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julio romero de torres El periodista Alfredo Asensi se adentra en la vida del pintor diseccionando la Córdoba en la que vivió el artista EDICIÓN RAMÓN AZAÑÓN LITERATURA DE VIAJES: ‘CUADERNOS AFRICANOS’, DE A. ARMADA; MEMORIAS: ‘ILUMINADA’, DE M. KARR. BIOGRAFÍA: ‘SOBRE MARÍA ZAMBRANO’, DE A. COLINAS. RELATOS: ‘VANITAS’, DE V. LEE. POESÍA: ‘LUZ FURTIVA’, DE F. SÁNCHEZ ZAMORANO; ‘LOS OJOS DESEADOS’, DE J.A. SÁEZ; ‘CARTA FLORENTINA’, DE G. CARNERO. Libros La escritora salmantina conversa con Pedro M. Domene sobre su última novela, ‘Las ventajas de la vida en el campo’. Pilar Fraile Amador es autora de libros de relatos, poesía o novela y su obra ha aparecido en antologías y libros colectivos. PILAR FRAILE PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJILLOS COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXIII. NÚMERO 1.303 SÁBADO, 25 DE MAYO DEL 2019

EDICIÓN RAMÓN AZAÑÓN · 2019-05-24 · julio romero de torres ... SÁBADO, 25 DE MAYO DEL 2019 CARTAS DEL NORTE Bartlebys varios Herman Melville y Borges, dos ineludibles T odos

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julio romero de torresEl periodista Alfredo Asensi se adentra en la vida del pintor diseccionando la Córdoba en la que vivió el artista

EDICIÓN RAMÓN AZAÑÓN

LITERATURA DE VIAJES: ‘CUADERNOS AFRICANOS’, DE A. ARMADA; MEMORIAS:

‘ILUMINADA’, DE M. KARR. BIOGRAFÍA: ‘SOBRE MARÍA ZAMBRANO’, DE A. COLINAS.

RELATOS: ‘VANITAS’, DE V. LEE. POESÍA: ‘LUZ FURTIVA’, DE F. SÁNCHEZ ZAMORANO; ‘LOS

OJOS DESEADOS’, DE J.A. SÁEZ; ‘CARTA FLORENTINA’, DE G. CARNERO.

LibrosLa escritora salmantina conversa con Pedro M. Domene sobre su última novela, ‘Las ventajas de la vida en el campo’. Pilar Fraile Amador es autora de libros de relatos, poesía o novela y su obra ha aparecido en antologías y libros colectivos.

PILAR FRAILE

PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: FRANCISCO LUIS CÓRDOBA BERJILLOS

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXIII. NÚMERO 1.303

SÁBADO, 25 DE MAYO DEL 2019

Page 2: EDICIÓN RAMÓN AZAÑÓN · 2019-05-24 · julio romero de torres ... SÁBADO, 25 DE MAYO DEL 2019 CARTAS DEL NORTE Bartlebys varios Herman Melville y Borges, dos ineludibles T odos

CARTAS DEL NORTE

Bartlebys variosHerman Melville y Borges, dos ineludibles

Todos somos Bartleby» parecía querer decirnos Enrique Vila-Matas en su espléndida obra Bart-

lebly y compañía que, editada por Anagrama, confirmaba lo que ya casi todos sabíamos: que aún era posible escribir y editar literatu-ra de alta calidad al margen de modas y grupos. Y «todos somos Bartlebly», porque cuantos su-frimos en nuestras carnes desde nuestra infancia el gusanillo de la escritura, vamos descubrien-do con el tiempo que no estamos tan solos como pensábamos, y lo más importante, que no éramos unos bichos raras. Y al igual que Bartlebly, el fascinante persona-je que creara Herman Melville, recorremos nuestra particular travesía por el desierto en sole-dad, pero en la oscura compa-ñía de aquellos que nos prece-dieron en este singular oficio. La historia de la literatura ha deja-do para la posteridad infinidad de «bartleblis más o menos anó-nimos», como Vila-Matas gusta-ba contarnos. No vamos a exten-dernos ahora en ellos, que para este viaje no necesitamos alfor-jas, y sería manido el ponernos ahora a glosar las excelencias de Juan Rulfo, J.D. Salinger, Borges o Tom Wolfe, por ejemplo. Pero sí que es cierto que hay quienes ven en semejantes silencios una más que preocupante corriente en la que se ven envueltos desde los tradicionales «negros litera-rios» (no se asusten, todos sabe-mos que existen) hasta los más indolentes editores, pasando, por supuesto, por la orla del au-tor y su obra, para quien tanta disquisición y penuria intelec-tual las más de las veces le trae al fresco. No nos engañemos: al

Luis Santillán

antólogo... A diferencia de mu-chos otros, conocí al Borges críti-co y prologuista antes que al na-rrador, y me explico: en los años ochenta, una editorial española puso en marcha una curiosa ini-ciativa literaria, treinta y tres li-bros sobre treinta y tres autores de literatura fantástica, todos se-leccionados y prologados por el genial autor argentino. De aque-llas lecturas viene mi amor por la literatura fantástica, y mi de-voción y descubrimiento de Jor-ge Luis Borges. Edición Conmemo-rativa 1899-2019 es, aparte de toda su obra, un volumen-catalogo en donde se puede apreciar en toda su dimensión la capacidad lecto-ra, la voracidad enciclopédica de Borges. Y es que conocer a Bor-ges, no es solo leer su poesía, sus relatos fantásticos, sus opiniones políticamente incorrectas. Tam-bién lo es acercarse a estas glosas escondidas en su Edición Conme-morativa 1899-2019 posiblemente lo menos conocido de su litera-tura. Edita DeBolsillo.

igual que hay autores que escri-ben tanto con la mano derecha como con la izquierda, según el editor y el lector a quienes vaya dirigido su libro, léase por ejem-plo a Stephen King, casi todos se han visto subyugados por la aureola del menudo escribiente Bartleby. Por eso, «todos somos Bartlebly», y como tal debería-mos de comportarnos más a me-nudo. Lean Bartleby el escribien-te, y si ya lo han leído, reléanlo. Cambiará su forma de ver la lite-ratura. Seguro. ¿O acaso preferi-rían no hacerlo?

Borges sí que es un escritor contra el aburrimiento. Poeta, narrador, crítico literario, pro-loguista de innumerables libros,

«Borges sí que es un escritor contra el aburrimiento. Poeta, narrador, crítico...»

SERES DE BABEL

Juana CastroManuel Gahete

Adalid de una

causa que

aún no ha

encontrado

acordadas

respuestas,

Juana Castro

sigue requiriendo infatigable

el derecho a la identidad

femenina conculcada por

violentas razones desde que

la memoria nos alienta en

el trasiego de los días. En

Juana habita una naturaleza

apacible que hierve insumisa

bajo la presión de lo

dogmático. Cuando nadie

hablaba de la reivindicación

de la mujer, ella esgrimía en

su palabra poética lemas y

lenguajes, vinculados a una

concepción igualitaria de la

persona, sin discriminación

de sexos, abierta siempre

al diálogo y portadora de

una luz deslumbrante. En el

teatro egabrense El Jardinito

pudimos contemplar a Juana

Castro en el esplendor de la

edad, silente y emocionada

entre las voces de los poetas y

los aplausos de los presentes,

acogiendo el IV Premio de

Poesía Ciudad de Cabra con

la moderada sabiduría de

quien se sabe portadora

de un sueño ya cumplido

y en quien reconocemos

claramente la impronta de la

eternidad.

VENTANAS

Hisae YanaseJuana Castro

En los años 80

recibí como

obsequio una

cerámica,

a propósito

de una

intervención

poética, en el IES de Écija,

donde Pedro Roso ejercía

como profesor de Literatura.

Poco tiempo después conocí

a su autora, Hisae Yanase,

inspiradora y creadora del

proyecto Frapa, que funcionó

en el barrio San José Obrero

de Córdoba durante una

década. En ese periodo y en

el ámbito de la parroquia San

Rafael, Hisae fue la maestra

que dirigió a un grupo de

personas con movilidad

reducida mientras aprendían

y creaban vasijas de época

califal.

En la calle Antonio Gala, los

artistas de Frapa diseñaban el

barro, lo cocían en el horno

y lo decoraban según los

modelos de forma y color

encontrados en Medina

Azahara. Y ya en 2013 Hisae

y yo compartimos, junto a

Rita Rutkowski, el homenaje

que se nos dispensó en la

casa Góngora y del que fue

comisaria Marisa Vadillo.

Hisae era una persona alegre

y generosa, dinámica, y una

artista dispuesta siempre al

entusiasmo.

PERIODISMO

Noventa y seis se-manas son muchas semanas leyendo y disfrutando a Javier Marías. Siguiéndo-le cada siete días todos los domingos en El País Semanal. Si con algo disfru-

to en literatura es con los libros de recopilaciones de artículos de prensa, ya que me permiten rejuvenecer y volver a aquel momento en el que me impresionó favo-rablemente uno como «Mejor que nada mejore» o «An-danadas contra el diccionario», así como los artículos sobre los impertinentes dislates de Donald Trump. Na-da escapaba entonces ni escapa ahora a la fina pluma de Javier Marías. Todo eso y mucho más, lo encontra-rán en Cuando la sociedad es el tirano. Créanme, merece la pena tenerlo como cabecera de cama (el libro) pero más aún leer a Marías todas las semanas. L. SANTILLÁN

‘Cuando la sociedad es el tirano’. Autor: Javier Marías. Editorial: Alfaguara. Madrid, 2019.

ENSAYO

El motivo fue el cincuenta aniver-sario de la edición de Rayuela, excusa perfecta para que el Instituto Cervan-tes de París presen-tara en el año 2013 una exposición so-

bre «Rayuela: el París de Cortázar». Y con ella, o en pa-ralelo, Juan Manuel Bonet, director de dicho instituto entonces, daría cuerpo a este precioso libro-catálogo en el que todos los amantes de la obra y vida del genial escritor argentino encontrarán ensayos y fotografías alusivas. Todo un diccionario, ya que esa forma adopta, del París que Cortázar amara y recreara, sobremanera en su obra cumbre, Rayuela, con sus calles, sus perso-najes anónimos, su música de jazz... Un libro laberinti-co lleno de referencias culturales, de ventanas a otros mundos. El París de Cortázar. Imprescindible. L.S.

‘El París de Cortázar’. Autor: Juan Manuel Bonet. Editorial: RM. Barcelona, 2019.

HISTORIA

Pero... ¿acaso aún queda algo por con-tar, narrar o filmar sobre el Día D? ¿No se ha escrito y dicho todo sobre la Segun-da Guerra Mundial? Llegados a este pun-to, los autores de es-

te peculiar libro se han lanzado a las playas de Norman-día a la búsqueda de ese dato oculto, ese retrato humano desde el punto de vista de los «actores secundarios» de la contienda, para contarnos en Lo que nunca te han contado del Día D, aquellas pequeñas historias que nunca o casi nunca aparecen en los libros ni por supuesto son filma-das en las películas. Sacerdotes paracaidistas, estudios de cine que participaron en las operaciones de engaño que se llevaron a cabo, los hombres rana que llegaron a las playas antes que las tropas, la verdad sobre el soldado Ryan... todo y mucho más. L.S.

