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Edición Nº 1 Noviembre, 2013 ISSN 0719-3866 Licenciatura en Historia - 1 -

Edición Nº 1 Noviembre, 2013 ISSN 0719-3866 · parte de la importancia de esta forma de hacer historia. Conocer las regiones y localidades a través de la historia no tan sólo

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Edición Nº 1 Noviembre, 2013 ISSN 0719-3866

Licenciatura en Historia

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Revista Identitas Historia Regional y Local

Directorio Miguel Ángel Estrada Friz Constanza Gajardo Pavez Romina Ortiz Castillo

Consejo Editorial Miguel Ángel Estrada Friz Constanza Gajardo Pavez Romina Ortiz Castillo Constanza Reveco Sepúlveda David Rodríguez Fuentealba Kabir González Arévalo Diagramación y Diseño Daniel Tapia Valdés Jorge Gutiérrez Fernández Arquitectura Web Jonatan Yáñez Alegría

Comité Científico Mario Valdés Urrutia Director Programa de Investigación Histórica en Estudios Regionales. Alejandro Witker Director Taller de Cultura Regional de la Universidad del Bío-Bío. Diego Mundaca Profesor Colaborador UdeC y UCSC. Gonzalo Peña Molina Doctor por la Universidad Nacional Autónoma de México. Manuel Gutiérrez Académico Licenciatura en Historia.

Proyecto financiado por la Facultad de Comunicación, Historia y

Ciencias Sociales.

Patrocinada por la carrera de Licenciatura en Historia de la

Universidad Católica de la Santísima Concepción

Proyecto financiado por la Facultad de Comunicación, Historia y

Ciencias Sociales.

Patrocinada por la carrera de Licenciatura en Historia de la Universidad

Católica de la Santísima Concepción

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UCSC

Índice Presentación ...................................................................................................................... - 2 - Agradecimientos ................................................................................................................ - 3 - Artículos ............................................................................................................................ - 4 -

La interpretación de la conflictividad social y la cuestión de la historicidad del sujeto. Dos problemas para la inteligibilidad histórica del proceso de expansión chileno sobre el extremo austral patagónico: 1843-1878. ............................ - 4 - Ilustración obrera y prácticas educativas en la Mancomunal de obreros de Coquimbo .................................................................................................................... - 35 - Entre oralidad, memoria y enfoque. El caso de Daniel Acuña Sepúlveda como dirigente del Partido Socialista en la región de Coquimbo (1979) .................... - 52 - WILFRIED JUNGE: El legado cultural de un hijo del Bio Bio. ................................ - 78 - La Identidad Popular de los Comerciantes del Mercado Central de Concepción entre los años 2003-2009 ......................................................................... - 93 -

Entrevista ....................................................................................................................... - 108 - Diálogo y perspectivas personales con Arnoldo Pacheco. Reflexiones en torno a la Historia Regional. ...................................................................................... - 108 -

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Presentación

La historia regional, como campo de estudio en nuestro país es de reciente data. El

proceso de Independencia y la posterior consolidación republicana jugaron un rol

centralizador. Dicha centralización surgió para evitar posibles insurrecciones de las

diferentes regiones que comprendían el país y trajo como consecuencia, incluso, la

proliferación de una historiografía que consideró por mucho tiempo a Santiago como la

gran protagonista del devenir histórico nacional.

Actualmente, podemos decir que un acercamiento a la historia regional permite un

conocimiento de los aportes de cada región a los procesos nacionales, en esto radica gran

parte de la importancia de esta forma de hacer historia.

Conocer las regiones y localidades a través de la historia no tan sólo permite

conocer su pasado, sino comprender la configuración de su identidad actual y poner en

valor aquellos elementos que nos identifican y diferencian.

De esta manera, Revista Identitas nace como una propuesta para abordar justamente

los variados temas regionales, entregando a la vez una herramienta para los estudiantes y

todos los interesados en acceder a artículos históricos serios y rigurosos.

Por otra parte, Identitas se proyecta como una plataforma de construcción de

conocimiento y debate histórico, tanto para estudiantes como para académicos, en donde se

planteen nuevas perspectivas de estudio a modo de enriquecer la producción

historiográfica regional y, por otra parte, aportar al conocimiento de la identidad regional.

Así es como esta primera publicación se instala como un espacio de reflexión, sobre

el cual nuestra carrera podrá abrirse a la discusión y plantear, desde la región, nuevas

formas de estudiar la historia regional para el fortalecimiento de la historia “macro”.

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Agradecimientos

La Revista “Identitas” de historia regional y local, agradece cordialmente a los

profesores que apoyaron e incentivaron la realización de este proyecto. De forma particular,

agradecemos la ayuda de los académicos Mauricio Rubilar Luengo y Marcelo Jara Román,

quienes nos orientaron en los primeros pasos.

Asimismo, queremos expresar nuestra gratitud a dos profesores que nos guiaron en

el largo camino por concretar nuestros objetivos. En primero lugar, el profesor Felipe

López Pérez, quien desde un comienzo incentivó esta iniciativa y gestionó el trabajo

interdisciplinar con la idea de lograr un trabajo acabado y profesional. Y en segundo lugar,

el profesor Manuel Gutiérrez González, quien con su paciencia y disponibilidad aclaró las

inquietudes que se presentaron en el camino.

Expresamos nuestra gratitud, a la carrera de Licenciatura en Historia y

Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Católica de la Santísima

Concepción, por su apoyo y patrocinio. De manera especial, deseamos corresponder la

confianza y apoyo del Señor Mario Urzúa Aracena, Decano de la Facultad de

Comunicación, Historia y Ciencias sociales, quien nos brindó el financiamiento necesario

para desarrollar gran parte de nuestra publicación.

Importante es agradecer el valioso aporte de Daniel Tapia Valdés y Jorge Gutiérrez

Fernández; ambos estudiantes de periodismo, quienes asumieron la tarea de diagramar y

diseñar nuestra revista. Igual de importante, es la ayuda prestada por Jonatan Yáñez

Alegría, estudiante de biblioteconomía y documentación quien se encargó de la arquitectura

web. Finalmente, como parte de nuestros colaboradores, cabe mencionar a Camila Reveco,

quien diseñó el logo que nos identifica. Estas contribuciones reflejan el carácter

interdisciplinario que hemos asumido y el cual creemos imprescindible para el buen

desarrollo de los objetivos propuestos.

Por último, expresamos nuestros agradecimientos al comité científico, quienes a

partir de su experiencia en la investigación y en la docencia han aportado con un alto

estándar académico, ayudando así, a la revisión y selección de los artículos.

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Artículos

La interpretación de la conflictividad social y la cuestión de la historicidad del sujeto. Dos problemas para la

inteligibilidad histórica del proceso de expansión chileno sobre el extremo austral patagónico: 1843-1878.

Alexis Andrés Calderón Marín 1

1 Alexis Andrés Calderón Marín es Magíster en Historia por la Pontificia Universidad Católica de

Valparaíso. Contacto: andres.calderon.marí[email protected]

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Resumen

El artículo que a continuación se presenta, constituye una reflexión frente a los

problemas que manifiesta la inteligibilidad histórica del proceso expansión nacional sobre

el extremo austral patagónico entre los años 1843 y 1878. De este modo, se llevará a efecto

un acucioso balance bibliográfico destinado a desentrañar los problemas derivados de las

representaciones fijadas al relato histórico de este proceso, entre los cuales se destaca la

interpretación de la conflictividad social y la cuestión de la historicidad del sujeto. Al fin,

todo esto nos permitirá sostener que no existe una verdad histórica, sino una dispersión de

verdades que podrían resultar equivalentes, opuestas, transitorias o incluso condicionales a

determinados esquemas o criterios de verdad.

Palabras Claves: Territorio de Magallanes, colonización, historiografía, representaciones.

Abstract.

The following article poses a reflection upon the issue regarding the historical

intelligibility of the process of national expansion on the Patagonian southern between

1843 and 1878. Thereby, a thorough bibliographical balance will be carried out to unravel

the problems derived from the representations associated to the historical recount of this

process within which the interpretation of the social unrest and the issue of the historicity of

the subject stand out. The present analysis will therefore sustain that there is no historical

truth, but a dispersion of the same that may prove opposite, equivalent, transitory, or even

conditional to determined paradigms or criteria of truth.

Key Words: Magellan territory, colonization, historiography, representations.

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1. Introducción

La inteligibilidad del proceso de expansión nacional sobre el extremo austral, acusa

profundas limitaciones en sus modelos explicativos. Y es que a través del relato de la

mayor parte de la bibliografía, se desprende un paradigma positivista y Estado céntrico,

caracterizado por una narrativa lineal, enciclopédica y cronológica. Nos enfrentamos, a un

discurso que presenta la anexión y la colonización de Magallanes como un proceso heroico,

glorioso, pactado y altruista. A una historiografía que, confirmando el potencial

instrumental de esta disciplina, ha tendido a idealizar a quienes permanecieron fielmente

vinculados al ordenamiento estatal y sus instituciones, acentuando el culto a la

personalidad. Al fin, se trata de una historiografía que, invocando el fuero de la neutralidad

y la objetividad, ha intentado transmitir una idealización de la modernidad y de sus

proyectos asociados. De este modo, nos topamos con producciones carentes de un alto

sentido crítico y con francos tintes propagandistas. Nos enfrentamos a un constructo

racional destinado a normalizar idearios en torno a la organización del Estado y su

institucionalidad, tal como desprende de Benjamín Vicuña Mackenna, Robustiano Vera,

Luka Bonacic-Doric, Armando Braun o Mateo Martinic.

Por cierto, la intención no ha sido enlodar el trabajo de aquellos investigadores. Sino

más bien, reflexionar sobre los derroteros que hasta ahora han venido conduciendo la

construcción discursiva del proceso que nos interesa. Una construcción en donde las

relaciones de dominación y el papel jugado por las resistencias sociales, todavía no atesoran

un proceso de complejización y problematización profunda desde la disciplina histórica.

Una construcción que, además, se ha visto caracterizada por la estigmatización de los

sujetos que desde la tradición y lo premoderno, se opusieron a los intereses y objetivos

canalizados por el gobierno central. Una estigmatización que se verá expresada a través de

una representación criminal de aquellos que de algún modo condicionaron el retraso de los

modernos proyectos estatales de ocupación, poblamiento y colonización del territorio

magallánico.

Al exponer estos problemas, no pretendemos barrer con la mitología del prohombre

para instalar una mitología del antihéroe. En ningún caso se busca idealizar la imagen de

aquellos que obstruían el funcionamiento de la estructura de orden. De hecho, resultaría

imposible ocultar que entre los habitantes de la colonia austral efectivamente existieron

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latrocinios, deslealtades, situaciones de violencia y criminalidad. Tampoco se pretende

silenciar que al predominio de la perspectiva historiográfica tradicional, se han intercalado

algunas voces críticas. Este es el caso de autores como Sergio Vergara Quiroz, Carlos Vega

Delgado y Dusan Martinovic, quienes, de una u otra manera, han permitido mantener la

discusión académica. Pese a todo, creemos que aquellas reconstrucciones no han logrado

aprehender el trasfondo de las complejidades desatadas durante la expansión del Estado-

nación sobre el extremo austral. Un desierto que ha venido a sumar aún más interrogantes

al conjunto de flaquezas historiográficas señaladas. Flaquezas que sólo el paso del tiempo y

la crisis de los paradigmas explicativos tradicionales nos han permitido identificar. En

efecto, “aunque el pasado no cambie, la historia debe escribirse de nuevo en cada

generación para que el pasado siga siendo inteligible en un presente cambiante”, advierte

Peter Burke1.

2. La interpretación de la conflictividad social y la cuestión de la historicidad del

sujeto. Dos problemas para la inteligibilidad histórica de este proceso.

Examinar la producción historiográfica, es más que un ejercicio antojadizo, dado

que entre otras cosas, posibilita el reconocimiento de los paradigmas, los argumentos

teóricos y los umbrales metodológicos que por largos años han venido alimentando las

interpretaciones de un proceso. Así, nos parece fundamental comenzar esta investigación

desarrollando un balance bibliográfico, puesto que como nos sugiere Michel de Certeau, la

rigurosidad de todo estudio histórico “se definirá por la relación que sostenga con otros

contemporáneos, con un <<estado de la cuestión>>, con las problemáticas exploradas

por el grupo y los puntos estratégicos que constituyen, con las avanzadas y los

distanciamientos así determinados o hechos pertinentes con relación a una investigación

en curso”2.

Iniciando este balance, podemos señalar que el discurso asociado a Magallanes no

parece excepcional frente a los vicios observados en la historiografía tradicional chilena.

Este, nos manifiesta profundos problemas asociados al prejuicio, al imaginario y a la

1 BURKE, Peter (2000). Formas de historia cultural. Madrid: Alianza Editorial, p. 239. 2 DE CERTEAU, Michel. “La operación histórica”, en: Le Goff, Jacques; Nora, Pierre (comp.) (1985). Hacer la Historia, vol. I. Nuevos Problemas. Barcelona, Laia, p. 25.

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rigidez paradigmática, que sólo tienden a acentuar los grados de omisión e idealización de

la historicidad de los sujetos que participaron de estos proyectos.

En 1854, M. H. Appleton publicó en Norteamérica la primera aproximación

historiográfica al tema que nos interesa. Esta obra, traducida al español por el historiador

chileno José Toribio Medina, reconstruyó los trances experimentados por el capitán

norteamericano, Charles H. Brown, durante su accidental tropiezo con la sublevación

liderada por Miguel José Cambiazo en 1851. La narrativa de esta producción es bastante

cercana al formato de novela histórica, pues predomina una tendencia a engrandecer el

protagonismo del capitán Brown, quien se transforma en el protagonista de la obra.

A través de esta producción, se denosta la composición social de la colonia. Los

penados 66 penados trasladados a Magallanes a bordo de la nave Florida, indica Appleton,

eran

“(…) de semblante duro, de continente desesperado, muchos de esos

hombres, con su andar encorvado, semejaban criminales endurecidos. Algunos

había entre ellos desafiadores de toda ley, cuyas manos se emplearon contra todo

el mundo, y en cuyos corazones los afectos yacían olvidados”.

Se trataba, de sujetos cuyo perfil calzaba perfecto con el de “hombre sin Dios ni

ley”. “Algunos de buena posición social” estaban ahí por contiendas políticas y yacían

mezclados con “criminales de la peor especie; algunos sentenciados por tiempo de tres

años, y otros a prisión perpetua”, argumenta el autor3.

Desde el revisionismo, se puede afirmar que la aparición de los grupos subalternos,

se ha visto condicionada por su intervención en la insurrección del teniente Cambiazo, líder

de un conjunto de “piratas y desalmados”4. El salto al escenario histórico, no ha estado

exento de problemas, puesto que el protagonismo que exhiben, se ha visto traducido en

representaciones vinculadas a lo caótico, lo malévolo y lo inhumano, argumentando que se

trató de un grupo de “miserables sedientos de sangre humana”5. La representación criminal

de los protagonistas de esta rebelión, constituye una primera muestra de la subjetividad e

3 APPLETON, M. H., Insurrección en Magallanes: el apresamiento y la escapada del capitán Ch. H. Brown, Difusión chilena, Santiago Chile, 1943, p. 10. 4 Ibíd. p. 40. 5 Ibíd., p. 56.

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intencionalidad que está impresa en la producción del discurso. Recordemos al fin, que la

producción de Appleton se apropia del relato de una experiencia de vida, que alimenta el

desprecio a los grupos que protagonizaron la conflictividad social, la criminalidad y los

desajustes de la estructura de orden.

Una segunda aproximación a la composición social de la colonia es la que en 1877

nos entrega Vicuña Mackenna, primer nacional que investigó las causas y el desarrollo del

motín de 1851. A través de ésta, se objeta el actuar de los grupos subalternos en la asonada,

con representaciones que evocarán el "rencor” de los confinados frente al exceso de trabajo

impuesto por el gobernador Benjamín Muñoz Gamero6. Dicho esto, el autor identificará

como los principales instigadores de la insurrección a siete ex sargentos confinados en

Magallanes, calificándolos como “hombres despechados y peligrosos”7, dos de los cuales

“pertenecían, por su aspecto, a la clase denominada zambos”8. Luego, acusará descontento

por la composición del destacamento fijo, señalando que “en vez de designar un personal a

propósito para servicio tan delicado como es la custodia de presos y de malhechores,

encogiose el desecho de cada sección para ese puesto”, dado que en la tropa, estos

representaban “la parte más ruin”9. Para sin demora argumentar que, el desempeño de la

milicia allí destacada, estaba expuesto a la peligrosa influencia de los presos que

custodiaba. “Condenar a un soldado a la misma inmovilidad de los presidiarios que

custodia, es casi condenarlo a su propio castigo y, de seguro, a sus propios vicios”10.

Vicuña Mackenna también objeta al cuerpo castrense proveniente de Chiloé, por

conocerse cuan dificultoso era

“para aquellas sencillas y testarudas gentes abandonar el nido de alerce y

curanto de su querida isla nativa. A este amor patrio que para el chilote se traduce

declarándose <<chilotes, pero no chilenos>> agregábase especialmente una

6 VICUÑA MACKENNA, Benjamín (1877). Cambiaso: relación de los acontecimientos i de los crímenes de Magallanes en 1851 escrita sobre numerosos documentos inéditos. Santiago: Imprenta El Mercurio, p. 43. 7 Ibíd., p. 44. 8 Ibíd., p. 52. 9 Ibíd., p. 46. 10 Ibíd., p. 47.

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inventada rivalidad que aquellos humildes piucos abrigaban en aquel tiempo para

con los soldados del Norte, mucho más inteligentes, sagaces y traviesos”11.

De este modo, el autor sentencia que “jamás la mano ciega de la imprevisión había

acumulado en un solo sitio, sin amparo ni socorro humano, tantos elementos para producir

una de las más horribles catástrofes consignadas en los anales de la depravación

humana”12.

Cambiazo es definido como un conspirador, “sangriento dictador”13, “monstruo

abominable”14 y un “réprobo horrible”15, cuyas pasiones fueron “el odio, el despecho, la

venganza, las iras furiosas de la muerte y del asesinato”16. Añadiendo el rótulo de

“aprendiz de bandolero”17, “díscolo, envidioso, insubordinado y, sobre todo, sujeto a

excesos cuando bebía”18, sin dejar pasar que registraba “arrestos y otros castigos

correccionales”19. Estos antecedentes, habrían sido los que ocasionaron sus fuertes roces

con el capitán José Gabriel Salas, el gobernador Benjamín Muñoz Gamero y el capellán

fray Gregorio Acuña.

A través de esta obra, se aprecia un relato que exacerba deliberadamente el

desprecio a quienes condujeron las contradicciones que desencadenaron la insurrección,

denominándolos como unos “demonios del crimen”20. De modo que es fácil identificar la

edificación de una estética criminal, construida en base a la percepción subjetiva de

aspectos tan variopintos como las prácticas, los sentimientos o la rusticidad de los grupos

vinculados a Cambiazo. Entre los chilotes, acusará Vicuña Mackenna, “sus principales

adictos eran tres soldados llamados Gueicha, Paillacar y Pasanchiguay, todos indígenas

de Chiloé”21. Se trata, de un discurso sesgado, ausente de neutralidad. La representación de

los artífices del levantamiento difícilmente podría resultar azarosa, pues todo se empareja a

11 Ídem. 12 Ibíd., p. 53. 13 Ibíd., p. 52. 14 Ibíd., p. 53. 15 Ibíd., p. 54. 16 Ibíd., p. 58. 17 Ibíd., p. 63. 18 Ibíd., p. 67. 19 Ibíd., p. 69. 20 Ibíd., p. 77. 21 Ibíd., p. 71.

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concepciones y percepciones subjetivas de la realidad en un tiempo y espacio determinado.

Vicuña Mackenna no esconde su rechazo a los impulsores de la sublevación austral, pues,

según dará a entender, carecían de los ideales liberales que condujeron la revolución

política de 1851 en La Serena, Santiago y Concepción; revolución que, por cierto, el propio

Vicuña Mackenna defendió, costándole el destierro. En lo inmediato, no nos interesa saber

si Cambiazo adhería o no a la causa liberal del general de la Cruz. Pero llama la atención el

que Cambiazo sea definido como un “(…) mozo sin ideas, sin aspiraciones ni móviles

vastos ni generosos bajo concepto alguno”, quien proclamando la revolución liberal, sólo

habría escondido sus deseos de “venganza de subalterno”22.

En síntesis, la narrativa de Vicuña Mackenna, criminaliza antes, durante y después

de los cometidos, el origen social y el actuar de los involucrados en la insurrección. El

perfil de estos hombres, más parece la descripción de un monstruo de ficción que una

reconstrucción histórica del proceso que condujo a esos trances. Pero todo esto posee una

explicación epistemológica. La reconstrucción del pasado, responde al resultado de un

proceso compilatorio e interpretativo de los diversos testimonios disponibles, durante el

cual, cada investigador incorpora sus propios criterios y sus propias significaciones frente

al sistema en el cual se desenvuelve. Así lo ratifica Wallerstein, señalando que

“(…) todos los datos son selecciones de la realidad con base en las visiones

del mundo o los modelos teóricos de la época, filtrados por medio de las posiciones

de grupos particulares de cada época. En este sentido las bases de selección se

constituyen históricamente y siempre cambiarán inevitablemente a medida que

cambie el mundo”23.

La representación de un acontecer, no está exenta de factores tales como el medio,

el capital cultural o la experiencia de vida.

“Todos los estudiosos tienen sus raíces en un ambiente social determinado y

por lo tanto utilizan inevitablemente presupuestos y prejuicios que interfieren con

sus percepciones e interpretaciones de la realidad social. En este sentido no puede

haber ningún estudioso <<neutral>>”24.

22 Ibíd., p. 79. 23 WALLERSTEIN, Immanuel (ed.) (2003). Abrir las ciencias sociales. México: Siglo XXI, p. 99. 24 Ídem.

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En 1897, Robustiano Vera nos entrega una extensa reflexión sobre la situación

magallánica. De entrada, aquí se destaca una devoción por la población inmigrante y un

repudio a los gestores de los sucesos de 1851 y 1877. “No es Magallanes, como se cree por

muchos, la colonia penal de 1851. No se vive allí entre réprobos y bandidos, sino entre

gente de trabajo y de honor”, puntualiza el prólogo del citado trabajo25. La representación

del colectivo social, caminará en franca correspondencia al compromiso demostrado por el

progreso regional. De esta forma, el autor procederá a elogiar la gestión de un conjunto de

gobernadores locales. Aunque un relato diametralmente opuesto será el que se observará en

torno a Cambiazo y los rebeldes26.

Analizando la insurrección, Vera nos plantea que el teniente Cambiazo fue un

oficial “perverso y corrompido”. Para argumentar que “dotado de carácter pérfido y malo,

ebrio y de intenciones depravadas, [el gobernador] no podía prestarle confianza alguna.

No obstante no previno el mal ya sea por debilidad o porque creyó que podía dominar a

esta fiera”27. La construcción de un perfil psicológico, más especulativo que certero,

también, contribuye a deslegitimar su persona. “Comenzó por mostrarse un oficial

insubordinado, despreciaba a sus jefes y seguía dominado por el vicio de la embriaguez y

en este estado era cuando revelaba sus negros instintos y su perversidad”28. Añadiendo

que para saciar su rencor con la autoridad, “entró en relaciones con la tropa y como estaba

colocado a más alto nivel supo conquistarse el aprecio de ella y especular con su

ignorancia”29. Estas palabras, revelan la inclinación a desprestigiar bajo todo tipo de

adjetivos la racionalidad de los gestores de la rebelión. Lo que el discurso reproduce es que

una masa desprovista de sentido, no sabía lo que hacía ni lo que sus acciones podían

deparar. “Cuando esta historiografía se ve obligada a presentar una explicación en

términos más humanos”, nos dice Ranahit Guha, “lo hace asumiendo una identidad de

naturaleza y una cultura que es signo característico presumiblemente de un estado de

civilización muy bajo, y que se ejemplifica en ‘aquellas explosiones periódicas de crimen y

25 VERA, Robustiano (1897). Colonia de Magallanes i Tierra del Fuego, 1843 a 1897. Santiago: La Gaceta, p. 10. 26 Ibíd., p. 43. 27 Ibíd., p. 46. 28 Ídem. 29 Ibíd., p. 47.

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anarquía a las cuales todas las tribus salvajes están sometidas’”30. En efecto, la

insurgencia, más aún cuando es aparentemente desorganizada o espontánea, se ha

considerado tradicionalmente, carente de toda lógica y razón y con ello inconsciente,

irresponsable, irracional y apolítica.

El Ayudante Benavides junto a otros subordinados, también será culpado de

promover el desorden público. Desorden que también se achacará al gobernador civil con

título de Comandante General de Armas, Damián Riobó, por no imponer su autoridad.

Benavides y el gobernador, “no cabían en la Colonia. Uno de ellos o ambos tenían que

salir de allí. El Gobernador se había mostrado débil y cobarde. No supo mantener su

puesto ni el principio de autoridad. Benavides así lo comprendió y por eso debía servirle

de juguete mientras él estuviera al mando de la guarnición”31. El autor, tampoco tardó en

cuestionar las conductas de la esposa de Benavides, adjudicando a ésta un rol incitador del

desbande de la tropa. “La mujer del Ayudante lanzaba contra Riobó los mayores

improperios delante de los soldados y de sus mujeres sin que su marido la contuviera. Su

silencio manifestaba la aprobación de esa conducta indigna”32. La debilidad institucional

será el gran problema que el historiador observará en el reducto austral, para enseguida

arremeter otra vez contra la pasividad del manda más.

“Era un Gobernador que no gobernaba por temor”33. Para enseguida

argumentar que las características institucionales y humanas del establecimiento

magallánico, demandaban un riguroso resguardo de la disciplina. “Se necesitaba

allí un militar y no un paisano”34.

Por último, observando el relato del Motín de los Artilleros de 1877, Vera,

nuevamente elevará sus descargos sobre los implicados, denunciando que el caos estalló,

“tomando parte en estos crímenes no sólo los soldados de artillería sino también los

relegados y toda la gente del bajo pueblo, principalmente las mujeres”35.

30 GUHA, Ranahit (2002). Las Voces de la Historia y Otros Estudios Subalternos. Barcelona: Crítica, p. 45. 31 VERA. Colonia de Magallanes…, Op. Cit, p. 157. 32 Ibíd., pp. 159-160. 33 Ibíd., p. 160. 34 Ibíd., p. 165. 35 Ibíd., p. 217.

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Desde la historiografía conservadora, Alberto Edwards Vives reconoce como

principal causa del levantamiento austral, el fervor de los partidarios hacia el general y

candidato presidencial liberal para las elecciones de 1851, José María de la Cruz. “El

fermento sedicioso que trabajaba en toda la república el ánimo de los militares, también se

hacía sentir en Punta Arenas”36. Sobre los sujetos involucrados en la rebelión, se plantea

que se trató “piratas”, “sediciosos” y “audaces malhechores”37. Para Edwards, Cambiazo

era “hombre corrompido y de instintos sanguinarios”, a quien seguían “militares de baja

graduación”. “Fácil es comprender el cuadro de horror que presentaba entretanto la

colonia, en poder de un hombre como Cambiaso que tenia presidiarios por satélites”38. Las

ejecuciones y el incendio que este “feroz caudillo” ordenó, sólo confirman, el “insano furor

de aquel monstruo”, un “miserable asesino”, concluye el historiador39.

