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ECUADOR
Ecuador surge como nación en 1830, cuando esa confederación se disuelve. En lo relativo al
arte, a raíz de la independencia se comenzaron a cultivar géneros y corrientes nuevos para el
país, tales como el retrato, el paisaje, el costumbrismo romántico y la pintura de historia, que
se sumaron al arte religioso, predominante desde la época colonial. Precisamente durante la
colonia se había forjado una tradición artística de primera importancia en el contexto
iberoamericana. a lo largo de casi trescientos años, la escuela Quiteña produjo innumerables
pinturas y piezas de imaginería no solo abastecieron las necesidades locales sino, que por su
afamada calidad, se exportaron a las demás colonias de España en América y aun al viejo
mundo. En 1849 el dibujante francés Ernest Charton estableció el liceo de pintura precursor
de la escuela democrática de Miguel de Santiago, creada en 1852 por intelectuales y artistas
ecuatorianas que sostenían que “la pintura entre nosotros se ha mantenido campeando en el
teatro civil de la imitación. Pero ahora ella se lanza en pos de la invención. Pero ahora ella se
lanza en pos de la invención y de la originalidad para tomar un carácter nacional” dos décadas
más tarde, el gobierno conservador de Gabriel García Moreno fundo la Escuela de Bellas Artes
de Quito, de corta duración.
Con el triunfo de la revolución liberal en 1895 se aplicaron los horizontes espirituales e
ideológicos del país. Se estableció la educación laica y en 1904 volvió a funcionar la Escuela de
Bellas Artes, pero solo en el segundo decenio del siglo se produjo la reorientación académica
que habría de alentar la renovación de estilos y propósitos artísticos, anclado hasta entonces
en el realismo de corte académico originando en Europa. El profesor Francés Paul Bar
introdujo el impresionismo y el italiano Luigi Casadio la escultura en bronce y mármol,
técnicas prácticamente desconocidas hasta ese momento.
Con el asesinato del jefe de la revolución liberal, Eloy Alfaro, en 1912, se aseguro el
predominio de la oligarquía egroexportadora y bancaria de la región costeña, que en tácito
contubernio con el latifundismo serrano freno los bríos populares que pugnaban por cambios
económicos y sociales de radical beneficio para la mayoría de la población. El total
decaimiento de la producción. el total decaimiento de la producción de cacao, principal reglón
exportable por aquellos años, precipito la crisis política a partir de los años veinte, que se
manifestó en la masacre del pueblo de Guayaquil el 15 de noviembre de 1922 y en contables
cambios de gobierno , dictatoriales o constitucionales militares o civiles, hasta fines de la
década de 1940. A esta era caótica, pero también de reformas modernizadoras del aparato
estatal, correspondió una efervescencia renovadora en el plano ideológico, intelectual,
literario y artístico de los claros signos socializantes y nacionalistas. Las condiciones de vida del
pueblo no solo no habían cambiado, si no que mostraban evidentes síntomas de
empeoramiento. La incipiente y pauperizada clase obrera (fruto de un incipiente proceso
industrializador), el subproletariado urbano y las grandes masas de indios campesinos
(afincados, ante todo, en las aéreas rurales de la sierra), contrastaban a su atraso secular con
los indicios del progreso teológico que se iba introduciendo para tratar de integrar a las
regiones más pobladas del país-costa sierra – al mercado internacional y al renovado mundo
del nuevo siglo.
Sobre esta realidad comenzaron a actuar los nuevos intelectuales y artistas, alentados por las
esperanzas que despertaban la revolución bolchevique en la Rusia zarista y la revolución
Mexicana y una pintura de la misma orientación.
Escritores y artistas recorrieron un largo trecho juntos durante los años treinta y cuarenta
identificándose en los mismos ideales estéticos y en sinilares posiciones políticas de izquierda.
Si el realismo social fue la tendencia predominante, dentro de este cobro fuerza el movimiento
indigenista, que trato de reflejar la situación de servidumbre de todo un pueblo que, desde la
conquista española, había logrado resistir al menos parcialmente al mestizaje. La visión del
indigenismo tal como aparece en la obra de Eduardo Kinman, Diogenes paredes y otros fue,
desde luego, ajena de los indios y hasta inconciente de estos como pueblo de culturas
distinatas a la de la mayoría mestiza. Sin embargo, implico el reconocimiento de una
problemática ominosa de la que escritores y pintores extranjeros múltiples motivos y
personajes para sus obras.
