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La Hoya Segura Laguardia-Biasteri Arretxinaga (Markina-Xemein) Tolosa Elorrio Azpeitia Zumarraga Oñati Getaria Bergara Donostia- San Sebastián Legazpi Durango Butrón (Gatika) Balmaseda Gernika- Lumo Arantzazu Salvatierra Labastida Portugalete Iruña de Oca Leintz-Gatzaga Legutiano Salinas de Añana Pozalagua (Valle de Carranza) Bilbao Santimamiñe Bosque de Oma (Kortezubi) Lekeitio Argiñeta Mutriku Itziar Deba Lezo Pasaia Artziniega Mendoza Estibaliz Gaceo Egilaz Alaiza Peñacerrada- Urizaharra Hechicera (El Villar) DOS CAMINOS A SANTIAGO Zambrana Armiñón Salinillas de Buradón Hondarribia San Marcos (Errenteria) Irun Bidania Zegama Hernani Los peregrinos que atravesaban la península en dirección a Compostela utilizaban varias rutas. Dos de ellas transcurrían y transcurren por tierras vascas. Ambas, el Camino de la Costa y el Camino del Interior, pueden recorrerse hoy en día como un modo de descubrir la diversidad paisajística de Euskadi y de acercarse a ermitas y parajes naturales poco frecuentados. Vitoria- Gasteiz Muskiz Ziortza (Bolibar) Gautegiz- Arteaga Kexaa-Quejana (Ayala) EL CAMINO DE LA COSTA L y Deba van rompiendo a su llegada al mar la continuidad de la costa guipuzcoana. Hubo viajeros a los que este itinerario causó una fuerte impresión por “la aspereza del lugar, la atrocidad de sus habitantes, la furia hinchada de los brazos de Océano que por doquier se encuentran”. Estas fueron, por ejemplo, las observaciones realizadas en su viaje de 1120 por Hugo de Oporto, Obispo de Portugal. En esta ruta conviven la Euskadi marinera y la agrícola, la urbana y la rural. Superado un primer tramo guipuzcoano que por coincidir con la geografía turística del territorio es suficientemente conocido, atraviesa comarcas vizcaínas que, al haber quedado relativamente apartadas de los pasillos que establecen las vías de comunicación más importantes son una grata fuente de sorpresas. Toda la Euskadi húmeda está en este camino. La más conocida, y la que todavía está por descubrir. os peregrinos procedentes de Europa que, partiendo de la desembocadura del Bidasoa en Irun, orientaban sus primeros pasos en la península hacia el interior de Gipuzkoa, sabían sin duda que iban a adentrarse en una ruta que, al margen de sus connotaciones jacobeas, era uno de los más importantes ejes de comunicación del norte peninsular ya desde la época romana. Tal vez no fuera la ruta más rápida, pero era segura y concurrida, estaba bien atendida y, salvo algún accidente geográfico de importancia, era relativamente cómoda incluso en los meses climatológicamente más rigurosos. Hoy, el “Camino del Interior” que atraviesa Gipuzkoa y Alava-Araba es tal vez uno de los mejores espejos del País Vasco, un itinerario de contrastes para conocer en apenas seis jornadas un país heterogéneo y enormemente variado. Paisajes costeros, bosques húmedos, huertas fértiles, extensiones de secano, llanadas interminables, localidades fuertemente industrializadas, paisajes netamente rurales, zonas vascófonas, comarcas en las que el euskara desapareció hace siglos... Una enorme diversidad geográfica, histórica, socio-económica y cultural en apenas 200 kilómetros. Restos de una antigua calzada romana y vestigios de ancestrales caminos de pastoreo atestiguan que esta ruta tenía una importancia capital mucho antes de que la cristiandad comenzara a honrar al Apostol y a peregrinar a Santiago. Cuando en el siglo XIII Gipuzkoa se incorporó a Castilla, Alfonso X, monarca castellano llamado el Sabio, que unía a su sabiduría un notable sentido práctico, fundó a lo largo de este camino villas fortificadas que le permitían mantener en las mejores condiciones una importante ruta comercial, circunstancias que otorgaron a esta vía una importancia creciente. Pero ni los más ambiciosos planes de mantenimiento viario podían evitar a los peregrinos el esfuerzo de trepar hasta el túnel de San Adrián, tramo corto pero tortuoso que constituía la última prueba antes de llegar a los más acogedores caminos de la Llanada alavesa. Los testimonios de algunos viajeros no dejan lugar a la duda. Tal vez exageraba Manier al considerar en su “Voyage a St. Jacques de Compostelle” de 1730 que San Adrián era “una de las más altas montañas del mundo”, pero que este paso excavado en la roca impresionaba sin duda a los viajeros. A pesar de haber perdido el protagonismo de hace dos siglos, esta ruta sigue siendo un interesante camino verde y dorado, como los valles guipuzcoanos y las llanuras alavesas, que constituye un eje común en el que la diversidad, lejos de dividir, enriquece al caminante. e conceder al filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal la credibilidad que habitualmente se le atribuye, el denominado Camino de la Costa que partía de Irun y corría paralelo al Cantábrico hasta los límites occidentales de Bizkaia sería una de las primitivas rutas de peregrinación a Compostela, anterior incluso a algunas que la historia ha convertido en genuinas.Ya en las primeras décadas de devoción jacobea - en los siglos IX y X -, hay constancia de peregrinos que optaban por esta ruta que se servía de calzadas previamente consolidadas e importantes desde tiempos remotos. En los albores de la tradición compostelana, con las tierras navarras que debían atravesar los peregrinos que cruzaban el Pirineo amenazadas por los musulmanes, el camino de la costa cantábrica era, sin duda, el más seguro. Cuando a partir del siglo XIII, como consecuencia de las mejoras viarias que trajo consigo la incorporación de Gipuzkoa a Castilla, el Camino del Interior comenzó a ganar en importancia, la ruta de la Costa soportó bien la competencia, y siguió alimentándose tanto de los peregrinos que optaban por esta vía en Irun como de aquellos que, procedentes de lejanos países, desembarcaban en cualquiera de los puertos guipuzcoanos o vizcaínos que jalonan el trayecto descrito a continuación. El tramo inicial guipuzcoano, sin embargo, distaba mucho de ser un cómodo paseo. Desde la desembocadura del Bidasoa hasta el límite con Bizkaia, los ríos Oiartzun, Urumea, Oria, Urola D INTERPRETACIÓN DE LOS SIGNOS Y PICTOGRAMAS EL CAMINO DEL INTERIOR Cercana a Arrizabala se encuentra la localidad de Alaiza, en cuya iglesia se pueden contemplar unas insólitas pinturas góticas en las que se muestran entre otras las figuras de un grupo de peregrinos jacobeos. El camino de la costa El camino del interior Espacios naturales protegidos Casco antiguo de interés Castillo-Palacio-Casa Torre Edificio religioso Monumento/edificio/ recinto singular Casa de Juntas Cueva Conjunto o monumento prehistórico Puente TÚNEL DE SAN ADRIÁN

