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Eckhart Hombre Noble2 Evangelio según san Lucas 19,12ss. Dijo Jesús: “Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse: Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas (talentos) y les dijo: “negocien hasta que vuelva. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijera: “No queremos que ese reine sobre nosotros”. Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez minas”. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!’; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades. … Explicación Jesús explica que el reino no conduce a la utopía de un futuro que nos libra del quehacer de cada día; el reino se construye, precisamente, en medio del esfuerzo de los hombres que habitan nuestra tierra. El tesoro de la vida, del amor y de los bienes de la tierra es la riqueza que Dios nos ha entregado. El que la esconde o la malgasta es quizá rico ante los hombres; para Dios es pobre. Solo el que desarrolla su fortuna, el que negocia siempre en rendimiento a sus haberes viene a convertirse en rico. Solo el que arriesga su vida (la entrega a los demás), solo el que trabaja alegremente y sin descanso por los otros, solo un hombre así ha comprendido que el reino está cercano. Con esto se entiende la paradoja de que “al que tiene se le dará” (19,26; ver 8,18). Solamente donde existe el amor que se halla abierto hacia el misterio de Dios y de los otros se está en disposición de recibir el amor libre y transformante que Dios mismo ofrece. La condena se identifica en este contexto con el no “haber desarrollado la vida”. Fracasa el que se encierra, niega el don de Dios, niega el amor y libremente prefiere quedar solo. Esa soledad, sin Dios y sin los demás es lo que se llama teológicamente infierno.

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La continuación de la obra de Hombre nombre escrita por el Mester Eckhart

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Evangelio según san Lucas 19,12ss.Dijo Jesús: “Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse: Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas (talentos) y les dijo: “negocien hasta que vuelva. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijera: “No queremos que ese reine sobre nosotros”.Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez minas”. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!’; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades. …

ExplicaciónJesús explica que el reino no conduce a la utopía de un futuro que nos libra del quehacer de cada día; el reino se construye, precisamente, en medio del esfuerzo de los hombres que habitan nuestra tierra. El tesoro de la vida, del amor y de los bienes de la tierra es la riqueza que Dios nos ha entregado. El que la esconde o la malgasta es quizá rico ante los hombres; para Dios es pobre. Solo el que desarrolla su fortuna, el que negocia siempre en rendimiento a sus haberes viene a convertirse en rico. Solo el que arriesga su vida (la entrega a los demás), solo el que trabaja alegremente y sin descanso por los otros, solo un hombre así ha comprendido que el reino está cercano.Con esto se entiende la paradoja de que “al que tiene se le dará” (19,26; ver 8,18). Solamente donde existe el amor que se halla abierto hacia el misterio de Dios y de los otros se está en disposición de recibir el amor libre y transformante que Dios mismo ofrece.La condena se identifica en este contexto con el no “haber desarrollado la vida”. Fracasa el que se encierra, niega el don de Dios, niega el amor y libremente prefiere quedar solo. Esa soledad, sin Dios y sin los demás es lo que se llama teológicamente infierno.