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Edición Especial

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Esta edición incluye las colaboraciones más leídas de este año; también celebramos nuestro primer aniversario.

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DIRECTORIO

Equipo Permanente

Jován Benítez | @Jovan_Benitez Alejandra Olguín | @aleOlguin Marianne E. Castillo | @maryludens Dome Nájera Alejandra Canchola | @canchola_ale Ricardo Rodríguez | @Ricardo_i93 Jonathan Linares | @jona_linares Adrián Gil | @adriangilh Alejandra Isla Bernardo Linares | @berlite_12 Abraham Arreola | @ArreolaAbraham

Colaboradores:

Brenda P. Ibarra, Carlos Aguilar Larrañaga, Lucía Leszinsky, Alejandra Terán Tijerina, Jesús Cane-la Arzola, Luisa María Calderón Hernández, Iván Valdés, Rosalinda Guzmán, Juan Christian Agu-irre, Ana Cristina Underwood, Braulio Saucedo, Arq. Omar Toscano Portada: Nora Jiménez

Escríbenos: [email protected]/Caleidoscopioqro @caleidoscopioqr @Caleidoscopioqro

www.caleidoscopioqro.com transmite las opiniones de sus colabora-dores y estas no reflejan precisamente los valores de la empresa.

Edición EspEcial Diciembre 2014

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¡Cumplimos un año! Hace 365 días el Calei-doscopio daba vueltas por nuestra mente para poder llegar a tu pantalla. ¡GRACIAS! Gracias por permitirnos imprimir historias nuevas en tus pupilas y llevarnos en el trayec-to a tu escuela o trabajo, por dejar que nos sentemos en tu sala para leer.

Esta es una edición especial, aquí está lo más leído del año en agradecimiento a los colaboradores que nos ofrecieron sus letras.Viene un año con nuevas propuestas y giros más grandes.

¡Disfruta de la lectura!

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Carta

Notas Al Pie Alejandra Canchola

Un Viaje Alejandra Terán TijerinaNubes En La Luna Rosalinda GuzmánViajar Es... Lucía LeszinskyAmuleto Luisa María CalderónBitácora De La Fuente Jesús Canela ArzolaMi País Iván Valdés

Fotografía

Pebetero Ricardo Rodríguez

Metronomy: The English Riviera Braulio Saucedo¿Hay Alguien Ahí? (Parte 1) Carlos Aguilar L.¿Hay Alguien Ahí? (Parte 2) Carlos Aguilar L.

Viandante Jonathan Linares

La Felicidad En Tiempos del Tardocapitalismo Omar Toscano

Alan Estrada: Viajero Frecuente Jován Benítez

Películas Para Un Naufragio Adrián Gil

La Grande Bellezza Juan Christian AguirreTrilogía Millennium Ana Cristina UnderwoodLucy Marianne E. Castillo

Libros Y Otros Menesteres Alejandra IslaLa Partida Bernardo Linares

La Dama De Negro Doménico De FlónSlava’s Snow Show Marianne E. Castillo

Espada del Augurio Abraham Arreola

Columna

Literatura

Columna

Música

Columna

Opinión De...

Entrevista

Columna

Cine

Columna

Crónica

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Feliz Cumpleaños #Caleidoscopio Hace un año diste una vuelta completa a los sueños de muchas personas, abriste espacios a quienes no teníamos un lugar en dónde expresar nuestras ideas. ¿Sabes?, te convertiste en parte importante de mi mundo y me hiciste conocer historias impresionantes.

A todos tus colaboradores quiero darles las gracias porque son ellos los que te manienten activo y lleno de letras maravillosas que pueden ser vistas de mil maneras a través de los ojos de nuestros lectores. Esas personas creen en ti, y de verdad necesitamos que sigas en pie de lucha, creando y reinventando la forma en la que nos podemos comunicar.

Un Caleidoscopio es un pequeño artefacto que puede darte millones de figuras diferentes, colores y emociones; pero no sería posible ver tu esplendor sin las manos que te giran constantemente.

Columnistas, diseñadores, escritores esporádicos, los que siempre es-tán y los que se fueron quedando en el camino, son parte importante de la historia de un proyecto creado por el ocio vacacional y que hoy da la cara a un año de su fundación.

No sé cuántas veces ya te dije lo mucho que te agradezco el que lleg-aras a mi mente, pues abriste mis ojos y, a su vez, tus páginas para que todos te vieran y pudieran llenarte de ellos.

Feliz cumpleaños, amigo.

Jován BenítezDirector Ejecutivo.

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NOTAS AL PIEpor: ALEJANDRA CANCHOLA @canchola_ale

Fueron las palabras que fungieron como epitafio de su historia. Tú las dijiste. Fueron acertadas, pero no me gusta imagi-nar lo que tuviste, lo que te quitaron, lo que dejaste o heriste en cada alguien que haya existido y haya sido junto-contigo.

El día que te conocí traías tu camisa azul. Bas-tante linda tu camisa azul. Nos presentaron justo entrando a la sala de proyecciones. Ten-ga yo una historia desde entonces o tú sólo el recuerdo de un mal día, no olvidaremos ese pasillo en Ciudad Universitaria, el tra-bajo que cuesta llegar a ella por avenida de los Insurgentes, el tedio de olvidar a quien te lleva hasta allá. Tú en el asiento de atrás, tú desafiando a mi materia gris con cada charla, tú vigilando que ninguna de mis historias de amor te fuera desconocida… porque querías ser la mejor.

Primero voy a decirte que extraño tus “No, no” y tus “No sé”. Tus manos llenas de tizne por el carboncillo de los dibujos y cómo de-jaste mi bic toda llena de él. Los años llegan-do a Buenavista y usando el subway para acudir al llamado de la selva.

Tú lo decías. Cuando me quejaba de tener que ir al sur me decías: “Una cosa a la vez”. Y así tenía que ser, porque después, ahora, recorremos Insurgentes a coche o a pie, y me acompañas cuando tienes tiempo y cuando no… sé que te partes en dos porque una par-

COLUMNA

te tuya va conmigo. Aunque vayas con algui-en más… de vez en cuando te quedas miran-do fijamente. Es entonces cuando sé que no piensas en lo fácil que resulta perder tiempo con las vueltas prohibidas de Insurgentes… sino en mí.

Unas cuantas dudas para dar vuelta y de In-surgentes pasar por el mausoleo a la Revo-lución para llegar a casa. Siempre me pierdo así, no me conozco las calles y por eso prefie-ro viajar en transporte público… los choferes ven cómo, pero te llevan. Sin embargo, me muevo bien por Insurgentes, Reforma, Per-iférico, Eje Central, División del Norte, Eje ocho… ¿Sabes que tú me gustas? De ti me gustan demasiadas cosas, no puedo numer-arlas. De ti me gusta tu locura, tu seriedad cuando hablo. Tú me gustas porque cuando pasamos esa décima vez por el Teatro de los Insurgentes notaste a una anciana llorando en el mural.

Nos separaremos querido Watson, lo sé. Y de todas las personas con las que me he dicho adiós, sólo de ti estoy segura… te encerrarás un día completo en tu habitación, te sentarás en el piso frío y querrás haber dicho algo más, algo menos, te tomarás en serio cada una de mis muecas y añorarás no haber llegado tar-de ese día al Polyforum. De nuevo me empapé en Insurgentes. “Voy a secarte a besos”, dijiste… y así lo hiciste. Así quiero que escribas el epitafio de nuestra historia.

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“PROMETÍ HACER DE MI VIDA UN VIAJE Y DE UN VIAJE MI VIDA”

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UN VIAJE Por: Alejandra Terán Tijerina. Querétaro, México. | @alejatijerina

Ilustración: Brenda P. Ibarra.

“Mamma mia, Che bella è la vita quando viaggi, Alessandra!”, me decía diariamente ese hombre de estatura baja y cabellos blancos, mientras se asomaba el Sol y el infinito por mi ventana.

En ese momento, yo no sabía que era el hombre que lo sabía todo, que pretendía enseñarme que en el mar puedes descubrir un reflejo distinto al que siempre habías visto.

Porque, cuando mirábamos el atardecer en el ponte 5 de la nave más bella del mundo, me explicaba el motivo de navegar: “Viajar es llegar tan lejos como tus ojos quieran ver, porque existen más horizontes de los que pueden percibir en este momento, la clave está en llegar a los que quieras, no sólo a los que alcanzas a mirar.”

Sin darme cuenta, realicé un pacto; un pacto sellado con una sonrisa, prometí hacer de mi vida un viaje y de un viaje mi vida.

Es así que sigo los consejos de mis maestros, me marcho de casa, me vuelvo mundana, poeta, cantante, aventura, me visto de loca

y empiezo a andar, tomando de la mano a la sorpresa. Aprendo del fuerte, del navegante, a saberme sola, pero nunca sentirlo; sin

embargo, lo más importante es aprender a regresar a casa.

Tú aún no vuelves, amigo mío, pero siempre te espero. No olvido a ese hombre de cabellos blancos que me enseñó tanto, porque cuando uno sacude el cajón de los recuerdos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno.

Dedicado a Fulvio Capelli.

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“PROMETÍ HACER DE MI VIDA UN VIAJE Y DE UN VIAJE MI VIDA”

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¿Has estado tan cerca de La-Luna que te has convertido en un cíclope?, ¿has tenido entre tus labios el sabor frío que ahí se prueba?, ¿has desprendido los pies de la superficie a falta de gravedad? Yo sí.

Nunca tuve la intención de ser astronauta, a pesar de tener una obsesión por los cuerpos celestes, nunca había tenido los pies completamente adheridos al piso y mi sueño nunca fue tocar La-Luna. Pero a veces se presentan opor-tunidades que no puedes rechazar, menos siendo una persona curiosa.

