Dom. XIX Tiempo Ord. Material Complementario

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    Homiletica.iveargentina.org

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    agosto

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    Aplicacin

    P. Alfredo Senz, S.J.

    S.S. Benedicto XVI

    P. Jorge Loring, S.J.

    AplicacinP. Alfredo Saenz, S.J.

    LA EUCARISTIA COMO PRENDA DE LA GLORIA

    En el evangelio del domingo pasado escuchamos decir a Jess: "Yo soy el pan

    bajado del cielo". Y en el texto que acabamos de leer prolongacin del anterior

    advertimos cmo los judos murmuraron de Jess precisamente por haber

    dicho eso: "Acaso ste no era Jess, el hijo de Jos? Nosotros conocemos a su

    padre y a su madre. Cmo puede decir entonces: Yo he bajado del cielo?". No

    Domingo XIXMaterial Complementario

    T.O. (Ciclo B) 2015

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    entendan esos hombres quin era Jess, no saban discernir, ms all de las

    apariencias de su parentela humilde, al Hijo de Dios que se haba encarnado para

    salvarnos. Y que afirmara su decisin de permanecer entre nosotros, sobre todo

    mediante la Eucarista, de la que seguir hablando a esos judos incrdulos.

    Acompaemos al Seor en su enseanza. Sigamos tambin nosotros hablandocon El de la Eucarista, el sacramento de la vida. El domingo anterior

    consideramos a ese sacramento desde el punto de vista del sacrificio. "Cristo nos

    am y se entreg por nosotros nos dice San Pablo en la epstola de hoy,

    como ofrenda y sacrificio agradable a Dios". Ese amor, esa entrega, esa ofrenda,

    ese sacrificio, en cierto modo se hacen carne cada vez que se celebra la

    Eucarista.

    Sin embargo, no es se el nico aspecto de este sacramento. Porque la Eucarista

    no mira tan slo hacia el pasado, hacia la pasin de Cristo, hacindola presente

    sobre el altar, merced a lo cual afirmamos que es un verdadero sacrificio. Mira

    tambin hacia el futuro, hacia el cielo, ya que es prenda de la gloria final. El que

    la recibe como corresponde, vivir para siempre. Jess lo afirma hoy de manera

    terminante a los judos que lo rodeaban: "Yo soy el pan de vida. Vuestros padres,

    en el desierto, comieron el man y murieron. Pero ste es el pan que desciende

    del ciclo, para que aquel que lo coma no muera... El que coma de este pan vivireternamente". No quiere decir, como es obvio, que la recepcin de la Eucarista

    nos ahorre la muerte corporal. Nosotros comulgamos con frecuencia, y a pesar

    de todo un da moriremos. Ac se trata de la muerte espiritual, de la muerte

    eterna. El pan que desciende del cielo nos libra de esa muerte y nos da la vida

    indeficiente. Porque todo alimento nutre segn sus propiedades: El alimento de

    la tierra alimenta para el tiempo. El alimento celestial, particularmente Cristo,

    pan bajado del cielo, alimenta para la vida eterna.

    La Eucarista tiene, as, un respecto al futuro, a la vida que no se acaba. Porque

    nosotros estamos en camino, no hemos an llegado al trmino. La Iglesia se

    encuentra a la vez en posesin y en tensin. Sus miembros conocen al mismo

    Dios que los santos, pero su caridad no siempre es actual. En la celebracin

    litrgica, la Iglesia peregrina posee al Seor del cielo, pero sacramentalmente, lo

    que no puede satisfacerla del todo. Por eso est en situacin de xodo hacia una

    maduracin de lo ya adquirido. La Eucarista, que es como una tangencia deltiempo y de la eternidad, construye la Iglesia pascual en estado de trnsito de

    este mundo al Padre.

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    De ah que la mejor figura de la Eucarista sea el man, pan del caminante. El

    man acompa al pueblo elegido durante su travesa por el desierto. Lo

    aliment. Lo fortific. Pero una vez que ese pueblo lleg a la meta de la tierra

    prometida, dej de caer. As sucede y suceder con la Eucarista. Nos acompaa

    en nuestro camino por este desierto que es el mundo. Nos alimenta. Nos da

    fuerzas. Pero cesar una vez alcanzada la meta del cielo.

    Algo parecido a lo que se nos relat en la primen lectura de hoy, a propsito de

    Elas: cuando tras un largo trajinar, el profeta se sinti cansado hasta el

    agotamiento, fue confortado con el pan que le trajeron los ngeles y, as,

    "fortalecido por ese alimento, camin cuarenta das y cuarenta noches hasta la

    montaa de Dios, el Horeb". Nuestro Horeb es el cielo. Hasta all, hasta ese

    umbral, nos acompaar el pan bajado del cielo.

