Dossier Género y Poder

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  • 8/19/2019 Dossier Género y Poder

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    GÉNERO Y PODER

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    ÍNDICE DE CONTENIDOS

    Presentación , por Máriam M.Bascuñán y Silvia López Rodríguez

    Austeridad y Políticas de Igualdad

    ¿Es sólo cuestión de austeridad? O la crisis como excusa para desmantelarlas políticas de igualdad , por Alba Alonso, Investigadora post-doctoral, Universidadde Santiago de Compostela (@albricias81), y por Natalia Paleo, Doctora en CCPP,Universidad de Santiago de Compostela

    Cuidados y producción de desigualdad de poder

    ¿Quién cuida a las personas mayores dependientes? Reconocimiento yredistribución, por Elin Peterson Investigadora postdoctoral. Universidad deEstocolmo

    Poder, Voz y Presencia

    Invasoras de espacios. ¿Cómo se produce y reproduce el género en elámbito de la Política? Un análisis desde la Ciencia Política feminista ,por Tània Verge Profesora de CCPP en la UPF, Delegada del Rector para laspolíticas de Igualdad de Género y activista feminista (@taniaverge)

    La Voz situada: comunicación empoderante desde el enfoque de género , por Ana Fernández de Vega, Consultora independiente

    Violencias de Género

    ¿Por qué no es terrorismo machista?, por Lohitzune Zuloaga, Doctora y profesorade Sociología en la Universidad Pública de Navarra.

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    PRESENTACIÓN

    Género y Poder: Análisis feministas sobre la precarización de la vida en uncontexto de crisis global

    Los análisis que aquí se presentan escritos por jóvenes expertas feministas se publicanen un momento de profunda crisis. Una crisis social, económica, política y ecológicaque se desarrolla al mismo tiempo que acontece el “derrumbamiento del viejo ordende género” (Fraser, 2015). Mientras acaba de morir un régimen capitalista industrial yse va consolidando una nueva forma de capitalismo basado en flujos globales decapital, bienes, servicios, tecnología y comunicación, el discurso institucionaldominante transforma la categoría “igualdad” en nombre de la austeridad, y la vinculaal cambio en categorías centrales sobre las que se asienta la organización social. Lanoción misma de trabajo, las formas tradicionales familiares como unidades básicas dela reproducción social, e incluso la categoría de sujeto trabajador, muestran todas ellasun profundo androcentrismo, una indiscutible saturación de género y por tanto, debenser objeto de lucha política.

    ¿Pero cómo abordar esa lucha política desde la Ciencia Política feminista? La reflexiónde fondo que contienen estos trabajos se interroga en torno a los modos de teorizaciónfeminista que deben incorporarse a los imaginarios políticos que surgen con la crisis.Sobre cómo incluir el trabajo doméstico, la sexualidad y la reproducción en ese orden apartir de principios básicos de justicia de género. Pues hasta ahora, todos los acuerdoshistóricos entre clases se han basado en una serie de exclusiones de género y han sidoposibles gracias a esas exclusiones de género.

    Grandes filósofos políticos han mostrardo que incluso Marx se equivocó al asumir quela categoría de trabajo socialmente necesario no incluía las tareas domésticas y otrosámbitos de trabajo no organizados formalmente, cuando sin embargo estas actividadeseran condición de posibilidad de la reproducción diaria de la sociedad capitalista(Honneh, 1997). Y como dirá la economía feminista contemporánea, para elsostenimiento mismo de la vida. ¿Qué implicaciones pueden rastrearse en términos devalor de esas actividades y de reconocimiento para las trabajadoras? Aquello que haceque una actividad sea socialmente necesaria, valiosa y reconocida forma parte de unalucha política que hasta ahora se ha saldado a favor de la desigualdad de género.

    Por ello, toda una tradición de teóricas feministas ha mostrado esa distinciónprofundamente sexista basada en una división entre trabajo “productivo” remunerado,y trabajo “reproductivo” no remunerado, que sin embargo es fundamental parasostener el orden capitalista y las pautas de subordinación de las mujeres sobre lasque éste se asienta. Ese trabajo relegado a la esfera doméstica queda invisibilizadomientras no acaba de reconocerse su importancia social. Capitalismo y patriarcadosiguen caminando juntos, y mientras uno sigue expulsando a millones de mujeres de laeconomía formal hacia zonas de penumbra informales de las que el capital extrae valor,el otro se sigue reproduciendo bajo distinciones sexistas que continúan afirmandoformas de dominación masculina (Fraser, 2014). Los procesos de globalización, dedeslocalización del trabajo no han hecho más que profundizar estas pautas. Y sinembargo, la crítica hegemónica de la economía política al capital financiero no recogeestas cuestiones de urgencia. Es necesario visibilizar ese silencio de la agenda global.El pensamiento político y económico internacional debe asumir las enseñanzas delfeminismo, pues como sostieneMartha Nussbaum (2000), cualquier enfoque científico-