Luna es mi lugar predilecto. Es un lugar confundido, simple, infantil, es dónde ocurren fantasías y desilusiones, quizás un lugar pretencioso por sus paisajes. Los mejores sabores que encuentras ahí emergen de sus profun-didades y resultan bastante contradictorios, ¿o será que es mi perspectiva como viajero y lleno los cráteres lunares con efervescencias de mi boca para después beberlas? Aún no lo sé.

Mi predilección no nace de la belleza que encuentro ahí, ni del sosiego en ese lugar, nace de los errores y las insurrecciones que se viven a diario, de ese caos inmutable. De los caballos y demás bestias lunares.

Dicen que la luna no está habitada, ni puede existir vida en dicho lugar. Yo veo algo diferente a lo que dicen, y debo callar porque el tener secretos de ese lugar también lo vuelven un lugar al que quiero regresar. Donde podría guardar silencio por horas y sólo observar, mientras floto, floto.

NUBES EN LA-LUNA Texto e Ilustración: Rosalinda Guzmán| @linda_guzaQuerétaro, México.

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Tengo esta manía por destrozar lo que me importa, este lugar no podía ser la excepción. De pronto ¡cataclismo!, tiempo, reconstrucción.

Se tiende a escuchar la palabra ‘juego’ con un significado aberrado de ir-relevante y pasajero. Si supieran que los niños sólo aprendemos de forma correcta jugando, y que la vida entera es un juego en el cual debes elegir cuidadosamente con quién lo harás, las cosas cambiarían, no hubiese hecho-explotar a La-Luna, no hubiera quedado vetada de aquel lugar lúdico.

A veces me gustaría volver y flotar ahí, pero simplemente en ocasiones debes admitir que será un día continuo sin noche, sin Luna, es decir, no habrá des-canso, pero habrá miles de oportunidades igual de despiertas que tú.

Su recuerdo lleno de fantasías creadas por mis manos lo hicieron tan real que serán siempre de mis lugares predilectos, regrese o no a pisar aquel lugar, porque ahora respiro hostilidad en su fingida bienvenida.

Pero de eso de trata La-Luna de estar en cualquier lugar, menos donde esté todo el mundo. De encontrar formas en las nubes desde ahí –la distancia siem-pre aumenta la perspectiva-. De destrozar todo ese romanticismo con el que me caso cada noche y debatirme entre quedarme con algo más real, o huir, quizá A-Marte.

Y es que desde aquella visita le encontré un nombre a mi demencia, un nom-bre con el que me identifico y me gusta presentarme.

‘Hola terrícola, soy Lunática.’

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-Viajar te abre la cabeza, Tincho -enunció su hermano con un tono que a Martín le sonó más a exhortación que a una mera opinión. -No tiene precio. -Pero claro que para Martín no tenía precio. Al fin y al cabo, ¿Qué era viajar?

Martín había nacido en Victorica, una pequeña localidad ubicada al noroeste de La Pampa y conocida como la puerta del lejano oeste pampeano. Allí se había criado junto a sus tres hermanos y a su padre. A Martín le gustaba vivir en Victorica. Para él, su pueblo lo tenía todo: amistades a la hora de la siesta, entretenimiento en la plaza principal, travesías por lugares inhóspitos pero repletos de tradición, y un presente con som-bras del pasado que a él lo reconfortaban, le daban la tranquilidad de saber de dónde había venido. Sin embargo, a los dieciséis años, y gracias al enunciado de su hermano, Martín había comenzado a preguntarse qué había más allá del viejo territorio donde anidaba. Había oído hablar de un viejo continente que estaba muy lejos, pero que al parecer valía la pena visitar. Y en la última fiesta provin-cial, mientras compartía una gaseosa con dos de sus compañeros de escuela, había oído a Juanita, la nieta del dueño del vivero, confiarle a una de sus amigas que se moría por visitar un museo de París que tenía un nombre que él ni siqui-era podría pronunciar.

Con el correr de las semanas y luego de ojear unas cuantas enciclope-dias de esas que juntaban polvo en la última repisa del mueble de comedor de la casa de su abuelo, Martín decidió que él también quería conocer ese otro continente. Le tomó tan sólo unos minutos recordar que su padre guardaba la ropa de invierno en una vieja valija de cuero marrón y correr hasta su casa para poner manos a la obra. Recolectó las pocas prendas nuevas que tenía y las guardó minuciosamente en el fondo oscuro de esa caja de cuero viejo y ajado que lo acompañaría en este viaje. Tres pares de medias, dos camisetas, un par de zapatillas y el monedero de lata que contenía los ahorros de los últimos tres años. Tenía ya la valija preparada, y las ganas y el dinero para convertirse en uno de los tantos que salen al mundo, cuando se dio cuenta de que aún le faltaba algo: saber exactamente para qué viajaba. Decidió entonces posponer su viaje y, sin necesariamente compartir sus planes, dar una vuelta por el pueblo con el fin de recolectar información y así, cuaderno y lápiz en mano, salió en busca de respuestas.

VIAJAR ES...Por: Lucía LeszinskyBuenos Aires, Argentina@atintasuelta

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Caminó las dos cuadras que separaban su casa del almacén de Don Fermín, un vecino oriundo del viejo continente que había llegado al país con apenas quince años y por decisión propia. Según Don Fermín, viajar daba confianza. Para él, proponerse un viaje era ponerse a prueba y aumentar la confianza que uno tiene en sí mismo. Martín escribió entonces en su cuaderno: “viajar = confianza”.

De la casa de Don Fermin, Martín caminó unos pocos metros hasta el almacén de Po-cha, una anciana que en su adolescencia había recorrido el mundo como cantante de folclore. Pocha no tardó en responder a la pregunta de Martín con la dulzura que la caracterizaba: “Viajar te ayuda a crecer como persona”. Martín entonces escribió en su cuaderno: “viajar = crec-imiento”. Besó a Pocha en la frente y corrió a la casa de su tío que quedaba tan sólo cruzando la plaza.

Su tío Pedro había vuelto recientemente de un viaje a Centroamérica. Como hermano del padre de Martín, y muchas veces padre suplente del adolescente, la pregunta de su sobrino

lo inquietó. ¿Qué se traía entre manos el mocoso? Sin embargo, para no demostrarle al muchacho su preocupación y correr el riesgo de espantarlo, le respondió rápida-

mente: “viajar te empuja a apreciar lo que tienes”. Un tanto confundido y frustra-do por recibir tantas respuestas poco profundas, Martín tomó el lápiz y escribió: “viajar = valoracion”. Esta sería la última nota que tomaría. Luego de varias horas de recorrer el pueblo, de actuar con despreocupación para no despertar

sospechas, de transpirar las últimas gotas del día, volvió a su casa arrastrando los pies a cada paso, levantando polvo el las calles ya vacías de Victorica.

Ya en su cuarto, tiró el cuaderno y el lápiz sobre la mesa de noche, y se dejó caer boca abajo sobre la cama. Con los ojos cerrados y luego de un largo y pro-fundo suspiro, pensó:

-Viajar es...

Pero aún no lo comprendía. ¿Confianza? ¿Crecimiento? ¿Valoración? Él quería simple-mente viajar. Deseaba dar un vistazo fuera de Victorica, más allá de las llanuras pampeanas. Sentía la necesidad de colgarse la valija al hombro y caminar entre los demás. Quería ver qué tenía ese otro mundo que no tuviese su pueblo y qué había en su pueblo que no pudiese encontrar en otro lugar. Y pensándose solo entre una multitud desconocida, entre lenguas que ignoraba, en escenarios incógnitos, lo entendió:

-Viajar es lo que no se comprende.

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Amuletopor: Luisa María Calderón Hernándezméxico

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Resulta inconcebible que cuando existen más de veinte hoteles de paso en el centro de la ciudad, una mujer, acuda al mismo hotel, al mismo cuarto, enfrente del único bar con vista a ese cuarto barato. Resulta aún más extraño que esta mujer asista cada semana con un hombre diferente.

Recuerdo que la primera vez que la vi por esa ventana, pensé que era una puta, no era particularmente hermosa, pero era evidentemente atractiva, o al menos lo era para alguien como yo, era de esa clase de mujeres que después de probar todas las posi-ciones sexuales existentes, sacaba un cigarrillo y un libro; la primera vez no pude ver cuál era, pero recién salió ella del hotel yo salí a buscar ese libro solo por el color de la portada, no lo encontré.

A la semana siguiente regresé, era miércoles, lo recuerdo bien porque es mi día de descanso, regrese a la misma hora y me senté en la misma mesa, que daba al cuarto barato de hotel donde había visto a esa mujer; pasaron quince minutos y me sentí decepcionado y estúpido, ese solo era un hotel de paso, uno mas para ella, me dis-ponía a terminar la bebida que pedí para irme, cuando la vi entrar de los brazos de un sujeto, la vi besarlo, desnudarlo y bueno... sentí que una erección se apoderaba de mí, tenía unos senos maravillosos y unas piernas escandalosas, juro que podía escuchar sus gemidos desde mi mesa, era una ninfa eléctrica, incansable, inalcanzable.

Semana tras semana estaba ahí esperándola, imaginándola, no podía dejar de mas-turbarme en los baños con su recuerdo, sus gestos, imaginando que era yo uno de los tantos hombres que la poseía, pensando que si me escogiera pasaría las mejores noches de su vida, quería encontrarla, arrastrarla hasta el fondo de ese cuarto barato y follarla hasta el desmayo, pero me limitaba a ser un espectador, a sugerirle mental-mente al hombre en turno cómo tocarla, cómo acariciarla, qué decirle al oído. La vi desfilar en cada centímetro de esa mullida cama siempre con un hombre diferente.