    Pero hay ms. La Eucarista no slo nos acompaa en nuestra peregrinacin al

    cielo sino que, en cierto modo, ya desde ahora siembra algo de "cielo" en

    nuestro interior. Porque en la Eucarista recibimos a Cristo paciente y glorioso. En

    cuanto paciente nos aplica el fruto de su Pasin. En cuanto glorioso nos

    comunica el germen de su Resurreccin. Por eso es efecto de la Eucarista la

    aniquilacin de la muerte, que Cristo destruy al morir, y la restauracin de la

    vida, que el Seor obr al resucitar. Comer al Cristo glorioso es alimentarse de

    cielo. Su cuerpo resucitado, al penetrar en nuestro cuerpo, abocado a la muerte,

    va sembrando en l semillas de gloria. El Cristo vencedor, al dejarse asimilar por

    el que lo recibe, se convierte en "principio de resurreccin, frenando en El la

    descomposicin de la naturaleza'', como ensea San Gregorio de Nyssa.

    Por esta razn, algunos Padres de la Iglesia llamaron a la Eucarista "remedio de

    inmortalidad". Y San Ireneo escriba: "Como el grano de trigo que cae en la tierra,

    se descompone, pura levantarse luego, multiplicarse y servir despus para el uso

    de los hombres, y finalmente, recibiendo la Palabra de Dios hacerse Eucarista;

    as nuestros cuerpos, alimentados por la Eucarista y depositados en la tierra,

    donde sufren la descomposicin, se levantaran en el tiempo designado y se

    revestirn de inmortalidad".

    El hecho de que la Eucarista sea la primicia y el comienzo da nuestra

    glorificacin, explica su intrnseca relacin con la venida del Seor. San Pablo

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    deca que cuantas veces se celebra la Eucarista se anuncia la muerte del Seor

    "hasta que venga". Porque el da en que el Seor vuelva, al fin de la historia, ese

    da la Eucarista se habr vuelto innecesaria, as como todo el orden sacramental.

    Para sealar la referencia de la misa a la Parusa del Seor, la Iglesia ha incluido

    en el ritual eucarstico diversas alusiones a la segunda venida de Jess. Por

    ejemplo, en la aclamacin que sigue a la frmula consecratoria: "Anunciamos tu

    muerte, proclamamos tu resurreccin, ven, Seor Jess". Al decir "Ven, SeorJess", no nos estamos refiriendo a la venida sacramental del Seor, porque ya

    se ha hecho presente sobre el altar, sino que aludimos a su venida final, en la

    consumacin de los tiempos. Asimismo, en la oracin que sigue al Padrenuestro,

    el celebrante pide al Seor que nos libre de todos los males y nos d la paz en

    los das de nuestra vida terrenal, "mientras esperamos la gloriosa venida de

    nuestro Salvador Jesucristo". Se celebra, por tanto, la Eucarista "hasta que el

    Seor venga". Ms an, en cierto modo se celebra "para que el Seor venga",

    para que apresure su venida. No se trata tan slo de una simple espera, sino de

    una splica ardiente por su Parusa final.

    Comenzaremos ahora la liturgia de la Eucarista, de esa admirable Eucarista que

    en su mirada al pasado, a la Pasin de Cristo, se constituye en verdadero

    sacrificio, y en su mirada al futuro, a la felicidad del cielo, se constituye en

    prenda de gloria eterna. Participemos plenamente en el sacrificio, de modo que

    al acercarnos a comulgar, el Seor glorioso encuentre menos obstculos en su

    divina labor de ir preparando nuestro cuerpo para la resurreccin final y para la

    visin sin fin.

    (SAENZ, A.,Palabra y Vida, Ciclo B, Ediciones Gladius, Buenos Aires, 1993, p.

    225-228)

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    S.S Benedicto XVI

    Queridos hermanos y hermanas:

    La lectura del captulo sexto del Evangelio de san Juan, que nos acompaa enestos domingos en la liturgia, nos ha llevado a reflexionar sobre la multiplicacin

    del pan, con el que el Seor saci a una multitud de cinco mil hombres, y sobre

    la invitacin que Jess dirige a los que haba saciado a buscar un alimento que

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    permanece para la vida eterna. Jess quiere ayudarles a comprender el

    significado profundo del prodigio que ha realizado: al saciar de modo milagroso

    su hambre fsica, los dispone a acoger el anuncio de que l es el pan bajado del

    cielo (cf. Jn 6, 41), que sacia de modo definitivo. Tambin el pueblo judo,

    durante el largo camino en el desierto, haba experimentado un pan bajado del

    cielo, el man, que lo haba mantenido en vida hasta la llegada a la tierra

    prometida. Ahora Jess habla de s mismo como el verdadero pan bajado delcielo, capaz de mantener en vida no por un momento o por un tramo de camino,

    sino para siempre. l es el alimento que da la vida eterna, porque es el Hijo

    unignito de Dios, que est en el seno del Padre y vino para dar al hombre la

    vida en plenitud, para introducir al hombre en la vida misma de Dios.

