Documento Preliminar 2 2 Emergencia Estadística y Pacto Social

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CGT.

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    Confederacin General del Trabajo

    de la Repblica Argentina

    EMERGENCIA ESTADISTICA

    Y

    PACTO SOCIAL

    La situacin actual del pas, las perspectivas de su evolucin en el corto y mediano

    plazo y los posibles cursos de accin, son cuestiones que debemos abordar a la luz de

    la realidad, marcada no solo por lo que para las nuevas autoridades constituye la

    herencia del gobierno anterior, sino por las medidas que vienen implementando desde

    su asuncin.

    Es evidente que quienes menos tienen, buscan en nuestras organizaciones la fuerza

    de la solidaridad que les d voz a los sin voz. Por mucho tiempo se pretendi mantener

    en un estado de limbo a problemas que no solo estaban a la vista, sino que de

    manera negligente se negaban para no encarar sus soluciones; como en otros ciclos

    histricos quienes gobernaron tejieron un sueo de perpetuidad, a expensas de los

    ms humildes que solo reciben promesas y migajas de una riqueza que ellos ayudaron

    a cimentar.

    Los problemas que aquejan a los ms humildes estn signados por el desorden de una

    ficcin econmica supuestamente exitosa pero su manejo digitado, deliberadamente,

    en favor del grupo de los poderosos acarrea los males sociales de la inequidad, la

    injusticia y la ausencia de futuro.

    Una breve sntesis de los datos econmico-sociales lo demuestra con total claridad:

    El escenario socio-econmico

    La inflacin en los ltimos aos ha tenido un crecimiento de ms del 90% (27%

    en el ao 2013, 35% en 2014 y 29% en 2015). La parte ms importante de ese

    porcentual fue producto del aumento en los alimentos y gastos de vivienda, seguido por

    el transporte en todas sus variantes. Como se ve, todos esos elementos son de

    consumo primario de una familia y, por lo tanto, quienes ms sufrieron ese impacto son

    los menos pudientes. Si bien se intentaron, ms como efecto meditico que como

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    resultado efectivo, medidas como el Programa de Precios Cuidados, solo se mantuvo

    para cierto sector de alimentos y concentrado en grandes urbes. La mayor parte del

    pas (el interior profundo) qued exceptuado de este rgimen de control de precios. La

    clase poltica dirigente es responsable por la mala implementacin y la clase

    empresarial es culpable por su afn de lucro aun a expensas de quienes menos

    poseen.

    Son estos mismos empresarios que reclaman reglas de juego claras los que saquean

    de los beneficios del trabajo digno al 38% de los empleados que estn en situacin

    irregular, es decir son los esclavos del trabajo en negro. Si bien es el Estado, con su

    poder de polica, quien tiene la funcin de garantizar la regularizacin de los

    trabajadores y la sancin de los empleadores, son estos ltimos quienes, en el

    momento de dar empleo a un obrero, deciden evadir sus obligaciones y condenar a sus

    empleados a la exclusin de la atencin de una obra social para su salud y la de su

    familia, la de aportar al Sistema de Seguridad Social y el de dejarlos sin coberturas en

    caso de enfermedades y accidentes del trabajo. Otra vez el afn de lucro puede ms

    que la sensatez. No es poco que cuatro de cada diez argentinos que logran tener

    empleo queden fuera de la ley. No por propia decisin. Sus urgencias los condenan a

    aceptarlo.

    Del total de la Poblacin Econmicamente Activa (PEA), poco ms del 8% est

    desempleada y otro tanto posee un empleo precario o trabaja menos horas de la

    que dispone para hacerlo. Es decir que ese 16% debe sumarse al de trabajo en

    negro para concluir que el 50% de los trabajadores en la Argentina est en esa

    situacin a la que, de una vez por todas, hay que solucionar: o es desempleado; o

    posee un trabajo precario; o trabaja menos de lo que est dispuesto a hacerlo o es un

    trabajador irregular. La mitad exacta de la PEA, que es la que produce el Producto

    Bruto Interno con el que el pas debiera crecer, la famosa plusvala que va a parar a los

    bolsillos de la clase ms rica.

    Estos datos se reflejan en el total de la poblacin argentina con un ndice de pobreza

    cercano al 28%. Ms de 12 millones de personas no consiguen los ingresos

    mensuales indispensables para concretar una canasta bsica de alimentos y servicios

    que les permitan salir de esa situacin. Un 5% est en una situacin peor. Son

    indigentes que suman ms de 2 millones de personas que no logran los alimentos

    indispensables para cubrir los nutrientes necesarios para vivir y crecer. La mitad de

    ambos porcentajes son nios y adolescentes. Es una realidad que no solo tiene

    consecuencias inmediatas en quienes la padecen, sino que constituye una trgica

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    hipoteca del futuro de la Nacin, ya que la pobreza se asocia inevitablemente a

    inconvenientes en la salud, la educacin, la vivienda y la socializacin.

    En definitiva, de lo que se trata es de rediscutir la distribucin de la riqueza en la

    Argentina. Los ltimos informes del Observatorio Social de la CGT muestran de

    manera patente cmo el 70% del Producto Bruto Interno de nuestro pas sigue yendo a

    parar a las clases propietarias de la tierra, la renta y el capital. Los dueos de la fuerza

    laboral, los trabajadores, solo participamos en un 30%. Es decir que el modelo de

    concentracin de riqueza no solo se ha mantenido, sino que se ha profundizado en

    modo inequitativo, quedando en manos de los inversores, a expensas de quienes la

    producen con la fuerza de su trabajo. Es necesaria su correccin, para lograr un

    modelo de pas en el que la Justicia Social se haga realidad efectiva.