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Llegué a pensar que ella lo sabía: sabía que yo la veía, la deseaba, y ella se regocijaba con ese hecho, de saber que aunque todos sus amantes la olvidaron yo estaría aquí esperando ver como le hacía el amor a los demás. Dilucidé en la manera en que se quitaba la ropa, que lo hacía para mi, cuando sus dedos pasaban por su cuerpo, sin duda pensaba en mí, su boca tenía la forma de mi nombre, su cigarro llevaba mi aro-ma, su libro escribía mi historia.

El momento había llegado, debía conocerla, palparla, invitarle una cerveza en ese bar donde me enamoré de ella, amarla, e inmortalizarla.

Este miércoles la esperé bajo la lluvia, hasta que llegó. Su perfección me quitó el aliento: cabello corto, ojos grandes, labios carnosos, una falda corta, una botas lar-gas, una ligera sonrisa; la seguí, ella sabía quién era yo, me reconocía y sabía a lo que iba, el trayecto de las escaleras me pareció insufrible, y me estremecí cuando su llave logró abrir la puerta, cerré las cortinas, ningún desgraciado se atrevería a posar sus ojos sobre mi sirena, le hice el amor como había soñado ,aunque en realidad fue mejor, sus gemidos eran la gloria, y un delicioso orgasmo nos alcanzó a los dos; la amaba, así que saqué mi cuchillo y se lo enterré suavemente en el abdomen sudoro-so y terso, no una sino diez veces, la cama se humedeció del líquido tibio y rojo, mis piernas y brazos empapados de ella la sostenían, sus ojos se en-tornaron hacia a mi con una ternura que jamás vi, sus manos me es-trujaron por un momento, y sus labios me besaron por última vez, me dice que su nombre es... y que me ama.

Salgo del cuarto con uno de sus largos cigarrillos en mi boca y me dirijo al mismo bar de siempre, desde mi lugar ya no se ve nada, pero sé que su cuerpo pierde calor a cada segundo, sus labios dejan de ser rojos, pero sé que aun así se ve perfec-ta, inmaculada. Pido una cerveza y me dedico a leer, ahora sé que su libro, el que yo salí a buscar infructuosamente se llama ‘’Amuleto’’ y al parecer lo fue para los dos...

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Bitácora de la FuentePor: Jesús Canela ArzolaQuerétaro, México

Al maestro Mario Benedetti…“Por si las moscas”

Llegaron a la plaza central y se dispusieron a tomar asiento en las sillas plegables que se habían dis-puesto para la ocasión. El niño aquel estaba convencido de que se aburriría de lo lindo con el concierto de jazz que estaba a punto de comenzar, no era fanático del sax ni mucho menos, pero no le habían dado la opción de que-darse en casa. Escuchó con atención las primeras notas de los músicos y con una mueca surrealista le pidió a su padre que le diera permiso de sentarse a la orilla de la fuente, el hombre asintió con los ojos cerrados mientras su alma mascaba con devoción los compases de la melodía.

Ya acomodado en su objetivo, el chiquillo inició por esca-near a sus compañeros alrededor de la masa de cantera que contenía el agua verdosa y las hojas secas de los árbo-les vecinos. Se asomó con precaución al interior y vio que había suficiente espacio para convertir uno de los volantes de las tiendas departamentales, en un curioso barquito. Hizo los pliegues necesarios y echó al agua su bergantín de celulosa, sopló para darle vida e imaginó que Neptuno haría algo parecido con las naves en el océano.

Pasaron unos minutos y el infante pudo percatarse de que en el fondo de la fuente estaba una pelota de papel, de la cual parecían emerger unos gemidos apenas perceptibles; el niño creyó que era la música de la plaza la que creaba ese sonido, pero al poner más atención ya no le quedó duda de que debajo del agua,

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envuelto en aquella hoja, alguien lloraba desconsoladamente. Se arremangó la sudadera y con esfuerzo tomó la bola mojada del fondo del mar, la desenvolvió y cayó en la cuenta de que aquello era un mapamundi en donde, sentada en la esquina inferior derecha, la Rosa de los vientos chillaba a moco tendido totalmente fuera de sí.

El pequeño tritón le sobó el lomo a doña Rosa para reconfortarla y ésta volvió su rostro desconcertado hacia el observador, para luego trepar ambos al barquito de papel y marcar rumbo con dirección a…En el Norte tienen como tótem la muerte y los caballos del apocalip-sis bailan en rededor de una hoguera perene, mientras aguardan pacientemente a que el país más poderoso del mundo les autorice vía e-mail el inicio de la tercera guerra.

En Oriente meditan, estimulan sus chacras con fibra óptica y suplican mirando hacia la Meca que sus dioses definan su postura geopolítica. Sodoma y Gomorra hacen fiesta en el muro de las lamentaciones.En Occidente la santa virgen de la razón recoge su manto para evitar dar a luz otro hijo malogrado, la loba desgarra sus tetas secas para no volver a amamantar utopías y los filósofos consultan el oráculo para tener noticias sobre el devenir.

En el Sur la Pacha mama da coca por sustento, la esperanza deses-pera de esperar, la Cruz cósmica es una constelación inalcanzable y el Ché es la marca registrada con más ganancias en lo que va del siglo. Se nos mueren los héroes.

Termina la vuelta al mundo y Doña Rosa se vuelve histérica, todos sus puntitos cardinales se le desangran porque la globalización le ha causado problemas de personalidad, ya no sabe quién es quién en el globo terráqueo y espera fervientemente que su compañero de viaje le procure auxilio. El niño saca de entre sus ropas un flamante celu-lar con GPS y tiernamente se lo pone en las manos a la confundida florecita cartesiana.Peor no pudo ser la reacción de la Rosa de los vientos: apenas de-sembarcó el pequeño en las playas de cantera de la fuente, la flor se arrancó los pétalos y prendió fuego a la nave hasta quedar hecha cenizas. El tritoncito, impresionado, salió corriendo en la búsqueda de sus padres que seguían rumiando las notas del sax, en el concier-to de la plaza central.

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M i Pa í spor: I vá n Va l d é sméxico

Vivo sin prisas.De mañana o madrugada,Vivo porque ahí es posible,Porque la visa no la expidenNecios o canallas.

Vivo mirando un valle,Que se vuelve cordillera,Que se vuelve un texto en braille,Que se vuelve laguna etérea.

Vivo saboreando,Sonriendo convencido del tonoCrema de las praderas.Quizás tocando, un acordeQue rime con las islas y riveras.

Siempre explorando,Siempre sumando lugares a mi mapa,Abrazando el exilio y el hogar,Recordando que no te he de encontrar,Mi país eres tú, no hay nada más.

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FOTOGRAFIA

Cada semana, en nuestra cuenta de Instagram (@CaleidoscopioQro) proponemos una palabra para suban fo-tografías y usen nuestro tag #CaleidoscopioQro; a lo largo del año hemos recibido imagenes de más de diez países en tres continetes. ¡Gracias por mostrarnos el mundo de una forma distinta!

Si quieres ver la galería completa y participar, síguenos y busca nuestro hashtag.

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PEBETEROCOLUMNA

por: RICARDO RODRÍGUEZ @Ricardo_i93

Despidiendo el 2014.

Estimado lector:

A unas cuantas horas de que despidamos el 2014 para dar la bienvenida a un nuevo año, quisiera aprovechar el espacio que me brinda la Directiva de Caleidoscopio y dedicarle el siguiente mensaje en nuestra última publicación del año.

En mi familia tenemos la costumbre de despedir el año haciendo un balance de todo lo que dejó para nosotros; ya sea bueno, como los logros académicos y profesionales, la salud, las oportunidades aprovechadas y las nuevas amistades, o malo, como un tropiezo en la escue-la o en el trabajo, un sacrificio obligado, nuevamente, la salud… Cada miembro de la familia lleva a cabo su propio recuento antes de que sea hora de contar en regresión, de tomar sus doce uvas y de brindar por la partida definitiva del año puesto en balance.

Particularmente, me llena de orgullo el poder incluir nuestra columna en el balance de este 2014. Digo “nuestra” porque ese ha sido mi propósito desde la primera publicación; hacer-lo partícipe de las historias que aparecen cada quince días en este espacio; invitarlo a for-mar parte del diálogo que abre la redacción de la columna y que fluye con sus comentarios; sus opiniones; sus preguntas y respuestas y sus recomendaciones.

Desde mi incorporación al proyecto de Caleidoscopio, a finales de abril, esa ha sido el ob-jetivo principal de #Pebetero.

Ahora que se desvanece el 2014, con todas las actividades que seguramente tiene pen-sados para despedirlo, quisiera agradecerle por haber invertido un poco de su tiempo en leer este mensaje. Gracias por acompañarme ahora. Gracias por acompañarme desde un principio. Gracias por sus comentarios. Gracias por sus felicitaciones. Gracias por su crítica.

¡Infinitas gracias, estimado lector!Los mejores deseos para este nuevo año. Que vengan grandes oportunidades. Que surjan nuevos retos. Que haya siempre amor y salud. Que se renueven la ilusión y la esperanza.¡Feliz 2015!¡Feliz Año Nuevo!

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Concebido en la primavera del 2011, por la banda inglesa Metronomy, la cual se estrenaba con una nueva alineación con respecto a su álbum predecesor “Nights Out” (2008).Si bien la agrupación ya contaba con cierto renombre a nivel internacional, colgado de poco más de diez años de trabajo y la creciente escena indie, su obra maestra llega en los 11 tracks de éste álbum; los años no pasan en vano y el aprendizaje que conlleva nos deja en claro su dominio en escalas, tempo y armonía, misma que lleva a descubrir una historia dentro del disco.

The English Riviera canción que le da nombre al disco, nos abre el camino a la imaginación para llegar a una abandonada costa de Inglaterra, dejando al escucha totalmente dispuesto a descubrir su sonido.Las canciones pasan y la intención de ir presentando a cada miembro de la banda, con rit-mos sólidos en la batería, riffs exactos de bajo, guitarras incidentales, pianos, sintetizadores, ukeleles y por si fuera poco, una armonía de voces compuesta por los cuatro miembros de la banda.