‘Lo que nunca te han contado del Día D’. Autor: Pere Cardova / Manuel Villatoro. Editorial: Principal de los Libros. Barcelona, 2019.

2 Cuadernos del Sur AA Agenda Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019

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Pedro M. Domene

Pilar Fraile Amador (Salamanca, 1975) es profesora de filosofía y doctora en Teoría de la literatura. Ha publicado el libro de relatos Los

nuevos pobladores (2014), y los de poesía El límite de la ceniza (2006), La pecera subterrá-nea (2010), Larva seguido de Cerca (2012) y Falta (2015). Ha aparecido en antologías y libros colectivos, Pájaros raíces (2010) o Por donde pasa la poesía (2009), La república de la imaginación (2009), Pánica tercera (2006). Su novela más reciente es Las ventajas de la vida en el campo, publicada por Caballo de Troya en 2018.

-¿Existe un evidente proceso evolutivo entre poesía, relato, novela?-No creo que se pueda hablar de un proce-so evolutivo entre la poesía y la narración. Existen dos impulsos esenciales que pro-mueven la escritura: el lírico y el narrati-vo. La poesía, tal y como la experimento, surge del choque con la existencia, ese momento brutal en el que te preguntas qué somos y qué es esto que nos rodea. La narrativa surge ante la conmoción por la acción humana que, bien mirado, es bas-tante incomprensible. Para entender por qué las personas hacen las cosas que ha-cen, narramos. Así, narrar, para mí, sería una suerte de investigación en las causas del comportamiento.

-¿Lo perturbador se cuenta mejor en pro-sa, de ahí ‘Los nuevos pobladores’ (2014)?-Me da la impresión de que mis libros de poemas son muy perturbadores. Lo que ocurre es que la perturbación es de otro orden. De hecho, en los tres últimos, Larva, Cerca y Falta, que considero una trilogía, se pone el mundo patas arriba, especialmen-te se desmontan las ideas acerca de nues-tra comprensión del mundo y del tiempo. Con Los nuevos pobladores el territorio de la perturbación se traslada hacia la vida coti-diana. En estos relatos lo desconcertante son las relaciones humanas, tal y como se han establecido en nuestra sociedad.

-¿Los relatos necesitan un estilo y un tra-tamiento diferente al resto de géneros?-El relato es narrativa concentrada, de alto voltaje. Para que un relato funcione cada elemento tiene que estar medido porque todo lo que sucede sirve a un solo objetivo. No es así en la novela en la que pueden dar-se varios objetivos, unos primarios, otros secundarios, que más o menos tienen que acabar confluyendo. El relato comparte fi-liación narrativa con la novela pero la lógi-ca compositiva de ambos es muy distinta. Escribir relatos se parece más a preparar la comida de Navidad, un festín embriaga-dor y que te tiene que dejar con la boca abierta, mientras que la novela requiere

autora de libros de relatos, poesía o novela, pilar fraile presenta su

libro ‘las ventajas de la vida en el campo’, en el que narra la historia

de una pareja que se traslada al campo para intentar partir de cero

Pilar Fraile

de reacción que tienen ante el desmorona-miento de lo que daban por hecho.

-¿Reconstruye esa clásica alabanza de al-dea frente al menosprecio de corte?-La idea de que la vida en un entorno rural es mejor es una de las ideas que tienen los protagonistas. A lo largo de la historia se verá que esta idea ni siquiera es suya, sino que es, como casi todo lo que les ocurre, un reflejo, un signo de los tiempos.

-La vida de Alicia y Andrés se complica una vez en el campo, ¿por qué?-Lo que les pasa a los protagonistas es simi-lar a lo que le sucede a los muebles cuan-do los cambiamos de casa, que enseguida muestran las marcas de la ubicación en la que han permanecido, el polvo adherido a lugares invisibles, los cercos dejados por un vaso de vino, los desconchones, todo se hace visible de pronto. Cuando Alicia y An-drés llegan al campo les sucede lo mismo, creen poder partir de cero, iniciar una vida totalmente nueva, pero eso no es posible porque llevan las marcas de su vida ante-rior.

-¿La sombra de ese viejo vecino justifica el miedo de los protagonistas?-El viejo representa al otro, el que es de otra generación, el que no pertenece a tu misma clase social, el que habla tu idio-ma pero no lo usa como tú porque su uni-verso de compresión es otro. La reacción de Alicia y Andrés ante esa otredad es de aversión, de rechazo, de miedo si quieres, porque no saben cómo manejarse. Ahí em-pieza la verdadera materia narrativa de la novela, en ese enfrentamiento.

-Pese a construir una narración costum-brista, ¿sobresale el aspecto psicológico?-La novela, tal y como yo la veo, no tiene ni la intención de ser un retrato de cos-tumbres ni la de soportar el análisis psico-lógico de los personajes. Ambos aspectos, tanto la descripción de una época, como el del desmenuzamiento de la psique de los protagonistas, sirven a otro propósito, el de construir un relato acerca de la muy frágil estructura moral de los personajes. La trama de la novela surgió al hilo de la pregunta: ¿Qué va a suceder cuando nues-tras vidas que supuestamente iban a ser felices y exitosas resulten no ser ni lo uno ni lo otro?

-¿La sombra de una profunda crisis eco-nómica arrastra la vida de Alicia incluso en un lugar elegido como el rural?-Sí, claro, el cambio de residencia no asegu-ra nada. Vivimos en un mundo globalizado en el que las condiciones socioeconómicas nos azotan por igual, vayamos donde va-yamos. La idea de que existe una arcadia que uno puede construir con su esfuerzo personal es otra de las falacias que sopor-ta nuestra existencia, con pésimas conse-cuencias, como se ve en el caso de la Alicia y Andrés.

-Para terminar, ¿había que apostar, sin desvelarlo, por un final tan determinan-te? -Hubo un momento en la revisión de la novela en el que me planteé dejar la his-toria en un punto anterior a la evolución de los personajes. Me acabé convencien-do, espero haber acertado, de que era ne-cesario mostrar las consecuencias de las decisiones que toman los protagonistas, y de las que son incapaces de tomar. Creo, sin embargo, que el final aún deja muchas incógnitas abiertas que permiten al lector tener un papel activo incluso después de cerrar el libro.

minar esa parte que tiende a permanecer en la sombra, esas cosas que tendemos a ocultar incluso de nosotros mismos, por-que no son compatibles con los discursos publicitarios, con el pensamiento positivo, con lo supuestamente correcto.

-La pregunta anterior justifica el tema de su novela, ‘Las ventajas de la vida en el campo’ (2018), ¿personajes comunes fren-te a una suerte de incertidumbres?-Podrías interpretar la novela como la his-toria de una pareja tipo, un hombre y una mujer con su niña pequeña que están in-tentando hacerse una vida. Ellos desean, como es lógico, que su vida sea buena. Y podrías interpretar que es precisamente ese deseo lo que se vuelve en su contra. Di-go que podrías interpretar porque, al ser una narración sin juicios explícitos sobre lo que acontece, mi visión es solo una de las posibles. Para mí no es tanto la incerti-dumbre a la que se ven sujetas sus vidas lo que los determina sino la baja capacidad

Pilar Fraile.

LOURDES CONTRERAS

esa mentalidad del que tiene que organi-zarse para que haya comida decente todos los días del año.

-¿Qué falla en el cotidiano vivir de sus personajes?-La tara que comparten los personajes de Los nuevos pobladores es la tara contemporá-nea. Ellos, como nosotros, están conectados a todo lo demás y desconectados de sí mis-mos. Se desconocen profundamente, por lo que también desconocen a los demás, así que son incapaces de tomar decisiones, o las decisiones que toman son erróneas. Sufren una alienación de manual. Esta si-tuación desencadena acontecimientos que parecen muy cómicos o muy locos pero que son esencialmente trágicos.

-¿Persiste esa «zona oscura» en su narra-tiva?-Haga lo que haga siempre esa zona va a es-tar presente, me temo. Porque la tarea de mi escritura, he ido descubriendo, es ilu-

Cuadernos del Sur AA Entrevista Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019 3

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Cuando duele el almaReedición de ‘Cuadernos africanos’, un duro libro de Alfonso Armada

Pedro G. Cueto

LITERATURA DE VIAJES

Me asomo con la mi-rada atenta a la ree-dición del primer li-bro de Alfonso Ar-

mada Cuadernos africanos, un texto cuya piel recorre África co-mo si acariciase un mundo que ha amado plenamente, ese uni-verso de puestas de sol que deja al corazón embargado de emo-ción, ese eco del paisaje que tie-ne el continente más vapuleado y expoliado del mundo, donde se hacinan los cadáveres en las carreteras, como nos cuenta Ar-mada en Ruanda, en aquella ma-tanza impresionante en la que los hutus saciaron su sed de san-gre sobre los tutsis. Son cinco cuadernos. El primero nos habla de Ruanda, de Burundi, donde la muerte se asoma a todo rin-cón. El periodista mira el horror en esos niños que no hacen re-proches, que agonizan delante de ellos con esa inocencia infini-ta en sus rostros, contemplar la muerte en un paisaje bello. Es, en definitiva, una clara invoca-ción a ese Dios que ha olvidado una gran parte del mundo, que se extingue pese a todo lo que te-nían y que ha sido expoliado por el mundo occidental.

En el segundo cuaderno nos habla de Somalia, de Sudán, del ébola que va inundando de dolor las aceras, ese desfile de muertos que contempla el periodista, aje-no ya a un mundo acomodado, donde la supervivencia lo es to-

Alfonso Armada.

CÓRDOBA

do, donde el sentido de lo físico cobra toda relevancia. Respirar, sentirse vivo es toda necesidad y toda preocupación ante la enor-me mortalidad que lo rodea.

En el tercer cuaderno nos ha-bla de Liberia, de nuevo de los genocidas ruandeses, esa África que como una piel que se reco-rre va mostrando sus costras, sus heridas, esas mujeres que se ofre-cen para el sexo, ese comercio de la carne, mientras el periodista, perdido en el horror, solo piensa en recordar, porque es la memo-ria un vaivén interminable que le agota. Volver a pensar en los

cuerpos que agonizan, mirar el paisaje hermoso cuyo sol azota los campos.

En el cuarto cuaderno nos ha-bla de Angola, también del tráfi-co de diamantes, de la corrupción inmensa de un continente que se desangra, donde los ricos son muy ricos y los pobres se mueren en las esquinas, víctimas de las enfermedades endógenas de sus país, el cólera, el ébola, etc.

