Donde Esta Dios, Papa - Clemente Ga Novella

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  • Clemente Ga Novella

    Dnde est Dios,pap?

    Las respuestas de un padreateo

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  • A mis padres

  • Vuestros hijos, aunque estn convosotros, no os pertenecen.Podis darles vuestro amor, pero novuestros pensamientos,porque ellos tienen los suyos propios.Podis esforzaros en ser como ellos,pero no busquis hacerlos comovosotros.

    KHALIL GIBRAN

  • Contenido

    Cubierta Portadilla Dedicatoria Cita

    El porqu de este libro Parte I. Sobre dioses

    1. Dnde est Dios, pap?2. Para qu imaginar dioses?3. Por qu la gente sigue creyendo endioses?4. Quines fueron los primeros en creeren dioses?5. Puedes probar que Dios no existe?

    Parte II. Sobre el mundo y sus criaturas 6. Quin cre el mundo, entonces?7. Qu es la teora de la evolucin?

  • Parte III. Sobre las almas y sus viajes 8. Qu es el alma?9. Existe el cielo?10. Existe el infierno?

    Parte IV. Sobre rezos y milagros 11. Qu es rezar?12. Qu son los milagros?

    Parte V. Sobre religiones 13. Qu son las religiones?14. Qu nos dicen las religiones?15. Qu nos dan las religiones?16. Cuntas religiones hay?

    Parte VI. Sobre agnsticos y ateos 17. Qu es ser agnstico?18. Qu es ser ateo?19. Es el atesmo otra religin?

    Parte VII. Sobre el respeto 20. Qu significa respetar?

    Parte VIII. Sobre los buenos y los felices 21. Se puede ser bueno sin creer en

  • dioses?22. Se puede ser feliz sin creer en dioses?

    Parte IX. Sobre otras cosas 23. Qu es el libre albedro?24. Por qu han salido tan pocas mujeresen este libro?

    Eplogo. Dejemos la luz encendida Cita Paul-Henri Thiry Bibliografa Agradecimientos Crditos

  • El porqu de este libro

    La edad exacta no la recuerdo, pero s quemis dos hijos eran muy jvenes cuando mepreguntaron por primera vez si exista Dios.Es una duda que yo nunca tuve de nio. Crecen el seno de una familia religiosa. Me eduquen un colegio catlico. La existencia de Diosera algo que se daba por hecho, sobre lo queno se vacilaba. Por supuesto yo crea en undios: el de la poca y el pas en el que nac.No tuve la opcin de no creer, de la mismaforma que siguen sin tenerla la mayora de losnios en el mundo. Para mis hijos, sinembargo, s haba una alternativa; que Dios noexistiera era una posibilidad. Al orles hacermepreguntas, al orles dudar, me pareci quetenan mucha suerte porque nadie fuera aimponerles sus creencias.

  • A todas sus interrogantes respecto a laexistencia o no de Dios, he tratado siempre decontestar de forma honesta, sin endulzar misrespuestas. Tambin he intentado dejarlesclaro que, aunque mi punto de vista tiene unabase racional, al fin y al cabo no es sino eso:un punto de vista; una interpretacin; unaforma de ver las cosas entre las variasposibles. En todo momento he querido quesupieran que la mayora de la humanidad noopina lo mismo que su padre y que hay milesde millones de personas en el mundo que screen en uno o varios dioses.

    Mientras estoy escribiendo estas lneas,ellos an no tienen edad para comprendermuchas de las ideas de las que voy a hablaraqu, pero espero que, cuando llegue elmomento en que puedan entenderlas, estaspginas les gusten. Incluso, tal vez, lleguen aayudarles en sus vidas.

    se fue el origen de este libro. Al

  • principio, quise exponer sobre el papel deforma ordenada, para m mismo, lo queopinaba sobre los dioses y las religiones con elfin de poder explicrselo mejor a ellos, depoder responder con sentido a sus dudas.Despus, conforme los prrafos ibansurgiendo, pens que, en unos aos, ellosmismos podran ojearlos. Finalmente, me dicuenta de que ciertos adolescentes, y tambinalgunos padres, podran estar interesados enleer lo que yo estaba escribiendo. Me parecique deba de haber muchos que se estaranencontrando en mi misma situacin: la dequerer responder desde una perspectivaagnstica o atea las preguntas a las quehabitualmente se contesta con las respuestasque brindan las religiones.

    Las pginas que siguen a continuacin sonel resultado final de todo ese proceso.Aunque, finalmente, el ttulo del primercaptulo haya sido el que ha dado nombre a

  • todo el libro, ste tambin podra habersetitulado El atesmo contado a mis hijos. Sinembargo, este libro no pretende ser uncatecismo ateo. En absoluto. Los cristianoseducan a sus hijos como cristianos, losmusulmanes como musulmanes, los judoscomo judos, los hinduistas como hinduistas...as que, los ateos no tienen derecho a educara sus hijos como ateos? Pues bien, a pesar deser yo mismo ateo, creo que la respuesta esno: los ateos no hemos de educar a nuestroshijos en el atesmo (tampoco es necesario: losnios nacen ateos; son los adultos los que lesensean a creer en dioses e imprimen en suscerebros las creencias religiosas que ellos, a suvez, recibieron de sus mayores y que secorrespondan con la poca y el lugar delmundo en los que les toc crecer).

    Creo que en lo que ha de instruirse a losnios no es en ser ateos, sino en rechazar eldogmatismo y las creencias por imposicin. A

  • lo que hay que ensearles es a pensarlibremente y a analizar de forma crticacualquier supuesto. Estoy completamente deacuerdo con las palabras que escribi, hacems de dos siglos, el ilustrado escocs JamesBeattie: El objetivo de la educacin deberaser ensear cmo pensar antes que ensearqu pensar. Me parece que, de lo quedebemos proteger a nuestros hijos es, engeneral, de cualquier adoctrinamiento y decualquier opinin impuesta por otros.

    Todo nio debera sentirse libre de aplicarde manera imparcial la capacidad de razonar yel sentido comn a cualquier hiptesis,incluida y como cualquier otra por qu no? la de que existe un dios todopoderoso quedise y cre el mundo en el que vivimos yque es capaz de alterar el funcionamiento delas leyes naturales de ese mundo si nosotros selo pedimos mediante la oracin.

    El supuesto de que los dioses existen ha

  • sido siempre considerado como un asuntometafsico. La fe y el intelecto son terrenosseparados. La razn no tiene nada que decircuando de materias de fe se trata, nos dicen,en ocasiones, los pastores de los distintoscredos o muchas personas con conviccionesreligiosas. Es una forma muy antigua deprotegerse; un procedimiento sutil parablindarse ante cualquier examen cabal. Segnyo lo entiendo, no tenemos que sentirnosobligados a aceptar ese escudo invisible. Laeducacin que quiero que mis hijos reciban noha de imponerles ninguna traba a que puedanservirse de su discernimiento para examinarcualquier cuestin. Incluida la de si existen ono los dioses.

    Adems, mi opinin es que los niospueden aprender a pensar sin restricciones,libremente, sin que las personas que sostienencreencias en dioses y en otras vidas tengan porqu sentirse atacadas por ello.

  • Si, despus de haber recibido ese tipo deeducacin, mis hijos, conforme vayancreciendo, experimentan la necesidad de teneralgn tipo de creencia religiosa, podrn hacerloutilizando su libertad. Y yo, como padre, mesentir tranquilo de no haber determinado suscreencias por las mas.

    Me gusta que mis hijos escuchen apersonas religiosas, con convencimientosdiferentes de los que yo tengo para que, comoescribi Montaigne, froten y limen suscerebros contra los de otros. El hecho deque, en su misma clase, haya otros nios queestn recibiendo enseanzas religiosas meparece provechoso para ellos: es una buenamanera de que se expongan directamente aotras formas de ver el mundo. Para lo bueno ypara lo malo, muchas de las personas con lasque mis hijos tendrn que convivir a lo largode sus vidas estarn viviendo las suyas desdeuna perspectiva testa. No sera bueno para

  • ellos que no hubieran tenido contacto desdenios con las creencias de otras gentes. Noentenderan que buena parte de las cosas quesuceden en el mundo, o de las motivacionesque mueven a las personas a tal accin o a talotra, slo pueden llegar a comprenderse si setienen en cuenta los fenmenos religiosos.

    Creo que la intolerancia se cura viajando;que el fanatismo en las opiniones propias secura viajando por las opiniones de los dems.En matemticas, en geologa, en qumica, enliteratura... podrn encontrar conocimiento,saber, certeza. En cuestin de dioses, sloopiniones.

    Aqu van las mas.

  • PARTE I

    SOBRE DIOSES

  • 1Dnde est Dios, pap?

    En la imaginacin de las personas. En susdeseos.

    Ah, entonces no existe? Mirad... La mayora de la gente en el

    mundo cree que s que existe un dios muypoderoso que cre el sol, las estrellas y todoslos planetas. Tambin la Tierra, con todo loque hay en ella: mares, montaas, ros,rboles, plantas, animales, seres humanos...

    Yo pienso que lo que pasa es todo locontrario. No es que un dios haya creado elmundo y a la humanidad. Hemos sido

  • nosotros, los seres humanos, los que, connuestra imaginacin, hemos creado, hemosinventado, a todos los dioses de la historiaporque desebamos que existieran.

    Estoy resaltando en letra negrita los verbospensar y creer para subrayar hasta qu puntolas considero cosas diferentes. En muchasocasiones, pensar, reflexionar sobre algo, nonos lleva a saber con certeza y a estar seguros,sino a seguir dudando.

    Sin embargo, creer fervientemente, tenerfe, s que resuelve las dudas. Y, adems, esms cmodo. Es la fe la que mueve montaas;la duda slo las forma. Ahora bien, por muyapasionadamente que se crea en algo, ello nosignifica necesariamente que lo credo seacierto. Ms bien al contrario: cualquier certezanace de haber dudado antes. La razn sin feest vaca, deca santo Toms de Aquino.

  • La fe sin razn est ciega, le podramosobjetar. Porque en realidad la fe no darespuestas, slo detiene las preguntas.

    Las personas con convicciones religiosascreen que un dios cre al hombre a su imageny semejanza de la nada, siguiendo un plandivino.

    Yo pienso que sucedi al revs: fuimoslos seres humanos los que imaginamos un diostodopoderoso, idealizado, al que dotamos detodas las cualidades que nos gustara quetuviera y que a nosotros nos gustara tener(pero es un dios en el que, al mismo tiempo,se pueden entrever con claridad muchosrasgos psicolgicos negativos propios de susinventores, como veremos enseguida).

    As, en ese proceso de idealizacin, dadoque los seres humanos nos sentimos tanimpotentes ante las fuerzas de la naturaleza, aDios lo imaginamos todopoderoso, porque escomo nos gustara que fuera. Como a

  • nosotros nos cuesta esfuerzo perdonar, Diostiene que ser infinitamente misericordioso. Yaque nosotros nos vemos tan limitados pornuestro cuerpo, a Dios nos lo figuramos comoespritu puro. Como nosotros somos mortales,Dios ha de ser eterno. Nosotros cometemosmalas acciones, Dios es santo. Nosotros nosequivocamos, Dios es sabio; ms an:infalible. Nosotros pequeos, Dios infinito, sinlmites. Nosotros imperfectos, Dios perfecto.

