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1 1. MONICIÓN DE ENTRADA Sed bienvenidos a la Eucaristía. El Señor, confía en nosotros más de lo que quizás nosotros confiamos en nosotros mismos. Él nos confía muchísimos talentos y cualidades, no solamente para realizarnos plenamente como personas y llegar a ser los cristianos que él nos ha llamado a ser, sino también para construir la Iglesia y el Reino de Dios. Esa confianza se convierte en nuestra responsabilidad. Tenemos muchas oportunidades para mejorar nuestra vida, y no todas las hemos aprovechado, hemos enterrado nuestros talentos, dones y cualidades por miedo, cobardía, indiferencia o apatía. Los días largos y aburridos de la prisión, las preocupaciones por nuestra libertad, la situación de la familia, la angustia de qué será de mi cuando salga a la calle, todo esto nos puede llevar a olvidarnos de Dios y de nosotros mismos y caer en el pasotismo más absurdo. Sin embargo, todo hoy nos invita de nuevo a celebrar la fiesta del encuentro con el Señor que viene a estar junto a nosotros para sentarse a nuestro lado aquí en la cárcel. En la madrugada de los Fieles difuntos, 2 de noviembre, Dios Trinidad se llevó de nuestro lado a Salvador Fernández Núñez, Secretario de la Delegación diocesana de Pastoral Penitenciaria. Tenía 70 años. Salvador fue un hombre de Dios que vivía profundamente el amor a los hombres y mujeres encarcelados. Ellos, juntamente con Paquita, su inseparable esposa, eran la razón de su vida. Unos quince años llevaba comprometido en la Pastoral Penitenciaria. Su fe en Dios Trinidad sólo tenía sentido desde la opción por los pobres y encarcelados. Vivía, con convicción profunda, el carisma trinitario de la misericordia y la redención para con los marginados y excluidos. Creía en el preso, luchaba por su reinserción, llenaba de esperanza a los abatidos y desesperados. Estaba lleno de vitalidad, de entusiasmo. Fue un creyente convencido y gran evangelizador. Nunca regateaba esfuerzos por los presos. Entusiasta de la reinserción de los presos. Era un padre, más bien un padrazo, para todos los presos y presas. Los trataba con mimo y con mucho cariño. Era muy querido por ellos y por todos los Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria. Ahora nuestro hermano y amigo Salvador está contemplando a Dios Trinidad cara a cara; ha recogiendo el galardón de los que fueron fieles escuchando las palabras del mismo Jesús: “¡ven, Salvador, eres bendito de mi Padre, porque me descubriste en el pobre, en el preso, en el enfermo, en el inmigrante, en el desnudo y hambriento; ven a participar de la gloria de los bienaventurados en el Reino!”. Pasó por la vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos. Desde esa vida de bienaventuranza ruega por todos nosotros ante Cristo Redentor. 2. PETICIONES DE PERDÓN Nuestro egoísmo nos lleva a olvidarnos del otro y a no saber compartir con los demás. Señor, ten piedad. Nos asaltan los miedos y nos conformamos con la mediocridad en lugar de esforzarnos al máximo. Cristo, ten piedad. Necesitamos que aumentes en nosotros la confianza para tener un corazón mucho más animoso. Señor, ten piedad. DOMINGO 33 DEL T.O. 13 noviembre de 2011

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1. MONICIÓN DE ENTRADA

Sed bienvenidos a la Eucaristía. El Señor, confía en nosotros más de lo que quizás nosotros confiamos en nosotros mismos. Él nos confía muchísimos talentos y cualidades, no solamente para realizarnos plenamente como personas y llegar a ser los cristianos que él nos ha llamado a ser, sino también para construir la Iglesia y el Reino de Dios. Esa confianza se convierte en nuestra responsabilidad. Tenemos muchas oportunidades para mejorar nuestra vida, y no todas las hemos aprovechado, hemos enterrado nuestros talentos, dones y cualidades por miedo, cobardía, indiferencia o apatía. Los días largos y aburridos de la prisión, las preocupaciones por nuestra libertad, la situación de la familia, la angustia de qué será de mi cuando salga a la calle, todo esto nos puede llevar a olvidarnos de Dios y de nosotros mismos y caer en el pasotismo más absurdo. Sin embargo, todo hoy nos invita de nuevo a celebrar la fiesta del encuentro con el Señor que viene a estar junto a nosotros para sentarse a nuestro lado aquí en la cárcel.