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    http://www.casadellibro.com/libro-las-mujeres-y-el-desarrollo-humano-2-ed/9788425431715/2030298http://newleftreview.es/86https://books.google.es/books?id=FbQ6AAAACAAJ&dq=la+lucha+por+el+reconocimiento+axel+honneth&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiXid_g5KvLAhUGrxoKHdnCDnQQ6AEIHDAAhttp://www.traficantes.net/libros/fortunas-del-feminismo

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    social debe evaluarse de acuerdo a su capacidad de reconocer estos problemas,nombrarlos adecuadamente y presentar propuestas para su solución.

    Con el ánimo de enfocar correctamente estos problemas se presentan estos trabajosde expertas que reconocen específicamente el enfoque feminista que aspira aconseguir una verdadera equidad de género. Todas ellas reflexionan en torno a laextensión del empleo remunerado, a la del sujeto cuidador en el que tiene queincluirse también a los hombres, en nuevas visiones de roles e identidades masculinosy femeninos, en una transformación radical de la organización de la vida laboral, en lasculturas del trabajo machistas, en la eliminación de trabas para la participación políticay la actuación contra la escasez y mala calidad de tiempo de ocio que padecen lasmujeres por las dobles jornadas de trabajo y la feminización de los contratos a tiempoparcial.

    Este dossier comienza con un artículo firmado por Alba Alonso y Natalia Paleo en elque se debate acerca de cómo el discurso de la austeridad ha servido de resorte para

    desmantelar un conjunto de políticas, organismos y servicios públicos que seentendieron en su día como mecanismos para conseguir una sociedad más equitativa y justa. El artículo muestra que el contexto de crisis económica impulsa una serie derecortes que afectan de manera desproporcionada al ámbito de la igualdad de género,y además sirve como excusa para reducir, deslegitimar o erradicar actuaciones públicasdirigidas a conseguir avances en materia de derechos sexuales y reproductivos, o unaprofundización en la lucha contra la violencia de género.

    El texto de Elin Peterson debate sobre la crisis de los cuidados y sobre los espacios deinvisibilidad en que se encuentran las personas en situación de dependencia y suscuidadoras formales o informales, mujeres migrantes o nativas cuyas experienciasvitales quedan marcadas por la precariedad laboral, el subempleo, el abandonotemprano del mercado laboral o el empeoramiento de sus condiciones de salud, frutode la fallida implementación de la Ley de Dependencia. La autora señala cómo laspolíticas públicas no sólo invisibilizan a determinados sujetos sino que los sitúan enespacios de vulnerabilidad social y vital, un aspecto ineludible en el estudio de la crisisde los cuidados.

    Tánia Verge ofrece un revelador estudio de los mecanismos para la permanencia en ola expulsión de la esfera política desde la perspectiva de género. La autora se sumergeen el estudio del poder y el género, y concluye que las mujeres en la política son aúnvistas como ocupantes de un espacio impropio, lo que provoca que se desatenmecanismos de expulsión de carácter formal e informal. Las estrategias, actitudes ycomportamientos en la esfera política, señala la autora, producen y reproducen géneroen la medida en que sitúan a hombres y mujeres en los espacios, tareas y posicionesque se entienden apropiados para ellos/as.

    El texto de Ana Fernández de la Vega continúa el debate acerca de la situación de lasmujeres en espacios públicos de poder, iniciado con el texto anterior. En esta ocasión,la autora reflexiona no sólo sobre la necesidad de legitimación de la voz de las mujeresen el espacio político o activista sino también la necesidad de apropiación de esa vozpor parte de las propias mujeres, en espacios en muchas ocasiones androcéntricos oajenos a la experiencia femenina. La autora establece un diálogo con distintas autorasfeministas para concluir que la apropiación de la voz tiene una cualidad subversiva ytransformadora de la realidad social.

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    Lucas Platero aborda la discusión sobre género y poder desde otra óptica; presentauna reflexión acerca de cómo políticas públicas recientes han reaccionado a lareivindicación desde el ámbito teórico y social de desafiar el binarismo de género. Conun foco particular en la Ley 3/2007 reflexiona además sobre cómo esa ley ha tenido

    como efecto la producción de sujetos patologizados, lo que en último término hasupuesto la precarización de las condiciones de vida de aquellos/as que rebasan ocuestionan la normatividad de género.

