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La edificación orgánica de la iglesia como Cuerpo de Cristo para ser el organismo del Dios Triuno procesado y dispensador CONTENIDO 1. La esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica 2. El crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico 3. La edificación intrínseca de la iglesia para su función orgánica 4. La comunión intrínseca de las iglesias para su relación orgánica 5. El factor intrínseco de los vientos de enseñanza con su propósito PREFACIO Este pequeño libro está compuesto de mensajes dados por el hermano Witness Lee durante el fin de semana del 23 al 25 de noviembre de 1990 en Anaheim, California.

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La edificación orgánica de la iglesia como Cuerpo de Cristo para ser el organismo del Dios Triuno

procesado y dispensador

CONTENIDO

1. La esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica 2. El crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico 3. La edificación intrínseca de la iglesia para su función orgánica 4. La comunión intrínseca de las iglesias para su relación orgánica 5. El factor intrínseco de los vientos de enseñanza con su propósito

PREFACIO

Este pequeño libro está compuesto de mensajes dados por el hermano Witness Lee durante el fin de semana del 23 al 25 de noviembre de 1990 en Anaheim, California.

CAPITULO UNO

LA ESENCIA INTRINSECA DE LA IGLESIA PARA SU EXISTENCIA ORGANICA

Lectura bíblica: 1 Jn. 1:2; 5:1; Jn. 3:3, 5-6; 1:12-13; 3:29-30; Gn. 2:21-23; Jn. 12:24; 1 P. 1:3; Ro. 8:29; He. 2:11-12; Jn. 15:1, 5, 16, 8; Ef. 1:22-23; Ro. 12:5; 1 Co. 10:32; 12:28; Ef. 3:19b; Ap. 1:4a, 11

BOSQUEJO

I. La esencia intrínseca de la iglesia: A. La vida divina, la cual produce la iglesia—1 Jn. 1:2; 5:1:

1. Por medio de la regeneración del Espíritu en el espíritu de los creyentes—Jn. 3:3, 5-6.

2. Haciendo de ellos los hijos de Dios como la novia de Cristo, quien es el Novio, para Su incremento, como fue tipificado por Eva como el complemento de Adán—Jn. 1:12-13; 3:29-30; Gn. 2:21-23.

B. Mediante la liberación de la vida divina por Cristo, quien como el único grano de trigo cayó en la tierra y murió allí para Su multiplicación—Jn. 12:24.

C. Mediante la impartición de la vida divina por Cristo como el Hijo primogénito de Dios en Su resurrección a fin de que Dios tenga muchos hijos como los muchos hermanos de Cristo—1 P. 1:3; Ro. 8:29; He. 2:11-12.

D. Los muchos hermanos de Cristo son Sus muchos pámpanos injertados en El, quien es la vid verdadera del universo, a fin de dar mucho fruto para Su agrandamiento en Su propagación, para expresar al Dios Triuno como Su organismo—Jn. 15:1, 5, 16, 8.

E. Este organismo del Dios Triuno es el Cuerpo orgánico de Cristo, constituido de Sus muchos hermanos como los muchos miembros de Su Cuerpo orgánico—Ef. 1:22-23; Ro. 12:5.

II. La existencia orgánica de la iglesia: A. Existe en el universo como la única iglesia universal de Dios para Su

expresión universal, la plenitud de Dios—1 Co. 10:32; 12:28; Ef. 3:19b. B. Se extiende en muchas localidades sobre la tierra como las muchas iglesias

locales para ser Sus expresiones locales—Ap. 1:4a, 11.