En el quinto cuaderno nos ha-bla de Somalia, Tanzania. En el caso de Somalia la guerra que ha diezmado la población, la abla-ción del clítoris a las mujeres,

todo ese universo de horror que conducen a la injusticia y a la vio-lencia. Lo más hermoso del libro es su prosa, que parece pintar un mundo herido, donde Alfonso Armada, gran periodista, corres-ponsal durante años en Nueva York y en África de 1994 a 1998, va trazando, como un amanuen-se, los pergaminos de un mundo que se va descifrando lentamen-te, en cada acera un cuerpo he-rido, en cada calle un niño que pide ayuda, en los hospitales la danza de la muerte.

Nueve años de la primera edi-ción nos recuerda Armada en

su prólogo, que tiene que ver con la foto del niño de Togo en la portada: «El niño de Togo será ya un hombre. Porque han pasa-do nueve años desde que le pedí permiso para tomar la fotografía que sirve de portada a esta nueva edición de unos Cuadernos Africa-nos...».

Las descripciones cinemato-gráficas de un chico que se está muriendo impresionan. Vemos al reportero que siempre ha si-do Armada, pero también al ser humano que contempla el dolor en directo, lejos de películas y de nuestro mundo acomodado: «La agonía ha durado diez minutos, pero el muchacho ya se estaba muriendo cuando lo vi por pri-mera vez».

Libro que te deshace, que te hace llegar al lugar donde due-le el alma, este recorrido por la memoria de un periodista es también un trazado sobre la piel de un continente castigado, don-de aún queda mucho por decir. Armada lo consigue, reedición necesaria, porque no hay escena del libro más triste que ese pa-dre que tiene al hijo envuelto en una manta, lo deja entre un cen-tenar de muertos y se aleja. Nos preguntamos entonces dónde está Dios y un largo silencio nos envuelve. Libro que te deja para siempre herido, donde la hermo-sura de África se contrapone con su inmenso dolor. Armada nos habla de ese dolor donde ya no duele el cuerpo sino el alma. Na-da menos. Cuadernos africanos se queda en nuestra memoria para siempre.

‘Cuadernos africanos’. Autor: Alfonso Armada. Editorial: Península. Barcelona, 2019.

La búsqueda de la felicidad

La felicidad es un estado intermi-tente y de duración poco prolon-gada. Ser feliz es una de las as-piraciones más comunes del ser

humano -al menos en la sociedad occi-dental-, donde el concepto de la misma ha sido planteado por filósofos como Aristóteles, Schopenhauer, Nietzsche, Wittgenstein, Montaigne o Cicerón, au-tores donde la filósofa Victoria Camps apoya las tesis sobre qué nos puede pro-porcionar mayor o menor felicidad, con un lenguaje accesible y ejemplos clarifi-cadores.

Este ensayo se aleja de los libros de autoayuda tan abundantes -síntoma de que nuestra sociedad se resquebraja en la búsqueda de algo que nos ofrezca más confianza como humanidad-. Como no podemos aspirar a la infinitud, debemos

hacia los otros, y de conocer nuestras li-mitaciones, podremos alcanzar un grado satisfactorio de dicha. No vamos a encon-trar recetas, la única es la de siempre, ya la recomendaban los antiguos estoicos: «tenemos que preocuparnos sobre todo por aquello que depende de nosotros, lo que no depende de nosotros, como la muerte, debemos aceptarlo y aprender a vivir». Cicerón decía que hay que apren-der a morir. Y, como escribió Giorgio Aga-bem, la felicidad es una importante op-ción existencial: o bien una vida que solo permanece abierta a la satisfacción -con la carga de frustraciones que conlleva-, o aquella que asuma el riesgo de la felici-dad -difícil tarea si no se acepta el paso del tiempo como un regalo de vida-.

en una sociedad donde se valora lo que rinde económicamente.

No vamos a encontrar consejos, sino una iluminadora guía de lecturas que anclarán las reflexiones expuestas: «No hay un modelo de vida que nos procure más felicidad que otro. Cada cual puede buscarla como quiera, lo cual indica dos cosas: que para ello se supone una cierta sabiduría, no solo individual, sino como sociedad, y que esa búsqueda no es posi-ble si no hay garantías de igualdad».

Victoria Camps entra en un terreno que sin dejar de ser materialista, evoca la necesidad de espíritu de estos tiempos donde la apariencia y el egoísmo son ex-puestos sin pudor a través de los medios de los que disponemos, que cada vez son más. Volver a acercarse a la lectura en si-lencio, pensar en el instante que nunca se repite, valorar el abrazo de alguien que-rido, ser conscientes de que solo a través de las buenas acciones, de la compasión

aceptar nuestra existencia paradójica y contradictoria. Lo mejor que cabe esperar de la vida es ser feliz, nada fácil si no se tienen las necesidades básicas cubiertas, por lo que deduzco que la felicidad se al-canza antes con ciertas seguridades, ya lo dijo Marx y se puede corroborar pasean-do por cualquier ciudad como Barcelona, donde en un mismo barrio alcanzaremos a ver grados altos de satisfacción junto a quienes ya han bajado el escalón último de la miseria. Nada más cierto que aque-lla canción que decía: tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor.

El libro está dividido en ocho aparta-dos. En cada uno la autora se ocupa de asuntos como la plenitud espiritual, el miedo a la muerte, el deseo, la culpa, la alegría, la autoestima y el respeto a uno mismo. Cada capítulo hace referencia a pensamientos de los filósofos menciona-dos, lo que nos invita a leer y reflexionar, que también es una fuente de felicidad

Concha García

‘La búsqueda de la felicidad’. Autora: Victoria Camps. Editorial: Arpa Editores. Barcelona, 2019.

ENSAYo

4 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019

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A los que amamos las cosas de Cór-doba como expresión de la rica historia cultural de nuestra ciu-dad no podemos más que con-

gratularnos ante este nuevo volumen, Pa-sión y belleza (Julio Romero de Torres y Córdo-ba), extraordinario libro-album a la vez, ejemplarmente editado por la Diputa-ción de Córdoba con una muy bella rique-za iconográfica. Desde 1966, su autor, el periodista y escritor malagueño-cordobés Alfredo Asensi lleva ilustrándonos, desde distintas emisoras, con su palabra radio-fónica, digna heredera de la de nuestro añorado Matías Prats, sobre señeras figu-ras de nuestra historia. A él se deben, en formato de radionovela, las biografías de Manolete, Lagartijo, Machaquito, Julio Romero y El Cordobés. En 2007 edita su primer libro, Califas de Córdoba. Tauroma-quia lírica, y en 2008, 75 Años de vida (1933-2007), repaso retrospectivo de la historia reciente de nuestra capital.

Este nuevo libro no sólo es una vibrante biografía del pintor, sino a la vez, un com-pleto repaso a la historia de España y de Córdoba, ilustrada con una serie de expre-sivas fotografías y sugestivas imágenes de época, amén de las inconfundibles crea-ciones de nuestro artista, que constituyen una auténtica radiografía de esta ciudad.

Con un innato sentido periodístico y una prosa dinámica y bien cortada, Asen-si, con eficacia dramática o casi cinema-tográfica, magistral en los numerosos diálogos, construye con gran capacidad recreadora y sintética la época, los acon-tecimientos, las costumbres, la atmósfera y las grandes personalidades de la intelec-tualidad, la política y la aristocracia, así como algún que otro terrible bandolero del momento como el tristemente famoso Pernales, más los artistas populares del fla-menco y el mundo de los toros, que tanto le apasionaban y convivieron con Romero de Torres. A través de las distintas épocas de su pintura -realismo, simbolismo, has-ta la gran etapa de su madurez definitiva-, Asensi nos acerca, vivificada y expresiva, la figura de nuestro inmortal pintor, cuya obra, hecha de «pasión y belleza», de poe-sía y misterio, plasmando en ella toda el alma de Córdoba, el escritor nos clarifica con muy seguro pulso narrativo.

ENTRE EL 98 Y EL MODERNISMOIntegrante de la generación del 98, Julio Romero es, sobre todo, un artista castizo, modernista-simbolista, que viajó por Eu-ropa, triunfó clamorosamente en Argen-tina, y gozó de la admiración y el respeto de las grandes personalidades literarias de su tiempo, como Valle Inclán, Manuel Machado o Pérez de Ayala; un artista que supo plasmar un mundo propio incon-fundible, centrado en el humus histórico de nuestra ciudad y nuestra idiosincrasia, acuñando un determinado arquetipo fe-menino, como es lo propio de los grandes creadores, un arquetipo que es su firma definitiva.

Liberada ya de fáciles clichés y tópicos

mo Lagartijo,/que con aire entre humilde y altanero,/a la extranjera de ostentosas pieles/contempla inmóvil, en sus ojos fi-jo, ése es Julio Romero,/el califa andaluz de los pinceles...». Y otro gran novelista e intelectual de altura, de otra generación posterior a la modernista, la generación del 14, la de Ortega, Sebastián Miranda y Marañón, comentando la obra de Romero de Torres apreció «el sentimiento místico y trascendental de la vida en esa abismá-tica potencia de captación que asoma en los ojos de algunas de sus mujeres y nos pasma y suspende, como si nos asomáse-mos a un barandal en el borde último del universo». Como podemos apreciar, la sin-tonía entre el lenguaje de los artífices de la palabra y la pintura era, en este caso, manifiesta. Como lo será igualmente con la poesía de Manuel Machado, un muy ajustado equivalente literario y poético de la personalidad y del mundo plástico andaluz del artista cordobés, un mundo escindido entre el sentimiento del amor, de la carne y de la vida, y la presencia de la muerte. Temas viejos, temas sangrantes de entonces y de hoy, como el de la violen-cia ejercida contra la mujer (esa violencia del macho que acabaría con la vida de una de sus modelos, La Cartulina, y que lleva-ría a uno de sus cuadros), o el triste amor mercenario, el sexo, los celos y la muerte -la pasión y el dolor, el amor y la carne, el amor místico y el profano, la castidad y el pecado, la sensualidad y lo sagrado- todos esos temas palpitan en sus personalísimas creaciones, en cuyo racial dramatismo un cierto aire de fatalidad y misterio anticipa ya el clima trágico de lo que va a ser la An-dalucía lorquiana. Hay también una im-plícita y valiente denuncia social en esas pobres muchachas marchitas, al calor del brasero, que se asoman a los zaguanes de nuestras callejas, desde las que exponen las pobres galas de su primavera enferma, quizá de hambre. Algunos de esos cuadros estremecedores parecen exhalar el turbio olor de la carne desamparada, la soledad y el miedo en esos ojos de miradas infinitas, profundos de angustia y miseria, con bri-llo de fiebre triste sobre las hondas ojeras. Y no olvidemos tampoco ese original lati-do casi metafísico que sus sugestivos fon-dos nos sugieren, en un clima casi mágico de ensoñación y vigilia, de fiebre y duer-mevela, una Andalucía de oscuros jinetes enlutados, de paseantes solitarios, de pa-rejas de enamorados que se pierden por la orilla del río en los crepúsculos de la Ribera, así como cierta geografía urbana de iglesias, plazuelas, ermitas, palacios, conventos y espadañas, una arquitectura popular e histórica cordobesa.

