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DOMINACIÓN FEUDAL Y RESISTENCIA ANDINA EN EL PERÚ DEL SIGLO XVIII Por: Luis Guzmán Palomino I.- LA SOCIEDAD COLONIAL Y SUS CONTRADICCIONES 1.- La Nación Española 2.- La Nación India 3.- Las minorías II.- SITUACIÓN DE LAS MAYORÍAS INDIAS 1.- El tributo 2.- La mita 3.- El reparto III.- LOS MOVIMIENTOS POPULARES 1.- Luchas de la minorías no-indias a) El cimarronaje b) Las revueltas artificiales 2.- Luchas de las mayorías indias a) Las rebeliones locales b) El Movimiento Nacionalista Inca c) La Revolución de Túpac Amaru IV.- CONCLUSIONES I.- LA SOCIEDAD COLONIAL Para estudiar con precisión la sociedad colonial del siglo XVIII en el Perú, es preciso tomar en cuenta sus dos principales contradicciones: las de carácter económico, mediante las cuales apreciamos la existencia de diversas clases; y las de carácter socio-cultural, que nos permiten ver la presencia de naciones enfrentadas. La nación española es la dominante y la nación india es la dominada. Una acumula riqueza y poder, a costa del sudor, sangre y extermino de la otra. Pero

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DOMINACIÓN FEUDAL Y RESISTENCIA ANDINA EN EL PERÚ DEL SIGLO XVIIIPor: Luis Guzmán PalominoI.- LA SOCIEDAD COLONIAL Y SUSCONTRADICCIONES1.- La Nación Española2.- La Nación India3.- Las minoríasII.- SITUACIÓN DE LAS MAYORÍASINDIAS1.- El tributo2.- La mita3.- El repartoIII.- LOS MOVIMIENTOS POPULARES1.- Luchas de la minorías no-indiasa) El cimarronajeb) Las revueltas artificiales2.- Luchas de las mayorías indiasa) Las rebeliones localesb) El Movimiento Nacionalista Incac) La Revolución de Túpac AmaruIV.- CONCLUSIONES

I.- LA SOCIEDAD COLONIALPara estudiar con precisión la sociedad colonial del siglo XVIII en el Perú, espreciso tomar en cuenta sus dos principales contradicciones: las de caráctereconómico, mediante las cuales apreciamos la existencia de diversas clases; ylas de carácter socio-cultural, que nos permiten ver la presencia de nacionesenfrentadas.La nación española es la dominante y la nación india es la dominada. Unaacumula riqueza y poder, a costa del sudor, sangre y extermino de la otra. Perotanto o más importante que ese abismo económico, son sus diferencias socioculturales.Una es diferente a la otra por historia, tradición, costumbres, idioma,raza, etc. Por eso hablamos de naciones enfrentadas. Pero los criterios declase y de nación son complementarios.1.- LA NACIÓN ESPAÑOLA.- En un primer plano está la nación española,que es la dominante, compuesta por españoles peninsulares y españoles ameri2canos (criollos). Ambas facciones estuvieron siempre en colusión y pugna, utilizandoal estado colonial dependiente de la metrópoli como principal instrumentode la dominación.La nación española dominante no formaba un bloque homogéneo. Porque tuvoal interior sus contradicciones de clase. En la cúspide de la jerarquía aparentemente

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figuraban los españoles peninsulares, que formaban la alta burocraciacolonial, detentando por tanto el poder. Allí están el virrey, el visitador,los oidores, corregidores, arzobispos y obispos, generales y almirantes, etc. Perocon el transcurrir de la vida virreinal los españoles americanos o criollos llegarontambién al poder, pues poseyendo la riqueza no sólo corrompieron a todaslas autoridades peninsulares, haciéndolas juguete de sus intereses, sino quecompartieron los altos cargos civiles, religiosos y militares. Un caso muy ilustrativoes el de la Real Audiencia de Lima, que en el siglo XVIII tenía mayoríacriolla.Los poseedores de la riqueza en el siglo XVIII son, como hemos dicho, en sumayoría criollos. En primer lugar podemos citar a los terratenientes feudales,principalmente ganaderos. En el siglo XVIII las haciendas se expanden por variosfactores, consumándose el despojo cada vez más creciente de las comunidadescampesinas. Poseer mayor extensión de tierras permitía acceder a unamejor posición social, y con su riqueza los terratenientes feudales comprarontítulos de nobleza. Pero otro sector a tomarse en cuenta es el clero, que estambién gran propietario de tierras. Los hacendados ganaderos tenían unabuena posición, pues proveían de carne a las minas y ciudades; de lana a losobrajes, etc.En segundo lugar debemos citar a los propietarios de minas y obrajes, que utilizandoabusivos mecanismos también se convierten en propietarios de haciendas.La minería y la industria textil están principalmente bajo el control de particulares;y el estado se beneficia sólo fiscalizando la producción.En tercer lugar hay que mencionar a la burguesía comercial financiera que seorganiza en Lima, dedicándose al comercio de importación y exportación. Sonlos grandes comerciantes de mercaderías, que en el siglo XVIII utilizan a loscorregidores como instrumentos para acumular mayores ganancias. Están estrechamentevinculados con los terratenientes, propietarios de minas y obrajes,todos articulados en un nuevo mecanismo de dominación que emerge con laimplantación del reparto. Conviene aclarar que algunos de los miembros de3esta burguesía comercial provinieron del sector terrateniente, principalmentelimeño, pues un propietario de haciendas y esclavos podía ser a la vez un rico

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comerciante.Todos los sectores hasta aquí citados, vale decir, la alta burocracia colonial, losterratenientes feudales, los dueños de minas y obrajes, y la burguesía comercialfinanciera, conforman el sector de los ricos, propiamente dichos, al interior dela nación española dominante.Pero hay debajo de ellos blancos menos ricos, entre los que podemos mencionara los medianos propietarios de tierras, chacareros y granjeros, y la pequeñaburguesía, conformada por los comerciantes, principalmente de provincias, losprofesionales y la burocracia menor.Finalmente, hay también blancos pobres, un sector casi lumpenesco, en el quese confunden aventureros, desocupados, prostitutas, etc.2.- LA NACIÓN INDIA.- La nación india o dominada es la mayoritaria. Perotampoco forma un bloque homogéneo, pues muestra grupos diferenciados:caciques o curacas; campesinos de las comunidades o ayllus; forasteros; y yanaconas.Además debemos comprender en esta nación a los diversos grupos selváticos.a) Los caciques o curacas.- Conformaron el grupo privilegiado dentro de lanación india. A mediados del siglo XVIII sumaban algo más de dos mil, cadauno con un promedio de trescientos indios bajo su mando. En su mayoría sondescendientes de los Incas o de los señores provinciales prehispánicos. El estadocolonial les reconoció privilegios, porque a cambio de ello los caciques colaboraroncon españoles y criollos en la opresión y despojo de la masa campesina.Los caciques sirvieron como intermediarios en la recaudación de tributos y enel reclutamiento de mitayos. En pago recibían una parte del tributo y el derechoa usar limitadamente la mano de obra gratuita de los pueblos indios.Los caciques eran ricos, poseían grandes propiedades de tierras. A veces contraíanmatrimonio con blancas, seguramente en el afán de escalar la jerarquíasocial; pero nunca lograron esto último, pues por rico que fuese el curaca nodejó de ser un indio para el español, que lo despreció por prejuicio racial, con4

siderándolo de raza inferior, lo que no impidió al curaca circular en todas lasesferas de la sociedad colonial. Ningún curaca accedió al clero ni a la burocracia.Además de hacendado, el curaca podía ser comerciante. Hubo varios que se

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dedicaron al arrieraje, entre ellos Túpac Amaru. De otro lado, llegó a tenermando militar, pero sólo entre los indios, como jefe de milicias.Casi todos los caciques sabían leer y escribir. Para ellos es estado colonial creólos colegios de caciques, en Lima y el Cuzco, regentados por los jesuitas, en losque adquirieron una cultura universal, poniéndose al tanto de lo que sucedíaen el mundo. No ignoraban, por ejemplo, los problemas de España, en constanteguerra con otras potencias imperialistas europeas, caso Inglaterra. Allítambién conocieron y se entusiasmaron con los "Comentarios Reales" del IncaGarcilaso, visión idílica y utópica del pasado imperio que cimentó en ellos unorgullo nacionalista. Compararon el deficiente gobierno colonial español conel muy bien organizado del Tahuantinsuyo, sacando en conclusión que los Incasfueron mejores gobernantes que los extranjeros.Pero llegó el momento en que los caciques se transformaron de aliados en opositoresdel sistema. Esto se dio con nitidez promediando el siglo XVIII, al dañarseriamente el reparto mercantil sus privilegios. Se les obligó a servir de intermediariosen ese nuevo mecanismo de exacción y se les hizo responsables porlas deudas que los indios del común no pudieron cancelar. Los corregidores lostrataron como a cualquier indio, despojándolos y precipitándolos a la miseria.Conjuntados los factores culturales (orgullo nacionalista frente a la discriminaciónracial) y económicos (perjuicios por el reparto mercantil), cobró fuerza elMovimiento Nacionalista Inca, convirtiéndose los caciques en voceros de lasreivindicaciones de los indios del común, primero por la vía legal y finalmentea través de la lucha armada.Pero conviene aclarar que no todos los caciques asumieron ese cambio, pueslos más ricos, en buen número, prefirieron mantenerse como aliados del sistema.Esto habría de explicar en parte el por qué de la derrota de Túpac Amaru.b) Los campesinos.- En un segundo plano ubicamos la presencia de los pueblosindios (ayllus o comunidades), que todavía mantienen sus propiedades5colectivas resistiendo tercamente ante el despojo que perpetran en forma cada

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vez más creciente los terratenientes.Estas mayorías indias de los ayllus campesinos son las que obligatoriamentepagan tributos al rey de España; primero lo hicieron en especies y desde 1697en dinero. Los pueblos indios, además, están obligados a servir en las mitas,esto es, en el infierno de las minas y obrajes, principalmente, donde se produceun terrible genocidio. Y por si no fuera mucho el eterno suplicio, sobre la masacampesina se impone el reparto mercantil, que en el siglo XVIII se convierteen la más insufrible de las plagas, pues conduce a la desesperación y finalmentea la rebeldía.Algunos indios huyen de sus pueblos para escapar de los tributos, las mitas ylos repartos. Y al entrar en otros pueblos son considerados como forasteros, locual es un pasajero alivio, pues esa condición los exime de tributos y mitas,aunque no del reparto. Pero para sobrevivir, y especialmente para pagar esereparto, el forastero se ve obligado a buscar un nuevo trabajo, y termina de yanaconaen las haciendas, en las que su situación vuelve a empeorar.Los yanaconas son los siervos de las haciendas, que trabajan para el terratenientefeudal a cambio de una parcela de tierra para su supervivencia. No estánobligados al tributo ni a la mita, pero en las haciendas padecen tanto comoel resto de los indios. El hacendado es el supremo señor en sus tierras y explotaa sus siervos con extremado rigor.Un punto aparte merece la mención a las naciones indias selváticas, que sonsociedades pre-clasistas o esclavistas patriarcales. Algunas de ellas fueron sometidaspor los invasores occidentales a esclavitud y servidumbre, pero en sumayoría resistieron con éxito. Por ello, uno de los líderes del Movimiento NacionalistaInca, Juan Santos Atahuallpa, escogió la selva central para desarrollarallí la guerra liberadora, que se mostró triunfante durante varios años.3.- Las minorías.- Hay en la sociedad colonial grupos minoritarios que no pertenecenni a la nación española ni a la nación india. Estamos hablando de losmestizos (cruce de blanco con indio) y de las castas (cruce de negro con blanco,que da mulato, y de negro con indio que da zambo). Posiblemente, cuando