LA ESENCIA INTRINSECA DE LA IGLESIA PARA SU EXISTENCIA ORGANICA

Oración: Señor, cuánto te agradecemos por esta conferencia de fin de semana de Acción de Gracias. Que esta conferencia sea una verdadera acción de gracias de nosotros a Ti. Señor, cúbrenos con Tu sangre preciosa. Cuánto necesitamos Tu sangre y Tu unción, y cuánto necesitamos la unción rica con todas las inescrutables riquezas del Dios Triuno. Señor, te agradecemos por el pasado. Gracias por el presente. Aun te damos gracias por los días venideros. Señor, está con nosotros. Necesitamos Tu presencia. Señor, unge toda la reunión. Unge a cada asistente. Señor, abre los cielos y danos un cielo claro para que tengamos una visión clara bajo Tu oráculo. Quita todos los velos, quita todas las nubes y danos Tu propia revelación. Queremos ver algo. No solamente queremos oír, sino que también queremos ver. Señor Jesús, te amamos, y queremos verte en esta reunión. Queremos ser tocados por Ti. Señor, tócanos. Toca a cada uno de nosotros y danos la palabra específica que necesitamos. Señor, nuevamente te damos gracias por ser tan soberano. Tú estás en el trono. Te adoramos y te damos toda la gloria, sin embargo, recordamos a Tu enemigo. Señor, estamos peleando en contra de él. Estamos siempre en la batalla. Señor, pelea la batalla por nosotros. Ponlo a un lado y avergüénzalo. Que toda la gloria sea para Ti. Señor, que todas las bendiciones puedan ser otorgadas a nosotros. Gracias por la iglesia. Gracias por Tu oráculo hoy. Habla en nuestro hablar. Señor, tenemos plena seguridad de que eres uno con nosotros, un espíritu con nosotros, y creemos que nosotros somos un espíritu contigo. Gracias por esta unidad. Oramos en Tu poderoso nombre. Amén.

Mi carga en estos mensajes tiene que ver con cinco cosas intrínsecas. Cuatro tienen que ver con la iglesia, y una con los vientos de enseñanza. Las primeras cuatro cosas intrínsecas de la iglesia son: la esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica; el crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico; la edificación intrínseca de la iglesia para su función orgánica; y la comunión intrínseca de las iglesias para su relación orgánica. La esencia intrínseca, el crecimiento intrínseco, la edificación intrínseca y la comunión intrínseca son cosas muy positivas. El último factor intrínseco, los vientos de enseñanza con su propósito maligno, es un asunto negativo.

LA ESENCIA INTRINSECA DE LA IGLESIA

Cuando hablamos de la esencia de alguna cosa, nos referimos a su parte intrínseca. Con respecto a la iglesia, el factor positivo más importante es su esencia intrínseca. En el cristianismo muchos han hecho de la iglesia algo externo. Cuando hablan de la iglesia, ellos están dando a entender un edificio físico. Si hablan de ir a la iglesia, ellos se están refiriendo a ir a una capilla, o a una catedral o a algún tipo de santuario. Estas son cosas

materiales construidas con ladrillos, piedras, acero o madera. ¡Qué error es éste! Aunque algunos han mejorado de alguna manera su concepto, todavía ponen mucha atención a los aspectos externos de la iglesia, como por ejemplo su organización. Hoy en día muchos cristianos están experimentando muchos conflictos unos con otros, porque se quedan en el nivel de los factores externos en vez de centrarse en la esencia intrínseca de la iglesia. En lugar de ser uno los unos con los otros para pelear en contra del enemigo de Dios, muchos cristianos están divididos e incluso pelean unos con otros. Esto es similar a la lucha que hay entre las naciones del mundo. La organización de Naciones Unidas fue formada con la intención de unir a las naciones, pero durante los años, solamente ha habido división y conflictos entre ellos.

Nosotros necesitamos ver que la iglesia es una sola. Es la única iglesia del único Dios. Esta iglesia es el único Cuerpo de Cristo, y Cristo es la Cabeza de este Cuerpo. En Juan 17 el Señor oró a fin de que pudiéramos ser uno (Jn. 17:11, 21-23), pero si consideramos la historia del cristianismo durante los últimos diecinueve siglos, encontraremos que los cristianos han estado peleando unos con otros. Lo extraño es que si nosotros, los cristianos, nunca nos hubiéramos juntado, no estaríamos peleando. Si no hubiera matrimonio, no habría divorcio. Cada divorcio tiene su principio con un matrimonio dulce y precioso.