Para Edwards resultan incomprensibles los alcances de la rebelión, pues “todo

auguraba un brillante porvenir a la apartada colonia”40. Por esto, el autor no limita sus

juicios ante la figura de los rebeldes y, sobre todo, la de Cambiazo, calificado como un

demente y asesino. Desde un paradigma Estado-céntrico, el autor señala que “el desenlace

de la guerra civil probó elocuentemente la fuerza de las instituciones de la República,

consolidadas por veinte años de paz y de una prosperidad sin ejemplo en América Latina”,

para sentenciar que “contra tantos y tan formidables enemigos, el Gobierno encontró su

defensa en el poder de la ley, y en el apoyo incondicional de la parte más sana y vigorosa

de la opinión pública”41. Edwards nunca buscó clarificar las causas de la insurrección, sino

demostrar la fortaleza institucional del Estado conservador, recalcando que sobre aquellas

bases, los agitadores no podían hallar un lugar. En este sentido, recogemos las palabras de

Gabriel Salazar, quien nos señala que, para la escuela tradicional, “las acciones de los

36 EDWARDS VIVES, Alberto (1932). El Gobierno de Don Manuel Montt 1851-1861. Santiago de Chile: Nascimiento, p. 110. 37 Ibíd., p. 113. 38 Ibíd., p. 111. 39 Ibíd., pp. 112 - 113. 40 Ibíd., p. 110. 41 Ibíd., p. 114.

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chilenos adquieren carácter histórico sólo si están positivamente enlazadas con el ‘interés

general de la nación’ e inspiradas en el sentimiento supra-individual de patria”42.

Otro autor relevante es Luka Bonacic-Doric, quien, con menor vehemencia, también

expresa sus descargos contra los agitadores de 1851. Pero aquellas palabras, no responden

sólo a la empatía del autor por las víctimas de la asonada, sino al impedimento de alcanzar

el progreso. “Dejando en el ocaso hechos pretéritos de dolorosa e ingrata memoria,

generalmente en el desfallecimiento y la caída se halla la fortaleza espiritual y la llama

ingénita y latente de la vida, que impulsan las conquistas del progreso”43. La crisis de

1851, vendrá a ejemplificar la existencia de un pasado premoderno que obstaculizaba el

progreso. De ahí las evocaciones del historiador al Gobierno Central, que con su

intervención fertilizaría el terreno para alcanzar este objetivo. “Levantar de su postración,

de sus aún cálidas cenizas y reconstruir de sus ruinas, la malograda colonia del Estrecho,

avanzada austral de la soberanía chilena, víctima de baja fatalidad, fueron los propósitos

laudables del Supremo Gobierno”44. Así, el autor no tardó en objetar las posteriores

agitaciones, como la del Ayudante Benavides que en 1867, entró en conflicto con el

gobernador Riobó y el teniente Gallegos. La paz, indica el autor, estaba lejos de constituir

una constante, puesto que en Magallanes, “se anidaban y agitaban las pequeñas

pasiones”45.

Dicho esto, el autor no escatima elogios para los sujetos comprometidos con la

causa estatal: el gobernador Dublé Almeyda, “con visión clara de gobernante y de la futura

grandeza y progreso de estas regiones, tuvo iniciativas muy felices, en materia de fomento

de la colonización y de la industria ganadera”46. Pero al baluarte del orden y el progreso,

se oponían otros tantos. De esta forma nos dirá que a fines de 1877, funestos

acontecimientos se gestaban “en almas y en conciencias tenebrosas”47.

42 SALAZAR, Gabriel (1985). Labradores, peones y proletarios, formación y crisis de la sociedad popular chilena del siglo XIX. Santiago: Sur, p. 11. 43 BONACIC- DORIC, Luka (1939). Resumen histórico del Estrecho y la Colonia de Magallanes. Punta Arenas: La Nueva Época Yugoslava, p. 81. 44 Ídem. 45 Ibíd., p. 96. 46 Ibíd., p. 122. 47 Ídem.

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Armando Braun, también nos entrega un relato crítico de la composición del

contingente.

“No se podía pretender colonizar una región con delincuentes. No iba a

resultar simiente fecunda y provechosa para formar un núcleo de población

estable, progresista y ambiciosa del bienestar común, como ya se lo tenía

comprobado con el aporte extranjero, particularmente alemán, en la zona de

Valdivia”48.

Destacando la gestión empresarial, las condiciones psicológicas y los valores del

inmigrante, el autor hace explícitas sus preferencias por un modelo de desarrollo fundado

en la ideología del progreso. De ahí sus profundas críticas sobre los rebeldes y sus

cualidades psicológicas. Se trataba, según Braun, de “réprobos insatisfechos y

resentidos”49. “Se almacenaba en esos seres encerrados como fieras en jardín zoológico,

un resentimiento que alcanzaba los límites del odio mortal”50. Magallanes era una “tierra

colmada de peligrosos”51. Los que en vísperas del motín, iban en ascenso, puesto que a

ellos se agregaban más y más relegados por causa política, siendo “la mayor parte de baja

extracción”, agregará el mismo52.

Cambiazo es definido como un “oficial díscolo y prepotente”53, agregando que

“pocas veces se ha acumulado en un hombre tanta ruindad y ánimo tan pervertido”54, para

de inmediato sostener que “una voluntad indomable, digna de mejor causa, una dominante

egolatría y el ánimo vengativo y cruel que eran parte de su naturaleza guiarían en adelante

sus pasos”55. La construcción de este perfil, también contempla aspectos emocionales,

señalando que no demostró remordimiento en sus actos, sino indiferencia. A través de “su

confesión”, se “revela su idiosincrasia mendaz y egoísta, su pasmosa indiferencia por la

vida ajena y fabuloso cinismo”56. La lectura Estado-céntrica del motín, se acompaña de una

48 BRAUN MENÉDEZ, Armando (1971). Cambiazo, el último pirata del estrecho. Buenos Aires: Francisco de Aguirre, p. 23. 49 Ibíd., p. 24. 50 Ibíd., p. 25. 51 Ibíd., p. 31. 52 Ibíd., p. 112. 53 Ibíd., p. 36. 54 Ibíd., p. 49. 55 Ibíd., p. 96. 56 Ibíd., p. 241.

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representación de los rebeldes, que nos revela la subjetividad intrínseca de la construcción

del conocimiento. “En tiempos pasados, dice Hobsbawm, la mayor parte de la historia se

escribía para glorificar a los gobernantes y, tal vez, para que éstos la usaran en la

práctica”. Ciertamente, el panorama ha venido cambiando con el tiempo, pero el problema

no ha perdido importancia, puesto que “ciertos tipos de historia aún cumplen esa

función”57.

El relato de la rebelión de 1877, manifiesta estrechas similitudes al patrón

observado, criminalizado a quienes contravinieron los intereses estatales y elogiando a

quienes permanecieron fieles al orden hegemónico. Aunque a diferencia de otros estudios,

este autor reconoce la culpabilidad del Gobierno y sus representantes. La colonia de

Magallanes, poseía “una población llena de delincuentes y relegados”58, con fuerzas

escasamente disciplinadas. En efecto, esbozando las primeras causas del motín, Braun

expresa que “la sublevación ha partido de ciertos artilleros y relegados descontentos con el

régimen y sus jefes”, para enseguida añadir que “las prédicas de aquellos han sido la yesca

que ha prendido la hoguera revolucionaria en un conglomerado humano compuesto de

individuos de malos antecedentes, ansiosos de mutaciones, desorden y venganza”59.

Rememorando el fusilamiento del riguroso capitán Pío Guilarde, el historiador

señala que “para los desalmados no basta la muerte”60, dado que habiendo tomado su vida,

“la canalla, cegada por el odio y la sangre, satisface entre risotadas sus ansias vengativas.

Los despojos de la mutilada víctima pronto circulan entre las manos de sus verdugos”61. El

protagonismo de los marginados se conjuga con representaciones de la violencia.

Representando una imagen caótica, el historiador argumenta que tal “como las fuerzas

ciegas de la naturaleza, la revolución se lo lleva ahora todo por delante, en su

inconciencia ebria y sangrienta”62. Un cuadro apocalíptico que el autor contrastará con la

idea de orden, subrayando que cuando el caos se desata, “hay que correr en busca de la

57 HOBSBAWM, Eric (1998). Sobre la Historia. Barcelona: Crítica, p. 205. 58 BRAUN MENÉNDEZ, Armando (1972). El Motín de los Artilleros. Buenos Aires: Francisco de Aguirre, p. 24. 59 Ídem. 60 Ibíd., p. 44. 61 Ídem. 62 Ibíd., p. 56.

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tropa disciplinada, para vencer a esas masas que no conocen límites en su desorden y

extravío”63.

La colonia, expresa el autor, estaba expuesta “sin defensa al desbordamiento de las

ruines pasiones de la canalla”64. Aunque el levantamiento inició desde la milicia, “el

movimiento degeneró luego en una orgía de presidiarios”65. En tal contexto, la usurpación

de los bienes privados, es otra de las imágenes resaltadas por el historiador, señalando que

“aprovecharon la visita domiciliaria para atropellar e insultar a sus moradores y para

hurtar cuanto objeto brillaba a su codicia”66. Y a continuación agregar que acudiendo a los

puestos que vendían licores, “los soldados, acompañados por la hez de la aldea: relegados,

presos, prostitutas y mujeres del bajo pueblo, saciaron a torrentes una sed inextinguible”67.

Gran parte de los excesos cometidos por los rebeldes serán adjudicados a su afición al

alcohol, agregando que “no es pues de extrañar que a mediodía la algazara y el escándalo

frisaran en la locura”, amenazándose unos a otros68. En tanto, para reafirmar la imagen del

caos, la violencia y el desbande, no tarda en manifestar que a los múltiples incendios

provocados intencionalmente “siguió el del hospital, donde se carbonizaron algunos

enfermos”69.

Para ilustrar los latrocinios cometidos durante la asonada, Braun nos dirá que la caja

fuerte del erario público, “a martillazos fue despedazada”, pasando “de las arcas fiscales a

los bolsillos facinerosos los seis mil cuatrocientos sesenta y seis pesos fuertes que en ella

estaban depositados”70. Y así “una multitud de energúmenos, entre los que sobresalían las

mujeres, se entregaban con fruición al más espantoso saqueo”71. Por último, redundando

en el pillaje, nos dirá que “era difícil impedir esas recorridas domiciliarias, tan gratas a la

soldadesca y a las mujeres que la acompañaban; había tanta cosa, largo tiempo soñada,

63 Ídem. 64 Ibíd., p. 59. 65 Ibíd., p. 63. 66 Ídem. 67 Ibíd., p. 64. 68 Ídem. 69 Ibíd., p. 65. 70 Ibíd., p. 71. 71 Ibíd., p. 78.

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que atraía su saña y su codicia: los perfumes, el alcohol, los adornos y vestidos”72. Para al

fin condenar los ataques y el ensañamiento perpetrados contra la población más tranquila73.

Prontamente, el autor revelará sus propios credos, al exclamar que estos sujetos

“tampoco parecían contar y temer la justicia inmanente: ¡la de Dios!”74. Aunque en el

desenlace de esta obra, no tarda en celebrar el castigo impuesto por “la augusta vara de la

autoridad”75, Braun destacará su absoluta neutralidad, señalando que sus escritos revelan la

“verídica narración de un motín cuartelero”. “Juzgar los hombres y los hechos pasados,

¡esto si que es harina de otro costal!”76. Declaración de principios, de sumo ajustada a la

historiografía tradicional positivista. “Desearía, pues, en este intento de crítica histórica de

un acontecimiento discutido, que a mi pluma la guíe una bondadosa comprensión y la

inspire la más celosa imparcialidad”, sentenciará el mismo77.

El análisis de estas representaciones, no ha buscado cuestionar el profesionalismo

de Armando Braun, ni esconder bajo la alfombra la criminalidad y la violencia desatada en

estas insurrecciones. Lo que se intenta, es demostrar que el relato de los procesos responde

al sesgo de las pasiones subjetivas. Nunca hemos pretendido criticar antojadizamente la

falta de imparcialidad del autor, sino más bien, esclarecer las posiciones centrales que,

conciente o inconcientemente, movilizan la articulación del conocimiento histórico. Lo que

se cuestiona, es la reproducción de la peor cara de grupos subalternos, omitiendo sus

producciones y la organización de sus redes. El relato analizado, guarda estrechos vínculos

con los derroteros positivistas, expresados a través de: su devoción por la institucionalidad

estatal, su idealización del ser moral, su definición de la conducta ética y su jerarquización

del continente valórico. En efecto, si por una parte se destacan las cualidades éticas y

morales de la autoridad, lo contrario ocurre con quienes contravienen los proyectos

estatales. Tal como en Chile la historiografía tradicional ha idealizado la persona de

O’Higgins, Carrera, Rodríguez y Portales, transformándolas en elemento unificador de la

historia de los chilenos, en Magallanes, sus historiadores han hecho del capitán Guillermos

72 Ibíd., p. 86. 73 Ibíd., p. 87. 74 Ibíd., p. 90. 75 Ibíd., p. 107. 76 Ibíd., p. 147. 77 Ibíd., p. 148.

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y los gobernadores Santos Mardones, Muñoz Gamero, Viel y Dublé Almeida, el

elemento unificador de la identidad colectiva de los magallánicos. Y es que el enfoque

historiográfico tradicional, “presenta una vista desde arriba, en el sentido que siempre se

ha centrado en las grandes hazañas de los grandes hombres, estadistas, generales y,

ocasionalmente, eclesiásticos”78. Hablamos de un memorial histórico atestado de

misticismo y subjetividad. Una construcción discursiva, fundada en la idealización del

orden y la virtud.

Para ejemplificar esta idealización, basta recordar algunas de las caracterizaciones

edificadas por Mateo Martinic. Este último, valorando la proactividad del gobernador José

de los Santos Mardones, afirmará que “a su visión y a su decisión –sólo a ellas-, debía

atribuirse la permanencia del asentamiento colonial de Chile”. Antecedente por el cual,

“la nación debía, pues, estar reconocida para con este meritorio veterano”79. Enseguida,

argumentará que “además de visionario y ejecutor, había sido un gobernante enérgico y

probo, liberal y comprensivo, que había conducido con celo paternal su reducida ínsula”.

Para en breve sentenciar que “falleció en 1865, habiendo alcanzado en su vejez el grado de

coronel de ejército, merecido ascenso que de algún modo significó una retribución

justiciera para una vida consagrada al servicio de su patria y de la libertad americana”80.

Para graficar aún más esta tendencia, podemos tomar la personificación que el

mismo autor construye de “Oscar Viel, administrador probo y eficiente”, que “hizo de un

oscuro puesto administrativo un admirable medio para servir a la causa que estimó

ajustada a derecho, obedeciendo siempre la orden superior, aun en aquellos casos que

estimaba iban contra los intereses nacionales en la cuestión patagónica”81. En la

perspectiva del autor, la lealtad hacia el Estado constituye un valor esencial. Viel, “patriota

sincero”, asegura el historiador, “quiso conservar chilena toda la Patagonia austral”. De

haberlo conseguido, “su nombre sería honrado hoy como el fundador de los pueblos

chilenos de Gente Grande, San Sebastián, Río Gallegos y Los Misioneros, y la bandera de

78 BURKE, Peter. “Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro”, en: Burke, Peter (ed.) (1999). Formas de hacer historia. Madrid: Alianza Editorial, p. 15. 79 MARTINIC, Mateo (1992). Historia de la Región Magallánica Vol. 1. Punta Arenas: Universidad de Magallanes, p. 427. 80 Ídem. 81 MARTINIC, Mateo (1971). Presencia de Chile en la Patagonia austral 1843-1879. Santiago: Andrés Bello, p. 182.

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la estrella solitaria flamearía, cuando menos, desde las riberas del Santa Cruz a lo largo y

a lo ancho de toda de la Patagonia austral”82. “Su figura de hombre de acción merece con

justicia ser destacada y enaltecida por su penetración, claro sentido del deber y muy

especialmente por la forma decidida y patriótica con que defendió los derechos nacionales

en la ingrata disputa patagónica”83.

Esta argumentación, que por una parte devela una cercanía con la concepción

hegeliana de Estado, por otra, no tarda en condenar la obstrucción de los proyectos

estatales. Sobre Cambiazo y los amotinados, el historiador plantea que

“la concentración de tantos malos elementos: delincuentes de toda laya,

militares dados de baja por su participación en la asonada revolucionaria

encabezada por el general José María de la Cruz –candidato derrotado en las

recientes elecciones presidenciales-, y los elementos indeseables y réprobos que

formaban en la guarnición colonial, conformaba un verdadero polvorín”84.

Para Martinic, la composición social es determinante en dicha insurrección.

Aunque también atribuye un grado de culpabilidad al Gobierno Central a raíz de su

“desatinada política” de poblar Magallanes con sujetos de aquellas características.

Cambiazo será caracterizado psicológicamente. Este, es definido como un hombre

de “mente criminal [y] torvo, cuyos antecedentes personales y militares aconsejaban

tenerlo bajo permanente vigilancia”, pues se trataba de “un canalla redomado”, de

“diabólica habilidad”, quien “cegado por el rencor que sentía por su superior”, demostró

estar “sediento de venganza”85. Con sus “instintos bestiales”, argumenta, se transformó en

“jefe de la pandilla de bárbaros”, desatando una “orgía de barbarie criminal”, con

asesinatos, saqueos y destrucción86. A través de estas palabras, se aprecia una tendencia a

criminalizar y a desrracionalizar la conductas de los implicados. Pero la imposibilidad de

comprobar estos desequilibrios psicológicos, nos lleva a poner en duda el diagnóstico de

aquellas patologías. Aquel diagnóstico no es más que una representación que intenta

desacreditar las acciones insurgentes y que grafica la subjetividad del que escribe.

82 Ibíd., p. 182-183. 83 Ibíd., p. 183. 84 MARTINIC. Historia de la Región…, Op. Cit., p. 429. 85 Ibíd., p. 430. 86 Ibíd., p. 431.

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Benavides y sus camaradas también serán objeto de estas reprimendas, no sin antes

responsabilizar al gobernador Riobó, por su relajo frente al desorden interno. “Al faltar una

mano enérgica y sabiamente conductora”, como la del ex gobernador Schythe, “poco a

poco habían aflojado el interés y la responsabilidad, de modo tal que a la vuelta de casi un

año y medio la decadencia era visible en muchos aspectos”87. Problematizar el discurso,

permite entender los móviles que condicionan la lectura del pasado. En Martinic destaca su

Estado-centrismo y su apego a la idea de orden y progreso. En efecto, cuando las cosas no

marchan bien, inmediatamente sobresale la presencia de elementos subversivos, como

Benavides y su esposa, “fémina de catadura moral condigna a la de su cónyuge”88.

En relación al motín de 1877, Martinic se mostrará mucho más abierto a reconocer

las culpabilidades de la autoridad, aunque aquel reconocimiento, en ningún caso implicará

el fin de los descargos contra los grupos subalternos. El gobernador Dublé Almeyda, “muy

culto y refinado, nunca acabaría por adaptarse a la rusticidad y vulgaridad del ambiente

social multiforme de Punta Arenas. Era además exigente y puntilloso en cuanto decía con

el orden y la disciplina, llegando a extremar severidad”89. Así, el autor añadirá que

“su estilo de gobierno, tan distinto al empleado por Viel, pudo hacerle

acreedor a un respeto temeroso, pero no al afecto popular. Tal circunstancia

parecía importarle poco a quien por su jerarquía, cultura y refinación se sentía

diferente y distante de esos habitantes, entre los cuales, salvo contadas

excepciones, campeaba la rudeza, la vulgaridad y la incultura”90.

Siguiendo la tendencia apocalíptica, el historiador sentenciará que durante el motín,

“el desenfreno de soldados, relegados y la hez de la población, rameras, truhanes y tipos

de mal vivir, dio lugar a toda clase de excesos criminales”91.

Sujetos como el gobernador Mardones, Muñoz Gamero o Viel son los que se ven

especialmente ponderados por la historiografía de autores como Armando Braun y Mateo

Martinic. En esos gobernadores se refleja identidad regional. Una identidad que se opone a

todo aquello que condicione el estancamiento de la idea de progreso. “Nada había más

87 Ibíd., p. 481. 88 Ibíd., p. 483. 89 Ibíd., p. 543. 90 Ibíd., p. 547. 91 Ibíd., p. 551.

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contradictorio y más atentatorio para el mejor éxito del superior objetivo propuesto, que

poblar tan remoto destino como era la colonia magallánica con la resaca social formada

por la delincuencia”92. Para estos historiadores, el afán de progreso, transformado en

identidad magallánica, es y debe ser la esencia del habitante austral, sea este un inmigrante

o natural de aquellas latitudes. La entrega incondicional y altruista por el progreso de la

región se transforma asimismo en el objetivo al que todo magallánico debe aspirar. Desde

ese punto de vista, la rebelión de 1851 y 1877, es entendida como la destrucción de todo

progreso alcanzado hasta aquel entonces, por los buenos emisarios del Estado-nación.

Waldo Zauritz, también entrega su visión de los agentes de colonización. Desde un

paradigma nacionalista, Estado-céntrico y devoto de la institucionalidad castrense, este

autor no escatima elogios para “¡O’higgins y Bulnes! Dos soldados, dos generales, dos

estadistas, a quienes la patria chilena les debe los territorios magallánicos”93. Para

enseguida “resaltar la estatura moral de estos dos soldados”, que vieron en la ocupación de

Magallanes la “única forma de cautelar los legítimos derechos de su ingrata patria”94.

Aquellas adulaciones ponen de manifiesto la construcción de un discurso. Zauritz, jamás

percibirá al Estado como un subproducto de la modernidad ni como un agente de

dominación, sino más bien, como un fin, al cual todo hijo de su jurisdicción debe servir y

honrar.

“O’higgins, con su visión genial, representa la mente y la tenacidad

necesarias para impulsar la idea. El general Bulnes, con su eficacia pragmática y

talento organizador, demostrados una y otra vez en todas las empresas que afrontó,

representa el nervio y la firmeza necesarios para llevar a feliz término lo

acometido”95.

Aludiendo a los primeros navegantes de la goleta Ancud, Zauritz expresa que en sus

personalidades se refleja “un momento histórico la chilenidad. Entre ellos encontraremos

militares y marinos que van a cumplir una misión: estoicos, disciplinados y abnegados

92 Ibíd., p. 429. 93 ZAURITZ Sepúlveda, Waldo (2003). Historia militar de Magallanes. Punta Arenas: La Prensa Austral, p. 49 94 Ibíd., p. 53-54 95 Ibíd., p. 57.

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confiando en la capacidad de su comandante”96. Para el citado autor, aspectos tales como

el orden, la obediencia, la disciplina, la rectitud, el altruismo y la disciplina constituyen una

virtud irrenunciable. Virtud que jamás resultó imitada por una masa de civiles, soldados

rasos y relegados de moral réproba, de espíritu desalmado y actitud rebelde que al bregar

contra el orden, la institucionalidad y los proyectos estatales arriesgaban el bien común de

los chilenos. Zauritz define a Cambiazo como un “subalterno rufián y levantisco”97.

“Rumiando rencores, amarguras y deseos de venganza, comenzó a gestarse la sedición”98.

Para el autor, el motín y sus consecuencias eran evitables, pues para ello habría bastado un

mayor rigor disciplinario de parte del manda más. “Un incidente disciplinario, no

reprimido oportuna y reglamentariamente, se transformó en una asonada generalizada”99.

La misma explicación se desprende del relato del motín de 1867, señalando que

Benavides, el líder de la guarnición, actuaba despechadamente frente a un gobernador que

no actuó decididamente. Riobó, siendo un civil, “no supo poner atajo al insubordinado

subalterno militar, perdiendo paulatinamente su ascendiente frente a la tropa, que hacia

causa común con su jefe”100. Así, no tarda en celebrar la medida gubernamental que más

tarde devolvió el mando de la colonia a un hombre de armas,

“en la convicción que para mandar y hacer respetar la legalidad en tan

adversas y lejanas condiciones, imponiéndose a subalternos díscolos y

normalmente extraídos del rezago del ejército, se necesitaba alguien de carácter

fuerte y decidido, con claro ascendiente sobre la tropa y también sobre los

confinados y los escasos colonos”101.

Añadiendo que entre 1868 y 1880:

“la colonia de Magallanes alcanzó su consolidación gracias a la

gobernación de tres hombres de armas excepcionales. Ellos fueron el capitán de

corbeta Oscar Viel y Toro, el sargento mayor Diego Dublé Almeida y el teniente

96 Ibíd., p. 60 97 Ibíd., p. 104. 98 Ibíd., p. 108. 99 Ibíd., p. 110. 100 Ídem. 101 Ibíd., p. 130.

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coronel Carlos Word Arellano, todo ellos distinguidos por sus cualidades

personales y profesionales”102.

La representación de la autoridad, permite comprobar que el autor construyó un

relato de la rebeldía a partir de sus propias concepciones ideológicas. Quienes barrieron con

la estructura de orden, las instituciones y los intereses del Estado, difícilmente podrían

verse representados de otra manera. Magallanes, sentencia el autor, “se ocupó y progresó al

alero del cuartel militar, que sirvió de base de apoyo para recibir a los inmigrantes, así

como también de baluarte de la soberanía y del imperio de la ley”. Y es que “todos los

asentamientos que dieron origen a las actuales ciudades de la región –con la sola

excepción de Puerto Natales- tuvieron su origen en el cuartel, que se instalaba como una

avanzada que abría el camino a la acción civilizadora del Estado nacional”, concluye el

mismo103.

Otra de las obras relevantes para el análisis de estos procesos es la que nos entrega

Sergio Vergara Quiroz. La narrativa de esta producción, logra desprenderse de las

caricaturas y las descalificaciones que caracterizan la descripción de los involucrados en las

revueltas sociales. Sin embargo, también se desprenden debilidades. Y es que a través de

esta obra, se acentúa la observación de las disposiciones institucionales, al igual que la

observación de los factores que impulsaron el crecimiento y la contracción de la economía

magallánica. Pero la alusión a las redes y los desencuentros sociales, resulta,

paradójicamente, escueta frente al título del texto. De hecho, aquellas referencias, más se

acercan al dato descriptivo de los desafíos que afrontó determinado personaje, que al detalle

de la sociabilidad fundada por el conjunto de agentes de colonización. Una de las pocas

excepciones frente a esta tendencia, dice relación con sus observaciones sobre los vínculos

de género que abrazaban los colonos, señalando que con el transcurso de los años “también

aumentó el número de mujeres, cuyas relaciones con los soldados no pasaban de ser, en su

gran mayoría, más que inestables concubinatos”, incentivados por el alcohol104.

Una posición distinta a lo observado es la que nos entregan Carlos Vega Delgado e

hijos. A través de su producción, destaca la intención de revelar qué hay tras Cambiazo, “el

102 Ibíd., p. 133. 103 Ibíd., p. 306. 104 VERGARA QUIROZ, Sergio (1973). Economía y sociedad en Magallanes 1843-1877. Santiago: Editorial Universidad de Chile, p. 19.

