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  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

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    INTRODUCCIN A LA SEGUNDA EDICIN(MAYO DE2002)Este material, que fue editado por pri-

    mera vez en Mayo de 1988, tena como

    objetivo, junto a otros materiales, el dar

    sustento terico a nuestra prctica y a la

    polmica con la izquierda tradicional enel marco del intento de construccin de

    un Frente de Liberacin Nacional

    (FRAL y FREPU). Esa experiencia fra-

    cas por causas que fueron extensa-

    mente analizadas en nuestros docu-

    mentos. Pero la principal fue y es, la

    incomprensin que la izquierda

    argentina tiene de la Identidad

    Peronista.

    Esta incomprensin se les torna un pro-blema insalvable, porque el pueblo es

    abrumadoramente Peronista, y sin el

    pueblo los procesos de cambio son,

    simplemente, charlas de caf.

    Hoy a 14 aos de esa primera edicin,

    prologada por el hermano Osvaldo

    Olmedo, y a 30 aos de que Carlos

    Olmedo la escribiese, la respuesta al

    PRT-ERP tiene total y absoluta vigen-

    cia, no slo por los temas que aborda

    de los cuales surgen problemas an noresueltos, sino porque la izquierda y el

    "progresismo"han desatado una cam-

    paa feroz con el objetivo de "despero-

    nizar al Pueblo", vieja consigna gorila y

    reaccionaria, que encubre su impoten-

    cia para llegar a lo sectores populares.

    Para hacerlo ocultan la diferencia que

    existe entre el Partido Justicialista y la

    Identidad Peronista, pretendiendo igno-

    rar que el PJ fue, y es, una mera herra-mienta electoral. No fue con el PJ que

    enfrentamos a la revolucin libertadora

    en el 55 (que la mayora de ellos apo-

    yaron) ni fue con el PJ que luchamos los

    18 aos de resistencia hasta el 73 que

    nos cost miles de asesinados, desapa-

    recidos y encarcelados. Estos hechos,

    que hoy pretenden escamotear apro-

    pindose de banderas por las cuales no

    lucharon, indican a las claras que fuede las entraas mismas del Peronismo

    desde donde se gest la respuesta a las

    dictaduras del 55 y el

    76. Fuimos los

    Peronistas, en abru-

    madora mayora, los

    que pusimos la lucha,la sangre y los cados

    que hoy ellos reivindi-

    can impdicamente.

    Mientras la mayora

    de la "izquierda" se debata entre el

    apoyo a Isabel y la "AAA" "para preser-

    var la institucionalidad" y el apoyo a

    Videla porque de lo contrario se vena

    "el golpe pinochetista", a los Peronistas

    nos volaban un local por da y nos ase-sinaban centenares de compaeros.

    Mientras la llamada "izquierda"debata

    acerca del "sexo de los ngeles"en los

    bares de moda de la calle Corrientes,

    los Peronistas caamos combatiendo o

    en las crceles y campos de concentra-

    cin, "chupados" por los militares geno-

    cidas que ellos toleraban.

    Por eso ya es hora de que terminemos

    con las tonteras infantiles y llamemos a

    las cosas por su nombre; los cambiosno se producen recitando de memoria a

    Marx, Lenin, Engels o Rosa de

    Luxemburgo, tampoco hablando de

    "dialctica", o de "clase en s" o "para

    s", los cambios se hacen con la revo-

    lucin.

    Tener claro conceptos tericos que, por

    otra parte, se pueden leer en cualquier

    libro, no es suficiente para lograr la con-

    duccin de nuestro pueblo y tampocootorga representatividad.

    Recitar los clsicos del marxismo para

    atacar la identidad mayoritaria de nues-

    tro pueblo no significa "claridad terica"

    es una manifestacin de oportunismo

    intelectual. Carlos Olmedo tena claro

    esto y por eso su trabajo tiene hoy

    absoluta vigencia.

    Peronismo 26 de Julio

    Mesa Nacional - Junio del 2002

    Osvaldo Olmedo

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    La vigencia del trabajo del compaero

    Carlos Olmedo tiene para nosotros,

    militantes de la corriente histrica delPeronismo Revolucionario, dos lectu-

    ras contradictorias. Una de ellas, supo-

    ne una seal de alerta, un preocupante

    llamado de atencin; todava hoy, des-

    pus de 17 aos, la polmica que le da

    origen no est saldada. Y lo grave es

    que, no slo la izquierda no ha avanza-

    do suficientemente

    en la comprensin

    de lo que supone el

    Peronismo comoidentidad poltica de la

    clase trabajadora y el

    pueblo, sino que, sec-

    tores importantes de

    la militancia peronista,

    se encuentran des-

    orientados, ganados

    por concepciones

    reformistas, aprensi-

    vos hacia todo lo quesuponga organiza-

    cin, espantados por

    todo lo que huela a

    revolucin. Aqu est

    presente,desde luego

    el tema de la derrota.

    La otra lectura alta-

    mente positiva, es

    que pone en evi-

    dencia una vez ms, el aporte funda-mental que desde el Peronismo se ha

    hecho al desarrollo del proceso revolu-

    cionario en Argentina. Este aporte tiene

    como componente esencial, las luchas

    que el pueblo peronista ha protagoniza-

    do en las ltimas dcadas, que no se

    agota en el espontanesmo de las

    masas. Desde sus orgenes, el peronis-

    mo cont con intelectuales y cuadros

    polticos que supieron dar la lucha tam-

    bin en el campo de las ideas. Arturo

    Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernandez

    Arregui, John William Cooke, Quique

    Pecoraro, Roberto Carri, Rodolfo Walsh y

    otros, han contribudo de modo decisivoa la desmitificacin de la "Historia ofi-

    cial", nos han mostrado con claridad

    que la opcin por el peronismo se

    entronca profundamente en la lucha

    entre dos polos: uno, cuya esencia es la

    identidad nacional, y otro, cuya esencia

    es una identidad

    colonizada.

    Programas como

    La Falda, eviden-

    cian la existencia dedirigentes polticos y

    sindicales que ten-

    an clara la necesi-

    dad de vincular las

    luchas del movi-

    miento obrero con

    un programa polti-

    co de liberacin

    nacional y social.

    No pretendemosaqu hacer un lis-

    tado exhaustivo

    de los aportes del

    peronismo al pro-

    ceso revoluciona-

    rio, pero no pode-

    mos dejar de men-

    cionar uno que es

    fundamental: el

    realizado por cientos de compaerosque sin ser "famosos" (simplemente

    porque el pueblo no est en el poder),

    han enriquecido la teora revolucionaria

    en Argentina a partir de la sntesis de la

    prctica de las organizaciones revolu-

    cionarias a las que ellos pertenecieron

    (sntesis plasmada en documentos,

    algunos de los cuales hoy vendra muy

    bien releer y discutir). Y as como es

    mucho lo que tenemos que aprender de

    los errores cometidos por esas organi-

    zaciones revolucionarias, tambin es

    Prologo a la 1 edicin realizado por OsvaldoOlmedo en 1987

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    mucho lo que debe-

    mos aprender de

    ellas por haber

    acertado por lo

    menos en una

    cuestin esencial:

    instalar el problemadel poder (el pro-

    blema de desarro-

    llar una poltica y

    una organizacin

    para la toma del poder) en el centro de

    sus objetivos. Es decir, la prctica de

    estas organizaciones revolucionarias

    (an con los errores que determinaron

    la derrota), estaba guiada por una estra-

    tegia de poder. Y se aprende muchoms de los errores de los revoluciona-

    rios que de la inocua lucidez de los

    reformistas.

    Desde la fecha en que Olmedo realiza

    este trabajo (mediados de 1971) hasta

    hoy, se han producido hechos trascen-

    dentes en la historia Argentina. La ofen-

    siva del campo popular, que ya empe-

    zaba a tomar forma en ese entonces, se

    manifiesta con fuerza creciente en losaos subsiguientes. Al calor de esa

    ofensiva de masas, acompandola e

    impulsndola, diversas organizaciones

    revolucionarias llegaron a alcanzar un

    desarrollo que las llev a cumplir un rol

    significativo en el curso de los aconteci-

    mientos. La dictadura de Lanusse es

    obligada a conceder elecciones sin

    proscripciones el 25 de mayo del `73 se

    llega al momento culminante de este

    movimiento de ofensiva con la instala-cin en la Casa Rosada de un gobierno

    autnticamente representativo de los

    intereses y expectativas populares. Y

    aqu se produce un punto de inflexin.

    Se pone en evidencia, con toda drama-

    ticidad esa caracterstica del peronismo

    de la que haba hablado Cooke aos

    antes: su fuerza se manifiesta en la

    resistencia al rgimen, su debilidad a

    la hora de suplantarlo.El desplazamiento del compaero

    Campora del gobierno, los hechos de

    Ezeiza, la ausencia

    de una respuesta

    eficaz ante el avasa-

    llante copamiento

    de las estructuras

    del gobierno, y el

    Movimiento por partede los sectores ms

    reaccionarios del

    peronismo, manifiesta

    el agotamiento de la

    ofensiva popular y el lanzamiento de la

    contraofensiva enemiga. Luego de la

    muerte de Peron, los acontecimientos

    se precipitan. El isabelismo, con todas

    sus variantes, no es ms que una trgi-

    ca fanto-chada destinada a entregar elMovimiento y el pas en manos de sus

    "sucesores naturales" los depredadores

    del "Proceso de Reorganizacin

    Nacional". En que medida esta "reorga-

    nizacin" se produjo, es mas o menos

    conocido por todos: 30.000 desapareci-

    dos, mas de 30000 obreros fabriles des-

    pedidos, la industria desmantelada la

    deuda externa incrementada de 8279

    millones de dlares en 1976 a 46.005millones de dlares en 1983, el "affaire

    Malvinas", etc, etc.

    Luego, como consecuencia de lo ante-

    rior, sobrevino la democracia controlada

    la democracia Alfonsinista que estamos

    padeciendo. Pero no es objetivo de este

    prlogo analizar este complejo perodo

    histrico que hemos reseado (remiti-

    mos para ello a las "Reflexiones crticas

    y autocrticas de la experiencia revolu-

    3

    Roberto Carri Rodolfo Walsh

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    cionaria en Argentina"

    del MP26, material en el

    cual se desarrolla en

    profundidad nuestra visin

    sobre algunos temas

    centrales de esa etapa).

