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138 CRÍTICA DE LIBROS La invención de lo político es un texto evocador de dos épocas y sus con- trastes. El autor recurre al enunciado simple del siglo XIX a través del interés por lo unívoco y su diferenciación con el siglo XX: la ambivalencia reflexiva. La terminación del orden conflictivo entre el este y el oeste o el enfrenta- miento entre la izquierda y la derecha se diluye en la modernización reflexiva «la modernidad industrial se desintegra. Pero surge otra cosa». Alega que esta- mos en una segunda modernidad. Mo- dernidad que impulsa la invención de lo político a través del conflicto. Los nuevos conflictos generan incertidumbre por las viejas ideas y las incongruentes instituciones. Tanto la política como las instituciones no son derivaciones de in- mutables leyes naturales, sino que son creación humana. La idea de Ulrich Beck se concen- tra en la reinauguración de lo político, pero cargado de un fuerte escepticismo proveniente de la época actual, ya que no termina, según él, de dar el salto definitivo hacia la modernidad. Eso lo lleva a creer que la sociedad civil debe surgir y sobreponerse al Estado, sustra- yendo a éste de algunas tareas que la sociedad ha logrado consolidar; un ejemplo de ello es el problema ecológi- co, que a pesar de sus dimensiones pue- de variar entre Europa y América del Sur. Al decir de Beck, muchos esperan que de la subpolítica, como bien común, provengan los cambios. La subpolítica podría ser la sociedad civil, cuando tome en sus manos todos los asuntos relacionados con la sociedad misma. Para entender lo que hoy ocurre en Eu- ropa y en otras latitudes, tendríamos que considerar que las instituciones que ac- túan son las que existen y no las que se deberían inventar; en consecuencia, y he aquí una nueva demostración del escep- ticismo del autor, que la posibilidad y la creatividad «se han vuelto la causa de la miseria dominante». Las envejecidas ciencias sociales de la modernización tienen que liberarse de sus bloqueos, de sus barreras intelectua- les. Él lo denomina la «química de las premisas: oponer verdades pseudoeter- nas». Una sociedad moderna diferente se podría alcanzar a través de la «dife- renciación funcional». La rebelión de las mujeres, por ejemplo, es una explo- sión sigilosa. Una sociedad en que los hombres y las mujeres tuviesen los mis- mos derechos sería indudablemente una modernidad diferente, afirma. El desarrollo técnico en la moderni- dad simple, sigue diciendo el autor, sur- ge por el dictado de la ganancia. Es el mercado y la rentabilidad de la produc- ción, en última instancia, quien determi- na hoy los planes y los programas de investigación. Por el contrario, afirma Beck, el Estado debería hacer valer el bien común en esta materia. El modelo de una técnica abstracta liberada por su propia voluntad eliminaría los carteles de intereses, la feudalización económi- ca y política de la técnica y de los téc- nicos. Contrario al decir de muchos, para Beck la técnica debería sacarse de la práctica industrial y de las relaciones económicas: hay que colocar a la técni- ca en una torre de marfil (universitaria) no ligada a la utilidad y sí a una socie- dad que se reserva el derecho de deci- dir su futuro técnico. Con esto, el autor está afirmando que una nueva división ULRICH BECK: La invención de lo político. Para una teoría de la moderni- zación reflexiva. 1ª edición en alemán, 1993. F.C.E., Buenos Aires, 1998, 268 páginas. Traducción para el F.C.E. al castellano de Irene Merzari.

ECK: La invención de lo político

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ULRICH BECK: La invención de lo político. Para una teoría de la modernizaciónreflexiva

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La invención de lo político es untexto evocador de dos épocas y sus con-trastes. El autor recurre al enunciadosimple del siglo XIX a través del interéspor lo unívoco y su diferenciación conel siglo XX: la ambivalencia reflexiva.La terminación del orden conflictivoentre el este y el oeste o el enfrenta-miento entre la izquierda y la derechase diluye en la modernización reflexiva«la modernidad industrial se desintegra.Pero surge otra cosa». Alega que esta-mos en una segunda modernidad. Mo-dernidad que impulsa la invención delo político a través del conflicto. Losnuevos conflictos generan incertidumbrepor las viejas ideas y las incongruentesinstituciones. Tanto la política como lasinstituciones no son derivaciones de in-mutables leyes naturales, sino que soncreación humana.