¡Cómo Julio Romero ha inmortalizado, de verdad, para los siglos, el alma de Cór-doba!

Su cíRcuLO LITERaRIOSu gran admirador, Ramón del Valle In-clán, la máxima expresión del modernis-mo hispánico, repudiando al resto de los artistas que participaban en la Exposición Nacional de 1912, aseguró que Romero de Torres era «el único que parecía dueño de una estética... sutil que busca en las cosas aquel gesto misterioso que las hace únicas y durables». Pero ya Valle, en artículo pu-blicado en El Mundo, el 3 de mayo de 1908, nos advertía de la personalidad de su arte: «Julio Romero presenta cinco cuadros, y cualquiera de ellos es algo desusado en la pintura española y superior a todo cuanto aparece en la exposición. Este gran artis-ta, desdeñoso y silencioso, nos consuela de esa pintura bárbara de manchas y bro-chazos, donde jamás se encuentra la ex-presión de la línea, lo augusto del color, y la noble armonía de la composición. Él es, de cuantos pintores acuden a esta ex-posición, el único que parece haber visto en las cosas aquella condición suprema de poesía y de misterio que las hace dignas del Arte». Otro señero poeta modernista, Francisco Villaespesa, nos lo retrató en su poema «Maison Dorée», el centro de la alta vida social nocturna madrileña: «Y aquel otro, tocado de un sombrero/cordo-bés, de amplias alas,/moreno y enjuto co-

Romero de Torres, pasión y bellezaBIOGRAFÍA

Alfredo Asensi recupera la vida del pintor, la Córdoba y la España en la que se desenvolvió

Carlos Clementson

Julio Romero de Torres.

ANSELMO MIGUEL NIETO

prejuicios, que lo pretendían reducir a un peudofolklorismo de postal turística, la pintura de Romero de Torres, tras su juve-nil etapa realista y su europeizante simbo-lismo, se inserta en la más castiza expre-sión del modernismo español; algo para-lelo al hondo modernismo andaluz de un Manuel Machado, hoy también despojado de esos torpes y falaces tópicos que el fran-quismo proyectó sobre ambas figuras.

Este libro de Alfredo Asensi patentiza la vigencia y actuante memoria que la figu-ra de nuestro artista, uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX, ha tenido de siempre entre nosotros como creador de la plástica expresión figurativa del rostro y el alma de nuestra ciudad, de la mirada de Córdoba; un alma refugiada en la serena gravedad y hondura de esa mirada que él ha ido plasmando, con de-voción cordobesa, un cuadro tras otro, en los ojos de sus figuras femeninas, esos ojos que son la mirada de nuestra ciudad.

Nuestro artista ha acuñado en su pintu-ra sensual y profunda el espíritu y el ros-tro popular de nuestra histórica urbe, un rostro bello, hecho de melancolía y miste-rio. Enamorado de la mujer, ha plasmado la belleza íntima y plena de esas criaturas cuyos nombres son Carmen, Fuensanta, Teresa, Rafaela....

cuadernos del Sur AA Libros Diario cÓRDOBaSÁBADO25 DE MAYO DEL 2019 5

‘Pasión y belleza. Julio Romero de Torres y Córdoba’. Autor: Alfredo Asensi. Edita: Diputación de Córdoba. Córdoba, 2019.

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Navegantes españoles del siglo XVI

Alianza Editorial ha tenido la acertadísima iniciativa de reedi-tar dos volúmenes en su colec-ción «Libro de bolsillo» sobre las

expediciones científicas y descubrimien-tos españoles en el Pacífico a lo largo del siglo XVI. En estos tiempos en que se ha-bla sin pudor desde el desconocimiento de la historia y se pontifica desde la ig-norancia y la extrapolación, estos dos li-bros son un soplo de aire fresco y una oportunidad para documentarse adecua-damente y de forma amena sobre la tre-menda importancia de la labor científica y descubridora de los pueblos ibéricos a

Alianza Editorial reedita aquel relato ex-traordinario de la primera vuelta al mun-do, un libro de viajes asombroso, que ya el propio García Márquez definía como un «libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras no-velas de hoy». Libros de bolsillo, bien edita-dos, perfectamente actualizados, amenos, científicamente rigurosos, que en poco más de doscientas cincuenta páginas in-cluyen apéndices, notas, adenda, tablas, grabados, mapas, bibliografía e índices onomásticos.

lo largo del siglo XVI. El océano Pacífico fue publicado por Carlos Prieto en 1972 en Revista de Occidente y editado tres años des-pués por Alianza. Ahora vuelve a reedi-tarlo con gran acierto. Por un doble moti-vo: primero por su pertinencia en el mo-mento actual, como ayuda al lector para una correcta documentación, y en segun-do lugar por el hecho de que el libro de Prieto o el de Pigafetta no han perdido ac-tualidad sino todo lo contrario.

El primero facilita una comprensión clara y amena del mundo de las explora-ciones españolas a través del Pacífico. El segundo volumen es el relato de la pri-mera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano escrito por un testigo que viajó en aquella expedición, Antonio Pigafetta.

Alberto Monterroso

‘El océano Pacífico’. Autor: Carlos Prieto. ‘La primera vuelta al mundo’. Autor: Antonio Pigafetta. Editorial: Alianza Editorial. Madrid, 2019.Juan Sebastián Elcano.

HISTORIA

La seducción de una iluminadaLa escritora norteamericana Mary Karr continúa la narración de su complicada vida

Ricardo Bellveser

MEMORIAS

He hecho mucha tera-pia por la complica-da infancia que tuve, (…). Lo recuerdo todo,

tengo muy buena memoria. Hay una hormona relacionada con el estrés que hace que recuerdes más los episodios traumáticos. (…). Creo que recuerdo más que el resto de la gente. En mi cabe-za todos los episodios están ahí, bien ordenados, como en distin-tas burbujas. Recordar también forma parte de un proceso», le contestó Mary Karr (Texas, 1955), a la periodista Leticia Blanco, en una entrevista publicada en El Mundo, a raíz de la edición en es-pañol de Iluminadas (Periféricas/Errata Naturae, 2019), en res-puesta a la pregunta «¿Cómo es capaz de acordarse de todo?».

La cita es imprescindible por impecable, ya que cuando uno lee este tercer tomo de esta au-tobiografía, se queda totalmente desconcertado. El primer tomo lo tituló El club de los mentirosos (en español, Periférica & Errata natu-rae, 2017), que se convirtió pron-to en el libro más vendido en USA con una excelente acogida en es-pañol. Le siguieron Cherry (2000) y Lit (2009), de los que no hay ver-sión en lengua española.

Vayamos por orden. ¿Cómo nos disponemos a leer una biografía de alguien que no es un persona-je relevante en algún aspecto pro-fesional, es decir, que no es una célebre médico, o descubridora, investigadora, Premio Nobel, et-cétera, sino una persona normal y una poeta poco conocida? Lo que nos lleva a un nuevo pensamien-to: ¿qué es aquello a lo que po-

Mary Karr.

JOE MACNALLI

dríamos considerar hoy normal?, y a otro más, ¿no tiene toda vida humana un interés fundamental y, en especial, la forma de enfren-tarnos a nuestro pasado?

La normalidad de la que nos ha-bla Karr es sumamente peculiar. Su padre era un alcohólico dota-do del don de la persuasión, un jugador simpático y embustero,

que la llevaba a ella con él en sus tropelías por oscuros tuburbios, por eso llamó al primer tomo de sus memorias El club de los menti-rosos. Un personaje a su vez tan desequilibrado en lo emocional como soberbio en su personali-dad. Se casó siete veces.

Su madre, culta y sensible, también alcohólica, con brotes

sicóticos, en una ocasión intentó matarla a ella con un cuchillo de cocina, nos cuenta. Mary Karr ha escrito estas memorias, y las ha presentado, «ahora que ya llevo 30 años sobria».

Como había empezado provo-cado por la entrevista, he buscado cómo ha sido recibido este libro por la crítica internacional y la re-

vista de libros del New York Times considera que esta biografía es «una clase magistral sobre el arte de escribir memorias», mientras que Samantha Dunn en Los Ánge-les Times asegura que una de las mayores virtudes de esta autora es que «podría leerte su lista de la compra y su humor te haría llo-rar de risa». Susan Cheever, llega a decir en el NYT que Karr «ha es-crito el mejor libro que he leído en años».

Todo lo que encuentro son ha-lagos, que destacan el talento de su autora, la vivacidad de su escri-tura, el acierto en exponer su sen-tido del humor, su humanidad y su verdad, pero en mi opinión el verdadero interés de este libro es el comprender con qué tino Ma-ry Karr ha sabido retratar a su generación, o mejor dicho, a las mujeres neoyorquinas de su gene-ración, que, según afirma, han pa-sado por situaciones que ningu-na mujer de hoy toleraría pasar. ¿Nos creemos tanto halago? Yo sí porque se los merece.

El libro se promociona con es-ta tremenda dureza: ¿Es posible reírse a carcajadas mientras lees un libro que trata sobre el amor, el alcoholismo, la depresión, el matrimonio, la maternidad y… Dios? Por supuesto. Iluminada es un ejemplo irrefutable, un libro hipnotizante, una biografía na-rrada con la técnica de una gran novela de tintes epopéyicos.

‘Iluminada’. Autora: Mary Karr. Editoriales: Periférica y Errata naturae. 2019.

6 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019

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Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019 7

El órfico temblor de la armoníaAntonio Colinas construye una obra imprescindible sobre la filósofa María Zambrano

Alejandro López Andrada

BIOGRAFÍA

Escribir un ensayo enjun-dioso, elaborado, desde el afecto y la firme ad-miración hacia la per-

sona que es objeto de este, pro-duce emoción ética y estética no solo en aquel que lo hace, si-no aún más en aquellos lecto-res que en él nos adentramos pa-ra saborear la calidez del texto y la solidez de su contenido. Es lo que nos ocurre en este caso. Aquí en esta obra, de tema histó-rico y biográfico, uno halla ade-más del destello literario de un autor que dibuja y retrata a Ma-ría Zambrano con el lírico pul-so de su prosa cristalina (Anto-nio Colinas es un prosista ex-cepcional) la radiografía social y cultural de nuestro país en el pasado siglo XX. Es por ello, por esa fusión extraordinaria entre lo narrado y el estilo en que se cuenta, por lo que este libro re-sulta imprescindible para llegar a conocer los entresijos de la vi-da y la obra de la escritora Ma-ría Zambrano, una de las muje-res intelectuales más valiosas de España durante el pasado siglo, que ella sobrellevó con una in-tensidad serena que Antonio Co-linas, el autor de este volumen, ha logrado captar maravillosa-mente a través de un lenguaje fluido y sensorial.