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los documentos coloniales hablan de cholo, se están refiriendo al cruce de lastres razas. Otro grupo minoritario fue el de los negros.6a) Los mestizos y las castas.- No todos fueron iguales. Tuvieron grupos diferenciadossegún su capacidad económica.Hay medianos y pequeños propietarios de tierras, como chacareros y granjeros.Hay pequeña burguesía: comerciantes menores. Hay artesanos y trabajadoresde diversos oficios, como sastres, herreros, zapateros, etc. Y también un sectoral margen de la ley, compuesto por vagos, bandoleros, prostitutas, etc.Están exceptuados de pagar tributo, pero en varias ocasiones los visitadorestratan de incluirlos en las listas de tributarios, dando lugar a revueltas antifiscales.Pero sí reciben reparto del corregidor, en los núcleos urbanos de provincias,principalmente.b) Los negros.- Tienen también grupos diferenciados. Primero, el de los libreso libertos, que de alguna manera han dejado de ser esclavos convirtiéndose enpequeños propietarios, modestos comerciantes, artesanos, etc.Está luego el amplio sector de esclavos, en el que es posible diferenciar los esclavosdomésticos de la ciudad, que viven más o menos cómodamente; y losesclavos del campo, braceros de las haciendas que padecen severa explotaciónFinalmente están los cimarrones, o sean los negros que habiendo fugado de laesclavitud se trasladan al monte, estableciendo efímeros palenques que sonrápidamente destruidos por las autoridades virreinales y los hacendados. Quienesescapan de la dura represión terminan de salteadores de caminos, pues esla única vía que se les presenta para sobrevivir.II. SITUACIÓN DE LAS MAYORÍAS INDIASEn el siglo XVIII, tanto o más que en los siglos anteriores, la opresión colonialse puso de manifiesto de la manera más inhumana. Dejaron testimonio de esasituación no sólo representantes indios, como Vicente Mora Chimo o JuanHuáscar Vélez de Córdova, sino incluso funcionarios españoles que pasaron aestas tierras enviados por la corona, como Jorge Juan y Antonio de Ulloa,quienes corroboraron lo denunciado en el siglo XVII por los valientes criolloslimeños el abogado Juan de Padilla y el fraile Buenaventura de Salinas y Córdova.Todos coincidieron en mostrar los horrores de la dominación, señalandoque la nación española vivió del sudor, sangre y exterminio de la nación india.

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7La maquinaria de dominación funcionó en base a tres instrumentos fundamentales:el tributo, la mita y el reparto mercantil.1.- El tributo: Los pueblos indios fueron obligados a pagar un tributo al rey deEspaña, en reconocimiento de vasallaje. Estuvieron exonerados de ese pago losindios forasteros y los indios yanaconas. En un principio el tributo se pagó enespecies, con lo que los pueblos indios producían en sus tierras comunales. Fueel virrey Toledo quien por 1570 organizó ese pago, fijando una tasa de tributación.En ese tiempo se encargaron de recaudarlo los encomenderos, quienes acambio se quedaban con una buena parte. Pero desde 1697 la corona exigió elpago de tributo en dinero. El indio no tenía mercado para vender lo que producíaen su tierra, y para conseguir dinero tuvo que ofertar su fuerza de trabajoen haciendas, minas y hasta obrajes. Y al ofrecerse masiva mano de obra, elsalario se redujo, complicándose su situación. A medida que fueron suprimiéndoselas encomiendas, el corregidor quedó encargado de recaudar el tributo; yen 1720 se convirtió en el único recaudador, al extinguirse las encomiendas. Elabandono que hacían los indios de sus tierras para emplearse, favoreció la expansiónde la propiedad terrateniente. A veces los indios no volvían a ellas,que eran declaradas baldías, poniéndose a la venta.A mediados del siglo XVIII, legalizado el reparto mercantil, empeoró la situación.El reparto, convertido en el principal mecanismo de exacción, perjudicóvarios intereses. Atentó contra la corona, pues a diferencia del tributo que sepagaba para el rey, el reparto benefició a particulares (la burguesía comercialque proveía mercancías; el corregidor que las repartía; etc.). El corregidor prefirióel cobro de lo que más le daba provecho, llegando a extremos increíbles.El reparto fue tan abusivo y su cobro tan riguroso, que por pagarlo el indioquedó imposibilitado de pagar el tributo, y al quedar insolvente, después dehaber perdido lo poco que le quedaba, el indio fue encarcelado o vendido como

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esclavo.La corona, viendo disminuir peligrosamente la tributación y recibiendo informesobre lo escandaloso del reparto, envió al Perú al visitador Areche con ampliospoderes, por encima incluso que el virrey. Areche aplicó entonces unanueva política fiscal, estableciendo aduanas, subiendo el impuesto de la alcabalay proyectando incluir en la lista de tributarios no sólo a los indios que hastaentonces habían estado exonerados (forasteros y yanaconas), sino incluso a losmestizos, cholos y castas.8Ello daría motivo al estallido de revueltas antifiscales. En Huaraz el movimientofue dirigido por mestizos, que no pedían la supresión del tributo, sino simplementemantenerse exonerados de pagarlo. Por ese tiempo fue que estalló laRevolución de Túpac Amaru, una de cuyas miras fue la abolición del tributo.Areche renunció entonces a su proyecto de incluir a los mestizos y castas entrelos tributarios, temiendo que por esta causa esos grupos se plegaran a TúpacAmaru, que los llamaba a su lado.Como se sabe, la revolución fue derrotada, y el indio siguió pagando el tributo,no sólo en el resto de la dominación colonial, sino incluso en la república, puesrecién lo suprimió el mariscal Ramón Castilla en 1856.2.- La mita.- Según las leyes de Indias, los aborígenes eran hombres libres, comovasallos del rey de España. En la práctica fueron casi esclavos.Una real cédula señalaba que a nadie debía darse indios en particular; peroañadía que si existían necesidades o conveniencias, los indios estaban obligadosa alquilarse saliendo a las plazas y lugares públicos para que allí los contratasenpor días o por semanas. Esa disposición estipulaba además que los indiosestaban en libertad de escoger a sus contratantes; y que podían fijar el tiempode su trabajo y el monto de su retribución. En la práctica, todo ello fue burlado,pues estos indios de alquiler padecieron lo indecible.

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En el Perú, los españoles y criollos interpretaron esa real cédula como mejor lesconvino. Las conveniencias dieron lugar a que el alquiler fuese convertido enmita colonial, sobre la base de la mita incaica que fue deformada.La mita colonial fue el trabajo personal y obligatorio del indio en servicio delestado. Así se definió en teoría. Pero en la práctica, los grandes beneficiadosfueron los potentados particulares, tocándole al estado sólo una participaciónen las exacciones. La ley decía que correspondía a los cabildos sortear a los mitayosy que éstos debían servir sólo un semestre. Esto también fue letra muerta.No hubo tales sorteos, los mitayos fueron cogidos como animales. Y tampocopara servir sólo un semestre, porque a veces sirvieron en la mita hasta morir.Utilizando diversas argucias, la clase dominante colonial esclavizó a los indiosmediante la mita, sin interesarle sus nefastas consecuencias. La mita permitióel lucro de los opresores, pero con el genocidio de los oprimidos. La mita se9destinó para las minas y obrajes, principalmente; pero también para el serviciodoméstico en los centros urbanos; para chasquis, etc.Fue tan bárbara esa opresión que los indios huían de sus pueblos para salvarsede la mita, dejando deshabitadas sus tierras; éstas eran entonces declaradasbaldías y las adquirían los españoles o criollos, con lo cual se extendió la propiedadterrateniente. Ocurrió también que muchos mitayos no pudieron volvera sus tierras, al ser condenados de por vida por deudas impagables; sus tierraspasaron entonces a poder de los hacendados.La mita sirvió así para el enriquecimiento de terratenientes, propietarios deminas y propietarios de obrajes. Sobre sus horrores hay numerosos testimonios,no sólo de indios, sino incluso de criollos y hasta de españoles. Citaremos sólouno, el del criollo limeño Juan de Padilla, alcalde del crimen de la Real Audiencia,quien el 20 de julio de 1657 firmó un Memorial de los trabajos, agraviose injusticias que padecen los indios del Perú, documento válido paratoda la época de la dominación colonial."... sienten los indios tanto el trabajo de la mina de Huancavelica -escribió Padilla-, que es constante que muchas madres lisian a suhijos cuando niños, de brazos y de piernas, por excusarlos de élcuando grandes...Pende este trabajo sólo del sudor, sangre y vida de estos indios... ysalen los mineros a la caza de ellos, o esperándolos en los caminos o

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sacándolos engañados de sus pueblos... y los cazan y los llevan encolleras y prisiones a sus minas, donde los hacen trabajar como quieren,y bien se deja entender cómo, sin que los desdichados tengan aquien volver los ojos para que los saquen de esa rigurosa opresión yviolencia, de día y de noche los tienen desaguando las minas, trabajoen el que han de morir muchos...(Y) traen a los obrajes a los muchachos de cinco años para arriba, ydánles a hilar lana, y a éstos y los de más edad, si al entregar la tareano está bien hilada, los matan a azotes, y tienen señalados ve rdugospara esto...Tienen unos que llaman guatacos, que en la lengua general de losindios quiere decir los que amarran o prenden, y que son de ordi10

nario mestizos, que sirven para coger a los indios que faltan ohuyen, y los traen amarrados a los obrajes donde los meten en cepos,grillos y prisiones... (y) si el indio que buscan no aparece, llevanesos guatacos al padre por el hijo, a la mujer por el marido, o a supariente o vecino más cercano.(Y) aprovéchanse y fuerzan a las mujeres, principalmente a lashijas, y a veces con consentimiento de los padres, porque les excusende llevar a los obrajes.(Y) róbanles lo que tienen... Tienen en los obrajes pulperías y tiendaspúblicas, y como los indios (reciben ingenuamente) lo que le dande fiado, dánselo a excesivo precio, y estando dispuesto por ordenanzasde este reino que no se puede fiar a indios arriba de diez o docepatacones, hay indios que están empeñados en ciento, doscientos,quinientos y hasta más pesos, con que son perpetuos esclavos de losobrajes, porque es imposible que puedan pagar...(Y) pasan los indios estos agravios sin esperanza de remedio".Los líderes indios reclamaron siempre la abolición de la mita, y en la guerra deTúpac Amaru una de las primeras acciones revolucionarias fue el incendio yarrasamiento de los obrajes, con liberación de los mitayos. La mita recién fueabolida en 1812. Pero posteriormente resucitaría en la república bajo diversosdisfraces.3.- El reparto: En el siglo XVII comenzó a desarrollarse un nuevo mecanismode dominación, que se extendió en el siglo XVIII agudizando las contradiccionessociales.