    Queremos simplementellamar la atencin sobre

    un aspecto; el compa-

    ero Olmedo mencio-

    na, en las conclusiones

    de su trabajo, una

    caracterstica de la mili-

    tancia por entonces:

    una indiferencia genera-

    lizada por todo lo que

    sea teora..., una tendencia a "jugarse ala intuitiva"..., una evidente pobreza en

    su capacidad terica. Plantea como pre-

    visible, que el desarrollo del movimiento

    revolucionario traer aparejado un des-

    arrollo terico en consonancia, si se lo

    sabe impulsar y alentar. Tengamos en

    cuenta que sto fue escrito cuando las

    organizaciones revolucionarias estaban

    an en un grado de desarrollo incipien-

    te y cuando su poder de convocatoriaera practicamente inexistente. El movi-

    miento revolucionario se desarroll de

    acuerdo a lo previsto. Lo que no se

    poda preveer en ese momento es que

    luego se producira una involucin tan

    profunda en el conjunto de las organiza-

    ciones del campo popular, producto del

    accionar del enemigo y tambin en

    parte de no haber sabido, "impulsar y

    alentar" el desarrollo terico necesario.

    Hoy, cuando las secuelas de la derrotatodava nos marcan a fuego, cuando

    nos planteamos recuperar el espritu de

    los '70, cuando pretendernos aportar al

    desarrollo de un proyecto revoluciona-

    rio; no podemos dejar de tener en cuen-

    ta este factor como uno de los determi-

    nantes de los errores polticos, de las

    desviaciones ideolgicas y organizati-

    vas en que incurrieron las organizacio-

    nes que jugaron un rol protagnico enesta etapa.

    Por supuesto, sera simplista plantear

    que si los militantes hubieran ledo maslibros, la historia hubiera sido diferente.

    El problema es ms complejo. Se trata

    de resolver cmo el movimiento revolu-

    cionario se apropia de las herramientas

    tericas que le permitan "pensar" con

    originalidad su problemtica, descubrir

    los atajos que le permitan alcanzar sus

    objetivos ms rpidamente y con

    menos costos, reflexionar colectiva-

    mente sobre su realidad, para de ese

    modo, sacar la sntesis conceptual que,

    integrndose a lo ya realizado, ir enri-

    queciendo la teora y permitir encarar

    las sucesivas etapas con mayor lucidez.

    Desde esta perspectiva, el problema no

    es ya la actitud individual frente al estu-

    dio (aunque a este asunto tampoco deba-

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    mos esquivarle el bulto), sino que se

    trata de comprometer a los militantes a

    pensar su propia prctica, a descubrir la

    necesidad de contar con las herramien-

    tas tericas que le permitan hacerlo con

    eficacia; se trata de generar formas

    organizativas, mtodos de trabajo

    donde la evaluacin durante y al final

    de los planes de trabajo, la discusin

    de los objetivos, la crtica y la auto-

    crtica sean elementos permanentes

    que comprometan a los compaeros en

    la elaboracin de la lnea en general y

    en la reelaboracin de la misma paraimplementarla en la realidad concreta

    en la que deban trabajar.

    Antes de terminar, quiero hacer dos bre-

    ves aclaraciones.

    Lo que es recuperado por compaeros

    de las FAR con posterioridad a la cada

    de Olmedo (que se produce el

    3/11/71), es un borrador con la respues-

    ta a los compaeros del ERP, en la que

    haba estado trabajando meses antes.Este borrador, que no haba

    tomado estado pblico en vida

    del compaero presentaba algu-

    nos defectos de redaccin poco

    significativos, seguramente

    motivados en la falta de oportu-

    nidad para realizar un "pulido

    final".

    En relacin a que, en el trabajo

    se haga referencia exclusiva alMaterialismo histrico y no al

    Materialismo Dialctico, al defi-

    nir qu es el Marxismo, es una

    incgnita que el compaero Olmedo se

    ha llevado consigo. Me consta que

    su visin del Marxismo era integral,

    es decir, que abarcaba tambin el

    componente filosfico. Es probable

    que esta cuestin tambin debaser achacada al hecho de que el

    material nunca haya pasado la

    etapa de "borrador". Por otra parte

    entendemos que el contenido de la

    polmica se encuadra perfecta-

    mente dentro del campo del

    Materialismo Histrico, lo que hace

    que esta ausencia en la definicin no

    sea significativa.

    Carlos Olmedo, ms all de lo muchoque nos aporta en este trabajo (donde

    se desarrollan con gran rigurosidad

    temas esenciales como por ejemplo:

    Qu es una identidad poltica?, Qu

    es un movimiento poltico?, Qu es

    una teora cientfica?, Cmo debe ser

    entendida la relacin entre peronismo v

    marxismo?, Qu debe ser una van-

    guardia revolucionaria?, A partir de

    qu debe elaborarse una estrategiapara la toma del poder?, Qu relacin

    debieran guardar en ella los factores

    nacionales y los internacionales?, etc,

    etc.), nos dej, como tantos otros com-

    paeros una enseanza fundamental

    en el ejemplo que significa su propia

    prctica, la del militante capaz de llevar

    a gran altura la coherencia necesaria

    entre el pensamiento y la accin.

    Osvaldo Olmedo

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    Hoy, a ms de 42 aos de su surgi-

    miento, habiendo soportado dos golpes

    de estado, mas de 25 aos de resis-

    tencia al imperialismo, con mas ca-

    dos en las luchas por la liberacin

    que ninguna otra fuerza poltica del

    pas y con 6.500.000 votos que avalan

    su vigencia histrica, el PERONISMO

    enfrenta el intento ms serio de "alvea-rizacin" desde su nacimiento.

    La empresa de integrarlo, como un sim-

    ple partido liberal, al juego del bipartidis-

    mo para administrar la depedencia,

    encuentra en los dirigentes de la reno-

    doxia, en cualquiera de sus variantes,

    gerentes dispuestos a llevarla a cabo; y

    en los tecncratas e intelectuales que

    los asisten (para los cuales la revolu-

    cin no es ms que un "acn juvenil"),

    los hacedores de las funda-

    mentaciones tericas e ide-

    olgicas de la misma.

    Debemos reconocer que no

    les falta audacia, pues la

    tarea que se proponen no

    es sencilla. Para producir el

    vaciamiento de la esencia

    antimperialista del pero-

    nismo, para esterilizar los

    contenidos nacionales,

    populares y revoluciona-rios de sus smbolos, de

    sus tres banderas, de su

    historia, tendran que pro-

    ducir una profunda involucin en la con-

    ciencia nacional, en la identidad pol-

    tica de las masas. Pero no nos enga-

    emos sepamos distinguir entre lo difcil

    y lo imposible. La derrota, la claudica-

    cin de la dirigencia burocrtica (poltica

    y sindical), la traicin de alguna dirigen-cia supuestamente revolucionaria, han

    creado el caldo de cultivo adecuado

    para que la involucin se haga realidad,

    han producido una crisis profunda en la

    identidad popular. Se intenta reducir el

    peronismo a la categora de "sentimien-

    to", para que las nuevas generaciones

    crean que todo se reduce al "bombo y la

    marchita", al "pan dulce y la sidra", ocul-

    tndoles que es la identidad polticaque supone el ms alto nivel de con-

    ciencia alcanzado por la clase traba-

    jadora argentina, que le permiti vivir

    el perodo de ms justa distribucin

    social de la riqueza, y que la hizo pro-

    tagonista, desde la proscripcin,

    desde la resistencia, desde las ms

    diversas formas de lucha que impidie-

    ron la consolidacin de rgimen neoco-

    lonial de dependencia.

    Una tarea impostergable que debemosencarar para obstaculizar este intento

    INTRODUCCIN A LA 1 EDICINREALIZADA EN1987

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    de enmascaramiento del peronismo

    como partido liberal, es la de reconstruir

    la memoria histrica del Peronismo

    Revolucionario, su mstica, sus luchas,

    sus banderas, su confianza en el triun-

    fo. Debemos recuperar el espritu de los

    '70, cuando no discutamos acercade cmo administrar la dependencia

    sino de cmo hacer la revolucin;

    donde la poltica no se reduca al

    posibilismo sino que giraba en torno

    a como construir la organizacin

    popular para la toma del poder donde

    no se aceptaba la alternancia para

    garantizar la estabilidad del sistema,

    sino que se denunciaba el participa-

    cionismo y el colaboracionismo comotraidores al peronismo, como formas

    de negociar la dependencia. Una

    poca en la cual nuestra "relacin" con

    el imperialismo era para enfrentarlo y no

    para discutir con sus representantes el

    rol que le corresponde al peronismo en

    la democracia controlada que quieren

    para la Argentina.

    As como afirmamos que no va a ser

    fcil convertir al peronismo en un parti-do liberal, tambin debemos reconocer

    que, recuperar la memoria histrica,

    levantar las banderas y seguir la

    lucha, no es tarea sencilla. El imperia-

    lismo y sus mercenarios nativos nos

    han golpeado duro, con la intencin de

    que no nos levantramos ms. Si bien

    es cierto que no tuvieron en cuenta que

    la memoria popular es tambin con-

    ciencia histrica a la que no se puede

    borrar con represin; sin bien es cierto

    que se puede matar revolucionarios

    pero no a la revolucin; tambin es cier-to que los costos polticos y organizati-

    vos, la dispersin y retroceso que el

    campo popular experiment como con-

    secuencia de la derrota, son enormes.

    Al constituir el MP26, lo hicimos con-

    vencidos de que desde una organiza-

    cin de militantes que asumen y se

    comprometen con las poten-

    cialidades revolucionarias del

    peronismo, se puede encararla tarea antes mencionada en

    las mejores condiciones. Para

    desarrollar nuestro proyecto

    poltico, debemos formarnos

    como cuadros capaces de

    darle continuidad a esa gran

    corriente de revolucionarios

    peronistas que el reformismo

    y la traicin pretenden sumer-

    gir en el olvido. Debemos

    hacer nuestro su pensamien-

    to, debemos recoger la expe-

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    riencia que nos han legado en lo organi-

    zativo, en lo poltico, en lo metodolgico;

    debemos apropiarnos de su prctica,

    desarrollada y enriquecida, hasta llevarla

    a la victoria.

    Querernos acotar, para precisar nuestro

    pensamiento, que as como paraaprender a nadar es necesario tirarse

    al agua, para formarse como cuadro

    revolucionario es necesario compro-

    meterse en la construccin de un

    proyecto poltico revolucionario.

    Hemos recorrido ya, como MP26,un

    pequeo tramo del largo camino.

