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Discursos estudiantiles sobre el consumo de drogas y alcohol
Informe Cualitativo De Percepción En Los Estudiantes Del Consumo De Drogas Y Alcohol En La
Universidad De Chile
Reconocer a los estudiantes como actores relevantes en la constitución de nuestra comunidad
Caminar hacia la definición de políticas claras, integrales y permanentes con relación al consumo de
drogas y alcohol en la Universidad de Chile
Preguntarnos qué ciudadanos forma esta casa de estudios
La discusión tiene la mirada puesta en la búsqueda de definiciones que en los últimos años han
adquirido un sentido vital en el debate interno: qué Universidad queremos y, si esto es así, estamos
pensando, por tanto, en qué país estamos construyendo
Desarrollo (sis)tematizado de las entrevistas (lo dicho)
En relación con el nivel de consumo qué se da en las Facultades, los jóvenes, en una amplia mayoría,
perciben que ello se da en forma masiva o generalizada. Salvo en casos, como la Facultad de
Economía, el Programa de Bachillerato y la Escuela de Gobierno y Gestión Pública donde distinguen un
consumo bajo o focalizado en ciertos grupos
Respecto al tipo de consumo, la ingesta de alcohol es la más extendida, seguida de la marihuana.
En general se percibe poco o nulo consumo de otras sustancias, sin embargo cabe destacar realidades
particulares que dan cuenta de un uso frecuente de drogas duras como la cocaína, los tranquilizantes e
incluso combinación de distintas sustancias químicas
Las Facultades donde se verifica dicho consumo corresponden a Odontología, Medicina e Ingeniería. En
estos casos los entrevistados manifiestan una gran preocupación por el tema.
Los estudiantes identifican otro tipo de consumo como un problema, esto es el abuso en el consumo
tanto de drogas como de alcohol. El abuso es definido mayoritariamente a partir de que se presenta la
adicción, es decir cuando un caso se convierte en patológico. En algunos casos el problema se define a
partir de la presencia de conductas antisociales explícitas como la violencia por parte del consumidor.
Es extendida la opinión de que el problema de mayor complejidad y peligro lo representa la presencia de
microtráfico al interior de la Universidad.
Ligado a lo mismo existe preocupación por consumidores que llegan de afuera, gente ajena a la
Universidad que ingresa con el fin de acceder al consumo de drogas. La inquietud radica en el hecho de
que tales personas suelen tener una actitud despreocupada con el recinto y sus integrantes y no cuidan
los espacios ni la convivencia. Sin embargo también se hace la salvedad de que sería grave que la
Universidad perdiese la calidad de pública para convertirse en una entidad encerrada de espaldas a la
sociedad
Tan sólo en dos casos (Odontología y Veterinaria) especificaron que no es posible conseguir droga
dentro de las Facultades sino en lugares externos
Los lugares que se identificaron con el consumo de drogas y alcohol son generalmente espacios
abiertos y sobre todo áreas verdes. También se reconoce algunos espacios de mayor intimidad que los
jóvenes utilizan para sociabilizar. En todos estos casos, dichos espacios se hayan separados de los
lugares que se identifican con el estudio, es decir, existen funciones dadas a los distintos lugares físicos
que conforman a las Facultades
Los momentos donde se da el consumo son situaciones de convivencia y celebraciones en general: los
días viernes como inicio de fin de semana; en la tarde cuando la actividad académica ha finalizado y en
el periodo de exámenes donde la presión es mayor –este último factor se concentra en las Facultades
de mayor exigencia académica y no se da en otras donde el ritmo de estudios no es tan estresante
Motivaciones que generan el consumo de drogas y alcohol
Existe una percepción con relación al consumo de alcohol y drogas –principalmente marihuana- que es
positiva y que no es visto como un problema por parte de los entrevistados.
Algunos entrevistados manifestaron al respecto que consideran que la Universidad no debiera ser el
espacio para consumir pero que tampoco es un problema que así sea.
Un segundo nivel establecido por los estudiantes es aquel consumo que responde; ya no a la necesidad
de esparcimiento, sino que es dado por el alto nivel de exigencia y de rigor al que son sometidos en
algunas disciplinas.