Escribir y componer canciones a diestra y siniestra es en la actualidad (problema del “single”) donde no existe una ilación de ideas en las pistas del álbum.

The English Rivera se convierte en un disco excepcional por la manera en que la banda te lle-va de una canción a otra como si se tratase de un libro y cada canción fuese un nuevo capítu-lo.Un disco sin álbum sin duda disfrutable de principio a fin, aun así puedo dejar unas cantas rolas que seguro te gustarán. Everything Goes my Way The Look The Bay

MUSICA

Metronomy- The English RivieraPor: Braulio Saucedo

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La grandiosa historia que con-struyó una de las bandas más icónicas del rock psicodélico y que más ha sido recor-dada es aquella de Pink, el protagonista del violento viaje por el muro que exploró el súper grupo londinense Pink Floyd al fi-nal de los años setenta −y que más tarde volvería a ser explorado en su álbum Final Cut, aunque quizá con un toque más oscu-ro y menos reconocido por la crítica.

La historia de The Wall explora la vida del multifacético Pink, una criatura que me-diante se da avance a la música, va evo-lucionando desde su nacimiento hasta su redención; sin embargo, también existen historias dentro del álbum que exponen los orígenes de Pink, y el destino que le habría de deparar el argumento: la primera guerra mundial, la muerte de su padre, la vida de su madre durante la ausencia del padre; y a partir del tercer o cuarto tema (el celebérri-mo Another Brick in The Wall), el inicio de la travesía personal del mismo.

Deteniéndonos un poco para retomar los primeros temas, encontramos que In The Flesh? nos expone a forma de ráfaga un retrato de la experiencia de su padre den-

MUSICA

¿HAY ALGUIEN AHÍ? (PARTE 1)Por: Carlos Aguilar Larrañaga@aguilarra91

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tro de la milicia y su trágica muerte tras un bombardeo durante la primer gran guerra; razón por la que Pink nun-ca llegaría a conocerlo en persona. Su continuación: In The Thin Ice nos narra la historia paralela entre lo que ocurrió con su madre durante el tiempo que su padre estuvo sirviendo en la guer-ra y el nacimiento del chico. Más tar-de una arrulladora versión de Another Brick in the Wall (parte 1) da presencia a lo que representaría para el joven Pink la falta de una figura paternal, la incertidumbre de identidad y el inicio de la locura; de ahí, que el álbum dé un salto salvaje a los inolvidables y conservadores años de educación in-glesa –que seguramente marcarían ig-ualmente a los integrantes de la ban-da− y que atormentarían a Pink desde su niñez. Mother −versionada a una manera más instrumental en la pelícu-la− nos presenta, extrañamente simi-lar que en In The Thin Ice, la paralela crisis de la sobreprotección por parte de su madre y la celebración y fraca-so de su primer matrimonio; hechos que acabarían por construir la primera parte de «ladrillos en el muro» que lo aislarían del mundo real.

Es posible notar repentinamente un cambio más agresivo en el argumen-to al escuchar piezas como Goodbye Blue Sky, Empty Spaces, Young Lust, One of My Turns y Don’t Leave Me Now, que exponen descaradamente la inevitable caída de Pink en una espiral de desenfreno al abandonar a su es-posa −a pesar de desesperadamente necesitarla−, convertirse en una estrel-la de rock y comenzar su ávida afición al consumo de sustancias ilícitas.

Para concluir con la primer parte del disco nos topamos con dos temas fuertes que podrían, o no, darnos la im-presión de ser el final definitivo a la tra-ma: Another Brick in the Wall (parte 3) y Goodbye Cruel World. Y aunque de alguna manera lo son, no se convierten en definitivo en un cierre completo a la historia, sino sólo al del capítulo de realidad, en el que aún se demostraría que Pink pudiera tener una clase de conexión con el mundo exterior.

Por: Carlos Aguilar Larrañaga@aguilarra91

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MUSICA

¿HAY ALGUIEN AHÍ? (PARTE 2)Por: Carlos Aguilar Larrañaga@aguilarra91

Como en una especie de pesa-dilla surrealista reflejada al igual que en la novela de Lewis Carroll: Alicia a Través del Espejo, iniciamos el viaje a través de la se-gunda parte del muro. Con piezas apenas audibles como Hey You e Is There Anybody Out There?, Pink Floyd nos introduce a un mundo totalmente psicológico −y tal vez un tanto onírico− que experimenta nues-tro «desafortunado narrador» al mezclar la remembranza imaginaria de los años de la guerra, su pasado y una serie interminable de dibujos animados que se sobreponen unos con otros forjando un vínculo más es-trecho hacia la demencia y lo irreal.

Sería pretencioso intentar explicar mucho de lo que podemos apreciar musical y vi-sualmente durante este espacio de la his-toria ya que como la banda misma lo ha manifestado: «La historia que presentamos en The Wall, como en el resto de nuestros álbumes, explora muchas de nuestras es-peranzas, miedos y fantasías, sin seguir un patrón general, por lo tanto, no espe-ramos que al terminarlas todo encaje a la perfección”. Sin embargo, existe algo que sí podemos definir casi al final de una ex-plosiva y atronadora Comfortably Numb, y esto es un recorrido a través del cual Pink dice adiós a muchas de las figuras que lo atormentaron y fascinaron a través de su vida: su madre, profesores, padre, espo-

sa, etcétera; que regresan como fantasmas para hacerlo salir de la fantasía que este experimenta al inicio del segundo disco. Mientras Pink es, como nosotros, espect-ador de este desfile abstracto, y culmina la legendaria Comfortably Numb −acom-pañada de un solo de guitarra épico por David Gilmour−, se cae en una pausa musi-cal en la que solamente podemos apreciar a un personaje, aparentemente desconoci-do, que corre a través de un largo corre-dor, acompañado de un grupo de policías y enfermeros quienes golpean desespera-damente la puerta que lleva a la habitación de hotel donde se encuentra Pink al borde de la muerte. Una vez llegados a este pun-to es revelada la identidad de este perso-naje desconocido quien es en realidad el mánager de Pink, quien ordena que este sea sacado inmediatamente de allí y lleva-do a urgencias y más tarde a un hospital psiquiátrico.

La cámara sigue al grupo de agentes que arrastran a Pink, que cuelga de sus hom-bros, hasta el interior de una limusina, donde este experimenta una alucinante transformación en la que se ve convertido en un general nazi de la Segunda Guerra Mundial que dicta órdenes a un grupo de soldados dentro de una habitación y que, al mismo tiempo, podemos interpretar

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como su ingreso a la institución mental.

Hay una escena clave dentro de la película con la cual podríamos dar interpretación al misterioso final que se presenta en las últi-mas tres canciones del álbum: un grupo de personas en la calle que, sin estar necesar-iamente ligados a la vida de Pink, asaltan tiendas, queman autos, atacan a la policía y crean un caos inexplicable que hasta la úl-tima estrofa de Outside the Wall vuel-ven a presentarse; pero antes, habría que contemplar atentamente la yuxta-posición de imágenes y sonidos que The Wall nos presenta en el lapso en el que se suceden Waiting For The Worms, Stop y The Trial: un joven Pink escapa confun-dido a través del desierto, hasta topar con un viejo edificio que simula estar abando-nado. Al recorrerlo minuciosamente, éste llega a una habitación donde un hombre en bata blanca lo espera encorvado y de espaldas en un rincón. El chico se aprox-ima para tomarlo del hombro, y cuando éste gira, el chico sale corriendo

de la habitación, aterrado, pues cae en la cuenta de que

se trata de él mismo después del colapso nervioso que sufre en la habitación de hotel antes de ser llevado al hospital. A partir de aquí, se suscita una aparente lucha inter-na entre Pink y el muro en la que podemos observar cómo se lleva a cabo a través de un jurado (todo esto a forma de dibujos animados,

por supuesto), donde participan su madre, su maestro

del instituto, su ex

esposa y un juez. También podemos apreciar que existe un coro de voces que provienen de lugares desconocidos y que apelan para la liberación de Pink y la de-strucción del muro. Eventualmente, todos los personajes dentro del jurado presentan sus puntos de vista pero el eco de voces que defienden a Pink son más potentes que éstos y el muro es derrumbado, dejan-dolo ser absorbido por un enorme halo de oscuridad.

La toma corta violentamente y sin expli-caciones, y un plano general enfoca a un grupo de niños recogiendo y jugando con pedazos de ladrillos de un muro destruido en algún lugar de Inglaterra. Finalmente, la voz de Roger Waters casi nos susur-ra: «Completamente solos, o en parejas, aquellos que realmente te aman caminarán contigo fuera del muro. Algunos de ellos tomados de las manos y otros formando grupos. Los atormentados y los artistas se mantendrán en pie, y aún cuando te lo hayan dado todo verás a algunos manten-erse y a otros caer, pues al final no es nada fácil. El corazón continúa su latido a través

de un enorme y demencial muro de ladrillos.» |22

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VIANDANTEpor: JONATHAN LINARES @jona_linares

COLUMNA

Cuando lo demás falla, recurro a Sabina.

Conocí a Sabina un 30 de enero de mil novecientos noventa y algo. Era yo un tipo sobrio, con un cuadernillo bajo el brazo ––más lleno de ocio que de letras ––, una licenciatura en periodismo que me servía un par de veces por año, y una gui-tarra que acampaba, hacía años, en mi estudio y me miraba con reproche cada que la pasaba de largo, sin prestarle atención.

Acordamos reunirnos en una cantina tanguera, casi decente y recién reubicada en la poco iluminada calle Libertad. Supuse que él quería un lugar discreto para charlar, lejos de admiradores y curiosos. Ya pensándolo mejor, creo que simplemente ha de gustarle el olor a bajo mundo.

