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ECOS DEL CENTENARIO 2/10 EL PULPO. “Los ocho brazos de los pulpos cuentan con ventosas pegajosas y convergen en el cuerpo del animal. Cada uno de sus brazos se conecta con un cerebro pequeño . El color azul de la sangre se debe a que los pulpos, sepias y calamares utilizan hemocianina en lugar de hemoglobina. Es un animal que se mimetiza con su entorno, haciendo difícil verlo , incluso arruga su piel para hacer parecer una roca. Suele atacar en la oscuridad y para evitar a sus depredadores, el pulpo expulsa un poco de tinta negra. Poseen los sentidos muy desarrollados, pueden escuchar sonidos de entre 400 Hz y 1 000 Hz.” (Wikipedia, diccionario electrónico. El subrayado es mío.) De cerebro pequeño, 8 brazos repletos de ventosas pegajosas, sangre azul, se mimetizan (cambiar de apariencia) atacan en la oscuridad y son capaces de escuchar a grandes distancias y se defienden con tinta negra. Así describe la biología marina a los pulpos; y así describió el SME hace casi 100 años a los pulpos- humanos del Sindicato. Veamos lo que escribió Manuel Leduc el 14 de enero de 1916. “LOS PULPOS DE NUESTRO SINDICATO.” “Es inmensamente triste tenerlos entre nosotros, pero lo cierto es que los tenemos. ¡Son dignos de lástima!

Ecos del centenario 2

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"Ecos del Centenario" Remembranza de lo que sucedio hace 100 años cuando nacio el Sindicato Mexicano de Electricistas SME, la lucha de estos cien años de los trabajadores que alzaron el puño y que hoy en día sigue en alto.

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ECOS DEL CENTENARIO 2/10

EL PULPO.

“Los ocho brazos de los pulpos cuentan con ventosas pegajosas y convergen en el cuerpo del animal.

Cada uno de sus brazos se conecta con un cerebro pequeño. El color azul de la sangre se debe a que los pulpos, sepias y calamares utilizan hemocianina en lugar de hemoglobina. Es un animal que se mimetiza con su entorno, haciendo difícil verlo, incluso arruga su piel para hacer parecer una roca. Suele atacar en la oscuridad y para evitar a sus depredadores, el pulpo expulsa un poco de tinta negra. Poseen los sentidos muy desarrollados, pueden escuchar sonidos de entre 400 Hz y 1 000 Hz.” (Wikipedia, diccionario electrónico. El subrayado es mío.)

De cerebro pequeño, 8 brazos repletos de ventosas pegajosas, sangre azul, se mimetizan (cambiar de apariencia) atacan en la oscuridad y son capaces de escuchar a grandes distancias y se defienden con tinta negra. Así describe la biología marina a los pulpos; y así describió el SME hace casi 100 años a los pulpos-humanos del Sindicato. Veamos lo que escribió Manuel Leduc el 14 de enero de 1916.

“LOS PULPOS DE NUESTRO SINDICATO.”

“Es inmensamente triste tenerlos entre nosotros, pero lo cierto es que los tenemos. ¡Son dignos de lástima!

Hijos de padres que se creen descender de alta prosapia y linaje ilustre; incapaces de levantar su nivel intelectual; hijos de padres arruinados o acomodados que, viendo la incapacidad intelectual del niño, consiguieron una recomendación de algún influyente para la Compañía de Luz y Fuerza y lo metieron a trabajar.

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El trabajo rutinario lo aprende hasta el cerebro de un topo. Después, la barba con el jefe inmediato y… Ya tenemos al niño gozando consideraciones y con un lisonjero porvenir.”

(Artículo escrito por Manuel Leduc hace 98 años, tomado de “Cuaderno de Formación Sindical 1” y publicado por el SME, p.p. 84-85. Las palabras resaltadas son del original.)

¡Ahí los tenemos! ¡Están con nosotros desde el surgimiento! De cerebro pequeño, se creen de sangre azul, incapaces de levantar su nivel intelectual, pero mediante influencias ($$) lograron entrar a “trabajar” y labrar su porvenir con lisonjas.