El tema del indio ya había sido tocado en la pintura del siglo XIX dentro de los límites del
costumbrismo. En el nuevo siglo, Víctor Mideros (1888-1969), el último representante del
género, místico religioso, dejo unas cuantas imágenes indígenas de sabor todavía
decimonónico. Camilo Egas (1889-1962) cultivo un nativismo que rescata la figura de los
aborígenes poetizándola y destacando los aspectos exóticos y pintorescos de su cultura. Solo
con los indigenistas aparecen los indios en la descarnada y miserable realidad de su existencia,
desde México llegaban las influencias de la corriente nacionalista que muralistas y pintores de
caballete habían iniciado en los años veinte, y que tendría en el ecuador consecuencias mucho
más agudas como países como el Perú , a pesar de que este tiene un porcentaje mayor de
población india. Eduardo Kingmang (1913), que partido de del realismo social con cuadros de
obreros pintados en Guayaquil, la ciudad de mayor concentración proletaria, fue el pionero del
movimiento indigenista en el que sobresale entre todos los demás cultores del genero del país.
La obscion indigenista fue compartida por la generación de Kingman y la posterior a el.
Diagenes Paredes (1910-1968) estuvo poseído por aquella más que ningún otro y la vertió en
efigies de estudiado efectismo, de toscas formas y lívida coloración.
Pedro León (1884-1956), fue el primer impresionista del ecuador y uno de los primeros artistas
en comprender y aplicar las contribuciones de Cezane, el cubismo y el fauvismo. Por largos
años fue director de la escuela de Bellas Artes de Quito. Su obra abunda en paisaje e incluye
una de las telas más representativas del indigenismo, candahuma (1940), canto a las labores
agrícolas del indio y eslabón entre el realismo y el expresionismo.
Leonardo Tejada (1908), mas multifacético, ha tratado no solo las concebidas escenas que
consignan el folklore indígena y documentan el propio de la servidumbre, sino que a partie de
diseños artesanales de esplendida morfología y cromatismo, ha ejecutado composiciones
agiles, a veces de pincelada liquida, otras de textura empastada.
Jaime Andrade Moscoso (1913-1990), hasta ahora el mas importante escultor ecuatoriano del
siglo, en rigor no cabe clasificarlo en el rango indigenista , aunque ejecuto algunas piezas
impulsables a este contexto. Comenzó militando en un realismo de acentos expresionistas
moderados luego forjo un esquematizmo personal de remiosencias arcaicas, atravesó por
etapas cubistas y finalmente se centro en la abstracción de preferencia a utilizado la piedra,
como en el relieve mural para el teatro de la Universidad Central en Quito, la madera y el
metal soldado, aunque fue también un notable dibujante y muralista. En este ramo empleo
con bastante éxito el mosaico de piedras naturales, hasta llegar a ser contenido por el más
destacado representante de la muralista nacional.
Por trascendencia y reconocimiento local e internacional que ha alcanzado, la obra de, Oswald
Guayasamin (1919) , merece comentario aparte. Aunque en general se le tiene por
indigenista, atribuyéndosele inclusive el liderazgo en esta tendencia, lo cierto es que solo en
sus primeros periodos participo de ella, así como del realismo social más ortodoxo. En realidad
lo que ha hecho se enmarca, si bien con motivos extraídos de ambas corrientes, en un rumbo
personal, estilo propio dibujo rotundo, figuras y rostros descarnados, deformación
tremendista, sacrificio de un inicial colorismo por el imperio de los tonos neutros, blancos y
negros, y en una vocación cada vez mas simbólica y de intensiones univertsalisantes .
En una época tan temprana como 1943 encuentra su singularidad estilística, como lo prueba el
lienzo fusilamiento, de ese año donde los tonos oscuros, desabridos, son una metáfora del
color y el sufrimiento. Ocho años más tarde presento la serie pictórica.
En los últimos años Guayasamin ha comenzado a trabajar en una nueva serie, la edad de la
ternura, con temas alusivos al amor maternal y la infancia, lo que ha implicado un retorno a la
paleta brillante. Ha sobresalido, así mismo en la pintura de género, en especial en el retrato y
el paisaje. Sus singularidades visiones de Quito constituyen un tipo de paisaje distinto al
tradicional y aun al vanguardista; demuestran una concepción acongojada de la geografía,
recompuesta en trazos ignios y agudos. Guayasamin ha revalorado el dibujo, que maneja con
maestria y exhibe con los mismos honores que los lienzos, y es autor de numerosas esculturas
que traducen al volumen las peculiaridades de su plástica bidimecional. También ha relizado
varios murales (frescos, mosaicos de Vidrio, acrílicos en paneles móviles) en el Ecuador y fuera
de el , incluidos el del aeropuerto de Madrid y el de la sede parisina de la UNESCO, el conjunto
de su obra lo muestra como el pintor ecuatoriano mas aficionado en el arte de mensaje
político y social, mientras la mayoría de los artistas residentes en el país entre 1930 y 1950 se
dedicaba a cultivar el realismo social, el indigenismo y sus derivados, unos pocos que viajaban
por Europa y los Estados unidos en las mismas décadas se sumaban a los movimientos
vanguardistas y se convertían en los pioneros de los nuevos rumbos del arte nacional. El
primero llegar con las primicias del expresionismo de estirpe Europa, del cubismo y hasta del
surrealismo y la abstracción fue el ya citado Camilo Egas, de amplia trayectoria en Estados
Unidos, donde dirigió los programas de arte de la New School For Social Researchn de Nueva
York. La variedad de estilos y de temas que enfoca este pintor traduce sus afanes de
aprehéndelo todo, desde las evidencias del atraso del Ecuador, con los indios integrados del
paisaje, irrepetibles en su folclorismo, hasta las dramas sociales causados por el gran
depresión iniciada en 1929, la tragedia de la Guerra Civil española y la segunada Guerra
Mundial, también represnto la deshumanización de los países industrializados, desbocados en
la persecución del progreso teologicos y la concentración capitalista. Esta ultima veta puede
verse en estación de 1937.