    Hemos enfrentado dificultades enor-

    mes, con un nmero limitado de cua-

    dros y sin medios econmicos suficien-tes. Debemos ser consientes, de que

    nuestro crecimiento supone el incre-

    mento cuantitativo y cualitativo de las

    responsabilidades que deberemos

    asumir y de la complejidad de las tareas

    de las que deberemos hacernos cargo.

    De ah surge con claridad la imperiosa

    necesidad de prepararnos adecuada-

    mente.

    Para ello debemos contar con los instru-mentos adecuados. En lo poltico y

    orgnico, nuestros documentos y circu-

    lares nos brindan una base para fortale-

    cer nuestra organizacin y realizar una

    prctica transformadora de la realidad

    externa, impulsando

    nuestra propuesta

    en los barrios, luga-

    res de trabajo y

    estudio, etc.

    Sin embargo, el creci-miento tanto de nues-

    tra propuesta en la

    base social, como el

    de nuestra organiza-

    cin, no est acom-

    paado de una for-

    macin terica ade-

    cuada por parte de

    los cuadros que

    deben conducirlo. Yaesta insuficiente for-

    macin terica del

    conjunto, debemos sumar el hecho de que

    aproximadamente el 70% de nuestra

    fuerza propia, est constituida por mili-

    tantes sin experiencia anterior, es decir,

    por compaeros que, por un problema

    generacional, no han participado de la

    etapa anterior y estn haciendo sus "pri-meras armas" polticas en el desarrollo

    de la propuesta del MP26. Es por ello

    indispensable definir e impulsar con

    energa, una correcta poltica de forma-

    cin de cuadros, para poder desarrollar

    adecuadamente la fuerza propia. Este

    es un problema que debemos resolver

    rpidamente si queremos contener

    nuestro crecimiento y vertebrar orgni-

    camente el espacio poltico al quehemos hecho llegar nuestra propuesta.

    Por medio de la prctica indirecta y la

    socializacin de la experiencia, contri-

    buiremos a llenar el vaco dejado por los

    compaeros cados en la lucha.

    Tambin nos ayudar a fortalecer la uni-

    dad del espacio del peronismo revolu-

    cionario impulsando el debate fraternal

    en torno a las diversas propuestas pol-

    tico organizativas que en l conviven, alrescate de nuestra verdadera historia, y

    cules son los espacios en los que se

    puede y debe acumular para no hipote-

    car nuestra historia.

    Asimismo, la recuperacin del pensa-

    8

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    miento terico desde el Peronismo ser

    una herramienta imprescindible para

    enfrentar al reformismo de "izquierda",

    del cual todava debemos soportar,

    salvo honrosas excepciones, disquisi-

    ciones acadmicas acerca de si el pero-

    nismo es "reformista"' o "burgus".

    Nos permitir desenmascarar y enfre-

    nar ese paternalismo irritante de quie-

    nes se sienten "dueos de la verdad"

    terica por el hecho de haberse definido

    a si mismos como depositarios de la

    "ortodoxia marxista".

    Nos posibilitar luchar contra ese

    esquematismo esterilizante que tanto

    dao le ha hecho al proceso transfor-

    mador en nuestro pas.

    Estamos dispuestos a asumir autocrti-camente nuestros errores; tenemos

    mucho que aprender pero tambin

    muchsimo que ensear.

    El trabajo del compaero Carlos

    Olmedo, que publicamos en este mate-

    rial, recoge las definiciones tericas

    acerca del carcter de la revolucin

    en la Argentina sus principales pro-

    blemas y las soluciones que se pro-

    ponen desde el peronismo revolucio-nario.

    Contiene adems, el germen, la funda-

    mentacin de una poltica de poder

    basada en el Nacionalismo Popular

    Revolucionario, al ubicar la importan-

    cia de los factores nacionales en la

    determinacin de sus aspectos tcticos

    y estratgicos.

    La profundidad y actualidad de lostemas abordados (valoracin de la

    experiencia histrica de la clase obrera

    argentina; la relacin entre lo nacional y

    lo internacional, la incidencia de mbos

    aspectos en la definicin del carcter de

    la revolucin; relacin entre la teora y la

    prctica; entre peronismo y marxismo;

    entre el mtodo de anlisis y la identi-

    dad poltica; etc. ), pone de manifiesto la

    envergadura del pensamiento revolu-cionario peronista y demuestra con cre-

    ces que no era producto germinado en

    laboratorio, a cargo de mentes ilumina-

    das, sino resultado lcido de la prctica

    revolucionaria recogida como sntesis

    terica, como gua para la accin.

    A pesar de haberse escrito hace casi 20

    aos, demuestra que el peronismo

    revolucionario es parte fundamental e

    indispensable para la conformacin deuna fuerza revolucionaria nuestro pas.

    Asimismo, nos da herramientas para

    luchar tanto contra los que, desde den-

    tro del peronismo, pretenden aburgue-

    sarlo, quitarle su potencialidad revolu-

    cionaria, como tambin contra los que

    auto erigindose en poseedores de la

    verdad respecto de qu es y qu no es

    ser revolucionario, plantean que la

    tarea principal de todo revolucionario en

    Argentina, es desperonizar la clase tra-bajadora.

    Recuperar la histria, Levantar las

    banderas y Seguir la lucha, no es una

    tarea fcil, pero si lo logramos, habre-

    mos impedido el intento mas serio del

    imperialismo de incorporar el Peronismo

    al sistema dependiente y significar que

    los compaeros qu cayeron en la lucha,

    no lo hicieron en vano.

    Secretariado Nacional M.P.26

    9

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

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    10

    Queridos compaeros: Hemos ledo

    atentamente el reportaje en el cual uste-

    des se definen ideolgicamente y fijansu posicin ante la actual coyuntura

    poltica.

    Consideramos un deber de revoluciona-

    rios hacerles llegar estas crticas al

    reportaje. Nos mueve una imperiosa

    necesidad de seguir luchando por la

    causa de la revolucin socialista y la

    creacin del "Hombre Nuevo" en nues-

    tra patria, y decir y buscar la verdad

    salindole al cruce a toda manifestacindesviacionista y confusionista que

    pueda lesionar los intereses de la clase

    obrera y por lo tanto de la revolucin

    socialista. Algo de todo esto encontra-

    mos en el reportaje, el que no solamen-

    te es confuso en muchos aspectos, sino

    tambin en el lenguaje que utiliza.

    En el reportaje en cuestin definen su

    estrategia como expresando un nacio-

    nalismo revolucionario que implicara lavaloracin positiva de la experiencia

    peronista "que sera mucho ms difcil

    saber como construir sin el aporte de

    Marx y Lenin pero que no se construye

    con el mero aporte de Marx y Lenin,

    sino con el nuestro, con el de la expe-

    riencia de nuestro pueblo...", etc. La pri-

    mera crtica que corresponde es a la uti-

    lizacin de trminos en una forma abs-

    tracta, que impide la definicin categri-

    ca ante problemas polticos centrales,como es hablar

    de un nacionalis-

    mo revoluciona-

    rio, aclarar de

    qu clase de

    socialismo. Pues

    esta manoseada

    palabra sirve al

    socialismo de

    Egipto, al socia-lismo israel, y

    tambin a

    B a r r i e n t o s ,

    Ovando y ahora

    Torres en Bolivia, o,desde Pern,

    Horacio Sueldo y

    esa rara mixtura

    que es "La Hora

    de los Pueblos"

    en la Argentina.

    Quienes tam-

    bin, unos ms

    y otros menos

    hablaron denacionalismo y

    se titularon y se

    titulan revolu-

    cionarios. El marxismo ensea a los

    comunistas a luchar tambin por sus

    palabras y sus significados y es el voca-

    bulario preciso uno de los objetivos de

    esa lucha, pues una de las tareas fun-

    damentales de la vanguardia de la clase

    obrera es la de llevar claridad, rigorcientfico a las masas, ya que vigor

    revolucionario les sobra. De ah que

    una definicin categrica sobre el tipo

    de socialismo por el cual se est

    luchando sea de vital importancia. Y

    esto es as porque no es que sea

    mucho ms difcil tan slo saber como

    construir el socialismo sin el aporte de

    Marx y Lenin, sino que no se puede

    construir el socialismo cientfico (enten-

    diendo por tal, aqul que destruya elEstado burgus eliminando su base

    fundamental, la propiedad privada, y

    como consecuencia haga desaparecer

    las clases sociales, mediante la dictadu-

    ra del proletariado, planificando la pro-

    duccin en base a la cooperacin socia-

    lista, y formando paralelamente el hom-

    bre nuevo que necesita esta sociedad),

    pues como dice Engels en su libro

    "Socialismo Utpico y SocialismoCientfico", el primero surge de la volun-

    tad y las buenas intenciones de aqu-

    Responde el Ejrcito Revolucionario del Pueblo. Trabajo realiza-do por un grupo de militantes del ERP, desde la Crcel deEncausados de Crdoba Abril-Mayo 1971.

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    llos que se rebelan contra las

    injusticias de la sociedad capi-

    talista, pero no puede triunfar,

    o lo que es lo mismo, terminar

    con el Estado burgus, porque

    carece de un anlisis cientfico

    de la economa capitalista ysus manifestaciones en el

    plano social, poltico, jurdico,

    ideolgico, etc. Y cuando en el

    mejor de los casos llegan a

    conquistar el poder poltico se

    quedan en la mitad del camino.

    Ejemplos histricos sobran, el

    caso de Bolivia, en donde las

    milicias obreras destrozaron el ejrcito

    burgus, pero como contaban con unadireccin policlasista burguesa, vieron

    renacer el ejrcito de la burguesa y

    vuelta a empezar. Tenemos tambin el

    socialismo de Egipto, cuya reforma

    agraria redistribuy entre los campesi-

    nos el diez por ciento de la tierra cultiva-

    ble, como lo sealara el Che Guevara

    en el comentario del viaje a ese pas,

    dejando intacto el Estado burgus.

    Estn los casos contrarios, los pasesdonde se construye el socialismo con una

    concepcin marxista leninista, como

    China, Corea, Vietnam y Cuba, pudiendo

    tambin incluirse los pases del Este de

    Europa, que a pesar de sufrir las conse-

    cuencias lgicas de toda revolucin

    hecha desde arriba, y no como producto

    de las luchas de las masas, produjeron

    una reaccin

    opositora de

    i z q u i e r d a ,como en las

    ltimas movili-

    zaciones de los

    obreros pola-

    cos que busca-

    ban acelerar el

    proceso, y por

    ltimo Rusia,

    donde ni la casta

    b u r o c r t i c apuede detener el

    proceso de cons-

    truccin del socialismo. Es decir que con

    altibajos, detenciones y aun retrocesos,estos pases continuan avanzando

    hacia el comunismo, y esto por la ideo-

    loga que sustentan sus direcciones y

    que supieron transmitir a las masas.