Se trata del uso de drogas depresoras o excitantes por parte los estudiantes con objetivos muy
específicos: controlar y reducir los niveles de estrés, o lograr mantener el ritmo que exigen los estudios,
“mantenerse despierto” en periodos de entregas, pruebas o exámenes. Esto se da mayoritariamente en
Facultades como Ingeniería, Medicina, Odontología y otras que tienen niveles de exigencia bastante
altos
La evaluación que los entrevistados establecen al respecto es que el tema responde a la enorme
competencia a la que están sometidos y que proviene de una Universidad que en los últimos años ha
estado expuesta a la competencia con las universidades privadas, lo cual repercute en la necesidad de
incrementar los niveles de excelencia académica que registra la Universidad de Chile.
A juicio de los estudiantes entrevistados, lo que se da es una pésima forma de entender la noción de
excelencia y creen que, finalmente la academia ha sufrido un proceso de deshumanización enorme
donde los costos son estudiantes que para no colapsar deben consumir drogas o alcohol. El análisis
final que establecen es que la institución se está convirtiendo en una entidad que fomenta y propicia el
consumo de drogas y cuyo norte consiste en destacar como Universidad aun a costa de la salud de los
alumnos que la conforman.
Un tercer nivel de evaluación tiene que ver con elementos sociales que repercuten en la existencia del
universitario. Dan cuenta de que el paso del colegio a la Universidad implica un proceso de cambio muy
violento donde se hacen presentes elementos como la libertad y la capacidad de elección, sin embargo
observan que al mismo tiempo la sensación de vulnerabilidad y el sentirse expuesto es muy grande
El ser universitario es percibido como un factor que en cierto modo los resguarda de los efectos del
consumo de droga
La consideración de ser estudiantes adultos y con criterio formado
Otro de los factores que los estudiantes destacan en términos de favorecer el equilibrio entre el
consumo sano y el abuso es mantener un ritmo de estudios, que mantenga al estudiante concentrado
en temas académicos pero que no sea excesivo.
Varios estudiantes valoran positivamente el hecho de pertenecer o vincularse al movimiento estudiantil y
otras organizaciones culturales o deportivas ya que ello fortalece aspectos de identidad y otorga un
sentido a la vida donde el norte está puesto en un proyecto común de sociedad y/o Universidad.
Algunos entrevistados expresan que el espacio universitario manifiesta sus propios límites, es decir, que
en general los estudiantes tienden a no traspasar una línea de conducta pertinente y que la gran
mayoría de ellos consumen alcohol o drogas con la clara conciencia de estar en un espacio donde
deben respetar ciertas normas de convivencia.
Mitos y estigmas
Se trata de Facultades o disciplinas que son vistas en forma negativa y que se les caricaturiza o
encasilla dentro moldes que no contribuyen a resolver el problema ni refleja necesariamente la realidad
sino que fomenta la fragmentación y aislamiento al interior de la Universidad.
El caso más citado y emblemático al respecto es el del campus Juan Gómez Millas que se ha convertido
en el icono de venta y consumo de drogas y alcohol al interior de la Universidad.
Curiosamente las cifras arrojan resultados en los que la prevalencia en ese sector no es tan alto como
en otras Facultades donde el consumo no resulta tan visible.
Otro de los símbolos o leyendas es la Facultad de Ciencias físicas y Matemáticas. Los “ingenieros” son
reconocidos por la comunidad por su capacidad de ingesta de alcohol e incluso se les asocia con
conductas violentas o “tóxicas” cuando toman.
Una creencia frecuente es identificar al estudiante de Arte con el consumo de drogas, se suele asociar
los estados creativos con sustancias que pudiesen facilitar el trabajo artístico.
Finalmente es frecuente que se vincule a los estudiantes de Medicina y sobre todo de la Facultad de
Ciencias Químicas y Farmacéuticas, con el hábito o capacidad de experimentar con sustancias
farmacológicas.
Evaluación en torno a las acciones que se han tomado
No se ha hecho nada en relación al tema.
Lo que se ha hecho no sirve para atacar el problema de fondo: contratar guardias particulares en el
campus Juan Gómez Millas que tenían por función impedir la entrada de los microtraficantes; mantener
normativas obsoletas de espalda a la realidad actual, etc
Lo que se ha hecho resulta contraproducente: las acciones tienen un carácter exclusivamente punitivo;
las campañas no son informativas sino de terror
Propuestas y necesidades que los estudiantes plantean
Discutir el tema en un nivel universitario, es decir, de manera fundamentada, abierta y sin prejuicios
establecidos.