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militar insurrecto [que] asumió una triste e histórica perversidad a consecuencia de las

numerosas obras que lo han acusado como único responsable de la tragedia que

conmocionó al territorio meridional”. Precisamente, fueron los adjetivos utilizados en

torno a Cambiazo, los que abrieron las interrogantes de los autores. De esta forma, nos

expresan que la construcción del perfil histórico que ha convertido su apellido “en

sinónimo se maldad”, se explica “fundamentalmente por prejuicios y pasiones de quienes

estudiaron el acontecimiento y desentrañaron los orígenes del violento levantamiento”. Fue

así como se edificó “un retrato compuesto sólo de blancos y negros, sin los matices y la

graduación de grises que tiene todo ser vivo”. Sobre aquellos pilares, Cambiazo vino a

transformarse en “un fenotipo de todo lo inhumano, exacerbándose lo malévolo y

sanguinario”105.

Esta obra, además de un intento por reivindicar a Cambiazo, constituye una primera

renovación historiográfica de un tema de alta connotación regional, inmiscuyéndose en la

construcción de aquel discurso. Ciertamente, “no hay dudas que [Cambiazo] actuó con la

determinación, crueldad y frialdad propia en la conducta militar de su época, más aún si

se considera que existía una guerra civil”106. Sin embargo, reflexionan: “¡Cómo no

sospechar de tanta maldad!”107. Fue entonces cuando descubrieron un par de obras

desconocidas. Con ellas, confirmaron que sí existieron opiniones condescendientes respecto

al caudillo, para inmediatamente volver a cuestionar el relato hegemónico asociado a

Cambiazo108.

105 VEGA DELGADO, Carlos (et. al.) (2004). El Juicio de Cambiazo. Punta Arenas: Atelí, p. XVII. 106 Ibíd., p. XVIII. 107 Ibíd., p. XIX. 108 Véase: Anexo N°10, Francisco A. Encina, ‘Antecedentes del levantamiento en Punta Arenas’, en Ibíd., pp. 213-220. En ella el autor pone en duda la visión que al respecto ha tenido su antecesor, el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, quien presenta a Cambiazo “como un monstruo”. Sin embargo, para Encina, Cambiazo no constituye mas que “uno de los miles de tarados mentales que la propaganda disolvente de la organización social moviliza”, haciendo el parangón con Benavides, Pinchera, Facundo Quiroga y otros tantos caudillos. Véase también: Anexo N°11, Camilo Branchi, ‘El caso Cambiaso. Un drama de la historia de Chile’, en Ibíd., pp. 221-235. En ella, el autor italiano, abocado al trabajo de limpiar la imagen del caudillo descendiente de italianos, manifiesta su incredulidad frente al discurso desfavorable reproducido por Vicuña Mackenna en torno a Cambiazo. “Don Benjamín, más periodista que historiador, tiene el arte de encantar a sus lectores coloreando oportunamente los acontecimientos con esa tinta cargada con ‘más fantasía que amor a la verdad’”, sentencia el autor. Para además manifestar que el célebre historiador liberal mantenía un idilio con la hermana del gobernador Muñoz Gamero, fusilado por orden de Cambiazo en la revolución magallánica de 1851. Valgan estos ejemplos para demostrar que un minucioso análisis del círculo relacional de Cambiazo, puede develar muchos vínculos invisibles para el lector de la historiografía tradicional.

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“Durante años hemos buscado documentación en archivos, museos, fuentes

bibliográficas y particulares, con cuya publicación pretendemos que los

especialistas, estudiosos y amantes de la historia puedan acceder al material que

dio origen a las numerosas obras escritas sobre el tema y discernir sobre el uso que

a ellas se les dio, ya sea seleccionándolas, privilegiándolas, omitiéndolas u

ocultándolas”109.

De este modo, se articula una exhaustiva investigación de archivo, complementada

con valiosas reflexiones: “¿Si el general Cruz hubiera triunfado [Cambiazo] no habría

sido un héroe?”110. En efecto, han sido este tipo de reflexiones las que han hecho de la obra

de Carlos Vega e hijos, un estudio diferente.

Pese a todo, la mayoría de las dudas y reflexiones que nos plantean, suelen quedar

abiertas o con respuestas de mediana rigurosidad. Se extraña una exploración mayor de la

significativa información recopilada (debe destacarse que la primera parte del texto opera

como introductoria al extenso material documental anexado en la segunda, tercera y cuarta

parte del libro). No obstante, resulta indiscutible que, a pesar de su acotado análisis de

fuentes y sus aparentes debilidades teóricas, estos historiadores consiguen su objetivo

inicial, al transmitir su escepticismo frente a la historiografía tradicional. Una última crítica

sobre el trabajo de los Vega, dice relación con la excesiva individualización del conflicto en

la figura de Cambiazo y las máximas autoridades del reducto. Desde luego, nos parece que

la reducción de la comprensión a un plano personalista, opaca la observación de las

dinámicas sociales y el sentido de proceso que en toda reconstrucción histórica debe existir.

Por último, sólo nos resta reseñar la obra de Dusan Martinovic, quien también

ofrece una visión alternativa, al reconocer la historicidad de los confinados.

“Esta historia de colonia penal nos parece muy lejana, ya que poseemos

generalmente conocimientos de una ciudad levantada por pioneros y colonos que

junto con sufrir las inclemencias de la Patagonia, trabajaron dura para levantar la

109 Ibíd., p. XXII. 110 Ibíd., p. XXIII.

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humilde ciudad más austral del mundo, lo cual no es un error, sólo que faltan los

protagonistas fundamentales en esta historia”111.

A través de esta obra, se observa un interés por denunciar el olvido de la

historiografía frente a los relegados, quienes, a juicio Martinovic, fueron pieza fundamental

para el desarrollo de la colonia durante buena parte del XIX. Sin dudas, coincidimos con las

apreciaciones del autor y valoramos su colaboración para una renovación historiográfica,

aunque también registramos algunas debilidades. A saber, reconocemos su arrimo a las

fuentes, materia prima cada vez más desvinculada del oficio del historiador, pero nos llama

la atención, el desaprovechamiento que en muchos casos se ha hecho de ellas, puesto que la

ausencia de citas, reduce el potencial de la obra. Muchas aserciones y apreciaciones, no

cuentan con el fundamento epistemológico capaz solidificar sus dichos, quedando

reducidos al plano de la especulación histórica. En lo medular, se aprecia un claro interés

por insertar la historicidad de los confinados a una visión de proceso. Esto,

indiscutiblemente opera a favor del autor. El reconocimiento del sujeto y la reconstrucción

del contexto en el que hace su aparición constituyen un aporte para el análisis de estos

temas. “Este particular modo de poblamiento, que se inició en Magallanes en 1843, no es

nuevo y se planteó a modo de construir en el confín de Chile un proceso similar al de otras

naciones como el ejemplo australiano”112.

Martinovic, ha reinsertado a los marginales en la historia de la colonización. Sin

embargo, suele estrellarse con sus propias afirmaciones, por ejemplo, al decir que el arribo

de los confinados, determinó el fin de algo que siquiera logra comprobar que haya existido.

“La llegada de centenares de personas de mal vivir a la pequeña ciudad

traerá consigo la disminución progresiva de la moralidad, rectitud, confianza y

compañerismo, cualidades absolutamente necesarias e incluso imprescindibles en

las particulares condiciones que se presenta la gran obra de poblar el lugar más

austral del mundo”113.

Mientras que en ocasiones, no queda del todo claro si el que opina es un actor del

proceso o el autor del libro, como, por ejemplo, cuando hace mención del “flagelo de los

111 MARTINOVIC ANDRADE, Dusan (2012). Punta Arenas: ciudad cárcel. Historia de la colonización penal de la Patagonia chilena. Punta Arenas: Ediciones On Demand, p. 19. 112 Ibíd., p. 20. 113 Ibíd., p. 88.

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malos hábitos como el de la bebida, y el de la holgazanería tan propia de quien es

mantenido por el Estado”114.

Por otra parte, reconocemos la desmitificación de determinados personajes, como,

por ejemplo, la del gobernador interino Pedro Ávalos. Aunque paralelamente, criticamos la

silenciosa jerarquización que el autor realiza de la moral.

“Los confinados y relegados son absolutamente todo lo contrario en lo

concerniente a personalidad y altura moral que a los gobernadores, ya que Muñoz

Gamero, Schythe o Viel son personas que califican dentro de los más destacados

gobernadores que tuviera Punta Arenas, por lo cual su distancia referida a la

integridad personal con los confinados es tan enorme que ni siquiera la soledad y

el aislamiento del territorio más austral del mundo podría hacer coincidir”115.

Esto, igual puede observarse en sus palabras hacia J. J. Pérez. “Presidente de

particular visión estratégica y geopolítica es sin lugar a duda el Presidente José Joaquín

Pérez Mascayano el verdadero impulsor del desarrollo de la colonia de Magallanes desde

el nivel central”116.

Para cerrar, es necesario abordar el desprecio que el autor hace del potencial

histórico de las acciones de los confinados. “Respecto a la herencia que pudiera aún existir

en la actual Punta Arenas de este período penal, podemos decir que es muy poco lo que

podemos rescatar, hechos que sobresalieron como los motines de 1851 y 1877 no son

hechos que marquen una constante o sean los hechos más relevantes durante el siglo XIX

en Punta Arenas, estos hechos sólo nutren la historia mítica”, subrayan lo macabro y “hoy

son un tema atractivo para la comunidad, pero sin una real trascendencia en la historia

popular de la ciudad”117. Para finalmente sentenciar que aquellos sujetos (confinados,

relegados, presidiarios) tampoco dejaron descendencia a modo de herencia, reduciendo el

impacto de su presencia para la posteridad del extremo austral118.

114 Ibíd., p. 90. 115 Ibíd., p. 107. 116 Ibíd., p. 112. 117 Ibíd., p. 123. 118 Ibíd., p. 123.

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3. Conclusiones.

Sabemos que la representación de una realidad está constituida por el movimiento

pendular entre la producción de un texto y la significación que a éste atribuimos. Sabemos

que el juego entre producciones y significaciones se ve transversalmente alimentado por

criterios subjetivos. En efecto, la representación histórica constituye el resultado de la

inteligibilidad que el ser humano atribuye a su entorno, en algún momento determinado de

su existencia. También sabemos que una representación histórica posee un potencial de

intencionalidad y operatividad, que el autor genera estrategias de persuasión, que sensualiza

su inscripción, convirtiéndola en objeto de deseo y contemplación. Sabemos que a través

del andamiaje lingüístico intenta internalizar sus verdades, asumiendo, defendiendo y

desacreditando posturas. Como bien plantea de Certeau, “la historia queda configurada, de

parte a parte, por el sistema en el que se elabora. Hoy como ayer, viene determinada por el

hecho de una fabricación localizada en tal o cual punto de este sistema”119.

Los que nos dedicamos a esto, sabemos al dedillo que las representaciones de la

realidad pueden resultar tan heterogéneas como personas existan bajo el sol. También

sabemos que los historiadores, aisladamente del proceso analizado, sólo a determinados

hombres le atribuyen gloria y trascendencia. Recurriendo a una metáfora, cuando nos

preparamos a ingerir historia, lo primero que debemos tomar en cuenta es que tras los

sabores de este plato existe un cocinero. Durante la degustación debiéramos estar atentos a

los matices, los adornos, los aciertos, los condimentos, las inconsistencias y las

excentricidades del chef. Si así lo hacemos, no tardaremos en descifrar la receta y el horno

utilizado para preparar el plato que consumimos. De la conciencia que tengamos de lo

degustado dependerá que volvamos a consumir en el restaurante de aquel mentado cocinero

o decidamos buscar preparaciones alternativas, por ejemplo, en lugares de menor renombre,

pero que garanticen un mejor sazón y una mejor atención.

Este trabajo, constituye un balance bibliográfico, destinado a desentrañar los

problemas derivados de las representaciones historiográficas de los primeros años del

poblamiento chileno del extremo austral patagónico. Las representaciones sostenidas a

119 DE CERTEAU. “La operación…”, Op. Cit., p. 31.

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través del relato de la mayor parte de las obras revisadas, conjugan la superposición de, al

menos, dos pilares ideológicos: el positivismo comteano y el darwinismo social.

“En su sentido filosófico, el positivismo es una teoría del conocimiento, en

la cual el método científico representa el único medio de conocer que tiene el

hombre. Los elementos de este método son, primeramente, el énfasis en la

observación y los experimentos, con el consiguiente rechazo de todo conocimiento

apriorístico y, en segundo lugar, la búsqueda de las leyes de los fenómenos o la

relación entre ellos. Sólo podemos conocer fenómenos, o «hechos», y sus leyes,

pero no su naturaleza esencial ni sus causas últimas”120.

El positivismo, la ideología del progreso y el racionalismo occidental, constituyen

factores determinantes para la apreciación de la historia como expresión de una carrera

ascendente. Por su parte, el darwinismo social que derivó del biologicismo decimonónico,

nos remite a aquella concepción que desestima “los valores de los grupos que no tienen

posiciones sociales poderosas, así como a los proyectos alternativos que no comparten la

creencia en la vinculación inevitable entre industrialización, modernización y

occidentalización”121. Precisamente, son las reminiscencias del darwinismo social las que

afloran junto a la construcción de una superioridad de lo culto frente a lo inculto, de lo

civilizado frente a lo bárbaro y de lo moderno frente a lo premoderno.

Las representaciones históricas, no son reproducciones perfectas de la realidad, sino

más bien reproducciones socio-culturales de imágenes móviles, simbólicas y eficaces para

la edificación de identidades, jerarquías o relaciones de poder. “Encubierta”, argumentará

Chartier, “la representación se transforma en máquina de fabricar respeto y sumisión, en

un instrumento que produce una coacción interiorizada, necesaria allí donde falla el

posible recurso a la fuerza bruta”122. En otras palabras, siempre existirá un procedimiento

de juicio selectivo que determinará quien merece o reúne las condiciones para considerarse

como un sujeto histórico. Existe, un marco flexible, una moldura abierta a las variaciones

120 BETHELL, Leslie (ed.) (1991). Historia de América Latina. Tomo 8. América Latina: cultura y sociedad, 1830-1930. Barcelona: Critica, p. 14. 121 WALLERSTEIN. Abrir las ciencias…, Op. Cit., p. 93. 122 CHARTIER, ROGER (2005). El mundo como representación, estudios sobre historia cultural. Barcelona: Gedisa, p. 59.

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propias del continente valórico, ético, moral, sentimental e intelectual del reconstructor del

pasado en cuanto creador de esferas explicativas de la cadena de fenómenos visibles y

abstractos que constituyen una realidad. Hablamos así, de la versatilidad y el camaleonismo

que envuelve a los responsables de mantener viva nuestra disciplina.

En la proyección general de este estudio, no buscamos desenmascarar fraudes

históricos –aunque si de paso lo hiciéramos, no nos quejaríamos-. Se intenta más bien,

enseñar al lector que no existe una verdad histórica, sino una dispersión de verdades que

resultan equivalentes, opuestas, transitorias o incluso condicionales a determinados

esquemas o criterios de verdad. Así lo demuestra la revisión del relato de la colonización de

Magallanes, caracterizada, entre otros aspectos, por supeditar la historicidad del sujeto de

acuerdo a su compromiso y lealtad con los intereses y los proyectos hegemónicos

depositados en el Estado-nación, sus instituciones y sus representantes oficiales. Situación

que en definitiva, ha obstaculizado la inteligibilidad de los procesos de transformación y la

reflexión del cómo se plantearon las relaciones de producción entre el Estado y la sociedad.

La historiografía actual, no debiera conformarse con las explicaciones tradicionales

de los movimientos sociales de antaño. Tampoco debiera dejar de reflexionar sobre la

simpleza con la cual se han observado algunas de las resistencias visualizadas

recientemente. Nos referimos a los constantes epítetos utilizados contra quienes manifiestan

mayor radicalidad frente a las estructuras políticas, sociales y económicas de la actualidad.

Adjetivos casi espontáneos como el de bándalos, delincuentes, ultras, desalmados,

violentistas, anarquistas o encapuchados, no sólo intentan designar a un número

indeterminado de sujetos dispuestos a ir más allá de las formas de lucha comúnmente

aceptadas, también representan los propios miedos de una sociedad desconcertada ante la

emergencia de grupos marginales e inorgánicos que, hoy en día, han llegado a ocupar

violentamente los espacios que parecían reservados a los sujetos adaptados al sistema

hegemónico. El análisis de estos sujetos, puede proporcionar una entrada al descubrimiento

de la sociedad que los produce y los produjo, tanto en el siglo XIX, XX o XXI.

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4. Bibliografía.

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• VEGA Delgado, Carlos (et. al.) (2004). El Juicio de Cambiazo. Punta Arenas: Atelí.

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Ilustración obrera y prácticas educativas en la Mancomunal de obreros de Coquimbo

Christián Eduardo Matamoros Fernández1.

1 Licenciado en Filosofía y Licenciado en Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile y Magíster en Filosofía Política de la Universidad de Chile. Contacto: [email protected]

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Resumen.

A inicios del 1900 surgió una nueva forma organizativa de los trabajadores chilenos,

la Mancomunal. Su origen estuvo ligado directamente al ciclo salitrero, por eso apareció

primero en los puertos de Tarapacá y Antofagasta, sin embargo debido a su forma

organizativa y a sus objetivos también aparecieron Mancomunales en otras provincias.

La formación de la Mancomunal de Obreros de Coquimbo desarrolló prácticas

educativas al igual que otras organizaciones de la provincia, pero la diferencia radicó en que

gran parte de ellas no fueron realizadas por sectores ajenos a la clase trabajadora, como los

intelectuales liberales o radicales, sino que fueron desarrolladas por los mismos trabajadores

hacia sus pares, en relaciones de simetría; por lo que se considera que esto significó no un

paternalismo educativo sino que reales prácticas de ilustración obrera y de educación

popular, proceso que ha sido escasamente destacado en la historiografía de la provincia.

Palabras claves: Educación popular, Ilustración obrera, Organización, Historia local y

regional.

Abstract.

Starting the 1900 century, a new kind of labour organization appeared, called

Mancomunal. His origin was directly tied together with the saltpeter cycle, that's why it

appeared first at Tarapaca and Antofagasta harbours, however, due to his organizative way

and objetives, it appeared on other provinces too.

The configuration of the Mancomunal de Obreros de Coquimbo (Coquimbo Labour

Mancomunal) developed educational practices as other organizations of the commune,

however the main difference was that most of those practices were not performed by people

alien from the working class, but from the workers themselves to their pairs, creating

simetry realtions. Its considered that these relations doesn't meant a educational paternalism,

but real practices of labour ilustration and popular education, process that was barely

outstand in the province historiography.

Key words: Popular education, Labour ilustration, organization, Local and regional history.

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1. Introducción.

A inicios del siglo XX los sectores populares de Chile no contaban con un acceso a

la educación o a la llamada “instrucción”. Fue sólo en 1919 cuando se dictó la Ley de

Instrucción Primaria que permitió que la educación pública comenzara un proceso de

expansión. A pesar de esto, durante gran parte del siglo XX las carencias educativas de

estos sectores siguieron existiendo.

Frente a esta situación desde mediados del siglo XIX ya variadas organizaciones

habían detectado este flagelo, por lo cual levantaron herramientas para brindar instrucción a

los sectores populares. Dentro de éstas organizaciones destacaron principalmente las

Sociedades de Artesanos que comenzaron a surgir en el país desde la década de los ´60.

Rápidamente estas sociedades comenzaron a dar vida a Escuelas nocturnas destinadas a que

los obreros sin instrucción pudieran recibirla tras terminada su faena laboral; así en la

década de 1870 las Sociedades de Artesanos de La Serena y Coquimbo fundaron sus

respectivas escuelas nocturnas. Un par de décadas más tarde, en 1909, estas Escuelas

nocturnas fueron subvencionadas por el Estado.

En este contexto, el objetivo es analizar las prácticas educativas que identificaron a

la Mancomuna de Obreros de Coquimbo (en adelante, MOC) y al mismo tiempo la

diferenciaron de otras prácticas educativas llevadas a cabo por anteriores organizaciones;

prácticas que debieron su diferenciación al ideal de ilustración obrera que se anidaba en el

seno de la organización. La investigación se realizará principalmente mediante el estudio de

la prensa que editaba esta Mancomunal, el periódico El Trabajo. Al mismo tiempo, se

utilizará la comparación con otras fuentes bibliográficas que tratan el tema de la

organización obrera y, en algunos casos, el tema de la educación dentro de éstas; sin

embargo el estudio de este tipo de organizaciones en la zona es prácticamente inexistente2.

La motivación principal de este trabajo reside en el hecho que, a pesar de que el

movimiento mancomunal de inicios del siglo XX chileno cuenta con variadas

2 Al respecto se debe destacar CORTÉS, Miguel (2009). Educación popular en La Sociedad de Artesanos de La Serena: Escuela Nocturna 1874-1884, en Revista Universum, Universidad de Talca, Chile, nº 24, vol. 1, pp.42-57.

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investigaciones3, los estudios referidos a las organizaciones Mancomunales de la provincia

de Coquimbo prácticamente no existen, concentrándose en cambio casi exclusivamente en

las Mancomunales de la zona salitrera. En este sentido la presente investigación se enmarca

dentro de la necesidad de develar las prácticas educativas populares en una zona donde el

movimiento popular no cuenta con mayor desarrollo o producción historiográfica, siendo

además de un aporte a la historia social y de las ideas un aporte también a la historiografía

regional.

El presente trabajo está dividido en tres apartados. En primera instancia se

circunscribe el contexto económico que vivía el país y la provincia de Coquimbo en especial

a inicios del siglo XX, la situación del movimiento obrero y la especificidad de la

Mancomunal respecto a otro tipo de organizaciones de trabajadores. En una segunda parte se

dará cuenta de las prácticas educativas que se habían desarrollado hacia los sectores

populares por otras organizaciones, para finalmente contrastar y analizar las prácticas

educativas específicas de la MOC enmarcadas en el ideal de la ilustración obrera.

2. Planteamiento de la cuestión:

a) Ciclo salitrero, movimiento obrero y la Mancomunal.

Las dos últimas décadas del siglo XIX estructuraron casi monolíticamente la

economía chilena en torno a la exportación del salitre. Si bien es cierto, la provincia de

Coquimbo no poseía minerales salitreros, se vio influenciada de todas formas por dicho

mineral que era exportado principalmente por los puertos nortinos (Iquique, Antofagasta,

Taltal, Pisagua y Tocopilla), mientras que un porcentaje menor era exportado por otros

puertos, entre ellos el de Coquimbo.

3 ARTAZA, Pablo (2006), Movimiento social y politización popular en Tarapacá 1900-1912. Concepción, Ediciones Escaparate; CRUZAT, Ximena y Eduardo Devés (1981). El movimiento Mancomunal en el norte salitrero: 1901-1907, 3 Tomos, Santiago, mimeo; MERCADO, Javier (2006). Caliche, pampa y puerto: Sociabilidad popular, identidad salitrera y movimiento social mancomunal en Antofagasta, 1900-1908. Seminario de Grado para optar al Título de Licenciado en Historia, Universidad de Chile, Santiago; PINTO, Julio (2004). Discursos de clase en el ciclo salitrero: la construcción ideológica del sujeto obrero en Chile, 1890-1912, en Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Año VIII, Vol.1/2, Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, Santiago, pp. 131-198. Respecto al estudio del movimiento Mancomunal en una zona no salitrera Cfr. Reynolds, Michael (2006). Movimiento Mancomunal y conciencia de clase en la frontera carbonífera, 1903-1907, Seminario de Grado para optar al Título de Licenciado en Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS, Santiago.

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Fue tanto el auge salitrero de fines del siglo XIX que “la vida del país es absorbida

por esta fabulosa industria”4, de esta manera ninguna área de la economía ni zona del país

escapaba a la influencia del salitre. Esto se manifestó por ejemplo en el gran movimiento de

cabotaje y en el fuerte desarrollo del ferrocarril que aglutinó a grandes masas de trabajadores

en las ciudades de Ovalle y Coquimbo; súmese a esto la construcción de obras públicas y

privadas, la modernización de las ciudades y el surgimiento de nuevas industrias y

actividades.

Esto trajo como consecuencia ―directa para lo que estamos estudiando― que

grandes masas de trabajadores del norte chico (pirquineros, artesanos, etc.) y del centro sur

del país (peones, gañanes, mano de obra sin oficio, etc.) se trasladarán a la zona del salitre.

Con esto se agrupó a una gran parte de trabajadores en una sola zona del país. Estas

condiciones fueron como un bálsamo para la lucha de clases, ya que expandió las ideas,

ideologías, organizaciones y tendencias culturales hacia gran parte del territorio. Sin

embargo, dialécticamente, el auge del ciclo salitrero provocó la aparición a nivel público de

la llamada “cuestión social”, que no era otra cosa que la manifestación innegable de la

exclusión de las necesidades más básicas a amplios sectores populares del país.

La dinámica adoptada por el ciclo salitrero dio un impulso a la práctica del cabotaje,

es decir al comercio marítimo que hacen las embarcaciones entre los distintos puertos del

país, con lo cual el puerto de Coquimbo adquirió gran dinamismo, independiente de que no

fuera un puerto salitrero, puesto que se aumentaron considerablemente las importaciones,

predominando los productos de consumo directo como tejidos, productos alimenticios

elaborados, productos químicos, papel, artículos de uso cotidiano, etc. Además de eso, el

cabotaje produjo un fuerte flujo y reflujo de personas con el arribo de numerosos

inmigrantes europeos (y de otros lugares), ya sea por razones económicas o persecuciones

políticas, trayendo influencias de doctrinas de transformación social. Por otra parte, la

migración de importantes sectores de la masa laboral coquimbana que se había precarizado

debido a la crisis del cobre —retrocediendo a métodos artesanales— y era tentada por las

grandes ofertas económicas que venían de las oficinas salitreras, cuestión que era

4 ORTÍZ, Fernando (2005). El Movimiento Obrero en Chile (1891-1919), Santiago, Lom ediciones, p. 39.

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aprovechada por inescrupulosos que provocaban grandes ilusiones, para luego dejar a los

trabajadores abandonados a su suerte, obligándolos a emplearse en lo que sea para

sobrevivir en esas áridas tierras. Esta práctica se conoció como el enganche.

Las fluctuaciones de precios del salitre en el mercado exterior tenían importantes

consecuencias en Chile, al haberse transformado en un país monoproductor, con lo cual

cualquier variación en el precio afectaba todas las finanzas del país. Estas fluctuaciones

negativas provocaban cierres de faenas salitreras y cesantía en los trabajadores, ante lo cual

el gobierno ordenaba muchas veces el traslado de los cesantes hacia el sur; no todos

alcanzaban a ser trasladados oficialmente (o forzosamente), los demás lo realizaban como

podían, recalando en el primer puerto que tuvieran la oportunidad o realizando largas

caminatas hasta sus antiguos territorios o donde encontraran recursos para subsistir. En ese

sentido el puerto de Coquimbo recibió a numerosos trabajadores que volvían o “caían” en

sus costas producto de las crisis en la zona salitrera; muchos de ellos habían migrado al

norte esperanzados con las promesas de mejores condiciones laborales y volvían

decepcionados, pero con ideas de redención social.

El ciclo salitrero provocó el desarrollo de un proletariado masivo y donde las

posibilidades de difusión de las ideas organizativas eran mucho más fértiles que en décadas

anteriores. Es precisamente la primera década del siglo XX la que ha sido denominada por

los historiadores sociales del siglo XX como el periodo “heroico” del movimiento obrero

chileno.