He sido cristiano por sesenta y cuatro años. Desde el momento en que empecé a reunirme con otros cristianos, he sido testigo de muchos conflictos. Cuanto más cerca estamos el uno del otro, más tendencia tenemos a pelear. Aquellos que se aman pueden llegar a ser enemigos; el odio puede reemplazar al amor, y el celo a la simpatía. Esta es la situación de hoy en día en el cristianismo. ¡Qué vergüenza es ésta! ¿Por qué ha habido en la tierra tantas contiendas entre los cristianos durante los siglos pasados? Esto es debido a que los cristianos han abandonado la esencia intrínseca de la iglesia y han fijado la atención en lo externo.

Hay cuatro asuntos intrínsecos de la iglesia. El primero es la esencia intrínseca de la iglesia. Luego, el crecimiento de la iglesia, el cual es también intrínseco. Si un árbol crece, crece en su parte intrínseca. Después del crecimiento está la edificación de la iglesia. Por último, el cuarto elemento intrínseco de la iglesia es su comunión. La esencia, el crecimiento, la edificación y la comunión son asuntos intrínsecos. Si todos los cristianos permaneciéramos en estos cuatro asuntos intrínsecos, no tendríamos problemas. Siempre que nos alejamos de las cosas intrínsecas y vamos hacia algo que podemos tocar y ver externamente, estamos en pos del “divorcio”. Esto es debido a que todas las cosas físicas y externas son factores que dividen.

Si aprendemos esta lección y recibimos la gracia del Señor, diremos: “¡Señor, sálvame! Rescátame y vuélveme de lo externo a lo intrínseco”. Entonces inmediatamente seremos uno. Esta es la razón por la cual tengo tanta carga de tener comunión acerca de estas cuatro cosas cruciales: la esencia intrínseca, el crecimiento intrínseco, la edificación intrínseca y la comunión intrínseca.

La vida divina, la cual produce la iglesia

La vida divina, es decir, la vida de Dios, la vida eterna, la vida increada, la vida indestructible, es la esencia misma de la iglesia, y esta vida divina produce la iglesia (1 Jn. 1:2; 5:1). Por supuesto, no podemos ver esta vida divina, tal como no podemos ver el acero de este lugar de reunión. Esto es porque el acero está cubierto de piedras y madera, sin embargo el acero es la esencia misma de la estructura de este edificio.

La esencia de la iglesia es la vida divina, y la vida divina es Cristo como la misma incorporación del Dios Triuno procesado (Jn. 14:6; Col. 2:9). Dios solamente era Dios en la eternidad pasada, pero un día el Dios completo, en la segunda persona de Su Trinidad divina, se encarnó. La encarnación es un proceso maravilloso por el cual Dios entró en el hombre. El Dios Triuno entró en el vientre de una virgen humana y estuvo allí por nueve meses. Fue por medio de este proceso maravilloso que El se puso al hombre sobre Sí mismo y que El mismo se hizo hombre. Dios con Su Trinidad divina fue incorporado en un hombre. Ese hombre, cuyo nombre fue Jesús de Nazaret, era un hombre verdadero, genuino y perfecto, sin embargo Su esencia intrínseca era Dios. El es tanto Dios como hombre, el Dios-hombre. Este hombre maravilloso vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. El vivió en la casa de un carpintero y El mismo era un carpintero (Mt. 13:55; Mr. 6:3). ¡Cuán maravilloso es que el Dios Triuno en este hombre cortaba madera y hacía trabajo de carpintería! Este fue Su vivir humano por treinta años.