    Pero, inevitablemente, el personajetambin va adquiriendo los rasgos propios desus creadores. Montesquieu, en sus Cartaspersas, ya escribi que si los tringuloscrearan un dios, sin duda le daran tres lados.Y Spinoza, cincuenta aos antes, haba usadola misma imagen: Si un tringulo pudierahablar, posiblemente terminara por decir quesu dios es eminentemente triangular; y, uncrculo, que la naturaleza de Dios esclaramente circular. Lo que adoramos

  • cuando adoramos a dioses es a nosotrosmismos, aunque sea a travs de una imagenembellecida.

    De esa forma, al mismo tiempo que leidealizan, los creyentes de todas las religionesvan instilando en la imagen que se hacen de sudios un temperamento poco ideal,inequvocamente humano. Se le acabaatribuyendo caractersticas y reaccionespropias de nuestra forma de ser, no de unadivinidad. Es lo que se denominaantropomorfismo: dioses con forma humana.Por ejemplo, por un lado se describe a Dioscomo infinitamente misericordioso pero, a lavez, capaz de castigar con las penas de uninfierno eterno por un sinfn de motivosdiferentes. Una condena tan definitiva ydespiadada sera propia ms bien de un servengativo y cruel rasgos ambos muyhumanos, no de alguien a quien, en laimagen idealizada que se tiene de l, se le

  • describe como ejemplo de compasin, debondad y de amor hacia todos los hombres.

    Los creyentes de muchas religionesexplican a sus hijos que Dios es infinitamentebueno pero, al mismo tiempo, les ensean quecastiga con el fuego eterno a todo aquel queno crea en su existencia. Esa vanidad, esedesear que todo el mundo afirme su existenciay le venere, comn a la mayora de los dioses,es tambin muy propia de la naturalezahumana. Si existiese un dios, me gustara queno fuese tan vanidoso y hambriento dedevocin como somos los humanos. Nietzschedeca: No puedo creer en un dios que quiereser adorado constantemente.

    Como explica muy acertadamente AndrComte-Sponville en su libro El alma delatesmo, en lo que se refiere a cmo nosimaginamos los seres humanos a los dioses esmuy difcil escapar de la polarizacin entre lodesconocido (algunas religiones no pueden

  • concebir cmo es su dios y hablan de l comoun ente indescifrable, incomprensible,inescrutable, impronunciable, incognoscible,inexplicable, inmaterial...) y lo antropomrfico(otras personas visualizan un dios demasiadocomprensible y con demasiados rasgoshumanos como para poder ser consideradodivino).

    Ms cerca del primer extremo, el de losdioses inmateriales e indescifrables, podramosponer como modelo al dios de la religinjuda, al de la musulmana o al de la cristiana.Balzac escribi: Creo en laincomprensibilidad de Dios. En losevangelios cristianos puede leerse: Dios esespritu y en espritu se le debe adorar. O talcomo lo expres algn mstico fervoroso,cuyo nombre no ha pasado a la historia: Lanaturaleza de Dios es un crculo cuyo centroest en todas partes y cuya circunferencia nopuede verse en ningn lugar.

  • Por el contrario, cualquiera de los diosesde la Antigedad grecorromana o de lasmitologas nrdicas sera un buen ejemplo deaquellos que presentan un carcter y unosatributos completamente humanos. A losdioses griegos, romanos y nrdicos les ocurracomo a la mayora de los hombres y mujeresde xito: eran vanidosos y deseaban airear sushazaas. Sin duda, de haber existido, habranescrito su autobiografa.

    En palabras del genetista Albert Jacquard:Las religiones estn marcadas por numerososrasgos de infantilismo y de antropomorfismo.En nuestra incapacidad de concebir a Dios,nos refugiamos en representacionescaricaturescas y le revestimos de atributoshumanos, por ejemplo, imaginndolo como unpadre.

    Por otra parte, dado que le concedenrasgos humanos, los fieles de todos los credosterminan por comportarse con su dios como lo

  • haran con un ser humano poderoso: como alos hombres nos gusta mucho recibir regalos, aDios a todos los dioses de la historia se lehacen ofrendas de alimentos, velas, flores... ysacrificios de animales e, incluso, de humanos.Tambin se le piden favores y, a cambio, sellevan a cabo actos que suponemos que sernde su agrado: oraciones en las que se le alaba,promesas de renuncias, juramentos de buenasacciones...

    En la imagen idealizada que las personasreligiosas tienen de sus dioses les suponenperfectos pero, al mismo tiempo, hemos vistoque les asignan comportamientos feroces,resentidos, iracundos, vanidosos... Todos ellosson rasgos demasiado humanos, demasiadoalejados de la perfeccin, como para nohacernos reflexionar sobre el linaje de losdioses. Sera comprensible que los crculoscrearan dioses circulares: no es inslito quedioses creados por los hombres tengan

  • atributos humanos.Es natural que los productos de unos seres

    terrenales tengan un carcter tan pococelestial.

  • 2Para qu imaginardioses?

    Para sentirnos menos tristes por la muerte ypor las cosas feas que pasan en el mundo.

    No te entendemos, pap. A ver. Cuando una persona muere, todos

    los que la queramos nos sentimos muy tristes.Nos damos cuenta de que no vamos a poderverla nunca ms. Pero si creemos que suespritu no ha muerto, que su alma estviajando al cielo para estar con Dios,enseguida nos encontraremos un poco mejor.

    Lo siguiente que nos imaginaremos es que

  • nuestra alma, cuando nosotros muramos,tambin ir al cielo. Y que all, no slopodremos ver a esa persona muerta y a Dios,sino tambin a nuestros abuelos, a nuestrospadres y a todos los que murieron antes quenosotros.

    Creer en un dios es una forma sencilla,aunque muchos pensamos que equivocada, deexplicar el mundo (y nuestra presencia en l)atribuyendo a ese dios la creacin de todo loque existe, incluidos los humanos. Adems,imaginar que hay un padre en el cielo que nosama y que nos abrir las puertas de su parasocuando muramos tambin sirve para tenermenos miedo a la muerte.

    A lo largo de la historia de la humanidad,la creencia en divinidades tambin hacumplido, sobre todo, una importante funcinsocial al amalgamar y servir de vnculo de

  • unin entre los miembros de una tribu, un paso una civilizacin. Un credo religioso comnfavorece la cohesin entre los miembros y ladiferenciacin con respecto a los extraos.

    Pero en este captulo querra centrarme enotras posibles respuestas a la pregunta delttulo. Para qu imaginar dioses? Pues, entreotras razones, para: aliviar miedos propios;consolar a otras personas; obtener poder sobrelas cosas y explicar el mundo. Permtanmedescribir escuetamente cada una de esascuatro funciones que, en mi opinin, lacreencia en dioses cumple.

    Creer en dioses alivia el miedo.

    La nada despus de la muerte me parece

    lo ms probable. Como deca el filsofo galsBertrand Russell: Tan probable que, en laprctica, es para m una certeza. Mi opinines que cuando una persona muere, lo nico

  • que sobrevive de ella es el recuerdo que dejaen todos los que la conocieron. Tambin lascosas que hizo sus obras que puedenseguir vivas para siempre. (Aunque paramuchas personas esto ltimo no es un granalivio. Tal como lo expres Woody Allen: Noquiero acceder a la inmortalidad por mi obra,quiero acceder a ella no muriendo.)

    Otro modo en el que perduran algunaspersonas es a travs de sus genes: sus hijos yel resto de su descendencia. Pero nada ms,ya que la muerte destruye el cerebro y haceque se disipe la energa que contiene. Elcerebro, ese lugar en el que nos sucede todo lobueno y lo malo, junto con el resto delorganismo, acaba desapareciendo. Eso es loque todos podemos ver, sin necesidad deimaginar nada. Morir al mismo tiempo quemuera mi cuerpo ya que, al fin y al cabo, noes que tengamos un cuerpo, sino que somosun cuerpo. Quiz d terror cuando, en

  • ocasiones, nos paramos a reflexionar sobreello pero, como escribi Albert Camus: Lalibertad del hombre consiste en saberlo. Laclarividencia, que podra ser su tormento, es,en realidad, su victoria. La mejor forma deapaciguar nuestros miedos, tal como lo veoyo, no es creando entelequias, huyendo deellos, sino afrontndolos.

    Sin embargo, a muchas personas laclarividencia no les basta para tranquilizarse: laidea de que la muerte equivale a laaniquilacin definitiva les resulta demasiadoperturbadora. El pnico tiene unos ojos muygrandes, dice un proverbio ruso. Por elcontrario, creer en dioses tan poderosos comopara hacer que sigamos vivos despus de lamuerte les funciona como atenuante delmiedo. Evitar aquello que nos aterroriza es, aprimera vista, la forma ms sencilla dedesprendernos de nuestros temores. Cuandose tiene pavor a una cosa, en este caso a la

  • muerte, se hace lo posible por evitarla.Negamos la muerte dando por hecho queseguiremos vivos en otra forma y en otrosmundos. Es ms fcil fantasear que mirar a lacara a la realidad.

    Creer en dioses consuela, da esperanzas.

    Hace unos aos, asist al funeral de una

    mujer joven. Durante el velatorio, escuchdecir entre lgrimas a su madre: Cmo Diospuede ser tan cruel como para que no mepermita, al menos, hablar con ella por telfonode vez en cuando? Me pareci terriblementeconmovedor. Seguramente cerca de aquellabuena mujer hubo alguna persona piadosa quesupo consolarla con las palabras adecuadas.Por ejemplo, pudo haberle dicho que, enrealidad, mediante la oracin s que podahablar con ella. Que rezar era una forma, noslo de pedir a Dios por la paz del alma de su

  • hija, sino de poder comunicarse con ella. Queentre el paraso y la tierra no son necesariostelfonos: existe la oracin.

    Uno de los efectos de la paternidad es quela muerte propia deja de inquietar. Caemos enla cuenta de que Thomas Mann tena razncuando dijo que la muerte de alguien es msun asunto de los que le sobreviven que de esealguien. Ya no horroriza ser mortal, sino seralguien que ama a mortales. Y cuando unapersona a quien queremos muere, qu es loque ms podramos desear? Que siguiera viva,aunque fuera de otra forma como esprituy en otro sitio en el paraso. En otro sitiodonde tengamos la esperanza de encontrarnoscon ella cuando nosotros muramos. En otrositio donde alguien nuestro dios cuide deella. Una de las mejores cosas que le podemosdesear a una persona es, como dice unacancin, que all en el otro mundo, en vezde infierno encuentres gloria. De nuevo, los

  • dioses y sus parasos como creencia surgidade nuestros deseos.

    En una ocasin, Lutero se expres con lassiguientes palabras: Dada nuestra tristecondicin de mortales, nuestro nico consueloes la esperanza en la otra vida. Aqu abajo,todo es incomprensible. Tengo la impresinde que muchas personas religiosas, decualquiera de los credos, sienten la necesidadimperiosa de que exista un dios, sostienen porpura exigencia vital la idea de una divinidadpero, en mi opinin, en el fondo no creenrealmente en Dios.

    Personalmente, como ateo, al habertomado la decisin de no autoengaarme, lacreencia en dioses no me ofrecera ningnconsuelo ante la muerte de un ser querido. Mesiento al respecto como debi de sentirsequien discurriera el siguiente proverbio chino:Cuando el picor est dentro del zapato,rascarse por fuera ofrece poco alivio.

  • Creer en dioses da poder.