Desde el año 1900 el movimiento obrero cobró un auge muy superior respecto a su

transcurso anterior y sin duda uno de los más prominentes en toda su historia5. Este ascenso

solo podría ser mermado mediante el ejercicio específico del Estado, la violencia legal,

ejercida mediante sucesivas masacres, la más grande de ellas la de la Escuela Santa María de

Iquique. Bajo este contexto, a inicios del siglo XX los trabajadores chilenos se dotan de una

organización de nuevo tipo, la Mancomunal. Esta organización tuvo su origen en 1901 en el

puerto de Iquique, agrupando principalmente a los trabajadores ligados a la exportación del

salitre como eran: lancheros, estibadores, portuarios, cargadores, etc. Sin embargo,

5 Cfr. PINTO, Julio (1998). Trabajos y rebeldías en la pampa salitrera. El ciclo del salitre y la reconfiguración de los sectores populares (1850-1900), Santiago, Usach; Grez, Sergio (1990). La huelga general de 1890, Perspectivas, Cep-Chile, Madrid, nº 5, pp. 127-167.

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prontamente este tipo de organización se expandiría a las oficinas salitreras ubicadas en el

interior de la pampa y a los demás puertos del norte salitrero. Un par de años después

aparecería, como veremos, en otras zonas. La diferencia específica de la Mancomunal en sus

orígenes, respecto a las anteriores organizaciones de trabajadores, era que buscaba unificar

las sociedades y gremios con el objetivo de protegerse mutuamente. Es decir, ya no sería

una simple organización que representase a un gremio específico, como hacían las

Sociedades de Artesanos o de Socorros Mutuos, sino que aglutinaría a los distintos gremios

teniendo como eje articulador solamente los límites territoriales, ciudad, oficina, mina,

puerto, etc. Podían formar parte de esta Mancomunal quienes cumplieran los siguientes

requisitos “pertenecer a la clase obrera, tener 16 años mínimo, asistir a las reuniones,

contribuir con el 5% del salario mensual para ahorro y pagar una cuota mensual de 20

centavos. Quedaban excluidos [sic] de la Combinación Mancomunal de Obreros los

capataces, los empleados de la burocracia administrativa pública y privada, los

industriales, los comerciantes, los propietarios, los rentistas y todo aquel que viva del

esfuerzo ajeno”6. En El Trabajo aparece una suerte de instrucción respecto a la creación de

una Mancomunal, señalando que

“forme cada profesión su gremio correspondiente, con su comité directivo,

etc. y todos los gremios juntos compondrán la única y gran asociación, nombrando

su directorio general que representará a todos los gremios mancomunados, sin

perjuicio que cada gremio celebre sus reuniones por separado en el mismo local de

la asociación”7.

En la medianía del llamado periodo “parlamentario” de la política chilena es cuando

el movimiento obrero se dota de una organización de nuevo tipo, que tiende a la unidad más

que al gremialismo. De aquí se propiciará un funcionamiento al margen del Estado, sin

rechazar llegar a consensos pero manteniendo la autonomía, puesto que se propicia construir

un mundo y una cultura diferente a la que es propuesta por éste. Esto será de vital

importancia al hablar de educación popular y de ilustración obrera.

6 JANS, Sebastián (1984). El desarrollo de las ideas socialistas en Chile, Santiago, s/i, p. 106. Subrayado en el original. 7 “Organización social”, El Trabajo, Coquimbo, 1 de octubre de 1904.

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b) Las Organizaciones de trabajadores en la provincia de Coquimbo. Sus políticas y prácticas educativas.

El antecedente más directo de la presencia de organizaciones de trabajadores en la

provincia de Coquimbo fueron las Sociedades de Artesanos de La Serena, Coquimbo,

Ovalle y Vicuña, fundadas todas en la segunda mitad del siglo XIX, las cuales representaban

a artesanos en general, como por ejemplo, sastres, albañiles, carpinteros, tipógrafos, e

inclusive empleados públicos. Con los años irían acogiendo a numerosos profesionales y

también a algunos medianos empresarios. Sus prácticas estuvieron ligadas principalmente al

mutualismo y a la educación mediante la creación de escuelas nocturnas para artesanos.

Las prácticas que realizaban estas escuelas nocturnas tenían la clara intención de

instruir al bajo pueblo, puesto que propagar la ilustración contribuiría al mejoramiento de su

condición social. En este sentido se buscaba mediante estas escuelas “suministrar auxilios

en ropas y libros a los jóvenes pobres que por su escasez no puedan incorporarse en las

escuelas de instrucción primaria”8. Esta instrucción era realizada por preceptores que

estaban asociados a la Sociedad de Artesanos, varios de ellos destacados preceptores

(profesores) del Liceo de La Serena o personajes reconocidos de la zona principalmente por

sus conocimientos científicos. Respecto a los contenidos que se brindaban en esta Escuela,

las “asignaturas eran, por lo general, las mismas que exigían los programas de estudio

realizadas por la Universidad de Chile”9, como Lectura, Caligrafía, Aritmética, Gramática,

Geografía y Dibujo Lineal.

En este sentido se plantea que el carácter educativo que tenía la instrucción o la

ilustración entregada por las Sociedades de Artesanos no tenía un carácter popular sino que

asistencialista, al realizar las labores que el Estado no estaba cumpliendo. No tenía un

carácter popular porque no tenía un objetivo alternativo ni diferente al planteado de manera

oficial por el Estado. Además de eso, era impartida por sectores alejados de los sectores

populares en relaciones de verticalidad social, de preceptor a artesano u obrero. Prueba de

esto, es que en 1905 gran parte de los profesores de la Escuela Nocturna de la Sociedad de

Artesanos de La Serena dieron forma al Instituto Comercial en el puerto de Coquimbo, que

8 Actas de La Sociedad de Artesanos de La Serena, Sesión ordinaria, 19 de abril de 1874. Citado en Fuentes, Miguel (2009). Educación popular en La Sociedad de Artesanos de La Serena: Escuela Nocturna 1874-1884, op.cit., p. 48. 9 Ibíd., p. 53.

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lejos de representar un proyecto educativo alternativo al del Estado, promovía las relaciones

comerciales imperantes. A pesar de esto reconocemos que las Escuela Nocturnas de estas

Sociedades estaban dirigidas a los sectores populares.

Esto se plantea puesto que las prácticas educativas que se parecían en la MOC

también van a estar dirigidas a los sectores populares, pero van a tener características que le

harán dotarse de un carácter popular.

3. Desarrollo: Prácticas educativas de la MOC.

El 6 de mayo de 1904, día de la conformación de la MOC, eran 115 los trabajadores

de ese puerto que firmaban el Acta de Fundación, mientras que para el 4 de junio, contaban

ya con más de 400 socios. Este crecimiento representaba la aprobación de la clase obrera

hacía a la creación de la Mancomunal. Al respecto, Luis Emilio Recabarren celebra el hecho

con profundas y esperanzadoras palabras al decir: “en ese puerto de Coquimbo tan pequeño

y que se creía tan pobre de intelectualidad obrera, donde habían fracasado varias tentativas

para enarbolar el pendón de la Mancomunal, ha despertado el entusiasmo imponente,

nervioso y viril, al calor de los últimos sucesos”10. Los sucesos a los que se refería

Recabarren eran a la realización de una Convención de diversas Mancomunales del país, con

lo cual uno de los dirigentes de la Mancomunal del puerto de Chañaral, al recalar el barco

que los trasladaba a dicha Convención, logró encender la chispa de la organización y

difundir la idea en algunos obreros que lo recibieron en el puerto de Coquimbo.

Lo que la Mancomunal va a plantear es un programa de regeneración del pueblo y

lucha de éste por sus propósitos. Ramírez Necochea expone entoncesque la Mancomunal

“marca la etapa inicial del moderno sindicalismo chileno”11. Súmese a esto el carácter

consciente e ilustrado de los Mancomunados tendía hacia la unidad y extensión de la

organización. Por eso tras la formación en el puerto de Coquimbo se levantan otras

10 “La Mancomunal de Coquimbo”, El Proletario, Tocopilla, 24 de septiembre de 1904. 11 RAMÍREZ, Hernán (1956). Historia del movimiento obrero en Chile. Antecedentes, siglo XIX, Santiago, Austral, p. 271.

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mancomunales en esta provincia, como las de La Serena, Tongoy, Vicuña, Ovalle y La

Higuera.

Las prácticas llevadas a cabo por la MOC no excluyeron las de tipo mutualista, pero

no se limitarían a éstas. Algunas acciones de tipo mutualista que ejerció fueron por ejemplo:

la Comisión Enfermera que se encargaba de visitar a los asociados enfermos, realizar

colectas y contactar a algunos médicos y farmacéuticos; además se entregaba una cuota

mientras el asociado estuviera sin posibilidad de trabajar.

Al mismo tiempo la MOC comenzó a realizar acciones relacionadas con la “defensa

del trabajo” —que no realizaban las Sociedades de Artesanos—, con las que no se buscaba

aún transformar las condiciones en que la clase trabajadora padecía las desigualdades

producto de su explotación, sino que buscaban fiscalizar, bajo la legislación vigente,

denunciando los abusos y no las relaciones de explotación que imponía el sistema. En este

sentido se estableció una Junta de Vigilancia e Inspectores de los distintos Gremios que

formaban parte de la Mancomunal los cuales debían corroborar las denuncias y defender los

derechos de los trabajadores. En caso de que los asociados lo necesitasen, era la Junta de

Vigilancia la que interponía las denuncias legales respectivas.

Las acciones de defensa del trabajo servirán como prácticas bisagras hacia acciones

de corte sindical (reivindicativas) y políticas (transformación de la realidad) que tendrán en

la prácticas de ilustración obrera su origen y justificación. Las acciones de “defensa del

trabajo” primariamente pretendían que las condiciones de los trabajadores no fueran de una

explotación desmesurada, llegando a un cierto equilibrio, pero a medida que la organización

se fue fortaleciendo el objetivo de la organización pasó a ser “que defiende de los abusos de

los patrones y de la tiranía del capital”. Este cambio se debió a las labores realizadas como

prácticas de la ilustración obrera.

Cuando los Mancomunados de la zona salitrera levantaron un pliego de peticiones al

gobierno, del cual se hizo parte la MOC, exigían respecto a la educación: “Instrucción

primaria forzosa y gratuita, debiendo el Estado proporcionar vestuario y alimentos á [sic]

los alumnos que lo necesiten (…) Fundación de escuelas nocturnas para adultos de ambos

sexos”12. Sin embargo, ésta nunca fue una demanda central, sino que sabían que su

12 “Petición de los obreros de Tarapacá al Gobierno”, El Trabajo, Coquimbo, 4 de junio de 1904.

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verdadera educación sería obra de ellos mismos, puesto que el proyecto que encabezaban los

sectores gobernantes había sido truncado.

No apelar exclusivamente al Estado como el actor que debía entregar la educación es

muestra del proyecto alternativo de los Mancomunados, es una manifestación de una visión

del mundo a partir de la condición de subalterno; cuestión que es similar respecto al llamado

“ahorro forzoso” que propugnaban algunos sectores de Gobierno con la consentimiento de

algunos trabajadores, puesto que los mancomunados no confiaban en entregar parte de su

exiguo salario a una institución que supuestamente cuando lo necesitasen se los retribuiría;

ellos preferían que ese ahorro fuera controlado por ellos mismos.

La ilustración que se fue propiciando en la Mancomunal no fue un fin en sí mismo,

sino que era el presupuesto básico para la lucha por sus reivindicaciones, tal como lo

señalaban en la portada de El Trabajo “la Instrucción mata la Ignorancia y predispone a la

defensa del Trabajo ante la esplotación [sic] del Capital”.

Esto es prueba de que el movimiento obrero chileno en esa fecha “alcanza madurez

en la confluencia de tres coordenadas: el forjamiento de una ideología, la consolidación de

formas de organización y expresión, la creación de una intelectualidad trabajadora”13.

Siguiendo estas coordenadas, se analiza la primera y la última de las señaladas por Devés.

a) La visión del mundo o ideología de la MOC.

Sin duda que las prácticas educativas que llevó a cabo la MOC no se comprenden si

no se desarrolla las ideas y directrices ideológicas que las sustentaban. La llamada

regeneración del pueblo era una de las principales ideas que guiaban el accionar de la MOC;

con esto entendían que se debía moralizar a los trabajadores, alejándolos principalmente de

los vicios que tanto los corrompían, por ejemplo, el alcoholismo. No se propugnaba una

abstinencia absoluta como la propiciada por Recabarren, pero si se tenía conciencia del daño

que hacía el alcohol en los obreros y que también afectaba negativamente a la organización

de ellos. Ante esto El Trabajo dejaba claro que “es necesario y un deber ineludible de todo

mancomunal, no tocar, en cantinas públicas y en estado de embriaguez, el nombre sagrado

13 DEVÉS, Eduardo (1990). La Cultura Obrera ilustrada en tiempos del Centenario, Camanchaca, nº 12/13, Edición Especial, Iquique, p. 42

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de nuestra institución, formando en ellas discusiones que traen el menoscabo de la

sociedad”14.

La visión del mundo (el análisis) que el obrero mancomunado tenía era negativa-

crítica, de allí que gran parte de su discurso es denuncia. Se denuncia que el proyecto liberal,

modernizador y progresista y llevado a cabo por las clases dirigentes, no era errado en sus

bases sino que ha sido truncado debido a la explotación humana en la que se sustenta. Por

eso es que su visión del mundo no es irracional, anti-ilustrada ni anti-moderna; por el

contrario se destaca la gran admiración por el arte, la ciencia, la literatura y el progreso. Sin

embargo, esta admiración no estuvo alejada de las labores cotidianas, sino que propendió a

una cultura o a un conocimiento forjado por los mismos trabajadores, quienes en numerosas

ocasiones publicaron sus propios escritos, montaron sus obras de teatro o crearon sus

bibliotecas. Esta cultura fue diferente a la propiciada por Estado oligárquico de inicios del

siglo XX, sin embargo se rescató lo mejor de la cultura tradicional que veían traicionada por

los sectores dominantes. Los obreros mancomunados se consideraron como los verdaderos

herederos de la ciencia y de la democracia; de los genios de la literatura y de los padres de la

patria, calificando a éstos de revolucionarios que hoy sus acciones son negadas por quienes

tienen el poder.

Fieles admiradores de León Tolstoi, en más de alguna ocasión se reprodujeron sus

cuentos y artículos en las páginas de El Trabajo. Además de eso, este periódico publicó en

1908 dos ediciones (de abril y diciembre respectivamente) de la prensa El Cantor del Pueblo

que tuvieron un carácter exclusivamente poético, en donde cual todos los poemas de

destacados obreros ilustrados del país denunciaban y criticaban la matanza de la Escuela de

Santa María de Iquique, acontecida en diciembre del año anterior.

Por otra parte el deseo del mundo (el proyecto) que tuvieron los obreros

mancomunados —la sociedad que ellos pretendían construir— estaba basado en los ideales

ilustrados, por ejemplo, el afán por impulsar los oficios, las artes, las industrias y las

ciencias; desarrollar las instituciones liberales y democráticas; difundir y propagar los

ideales de libertad, igualdad, fraternidad, república, civilización, ciencia, progreso, razón,

etc., todo bajo una suerte de socialismo evolucionista.

14 El Trabajo, Coquimbo, 3 de septiembre de 1904.

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La manera en que se llevó la concreción de este discurso, corresponde a las prácticas

educativas que desarrolló la MOC. Para cumplir ese ideal (esa sociedad deseada) es que se

ilustra, se confía en la instrucción, la educación y la moralización para mejorar a las clases

populares, puesto que la ilustración es un agente activo de civilización y progreso y no un

receptor ni menos un reproductor de las injusticias y la ignorancia. Es por esto que esa

ilustración no puede reproducir las mismas prácticas, ni el mismo proyecto que ha generado

injusticia y explotación.

b) Las prácticas educativas de la ilustración obrera.

En primer lugar, la principal manifestación obrera, que nos ha servido de fuente

primaria en este estudio, es el periódico El Trabajo. Su publicación semanal no fue una

casualidad, sino una herramienta fundamental en la tarea de regeneración social que se

proponía la MOC. Por esto, un mes después de la fundación de esta organización ya estaba

en la calle sus publicaciones con tirajes cercanos a los 1000 ejemplares.

El Trabajo no era realizado por personas externas, sino que brotaba de la pluma de

periodistas obreros que eran al mismo tiempo agitadores, dirigentes o poetas. No era una

prensa igual a otra, era prensa obrera con intereses disímiles a las de los sectores

dominantes; “el obrero que por comprar diarios de los agiotistas y oligarcas no compra los

diarios que propagan sus ideales y combaten á [sic] los que usufructúan del trabajo ajeno,

embrutecen su entendimiento y detienen su progreso”15. Respecto de El Trabajo,

Recabarren dijo que “se desarrolla dentro de los modernos ideales del periodismo

proletario, apartando de sus columnas todo aquello de añejo que pueda atar a los pobres al

carro del capitalismo opresor”16.

Dentro del movimiento obrero chileno la figura que mejor representó la ilustración

obrera fue Luis Emilio Recabarren. No representó al caudillo “irracional”, si no que al

agitador, al periodista, al poeta y al dramaturgo obrero. Este agente fue el portavoz de sus

intereses y al mismo tiempo fue satanizado por los sectores dominantes. En este sentido la

MOC, a pesar de haber representado exclusivamente a la mayoritaria masa popular, no

representaba a los sectores más desvalidos ni más atrasados. Su característica común, que

15 El Trabajo, Coquimbo, 16 de julio de 1904. 16 RECABARREN, Luis Emilio. “La Mancomunal de Coquimbo”, El Proletario, Tocopilla, 24 de septiembre de 1904.

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fue vivir del propio trabajo, le hacía tomar conciencia de su necesidad de liberación. De allí

que en la portada de El Trabajo se leian las famosas palabras: “La emancipación de los

Trabajadores será obra de los trabajadores mismos”17.

El rol jugado por la prensa obrera, les va a dar a los periodistas obreros cierta

legitimidad frente a sus compañeros y frente a la sociedad en general. Amplios sectores no

sabían leer ni escribir por lo tanto tener entre sus filas a un compañero de labores que lo

hiciera marcaba una gran diferencia que otorgaba respeto y que demostraba que los obreros

podían desarrollarse ilustradamente. El desarrollo de esta ilustración obrera fue la forma en

que los obreros podían alejarse del vicio, del ocio y del individualismo, puesto que

consideraban que la ignorancia era la primera causa de su actual condición.

Pero no sólo mediante la prensa obrera se realizaba la labor cultural e intelectual de

la organización. Otras de las prácticas educativas más comunes en la MOC fueron las

conferencias y los mítines. Las conferencias eran llevadas a cabo mensualmente por la MOC

y sus oradores fueron por lo general sus principales dirigentes y tocaban temas como las

cooperativas de consumo, la unidad de los trabajadores, la regeneración moral (en contra de

bares y las casas de juego y apuestas). Esto provocó que la MOC se pusiera a la cabeza de

las organizaciones de trabajadores de la zona. Los derechos sociales que debían defender los

mancomunados fueron expresados mediante estas conferencias, las cuales contribuyeron

además a dar un uso educativo, cotidiano y social a la sede de la MOC.

En cuanto a la constitución de una Escuela para Obreros en la MOC, no fue una tarea

fácil ya que al no contaban con ingresos suficientes, contactos ni preceptores. Además de

no responder a cabalidad con los contenidos oficiales propiciados por el Estado pasó a ser

objeto de la mirada recelosa de la autoridad. En su primer año (1904) la MOC realizó dos

tipos de instrucción:

- Orientada a los derechos laborales de los asociados, los cuales eran instruidos

mediante vocales de turno que eran designados encargados por tiempos breves en las

asambleas de la MOC. Fueron los mismos obreros que en reconocimiento a su

preparación se les designaba. Como todos los mancomunados acudían alguna vez a

17 Esta frase es expresada por Marx en los Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores (la I Internacional) de 1871.

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realizar consultas o denuncias, comenzaron a recibir instrucción sobre los derechos

laborales que luego ellos entregaron a otros trabajadores.

- Los preceptores de turno: en los primeros meses de existencia, la MOC no había

formado aún una escuela para obreros, por lo que en sus asambleas se designaba

semanalmente a un par de compañeros para “hacerles clases a los consocios

combinados”.

En el año 1905 se formó definitivamente la escuela de obreros de la MOC, con lo cual

los preceptores de turno dejaron de ser designados para que realizaran turnos y pasaron a ser

elegidos para que realizaran clases de manera constante. A pesar de esto podían cambiar, es

decir, se podían elegir otros preceptores puesto que no eran preceptores formales sino que

obreros que por su reconocida ilustración fueron designados por sus demás compañeros para

realizar labores de instrucción que estaba compuesta por contenidos referidos a la Escritura,

Lectura, Aritmética y Derechos Laborales, demostrando así que la educación impartida no

pretendía suplir las obligaciones del Estado. No era asistencialismo, sino que se buscó

generar un proyecto emancipador popular, expresado principalmente por los contenidos que

se impartían referidos a los derechos laborales.

Al mismo tiempo en El Trabajo se registró ya para 1905 la existencia de una biblioteca

administrada por la MOC y que constantemente estaba aumentando su dotación de libros a

través de donaciones. Esta literatura no solo nutrió las mentes de los obreros

mancomunados, sino también a ilustres personajes de la provincia de renombre mundial

como Gabriela Mistral quien conoció las letras más severas y dulces de Tolstoi o Severine

en la biblioteca de la MOC.

4. Conclusiones.

Las prácticas educativas referidas a los sectores populares no tuvieron un desarrollo

homogéneo. Primariamente las Sociedades de Artesanos comenzaron desarrollando una

educación asistencialista que cubría un público de educandos que el Estado dejó excluido.

Estas labores fueron realizadas por preceptores oficiales y reconocidos hombres de ciencia.

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Debido al auge del ciclo salitrero surgió un nuevo tipo de organización de

trabajadores, la Mancomunal de Coquimbo, aquí estudiada, llevó a cabo prácticas de

educación popular al calor de una ilustración obrera que se sustentaba en una completa

visión del mundo y en un proyecto emancipador de las clases subalternas. Con un

currículum alternativo y con preceptores que eran los mismos obreros ilustrados, de la mano

de una constante prensa obrera, de conferencias y de una biblioteca fue posible dar curso a

una cultura obrera que nada tenía que envidiarle a los sectores más privilegiados del país,

cuestión bastante interesante de rescatar en desde nuestros días.

“Nuestra débil pluma será pobre en conocimientos intelectuales y literarios;

pero es rica en generosos sentimientos, y valiente como un león, para defender con

heroísmo legendario sus sagrados derechos, cuando se encuentren amenazados. A

despecho de todos, mantendremos muy en alto la bandera del progreso, encendiendo

la linterna de la ilustración para alumbrar al travez [sic] de las tinieblas en que os

tiene detenido la ignorancia, haciendo penetrar un rayo de luz en vuestras

inteligencias y salir a paso de vencedor del abismo de las miserias humanas”18.

De esta manera la MOC concibió que la ilustración obrera fuera el primer paso que

debían dar los trabajadores para luchar por sus reivindicaciones. Sin la ilustración sería la

ignorancia la que campearía por las conciencias obreras, endureciendo las cadenas que los

ataban a la subalternidad y a la carencia de un proyecto liberador.

18 “Miserias humanas”, El Trabajo, Coquimbo, 22 de octubre de 1904.

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Entre oralidad, memoria y enfoque. El caso de Daniel Acuña Sepúlveda como dirigente del Partido Socialista en

la región de Coquimbo (1979)

Oscar Marín San Martín11

Resumen.

1 Licenciado en Educación y Profesor de Estado en Historia y Geografía por la Universidad de La Serena (ULS), Chile. Actualmente en Programa de Magíster en Historia con mención en Arte y Cultura por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), Chile. Ha realizado asistencias de investigación en las áreas de Historia Grecorromana e Historia de Chile (ULS y USACH, respectivamente). Cabe mencionar que este artículo formó parte de una investigación, dentro del Magíster, para el Seminario de Historia Económica y Social que dictó el profesor Ph. D. Eduardo Cavieres F. Contacto: [email protected].

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Lo que proponemos en este artículo es investigar sobre la participación política del

dirigente socialista Daniel Acuña Sepúlveda en la región de Coquimbo, muerto el 13 de

agosto de 1979. Esto surge por dos razones: en primer lugar, a raíz de la inexistencia de

estudios locales que abarquen temáticas referentes a la dictadura y sus consecuencias dentro

de la región; y en segundo lugar, porque el estudio sobre este dirigente nos servirá para

entender el proceso de rearticulación política que se llevó a cabo en la clandestinidad por

aquel entonces. Teniendo en cuenta ambas razones, creemos estar contribuyendo en el

desarrollo historiográfico de nuestra Historia local, lo que permitirá, esperamos, originar

debates fructíferos que complementen este estudio.

Para esto, nos basaremos en tres metodologías de investigación histórica, ya que de

acuerdo a sus lineamientos, podremos entender y direccionar de mejor forma nuestro

propósito.

Palabras clave: Historia oral, memoria histórica, microhistoria, dictadura, Historia local.

Summary

What we propose in this article is to investigate the political participation of socialism

leader Daniel Acuña Sepúlveda in the Coquimbo Region, who died on August 13, 1979. This

arises for two reasons: first, because of the lack of local studies covering topics concerning

the dictatorship and its consequences in the region, and second, because the study of this

leader will help us to understand the political re-articulation process that took place at the

clandestineness of that time. Taking into account both of these reasons, we believe that we

are contributing to the development of our local history, which will, hopefully, lead to

fruitful discussions that complement this study.

For this, we are going to be based on three historical research methodologies, since

according to their guidelines, we’ll be able to understand it better and address our purpose

in a better way.

Keywords: Oral history, historical memory, micro-history, dictatorship, local history.

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1. Introducción

Como es de nuestro conocimiento, la bibliografía alusiva a lo acaecido en el país

entre 1973 y 1990 es ampliamente extensa, encontrándose bastante documentación referente

a perspectivas ideológicas, políticas y militares de las altas cúpulas de por entonces. Sin

embargo, en las últimas décadas hemos podido recuperar parte de una Historia que había

quedado relegada y olvidada por muchos chilenos, siendo importante para esto los trabajos

de los historiadores sociales y culturales que transportaban a nuestro país las tendencias

disciplinarias provenientes desde Europa y, sobre todo, luego de las secuelas investigativas y

metodológicas a raíz de los Annales2. Es más, los aportes en materia de heurística y

hermenéutica histórica de la primera y segunda generación de esta agrupación intelectual

permitieron difundir en la generación siguiente el análisis en aspectos analíticos ligados a las

mentalidades, las ideologías, la imaginación social, la antropología cultural, la microhistoria,

entre otros3, procurando con esto un mayor interés por aristas históricas que antes habían

permanecido ocultas al estudio4: marginados, pobres, enfermos, obreros, soldados rasos,

olores, muerte, niños, y mujeres, entre muchas más, vinieron a ser parte de la “otredad” que

pronto fue incorporada al relato “tradicional” de la Historia. Reunidos todos, el estudio no

tan sólo adquiría mayores protagonistas sino que, además, se ampliaban los márgenes

propios de la especialidad, permitiéndose con esto la mayor posibilidad de realizar lazos

interdisciplinarios con las demás ramas sociales allende a la Historia.

