los servicios del Archivo General del Estado Mrida y del Archivo
Arquidiocesano de Mrida, no hubiramos podido llegar hasta el final de
nuestra investigacin. Gracias al personal de ambas instituciones y en espacial
a las directoras, Milagros Contreras y Ana Hilda Duque, respectivamente.
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Finalmente, nada de lo escrito se hubiera podido hacer sin la paciente
comprensin de mi familia y en particular de Nelly Velsquez, mi compaera,
quien escuch en mltiples oportunidades nuestras ideas, as como las
primeras versiones escritas, analiz conmigo las muchas dudas que se fueron
presentando a lo largo del tiempo que dur la investigacin e hizo atinentes
observaciones.
A todas y todos, muchas gracias.
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Notas
1
Los datos son de: International Standard Book Number (I.S.B.N). Venezuela. Aportados por elCentro Nacional del Libro, Centro Simn Bolvar, Torre Norte, Piso 20, El Silencio Caracas.2 Ver: Picn-Parra, Roberto (1988): Fundadores, primeros moradores y familias colonialesde Mrida (1558-1810). Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Col.Fuentes para la historia colonial de Venezuela, tomos I al IV.3 En googel books aparece una edicin de 1631 editada por la viuda de Alonso Martin, a costade Domingo Gonc alez, mercador de libros.Ver:http://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=y(16.04.2013)4Ver en:http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Prez_de_Moya. Consultado el 16.04.2013.5 Por ejemplo, en la mortuoria aparecen: El reino de Dios, de Pedro Snchez; Tres tomos deMstica Ciudad de Dios, de la madre M Jess de Agreda; Origen de los hermitaos de SanAgustn, de fray Juan Mrquez; Excelencias de la Virginidad Eclesistica, del padre Meli y
Ribelles; Meditaciones y contemplaciones de Cristo en el Sacramento; Devocin a los Santosngeles; Vida de la Venerable Madre Francisca del Nio Jess; El Grande hijo de David, deGaspar Lozano Montesino; cuatro libros de Santa Teresa de Jess; Hermitaos Descalzos, deFrancisco Jos Massot,6 Un libro de Ovidio y otro de versos de Virgilio.7El Criticn, de Baltasar Gracin.8 El caso de la rica propietaria tambin es abordado por Leal, Ildefonso (1978): Libros ybibliotecas en la Venezuela colonial. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de laHistoria, Coleccin Fuentes par la historia colonial de Venezuela, Nn. 133, tomos I y II. t. I, p.13.9 Ver: Panera Rico, Carmen Mara (2002): La mujer como transmisora de cultura (1 mitad delsiglo XVIII), VI Congreso Centroamericano de Historia, Universidad de Panam, 22 al 26 dejulio.10
Leal, Ildefonso (1978): Libros y bibliotecas en la Venezuela colonial. Caracas, Bibliotecade la Academia Nacional de la Historia, Coleccin Fuentes par la historia colonial deVenezuela, Nn. 133, tomos I y II. t. I, p. 13.11Ver Lope de Deza (1618): Colectivismo Agrario en Espaa (Tomo I. Primera Parte.Doctrinas)en:http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1Consultado el 27.04.2013.12 dem.13 Fray Juan Ramos de Lora, don su biblioteca mediante documento pblico del 5 de agostode 1790 y muri el 9 de noviembre del mismo ao. Ver: Chalbaud Cardona, Eloy (1987):Historia de la Universidad de Los Andes. Mrida, Universidad de Los Andes, Ediciones delRectorado, Tomo I, p, 87.14 Gmez Parente, Odilio (1974): Ilustrsimo Padre Fray Juan Ramos de Lora: fundador de