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Consistió en la venta forzosa de diversas mercancías, que hicieron los corregidoresen los territorios a su cargo, opresión que se dejó sentir terriblementesobre los indios, aunque también se hizo extensiva a los mestizos, castas y criollospobres.El reparto sirvió a los intereses de varios grupos particulares. En primer lugar ala burguesía comercial, que de esta manera encontró mercado para lo que importaba,con parte de cuya ganancia financió el florecimiento de la minería,industria textil, ganadería y agricultura, en el afán de impulsar una producción11que se encargó de exportar. Esta burguesía otorgó mercaderías en crédito y coninterés a los corregidores, quienes de la manera más brutal se encargaron deaplicar ese nuevo mecanismo de dominación. Conviene recalcar esto: Los corregidoresfueron instrumentos de un nuevo mecanismo de dominación quebenefició a la burguesía comercial de Lima que se alió con los terratenientesfeudales y propietarios de minas y obrajes. De esta forma, los potentados criollospasaron a ser la facción dominante, corrompiendo a toda la alta burocraciacolonial, incluido el virrey.Se repartía a un precio multiplicado toda clase de mercancías, en su mayoríasuperfluas para los indios. Se repartía no lo que ellos necesitaban, sino lo que alcorregidor se le ocurría. Por ejemplo, medias y listones de diversa calidad y color,rejas para ventanas, ropa occidental usada, etc. Y esto llegó a extremosincreíbles, como en el caso de un corregidor que repartió collares de simplespiedrecillas aduciendo que servían para curar las paperas.Con el reparto se masificó la mano de obra. El indio tuvo que buscar cualquiertrabajo adicional al que realizaba en sus tierras comunales, para procurarse eldinero que le permitiese pagar el reparto.Fue tanta la codicia de los corregidores, que el abuso llegó a horrores, al puntoque finalmente los indios se vieron imposibilitados de pagar sus deudas. Masificadala mano de obra, el pago por el trabajo fue cada vez menor, y no bastópara cubrir el costo del reparto. Conviene señalar que los indios no tuvieron

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mercado para vender lo que producían sus tierras; y la tragedia sobrevino alquedar insolventes, pues el corregidor se cobró despojándoles de sus animales,de sus sementeras, de sus cosechas y finalmente de sus tierras, que inmediatamentepusieron en venta. De esta manera, el reparto favoreció también la expansiónde la hacienda.La pequeña burguesía, sobre todo los comerciantes de las provincias, tanto losarrieros como los dueños de tiendas, se perjudicó también notablemente, puesel corregidor monopolizó el comercio interior: en el campo repartía entre losindios; y en la ciudad entre todos los otros grupos, con excepción de los criollosy españoles ricos.Otro sector tremendamente afectado por el reparto fue el de los caciques. Alprincipio aparentemente los había favorecido, pues sirviendo de intermediariosrecibieron el 4% de las recaudaciones. Pero con el paso del tiempo se advirtió12otra realidad. Al no poder pagar los indios del común el reparto, sus caciquesquedaron como responsables de las deudas, por el hecho de haber repartidocomo intermediarios la mercancía. Frente a ellos no tuvo el corregidor ningunacontemplación, despojándoles de sus propiedades y empujándolos poco a pocoa la miseria.Fue entonces que la mayoría de caciques pasó al campo opositor del sistema,adhiriéndose al Movimiento Nacionalista Inca y asumiendo además las reivindicacionesde la masa campesina. Con esto, anularon relativamente la contradicciónque existía al interior de la nación india, pues los campesinos vieron enlos caciques a sus legítimos líderes. Primero fueron las protestas legales ante lasautoridades coloniales; y al fracasar éstas, se pasó a la lucha armada.Pese a que el reparto beneficiaba fundamentalmente intereses particulares, lacorona, seguramente por tener centrada su atención en las guerras europeas,dejó progresar el reparto. De él sólo alcanzaba beneficio indirecto, con la ventadel cargo de corregidores, que aumentó en su cotización; y con el gravamenimpuesto a las mercancías que se comercializaba (alcabala). Pero en cambio sevio grandemente perjudicada ya que el auge del reparto produjo la disminucióndel tributo real. Temerosos de la autoridad del cercano corregidor más que la

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del lejano monarca, los indios priorizaron el pago del reparto, descuidando elpago del tributo. Con ello el clero fue también perjudicado, pues recibía diezmos,es decir la décima parte del tributo. Ello explica que frailes y curas, sobretodo de provincias, denunciaran los excesos del reparto.En 1751 reaccionó la corona, pero de manera contraproducente. Ordenó alvirrey contener los abusos del reparto, formando una junta de cuatro ministrosque fijase un tope en el volumen y precio de las mercaderías a repartirse encada provincia. Con sólo hacer esta demanda, la corona reconoció la validezdel reparto. Por tanto, lo legalizó. El virrey, mero instrumento de los potentadoscriollos, organizó la junta tal como éstos la quisieron, y se elaboró la tasasolicitada, que el rey aprobó en 1754.Se agravó entonces la situación para los pueblos indios. Hasta esa fecha, al nopoderse quejar ante el corregidor que era su principal verdugo, habían recurridoa cabildos y audiencias, que a veces transmitieron esas quejas a la corona.Ahora, los cabildos y las audiencias dejaron de tener competencia en la cuestión,pues todo lo relacionado al reparto se derivó a la junta de ministros formadaen Lima, vale decir, a los otros verdugos.13Aumentaron en consecuencia las rebeliones locales contra el reparto, que entre1760 y 1779 estallaron en varias provincias del virreinato, creando condicionespropicias para la gran sublevación de 1780.Los virreyes que gobernaron en aquel período, Amat (1761-1776) y Guirior(1776-1780), fueron simples instrumentos de los intereses de la burguesía comercialcriolla, y nada hicieron por contener el régimen de terror impuesto porlos corregidores.Por entonces estaba en el trono el rey Borbón Carlos III, quien en uno de losbreves períodos de paz que tuvo en Europa, se propuso sacar a España del letargoen que se encontraba, a la zaga del desarrollo de otras potencias. Peropara impulsar ese progreso requería de capital, y el dinero no afluía como antesde las colonias. Decidió por ello el envío de visitadores generales y al Perú vinoJosé Antonio de Areche, con poderes amplios por encima del virrey. Areche

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llegó en 1778 y de inmediato implantó una severa política fiscal. Su intenciónfue terminar con el trastorno causado por el reparto y creyendo perjudicar a loscorregidores estableció aduanas y aumentó la alcabala del 4% al 6%, entendiendoque así mejoraría la recaudación proveniente del comercio. Y ademásde ello, quiso ampliar las entradas que provenían del tributo al rey, intentandoincluir en las listas de tributarios ya no sólo a los indios de las comunidades,sino también a los forasteros y a los yanaconas de las haciendas, e incluso a losmestizos y a las castas. En su primer año de gestión tuvo aparente éxito, pueslos ingresos del fisco aumentaron por primera vez después de largo tiempo.Pero ese éxito fue aparente, porque la severa política provocó las revueltas antifiscales.Unos se amotinaron contra el proyecto de ser incluidos entre los tributarios,como los mestizos de Huaraz en 1779; y otros porque fueron perjudicadospor las aduanas y alza de alcabala, como fue el caso de la pequeña burguesíacomercial de las ciudades del interior.En los primeros meses de 1780 hubo revueltas en Puno, Arequipa, Cuzco, LaPaz, Cochabamba, etc. Los cabildos de esas ciudades defendieron los interesesde esa pequeña burguesía provincial a la que representaban, y aduciendo quelas revueltas podían crear una conmoción más grave, suspendieron el establecimientode las aduanas y volvieron la alcabala a su tarifa original del 4%.Respecto a los mestizos y castas, tampoco pudieron ser incluidos entre los tributarios.Y Areche no pudo hacer frente a esa reacción, porque el virrey se ali14

neó con los intereses de la burguesía comercial. Fue por ello que el visitadorrecomendó al rey el cambio de Guirior, que ese mismo año fue suplantado porel capitán general Agustín de Jáuregui. De acuerdo con éste, Areche hubieseseguramente extremado el rigor de su política frente a los criollos, en resguardode los intereses de la corona, pero entonces se desató la Revolución de TúpacAmaru, quien quiso recoger las demandas de los varios sectores afectados porsu renovada política fiscal.Ante el peligro, ante el racismo desde abajo que desbordó las originales concepcionesde Túpac Amaru, todos los no-indios, en su gran mayoría, dejaronde lado sus contradicciones y se unieron en un solo bloque para aplastar la revolución.

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Túpac Amaru proyectó la abolición del reparto y el exterminio de los corregidores,entre otros ideales. Algo similar quiso Areche, quien en 1780 abolió elreparto y en 1784 eliminó los corregimientos. Pero el primero buscó además laindependencia, mientras que el segundo trabajó más bien para reordenar ladependencia.III. LOS MOVIMIENTOS POPULARESTodos los grupos de una u otra forma fueron afectados por la dominación colonial,desarrollaron en el siglo XVIII varios movimientos en respuesta a diversasmotivaciones y con un componente social distinto.Didácticamente, podemos hablar así de: 1) Luchas de las minorías no-indias; y2) Luchas de la mayorías indias.1) LUCHAS DE LAS MINORÍAS NO-INDIAS.- Comprendemos aquí lasprotagonizadas por esclavos negros, vale decir del cimarronaje; y las revueltasantifiscales que protagonizaron básicamente los criollos pobres, mestizos y castas.a) El cimarronaje: Fue la forma de lucha adoptada por los negros que padecíancruel esclavitud en las haciendas, principalmente de la costa. Se había dadocon frecuencia en los siglos XVI y XVII, pero en el siglo XVIII existen de ellapocas referencias. Se conoce, por ejemplo, la sublevación negra en las haciendasde San Jacinto y San José de Ica, el año 1768.15Los negros esclavos fugan de las haciendas en procura de la libertad, y tratande esconderse en los montes donde a veces construyen palenques o se conviertenen salteadores de caminos. Siempre fueron brutalmente reprimidos por elestado y los terratenientes.Cabe señalar que los líderes del Movimiento Nacionalista Inca, como JuanSantos Atahuallpa, Francisco Inca y Túpac Amaru, intentaron conjuntar ensus luchas a los negros esclavos, sin ningún éxito. Los negros que se plegaron aJuan Santos y a Túpac Amaru fueron la excepción de la regla.b) Revueltas antifiscales; Como su nombre lo indica, fueron movimientos contrala política fiscal del estado. Ella afectó fundamentalmente a la pequeñaburguesía, compuesta por criollos pobres, mestizos y castas. Tuvo como escenario

