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hoja dominical Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.517 a los 4 vientos ..... La transfiguración y las tres tiendas E l mes de agosto de 1978, como era su costumbre, el Papa Pablo VI decidió pasarlo en Castelgandolfo para descansar y reparar fuerzas, pero llegó ya muy agotado y con fiebre alta. Estuvo siempre acompañado por su secretario Pasquale Macchi, quien el úlmo día celebró la misa en su habitación. Pablo VI concelebró desde la cama y recibió la Unción de los enfermos. Poco después murió después de una larga vida y 15 años de ponficado. Era el 6 de agosto, la fiesta de la Transfiguración del Señor, la misma fesvidad que celebra la Iglesia este domingo. El Evangelio recuerda que Jesús se llevó a una montaña a tres discípulos, Pedro, Sanago y Juan, y allí se transfiguró ante ellos. San Marcos escribe: «Su rostro brillaba como el sol y sus vesdos se volvieron esplendentes como la luz». La sorprendente escena acabó cuando bajaron del monte y el Señor mandó a sus acompañantes: «No contéis a nadie la visión. Esperad a que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos». Romano Guardini repara en la relación entre la Transfiguración y la Pasión. Jesús sube al monte y se lleva a discípulos para que sean tesgos de una experiencia que es algo más que una visión, es una revelación de que siendo él verdadero hombre podía entrar en la luz incomparable. Quiso decirnos que la muerte no es definiva, sino que estamos llamados a la resurrección. † Jaume Pujol Balcells Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado 6 de agosto de 2017 Transfiguración del Señor Este encuentro con la luz definiva, de la que la Transfiguración de Jesucristo fue primicia, ya lo consideró Pablo VI cuando, en su meditación sobre la muerte que intuyó próxima, escribió: «Ciertamente al acabar me gustaría encontrarme con la luz», recordando que Jesucristo dijo de sí mismo «Yo soy la luz del mundo». En el texto evangélico sobre la escena del Tabor, se cuenta que San Pedro expresó su gozo preguntando al Maestro si quería que hiciera allí tres endas. Deseaba que la experiencia no terminara, quedarse allí, disfrutar de aquel ancipo de la vida eterna. Esto nos lleva a considerar momentos de felicidad de nuestra vida que también hubiéramos deseado prolongar; pero la vida nos enseña que no tenemos aquí morada permanente, que las alegrías y las penas se alternan en nuestra existencia y que todo se acaba menos la fe, la esperanza y el amor. Estas son las tres endas que conviene construir en los años de vida que Dios nos conceda. Son las virtudes que nos llevarán en su momento a la vida eterna. La vida nos enseña que aquí no tenemos morada permanente y que todo se acaba menos la fe ....................... Oremos con la Iglesia El Santo Padre cona al Apostolado de la Oración para este mes de agosto la siguiente intención para la oración: Por los arstas de nuestro empo, para que, a través de las obras de su creavidad, nos ayuden a todos a descubrir la belleza de la creación. Ver el vídeo del Papa

dominical · deben escuchar y seguir (Ev). Los apóstoles pueden contemplar con sus propios ojos la gloria de la futura resurrección y son testigos de ello (2a lect.). Cristo es

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Page 1: dominical · deben escuchar y seguir (Ev). Los apóstoles pueden contemplar con sus propios ojos la gloria de la futura resurrección y son testigos de ello (2a lect.). Cristo es

hojadominicalArzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.517

a los 4 vientos.....La transfiguración y las tres tiendas

El mes de agosto de 1978, como era su costumbre, el Papa Pablo VI decidió pasarlo en Castelgandolfo para descansar

y reparar fuerzas, pero llegó ya muy agotado y con fiebre alta. Estuvo siempre acompañado por su secretario Pasquale Macchi, quien el último día celebró la misa en su habitación. Pablo VI concelebró desde la cama y recibió la Unción de los enfermos. Poco después murió después de una larga vida y 15 años de pontificado.

Era el 6 de agosto, la fiesta de la Transfiguración del Señor, la misma festividad que celebra la Iglesia este domingo.

El Evangelio recuerda que Jesús se llevó a una montaña a tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, y allí se transfiguró ante ellos. San Marcos escribe: «Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron esplendentes como la luz». La sorprendente escena acabó cuando bajaron del monte y el Señor mandó a sus acompañantes: «No contéis a nadie la visión. Esperad a que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos».

Romano Guardini repara en la relación entre la Transfiguración y la Pasión. Jesús sube al monte y se lleva a discípulos para que sean testigos de una experiencia que es algo más que una visión, es una revelación de que siendo él verdadero hombre podía entrar en la luz incomparable. Quiso decirnos que la muerte no es definitiva, sino que estamos llamados a la resurrección.