    Finalmente, Lohitzune Zuloaga ofrece una provocadora e interesante reflexión en tornoa los debates terminológicos que se han suscitado para nombrar la(s) violencia(s) quese cometen contra las mujeres. La autora debate sobre la pertinencia de la categoría

    “terrorismo” y sobre su utilidad a la hora de nombrar el problema. Como se argumentaen el texto, el debate acerca de las categorías políticas que utilizamos para nombrar -yasí representar- la realidad social es aún importante, pues la genealogía de losconceptos que utilizamos marca nuestro entendimiento de los problemas públicos y loscauces de actuación que proponemos para abordarlos.

    Este dossier lanza pues a la discusión pública un conjunto de debates y propuestasnecesariamente sujetos a la contestación y a la conversación; en todo caso, sirvanestos textos para contribuir a la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional delas Mujeres, un día que nos sirve para detenernos, analizar nuestros avances y encararnuestros retos. Como señalábamos al comienzo, el contexto de crisis global en que nosencontramos nos interpela a su vez a que recordemos que la precarización de lascondiciones de vida nos afecta diferencialmente por ser mujeres. Pero además afectadiferencialmente a mujeres cuyas experiencias se encuentran atravesadas poropresiones que se suman a la desigualdad de género. Ideas ambas que han de recogernecesariamente el pensamiento político, el diseño de políticas públicas y el activismocotidiano.

    Máriam M.Bascuñán y Silvia López

    Profesoras de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid.

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    haber proporcionado el contexto ideal para cuestionar ámbitos de actuación que secreían consolidados. De nuevo, con un notable protagonismo de los partidos dederecha. Hemos visto como elPartido Popular ha desafiado fehacientemente losderechos sexuales y reproductivos de las mujeres y comoCiudadanos ha puesto en

    cuestión la normativa en materia de violencia de género, aduciendo que el género noes un elemento tan determinante en este fenómeno. Esta reorientación del discurso hatenido sus primeras consecuencias en términos de políticas y de recursos. Si bien lareforma de la ley del aborto no fue finalmente llevada a cabo en su totalidad, el PP síse ha ocupado de impulsar un nuevo marco normativo de materia de apoyo a lasmujeres embarazadas en aquellas Comunidades que gobernaba. Más allá de suapuesta por la protección del no nacido, estas leyes han representado una significativareorientación del gasto. Implican que una parte de los escasos recursos que todavía sededican a las políticas de igualdad van ahora dirigidos a subvencionar a organizacionesantiabortistas como la Red Madre, que impulsaron dichas leyes y que son susprincipales beneficiarias.

    La austeridad parece por lo tanto un factor explicativo de importancia relativa paraentender la enorme involución en materia de igualdad. Donde y como se recorta esuna clara opción política, mientras que la crisis ha constituido la excusa necesaria paracuestionar un ámbito de actuación estable ycon una trayectoria expansiva. Está porver en qué grado estos retrocesos son reversibles - y a qué ritmo-, así como el impactoque tendrán los cambios de gobierno en el ámbito autonómico y previsiblementetambién en el estatal.

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    http://eprints.ucm.es/29738/1/Bustelo%2520three%2520decades%2520os%2520state%2520Sex%2520Roles.pdfhttp://www.eldiario.es/galicia/Grupos-antiabortistas-recibieron-euros-Xunta_0_145236065.htmlhttp://www.eldiario.es/sociedad/puntos-explican-violencia-machista-especifica_0_461254146.htmlhttp://www.eldiario.es/agendapublica/impacto_social/Ministro-instrumentalizo-mujeres_0_306570309.html

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    Cuidados y producción de desigualdad de poder

    Reconocimiento a las cuidadoras: una cuestión de justicia socialElin Peterson

    El concepto de ‘la crisis de los cuidados’ ha llegado a tener gran relevancia en unaEspaña cada vez más envejecida. Las investigadoras feministas han acentuado que elmodelo tradicional de cuidado informal a las personas mayores dependientes no essostenible. La sostenibilidad del modelo emergente, ‘migrante que cohabita con lafamilia’,también ha sido cuestionada ( Vega Solís, 2009). Mientras las mujeres, nativas ymigrantes, llenan las lagunas de los servicios sociales en condiciones precarias, elreconocimiento del trabajo de cuidados es una cuestión clave en la lucha por laigualdad de género y la justicia social. Como sostieneNancy Fraser en su teoría de la

    justicia social (2007, 2000), las injusticias económicas y culturales están esencialmenterelacionadas entre sí. El reconocimiento del trabajo de los cuidados debe, por tanto,