la Universidad de los Andes. Caracas, Universidad Catlica AndrsBello, p. 102.15 Palabras de Germn Briceo Ferrigni en el bicentenario de Ramos de Lora. Ver: Fray JuanRamos de Lora en su casa. Mrida, Universidad de Los Andes, Vicerrectorado Acadmico,1990, p. 18.16 Ver: Labastida, Ricardo (1983): Biografas de los Obispos de Mrida. Fuetes para laHistoria de Mrida. Mrida, Concejo Municipal del Distrito Libertador, La Imprenta, p. 10.17Delgado Quionez, Miguel (2010): El gabinete de fsica y los libros de ciencia del obispoTorrijos (La enseanza de la Fsica en Mrida a finales del siglo XVIII). Boletn del ArchivoHistrico de la Universidad de Los Andes, Ao 9, Nm. 16, pp. 12-24.18 La otra accin de gobierno eclesistico fue convocar a las Ordenes. Ver: Porras Cardoso,Baltazar E. (1994): Torrijos y Espinosa. Dos breves episcopados merideos. Mrida,Arquidicesis de Mrida/Vicerrectorado Acadmico de la Universidad de Los Andes, p. 57.19 Ob. Cit., p. 16.20Tal vez el responsable de la fabulosa cifra que repitieron muchos fue el Padre EnriqueMara Castro quien para 1888 public una obra en la que recoge testimonios orales y
http://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=yhttp://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=yhttp://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=yhttp://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=yhttp://es.wikipedia.org/wiki/Juan_P%C3%A9rez_de_Moyahttp://es.wikipedia.org/wiki/Juan_P%C3%A9rez_de_Moyahttp://es.wikipedia.org/wiki/Juan_P%C3%A9rez_de_Moyahttp://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://www.fundaciongimenezabad.es/juristas/es/corpus/unidad.cmd?idUnidad=28875&posicion=1http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_P%C3%A9rez_de_Moyahttp://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=yhttp://books.google.co.ve/books/about/Aritmetica_practica_y_especvlativa.html?id=RrM2AAAAMAAJ&redir_esc=y7/22/2019 Discurso Academia Def..doc
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propios, fruto de su permanencia en Mrida Castroe nEn la obra Castroeque cuando l laconoci constaba de 15.000 y que se haban perdido la mitad de ellos pues en su origenalcanzaba a los 30.000. Caldern indica que para la fecha en que esto ocurri, que debaser la dcadas de los aos 40 y 50 del siglo XIX y para ese mismo tiempo el Obispo JuanHilario Bosset haba encargado al joven sacerdote italiano Felipe Galichio hacer el catlogo de
la biblioteca del Seminario y la Universidad y su nmero alcanz a 1731 volmenes. Asmismo, citando a Fray Enrique Bez pone en tela de juicio la memoria del padre Enrique MaraCastro quien a su entender escribi en 1888 de memoria la obra en donde refiere lo relativo ala biblioteca de Torrijos y sus 30.000 volmenes. Ver en: Caldern R., Homero A. (2008): LaBiblioteca de Torrijos. Minuta de un tesoro bibliogrfico. BAHULA, Ao 7, Nm. 11, Enero-junio, pp. 13-27.21 Leal, Ildefonso (1978): Libros y bibliotecas en la Venezuela colonial. Caracas, Bibliotecade la Academia Nacional de la Historia, Coleccin Fuentes par la historia colonial deVenezuela, Nn. 133, tomos I, p. LXV.22 Al analizar la minuta de la biblioteca de Torrijos, Caldern indica que: en ella venan unoscuantos libros prohibidos con su respectiva nota de expurgacin. Cuando en 1802 se realiz elexpolio de la biblioteca del Obispo, el Comisario General de la Inquisicin en Mrida, JuanMarimn y Henrquez se sorprendi al encontrarlos y confisc los mismos. Ver Caldern R.,