Nada más comenzar, en el sex-to párrafo del libro, el autor del mismo tiende una pregunta que dibuja, con o sin respuesta, el sentido sagrado y armónico de la obra que definió y define a María Zambrano como una escritora magnífica y genuina: «¿De dón-de nace en el creador auténtico esa necesidad de soledad de la que brota la necesidad de escri-bir, la palabra que es revelación, la palabra nueva?» (pág. 12), y unas líneas después el mismo Colinas añade que, en este caso, quizá nazca de los padecimien-tos, ausencias, incluso traiciones -podemos sugerir-, que sufrió la escritora y filósofa malagueña a lo largo y lo ancho de su dilata-da vida como irá viendo el lector que se adentre en este texto don-de hallamos las claves espiritua-les y los modelos éticos, morales, que movieron a María Zambrano a la hora de elaborar su obra filo-sófica y literaria.

Dividido en capítulos cálidos e intensos (veintiuno en total), esta obra nos muestra fragmen-tos deliciosos como el dedicado a la carta que el poeta leonés es-cribió, y no envío, a la escritora malagueña, del que extraemos estas líneas: «Has creído -como

María Zambrano, en 1987, tras recibir el doctorado honoris causa por la Universidad de Málaga.

CÓRDOBA

Sócrates al responder al orácu-lo de Delfos- en la duda, y la has respetado, porque sabes en qué espacio razonas, sientes y vives» (pág. 29). En este capítulo, como en otros de esta obra, Antonio Colinas muestra con fluidez la admiración profunda y lumino-sa que siente desde hace años por Zambrano, a la que le unía una amistad sólida y firme. Así expli-ca el poeta la honda impresión que tuvo al toparse con el libro El hombre y lo divino, de la escrito-ra malagueña, que para él consti-tuyó en su día «un hito en el pa-norama literario de este siglo» (se refiere al siglo XX), una obra que, según él, superó a muchas de las que escribieron los maestros de María, esos escritores y filósofos españoles clásicos que ella tanto

la Cruz y Antonio Machado, igual que por la de Giacomo Leopardi, poetas órficos y esenciales todos ellos, en los que el cálido temblor de la armonía brota de la emo-ción de sus poemas superando ésta a la elevada reflexión.

Sería muy difícil destacar den-tro del libro, debido a la enorme enjundia del conjunto, un capí-tulo especial por su contenido. No obstante, aun así nos arries-gamos a resaltar el titulado «La Piece: una etapa decisiva», don-de conocemos el dolor terrible y lacerante de María Zambrano ante la muerte de su hermana Araceli, a la que se hallaba me-tafóricamente soldada en cuerpo y alma. Por otro lado, en el mis-mo capítulo Antonio Colinas nos habla del manifiesto presentado por la escritora malagueña, jun-to a escritores e intelectuales de la talla de Borges, Auden, Berga-mín, Quasimodo, Montale y Pau Casal, ante el Papa Juan XXIII so-licitándole que no desapareciera el uso del latín en la liturgia ca-

‘Sobre María Zambrano.Misterios encendidos’. Autor: Antonio Colinas. Editorial: Siruela. Madrid, 2019.

tólica. Por último, dentro de este apartado, conocemos también la amistad que ella tuvo con Leza-ma Lima y la admiración especial que siempre sintió por la obra de Dante y, sobre todo, por la escri-tura de San Juan de la Cruz. En otro capítulo también delicioso y sugestivo, «Algunas claves de Antonio Machado y de María Zambrano en Segovia», el autor leonés muestra la predilección ética y estética de la escritora malagueña por la obra poética del autor de Campos de Castilla, al que conocieron María y su padre, don Blas Zambrano, durante su estancia en Segovia, donde ella vivió desde los cinco a los diecio-cho años.

Y en el mismo lugar geográfi-co, el conocimiento de Machado le ligará mágicamente a la poesía de San Juan de la Cruz, quien se inspiró en el paisaje segoviano a la hora de elaborar una de sus más bellas liras: «Y a las subidas/cavernas de la roca nos iremos...». Colinas resalta que la obra litera-ria y filosófica de María Zambra-no está toda impregnada de un tono sagrado, esencialmente ór-fico y místico, que la define de un modo genuino. Y quizá sea por eso, por el sentido órfico de su obra, por lo que empatizó tan-to con la de Antonio Machado, a quien defendió valientemente cuando el poeta Luis Cernuda lo intentó ningunear tratándolo -lo mismo le hizo a Miguel Hernán-dez- como un poeta menor de ai-re campesino. La buena amistad que tuvo María con el autor de Campos de Castilla queda reflejada en la carta que éste le escribe des-de Rocafort (Valencia), donde le relata el sueño que tuvo con su padre, don Blas Zambrano. En la misma página, Machado cuenta la última vez que vio al padre de María: «Vi a don Blas, por última vez, en Barcelona, acompañado por su hija -esta María Zambrano que tanto y tan justamente admi-ramos todos-. Pláceme recordarlo así, ¡tan bien acompañado!» (pág. 209).

Fragmentos así abundan en todo el texto de esta obra emoti-va, imprescindible, sobre la que destella ese órfico temblor de la armonía que Antonio Colinas ha puesto a la hora de escribirla, convirtiendo a este ensayo en un libro magistral.

«Antonio Colinas muestra con fluidez la admiración profunda y luminosa que siente desde hace años por Zambrano»

admiraba, como, por ejemplo, Unamuno y Ortega y Gasset.

En otro capítulo de este ensa-yo magistral, el titulado «Una lla-mada», Antonio Colinas confiesa de qué modo, y en qué circuns-tancias, llegó a conocer personal-mente a la filósofa malagueña, y, al mismo tiempo, hace alusión a la suculenta correspondencia epistolar que hubo entre ambos antes de que regresara del exilio a nuestro país. Por otro lado, a lo largo del libro van apareciendo emotivos instantes donde el es-critor leonés nos dibuja esas vi-gorosas y fértiles sintonías éticas y estéticas que les unen a los dos, sobre todo la fervorosa inclina-ción, la admiración profunda y el enorme respeto que sienten por las obras poéticas de San Juan de

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8 Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019

Feminismo, arte e ingenioVernon Lee muestra en ‘Vanitas’ su conocimiento de la estética y la condición humana

Pilar Muñoz Aguilar

RELATOS

Tres ciudades, Venecia, Londres y Florencia, sir-ven de escenario para presentar las historias

de tres mujeres de la alta aris-tocracia europea en el contex-to histórico y social de finales del siglo XIX y principios del XX. Vernon Lee (1856-1935), escrito-ra británica de excepcional inte-ligencia y notable ingenio, abra-zó el esteticismo y el amor al ar-te por el arte (the art for the art’s sake). Recibió, al igual que Oscar Wilde o W. Bernard Shaw, el in-flujo del profesor Walter Pater. Su juventud transcurrió viajan-do por Europa y recibiendo una exquisita educación que ella aprovechó excelentemente gra-cias a su talento y sensibilidad. Cultivó el ensayo estético así co-mo numerosas novelas y relatos fantásticos.

Su verdadero nombre, Violet Paget, se mantiene oculto bajo el pseudónimo de Vernon Lee, algo que venía siendo habitual entre escritoras, como es el caso de Ma-ry Ann Evans, que firmaba con el nombre de George Eliot, o Char-lotte Brönte bajo el pseudónimo de Currer Bell, en una época en que existía un claro recelo hacia cualquier demostración intelec-tual de la mujer. En este periodo histórico el rol femenino estaba circunscrito al ámbito exclusi-vamente doméstico y el mayor logro de una mujer de buena po-sición era conseguir un buen ma-trimonio como queda reflejado en las novelas de Jame Austen, de principios del siglo XIX.

Violet Paget, mujer de carác-ter, comprometida con el femi-

Vernon Lee.

CÓRDOBA

nismo, nos propone en su libro tres modelos de mujeres, Lady Atalanta, Valentine Flodden y Madame Krasinska, que rompen con el estereotipo femenino del momento.

En el primer relato, Lady Ata-lanta se perfila como un perso-naje lleno de vigor y fortaleza moral y física. «Lady Tal perma-necía sentada con ese aire inde-finible de ser demasiado grande, demasiado fuerte, demasiado bien relacionada y demasiado satisfecha consigo misma y con todo lo demás para aquel deca-dente, plebeyo y cohibido uni-verso» (pág. 38). Y lejos de lo

que es de esperar en una mujer de su condición social, muestra además inquietudes literarias y aspira a crear su propia novela. Con su determinación y empeño turba al personaje masculino, el escritor Jervase Marion. «Marion lo entendía ahora desde el prin-cipio: su sorprendente debilidad ante Lady Atalanta, su increíble sumisión a las órdenes de la arro-gante y audaz joven aristócrata» (pág. 47).

En el segundo relato, Lady Flodden, aun perteneciendo a la clase acomodada, asombra a su vez al alfarero socialista, Leonard Greenleaf por la falta de refina-

un nuevo y mejor orden social?... La humanidad no era malvada ni perversa; y la injusticia, la ex-travagancia y la crueldad de los ricos eran, sin duda, resultado de la ignorancia: había que ense-ñarles que podían pasar sin algu-nas cosas y que los demás nece-sitaban mucho esas cosas» (págs. 119-120). En la tercera y última historia, Madame Krasinska, mu-jer rica y bella, educada para el ocio y el disfrute de la vida, sufre una gradual transformación has-ta llegar a confundirse con la fi-gura sombría, triste y perturbada de la anciana Sora Lena. «Siempre había tenido dinero, salud, atrac-tivo, y la gente siempre le había repetido, en Nueva York, en Lon-dres, en París, en Roma y en San Petersburgo, desde su más tierna infancia, que su única tarea en la vida era divertirse» (pág. 180). Con esta metamorfosis, Vernan Lee advierte al lector de la bana-lidad y fugacidad de los placeres ante la perspectiva última de la muerte.

Vanitas deleita al lector por la esmerada reflexión psicológica de los personajes, cuya destreza recuerda a las novelas de Henry James, también por las exquisi-tas y bellas descripciones de los distintos escenarios en los que se desarrollan los hechos, donde Violet Paget exhibe su amplio co-nocimiento de la estética, el arte y la condición humana.

miento en sus maneras así como por la familiaridad y cierta lige-reza que muestra en sus conver-saciones, lo cual la hace parecer excéntrica: «Había en la señorita Flodden ciertos rasgos algo tos-cos en modales y lenguaje, afec-taciones de argot de colegiala, vestigios de rusticidad que afec-taban a los sensibles nervios del ceramista por carecer de elegan-cia» (pág. 120).

Sirve también el relato para proyectar el interés del momento en cuanto a la concienciación de clases sociales en un periodo his-tórico convulso. «¿Por qué no po-día la sociedad entera trabajar en

‘Vanitas’. Autora: Vernon Lee. Editorial: La isla de Siltolá. Sevilla, 2019.