    estar vinculado a la redistribución de recursos y responsabilidades.El cuidado de personas mayores sigue siendo construido como una preocupación quese dirime en el ámbito privado en España. Son sobre todo mujeres de mediana edad,desempleadas y de clase trabajadora las que realizan los cuidados familiares. Es untrabajo duro, física y psicológicamente, y a menudo la cuidadora principal es la únicaresponsable de ello. Como consecuencia, la gran mayoría de las cuidadoras familiaresexperimentan efectos negativos sobre su salud y su situación económica y/o social(Rogero García, 2010). La Ley de Dependencia suscitó grandes expectativas en cuantoa la ciudadanía social. Sin embargo, las medidas de austeridad han afectado a laimplementación de la ley de manera muy severa (Rodríguez y Marbán, 2013;Observatorio de la Dependencia 2016). La prestación económica por cuidado familiarha surgido como una alternativa a los servicios sociales; constituye aproximadamenteel 50% de todas las prestaciones y servicios. Si bien el cuidado familiar prevalece, seha convertido en una práctica común el empleo de trabajadoras domésticas para elcuidado de personas mayores. Entre las personas mayores dependientes, el 10.4%tienen a una trabajadora doméstica como cuidadora principal (o bien, un trabajadordoméstico) ( Agrela Romero, 2012; Martínez Buján, 2011). Estas trabajadoras sonpredominantemente mujeres migrantes. Los salarios son generalmente muy bajos y lascondiciones de trabajo muy precarias (http://ath-ele.com/es/estadisticas/). La jornadade trabajo es a menudo extensa, especialmente en el caso de las internas, que estánde guardia las 24 horas para responder a las necesidades de la persona mayor. Unareforma legal de 2011 (Real Decreto 1620/2011) ha mejorado los derechos laborales ysociales de las trabajadoras. Sin embargo, la aplicación de la ley sigue siendo unacuestión pendiente.

    El Estado y políticas públicas promueven ciertas formas de cuidados y reproducenideas e ideales sobre quién debe cuidar, cómo y dónde. Asimismo, las políticas públicasdeterminan las posiciones de las cuidadoras, la valoración de su trabajo, sus derechosy el estatus social. Un estudio reciente (Peterson 2015) analiza la representación deltrabajo de cuidados a las personas mayores en las políticas públicas españolas. Endicho estudio se demuestra que, mientras que las cuidadoras familiares y lastrabajadoras domésticas se representan de manera muy diferente, las dos categoríasde cuidadoras tienen en común que su trabajo está infravalorado.

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    https://books.google.es/books?id=Zk4MCgAAQBAJ&pg=PA84&lpg=PA84&dq=Framing+caregiving+work+for+older+people+in+Spanish+public+policy&source=bl&ots=D0D7FZexa8&sig=m_nyaxZd1dlYHMCQLjWHjUd7Opg&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjTufrrrqnLAhVJiRoKHYgsAdgQ6AEIHTAA#v=onepage&https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiCvIvuqafLAhUG0xQKHcVcBEYQFggdMAA&url=https%253A%252F%252Fwww.boe.es%252Fboe%252Fdias%252F2011%252F11%252F17%252Fpdfs%252FBOE-A-2011-17975.pdf&usg=AFQjCNFPLyJ6qXGfOJ9PWUpUQQMWmqa4sA&sig2=D4zbPny4j1hX9LzsWdruYQhttp://ath-ele.com/es/estadisticas/https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=823111https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=155834http://www.directoressociales.com/documentos/dictamenes-observatorio.htmlhttps://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=134583http://www.uam.es/personal_pdi/economicas/jrogero/pags/publicaciones_depend.htmlhttp://www.casadellibro.com/libros-ebooks/nancy-fraser/113896http://www.casadellibro.com/libro-culturas-del-cuidado-en-transicion/9788497888356/1484605

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    La introducción de la prestación económica por cuidado familiar (“no profesional”) enEspaña puede verse como una forma de reconocimiento de la labor de las cuidadoras.Hasta la Ley de Dependencia, el cuidado no remunerado de las mujeres era invisible enel discurso político. La prestación podría entenderse como un reconocimiento simbólico

    que contribuye a hacer visible a las cuidadoras. Sin embargo, las cuidadoras sonreconocidas precisamente como cuidadoras, pero no como trabajadoras. Esto tieneconsecuencias importantes para las vidas de las cuidadoras; carecen de derechossociales derivados del trabajo, un ingreso para sostenerse y condiciones de trabajodignas.

