Dra. Miriam C Acosta

Universidad de Montemorelos

Cuando hemos interiorizado verdades que creemos con nuestra mente, ellas funcionan como el fundamento para nuestras acciones.

Usualmente nuestros intentos de manejar las situaciones están basadas en circunstancias que pueden cambiar.

Basándome en hechos fundamentados en la Palabra de Dios yo puedo cambiar.

Entonces mis sentimientos se entrelazan con lo que yo creo y con lo que estoy haciendo.

Las emociones nunca fueron diseñadas por Dios para ser la base de nuestras acciones.

“La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos”.

Proverbios 16:9

1. ¿Podemos sentir emociones?

2. ¿Cómo podemos manejarlas?

Es la más destructiva, cuando no se maneja bien.

Podemos canalizarlo de manera constructiva.

El enojo no es pecado.

Efesios 4:26 “ Airaos pero no pequéis…”

Pero se puede convertir en un hábito, una forma de vida.

Darle espacio al enojo es ir por la vida con un camión arrollando a todo el que se ponga en nuestro paso.

El hábito del enojo a menudo comienza por valores mal establecido (qué es más importante las personas o las cosas).

Hábitos a practicar para reemplazar el enojo: ser agradecidos, trabajar, hacer ejercicio, caminar fuera de la casa en contacto con la naturaleza, arrancar la hierba. La naturaleza puede ser la terapia para el enojo.

Haz una lista de lo que te enoja.

Si Dios se enojara con la situación pon una “J” de justificable.

Si el enojo es automotivado pon una “A”.

Analiza cada una de ellas y evalúate para encontrar la razón del enojo.

El temor puede implicar cobardía.

Juan 14:27 “La paz os dejo …”.

¿Cómo podemos lidiar con el temor?

Saber que no viene de Dios.Podemos lograr ser fuertes cuando

nuestra fe nos capacita para ver el poder ilimitado de Dios .

Lleno mi mente de lo que es bueno.

“Levantaré mis ojos a los montes ¿De dónde vendrá mi socorro?, mi socorro viene del Señor.”

Salmo 121 :1

Cuando hacemos esto le estamos diciendo a Dios “Señor, no siento deseos de comunicarte contigo porque la casa que tengo no es la que merezco. O apruebo la forma que estás proveyendo para mí.

Es la emoción peor representada y más mal manejada de todas.

Pensamos en el idilio que nos dan en las novelas ese no es el amor bíblico.

Si el diablo puede tener éxito en llenar nuestras mentes con preocupaciones , él puede robarle al Señor tener mujeres productivas.

La preocupación no nos puede robar la salvación pero sí saquea nuestro presente y está a la caza de nuestro futuro.

Filipenses 4. 6.. “Por nada estéis afanosos…”.

Desánimo. Mantén el hábito de leer la Biblia. Mantén recordatorios que te animen. Anima a otras personas. Toma unas pocas horas, o un día y

cambia tu rutina.

La amargura es el pecado justificado.

“ Si a mi esposo lo hubieran ascendido.. , si yo estuviera en esa iglesia …, si mi madre me hubiera apapachado como a mis hermanos …., si mi esposa fuera como tal...

Generalmente en la iglesia la reprimimos, o la distorsionamos y se convierte en odio.

Aplique una verdad biológica , las raíces cuando están muertas no crecen.

Generalmente el odio viene de conflictos no resueltos. Cuando yo pienso que merezco algo y no me lo dieron y me paso la vida reclamando tal cosa.

Filipenses 4:19 “ Y Dios proveerá todas nuestras necesidades conforme a la riqueza de su gloria”

Es la emoción que posiblemente nos gustaría barrer debajo de la alfombra, a pesar de lo que nos disgusta es una emoción de valor.

Hay dos tipos de culpa: la culpa falsa y la culpa de valor. Ésta última la utiliza el Espíritu Santo para traernos a Dios.

La verdadera se basa en la violación de las instrucciones de Dios .

La falsa es la emoción que sentimos cuando violamos la expectación de otras personas.

Si es verdadera debiéramos disculparnos con Dios y con la persona ofendida y después como dice Filipenses 3:13-14: “Olvidando lo que queda detrás”.

Falsa culpa, en ocasiones pedimos perdón a Dios pero no sabemos para donde voltearnos.

Muchas veces ponemos cargas extras al evangelio ( o nos han puesto la carga).

Muchas de nosotras que crecimos en la iglesia, estamos con esas cargas extras sobre nuestros hombros que no nos dejan disfrutar del evangelio.

Lucas 11:46. Mi historia personal.

Identifica el hábito emocional que a ti te gustaría cambiar.

Qué eventos o pensamientos disparan ese hábito.

Cómo puedes tú cambiar el evento.

Qué verdad o versículo bíblico puedes memorizar para evitar ese sentimiento.

Haz una lista de las prioridades en tu vida ¿Cuál es la más importante para ti?

¿Cómo tu propio sentido de valor refleja esta prioridad?

Tú puedes ponerte bajo la autoridad de Dios leyendo la Biblia y permitiendo que Dios moldee la conciencia y el comportamiento .

Salmo 119:49-50,54,57.