    Estos ejemplos nos demuestran la

    vigencia histrica de la frase de Lenin:

    "Sin teora revolucionaria no hay movi-

    miento revolucionario", siendo correcto

    que cada pueblo de su propia fisonoma

    a la construccin del socialismo, que

    deber corresponder a sus caractersti-

    cas propias, y esto, porque el marxismo

    es una gua para la accin y no un

    dogma, pero debemos ser fieles a una

    serie de principios que surgen del anli-

    sis cientfico de la sociedad capitalista y

    que hacen a la construccin del verda-

    dero socialismo.

    Ms adelante, al referirse a la ideologa,

    y como respuesta a la forma de integrar

    el peronismo con los aportes del mar-xismo, ignoran tales aportes para dar

    una definicin de ideologa. El reporta-

    je dice: "Quisiera decirle que el concep-

    to de ideologa ha llevado y lleva a

    numerosos equvocos. Sin necesidad

    de hacer consideraciones acadmicas,

    le propongo que al hablar de ideologa

    nos refiramos fundamentalmente a la

    conciencia que los hombres van logran-

    do de su propia situacin. Esta concien-cia puede ser clara...", etc. etc. Cunto

    embrollo, compaeros!, veamos que

    11

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    nos dice Lenin de la ideologa en su

    libro "Qu hacer?": "Ya que no puede

    ni hablarse de una ideologa indepen-

    diente elaborada por las masas obreras

    en el curso de su movimiento, el proble-

    ma se plantea as: ideologa burguesa o

    ideologa socialista. No hay trminomedio (pues la humanidad no ha elabo-

    rado ninguna tercera ideologa, ade-

    ms, en general, en la sociedad desga-

    rrada por las contradicciones de clase

    nunca puede existir una ideologa al

    margen de las clases ni por encima de

    las clases). Por eso, todo lo que sea

    rebajar la ideologa socialista, todo lo

    que sea alejarse de ella, equivale a for-

    talecer la ideologa burguesa.No existiendo una tercera ideologa por-

    que cientficamente no puede respon-

    der a ninguna clase, tan slo puede ser

    una variante de la burguesa, deformada

    y deformante, que se viste con ropajes

    clasistas y revolucionarios cuando en

    realidad est expresando un populismo

    como el peronismo en nuestra realidad

    histrica. Es por eso que se puede ser

    capitalista como Jorge Antonio y serperonista, burcrata sindical como

    Rucci y tantos otros y ser peronista orto-

    doxo, ser general del ejrcito argentino

    y ser peronista, ser funcionario de la

    dictadura y ser peronista, es decir que

    ser peronista no es obstculo para man-

    tenerse en cualquier capa o clase social

    sin ser inconsecuente. En cambio no se

    puede ser marxista y ser capitalista,

    general del ejrcito o mantenerse en

    cualquier capa u otra clase que sea laobrera sin ser inconsecuente, y esto

    porque es una ideologa independiente

    de la burguesa y que busca la destruc-

    cin del rgimen burgus. De lo

    expuesto podemos deducir que la afir-

    macin de ustedes de que "el marxismo

    no es una bandera poltica universal" es

    falsa, y esto porque dado que en esta

    etapa de la revolucin mundial donde el

    imperialismo como fase superior y lti-ma del capitalismo, ha sometido a las

    ms remotas regiones del globo a las

    leyes del modo de produccin capitalis-

    ta, dividiendo a la poblacin mundial en

    capitalistas y asalariados; se hace

    necesario que el proletariado, como

    nica clase capaz de producir la trans-

    formacin de la sociedad, adopte una

    ideologa independiente de la burguesaen sus distintas variantes, una ideologa

    que se manifieste en una poltica inter-

    nacional, basada en los mismos princi-

    pios marxistas, comn a todos los hom-

    bres explotados del sistema capitalista y

    por lo tanto mundial.

    Una poltica marxista a nivel mundial es

    posible por la fidelidad de los comunis-

    tas que luchan en todos los continentes,

    a los principios fundamentales de estaideologa, principios surgidos del estu-

    dio cientfico del modo de produccin

    capitalista, aunque dicha poltica debe

    dar respuesta concreta a una situacin

    concreta como quera Lenin.

    En cuanto a la cita de las palabras del

    Che: "en ciencia social nosotros somos

    marxistas as como en fsica podemos

    definirnos como enstenianos..." falta

    agregarle lo siguiente que dijo a conti-nuacin en dicha oportunidad: "hay ver-

    dades tan evidentes, tan incorporadas

    12

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

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    al conocimiento de los pueblos que ya

    es intil discutirlas". Y son verdades

    porque el marxismo es algo ms que elaspecto metdico instrumental (mal

    aplicado por ustedes); es adems una

    concepcin del mundo, y es justamente

    en su concepcin de lo humano y de lo

    natural humano donde adquiere su ms

    significativa relevancia. La ciencia de la

    historia, es decir, el materialismo histri-

    co, est fundamentado en el materialis-

    mo dialctico o filosofa marxista, que

    es quien le da su mtodo dialctico deanlisis.

    De este carcter cientfico carece la

    doctrina justicialista, que habiendo naci-

    do policlasista hoy habla de socialismo

    nacional y cristiano, como necesidad de

    adaptarse empricamente a la etapa

    que estamos viviendo, empricamente

    porque no obedece a ningn anlisis

    cientfico de nuestra realidad, pues si no

    podra hablar de un socialismo nacional

    y cristiano, salvo que la explotacin del

    capitalismo sobre los obreros argenti-

    nos sea distinta a la explotacin capita-

    lista sobre los dems obreros del

    mundo. Ese empirismo los hace ver a la

    clase obrera realizar sus intereses his-

    tricos espontneamente, porque es

    espontanesmo suponer que el proleta-

    riado conquiste el poder poltico sin

    construir previamente y mediante la

    lucha armada el partido revolucionarioformado por su vanguardia que lo dirigi-

    r en su lucha contra el Estado burgus

    y su ejrcito. Tan slo un parti-

    do marxista leninista podr

    acaudillar y dirigir a la clase

    obrera en una autntica lucha

    por la liberacin nacional y

    social. No podemos exigir

    tamaa tarea al MovimientoPeronista dado su policlasis-

    mo, su compromiso con los

    partidos burgueses en el cami-

    no de las elecciones y por lo

    tanto no constituir una ideolo-

    ga independiente para la

    clase obrera.

    El esfuerzo por presentar al

    Peronismo como expresin de la clase

    obrera corre igual suerte que la preten-sin de la vigencia de la antinomia pero-

    nismo antiperonismo. El inters mani-

    fiesto expresado desde Lanusse hasta

    Balbn, pasando por toda la gama de

    partidos y partiditos de nuestro pas, en

    el regreso de Pern demuestra que

    tampoco ellos creen en las ideas socia-

    lizantes de Pern, y que lo conocen

    mejor que los propios peronistas, lo que

    sirve para demostrar que la famosaantinomia no existe, lo que existe es

    una lucha de clases que se da cada vez

    con mayor intensidad y no es el peronis-

    mo el ms adecuado para acaudillar a

    la clase desposeda, desde el momento

    que se est buscando la vuelta de su

    lder para que calme los mpetus revolu-

    cionarios de las masas.

    El reconocimiento manifiesto en el

    reportaje, del liderazgo de Pern, avala

    consecuentemente la representacin dePaladino como delegado personal y ese

    policlasismo desnudo en la que dos

    peronismos, uno mejor que otro, compi-

    ten para demostrar cul es el mejor,

    aunque sea contra el rgimen, se podr

    llamar de muchos modos, poltica pen-

    dular de Pern, policlasismo, oportunis-

    mo, etc., pero lo que queda perfecta-

    mente claro es el eclecticismo de una

    Tercera Posicin que no es tal y quebusca reacomodarse llamndose ahora

    socialismo nacional.

    13

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    Estn en lo cierto al afirmar que el poli-

    clasismo es una palabra ambigua, pero

    el esfuerzo que hacen para explicar el

    tipo de policlasismo que es el peronis-

    mo, no lo realizan para explicar la revo-

    lucin vietnamita que califican de poli-

    clasista a secas, sin considerar que supoliclasismo responde a las condicio-

    nes especficas en que se desenvuelve

    la guerra de liberacin nacional y social

    vietnamita, con un invasor extranjero en

    su territorio y bajo la hegemona absolu-

    ta de la clase obrera y el campesinado,

    acaudillados por su partido marxista

    leninista. Y nada aclara mejor que leer a

    Giap en su libro "Partido y Ejrcito en la

    guerra del pueblo", "La direccin delpartido es la clave que garantiza al ejr-

    cito las condiciones que le permitirn

    mantener su carcter de clase y realizar

    su tarea revolucionaria. Para el ejrcito

    es fundamental. Debe realizarse en el

    terreno poltico, llevar la lnea y la polti-

    ca del partido al ejrcito a fin de hacer

    de ste el instrumento fiel del partido en

    la realizacin de las tareas revoluciona-

    rias. Debe realizarse en el plano ideol-gico, inculcar al ejrcito la ideologa de

    la clase obrera, el marxismo leninismo,

    hacer de la ideologa marxista leninista

    la gua de nuestro ejrcito en todas sus

    acciones y su nico pensamiento direc-

    triz. Debe realizarse tambin en el

    aspecto organizativo, introducir el con-

    cepto de clase del partido tanto en la

    organizacin del partido como en el tra-

    bajo de cuadros en el ejrcito.

    Unicamente podr as conservarste su carcter autnticamente

    popular y mantenerse a cumplir

    sus tareas revolucionarias ento-

    das las circunstancias y por ello

    engrandecerse cada da ms y

    marchar siempre hacia nuevas

    victorias. Pero volvamos al

    comienzo, o sea cuando ustedes

    se plantean una estrategia y una

    tctica para la toma del poderpor la clase obrera y el pueblo en

    la Argentina y construir una

    s o c i e d a d

    socialista en

    la Argentina.

    All tratan a

    nuestro pas

    como si fuera

    una isla sepa-rndola de los

    dems pue-

    blos explota-

    dos del mundo

    que luchan

    contra el

    mismo enemigo que nosotros, como si

    el triunfo o la derrota del pueblo vietna-

    mita no repercutiera sobre nuestra rea-

    lidad, no debilitara o fortaleciera a nues-tro enemigo. En el reportaje se dice: "Se

    trata en primer lugar de determinar cul

    es en una sociedad, la fuerza social

    capaz de protagonizar un proceso

    cabalmente revolucionario, liderando en

    l a otras fuerzas y sectores sociales".