    La prestación económica por cuidado familiar es también una forma problemática dereconocimiento debido a que estamedida puede perpetuar la división sexual del trabajoen el cuidado de personas mayores, una división que no se cuestiona en modo algunoen las políticas públicas de la Dependencia. La proliferación de esta “solución” alproblema de los cuidados refuerza la norma de cuidado de la familia por encima de losservicios sociales – la redistribución. La ley que regula el trabajo doméstico ha sidosignificativa dado que representa el trabajo doméstico como un trabajo “real”. Implicauna mejora en la normativa en torno a las condiciones de trabajo y los derechossociales y laborales. En contraste con el cuidado familiar, las trabajadoras domésticasse representan como trabajadoras - pero no como cuidadoras. Las políticas públicasignoran que las trabajadoras domésticas están llenando los vacíos en la provisión decuidado de personas mayores. No hay ninguna mención de las competencias, lascualificaciones ni las condiciones necesarias para realizar el cuidado de personasmayores. Este trabajo realizado por mujeres migrantes queda invisibilizado einfravalorado.

    En vista de los múltiples desafíos del sistema de cuidado de personas mayores en

    España, los políticos y la sociedad en su conjunto deben sin duda escuchar más a lasvoces colectivas de las cuidadoras familiares y las trabajadoras domésticas -organizaciones que luchan por el reconocimiento del trabajo de cuidadosproporcionado a las personas mayores- (Peterson 2015). El reconocimiento de susvoces y de la legitimidad de sus reivindicaciones es una cuestión de justicia social.

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    http://su.diva-portal.org/smash/record.jsf?pid=diva2%253A852329&dswid=8190

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    Invasoras de espacios¿Cómo se produce y reproduce el género en el ámbito de la política? Unanálisis desde la ciencia política feministaTània VergeEl género no sólo opera en el nivel interpersonal, estableciendo jerarquías a partir deconstrucciones sociales de la feminidad y la masculinidad, sino que es unacaracterística de las instituciones y de las estructuras sociales. Afirmar que unainstitución está “generizada” o sesgada al género significa que las construcciones sobrela masculinidad y la feminidad integran la propia lógica institucional. La experiencia delos individuos en las instituciones y organizaciones varía según su género,especialmente en lo que concierne a roles, oportunidades y obstáculos que facilitan oimpiden una participación efectiva. Cada espacio institucional tiene un régimen degénero específico, que interactúa con aspectos de género más amplios que se estánnegociando y renegociando en el conjunto de la sociedad.El régimen de género de la política incluye un estilo de liderazgo marcadamentemasculino, basado en la agresividad, una asertividad desmesurada y un carácteradversarial, junto a unos arreglos institucionales que discriminan a las mujeres. No sólolos horarios de la política se ajustan a sujetos que tienen la vida familiar resuelta(porque suelen tener a otra persona, generalmente una mujer, que se ocupa de lastareas domésticas y de cuidado) sino que con tales prácticas imponen mayoresrenuncias a las mujeres. No sorprende pues que entre las personas que se dedican a lapolítica, las mujeres tengan, en general, menos hijos/as que los hombres, o que hayauna proporción mayor de solteras y divorciadas – tampoco es casualidad que esteestatus se adquiera tras el paso por la política. Por otro lado, opera en las institucionespolíticas una segregación vertical, por la cual los hombres suelen ocupar las posicionesde mayor visibilidad y reconocimiento, así como una segregación horizontal,asignándose a las mujeres aquellas áreas más relacionadas con el cuidado,nuevamente con la esfera privada (bienestar social, educación, etc.), y reservándose alos hombres las áreas a las que tradicionalmente se otorga un mayor prestigio(economía, asuntos exteriores, etc.).Pero, sobre todo, prevalece en la política una norma de género muy clara: el político,por definición, es un hombre, hecho que explica que a menudo no “se encuentren”mujeres preparadas. Se trata de un viejo argumento, rebatido ya en 1931 por ladiputada Clara Campoamor en el debate constituyente, en el marco de su defensa delderecho al voto de las mujeres:

    «No se nos diga que en los partidos no se encuentran mujeres capaces deuna acertada actuación, porque no sabemos si ello será verdad; pero loque es bien notorio es la suma de incapacidades masculinas que esospartidos han exaltado a funciones que exigen algún contenido» (El votofemenino y yo. Mi pecado mortal).