† Jaume Pujol BalcellsArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

6 de agosto de 2017 Transfiguración del Señor

Este encuentro con la luz definitiva, de la que la Transfiguración de Jesucristo fue primicia, ya lo consideró Pablo VI cuando, en su meditación sobre la muerte que intuyó próxima, escribió: «Ciertamente al acabar me gustaría encontrarme con la luz», recordando que Jesucristo dijo de sí mismo «Yo soy la luz del mundo».

En el texto evangélico sobre la escena del Tabor, se cuenta que San Pedro expresó su gozo preguntando al Maestro si quería que hiciera allí tres tiendas. Deseaba que la experiencia no terminara, quedarse allí, disfrutar de aquel anticipo de la vida eterna.

Esto nos lleva a considerar momentos de felicidad de nuestra vida que también hubiéramos deseado prolongar; pero la vida nos enseña que no tenemos aquí morada permanente, que las alegrías y las penas se alternan en nuestra existencia y que todo se acaba menos la fe, la esperanza y el amor. Estas son las tres tiendas que conviene construir en los años de vida que Dios nos conceda. Son las virtudes que nos llevarán en su momento a la vida eterna.

La vida nos enseña que aquí no tenemos morada permanente y que todo se acaba menos la fe‘

.......................Oremos con la Iglesia

El Santo Padre confía al Apostolado de la Oración para este mes de agosto la siguiente intención para la oración:

Por los artistas de nuestro tiempo, para que, a través de las obras de su creatividad, nos ayuden a todos a descubrir la belleza de la creación.

Ver el vídeo del Papa

Page 2: dominical · deben escuchar y seguir (Ev). Los apóstoles pueden contemplar con sus propios ojos la gloria de la futura resurrección y son testigos de ello (2a lect.). Cristo es

Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Pla de Palau, 2 - 43003 Tarragona Directora: Anna Robert · Consejo de redacción: Mn. Joaquim Fortuny, Mn. Francisco Giménez y Santi Grimau Secretaria: Montse Sabaté ·Teléfono: 977 233 412 · Web: www.arqtgn.cat · E-mail: [email protected] Imprime: Torrell S.A. · D.L.: T-519-01

Ciclo A Liturgia de las Horas: Semana II

Domingo, 6: Transfiguración del Señor (F) [Dan 7,9-10.13-14; Salmo 96, 1-2.5-6.9; 2Pe 1,16-19; Mt 17, 1-9 (LE/LH propias)]

Lunes, 7: [Núm 11, 4b-15; Salmo 80, 12-13.14-15.16-17; Mt 14, 13-21] Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires (ML) o San Cayetano, presbítero (ML)

Martes, 8: Santo Domingo de Guzmán, presbítero (MO) [Núm 12, 1-13; Salmo 50, 3-4.5-6.12-13; Mt 14, 22-36]

Miércoles, 9: Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir, patrona de Europa (F) [Os 2, 14b.15b.19-20; Salmo 44, 11-12.14-15.16-17; Mt 25, 1-13 (LE/LH propias)]

Jueves, 10: San Lorenzo, diácono y mártir (F) [2Cor 9, 6-10; Salmo 111, 1-2.5-6.7-8.9; Jn 12,24-26 (LE/LH propias)]

Viernes, 11: Santa Clara, virgen (MO) [Dt 4,32-40; Salmo 76, 12-13.14-15.16 y 21; Mt 16, 24-28]

Sábado, 12: [Dt 6, 4-13; Salmo 17, 2-3a.3bc-4.47 y 51ab; Mt 17, 14-20] Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa (ML)

Domingo, 13: Domingo XIX del tiempo ordinario [1Re 19, 9a.11-13a; Salmo 84, 9ab-10.11-12. 13-14; Rom 9, 1-5; Mt 14, 22-33 (LE/LH propias)]

LecturasTransfiguración del Señor

Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10, 13-14)

Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial [Sal 96, 1-2.5-6.9 (R.: 1a y 9a)]

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono.

R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.

Los montes se derriten como ceraante el dueño de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Porque tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses. R.

Liturgia de la semana

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (1, 16-19)

Queridos hermanos: Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,1-9)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: —«Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: —«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.». Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:

En la fiesta de la Transfiguración del Señor, el Padre declara solemnemente en la montaña ante Pedro, Santiago y Juan que Cristo es su Hijo Unigénito, a quien

deben escuchar y seguir (Ev). Los apóstoles pueden contemplar con sus propios ojos la gloria de la futura resurrección y son testigos de ello (2a lect.). Cristo es quien tiene el poder y la gloria, es el rey del universo, pues todo lo ha recibido del Padre (1a lect.). Asimismo, la Transfiguración nos recuerda que los creyentes somos imagen de Cristo y que esperamos su misma gloria.

—«Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: —«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».