Cuando El tuvo treinta años, salió a ministrar. En Su ministerio, El tuvo que tratar con personas “problemáticas”, tales como Pedro y como los hijos del trueno, Jacobo y Juan (Mr. 3:17). Yo no sé por qué el Señor Jesús no escogió discípulos que fueran sabios, ricos y educados. En lugar de eso, algunos de los que El escogió eran pescadores de Galilea. Ellos eran peculiares y rudos, como por ejemplo Pedro. El Señor aun escogió a Judas Iscariote, quien llegó a ser el que lo traicionó. Después de que el Señor fue traicionado, El fue arrestado, pero en realidad El entró en la muerte voluntariamente (Jn. 10:17-18). El llevó la cruz, y El fue a la cruz para morir de una manera todo-inclusiva, a fin de resolver todos nuestros problemas y todos los problemas de Dios. El resucitó y luego ascendió a otra esfera, el tercer cielo, donde está hasta el día de hoy (Ef. 4:10; He. 4:14; 1:3; cfr. 2 Co. 12:2).

Dios pasó por todos estos procesos para llegar a ser quien lleva a cabo el dispensar. Esta es la razón por la cual decimos que la iglesia es el organismo del Dios Triuno procesado que dispensa. El mismo Dios a quien adoramos es un Dios procesado. El ha sido procesado a fin de ser una Persona que se dispensa. Nuestro Dios es ahora el Dios Triuno procesado para ser el Dios que se dispensa. Hoy en día El no necesita pasar por ningún otro proceso. Lo que El está haciendo hoy es dispensarse a Sí mismo en el hombre. No debemos olvidar que si Dios no hubiera sido procesado, no tendría base para dispensarse a Si mismo en nosotros. El objetivo de que El pasara a través de los procesos, fue que El pudiera ser un Dios que se dispensa.

Puesto que El es el Dios que se dispensa, El puede regenerarnos, y esta vida que regenera es la vida divina. El término “vida divina” es simple, pero lo que implica este término no es tan simple. La vida divina es el Dios que se dispensa, quien es la misma esencia de la iglesia. Todos nosotros podemos testificar que cuando fuimos salvos, nos alegrábamos siempre que conocíamos a otras personas que eran salvas. Muchas veces llegábamos a tener una relación más íntima unos con otros, que con nuestros propios hermanos y hermanas en la carne. Nosotros los cristianos nos amamos unos a otros porque tenemos la misma esencia. No importa si somos americanos, europeos, chinos, japoneses, coreanos, blancos, negros, amarillos, cafés o rojos. Mientras seamos verdaderos cristianos, tenemos dentro de nosotros una esencia que ama. Cuando nos alejamos de esta esencia intrínseca y tocamos otras cosas, empezamos a pelear unos con otros. Es posible que después de estar juntos por un tiempo, surjan problemas sobre cosas externas. Para resolver los problemas entre los cristianos, tenemos que venir a las cosas intrínsecas de la iglesia: primero, la esencia intrínseca; segundo, el crecimiento intrínseco; tercero, la edificación intrínseca y cuarto, la comunión intrínseca. Somos salvaguardados al permanecer en estas cuatro cosas intrínsecas.

La esencia intrínseca de la iglesia es la vida divina que el Dios Triuno procesado ha dispensado, y que ahora está dispensando dentro de nosotros. La vida divina nos engendra por la regeneración del Espíritu en nuestro espíritu. El Espíritu divino engendra al espíritu humano (Jn 3:3, 5-6) ¡Cuan maravilloso es que estos dos espíritus estén mezclados como uno (1 Co. 6:17)! Juan 3 no usa el término “Espíritu Santo”. Solamente dice “el Espíritu”. El Espíritu está mezclado con nuestro espíritu como un solo espíritu. El Espíritu llega a ser uno con el hombre y este hombre regenerado llega a ser uno con Dios. ¿No es esto maravilloso? Dentro de nosotros hay una parte que está mezclada con Dios. Dios es tan elevado, sin embargo El se ha hecho uno con nosotros. Yo me siento honrado de que soy uno con Dios y de que Dios es uno conmigo. Esto es lo que significa la regeneración. Espero que todos los nuevos creyentes puedan tener esta clase de entendimiento elevado con respecto a la regeneración. En el momento en que somos salvos nos mezclamos con Dios.