    Cuando se rompe la norma somática que indica a qué cuerpos corresponde ocupar lasposiciones políticas, esto es, cuando las mujeres irrumpen en la arena política, sontratadas como invasoras de espacios, como describe la socióloga Nirmal Puwar (SpaceInvaders: Race, Gender and Bodies Out of Place, 2004). Una muestra de ello son loscomentarios que reciben las mujeres políticas, soliéndose comentar o criticar más suvestido o peinado que su acción política. Asimismo, las críticas dirigidas a su acciónpolítica a menudo toman una virulencia especial. Los descalificativos y desprecios noson exabruptos de unos pocos políticos, tertulianos, columnistas o tuiteros

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    http://ips.sagepub.com/content/35/1/67.abstracthttp://journals.cambridge.org/action/displayIssue?jid=PAG&volumeId=10&seriesId=0&issueId=04

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    maleducados sino la expresión de la cultura sexista y androcéntrica imperante eninstituciones, partidos y medios de comunicación, así como en el conjunto de lasociedad. Trascienden el ataque personal e impactan en todo el colectivo de mujeres,recordándoles – recordándonos – que siguen siendo invasoras de espacios.

    Precisamente porque el género, en tanto que proceso, se puede contestar, resistir ysubvertir, a finales de enero de 2016,las diputadas de la CUP, hartas de los insultos,denunciaron este régimen de género de la política. En un acto de elevado contenidosimbólico, cada una de ellas repetía en voz alta su (mal)trato de la siguiente manera:

    Anna Gabriel: “Soy una puta traidora, amargada y malfollada, y lo únicoque he venido a hacer es defender unos Països Catalans libres, socialistas yfeministas”.Gabriela Serra: “Soy vieja, fea y gorda, pero quiero que se juzgue porhaber llegado a los 64 años luchando incansablemente por elmantenimiento de la vida, por la dignidad de todas las personas y pueblos”.

    Eulàlia Reguant: “Soy retrasada, estúpida y tonta por defender un sistemade salud 100% público y una educación catalana y de calidad”.Hagamos este mismo ejercicio con otras mujeres políticas (en paréntesis elinsultador):

    Clementina Díez, ex diputada: “Lo único interesante que exhibí hoy en miintervención fue mi escote” (Manuel Fraga, 1997).Fátima Báñez, ex Ministra de Empleo: “Como las cifras de paro no mejoran,mejor me voy a San Juan del Puerto a hacer punto de cruz” (Jesús Ferrera,2013).Carme Chacón, ex Ministra de Defensa: “No me he puesto vestido largopara la Pasqua militar porque quería ser la señorita Pepis vestida de

    soldado” (Francisco Javier León de la Riva, 2004).M. Teresa Fernández de la Vega, ex vice-presidenta del Gobierno: “En estacumbre internacional (Nairobi) me he puesto el vestido tradicional del paísporque soy aficionada a disfrazarme” (Eduardo Zaplana, 2006).Leire Pajín, ex Ministra de Sanidad: “Como me sobran unos quilitos, nopuedo dar consejos sobre obesidad” (El Mundo, La Otra Crónica, 2011).

    El mejor cierre a esta reflexión son algunos de los hashtags más utilizados en la luchacontra la violencia psicológica, física o simbólica que se ejerce diariamente contra lasmujeres: #SexismoCotidianoEs #SiNosTocanAUnaNosTocanATodas.

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    http://www.huffingtonpost.es/2014/08/23/politicos-machistas_n_5700571.htmlhttp://www.publico.es/politica/dirigentes-cup-puta-traidora-amargada.html

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    La voz situada: Comunicación empoderante desde el feminismo. Ana Fernández de Vega

    La participación activa de las mujeres en las esferas públicas y colectivas es un tema

    de análisis y reivindicación recurrente en la teoría y política feminista. El foco deatención suele proyectarse sobre el ejercicio de la ciudadanía, la toma de decisiones, elliderazgo de grupos, etc. Aunque estas cuestiones son sin duda importantes, dejan delado eluso mismo de la palabra como instrumento de agencia de las mujeres.

    A pesar de que el feminismo se ha construido desde lo personal, desde la experienciasubjetiva del yo (Miller, 1991) el significado que tiene el uso de la palabra en losprocesos de resignificación y empoderamiento de las mujeres no está siendosuficientemente valorado en los procesos de cambio político que actualmente vivimosen nuestro país.

    Quizá esta ausencia discursiva se deba a que los debates entre igualdad y diferenciahan terminado generalmente en punto muerto, precisamente por quererse representarcomo el conflicto entre dos polos antitéticos de una dicotomía absoluta (Fraser, 1997).Quizá sea porque el cierre de la tercera ola del feminismo no se ha producido aún, ytodavía estamos esperando a recoger sus valiosos frutos. O quizá sea, sencillamente,porque no nos ha dado todavía tiempo a incorporar en nuestras prácticas cotidianas lariqueza de las aportaciones feministas de las últimas décadas.