Manuel Rendon (1894-19829), nacido y formado en Europa, une a sus altos meritos de pintor
el previlegio de haber introducido el abstraccionismo de corte informalista en la pintura
ecuatoriana. Su trayectoria refleja la naturalidad con que se desembolvio en las vanguadias.
Durante sus estadias en el ecuador practico también el realismo para captar los rasgos de los
prototipos humanos y el paisaje. Este periplo, en intesis, deja la sensación de que en toda sus
etapas se hubiera encaminado hacia un objeto final: la plasmación de la armonía visual donde
lo pictórico y lo lineal se funden en premeditada necesidad. Al lograrlo a plenitu, con limpios
recursos abstractos, conjuga pinceladas puntillistas, el poder inductivo de la línea, cierta
ostentación cromática, planos únicos y segmentados que recuerdan lo de los vitrales
medievales.
Araceli Gilbrt (1914-1993), por su parte es la introductora de la abstracción geométrica en
Ecuador. Estudio en Chile y, con el expresionista alemán Hans Michaelsen, en la Escuela de
Bellas Artes de Guayaquil, establecida en 1941. Completo su formación con Amedee Ozenfant,
en Nueva York, y con Auguste Herbin, en Paris, donde fue asistente de los pintores abstractos
Jean Dewasne y Edgard Pillet. En sus primeras búsquedas, Araceli Gilbert se oriento hacia el
cubismo, al que incorporo figuras indígenas, pero a la postre eligió el abstractismo y termino
incursionando en el sintetismo.
Aníbal Villacis (1927), autodidacta de visos goyescos en sus corridas de toros y procesiones
funerarias, también se adscribió al informalismo en su estancia española de 1953, por la
misma época que Tabara. A diferencia de este, sus cuadros “precolombinistas” son de trazos
más amplios, de empaste más grueso y de formas un tanto más cercanas a las de los diseños
indios. Pero además a rescatados elementos del barroco colonial en los brillos auríferos y
argenteos de su pintura incisa sobra madera. También ha elaborado paisajes muy escuetos de
severa cromática y, en la misma dirección, figuras maternales y de niños un tanto
estereotipadas.
Estuardo Maldonado (1930) comenzó como casi todos los artistas de su generación en el
realismo y el expresionismo social. Curso estudios académicos en Roma, donde radica hasta
ahora, y se dedico a una morosa investigación del cubismo y el constructivismo, en esta
corriente y en el sinetismmo ha producido obras que lo llevaros a pesquisas tecnológicas en el
acero inoxidables cromatizado. Con esta técnica ha producido esculturas y “cuadros”
formalistas de refulgente efecto, incluido unos “iperespacios” caleidoscópicos-como
estructura cinético-modular, de 1978, elaborados a manera de espejos brillantes junto a
sectores opalescentes: verdaderas gemas planas con profundidad virtual. De características
cercanas al diseño con sus calados metálicos, logrados por medio de planchas corroídas por el
acido. Su acuciosa compenetración con la tecnología y el arte mas refinados ha sido retribuida
con numerosos premios europeos.
La tendencia de indicadores antropológicos ha encontrado en Osvaldo Viteri y Mario Solis
Guerrero a sus mejores a sus mejores exponentes. Osvaldo Viteri (1931), de amplio dominio
del dibujo realista y expresinista y uno de los pintores que consiguió en una primera etapa
consolidar el abstraccionismo nacional, ha avanzado a través del collage y las texturas
informalistas por un doble camino de compresión y simbolización de lo vernáculo : el empleo,
por una pate, de muñecas de trapo- como en america, en torno a mi la noche suena, de 1976,
de ancestros precolombinos devenidos en juguetes infantiles sobre arpilleras apenas pintadas
de hondas resonancias generales (la soledad, el aislamiento); y, por otro lado, la utilización de
ornamentos litúrgicos católicos de acuciante demanda reflexiva. A veces también ha empleado
en sus collages el papel periódico impreso con similares trasuntos intelectuales. La tonalidad
de su trabajo señala como uno de los mas serios innovadores en la plástica ecuatoriana.