    Esto, compaeros, nada tiene que ver

    con el marxismo leninismo, pues en

    todo caso (aceptando aislar a la

    Argentina) tendramos que haber empe-zado por determinar cul es la clase

    social en condiciones de dirigir la revo-

    lucin, lo que por supuesto arrastrara a

    otros sectores de otras clases produ-

    ciendo as una fuerza social. Pero como

    creemos que esta aplicacin distorsio-

    nada del marxismo leninismo es por

    desconocimento del mismo (esto lo

    aclaramos porque ustedes dicen que

    utilizan el mtodo marxista leninista de

    14

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

    15/50

    anlisis), creemos necesario exponer

    como se tratara en forma correcta, a laluz del marxismo leninismo, el problema

    de la estrategia y la tctica del poder:

    los requisitos generales que todo mar-

    xista exige cuando se consideran los

    problemas de la estrategia del poder y

    la lucha armada son los siguientes:

    1. En primer lugar, debemos hacer un

    anlisis de la situacin econmica capi-

    talista mundial y de la lucha revolucio-

    naria internacional teniendo en cuenta

    que la revolucin socialista es interna-cional por su contenido y nacional por

    su forma. Debemos pasar luego a efec-

    tuar un anlisis de la situacin econmi-

    ca y de la lucha revolucionaria en la

    regin y el mundo, tomando en cuenta

    el desarrollo de las fuerzas productivas

    que nos permitir tener un primer crite-

    rio para estimar las posibilidades de una

    verdadera revolucin (si el capitalismo

    aun puede desarrollar o no las fuerzasproductivas), la existencia o no de cla-

    ses revolucionarias, la relacin entre la

    superestructura poltica y la estructura

    social, el desarrollo desigual de la eco-

    noma, las fuerzas revolucionarias pas

    a pas, regin a regin, etc.; las posibles

    combinaciones concretas de factores

    tanto econmicos como polticos, etc.

    Este anlisis nos permite establecer: a)

    las posibilidades de desarrollo de larevolucin y su ritmo desigual en las

    distintas regiones del mundo y del pas;

    b) cul es la clase

    revolucionaria y

    sus posibles alia-

    dos; c) cul es la

    c o m b i n a c i n

    especfica de tare-

    as y consignas dela revolucin en

    sus distintas eta-

    pas (tareas demo-

    crticas, socialis-

    tas, nacionalistas,

    etc.) para cada

    regin y pas.

    2. En segundo

    lugar debemos hacer un anlisis de la

    relacin de fuerzas entre las clases.Debemos ver el grado de organizacin

    y cohesin de las fuerzas sociales con-

    trarrevolucionarias, la complejidad de

    nivel de su Estado, el desarrollo de la

    tcnica militar y de su ejrcito, sus con-

    tradicciones internas, tanto en el orden

    nacional e internacional. Debemos ver

    tambin el grado de organizacin y fuer-

    zas de las clases revolucionarias, su

    experiencia y conciencia revoluciona-rias, si han logrado construir un slido

    partido revolucionario, si han logrado

    desarrollar una fuerza militar y las

    caractersticas de esta fuerza. Este

    segundo aspecto en combinacin con el

    primero nos permitir establecer: a) La

    dinmica futura de la lucha revoluciona-

    ria (si ser corta o prolongada, si ser

    una guerra nacional o civil o una combi-

    nacin de ambas, las caractersticas

    que adquirir la lucha en cada perodode acuerdo a las formas especficas de

    lucha de cada clase y a la relacin de

    fuerzas existentes). Es muy importante

    este anlisis ya que de l dependen las

    tareas y la poltica que nos demos en

    cada etapa y nos permita establecer las

    caractersticas de sta y su estrategia

    (defensiva u ofensiva, de lucha armada

    parcial o generalizada, etc.). Teniendo

    en cuenta no slo las necesidades de laetapa actual sino la preparacin de

    nuestras fuerzas para la que sigue.

    15

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

    16/50

    b) Las condiciones

    concretas para la vic-

    toria de la revolucin

    que varan de pas a

    pas y difieren en

    cada poca histrica.

    Resumiendo: paraestablecer las bases

    de una estrategia de

    poder debemos con-

    siderar las condicio-

    nes que abarcan la

    situacin econmica,

    poltica y militar de conjunto: en el

    mundo, en el continente, en la regin y

    en el pas. Del estudio de la situacin de

    conjunto podemos formarnos una ideaclara de las etapas y fases de la guerra

    revolucionaria, de las tareas principales

    y secundarias y de cada etapa su dura-

    cin aproximada, de sus caractersticas

    polticomilitares y de las formas y condi-

    ciones en que se producir la toma del

    poder por la revolucin.

    Todo este conjunto es lo que denomina-

    mos estrategia de poder poltico-militar.

    Sin una apreciacin justa de la situacinde conjunto estratgica , y de las varias

    fases de la etapa que la componen, proce-

    deremos a ciegas y no podremos dirigir a las

    masas a la victoria de la revolucin.

    Permaneceremos atados a la empiria

    de lo inmediato en la conviccin de que

    el xito estratgico de la revolucin es

    la mera suma aritmtica de xitos par-

    ciales tcticos, sin tener en cuenta elpapel determinante del resultado de la

    guerra revolucionaria; la atencin que

    debemos prestar al conjunto de la situa-

    cin incluyendo las diversas etapas.

    Porque la comprensin del conjunto nos

    facilita el manejo de las partes integran-

    tes del todo, siendo la nica posibilidad

    de no perderse en la visin meramente

    tctica de las etapas y caer en el aven-

    turerismo y/o el oportunismo.No es este un anlisis muy minucioso

    del reportaje a ustedes, la falta de mate-

    riales dadas las condiciones en que nos

    encontramos nos limita muchsimo pero

    esperamos que a travs de las discusio-

    nes e intercambio de ideas con ustedes

    iremos profundizando y aclarando todos

    estos problemas que son tan caros a los

    revolucionarios. Es ste un esfuerzo

    que lo consideramos un deber para

    todos los combatientes comprometidos

    en esta lucha contra las fuerzas reac-

    cionarias de la historia, para implantar

    una patria socialista, nica capaz de dar

    a la luz el Hombre Nuevo como lo que-

    ra nuestro comandante Che Guevara.

    Nos sentimos en la misma trinchera

    junto a ustedes, apuntando el fusil

    hacia el mismo enemigo, pero en la

    medida en que seamos consecuentes

    con los intereses de la clase obreradeterminar que nos encontremos al

    final de la lucha.

    16

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

    17/50

    17

    La contestacin al documento girado

    por los compaeros del ERP en el que

    responden a algunas afirmaciones

    hechas en el reportaje y aaden abun-

    dantes concepciones de su propia

    cosecha, presenta al menos dos formas

    en que puede ser encarada. Una con-

    sistira en rebatir punto por punto el

    documento en base a nuestras propias

    ideas, hasta agotar su contenido, respe-

    tando el ordenamiento seguido por los

    compaeros. Pero esto presenta el

    inconveniente de que, como son tantosy tan variados los temas que all se

    encaran, yendo desde los de poltica

    domstica hasta los ms dismiles de

    poltica internacional, el resultado sera

    un documento enciclopedia, tan catico

    y cosmopolita como el que tenemos

    ahora a nuestra consideracin. Creo

    que se impone un intento para superar

    el plano de lo meramente polmico, y

    realizar entonces el anlisis del docu-

    mento a travs del anlisis de la con-

    cepcin que lo inspira. De esta manera

    se podran ir delineando los temas cen-

    trales que estn en discusin y que de

    otro modo se perderan entre el frrago

    de palabras y de ejemplos. Se impone

    la realizacin de un esfuerzo sostenido

    en el sentido de lograr una clarificacin

    sobre las concepciones polticas bsi-

    cas que nos separan de los compae-

    ros. As saldrn ganando ellos y nos-otros.

    1. Dos concepciones sobre el papel

    que juegan los factores nacionales

    en la elaboracin de la estrategia y la

    tctica del movimiento revoluciona-

    rio argentino.

    Desde que el movimiento

    obrero argentino tomaparte activa en la poltica

    nacional, el papel que jue-

    gan los factores especfica-

    mente nacionales en la

    determinacin de una

    estrategia y la tctica del

    movimiento revolucionario,

    ha sido permanentemente

    la piedra de escndalo.

    Parejo con este problema

    corre otro; de la valoracin

    de la experiencia histrica

    de la clase trabajadora

    argentina y del movimien-

    to peronista.

    La cuestin se plantea

    ahora en trminos muy

    agudos; el desarrollo de la

    lucha revolucionaria nece-

    sariamente aumenta las

    contradicciones y obliga adefiniciones ms precias.

    De un lado, tenemos la

    Respuesta al documento del Ejrcito Revolucionario del Pueblo.Carlos Olmedo, militante de las Fuerzas ArmadasRevolucionarias 1971

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    posicin de los com-

    paeros, quienes afir-

    man que es imposible,

    "... que el proletariado

    conquiste el poder

    poltico sin construir

    previamente ymediante la lucha

    armada el partido

    revolucionario forma-

    do por su vanguardia

    que lo dirigir en su

    lucha contra el Estado

    burgus y su ejrcito.

    Tan solo un partido

    marxista leninista

    podr acaudillar y diri-gir a la clase obrera en

    una autntica lucha

    por la liberacin nacio-

    nal y social (Contestacin...).

    Esta postura implica una necesaria

    valoracin negativa de la experiencia

    histrica de la clase trabajadora bajo el

    Peronismo y la necesidad ineludible de

    erradicar a ste considerado una ideo-

    loga burguesa de los sentimientos delas masas. Es decir una posicin polti-

    ca abiertamente antiperonista.

    Otra caracterstica del anlisis presen-

    tado por los compaeros es su punto de

    partida: "la situacin econmica capita-

    lista mundial y la lucha revolucionaria

    internacional..." (contestacin), donde la

    situacin nacional es slo analizada en

    ltimo trmino.

    En resumen: esta posicin parte para la

    definicin de su estrategia y de su tcti-ca, de un anlisis (ya veremos ms ade-

    lante en que medida este anlisis exis-

    te) que comienza en la situacin global

    a nivel mundial y termina en la situacin

    nacional; rechaza como negativa la

    experiencia peronista y el peronismo de

    las clases trabajadoras. Las particulari-

    dades nacionales, la propia historia

    nacional y la ideologa de las masas son

    ignoradas o declaradas negativasen nombre de la universal doctrina

    marxista-leninista.