    Sea como fuere, es conveniente hacerse una pregunta: ¿qué perspectivas de ocuparun espacio público propio tiene el feminismo si una de sus principales herramientas, elacto de hablar, está desprovista de toda su importancia en la práctica política?

    La palabra, como instrumento de relato de la propia experiencia, se encuentra en elcentro de cualquierimpulso transformador . A partir de la experiencia verballogramos desarrollar una investigación situada de tal modo que el ‘partir de sí’ se tornaun requisito epistemológico de la interrogación feminista (Galcerán, 2006). Ya en losaños 70 una corriente de pensamiento feminista insistía en que la experiencia verbal esun aspecto crucial en la construcción de la subjetividad femenina y en los procesos deautoconciencia de las mujeres.

    La experiencia verbal atraviesa los ejes de desigualdad que conforman la complejidaddel sistema de dominación masculina . Nuestra herencia son esas prácticashistóricas que mantuvieron excluidas a las mujeres de la educación, de la promocióndel conocimiento creativo y de los espacios del debate social. Tampoco podemosolvidar que el uso femenino de la palabra estaba restringido al espacio doméstico,cerrado y oculto. Y tampoco obviemos que entre las reglas de comportamiento quehemos ido aprendiendo las mujeres ha primado siempre el mandato del silencio comouna de las cualidades dominantes (Nogués, 2007). En este sentido, las relaciones depoder jerárquicas establecidas por el androcentrismo han situado a las mujeres enespacios de subordinación también mediante laimposición del silencio: las ideas deotredad y del minusvaloración de lo femenino las hemos incorporado subjetivamente através de la imposición de la censura y de nuestra presencia callada.

    El silencio se ha interiorizado como virtud, como norma de género estructural que hadeterminado los procesos de construcción de nuestra subjetividad. En la actualidad, sin

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    http://revistes.ub.edu/index.php/lectora/article/view/7398https://books.google.es/books?id=VU4tBAAACAAJ&dq=Transformaciones+del+trabajo+desde+una+perspectiva+feminista&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjGmZzFtanLAhXCVRoKHVaKCGEQ6AEIHDAAhttps://books.google.es/books?id=C4E8soqB3UcC&printsec=frontcover&dq=Iustitia+interrupta+nancy+fraser&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi8jtXntKnLAhXH1BoKHVAuApEQ6AEIHDAA#v=onepage&q=Iustitia%2520interrupta%2520nancy%2520fraser&f=falsehttp://www.amazon.com/Getting-Personal-Feminist-Occasions-Autobiographical/dp/0415903246

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    embargo, nos reconocemos como seres lingüísticos capaces de reapropiamos dellenguaje mediante el habla subversiva (Butler, 1997). Esto quiere decir que utilizamosel lenguaje como instrumento de empoderamiento, que nos mostramos por losespacios públicos, que resignificamos los espacios privados y le damos nuevas lecturas

    a la construcción del género, al sentido de la diferencia sexual y al ejercicio de losroles.

    Sin embargo perdemos de vista el significado esencial denombrar en alto , de haceruso de la palabra públicamente, de expresarnos por medio de nuestra voz y que elentorno guarde atención, interés y respeto hacia lo que decimos.

    Reivindicar nuestro espacio verbal en el terreno público requiere previamente ungiro interno hacia nosotras, hacia dentro. Un autodiagnóstico que, en el proceso depensarnos, situarnos y (re)significarnos, nos equipara a las demás, las otras mujeresque comparten con nosotras la incorporación de los mandatos de género y lasposibilidades para su transformación. Porquepalabra y subjetividad son dos partesindisolubles del entendimiento y reconfiguración de nuestra identidad de génerofemenina, y feminista. Por eso, partir de nuestra propia experiencia en el uso públicode la palabra es una forma de reconocer las similitudes que nos unen con las otras yde dar espacio a la recuperación de la palabra desde la afirmación de nuestraautonomía individual y de nuestro poder colectivo.

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    https://books.google.es/books?id=sdvsAAAACAAJ&dq=Butler,+Judith+(1998),+Lenguaje,+poder+e+identidad,+Madrid:+Editorial+S%25C3%25ADntesis.&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiat-_At6nLAhXGOhoKHQ0cAYgQ6AEIKzAB

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    Violencias machistas

    ¿Por qué no es terrorismo machista?Lohitzune Zuloaga Lojo

    El debate sobrequé concepto es más adecuado para denominar a la violencia quesufren las mujeres a manos de sus parejas (varones)continúa abierto. La Ley integralaprobada por el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero optó por llamarla violenciade género, que ha compartido junto con la noción de violencia doméstica la crítica deno explicitar suficientemente el fenómeno social al que se están refiriendo. Con elobjetivo de afinar en la conceptualización del problema, en los últimos años ha tenidomayor aceptación y popularidad hablar de violencia machista o violencia contra lasmujeres.En tiempos más recientes, sin embargo, se opta cada vez más por llamarlaterrorismo machista.Cabe preguntarse sieste último término refleja mejor la realidadsubyacente a este fenómeno frente a otros comoviolencia contra las mujereso violenciamachista.