    El universo y nuestro planeta hacen que

    nos sintamos abrumados. Es algo que todoshemos experimentado alguna vez mirando alcielo en una noche estrellada. En instantescomo esos, o al escuchar el nmero devctimas de cualquier catstrofe natural, nospercatamos de lo pequeos que somos y de lodesprotegidos que estamos ante las fuerzas dela naturaleza.

    Pero si pensamos que alguien ah arribanos est viendo, se preocupa por nosotros ynos cuida, nos sentimos reconfortados por laidea. (La felicidad suprema nos la da laconviccin de que somos queridos, escribiVctor Hugo.) Ya no somos taninsignificantes. Nos convertimos en prncipesen el reino del milln de estrellas; o, al menos,en unos sbditos especiales a los que su rey

  • escucha y ama.Y si, adems, creemos que ese alguien nos

    va a hacer favores si se los pedimos y acambio le prometemos cosas, eso nos hacepoderosos. Si mi madre se cura, te rezartodos los das! Si mis problemas se arreglan,te encender una vela! Si llueve,sacrificaremos un buey en tu honor! Si mesalvo, peregrinar hasta tu santuario!

    Aunque sea de una forma indirecta, atravs de las divinidades, el ser humano, tanpequeo, adquiere poder sobre el mundo. Yano estamos indefensos: hay un padretodopoderoso que nos puede ayudar. Es mscmodo creer en divinidades que contemplarla otra posibilidad (la que a mi modo de ver escierta): que no existan unos padres llamadosdioses, ni unos amigos llamados santos. Quelo que tengamos sean problemas de la vidaque nosotros mismos, con la ayuda de otroshumanos, hayamos de resolver; o hayamos de

  • aprender a aceptar, en caso de no existirsolucin, como ocurre con la muerte.

    Creer en dioses es una forma de explicar el

    mundo. Sin complicaciones, sin preocuparse por

    descubrir y entender. Las personas que creenen un dios creador de todo lo que existe nosdiran que, al encontrarnos un reloj, jams senos ocurrira pensar que el reloj ha surgido dela nada. Es la clebre analoga en la queLeibniz identifica la Creacin con un reloj.Nos diran que, irremediablemente, alguienhabra tenido que disear y fabricar ese reloj yque nos preguntaramos quin habra sido. Ytambin nos diran que, si eso lo pensaramosal ver un reloj, con mayor motivo hemos dehacerlo contemplando los seres vivos denuestro planeta, siendo como son, cualquierade ellos, mecanismos mucho ms complejos

  • que un reloj.No se puede concebir la existencia de ese

    gran reloj que es el universo sin la existenciaprevia de un gran relojero que lo creara y lepermita funcionar, nos diran los telogos. Elreloj no puede construir al relojero, nos dicenlas religiones, ha de ser al revs. Y durantesiglos ha parecido un argumento slido. Dehecho, el nico argumento que aparentaba serslido para justificar la fe en un dios creador.

    Pero la teora de la evolucin de la queluego hablaremos nos explica de formaelegante, contrastada, veraz, con todas lasherramientas que nos facilitan las ciencias,cmo puede ocurrir que algo tan complejocomo el ser humano aparezca sin necesidad deun creador.

    Cuando empezamos a contemplar las

    religiones y a considerar el hecho de creer endioses como una necesidad emocional basada

  • en el miedo a la muerte y en la impotencia quesentimos sobre la mayora de las cosas quevemos suceder a nuestro alrededor, podemosentender, entonces, el modo tan sencillo enque los deseos y las supersticiones ocupan ellugar de los hechos.

    Hace muchos siglos, era comprensible quelos humanos buscaran descifrar el universo,nuestro planeta y sus criaturas con mitos, conhistorias contadas al calor del fuego y al calorde los otros miembros de la tribu. Sin embargoen nuestros das, gracias a tantas personas quequisieron buscar explicaciones, que no seconformaron con leyendas por hechizantesque fueran podemos penetrar en losmisterios de muchas cosas que no se podancomprender hace cuatro mil, dos mil, nisiquiera doscientos aos.

    Pero, a pesar de ello, a pesar de que laevolucin de los conocimientos de lahumanidad haya sido exponencial y de que la

  • tecnologa progrese a un ritmo que se puedemedir en meses, emocionalmente distamospoco o quiz nada de aquellos humanosprehistricos que miraban al cielo estrelladodesde las entradas de sus cuevas.

    A mi modo de ver, Desmond Morris noandaba desencaminado cuando escribi quehay muchas personas que prefieren nocontemplar su naturaleza animal. En 1967Morris public un libro titulado El monodesnudo. En el prlogo que escribi para lareedicin de 1994, el zologo ingls describemuchas de las reacciones desproporcionadasque la publicacin de su libro haba provocadoveintisiete aos antes. La principal objecinque se le haba hecho era que hablaba de loshumanos como si nicamente furamos unams de las especies animales. Descubr queal animal humano todava le resultabaextremadamente difcil aceptar su naturalezabiolgica, apunt Morris.

  • Es algo que sigue ocurriendo hoy en da.De ello hablaremos en un captulo posterior,cuando analicemos la oposicin entre eldeterminismo biolgico y la creencia en el librealbedro. Es posible que sa sea otra de lasfunciones que desempeen las creencias endioses: reforzar nuestra buena opinin sobrenosotros mismos. El antropocentrismo, tancaracterstico de muchas religiones, cumplira,si estoy en lo cierto, una funcin biolgica: labuena autoestima ayuda a sobrevivir.

    Los dioses, esos mismos que nosotroshemos creado, quieren transmitirnos la idea, atravs de sus enseanzas, de que somos lascriaturas ms especiales de su creacin.

  • 3Por qu la gente siguecreyendo en dioses?

    Porque los mayores siguen enseando a losnios a creer en ellos.

    Qu mayores?... Sus padres? S, sus padres, pero tambin sus abuelos,

    sus tos, sus profesores, los sacerdotes...Desde que un nio nace, todas las personasmayores que estn a su alrededor le cuentan aese nio las mismas cosas. Y no le explicanque esas cosas que le estn contando puedenser ciertas o pueden no serlo.

    Le dicen que Dios est en el cielo. Le

  • dicen que Dios tambin est dentro delcorazn de cada uno de nosotros. Le dicenque, en realidad, Dios est en todas partes a lavez. Que Dios es capaz de verlo todo. Y si esenio pregunta: Y... cmo lo sabes?, leresponden algo parecido a: Porque es as;todo el mundo lo sabe.

    Solamente le cuentan a ese nio lo que aellos, cuando eran pequeos, tambin lescontaron sus padres, sus profesores... Nosuelen explicarle que en cada parte del mundoadoran a un dios diferente. O que en muchoslugares creen que existen varios dioses y noslo uno. O que hay muchas personas que nocreen en ningn dios. Tampoco suelen decirleque, en realidad, no se sabe quin tiene razn.

    Entonces, si para ti resulta tan claro que losdioses son imaginarios, cmo te explicas quetantos hombres sigan creyendo en ellos hoy en

  • da, con todos los conocimientos de quedisponemos?, podra preguntarme unsupuesto interlocutor, tras haber ledo loscaptulos anteriores.

    Pues, por una parte, a pesar de que lasciencias nos proporcionan cada vez msexplicaciones explicaciones que hacen quelas interpretaciones de los libros sagrados nosparezcan a muchas personas simples fbulasmitolgicas sobre el cmo de la vida, denuestro universo y de los seres vivos denuestro planeta, todava no hay una respuestapara los porqus (por qu surgi la vida en laTierra? Por qu existe el universo?). Quizsea, sencillamente, porque no haya razones.Cuando nos hacemos preguntas del tipo porqu existe todo lo que existe? o por questamos nosotros aqu?, al no habercontestaciones, los dioses siguen siendo paramuchas personas una alternativa. Unaalternativa que, aunque a algunos nos parezca

  • ingenua, no deja de ser legtima. Unaalternativa que muchos prefieren a otra de lasopciones: la de que seamos, simplemente, elfruto de una serie de maravillosaseventualidades.

    El ser humano es el nico animal quecuenta con las suficientes facultadesintelectuales como para cuestionarse el porqude nosotros mismos y de todo lo que nosrodea, para plantearse preguntas metafsicas.Pero todava no tiene los recursos suficientescomo para responderlas todas. Puede quenunca llegue a tenerlos.

    Por otra parte, junto a las respuestasexpuestas en el captulo anterior (creer endioses alivia el miedo, consuela ante la muertede los seres queridos, da un poder indirectosobre la naturaleza y explica el mundo), quesiguen plenamente vigentes en nuestra poca,creo que la respuesta clave a la pregunta queda ttulo al captulo est en la educacin de los

  • nios.Por qu los seres humanos siguen

    creyendo en dioses? Pues porque muchaspersonas acaban por creer de forma fervorosay sincera lo que se les repite durante susprimeros aos de vida, si se hace de un modolo suficientemente insistente. A un niopequeo se le puede inculcar casi cualquiercosa. Desgraciadamente, creo que el casisobra: se le puede inculcar cualquier cosa. Seatribuye a Lenin la tristemente clebre mximaque dice: Entregadnos a un nio duranteocho aos y ser un bolchevique parasiempre. Los valores y creencias en los quese eduque a los nios determinarn su futuro.Se puede adoctrinar a un nio. A un adulto,ms difcilmente.

    Muchas personas muy inteligentes y conuna gran capacidad de razonamiento seguirncreyendo siendo adultos lo que su madre lesexplicaba cuando estaban en su regazo y lo

  • que sus profesores grabaron en sus cabezasdesde muy pequeos. (Por cierto, ya quehablamos de gente inteligente, no es verdad,como tantas veces he odo y ledo, queEinstein creyera en algn dios. Dejo que sea lmismo quien lo aclare: [...] es una mentirasistemticamente repetida. No creo en un diospersonal y nunca lo he negado. Al contrario, lohe expresado claramente. [...] Tampoco creoque el individuo sobreviva a la muerte de sucuerpo. Son creencias originadas por el miedode lo ms ridculas. [...] Si hay algo en m quepueda ser denominado religioso, es laadmiracin sin lmites por la estructura delmundo hasta donde la ciencia nos ha reveladopor el momento.) El propio Talmud ellibro sagrado de la religin juda explicamuy bien la idea sobre la importancia que elambiente familiar tiene en las creencias de losms jvenes: Un nio dir en la calle lo quesu padre y su madre dicen en casa. Y, muy

  • probablemente, seguir dicindolo cuando seaadulto, aadira yo.

    Pienso que el tipo de enseanza quereciben nuestros hijos no debera tener comoobjetivo principal que los nios fuesen muyinstruidos, sino muy sabios. No habra debasarse tanto en cunto saben, en cuntascosas son capaces de almacenar en lamemoria, sino en aprender a diferenciar entrelo que realmente saben y lo que no, es decir,aquello que nicamente son conjeturas.Desafortunadamente, las religiones no suelenpermitir que los nios se formen sus propiasopiniones sobre la existencia o no de Dios,facilitndoles el acceso a todas las formas deanalizar la cuestin. Al contrario, tienden aevitar que descubran que, adems de suscreencias, existen otras que no son ni ms nimenos descabelladas. Y, sin embargo, en esodebera consistir lo que llamamos educacin,cultura: en aprender a respetar (sin que, por

  • supuesto, respetar signifique justificarcostumbres denigrantes para, por ejemplo, lasmujeres con la excusa de que pertenecen aotras culturas); en aprender que existen otrospueblos, con otras tradiciones, con otrasformas de vivir, con otras religiones tanvlidas o carentes de base como las denuestro rincn del mundo. En su Ensayosobre el entendimiento humano, Lockeescribe: Si se encerrase a un nio en un lugardonde no viera sino el blanco y el negro hastahacerse mayor, no tendra ms idea del rojo odel verde que la que tiene del sabor de la ostrao de la pia quien no las ha probado nunca.