    A esto cabe oponer: el reconocimiento

    de la validez de la experiencia histrica

    de la clase obrera argentina, el recono-

    cimiento de que es en su ideologa real,

    concreta, existente, donde debe situar-

    se el punto de partida para el desarrollo

    de la concepcin revolucionaria nacio-

    nal, y el convencimiento de que el pero-nismo es la forma poltica del movimiento de

    liberacin nacional. Consecuentemente con

    esto, el punto de partida de cualquiera de

    nuestros anlisis est situado en la

    sociedad argentina real y concreta y

    nuestra estrategia se basa ante todo en

    el estudio y conocimiento de las pecu-

    liares condiciones en que nuestra patria

    se desenvuelve.

    Las discusiones entre quienes defien-den una u otra posicin se han caracte-

    rizado por ser fundamentalmente un

    dilogo entre sordos. Nosotros discuti-

    mos sobre el peronismo diciendo lo que

    el peronismo hizo; los compaeros dis-

    cuten levantando lo que no hizo y lo

    condenan por ello, siendo as que este

    mtodo ha conducido siempre a discu-

    siones bizantinas. Ahora, se ve que la

    derrota de las posiciones ideolgicas de

    la izquierda internacionalista ha de rea-

    lizarse empleando sus mismas armas,

    18

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    con la teora marxista. Los peronis-

    tas podemos y debemos apropiar-

    nos del marxismo, un instrumento

    de anlisis cientfico de la socie-

    dad, y demostrar la inconsistencia

    de las construcciones y desarrollos

    mentales de los "marxistas a ultran-za". Ellos no pueden hacer lo

    mismo. No pueden apropiarse de

    un desarrollo material, de la historia

    misma, pues est en total contra-

    diccin con sus desarrollos menta-

    les. Por ello, la izquierda slo ha

    tenido dos caminos: negar o igno-

    rar el Peronismo, negar o ignorar

    la historia nacional.

    2. Sobre las concepciones teri-

    cas errneas.

    Si hay algo que es imperdonable en

    un poltico, es la falta de sentido de la

    realidad. Los marxistas son particular-

    mente conscientes de ello y hacen de la

    prctica un criterio de verdad. Es decir,

    la justeza de una posicin poltica se

    admite solamente cuando se pruebacorrecta en carcter de prctica social,

    y tratndose de poltica que dice res-

    ponder a los intereses de la clase traba-

    jadora, por la medida en que esa clase

    la hace suya y la lleva adelante.

    La izquierda argentina ha sido un

    excelente ejemplo de esa falencia. A

    la falta de sentido autocrtico para medir

    con justeza la repercusin de sus polti-

    cas en las masas populares, agrega

    una particular habilidad para generarconcepciones formales, vacas de todo

    contenido real. En estas concepciones

    se albergan profundos errores tericos,

    que se disimulan bajo mantos de dog-

    matismo o asumiendo posiciones cate-

    drticas. Por lo tanto, de aqu en ms

    nos vamos a permitir investigar qu hay

    de cierto en las posiciones tericas que

    nos ofrecen los compaeros, analizan-

    do en qu medida son coherentes conla teora marxista y con la realidad.

    3. A propsito de la ideologa, o de

    como lo aparentemente simple no

    suele serlo.

    Luego de llamar "embrollo" a la defini-

    cin de ideologa vertida en el reportaje,

    sin reparar que sigue cuidadosamentelos conceptos vertidos por Marx y

    Engels en "La Ideologa Alemana"

    (Ed. Pueblos Unidos, pgs. 24-27),

    hecho evidentemente desconocido por

    los compaeros, citan literalmente con-

    ceptos de Lenin: "Ya que no puede ni

    hablarse de una ideologa independien-

    te elaborada por las masas obreras en

    el curso de su movimiento, el problema

    se plantea as: ideologa burguesa oideologa socialista. No hay trmino

    medio (pues la humanidad no ha elabo-

    rado ninguna tercera ideologa, ade-

    ms, en general, en la sociedad desga-

    rrada por las contradicciones de clase

    nunca puede existir una ideologa al

    margen de las clases ni por encima de

    las clases). Por eso, todo lo que sea

    rebajar la ideologa socialista, todo lo

    que sea alejarse de ella, equivale a for-talecer la ideologa burguesa" (Lenin

    "Qu hacer?").

    19

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    Es muy interesante la cita, y como

    realmente da para mucho, lo mismo

    que todo el apartado al que pertene-

    ce, da pena perder un poco de tiempo

    en analizarla.

    Lenin dice all que "... nunca puede

    existir una ideologa al margen de lasclases ni por encima de las clases".

    Qu quiere decir con esto? Pues que

    toda ideologa ha de reflejar necesaria-

    mente los intereses de una determinada

    clase, intereses que estn directamente

    relacionados con su ubicacin en el pro-

    ceso material de produccin.

    Ahora bien, se plantea un problema

    muy importante que es al que Lenin da

    respuesta al comienzo de la cita: la ide-ologa de una clase, es el producto de

    su desarrollo histrico como tal?, es

    decir, la ideologa de una clase, es

    producida por ella misma en su movi-

    miento?, o mejor an, la clase burgue-

    sa produce su ideologa burguesa, y la

    clase trabajadora su ideologa proletaria

    independiente de la anterior?

    Planteamos esta pregunta porque es

    comn que se identifique, como hacenen su trabajo los compaeros, la extrac-

    cin de clase con la ideologa sustenta-

    da, es decir que se supone por ejemplo

    que ser proletario implica poseer una

    ideologa proletaria.

    En la Contestacin... los compaeros

    dicen que no es posible para ser mar-

    xista conse-

    cuente mante-

    nerse en otra

    capa clase

    que no sea la

    obrera. Esta

    lamentableconfusin se

    origina en el

    desconoci-

    miento de

    los fenme-

    nos ideol-

    gicos en el

    capitalismo,

    fenmenos a cuyo anlisis se dedicaron

    Marx y Engels en La IdeologaAlemana, obra que constituye una pie-

    dra fundamental para la concepcin

    materialista de la historia. Los concep-

    tos vertidos all sobre la ideologa son

    casi desconocidos por la propia izquier-

    da, que habitualmente encuentra

    mucho ms sencillo manejarse con

    mecnicas asimilaciones entre el socia-

    lismo cientfico y la ideologa proletaria,

    y no menos mecnicas oposicionesentre la ideologa burguesa y la ideolo-

    ga proletaria.

    La respuesta para la pregunta plantea-

    da en el caso del movimiento obrero

    debe responderse en forma negativa, el

    movimiento obrero no produce una ide-

    ologa proletaria, sino que en su des-

    20

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    arrollo se subordina a la ideologa bur-

    guesa, tiende constantemente a adop-

    tar la ideologa de la clase dominante.

    Como ste es un punto muy importante,

    vamos a tratar de explicarlo lo mejor

    posible.

    Recordemos que por ideologa seentiende el conjunto de concepciones

    que los hombres se forman sobre s

    mismo y sobre sus relaciones con los

    dems. Para el caso de la burguesa,

    esto implica una visin de la realidad

    falsa, en la que los hombres aparecen

    actuando en pos de supuestos ideales.

    Por supuesto, todo este andamiaje

    mental no impide a la burguesa explo-

    tar descaradamente a la clase trabaja-dora, apropiarse del producto de su tra-

    bajo y reducirla a la miseria, aunque

    esto se haga en libertad, igualdad y fra-

    ternidad.

    La vigencia de las ideas de la burguesa

    no se debe a un fenmeno del azar, se debe

    a que es la clase dominante. Marx y Engels

    decan en "La Ideologa Alemana", "Las

    ideas de la clase dominante son las ideas

    dominantes en cada poca; o, dicho enotros trminos, la clase que ejerce el

    poder material dominante en la socie-

    dad es, al mismo tiempo, su poder espi-

    ritual dominante. La clase que tiene a su

    disposicin los medios para la produc-

    cin espiritual, lo que hace que se le

    sometan, al propio tiempo, por trmino

    medio, las ideas de quienes carecen de

    los medios necesarios para producir

    espiritualmente. Las ideas dominantes

    no son otra cosa que la expresinideal de las relaciones materialesdominantes concebidas como ideas;por tanto, las relaciones que hacende una determinada clase, la clasedominante, son tambin las que con-fieren el papel dominante a susideas"(EPU, pg. 50).Entonces se plantea la cuestin as: si

    la clase obrera no produce una ideolo-

    ga independiente, cmo se produce elsocialismo cientfico, ideologa genrica

    del proletariado?

    La respuesta a este interrogante slo

    podremos encontrarla observando el

    desarrollo del proceso histrico.

    Sabemos que el desarrollo del capitalis-

    mo, y con l el de la burguesa, implica

    el desarrollo del proletariado. Es decir

    que el desarrollo de la burguesa, claseposeedora de la totalidad de los medios

    de produccin, implica el desarrollo de

    otra desprovista totalmente de ellos y a

    la que slo le queda la alternativa de

    venderse a s misma vendiendo su fuer-

    za de trabajo: la clase obrera. Es decir,

    la burguesa crea, constantemente, al

    proletariado concreto y material.

    Pero no termina ah la tarea de la bur-

    guesa, que no slo crea al proletariadode carne y hueso, sino que por interme-

    dio de alguno de sus miembros, intelec-

    tuales burgueses, crea tambin el

    socialismo cientfico, la ideologa gen-

    rica del proletariado. La burguesa no

    otorga solamente existencia concreta al

    antagonismo capital trabajo, sino que

    21

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    crea la conciencia de ese antagonismo,

    conciencia que es adquirida precisa-

    mente por algunos de sus miembros en

    primera instancia.

    Justo antes de la cita con que nos ilus-

    tran los compaeros, Lenin cita a

    Carlos Kautsky, calificando sus pala-

    bras de "profundamente justas e impor-

    tantes. Veamos algunas de sus afirma-

    ciones:

    "La conciencia socialista contempor-nea no puede surgir ms que en base

    de un profundo conocimiento cientfi-

    co... Pero no es el proletariado el porta-

    dor de la ciencia, sino los intelectuales

    burgueses (subrayado por C. K.); es del

    cerebro de algunos miembros aislados

    de este sector de donde ha surgido el

    socialismo contemporneo, y han sido

    ellos los que han comunicado a los pro-

    letarios ms destacados por su desarro-llo intelectual, los cuales lo introducen

    luego en la lucha de clases del proleta-

    riado, all donde las condiciones lo per-

    miten" (citado por Lenin en "Qu

    hacer?").