Cuando somos regenerados, somos hechos hijos de Dios como novia de Cristo, quien es el Novio, para Su incremento, lo cual está tipificado por Eva, quien era el complemento de Adán (Jn. 1:12-13; 3:29-30; Gn. 2:21-23). La regeneración hace que los creyentes sean hijos de Dios. Debido a que somos hijos de Dios podemos decir que nuestro apellido es “Dios”. Todos sabemos que nuestro apellido es el nombre de nuestra familia, y todos nosotros hemos llegado a ser la familia de Dios. Esta es la razón por la cual nos dirigimos unos a otros como hermanos y hermanas. Pertenecemos a un Padre y tenemos un solo apellido.

Individualmente somos hijos de Dios, pero corporativamente somos una entidad, a saber, la novia de Cristo. En la primera parte de Juan 3, el Señor Jesús habla con respecto a la regeneración. Más adelante en el mismo capítulo, Juan el Bautista se refirió a la totalidad de los regenerados como la única novia de Cristo (Jn. 3:29-30). Parece ser que Juan estaba diciendo: “Yo no soy el Cristo. Yo no soy aquel que viene para tomar a la novia. Más bien, El es Aquél, y ustedes, que han sido regenerados, son la novia para El. Aquel que toma a la novia es el Novio y este Novio tiene que crecer, mientras que yo, que no soy el Novio, tengo que ser reducido a nada”. Finalmente, Juan el Bautista fue reducido a nada, a tal punto que murió decapitado. Cuando el Señor Jesús fue muerto, El no permaneció en la muerte; El resucitó. En Su resurrección, El trajo a muchos salvos con El y los engendró para que fuesen parte de El. Cuando todas estas partes se juntan, llegan a ser una novia para ser Su complemento.

La iglesia es la novia de Cristo, y según la tipología, esta novia es tipificada por Eva, quien fue el complemento de Adán. Eva primero fue una parte de Adán. Mientras Adán dormía, Dios abrió su costado y le sacó una costilla. Luego Dios edificó de esa costilla una mujer con el nombre de Eva, y la presentó a Adán para que fuera su complemento (Gn. 2:21-23). Antes de esto, Adán había dado nombre a todos los animales, pero él no había encontrado su complemento. Cuando él vio a Eva, dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn. 2:23). Eva es un cuadro de la iglesia. La iglesia procedió de Cristo como parte de Cristo. La esencia intrínseca de la iglesia es el Cristo encarnado, crucificado y resucitado. El es la esencia de la iglesia porque la iglesia es parte Suya. La iglesia no solamente está compuesta de aquellos que han nacido de Dios, sino que la iglesia es también la novia, el complemento de Cristo, parte de Cristo como Su incremento.

Antes de que Eva existiera, ella era una costilla de Adán, era parte de Adán. De acuerdo con esta revelación, podemos decir que antes de que la iglesia existiera, ella era parte de Cristo. Tal vez pensemos que esto es muy profundo y más allá de nuestra comprensión, pero incluso nuestro cuerpo físico, creado por Dios, es una maravilla que nosotros no podemos comprender. No debemos confiar en nuestra mera comprensión mental de las

cosas. Necesitamos una revelación de los hechos divinos. El hecho es que la iglesia era parte de Cristo antes de que ella existiera. Esta es la razón por la cual cada creyente es un miembro del Cuerpo de Cristo. De la misma manera que los miembros de nuestro cuerpo físico son parte de nosotros, los miembros de Cristo son parte de Cristo. La vida divina, Cristo mismo encarnado, crucificado y resucitado, es la esencia de la iglesia.