    Por desgracia, cada una de las religionestiende a hacer que los nios aprendan susdogmas especficos de memoria, palabra porpalabra, negro sobre blanco, haciendo queparezcan cotorras enloquecidas, repitiendoideas que sus cerebros an no puedencomprender. Adems, las creencias religiosas,

  • demasiado a menudo y en demasiadas partesde nuestro planeta, van acompaadas de unosdogmatismos integristas, de un obscurantismoy de un fanatismo que acaba calando enalgunos de esos nios, los cuales, al cabo depocos aos, se habrn convertido en adultosintransigentes.

    No estoy de acuerdo con que se enseereligin es decir, que se enseen comociertos los dogmas de una religin en concreto a los nios en los colegios. Ahora bien,adquirir una cultura sobre los fenmenosreligiosos me parece bsico en la formacin deun nio. Sin ellos no sera sencillo entendermedianamente el mundo en el que vivimos.Considero que mis hijos sufriran de unhndicap social si no tuvieran una mnimacomprensin de los dogmas, enseanzas,costumbres y rituales religiosos.

    Me parecera extraordinario que se lesenseara religin todas las religiones para

  • que pudieran entender su importancia comofenmeno natural que se ha mantenido y haevolucionado durante milenios, como parteintegrante de todas las culturas y como partecrucial en la gnesis de todas las civilizacionesde la historia.

    Tristemente, eso no sucede. Todava nose ensean las religiones en los colegios conuna perspectiva antropolgica o sociolgica.La situacin se encuentra, ms bien, en el poloopuesto: an suele ocurrir que la religinprevalente en cada pas tenga el respaldo delgobierno para imprimir sus doctrinas en lasmentes de los ms pequeos de forma que susdogmas se convierten casi en ideas innatas. Enmuchos lugares de nuestro planeta, lderesreligiosos fanticos y caudillos megalmanostodava suelen ir juntos de la mano. Juntosinculcan a los nios unas creencias religiosas alas que se podran aplicar, perfectamente, lassiguientes palabras de Rousseau: Por

  • armarles con algunos instrumentos vanos, delos cuales tal vez no harn uso, les quitis laherramienta ms universal del hombre, que esel discernimiento; [...] les acostumbris a quesiempre se dejen guiar, a que no sean otracosa que unas mquinas en manos ajenas.

    La humanidad ha creado dioses y luego seha visto gobernada por ellos. Mejor dicho, seha visto gobernada por aquellos sereshumanos capaces de hacer creer a los demsque conocan ntimamente las opiniones de losdioses y que estaban muy enterados de susdeseos. Los dioses, siendo criaturas nacidas delos hombres, han acabado conquistando ungran poder sobre sus creadores,paradjicamente. Y, de qu medio se hanservido para ello? De la inoculacin decreencias en la generacin siguiente mediantela repeticin hasta el infinito. De la transmisindogmtica entre generaciones de los credospropios de cada doctrina. El hbito de creer en

  • dioses se hereda. Y como escribi el ensayistay devoto anglicano Samuel Johnson (aunqueseguramente no queriendo referirse a lascreencias en divinidades), por lo general, lascadenas de los hbitos son demasiadopequeas como para que las podamos notar;pero llega un momento en que se hacendemasiado grandes como para que laspodamos romper.

    Ahora bien, el mismo interlocutorimaginario que me interrogaba al inicio delcaptulo podra tambin opinar que, al fin y alcabo, los nios acaban convirtindose enadultos capaces de razonar. Que si fuera tanevidente que los dioses no existen, los niosterminaran, ms tarde o ms temprano, pordejar de creer en ellos. Que, a medida quecrecieran, del mismo modo que dejan de creeren otros productos de la imaginacin humana,como los Reyes Magos, el hombre del saco olos superhroes, dejaran de creer en dioses.

  • Pues bien, yo le respondera que, por unaparte, muchos nios, aun habiendo recibidoenseanzas religiosas, una vez convertidos enadultos dejan, efectivamente, de creer endioses. Especialmente en aquellos pases enlos que la religin no lo impregna todo y lossistemas educativos no estn empapados dedogmas incontestables. (Cada vez que nosmostremos demasiados crticos con losexaltados de cualquier credo, aunquetengamos motivos para ello, no estara de msque recordsemos que, en proporcin, muypocas personas en el mundo han tenido lasuerte de crecer en estados realmenteaconfesionales en los que se respeten losprincipios de laicismo.)

    Por otra parte, le dira que el autoengaoes un arte en que los humanos somos unosavezados expertos. Aunque a muchos nosparezca que el presidente Lincoln estaba en locierto cuando deca que se puede engaar a

  • algunas personas todo el tiempo y a todo elmundo algunas veces, pero no se puedeengaar a todo el mundo todo el tiempo, noes menos patente que a nadie engaamos consutilezas tan finas como a nosotros mismos. Apesar de que a muchos creyentes las dudas lesabrumen lo que ellos llamaran crisis defe prefieren elegir seguir creyendo. Es msfcil creer en fbulas que contemplar sin msla evidencia de lo que somos. Probablemente,se puede aplicar a muchas personas el clebreaforismo de La Rochefoucauld: Hay doscosas a las que no se puede mirar fijamente: elsol y la muerte.

    Adems, tal como magnficamente supoexpresar Mark Twain: En religin lascreencias de la gente se obtienen sincuestionar y de segunda mano deautoridades que no se hicieron a s mismaslas preguntas pertinentes sino que, a su vez,recibieron sus creencias de segunda mano de

  • otros no cuestionadores. Esas cadenas decreencias se han prolongado durante milenios,salvo para aquellas personas que s decidieroncuestionar las ideas recibidas.

    En definitiva, por qu tantos adultostodava creen en dioses hoy en da? Pues,aunque seguramente habr muchas mscontestaciones posibles y ciertas larespuesta que a m se me presenta como msobvia es sta: primero, porque esos adultosfueron antes nios a los que no se dio laoportunidad de ver el mundo con otros ojos.Y, segundo, porque como escribi Carl Sagane n El mundo y sus demonios, una de laslecciones ms tristes de la historia es que, si seest sometido a un engao demasiado tiempo,se tiende a rechazar cualquier prueba de quees un engao. Encontrar la verdad deja deinteresarnos. El engao nos ha engullido.Simplemente se hace demasiado difcilreconocer, incluso ante nosotros mismos, que

  • hemos cado tanto tiempo en el engao. Encuanto se da poder a un charlatn sobre unomismo, casi nunca se puede recuperar.

  • 4Quines fueron losprimeros en creer en

    dioses?

    Yo creo que fueron los primeros humanos queempezaron a utilizar las palabras.

    O sea... Los hombres prehistricos? S, los hombres prehistricos. Muchos

    cientficos piensan que los primeros enfantasear con dioses fueron los primeroshumanos.

    Para esto hace falta un poco deimaginacin, pero intentad pensar en una

  • madre de pocas prehistricas llorando,arrodillada. Una fiera ha atacado a su hijo y,cuando todos los de la tribu han llegadocorriendo para ahuyentarla, ya era demasiadotarde. El nio est muerto. La mujer no quiereabandonar el cadver. Los dems miembrosde la tribu no saben qu hacer ni qu decir.Pero otra mujer, en ese momento, observa elvuelo de un pjaro y se le ocurre contar que loque estn abrazando es slo un cuerpo, que elhijo que hace un rato jugaba, lloraba y reaest ahora volando hacia otro lugar. Y lamadre deja de llorar. Y todos miran hacia elcielo.

    Llegada la noche, todos suean; y en sussueos pueden ver otra vez a sus muertos,porque se suea con lo que se desea. Peroellos no entienden lo que es soar y creen querealmente han visto a sus muertos. Y a esosmuertos que han visto en sueos les llamanespritus. O almas.

  • Seguramente, los dioses nacieron pocodespus de que lo hicieran las primeraspalabras. Como se atreve a aventurar elfilsofo Michel Onfray: Dios nace de lasrigideces cadavricas de los miembros de latribu.

    Como cualquier otra especie del reinoanimal, los seres humanos estamosprogramados por la naturaleza paraexperimentar miedo ante determinadassituaciones, ya que nuestros miedos puedensalvarnos la vida. El ser humano tiene unapredisposicin natural a temer y a adorar todoaquello que le resulta misterioso, que nocomprende. Utilizando las palabras del escritorfrancs Michel Piquemal: Es una actitud queproviene de los albores de la humanidad, delos tiempos en que ningn conocimientocientfico poda explicar ni el origen ni el fin de

  • las cosas. Todo era sagrado y objeto de temor:los manantiales, los volcanes, la lluvia, el sol,el viento, la luna, los rayos, los lagos, lastempestades.... Y pocas cosas pueden serobjeto de mayor temor que la muerte.Experimentar miedos ante ciertos peligros esbueno para nuestra supervivencia. Pero elmiedo a la muerte en s, dado lo inevitable deltrance final, es un miedo que es mejormodular para no aadir angustia innecesaria.Nuestros ancestros lo conseguan mediante sucapacidad de fantasear.

    Las hiptesis que plantean gran parte delas religiones la existencia de uno o variosdioses y la inmortalidad del alma se noshacen hoy a muchos inverosmiles. Pero,desde los tiempos ms remotos, el adornaresas hiptesis con palabras bien elegidas yagradables de or ha servido para que hayansido aceptadas como ciertas en lugar de comolo que parecen ser: productos de nuestra

  • imaginacin.La historia nos ensea que en todas las

    pocas, incluida la nuestra, y en todos loslugares, los hombres han fabulado para evitarver la realidad. Todos preferimos los relatosdulces de escuchar, en los que nuestros deseosse convierten en realidades. En la mitologagriega los dioses contaban con una bebida, a laque llamaban nepente, que mezclaban con elnctar. El nepente era capaz de curar todas lasheridas y dolores y, adems, tambin producael olvido. Eran los dioses de los antiguosgriegos como gran parte de las divinidadesde la humanidad, dioses con deseos muyhumanos: no padecer dolores ni tener malosrecuerdos. Aunque, desde luego, contaban conpoderes divinos: disponan de una pocinmgica que les evitaba el sufrimiento fsico yque les confera una memoria selectiva.

    Con el paso de las generaciones y de losmilenios, los humanos irn desarrollando

  • creencias en almas, en parasos, en otrosmundos mejores que nos esperan cuandomuramos y en los distintos lderes de esosotros mundos: los dioses. Son lderes a los quetratarn de ganarse mediante ofrendas,regalos, sacrificios, oraciones, procesiones,penitencias... porque cuentan con unospoderes sobrenaturales que se correspondencon cosas que nosotros anhelamos, comodejar de sufrir bebiendo un trago mgico quenos alivie las penas. Pero, por encima de todo,los dioses tienen la mayor de las capacidades:la de hacer que, tras la muerte, sigamos vivosen sus parasos celestiales.