Homero A. (2008): La Biblioteca de Torrijos. Minuta de un tesoro bibliogrfico. BAHULA, Ao7, Nm. 11, Enero-junio, p. 24.23Delgado Quionez, Miguel (2010): El gabinete de fsica y los libros de ciencia del obispoTorrijos (La enseanza de la Fsica en Mrida a finales del siglo XVIII). Boletn del ArchivoHistrico de la Universidad de Los Andes, Ao 9, Nm. 16, pp. 20-21.24 El texto es del informe del Den Francisco Xavier de Yrastorza al Obispo de Mrida deMaracaibo, Rafael Lasso de la Vega, entregado en Maracaibo el 30 de octubre de 1815. Ver:Chalbaud Cardona, Eloi (1987): Historia de la Universidad de Los Andes. Tomo II, Mrida,Universidad de Los Andes, pp, 181 y ss.25Chalbaud Zerpa, Carlos (2000): Compendio histrico de la Universidad de los Andes.P, 51.26 Chalbaud Zerpa, Carlos (2000): Compendio histrico de la Universidad de los Andes.P. 51.27 La ms amplia biografa es la de Chalbaud Cardona, Eloi (1965): El Rector Heroico.Coleccin Ilustres Universitarios, N 1. Mrida, Universidad de Los Andes, Consejo dePublicaciones del Rectorado, Talleres Grficos Universitarios, 419 pp.28 Fue designado Rector de la Universidad de Los Andes, en primera oportunidad, el 24 demayo de 1863, para un perodo de tres aos (1863-1866). Molina, Pedro Mara (2008):Caracciolo Parra y Olmedo: El rector heroico y autonomista. Boletn del Archivo Histricode la ULA (BAHULA), Ao 6, N 11, Ene-Jun, p. 168.29 Febres Cordero, Jos R: Primer libro editado en Mrida y su ilustre autor. En Araque, Belis(compiladora) (2005): La gran mquina. La imprenta en Mrida. Mrida, Universidad de LosAndes, Ediciones del Rectorado, pp. 164-171.30Febres Cordero,Tulio: Datos Histricos sobre la Imprenta en Venezuela- Estado Mrida. En:Araque, Belis (compiladora) (2005): La gran mquina. La imprenta en Mrida. Mrida,Universidad de Los Andes, Ediciones del Rectorado, pp. 56.31Caldern, Ramn Omar (2009): Imprenta universitaria y sus primeros libros artesanales.Mrida, Linotipos, Edicin Especial, 23 de abril, pp. 6-7.32 El director de Cultura de la Universidad de Los Andes dice en la presentacin del libro quees la primera edicin del famoso poema Davidada. El Dr. Marcovich encontr e l manuscritoen la Biblioteca Nacional de Turn en 1953 y prepar una edicin del poema agregando uncompleto aparato crtico, ndices de nombres propios, y toponomsticos, concordancias con elAntiguo testamento, etc. Ver: Spinetti-Dini, Luis (1957): Presentacin. En: M. MarvliDavidiadis Libri XIV. Mrida, Emeritae Typis Universitatis.33 Caldern indica que se elimin la dedicatoria que exista en los ejemplares y l guard elnico que no fue mutilado. Ver: Caldern, Ramn Omar (2009): Imprenta universitaria y susprimeros libros artesanales. Mrida, Linotipos, Edicin Especial, 23 de abril, p. 7.34Se indic en el prefacio del primer volumen: Est en boca de todo el mundo que vivimostiempos de cambio. Los eventos que afectan nuestras formas del vivir, guardan tambin
relacin con la triloga hombre-naturaleza-tecnologa. La conservacin de la naturaleza, queatae a los tres, est comprometida a ganar su puesto en competencia con otras fuerzas. Mas
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nuestra poca no contemporiza con lo sentimental, y tendr que ser con pruebas concluyentesque ocupe ese justo sitial. Sigue: En conservacin estamos slidamente apoyados con lospies en la tierra; la naturaleza es nuestro ms firme sostn. En atencin a la seriedad del tema,no rendiremos culto a hechos impuestos, ni al conformismo que presagia inercia. Laconservacin es rigurosa y metdica, pero al mismo tiempo profundamente afirmativa. Nuestra