Al potenciarse estas nuevas vías historiográficas, la Historia comenzaría a procurar

por una mayor visión sobre la realidad, lo que nos permite adentrarnos en nuestro actual

tema de investigación. Así, el objetivo general será conocer, por medio del estudio de la vida

política de Acuña Sepúlveda en la dirigencia del Partido Socialista en la región de

2 BURKE, Peter (1999). La revolución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales: 1929-1989. Barcelona: Editorial Gedisa, pp. 32 a la 37. 3 AURELL, Jaume (2008). Tendencias historiográficas del siglo XX. Santiago de Chile: Editorial Globo, p. 36 a la 50. 4 BURKE, Peter (1999). La revolución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales: 1929-1989. op., cit., p. 68 y ss. Véase también en HOBSWBAWM, Eric (1998). Sobre la Historia. Barcelona: Crítica, p. 87: “Eran aspectos que hasta entonces habían estado fuera o, en el mejor de los casos, en los márgenes de la ortodoxia académica en las ciencias sociales y que los historiadores habían descuidado de forma creciente”.

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Coquimbo, la participación de éste en los mecanismos de rearticulación del mismo partido,

período en el cual se encontraba proscrito.

Cabe mencionar que nuestra idea no será detenernos en críticas o loas hacia las

ideologías políticas que hicieron de Chile una dicotomía, sino que nuestro mayor propósito

es romper la invisibilidad actual que cubre a Acuña Sepúlveda a nivel nacional, pero por

sobre todo a nivel local. Junto con lo anterior, tampoco pretendemos resaltar el deceso

individualizado de este dirigente, ya que eso nos serviría sólo para inmortalizarlo ante sus

más cercanos, sino que apuntamos a entender su muerte colectivizada, con lo cual

podríamos responder al siguiente cuestionamiento: ¿La muerte de Acuña Sepúlveda influyó

en la reconfiguración del Partido Socialista entre fines del 79 y comienzos de la década de

los 80’ en la región de Coquimbo?

A modo de hipótesis, creemos que el deceso del dirigente regional habría repercutido

desfavorablemente en los miembros del partido proscrito que pretendían rearmar el

conglomerado desde la clandestinidad, hecho que no tan sólo los condicionaría a postergar

tal idea, sino que justificaría la relevancia política que tendría Acuña Sepúlveda al ser

considerado, por los grupos de inteligencia y seguridad de la época, un posible artífice de

aquello.

Antes de continuar, nos resulta necesario aclarar dos puntos. En primer lugar, no

realizamos este estudio a partir de nuestra filiación y/o afinidad partidaria; más bien la idea

surge de la importancia de complementar la escasa profundización en materia de Historia

local dentro de la región de Coquimbo en el período del régimen dictatorial. De este modo,

esclarecemos el hecho de proponer una visión intelectual y no ideológica de lo acontecido.

En segundo lugar, las escasas fuentes referidas al dirigente socialista nos llevaron a recoger

parte de su actividad relacionada a labores políticas y sociales desde testimonios orales,

participando de ellos algunos familiares, vecinos que compartieron con él, integrantes del

partido de por entonces, actuales dirigentes del Partido Socialista, entre otros.

Finalmente, mencionamos que la estructura del trabajo consiste de la siguiente

manera: en el primer apartado se encuentran tres metodologías que dan sustento

historiográfico a la investigación, representando así el planteamiento de la cuestión en

materia de contexto investigativo. Así, se aborda la importancia de la Historia oral como

herramienta heurística que considera testimonios no almacenados en las fuentes escritas y/u

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oficiales; luego exponemos en base a diversos autores la relevancia de la memoria histórica

no tan sólo como ejercicio individual, sino como finalidad colectiva con propósitos

historiográficos; y cerrando esta primera parte, describimos los lineamientos teóricos de la

microhistoria que, creemos, se ajustan a nuestro objeto de estudio.

Posteriormente, en el segundo apartado correspondiente al desarrollo del escrito,

exhibimos datos biográficos del dirigente Acuña Sepúlveda y relatamos lo acontecido la

noche del 13 de agosto de 1979 junto con los efectos políticos que esto trajo consigo. Por

último, se exponen las conclusiones respectivas que indican la validación o refutación de

nuestra hipótesis, para culminar con las referencias utilizadas para la elaboración del trabajo

en sí.

2. El testimonio, la memoria y un nuevo enfoque de observación

Las fuentes provenientes de la Historia oral

Al realizar en el presente artículo nuevas preguntas sobre el pasado, originándose

con esto nuevos objetos de investigación, necesariamente debemos recurrir a otros tipos de

fuentes y métodos que complementen los documentos existentes. Así lo indica P. Burke,

quien asume que hoy en día el trabajo a partir de la historia oral5, las pruebas figurativas y la

relectura de los mismos documentos oficiales resultan no menos importante a la hora de

hacer Historia6. Si bien estas nHauevas formas de obtener información no resultan menos

engorrosas y ajenas a críticas que las fuentes oficiales, no por eso quedarían inutilizables, ya

que al igual que C. Ginzburg creemos en qué “hay que admitir que cuando se habla de

filtros e intermediarios deformantes tampoco hay que exagerar. El hecho de que una fuente

no sea <objetiva> (pero tampoco un inventario lo es) no significa que sea inutilizable”7.

Esta falta de objetividad en las fuentes, según algunos, ha originado que el trabajo

historiográfico no quede exento de reformulaciones. Sin embargo, debemos coincidir

también que no todos los hechos, acontecimientos o procesos históricos dejan registro

consciente hacia la posteridad, por lo que nos resulta necesario para construir una Historia

5 Jim Sharpe le brinda un caluroso apoyo a este tipo de fuente como metodología optativa. Su capítulo “Historia desde abajo” no sólo describe sobre la historia de los comunes, sino cómo llegar a ella. En BURKE, Peter (2000). Formas de hacer Historia. Madrid: Alianza Editorial, pp. 39 -58. 6 Ibíd., pp. 26-27. 7 GINZBURG, Carlo (1999). El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI. Barcelona: Muchnik Editores, p. 6.

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más inclusiva aquellos testimonios provenientes de la oralidad. Atrás quedó el impulso

rankeano que indicaba sólo como valederos los documentos oficiales para hacer Historia8,

aunque si algo se hereda hasta la actualidad es el hecho que la sociedad en general –

entendiéndose por ello a varios historiadores – aún mantiene cierto atisbo de desconfianza

hacia los relatos orales, ya que tal y como menciona G. Prins “una de las consecuencias de

vivir en una cultura dominada por la palabra escrita es el proceso de cauterización contra

la palabra hablada, a través de su menosprecio”9. No obstante, a pesar de tal

categorización, el citado historiador insiste en la preocupación por este tipo de pasado

histórico, ya que es una de las pocas formas, a través de la oralidad, de poder rescatar

aspectos que sería imposible de conseguir en documentación oficial y tradicional10.

Con esto se debe entender que resulta oportuno dedicar espacio al rescate de estas

nuevas fuentes con el propósito que las personas vivas recuerden su pasado, añadiendo

aspectos no tratados por la Historia y, sobre todo, sintiéndose partícipes de una construcción

colectiva. Junto con lo anterior, estos relatos no caerían en el olvido, aspecto que, y en

complementación con todo lo anterior, alimenta nuestra idea de poder construir por medio

de la colaboración de esos testimonios una referencia histórica hacia Daniel Acuña

Sepúlveda.

Cuando pensamos en el olvido, inmediatamente solemos ligarlo con temáticas

referidas a la memoria, y ésta a su vez, la relacionamos y en ocasiones confundimos con

Historia. Sin embargo, nos daremos cuenta a continuación que su relación no ha sido una de

las menos discutidas dentro del mundo historiográfico, lo que no quiere decir que no deba

considerarse a la hora de la construcción teórica en la disciplina.

Distintas miradas sobre la memoria histórica

No es tarea fácil concretar la conjunción entre memoria e Historia. P. Burke la

menciona como una relación “cada vez más problemática”, destacando además que

“recordar el pasado y escribir sobre él ya no se consideran actividades inocentes. Ni los

recuerdos ni las historias parecen ya objetivos”11. Claramente, podemos desprender de las

8 BRAUDEL, Fernand (1984). La Historia y las Ciencias Sociales. Madrid: Alianza Editorial, p. 28. 9 PRINS, Gwyn en BURKE, Peter (2000). Formas de hacer Historia, op., cit., p. 150. 10 Íbid., p, 171. 11 BURKE, Peter (2000). Formas de Historia Cultural. Madrid: Alianza Editorial, p. 65.

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referencias del autor inglés que aún prevalece en el rescate de la memoria histórica una

manipulación y deformación del pasado por parte de los que realizan tal acción, por lo cual

habría que recurrir a ella de manera lo más acuciosamente posible, de modo de no interferir

ni herir susceptibilidades. En el mismo plano de complejidad, P. Winn indica que incluso la

relación entre Historia y memoria es “complicada y multifacética, y con frecuencia difícil de

abordar. No obstante, su confrontación es una cuestión crucial si nuestra intención es

avanzar en la historización […]”12. Además, tilda tal correspondencia como “ambigua,

sobre todo cuando los historiadores escriben acerca de una época que recuerdan

personalmente”13. Aunque Winn destaca la relevancia para el trabajo disciplinario el

alcanzar una osmosis entre memoria e Historia, el hecho de hacer esta última al mismo

tiempo que se está viviendo en ella fomentaría la subjetividad de lo comunicado, pero si

recordamos a M. Bloch, esto equivaldría a pensar que “apenas tenemos un débil dominio

sobre nuestros nervios”, por cuanto los historiadores no debiesen evitar “los contactos

demasiados ardientes de la casta Clío”14. El cofundador de Annales no discriminaba el

estudio de los hechos históricos contingentes o muy cercanos temporalmente al historiador,

ya que en eso consistía la labor del especialista, en justamente hacer ciencia de los hombres

en el tiempo teniendo el presente también la condición de ser apto al estudio histórico. De

este modo para el historiador francés se realizarían los nexos explicativos entre los

fenómenos temporales para proponer una inteligibilidad progresiva dentro de la Historia,

intercambiando contactos con las otras ciencias humanas y sociales. P. Nora es otro de los

historiadores que profundiza el hecho que, lejos de ser análogos, memoria e Historia se

oponen, indicando que:

“La memoria es la vida, siempre encarnada por grupos vivientes y, en este

sentido, está en evolución permanente, abierta a la dialéctica del recuerdo y de la

amnesia, inconsciente de sus deformaciones sucesivas, vulnerable a todas las

12 WINN, Peter (2007). El pasado está presente. Historia y memoria en el Chile contemporáneo, en PÉROTIN-DUMON, Anne (2007). Historizar el pasado vivo en América Latina, p. 42. Versión digital: http://www.historizarelpasadovivo.cl/es_resultado_textos.php?categoria=Chile%3A+los+caminos+de+la+historia+y+la+memoria&titulo=El+pasado+est%E1+presente.+Historia+y+memoria+en+el+Chile+contempor%E1neo (última visita 10 de septiembre de 2013). 13 Ibíd., p. 28. 14 BLOCH, Marc (2004). Introducción a la Historia. México D. F.: Fondo de Cultura Económica, p. 42.

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utilizaciones y manipulaciones, capaz de largas latencias y repentinas

revitalizaciones. La historia es la reconstrucción siempre problemática e incompleto

de lo que ya no es. […] La memoria es un absoluto y la historia solo conoce lo

relativo”15.

Podríamos entender de lo supracitado que la Historia, al rescatar esta memoria, no

hace más que deslegitimizar el pasado vivo, interviniendo en ella y convirtiendo la versión

inconsciente de los recuerdos en un relato manipulado y de intervención fragmentaria con

propósitos específicos. Nora es uno de los más destacados historiadores que en último

tiempo han ofrecido exhaustiva atención a la memoria dentro de la Historia, proliferando la

convicción que al ser despojada la memoria natural de la artificialidad histórica, sólo quede

esperar que los monumentos o espacios públicos permitan su restitución originaria16.

No obstante a lo precedente, existe una tendencia distinta en otros autores bajo esta

materia. Para el historiador J. Aurell, a pesar de la compleja relación existente entre ambas,

se requiere de la memoria para que el relato del pasado se transforme en una proyección

hacia el presente, por cuanto “la memoria es una necesidad no sólo en su utilidad más

pragmática, sino sobre todo en su dimensión más identitaria” 17. Por consiguiente, podemos

entender que más que por su utilidad, la memoria viene a ser un requisito casi ineludible

para rearmar un pasado común. Ahora bien, los relatos que suelen tener la condición de ser

fieles a la realidad muchas veces no expresan lealmente lo acontecido, sino que manifiestan

lo que les hubiese gustado que ocurriese o lo que quieren permanezca por encima de otros

hechos. Nos complementa G. García Márquez lo anterior al decir que: “la vida no es la que

uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”18. De allí que el

historiador deba considerar no tan sólo un relato particular de memoria, sino que debiera

complementar esto junto con otros relatos, consiguiendo que, en el contraste, broten los

olvidos que ellos guardan. Como dice el historiador H. Rousso: "recordar es siempre, más o

15 NORA, Pierre (2009). Pierre Nora en Les lieux de mémoire. Santiago de Chile: LOM Ediciones, pp. 20-21. 16 Ibíd., pp. 25 a la 38. 17 AURELL, Jaime. (2008). Prólogo en CORTI, Paola y otros. El Fin de la Historia. Viña del Mar: Ediciones Altazor, p. 19. 18 Extraído del prólogo en GARCÍA, Gabriel (2002). Vivir para contarla. Barcelona: Mondadori.

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menos, olvidar algo, ya que es desplazar la mirada retrospectiva y recomponer, de este

modo, otro paisaje del pasado"19.

C. Sepúlveda destaca de la memoria su extraordinaria significación para la actividad

humana, ya que “[…] gracias a la memoria se acumulan las experiencias. En definitiva, sin

fijar la experiencia en la memoria no es posible ninguna enseñanza, ningún desarrollo

intelectual ni práctico”20. Tomando en cuenta este planteamiento, se puede deducir que la

Historia utiliza la memoria con el propósito de destapar la acumulación de experiencias que

ésta almacena, vislumbrándose así un legado educativo para la sociedad. Así, no sólo la

memoria tendría el rol de preservar el pasado, sino que debiera enriquecer la comprensión

del presente. Este proceso desde la memoria individual hasta la memoria colectiva bien lo

instituye la historiadora S. Correa al referirse que, la memoria individual a modo de poder

justificar su objetividad y, por cierto, su realidad, no puede obviar el hecho de confrontarse

con la memoria de los otros, ya que la memoria individual se nos presenta en su versión más

frágil al estar condicionada por una - conciente o a veces inconscientemente - selección y

distorsión de lo acaecido21. La vía por la cual transcurre la memoria individual hacia la

colectividad está plagada de múltiples otras memorias individuales que tienen distintas

experiencias sociales y, por ende, suelen ser muy diversas unas de otras, aunque no por esa

condición algunas son más verdaderas o falsas que las demás, ya que se debe asumir la

multiplicidad de las mismas como realidad ineludible de la sociedad, y con la cual el

historiador debe afrontarse22. En este plano de la memoria colectiva, J. Le Goff indica que

ésta se ha venido esclareciendo a partir de la evolución de la sociedad luego de la segunda

mitad del siglo XX, teniendo como finalidad “servir a la liberación, y no a la servidumbre

de los hombres”23.. Con esto, creemos que el historiador francés transmite la idea de

permitirnos no depender sólo de algunas fuentes, sino que aquella “liberación” debe

19 Referencia a ROUSSO. Henry., p. 192, en GROPPO, Bruno (2002). Las políticas de la memoria en Revista Sociohistórica de FaHCE de Universidad Nacional de la Plata. N° 11-12, pp. 187 a la 198. Versión digital: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=arti&d=Jpr3067 (última visita 10 de septiembre de 2013). 20 ZERÁN, Faride y otros (2004). Encuentros con la memoria. Santiago de Chile: Ediciones LOM, p. 22. 21 Ibíd., p. 58. 22 Ibíd., p. 59. 23 LE GOFF, Jacques (1991). El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona: Paidós Básica, p. 183.

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reflejarse en que la heurística de la investigación de la memoria colectiva debe considerar

otros recursos, condición que viene a complementar lo que veníamos describiendo en el

apartado sobre la Historia oral.

Dentro de esta amplitud de hallazgos históricos que almacena la memoria colectiva,

mucho se ha venido discutiendo y no tan sólo entre los especialistas, el hecho que si la

finalidad consiste más bien en reconstruir juntos un pasado histórico cada vez más completo

que contribuya al mejor entendimiento de éste en el presente, o más bien aquella

profundización sólo tiene como finalidad victimizar a cierto grupo humano en la actualidad.

Para el historiador B. Groppo “el recurso a la memoria no es una actividad inútil o

masoquista destinada a prolongar indefinidamente el sufrimiento, sino, por el contrario, la

condición indispensable para intentar comprender el desastre actual y para orientarse

hacia un futuro menos calamitoso”24. Por consiguiente, el objetivismo al tratar un problema

que compete a toda la sociedad transfiere un mayor peso histórico, según Groppo, que un

supuesto subjetivismo que pudiesen presumir algunos, ya que – y con esto recordemos

además a T. Adorno25 – el rescate y la transmisión de la memoria cumple con la función de

“exorcizar una posible repetición”26. La memoria colectiva debe ser cautelosamente tratada

por los especialistas27 ya que origina la fundamentación de la identidad social en cuanto

construcción cultural, y por ende, suele tener momentos de largas permanencias temporales

como también de modificaciones, indicio que nos recuerda al sociólogo M. Halbwachs

cuando se refería que “la memoria jamás es una restitución idéntica del pasado, sino una

reconstrucción continuamente recomenzada del pasado, en función del presente”28. Y

dentro de esta creación de identidad a partir de la memoria colectiva, los sujetos arman su

criterio ideológico y tratan de mantenerlo en el tiempo, de allí que W. Ansaldi nos mencione

que “la ideología es una forma de memoria colectiva, o social, en tanto constituye lo que se

24 GROPPO, Bruno (2002). Las políticas de la memoria, op., cit., p. 188. 25 ADORNO, Theodor (1998). Educación para la emancipación. Madrid: Ediciones Morata, p. 15. 26 GROPPO, Bruno (2002). Las políticas de la memoria, op., cit., p. 189. 27 No explicito “historiadores” en la referencia ya que la Historia no es monopolio de éstos. De allí que temas de memoria – y muchos más – hayan sido (y estén siendo) tratados por diversos especialistas desde diferentes áreas del conocimiento: Sociología, Psicología, Derecho, Política, entre otros. 28 ANSALDI, Waldo (2002). Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición. La memoria y el olvido como cuestión política en Revista de Ciencias Sociales Ágora, N° 7, pp. 65 a la 87. Versión digital: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/udishal/art/cabeza_sin_memoria.pdf (última visita 10 de septiembre de 2013).

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recuerda colectivamente y lo que se olvida. Da cuenta de la medida en que ciertos aspectos

de la historia de una sociedad se continúan conmemorando y cuáles no se continúan

conmemorando o no son conmemorados jamás, es decir, olvidados”29. Si bien el reciente

autor cataloga a la ideología como forma de memoria colectiva, también habría que decir

que la misma memoria contribuye a la edificación de una mentalidad, sin embargo,

¿Debiésemos entender ambos términos de la misma manera? Ambas concepciones distan de

converger, ya que, y siguiendo en este pensamiento a M. Vovelle,

“El concepto de mentalidad se inscribe en el más amplio de ideología:

integra lo que no está formulado, lo que sigue siendo aparentemente

“insignificante”, como aquello que permanece muy enterrado en el nivel de las

motivaciones inconscientes” […] “las mentalidades remiten de manera privilegiada

al recuerdo, a la memoria, a formas de resistencias; en una palabra, a lo que se ha

vuelto a trivial […]”30.

Así, Vovelle distingue además que memoria se diferencia de ideología puesto que

“provienen de dos herencias diferentes, también de dos modos de pensar, uno más

sistemático, el otro voluntariamente empírico”, siendo la mentalidad para él “reflejo

conceptualizado de una práctica o de un descubrimiento progresivo”31. De este modo, son

las actitudes que forman parte de la cotidianeidad las cuales se forman muchas veces a raíz

de los actos inconscientes propios del automatismo de la conducta del hombre, las que serán

consideradas por éste historiador como cruciales para entender las mentalidades, siendo esto

complementado por P. Nora al decir que “cuanto menos extraordinario es el testimonio, más

digno parece de ilustrar una mentalidad promedio”32.

Como hemos visto, heterogéneas son las posturas en torno a la comunión entre

memoria e Historia. Para algunos es una manipulación por parte de la Historia, para otros,

resulta de utilidad social que ésta alcance, por medio de la memoria, fines colectivos y

educativos; en suma, creemos que resulta imposible para el especialista no considerar la

memoria que se encuentra fuera de los textos escritos, sino que, aunque asumiendo lo

29 Ibíd., p. 81. 30 VOVELLE, Michel (1985). Ideología y mentalidades. Barcelona: Editorial Ariel, p. 15. 31 Ibíd., p, 13. 32 NORA, Pierre. Pierre Nora en Les lieux de mémoire, op., cit., p. 27.

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subjetivo que podrían ser los relatos orales, deben servirle éstos para corroborar,

complementar y justificar el discurso histórico.

Ahora bien, esta memoria histórica será tratada a partir de un enfoque reducido, ya

que no trataremos ni todo el período comprendido de dictadura en la región de Coquimbo ni

a todos los involucrados, sino que nos enfocaremos en el caso de Acuña Sepúlveda bajo sus

características políticas y las consecuencias de su caso. De este modo, nos introducimos a

nuestra tercera referencia metodológica, la microhistoria.

Un nuevo ajuste en la mirada histórica: la microhistoria

La microhistoria, de acuerdo al especialista G. Levi, no debe confundirnos al

asociarla con su etimología, ya que ésta “no se ocupa de cosas pequeñas, se ocupa de cosas

generalísimas, pero es micro como procedimiento de trabajo, […] llegando a conclusiones

muy generales”33. Además, no sólo reconoce con ello la instauración de una metodología

particular hasta entonces, sino que “la microhistoria es una reducción de una escala de

representación que permite ver cuántas cosas importantes escapan al ojo del observador,

cosas grandes o pequeñas”34. De acuerdo a esto, la microhistoria no perdería de vista las

generalidades históricas, sino que al contrario, teniéndolas muy presentes, enfoca su estudio

hacia personajes, hechos o acontecimientos que podrían pasar al anonimato al dilatarse

demasiado la Historia35. Otro fundador de esta metodología disciplinaria, C. Ginzburg, nos

dice que esta disminución en la escala de observación no tan sólo contribuye trayendo de la

periferia hechos que por ningún motivo anteriormente hubiesen estado al centro de la

escena, sino que “reducir la escala de observación significaba transformar en libro lo que,

para otro estudioso, podría haber sido una simple nota a pie de página en una hipotética

monografía acerca de algo"36. Lo anterior también es justificado por R. Chartier, quien

escribe que "en esta escala reducida <y por cierto sólo en esta escala>, se pueden

33 Referencia a LEVI, Giovanni en Cavieres, y otros (2009). La Historia en controversia. Reflexiones, análisis, propuestas”. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso, p. 55. 34 Ibíd., p. 57. 35 LEVI, Giovanni. Sobre microhistoria, en BURKE, Peter (2000). Formas de hacer Historia. op. cit., p. 119. 36 GINZBURG, Carlo (2010). El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso y lo ficticio. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, p. 372.

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comprender, sin reducciones deterministas, las relaciones entre sistemas de creencias, de

valores y de representaciones, por un lado; y pertenencias sociales, por el otro"37.

De este modo, creemos haber dado a entender que, de acuerdo a los lineamientos de

la Historia oral, la memoria histórica y la microhistoria, es posible realizar como trabajo

investigativo lo acontecido en el caso de Daniel Acuña Sepúlveda, ya que la recolección de

testimonios orales nos permitirán atender al pasado y rescatar la memoria de su

participación política en la región de Coquimbo, haciendo que el enfoque de estudio reduzca

la escala no permitiendo que los detalles de su experiencia se pierdan, sobre todo cuando

consideramos que su vida, y sobre todo su deceso, tuvieron implicancias directas sobre la

articulación del Partido Socialista en la región durante el período de dictadura.

3. El caso Daniel Acuña Sepúlveda en la región de Coquimbo

Pocos son los registros que en la actualidad permiten recoger información referida a

la vida de Daniel Acuña Sepúlveda, por lo que gran parte de lo que acá se exponga se

desprende a partir de testimonios orales. Pese a esto, una de las fuentes más completas sobre

rastros biográficos de Daniel ha sido lo publicado por V. Teitelboim, quien describe:

“[a Daniel] lo conocimos desde su juventud. Era hijo de un distinguido

médico y primo del senador liberal Sergio Sepúlveda. Figuró en la lista de los

fundadores del Partido Socialista en 1933. Muchas veces lo vimos junto a

Marmaduque Grove. Era una persona de calidad espiritual y permaneció fiel a sus

convicciones políticas hasta su muerte. Se avecindó en el Norte Chico y allí hizo casi

toda su vida desde entonces. A partir del 11 de septiembre estuvo largo tiempo preso

y luego… siguió preso. En esta segunda fase, bajo la forma de arresto domiciliario,

vivía en una parcela entre La Serena y Coquimbo, muy cerca un cuartel policial.

Toda su actividad estaba controlada”38.

37 Referencia a CHARTIER, Roger en GINZBURG, Carlo (2010). El hilo y las huellas. Lo verdadero, lo falso y lo ficticio. op., cit., p, 372. 38 TEITELBOIM, Volodia (2001). Noches de Radios: Escucha Chile, el tiempo es un viaje. Santiago de Chile: Ediciones LOM, pp. 191-192.

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Cabría decir además que Acuña Sepúlveda nació en Talca en 1912, siendo hijo de

Daniel Acuña y Lucía Sepúlveda. Éstos fueron parte de la alta sociedad chilena ubicada en

el Valle Central, donde desarrollaron vínculos políticos, militares y religiosos que en las

siguientes décadas el propio Daniel recibiría como herencia familiar39.

Los primeros registros políticos40 de Acuña Sepúlveda figuran en medio de los

agitados años 30’. En este contexto, surgen varios grupos políticos de tendencia socialista

que no se sienten representados por el Partido Comunista, destacándose la Nueva Acción

Pública, el Partido Socialista Marxista, la Orden Socialista y la Acción Revolucionaria

Socialista, los cuales confluirán para la fundación del Partido Socialista en abril de 193341.

En las décadas siguientes Daniel mantuvo permanente actividad partidaria tanto dentro

como fuera del país, siendo ejemplo de lo anterior su colaboración en la embajada chilena en

París en los años 40’. A fines de los años 50’ retorna a Chile y se asienta en la región de

Coquimbo, primero como comerciante agrícola y luego como funcionario público del

Ministerio de Obras Públicas42. En esta época su participación el interior del Partido

Socialista se hace más activa, siendo candidato a regidor por La Serena en el año 1961. En

el transcurso de esta década, se convertirá en el Secretario Regional de su partido,

alineándose con las posturas del Secretario General, Aniceto Rodríguez43. A fines de los

70’, ya Daniel siendo jubilado de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA)44, vivirá vigilado

junto a su hijo en una parcela ubicada entre Coquimbo y La Serena, lugar donde encontraría

la muerte a los 69 años.