Mediante la liberación de la vida divina por Cristo, quien como el único grano de trigo

cayó en la tierra y murió allí para Su multiplicación

Cristo llegó a ser la esencia de la iglesia mediante la liberación de la vida divina. Esta vida divina tenía que ser liberada de Su ser divino. Si la vida divina solamente hubiera permanecido en Su ser divino, oculta en Su cuerpo humano, nunca habría podido ser nuestra vida. Para que esta vida pudiera ser de usted y mía, la vida tuvo que ser liberada. La vida divina fue liberada por Cristo como el grano de trigo que cayó en tierra y murió allí para Su multiplicación (Jn. 12:24). La vida de un grano de trigo está confinada dentro de la cáscara del grano. Cuando el grano cae en tierra y muere, la cáscara se rompe y la vida interna del grano se libera. Cristo pasó por tal muerte. El fue como un grano de trigo que cayó en tierra, muriendo para poder ser liberado. Con Su muerte, la vida divina fue liberada, y pasó de un grano a muchos granos.

Mediante la impartición de la vida divina por Cristo como el Hijo primogénito de Dios

en Su resurrección a fin de que Dios tenga muchos hijos

como los muchos hermanos de Cristo

Fuimos hechos los hijos de Dios como novia de Cristo mediante la impartición de la vida divina por Cristo, como el Hijo primogénito de Dios en Su resurrección, a fin de que Dios pueda tener muchos hijos que son los muchos hermanos de Cristo (1 P. 1:3; Ro. 8:29; He. 2:11-12). La liberación de la vida divina es una cosa, pero impartir la vida divina es otra. La vida divina fue liberada de la cáscara humana de Cristo. Ahora esta vida divina que ha sido liberada, ha sido impartida en nosotros, los que creemos en Cristo. Esto se llevó a cabo en el momento en que Cristo resucitó. Su resurrección nos incluyó a nosotros (Ef. 2:6). Todos fuimos resucitados en El, con El, y por medio de El. Antes de nacer ya habíamos sido resucitados, hace aproximadamente dos mil años (1 P. 1:3). La iglesia es algo que ha sido resucitado. Antes de la resurrección Dios solamente tenía un Hijo, Su Hijo unigénito (Jn. 1:18; 3:16). En Su resurrección, el Señor Jesús llegó a ser el Hijo Primogénito con muchos hermanos. Ahora El es nuestro Hermano mayor y nosotros somos los muchos hijos de Dios. La vida divina impartida en nosotros en el

momento de la resurrección de Cristo, es la esencia intrínseca de la iglesia, el Cuerpo orgánico de Cristo.

Los muchos hermanos de Cristo son Sus muchos pámpanos injertados en El, quien es

la vid verdadera del universo, a fin de dar mucho fruto para Su agrandamiento

en Su propagación, para expresar al Dios Triuno como Su organismo

Los muchos hermanos de Cristo son Sus muchos pámpanos injertados en El, la vid verdadera del universo, para llevar mucho fruto para Su agrandamiento en Su propagación, a fin de expresar al Dios Triuno como Su organismo (Jn. 15:1, 5, 16, 8). Esta vid universal es nuestra esencia. Dios es nuestra esencia, Cristo es nuestra esencia, y la vid también es nuestra esencia. La vid con sus pámpanos, la propagación intrínseca y orgánica de Cristo, llega a ser el agrandamiento de Cristo. En Londres, Inglaterra, hay una vid que se llama la Vid de la Reina. Alguien me llevó a ver esta vid en 1958. Cuando esta persona me hizo notar qué tan grande era esa vid, yo contesté que esa vid no me sorprendía porque yo había visto una vid mucho más grande. Yo soy un pámpano de esa gran vid. La Vid de la Reina es muy pequeña comparada con la vid verdadera. La vid de la cual soy parte es tan grande que abarca toda la tierra. Esta es la gran vid verdadera, la cual es la esencia de la iglesia. Como pámpanos de la vid verdadera, somos la multiplicación de Cristo, la duplicación de Cristo, la propagación de Cristo y el agrandamiento de Cristo. Esta multiplicación, duplicación, propagación y agrandamiento, es decir, la vid verdadera con sus pámpanos, es el organismo del Dios Triuno.

