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Geografía Población 1 DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN Según los padrones municipales, España posee en 2008 una población de 46.000.000 habitantes y una densidad de población de 91,2 hab/km 2 . A pesar de la subida en el último siglo debido al aumento de la población, la cifra es baja en comparación con otros países con modelos socioeconómicos similares. A escala europea es frecuente que las densidades estatales superen los 100 hab/km 2 , mientras que en España no se superó los 50 hab/km 2 hasta bien entrado el siglo XX. Este valor esconde fuertes desequilibrios espaciales: 1. Entre las grandes áreas de población que superan la media nacional (Madrid, litoral y las islas) y las grandes áreas de vacío del interior peninsular. 2. Entre las áreas urbanas, donde viven 4 de cada 5 españoles, y las áreas rurales. Este reparto de la población española obedece a las siguientes características: a) El origen de este desequilibrio se remonta a la Edad Moderna y se ha acrecentado hasta hoy en día. En el siglo XVI las densidades más altas estaban en el centro y norte de la península, ocupada por el reino de Castilla. Sin embargo, una crisis económica y demográfica en el siglo XVII, de la que Castilla tardó en recuperarse, provocó el desplazamiento de la población a la periferia, que pasó a tener las densidades más altas hasta hoy en día. En el siglo XIX esta distribución se consolidó por el alto crecimiento natural de algunas regiones litorales como Andalucía o Galicia y, sobre todo, por la industrialización de áreas como Cataluña o País Vasco, que atrajo población hacia estas zonas. Sólo Madrid, como capital y centro financiero del Estado, creció en el interior del país. No obstante, hasta mediados del siglo XX, España era un país rural y estos desequilibrios no estaban muy agudizados. En 1920, entre las provincias de Madrid, Barcelona y País Vasco sumaban el 17% de la población total, frente al 30% actual. A partir de los años 60, la economía española comenzó a modernizarse y se inició un proceso de industrialización que produjo grandes desplazamientos de la población rural interior hacia las provincias y regiones más dinámicas económicamente y con mayor diversificación productiva, con industrias más modernas y unos servicios más avanzados, especialmente el turismo. Estas regiones dinámicas coincidirán con las más pobladas anteriormente, con lo que se agudizarán los desequilibrios. Así, provincias como Soria,

DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN

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Geografía Población

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DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN

Según los padrones municipales, España posee en 2008 una población de 46.000.000

habitantes y una densidad de población de 91,2 hab/km2. A pesar de la subida en el último

siglo debido al aumento de la población, la cifra es baja en comparación con otros países

con modelos socioeconómicos similares. A escala europea es frecuente que las densidades

estatales superen los 100 hab/km2, mientras que en España no se superó los 50 hab/km2

hasta bien entrado el siglo XX.

Este valor esconde fuertes desequilibrios espaciales:

1. Entre las grandes áreas de población que superan la media nacional (Madrid,

litoral y las islas) y las grandes áreas de vacío del interior peninsular.

2. Entre las áreas urbanas, donde viven 4 de cada 5 españoles, y las áreas rurales.

Este reparto de la población española obedece a las siguientes características:

a) El origen de este desequilibrio se remonta a la Edad Moderna y se ha

acrecentado hasta hoy en día.

En el siglo XVI las densidades más altas estaban en el centro y norte de la península,

ocupada por el reino de Castilla. Sin embargo, una crisis económica y demográfica en el

siglo XVII, de la que Castilla tardó en recuperarse, provocó el desplazamiento de la

población a la periferia, que pasó a tener las densidades más altas hasta hoy en día.

En el siglo XIX esta distribución se consolidó por el alto crecimiento natural de algunas

regiones litorales como Andalucía o Galicia y, sobre todo, por la industrialización de áreas

como Cataluña o País Vasco, que atrajo población hacia estas zonas. Sólo Madrid, como

capital y centro financiero del Estado, creció en el interior del país.

No obstante, hasta mediados del siglo XX, España era un país rural y estos desequilibrios

no estaban muy agudizados. En 1920, entre las provincias de Madrid, Barcelona y País

Vasco sumaban el 17% de la población total, frente al 30% actual.