Vi el reloj, eran las siete y media. Nos veríamos por ahí de las nueve, así que tenía tiempo de sobra para dedicarlo a las calles por las que anduve un rato, sin mucho fijarme. Una pareja de novios, sentados en una banca, usaban de excusa el frío para abrazarse más de cerca. Unos niños se perseguían entre sí en la acera, perseguidos a su vez por la madre de uno de ellos, quien trataba de ponerle la chamarra. Un saxofonista de rostro arrugado y ropa de ferrocarrilero tocaba un popurrí de Sinatra mientras su nieto recibía monedas en un fedora desgastado por los años. No era exactamente la parte más turística de la ciudad, pero tenía su encanto.

Sonrojaba el cielo cuando la vi pasar. Llevaba medias negras, tacón de quince y abri-go marinero con el cuello levantado. La brisa le avivaba los rizos castaños y le alzaba los dorados. Su mirada decía ––te reto –– su sonrisa, ––ni lo pienses –– y su andar, no necesitaba decir nada. La seguí un par de calles sin querer, como quien no sabe qué decir y aún si lo supiera, no lo diría. Estaba por alcanzarla, ya preparado con un audaz comentario sobre el clima, cuando, llegando a la esquina, paró un taxi y se fue sin más, como si nunca hubiera estado. Me tomó un segundo recuperarme y seguí mi camino, en parte gustoso de poder culpar al taxista por mi falta de atrevimiento.

Pasado un rato, vi el reloj nuevamente; las nueve menos quince. ––Carajo. ––Tardé quince minutos en hallar el camino por el que llegué, y otros treinta en regresar hasta

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el bar donde entrevistaría a Sabina. Entré a la cantina y me abrí camino entre jóvenes ebrios y viejos en proceso de embriagarse, hasta que llegué a la barra. Pedí un vaso con agua, me ajusté los lentes y fue entonces que la vi. Ahí estaba, a un par de mesas, la mujer del abrigo marinero. Lo llevaba ya con el cuello abajo y el cabello recogido, aun-que no menos revuelto. Dejé el vaso sobre la barra y resolví acercarme y hablarle, listo para desenfundar con toda bravura ese brillante co-mentario sobre el clima, que había preparado hacía un rato. Me armé de valor y caminé hacia ella. Justo abrí la boca, cuando él se puso en pie y me interrumpió.

––Tío, ¿Se te ha perdido algo? –– Dijo, mientras se ajustaba la manga izquierda del saco bohemio y ponía un bombín negro sobre la mesa. Tan enfocado estaba en ella, que no noté con quién estaba sentada. ––¡Joaquín! –– le contesté, ofreciendo mi mano para estre-charla. ––Acordamos vernos aquí, ¿Recuerdas? ––Estrechó mi mano, sonriente. ––Pero claro, un placer ––dijo, con marcado acento andaluz. Se acercó para hablarme en voz baja ––Chaval, tú perdonarás, pero como puedes ver, me ha surgido una emergencia. ––Hizo un gesto con la cabeza hacia ella, quien actuó como si no lo hubiera notado. ––Ah vaya, claro que entiendo ––sonreí, más porque sí que por otra cosa. ––Te agradezco, chaval. Mira que la entrevista la dejamos para la próxima. ––Claro, con gusto, Joaquín. ––Le tendió el brazo, galante, para levantarla de su asiento. Dudé un momento. ––Joaquín, sólo una pregunta, al menos. ––Adelante. ––¿Cómo lo haces? ––fue la pregunta más sincera que me surgió en el momento. Hizo un gesto nuevamente hacia ella, a modo de pregunta. ––No, me refiero a lo que escribes. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo hacerlo? ––soltó una carcajada. ––Es simple: Vivo. Vive, tío, y listo ¿eh? Que las let-ras salen solas. ––Dijo, ajustándose el bombín. Caminó hacia la salida, con una mano en la cintura de ella y en la otra, una botella, más por el recuerdo, sospecho, que por el poco tequila que le quedaba.

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OPINION DE...

La Felicidad En Tiempos del Tardocapitalismopor: Arq. Omar ToscanoIlustración: Brenda P. Ibarra

De vez en cuando surge, en conversaciones casuales o intencionadas, más de café que de fiesta, más de embriaguez que de sobriedad -como si fuese un fósil de tiempos antiguos- una curiosa palabrita, ya casi olvidada: la felicidad.

Y esto no se debe a que no la tomemos en cuenta, o a que no sepamos a qué se refiere, pero la felicidad parece ser tema de conversaciones profundas, como las que sostienen los enamorados proyectando su futuro, o los buenos amigos, gen-eralmente en estado de penuria. El tema de la felicidad aparece en situaciones críticas, como cuando se rompe un lazo sentimental, cuando se toma una decisión fuerte (como dejar un trabajo o aceptar otro), cuando hay que cambiar, cuando hay que alejarse, cuando hay que desistir, cuando hay que arriesgarse, en suma, cuan-do hay que dar un giro de timón hacia algo, hacia el encuentro de un norte.

La felicidad plantea un horizonte, al que se aproxima esperanzado el viajero. El horizonte nunca se alcanza. La felicidad no se deriva del pasado, pertenece al futu-ro. La felicidad existe, sólo como felicidad futura. No decimos “¡qué bueno que fui feliz!”, porque no nos conforta lo ya pasado y porque expresar esto revelaría que ya no somos felices. Más bien pensamos: “¡cómo quisiera ser feliz!” Y por ello es la felicidad un concepto tan interesante, porque el contexto en el que la mencio-namos es siempre el de su ausencia, el de echarla en falta. La felicidad es invocada cuando advertimos que la estamos perdiendo como punto cardinal de nuestra brújula existencial.

Hace tiempo –no muchos años, en realidad- la felicidad estaba legítimamente asentada en entornos estables: la familia, la paz, el respeto, el trabajo, el honor, la fe. Actualmente, los contextos de la felicidad se han diluido –o más correctamente

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redefinido-: forman parte de una búsqueda person-al de realización, de logros, de éxitos, de recono-

cimiento, pero a fin de cuentas una búsqueda de tipo individual. En tiempos del tardocapitalismo, la búsqueda

de la felicidad parece ser la tarea de un surfista tratando de sostenerse en las turbulentas olas de la incertidumbre y la com

plejidad.

En el Arte, la felicidad no es bien vista. Un artista feliz nunca ha sido interesante, una obra hecha en momentos de felicidad no nos permite ejercer la gran facultad que tenemos los ultramodernos: compadecernos de alguien, empatizar con la tristeza, la angustia y el conflicto ajeno, es por ello que algunos de los artistas más célebres en la actualidad son Frida y Vincent Van Gogh. ¿Y qué hay de los artistas felices? No sola-mente no nos interesan, sino que incluso nos desagradan. Pensamos: ¿por qué tiene que restregarme este tipo su felicidad en la cara? No interesa la felicidad ajena, sólo su desdicha.

A pesar de la dificultad para llegar a ella, la felicidad orienta nuestras vidas, mucho más en esta época que en cualquier otra. Tal vez la felicidad como tema de conversación aparece tan poco en nuestra vida “exterior” porque su presencia domina nuestra vida “interior”. Es nuestro secreto. No hay panorama de estabilidad, de seguridad, de certe-za en esta ultramodernidad, pero existe una esperanza compartida por todos nosotros de llegar a la felicidad, la cual nos empuja a la aventura de vivir el día a día, de hacerlo con heroísmo, con el gusto del que se embarca en un viaje hacia lo desconocido -¡con suerte y encuentra a un igual! Tal vez Utopía no existe, pero ¿no es acaso excitante pensar que se está navegando hacia ella?

“La felicidad plantea un horizonte, al que se aproxima esperanzado el viajero.”

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Alan Estrada:V iajero Frecuente

por: Jován Benítez@Jovan_Benitez

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“Mi Intención Es Inspirarlos”

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ENTREVISTA

Los viajes transforman vidas, son esos pedazos de placer que muy pocos se atreven a probar, y quienes lo hacen termi-nan enamorados de las carreteras, de las nubes, del pasar de las olas y sobre todo de la experiencia de recorrer historias en una maleta.

Alan Estrada es, sin lugar a duda, uno de los actores más queridos por el público mexicano, y es que el carisma y sencillez son pieza clave de su trabajo.

Durante la entrevista que concedió a Calei-doscopio, vía telefónica, la cual cabe men-cionar que se logró por Twitter, pude de-scubrir que los viajes transforman y dejan huella importante a cada kilometro recor-rido.

Alan, ¿de dónde surge la idea de tomar la cámara y grabar tus viajes?

Nunca fui muy viajero, digo… salía de viaje con la familia a la playa, pero nada más, de-scubrí los viajes ya un poco grande. A los 24 años emprendí un mochilazo a la India con una de mis mejores amigas, y a partir de ese momento decidí recorrer el mundo. En este viaje grababa testimoniales y des-de entonces siempre grabé mis viajes, pero nunca pensé en subirlos a YouTube. Y hace 4 años decidí compartirlos.

Y ahora vemos que ya tienes patroci-nadores que te acompañan en tus viajes, ¿no?

La verdad tenemos el apoyo de patroci-nadores, porque sin ellos sería imposible hacerlo. La gente cree que soy millonario, pero estos viajes no serían posibles sin el apoyo de estos patrocinadores. Sin lugar a duda es uno de los videoblogs mas caros de hacer porque tienes que viajar mucho.

¿Cómo combinas tu trabajo de actor con estos viajes?

No te voy a men-tir, es complica-do… pero todo se puede. Tengo la fortuna de tener un productor que me apoya, me da chance; y trato de viajar de lunes a jueves. No des-canso, me la paso o viajando o en el teatro.

¿Qué es lo que no te puede faltar en la maleta?