    Partimos nuevamente de otro concepto de difícil precisión: el terrorismo, que entérminos generales hace referencia a la violencia premeditada con fines políticos. No esposible aportar una definición consensuada sobre este fenómeno porque no la hay,menos aún después de las transformaciones vividas en los últimos años, que haninutilizadolas nociones básicas que servían para interpretar las acciones denominadascomo terroristas. Consciente del reto,Isabel Muntané recurre a las definicionesaportadas por diccionarios internacionalmente reconocidos para argumentar que laviolencia machista contiene características básicas atribuidas al terrorismo como son,entre otras, violencia directa, generación de terror y alarma social, intención política e

    imposición ideológica. Igualmente lo entiendeBeatriz Gimeno cuando afirma que sillamamos terrorismo al intento de imponer una idea política por medio del terror y laviolencia, podemos entonces llamar terrorismo machista a la violencia de género,aunque en este caso busque perpetuar una situación y no revertirla.María del MarDaza por su parte ha estudiado con especial atención los paralelismos entre terrorismoy violencia machista, y considera que el sistema patriarcal es la estructura que, através de agresores aislados pero encuadrados en un entorno organizado que lesampara (el patriarcado), busca impedir la aplicación de valores como la libertad, laigualdad y la justicia a las mujeres(objetivo político).

    La interpretación que hacen estas autoras resulta ciertamente interesante en el sentidode que nos permite continuar profundizando en el análisis de las causas que provocanla violencia machista, pero considero contraproducente que nos apropiemos deltérmino terrorismo por las siguientes cuestiones:

    1.- El esfuerzo de vincular pautas de comportamientos tan disparesacontecidos, por ejemplo, en los atentados del 11M, los recientemente perpetrados enParís o el asesinato de Miguel Ángel Blanco con cada una de las mujeres asesinadaspor sus parejas en nuestro país,debilita profundamente una de las mejores estrategiasde las que se ha valido el movimiento feminista: tratar de explicar con precisión cómofunciona el sistema patriarcal. Terrorismo y violencia machista muestran similitudes encuanto que son violentos y patriarcales, pero responden a pautas y objetivos que no sepueden explicar conjuntamente.

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    http://www.eldiario.es/zonacritica/Terrorismo-machista-basta_6_420017999.htmlhttp://www.eldiario.es/tribunaabierta/Dejemonos-eufemismos-terrorismo-machista_6_476712335.html

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    2.- Resulta comprensible recurrir a conceptos impactantes para tratar de llamarla atención, tarea por otra parte extenuante, de unas instituciones que mostraron unasensibilidad y mayor compromiso con el terrorismo de ETA, incluso cuando el númerode víctimas de violencia machista superan a las de la organización terrorista. Pero

    hemos asistido también a la flexibilización ilimitada, e incluso perversa, del concepto deterrorismo al servicio de intereses generalmente de tipo político. Apropiarnos de esteconcepto a través de un nuevo ejercicio de adaptación contribuirá a invalidar el propiotérmino de terrorismo, incapaz ya de explicarlo todo.

    Escritora y activista socialistaFlora Tristán (1803-1844) fue una de las primerasfeministas en identificar el origen social de la violencia contra las mujeres en el ámbitode la pareja (Tristán, 2002).Lo hizo a partir de su propia experiencia después de sermaltratada y casi asesinada por su marido. Esta mujer del siglo XIX fue pionera alatribuir causas sociales a la violencia en el matrimonio, base de la conceptualización dela que se ha servido el feminismo para explicar este tipo de violencia: la que se ejerceespecíficamente por parte de hombres hacia mujeres en el ámbito de la pareja,producto de una sociedad patriarcal que mantiene y asigna roles diferentes ydesiguales entre hombres y mujeres, a través de procesos de socialización queperpetúan la discriminación por género. El feminismo ha llevado a cabo un cuidadosoproceso de maduración de los términos a utilizar, y lo ha hecho a través de una ideanada nueva pero fundamental para el movimiento: la importancia del buen uso de losconceptos.

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    http://www.catarata.org/libro/mostrar/id/20

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    www.agendapublica.es

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