Sentir, aprender y opinar

Dos científicos y un filósofo, los tres docentes y escritores, expo-nen sus opiniones, publicadas como artículos periodísticos en

diversos medios de comunicación a lo lar-go de toda una vida profesional. Sebastián Muriel, Casimiro Barbado y Antonio Gon-zález recopilan en este volumen las pre-ocupaciones e inquietudes que los han ido acosando durante años de enseñan-za, cultura, divulgación científica y filoso-fía. El libro es un compendio de su pen-samiento donde lo docente se mezcla con la opinión política, social e intelectual, en artículos breves y sugerentes, escritos con

individuo, la nueva ilustración, la demo-cracia, Europa, el valor de la educación, fa-natismo, terrorismo, ecología o pacifismo, también en estas páginas aparecen algunos fragmentos escogidos de otros libros suyos (India de las mujeres, Quijote en la Habana, Re-publicanismo cívico). Pareceres de toda una vida, opiniones y reflexiones de altura a cargo de tres profesores, científicos, escri-tores, que en las pequeñas dosis de estos artículos periodísticos dan una imagen profunda, completa y de gran prosa acerca de los temas más vivos de la actualidad.

pluma ágil y seductora, impregnados de educación, ciencia, filosofía, literatura, política y arte, un terreno ubérrimo don-de se aprecian las inquietudes de sus au-tores, presentadas desde diferentes enfo-ques, sobre los problemas más acuciantes de nuestra sociedad.

Sebastián Muriel siempre ha colaborado en prensa «convencido de la enorme capa-cidad que tiene la ciencia para formar una ciudadanía culta». Ciencia, tecnología y so-ciedad están perfectamente imbricadas con el contexto social en que nos movemos, en una «encrucijada de libertades» donde se mezclan artículos de opinión, cartas, poe-sías y algún que otro relato delicioso don-de el físico muestra su perfil de escritor y humanista. Casimiro Barbado entiende la

Alberto Monterroso

‘Pareceres’. Autores: Muriel, Barbado y González. Edita: Litopress. Córdoba, 2019.

ciencia como parte esencial de la cultura y sus artículos sobre educación, divulga-ción científica y laicismo asombran por su alcance y su habilidad para narrarlo todo con belleza, como si fuera un relato que en-candila al lector y lo va sumergiendo len-tamente en las redes de un estilo amable y seductor. Antonio González ha escrito una verdadera biografía intelectual, un diccio-nario completo de todos los pensadores que lo han influido a lo largo de su dilata-da y fructífera vida docente e intelectual. Hace un ameno repaso de aquellos artistas y escritores que lo han convertido en un fi-lósofo rebelde y heterodoxo, en un hombre de profundas ideas y sorprendente análisis. No solo disfrutaremos en esta última parte del libro de asuntos como la soberanía del

ARTÍCULOS

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Lo que la realidad esconde

En su último poemario, Los falsos días, el poeta hispalense Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaira, 1973) nos invita a un apasionante viaje por la experiencia de lo cotidiano. Este viaje, como él

mismo nos advierte, no es superficial ni frívolo porque de él «ningún alma sale indemne, ningún cuerpo pen-sado sin rasgar».

Este periplo vital está repleto de peligros (Darkness) que nos acechan al doblar la esquina, de vacíos, de soledades y de rutina, en los que ya se atisban las primeras mani-

Félix Ángel Moreno Ruiz

‘Los falsos días’. Autor: Jesús Cárdenas. Editorial: Alhulia. Granada, 2019.

festaciones de decadencia y de ruina, que se combaten buscando, en las noches de tormenta, un relámpago que ilumine la existencia.

En el pasar de estos falsos días, hay tiempo para el amor y para el desamor, para lo inefable, para la separa-ción forzada (y forzosa) y para el reencuentro, para la ne-gación más nihilista y para la esperanza de una vida que comienza, para lo misterioso y para lo cotidiano, para el cambio de rumbo y para el eterno retorno, para las mise-rias y para la desprendida generosidad, para lo prosaico y para el arte: la pintura, el cine, la poesía...

Sobre todo, la poesía, que se convierte en la tabla de salvación para el náufrago porque «puede estremecer

nuestros pequeños corazones, aprisionar la garganta del agua y detener el vuelo de las palomas», porque es ver-dad, una verdad que se nos revela, susurrándonos, «con hurtos perspicaces».

POESÍA

Reseñar el más reciente libro de Francisco de Paula Sánchez Za-morano es recordar a la vez que antes ha firmado poemarios co-

mo Tiempo detenido y novelas como El cre-púsculo de Virbio o Paraíso imposible, ade-más de títulos de relato breve como Rue-da de máscaras o Trece de diciembre. Todos han sido publicados por Ánfora Nova, editorial de su elección que igualmente le edita ahora este libro de poemas Luz furtiva, como todos los de este sello be-llamente cuidado y con ilustraciones ex-celentes del artista Luis Manuel García Cruz. Presentado y prologado respectiva-mente por José Carlos Gómez Villaman-dos, rector de la Universidad de Córdoba, y por el director del Diario CÓRDOBA, Francisco Luis Córdoba, el primero desta-ca que sus versos conllevan «una eviden-te unidad temática, e irradian un mar-cado tinte existencial y a veces autobio-gráfico», mientras que el segundo pone de manifiesto que «no hay folio que foto-copie el alma, pero sí hay plumas que la vuelven transparente; la de Francisco de Paula Sánchez Zamorano».

Con un conglomerado de diversos asun-tos líricos, expresados frecuentemente por la mezcla de versos heptasílabos y endeca-sílabos sin rima, ya el poema de apertura «Diosa mortal» descansa «sobre el inhabi-table territorio que tú y yo recorrimos», se-ñalando así que la principal vía de escape emotivo va a ser la amorosa, precisamente la que da lugar a su primer apartado «Ana-tomía del deseo», que al descomponerse en seis poemas ratifica esa línea emocio-nal «cuando moría la noche en suspiros/y mi boca surcaba/la suya y el mar de su cuerpo desnudo». De este modo, el amor va tiñendo muy distintos espacios: lo hace primero, con referencias mitológicas, por el entorno del Puente Romano, al afirmar que «Córdoba es un remanso de belleza:/la luna, ella, los ojos del puente, su desnu-dez y el río»»; luego en «A ti me consagro»; después en el sueño que desea recobrar la presencia de Al-Zahra, cuya ausencia re-clama lo «que en mis labios dejaron tan-tas noches/de insomnio imaginando sus

dorar con bellas expresiones e imágenes el transcurrir lírico, reconociendo que «regresa a mis adentros lo que fui/cuando la última rosa se marchita/en su propio suspiro/al sol abrasador de los temores». Y es esa sutil y bella expresividad la que alaba Gómez Villamandos al afirmar que los poemas (son veinticinco, en total) «con-tienen un amplio repertorio de metáforas muy atractivas».

LO MÍTICO Y LO PERSONALCon esa alternancia entre lo mítico y lo personal, embadurnado todo de la vislum-bre amorosa, avanza el poemario para lle-gar precisamente al siguiente apartado «Desde los mitos», que se abre con uno de los mejores poemas del libro, «Amor, ¿mi-to?», con versos tan espléndidos como es-tos: «Allí donde no existe la razón/y el río viene envuelto de zozobras/me detuve una tarde/para escuchar su voz». A esto siguen otros reflexivos («Amor platónico») y otros en que lo mítico confluye con vibraciones individuales, como en «Venus indecisa» o en «Andrómeda», que impulsa a escribir: «Sé que no soy Perseo.../Me sumerjo en las dudas/del mundo y sus prejuicios/y luego en la utopía». Así, entre sueño y realidad, entre símbolo y vivencia, la contención lí-rica sitúa al lector ante los seis poemas de «Enigmas», más remansados, pero igual-mente equilibrado en los dos citados po-los y con una emoción sometida siempre «bajo el yugo de su blanca mirada», que es la del amor, aferrado al paisaje real de Córdoba y su entorno (porque aparece la Luna «con su redondez blanca/reinando sobre la noche del mundo/entre la quie-tud de Sierra Morena»), aunque también a los recuerdos y al pasado -a veces diluido en errores- de vívidas presencias: «Luego me subyugaron los reflejos/de sus formas y su frente de luz/mientras mis labios se embrujaban de ella/para aliviar el fuego abrasador». Y así, en perfecta sintonía con todo el amor latente en los poemas ante-riores surge el bellísimo y sentido epílogo cuyos tres versos últimos son la corona de los precedentes, al reconocer: «Fue una gé-lida tarde de diciembre/cuando sentí que mis venas ardían/mientras yo te miraba». Aquí el mito y la realidad confluyen armo-niosamente para concluir el mejor poema-rio de Sánchez Zamorano.segunda sección titulada «Exilio», con

otras seis composiciones que exhiben a veces un tono dolorido «de proyectos trun-cados/por el sino de seres defectibles/de la tierra que habitan», con menciones de vi-vencias agradables (véase «Intimidad») o con otras historias de «dulzor y amargura» como la que recrea el amor entre Wallada y Ibn Zaydun («Desliz»). Así, con un vaivén de recuerdos y de reflexiones el poeta sabe

Los espacios del amorPOESÍA

Ánfora Nova edita ‘Luz furtiva’, de Sánchez Zamorano

Antonio Moreno Ayora

Francisco de Paula Sánchez Zamorano.

A.J. GONZÁLEZ

‘Luz furtiva’. Autor: Francisco de Paula Sánchez Zamorano. Edita: Ánfora Nova. Rute, 2019.

caricias»; y finalmente, aludiendo una vez más a distintas ambientaciones, los poe-mas «Dánae» e «Historia intemporal» revi-ven los mitos respectivos de Zeus converti-do en lluvia de oro para poseer a la ninfa, y de una pareja anónima que goza de su pasión «para quienes han sido señalados/por el dedo inflexible del amor».

El libro, de léxico minucioso y de alta capacidad descriptiva, se adentra en una

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Sobre poetas y poesía

Sugestiva y atrayente la identifica-ción de la poesía con esa hermosa ave asiática de colorido plumaje, símbolo del ave del paraíso, nexo

entre los dioses y la tierra que es el faisán. Nos advierte el autor con este seductor envoltorio de la belleza de su contenido. León Molina propone al lector un ameno paseo a través de los aforismos de cien-to quince autores que él mismo ha selec-cionado minuciosamente como exquisi-to muestrario de la estética e ingenio que condensan este tipo de reflexiones de raíz esencialmente poética. León Molina (Cu-ba, 1959) ha publicado poemarios como Señales en los puentes (1994), El son acordado (2004), Llegar (2010) o El taller del arquero

que abre esta antología, cuyo título está adoptado de un aforismo de Wallace Ste-vens, y pensamos la poesía como un fai-sán, descubriremos el propósito último de su ser para mostrarse con todo su es-plendor, desnudez y belleza, siempre asida al alma individual y única de cada poeta. Molina nos ofrece en esta antología de afo-rismos la tentadora y atractiva posibili-dad de adentrarnos en la experiencia del pensamiento ya madurado de un nutrido grupo de poetas. Asistimos al goce de una cuidada y exquisita variedad de voces en-marcadas en la concisa estructura de sus aforismos.