    En el pensamiento judo estaba claro que el verdadero pan del cielo, que

    alimentaba a Israel, era la Ley, la Palabra de Dios. El pueblo de Israel reconocacon claridad que la Torah era el don fundamental y duradero de Moiss, y que el

    elemento basilar que lo distingua respecto de los dems pueblos consista en

    conocer la voluntad de Dios y, por tanto, el camino justo de la vida. Ahora Jess,

    al manifestarse como el pan del cielo, testimonia que es la Palabra de Dios en

    Persona, la Palabra encarnada, a travs de la cual el hombre puede hacer de la

    voluntad de Dios su alimento (cf. Jn 4, 34), que orienta y sostiene la existencia.

    Entonces, dudar de la divinidad de Jess, como hacen los judos del pasaje

    evanglico de hoy, significa oponerse a la obra de Dios. Afirman: Es el hijo de

    Jos. Conocemos a su padre y su madre (cf. Jn 6, 42). No van ms all de sus

    orgenes terrenos y por esto se niegan a acogerlo como la Palabra de Dios hecha

    carne. San Agustn, en su Comentario al Evangelio de san Juan, explica as:

    Estaban lejos de aquel pan celestial, y eran incapaces de sentir su hambre.

    Tenan la boca del corazn enferma... En efecto, este pan requiere el hambre del

    hombre interior (26, 1). Y debemos preguntarnos si nosotros sentimos

    realmente esta hambre, el hambre de la Palabra de Dios, el hambre de conocer

    el verdadero sentido de la vida. Slo quien es atrado por Dios Padre, quien lo

    escucha y se deja instruir por l, puede creer en Jess, encontrarse con l y

    alimentarse de l y as encontrar la verdadera vida, el camino de la vida, la

    justicia, la verdad, el amor. San Agustn aade: El Seor afirm que l era el pan

    que baja del cielo, exhortndonos a creer en l. Comer el pan vivo significa creer

    en l. Y quien cree, come; es saciado de modo invisible, como de modo

    igualmente invisible renace (a una vida ms profunda, ms verdadera), renace

    dentro, en su interior se convierte en hombre nuevo (ib.).

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    Invocando a Mara santsima, pidmosle que nos gue al encuentro con Jess

    para que nuestra amistad con l sea cada vez ms intensa; pidmosle que nos

    introduzca en la plena comunin de amor con su Hijo, el pan vivo bajado del

    cielo, para ser renovados por l en lo ms ntimo de nuestro ser.

    (Castelgandolfo, Angelus. Domingo 12 de agosto de 2012)

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    P. Jorge Loring, S.J.

    Domingo Dcimo Noveno del Tiempo Ordinario - Ao B Jn. 6, 41-51

    1.- En este Evangelio se nos narra que los judos se escandalizaron de la

    predicacin de Jess.

    2.- Esto me da pie para hablar de los que hoy se escandalizan de Jess. Seapartan de l. Rechazan su doctrina.

    3.- Este rechazo es ms por su doctrina moral que por razones intelectuales.

    4.- Pocas personas rechazan la religin por motivos intelectuales. Yo jams he

    odo a nadie que tenga dificultades contra el dogma de la Santsima Trinidad.Nadie me ha dicho: Yo creo que en Dios hay cinco Personas. Tres me parecen

    pocas. A la gente le es igual que en Dios haya tres Personas o cinco.

    5.- A la gente lo que le molesta es la moral catlica: - Que sea inmoral el

    adulterio en un mundo que aplaude los adulterios de las personas famosas. -

    Que sea inmoral el aborto, ASESINATO DE INOCENTES, en un mundo que hace

    leyes permitiendo que las madres maten a sus hijos, porque los no nacidos novotan, y a muchos que votan les gusta poder abortar para deshacerse de los hijos

    no deseados. - Que sea inmoral el divorcio en un mundo que no quiere

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    compromisos estables, sino que quiere hacer en cada momento lo que ms le

    guste. - Que sean inmorales las relaciones sexuales prematrimoniales en un

    mundo en el que el libertinaje sexual se hecho normal en la juventud, etc. etc.

    6.- Muchos quieren que la DOCTRINA DE JESUCRISTO se acomode a las modas

    del momento, y esto no puede ser. La DOCTRINA DE JESUCRISTO es eterna,porque es la verdad, y la verdad no cambia con las modas.

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