    Los detalles de las distintas creencias; losdiferentes simbolismos, rituales yprohibiciones de cada una; las caractersticasde sus respectivos dioses, variarn de unaspocas a otras y de unos lugares a otros, perotodas las doctrinas cumplirn un cometidofundamental: convertir deseos en verdades

  • absolutas.Aunque, desde luego, no ser sa la nica

    causa por la que nuestros ancestrosdesarrollarn creencias sobrenaturales. Losantroplogos son capaces de darnos msexplicaciones que nos seducen y que nosensean que las religiones antiguas expresanotras necesidades humanas primordiales.Cuando los grupos de humanos estabanformados por pocos miembros, no exista lanecesidad imperiosa de disponer de unoscdigos ticos complejos. Bastaba con que serespetase la autoridad del lder del grupo, delequivalente humano al macho dominante deotros mamferos.

    Sin embargo, conforme el tamao de losgrupsculos iba aumentando, hasta convertirseen tribus, y ms an cuando se establecan enasentamientos grandes permanentes, se ibanhaciendo necesarios, al mismo tiempo, cdigosmorales articulados. Al aumentar la poblacin

  • crecan los conflictos internos y con ellos laobligacin de contar con normas claramenteestablecidas que buscaran el inters, no de unindividuo en particular, sino de todo el grupo.

    Ah entra en juego la relacin entre diosesy moral. Si cualquiera puede robar o matar aotros miembros, la supervivencia del conjuntoy de la especie se pone en peligro. Si, ademsde a los castigos determinados por la tribu, losque infringen las normas han de enfrentarse alos castigos divinos, aumentarn lasposibilidades de que los cdigos de conducta,que son buenos para todos, sean respetados.

    Posiblemente, sin las creencias religiosas ylos cdigos morales que las acompaan lahumanidad nunca habra superado esosestados iniciales tribales y no habra llegado aformar civilizaciones.

    En definitiva, parece que Voltaire tenarazn cuando escribi que si Dios noexistiera, el hombre tendra que inventarlo.

  • 5Puedes probar que Diosno existe?

    No. No se puede probar que algo no existe. Entonces... los dioses podran existir? En teora s. Pero yo creo que no existen.

    Veris lo que quiero decir... Las cosas que noexisten son infinitas. Nosotros tres podramosimaginar ahora mismo cientos de nuevosanimales mitolgicos diferentes. Por ejemplo,vamos a imaginar un animal con tronco yextremidades de ciervo, cabeza de oso, uncuerno en el centro de la espalda, cuatro alas ycon todo el cuerpo recubierto de plumas. En

  • teora, aunque nos lo acabemos de inventar,es verdad que podra existir en algn lugarmuy lejano o en los bosques de alguna islavirgen. O tambin es verdad que podra haberexistido hace miles y miles de aos.

    Pero a m me parece que no es as.

    Aunque sea cierto que no se puede demostrarque los dioses no existen, tampoco se puededemostrar que existan. Si alguien declara saberque tal dios o tal otro existen, en realidadestar tomando su fe por conocimiento, esdecir, confundiendo creer con saber.

    Si hablamos en concreto sobre elcristianismo, muchos telogos y pensadores desiglos anteriores han cavilado hasta exponersupuestas pruebas de la existencia de Dios.Gran cantidad de libros las enumeran yexplican. A ttulo de ejemplo, una de las msclebres es la que se conoce como prueba

  • ontolgica, que fue desarrollada por sanAnselmo, un monje benedictino, a inicios delsiglo XII. Su pretendido razonamiento vendraa ser el siguiente: todos los hombres alberganen sus mentes la idea de un ser perfecto al quedan el nombre de Dios. Pero cmo podraconsiderarse perfecto un ser que no existiese?Por lo tanto, para ser perfecto, Dios ha deexistir.

    Como ejercicio mental con las palabras esciertamente ingenioso. Pero en cuanto a suvalor como prueba, grandes filsofos de siglosposteriores, algunos ateos (Hume, Russell),otros muchos no (Guillermo de Occam, santoToms de Aquino, Kant), han descartado elargumento ontolgico y todas las demshipotticas demostraciones de que Dios existe.Todas ellas pretenden asignar la categora derealidad objetiva a lo que nicamente sonmaniobras con los pensamientos.

    En nuestros das, apreciando que ninguna

  • de ellas puede considerarse realmente unaprueba en sentido estricto, la mayora de lospensadores cristianos prefieren servirse deldiscurso, mucho ms socorrido, de que a Diosno hay que pretender acercarse con la razn,sino con la fe. Creo que, aunque ellos noestaran de acuerdo, cuando los intelectualesreligiosos enuncian la idea anterior estndiciendo, en realidad, exactamente lo mismoque Feuerbach expres con palabras biendiferentes: El creyente se comporta como siposeyese la certeza de la existencia de Dios,tan fuerte es el poder de su imaginacin.

    Si hablamos con propiedad, nicamentepodemos afirmar que algo es cierto si essusceptible de ser verificado; y slo podemosnegar que algo sea cierto si puede serrefutado. En nuestro caso, no se puede hacerninguna de las dos cosas. Por lo tanto, lahiptesis de que los dioses existen no puedeser ni comprobada ni desechada.

  • Ahora bien, en realidad es a quien afirmala existencia de algo a quien corresponderaprobarlo. Y en el caso de los diferentes diosessera muy sencillo: slo tendran que dejarsever y or. Los creyentes de las tres grandesreligiones monotestas (cristianismo, judasmoe islamismo), las que afirman que nicamenteexiste un dios, siempre nos dicen que su diosnos ama y que todos somos sus hijos. Peroincluso los padres humanos, con todosnuestros defectos y a pesar de no tener el donde la ubicuidad el don de poder estar entodas partes a la vez, como les atribuyen asus respectivos dioses las religiones,conseguimos pasar un rato al da con nuestroshijos, escucharles y hablarles. Y les hablamosdirectamente, no mediante palabras escritaspor gente que ni siquiera nos conoce o atravs de profetas muertos hace siglos. No esuna cuestin de cantidad de amor, sino deexistencia o inexistencia.

  • Bien mirado, creo que si cualquiera de losdioses existiera, sencillamente no hara faltapedir pruebas de su existencia.

    Adems de que la carga de la pruebacorresponde a quien afirma algo, y no alrevs, el ensayista Christopher Hitchensopinaba, creo que acertadamente, que lo quepuede afirmarse sin pruebas, tambin ha depoder descartarse sin pruebas. Como noexiste ninguna evidencia de que alguno de losdioses de la historia de la humanidad hayaexistido, podemos descartar la existencia detodos ellos sin necesidad de ninguna prueba.

    Cada vez que alguien ha intentadoconvencerme de la existencia de su dios, yosiempre he pensado que, en realidad, seramuy fcil hacerlo. Nunca lo he llevado a laprctica, pero en cada ocasin me he sentidotentado de decirle a ese alguien que lo nicoque tena que hacer era presentarme a su dios.O, al menos, ensearme una foto. Supongo

  • que, de haberlo hecho, algunas personas sehabran sentido ofendidas por mi peticin,pero desde luego no hubiese sido mi intencinherir. Sencillamente, habra hecho lo mismoque hago ante cualquier presuncin deexistencia: querer conocer. Dada laimposibilidad de presentarnos a sus dioses(con motivo), las personas religiosas suelendecirnos que lo que s nos pueden ensear sonlas mltiples maravillas de nuestro mundo.Como explicar en el prximo captulo, opinoque la magnificencia y la asombrosacomplejidad de nuestro planeta y del universoprueban la existencia de nuestro planeta y deluniverso, no la existencia de un creadormisterioso.

    A pesar de que no podamos demostrar suinexistencia, todo nos indica que los dioses noexisten. Y no solamente el hecho de que sepasen la vida jugando al escondite connosotros, los humanos, los que supuestamente

  • somos sus hijos. Tambin resulta sospechosoel hecho de que encajen tan bien en nuestrosdeseos. No creo en dioses pero... me gustaratanto estar equivocado! Me encantara queexistieran. Les echo de menos desde que, enmi niez, dej de tener amigos imaginarios.

    Otro indicio de su, en mi opinin, ms queprobable inexistencia, es su evidentesemejanza con los hombres. Suantropomorfismo, del que ya hemos hablado.Los dioses son demasiado humanos,demasiado parecidos a nosotros. Sus rasgosson como el ttulo del clebre libro deNietzsche humanos, demasiado humanos.

    A m, personalmente, tampoco me invita acreer en ellos el ahnco con el cual algunaspersonas religiosas quieren que nosconvirtamos a sus creencias. Normalmente, unexceso de pasin indica la falta de conviccinprovocada por la carencia de unos cimientosslidos. Sin embargo, el hombre es un animal

  • crdulo. En ausencia de cosas con base slidaen que creer, creer en otras sin ninguna base,como que todo le est saliendo mal por habervisto un gato negro o haber pasado debajo deuna escalera; o que algo le fue bien por haberencendido una vela a un santo de su devocin.La mayora de los humanos no somos cnicospor naturaleza. Necesitamos creer en algo, yasea en nosotros mismos, en otros, en elfuturo, en dioses, en fuerzas sobrenaturales oen el poder de un fetiche. Pero, como decaHume, los mltiples ejemplos de milagrosinventados, de profecas, de acontecimientossobrenaturales... que en todas las pocas hansido, bien anulados por pruebas en contrario,bien puestos en evidencia ellos mismos por sucarcter absurdo, demuestran suficientementela fuerte propensin de la humanidad hacia loextraordinario y deben arrojar una sospecharazonable en contra de todos los relatos de esaclase.

  • Aunque, para m, la pista ms clara de quelos que no creemos en dioses estamosseguramente en lo cierto es la existencia de lamaldad, de la injusticia, de las enfermedades,de la crueldad, del sufrimiento, de lascalamidades... O bien los dioses quierenacabar con todo eso pero no pueden, es decir,no son todopoderosos, o bien pueden pero noquieren, o sea que los dioses no son buenos.En la medida en la que el sufrimiento de losnios est permitido, no existe amor verdaderoen este mundo, opinaba la bailarina IsadoraDuncan.

    Un dios creador no puede ser ambas cosasa la vez, bueno y omnipotente. Y, sinembargo, la omnipotencia y la bondad infinitason dos rasgos que los tres monotesmosatribuyen a sus respectivos dioses. A lo largode los siglos, todos los intentos de loscreyentes por superar esa contradiccin hanquedado siempre en sutilezas verbales, en

  • contorsiones metafsicas. Como alguien dijoalguna vez, lo nico que hace que podamosperdonar a los dioses es que no existan. Oexpresado con las punzantes palabras delromano Lucrecio: La vida es demasiadodifcil, [...], los placeres demasiado vacuos odemasiado escasos, el dolor demasiadohabitual o demasiado atroz, el azar demasiadoinjusto o demasiado ciego, como para que sepueda creer que un mundo tan imperfecto seade origen divino.

    La presencia en el mundo de todos losmales es un problema terico solamente paralos creyentes, por lo mal que encaja con suidea de un dios bondadoso. Ello les obliga arealizar juegos malabares con las palabras ycon las ideas. Algunos prefieren culpar aldiablo, sin darse cuenta de que eso suponeque su dios no tiene poder sobre el demonio,es decir, de nuevo, que su dios no estodopoderoso. Otros teorizan sobre la libertad

  • que su dios le concede a cada ser humano: elconcepto del libre albedro, al que luegodedicar un captulo. Unos pocos acaban pordejar de considerar digno de su adoracin a undios que consiente el mal en el mundo.

