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ÓPERA Teatro la Fenice Temporadas de ópera 5 tenores de hoy Nancy Fabiola Herrera 47 Boletín informativo de la Asociación Albacetense de Amigos de la Ópera

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ÓPERA

Teatro la FeniceTemporadas de ópera5 tenores de hoyNancy Fabiola Herrera

47 Boletín informativo de la Asociación Albacetense de Amigos de la Ópera

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A finales del siglo XVIII en Venecia había siete an-tiguos teatros en funcionamiento, dos de ellos dedicados al drama y el resto a la música.

El de la Fenice se impuso inmediatamente como uno de los principales teatros de ópera, distinguiéndose en Italia y en Europa tanto por la alta calidad de su actividad artística como por el esplendor del edificio. Sin embargo, como si el nombre fuese portador de oscuros presagios, la noche del 13 de diciembre de 1836 el teatro fue devasta-do por un incendio provocado por una estufa austriaca de reciente instalación. Las crónicas narran que los trabajos de extinción del incendio duraron tres días y tres noches, y que dieciocho días más tarde diversos focos se reaviva-ban todavía entre los escombros. Las llamas arrasaron totalmente la sala teatral, y respetaron sólo el atrio y las Salas Apolíneas. La Sociedad propietaria decidió proceder a una inmediata reconstrucción. Toda la obra se llevó a cabo en poquísimo tiempo. La noche del 26 de diciembre del mismo año el nuevo teatro, reconstruido según el nue-vo estilo artístico de la época, fue abierto al público. Sin embargo, la velocidad con que había sido ejecutado el tra-bajo hizo que ya en 1854 fuese requerida una intervención urgente de restauración de la estructura y se procedió a una nueva decoración de la sala teatral que permaneció inmutable hasta 1996, día fatídio de nuevo para la llama-da “bombonera”. La noche del 29 de enero de 1996, duran-te un periodo de cierre y coincidiendo con algunos traba-jos de restauración, un segundo incendio, en esta ocasión provocado, destruyó completamente la sala teatral y gran parte de las Salas Apolíneas. Pero una vez más La Fenice resurgió, reconstruida fielmente del original con un pro-yecto del arquitecto Aldo Rossi, y fue de nuevo inaugurada en 14 de diciembre de 2003.

Historia artística El teatro contribuyó a escribir la historia del melodrama con los estrenos de numerosas óperas. Para La Fenice Gio-achino Rossini compuso Tancredi (1813), su primera obra maestra dramática; Sigismondo (1815) y Semiramide (1823), una de las piezas cumbre entre las obras trágicas del au-tor. Vincenzo Bellini escribió para La Fenice dos de las diez obras que forman su repertorio teatral: I Capuleti e i Mon-tecchi (1830) y Beatrice di Tenda (1833). Gaetano Donizetti para La Fenice compuso tres obras: Belisario (1836), Pia de’ Tolomei (1837) y Maria de Rudenz (1838).

Verdi estrenó en este teatro nada más y nada menos que Attila (1846), Rigoletto (1851) Traviata (1853) y Simon Boccanegra (1857).

El edificioLa fachada del edificio es el único elemento que sobrevivió por entero a los dos incendios que destruyeron el teatro casi íntegramente en 1836 y 1996. Es además el único edifi-cio de la ciudad dedicado a la escena que presenta una co-lumnata de estilo neoclásico en la fachada con la insignia

TEATROS DE OPERA

LA FENICE (VENEZIA)El Ave Fenix de la ópera

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del teatro en la parte central, o sea el ave fénix –símbolo del teatro– que renace de las llamas, labrada en 1837 en base a un diseño de Giambattista Meduna.

La entrada del teatro es, por tanto, el espacio donde sobrevive el mayor número de elementos originales del edificio: parte de la decoración y gran parte de las colum-nas, el pavimento y las escaleras de acceso a los palcos.

El incendio de 1996 causó la completa destrucción de los cinco órdenes de palcos, del escenario y el derrumbe del techo, dejando de la sala original tan sólo los muros perimetrales. La reconstrucción del teatro se basó en el proyecto del arquitecto Aldo Rossi bajo el lema «Com’era, dov’era» («Como era, donde estaba»). La fidelidad en la reconstrucción de la sala teatral ha sido facilitada en gran medida por la documentación exhaustiva redactada por los hermanos Meduna durante los trabajos de restaura-ción tras el incendio que en 1836 había destruido por pri-mera vez La Fenice.

El motivo que ha guiado los trabajos de restauración reciente ha sido el de volver a proponer la sala original, en especial por lo que se refiere a su solución técnica especí-fica, basada en el uso prevalente de la madera cuidado-samente seleccionada y sabiamente tratada para obtener la mejor acústica. La gran caja armónica de la cávea de madera ha sido posteriormente recubierta de una capa de muro y pavimento en hormigón armado que la protegen. El único elemento decorativo realizado in situ, al menos en parte, es el techo, reproducción del diseño original que recrea la ilusión óptica de una cúpula. Dicho techo, está decorado con varios grupos de figuras que representan jóvenes muchachas, algunas de ellas sosteniendo instru-mentos musicales, además de las personificaciones de las tres Gracias, la Música, la Danza y la Aurora.

El motivo dominante de la decoración de la sala, rea-lizado en 1854, es la reproducción de un espeso follaje de hojas de acanto en cartón, enriquecido posteriormente con láminas de oro de veintitrés quilates trabajadas con la técnica del cuarzo y pulidas con piedra de ágata.