Los pulpos han estado en nuestras filas todo este tiempo; pero, cuando vino el decreto liquidador, la inmensa mayoría de ellos fueron los primeros en correr a liquidarse; sí, ellos, los que le hacían la barba al jefe, los que se creían de gran linaje, los que entraron a la empresa mediante “influencias”, los protegidos por sus padres acomodados, los "ahijados", "colaboradores", "biombos", que sólo veían al sindicato como una mina inagotable de dinero, huyeron cobardemente escupiendo su veneno negro en contra de los que nos quedamos a resistir. A la mayoría de ellos, no les importó el sindicato, sino el dinero. Y eso fue lo que hicieron, tomaron el dinero de la "liquidación" y se fueron.

Entonces, se burlaron, se mofaron, hicieron escarnio de nuestra lucha, "¡pendejos!" "sin empresa, no hay sindicato", dijeron. Pero, una vez más, se equivocaron. Si bien es cierto que no hay empresa, para asombro de ellos, del gobierno y de la misma burguesía que pidió nuestra muerte, SÍ HAY SINDICATO, HABRÁ TRABAJO ¡Y VAMOS POR OTROS 100 AÑOS!

Pero sigamos leyendo a Manuel Leduc, con su descripción de los pulpos sindicales:

“… van con nosotros para inspirar confianza y tener al tanto de nuestros asuntos a los jefes.

Aquí el niño se convierte en hipócrita.

El hipócrita es un hombre doble; por un lado se convierte en cortesano y por el otro en espejo de nuestros pensamientos. Es un temible hermafrodita del mal, que se fecunda, se transforma y se engendra…

¡Huid… Huid del hipócrita, del malvado completo…!

En la maldad se llega hasta la ignominia… y ésta perjudica, envenena, destroza y aniquila…

Después y hasta hoy el niño se convirtió en pulpo.

Ya no va a nuestras sesiones. Paga de mala gana sus cuotas (si acaso las paga) y hasta murmura de nuestra organización.

Pero esperad que pierda la gracia del jefe o capataz y con ella el empleo; le volveremos entonces a ver entre nosotros...

Y el pulpo… estará satisfecho…” (Obra Citada, p.p. 86-87. Las palabras resaltadas, son del original.)

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Y así vimos por muchos años, y sin hacer nada al respecto, la actuación de todos estos “niños”, hijos de Jorge Sánchez, de Alejandro Muñoz, de Rosendo Flores, hijos de jubilados que reniegan de su sindicato, por el cual han obtenido todo de lo que actualmente gozan, chuparle la sangre a la empresa y al SME. Vividores sindicales con "jornada", pésimos trabajadores, a los que malamente se les tenía que defender de sus asquerosas y denigrantes conductas laborales; hipócritas sindicalistas de hueso colorado. "Daría la vida por el SME"; decían, y terminaron apuñalándolo.

Por mucho tiempo nos llenamos de pulpos, y cuando reaccionamos, ya era demasiado tarde. Esta plaga se reprodujo en nuestras filas. ¿Era de esperarse que estos pulpos se quedaran a resistir? ¡PARA NADA! Al contrario, jugaron el papel de desertores.

Fueron legiones de ellos los que acudieron al llamado a liquidarse de los pulpos mayores Jorge Sánchez, Alejandro Muñoz, Rosendo Flores, y otros calamares. Estos se mimetizaron, ocultándose en falsas banderas de “Transparencia Sindical” y de “Fraude Electoral”, para reducir la fuerza de nuestro sindicato.

¡Cuánta falta nos hiciste en estos años compañero Manuel Leduc! Pero aún es tiempo de aprender de tus palabras.

¡Recuperemos del pasado, lo que la lucha del presente necesita!

Hoy, la mayoría de esos pulpos, se reúnen en torno a lo que llaman “Comité Central Provisional”; dicen tener un “Secretario General Interino” (Ja!-Ja!); otros se disfrazan de liquidados “arrepentidos”, “me engañaron” chillan; unos más, sollozan diciendo que lo hicieron “por necesidad”; y así, se pueden mimetizar de muchas formas; llorar lágrimas negras, recordemos que cambiar su apariencia es su naturaleza, PERO NO DEJARÁN DE SER PULPOS, la misma especie animal de la que nos alerta Manuel Leduc desde la historia.