En la madrugada del 13 de agosto de 1979 agentes de la CNI allanan su casa por ser

declarada potencial centro de almacenamiento de material explosivo y de reuniones

39 Ent. pers. Mireya Arce Acuña, prima de Daniel Acuña S. La Serena, 23 de octubre de 2012. 40 Apenas superando los 20 años aparece el nombre de Daniel Acuña en el acta de fundación del Partido Socialista en 1933. 41 JOBET, Julio (1971). El Partido Socialista de Chile. Volumen I. Santiago de Chile: Editorial Prensa Latinoamericana, pp. 65-66. 42 Ent. pers. Mireya Arce Acuña, prima de Daniel Acuña S. La Serena, 23 de octubre de 2012. 43 Ent. pers. Profesor Dr. Celso López San Francisco, dirigente regional del PS en la actualidad. Coquimbo, 16 de noviembre de 2012. 44 Información biográfica obtenida de Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (1991), Volumen II, Tomo III, p. 6.

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clandestinas opositoras, por lo que acuden en la madrugada de aquella jornada. Al ser

sorprendidos por Acuña Sepúlveda, éste los ataca con un explosivo para que abandonen el

recinto. Sin embargo, el personal logra ingresar al domicilio y Acuña, al verse rodeado,

decide autoeliminarse con una bomba que portaba. Lo anterior, corresponde a la declaración

oficial de lo ocurrido aquella noche, por lo que tanto desde la Intendencia regional como

desde los medios de comunicación escritos se avalaría el suicidio de Daniel y su

participación en el ataque hacia personal oficial (véase anexos 1, 2 y 3). Sin embargo, tal

versión resulta muy distante a lo que verdaderamente ocurrió.

De acuerdo al Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación

(conocido también como Rettig), aparecen en el tomo I los casos relacionados con las

graves violaciones a los Derechos Humanos ocurridos en la región de Coquimbo,

remitiéndose sólo 22 casos45 y no figurando en ellos la experiencia de Daniel Acuña

Sepúlveda. En el tomo II, en la sección de “víctimas del Partido Socialista”, no se hallan

alusiones. Sin embargo, en el mismo tomo pero en su capítulo III, aparece el nombre de

Daniel en la sección de “falsos enfrentamientos”46, aludiendo allí todos los casos con falsa

explicación oficial al ser considerados como militantes de colectividades de izquierda que

habían sido reducidos al enfrentarse armados con agentes de seguridad47. El informe expone

la versión oficial que se entregó desde la Intendencia Regional y que pudimos describir más

arriba. No obstante, el propio informe indica que esto es erróneo ya que la autopsia entrega

indicios que comprueban la participación de terceros, lo que se complementa con la

información recogida desde los testimonios de familiares. Dato para pensar: al momento de

la necropsia y verificar si Acuña Sepúlveda manipulaba en tal momento material explosivo,

no fueron encontradas sus manos48, ya que, claramente, en caso de ser encontradas éstas

intactas no tendría fundamento la versión oficial. Por otro lado, el Informe de la Comisión

Nacional sobre Prisión Política y Tortura (conocido también como Valech) no infiere

45 Íbid., Volumen I, Tomo I, pp. 270-277. 46 Ibíd., Volumen I, Tomo II, p. 997. 47 Ibíd., p. 998. 48 Ibíd., p. 1006, versión similar a las entrevistas personales de Mireya Arce Acuña y de Elena Rodríguez, prima y amiga de Daniel Acuña S., respectivamente, en la ciudad de La Serena, entre octubre y noviembre de 2012.

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información sobre el dirigente, aunque declara que los casos de torturas y detenimientos

fueron muchos más que los expuestos en el Informe Rettig.

Elena Rodríguez es una de las testigos más directas de lo ocurrido aquella

madrugada ya que, al ser avisada por cuidadores del sector, asistió sólo tras unos minutos a

la casa de Acuña Sepúlveda de quien era vecina. De acuerdo a su testimonio:

“Estaba todo completamente destrozado. Todo hecho pedazos. Sangre en

todas partes. Tuve que pasar por sobre la puerta. La habían sacado a la fuerza.

Estaba hecha pedazos, los vidrios, y todo lo que había sido su sueño. Todas sus

pertenencias. Los muebles despedazados. Fui al dormitorio y no quedaba nada. Sus

restos estaban repartidos en las murallas y piso”49.

La declaración de Elena no justifica el hecho de la autoeliminación de Acuña, sino

que están convencidos que los agentes de la CNI primero lo habrían acribillado y, en la

lógica de encubrir el acto, habrían puesto un explosivo bajo el ya asesinado dirigente para

dar a entender que él lo provocó. Lo anterior, dice Elena, se entendería ya que el clóset

ubicado frente a su cama estaba destrozado en clara evidencia de ser ahí víctima de los

múltiples disparos previos.

Mireya Arce Acuña, prima de Daniel, es quien recibe malherido a Roberto Acuña,

hijo del dirigente que escapó del lugar en busca de ayuda familiar. Ella, junto a su marido

Dalivor Papic, sanan momentáneamente a Roberto y lo llevan hasta el Hospital de La

Serena. Tras dejarlo en el recinto, visitan personalmente la parcela de Acuña y presencian lo

mismo que relató Elena Rodríguez, salvo por una curiosidad: Papic reacciona curioso al

reconocer a Daniel sólo por sus manos, ya que el resto del cuerpo estaba destrozado. Hecho

que, como hemos visto, sería posteriormente manipulado. Mientras tanto, el hijo del

dirigente es identificado en el Hospital y fue tomado detenido, siendo acusado de homicidio

frustrado y tenencia de armas. Rápidamente al enterarse Mireya y su marido de tal situación

que aquejaba a Roberto, recurren al abogado Pedro Escandón Orellana quien asume la

defensa de Roberto y entabla una querella por el homicidio del padre de éste. En entrevista

con el abogado, nos indica que al poco tiempo de publicarse gran cantidad de periódicos que

49 Testimonios entregados en distintas sesiones, en la ciudad de La Serena, entre octubre y noviembre de 2012.

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mencionaban un supuesto enfrentamiento, pronto esta versión comenzó lentamente a ser

cuestionada, lo que se confirmó cuando se cambió a la Ministra en Visita de por entonces50

(véase anexo 4).

Si bien todo lo anterior perfectamente permitiría realizar un estudio de caso

destinado solamente a los aspectos jurídicos, nos tomamos la licencia de exponerlos para

ejemplificar que las fuentes oficiales necesitan la complementación de otro tipo de

testimonios, como bien pueden ser los relatos orales. Además, si bien poseemos mayor

información relacionada al hecho en sí de aquella madrugada, nos parece importante

destacar la violencia con la cual se ejecutó tal asesinato, ya que esto podría brindarnos un

mejor entendimiento del caso Acuña Sepúlveda. La razón, a continuación.

Entendiendo así que el subterfugio referido a que Acuña Sepúlveda guardaba

material explosivo era erróneo, ¿Por qué la CNI también habría declarado como

justificación al ingreso del domicilio de Acuña el hecho de considerarlo como centro de

reuniones? Debemos recordar que por esos años se realizaba un segundo período51 de

persecución sobre sujetos no adherentes al régimen. Aquella búsqueda se basaba en la

selección de partidarios del PC, MIR, MAPU y PS52, básicamente porque podrían en la

clandestinidad rearmar una ofensiva en contra del poder militar. Acuña Sepúlveda hace un

buen tiempo se había asentado en la zona, primero cumpliendo funciones laborales, y luego

vicisitudes políticas. Aunque debiésemos entender que el asesinato de Acuña se enmarca

dentro de este segundo período de persecución nacional, algunos testimonios53 agregan dos

50 Ent. pers. Pedro Escandón, abogado que defendió causa de Roberto Acuña y se querelló por asesinato de Daniel Acuña S. La Serena. La Serena, 11 de octubre de 2012. 51 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (2004), p. 195: “Los represores improvisados de la primera hora ceden su lugar a los profesionales de la coerción, que hacen carrera en sus organismos y aplican métodos de tortura más "sofisticados". Las atrocidades prosiguen, pero afectan a menos personas, y éstas suelen tener algún tipo de filiación político-partidista”. 52 GARCÉS, Mario y Nancy, NICHOLLS (2005). Para una Historia de los DD. HH. en Chile, Historia Institucional de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas FASIC 1975-1991. Santiago de Chile: Ediciones LOM, p. 22: “La represión con resultado de muerte hacia dirigentes de partidos políticos debe enmarcarse dentro de un tipo de persecución selectiva realizada por organismos de inteligencia […]”. 53 Ent. pers. Patricio Pavéz, militante de la Juventud Socialista en la década de los 70 y de Carlos Baeza, dirigente del PS durante buena parte de la dictadura. Coquimbo, sesiones realizadas en noviembre de 2012.

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detalles que complementan lo anterior. Nos indican que, en primer lugar, antes de 1979

Acuña no resultaba para los efectivos de inteligencia ser un peligro ya que su casa incluso se

encontraba en la esquina de una Comisaría en el sector de Tierras Blancas, entre Coquimbo

y La Serena, sumado a que él mismo no generaba mayor preocupación al creerse que vivía

solo. Y en segundo lugar, mencionan que Acuña podría haberse confiado del hecho que la

familia de su prima Mireya Arce tenía vinculaciones con el Ejército, ya que el padre de ella

había sido Coronel y un tío de ella cumplía otras funciones militares54, por lo que le

proporcionaría mayor “seguridad” ese nexo.

Lo concreto es que a raíz del Golpe de Estado de 1973 el Partido Socialista es

fuertemente reprimido, siendo el partido con mayor número de víctimas durante este

período55, por lo que el PS llega a 1979 con cientos de militantes aislados y que no poseían

núcleos regionales. Es en este contexto en que se busca solidificar las estructuras internas

del partido recreando direcciones regionales donde sus militantes participasen

clandestinamente.

A partir de la documentación recogida y los testimonios obtenidos56, hemos podido

comprobar que sí es cierto que la parcela de Acuña servía como centro de reuniones o bien

cumplía tanto para los integrantes que venían de otras regiones como de otras localidades de

la misma región la función de estadía de descanso previa a la concreción de una junta

clandestina en sectores aledaños. El Partido Socialista, proscrito por entonces, sentía que en

las regiones se debía buscar a hombres con experiencia para que buscasen las fórmulas

adecuadas para rearmar grupos de adherentes y crear una fuerza política consolidada aunque

no fuese expuesta ni vislumbrada desde la oficialidad. Por esto, se tenía especial cuidado al

54 Ent. pers. Profesor Dr. Celso López San Francisco, dirigente regional del PS. Coquimbo, 16 de noviembre de 2012. 55 Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (2004) op., cit., pp. 80 y ss. 56 Esto lo hemos podido corroborar tras las entrevistas realizadas a Eduardo Araya y Silvio Espinoza. El primero se hospedó en la casa de Daniel tan sólo 2 días antes del asesinato del dirigente. En su relato indica que lo impresionó la “templanza y la cultura de un hombre que buscaba los principios originales del Socialismo para entonces”. Silvio, aunque en otra ocasión, también se hospedó junto a otros compañeros en la casa de Acuña. Ambos tenían como objetivo empaparse del pensamiento que les brindara Acuña para acudir a otros sectores regionales con el propósito de reunir a más partidarios.

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entregar a las generaciones jóvenes la tarea de construir el socialismo de esa forma. Es en

este marco que se estructura para comienzos de 1979 la primera dirección regional

clandestina en la región de Coquimbo encabezada por Daniel Acuña, en clara evidencia de

prestarle legitimidad y experiencia a un delicado proceso de reconfiguración partidista. De

allí entonces que la CNI y los diferentes efectivos de seguridad e inteligencia rastrearan

información sobre el lugar donde fuese posible que se articulara una probable ebullición

contraria al proceso dictatorial. Al justificar el ataque a la parcela de Acuña, la CNI procuró

mencionar el hecho de estar desbaratando un centro de operación extremista. A fines de los

70’ y comienzos de los 80’ son rastreadas y desarmadas otras direcciones regionales

ubicadas en Rancagua, Concepción, Vallenar y Antofagasta57. No obstante, la mayor parte

de aquellas comisiones políticas cae prisionera terminando en largas relegaciones a lo largo

de Chile, no obstante, el único caso de asesinato fue el ocurrido en la madrugada del 13 de

agosto de 1979 en la Parcela de Acuña Sepúlveda.

4. Conclusiones

Primero que todo, debemos aclarar que realizaremos aproximaciones finales sin el

propósito de exponerlas como resolutivas, sino que permanecerán abiertas para futuros

debates y complementaciones sobre lo planteado ya que, a pesar de fundamentarlas con

planteamientos teóricos e información de testimonios orales, interesante sería en un futuro

cercano contar con documentación judicial que hasta ahora ha sido de muy difícil acceso por

restricciones institucionales y, curiosamente, por pérdidas de algunas fichas de la época.

Además, no pudimos contar con uno de los relatos más cercanos del suceso, el referido al

propio hijo de Daniel. Sin embargo, a posteriori podrían éstos ser incorporados y con ello

definir y complementar nuestras conclusiones.

No obstante a lo anterior, podemos proponer lo siguiente. Hemos podido corroborar,

sobre todo con dos testimonios claves, que la parcela de Acuña Sepúlveda sí servía como

centro de reunión o como hospedaje previo a la concreción de juntas clandestinas en otros

57 Ent. pers. Jorge Salamanca, administrador público. Dirigente regional del PS en la actualidad. Coquimbo, sesiones llevadas a cabo entre octubre y noviembre de 2012.

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lugares de la localidad. Esto confirmaría nuestra hipótesis, la cual aludía a que el deceso de

Acuña impidió la rearticulación partidista por entonces, ya que Daniel resultaría ser la figura

ideal para realizar tal labor (aspecto que se justifica con la lectura de la declaración del PS

ante el caso Acuña, véase anexo 5). Los testimonios de Eduardo Araya y Silvio Espinoza

reafirman que Acuña resultaba ser no tan sólo “un personero más” dentro de la

reconfiguración territorial del socialismo en la clandestinidad, sino que su pasado como

miembro fundador del PS y su experiencia tanto dentro y fuera del país, hacían de él un líder

idóneo para rearmar los ideales del partido en un momento en que eran fuertemente

perseguidos los opositores al régimen. Desprendemos además que en ambos relatos se

destaca la preocupación de los integrantes en estas reuniones, ya que se comenzó a dudar

desde cuándo la CNI manejaba información con respecto no tan sólo con los que visitaban a

Daniel, sino con los que compartían su filiación partidaria.

Hemos logrado estudiar que Acuña Sepúlveda resulta ser el único dirigente

asesinado de las direcciones socialistas regionales en la clandestinidad, por cuanto los demás

fueron detenidos por cierto tiempo y/o fueron torturados58. Si sumamos a esto la crueldad

del asesinato al dirigente de Coquimbo, podemos llegar a entender que sí se hizo efectiva la

cancelación de la rearticulación regional del PS con la muerte de Acuña Sepúlveda, rearme

partidario que sólo vería luces a mediados de la década de los 80’. Finalmente, podemos

afirmar ésta versión que entregan los hombres que visitaron a Daniel Acuña con

explicaciones desprendidas en los relatos de los familiares y conocedores del dirigente,

quienes mencionan que pudieron confluir en su muerte no tan sólo razones políticas, sino

que culturales, religiosas e incluso hasta sexuales59.

Por último, esperamos que los lineamientos teóricos y metodológicos de la Historia

oral, la memoria histórica y la microhistoria nos hayan permitido una apertura investigativa

que acuda, esperamos a futuro, seguir desarrollando materias ligadas a la Historia local y

reciente de la región de Coquimbo.

58 Ent. pers. Jorge Salamanca, administrador público. Dirigente regional del PS en la actualidad. Coquimbo, sesiones llevadas a cabo entre octubre y noviembre de 2012. 59 Algunos testimonios nos indican que la cultura adquirida por Daniel Acuña tanto de manera familiar como por sus viajes a Europa, no tan sólo lo destacaron como amante de la música clásica o lector empedernido, sino que esta melindrosa forma de proceder lo expondría como homosexual, y por eso se explicaría la violencia exacerbada con la que actuaron la noche del 13 de agosto de 1979.

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+Historia+y+memoria+en+el+Chile+contempor%E1neo (última visita 10 de

septiembre de 2013)

Entrevistas-testimonios

Patricio Pavéz, militante de la Juventud Socialista en la década de los 70’.

Noviembre de 2012.

Carlos Baeza, dirigente socialista durante buena parte de la Dictadura. Noviembre de

2012.

Pedro Escandón, abogado que defendió causa de Roberto Acuña y se querelló por

asesinato de Daniel Acuña Sepúlveda. Octubre de 2012.

Celso López S. F., profesor universitario e investigador en Historia Local. Dirigente

regional del PS. Noviembre de 2012.

Jorge Salamanca, administrador público. Dirigente regional del PS. Octubre y

noviembre de 2012.

Mireya Arce Acuña, prima de Daniel Acuña Sepúlveda. Octubre de 2012.

Elena Rodríguez, amiga y vecina de Daniel Acuña Sepúlveda. Octubre y noviembre

de 2012.

Silvio Espinoza, miembro del Comité Central del Partido Socialista en 1979.

Octubre de 2012.

Eduardo Araya, miembro de la Comisión Nacional Juvenil del PS en 1979. Octubre

de 2012.

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Page 77: Edición Nº 1 Noviembre, 2013 ISSN 0719-3866 · parte de la importancia de esta forma de hacer historia. Conocer las regiones y localidades a través de la historia no tan sólo

Anexos

, Titulares se refieren a lo ocurrido de acuerdo a la versión oficial de por entonces, sobre todo tras la declaración de la Intendencia regional. Las fuentes fueron gentilmente facilitadas por Mireya Arce Acuña. Extraídos de periódicos locales

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Page 78: Edición Nº 1 Noviembre, 2013 ISSN 0719-3866 · parte de la importancia de esta forma de hacer historia. Conocer las regiones y localidades a través de la historia no tan sólo

El titular 3 declara “extremista” a Daniel Acuña, en claro lineamiento del periódico con la versión

En este titular se manifiesta un cambio en el seguimiento judicial tras aumentar las sospechas sobre el caso Acuña. Documentos facilitados por profesor Dr. Celso López San Francisco.

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Documento 5. Declaración oficial del Partido Socialista ante lo ocurrido la noche del 13 de

agosto de 1979. Facilitado por Jorge Salamanca.

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WILFRIED JUNGE: El legado cultural de un hijo del Bio Bio60.

Gustavo Gajardo Pavez 61

60 El presente artículo surge a raíz de una creciente inquietud investigativa en torno a la historia regional del Bio Bio, la cultura y su patrimonio. Así como también por la carencia de estudios ligados al ámbito musical. El autor agradece a la profesora Sra. Myriam Duchens Bobadilla por promover siempre la investigación regional, por impulsar el desarrollo de la gestión cultural del patrimonio local y por apoyar constantemente al autor en la construcción de sus investigaciones en calidad de estudiante. Por último y no menos importante, a la Señora Cecilia Zapata viuda de Junge, por sus valiosas contribuciones y acceso a su archivo y colección personal sobre Wilfried Junge. 61 Estudiante de Licenciatura en Historia, Licenciatura en Educación y Diplomado Filosofía Política, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Correo: [email protected].

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Resumen

La investigación en torno a temas culturales regionales representa un campo

historiográfico necesario en post de la construcción histórica e identitaria de una

localidad. El objetivo del presente artículo es rescatar el patrimonio musical de

Concepción en torno al creador de la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Universidad

de Concepción, Wilfried Junge. Posteriormente, se ahonda en la difícil consolidación

de la Orquesta a lo largo del siglo XX, identificando los incontables aportes de Junge

a la cultura musical penquista.

Palabras clave: Concepción, Historia regional, Patrimonio, Wilfried Junge, Orquesta

Sinfónica Universidad de Concepción.

Abstract

The research done on regional cultures is an important and essential field that allows

historians to both create a historical timeline and identify a city's unique traits. The

objective of the present article is to rescue the musical heritage of Concepcion in

relation to the creator of the symphony orchestra and the chorus of the University of

Concepción, Wilfried Junge. Later, we will delve into the difficult consolidation of the

orchestra, which happened throughout the twentieth century, identifying the infinite

contributions from Junge to the Concepcion's musical community.

Key words: Concepcion, Local History, Heritage, Wilfried Junge, Symphony

orchestra of the University of Concepción

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1. Introducción.

La región del Bio Bio ha sido escenario indiscutido de una fuerte y estable vida

cultural, lo que se ha traducido en el surgimiento de numerosos personajes importantes que

han marcado la identidad de esta región, desde la literatura, a la pintura, desde la escultura

hasta la música. Esta última manifestación de arte es el centro del presente artículo, el que se

enmarca en el desarrollo de una historia local y del rescate patrimonial cultural inmaterial.

Concepción ha sido seno y lugar de desarrollo de numerosos compositores y

músicos, aun en la actualidad. Específicamente la presente investigación nos presenta el

vasto aporte cultural de Wilfried Junge Eskuche, uno de los más importantes personajes

penquistas del mundo musical, compositor, músico, profesor y maestro de orquesta. Se

nutrió a mediados del siglo pasado de la prolífera sociedad local para impulsar y crear la

Orquesta sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción. Al presente uno de los

cuerpos orquestales mejor catalogados del país.

El imaginario de Junge siempre estuvo estrechamente ligado con la creación musical,

desde la vitrina de un estilo neo renacentista con acentos modernos, como el mismo afirmó,

lo que contribuyó inconmensurablemente a enriquecer la cultura de Concepción, a través de

la música docta y la creación de sonatas, conciertos, operas, etc. Si a esto le agregamos la

pasión y el sentido de pertenencia de Junge a esta zona, a pesar de que era oriundo de Viña

del Mar. Siempre sintió la extrema necesidad de contribuir a la cultura del Bio Bio y

prevaleció su estancia en Concepción por sobre la oportunidad de radicarse en Europa.

Por último es lamentable la minúscula historiografía acerca de la cultura y por ende

la música penquista. Por lo mismo el presente artículo pretende ser un aporte a una

construcción histórica local en post del rescate patrimonial de nuestra propia cultura, no

dejando a la merced de la amnesia a gestores culturales tan transversales como Junge y su

legado y compromiso con Concepción.

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2. Metodología.

El presente artículo se enmarca en una investigación realizada a raíz de un proyecto

de rescate patrimonial inmaterial del Bio Bio, realizado el año 2011. Existe en él una

rigorosa revisión archivística de fuentes primarias originales del tema a investigar. Debido a

la inexistencia de textos que relaten de forma profesional los procesos históricos

patrimoniales de la Orquesta sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción y el

escaso material bibliográfico de la misma casa de estudios. Motivaron al autor a realizar una

labor de investigación acérrima. La investigación es de carácter cualitativa, debido a que es

la visión más acertada para tratar temas de historia local.

A su vez responde a un paradigma interpretativo de la historia, ya que se ha utilizado

la entrevista, también de carácter cualitativa, que según Sampieri, es el método más íntimo,

flexible y abierto al momento de intercambiar información entre un testigo y el investigador.

Estrictamente el artículo surge gracias a una entrevista realizada a la viuda de Junge, la Sra.

Cecilia Zapata Robles el año 2010. Quien tiene en su poder todo el material y pertenencias

personales de su esposo, cartas, noticias, partituras, etc. La entrevista que se aplicó fue de

carácter semiestructurada. La que dio lugar a la construcción de un relato que apela a la

objetividad de los acontecimientos culturales y la labor del maestro Junge.

A su vez esta ardua entrevista fue apoyada por fuentes primarias fidedignas que

relatan la creación del cuerpo orquestal de la universidad de concepción, pero sin caer en el

paradigma Rankeano, por lo mismo se han utilizado toda clase de documentos, escritos,

fotografías, pertenencias personales originales, etc. En post de realizar un trabajo objetivo y

que refleje de la forma más fiel como se desencadenaron los hechos y procesos históricos

que desembocan en la actual vida cultural musical del seno del Bio Bio.

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I. El nacimiento.

Wilfried Junge Eskuche nació en Viña del Mar, el 17 de Agosto de 1928, hijo de

don Arturo Junge Koch, proveniente de Concepción y de doña Margarita Eskuche

Scheleichert, nacida en Lumaco. El pequeño Wilfried era el menor de cinco hermanos, los

cuales eran; Arthur, Hans, Hildegard y Adolf. Debido a su tradición alemana, cursó sus

estudios básicos en el colegio Alemán de Concepción. Donde conoció a una de las personas

que más influiría en su vida musical, el maestro Helmuth Voerkel, con quien tomó sus

primeras clases de piano, a muy corta edad comenzó a construir paulatinamente su vida en

torno a la música.

El señor Voerkel era docente del colegio Alemán de Concepción, por lo mismo

conocía al pequeño Wilfried. Además poseía extensos conocimientos sobre teoría musical,

ya que había participado en el coro de niños de Santo Tomás de Leipzig (relevante cuerpo

ya que fue lugar de desarrollo de Joan Sebastián Bach en su época más prospera).

Transmitió de la mejor forma los ideales de la música docta y ayudó a que Junge diera sus

primeros pasos en el campo musical. Po otro lado, su madre, doña Margarita también era

una mujer apasionada por la música, ya que había estudiado canto lirico en Europa. Estos

dos personajes fueron los responsables del insaciable interés que va surgiendo en Wilfried.

Siendo aún un niño creó sus primeras piezas de Lied, género compuesto por una estructura

orquestal y un coro profesional. Según el mismo maestro, en una entrevista a la revista

Tiempo regional en 1996, recordó con sinceridad y simpatía que sus primeras creaciones

eran una mala copia de Mozart. 62

En 1950 el joven y serio Wilfried entró definitivamente a un cuerpo musical de

renombre, el Coro Polifónico de Concepción, donde quedó bajo el amparo del maestro

Arturo Medina, debido a los vertiginosos y perspicaces aprendizajes de Junge, su maestro lo

nombró director ayudante del coro polifónico63. En esta etapa de su vida, el maestro realizó

62 Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre de 2010. 63 “En 1934 nació la institución llamada Coros Polifónicos de Concepción, Sinfónica de Concepción que, bajo la dirección de Arturo Medina, alcanzó con el tiempo una altísima jerarquía y un sólido prestigio nacional e internacional. Su actividad estimuló la creación y el funcionamiento de numerosas iniciativas corales tanto privadas como oficiales, a partir de las cuales se ha generado un importante movimiento coral en esa región”. En: Minoletti, Guido (2000) Una visión de la vida coral en Chile. Revista Musical Chilena, Vol. 54, Nº 194.

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uno de los hechos por los que es más reconocido actualmente, la composición y creación

del himno de la Universidad de Concepción, como el mismo afirmó en una carta dirigida al

rector de la universidad en 1996, Augusto Parra, que tuvo la suerte de encontrar los versos

de Víctor Domingo Silva, que se encontraba tan inspirado que lo creo en tan solo una

noche.

El panorama cultural de los años cuarenta y cincuenta era muy próspero y

prometedor en nuestro país, a partir de estas décadas Chile logra posicionarse dentro de

América con una escena musical realmente creativa y que tal vez solo era desplazada por

Buenos Aires, pero que igualaba a los niveles productivos de Estados Unidos y Europa64.