(2014). La Isla de Siltolá publicó su anto-logía Verdad y media. Antología de aforismos españoles del siglo XXI (2001-2016) y un libro de aforismos propios, Mapa de ningún sitio (2017). Ahora presenta La poesía es un fai-sán (2019).

Cuando el poeta se detiene ante el espe-jo de su labor creativa para cuestionarse el propósito íntimo de sus versos, el prísti-no origen de la inspiración artística, de la realidad y la multiplicidad de sus formas, justo entonces, aflora el germen esencial y metafísico de un poema en forma de afo-rismo o de aforismos hilvanados a la ner-vadura poética de la inspiración. El lector que se acerca a esta sugerente antología se dispone a participar del placer que supone la inmersión en su lectura, al tiempo que acepta el reto intelectual de descifrar cada una de las máximas e ideas que se proyec-

Pilar Muñoz Aguilar

‘La poesía es un faisán’. Selección de León Molina. Editorial: La isla de Siltolá. Sevilla, 2019.

AFORISMOS

tan en sus páginas. «La poesía no busca el misterio, sino la verdad: por eso es miste-riosa», Ángel Crespo (pág. 33). «La falsa po-lémica entre poesía elitista y accesible se zanja con un solo precepto incuestionable: no tomar nunca al lector por menor de edad», Eduardo García (pág. 77). Nos aden-tramos en un juego a medio camino entre el disfrute poético y la meditación estética y racional de lo que se nos ofrece para ser escuchado, sentido, interpretado y quizá nuevamente imaginado o transmitido. «La filosofía y la poesía son fronterizas de un solo país inconquistable», Vicente Núñez (pág. 231). «La poesía es la lucidez de un ejercicio medido y desmedido», Carmen Canet (pág. 60). «Un poema ideal: cada uno de sus versos puede funcionar como el tí-tulo de un libro», Vera Pavlova (pág. 228).

Si volvemos a la contundente metáfora

Olvidando los límitesJosé Antonio Sáez salta las fronteras de los géneros literarios con ‘Los ojos deseados’

Pedro M. Domene

PROSA POÉTICA

Cuando seamos capaces de olvidarnos de los lí-mites que se establecen entre los géneros lite-

rarios, y aboguemos por una in-tertextualidad entre los concep-tos, conscientes del uso adecua-do que le otorgamos a la palabra y a la expresión misma, entonces lírica y narrativa o, lo que es lo mismo, la noción de poesía y el fundamento de prosa dejarán de establecer esas diferencias que la historia de la literatura les ha ve-nido otorgando, con o sin razón alguna, y lejos de concretar una definición como ¿qué es un tex-to poético?, o ¿qué un texto na-rrativo?, intercambiaremos am-bos criterios desde un punto de vista valorativo, entonces deja-remos de etiquetar ambas pro-puestas discursivas para susten-tar esa estimación en una estéti-ca que nos ofrezca perspectivas tan variadas como distintas.

La obra literaria de José Anto-nio Sáez (Albox, Almería, 1957) se ha ido transfigurando desde Vulnerado arcángel (1983) hasta En la otra ladera (2018) como una for-ma de liberación personal, y en un ejercicio lírico que ha deriva-do con el paso de los años hacia una espiritualidad en su senti-do más preclaro, aunque eso sí, consciente de ese sentimiento de frustración y de desaliento, tema que sustenta buena parte de su corpus poético que, desde la más absoluta honradez, vislumbraba una realización personal en un territorio hostil. Así convertía parte de su vida en esa obligada

José Antonio Sáez.

CÓRDOBA

devoción y obediencia a una exis-tencia preexistente, a una suerte de espacios más equilibrados has-ta conseguir esa transfiguración del paisaje y del espíritu como

elementos válidos para un hom-bre que se sumerge en el inexo-rable paso de su devenir, y le otorga a su existencia la validez de una profunda reflexión sobre

los conceptos tradicionales: vida y muerte, sin olvidar que ese otro sentimiento de frustración espiri-tual quedaría, para el almeriense, enmarcado en la valiosa estética heredada de los novísimos.

El poeta no deja de insistir en el conocimiento humano que lo aproxima a una trascendencia, a un concepto de lo sagrado en su cotidiano devenir, y así enten-demos y justificamos esta nueva apuesta, Los ojos deseados (2019), que se sustenta en el cuidado que el autor pone en la organización de su libro; en realidad, una suce-sión de textos breves, o «perlas», de entre diez y quince líneas, y que semánticamente otorgan a su prosa la búsqueda de una caden-cia a través de calculadas pausas y una equilibrada distribución del ritmo lector, y se añaden los acentos que logran el alcance de esos objetivos aún vigentes de la retórica: persuadir a través del de-leite en el uso de la palabra, y co-municar más eficazmente ideas, imágenes y sentimientos, ele-mentos en los que Los ojos deseados están más que presentes porque la voluntad de José Antonio Sáez se concreta en la descripción de emociones y lugares, y se queda articulado en un monólogo que, en cada línea, explica y aclara ideas y argumentos que el autor irá desarrollando para que a tra-vés de las imágenes proyectadas entremos en su realidad, o en la nuestra propia, y así se le otorga corporeidad a esos ojos deseados sin los que, como afirma el poeta, no sería posible vivir. El almerien-se ha encontrado, finalmente, el sosiego para poder escribir su nuevo libro, y con la certeza abso-

luta de haber alcanzado la pleni-tud vislumbra esa visita del ama-do ante esa luz en suspensión, y en transparencia, cuando siente que la revelación se ofrece en un descubrimiento interior, y la gra-cia de la lucidez se percibe en los límites del lenguaje. Entendemos como su estilo es inefable, y por inefable consideramos aquello que no puede explicarse con pa-labras, en la línea del mejor San Juan de la Cruz y que, como el abulense, expresa una experien-cia de amor supremo que, por su condición especial, resultará difícilmente comunicable a sus contemporáneos. Sería de una ig-norancia absoluta no pensar que, lo relativo al amor, se traduce en los versos de Sáez en inteligencia mística, y ante la dificultad de comprensión el poeta se vale de ese lenguaje sobre los sentidos, y lo traduce en amor humano, y pese a esa experiencia de mística inefable, intuimos «una luz gene-ral» en sus palabras, representa-das por una variedad de hechos maravillosos que jamás nos atre-veríamos a describir porque sus visiones, o sus bellas imágenes están repletas de paradojas, antí-tesis, símbolos y metáforas, recur-sos que reflejan la dificultad que el poeta encuentra para transmi-tir su experiencia más intrínseca-mente mística.

‘Los ojos deseados’. Autor: José Antonio Sáez. Editorial: Alhulia. Granada, 2019.

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Cuadernos del Sur AA Libros Diario CÓRDOBASÁBADO25 DE MAYO DEL 2019 11

Retablo de horas épicasSiles realza la lírica con su nuevo poemario ‘Galería de rara antigüedad’

Alejandro López Andrada

poeSía

Son pocos los grandes poetas consagrados, de amplio reconocimien-to nacional, que man-

tienen una altura lírica envi-diable en cada poemario nuevo que publican. en las últimas dé-cadas, junto a autores de la ta-lla de antonio Colinas, Carnero o Gimferrer, todos ellos ligados de un modo u otro a la genera-ción Novísima -no tanto Colinas, salvo en sus dos o tres primeros poemarios-, el más joven adscri-to a dicho grupo, Jaime Siles (Va-lencia, 1951), ha conseguido ela-borar un itinerario de carácter lírico muy sólido y compacto, dando a la luz títulos esenciales como, por ejemplo, Semáforos, se-máforos (1989), premio Interna-cional Loewe de poesía, Himnos tardíos (1999), premio Interna-cional Generación del 27, o Des-nudos y acuarelas (2009), premio Tiflos. en todos los libros men-cionados, y en otros suyos, pal-pita la voz personal de un autor que domina la forma y la mú-sica del poema como muy po-cos en este país, donde última-mente se está publicando ese ti-po de poesía descafeinada, cursi y romanticona, marwánica y de-ffrediana, que tanto interés vie-ne despertando entre púberes y adolescentes con acné.

No obstante, no todo es, por suerte, mala lírica. a Dios gra-cias, Jaime Siles (Valencia, 1951) desde sus comienzos apuesta por la poesía luminosa, en estado pu-ro, lo que se agradece hoy más que nunca en vistas de cómo es-

Jaime Siles.

SÁNCHEZ MORENO

tá el patio poético nacional. aquí en este nuevo libro, Galería de ra-ra antigüedad, con el que ha ob-tenido el premio Gil de Biedma en su última edición, Siles vuelve a ofrecernos lo mejor de su obra lírica en piezas de una calidad es-tética admirable que nos hacen confiar en que, pese a deffreds y marwanes, la poesía en estado pu-ro es posible aún. así, el enorme vate valenciano va derramando a lo largo de este libro versos y poe-mas sublimes, impregnados de un tono épico elegante, esbelto, emotivo, incluso nostálgico a ve-

ces, pero nunca gélido, envarado. Hacía ya mucho tiempo que uno no leía versos de un fondo épico y sagrado como estos: «Todos fue-ron quemados junto a sus cara-millos,/mientras pan en su selva, armado con su siringa/hecha de cañas, hizo un ceño en su rostro y sonrió».

Y unas líneas después el autor añade estos otros: «Su sangre fue cayendo/por las gradas del tem-plo y su mancha/en el mármol de todas las columnas/floreció». Un tono envolvente de ternura legendaria y sensibilidad clási-

ca, en un sentido literal, recorre este noble retablo de horas épi-cas donde el tiempo es elástico, líquido y sonoro, y va y viene a su aire, de un sitio para otro, con la voz del poeta encapsulada en las pupilas de un chico que mi-ra la historia con asombro y se siente guerrero, sabio, filósofo, dios incluso de un tembloroso cielo de papel con columnas de seda y bóvedas de amor: «Yo soy aquel muchacho que hizo una/de aquellas dos preguntas al sa-bio aristón./entre tanto, él ha muerto y yo he envejecido/can-

sado de vivir en la metáfora./por eso me pregunto si la muerte lo es». Muerte y vida, sueño y dolor, lucha y paz, miedo y esperanza, pensamiento y emoción, ternura y pasión, y muchos más concep-tos e ideas sublimes se funden y amalgaman en esta hermosa Ga-lería de rara antigüedad, donde el tiempo aparece inmóvil, diseca-do, como un ánade esbelto en la penumbra anaranjada del viejo almacén donde un gran taxider-mista, como es Jaime Siles, co-lecciona con esmero las piezas poéticas más elaboradas confor-mando un enjambre de poemas zigzagueantes que tienen raíz en la luz de un mundo clásico que el poeta domina a la perfección.

a quienes seguimos la obra líri-ca de Siles desde la adolescencia, nos ha sorprendido este libro por su rigor estético y su atmósfera genuina, pues nos abre un espa-cio de dioses humildes, humani-zados, a los que tuteamos en su horizontalidad.

aquí hallamos poemas ver-daderamente hipnóticos, co-mo, por ejemplo, el que abre la puerta del volumen, titulado «La cuestión homérica: a vueltas con la Iliada», donde fulgen estos ver-sos: «el texto no ha cambiado y sigue siendo el mismo…/Héctor y los troyanos, y las flechas de ambos/se cruzan en el aire como enjambres de abejas/y las lanzas de bronce brillan bajo el intenso sol».

