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“HOJALÁ ESCUCHÉIS HOY LA VOZ DEL SEÑOR” Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios:2 Co 5,6- 10 Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo. Y decía: “El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo”. (Mc 4, 26,27) “Con qué podemos comparar el Reino de Dios?... Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas”. (Mc 4,30-32) Con las dos parábolas de este domingo, Jesús habla del Reino de Dios: del cambio del corazón, de la fe en la fuerza de la semilla, de la confianza en la acción de Dios y en la fuerza transformadora de quienes viven las actitudes y valores del Evangelio. Jesús no compara el Reino con grandes espectáculos llamativos, ni propugna implantarlo de manera espectacular mediante actuaciones poderosas que le den prestigio. No. El Reino va gestándose con la discreción, la hondura y la lentitud de la semilla. Lo hace con obras sencillas y cotidianas en favor de los demás, especialmente, de los más necesitados. Las parábolas son interpelaciones que esperan nuestra respuesta y nuestro compromiso personal. ¿Con qué tesón cultivo y proclamo el don de mi fe? ¿Qué obras realizo para mostrar que el Reino de Dios está presente en mí? Domingo XI del T.O. Ciclo B. 17-Junio-2012

Domingo 17 Junio

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Hoja parroquial domingo 17 junio

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Page 1: Domingo 17 Junio

“HOJALÁ ESCUCHÉIS HOY LA VOZ DEL SEÑOR”

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios:2 Co 5,6-

10

Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el

cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin

verlo, guiados por la fe.

Y es tal nuestra confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al

Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle.

Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir

premio o castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo.

Y decía: “El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la

tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va

creciendo sin que él sepa cómo”. (Mc 4, 26,27)

“Con qué podemos comparar el Reino de Dios?... Con un grano de mostaza:

al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se

hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los

pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas”. (Mc 4,30-32)

Con las dos parábolas de este domingo, Jesús habla del Reino de

Dios: del cambio del corazón, de la fe en la fuerza de la semilla, de

la confianza en la acción de Dios y en la fuerza transformadora de

quienes viven las actitudes y valores del Evangelio.

Jesús no compara el Reino con grandes espectáculos llamativos, ni

propugna implantarlo de manera espectacular mediante

actuaciones poderosas que le den prestigio. No.

El Reino va gestándose con la discreción, la hondura y la lentitud

de la semilla. Lo hace con obras sencillas y cotidianas en favor de

los demás, especialmente, de los más necesitados.

Las parábolas son interpelaciones que esperan nuestra respuesta y

nuestro compromiso personal.

¿Con qué tesón cultivo y proclamo el don de mi fe? ¿Qué obras

realizo para mostrar que el Reino de Dios está presente en mí?

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“Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir. Los

mejores regalos se hacen con las manos”. Este fue el mensaje con motivo

del Día de Caridad, que se celebró el día del Corpus.

Con motivo del Día de la Caridad, Cáritas lanzó a toda la sociedad una

propuesta “para caminar juntos hacia un nuevo modelo social más

humano y más justo, y construir una sociedad nueva en la que la

Humanidad actúe como una gran familia que se interpela y se

cuestiona sobre la realidad de pobreza e injusticia que

predomina en el mundo”.

Para impulsar ese cambio, desde Caritas se apuesta por hacer

realidad otros modelos de comercio y de consumo, que no se

basen en primar el enriquecimiento por encima del bienestar y la

dignidad de las personas.

En esa línea, la invitación a “vivir sencillamente” para garantizar la vida

de quienes se debaten en condiciones de máxima precariedad social y

económica supone confiar en quienes son nuestros hermanos compartiendo

la vida y los bienes, y haciendo posible, para todos y en esta coyuntura, la

multiplicación de los panes y los peces. El reto está en conseguir que “la

lógica del don se convierta en el motor de nuestras vidas”.

En el Día de Caridad, desde Caritas se pide “a nuestros gobernantes que

luchen con todos sus medios para acabar con la pobreza y la exclusión; que

no recorten los gastos sociales, sino que los incrementen para paliar los

efectos de esta crisis en los más vulnerables”.

Asimismo, se insta a los poderes públicos a “que mejoren sus políticas de

empleo; que cumplan su compromiso de contribuir con el 0,7% de nuestra

riqueza anual a los países empobrecidos; y que cumplan los Objetivos de

Desarrollo del Milenio que se marcaron para el año 2015”.

Caritas invita también a los ciudadanos a tener “la convicción cierta de que sí

podemos hacer algo para mejorar la vida de miles de personas en el mundo”

y de que “con nuestra manera de vivir, de comportarnos, de actuar ética y

comprometidamente, podemos influir para bien en nuestro entorno”. “Cada

uno de nosotros –se señala en el díptico editado para el Día de Caridad--

tiene un trozo de mundo en el que sí que puede hacer algo para

hacer posible una sociedad mejor”.

Por su parte, los obispos aseguran en su mensaje que en estos

“momentos difíciles no podemos quedarnos de brazos cruzados

ante la situación de extrema necesidad que viven muchos

hermanos nuestros, pensando que no podemos hacer nada con

nuestras limitadas fuerzas”. Para remediarlo, proponen asumir

“un claro compromiso en favor de los más necesitados y vencer

la tentación de crear necesidades para promover principalmente el

desarrollo económico”.

“Es imprescindible mirar a la persona como sujeto de desarrollo,

miembro de la comunidad humana, y no como simple consumidor”, afirman

los prelados. “Si de verdad queremos y buscamos el bien de todos,

especialmente de los más pobres, habrá que sobrepasar, muchas veces, la

justicia legal con la gratuidad propia de la caridad cristiana”. Esta es la

propuesta que lanza la Comisión de Pastoral Social para afrontar la crisis,

que pasa por no “cerrarnos cada uno en nuestro propio interés, sino buscar

juntos lo que es mejor para todos en coherencia con la lógica del bien

común y de la comunicación cristiana de bienes”.