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las ciudades, y sólo en contadas ocasiones los indios fueron arrastrados enellos, sin que se defendieran sus reivindicaciones. Surgieron como respuesta ados formas de agresión:- El intento mostrado por algunos visitadores generales de incluir en las listasde tributarios a los mestizos, cholos y castas. Por esta causa estalla la revoluciónen Oropesa, Alto Perú, el año 1730, comandada por el platero mulatoAlejo Calatayud; y la de 1779 en Huaraz, donde la población mestiza era apreciable.- La nueva política fiscal implantada en 1778 por el visitador Areche, con elestablecimiento de aduanas y el alza de la alcabala del 4 al 6%. Esto provocórevueltas en varias ciudades, como Arequipa, Cuzco, Puno, La Paz, Cochabamba,etc. Aprovechando la conmoción, los cabildos que representaban a lossectores alzados, suspenden la aplicación de la nueva política fiscal. Areche notiene tiempo de reaccionar pues a continuación se desata la Revolución deTúpac Amaru, quien en el intento de formar un frente amplio de clases oprimidas,asume entre sus objetivos la lucha contra los pesados gravámenes. Ellonos explica el por qué una parte de la pequeña burguesía se plegó a la revolución.2) LUCHAS DE LAS MAYORÍAS INDIAS: Conjuntamos aquí los movimientosque recogieron la protesta y el ideal de las mayorías campesinas, diferenciandolas luchas inmediatistas, como fueron las rebeliones locales, del proyectode mayor envergadura, con programa, ideología y ejército, como fue elque gestó el Movimiento Nacionalista Inca. Las rebeliones locales se dieron a16lo largo de todo el siglo XVIII, desarrollándose paralelamente el MovimientoNacionalista Inca.a) Las rebeliones locales.- Fueron movimientos espontáneos, improvisados yde miras inmediatistas, que surgieron como respuesta desesperada del campesinadoa la situación de inhumana opresión en que vivía. Su escenario fue elcampo. Allí el elemento visible de la dominación era el corregidor, y las rebelionesterminaron a veces con la muerte o fuga de esos odiados funcionarios.

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Ello no solucionó nada pues a un mal corregidor sucedió otro peor. Las rebelionesfueron fundamentalmente en contra del insoportable reparto; pero tambiénen contra de la mita, como lo demuestra el incendio de algunos obrajes.Se dieron a todo lo largo del siglo XVIII, siendo su ciclo mayor el comprendidoentre 1770 y 1779, que precede a la Revolución de Túpac Amaru, uno de cuyosobjetivos fue la abolición del reparto y el exterminio de los corregidores.Las rebeliones estallaron en diversas regiones del virreinato, con mayor incidenciaen Apurímac, Cuzco y el Alto Perú.b) El Movimiento Nacionalista Inca: Fue el investigador norteamericanoJohn Rowe quien acuñó esta denominación para referirse a un movimientoindio de mayor envergadura, que toma fuerza en el siglo XVIII liderado porcaciques que en su mayoría se consideran descendientes de los Incas.Este movimiento tiene un importante antecedente en el siglo XVII, cual fue laconspiración india que se descubrió en Lima el año 1666, liderada por GabrielManco Cápac, movimiento que tuvo como objetivo matar a todos los españoles.Las características allí presentes son las que se dan en el Movimiento NacionalistaInca del siglo XVIII. En primer lugar, su carácter anticolonial, puesse fija como meta acabar con el dominio español. En segundo lugar, su caráctermesiánico, pues pretende la restauración del Imperio de los Incas. En tercerlugar, que sus líderes tiene o adoptan nombres de antiguos emperadores delTahuantinsuyo: Juan Huáscar Vélez de Córdova en 1739, Juan Santos AtahuallpaApu Guayna Cápac en 1742, Francisco Inca en 1750 y José GabrielTúpac Amaru en 1780.Se aprecia en el Movimiento una ideología nacionalista, que se nutre en la lecturay difusión de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso, cuya visión idílicay utópica encaja con los intereses de sus líderes, que provienen del sector delos caciques.17Ese grupo, enriquecido en la primera etapa de la dominación colonial, no accedenunca al poder, pues en el Perú virreinal se manejan criterios racistas. El

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cacique, por más riqueza que tenga, siempre es despreciado por el español ocriollo, que lo ve como hombre de raza inferior. Este desprecio origina por contradicciónel orgullo nacionalista en el cacique, que comparando el régimencolonial con el idílico Tahuantinsuyo se muestra convencido que los Incas supierongobernar mejor que los extranjeros. Este es el componente socioculturalde su paso a la oposición. Pero hay además y fundamentalmente, eleconómico.El sector de los caciques, que como decíamos mantuvo sus privilegios y aumentósus riquezas en la primera etapa de la dominación colonial, vio cambiar susituación en el siglo XVIII al ser uno de los más afectados por el reparto mercantil.Los caciques, que actuaban como intermediarios y recaudadores del reparto,fueron responsabilizados de las deudas de los indios insolventes, y el corregidorlas cobró despojándoles.Una mayoría de caciques se adhirió entonces al Movimiento Nacionalista Inca,a la vez que asumió las reivindicaciones de los indios del común, primero conla protesta legal, presentando memoriales ante las autoridades; desoídas susquejas, proyectó entonces la sublevación. Los campesinos vieron con simpatíaese cambio en los caciques y los aceptaron como sus auténticos voceros y líderes.Se plegaron también al Movimiento Nacionalista Inca los indios que habitabanlas ciudades, principalmente los artesanos, y simpatizaron con la causa algunossectores de la pequeña burguesía. Túpac Amaru contó con varios leales mestizosy criollos pobres.La labor proselitista fue desarrollada

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IV. CONCLUSIONES1.- La sociedad colonial del siglo XVIII debe ser estudiada tomando en consideraciónsus contradicciones de carácter económico, que nos permiten conocerlas clases sociales, y sus contradicciones de carácter socio-cultural, gracias alas cuales observamos la existencia de naciones enfrentadas. Pero es bueno recalcarque las contradicciones de clase y de nación son complementarias, novan separadas.2.- En el siglo XVIII el reparto mercantil se convierte en el principal mecanismode dominación de las mayorías indias campesinas, afectando también aotros grupos sociales, especialmente la pequeña burguesía formada por criollospobres, mestizos y castas.243.- El reparto mercantil sirve intereses particulares. Beneficia a la burguesíacomercial financiera de Lima, que tiene como aliados a los terratenientes feudalesy a los propietarios de obrajes y minas, utilizando al corregidor como elinstrumento más visible de la dominación.4.- A partir de 1697 el tributo al rey se cobra en dinero. Es perjudicado por elreparto, cuya abusiva exacción trae como consecuencia la disminución de tributos.La corona reacciona con una nueva política fiscal que implanta el reyCarlos III, enviando al Perú al visitador Areche con encargo de hacerla cumplir.5.- El reparto afecta seriamente a los caciques. Por eso, éstos, que habían sidoaliados del sistema, se convierten en opositores, y en su mayoría se adhieren alMovimiento Nacionalista Inca.6.- En el siglo XVIII se producen muchas rebeliones locales, principalmentecontra el reparto, a veces con la muerte del corregidor. También hay rebelionescontra la mita, por ejemplo, con la quema de obrajes. Estos movimientos sedan en el campo y sus protagonistas son esencialmente indios.7.- Las revueltas antifiscales, como su nombre lo indica, son contra la políticafiscal del estado. Se dan en las ciudades. Tienen dos motivaciones: la primera,el interés de comprender entre los tributarios a los mestizos, cholos y castas; lasegunda, el paquete de medidas económicas que trató de implantar Areche,con el establecimiento de aduanas y el alza de la alcabala.

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8.- El Movimiento Nacionalista Inca es de envergadura mayor. Lo comandanindios nobles, es decir los caciques, muchos de los cuales están emparentadoscon los antiguos Incas. Es anticolonial porque busca terminar con la dominaciónespañola, restaurando el Imperio de los Incas. Es esencialmente indiao,pues los caciques captan el apoyo de la masa campesina; pero busca también laadhesión de otros sectores afectados por la clase dominante, como la pequeñaburguesía. Tiene un contenido ideológico nacionalista; toma como sustento losComentarios Reales del Inca Garcilaso. Durante todo el siglo XVIII se descubrenconspiraciones cuyos líderes toman el nombre de Incas asumiendo losideales de este movimiento. Tiene como hitos fundamentales: a) la conspiraciónde Juan Huáscar Vélez de Córdova en 1739; b) la rebelión de Juan SantosAtahuallpa Apu Guayna Cápac en 1742; c) la rebelión de Francisco Inca en251750 y d) la revolución de Túpac Amaru en 1780. Pero esta última adquierematices mayores.9.- La rebelión de Juan Santos Atahuallpa, desarrollada en la selva central conapoyo de varias naciones amazónicas, es considerado por algunos de carácterrevolucionario. Tiene un ejército que derrota y resiste victoriosamente a lasfuerzas virreinales y ese vasto territorio se libera del dominio colonial.10.- La de Túpac Amaru es una auténtica revolución. Pretende el establecimientode una monarquía de nuevo tipo, al estilo de las potencias más avanzadasde Europa, pero bajo el gobierno de un Inca. Busca además la unidad peruana,conjuntando a todos los sectores sociales excluyendo únicamente a losespañoles peninsulares, proyecto que fracasa. Tiene un ejército fundamentalmentecampesino, que desarrolla una guerra que estalla en el campo avanzandosobre la ciudad. Dura de 1780 a 1783, con holocausto de cien mil revolucionarios,entre ellos la totalidad de sus líderes. Su contenido ideológico y susobjetivos pueden estudiarse en la amplia documentación dejada por sus protagonistas.Exigió la abolición de la mita, del tributo y del reparto; una mejor distribuciónde la tierra; la abolición de la esclavitud del negro; etc. Túpac Amaruy sus sucesores nombraron gobiernos de nuevo tipo en los territorios liberados.

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Pero el frente de varios sectores se frustró, adquiriendo el movimiento unaviolencia racial que desbordó los propósitos de sus líderes. Contra la revoluciónse unieron todos los grupos no-indios, cesando de momento las contradiccionesentre la corona y los criollos, lo que hizo posible el aniquilamiento delmagno proyecto indio.11.- Puede decirse que políticamente, Túpac Amaru desarrolló un movimientocontra España, proyectando independizar al Perú. Pero en la colonia el poderse le estaba escapando a la metrópoli, ya que los criollos ricos eran quienes enverdad dominaban, corrompiendo a las autoridades enviadas por el rey y utilizándolaspara servicio de sus intereses. En consecuencia, el movimiento deTúpac Amaru estuvo a punto de traer abajo la maquinaria de dominación criollamontada por la burguesía comercial de Lima en alianza con los terratenientesfeudales y los propietarios de minas y obrajes. Esto explica también el porqué algunos sectores de la pequeña burguesía, afectados por la clase dominante,se plegaron al proyecto revolucionario. Explica también el por qué los criollosricos suspendieron de momento su disputa con la corona, ante el peligroindio.