    Para los que no creemos en dioses, laexistencia del mal es un problema en smismo, pero casa con nuestro esquema mentalde cmo son las cosas. Cuando se acepta quelos dioses son creaciones humanas, entonceslas piezas del puzle empiezan a encontrar susitio. Ya no resulta tan inexplicable que undios, a pesar de su supuesta infinita bondad,haya consentido que, en su nombre, los que secreen pueblos elegidos hayan dado lugar atantas guerras religiosas, torturas, atentadossuicidas (cometidos por hombres a los que,desde nios, sus lderes religiosos haninculcado, hasta hacrselo creer realmente,que matar a otros es una forma de ganarse elparaso), llamamientos a destruir a los infieles

  • es decir, a los miembros de las religionesque no son la propia, cruzadas, hoguerasalimentadas con carne de herejes o deescritores de libros prohibidos y tantas y tantasotras atrocidades que, de existir, habranhecho estremecerse al mismsimo demonio.

    En resumidas cuentas, ni la existencia delos dioses ni su inexistencia son demostrables;como tampoco lo son la existencia o no decualquier otro producto de la imaginacinhumana, como los elfos de los bosques o lasninfas. Pero eso no hace que me parezca igualde plausible una cosa que la otra, igual deverosmil la existencia de Dios que suinexistencia. Todos los indicios me muestranque los dioses son uno ms de los frutos de lafantasa de los hombres; que su papel a lolargo de la historia de la humanidad ha sido elde servir como respuestas a las preguntasmetafsicas para todos aquellos que seconformaron con creer.

  • Otras muchas gentes, al contrario,prefirieron esforzarse por penetrar en losmisterios de nuestro mundo y de nosotrosmismos.

    Para saber ms sobre los captulos de la ParteI.AA. VV. , 50 cartas a Dios, Promocin

    Popular Cristiana, Madrid, 2006.ARMSTRONG, Karen, Una historia de

    Dios: 4.000 aos de bsqueda en eljudasmo, el cristianismo y el Islam,Editorial Paids, Barcelona, 2006.

    BRAGUE, Rmi, La ley de Dios: historiafilosfica de una alianza, EncuentroEdiciones, Madrid, 2011.

    COMTE-SPONVILLE, Andr, El alma delatesmo: Introduccin a unaespiritualidad sin Dios, Editorial Paids,Barcelona, 2006.

  • DAWKINS, Richard, El espejismo de Dios,Booket, Barcelona, 2009.

    EMANUELE, Pietro, Los cien tleros deKant, Alianza Editorial, Madrid, 2006.

    HITCHENS, Christopher, Dios no existe,Debolsillo, Barcelona, 2010.

    JACQUARD, Albert, Pequea filosofa parano filsofos, Galaxia Gutenberg, Madrid,1998.

    MORRIS, Desmond, El mono desnudo,Debolsillo, Barcelona, 2003.

    ONFRAY, Michel, Tratado de ateologa:Fsica de la metafsica, AnagramaEditorial, Barcelona, 2008.

    PANCORBO, Luis, Los dioses increbles,Siglo XXI de Espaa Editores, Madrid,2011.

    PIQUEMAL, Michel, Las filofbulas,Editorial Oniro, Barcelona, 2009.

    RUSSELL, Bertrand, Lo mejor de BertrandRussell, Los libros de Ssifo, Edhasa,

  • Barcelona, 2008.SEYFERT, Oskar, Diccionario de mitologa

    griega y romana, Ediciones Obelisco,Barcelona, 2000.

  • PARTE II

    SOBRE EL MUNDO YSUS CRIATURAS

  • 6Quin cre el mundo,entonces?

    Nadie, que nosotros sepamos. As que el mundo est ah y ya est? Eso es. No tiene por qu haberlo creado

    nadie. El mundo ha existido siempre y existeahora. Tambin suponemos que seguirexistiendo. Aunque para eso tendramos quecuidar bastante ms nuestro planeta (pero deeso ya os ha hablado mam muchas veces).

    Como el universo es tan grande ycomplicado, muchas personas necesitan creerque ha sido diseado por un dios con unos

  • poderes infinitos; como si fuera unsuperhroe, para que lo entendis. Esasmismas personas tambin creen que ese diosnos cre a los humanos y cuida de nosotros yde todas las criaturas de la Tierra.

    Durante casi toda la historia de la humanidad,las ciencias, que se hallaban en un estado pocoavanzado, no podan dar respuestas cuandolas personas se hacan preguntas sobre lascosas, sobre el universo, sobre nuestromundo, sobre los animales, sobre nosotrosmismos... Lo ms sencillo era imaginar undios, una especie de arquitecto celestial conunos poderes infinitos. De todo lo que lesrodeaba, los humanos hacan unainterpretacin mitolgica.

    En nuestros das, las explicacionesracionales y las teoras de los cientficos hacenque, para muchas personas, ya no sea

  • necesaria la creencia en un solo dios, padre detodas las cosas, o en varios dioses, cada unoresponsable de una parte de la creacin. Eluniverso ha podido surgir siguiendo unas leyesnaturales no dictadas por nadie.

    Sin embargo, an hoy, la mayora de loshabitantes de la Tierra todava cree que hayalgn dios que contempla el mundo desde unaespecie de mirador con vistas privilegiadas yque permite que suceda todo lo que sucede.

    Los creyentes de muchas de las religionessuelen argumentar sobre el mundo y lascriaturas que en l viven diciendo que, por unlado su belleza, y por otro su complejidad sonuna prueba incontestable de que existe un diostodopoderoso que cre y gobierna todo lo queexiste. Es la idea que expres con hermosaspalabras el novelista y telogo britnico C. S.Lewis: Creo en Dios de la misma forma quecreo en el sol: no slo porque puedo verlo sinoporque, gracias a l, puedo ver todo lo

  • dems.Tambin aportan como demostracin de

    su creencia en un dios diseador la supuestaperfeccin de los organismos vivos quehabitan nuestro planeta, especialmente delhumano. La Tierra entera, con sus milvoces, alaba a Dios, escribi el poetaromntico Samuel Taylor Coleridge.

    Yo no estoy de acuerdo con ninguno deesos tres argumentos: belleza, complejidad yperfeccin. Por una parte, la innegable bellezay la extraordinaria complejidad del mundo, delas que ahora hablaremos con ms detalle,slo prueban la existencia del propio mundo,no la existencia de nada ms all.

    Y en cuanto a la perfeccin del serhumano, es bastante discutible. El genetistanorteamericano de origen espaol FranciscoAyala, un hombre que, aun buscando siempretender puentes entre religin y ciencia, hapasado buena parte de su vida en Estados

  • Unidos defendiendo el darwinismo frente a losultraconservadores creacionistas, explicatextualmente: Nada est bien hecho. Porejemplo, nuestro ojo. [...] El nervio pticotiene que cruzar la retina para llegar alcerebro. Por eso tenemos un punto ciego. Loscalamares tienen un ojo parecido, pero sin esedefecto. [...] Nuestra mandbula no es lobastante grande para albergar todos losdientes. [...] El canal de natalidad provoca queel veinte por ciento de los embarazos terminenen aborto espontneo [...] debido al maldiseo del sistema reproductivo. [...] Atribuirlea Dios las imperfecciones de la evolucin esuna blasfemia. La ciencia lo libera de eso. [...]Si el cuerpo humano fuera obra de uningeniero, ya estara despedido.

    Respecto a la belleza de lo que nos rodea,hablar nicamente de ella es quedarse con tanslo una parte de la realidad. Es cierto quenuestro universo con sus espacios infinitos nos

  • abruma por su esplendor. Cada minuto quepasemos contemplando de cerca un simpletormo de tierra seremos testigos de un sinfnde pequeos prodigios sublimes que ponen demanifiesto el afn de todo lo vivo porperseverar. Nuestro planeta con sus mares,sus montaas, sus bosques, sus animalesluchando por salir adelante en el calderoalqumico que los contiene es de unamagnificencia que nos apabulla. Sin duda.Pero una cosa es contemplar y otra totalmentedistinta es ser. Al ver un documental entelevisin, nos quedamos extasiados ante unpaisaje africano en el que, por ejemplo, unguepardo est dando caza a una gacela. Laestampa es indudablemente hermosa para losque la estamos observando. Pero nos falta laopinin de la gacela.

    La vida en s no es ni bella ni fea.Depende de la que a cada cual le haya tocadovivir y de cmo se la tome cada uno. Al fin y

  • al cabo, lo que nos afecta no son, tanto comocreemos, las cosas en s mismas, sino lasopiniones que nos formamos sobre las cosas.Si uno se toma la vida a mal, puede llegar averla como la describa Erasmo de Rotterdamcon palabras lacerantes: Si alguien pudieseser transportado al observatorio en el que lospoetas colocan al dios Jpiter y mirase entorno suyo, qu vera? Pues un sinnmero decalamidades que afligen la existencia humana:[...] lo penoso de la crianza, la juventud llenade esfuerzos y trabajos, los dolores de la vejezy, por fin, la muerte inexorable. [...] Tambinvera la multitud de enfermedades queacechan nuestra vida, el cmulo de accidentesque constantemente la amenazan y el rimerode desgracias que pueden convertir en hiel losms dulces momentos. [...] Estoy contando loinacabable. [...] No quiero averiguar quin fueel dios iracundo al que se debe que naciesenlos hombres en este valle de lgrimas.

  • Parece que no haba tenido un gran da elbueno de Erasmo cuando escribi todo loanterior. Yo prefiero tomarme la vida con msalborozo pero, de todas formas, mi impresines que un dios creador que fuese a la vezbondadoso y omnipotente seguro que habradiseado el mundo de otra forma, sinnecesidad de que el modo de seguir vivosfuera devorndonos unos a otros, real ymetafricamente. O sin terremotos, porejemplo, que acaben en pocos minutos con lavida de cientos de miles de personas. Si eresun arquitecto dotado de un poder infinito ycon la capacidad, por lo tanto, de proyectar unplaneta perfecto, por qu no hacerlo de unanica pieza, en lugar de formado por placastectnicas que ocasionen temblores ssmicosconstantes? Las demostraciones de fuerza dela naturaleza nos abruman. Son apabullantes,grandiosas; pero yo no las llamara hermosas.

    Hace casi ochenta aos, el autor

  • estadounidense Clarence Day escribi unaobra autobiogrfica titulada La vida con mipadre en la que narra en tono de humoralgunos episodios de la convivencia con sureligioso y dominante padre. Lo saco acolacin porque creo que el prrafo de eselibro que transcribo a continuacin ilustra queesa sensacin que trato de explicar la de quela belleza y perfeccin del mundo no son tales no slo la experimentamos los ateos, sinotambin muchos creyentes: Mi padre nollegaba tan lejos como para acusardirectamente a Dios de ineficiencia, pero cadavez que le rezaba su tono era enfadado yenrgico; se pareca mucho al que un huspedinsatisfecho con el trato recibido emplearapara dirigirse al director de un hotel malgestionado.

    Siempre me ha parecido desconcertanteque tanta gente pueda creer que lo mejor queha podido crear en millones de aos (o en tan

  • slo diez mil: a los efectos es lo mismo) undios dotado de un poder infinito haya sido estemundo, con todos sus defectos, injusticias ypadecimientos; con todos esos millones deseres vivos que cada da enferman, sufren ymueren. El escritor francs Georges Duhameldeca que senta demasiado respeto haciaDios como para hacerle responsable de unmundo tan absurdo. Supongo que el hechode haber participado en la Primera GuerraMundial como cirujano militar en el frente debatalla durante cuatro aos tuvo muchainfluencia en su opinin sobre los dioses.