La idea de Ulrich Beck se concen-tra en la reinauguración de lo político,pero cargado de un fuerte escepticismoproveniente de la época actual, ya queno termina, según él, de dar el saltodefinitivo hacia la modernidad. Eso lolleva a creer que la sociedad civil debesurgir y sobreponerse al Estado, sustra-yendo a éste de algunas tareas que lasociedad ha logrado consolidar; unejemplo de ello es el problema ecológi-co, que a pesar de sus dimensiones pue-de variar entre Europa y América delSur.

Al decir de Beck, muchos esperanque de la subpolítica, como bien común,provengan los cambios. La subpolíticapodría ser la sociedad civil, cuandotome en sus manos todos los asuntosrelacionados con la sociedad misma.Para entender lo que hoy ocurre en Eu-ropa y en otras latitudes, tendríamos que

considerar que las instituciones que ac-túan son las que existen y no las que sedeberían inventar; en consecuencia, y heaquí una nueva demostración del escep-ticismo del autor, que la posibilidad y lacreatividad «se han vuelto la causa de lamiseria dominante».

Las envejecidas ciencias sociales dela modernización tienen que liberarse desus bloqueos, de sus barreras intelectua-les. Él lo denomina la «química de laspremisas: oponer verdades pseudoeter-nas». Una sociedad moderna diferentese podría alcanzar a través de la «dife-renciación funcional». La rebelión delas mujeres, por ejemplo, es una explo-sión sigilosa. Una sociedad en que loshombres y las mujeres tuviesen los mis-mos derechos sería indudablemente unamodernidad diferente, afirma.

El desarrollo técnico en la moderni-dad simple, sigue diciendo el autor, sur-ge por el dictado de la ganancia. Es elmercado y la rentabilidad de la produc-ción, en última instancia, quien determi-na hoy los planes y los programas deinvestigación. Por el contrario, afirmaBeck, el Estado debería hacer valer elbien común en esta materia. El modelode una técnica abstracta liberada por supropia voluntad eliminaría los cartelesde intereses, la feudalización económi-ca y política de la técnica y de los téc-nicos.

Contrario al decir de muchos, paraBeck la técnica debería sacarse de lapráctica industrial y de las relacioneseconómicas: hay que colocar a la técni-ca en una torre de marfil (universitaria)no ligada a la utilidad y sí a una socie-dad que se reserva el derecho de deci-dir su futuro técnico. Con esto, el autorestá afirmando que una nueva división

ULRICH BECK: La invención de lo político. Para una teoría de la moderni-zación reflexiva. 1ª edición en alemán, 1993. F.C.E., Buenos Aires,1998, 268 páginas. Traducción para el F.C.E. al castellano de IreneMerzari.

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de poderes sociales se estaría desarro-llando y tomando decisiones comparti-das socialmente. De esta forma, demo-crática y moralmente legitimada, separa-da de la modernidad industrial primaria,podría ser independientemente organi-zada.

El retorno de lo político va más alládel conflicto. Hay que diferenciar entrela política oficial del sistema político, yla subpolítica. La primera está dirigidapor las reglas existentes, la segunda esmodificadora de las reglas mismas, enotros términos, la política de la moder-nidad simple. En cambio —sigue afir-mando Beck— la segunda apunta a unapolítica de la política, en el sentido deuna modificación de las mismas reglasdel juego político.

Para comprender el grado de la ca-lidad de lo político, Beck nos presentaun cuadro comparativo entre la políticadel sistema político, pasando por el sub-sistema político y llegando hasta lascondiciones de la politización. De estamanera intenta hacernos comprendercuándo es simple y cuándo es reflexiva;el accionar burocrático, por ejemplo,correspondería a la simple, y las refor-mas de ese accionar político a la re-flexiva.