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Fernanda Beigel*Vida, muerte y resurrección de las “teorías de la

dependencia”NO ERA OTRA la preocupación más íntima de los forjadores de la llamada “teoría de la dependencia”: transformar –y para ello explicar– las condiciones de superexplotación que vivían nuestros países frente a los poderes hegemónicos del sistema capitalista. Entendían que la polarización entre centros y periferias era inmanente a la expansión mundial del capital y consideraban que la concentración de la riqueza que esto implicaba marcaba un camino sin retorno. Por eso se abocaron a imaginar otro sistema social más justo y solidario. La interpretación se convirtió, así, en el atajo privilegiado que estos intelectuales tomaron para articular teoría y política, procurando un gesto semejante al que expresara C. Wright Mills, durante 1959, en su célebre invocación a La imaginación sociológica: “comprender su propia existencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época”, explorando sus posibilidades a partir de conocer las de todos los individuos que se hallan en sus circunstancias (Mills, 1994: 25).∗ Socióloga. Investigadora del CONICET. Coordinadora Académica de la Carrera de Doctorado en Ciencias Sociales

de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo.

de feudalismo

Existen en general dos definiciones de feudalismo:

- Definición institucionalista (por F.L. Ganshof): Designa un conjunto de instituciones que respaldan compromisos generalmente militares, entre un hombre libre, el vasallo (vasallus, vassus) y un hombre libre en situación superior. El primero recibe del segundo un feudo (feodum, feudum) para su mantenimiento.

uede definirse el feudalismo como un conjunto de instituciones que crean y rigen obligaciones de obediencia y servicio –principalmente militar– por parte de un hombre libre, llamado “vasallo”, hacia un hombre libre llamado “señor”, y obligaciones de protección y sostenimiento por parte del “señor” respecto del “vasallo”, dándose el caso de que la obligación de sostenimiento tuviera la mayoría de las veces como efecto la concesión, por parte del señor al vasallo, de un bien llamado “feudo”.

- Definición marxista: Un modo de producción con unas peculiares formas de relación socioeconómica, situado entre el esclavismo de la Antigüedad y el capitalismo moderno. Concretamente, se lo entiende como un conjunto de relaciones de producción y dependencia entre el campesino y el señor, propietario de la tierra que aquél usufructúa, en

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un momento de predominio de la agricultura como fuente de riqueza. n sistema bajo el cual el status económico y la autoridad estaban asociados con la tenencia de la tierra y en el que el productor directo (que a su vez era poseedor de algún terreno) tenía la obligación, basada en la ley o el derecho consetudinario, de dedicar cierta parte de su trabajo o de su producción en beneficio de su superior feudal.

- El Feudalismo se puede entender también como la ruptura de todas las estructuras de poder Antiguo, en un sistema de fragmentación de la tierra donde el Señor es juez, administrador y militar de la misma. Todos los señores responden al monarca. Los campesinos ofrecen sus servicios y labran la tierra a cambio de la protección del señor feudal, y entre los señores se forman las relaciones feudovasalláticas antes mencionadas.

La postura habitual entre los medievalistas distingue dos procesos:

- Un complejo de compromisos militares, que, junto con la disgregación del poder político, conlleva una privatización de funciones públicas en beneficio de una minoría de libres privilegiados.

Uso del término "feudalismo"

El fracaso del proyecto político centralizador de Carlomagno llevó, en ausencia de ese contrapeso, a la formación de un sistema político, económico y social que los historiadores ha convenido en llamar feudalismo, aunque en realidad el nombre nació como un peyorativo para designar del Antiguo Régimen por parte de sus críticos ilustrados. La Revolución francesa suprimió solemnemente "todos los derechos feudales" en la noche del 4 de agosto de 1789 y "definitivamente el régimen feudal", con el decreto del 11 de agosto.

La generalización del término permite a muchos historiadores aplicarlo a las formaciones sociales de todo el territorio europeo occidental, pertenecieran o no al Imperio carolingio. Los partidarios de un uso restringido, argumentando la necesidad de no confundir conceptos como feudo, villae, tenure, o señorío lo limitan tanto en espacio (Francia, Oeste de Alemania y Norte de Italia) como en el tiempo: un "primer feudalismo" o "feudalismo carolingio" desde el siglo VIII hasta el año 1000 y un "feudalismo clásico" desde el año 1000 hasta el 1240, a su vez dividido en dos épocas, la primera, hasta el 1160 (la más

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descentralizada, en que cada señor de castillo podía considerarse

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independiente); y la segunda, la propia de la "monarquía feudal" .

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Habría incluso "feudalismos de importación": la Inglaterra normanda desde 1066 y los estados latinos de oriente creados durante las Cruzadas (siglos XII y XIII).

Otros prefieren hablar de "régimen" o "sistema feudal", para diferenciarlo sutilmente del feudalismo estricto, o de síntesis feudal, para marcar el hecho de que sobreviven en ella rasgos de la antigüedad clásica mezclados con contribuciones germánicas, implicando tanto a instituciones como a elementos productivos, y significó la especificidad del feudalismo europeo occidental como formación económico social frente a otras también feudales, con consecuencias trascendentales en el futuro devenir histórico. Más dificultades hay para el uso del término cuando nos alejamos más: Europa Oriental experimenta un proceso de "feudalización" desde finales de la Edad Media, justo cuando en muchas zonas de Europa Occidental los campesinos se liberan de las formas jurídicas de la servidumbre, de modo que suele hablarse del feudalismo polaco o ruso. El Antiguo Régimen en Europa, el Islam medieval o el Imperio bizantino fueron sociedades urbanas y comerciales, y con un grado de centralización política variable, aunque la explotación del campo se realizaba con relaciones sociales de producción muy similares al feudalismo medieval. Los historiadores que aplican la metodología del materialismo histórico (Marx definió el modo de producción feudal como el estadio intermedio entre el esclavista y el capitalista) no dudan en hablar de "economía feudal" para referirse a ella, aunque también reconocen la necesidad de no aplicar el término a cualquier formación social preindustrial no esclavista, puesto que a lo largo de la historia y de la geografía han existido otros modos de producción también previstos en la modelización marxista, como el modo de producción primitivo de las sociedades poco evolucionadas, homogéneas y con escasa división social -como las de los mismos pueblos germánicos previamente a las invasiones- y el modo de producción asiático o despotismo hidráulico -Egipto faraónico, reinos de la India o Imperio chino- caracterizado por la tributación de las aldeas campesinas a un estado muy centralizado. En lugares aún más lejanos se ha llegado a utilizar el término feudalismo para describir una época. Es el caso de Japón y el denominado feudalismo japonés, dadas las innegables similitudes y paralelismos que la nobleza feudal europea y su mundo tiene con los samuráis y el suyo (véase también shogunato, han y castillo japonés). También se ha llegado a aplicarlo a la situación histórica de los periodos intermedios de la historia de Egipto, en los que, siguiendo un ritmo cíclico milenario, decae el poder central y la vida en las ciudades, la anarquía militar rompe la unidad de las tierras del Nilo, y los templos y señores locales que alcanzan a controlar un espacio de poder gobiernan en él de forma independiente sobre los campesinos obligados al trabajo.

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Antecedentes

El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imperio romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado a las cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o nobles (precursores del modelo de señor feudal), éstos contrataran vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenarias de los mismos pueblos "bárbaros".

A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células. Un nuevo poder

La Iglesia Católica abarcadora de todos los bienes llamados limosnas, conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tiene en esa situación, durante los concilios de Charroux y de Puy consagra a los prelados y señores como jefes sociales y sanciona con graves penas la desobediencia de estas normas. Los señores, a partir de ese momento, "reciben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto que deben renovar generación tras generación.

Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere determinados compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el orden creado, y los eclesiásticos que forman la moral social y se encuentran salvaguardados por los señores. Entorno, tareas y división de la nueva sociedad

El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la fuerza. En principio, baluarte que se daban las poblaciones para protegerse de las depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de protección de los vasallos en los conflictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se encuentran sujetos. En un principio, las

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personas libres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos.

En los países donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia numérica, pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte, donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con más fuerza.

La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia, son mandatos de Dios y, por tanto, fronteras sociales que nadie puede cruzar. La primera clase u orden es la de los que sirven a Dios, cuya función es la salvación de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y conservar la paz. La tercera clase es la de los que laboran, que con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras dos clases. El vasallaje y el feudo

Un vasallo arrodillado realiza la inmixtio manum durante el homenaje a su señor, sentado. Un escribiente toma nota. Todos están sonrientes.

Dos instituciones eran claves para el feudalismo: por un lado el vasallaje como relación jurídico-política entre señor y vasallo, un contrato sinalagmático (es decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes) entre señores y vasallos (ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consistente en el intercambio de apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, honores y tierras -el feudo- por el señor al vasallo y compromiso de auxilium et consilium -auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político-), que si no se cumplía o se rompía por cualquiera de las dos partes daba lugar a la felonía, y cuya jerarquía se complicaba de forma piramidal (el vasallo era a su vez señor de vasallos); y por otro lado el feudo como unidad económica y de relaciones sociales de producción, entre el señor del feudo y sus siervos, no un contrato igualitario, sino una imposición violenta justificada ideológicamente como un quid pro quo de protección a cambio de trabajo y sumisión.

Por tanto, la realidad que se enuncia como relaciones feudo-vasalláticas es realmente un término que incluye dos tipos de relación social de naturaleza completamente distinta, aunque los términos que

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las designan se empleaban en la época (y se siguen empleando) de forma equívoca y con gran confusión terminológica entre ellos:

El vasallaje era un pacto entre dos miembros de la nobleza de distinta categoría. El caballero de menor rango se convertía en vasallo (vassus) del noble más poderoso, que se convertía en su señor (dominus) por medio del Homenaje e Investidura, en una ceremonia ritualizada que tenía lugar en la torre del homenaje del castillo del señor. El homenaje (homage) -del vasallo al señor- consistía en la postración o humillación -habitualmente de rodillas-, el osculum (beso), la inmixtio manum -las manos del vasallo, unidas en posición orante, eran acogidas entre las del señor-, y alguna frase que reconociera haberse convertido en su hombre. Tras el homenaje se producía la investidura -del señor al vasallo-, que representaba la entrega de un feudo (dependiendo de la categoría de vasallo y señor, podía ser un condado, un ducado, una marca, un castillo, una población, o un simple sueldo; o incluso un monasterio si el vasallaje era eclesiástico) a través de un símbolo del territorio o de la alimentación que el señor debe al vasallo -un poco de tierra, de hierba o de grano- y del espaldarazo, en el que el vasallo recibe una espada (y unos golpes con ella en los hombros), o bien un báculo si era religioso. El homenaje y la investidura http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Olbrueck02.jpg Torre del Homenaje del Castillo de Olbrueck en Alemania.

El homenaje era un ritual por el que un señor concedía un feudo a otro hombre de la clase privilegiada a cambio de unos servicios y prestaciones, generalmente de orden militar.