Pues el pasaporte y el dinero, trato de in-vestigar un poco del clima para no cargar de mas, y ahora mi equipo crece: llevo dos cámaras y sus accesorios. Yo feliz de que me ayudaran pero ¡Yo hago todo!

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¿Qué es lo mas dificil a lo que te enfrentas en tus viajes?

A mis prejuicios, porque viajando solo de-scubres ese instinto de supervivencia; con toda la tecnología pensamos que todo se da en paquetes de plástico, y eso es lo principal: darme cuenta que sí se puede viajar completamente solo. Es impresion-ante ese institno.

¿Cómo es que tu público convive con Alan x El mundo?

Yo tengo una relacion muy cercana, trato de separar Alan x El Mundo de Alan Estra-da. Tengo una conversacion con los viaje-ros y trato de ayudarlos en lo que pueda, trato de ayudarlos con base a mi experien-cia. Mi intención es inspirarlos.

Alan, platícanos de tu experiencia en hos-tales...

Los hostales son una opción increible, y para mi siendo un viajero solitario es lo mejor. Compartes la habitación, pero es la mejor manera de hacer amigos. Los hos-tales no son para todo el mundo, pero en los videos trato de mostrarles los dos ex-tremos: hoteles de lujo y hostales.

¿Qué te falta, que necesitas en este proyecto?

Me gustaria que mas gente lo viera, me siento el Canal Once del internet, me gus-taría que se conociera más. El internet es

democrático y lo complicado es que te de-scubran.

¿Qué prefieres: avión, tren, barco o metro?

Tren, me facinan los trenes… te invitan a la reflexión y ves el paisaje pasar, ¡Me encan-tan los trenes!

Alan, de qué tamaño es el mundo?

¡Uy! el mundo es tan grande o pequeño como tú lo quieras ver, si lo pones en el contexto de la galaxia, somos un grani-to de arena en un desierto, y si lo pones en la prespectiva personal… el mundo es tu cabeza, entonces, el mundo esta para recorrelo y vivirlo.

Poco mas de 20 minutos fueron los que Alan compartió conmigo, al final de la entrevista quedé impresionado del traba-jo que él desempeña: del escenario a los aeropuertos y de regreso. Un actor joven que comparte con su público algo más que el guión teatral, él comparte su vida a través de sus videos.

www.alanxelmundo.com

YouTube: alanxelmundo

Twitter: @alanxelmundo

Instagram: @alanxelmundo

Fotografías: Alan Estrada

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PELICULAS PARA UN NAUFRAGIO

por: ADRIÁN GIL @adriangilh

COLUMNA

HER

Hay películas que hacen del tiempo trans-currido una buena inversión, más allá de lo económico, si es que vas al cine o com-pras el DVD. Ese tiempo se transforma en una experiencia que involucra todos los sentidos, o aún más, involucra las historias de los personajes con la vida propia. Apa-recen proyectados entonces recuerdos, personas que ya no están, charlas, mo-mentos memorables, algún amor pasado, sus recuerdos, su presencia. De repente las caras de los personajes cambian y ve-mos que esa cara de ese actor es un vie-jo amor diciendo el mismo dialogo de la película, “Eso es lo que me está pasando” pensarás en varias ocasiones. Y de pron-to te conviertes tú en el personaje de esa película que estás viendo.

Todo esto surge a partir de la sensación que me dejó el haber visto “Her” del di-rector Spike Jonze. Y como a través de la relación que “Theodore”, personaje prin-cipal, va tejiendo con los personajes de la historia, van surgiendo muchos temas que tienen un mismo fondo, el miedo, el miedo a la soledad, el miedo al futuro. Por ejemplo, el temor a sufrir en una relación lleva a los personajes a darle más valor

a la interacción con un personaje virtual, que a la interacción con otro ser huma-no. En más de una ocasión nos cerramos las oportunidades por quedar resentidos de una mala experiencia. En este sentido cobra mucha relevancia la forma tan per-versa el modo en que se plantea que una relación sea ”perfecta” con un programa de computadora, porque será lo que tu necesites, aparentemente ,como lo mues-tra la película.

La música, los diálogos son otros elemen-tos que hacen de esta película algo úni-co y que como al principio lo dije, será una buena inversión, y un buen momento para reflexionar acerca de lo que pasa por nuestras vidas con algún capitulo que no hayamos cerrado con alguna persona, o alguna situación parecida.

No hay que dejar de lado que, como al final de la película, nunca estaremos tan solos como creemos, sobre todo las amis-tades nos salvarán de caer en la locura y siempre habrá alguien con quien hablar y por quien valga el esfuerzo dejar a un lado el Smartphone en una charla en un café, verlo o verla a los ojos, sonreír y conec-tarse por ese momento con esa persona.

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CINE

La Grande Bellezzapor:Juan Christian Aguirre Contreras mateoelaveo.wordpress.com

Abres una puerta sin saber que vas a encontrar del otro lado, cuando menos lo esperas llegas a una fiesta y te encuentras en Roma rodeado de personajes que de prim-era instancia parecen de lo más excéntricos; artistas, escritores, editores, mujeres, drogas, locura y mucha, pero mucha belleza.

El anfitrión y cumpleañero es tu amigo de muchos años, escritor de una sola novela y crítico muy reconocido dentro del ámbito, Jep Gambella. Sabes que esa noche será dis-tinta a todas las demás pues sólo se cumplen 65 años una vez en la vida. Paolo Sorrentino nos tiene acostumbrados a películas de pro-fundidad, con títulos como This Must Be the Place o Il Divo. En esta ocasión nos abruma con La Grande Bellezza un largo con un ritmo alucinante. Donde las secuencias largas y de-scriptivas van en contra- punto con acciones salvajes plagadas de color y movimiento. La belleza con la que Roma es descrita en mo-mentos hace recordar al mejor Fellini en La Dolce Vitta. Al verla sólo puedes pensar en Jep y su búsqueda constante de la felicidad dentro de un círculo plagado de socialités hedonistas.

Al revisar un poco los créditos notamos un nombre familiar para los fanáticos de Sorren-tino y es que Luca Bigazzi regresa una vez más a fotografiar este filme, regalándonos postales de la ciudad plagadas de texturas y colores tan vivos que uno no puede si no imaginarse ahí, al lado de toda esa familiari-dad de excesos y placeres.

Roma se representa a la perfección entre las situaciones que uno esperaría del cine italiano, clérigos más preocupados por una buena receta que por la fe, una suerte de Madre Teresa de Calcuta que nos regala uno de los momentos más mágicos dentro de la película, una bailarina exótica de más de 30 años, hija del mejor amigo de Jep que sirve como contraparte a su mundo de vida nocturna, una pequeña niña artista que obtiene su talento del odio que siente por sus padres y una editora enana que funge como uno de los mejores amigos de Jep.

Entre recuerdos y viñetas vamos armando quién es Jep Gambella y cuáles son las co-sas que realmente le importan. Un encuen-tro con el esposo de una antigua novia nos revela mucho del carácter de Jep jugando una vez más con el sueño y la realidad. Nos preparamos para cerrar una puerta y salir de una fiesta de la que ya nos sentimos parte importante. Paseamos por un canal y recor-remos parte Roma para darle un último adiós.

La colección de imágenes que Sorrentino crea para nosotros termina siendo una ex-periencia increíble que invita al espectador a preguntarse aspectos importantes de la vida, sobre todo, si uno es feliz o si algu-na vez lo ha sido. Uno sale confundido de la sala, con esa sensación de bienestar y realización que pocas películas pueden re-galarte, sólo puedes pensar “qué bueno fue poder ser parte de esto.”

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por: ANA CRISTINA UNDERWOOD @Tangerine05

TRILOGÍA MILLENNINUM: HISTORIA QUE SOBREPASA LA PÁGINA Y LA PANTALLA.

CINE

Sin duda la trilogía Millenium de Stieg Larsson ha marcado un nuevo paradigma en la literatura contemporánea, así como ha pro-porcionado un aire renovado, fresco y atractivo para el género thriller. Una novela sueca que nos demuestra que a veces ser un “Best Seller” es debido a una gran historia e inolvidables perso-najes.

Larsson nos entrega una trama que al principio parece ser sobre un crimen sin resolver pero a medida que vamos absorbiendo la historia nos damos cuenta que solo era un pretexto para dar-nos lo realmente bueno e increíble de Millen-nium: La historia de su excéntrica protagonista Lisbeth Salander.

Una “heroína” diferente a lo que estamos acos-tumbrados, una mujer de convicciones fuertes, pero a la vez insegura en el trato social, una excelente investigadora y hacker que fascina al lector, ya sea por sus botas y vestimenta negra, por sus defectos, por su aire de misterio, por su extraño comportamiento o por su turbio pasa-do, Salander logra cautivar a todas las personas que la han descubierto. Sin duda un personaje que sobrepasa la ficción y se vuelve parte de no-sotros.

Y no resulta sorprendente que un éxito de la lit-eratura se lleve a la pantalla grande, esto sucedió con la trilogía Millennium en una adaptación sue-ca que se estrenó en el 2009. Resultaba un reto

muy grande transmitir la esencia de libro de cientos de páginas en solo pocas horas. Y un desafío tremen-do poder rencarnar a un personaje tan controvertido como Lisbeth Salander.

El resultado fue un éxito. La película nos demostró que no se necesita un gran presupuesto para dar-nos calidad, solo los actores correctos para darnos esos personajes tan especiales que tiene el libro. Sin duda han sido 3 películas que han conservado y res-petado el estilo de Larson. Un filme que al igual que los libros abordan problemáticas latentes en el mun-do y que nos revelan parte de la historia de Suecia a través de espías y conspiraciones. Nos regala una trama densa, difícil de digerir pero envolvente.Pero lo que más destaca y lo que se debe de resaltar es la estupenda actuación de Noomi Rapace en el papel de Lisbeth Salander, es tan exacta que por mo-mentos damos por hecho que Salander es real. Una actriz que nació para ese papel o un personaje que se creo para la actriz. Porque gracias a ella, Lisbeth tiene rostro, gestos y cuerpo definidos, conserva y transmite su naturaleza.