Y como pulpos que son, pudiendo oír a grandes distancias, ya se enteraron de las jubilaciones de cerca de 1000 compañeros; y saben que sigue, y seguirá la resistencia hasta lograr la reinserción laboral. Entonces ya vienen de nuevo, con sus ocho tentáculos, plagados de ventosas, para ver qué pueden succionar, para ver si también se les puede jubilar, o considerarlos para el regreso a trabajar. NO LO PERMITAMOS.

Si lo permitimos, entonces, a decir de Manuel Leduc…

“Sus tentáculos habrán chupado la sangre de los verdaderos compañeros de lucha, de los incansables, de los sufrientes…

Los pulpos de nuestro Sindicato serán siempre los microbios contaminadores…" (Obra Citada, p. 87. Subrayado en el original.)

Compañeros: No hemos luchado tanto tiempo, para jubilar o regresar a trabajar a los pulpos liquidados; no hemos padecido todo este infierno, para que salgan beneficiados los mismos que

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colaboraron para el golpe liquidador; no hemos enfrentado esta pesadilla para provecho de los vividores de siempre.

Es verdad que no todos los que se fueron son pulpos; pero también es verdad que los que quieren regresar, para que se les jubile o se les regrese a trabajar, (aun después de liquidarse) sí lo son. El simple hecho de pretender beneficiarse de nuestra lucha, sin haber estado en el campo de batalla, los convierte en parásitos, microbios contaminadores, vividores del trabajo y de la lucha ajena.

Muchos de ellos, en el grado extremo de su maldad, claman porque se vendan las propiedades del sindicato. "¡Que se remate y que me den mi parte!" dicen estos miserables, y nada tendrán; ni jubilación, ni trabajo y ni un sólo peso del sindicato.

Entiéndanlo de una vez: nuestra lucha no es sólo por el trabajo, o por jubilaciones; nuestra lucha es por el SME, por nuestro sindicato, por nuestro instrumento de lucha, por la dignidad obrera, por otros 100 años de historia, y por el derecho y la justicia del trabajador. Y en nada fortalece al SME del siglo XXI el regreso de los pulpos.

Manuel Leduc, termina su escrito de esta manera:

"Pero no hay que temer a los pulpos; la fuerza de nuestro Sindicato está amalgamada con las blusas azules del trabajador y no con las levitas perfumadas de los niños, de los recomendados, de los barberos, de los hipócritas… de los pulpos de nuestro Sindicato.” (Obra Citada. p.p. 87-88.Las palabras resaltadas son del original)

El SME del siglo XXI ya está en construcción. No se trata solamente de vencer económica y laboralmente; sino, y sobre todo, POLITÍCAMENTE, lo que significa impedir la disolución del SME nutriéndolo de verdaderos trabajadores comprometidos con su clase y con su sindicato; de los que luchan en contra de este maldito gobierno y sus instituciones. Entonces, si antes no quisimos, o no supimos enfrentar a la plaga de pulpos, hoy no debe pasarnos lo mismo. Sin contemplaciones; nada de que "hay casos de excepción…", que son "parientes de…", "recomendados de…", "ahijados de…", "hijos de jubilados que sí apoyaron…", "parientes de jubilados que si pagaron su cuota sindical…", etc., etc. No justifiquemos, con el Estatuto en la mano, su presencia ("son miembros en receso") mejor busquemos, desde el Estatuto, cómo deshacernos de ellos. Tampoco digamos que vamos a "repotenciarnos" con los pulpos liquidados. Ellos son sujetos fácilmente comprables y corrompibles, ¿en qué nos “repotenciarían”? Mejor busquemos la manera de impedir que el fenómeno pulpo se reproduzca en nuestras filas, para que así sea más fuerte el SME en su lucha contra el gobierno y todos sus personeros.

Por un SME cada vez más fuerte.

VIVA EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS

MUERA EL MAL GOBIERNO

POR UN CENTENARIO VIVO Y COMBATIVO.

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Cuando el SME está en peligro de muerte,

todo está permitido, excepto no defenderlo.

Hasta nunca liquidados, esquiroles y traidores.

QUE LA LUCHA Y EL SACRIFICIO

CONVOCAN SIEMPRE A LOS MEJORES.Junio, 2014. AÑO DEL CENTENARIO.

Atentamente: El Animal Dañero.

Responsable de la publicación: Mario Benítez. 75327

En el siguiente número: LA CUOTA SINDICAL Y LOS PRETEXTOS PARA NO PAGARLA.