Lirismo, emoción, épica, esté-tica y misterio, música y amor limpio a las raíces de los clásicos armonizan el fondo y la forma de este libro, este retablo inmenso de horas épicas cosido por una luz intemporal.

‘Galería de rara antigüedad’. Autor: Jaime Siles. Editorial: Visor. Madrid, 2019.

La mecánica de lo cotidiano

Una trayectoria desvela el cami-no recorrido, y en dicho trayec-to descubrimos los pequeños de-talles -a veces significativos- que

acaban por dar forma y establecer fondo, a una apuesta poética que se ha mantenido coherente y fiel a sus ideales desde el pri-mer momento. Una lírica de lo cotidiano con su propio mecanismo que la voz nos va destrenzando libro a libro.

La revista La Manzana Poética, con acer-tado criterio, dedica el número 48-49 por completo a la figura y poética de una auto-ra como Concha García. Dentro de la publi-cación se traza también un itinerario orde-nado para adentrarnos en la propuesta, en cuya apertura encontramos una biografía

amplían la obra y calado de Concha Gar-cía, revelando una visión exhaustiva sobre aspectos distintos -aunque confluyen tam-bién en muchos instantes- y en torno a una poética que ha ido construyéndose desde la conciencia femenina, poniendo esa base para una tradición que no apaga -todo lo contrario- esa visión y sentir sobre el mun-do, en busca de otras alternativas, otras po-sibilidades para una identidad cuyo motor ante la vida es la extrañeza ante los hechos y la vitalidad poética que ello genera; la co-herencia de un universo como muy pocas autoras han podido crear y mantener con su propio latido y personalidad.

completa de todas sus obras publicadas, rematada con una necesaria selección de poemas. De esta manera el recordatorio de su obra tiene a bien recuperar el tono de sus poemas al instante. Y así el lector se su-merge con más criterio en los artículos y ensayos que sobre dicha autora se compi-lan para la ocasión, siempre con ese tono presente, vivo, recordatorio de unas cons-tantes específicas a lo largo de una trayec-toria, con sus distintas etapas.

abre este número sendos artículos o es-tudios de Rosa M. Belda, en el primero de los cuales disecciona de manera luminosa la obra y los puntos de inflexión del reco-rrido de la poeta en cuestión. Desglosa con claridad la motivación y lírica de la autora en cada uno de los tramos que traza su poe-sía, y ello nos permite una profundización rápida y certera, sin complejos ni obstácu-

Antonio Luis Ginés

‘El extraño mecanismo de lo cotidiano’. Autora: Concha García. Edita: La Manzana Poética. Córdoba, 2019.

los, en la voz de Concha y las constantes vitales que la motivan en cada trazado. La construcción de un espacio y personaje femenino vistos en su evolución, esa inti-midad tan definida y particular que tras-ciende o convierte lo cotidiano en un rito siempre con algo de magia, de hechizo, con las sensaciones y emociones como motores de ese discurso fragmentado desde el len-guaje, etc.

esa búsqueda de lo femenino y su poste-rior desarrollo, dentro de unas claves con-cretas, con una justificación y base, quedan al desnudo en este pormenorizado estudio y en el siguiente. en orden cronológico, se continúa con otros artículos de algunos de sus libros escritos por Manuel Vázquez Montalbán, paul Cahill, Candelas Gala, antonio ortega, alicia Genovese y Vicen-te Luis Mora. Todos ellos complementan y

ReVISTa

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Al fijar como subtítulo de su Carta florentina la fecha de enero-marzo de 2018, Guiller-mo Carnero nos ofrece una

primera clave temporal de este libro que asume toda clase de riesgos por-que la temática del amor y el desamor poseen siempre una singladura com-pleja para no caer en caminos trillados por agotamiento. Carnero, industrioso e inteligente en el uso de los recursos expresivos, no ofrece en esta obra una especial pirotecnia de cultura y vida, si-no de la capacidad que posee la técnica poética para no caer en lo nombrado.

Carta florentina es un único poema de 757 versos en tres movimientos donde las vivencias concretas retoman la sus-tancia del poema y alcanzan la posibi-lidad de recuperar identidades rotas o las peripecias discursivas de la palabra que en manos de Carnero son muchas. La asociación inicial, con citas de Virgi-lio y Monteverdi, ya establece un marco donde respira la muerte y la vida (el mi-to de Orfeo) y la afortunada vejez entre las corrientes, pero también el verso fi-nal: «Io son morto, mia vita, e tu respi-ri», con los que crea un paradigma vital que, con su «Nota preliminar», aclara la sustancia, entre lo que fuimos y lo que somos, y la definición de poesía (acu-diendo a Wordsworth) como emoción recordada en tranquilidad.

En un espacio muy concreto, Floren-cia (con los excursos de Roma y Lisboa), que actúan como referente cultural y como contextualización personal si antes había sido la simbología de Vene-cia, esencial para esta generación en los años 70. En esta singladura, la naturale-za, la vida, las sensaciones se llenan de literatura para el disfrute de los senti-dos y la culminación de la palabra, que puede ser como una especie de diario vital sucesivo, en el que el endecasílabo blanco posee un ritmo emocional de enorme riqueza sonora.

Se sitúa en ese anciano venturoso y en su fragilidad temporal que trata de dignificar su mortaja en un «vergel sin muros». Hay un imaginario del pasado en la que ese viejo, «temeroso y extravia-do/busca una revelación». En su ayuda acuden los alejandrinos con su caden-cia condensada. Y la caída de la tarde concita la belleza decadente mientras los recursos metafóricos y metonímicos diversos se apoderan del poema en un lenguaje culto que nos lleva a lo descrip-tivo sublime, donde la música tiene sus recursos junto a los periodos oraciona-les amplios que muestran su cadencia sonora y sensual. La memoria se apode-ra del poema y la temática del jardín te-rrenal tan querido desde Horacio, sien-do el agua, las fuentes, la ciudad, las que se van desangrando en esta hermosa construcción operística en la que el pro-ceso de acumulación imaginario y los elementos descriptivos se apoderan de esta ensenada que es la existencia. Hay

Tratado sobre el amor‘Carta florentina’, de Carnero, es un único poema de 757 versos

Francisco Morales Lomas

Guillermo Carnero.

una «epifanía del recuerdo» en la que el poeta entra con pasión, entonces llega Lisboa, la torre de Belem, la voz de una mujer ante la fuente, y progresivamente el estremecimiento de las sensaciones que se van perturbando y dibujando el emblema del libro, que es la vida pro-pia, y el amor como el único peligro de la existencia para el que no lo posee: «El que no siente amor corre peligro:/no vi-virá sus días con el color intenso/de la profundidad y la certeza,/y habrá cruza-do el tiempo sin nombrarlo». Pero tam-bién dirá más adelante que «Aquel que siente amor se vuelve un niño/indefen-so, inocente, amenazado». Son las para-dojas de su empuje.

SIMBOLOGÍAS DE LA MUJERCarnero construye sabiamente un tra-tado sobre el amor, sus carencias, sus turbaciones, su belleza germinada, y presenta a la mujer en su plenitud con todo tipo de simbologías: «reloj de are-na, cuerpo de mujer». La mujer como causa pero también como efecto, de-seo, desamparo: «¿Reconoces/a quien viene a pedirte salvación». El poeta to-ma el peligro del amor, se hace en él,

se siente vivo en esa especie de imper-fecciones que se unen en los afectos. Pe-ro quizá todo sea invención, siempre la amada se elabora como una especie de espejo particular en donde afloran tanto lo más arrebatado como su caí-da. Y en torno a este dilema estamos construyendo la transición muerte-vi-da-muerte-vida, en una senda de inven-ciones y paradigmas personales con el que tratamos de alcanzar un sentido a la existencia. La simbología del grano y la podredumbre en su tercera parte na-ce como un recorrido dialógico entre los paradigmas de la vida y la muerte, pues es el momento de echarse al mar «orlando el hundimiento». Progresiva-mente se va adueñando del verso el dis-curso de las columnas caídas al tiempo que se destruye el amor y, si había cari-cias temporales en un lenguaje ocupado por la música, el tiempo se apodera de ese olvido y la evanescencia consume el sueño inacabado de «esa desnudez le-jana y escondida». Ha llegado el final y con él la sombra y la innominación de ella pues como una especie de Eurídice ya se encuentra en el infierno.

«...la naturaleza, la vida, las sensaciones se llenan de literatura para el disfrute de los sentidos...»

IRENE MANSILLA

‘Carta florentina’. Autor: Guillermo Carnero. Editorial: Fundación José Manuel Lara. Barcelona, 2018.

LINTERNA

Intrahistoria y conexionesFrancisco Gálvez

El próximo 15 de junio se

cumplirán cinco años del

fallecimiento del poeta

Manuel Álvarez Ortega,

y me trae recuerdos

de cuando le conocí

personalmente en los

primeros años setenta. Hoy releo algunas

de sus cartas, más de una veintena,

la mayoría de ellas manuscritas, de

nuestros intercambios y comunicaciones,

y Lilia culpa, el libro que publicó en la

colección «Suplementos» de Antorcha de

Paja en 1984.

Conocí al poeta Álvarez Ortega en 1974,

en su casa de Madrid, y desde aquel día

mantuve un estrecho contacto y amistad,

en siguientes visitas en el Café Gijón,

su segunda casa, como cuando venía a

Córdoba en la antigua cafetería Ciro’s,

junto con el poeta José Luis Amaro.

Hablábamos de poesía y de nuestra

ciudad natal, tan bella como esquiva,

y de los poetas de Cántico, que él tenía

su particular opinión, también oída en

alguna ocasión a Pablo García Baena.

En las cartas que menciono se encuentran

claves y «movidas» de la poesía española

de los 70. Entonces todo estaba en sus

comienzos, novísimos, posnovisimos

y «los antorchas» de Córdoba. Manuel

Álvarez parecía el padre de todos, junto

a obras de Siles, Colinas, Azúa, Ullán,

Villena, Cuenca y Carnero, con los que él

me puso en contacto. La entonces joven

poesía de los 70 conecta antes con este

poeta que con Cántico, y años después los

jóvenes poetas cordobeses de los 90 con

Antorcha de Paja, y ambas vicisitudes eran

lógicas.

Manuel Álvarez Ortega, la cordobesa

revista de poesía Antorcha de Paja (1973-

1983) y su epistolario -parcialmente

publicado en el estudio crítico sobre esta

publicación de Juan José Lanz, Devenir, en

2013- aún en su totalidad inédito, junto

a Guillermo Carnero en la recuperación

de Cántico, conforman las «conexiones de

Córdoba» con la poesía española de los 70.

«Hablábamos de poesía y de nuestra ciudad natal, tan bella como esquiva...»