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A C A B A D O S
D I S E Ñ A D O R
E D I T O R
C O R R E C T O R
E S P E C I F I C A C I O N E S
nombre: Jaume Roig
nombre: Ivàn
nombre:
Nº de TINTAS: 4/0
TINTAS DIRECTAS:
LAMINADO:
PLASTIFICADO:
brillo mate
uvi brillo uvi mate
relieve
falso relieve
purpurina:
estampación:
troquel
título: Diario de un aldeano pringao 3
encuadernación: cartoné sin sobrecubierta
medidas tripa: 140 x 202 mm
medidas frontal cubierta: 145 x 208 mm
medidas contra cubierta: 145 x 208 mm
medidas solapas: no lleva
ancho lomo definitivo: 27mm
OBSERVACIONES:
Fecha:
Ahora que Billy sabe que forma parte de la Profecía y que tiene un papel que desempeñar en la futura guerra contra el Sin Ojos, solo tiene un objetivo: encontrar a Pánfilo para ayudarlo en su misión. Entretanto, el gato se queda en Villaldea e intenta hacerse un hueco entre los integrantes de la Legión
Perdida y aprender más acerca de sus poderes. Pero, como todo el mundo sabe, ¡la vida en Villaldea
no es ni mucho menos tranquila!
No te pierdas la continuación del diario de Billy, el gatito que sigue perdido en el
Inframundo.
www.planetadelibrosinfantilyjuvenil.com
PVP 14,95 € 10266332
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© Editorial Planeta, S. A., 2020Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelonawww.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comwww.planetadelibros.com © Cube Kid, 2019© de la edición original: 404 Éditions, 2019Título original: Un chaton que s’est perdu dans le nether 2© de la traducción: Elia Maqueda, 2020
Primera edición: noviembre de 2020ISBN: 978-84-08-23439-5Depósito legal: B. 17.762-2020Impreso en España – Printed in Spain
<<Minecraft>> es una marca registrada de Notch Development AB.
Este libro es una obra de ficción y no está autorizado ni promocionado por Mojang AB ni por ninguna otra persona o entidad propietaria de los derechos del nombre, de la marca o del copyright Minecraft.
Los otros nombres, personajes, lugares y tramas son o bien inventados por el autor o usados de una forma ficcional.
El papel utilizado para la impresión de este libro está calificado como papel ecológico y procede de bosques gestionados de manera sostenible.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
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—No se despierta.
—Dale un meneo.
—Hazlo tú.
—¡¿Por qué yo?!
—¿Cómo se llama?
—Eh… Creo que empieza por «B»… ¿Baltasar?—¡Eh! ¡Baltasar! ¡Despierta!Las voces me arrancaron de un profundo sueño. Cuando abrí los
ojos, vi a tres humanos encima de mí: dos chicos y una chica.
Llevaban armaduras idénticas, de un metal casi negro con detalles
rojos y blancos.
—Me llamo Billy —dije.
Con una sonrisa, uno de los chicos me hizo un gesto con la mano y
dijo: «¡¡Aló!!».La muchacha dejó escapar un suspiro.
—En serio, tienes que dejar de decir eso, Leonardo.
—Vale ya, que es Leo —la rectificó él.
Debía de tener unos doce años, igual que ella.
—¿Qué pasa, no te gusta «aló»? ¡Es nuestro saludo oficial!
DÍA 13
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—Qué oficial ni qué oficial —replicó ella—. Solo es una forma
estúpida de decir «hola».—Da igual, pronto lo someteremos a votación.
Tras lanzarle una mirada de lo más perpleja, observé el resto de la
habitación. Era extraño: Alicia ya no se encontraba allí, su cama estaba vacía.
Recordaba vagamente haber oído una puerta, por la noche, pero me
había vuelto a dormir enseguida…
—Eh… ¿Dónde está? —pregunté.
—Ni idea.Me contestó el otro chico. Era el mayor de los tres, debía de rondar
los dieciséis años.
—El alcalde nos ha dicho que viniésemos a buscarte. Los demás
aldeanos estaban ocupados. Con alguna especie de problema… No sé.