La figura del Homenaje adquiere mayor relevancia entre los siglos XI al XIII, destinándose la parte más noble del castillo para ello, la torre, y en el ceremonial participaban dos hombres: el vasallo que, arrodillado, destocado y desarmado frente al señor[6] con las manos unidas en prueba de humildad y sometimiento, espera que éste le recoja y lo alce, dándose ambos un reconocimiento mutuo de apoyo y un juramento de fidelidad. El señor le entregará el feudo en pago por sus servicios futuros, que generalmente consistía en bienes inmuebles: Grandes extensiones de terreno, casi siempre de labranza. El juramento y el vasallaje será de por vida.

La entrega del feudo o algún elemento que lo represente constituye la investidura y se realizaba inmediatamente después del homenaje. El régimen jurídico de entrega es, de forma general, un usufructo vitalicio, aunque también podía ser en bienes materiales, pero que con el tiempo se convirtió en una ligazón de familias entre el señor y sus vasallos, pudiendo heredarse el feudo siempre que los herederos

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renovaran sus votos con el señor. Sin embargo, el señor feudal tenía derecho a revocar el feudo a su vasallo si éste no se comportaba como tal, o demostraba algún signo de deslealtad, como conspirar contra él, no cumplir entregando las tropas de su feudo en caso de guerra, etc., ya que cometía el delito de felonía. A un felón se le consideraba un mal vasallo y una persona de la que desconfiar. En el sistema feudal, la felonía era una terrible mancha de por vida en la reputación de un caballero.

La encomienda. La organización del feudo

La encomienda, encomendación o patrocinio (patrocinium, commendatio, aunque era habitual utilizar el término commendatio para el acto del homenaje o incluso para toda la institución del vasallaje) eran pactos teóricos entre los campesinos y el señor feudal, que podían también ritualizarse en una ceremonia o -más raramente- dar lugar a un documento. El señor acogía a los campesinos en su feudo, que se organizaba en una reserva señorial que los siervos debían trabajar obligatoriamente (sernas o corveas) y en el conjunto de las pequeñas explotaciones familiares (mansos) que se atribuían a los campesinos para que pudieran subsistir. Obligación del señor era protegerles si eran atacados, y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el campesino se convertía en su siervo y pasaba a la doble jurisdicción del señor feudal: en los términos utilizados en España en la Baja Edad Media, el señorío territorial, que obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la tierra; y el señorío jurisdiccional, que convertía al señor feudal en gobernante y juez del territorio en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas feudales de muy distinto origen (impuestos, multas, monopolios, etc.). La distinción entre propiedad y jurisdicción no era en el feudalismo algo claro, pues de hecho el mismo concepto de propiedad era confuso, y la jurisdicción, otorgada por el rey como merced, ponía al señor en disposición de obtener sus rentas. No existieron señoríos jurisdiccionales en los que la totalidad de las parcelas pertenecieran como propiedad al señor, siendo muy generalizadas distintas formas de alodio en los campesinos. En momentos posteriores de despoblamiento y refeudalización, como la crisis del siglo XVII, algunos nobles intentaban que se considerasen despoblados completamente de campesinos un señorío para liberarse de todo tipo de cortapisas y convertirlo en coto redondo reconvertible para otro uso, como el ganadero.

Junto con el feudo, el vasallo recibe los siervos que hay en él, no como propiedad esclavista, pero tampoco en régimen de libertad; puesto que su condición servil les impide abandonarlo y les obliga a trabajar. Las obligaciones del señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden,

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o sea, la jurisdicción civil y criminal (mero e mixto imperio en la terminología jurídica reintroducida con el Derecho Romano en la Baja Edad Media), lo que daba aún mayores oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos pudieran obtener después de las obligaciones de trabajo -corveas o sernas en la reserva señorial- o del pago de renta -en especie o en dinero, de circulación muy escasa en la Alta Edad Media, pero más generalizada en los últimos siglos medievales, según fue dinamizándose la economía-. Como monopolio señorial solían quedar la explotación de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las tabernas y tiendas. Todo ello eran más oportunidades de obtener más renta feudal, incluidos derechos tradicionales, como el ius prime noctis o derecho de pernada, que se convirtió en un impuesto por matrimonios, buena muestra de que es en el excedente de donde se extrae la renta feudal de forma extraeconómica (en este caso en la demostración de que una comunidad campesina crece y prospera). Los estamentos sociales http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Burg_Nideggen05.jpg Armadura y armas de los caballeros, generalmente aportadas por el señor en la Investidura.

La división en tres órdenes se subdividía a s u vez en estamentos compactos y perfectamente delimitados.

En una primera división, se encuentra el grupo de los privilegiados, todos ellos señores, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se hallaba el Rey, después el Alto Clero integrado por arzobispos, obispos y abades y el Bajo Clero formado por los curas y sacerdotes, y por último la nobleza. Es este grupo de privilegiados el que forma los señores y los caballeros, y éstos últimos a su vez podían ser señores de otros caballeros, dependiendo de su poder y de la capacidad de subinfeudar sus tierras. El Alto Clero, además de las tareas que dentro de los tres órdenes le habían sido encomendadas, la guía espiritual y sostener la doctrina moral que mantenía el feudalismo, podían ser a su vez señores y entregar parte de sus bienes para la defensa de su comunidad. Los privilegiados no pagaban impuestos.

Los no privilegiados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y los campesinos, que se subdividían a su vez en colonos y aldeanos. A éstos correspondía el sometimiento a la tierra y, por tanto, a quien de ella dependiera, trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de artesanos y burgueses, debían obediencia a quien les garantizaba la defensa de la ciudad y la entrega de bienes o dinero. Los eclesiásticos http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Croix_fleur-de-lys

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%C3%A9e_geules.png Cruz de Calatrava, emblema de la Orden de Calatrava, organización religioso-militar fundada en 1158 en Castilla.

El Alto Clero estuvo siempre dominado por el episcopado, cuyos poderes terrenales eran equiparables a los de cualquier señor laico. En un primer momento, los monjes, todos pertenecientes al Bajo Clero, quedaban dentro del ámbito de poder de los obispos; más tarde, serían los abades quienes terminarían por delimitar su autoridad sobre los miembros de las órdenes monásticas, quedando los sacerdotes en el ámbito de la diócesis episcopal.

En las abadías, se fueron perfilando modelos distintos: por un lado, aquéllas que no eran poseedoras de grandes propiedades y que dependían para su supervivencia de las limosnas de los fieles, y de algunos predios entregados por los señores del lugar para garantizar el sustento de la comunidad religiosa. La necesidad de dinero favorece que sea en este instante en el que la figura de la limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino para la salvación del alma.

Otros monasterios poseían extensas propiedades y el abad actuaba como un señor feudal, en algunos casos incluso nombrando caballeros que le protejan o favoreciendo la creación de órdenes religioso-militares de gran poder. Sea como fuere, en éstos el dinero proviene de las rentas que son entregadas por los siervos, generalmente en especie, así como de las aportaciones, muchas de ellas generosas, y a veces interesadas, de otros señores. La necesidad de mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso favorecerá que otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la construcción y embellecimiento de iglesias y catedrales que simbolizaban el poder.

El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia social. Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de dinero dote. Éste será el elemento que determine dentro del estamento la posición que, efectivamente, va a ocupar cada uno. Los hijos de los señores que se integran dentro de la iglesia aportarán cuantiosas sumas que garantizan, no sólo su supervivencia de por vida, sino un incremento patrimonial notable para el cabildo catedralicio o monasterio en el que se integran, y un rango alto de los donantes dentro del sistema. Son éstos los que ocuparán más tarde los cargos obispales. Por otro lado, los clérigos serán los hijos de los campesinos y, en general, de los no privilegiados, y cuyas funciones, además de las religiosas, estarán limitadas al ora et labora. Esta práctica degeneró en

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la práctica de compraventa de cargos eclesiásticos llamada simonía. La caballería

La obligación primordial del vasallo era cumplir con los deberes militares, sobre todo la defensa del señor y sus bienes, pero también la defensa del propio feudo y de los siervos que en él se encontraban. Una obligación pareja era aportar una parte mínima de los tributos recaudados al señor para engrandecer sus propiedades. El caballero no tenía en realidad un dueño, ni estaba sometido a poder político alguno, de ahí que se encontrasen caballeros que luchaban en las filas de un rey un día, y al siguiente en las de otro. Su deber real era para con el señor a quien le unía un espíritu de camaradería.

En el siglo IX aún se usaba el término milites para hacer referencia a los caballeros, aunque pronto los idiomas locales fueron gestando términos propios que se agrupaban en "jinetes" o "caballeros". Su importancia fue en aumento al prescindirse cada vez más de la infantería. El caballero debía proveerse de caballo, armadura y armas, y disponer de tiempo de ocio para cumplir su misión.

Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse, convirtiéndose en hereditario. Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al terminar la adolescencia por un compañero de armas en una ceremonia sencilla. En este momento ya no importa la fortuna, sino la ascendencia, creándose diferencias notables entre los mismos. Los más pobres disponen de un pequeño terreno, y ocupan su tiempo entre las labores propias del campesino y la guerra. Los más poderosos, que disponen de tierras y fortuna, comenzarán a formar la auténtica nobleza, concentrando poder económico y militar. La caballería en los reinos de Hispania

En los reinos peninsulares, los reyes, siempre necesitados de tropa para enfrentarse a los moros, promueven la caballería entre sus súbditos de modo muy sencillo: Se denominaba caballero aquél capaz de mantener un caballo, cosa para la que se requería una mínima fortuna, pues el caballo no sirve para las tareas del campo. Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un caballo, se adquiría la calidad de hidalgo (hijo de alguien). Ésta es la razón por la que Alonso Quijano, don Quijote, tuviera un caballo flaco: para seguir llamándose hidalgo y el hecho de que quisiera ser armado "caballero", una burla más de Cervantes que entendían quienes, en la época, sabían que hidalgo era más que caballero.

Tener un caballo suponía poder participar en las guerras del rey y, comportándose valientemente, optar a la posibilidad de que el rey le

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concediera mercedes.

Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos consecuencias: fortalecer el poder real frente a los nobles, puesto que el rey tenía ejércitos sin necesitar su ayuda, y haciendo más fuerte el poder real, hacer más poderoso el país, como así ocurrió. Véanse las guerras civiles entre Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique, cómo el primero se apoya en las ciudades y el segundo en los nobles, pero cambia de bando hacia las ciudades cuando derrota y mata a Pedro. Los no privilegiados Véase también: Señorío

El conjunto de laicos libres que no pertenecen a la reducida categoría caballeresca son los no privilegiados en cuyo trabajo descansa el orden económico del feudalismo.

El más numeroso grupo lo forman los campesinos libres, que trabajan la tierra, generalmente ajena, o pequeñas parcelas propias. Entre éstos sigue habiendo diferencias, según se sea labrador que dispone de una yunta de bueyes o mero peón. En algún caso singular, campesinos libres llegan a poseer grandes extensiones que les permitirán más tarde llegar a la condición de terratenientes y, de ahí, a nobles, pero serán situaciones excepcionales.