A partir de los años 60, la economía española comenzó a modernizarse y se inició un

proceso de industrialización que produjo grandes desplazamientos de la población rural

interior hacia las provincias y regiones más dinámicas económicamente y con mayor

diversificación productiva, con industrias más modernas y unos servicios más avanzados,

especialmente el turismo. Estas regiones dinámicas coincidirán con las más pobladas

anteriormente, con lo que se agudizarán los desequilibrios. Así, provincias como Soria,

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Cuenca o Teruel pierden un 25% de su población y sólo va a crecer la capital de la

provincia en estos territorios.

A partir de la crisis industrial del 73 se frenó esta tendencia a causa de la

desindustrialización y el paro que afectó a las zonas más pobladas, lo que provocó que el

éxodo rural se frenara.

b) Las provincias del interior han ido perdiendo población a favor de las

provincias del litoral, Madrid y las islas.

Por las causas vistas en el punto a), el 60% de la población española vive a menos de 50

km. de la costa, donde también se concentran las ciudades más grandes. Las áreas de mayor

poblamiento litoral son:

Zona de La Coruña y El Ferrol y las rías bajas gallegas, donde destaca Vigo.

El eje Gijón-Oviedo, que abarca a otros núcleos como Mieres o Avilés, y

Santander.

Costa del País Vasco y en torno a la ría de Nervión, donde destacan Bilbao y

Baracaldo.

Barcelona y periferia, donde se concentran grandes ciudades de más de 100.000

habitantes como Hospitalet de Llobregat, Badalona o Santa Coloma de

Gramanet. Además, en el área de influencia barcelonesa también aparecen

grandes núcleos como Terrassa, Sabadell o Mataró, también por encima de los

100.000 habitantes.

La zona de huertas levantinas y su litoral turístico (Valencia, Alicante y Murcia),

donde la densidad es elevada pero a base de núcleos más pequeños próximos

entre sí.

La Costa del Sol malagueña, con Málaga y núcleos turísticos cercanos como

Benalmádena, Torremolinos o Mijas.

El bajo Guadalquivir, desde Sevilla y su área metropolitana hasta el litoral

gaditano, con grandes núcleos como San Fernando o Jerez de la Frontera.

Palma de Mallorca y periferia y norte de Tenerife y Gran Canaria, zonas muy

turísticas.

En el interior, sólo Madrid y Zaragoza rompen esta tendencia, apareciendo como grandes

ciudades en el poco poblado interior de la Península. Madrid se configura con el municipio

más poblado de España con más de 3.000.000 habitantes, debido a la capitalidad del

estado, además de poseer un área metropolitana que tiene los mismos habitantes que la

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capital. Especialmente poblada aparece el sur de la Comunidad de Madrid, con núcleos

como Alcorcón, Móstoles, Getafe, Leganés y Fuenlabrada que superan los 150.000

habitantes cada uno de ellos. En cuanto a Zaragoza, posee más de 650.000 habitantes, pero

sin un área metropolitana poblada.

El resto de España aparece muy poco poblado, con densidades inferiores a la media,

aunque destacan especialmente:

El Sistema Ibérico, abarcando el este de Burgos y la mayor parte de las provincias

de Soria, Zaragoza, Teruel, Guadalajara y Cuenca.

Provincias en torno a Madrid, especialmente Ávila y Segovia, separadas de la

capital por el Sistema Central.

La Mancha y la penillanura extremeña.

Las zonas de alta montaña, especialmente el Pirineo oscense y leridano.

c) Hay una clara influencia del medio físico sobre el poblamiento.

España, tras Suiza, es el país con mayor altitud media de Europa. El complicado relieve

español dificulta el poblamiento y provoca que la densidad de población sea muy baja en

amplias zonas, como los Pirineos centrales en las provincias de Huesca, Lérida y Navarra,

en el Sistema Ibérico en Soria y La Rioja, en la Cordillera Cantábrica entre Castilla – León y

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Asturias y Cantabria, en el Sistema Central entre Castilla – León y Madrid y Extremadura,

en el Sistema Subbético en el sur de Albacete, Granada y Jaén.