El caso es que querían que nos encargáramos nosotros de ti.—¿«Nosotros»?—Ah, perdona. Me llamo Hurión Rubis. Y estos son…
—Lila —dijo la chica—. No tengo apellido.
—Y Leo. Somos miembros de la Legión Perdida, junto con Kolbert. ¡Aló!
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—Por el momento, te quedarás en la fortaleza de nuestro clan —dijo
Lila—. Al menos hasta que vuelva Pánfilo.
—¿Y qué voy a hacer?
—Nada de particular.—Bueno, mientras no tenga que volver a trabajar con el tipo malvado de las cejas, me parece bien.
Leo y Lila intercambiaron una mirada.
—¿Tipo…
—… malvado de las cejas?—Sí, el aldeano que… Bah, da igual.
LILA
HURIÓNLEO
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Eché un último vistazo a la habitación de Alicia. Me puse un poco triste.Así es como empezó mi día: parecía imposible encontrar al tal
Pánfilo, y Alicia había desaparecido misteriosamente por la noche
dejándome con tres seres de otro mundo.
Los miré de nuevo.
«¿Qué hago? ¿Voy con ellos? Tengo un poco de hambre…»
Examiné mi inventario, pero no había ni rastro de comida.
Entonces, un trozo de papel me llamó la atención. Alicia debía
de haberlo dejado allí antes de marcharse.
Billy:
Acabo de enterarme de que han enviado a Pánfilo a llevar a cabo una
misión.
El alcalde debe de pensar que necesita más experiencia en el mundo real.
Pero ya debería estar aquí, así que me han pedido que vaya en su busca y lo traiga de vuelta.
Un miembro de la Legión Perdida vendrá a verte por la mañana. Lo
mejor es que te quedes con ellos hasta que yo vuelva.
Perdona. Y no le digas nada a nadie, por favor.
AliciA
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Pues ya estaría. todo claro.
Aunque creo que habría ido con ellos aun sin haber leído la
carta, porque Lila me propuso un plato inédito, una cosa llamada
«pez-globo frito». Debía de tener algún ingrediente mágico,
porque apenas le hube dado un bocado, Lila y yo nos hicimos
mejores amigos.—¿No… no tienes más?
—No —dijo ella—. Pero tengo más en la fortaleza. Soy la mejor
pescadora de la Legión Perdida, y Estefi es la mejor cocinera, así que…
¡Eh! Pero ¿dónde vas?
Ya estaba fuera.(Como, evidentemente, no sabía por dónde había que ir,
enseguida me paré a esperarlos.)
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Nos dirigimos hacia su fortaleza y les hice un porrón de preguntas. Yo, que hasta hace no tanto era un animal normal y corriente, sin
problemas, y ahora hacer preguntas me parece perfectamente natural.
¿Qué es un clan? ¿Vienen todos de la Tierra? ¿Por qué llevan la misma armadura?
Efectivamente, vienen de la Tierra, lo que los convierte en terránicos. Al parecer, como yo nací en Aetheria, soy aetheriano (aunque yo
creo que es una forma educada de llamarme «PNJ»). En cuanto a
su armadura negra, es el uniforme oficial de la Legión Perdida. Su
armadura. Hace poco que han conseguido los materiales necesarios
para confeccionar una para cada miembro de la Legión Perdida, o casi. Por supuesto, atraíamos muchas miradas por la calle. Pero es que
es normal: Hurión es muy bajito, carga con una espada gigante y tiene el pelo blanco y rojo. Lila maneja un arma con forma de
bastón que yo ya había visto antes. Y Leonardo estaba muy alterado y hablaba muy alto. Pero, a pesar de que ellos eran
extranjeros, yo debía de ser el que más llamaba la atención.
Una aldeana me miró fijamente y me dijo:
DÍA 13 - 1.ª ACTUALIZACIÓN
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—¡Vete!Un niño se me acercó corriendo.
—¡Mi casa ha sido destruida por monstruos como tú!
—¡Aquí no queremos monstruos! —gritó un anciano.
Llevaba un montón de zanahorias en los brazos.
—Circulen —les dijo Hurión—. Si se meten en nuestros asuntos, se
están metiendo en los asuntos del alcalde. Este gato es nuestro protegido.No sirvió de mucho.