En cualquier caso, lo que les distingue como estamento, como siervos, es su situación de dependencia frente a un señor que no han elegido y que tiene sobre ellos el poder de distribuir la tierra, administrar justicia, determinar los tributos, exigirles obligaciones militares de custodia y protección del castillo y los bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una parte sustancial del excedente, en trabajo, en especie (porcentajes de la cosecha) o dinero. http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Hunterian_Psalter_c._1170_Mowing_hay.jpg Siega del heno, con guadaña. Psalterio Hunter, hacia 1170.

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Hunterian_Psalter_c._1170_digging.jpg Campesino cavando Psalterio Hunter, hacia 1170.

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Weinbau_-_Psalter_1180_March_2.jpg Viñateros podando. Psalterio Weinbau, hacia 1180.

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Weinbau_-_Psalter_1180_September_2.jpg

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Campesinos vendimiando. Psalterio Weinbau, hacia 1180. http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:28-estate,Taccuino_Sanitatis,_Casanatense_4182..jpg Campesinos segando. Ilustración del siglo XIV (Tacuinum sanitatis).

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:3-piantagione,Taccuino_Sanitatis,_Casanatense_4182..jpg Campesinos separando el grano de la paja con trillos manuales. Ilustración del siglo XIV (Tacuinum sanitatis).

http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Maciejowski_Bible_cappa.png Campesino arreando mulas de carga. Biblia Maciejowski, hacia 1250.

Oficios de la construcción. Ilustración del siglo XI (Construcción de la torre de Babel, del Maestro del Pentateuco).

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Vida, muerte y resurrección de las “teorías de la dependencia”288

A pesar de que se decretó varias veces la muerte de la teoría de la dependencia, ella ha sido una marca persistente en el pensamiento social latinoamericano. Durante épocas formó parte de corrientes dominantes; en otras, quedó recluida en paradigmas subordinados. Pensar hoy en la llamada teoría de la dependencia implica ingresar en un campo problemático, que requiere, en primer lugar, realizar una historia de la teoría y del campo intelectual. Probablemente esto nos permita reconocer quiénes disponen de la vida y del deceso de las categorías, relativizando así los ritos de la muerte y los ritos de la vida.

Hablar de vida, muerte y resurrección para referirnos a teorías y corrientes sociológicas, digámoslo de una vez, suena un tanto mesiánico. La categoría de “dependencia” no habita más allá de la historia ni constituye un nudo “esencial” que se mantiene aferrado al ámbito de la teoría, a la espera de críticos o detractores. El título de este trabajo tiene que ver, en cambio, con el hecho de que el presente siempre dialoga con el pasado, aunque procuremos el esfuerzo de situar nuestros balances en un tiempo y un espacio. En este ensayo intentaremos revisar la categoría de dependencia a la luz de una aproximación a una periodización de la sociología latinoamericana, con el fin de explicar lo que parece una resurrección mesiánica, mas no es otra cosa que el fin de una restauración domesticante de las ciencias sociales en la región.

Constituye una afirmación del sentido común pensar que hay una teoría de la dependencia y, por lo tanto, que estaríamos evaluando un marco conceptual homogéneo y unitario en relación con su capacidad de explicar una realidad concreta. Esta confrontación entre teoría y empiria sería, así, el modo de determinar si la “dependencia” sigue viva o habría muerto con el conjunto de condiciones de su época de gestación. En lo que sigue, argumentaremos que la evaluación es mucho más compleja, pues no existió una teoría de la dependencia, sino innumerables aportes, muchos de los cuales quedaron restringidos a pequeños círculos, y más de una vez incomunicados entre sí, por las condiciones de di -fusión y diálogo del campo intelectual, o porque quedaron truncos cuando estaban en pleno desarrollo. Intentaremos desmontar un mito que se fue forjando alrededor de esta corriente teórica, particularmente a partir de caracterizarla como “una teoría simplista y mecanicista”, operación que no sólo fue montada por los sostenedores del establishment que los dependentistas azuzaban, sino que también fue alimentada por intelectuales radicales que contribuyeron a divulgar esta imagen. Reconstruir esta historia nos permitirá explicitar viejos y nuevos conceptos de dependencia, que a su vez ayudarán a desentrañar la especificidad de estos enfoques en diferentes épocas. Pero no sólo nos impulsa un afán historiográfico. El problema central de este ensayo consiste en determinar si la noción de dependencia, además de ser una categoría histórica, puede ser considerada hoy una categoría analítica de las

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LA TEORIA DE LA DEPENDENCIA EN LA HISTORIA ECONOMICASOBRE LA REPUBLICACarlos Contreras1

A finales de los años setenta, en la historiografía peruana, y en buena medida también en la“peruanista”, se vivía el furor de los esquemas de la Teoría de la Dependencia.2 Este enfoqueofrecía una interpretación eficazmente panorámica y bastante verosímil para el estado delconocimiento de la época, sobre el pasado y el presente de América Latina y otras partes delmundo no industrializado, o, como aconsejaba dicha teoría llamarlo: “subdesarrollado”. Deacuerdo a esta corriente de pensamiento, el problema de las economías latinoamericanas no eraestar ubicadas en un grado de evolución anterior al que vivían por entonces las economías másavanzadas, como las del occidente europeo, Japón o norteamérica, sino más bien en el tipo dearticulación establecido entre aquellas y estas economías. Se trataba de una vinculación asimétrica,puesto que los grados de poder y dependencia que cada parte tenía en ella no estaban igualmenterepartidos. Los países latinoamericanos venían a ser las partes “débiles” en la relación, mientraslos europeos o norteamericanos eran las partes “fuertes”. Nuestras economías latinoamericanas sehallaban, así, dominadas por las economías más desarrolladas, al imponer éstas las condiciones enlas que se daba la articulación. El resultado más visible y pernicioso de este dominio era ladependencia: una suerte de adicción a lo que a uno le hace daño, pero sin lo cual, a su vez, no sesiente capaz de vivir.La dependencia podría definirse así como el conjunto de consecuencias derivadas de larelación entre dos países desiguales en cuanto a su grado de desarrollo económico. La economíadel país más atrasado resultará en esta circunstancia modelada de acuerdo a las demandas del paísmás adelantado, y no según la conveniencia de su propio desarrollo. El país más fuerte (el másadelantado) ejercerá sobre el más débil una influencia mayor que la que corre en sentido inverso,que no dejará a éste crecer y volverse más adelante un país fuerte o, en cualquier caso, “normal”.Pero la riqueza de la escuela dependentista radicó sobre todo en su enfoque histórico delfenómeno.Este se habría originado en una suerte de “pecado original”: la manera como ocurrió “elprimer contacto” entre la nación europea y la no europea (la nación “fuerte” y la nación “débil”1 Profesor del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú.2 Popularizada desde finales de los años sesenta por libros como los de André Gunder Frank(1967) y Fernando H. Cardoso y Enzo Falleto (1969).4respectivamente) pareció el hecho decisivo para el futuro de las relaciones que se estableceríanentre ambas. Si dicho contacto había sido de conquista y sometimiento de la población indígenapor la foránea, se inauguraría entonces una fase de relación “colonial”. Esta podía llegar a ser tandensa, profunda y tenaz, que incluso su ruptura, a través de una lucha exitosa por la independenciadel país colonizado, no garantizaba que la relación colonial efectivamente desapareciera. Solíaregenerarse bajo nuevas formas; para ello solamente bastaba que en el país antiguamentecolonizado se hubiese despertado la adicción por los bienes del consumo “civilizado”, y que losmedios para producirlos, como el capital, la tecnología de producción masiva y homogénea, y lamano de obra especializada (o por lo menos algunos de ellos), no se hallasen presentes dentro deél. Si estas condiciones se daban --y la historia conocida parecía contar con abundantes ejemplos--,

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la antigua colonia sólo conseguía su independencia formal, pero lo esencial de su relación con elmundo europeo no cambiaría. La antigua “colonia” se habría convertido sólo en una“neocolonia”.3La naturaleza de colonia o neocolonia de un país no era algo que contase solamente para elcampo de sus relaciones internacionales o “exteriores”, sino que resultaba también un poderosoformador (o quizás sería mejor decir, deformador) de las relaciones sociales, económicas ypolíticas internas. De este modo, el tipo de relación establecido entre un país y el resto del mundoresultaba el factor más determinante de su historia, puesto que sería de acuerdo a esa relación quese estructuraría su tipo de Estado, de clases sociales, de acondicionamiento del territorio y derelaciones económicas internas.El modelo dependentista proveyó de una rica agenda de investigación a los historiadores yen general científicos sociales peruanos, durante los años setenta y ochenta. Para el períodonacional o independiente, se trató de establecer cuáles habían sido los niveles efectivos deautonomía alcanzados tras la ruptura del, así llamado, “pacto colonial”, y si esos niveles parecíanescasos, como en efecto parecieron, cuáles fueron las nuevas formas de dominación“neocoloniales” surgidas a lo largo de los siglos XIX y XX, y qué consecuencias tuvieron para laestructura social y económica local. Revisemos a través de un corte cronológico los temas3 La historia universal también surtía de ejemplos donde las colonias lograron una independenciareal y efectiva de su anterior “madre patria”. Aunque esta especie parecía reducirse al caso deciertas excolonias británicas, llevó a hablar de otra forma de “contacto” entre los hombreseuropeos y los no europeos: aquel donde estos últimos fueron ignorados y hechos a un lado entodo cuanto fuere posible. Se les llamó “colonias de poblamiento” y su desempeño económicopostindependencia resultó mucho más halagüeño que el caso de las otras colonias (Israel, podríarepresentar una extensión más reciente del modelo).5levantados por ese modelo interpretativo, para después centrarnos en las críticas que ha recibidodesde los enfoques más recientes.1. CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA INDEPENDENCIAEn 1821, de la dependencia formal española el Perú habría pasado a la dependenciainformal británica (Bonilla-Spalding 1972). Esta perduró por todo un siglo, hasta que en lasdécadas iniciales del siglo veinte se produjo su declinación y sustitución, al ocurrir “la emergenciadel control de norteamericano sobre la economía del Perú”.4

Cuando se reconocía que la ruptura con el dominio colonial español, sí había acarreadoalgunas transformaciones internas en la economía peruana, se consideraba que su signo no habríasido otro que facilitar la transición al dominio neocolonial. Así habría ocurrido, por ejemplo, conla debilidad del aparato estatal. El Estado virreinal había sido sustituido por un Estado republicanocriollo que, al carecer del respaldo militar, logístico e ideológico de una metrópoli formal, cayó enuna profunda precariedad, traducida en inestabilidad, incapacidad para imponer sus decisiones yaún la misma ley, y para ser, en suma, la fuente del poder legítimo en el país. Dicha debilidadfacilitó la “penetración” del poder británico (y en menor medida de otras naciones adelantadas,como Francia y los Estados Unidos), quien nos impuso una política de comercio exterior yfinanciera “abierta” (es decir, de libertad para exportar e importar de todo y a cualquier parte),favorable a sus intereses.5

La debilidad del Estado criollo provocó, o que no hubiese políticas económicas dignas deese nombre, sino que simplemente la economía se gobernase sola o al acaso, en una suerte de“liberalismo de facto”,6 o que la “penetración” extranjera no encontrase ninguna resistencia local,siendo entonces ella quien realmente modelase la política económica peruana.7 Dicha debilidad4 Tal fue precisamente el título de un difundido artículo de Heraclio Bonilla en los años setenta:“La emergencia del control norteamericano sobre la economía peruana, 1890-1930”.Posteriormente incluido en Un siglo a la deriva (Bonilla 1980).5 Véase por ejemplo: Heraclio Bonilla, Lía del Río y Pilar Ortiz de Zeballos 1978, para el aspectodel comercio de importación. Asimismo, Yepes 1972.