Por otra parte, pero siguiendo con elhilo argumental de Beck, la políticagubernamental tiene que ser participati-va y estar disponible para todos. Hayque abandonar el barco de la políticadel status quo, o «en todo caso abrirlo,ampliarlo, repensarlo y recomponerlo:exactamente a esto apunta la invenciónde lo político».

La política tradicional está cargadade rutina, es una zona improductiva las-trada por ruinas lingüísticas, y hay quehacer procurar su renacimiento. En estesentido se dirige a Europa, ya que sienteque ella está experimentando una regre-sión hacia lo sangriento de la política,lo irreconciliable de otras épocas, mien-tras que Estados Unidos desencadena lo

político. El Estado Benefactor se estáahogando en su propio éxito y sus ins-tituciones de formación política, queproceden de la época industrial, estánresurgiendo: liberalismo, socialismos,nacionalismos, conservadurismos, funda-mentalismos. Los conceptos unívocoshabituales no nos permiten comprenderfácilmente el actual estado de las cosas,ya que la calidad de lo político no semodifica; las instituciones del sistemapolítico permanecen constantes; las eli-tes del poder y de los funcionarios seperpetúan. En consecuencia, la teoría dela modernización reflexiva procura: larelevación de la política, la liberaciónde lo político por una «sociedad organi-zativa constante».

Una sociedad en constante organiza-ción y reorganización reinventará y ex-tinguirá al Estado, y esto debería seruna firme política. Se pueden encontraren la sociedad miles de formas diferen-tes de instancias de poder. El cerebro dela sociedad ya no puede ser localizado.Las innovaciones y las decisiones handejado de venir de la clase política, espor eso que los políticos están ofendi-dos por el hecho de que la gente se in-teresa menos por sus aportes.

La invención de lo político es, segúnBeck, delegar a la sociedad organizadala capacidad de la creación política. ElEstado por su parte debe autolimitarse,renunciar a los monopolios y, además,conquistar otros espacios de forma tem-poral, mientras la sociedad crea nuevasformas en esos espacios.

Ulrich Beck apuesta a «la tercera víahacia la sociedad de ciudadanos». Lasinstituciones del Estado ya no respondena sus expectativas, los partidos políticosy la elite dirigente se han quedado re-zagados ante la modernidad reflexivaque presenta la sociedad organizada através de los ciudadanos, individuoscada vez más comprometidos con lapolítica, pero entendiéndola de otramanera; por ejemplo, el desplazamiento

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de las tareas estatales, el traslado de losintereses organizados de la sociedad alsistema político, la democratización dela crítica.

El programa político de la moderni-dad radicalizada es el escepticismo, afir-ma Beck, y más adelante agrega, luegode dibujarnos la nueva modernidad: «Laintroducción de la inseguridad en nues-tro pensamiento y acción puede ayudara lograr la reducción de los objetivos,la identificación, la posibilidad de revi-sar y de aprender, el cuidado, la consi-deración, la tolerancia, la ironía, queson necesarios para el cambio a otramodernidad». El error y la duda seránlos enterradores del viejo orden, de don-de nacerá la reflexividad de la moder-nidad.

A pesar de lo controversial y dudo-so de sus propias afirmaciones, Becknos reclama el encierro de las dudas enla prisión de la irrelevancia, con el ob-jeto de construir encima el palacio denuestros conocimientos; en consecuen-cia, debemos liberarlas de las atadurasde la historia. Y termina afirmándonos:«Quien se instale en la duda triunfa».

Con estas últimas afirmaciones Ulri-ch Beck termina su propuesta teóricasobre La Invención de lo Político. Elreflexionar a través de la duda nos de-bería conducir a la modernidad reflexi-va, que no es otra cosa que la continui-dad moderna de la inflexibilidad teóri-ca de la inteligencia actual.

ELADIO HERNÁNDEZ MUÑOZ