El foso de la orquesta está situado actualmente sobre un plano móvil que, en caso de que no deba ser ocupado por los músicos, se eleva hasta el nivel de la platea, vinien-

do a añadir nuevas filas de butacas delante de la primera, incrementando de esta manera el aforo de la platea en 104 butacas más. En este caso el aforo del teatro alcanza las 1.126 plazas.

El telón del escenario se ha reproducido, basándose en el examen de la documentación histórica, en terciopelo sintético ignífugo de trama alta y tupida, de color verde oscuro y decorado con 1.100 flores de piel dorada.

TEATROS DE OPERA

Un grupo de socios en visitan La Fenice

Desde hace tiempo algunos socios de AAAO tomaron la determinación de acudir a eventos relacionados con la escena operística en diversos lugares del mundo.

Fruto de este empeño se realizó hace dos años un via-je al Festival Rossini de Pesaro. En esta ocasión el objeti-vo se puso en el Teatro de la Fenice, Venecia y una ópera que fué estrenada en este teatro: La Traviata.

De la belleza del edificio damos cuenta en las letras del artículo de estas mismas páginas. Edificio que como no podía ser menos recorrimos con el mismo entusiasmo como con el que disfrutamos de una Traviata de gran in-terés con regia de Robert Carsen y la participación de un trio vocal encabezado por Patrizia Ciofi, Gialuca Terrano-va y Giovanni Meoni, dirigidos por Luciano Acocella.

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Madrid, Valencia y Barcelona ya han presentado unas temporadas que intentan dar satisfacción a sus heterogéneos públicos. Aunque corren duros tiempos presupuestarios, las temporadas aguantan el tirón de la crisis. La vera Costanza, en Madrid, Król Roger, en Barcelona y Die Fle-dermaus, en Valencia, son alguna de las citas más interesantes.

Teatro Real, bajo el signo de la continuidadRecientemente fue presentada en Madrid la próxima

temporada del Teatro Real, una temporada vertebrada en torno a la figura de la mujer, algo que pretende dotar de coherencia a la programación, pero que se olvida a me-dida que avanza la temporada. Temática o no, estamos hablando de una temporada que abarca más de tres siglos de música, pero que se olvida los últimos años. En fin, con un principio prometedor, Lulu, de Alban Berg en versión completa, y una novedad de peso, La vera costanza, de Haydn (estreno en España), la temporada va deslizándose más adelante por caminos ya transitados: L’incoronazione di Poppea cierra la trilogía de Monteverdi, Jenufa com-pleta un recorrido por Janácek y Der fliegende Holländer continúa con una serie dedicada a Wagner. Las versio-nes concierto incluyen dos óperas de Haendel (Teodora y Agrippina), que también tienen mucho en común con otras temporadas, y dos de Bellini: I Puritani y Norma. En la primera, el público tendrá la ocasión de reencontrarse con Juan Diego Flórez en su salsa italiana y decimonónica. Salsa que aderezará otros títulos de la temporada: Andrea Chérnier, de Giordano; L’Italiana in Argeri, de Rossini y Si-mon Boccanegra, de Verdi, ésta última con la presencia de Plácido Domingo. La música española tendrá una peque-ña cuota con L’arbore di Diana, de Martín y Soler, una coproducción con el Liceu de Barcelona.

La nómina de can-tantes para la tempora-

da es, sin duda, brillante: Nina Stemme, la polémica Ange-la Gheorgiu o Violeta Urmana. Entre las batutas invitadas, destacan Eliahu Inbal, Ivor Bolton y los especialistas ba-rrocos William Christie y Paul McCreesh.

Por último, mencionar la excelente temporada de danza que contará con la presencia, por primera vez en el Teatro Real, del Ballet del Teatro Bolshoi, con Espartaco, de Katchaturian y la celebración del XX aniversario de la CND.

Liceu para todos los gustosLa próxima temporada del Liceu viene marcada por

el protagonismo de la música española que contará con tres títulos que van desde el barroco de L’arbore di Dia-na, del valenciano-vienés Vicente Martín y Soler, hasta la música actual, representada por Hypermusic Prologue, que se estrenará en junio en el Centro Pompidou de París, del ya consolidado Héctor Parra, pasando por la zarzuela más clásica, con Doña Francisquita, de Amadeo Vives. La temporada 2009-2010 del Liceu no ha generado grandes adhesiones y eso a pesar del esfuerzo por incluir platos para todos los paladares: ración de Wagner, con Tristán e Isolda, y Richard Strauss, con de Der Rosenkavalier; un apetitoso Il Trovatore, de Verdi (con un sinfín de repre-sentaciones, por cierto) y un delicioso La fille du régiment, de Donizetti. Del Este nos vienen La Dama de Picas, de Chaikovsky (una de las óperas más representadas última-mente), El jugador, de Prokofiev (en versión concierto) y la interesantísima Król Roger, de Szymanowsky. De postre, por supuesto, Mozart con El rapto en el serrallo.

Las estrellas convidadas al festín son importantes. A saber: Deborah Voigt, Ben Heppner, María Bayo o Juan Diego Flórez, a quien podremos ver encabezando el repar-

to de La Fille du régiment, en el mes de marzo. Junto a las habituales batutas de los titulares, Sebastian Weigle y Michael Boder, desfilarán Ivor Bolton,

TEMPORADAS DE ÓPERA: ÓPERA EN TIEMPOS DE CRISIS

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Harry Bicket o Josep Pons, recientemente nombrado prin-cipal director invitado del Liceu.Al margen de la temporada de ópera, el Liceu consolidará la temporada de recitales líricos (Magdalenza Kozena, Fe-licity Palmer, Montserrat Caballé, Felicity Lott y Christine Schäfer, entre otras) y conciertos corales.