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6 Yo mismo (Contreras 1988) emplee esta frase de “liberalismo de facto”, para referirme a lapolítica económica seguida por el Estado peruano respecto del sector minero, después de laindependencia. En un artículo reciente, Magdalena Chocano (2001) ha criticado esta conclusión.7 En esta línea un trabajo precursor fue el de Emilio Romero, Historia económica del Perú. Laprimera edición fue en 1949, en Buenos Aires, en dos volúmenes, pero fue reeditado en Lima en1968 y en 1974. Asimismo, véase Ernesto Yepes del Castillo (1972), libro que dominó ladocencia universitaria en los años setenta y ochenta para el tema de la historia económicarepublicana, y Javier Tantaleán, 1983.6también provocó lo que entonces se llamó la “fragmentación” económica del Perú. Disminuido elcontrol del Estado, las sociedades regionales ganaron autonomía; lo que en muchas ocasionessignificó simplemente que creció su aislamiento. El comercio interior languideció, los caudillosregionales se convirtieron en el auténtico poder dentro de sus territorios de dominio y, así lascosas, el país se redujo a un conjunto de regiones inconexas, donde el ritmo de una no influía en lasuerte de las otras. Más que hablar de una historia económica del Perú en el siglo XIX, lo quecabía era hacer entonces historias económicas regionales.En esa línea se produjeron varios trabajos que aún permanecen vigentes. El artículo deHeraclio Bonilla (1977) sobre Islay y la región del sur, resultó en tal sentido un ejercicioemblemático de la época. Islay era un puerto ubicado en la costa del actual departamento deArequipa, por el que se exportaban a Inglaterra, productos pecuarios, como la lana de ovinos ycamélidos. Tuvo una vida económica activa a lo largo del siglo XIX, hasta que en 1870 laconclusión del ferrocarril de Mollendo a Arequipa, lo hizo decaer irremisiblemente, hasta volver aconvertirse en lo que fue al inicio de su larga historia: una aislada caleta de pescadores. Perodurante medio siglo Islay resultó un punto de conexión de la economía peruana con la economíamundial. Desde ahí se irradiaba una profunda influencia hacia al interior, en una suerte de deltainvertido. La economía de los pastores de las comunidades indígenas de las alturas de Arequipa,Puno y Cuzco se veía “articulada” (un término muy en boga veinticinco años atrás) al capitalismomundial, en virtud del comercio de exportación establecido desde el puerto. Este esquema fue másampliamente desarrollado por Alberto Flores-Galindo (1977) en su libro sobre Arequipa. Esta vezera la “ciudad blanca”, la que cumplía el papel que Bonilla le adjudicó a Islay: ser el puente queconectaba el interior rural con el capitalismo mundial. En Arequipa funcionaban las casascomerciales, controladas muchas de ellas por extranjeros, que acopiaban las lanas producidas en elaltiplano del interior. La labor del acopio corría a cargo de “rescatistas”, quienes solían sercomerciantes mestizos o hacendados locales con dominio del quechua y una importante influenciasobre las comunidades de pastores. Rodrigo Montoya (1980) desarrolló también el modelo para elcaso del puerto de Lomas, en el norte del departamento de Arequipa. En su libro postuló elfuncionamiento de “ejes regionales” que partían desde un puerto y se internaban hacia la sierra,“articulando” distintos territorios y tipos de economía. El Perú quedaba así fragmentadotransversalmente en ocho “ejes”, que normalmente solían tener como cabecera un puerto o unaciudad de la costa.La historia económica del Perú del siglo XIX resultaba la suma de historias regionales quetenían muy pocos nexos entre sí. Cada región aparecía influida básicamente por la demandamundial, ocurrida a miles de kilómetros de distancia, y no por lo que pasaba en los espacios7vecinos. Incluso el diseño de las regiones resultaba una consecuencia de dicha demanda mundialmás que de la trama económica interna.8 El “oriente” fue, así, “inventado” por el boom del caucho,como el “sur andino” fue creado por la exportación de lanas, o la “costa norte” por el augeazucarero destinado a la exportación.Una fuente privilegiada para esta lectura de la historia económica del Perú era ladocumentación de los cónsules extranjeros avecindados en esos puertos o ciudades de cabecera, yla de las propias casas comerciales, generalmente de origen y control foraneo.9 La existencia de

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consulados en algún lugar ya era un serio indicio de que ahí se “cocinaba” algo importante para elcapitalismo mundial, porque éste no daba puntada sin nudo. El propio Heraclio Bonilla (1975-1977) se encargó de seleccionar y publicar un conjunto de cuatro volúmenes de informesconsulares británicos, que acompañó con un volumen más, conformado por ensayos suyospreparados sobre la base de ese tipo de documentación. Puesto que estos libros aparecieron tras lacélebre polémica que este autor libró acerca del significado de la independencia, con loscompiladores de los casi cien volúmenes publicados con ocasión del sesquicentenario delnacimiento de la patria, pareció que era la propuesta que hacía acerca de en qué documentaciónpodía estudiarse mejor la historia del Perú: no en las cartas constitucionales, los panfletosideológicos, los debates parlamentarios o la correspondencia de los figurones de la política nativa,sino en esos “reportes” fríos, comerciales, llenos a veces de números, que preparaban losfuncionarios del Foreign Office para sus superiores.Esa imagen del pasado económico peruano tras la independencia ha venido siendo discutidapor varios trabajos aparecidos más o menos recientemente. En un artículo preparado para unvolumen dedicado a examinar las consecuencias económicas de la independencia en varios paíseshispanoamericanos y la propia España, Alfonso Quiroz (1993-a) propuso que tales consecuenciasno fueron solamente “neutrales” o meras facilitadoras de una transición del dominio hispano haciael británico, como en la versión dependentista, sino que fueron manifiestamente negativas para eldesarrollo económico del país. En su argumentación, la economía peruana de las postrimerías delvirreinato aparece en un franco proceso de crecimiento económico, en virtud de las reformasinstitucionales que los Borbones habían aplicado desde los mediados del siglo XVIII. Laproducción minera, el comercio exterior y la recaudación fiscal (a falta de otros indicadores)mostraron, en efecto, importantes incrementos a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII y aun8 La dependencia de la delimitación regional respecto del proceso económico, fue planteada en1982 por Efraín Gonzales de Olarte (1982).9 Un caso muy logrado del uso de este tipo de documentación, fue el de la Casa Ricketts: ManuelBurga y Wilson Reátegui, 1981.8en los inicios del XIX.10 El “modelo económico colonial borbónico” no estaba, pues, agotado en1821; el proceso de la independencia vino en realidad a interrumpir el desarrollo de una economíaque, de la mano de un acertado plan de modernización, daba francos pasos hacia el progreso.La independencia, así, tuvo un severo costo económico para el país; puesto que lasrelaciones de producto por habitante, exportaciones por habitante o recaudación fiscal porhabitante, de la década de 1800 a 1810, no volvieron a alcanzarse sino como medio siglo después,durante el apogeo del guano, y sólo efímeramente. Sería recién hacia 1900, que la república pudosuperar de manera estable los logros alcanzados por la economía colonial en su última fase. Eneste sentido podríamos decir que el siglo XIX fue para el Perú el del estancamiento económico;algo así como “un siglo perdido”, y que ello tuvo en la independencia su factor decisivo.Pero ¿por qué la liberación de un país de un imperio colonial podría acarrearle resultadoseconómicos tan negativos? ¿No era acaso cierto que el imperio trabajaba sólo en beneficio de lametrópoli, sin contemplar como un objetivo en sí la prosperidad de las colonias? Por lo menos ésahabía sido la premisa y la conclusión de la historiografía dependentista: para que el centro sedesarrolle, la periferia debía ser sacrificada; el desarrollo del polo dominante, implicaba elsubdesarrollo del polo dominado. La ruptura del vínculo colonial o neocolonial debía ser enconsecuencia siempre positiva para el territorio dominado. Si no ocurría así, podía ser por dosrazones: 1. Que las estrategias de desarrollo económico elegidas por la antigua colonia, yaemancipada, fueron suficientemente malas, como para que sus resultados se situasen por debajodel nivel alcanzado en la era colonial; y 2. Que el antiguo poder colonial fue pronto sustituido poruno “neocolonial”, que no dio lugar a la auténtica independencia del país, ni le permitió la puestaen marcha de políticas apropiadas para su desarrollo.2. LA FORMACION ECONOMICA DEL PERU INDEPENDIENTE

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Mientras los historiadores dependentistas habían apostado por esa segunda posibilidad, lanueva generación se orientó hacia la primera. En su libro Between Silver and Guano, PaulGootenberg (1989-a) enfocó el proceso de formación económica del Perú, desde la independencia,hasta el inicio del apogeo del guano. Su tesis fue que tras la separación del imperio español, elPerú no “cayó” bajo el dominio inglés, frustrándose sus esperanzas de soberanía económica ypolítica. Retomando los planteamientos de D.C.M. Platt acerca de las relaciones de “libre cambio”10 Esta impresión de Quiroz ha sido corroborada en el reciente trabajo de John Fisher, 2000.9entre Gran Bretaña y América Latina, sostuvo que nuestro país cayó más bien en el aislamientocomercial y financiero. El caos y la inestabilidad en que la nueva república se sumergió en susprimeras décadas de vida, funcionó como una coraza frente a las pretensiones del imperialismo (nosólo británico, sino también francés y norteamericano), cuyos tentáculos no hallaban cómo asir unamateria tan escurridiza e imprevisible.11

El trabajo de Gootenberg echó asimismo luces sobre la interacción entre grupos de poder ypolíticas económicas. La guerra de la confederación Perú Boliviana (1836-1839) fuereinterpretada, ya no como “la primera guerra con Chile” (que era la alusión hasta entonces máscomún) sino como una “guerra de secesión en los Andes”, en la que se habrían enfrentado lospartidos del libre comercio y el proteccionismo. Mientras el primero sentó reales en el sur, elsegundo se hizo fuerte en el norte y la costa central, regiones dominadas por la agriculturaazucarera, que desde el siglo XVIII, intercambiaban su producto por el trigo chileno, en una suertede acuerdo comercial. En cualquier caso, el tono general de la política de comercio exteriorperuana tras la independencia no fue la de una desaforada apertura hacia el mercado mundial,como había sostenido la teoría de la dependencia, sino el proteccionismo