DOS CAMINOS A SANTIAGO - turismo.euskadi.eus · DOS CAMINOS A SANTIAGO Zambrana Armiñón Salinillas de Buradón Hondarribia San Marcos (Errenteria) Irun Bidania Zegama Hernani Los

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La Hoya

Segura

Laguardia-Biasteri

Arretxinaga(Markina-Xemein)

TolosaElorrio

Azpeitia

Zumarraga

Oñati

Getaria

Bergara

Donostia-San Sebastián

Legazpi

Durango

Butrón(Gatika)

Balmaseda

Gernika-Lumo

Arantzazu

Salvatierra

Labastida

Portugalete

Iruña de Oca

Leintz-GatzagaLegutiano

Salinas de Añana

Pozalagua(Valle de Carranza)

Bilbao

SantimamiñeBosque de Oma

(Kortezubi)

Lekeitio

Argiñeta

Mutriku

Itziar

Deba

LezoPasaia

Artziniega

Mendoza

Estibaliz GaceoEgilaz

Alaiza

Peñacerrada-Urizaharra

Hechicera(El Villar)

DOS CAMINOS A SANTIAGO

Zambrana

Armiñón

Salinillas deBuradón

Hondarribia

San Marcos(Errenteria)

Irun

Bidania

Zegama

Hernani

Los peregrinos que atravesaban la península en dirección a Compostela utilizaban varias rutas. Dos de ellas transcurrían y transcurren por tierras vascas. Ambas, el Camino de la Costa y el Camino del Interior, pueden recorrerse hoy en día como un modo de descubrir la diversidad paisajística de Euskadi y de acercarse a ermitas y parajes naturales poco frecuentados.

Vitoria-Gasteiz

Muskiz

Ziortza(Bolibar)

Gautegiz-Arteaga

Kexaa-Quejana(Ayala)

EL CAMINODE LA COSTA

L

y Deba van rompiendo a su llegada al mar la continuidad de la costa guipuzcoana. Hubo viajeros a los que este itinerario causó una fuerte impresión por “la aspereza del lugar, la atrocidad de sus habitantes, la furia hinchada de los brazos de Océano que por doquier se encuentran”. Estas fueron, por ejemplo, las observaciones realizadas en su viaje de 1120 por Hugo de Oporto, Obispo de Portugal.

En esta ruta conviven la Euskadi marinera y la agrícola, la urbana y la rural. Superado un primer tramo guipuzcoano que por coincidir con la geografía turística del territorio es suficientemente conocido, atraviesa comarcas vizcaínas que, al haber quedado relativamente apartadas de los pasillos que establecen las vías de comunicación más importantes son una grata fuente de sorpresas.