    A la luz de lo expuesto anteriormente,

    ya tenemos algunos elementos nuevos

    para juzgar la afirmacin de los compa-

    eros en la que nos aseguran categri-

    camente que "... no se puede ser mar-xista y .ser capitalista, general del ejr-

    cito o mantenerse en cualquier capa u

    otra clase que no sea la obrera sin ser

    inconsecuente, y esto porque es una

    ideologa independiente de la burguesa

    y que busca la destruccin del rgimen

    burgus" (Contestacin...).

    Veamos antes que la clase obrera (que

    si bien por su papel social en la produc-

    cin est en las mejores condiciones

    objetivas para asimilar los conceptos

    socialistas como los que reliejan mejor

    sus males y las causas de esos males)por el lugar que ocupa como clase

    explotada y sometida tiende a ser

    receptculo de las ideas impuestas por

    la burguesa, o como dice Lenin, unas

    lneas ms abajo de la cita de los com-

    paeros, ocurre que ... el desarrollo

    espontneo del movimiento obrero mar-

    cha precisamente hacia su subordina-

    cin a la ideologa burguesa...".

    Veamos tambin que el origen de laideologa proletaria, del socialismo cien-

    tfico, es ajeno al desenvolvimiento

    mismo del proletariado como clase, y

    que radica en la intelectualidad burgue-

    sa, consecuencia lgica de un estado

    de cosas en que el patrimonio de la

    ciencia es privativo de la burguesa,

    como ocurre bajo el capitalismo.

    Con todo esto, vemos que los concep-

    tos expresados por los compaeros delERP no tienen nada que ver con los

    conceptos del autntico marxismo.

    22

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    23

    Porque al afirmar

    que no se puede

    ser marxista y man-

    tenerse en una

    capa o clase que

    no sea la obrera,

    cuando el origenmismo del socialis-

    mo cientfico est

    fuera de la clase

    obrera y ms preci-

    samente en la inte-

    lectualidad burgue-

    sa de ms pura

    cepa, nos revela

    que las palabras,

    por ms catedrticas que suenen, nosiempre son producto de una lectura

    cuidadosa y asimilada.(1)

    Por otra parte, un proletario puede man-

    tenerse durante aos en la clase obrera

    y no adherir a las concepciones del

    socialismo cientfico, porque, como

    hemos visto, la tendencia natural,

    espontnea de la clase obrera, no es la

    produccin propia de ideologa socialis-

    ta sino todo lo contrario: el sometimien-to a la ideologa burguesa.

    Como los compaeros no comprenden

    estas cosas, y asimilan mecnicamente

    la extraccin de clase con la ideologa,

    tratan de evitar toda mencin a hechos

    que puedan ser conflictivos con su

    esquema de pensamiento. Leyendo con

    cuidado, en el prrafo en que afirman

    que se puede ser capitalista y ser pero-

    nista, funcionario de la dictadura y pero-

    nista, etc. etc., se observa que, curiosa-mente se han olvidado de sealar que

    se puede ser obrero y ser peronista, y

    de hecho no establecen ninguna dife-

    rencia, ni siquiera cuantitativa, entre la

    inmensa base proletaria del peronismo

    y su relativamente reducida porcin deburcratas, as como tampoco estable-

    ce ningn tipo de diferencia entre las

    distintas corrientes del Movimiento

    Peronista.

    Sera interesante que los compaeros,

    en lugar de ignorar los hechos concre-

    tos, dieran una explicacin sobre las

    causas que en su opinin hacen que la

    clase obrera sea peronista, aplicando el

    materialismo histrico que dicen defen-der.

    Llegados a este punto ya hemos com-

    probado que lo decisivo est constituido

    por los intereses que se defienden y no

    por la ubicacin dentro de una determi-

    nada clase como pretenden los compa-

    eros. Si para defender autnticamente

    los intereses de la clase trabajadora

    hubiera que convertirse en proletario,

    como parecen entender algunos grupi-tos de izquierda al pregonar con una

    ingenuidad poltica slo comparable a

    su desconocimiento del marxismo y de

    la historia, la famosa "proletarizacin",

    entonces llegaramos a la conclusin de

    l. Como dato anecdtico les recordamos que Engels fue durante mucho tiempo propietario de una

    fbrica, y eso no le impidi colaborar con Marx en la elaboracin del materialismo histrico y luego

    en la elucidacin de ciertos aspectos prcticos de la produccin fabril, en momentos en que el

    socialismo cientfico estaba fundamentalmente en la cabeza de Marx. Son ciertamente ilustrativas

    las cartas en las que Engels explica a Marx como se amortiza la maquinaria (ver "El Capital," Tomo

    II, Apndice). Las rentas de estas propiedades de Engels, que luego ste entreg a sus obreros,

    fueron durante mucho tiempo sustento fundamental de Marx, un rentista burgus "no inconsecuen-

    te".

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    que muchos autnticos defensores de

    los intereses del proletariado no seran

    tales, o que en el fondo, habran sido

    inconsecuentes, ya que jams se "man-

    tuvieron" en la clase obrera. La militan-

    cia consecuente en defensa de los inte-

    reses de la clase trabajadora habitual-mente conduce, en el caso de los bur-

    gueses que adoptan tal postura, a una

    modificacin de sus pautas de conduc-

    ta, a lo sumo a un desclasamiento con

    respecto a la burguesa, pero no nece-

    sariamente a la conversin en proleta-

    rio, a ocupar un lugar en la produccin

    radicalmente distinto del de origen.

    Para resumir lo anterior, vemos que es

    necesaria la distincin entre:

    a) Las ideas que se forma una clase,por ejemplo la clase obrera, sobre ella

    misma y sobre sus relaciones con las

    dems, ideas que son el producto de su

    desarrollo histrico. En esta "conciencia

    natural" figuran la conciencia de la

    explotacin y el sometimiento a la arbi-

    trariedad, y todo aquello que tiene su

    raz en un conocimiento simplemente

    emprico de su papel en la sociedad.

    Esto est indisolublemente ligado a loque sigue.

    b) El sometimiento a las ideas de la

    clase dominante, a la ideologa burgue-

    sa propiamente dicha, producto de la

    situacin material de sometimiento y

    explotacin a la que est sometida la

    clase trabajadora en la sociedad capita-

    lista. Esto es particularmente notable en

    la adopcin de las concepciones bur-guesas sobre el Estado, el Derecho, y

    en general, sobre todo lo relacionado

    con la organizacin social, su evolucin

    y estructura.

    c) El socialismo cientfico como produc-

    to de un sector de la burguesa, como

    visin cientfica (pasible de comproba-

    cin) de la sociedad y su desarrollo.

    d) El momento en que la clase obrera

    hace suyas las conclusiones del socia-

    lismo cientfico y las pone en prcticapolticamente, rechazando las ideas

    que la burguesa sustenta sobre la

    sociedad, su desarrollo, y sus superes-

    tructuras, el Derecho, la Moral, etc.

    La ideologa proletaria se materializa

    cuando es la clase obrera la que se

    apropia de las conclusiones de la cien-

    cia de la historia y las pone en prctica

    por medio de un movimiento poltico

    organizado, que lucha por el poder pol-tico y el socialismo.

    Todo esto indica que no basta copiar

    24

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    textos de Lenin o de quien sea para

    decir que hay solamente dos ideolog-

    as. Es necesario adems saber como y

    donde surgen, y una vez existentes,

    cual es la clase o las clases que las

    hacen suyas. Se habla mucho de la ide-

    ologa socialista, de la ideologa proleta-ria. Hemos visto como la ideologa pro-

    letaria no es en principio sino el conoci-

    miento cientfico de la situacin real de

    la clase trabajadora y de las dems cla-

    ses, obtenido al investigar las tenden-

    cias del modo de produccin capitalista.

    Vimos tambin que este conocimiento

    cientfico se origina al margen de la

    clase obrera y en su clase directamente

    opuesta, la burguesa, y adems, comola tendencia espontnea de la clase tra-

    bajadora implica no slo su sometimien-

    to material sino tambin su sometimien-

    to espiritual al capital, y que ha de correr

    bastante agua bajo los puentes hasta

    que las condiciones materiales estn

    maduras como par que la clase obrera

    pueda levantar desde un movimiento

    poltico la consigna de la construccin

    del socialismo.

    4. Es el marxismo una bandera pol-

    tica universal?

    Nos falta ahora analizar que hay de

    cierto en la afirmacin de que el marxis-

    mo es una bandera poltica universal.

    Con la experiencia anterior, nos man-

    tendremos firmes por la negativa, nada

    de banderas polticas universales. El

    marxismo no es sino una teora cientfi-

    ca sobre la naturaleza y las tendencias

    de la sociedad, esencialmente la capita-

    lista. Una explicacin coherente del pro-ceso histrico. Una herramienta de an-

    lisis y accin que basa su efectividad en

    la certeza de su anlisis cientfico, cer-

    teza no decretada, sino comprobada

    prcticamente en el desenvolvimiento

    real de la sociedad.

    "La concepcin materialista de la histo-

    ria tambin tiene ahora muchos amigos

    de esos, para los cuales no es ms que

    un pretexto para no estudiar la historia...(Engels: Carta a K. Schmidt, Londres,

    del 5/8/1890). En relacin a la concep-

    cin de ciertos marxistas franceses,

    Marx haba dicho, a fines de la dcada

    del 70, que si de eso se trataba, enton-

    ces el no era marxista.

    En la Contestacin... los compaeros

    del ERP se niegan con todas sus fuer-

    zas a aceptar que el marxismo no sea

    una bandera poltica universal. Tienemucho que ver en esto su desconoci-

    miento de la concepcin marxista sobre

    los fenmenos ideolgicos, ya el reem-

    plazo de lo que debe ser un conoci-

    miento preciso y detallado, lo ms con-

    creto posible, por citas que, ledas apre-

    suradamente, son muy eficaces para

    provocar, como han

    provocado, un

    razonamiento por

    oposicin: o blancoo negro. La realidad

    no acepta estas

    simplificaciones.

    Tras la aparente

    dicotoma inexpug-

    nable se ocultan

    toda una serie de

    relaciones y hechos

    que despreciados,

    nos llevan a esas"dramticas" elec-

    ciones que nos pre-

    25

  • 7/22/2019 Documento 1 Olmedo Far Erp Completo

    26/50

    tenden imponer

    los compaeros.