Este fue el paisaje musical nacional que vivencio el ascenso de Junge. Siendo específico, la

sociedad penquista no era caso de excepción, “lo cultural” estaba siempre presente,

principalmente entre los pertenecientes a las colonias extranjeras. Estos acostumbraban

tocar música clásica en largas tertulias familiares, es por ello que los hijos de estas familias

comenzaran a integrarse a los diversos conservatorios penquistas. Crecieron así, entre

“pianos, violines y flautas”.65

Se desarrolló paulatinamente una rica veta de jóvenes apasionados por la música de

cámara, proveniente de la orquesta del liceo de hombres. Debido a la doble participación

entre sus estudios de bachillerato en la Universidad de Concepción y la contribución en la

orquesta, el tiempo para realizar ambas actividades era bastante reducido, por lo mismo

decidieron comenzar a practicar a Haydn, Mozart y Handel, en la casa de Carmen Torres

que vivía en Talcahuano. Su interés por la música orquestal los llevó a mantener estos

ensayos particulares por varios meses. El entusiasta conjunto carecía de un necesario orden

musical, carecían de una dirección. Es en este punto donde comenzó a cobrar protagonismo

Wilfried Junge, ya que fue invitado a dirigir en su calidad de director ayudante del maestro

Medina a estos jóvenes contertulios.

En 1951, a la tierna edad de 23 años Junge llegó a dirigir a estos músicos

aficionados, invitado por el violinista Humberto Carrasco, perteneciente a este grupo. Según

Carmen Torres, testigo de la labor del maestro, decía que Junge no se hacía problemas en

64 Orrego, Juan (1997) Los años cincuenta en Chile: Una retrospectiva. Revista Musical Chilena, Vol. 51, Nº 187. 65 Alarcón, Fernando; Elgueta, Felipe (2007) Historia de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, 1952-2007. El sur impresores, Concepción, p. 14.

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ensayar en cualquier parte de la casa, “(…) si faltaban sillas, se subía a cualquier mueble

para obtener altura y así dirigir mejor-”66.

Esto demuestra la pasión que caracterizaba al maestro Junge, que solo se dejaba

llevar por la música, no importando nada más. Gracias a la llegada del director el conjunto

obtuvo definitivamente esa seriedad que tanto anhelaban, se creó un registro donde anotar

las faltas y se corrigieron las falencias del grupo.

Junge aprendió del maestro Medina que con fuerza, paciencia y tenacidad se podían

obtener resultados óptimos de grupos aficionados, los que podían llegar a tener el nivel de

seriedad de conjuntos profesionales. Por cierto el grupo que ensayaba Talcahuano tenía

muchas buenas facultades musicales. Además esto le brindó la oportunidad de poner en

práctica las nociones aprendidas de su estancia en el Coro Polifónico de Concepción,

además Junge comprendió el potencial del grupo y creyó fielmente que se podía llevar ese

entusiasmo a puertos más fructíferos y ricos musicalmente. Eduardo Meissner, también

parte de este grupo, señaló sobre Junge; “(…) tomaba la batuta con propiedad, hacia el

silencio presto antes del ataque, imponía una suerte de expectación preparatoria en

nosotros”-67.

Después de meses de riguroso trabajo se organizó el debut de la pequeña orquesta,

por supuesto muy bien dirigida por el maestro Junge, para su primer concierto se interpretó

a Telemann y Mozart, se invitó a Edith Fischer, una pequeña prodigio del piano de 14 años.

El concierto se realizó definitivamente el 3 de julio de 1952 en el teatro Concepción. La

prensa y la sociedad reaccionaron positivamente ante la propuesta de estos músicos

aficionados. La Universidad de Concepción por medio de las gestiones de Enrique Molina,

los acogió bajo su alero, aunque el vínculo no se materializó hasta algunos años más tarde,

se le facilitó inmediatamente la utilización del teatro Concepción y la impresión de sus

programas.

Wilfried Junge visualizó un prometedor futuro para el movimiento que había

impulsado, es acá donde el joven de 24 años llegó a la conclusión de que el crecimiento de

una vida musical podría involuntariamente verse frenado por su carencia de conocimientos

académicos. Necesitaba perfeccionarse aún más, su hambre de refinamiento musical era

66 Ibídem p. 17. 67 Ibídem

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insaciable. Fue así que Junge aprovechó una gira a Alemania del coro Singkreiss, al cual se

había incorporado, además de la ayuda de la Corporación Sinfónica de Concepción para

viajar a Europa. De esta forma el 21 de Diciembre de 1952 zarpó desde Buenos Aires hacia

nuevos horizontes académicos, la legendaria academia Mozarteum de Salzburgo en Austria,

donde estudió dirección y composición, siempre pensando en las capacidades de la orquesta

que había dejado en Concepción. La academia marcó definitivamente los conocimientos y

la vida del joven Junge.

II. La ascensión

La estadía como estudiante de la prestigiosa academia Mozarteum, significó para el

joven Junge, el momento más alto de su corta pero prometedora carrera como compositor y

director. Pero a la vez vivió difíciles momentos, entre los cuales se puede destacar, por el

esfuerzo y perseverancia que ello conlleva, el hecho de que la mayoría de los días que

estuvo en Austria, su ración diaria era tan solo, un pan y un vaso de leche cremosa. Hecho

que el mismo afirmó en el ocaso de su vida.68

Durante su estadía desarrolló un incansable trabajo de composición, del que

destacan las obras: Siete trozos para piano, Tres fugas para violín y violoncelo y Leise

Lieder, coro a cuatro voces mixtas.

El pasar de Junge por la Academia fue brillante, a pesar de las dificultades

económicas, en 1955 fue distinguido con el premio Einmaliges Begabtenstipedium al mejor

alumno de la academia, claramente se había propuesto triunfar y lo estaba logrando, el

galardón fue entregado por el mismísimo ministro de cultura Austriaco, junto a la cuantiosa

suma de 3000 chelines. En 1956, al terminar sus estudio en la Mozarteum, se le presenta

una de las decisiones más complejas de su vida, quedarse en Europa aceptando varias

excelentes propuestas de trabajo, o regresar a Concepción y materializar lo que estaba en su

mente como una idea desde hacía varios años.

Finalmente decidió volver a su tan amado Concepción para plasmar sus proyectos

musicales en la sociedad penquista, el maestro Junge era todo un visionario, se propuso

crear o transformar la vida cultural de la zona a un nivel más experimentado y rico en

68 Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre de 2010.

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manifestaciones artísticas. Este largo y tortuoso camino, significó para Wilfried el inicio de

su legado definitivo y que claramente se puede apreciar en la actualidad.

Junge fue responsable de la llegada de nuevos músicos, principalmente austriacos a

la Orquesta universitaria, entre ellos; la clavecinista y nueva esposa del maestro, Elisabeth

Roller, el contrabajista Werner Lindl, el violinista, Hannes Schmeisser, etc69. Lo que

enriqueció inmediatamente la orquesta penquista. Gracias al enorme trabajo que Junge ha

hecho hasta la fecha y el apoyo de sus músicos, la Organización de Estados Americanos, en

el primer boletín Interamericano de Música, reconoció a la Orquesta internacionalmente,

por su labor de difusión cultural al fin del continente. Finalmente, en 1958, la orquesta pasó

a formar parte definitiva y formal de la Universidad de Concepción, bajo la rectoría de

David Stichkin.

El 17 de Septiembre de 1959, el maestro Junge recibió el premio municipal de Arte,

por su destacada contribución al desarrollo cultural y la difusión musical. En esta ocasión el

maestro mencionó que todo lo que había logrado hasta esa fecha, es solo una parte de una

obra mayor, a la que se sentía llamado a alcanzar. Ese año fue muy importante, ya que

también fue invitado a dirigir su Orquesta en el teatro Municipal de Santiago, el 21 y 25 de

diciembre se llevó a cabo su actuación y tributo a Haydn, junto al coro Singkreis, dirigido

por su hermano Arturo. Desde el regreso de Junge, hasta 1959, la orquesta había asumido

un compromiso social, brindaban charlas a colegios, en búsqueda de nuevos talentos y de

difusión de la música docta. Además representaron numerosas operas, privilegiando los

talentos de la zona. De donde nació la Corporación lirica de Concepción, también

impulsada por Junge.

De esta forma el ideal del maestro Junge se fue trazando paso a paso, por lo que

podemos decir en la actualidad que existe en Concepción una estructurada, vasta y sana

vida musical docta y clásica, cuya influencia se propaga fuera de la zona70. Definitivamente

se puede añadir que esto no sería posible sin Wilfried Junge. Desde 1958 a 1960 se

mantuvo como director titular del coro universitario de Concepción, entidad que el mismo

había creado. Es en esta atapa donde fue invitado a dirigir diversos cuerpos orquestales,

69 Alarcón, Fernando; Elgueta, Felipe (2007) Historia de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, 1952-2007. El sur impresores, Concepción, p. 27. 70 Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre de 2010.

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como la orquesta filarmónica de Chile, la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica

de Chile, La Orquesta de la Universidad de Cuyo en Mendoza, etc.

La vorágine musical estuvo opacada en cierta forma por las dificultades de la época,

los años sesenta significaron para el maestro Junge y su orquesta graves contrariedades. La

baja y retiro de muchos de los integrantes de la Orquesta, la que disminuyó de 50

integrantes a cerca de una docena, en su peor momento. Además el terremoto de 1960

destruyó casi por completo las inmediaciones del teatro Concepción, centro neurálgico de

los ensayos y presentaciones de la Orquesta. Sin embargo el ánimo no decayó, se mantuvo

muy activa la temporada de presentaciones y conciertos, gracias a las gestiones de Junge,

incluso se llegó a difundir el talento penquista hasta Magallanes.

En 1967 el maestro Junge recibió una beca de parte de la fundación Fullbright, en

conjunto con el departamento de Estado de Estados Unidos para perfeccionarse en aquel

país, en donde permaneció desde mediados de 1968. A su regreso a Chile, en 1970 e

imbuido por nuevas influencias y conocimientos, compuso una de sus obras más brillantes,

la cantata Grisú para mezzosoprano, tenor, barítono y recitante solista. Además ese año se

celebró el centenario de Beethoven, donde Junge, con la colaboración de otros directores

interpretó el novenario sinfónico, de cinco conciertos.

El término de la compleja década de los sesenta, sinónimo de carencias y

necesidades traducidas en la dificultad para mantener en pie al cuerpo orquestal penquista

no vaticinaba la llegada de años más prósperos para la música regional. La llegada de la

dictadura al poder, significó para la orquesta una serie de graves problemas.

“Aunque fueron muchos y tal vez demasiados los intentos por

desintegrar o reducir la orquesta, esta fue creciendo lentamente a punta de

muchos esfuerzos hasta alcanzar su máximo desempeño en 1973. Después de

ese año nos fue muy mal”71

El estado planeaba cerrar definitivamente el cuerpo orquestal universitario, en

cuanto a Junge, había dejado en su cargo a Huber – Countwig, aun así, fue alcanzado por lo

convulso del periodo, se le marginó de la orquesta por una supuesta antigua militancia

comunista, hecho que nunca ocurrió, por lo que Junge aducía: “Soy socializante si se

71 Entrevista a Wilfried Junge (5 de Abril 2001) Revista NOS.

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quiere, pero soy apolítico”.72 Finalmente este mal entendido se aclaró y Junge pudo volver

a la orquesta en 1980.

En 1978 Junge postuló al concurso Nacional de composición de la Universidad

Católica, el cual ganó con su Divertimento RF 78, para orquesta de cuerdas y piano.

Nuevamente en 1980, vuelve a participar en este certamen, concursando con su Cantata del

pan y la sangre, (pieza eucarística) en honor a los mineros del carbón, esta pieza es brillante

y ha sido interpretada en la actualidad por conjuntos como el Bafochi. Por lo mismo, Junge

también se adjudicó el concurso ese año.

En síntesis, fue Director artístico de la corporación sinfónica de Concepción, además

de ser Director del coro polifónico de Concepción entre 1980 y 1984, ambas entidades

pertenecientes a su tan amada Universidad de Concepción, la vuelta de Junge a los

escenarios significó un nuevo impulso para la cultura universitaria.

La década de los ochenta fue particularmente dura, tanto por la represión política,

pero más aún, por la crisis económica que invadió a las universidades nacionales, debido a

la implantación del nuevo modelo de autofinanciamiento, el rector Rochna Viola estuvo a

punto de cerrar la orquesta, pero en ese momentos asume Guillermo Clericus, quien

defendió la mantención de la Orquesta y otorgó nuevos recursos.

Wilfried Junge volvió a presentarse al concurso Nacional de composición de la

Universidad Católica de Chile, en 1988. Con la brillante pieza, quinteto para vientos. El

maestro confesó años más tarde que se sentía siempre tentado a participar de estos

concursos, considerando que su fuerte era la composición.

“Yo soy compositor, más que director” –

“Llegó un momento que me llamaban del concurso Nacional de

composición, incluso me llamó el compositor nacional Alejandro Guarelo,

preguntándome si concursaría, al yo decirle que no, el mencionó alegremente que

podría concursar entonces”-73

72 Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre de 2010. 73 Esto demuestra simplemente el gran respeto que la escena musical nacional manifestaba hacia Junge. Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre de 2010.

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III. Consagración.

En 1990, Junge fue galardonado con la medalla Diego Portales, otorgada por la

sociedad de comercio detallista de Concepción, pero también estos nuevos aires creativo-

musicales no fueron respaldados por la buena salud, ya que se vio aquejado por una fuerte

enfermedad pulmonar, la que lo mantuvo un poco más lejano de los escenarios, pero nunca

ausente, demostró ser un artista comprometido, jamás pudo estar exento del ambiente

musical local. Eso hubiese significado para él un dolor más fuerte que sus falencias físicas.

Durante los años 1994 y 1995, y siendo asesor cultural de la rectoría de la

Universidad de Concepción, se centró netamente en la composición y creación de una de las

ideas más ambiciosas y grandes de su carrera, el desarrollo de una Opera propia, la que

llamó “El ahijado de la muerte” una adaptación propia de un cuento de los hermanos

Grimm. Es meritorio mencionar que este sueño estaba atesorado en su mente de creador

desde los 18 o 19 años, como el mismo aseveró. Demostrando nuevamente lo constante y

perseverante de Junge, por falta de recursos no había podido llevar a cabo el sueño de su

vida. Finalmente en estos años el Fondart le otorgó cerca de 6 millones de pesos, con lo que

pudo comenzar a componer y organizar satisfactoriamente su ópera.

“En el ahijado de la muerte, el tema es, que tarde o temprano la muerte

siempre triunfa. (…) La muerte es para mí un camino natural que debemos recorrer

todos. Fenómeno que está presente en toda la naturaleza. Esta obra es una versión

libre de Jaime Fernández basada en un texto de los Hermanos Grimm titulado

Gevatter Tod. Consta de un prólogo y dos actos.”74

Su vida personal estuvo empapada por la felicidad amorosa que le otorgó la estrecha

relación con su esposa, Cecilia, que sin duda fue el pilar fundamental en la vida musical y

personal del maestro. En 1996, recibió uno de los reconocimientos más preciados de su

carrera, “su Universidad”, como la llamaba con cariño fraternal, lo nombró socio honorario

de la corporación Universidad de Concepción, a la cual contribuyó incalculablemente desde

su entrada al Coro polifónico en 1950, con la creación del himno de la casa de estudios.

Junge reaccionó con emoción al recibir tan preciado honor.

74 Descripción del significado de la ópera “El ahijado de la muerte.” En: Entrevista a Wilfried Junge (1996), Revista Tiempo Regional, Nº 56.

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“Fue en aquellos tiempos cuando en mi intimidad de encendió con

fuerza incontenible, la llama de la antorcha universitaria, esa llama que

ahora, cuando estoy enfrentando el último tramo de mi vida sigue brillando

con el mismo esplendor de siempre”-75

En el año 2000 recibió la distinción “Medalla de la música 2000” otorgada por el

Consejo Chileno de la Música, miembro del Consejo Internacional de la Música por la

organización internacional UNESCO.

Finalmente el 19 de Junio del 2001, fallece el maestro Junge, aquejado por un

enfisema pulmonar. Tal como lo solicitara en su carta “Después de mi muerte” sus restos

fueron velados en el hall central de la Casa de Arte de la Universidad, luego el cortejo

fúnebre pasó frente al teatro y fue despedido por la Orquesta sinfónica, esa orquesta que

debía su existencia al maestro Wilfried Junge.76

3. Conclusión.

La larga y fructífera carrera de Wilfried Junge giró siempre en torno al desarrollo

cultural de la región. Las pruebas más fieles de ello se aprecian actualmente, la creación de

la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. Cuerpo que ha acogido a tantas

generaciones de artistas sedientos de música profesional. Además el hecho de que en 1956

haya decidido volver al país para crear de la nada un sólido movimiento musical en vez de

quedarse y hacer una gloriosa carrera como compositor en Europa, es baluarte de esta

consigna de constante progresismo cultural regionalista.

Esta perspectiva visionaria y soñadora fue un firme e inmutable motor para la

realización de todos sus trabajos de composición, adaptación, interpretación y dirección, de

obras tanto corales como orquestales. Siempre en torno de la contribución positiva a su

querida universidad de Concepción, aquella que tanto recibió del maestro Junge durante

toda su vida y que sin duda alguna seguirá dando post mortem, gracias a su legado.

Este legado se puede apreciar a simple vista, la única Opera creada en Concepción,

es un aporte mayúsculo a la vida cultural y musical de la región. Decimos cultural por el

75 Carta de Junge a don Augusto Parra, rector de la Universidad de Concepción, con motivo de agradecer su incorporación como socio honorario a la Corporación. 18 de Junio de 1996. Archivo personal Sra. Cecilia Zapata Robles. 76 Carta personal “Después de mi muerte” Wilfried Junge 2001. Archivo personal Sra. Cecilia Zapata Robles.

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hecho de integrar también otras disciplinas como el teatro, la literatura, etcétera. Además

sus obras más importantes han sido editadas en discos compactos, el primero del año 2004,

llamado Suite Orquestal infantil y juvenil, interpretado por la Orquesta de Curanilahue y

dirigida por Américo Justi. El segundo disco fue editado el 2006, llamado “Música de

Cámara de Wilfried Junge” lo relevante e increíble de esta entrega es que en la actualidad

está en el museo Tchaikovski en Rusia, una de las entidades más relevantes respecto de la

música docta del mundo.

Su contribución, además de su ya mencionada creación a la orquesta sinfónica se

extiende incluso a la gestión de trasladar músicos internacionales, ex compañeros de la

Academia Salzburgo. Este hombre culto pero a la vez sencillo, de un carácter alegre,

positivo, frontal, obviamente perseverante, creativo, sensible y luchador. Que definía

humildemente su música como Neorrenacentista. Le entregó su vida a la música y su alma a

la cultura local y nacional, que transgrede los límites nacionales, Junge es reconocido

internacionalmente. Vivió bajo su filosofía de si llegar a fallar, volver a levantarse con

valentía y mayor fuerza. Además de recalcar su ideal casi religioso a la música docta.

Finalmente se genera el fenómeno nefasto y desfavorable, y como es constante con

los grandes exponentes culturales nacionales, de no ser reconocido como se debe por la

Universidad que tanto recibió del artista, durante medio siglo. Gracias a Junge la

Universidad de Concepción es el centro neurálgico de la música regional y del sur de Chile.

Este movimiento no hubiese sido posible sin la intervención del maestro. No es posible que

el material que se relaciona con Junge sea despreciado por la actual administración de la

casa de estudios, Sergio Lavanchy, no ha reconocido la contribución invaluable del

compositor. Sin embargo permanecerá para la posteridad el legado imperecedero de Junge,

para las nuevas generaciones interesadas por la música. Por ello y mucho más Wilfried

Junge Eskuche es un hijo del Bio Bio.

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4. Bibliografía.

Fuentes primarias.

Com. pers. Cecilia Zapata Robles viuda de Junge. Concepción, 5 de Diciembre

de 2010.

Carta de Junge a don Augusto Parra, rector de la Universidad de Concepción,

con motivo de agradecer su incorporación como socio honorario a la

Corporación. 18 de Junio de 1996. Archivo personal Sra. Cecilia Zapata Robles.

Carta personal “Después de mi muerte” Wilfried Junge 2001. Archivo personal

Sra. Cecilia Zapata Robles.

Entrevista a Wilfried Junge (1996), Revista Tiempo Regional, Nº 56.

Entrevista a Wilfried Junge (5 de Abril 2001) Revista NOS.

Fuentes secundarias.

ALARCÓN, Fernando; Elgueta, Felipe (2007) Historia de la Orquesta Sinfónica

Universidad de Concepción, 1952-2007. El sur impresores, Concepción

MINOLETTI, Guido (2000) Una visión de la vida coral en Chile. Revista Musical

Chilena, Vol. 54, Nº 194.

ORREGO, Juan (1997) Los años cincuenta en Chile: Una retrospectiva. Revista

Musical Chilena, Vol. 51, Nº 187.

ZAMORA, Carlos (2001) In Memoriam, Wilfried Junge (1928 – 2001) Revista

Musical Chilena, Vol. 60, Nº 195.

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La Identidad Popular de los Comerciantes del Mercado Central de Concepción entre los años 2003-2009

Han Kim Díaz77

77 Profesor de historia y ciencias sociales de la Universidad Arcis sede Concepción.

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Resumen

El presente trabajo expresa la problemática ¿Qué significa ser popular en los

comerciantes? y ¿Qué los hace identificarse con el mercado? Desde un pasado- presente que

vislumbra mas allá de un saber, un pensar que va de la mano con el quehacer historiográfico,

en un análisis, discurso y memoria, que asocia a los comerciantes-mercado, en un símbolo

patrimonial constructivo-participativo desde un punto de vista social. En donde la Historia

Oral se hace visible con sus entrevistas reflejadas, en sus propios protagonistas

(comerciantes), como meros transmisores de conocimiento, que enriquecen una voz

reconocible y justificable, en el campo de estudio local-regional, y a la vez, un aporte para la

producción científica, en el ámbito de la Historia y las Ciencias Sociales para la sociedad

Penquista.

Palabras claves: Comerciantes, Identidad, Patrimonio.

Abstract

This work expresses the problem what does it mean to be popular in the traders? And

what makes them be identified with the market? From a past - present that he sees beyond a

know, a thought that goes hand in hand with the historiographical work, in an analysis,

speech and memory, that associates with the traders-market, in a heritage symbol

constructive-participative from a social point of view. Where Oral History is visible with

their interviews reflected, in their own players (traders), as mere transmitters of knowledge,

which enrich a recognizable voice and justifiable, in the field of study local-regional, and at

the same time, a contribution to the scientific production, in the field of history and the

Social Sciences to society Penquista.

Keywords: Traders, Identity, Heritage.

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1. Introducción.

La presente investigación, emerge del enigma comerciantes-mercado, en donde hay

un desconocimiento historiográfico de carácter sociocultural y espacial entre los años 2003-

2009, en la sociedad penquista. Permitiendo de esta manera, analizar sus elementos

identitarios desde una mirada reflexiva y comprensiva, que enriquece nuestro gran ícono

regional “El Mercado Central de Concepción”, protagonizando una importancia crucial en

términos históricos y patrimoniales. Asociado a su memoria que construye y rescata la

historia con sentido de pertenencia, en su contenido, análisis, y discurso, debido a que día a

día se generan vivencias propias, producto de la cotidianidad de sus comerciantes.

El Mercado Central de Concepción, fue construido en 1940 junto con el Cuerpo de

Bomberos de Chillán a raíz del terremoto de 1939; por el arquitecto de origen húngaro Tibor

Weiner, titulado en Moscú, discípulo y cercano colaborador de Hannes Mayer, que llegó a

ser uno de los pilares del legado de Bauhaus, a través de su ejercicio profesional como

arquitecto y docente de arquitectura, siendo el mercado una de las obras más audaces de este

movimiento en la década de los 40. Declarando una disciplina estructural y austeridad en el

uso del material, entregó a la ciudad una nave que cobija aproximadamente 50 metros de luz

a través de marcos hiperbólicos de hormigón armado, transformándose en referencia para

otros proyectos de grandes luces en la región y sur de Chile. Es vital la importancia de este

edificio y su carácter patrimonial, sobre todo para la memoria histórica de esta ciudad.

Lamentablemente, la historia de este edificio es incierta y depende de la

responsabilidad de sus usuarios hacerse cargo de su permanencia en el tiempo, ya que en

los últimos años, una serie de conflictos sociales, económicos, políticos y culturales, han

generado una crisis fiscal en el mercado, que provocó que se vendiera este gran emblema

penquista el año 1981. Antes de ese año era dependencia municipal y después de ese año

pasa a ser privatizado. Esta orden fue dictada por el régimen militar, configurado en el poder

del presidente de la república; Augusto Pinochet Ugarte, quien decidió que se vendieran las

ferias vega de Chile a sus locatarios.

El alcalde penquista de esa época era el Sr. Claudio Arteaga, quien recogió la idea

del presidente y llamó a reunión a los locatarios del mercado y accionistas externos, para

reunirlos en un auditorio, en donde recomendó hacer una sociedad que eligiera a sus

representantes con amplios poderes para tratar el tema del mercado. Esta sociedad fue una

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sociedad de siete personas, cinco interinos y dos accionistas exteriores. Ellos negociaron la

compra del mercado a veinte años.

Actualmente, don José Neira Reyes. Presidente del Mercado Central recalca;

(…) “A partir de ese año, el mercado pasa a particulares definitivamente;

lo que hizo el presidente, en esa época fue un acto político popular por el pueblo,

en donde se deberá agradecer a Pinochet, por entregarles una profesión y un buen

pasar en sus vidas”78.

Este proceso de privatización que finalizó durante el gobierno de Augusto Pinochet

Ugarte, provocó una serie de conflictos jurídicos entrada la democracia, entre la

Municipalidad, locatarios y trabajadores. Pero las grandes preguntas que se hacen, es, ¿Qué

pasara con el gran emblema penquista en la actualidad? y ¿En qué manos quedará;

Municipalidad o accionistas privados?

Sin duda, esto se responderá a futuro con las autoridades responsables de este gran

asunto jurídico.

Actualmente, este edificio alberga 180 locales de trabajo y más de 70 años de carga

histórica. Es por ello que los participes del estudio exigen que esta obra arquitectónica, sea

realzada y declarada patrimonio nacional.

Por lo tanto, olvidar al Mercado seria suprimir parte de la vida de Concepción, y a la

vez desvalorizar el sentimiento de arraigo de sus actores sociales. Por esta razón, se centra y

justifica estudiar; la identidad popular de los comerciantes del Mercado Central de

Concepción entre los años 2003-2009”, a través de sus propios relatos y testimonios de vida,

desde un pasado-presente trasmitido de forma valorable.(…) “Este es un emblema, que hoy

no quiere rendirse al paso del tiempo y se niega a morir”79. (Ramón Pérez Romero -

Carnicero del Mercado Central de Concepción).