Una trilogía que logra ser fiel a los libros y que nos regala otros matices de la historia, sin duda estos li-bros y películas van de la mano. Porque la historia de Millennium sobrepasa la página y la pantalla.

Nota: Hablo sólo de las películas suecas, porque el remake hollywoodense… bueno, esa es otra historia

y no tan buena.

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CINE

Si uno está ya familiarizado con el estilo del director Besson, la idea la femme fatal envuelta en un contexto entre lo real y lo ficticio era, de hecho, lo más emocio-nante de su nuevo filme que a mi parecer es una de las mejores propuestas de este género en lo que lleva el 2014. Entre tan-ta emoción por replicar una y otra y otra y otra vez el estilo narrativo y contextual de Los Juegos del Hambre, comenzaba a pensar que volvíamos a una nueva época al estilo Crepúsculo.

“La persona promedio utiliza sólo el 10% de su capacidad

mental. ¿Qué es lo que podrá hacer ella con un 100%?”

El título LUCY es nuestra protagonista, una joven que es secuestrada por una mafia en Taiwán para transportar un nuevo paquete de droga llamado CPH4, insertado dentro de su cuerpo. Comienza así a desencade-narse una serie de eventos mientras, poco a poco, la tímida Lucy (Scarlett Johansson) da un salto de la evolución a la revolución cerebral.

A pesar de que disfruté de Malavita (2013), LUCY es lo que podría llamarse una ex-celente combinación de los puntos fuertes de Luc Besson que nos remonta a sus más clásicos éxitos, tanto en la selección de un excelente reparto que equilibra las habilidades de Scarlett Johansson y Mor-gan Freeman frente a la pantalla. Después, tenemos una de imagen en una excelencia de 360°, desde impecable resolución y una tremenda ambientación, producto de una iluminación bien planificada. ¿Y para sum-ergirnos en ese mundo fantástico de Lucy? Los efectos especiales precisos.

Sin embargo, entiendo que no todos esta-mos familiarizados con el estilo de este

LUCY. I FEEL EVERYTHINGPor: Marianne E. Castillo@MaryLudens

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director francés, que quizás El Quinto El-emento (1997) o El Profesional (1994) no se nos presente como referencia, pero continuó sorprendiéndome de las críticas mixtas que he encontrado y escuchado respecto a este filme, donde “demasiado fantasioso” es el veredicto en base, ni si-quiera a la película en su totalidad, sino por el final, evidentemente demasiado extrem-ista, que presenta.

Quizás una de mis escenas favoritas de todo el filme es en la particular donde Lucy dice la frase “siento todo”; punto clave que da un hilo coherente, y con esa sen-sibilidad humana que muchos no pudieron identificar por el final, a las posteriores fac-etas en las que sucumbe el personaje que, entre más evoluciona, menos es lo que era.

En mi perspectiva, aunque en efecto para disfrutar en su totalidad la historia no es necesario analizar con ojo objetivo cada mínimo detalle (estamos hablando después de todo de un género de ficción), la con-notación filosófica es lo que enriquece más que lo que se pueda mostrar en pantalla.

¿Y por qué sorprende tanto la trasfor-mación final de Lucy, una vez alcanzado un dominio cerebral del 100%?

La supresión de la esencia humana de Lucy, así como su transformación física parecen ser caminos lógicos de la tan enfatizada evolución revolucionaria de la que el profe-sor Norman (Freeman) nos guía a entender conforme la historia avanza. ¿Qué sentido habría tenido que Lucy se mantuviera tal cual inicia si ha evolucionado en el sentido biológico de la palabra?

Quizás su transformación física parezca re-pugnante y sin sentido alguno. Y aunque, claro, no tengo voz para afirmar que era la mejor representación, si el personaje había revolucionado a la misma evolución (la había superado en sus estándares natu-rales), un cambio físico era de igual forma, algo lógico, tan así como nuestra propia evolución como hombres.

Y una vez que se ha comprendido todo lo que se ha de poder comprender en el Uni-verso, Lucy así se convierte parte del mis-mo.

Un excelente filme tanto en contenido como en construcción visual y actoral que, si buscas más allá de la típica noción hol-lywoodense –pero sin dejar la velocidad propia Hollywood-, podría muy bien sor-prenderte.

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LIBROS Y OTROS MENESTERESpor: ALEJANDRA ISLA

COLUMNA

Libros Que Cambian El Destino

Cuando me enteré cómo murió John Lennon, se me hizo la razón más estúpi-da y sin sentido jamás vista.

En el reportaje decía que el asesino, Mark Da-vid Chapman se había inspirado en el libro “El Guardián Entre el Centeno” de J.D. Sallinger.El libro es sobre un adolecente que está su-mido en un conflicto de identidad, es depre-sivo, y solo piensa en sexo y alcohol. Sólo de recordar la lectura mi mente se torna blanco y negro. Creo que mi punto de vista no coin-cide con la de Bill Gates, quien reconoce que esta lectura es de sus favoritas.

Otro ejemplo de esta influencia de los libros es el gran legado de Nietzsche, (Superhom-bre y El Anticristiano, entre muchos otros) qui-en encontró la repercusión de sus letras sobre Adolf Hitler, quien se inspiró en muchas de sus ideas para crear lo que hoy conocemos como el holocausto y la raza aria. No quiere decir para nada que este gran filósofo sea el autor intelectual de este catastrófico suceso; la men-te de Hitler fue quien distorsionó en gran me-dida muchas de las ideas de este gran poeta y escritor.

En una entrevista, Mario Vargas Llosa comentó que durante su infancia, constantemente se enfermaba, por lo tanto no tenía más medio para entretenerse que la lectura, fue cuando leyó “21 Leguas de Viaje Submarino” de Julio Verne y desde entonces jamás pudo conten-er su sed de lectura, cabe destacar que Mario

aprendió a leer a los 4 años.

No es ningún secreto que los Beatles estaban en constante búsqueda de inspiración, y en uno de sus viajes psicodélicos precisamente John Lennon (otra vez) se inspira en el Libro Tibetano de los Muertos para crear la canción de Tomorrow Never Knows.

Otro artista influenciado por el poder de la lec-tura es Jim Morrison, quien se inspiró en un poema de William Blake, donde viene la frase “Si las puertas de la percepción fueran purifica-das, el hombre podría ver las cosas como real-mente son: infinitas” para nombrar a la recién formada banda, The Doors.Es fascinante cómo los libros nos influyen de manera positiva o negativa en la vida, en nues-tra toma de decisiones, en el nombre que de nuestros hijos, mascotas, en nuestra manera de hablar, en todo.

Cada libro contiene un mensaje que lleva un eco, una justificación de existir. El autor no sabe cómo va a reaccionar su lector, al igual que las repercusiones que esto traiga.Es interesante reflexionar sobre las lecturas que llegan a nuestras manos y encontrarles una razón, tal vez en el momento no sean tras-cendentes, pero tal vez, ocasionalmente las re-cordemos por alguna circunstancia.Hay que hacernos de nuestro propio criterio sin dejarnos influir demasiado. Tomar de los libros el mensaje que en nosotros resulte y guardarlo para nuestro crecimiento intelectual y mejoramiento personal.

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LA PARTIDA por: BERNARDO LINARES @berlite12

COLUMNA

SU PARTIDA

Siento como el aire frío que anuncia la llegada del otoño -ese que usan como escusa los amantes para ir por la calle abrazados- se escurre por la pequeña fractura del vidrio roto de aquel-la ventana delimitada por un marco bar-roco de madera apolillada. Se puede ver a través de ella un árbol que, luchando contra el viento para no perder las pocas hojas amarillentas que aún le quedan, sostiene en una de sus ramas un pequeño petirrojo: sonriente y libre. El olor de la mañana es tan peculiar, una combinación homogénea entre tierra húmeda que proviene del jardín y el perfume que de-sprende la cafetera vieja de la cocina al hacer ese café amargo y quemado -mejor que nada-. Recuerdo que hace tiempo, cada mañana mientras mi madre des-pertaba a mis hermanos, mi padre prepa-raba el café que llenaba la casa de un olor muy parecido al de hoy; realmente añoro esos días. El cansancio de las noches anteri-ores cada vez es más notable; los ojos en-rojecidos y pesados, olor a tabaco y ropa

sucia; un temblor continuo en las manos que no me permite ni tomar la pluma Montblanc Meisterstück que alguna vez heredé. Los dedos adoloridos por tanto tecleo en la maquina Remington que solo produce miles de papeles tirados y arru-gados por el suelo de la sala. La gente hablando a lo lejos y los niños riéndose mientras corren entre los callejones; y aquel petirrojo aún observando la enormi-dad de su libertad: recuerdo que ese día igual hubo uno, parado y observando. Ese día donde el tema principal fue su partida.

Recuerdo que solo se escuchó, en-tre todo ese silencio majestuoso, un sus-piro honesto y profundo que salió desde el interior de su alma confusa y perdida de la realidad. De esos que, de una forma tan natural, pueden expresar más que mil palabras. Y al final de aquel suspiro se pro-nunciaron las palabras que ninguna per-sona debería escuchar jamás: adiós.

Soñarla, lo único que puedo hacer, así de sencillo.

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CRÓNICApor: Dome Nájera

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Querétaro 22 | mayo | 2014

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todos y cada uno de los que ocupaban con ansias y pavor las butacas del Audi-torio Josefa.

Y es que no es por nada, pero manten-er un ritmo constante y con ello hacer que no se pierda el interés por parte del público queretano, es un paquete que no cualquiera se echa. Y el merito es mucho mayor, pues lo consiguieron con una maestría excepcional .