En la madrugada de los Fieles difuntos, 2 de noviembre, Dios Trinidad se llevó de nuestro lado a Salvador Fernández Núñez, Secretario de la Delegación diocesana de Pastoral Penitenciaria. Tenía 70 años. Salvador fue un hombre de Dios que vivía profundamente el amor a los hombres y mujeres encarcelados. Ellos, juntamente con Paquita, su inseparable esposa, eran la razón de su vida. Unos quince años llevaba comprometido en la Pastoral Penitenciaria. Su fe en Dios Trinidad sólo tenía sentido desde la opción por los pobres y encarcelados. Vivía, con convicción profunda, el carisma trinitario de la misericordia y la redención para con los marginados y excluidos. Creía en el preso, luchaba por su reinserción, llenaba de esperanza a los abatidos y desesperados. Estaba lleno de vitalidad, de entusiasmo. Fue un creyente convencido y gran evangelizador. Nunca regateaba esfuerzos por los presos. Entusiasta de la reinserción de los presos. Era un padre, más bien un padrazo, para todos los presos y presas. Los trataba con mimo y con mucho cariño. Era muy querido por ellos y por todos los Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria.

Ahora nuestro hermano y amigo Salvador está contemplando a Dios Trinidad cara a cara; ha recogiendo el galardón de los que fueron fieles escuchando las palabras del mismo Jesús: “¡ven, Salvador, eres bendito de mi Padre, porque me descubriste en el pobre, en el preso, en el enfermo, en el inmigrante, en el desnudo y hambriento; ven a participar de la gloria de los bienaventurados en el Reino!”. Pasó por la vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos. Desde esa vida de bienaventuranza ruega por todos nosotros ante Cristo Redentor.

2. PETICIONES DE PERDÓN

• Nuestro egoísmo nos lleva a olvidarnos del otro y a no saber compartir con los demás. Señor, ten

piedad.

• Nos asaltan los miedos y nos conformamos con la mediocridad en lugar de esforzarnos al máximo. Cristo, ten piedad.

• Necesitamos que aumentes en nosotros la confianza para tener un corazón mucho más animoso.

Señor, ten piedad.

DOMINGO 33 DEL T.O. 13 noviembre de 2011

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3. ORACIÓN Oh Dios, Padre nuestro, amable y cariñoso: Ya no nos llamas más siervos, sino amigos. Es muchísimo lo que nos has confiado, incluso el futuro de tu Reino de justicia y amor. Danos la gracia de planear y desarrollar contigo el crecimiento de la misericordia y la bondad en este mundo, para estar unidos con todos los

hermanos cristianos y con todos los que te buscan con sincero corazón, y para llevar reconciliación y alegría a todos. Que sepamos caminar juntos hacia ti, nuestro Dios vivo y cariñoso, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

4. DIOS NOS HABLA POR SU PALABRA

PRIMERA LECTURA � Comentario Aquí tenemos como una foto de una madre y esposa ejemplar. Ella emplea todos sus talentos de mente, corazón, fe al servicio de su familia y también de los pobres. LECTURA DEL LIBRO DE LOS PROVERBIOS 31, 10-13. 19-20. 30-31 Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL (SALMO 127 ) R.- DICHOSO EL QUE TEME AL SEÑOR. ¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.- Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R.- Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.-

SEGUNDA LECTURA � Comentario San Pablo sigue narrando los acontecimientos esperados al final de los tiempos. Este texto es un relato impresionante que gira en torno a la Segunda Venida del Señor. Son lecturas propias de este tiempo final que ya espera el Adviento. LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS TESALONICENSES 5, 1-6 Hermanos: En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba. Sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: "paz y seguridad", entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados. Palabra de Dios.

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EVANGELIO � Comentario La parábola que Jesús no explica hoy nos habla del premio por los resultados de los dones que hemos recibido del Señor –por los talentos—forma parte de ese resultado final de servicio a los hermanos. Los réditos que el Señor quiere son obras para los hermanos. Jesús como el domingo anterior nos pide que estemos atentos y que trabajemos en paz, que nunca estaremos ociosos esperando acontecimientos. LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 25, 14-15.19-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: --Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira he ganado otros dos." Su Señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eras exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí

tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al quien tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Palabra del Señor

REFLEXIÓN La “parábola de los talentos” del evangelio de Mateo nos recuerda que la