Toda la Euskadi húmeda está en este camino. La más conocida, y la que todavía está por descubrir.

os peregrinos procedentes de Europa que, partiendo de la desembocadura del Bidasoa en Irun, orientaban sus primeros pasos en la península hacia el interior de Gipuzkoa, sabían sin duda que iban a adentrarse en una ruta que, al margen de sus connotaciones jacobeas, era uno de los más importantes ejes de comunicación del norte peninsular ya desde la época romana. Tal vez no fuera la ruta más rápida, pero era segura y concurrida, estaba bien atendida y, salvo algún accidente geográfico de importancia, era relativamente cómoda incluso en los meses climatológicamente más rigurosos.

Hoy, el “Camino del Interior” que atraviesa Gipuzkoa y Alava-Araba es tal vez uno de los mejores espejos del País Vasco, un itinerario de contrastes para conocer en apenas seis jornadas un país heterogéneo y enormemente variado. Paisajes costeros, bosques húmedos, huertas fértiles, extensiones de secano, llanadas interminables, localidades fuertemente industrializadas, paisajes netamente rurales, zonas vascófonas, comarcas en las que el euskara

desapareció hace siglos... Una enorme diversidad geográfica, histórica, socio-económica y cultural en apenas 200 kilómetros.

Restos de una antigua calzada romana y vestigios de ancestrales caminos de pastoreo atestiguan que esta ruta tenía una importancia capital mucho antes de que la cristiandad comenzara a honrar al Apostol y a peregrinar a Santiago. Cuando en el siglo XIII Gipuzkoa se incorporó a Castilla, Alfonso X, monarca castellano llamado el Sabio, que unía a su sabiduría

un notable sentido práctico, fundó a lo largo de este camino villas fortificadas que le permitían mantener en las mejores condiciones una importante ruta comercial, circunstancias que otorgaron a esta vía una importancia creciente. Pero ni los más ambiciosos planes de mantenimiento viario podían evitar a los peregrinos el esfuerzo de trepar hasta el túnel de San Adrián, tramo corto pero tortuoso que constituía la última prueba antes de llegar a los más acogedores caminos de la Llanada alavesa.

Los testimonios de algunos viajeros no dejan lugar a la duda. Tal vez exageraba Manier al considerar en su “Voyage a St. Jacques de Compostelle” de 1730 que San Adrián era “una de las más altas montañas del mundo”, pero que este paso excavado en la roca impresionaba sin duda a los viajeros.

A pesar de haber perdido el protagonismo de hace dos siglos, esta ruta sigue siendo un interesante camino verde y dorado, como los valles guipuzcoanos y las llanuras alavesas, que constituye un eje común en el que la diversidad, lejos de dividir, enriquece al caminante.

e conceder al filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal la credibilidad que habitualmente se le atribuye, el denominado Camino de la Costa que partía de Irun y corría paralelo al Cantábrico hasta los límites occidentales de Bizkaia sería una de las primitivas rutas de peregrinación a Compostela, anterior incluso a algunas que la historia ha convertido en genuinas.Ya en las primeras décadas de devoción jacobea - en los siglos IX y X -, hay constancia de peregrinos que optaban por esta ruta que se servía de calzadas previamente consolidadas e importantes desde tiempos remotos. En los albores de la tradición compostelana, con las tierras navarras que debían atravesar los peregrinos que cruzaban el Pirineo amenazadas por los musulmanes, el camino de la costa cantábrica era, sin duda, el más seguro. Cuando a partir del siglo XIII, como consecuencia de las mejoras viarias que trajo consigo la incorporación de Gipuzkoa a Castilla, el Camino del Interior comenzó a ganar en importancia, la ruta de la Costa soportó bien la competencia, y siguió alimentándose tanto de los peregrinos que optaban por

esta vía en Irun como de aquellos que, procedentes de lejanos países, desembarcaban en cualquiera de los puertos guipuzcoanos o vizcaínos que jalonan el trayecto descrito a continuación.

El tramo inicial guipuzcoano, sin embargo, distaba mucho de ser un cómodo paseo. Desde la desembocadura del Bidasoa hasta el límite con Bizkaia, los ríos Oiartzun, Urumea, Oria, Urola

D

INTERPRETACIÓN DE LOSSIGNOS Y PICTOGRAMAS

EL CAMINODEL INTERIOR

Cercana a Arrizabala se encuentra la localidad de Alaiza, en cuya iglesia se pueden contemplar unas insólitas pinturas góticas en las que se muestran entre otras las figuras de un grupo de peregrinos jacobeos.

El camino de la costa

El camino del interior

Espacios naturales protegidos

Casco antiguo de interés

Castillo-Palacio-Casa Torre

Edificio religioso

Monumento/edificio/ recinto singular

Casa de Juntas

Cueva

Conjunto o monumento prehistórico

Puente

TÚNEL DE SAN ADRIÁN

C

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