Por otro lado, los climas más duros, secos y fríos se dan en la Meseta, especialmente en la

submeseta sur, lo que también influye en su menor poblamiento.

d) Existe un fuerte desequilibrio demográfico entre las Comunidades Autónomas

y entre las provincias.

Madrid, Cataluña, País Vasco y la Comunidad Valenciana ocupa el 15% del territorio y

poseen el 45% de la población española. Por el contrario, las dos Castillas, Aragón y

Extremadura ocupan la mitad de la superficie del país y poseen el 15% de la población.

En cuanto a las provincias, algunas interiores como Soria o Teruel están prácticamente

desabitadas con una densidad de población menor a 10 hab/km2, mientras que otras

provincias como Madrid o Barcelona superan los 700 hab/km2.

e) Se ha ido produciendo un proceso de urbanización.

Hoy en día, el 80% de la población española reside en ciudades, es decir, en municipios

de más de 10.000 habitantes, de los cuales la mitad lo hace en las 61 ciudades de más de

100.000 habitantes (en 1900 sólo vivía un 3% del total). Sin embargo, las ciudades suponen

sólo el 9% de los municipios españoles.

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En la mayor parte de las provincias existe una fuerte tendencia a la concentración de la

población en la capital. Por ejemplo, Zaragoza concentra el 70% de la población de la

provincia y más de la mitad de la población de Aragón.

Todo ello es debido, principalmente, al éxodo rural producido en los años 60, que

provocó el crecimiento de los núcleos más grandes y de sus periferias en contra de las

zonas rurales del interior, que perdieron la mayor parte de la población. Si en 1900 la

población rural española era un 69% y en 1950 todavía era mayoritaria con un 51%, en

1980 se había reducido al 26%. No obstante, esto es una tendencia que se ha desarrollado

en la mayoría de los países desarrollados.

f) La distribución de la población se relaciona con la edad de los habitantes.

La España interior está menos poblada y más envejecida, mientras que el litoral está más

poblada y con más población joven. Esta diferenciación es debida a los movimientos

migratorios que provocaron el trasvase de población desde las áreas rurales hacia las

grandes ciudades y zonas litorales. Esta emigración afectó a las personas jóvenes; mientras

que las más avanzadas en edad, hoy jubilados, permanecieron en su lugar de origen.

Además, hay que añadir que muchos de los emigrantes han vuelto una vez jubilados,

acentuando el envejecimiento de estas áreas.

En 2007, Asturias, Aragón, Castilla y León y Galicia superaban el 20% de población

mayor de 65 años, configurándose como las regiones más envejecidas del país. Por el

contrario, las regiones insulares tenían el menor porcentaje de población anciana, no

llegando al 14% del total.

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g) Las tendencias actuales apuntan a la consolidación demográfica de las áreas

industriales en expansión.

Las tendencias actuales apuntan a la consolidación demográfica de la periferia de Madrid,

el eje mediterráneo y el valle del Ebro, por lo que la industria, el turismo y el desarrollo en

general siguen siendo factores clave en la distribución de la población. Junto a estas zonas,

la España insular aparece como una de las áreas con mayor crecimiento demográfico en los

últimos años, debido principalmente al turismo.

Sin embargo, las grandes ciudades de más de 500.000 habitantes, especialmente Madrid y

Barcelona, han entrado en una fase de estancamiento o ligera regresión, en los últimos años

recuperada por la inmigración. El alto precio de la vivienda y la incomodidad de la vida en

las grandes urbes explican el desplazamiento de la población de las grandes ciudades a las

periferias, que se muestran en la actualidad mucho más dinámicas. De las diez ciudades que

más crecieron en las últimas dos décadas del siglo XX, ocho son ciudades dormitorio

cercanas a grandes urbes.

En el otro extremo, las áreas industriales en reconversión, localizadas en la cordillera

cantábrica, han tenido fuertes pérdidas de población debido a la crisis industrial y minera de

los 70.