Marco Solis Guerrero (1940) enaltece el diseño del cuadro como un valor en si, vertebrando
texturas tomadas directamente de objetos de uso habitual. Arpilleras, ropas,frazadas, leños
cuerdas, algo de pintura, colados o superpuestos, aluden al mundo de la economía natural, el
sentido y la realidad materica de su antipintura remiten a situaciones unas veces locales y
otras menos determinadas. En los últimos en los últimos ha practicado el informalismo
cromático de trazos gestualistas.
La década de 1960 concluye con una bienal internacional celebrada en quito en 1968, la
primera y única que se realiza en el país, y a la antibienal que se le opone, organizada por el
grupo VAN del que forma parte tabaná. Una y otra fueron de importancia; la bienal por que
permitió ver algo de lo que se hacía en América Latina por esa época, y la anti bienal por que
demostró la solides y actualidad de los planteamientos de los artistas que habían rechazado el
predominio del indigenismo. Cuatro años mas tarde, el Salon de la Independencia, celebrado
asi mismo en quito y también de convocatoria única, volvió a insertar a los artistas y al publico
locales en las corrientes latinoamericanas de la hora.
La hora que comenzaba seria de radicales consecuencias para el Ecuador y su arte. En 1972,
una nueva dictadura militar de tendencia nacionalista tomo a su cargo el manejo de la
explotación petrolera, reglon que desde entonces ha sido el principal dinamizador de la
economía nacional, aun cuadro su apogeo no alcanzo a prolongarse ni un decenio completo.
Nelson Román (1947) el mas “cuevista” de todos, embuido además de lo real maravilloso por
efecto de la nueva literatura latinoamericana (carpenteir, Asturias, Garcia Marquez. Pinta
escenas entre mágicas y aldeanas de visible raíz folklórica con buen manejo del color y el
dibujo. Washington Iza (1947) se inicio como neoexpresionista, paso por búsquedas abstracto
geométricas y acabado dedicándose a lo mejor domina, el desnudo realista en conjunto
sensuales, levemente emparentados con las posiciones del surrealismo. Jose Unda
(1948)practico el tremendismo a lo cuevas, pero ha encontrado su senda creativa en el
informalismo. El gestualismo y una versión propia del expresioneismo abstracto. Vive desde
hace muchos años en Canada y desde alla ha traido unas pocas exposiciones que indican la
consolidación de su estilo.
Ramiro Jacome (1948), el autodidacta, es “mosquetero” mas polifacético y el que mas ha
madurado entre los de ssu generación . cultor del feísmo y reivindicador del tema urbano, tan
acorde con un periodo de desarrollo de las ciudades en el país, ha convertido a los personajes
típicos de quito y de la historia nacional en un retablo que refleja con propiedad el imagianrio
colectivo de toda una era. Dibujante- fumador de 1993, es una muestra de esa faceta y
grabadoer también ha tocado el genero histórico, pero, a su manera, singularizada por una
gran capacidad.
La inserción del arte ecuatoriano en las tendencias posteriores a la abstracción, fenómeno
característico de los años setenta, fue relativamente tardia, al punto que los ecos del pop art
no pasaron de ser minimos y los del minimalismo y el cinetismo no se generalizaron.
Las décadas de 1980 y 1990 presentan un panorama contradictorio, en parte originado por la
depresión económica del país y la fugas bonanza petrolera. De una u otra forma, estos
factores inciden en la contracción del mercado artístico, aunque el dinamismo que ya ha
cobrado ha independido su aniquilamiento. La actividad plástica ha sido impulsada por la
presencia de numerosos artistas ecuatorianos que han expuesto en el exterior y por el
estimulo de la biernal interamericana de cuenca, que ha cumplido cuatro convocatorias, otro
factor que alienta la producción artística es la promoción sistemática de egresado de la
facultad de artes de Quito, algunos de los cuales comienzan a ocupar ubicaciones de primera
línea, junto a unos pocos formados en Guayaquil y cuenca. Entre las nuevas figuras comienzan
a destacarse se deben citarse los nombres de Marcelo Aguirre (1956), pintor, dibujante y
grabador que participa de las posturas de la transvanguardia expresionista: Hernán Cuevas
(1957), grabador en grandes formatos dentro de una líneas expresionista que recoge motivos
locales despojados del folklorismo; Pablo Barriga (1948), que ensaya una pintura pos
conceptual Jesús Copo (1953), escultor neorganisista; y Gabriel García (1952), escultor
brutalista y grabador.