vigilancia cristiana consiste en dar frutos según los dones que cada uno ha recibido mientras espera el retorno de Cristo. La parábola pretende exhortar a sus lectores a que aprovechen el tiempo presente mientras esperan sin miedo el juicio futuro. Hay que leer esta parábola desde la perspectiva de la fe en Jesús. En el esquema de la parábola de los talentos, Jesús presenta dos actitudes contrapuestas. Por una parte, la del hombre que ha descubierto sus talentos y se arriesga y trabaja por la construcción del Reino de Dios. Por otra parte, vemos la actitud del perezoso que no es capaz de ver sus talentos y los entierra. Uno de sus personajes principales es el amo que se demora y retorna después de mucho tiempo, dejando así en evidencia el comportamiento de sus distintos criados. Así la realidad descubre lo acertado o no del comportamiento de los otros. Con esto el evangelista Mateo está insistiendo en que el Señor tarda en volver, pero su regreso es tan seguro como imprevisible. Podríamos decir que la parábola de los talentos es una lección sobre los dos miedos que hay en nosotros: un miedo bueno y otro malo. Lo esencial no es quedarnos en el miedo sino ver el dialogo del amo con el tercer criado, el asustado: “Señor, te conozco bien y tuve miedo; me fui a esconder en tierra lo que me habías confiado”. El drama parte de que no conocía bien a su amo. Y cae en el miedo malo, el que paraliza, el que lleva a las trincheras de la propia seguridad. Entonces se esconden los talentos personales y la vida languidece. Para el cristiano el único miedo posible es el de no hacer fructificar “los talentos” recibidos. Porque esperar el Reino de Dios es trabajar para que se realice. El servidor que escondió su talento representa al flojo, al indiferente que coloca su fe entre los recuerdos de familia, al cobarde que nunca se arriesga a tomar iniciativas útiles par todos. Además desde la experiencia personal profunda sentimos que la vida que se retiene egoístamente no es vida, es vida cuando se da. Sólo si aceptamos que el amo de esta historia es Cristo entenderemos a qué tipo de juicio nos veremos sometidos. Sólo así caeremos en la cuenta de que él no exige sin antes dar con abundancia. Sólo así dejaremos el miedo y viviremos el presente con el deseo de responder a la confianza que el Señor ha depositado en nosotros.

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5. ORACIÓN NO ENTERRARÉ, SEÑOR La alegría de ser cristiano El perdón que de ofrecer Las ganas de hacer el bien NO ENTERRARÉ, SEÑOR La oración que me une contigo La oración que me habla de Ti NO ENTERRARÉ, SEÑOR El deseo de ser diferente El deseo de ser mejor

La ilusión por seguirte NO ENTERRARÉ, SEÑOR Mis compromisos y mis trabajos Mis tareas y mi responsabilidad Mi curiosidad por conocerte NO ENTERRARÉ, SEÑOR La Eucaristía de cada domingo La bendición de la mesa cada día El respeto a mis padres NO ENTERRARÉ, SEÑOR Amén

AYÚDANOS CRISTO A RECONOCER LOS DONES RECIBIDOS Ayúdanos, Cristo, Jesús a reconocer los bienes recibidos: tuyo es nuestro cuerpo, su fuerza, su salud; tuya la inteligencia, su habilidad y buen juicio; tuya es nuestra memoria e imaginación creadora; tuya es la voluntad de bien, y su capacidad amorosa; tuya es la llamada a la fraternidad universal; tuya es la voz y el esfuerzo de los profetas y soñadores; tuya es la confianza, el amor, la esperanza en el progreso; tuya es la Palabra de vida que recordamos y revivimos; tuya es esta comunidad de hermanos dados por el Padre. DICHOSO EL QUE TEME AL SEÑOR Y SIGUE SUS CAMINOS (SAL 127)

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Dichoso el que confía en el Señor, como el niño en su padre. Dichoso el que se pone en las manos del Señor, como el niño se estrecha en el regazo de su madre. Dichoso el que ama apasionadamente al Señor como el único Absoluto de su vida. "Comerás del fruto de tu trabajo ": frutos sazonados por la gracia del Espíritu, frutos sabrosísimos de amor y de alegría. Sentirás que tu vida no es inútil, algo puedes aportar a la mesa de la creación. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa" Tu mujer será tu casa, tu sementera y tu cosecha, tu canción y tu silencio. Tu mujer bellísima, sacramento de Dios, presencia entrañable de Cristo para ti, y tú lo mismo que ella. "Tus hijos, como renuevos de olivo alrededor de tu mesa" Son las flores de tu pascua y los frutos de la tierra, tu regalo y tu conquista, tu gracia y tu tarea,

y, sobre todo, tu esperanza.

No son para ti, pero no dejan de ser tuyos. "Esta es la bendición del Señor" para el hombre que lo teme y para aquel que lo busca y lo desea. Que Dios bendiga a todos los hombres con hijos y con los frutos del Espíritu.

"Y los bendijo Dios" (Gen 1,28) Bendijo al hombre y la mujer, cuando al entrarse dijeron: "Oh..." todo un grito de entusiasmo: y se hizo presente en su boda, Dios, familiarizándose con ellos. En la familia, Dios, vino bueno para los comensales, horizonte de todos los proyectos. En la familia, amor, canción de todas las vivencias, perfume de todos los encuentros. En la familia, gracia, lo gozoso y lo generoso, lo libre y lo gratuito, el no pasar factura, ni exigir contraprestaciones, aprender a morir, sólo para dar vida. Y los bendice Dios, y los sigue bendiciendo