palabra se dirige ante todo a las nuevas generaciones. Suyas sern la responsabilidad ytambin el privilegio de forjar nuevos destinos para su pas. Eichler, Arturo y Rincn Gutirrez,Pedro (1965): Conservacin 1. Mrida, Universidad de Los Andes, pp. VII-VIII.35 Informacin proporcionada por Ramn Omar Caldern entre octubre de 2011 y junio de2013, en cinco entrevistas realizadas por nosotros (HRC).36 La imprenta se denomin inicialmente La Columna y public el tercer diario que existi en laciudad: Diario de Mrida. Se publicaron noventa nmeros antes de cerrarlo por imposibilidadfinanciera de sostenerse. Luego se abri la Editorial Venezolana, que realmente es unaimprenta, tomando un nombre parecido al de La Librera Venezolana, que tuvo a inicio del siglosu abuelo, Emilio Menotti Spsito. Entrevista con Jos Luis Moreno (28.05.2013).37 En 2010 publicaron 113 libros y en 2011, 178. Estadsticas proporcionadas por el Portatulo.38 En buena medida esta circunstancia se debi a la comunicacin que se comenz a tener conel resto del pas y cuyos pasos fundamentales fueron, la construccin de la carretera
trasandina (1924) y la de conexin con los puertos del lago de Maracaibo (1924), la instalacindel aeropuerto Alberto Carnevali (1947) y la llegada de la seal de televisin desde Caracasen la dcada de los 70 y la instalacin de la Televisora Andina de Mrida que ocurri en 1982.39 Entrevista con Roberto Chacn (03.12.2012).40 Entrevista con Roberto Chacn (03.12.2012).41 En la edicin de 2012 se cont con el apoyo y el financiamiento del Banco Central deVenezuela, Lotera del Tchira, Banco Mercantil, Fundacin Empresas Polar, Pepsicola, HotelBelenzate, Grficas el Portattulo.42Entrevista con Roberto Chacn (03.12.2012).43 A comienzos de la dcada de los aos setenta del siglo XX, era comn que cuando se iba aelaborar la nmina, el servicio de computacin de la ULA impidiera que se realizaran con losequipos de la institucin, clculos a los investigadores, con las consecuencias que ello traaen el retraso para los investigadores en el trabajo acadmico. En el Instituto Venezolano deInvestigaciones Cientficas IVIC ocurri lo mismo. Con la introduccin las computadoraspersonales (PC), la descentralizacin de la computacin permiti que lo administrativo y loacadmico no chocaran. Lo acadmico evolucion ms rpidamente, en cambio laadministracin va a la saga y ahora es que est intentando cerrar la brecha usando lainformtica y la red. Yajaira Freites, comunicacin personal (15.05.2013).44 El 25 de abril de 2006 se realiz el acto de entrega de certificados a los editores de treintaocho revistas evaluadas por el CDCHT. Resumen del acto, comunicacin de la Comisin dePublicaciones del CDCHT.45 En el ao 2000 fuimos Coordinado General del CDCHT (HRC) y esa fue parte de ladiscusin en relacin al presupuesto de esa dependencia con el Vicerrector Administrativo delmomento, Julio Flores Menesini.46 dem.47 La editora ha sido desde su fundacin la historiadora de la ULA Edda Samudio.48 Es una colaboracin del Grupo Venezolano de Historia y Sociologa de la Ciencia bajo laresponsabilidad de Yajaira Freites del IVIC y Humberto Ruiz Caldern de la ULA.49 Vargas Contreras, Genry (2012): Parque Tecnolgico de Mrida; origen, desarrollo yprincipales logros. Mrida Presentacin el 27 de marzo, en la Tertulia de los Martes.50 Existe una revista que slo ha colocado el ndice de dos nmeros.