    Como mencion en el captulo anterior, laforma ms sencilla de solucionar laincongruencia entre la supuesta omnipotenciade Dios y los resultados visibles es inventardioses malos: los demonios, belcebes,luciferes, luzbeles, diablos y dems entesmalignos presentes en todas las mitologas.

    Otra manera de exculpar a los dioses de

  • los males es echarle la culpa al ser humano,teorizando sobre el libre albedro. El librealbedro es la facultad que se les supone a laspersonas de elegir libremente entre el bien y elmal. Como ya he dicho, en un captuloposterior hablaremos sobre l, pero encualquier caso, resulta difcil culpar a loshombres de la erupcin de un volcn (a no serque se interprete como un castigo divino,como han hecho en esas ocasiones a lo largode los siglos los chamanes y hechiceros ysiguen haciendo hoy en da los fanticos decualquiera de las religiones). Y cada vez queen televisin vuelvo a ver esas imgenes decadveres amontonados a centenares, vctimasde cualquiera de las guerras o de losgenocidios de la historia, me pregunto qucapacidad de eleccin tuvieron, de qu librealbedro dispusieron esas personas. Tambinme interrogo sobre quin podra encontrar enello algo de la belleza del mundo con la que se

  • defiende la existencia indudable de unadivinidad creadora.

    Decamos al inicio de este captulo que laspersonas que profesan la creencia en un dioscreador, la justifican tambin hablando de lacomplejidad del mundo. Con respecto a esto,alguna vez he odo decir que es tan difcil quesin un creador omnipotente surjan un planetacomo el nuestro y todas sus criaturas, comoque surja el Quijote si mezclamos al azartodas sus letras. O tan complicado como sacardiez mil caras seguidas al lanzar diez mil vecesuna moneda no trucada. Suena casi imposible,verdad? Pero no lo es si pensamos, no enuna persona lanzando una moneda, sino enmiles de millones de personas lanzando cadauna su moneda. As, es posible que a algunade esas personas le salieran diez mil carasseguidas.

    Pues bien, en el universo hay miles demillones de planetas. En el nuestro surgi la

  • vida (diez mil caras) y es posible que en otroshaya salido diez mil cruces, o cinco mil carasy cinco mil cruces alternas, o diez mil cantos...y que hayan brotado cosas tambindesconcertantes, apabullantes, hermosas o no,a las que se pueda llamar vida o no.

    No lo sabemos. Tampoco sabemos cmose inici la vida en la Tierra, ni el origen deluniverso, ni tantas y tantas otras cosas. Ypuede que algunas de ellas nunca las sepamos.Pero, en cualquier caso, sern las preguntasque se hagan personas libres de supersticiones,sus conocimientos cientficos, sus hiptesis algunas de las cuales, con el tiempo, sedemostrarn ciertas, mientras que otras sernfalsas, su entusiasmo, su trabajo y sucuriosidad, los que nos sigan aportandoalgunas respuestas. Los cuentos de hadas nolo harn: las creencias religiosas y la bsquedadel conocimiento nunca han sido grandesamigas. San Agustn ya consideraba la

  • curiosidad como una enfermedad porque [...]nos impulsa a tratar de descubrir los secretosde la naturaleza, esos secretos [...] que no nosproporcionarn ninguna ventaja y que elhombre no debera desear aprender.

    Yo, por mi parte, me niego a creer queSfocles tuviera razn cuando escribi lassiguientes palabras: La existencia slo esalegre si va acompaada de la ignorancia.Una de las muchas cosas que hacen que lavida valga tanto la pena es el placer deaprender.

    Sin curiosidad no habra nuevosconocimientos. Si no fuera por ese tipo depersonas, por los curiosos, por losdesobedientes a las supersticiones, anseguiramos creyendo (como de hecho y pordesgracia an siguen creyendo muchos sereshumanos en el mundo) que enfermedadescomo la esquizofrenia o la demencia se debena la posesin demonaca. An inferiramos

  • que cualquier dolor sufrido por el posedo sertambin sufrido por los demonios, de formaque la mejor cura para el pobre infeliz es quepadezca tanto como para que los demoniosquieran abandonar su cuerpo.

    Escribiendo estas reflexiones o mientrasreleo alguno de mis prrafos favoritos del granBertrand Russell, me doy cuenta, como ldeca, de lo profundamente agradecido queme siento con todos aquellos que, en lugar deconformarse con creer lo que les contaban,con las supersticiones y las explicacionesmitolgicas, pelearon muchas veces ensecreto por saber.

    Dejemos que los cientficos expongan ydebatan sus teoras sobre los orgenes deluniverso, de nuestro planeta y de la vida ennuestro planeta y consideremos tambin(como deca en el prlogo: por qu no?) lahiptesis de que existe un dios o varios dioses(permtanme que repita la pregunta de nuevo:

  • por qu no?, por qu no varios dioses?,por qu ha de ser slo uno?) que disearon ycrearon el mundo en el que vivimos.

    Y que cada cual, en funcin de losargumentos expuestos, pueda decidir quteora incluida la de un dios creador de todo le parece ms plausible o, simplemente,cierta. Sin olvidar la posibilidad de que elmundo no haya sido creado por nada ni nadie,sino que, sencillamente, el universo fue, es yser. Porque, tal como muchos han razonadoa lo largo de la historia, si un dios cre eluniverso entonces, quin cre a ese dios? Yquin cre al que cre a ese dios? Si seguimosesa cadena, llegaremos a un punto en el quealgo tena que existir. Por qu razn noevitarnos los intermediarios imaginados yllamar a ese algo universo?

    En el campo de la biologa, fue la teora dela evolucin que ahora veremos, de CharlesDarwin, la que elimin la necesidad de un

  • creador para explicar la existencia de lasdistintas especies, incluida la humana.

    Del mismo modo, las nuevas teorascientficas sobre el origen del cosmos la msextendida de las cuales es la del Big Bang, lagran explosin que lo origin todo hacenredundante el papel de una superinteligenciaque diseara el universo. El peso de esediseo ya no recae sobre los hombros de losdioses, sino sobre los de las leyes de lanaturaleza. He mostrado la posibilidad deque el modo en que comenz el universo estdeterminado por las leyes de la ciencia. Lafsica moderna no deja lugar para dioses en lacreacin del universo. Esa es la opinin deuno de los ms eminentes cientficos de lahistoria, Stephen Hawking. En su libro tituladoEl gran diseo, Hawking concluye: No sepuede probar que Dios no existe, pero laciencia hace que los dioses ya no seannecesarios para explicar el mundo.

  • Es lo que ya intuy muchos aos antes elBarn de Holbach: As como la ignoranciasobre la naturaleza fue la que dio nacimiento alos dioses, del mismo modo el conocimientosobre la naturaleza est destinado adestruirlos. Aunque yo matizara un tanto laspalabras del filsofo materialista: es miimpresin que la creencia en dioses siemprepervivir, por el consuelo metafsico que aalgunas personas ofrece. Pero s parece ciertoque el creciente conocimiento sobre lanaturaleza har que cada vez menos humanosintenten explicarla mediante interpretacionesmitolgicas.

  • 7Qu es la teora de laevolucin?

    Es una manera de explicar cmo surgieron losanimales y las plantas distinta a la idea de quefue un dios quien lo hizo.

    No entendemos lo que quieres decir. En la antigedad, los hombres crean que

    un dios nos cre a nosotros, a las plantas y alos animales. Cada tribu le pona un nombrediferente a ese dios. En muchos lugares,crean que no haba un solo dios, sino varios.Imaginaban, por ejemplo, que un dios seencargaba de los ros, otro del sol, otro de las

  • montaas, otro de los mares, otro de losanimales, etctera.

    Pero en pocas ms recientes, personasque no crean en dioses buscaron otrasexplicaciones. El ms famoso es un cientficoingls que se llamaba Charles Darwin. l sehaca muchas preguntas. Por ejemplo, porqu las jirafas tienen el cuello tan largo? Yencontr una explicacin que a muchos nosparece cierta. En frica, en la prehistoria,habra animales parecidos a las jirafas peroque no tenan el cuello tan largo. Vamos allamarlos antlopes prehistricos. Los demsherbvoros se coman las hojas ms bajas delos rboles. Pero no haba bastantes hojaspara todos. Algunos de esos antlopesprehistricos, que tenan cuellos un poco mslargos que los dems, consiguieron sobrevivircomiendo las hojas a las que no llegaba ningnotro animal. Los hijos y los nietos de esosantepasados heredaron los cuellos largos de

  • sus abuelos y, as, con el paso de muchsimosaos y generaciones, naci una especie nueva,la jirafa, que haba evolucionado a partir delos antlopes. Por eso se llama teora de laevolucin.

    Los humanos de otros milenios creanciegamente que la Tierra era el centro deluniverso. Cuando se imaginaban el infierno,hasta podan oler el humo sulfuroso ycontemplar cmo se retorcan los condenadosentre las llamas. Al levantar la vista hacia elcielo, fantaseaban con los detalles de unparaso al que dos ngeles vestidos de blancollevaran las almas de los buenos. Los diosesno tenan ms hijos que los hombres y todoquedaba dispuesto de una manera cndida,aunque clara, ordenada y piramidal.

    Pero eran otros milenios.En los ltimos siglos, se ha podido or el

  • ruido de tres grandes bofetadas al orgullohumano, que se crea el centro de todo. Labofetada astronmica de Coprnico: la Tierraya no es el centro en torno al cual giran losdems cuerpos celestes. La bofetadapsicolgica de Freud: mucho de nuestrocomportamiento est gobernado por fuerzasque escapan al alcance de nuestra conciencia.Y la bofetada biolgica de Darwin con suteora de la evolucin: no somos el centro deatencin de un ser divino, sino una ms de lascriaturas de este planeta en el que unas hanevolucionado a partir de otras.

    Pero parece que los credos religiosos nohan querido aceptar todas las implicacionesque para nuestra vanidad humana suponenesos y otros guantazos. Para ilustrar miopinin, permtanme transcribir las siguientespalabras del papa Pablo VI: El hombre,creado a imagen y semejanza de Dios, no esslo carne y sangre. El hombre es, tambin y

  • sobre todo, inteligencia y libertad. Y gracias aesos poderes el hombre es, y debe seguirsiendo, superior al resto de la Creacin.

    Superior al resto de la Creacin... Elantropocentrismo religioso, es decir, eseconsiderar al ser humano como el centro deluniverso, como si todo girara en torno anosotros, y ese considerarnos superiores entodos los aspectos al resto de las criaturas,suele ser un obstculo para el avance de losconocimientos cientficos. No olvidemos, porejemplo, lo que cost que las ideas atinadas deCoprnico, Giordano Bruno (para l enparticular el coste fue morir en la hoguera trassiete aos de prisin) y Galileo se impusieran ala doctrina oficial cristiana de que la Tierra erael centro del universo y de que todos loscuerpos celestes giraban en torno a ella.