—¿«Gato»? ¡¿A eso lo llamáis «gato»?!
—¡Da igual lo que sea, seguro que está lleno de pulgas del vacío!—No, eso no es cierto —dijo Leo—. ¡Lo he comprobado! ¿Qué pasa? ¡Las alas se pueden usar en al menos tres recetas de artesanía!
—¡Largo de aquí!—¡Nunca volveré a venderles nada a los legionarios!
—Ignóralos —murmuró Hurión—. Sigue andando. Hay que evitar a
toda costa que se produzca cualquier… incidente.Leo se giró hacia nosotros.
—Sí, es que ya hemos tenido algunos en el pasado —dijo—. Ayer, ese…No iba mirando por dónde iba y chocó con un aldeano cargado de zanahorias, que salieron volando en todas direcciones.
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—¡P-perdón! —dijo Leo, y luego le dio unas cuantas esmeraldas al
aldeano. Este, con el ceño fruncido, señaló a Leo con el dedo y abrió
la boca. Antes de que empezara a hablar, Leo le dio una poción roja.
—¡Tome, tome! —le dijo.
Aquello solo consiguió enfadar aún más al aldeano.
—¡No entiendo cómo seguimos aceptando a gente como vosotros en
la aldea! ¡Desde que llegasteis, los ataques de los monstruos son mucho peores!
—¡Perfecto! —repuso Leo mientras le tendía el doble de esmeraldas,
una poción azul y un rubí.
—Creéis que podéis limitaros a…Un grito lejano interrumpió al anciano. Un grito tan fuerte que todo
el mundo se giró hacia el lugar de donde provenía.
Era el tipo de las cejas. Estaba dándole órdenes a gritos a un
aldeano que construía una casa. Mientras colocaba la puerta, debía de
haber cometido un error, porque el tipo malvado de las cejas, presa de la cólera, había arrancado la puerta de los goznes y, como si de
un arma se tratase, golpeaba con ella el muro de la casa. A cada golpe
que daba, gritaba.
Primer golpe: «Hijo de un minero de nubes…».Segundo golpe: «… Hijo de un corredor de tempestades…».
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Tercero: «… con un balde vacío…».Cuarto: «… SOBRE UN PUENTE DE GRAVA…».Al quinto, la puerta estalló en pedazos: «HI-HI-HI… HI-HI… ¡¡¡HIJO DE UN JINETE DE BARRILES DE PÓLVORA…!!!».De repente, Hurión comprendió lo que yo había querido decir cuando lo
llamé «tipo malvado de las cejas».—Ahuequemos el ala —dijo—. Se le ve todavía más raro y más
enfadado que de costumbre, y no tengo ganas de ocuparme de él
ahora mismo. Pero ningunas ganas nivel gúgol.—¿Qué es un gúgol? —preguntó Leo.
—Un número muy alto.
—Ah.Nos largamos corriendo.
Después de ver cómo me trataban los aldeanos, estaba casi contento
de que aquella gente hubiese venido a buscarme salvarme. Pero muy contento.Su fortaleza estaba bajo tierra. Tras bajar un montón de escalones,
recorrimos una gigantesca red subterránea, dejando túneles a izquierda y derecha. Cada túnel tenía su cartel: «TÚNEL 74», «TÚNEL 75», etc.
A veces, en el túnel principal, veíamos carteles donde ponía «fortaleza
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perdida» y «por aquí», señalando la dirección que seguíamos
nosotros. Aquello me recordaba al Inframundo.
—Creo que no he visto una cueva tan grande en mi vida —comenté.
—Es una mina —precisó Lila—. Y sí, los túneles son bastante
grandes, ¿eh? Toda esta piedra debe de haber salido de alguna parte…
—El pasillo principal antes era un barranco subterráneo —explicó
Hurión—. Eso facilitó mucho la vida a los aldeanos. Solo tuvieron
que excavar túneles adicionales.
Leo se giró a mirarme.
—Queríamos construir una fortaleza para la Legión Perdida
—explicó—, y Lucía pensó que sería buena idea que estuviera bajo
Yo, olisqueando
un objeto llamado «palanca».
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