    Ese diagnstico econmico-social, conocido de sobra y padecido a ojos vista por los

    argentinos, qu respuesta halla de parte de las nuevas autoridades?

    Es posible llegar a un acuerdo

    El nuevo gobierno se ha manifestado interesado en llamar a un Pacto Social. De sus

    propias declaraciones y actitudes, surge con claridad que se trata de uno de

    caractersticas muy distintas al que nos hicimos la idea. Buscando un modelo ya

    llevado adelante por Pern, donde no fueron ajenos los conflictos gremiales y tuvieron

    incluso gran intensidad. Pero en todas esas ocasiones, el Estado arbitraba, no se

    desentenda de esa funcin bsica, y al arbitrar en los conflictos, su Norte era el

    inters de la clase trabajadora y, en especial, de los sectores ms humildes. No

    se dejaban las soluciones libradas al mercado o a promesas de derrame de la

    riqueza, sino que la poltica giraba alrededor de una expresin que ya dej de ser

    patrimonio exclusivo peronista: la Justicia Social.

    Si realmente lo que se busca es un genuino Pacto Social, siempre nos encontrar

    abiertos a la discusin franca y superadora, claro que sin agendas restrictivas que

    pretendan, conculcar nuestros legtimos derechos.

    Qu vemos hasta ahora? En los escasos 30 das de ejercer el poder, vimos que los

    problemas del sector agrcola-ganadero y, por extensin, de la agroindustria

    encontraron respuesta casi inmediata, al igual que los sectores industriales

    independientes del complejo rural. Simultneamente, una devaluacin violenta

    produjo una transferencia de recursos causando un deterioro maysculo en los

    ingresos de los trabajadores.

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    Como si esto fuera poco, una explosin de precios en todos los rubros que componen

    el consumo popular oblig a las autoridades a usar mecanismos y lenguaje propios del

    anterior gobierno, como el de Precios Cuidados.

    Esta saga de malas noticias contina para los trabajadores argentinos, con los

    anuncios de fuertes ajustes en las tarifas de servicios pblicos, a pesar de que los

    cortes de energa son una constante; cancelacin de contratos laborales en una

    palabra, el Estado ajusta, transfiere ingentes recursos al agro y la industria, devala y

    favorece el descontrol de precios, y a los trabajadores ni siquiera se nos convoca

    para conocer nuestra opinin. En cambio, no se priva de decirnos que seamos

    cuidadosos con nuestras demandas salariales porque peligra el empleo y que las

    mejoras tienen que estar sujetas a la productividad mientras que el ausentismo es uno

    de los principales males del proceso productivo.

    Sin lugar a dudas no parece que estas sean las mejores bases o principios para un

    verdadero Pacto Social, en el que la justicia y la equidad sean los factores que

    permitan alcanzarlo e implementarlo.

    Debe saber el actual gobierno, que los trabajadores y sus organizaciones pueden ser

    sus mejores aliados en un genuino proceso de desarrollo y crecimiento porque si

    buscamos genuinamente un Pacto Social, debemos hablar de salarios dignos, sus

    posibles incrementos, condiciones laborales e inversin en lugar de decretar la

    emergencia estadstica, raro trmino que esconde una verdad de hierro: pretenden

    que negociemos nuestro futuro con los ojos vendados.

    Por eso la CGT debe hablar de todos los temas mencionados y de las medidas que

    permitan recuperar nuestro poder de compra, pero tambin sobre cmo se va a

    disminuir el trabajo en negro y el desempleo juvenil; cmo eliminaremos los contratos

    basura y la precariedad laboral; como ser nuestra participacin en las ganancias

    empresariales, para que el concepto de productividad tenga sentido y eliminar tanto el

    impuesto al trabajo (mal llamado Ganancias) como el IVA aplicado a los productos de

    la canasta bsica.

    La unidad de los trabajadores como respuesta.

    La unidad es siempre el resultado, nunca el punto de partida. Es trabajosa, exige

    muchos sacrificios y resignaciones. Debemos alcanzarla con esmero, porque las bases

    sobre las que se asienta seguramente ser fruto de la paciencia y el consenso.

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    Todos sabemos que, como hay multiplicidad de intereses, tambin existen diferentes

    variantes de unidad. Todos vlidos, algunos antagnicos entre s, otros no tanto; pero

    est en nuestra habilidad el transformar el antagonismo en contradiccin.

    El antagonismo es siempre uno contra otro, de pelea, donde el triunfo de uno supone la

    derrota del otro o su sumisin, o lo que es peor, el rencor y el enfrentamiento eterno.

    Nosotros sabemos muy bien qu es esto, y a lo largo de la historia pagamos costos

    increbles por conductas antagnicas que fueron aprovechadas por nuestros enemigos

    ideolgicos para vencernos, y desprestigiarnos ante nuestras bases y la sociedad.

    Si somos inteligentes, podemos transformar ese antagonismo letal en una

    contradiccin virtuosa. Vamos a tener nuestra tesis y nuestra anttesis, pero

    encontraremos la sntesis superadora, en la que las posiciones se reencuentran para

    marchar juntos.

    Esto es la unidad; no es la derrota de nadie, sino el triunfo de todos.

    Es lo que debemos hacer, por nuestro inters, por nuestras bases, por nosotros

    mismos y, sobre todo, porque nuestros adversarios estn seguros de que no lo

    haremos. En eso, en que no hagamos la unidad, ellos basan sus planes de triunfo, que

    no sera ms que nuestra triste y estrepitosa derrota.

    Buenos Aires, Enero 2016

    HUGO MOYANO Secretario General