    Estoy de acuerdo con el bilogo inglsRichard Dawkins cuando dice que lasreligiones dificultan el avance de las ciencias

  • porque ensean a los nios a sentirsesatisfechos con explicaciones supernaturalesque no explican nada y les ciega a lasmaravillosas explicaciones naturales que laciencia pone a nuestro alcance. Les ensea aaceptar mediante dogmas la revelacin y la fe,en lugar de ensearles a buscar las pruebas delas teoras.

    Las religiones monotestas, haciendo galade esa megalomana a la que nos estamosrefiriendo, ven a la especie humana comofruto del diseo de un ser superior, de un dios.Es la teora que se denomina del creacionismoo, tambin, del diseo inteligente. Segn esateora, que interpreta de forma literal lo quenarra el Antiguo Testamento, la Tierra y todassus criaturas, incluidos los primeros humanos,fueron creados por Dios en pocos das hacetan slo unos diez mil aos. Esa leyenda segnla cual Dios creo a Adn y Eva de la nada escompartida por los tres grandes libros sagrados

  • de los monotesmos: Corn, Biblia y Torah.En un pas como Estados Unidos, el msavanzado tecnolgicamente del mundo, dostercios de los adultos creen en el diseointeligente! (y ms del ochenta por cientosigue creyendo en un tipo u otro de dios, decielo y de infierno). Puede que en ello tengaalgo que ver su historia: es un pas que fuefundado por creyentes fundamentalistas quehaban huido de Holanda, Gran Bretaa yAlemania.

    Sin embargo, todas las ramas de lasciencias nos muestran que los humanos nofuimos creados de la nada por ningunasuperinteligencia, sino que somos el resultadocontingente es decir, que el resultado podrahaber sido otro de la evolucin biolgica.Los gelogos calculan que nuestro planetatiene unos cuatro mil seiscientos millones deaos. Y la biologa nos explica que la ingentecantidad de especies vegetales y animales

  • (incluida la humana) que lo habitan sonresultado de los procesos evolutivos que hanido teniendo lugar en el transcurso de esetiempo. Es la que se conoce como teora de laevolucin por seleccin natural o darwinismo,una explicacin contrastada de cmo ladiversificacin a partir de las primeras formasde vida ha llevado a la biodiversidad de laTierra.

    La teora de la evolucin explica de formaclara, veraz y comprobable, usando todas lasherramientas que nos facilitan las ciencias (elestudio de fsiles, por ejemplo), cmo puedeocurrir que seres tan complejos como los quehabitan nuestro planeta aparezcan sinnecesidad de un creador.

    A mediados del siglo XIX, cuando CharlesDarwin public su libro El origen de lasespecies, prcticamente podra decirse que elcreacionismo era la nica interpretacin delmundo posible: cada especie del planeta era el

  • resultado de un acto independiente de lavoluntad divina y las especies eran inmutables.Sin embargo, algunas personas incluidosErasmus Darwin, el abuelo de Charles,Herbert Spencer y, sobre todo, el naturalistafrancs Lamarck ya haban empezado avislumbrar la posibilidad de descendencias conmodificaciones. Ello implicara que tiposdistintos de plantas y animales podrancompartir antepasados comunes. Era unavisin condenada por los telogos ya quedesplazaba a los dioses de su papelprotagonista.

    La originalidad de Charles Darwinconsisti en ofrecer una explicacin alternativaplausible a la complejidad de los seres vivos.stos ya no son el resultado de un diseodivino previo, sino de una seleccin natural deaquellas caractersticas que les resultan tilespara su supervivencia. Su teora cautiv por lasimplicidad de sus ideas. Era capaz de explicar

  • muchas cosas, como la distribucin geogrficade las plantas y animales y la presencia derestos fsiles de criaturas que ya no existan.

    Si no se entiende bien la teora de laevolucin, se puede interpretar que sta nosdice que cada especie existente es fruto delazar. Pues bien, se trata justamente de locontrario: la casualidad no tiene nada que ver;las caractersticas de una especie responden alhecho de que han servido para que esa especiepudiera sobrevivir.

    En palabras del propio Darwin: Dado quede cada especie nacen ms individuos de losque pueden sobrevivir y, en consecuencia, seproduce una lucha por la vida, se sigue quecualquier ser, si vara aunque sea de formamuy ligera en cualquier modo que le resulteprovechoso ante las cambiantes condicionesdel entorno, tendr ms posibilidades desobrevivir y, as, ser seleccionado de formanatural. Gracias al principio de la transmisin

  • hereditaria, cualquiera de esas ligerasvariaciones tender a transmitirse a la siguientegeneracin.

    En nuestros das, sabemos mil veces msde lo que saba Darwin. Sin embargo, sugenialidad consiste en que lo que l intuysigue siendo clave. Fue capaz de explicar eldiseo sin diseador; el reloj sin relojero. Fuecapaz de entrever el orden natural que, con losdesarrollos de cientficos posteriores a l,explica tantas cosas sobre el mundo y suscriaturas. La biologa molecular, que an noexista en tiempos de Darwin, valida la teorade la evolucin.

    La ciencia moderna nos describe cmo lasespecies, con el transcurso de lasgeneraciones, se van transformando, vansufriendo pequeos cambios en suscaractersticas anatmicas o decomportamiento. Esos pequeos cambiosdesembocan en la formacin de nuevas

  • especies. Multiplicaos, variad, que semantenga con vida el que mejor sepaadaptarse al entorno cambiante y muera elms dbil, parece que nos est diciendo lanaturaleza a todos los seres vivos.

    A pesar de que creacionismo ydarwinismo son teoras completamentecontrapuestas, en algunos casos como es elde la Iglesia catlica las enseanzas oficialesde las religiones han evolucionado tambin,como las especies, en un amago de integrarambas cosmovisiones. Hoy en da, elcatolicismo ensea que evolucin ycreacionismo son compatibles ya que elproceso evolutivo fue planificado, diseado ydirigido por Dios con el propsito de llegar alser humano, el cual sigue siendo consideradocomo una creacin especial de la divinidad.Pero, al mismo tiempo, an se siguesosteniendo que todo lo que existe ha sidocreado de la nada por Dios, que ste fue

  • movido por su infinita bondad y que todoexiste para su glorificacin. Tambin se afirmaque Dios protege (un concepto de proteccinmuy amplio, el de los telogos) y gua todo loque cre. La postura oficial del catolicismo esque acepta la libertad de los cientficos paraestudiar las implicaciones de la evolucin...siempre que ello no conduzca a una violacinde los dogmas de la Iglesia! No parece unarestriccin insignificante. Por ejemplo, laIglesia rechaza el poligenismo. El poligenismoes la teora que defiende la existenciasimultnea, en los albores de la humanidad, devarios grupos de humanos en distintos puntosgeogrficos. Como contradice la fbula deAdn y Eva como primeros hombres creadospor Dios de la nada, la Iglesia prefiere seguirimponiendo como uno de sus dogmas la tesisopuesta: el monogenismo.

    En mi opinin, al contrario de lo quealgunos sostienen, la teora de la evolucin no

  • es en absoluto compatible con muchos de losdogmas de la Iglesia catlica. El de laresurreccin de los cuerpos tras el juicio final,sin ir ms lejos. Segn todos los indicios yevidencias, las especies evolucionan hastaconvertirse en otras de una formaextremadamente gradual. Ya que, segn lasdoctrinas catlicas, slo resucitarn los sereshumanos y no los animales (al no poder serestos ltimos considerados moralmenteresponsables, ni para bien ni para mal),muchos, como el escritor venezolano GabrielAndrade, nos preguntamos: A partir de quespcimen en la evolucin de la humanidad seproducir la resurreccin de los cuerpos? Nohay un punto generacional preciso en el que elHomo erectus pueda ser ya llamado Homosapiens. Resulta grotesco y casi cmicoimaginarse a un Homo sapiens primitivosintindose aliviado por haber sido admitido enel club de los que resucitan pero, al mismo

  • tiempo, infinitamente triste porque su padre ysu madre, que no han tenido la suerte de serconsiderados como humanos, no resucitarnnunca, los pobres, a pesar de que durante suvida terrenal fueron bondadosos y compasivosy nunca hicieron dao a nadie. Y todo loanterior siempre dando por supuesto quecuerpos convertidos en polvo hace mileniospueden resucitar. En fin.

    En cualquier caso, parece que loscatlicos, al menos, pueden seguir creyendoen su dios sin que eso implique tener quetransigir completamente con el creacionismo(aunque algunos de sus miembros se rebelenante la postura oficial: el cardenal arzobispo deViena, Christoph Schborn, en un artculopublicado en el New York Times al poco deser elegido Benedicto XVI, apoyaba sintitubeos el diseo inteligente postulado por loscreacionistas).

    Pero los intentos por integrar ambas

  • visiones del mundo creacionismo yseleccin natural no son universales, nisiquiera dentro de la religin cristiana.Pentecostales, testigos de Jehov, mormonesentre otros siguen rechazando el estudiode la geologa y de la biologa evolutiva. Haymuchas otras ramas del cristianismo quesiguen creyendo en la literalidad del Gnesis y,por lo tanto, en el creacionismo estricto,manteniendo con vida polmicas sobre si lacreacin de todo lo que existe tuvo lugar enseis das como defenda, entre otros,Clemente de Alejandra en torno al ao 200 denuestra era o si fue llevada a cabo en unnico instante, como postul san Agustn en elsiglo IV. A pesar de que en el transcurso detantos siglos los seres humanos hemosaprendido bastantes cosas sobre el mundo enel que vivimos y sobre nosotros mismos,muchas religiones o sectas dentro de lasreligiones an se basan en las conjeturas de

  • hombres que vivieron hace casi dos mil aos.Citando de nuevo a Francisco Ayala: Leer elGnesis como un texto cientfico es unabarbaridad. [...] parece que nunca han ledo elsegundo captulo, que contradice al primero alsostener que Dios los cre macho y hembra almismo tiempo, en lugar de crear a la mujer apartir de la costilla del hombre. Lainterpretacin literal de la Biblia seautodestruye.

    Segn mi forma de ver las cosas, lahiptesis de que las especies evolucionanmediante seleccin natural sustituye con xitoa la creencia ancestral de que todo tiene suorigen en un misterioso diseador divino quese esconde de nosotros. Los dioses ya noparecen necesarios para explicar la existenciade las criaturas de nuestro planeta.

    Respondiendo a la pregunta que da ttulo aeste captulo, se podra decir que la teora dela evolucin es una interpretacin cientfica del

  • mundo: la avalan los hechos y la respaldanpersonas que han decidido que el anlisis y laexperimentacin son la mejor manera dedesentraar los secretos de la vida y dequitarle el velo a sus seductores misterios.

    Ahora bien, precisamente por el hecho deser cientfica, y a diferencia de las teorasdogmticas, la teora de la evolucin quedaabierta a ser reinterpretada, corregida,modificada o totalmente desechada aunqueesto ltimo se antoja difcil, dada la cantidadde pruebas en las que se sostiene pornuevos hechos que se descubran en el futuro.Cualquier persona que la defienda con elnimo de no querer caer en nuevosdogmatismos, sabe que hay algo que podrahacerle cambiar de opinin sobre la veracidadde algunos de sus postulados o de todos:pruebas en contra. Los credos religiosos, porsu parte, no necesitan evidencias a favor delcreacionismo, ni siquiera indicios razonables

  • sobre su veracidad, ya que las bases en lasque se sustentan no son las pruebas, sino la feciega y la tradicin.

    Para saber ms sobre los captulos de la ParteII.AA. VV. , Darwin: el viaje del Beagle,

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