Esta discusión tiene que ser transversal a la Universidad y con un carácter multidisciplinario y
permanente en el tiempo, que tenga un seguimiento y continuidad de manera de evaluar los resultados
que se vayan generando
Impulsar foros y paneles de discusión
Crear seminarios o cursos electivos locales
Talleres de técnicas de estudio, de manejo del estrés y situaciones conflictivas para el estudiante
Fortalecer las organizaciones estudiantiles, sociales, culturales, deportivas
Regular los espacios, no prohibirlos
Crear las condiciones adecuadas para las actividades extra académicas, resolver problemas de
infraestructura como baños en lugares de reunión abiertos
Involucrar a los académicos con los problemas estudiantiles
Entregar mayor capacitación a los profesores en relación a estas problemáticas y cómo saber
enfrentarlas
Apoyar iniciativas y proyectos estudiantiles
Generar información explícita y visible en las Facultades sobre los efectos del consumo de drogas y
alcohol
Crear redes de apoyo primarias para los estudiantes
Reforzar y ampliar la ayuda psicológica
Recuperar la memoria de la Universidad en relación con los proyectos e iniciativas que impulsaba hasta
antes de ser intervenida por el régimen militar
Retomar el rol social que debe tener la Universidad de Chile en la sociedad a través de iniciativas que
incidan en la calidad de vida de la población
Trabajar como Universidad de Chile en los colegios apoyando programas de prevención
Principios que deben enmarcar las iniciativas
Entender la problemática del consumo y tráfico de drogas desde una perspectiva amplia capaz de
abarcar el fenómeno social y no reducirlo a la condena del consumidor
Rescatar y valorar a la Universidad de Chile como un lugar de encuentro donde el estudio no es el único
elemento de convivencia, y que se caracteriza por su diversidad y su espíritu crítico y democrático
Humanizar la Academia, entender que la excelencia no pasa exclusivamente por el rigor
Priorizar el sentido humanista de la Universidad por sobre factores de competitividad o la - necesidad de
sobrevivir a las reglas del mercado
Reconstituir la identidad de la Universidad de Chile
No generalizar ni homogeneizar el tema del consumo de drogas y alcohol
Reconocer la capacidad de discernimiento de los estudiantes, potenciar ello
Observación de las entrevistas (lo no dicho)
El reconocimiento generalizado de que existe un problema o, podríamos ser más rigurosos y decir una
problemática que se vincula al consumo de drogas y alcohol.
Los estudiantes asocian al consumo de drogas y alcohol en su discurso con el resguardo de intereses
ligados al uso del poder –particularmente económico.
Vinculan el ejercicio del poder a actitudes autoritarias por parte de la institución universitaria, las cuales
fomentan directa o indirectamente el uso de sustancias entre la población estudiantil.
Subyace el hecho de auto percibirse como sustento de la actividad económica de la Universidad: el
apremio por mantener al día el pago de aranceles elevados o la presión por mantener niveles de
excelencia en una Universidad que vive día a día el crecimiento de la competencia con otras casas de
estudio.
Al establecer la categoría de problema en relación al abuso del consumo de drogas, encontramos la
construcción de un sujeto otro. Es decir, los entrevistados en general –e incluso podríamos decir que en
su totalidad- perciben el problema del consumo de drogas y alcohol como un problema de otro. De otro
que lo contiene y otro que lo resuelve.
En relación a quién detenta el problema del consumo podemos establecer que los estudiantes
manifiestan una fuerte influencia del discurso médico que existe al respecto, ya que establecen la
problemática exclusivamente en términos de patología dadas. Dicha problemática por tanto sería
individual y no colectiva, atacaría a personas concretas y no a la comunidad universitaria
Encontramos también la auto percepción de ser individuos que forman parte de un mundo -el
universitario- que por alguna razón se encuentran lejanos al riesgo y perciben que son otros los
colectivos humanos que viven con una mayor vulnerabilidad:
“En la Universidad no estamos hablando de jóvenes en riesgo cómo en las poblaciones. Acá tiene que
ver con aspectos de experimentación o de relajo pero no de problemas de adicción serios o cosas por el
estilo”.
De esto se desprenden dos visiones: la percepción de que el pobre o el poblador es un sujeto colectivo
más o menos incapacitado en su discernimiento o conciencia respecto a la problemática de las drogas y
de que el universitario es un sujeto individuo capacitado para discernir en relación al tema de las drogas
y que cuando el problema se presenta responde a factores médicos, es decir, que no es un sujeto en
riesgo permanente, el consumidor universitario sería diferente al resto de la sociedad, sería otro.
Fuente:
Universidad de Chile / Departamento de Pregrado / Curso: Drogas y alcohol: construir prevención desde
el conocimiento integral