    Vimos que las fra-

    ses no pueden

    reemplazar a los

    hechos concretos,

    cuando se trata dedecir cmo se ori-

    gina, por qu y

    cuando, una ideo-

    loga proletaria:

    como es apropia-

    da en el curso del

    proceso histrico

    por la clase traba-

    jadora y convertida en arma de lucha.

    La anttesis ideologa burguesa ideolo-ga proletaria, separada de la historia

    real, del desarrollo concreto de la lucha

    de la clase trabajadora, se convierte en

    una abstraccin vaca e inerte, en una

    simple frase.

    La misma falta de sentido de la realidad

    y de desconocimiento del pensamiento

    de Marx se advierte en la afirmacin de

    que "el marxismo es una bandera politi-

    ca universal". Vamos de a poco a verque se saca en limpio de esto.

    Comencemos por ver si esta afirmacin

    es tericamente correcta, es decir,

    coherente con el pensamiento de Marx.

    Veamos en principio, si de las tareas

    concretas que realiz Marx se despren-

    de alguna conclusin en favor de la

    tesis anterior de los compaeros. Es

    necesario entonces resear brevemen-

    te su obra.

    Marx realiz una tarea cienttica real-mente inmensa, busc mediante el

    estudio de una formacin econmica

    determinada, el capitalismo europeo,

    identificar las leyes y tendencias que

    regan el desarrollo de este modo eco-

    nmico, y sealar la naturaleza y movi-

    miento de las contradicciones sociales

    que eran causa de ese movimiento.

    Realiz esta tarea inconclusa "El

    Capital". Encontr en la realidad con-creta, existente, las razones que hacen

    inevitable la desaparicin de la socie-

    dad capitalista y el trnsito al socialismo

    como formacin econmica superior. Susocialismo es cientfico, pues est con-

    cebido no mediante utpicas descrip-

    ciones de una sociedad futura, sino a

    partir de un anlisis de las tendencias y

    contradicciones de la sociedad existen-

    te. El punto de partida de su anlisis es

    la realidad, y la teora que desarrolla

    proporciona, al desenvolverse y concre-

    tizarse, conclusiones que pueden ser

    empricamente verificadas, para apre-

    ciar el grado de aproximacin con quedescriben la realidad.

    Inseparablemente de todo esto, est la

    concepcin materialista de la historia,

    desarrollada originalmente en "La

    Ideologa Alemana", que concibe a la

    humanidad produciendo, junto con sus

    condiciones materiales de existencia,

    las relaciones sociales bajo las cuales

    esa produccin material se realiza. Es

    decir, por ejemplo, que el desarrollo dela formacin econmica capitalista, con-

    siderada parte de un "proceso histrico

    natural"(Marx, El Capital, prlogo de la

    1 edic.) implica necesariamente el des-

    arrollo de las relaciones sociales bajo

    las cuales esa formacin toma cuerpo,

    de las relaciones sociales bajo las cua-

    les tiene lugar la produccin material en

    el capitalismo, a saber: propiedad de los

    medios de produccin de unos pocoscapitalistas y carencia de ellos por parte

    de la inmensa mayora obligada a ven-

    26

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    derse a s misma al vender su fuerza de

    trabajo, es decir: la explotacin del

    hombre por el hombre como relacin de

    produccin.

    Jams plante Marx la vigencia de su

    concepcin de la historia como bandera

    poltica universal. Se limit a defendersu vigencia como descripcin cientfica,

    su validez demostrada por el curso

    mismo de la historia. La teora de Marx

    se caracteriza por su carcter positivo,

    cientfico y por lo tanto, no ideolgico, si

    por ideologa entendemos una visin de

    la realidad falsa, o mejor an, una idea

    de la realidad y no la realidad misma,

    como sucede en el caso de las ideolog-

    as burguesas.Materializada la teora marxista de la

    historia, se verifica que sta sirve a la

    clase obrera porque presenta la reali-

    dad tal cual es, muestra a las clases

    desempeando sus papeles en la histo-

    ria con toda crudeza y describe cientfi-

    camente el desarrollo de la sociedad de

    clases estableciendo cuando y en que

    condiciones pueden existir stas.

    Y cuando la clase obrera se aduea deesta teora revolucionaria Para qu le

    sirve? Para levantarla in situ como

    bandera poltica universal? De ninguna

    manera. Le sirve como instrumento de

    anlisis y comprensin cientfica de la

    realidad concreta en la que le toca

    actuar, es la herramienta terico meto-

    dolgica que le permitir forjar una pol-

    tica que responda a las condiciones

    particulares en las que acta, polticaque no se sustenta en ideales o frases

    sino en un anlisis cientfico de una rea-

    lidad particular y concreta, y no de una

    realidad universal y abstracta.

    Bajo la bandera poltica universal del

    marxismo que los compaeros invocan,

    hoy se cobijan las ms variadas inter-

    pretaciones y polticas concretas distin-

    tas, como basta una simple lectura del

    diario para comprobar. Lo cual es abso-lutamente lgico, pues cuando el punto

    de partida de la accin poltica no es la

    historia misma, el anlisis concreto de

    una situacin concreta a la luz de la teo-

    ra marxista; sino un esquema poltico

    universal, una "bandera poltica univer-

    sal", ocurre que hay tantas interpreta-

    ciones como cabezas, como solan

    decir Marx y Engels.

    Quizs con genial intuicin, Marx en1870 se negaba a "ser marxista" recha-

    zando de plano a aqullos que tomaban

    como punto de partida una construccin

    terica abstracta, punto de partida al

    que se converta inmediatamente en un

    esquema rgido e inerte al cual deban

    adaptarse a la realidad. El punto de par-

    tida de Marx era la realidad pasible de

    ser interpretada cientficamente con un

    cierto grado de aproximacin, poder

    jams reducible ni adaptable a unesquema dado a priori: la adaptacin

    suele consistir en nada ms que un

    montn de frases. Marx se negaba a

    declararse "marxista" anteponiendo la

    visin terica del marxismo a la realidad

    concreta. Daba a su teora el valor que

    tiene toda teora cientfica: el de una

    herramienta que posibilita mediante su

    aplicacin en determinadas condiciones

    concretas, el conocimiento racional deesa situacin, dentro de determinados

    lmites.

    27

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    La teora de la gravitacin uni-

    versal permite estudiar tanto el

    movimiento de los planetas

    como la cada de una bolita.

    Evidentemente, las formas que

    asuma su aplicacin estarn

    determinadas por las diferen-cias cualitativas entre las situa-

    ciones estudiadas. Algo anlo-

    go ocurre con los procesos

    sociales, con una diferencia,

    que quiz sean ms parecidos

    entre s los dos casos del

    ejemplo anterior que dos pro-

    cesos revolucionarios, y no

    slo ms parecidos, sino infini-

    tamente ms simples.Nuevamente el punto de partida ser el

    anlisis de cada uno de ellos, el estudio

    para ver en qu formas particulares las

    leyes ms generales del movimiento y

    desarrollo de una sociedad toman cuer-

    po, y este estudio especfico no puede

    obviarlo ninguna receta. La mera invo-

    cacin a los "principios marxistas" no

    adelanta un milmetro en nuestro cono-

    cimiento de la realidad, de la mismamanera que hasta ahora ha resultado

    imposible cruzar un ro nadando sin

    tirarse al agua, invocando los "principios

    de la natacin".

    5 Es el peronismo una ideologa?

    As como rechazamos la idea del mar-

    xismo como una bandera poltica uni-

    versal, abstracta, rechazamos la idea

    del peronismo como ideologa, y msprecisamente, como la califican los

    compaeros en su Contestacin ...., de

    ideologa burguesa. Los compaeros,

    con la misma superficialidad con que

    antes planteaban mecnicamente la

    eleccin entre ideologa burguesa o ide-

    ologa proletaria, ahora identifican ideo-

    loga con movimiento poltico, y al

    mismo tiempo se sienten con derecho a

    afirmar que luchan por el significado delas palabras y por el vocabulario preci-

    so. Como consumidores, estamos en

    todo nuestro derecho a protestar cuan-do nos venden mercadera adulterada.

    El Peronismo ha sido y es, un movi-

    miento poltico. Inclusive los mismos

    compaeros lo reconocen cuando dicen

    en la Contestacin...: "No podemos exi-

    gir tamaa tarea al Movimiento

    Peronista (se refiere a la liberacin

    nacional y social) dado su policlasismo,

    su compromiso con los partidos burgue-

    ses en el camino de las elecciones y por

    lo tanto no constituir una ideologa inde-

    pendiente para la clase obrera".

    Aqu, de una manera velada, se le est

    pidiendo a un movimiento poltico que

    sea... una ideologa independiente!

    Esto es tan imposible como la cuadratu-

    ra del crculo.

    Esto no es una prueba del "vocabulario

    preciso" por el que luchan los compae-

    ros. Quizs hayan querido decir que el

    Movimiento Peronista no tiene una ide-ologa independiente, es decir que el

    Movimiento Peronista tiene una ideolo-

    ga burguesa. Pero no cabe de ninguna

    manera hacer suposiciones sobre lo

    que quisieron decir, slo cabe admitir

    que quisieron decir lo que dijeron, ate-

    nindose a un vocabulario preciso. Por

    otra parte, admitiendo que el

    Movimiento Peronista tiene una ideolo-

    ga burguesa, y que la clase obreratiene una ideologa burguesa, no es

    procedente desagarrarse las vestiduras

    28

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    por ello, sino investigar en las causas

    de ese fenmeno. El problema que los

    compaeros ni siquiera se plantearones el siguiente: es coherente la ideolo-

    ga de la clase obrera con su grado de

    desarrollo histrico en el momento en

    que adhiere al Movimiento Peronista y a

    su doctrina justicialista? Esta situacin,

    est en contradiccin con las leyes

    que nos describen los fenmenos ideo-

    lgicos en una sociedad capitalista? O

    mejor an, las condiciones materiales

    de existencia de la clase trabajadoraargentina y su papel dentro de la totali-

    dad de la sociedad en relacin a las

    dems clases justifican ampliamente o

    no la adhesin de la clase obrera al

    Movimiento Peronista y a su ideologa?

    Es lgico que los compa-

    eros no se planteen ese

    interrogante, pues esto

    implicara analizar el des-

    arrollo de la sociedad

    argentina a partir de su

    misma existencia real yconcreta, comprender la

    realidad a partir de la reali-

    dad misma, mtodo total-

    mente opuesto al que han

    empleado, que parte de la

    consideracin de un

    esquema del marxismo

    como (bandera poltica

    universal), al que supuestamente debe-

    ran someterse