Hace algunos días Caleidoscopio habló con el director, actor y productor de la obra, Rafael Perrín. Habló acerca de cómo es que la obra a lo largo de estos 20 años de estar en cartelera, y a pesar de haber sido mexicanizada en cierta medida, no ha perdido la esencia del texto original.

“Siempre rodéate de gente que es mejor que tú”, afirmó Perrín. Pues asegura que de esta manera es cómo se logra mantener un buen nivel de trabajo, y más aun cuando se trata de jugar tres papeles en la producción de una obra.

Sin duda alguna, una de las mejores obras de teatro que llegan a nuestra cuidad en lo que va del año. Un diseño de iluminación magnifico, un trazo es-cénico inmejorable y la calidad que solo “La Dama de Negro” ofrece

Se dice fácil cumplir veinte años de trayectoria, pero como “La Dama de Negro” no hay dos.

Una obra que a lo largo de todo este tiempo que lleva en cartelera, ha logrado lo que pocas puestas escéni-cas en el país: ganarse el respeto y el cariño del público mexicano.En esta ocasión le tocó pisar suelo queretano, y así como se presentó hace un año en el mismo foro que la acogió ayer por la noche, logró sacar gritos y carcajadas (será porque el público no sabía si reír o llorar de lo aterrados que estaban) a los

asistentes que acudieron a una noche llena de sor-presas y de un quehacer te-atral de prime-ra categoría.

Manejando una excepcional mancuerna

arriba del escenar-

io, Odiseo Bichir y

Rafael Perrín lograron encantar y aterrar a

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SLAVA’S SNOWSHOWUna crónica por Marianne Elise Castillo

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Fue de último momento que CALEIDO-SCOPIO me ofreció la oportunidad de vivir lo que se convertiría en una experiencia inolvidable junto a SLAVA’S SNOWSHOW, que más que ser un espectá-culo es un hermoso sueño de la esencia humana.

Bajo un cielo nublado que cubría una hermosa vista de la ciudad de Querétaro, el equipo de CALEIDO-SCOPIO esperábamos con una perfecta puntualidad de dos horas a nuestro favor antes de que abriera el telón del Teatro Metropolitano.

Mímica. Payasos. Mucha “nieve” y Chariots Of Fire. Mucha era la información del éxito mundial producto de la creación y la enorme creatividad del ruso Sla-va Polunin, pero en un nivel casi superficial y crípti-co que mis nervios aumentaban con cada segundo con la misma pregunta, ¿Qué era realmente SLAVA’S SNOWSHOW?

Antes de darnos cuenta éramos escoltados junto con Bradford West (quien descubriese después es uno de los protagonistas) dentro de las instalaciones del Teatro y finalmente había llegado el momento de la exclusiva. Todavía no había comenzado con la prim-era pregunta y mientras Bradford escribía su nombre

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en mi cuaderno de notas y yo le deletreaba el mío, confesé que esta era mi primer entrevista profesional, lo que resultó en un Snickers, clases de respi-ración y lo que parecía una sesión de masaje, todo cortesía de Bradford y la compañía de SLAVA’S SNOWSHOW, dirigiendo la exclusiva a un rumbo del que jamás me habría esperado inclusive de un carismático clown que creía con fervor el efecto positivo de un chocolate.

Los nervios continuaron, pero mi emoción y curiosidad habían claramente aumentado, y entre varias bromas por fin pude formular una de las dos pre-guntas que más ansiaba hacer; ¿Cuál es la historia que nos cuenta SLAVA’S SNOWSHOW? No me parecía la pregunta más original pero creía era la más importante, sobre todo para alguien que jamás ha visto el show, algo que no pasó desapercibido. Inmediatamente, después de otras bromas, Bradford contestó mis sospechas….

Como estar dentro de un sueño ajeno, es difícil describir lo que se vive una vez que las puertas se cierran. A veces me parecía estar viendo una creación de Dr. Seuss como El Grinch gracias al curioso vestuario y claro está, las cu-riosas actuaciones. De repente estaba escuchando Carmina Burana Oh For-tuna con los sentidos muy alerta mientras mi imaginación volaba y una serie de efectos especiales se convertía en una verdadera tormenta de invierno.

SLAVA’S SNOWSHOW no es meramente sentarte y disfrutar de un buen acto, sino sentirte parte del mismo.

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Al finalizar, con todo y la adrenalina, éramos llevados a backstage donde Bradford nos esperaba para terminar la exclusiva. Aunque la función había terminado, detrás del oscuro escenario las charlas en ruso podían escucharse mientras alguien desaparecía por una puerta y aparecía por otra. Sentí las palabras abandonarme cuando nuestra exagera-damente amable guía preguntó qué había pensado del show. Nada parecía hacer justicia a lo que se vive junto con los clowns; una unidad que era tanto felicidad como tristeza mezcladas en armonía. La nostalgia de la niñez y la belleza de revivirla con extraños.

En su lugar, contesté “Increíble”

Y mientras algunos de los clowns, aún con sus grandes sombreros, narices y zapatos a la Bob Patiño pasaban a nuestro lado con una sonrisa agotada por una gira que en pocos días los lle-varía a Ciudad Juárez, y viendo como un niño con un light saber jugaba a las escondidas con una de las chicas del staff ruso, entendí que no era coinci-dencia la magia que SLAVA’S SNOW-SHOW trasmitía una vez que el telón se abría.

Fuera de la idea tradicional del paya-so, SLAVA’S SNOWSHOW es más que risas. Pero si alguien me preguntara de qué trata, la única respuesta es “depende”. Depende porque cada quién tiene la libertad de hacer-lo suyo. Pero ya sea que estés entre las primeras filas bajo una telaraña sin fin o estés en el balcón perplejo de ver los balones de colores más grandes que en tu vida hayas imag-inado pudiesen existir, de algo estoy completamente segura:NO TE VAS A ARREPENTIR.

Así, espero que disfruten de esta exclusiva con Bradford West, traída para ustedes con todo el cariño y ánimo del equipo de CALEIDOSCOPIO, quienes estamos sumamente agradecidos con la compañía de SLAVA’S SNOWSHOW por una experiencia inolvidable y a quienes esperamos volvamos a ver, más pronto que tarde, en la hermosa ciudad de Querétaro.

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ESPADA DEL AUGURIO por: ABRAHAM ARREOLA @ArreolaAbraham

Desclasificado B. [Cuento 35]

Imagina un osito café, peludo y de sonrisa tími-da…

Uno así compré hace algunos años, tenía 14 años, con algunos de mis ahorros; entre ropa en oferta lo viSus ojitos de botón con fondo café, rayados por el tiempo que había estado en soledad, su pelaje gastado pero aún acariciable y mi notable sole-dad hicieron notar que me hacía falta un amigo.Al paso del tiempo le conté mi vida, la chica que me gustaba y que banda de música era mi favori-ta. Al tiempo le deje mi soledad. Vivía en un solil-oquio hermoso: el oso y yo.

Pero como hombre, fui nómada, de aquí para allá anduve. Y su compañía paso de ser el mejor ami-go a ser un objeto en la caja del ayer.Ahora mi barba descuidada era mi preocupación, esa corbata manchada de salsa y un saco barato. En el espejo me veía continuamente, 30 años en una empresa se reflejaba en mi cuerpo, mi barba desalineada, mis labios secos por tanto maldecir sin haber besado, mis ojos hundidos como pesca-do por tanto negar mi tristeza.

Entre mis ratos de meditación con cerveza, re-cordé mis buenos tiempos, por lo que fui al super-mercado a buscar algo entre las cosas de oferta. Compré juguetes, carritos y perritos de peluche. Aquella noche dormí más o menos bien.

Al despertar, desesperadamente sentí que no bastaban esos juegos y fui por más. Gaste una quincena entera, tenía tantos juguetes aquella noche, que en esa ocasión también dormí bien.Aunque solo al principio. A media noche des-

perté. Al mirar los juegos en mi habitación sentí enfriarse mis manos, supe que todos esos juguet-es no sabían nada de mi, ni yo de ellos. Sentí sus miradas inertes, esos ojos muertos que absorbían mi vida para desvanecerla como si fuera una espa-da que perfora mi garganta y entre saliva y sangre intento pedir perdón. Quieren mi alma, quieren poseerme…

Con aliento descontrolado tiré todo, pero sus mi-radas seguían. Salí de mi habitación, sus diabóli-cas imágenes, sus monstruosas risas de plástico me hablaban esquizofrénicamente. ¿Qué habrá pasado mal?, oí mi voz entre sus susurros agóni-cos.Cuando tenía 14… Su mirada tímida y su sonrisa humilde bajo aquella chistosa nariz de triángulo. Corrí hacia mis cosas viejas y lo encontré, estaba todo ese tiempo a la mano, o mejor dicho a una mano de mi.Pero al tomarlo, vi que su mirada era peor a la de los otros. ¡El sabía todo de mi! Paralizado caí de rodillas, su posesión me hizo volverme piedra unos instantes. Evité no retorcer el cuello para buscar al osito que estaba en mis manos engarro-tadas. “Hasta tú, que se supone me querías, ¡me miras con rabia!”-Yo soy tú. Contestó el osito.Con la voz de cuando yo tenía 14 años.Mis manos cayeron, mis piernas se torcieron y mi cabeza tocó el suelo tan suavemente que poco me importó ya no sentir ni siquiera mi respiración.Y dormí en paz.Perdí peso y tamaño, mis mejillas se hinchan por una nueva sonrisa, mis ojos se inclinan humilde-mente al mirar al frente, ahora mi nariz tiene forma de triangulo y esconde mi sonrisa siempre tímida.Yo sé. Nunca fui la gran cosa, tampoco el increíble protagonista.Soy sólo un viejo oso de peluche café.

COLUMNA

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