2. Metodología.

La presente investigación, se enmarca dentro de un paradigma interpretativo a través

de sus sujetos, contextos y oficiosc que describen los momentos habituales, problemáticos y

los significados en la vida de las personas. Generando una visión metodológica cualitativa,

78 Com. pers. José Reyes. Concepción, 20 de Abril de 2012. 79 Com. pers. Ramón Pérez. Concepción, 20 de Abril de 2012.

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debido a su método que se usa principalmente en las ciencias sociales, basándose en los

principios teóricos de la interpretación relacionado a la interacción social, empleando

recolección de datos, con el propósito de explorar-comprender las relaciones socioculturales

del objeto de estudio. “La identidad popular de los comerciantes del mercado central de

Concepción entre los años 2003-2009”. A partir de este modelo se construye el

conocimiento en términos epistemológicos. Así, el trabajo organizado estará influido por

instrumentos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas

organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales, que

le asignan significado a los asuntos en consideración en aspectos de la vida humana y del

orden social;

(…) ”La investigación cualitativa es pragmática, interpretativa y está

asentada en la experiencia de las personas. Es una amplia aproximación al estudio

de los fenómenos sociales, sus varios géneros son interpretativos son naturalistas e

interpretativos y recuré a múltiples métodos de investigación. De esta forma, el

proceso de investigación cualitativa supone: a) la inmersión en la vida cotidiana de

la situación seleccionada para el estudio, b) la valoración y el intento por

descubrir la perspectiva de los participantes sobre sus propios mundos, c) la

consideración de la investigación como un proceso interactivo entre el investigador

y sus participantes, como descriptiva y analítica y que privilegia las palabras de las

personas y su comportamiento observable como datos primarios”80.

3. Resultados

La mayor parte de las investigaciones dedicadas a explicar la existencia de

fenómenos constitutivos de la cultura popular en la historia de Chile, entienden la identidad,

como un continuum histórico de carácter global, asociado a los modos de producción y

reproducción económica, que se desarrollaron desde lo rural a lo urbano, desde una mirada

latinoamericana a nuestro país, desconociendo claramente un estudio de fuentes orales,

como testimonio en su comprensión, reflexión y discurso, relacionado a una revisión teórica

80 MARSHALL, C. y ROSSMAN, G.B. (1999). Designing Qualitative Research. Thous and Oaks, CA. Sage Publications, Inc. (3rd. Ed).

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de autores, que permiten indagar - construir, con sus aportes, una investigación compuesta

desde el pasado- presente, que va desde sus raíces tradicionales a su memoria histórica.

El concepto de identidad se refiere, no a una especie de alma o esencia con la que

nacemos, no a un conjunto de disposiciones internas que permanecen fundamentalmente

iguales durante toda la vida, independientemente del medio social donde la persona se

encuentre, sino que a un proceso de construcción en la que los individuos se van definiendo

a sí mismos en estrecha interacción simbólica con otras personas. A través de la habilidad

del individuo para internalizar las actitudes y expectativas de los otros, su sí mismo se

convierte en el objeto de su propia reflexión. Esta relación reflexiva del sí mismo debe ser

entendida como hablarse a sí mismo, y esto debe entenderse como la internalización del

habla comunicativa con los otros. El individuo se experimenta a sí mismo no directamente

sino indirectamente; se hace objeto de sí mismo sólo al tomar las actitudes de otros

individuos hacia él. La identidad, por lo tanto, es la capacidad de considerarse a uno mismo

como objeto y en ese proceso ir construyendo una narrativa sobre sí mismo. Pero esta

capacidad sólo se adquiere, en un proceso de relaciones sociales mediadas por los símbolos.

La identidad es un proyecto simbólico que el individuo va construyendo. Los materiales

simbólicos significativos en su formación de ser, con los cuales se construye ese proyecto

son adquiridos en la interacción con otros.

Según el Sociólogo Anthony Giddens, en términos generales el concepto de

identidad tiene que ver con las ideas que las personas se hacen sobre quiénes son y sobre lo

que tiene sentido para ellas. Estas interpretaciones se forman en relación con ciertos

atributos que tienen prioridad sobre otras fuentes de significado. Entre las principales

fuentes de identidad se encuentran; (…) “El género, la orientación sexual, la nacionalidad o

etnicidad y la clase social”81.

Significa que en el mundo actual donde vivimos disponemos de oportunidades sin

precedentes para hacernos a nosotros mismos y crear nuestra propia identidad. Somos

nuestro principal recurso para definir de dónde venimos y adónde vamos. Ahora los

individuos se mueven social y geográficamente, de este modo las personas se han liberado

de las comunidades tupidas y relativamente homogéneas del pasado, en las que unas pautas

81 GIDDENS, Anthony (2001). Sociología 4 edición”. Madrid, España, p.61.

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fijas pasaban de generación en generación. También es la conciencia que una persona tiene

respecto a ella misma y que la convierte en alguien distinta a los demás.

Esto se relaciona a los entrevistados que señalan:

(…) ”La identidad de ser popular se genera en nuestra herencia familiar y

trabajo”82. (Hilda Magali - vendedora de futas y verduras del mercado central de

Concepción).

(…) “Uno es un personaje típico de la cultura chilena, el carnicero es tan

antiguo como el hilo negro, y por eso uno debe cuidar su trabajo y valorarlo, ya no

quedan tantos carniceros como antiguamente, todos los personajes típicos y oficios

folklóricos de chile se han ido perdiendo , hace algunos años pasaba el afilador de

cuchillos por el mercado ahora ya ni se ve, ¡el mismo chin chinero¡ del centro está

dejando a su hijo para que no se pierda el oficio, a nosotros nos une este sentido de

pertenencia que lo llamamos identidad”83. (Víctor Tapia Rodríguez - Carnicero del

mercado central de Concepción).

El marxista-filosófico moderno, Antonio Gramsci, ha contribuido, en el análisis de la

identidad popular. Señalando que en el mundo de las culturas populares, podemos distinguir

diferentes ámbitos y dimensiones: cultura urbana, cultura campesina, cultura obrera y una

muy particular, que quizás poco estudiada, que es la cultura tradicional o folklore. Esta se

diferencia de las otras por poseer características de índole material y espiritual. El folklore

no ha sido abordado por las concepciones historiográficas o sociológicas críticas, uno de los

argumentos indicados es situarlo bajo el ámbito de lo artístico y lúdico, dejándolo

desplazado en su aporte a una cultura liberadora e impugnadora de lo existente.

Gramsci nombra respecto de la cultura tradicional, lo siguiente:

(…) “Habría que estudiar el folklore, en cambio, como concepción del

mundo y de la vida, implícita en gran medida, de determinados estratos

(determinados en el tiempo y en el espacio) de la sociedad, en contraposición con

las concepciones del mundo oficial o, en sentido más amplio, de las partes cultas de

82 Com. pers. Hilda Magali. Concepción, 11 de Mayo de 2012. 83 Com. pers. Víctor Tapia. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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las sociedades históricamente determinadas que han sucedido en el desarrollo

histórico”84.

De esta manera la identidad de la cultura popular, lleva a concebir el mundo y

presentar una propuesta más cercana que lejana, mas interna que externa, más natural que

artificial, en definitiva más popular que ilustrada.

En la nueva historia social de los sujetos y sectores populares en Chile y desde la

Escuela de los Annales que se ha hecho sentir de manera indirecta y sutil en la

historiografía, el historiador Sergio Grez, señala que:

(…) ”La clase popular se consolida en el “pueblo llano” bajo la forma de

una historia con la política excluida, que está puesta en relieve de otros sujetos

históricos como el peonaje, los vagabundos, marginales, proletariado, que

enriquecen y marcan su identidad popular en las vivencias de su ser natural”85.

Sobre el relevante libro “Labradores peones y proletarios” del historiador Gabriel Salazar,

texto en el cual se concentra el artículo, señala que, (…) “Su supuesto teórico y

metodológico reposa en la convicción de que la sociedad popular, es el “bajo pueblo”86.

En dónde es preciso estudiarla tal como es “naturalmente” en los espacios donde

vive y se reproduce. Por eso el autor ha prescindido de la dimensión política del accionar

histórico del mundo popular.

De esta manera, se puede decir que la identidad del sujeto popular nace en la

categoría de bajo pueblo o pueblo llano, dentro de un despojo patriótico nacional, en donde

estos sujetos se organizaban de acuerdo a sus necesidades culturales, económicas, sociales y

políticas, comunicándose bajo un mismo lenguaje, estilo de vida (pobre), generando un

movimiento de emancipación de los trabajadores, en el que una vez asumida la condición

84 GRAMSCI, Antonio (1976). Observaciones sobre el folklore. DF México: LOM. p. 239. 85 GREZ, Sergio (2005). Escribir la historia de los sectores populares. ¿Con o sin la política incluida? A propósito de dos miradas a la historia social (Chile, siglo XIX). En: Política, Vol. 44. 86 SALAZAR, Gabriel. (1985). Labradores, peones y proletarios. Santiago de Chile: SUR Ediciones, p.6 8.

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campesina o proletaria, a estos no les quedo más que luchar por mejorar su calidad de vida,

conduciendo sus formas de rebeldía pura, por los causes de la acción organizada.

Esto asocia a los entrevistados que destacan:

(…) “Este es un local tradicional, cada lugar tiene su gracia y magia, pillas

desde fruterías hasta puestos de aseo, el mercado es un mundo aparte de

concepción, y por su propio folklore del lugar, directa o indirectamente todos

somos parte de las tradiciones de Concepción”87.(Iván Vejar - vendedor de frutas y

verduras del mercado central de Concepción).

(…) “Nuestra tradición cultural folklore, lenguaje, gastronomía, vestimenta,

simbología etc. nos diferencia de nuestro entorno social, aquí nadie anda

uniformado como en los comercios mayoristas, por lo que todos somos autónomos,

y no hay mucha restricción con nuestros clientes, en el marcado los lazos son más

de piel, las relaciones son más humanas”88. (Helena López Villagrán - vendedora

de Frutas y Verduras del mercado central de Concepción).

(…) ”El mercado para mí es un espacio identitario que me dio para trabajar

y para tener buenas relaciones con mis compañeros de trabajo y con la

clientela”89. (Marcelo Barriga - Carnicero del mercado central de Concepción).

Esto no solamente se remite a la identidad popular del comerciante, sino también

como ellos se sienten identificados con el Mercado Central de Concepción como patrimonio

tangible e intangible en su cultura.

Como lo dice el historiador Josep Ballart:

(…) “El patrimonio alimenta siempre en el ser humano una sensación

reconfortante de continuidad en el tiempo y de identificación con una

determinada tradición. En las sociedades modernas los elementos de continuidad

87 Com. pers. Iván Vejar. Concepción, 11 de Mayo de 2012. 88 Com. pers. helena Lopez. Concepción, 11 de Mayo de 2012. 89 Com. pers. Marcelo Barriga. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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y de identificación están presentes entre los individuos de la misma forma que en

el pasado y son tan necesarios como antes. Las necesidades conscientes de

relación con el pasado se muestran igualmente de poderosas, tal como pensamos

que sucedió antaño, aunque las sociedades actuales evolucionan a ritmos más

rápidos. Así nace, con el ruido y la confusión del cambio, la noción de patrimonio

histórico en el mundo moderno, como aquel legado de la historia que llegamos a

poseer porque ha sobrevivido al paso del tiempo y nos llega a tiempo para

rehacer nuestra relación con el mundo que ya pasó”90.

Permite decir, que el patrimonio configura una serie de monumentos que afloran un

conjunto de inmuebles, zonas geográficas de reservas, zonas arqueológicas, centros

históricos, urbanos, costumbres, representaciones, técnicas, oralidades etc. que permiten

descubrir y desterrar los bienes y lugares, que testimonian eventos de hechos de tradiciones

vivas que tienen significados para las personas o sociedad de ese lugar marcado por ese

objeto de estudio.

Esto resalta a lo que plantea la escultora Marta Arjona que señala:

(…) “El patrimonio cultural es inicialmente pasivo, existe como objeto,

independiente del reconocimiento o no de su valor cultural, y es la comunidad la

que, en un momento determinado de su desarrollo, lo selecciona, lo escoge como

elemento que debe ser conservado, por valores que trascienden su uso o función

primitiva. Es sólo en este acto que queda definido como bien cultural91.”

Entendiendo este enfoque, se puede expresar, que la noción del patrimonio cultural

continúa su enriquecimiento, con un tratamiento global, antropológico, etnográfico y

sociológico, que constituyen las manifestaciones diversas de una comunidad, definida con

características particulares de su época e historia. Esta colectividad se identifica por su

forma de hacer, decir y ser, con un sentido de pertinencia propia que identifica su región o

90 BALLARRT, Josep (1997). El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Barcelona: Ariel, p.88. 91 ARJONA, Marta (1986). Patrimonio cultural e identidad. La Habana: Letras cubanas, , Cuba, p.35.

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país, otorgándole una identidad definida, que está representada por su patrimonio material e

inmaterial, testimonios insustituibles que simbolizan el desarrollo de la sociedad y, tenemos

el deber de trasmitirlo a las futuras generaciones.

Esta visión permite destacar a los entrevistados que apuntan al mercado como su

patrimonio de vida.

(…) ”El mercado es mi fuente laboral, en donde me genera un espacio para

trabajar vendiendo flores en ingresos, y el tiempo me ha dado progresos en la vida

para mí y mi familia”92. (Sr. Miguel Insulza - vendedor de flores del mercado

central de Concepción).

(…) ”Bueno para mi el mercado representa algo social donde converso con

mis compañeros de trabajo, yo me siento identificado con él, porque aquí trabajo y

me la paso la mayor parte de mi vida aquí”93.

(Sr. Domingo Lemuleo - vendedor de mariscos del mercado central de

Concepción).

4. Conclusiones

Entre las transformaciones producidas en las grandes ciudades durante las últimas

décadas del siglo XIX y principios del XX, bajo el impacto de los procesos de

reestructuración productiva, revolución tecnológica y globalización en Chile, han cobrado

una importancia particular y crucial en términos históricos y patrimoniales “la identidad

popular de los comerciantes del Mercado Central de Concepción entre los años 2003-

2009”.

Señalando la relevancia en destacar al Mercado Central de Concepción, como un

fenómeno socio-cultural, asociado a sus comerciantes, en sus funciones identitarias

92 Com. pers. Miguel Insulza. Concepción, 11 de Mayo de 2012. 93 Com. pers. Domingo Lemuleo. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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laborales, que permiten abordar un marco temporal, en su transformación espacial, como

afirma el Sociólogo Manuel Castell que:

(…) "La transformación espacial debe entenderse en el contexto más amplio de la

transformación social: el espacio no refleja la sociedad, sino que la expresa, es una

dimensión fundamental de la sociedad, inseparable del proceso global de organización y

cambio social"94.

Esto extrae una serie de indagaciones hacia reflexiones e ideas, que permiten

construir y desarrollar breves conclusiones para dar respuesta al tratamiento historiográfico,

que secuenciamos en el campo de estudio abordado.

1.- En términos generales comprendemos al mercado central de Concepción, como

un símbolo patrimonial penquista, que asocia sus modos de vida, en lo cultural material e

inmaterial.

(…) ”Todo pero si me interesa que remodelen el mercado para que nos

sirva a todos, uno para que sea tomado en cuenta como patrimonio de

la zona, y dos para que traiga más clientela”95. (Sr. Jorge Parra -

Vendedor de frutas y verduras del mercado central de Concepción).

2.- La identidad popular de los comerciantes, se refleja como una jerga, en donde el

lenguaje influye en su representación socio-cultural que lo hace popular desde una mirada

tradicional campesina, que se mantiene en las costumbres modernas actuales.

(…) ”Lo popular es mi valor de persona, es ofrecerle al cliente una buena

carta para almorzar, ser simpática y agradable con él, de repente sus tallas y lo

esencial es mi comida para los clientes porque es buena y barata”96. (Sr. Elizabeth

Rodríguez - Cocinera del mercado central de Concepción).

3.- El espacio-tiempo, es una dimensión global, que determina su lugar físico

(mercado) y su denotación temporal (2003-2009), enfocando su realidad social y cultural, en

abordar la idea que los comerciantes se hacen sobre quiénes son y sobre lo que tiene sentido

para ellos, en su memoria histórica de vida.

94 CASTELLS, Manuel (2001). La sociología urbana en el Siglo XXI. Madrid: Alianza Editorial, p. 493. 95 Com. pers. Jorge Parra. Concepción, 11 de Mayo de 2012. 96 Com. pers. Elizabeth Rodríguez. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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(…) ”El mercado es mi fuente laboral, en donde me genera un espacio para

trabajar vendiendo flores en ingresos, y el tiempo me ha dado progresos en la vida

para mí y mi familia”97. (Sr. Miguel Insulza - vendedor de flores del mercado

central de Concepción).

Esto da pie para comprender el espacio local - regional en su temporalidad, debido a

que no hay estudios de sus comerciantes, y a la vez, una razón que aporta a construir con

entrevistas, un discurso más productivo, en su memoria social. Reflejado en sus

comerciantes - mercado, en una identidad popular, que esta modulada por la cultura y la

sociedad en sus múltiples facetas, y de la cual los símbolos que los identifican son extraídos

del propio medio natural-social, que los rodean; donde las raíces culturales son marcadores

sociales, porque los orígenes y elementos vivenciales juegan roles determinantes en su

función significativa y representativa. Transformando al Mercado, como; «un árbol

patrimonial donde nacen y crecen la personas en su desarrollo comercial identitariamente

día a día».

Por lo tanto el mercado central de Concepción, es un proyecto abierto, no solamente

desde un punto de vista académico, sino sobre todo ciudadano-político, en donde la raíz

nace del “sujeto popular”, en el devenir humano de la Historia regional.

97 Com. pers. Miguel Insulza. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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5. Bibliografía

Libros

BALLART, Josep (1997). El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso.

Barcelona, España: Ariel.

CASTELLS, Manuel (2001). La sociología urbana en el Siglo XXI. Madrid, España:

Alianza Editorial.

GIDDENS, Anthony (2001). Sociología. Madrid, España: 4 edición.

GRAMSCI, Antonio (1976). Observaciones sobre el folklore. México: LOM.

SALAZAR, Gabriel. (1985). Labradores, peones y proletarios. Santiago de Chile:

SUR Ediciones.

Citas a publicaciones periódicas:

Revistas

ARJONA, Marta (1986). Patrimonio cultural e identidad. La Habana: Letras

cubanas, vol. 2.

GREZ, Sergio (2005). Escribir la historia de los sectores populares. ¿Con o sin la

política incluida? A propósito de dos miradas a la historia social (Chile, siglo XIX).

En: Política, Vol. 44.

MARSHALL, C. y ROSSMAN, G.B. (1999). Designing Qualitative Research. Thous and Oaks, CA. Sage Publications, Inc. (3rd. Ed).

Entrevistas personales (comerciantes del mercado central de Concepción año 2012).

Com. pers. José Reyes. Concepción, 20 de Abril de 2012.

Com. pers. Ramón Pérez. Concepción, 20 de Abril de 2012.

Com. pers. Hilda Magali. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

Com. pers. Víctor Tapia. Concepción, 11 de Mayo de 2012. Com. pers. Iván Vejar. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

Com. pers. helena Lopez. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

Com. pers. Marcelo Barriga. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

Com. pers. Miguel Insulza. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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Com. pers. Domingo Lemuleo. Concepción, 11 de Mayo de 2012. Com. pers. Jorge Parra. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

Com. pers. Elizabeth Rodríguez. Concepción, 11 de Mayo de 2012.

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Entrevista

Diálogo y perspectivas personales con Arnoldo Pacheco98. Reflexiones en torno a la Historia Regional.

Por Consejo Editorial Revista Identitas.

98 Profesor de Historia y Geografía de la Universidad de Concepción, miembro del Centro de Investigación Histórica en Estudios Regionales perteneciente al Departamento de Ciencias Históricas y Sociales de la Universidad de Concepción. Ha desarrollado numerosos trabajos en áreas de investigación como Historia de América Contemporánea, Historia de Chile e Historia Regional. Dentro de sus trabajos más recientes encontramos “Economía y sociedad en Concepción, siglo XIX”, “Historia de Chiguayante”, “Historia de la Universidad de Concepción”, entre otros.

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Dentro de su área de investigación ha desarrollado numerosos trabajos en el

área de la Historia Regional ¿Cuáles fueron sus primeros acercamientos a la Historia

Regional y por qué se interesó en esta?

La verdad de las cosas comencé en Historia Regional y me acerqué a ella porque era

lo más plausible, lo más adecuado en el periodo del 74’ en adelante, hacer Historia Regional

como una manifestación de la identidad del Departamento de Historia, también como

contribución a la investigación. En base a esto, formamos un equipo con Leonardo Mazzei,

con quien fue también posible asistir al primer Congreso de profesores de Historia que se

hizo durante el periodo militar, el año 1978, en la Universidad de Chile, donde no éramos

más de treinta profesores en que el tema fueron algunos aspectos básicos de historia.

Entonces, era bienvenido y bien mirado que la gente de Valdivia, por decir así, o de

Antofagasta trabajase los temas propios de su región y no temas nacionales, y cuando había

que tomar temas nacionales nunca eran del siglo XIX o del XX, si no que todos los temas

de historia que se trataron en ese primer congreso eran o de las regiones o temas de colonia,

historia colonial.

Respecto al trabajo con Mazzei, él comenzó por iniciativa propia, una historia del

traslado de Concepción, y me incorporó a los pocos meses de comenzar con este proyecto de

investigación, me preguntó ¿quieres trabajar en esto? Era una oportunidad que se abría en

ese momento, dentro de las restricciones de la época del 78’, una de las posibilidades de

investigación. Yo con mucho gusto dije que sí, empezamos y terminamos el primer libro de

Historia Regional, la historia del traslado de la ciudad de Concepción. De ahí entonces

quedó un hábitat, una costumbre, un perfeccionamiento, una experiencia en que seguimos

los dos trabajando la Historia Regional y nos llevó a una evolución permanente de llevar a

todos los congresos aportes a la Historia Regional.

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Desde su perspectiva ¿Cuáles son los aportes que brinda la Historia regional y

local a la comprensión histórica?

Con la experiencia, uno se da cuenta de los temas. Personalmente, en el caso regional

nosotros partimos por la colonia, y eso tiene que ver con la ocupación del espacio,

detectando un problema, tiene que ver con el desarrollo de la economía y cuando hablamos

del desarrollo de la economía en la región hablamos del problema de la tierra, el origen de la

propiedad, hablamos de las conexiones que tiene la región con la parte nacional, la

demanda que hay de acuerdo a los siglos XVII y XVIII, estamos hablando de vino, leña,

trigo, como exportación en la región. Entonces, los problemas que encontramos es el

desarrollo económico que tienen que ver cómo el hombre ocupa el espacio natural y de

acuerdo a la tradición agrícola que existe puede responder a la demanda de la misma región

y a las demandas nacionales, y de ahí va transformándose también el desarrollo de las

ciudades, las mentalidad, los hábitos, porque si eso se transforma por ejemplo en tecnología

y explotación más industrial cambia todo el proceso y nace el surgimiento de nuevos

sectores que van liderando la sociedad.

Entonces, este es en el fondo lo mismo que ocurre a nivel nacional pero en forma

particular y en forma de identidad regional.

A lo largo de su carrera ha orientado sus trabajos hacia la Historia Regional y

ha desarrollado investigaciones de distintas temáticas, recurriendo a variados tipos de

fuentes. Referente a esto, ¿Qué desafíos metodológicos presenta el trabajo con las

fuentes para la Historia Regional y Local?

En lo metodológico, de acuerdo a la experiencia, es primero tener la habilidad para

obtener documentos del periodo colonial fundamentalmente del siglo XVII, para leer

mercedes de tierra por ejemplo, fundamentalmente contratos y eso nadie nos enseñó a

realizarlo, no había una forma metodológica como hoy en día podrías encontrar un

especialista en la gráfica, en la escritura hecha en el siglo XVII, XVIII o XIX. Lo que

significó preguntar a otros profesores e ir a trabajar fundamentalmente a Santiago.

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Lo metodológico, primero es aprender a leer documentos antiguos, segundo

metodológicamente hablando, para ser precisos, es aprender qué documentos de la época

colonial o del periodo de la independencia eran adecuados para entregar información en lo

que tú considerabas como el objetivo de tu investigación, esa es la metodología.

En el caso por ejemplo, para estudiar a los pobres de la ciudad uno tenía cierta

experiencia y ahí se fue construyendo una metodología, fuentes en las que puedes

encontrar mucha información para el siglo XVII y siglo XVIII a través de archivos

judiciales, porque ahí entonces encuentras problemas de trabajadores dentro de la tierra,

puedes encontrar problemas de testamentos, información de testamentos que entregan toda

la estructura de la propiedad; “dejó en herencia 40 y 400 leguas de…”, “dedicada a, trigo,

explotación de ganado, tal tipo de ganado”, “dejó con tales tipos de instrumentos”.

Entonces, tú decides, si quieres hablar de la propiedad; archivos judiciales, especialmente

testamentos, archivos judiciales para los pobres, donde hay una demanda de trabajadores de

su salario, o referente a lo que le corresponde, dándote cuenta da la cosecha.

Entonces, aprendimos a trabajar metodológicamente qué tipo archivos judiciales,

otras experiencias o propiedad de la tierra o testamentos, archivos judiciales, para demanda

y formas de vida de trabajadores, incluso de robo, abigeatos, etc.

Otra forma de metodología que uno pudo adquirir, por ejemplo fue la de la economía

en la ciudad de Concepción a comienzos del siglo XIX, uno se cuestiona acerca de dónde

obtener información de lo tradicional,se tiene conocimiento de lo que es la gobernación y la

intendencia en el siglo XVIII, pero hay algo más preciso; los libros del consulado, ya sea de

Santiago, Valparaíso, Norte Chico, Copiapó, Concepción, Talcahuano en este caso, están las

listas de los comerciantes, los barcos que llegan, la mercadería el volumen de ésta, cuanto se

compró en Andalucía en España, o cuanto se compró en Lima, eso es la parte metodológica

en que tú vas descubriendo qué documentos, que colecciones te sirven para tales problemas

que quieres estudiar.

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Para finalizar esta entrevista y proyectarnos un poco hacia el futuro, desde su

punto de vista sobre la Historia de nuestra región, ¿Qué queda por realizar?

Desde mi punto de vista, queda por hacer una historia moderna integral de la ciudad

de Concepción o del Gran Concepción. Queda por hacer un estudio del proletariado de la

región, hay trabajos, eso no se discute, pero falta completarlos. Con la indagación de

documentación en forma mucho más exhaustiva, porque tienes la de Campos Harriet por

ejemplo, que es una visión general de Concepción que está muy bien hecha, pero necesita

ser profundizada y complementada en lo que significa los elementos del avance urbano de

Concepción y porqué el cambio y dirección de los habitantes, que tipo de habitantes era, la

migración de la gente que en el siglo XX llegó a Concepción, la parte arquitectónica de la

ciudad, los cambios culturales, a eso me refiero respecto a la ciudad de Concepción o el

Gran Concepción.

Segundo, hace falta el estudio del proletariado, en general realizar investigaciones

sobre los trabajadores. Es difícil, porque no hay fuentes del siglo XX, no hay fuentes de

una mutual del siglo XX o fines del siglo XIX en Concepción, creo que en Tomé hay

algunos elementos de las mutuales que hablen de la vida de los proletarios, sus esfuerzos,

sus organizaciones, sus luchas.

Queda por hacer junto con eso, no solamente el proletariado, sino que el trabajo de

toda la sociedad con todas sus expresiones, falta por hacer todo el desarrollo industrial de la

segunda mitad del siglo XX, de la que hay atisbos, algunas facetas y elementos, pero eso

hay que profundizarlo, un gran estudio sobre el desarrollo industrial de Talcahuano o de

Concepción, pero monográfico, ojalá se pudiera realizar empresa por empresa.

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