Este organismo del Dios Triuno es el Cuerpo orgánico de Cristo,

constituido de Sus muchos hermanos como los muchos miembros de Su Cuerpo orgánico

Este organismo del Dios Triuno es el Cuerpo orgánico de Cristo que está constituido de Sus muchos hermanos, como los muchos miembros de Su Cuerpo orgánico (Ef. 1:22-23; Ro. 12:5). La esencia intrínseca de la iglesia como Cuerpo orgánico de Cristo es el Dios Triuno. Es por medio de esta esencia intrínseca que la iglesia puede ser sostenida como uno. Nuestra unidad no está en concordar en las doctrinas los unos con los otros. Nuestra unidad es el Dios Triuno procesado que se dispensa. ¡Aleluya por esta unidad! Si nosotros tenemos problemas unos con otros es debido a que nos hemos alejado de la esencia intrínseca, es decir, del Dios Triuno procesado que se dispensa. Si nosotros permanecemos en El, olvidando todas las diferentes doctrinas, no habrá problemas.

LA EXISTENCIA ORGANICA DE LA IGLESIA

Existe en el universo como la única iglesia universal de Dios

para Su expresión universal, la plenitud de Dios

La iglesia existe en el universo como la única iglesia universal de Dios, para Su expresión universal, la plenitud de Dios (1 Co. 10:32; 12:28; Ef. 3:19b). Aun la existencia de la iglesia es orgánica. Donde el Dios Triuno está, allí está la iglesia viviente y orgánica, porque esta iglesia es ahora uno con el Dios Triuno procesado que se dispensa. La iglesia y el Dios Triuno procesado que se dispensa no son dos entidades; han llegado a ser una sola entidad. Es imposible que tal iglesia sea dividida.

Se extiende en muchas localidades sobre la tierra como las muchas iglesias locales para ser Sus expresiones locales

La iglesia se está extendiendo, como las muchas iglesias locales, en muchas localidades sobre la tierra para ser las expresiones locales del Señor (Ap. 1:4a, 11). Universalmente, la iglesia existe en el universo. Localmente, esta iglesia se expresa en muchas localidades como iglesias locales. Decir que todas las expresiones locales deben ser diferentes una de la otra es una enseñanza errónea. Este tipo de enseñanza errónea es el resultado de no ver que las iglesias son orgánicas, y que tienen una esencia intrínseca. ¿Acaso la iglesia en Anaheim tiene una esencia particular e intrínseca diferente de la esencia de la iglesia en alguna otra localidad? ¡Esto sería imposible! En los tiempos de Pedro y Pablo cada iglesia local tenía la misma esencia intrínseca. Todas las iglesias locales que hay hoy sobre la tierra tienen solamente una esencia intrínseca, por lo tanto, la iglesia no puede estar dividida ni separada.

No sólo la iglesia universal, sino también las iglesias locales son uno. Ellas son intrínsecamente uno en el Dios Triuno procesado que se dispensa. Para resolver nuestros problemas hoy, tenemos que regresar a la esencia intrínseca de la iglesia. Si hoy en día nos limitamos a ocuparnos de la esencia intrínseca de la iglesia, todos los problemas serán resueltos. Hablar acerca de si es verdad que las iglesias son uno o están separadas, es hablar en tinieblas, es decir, es hablar sin una visión de la esencia intrínseca de la iglesia. Este capitulo debe ser usado por el Señor para “abrir la ventana”, para que podamos mirar por dentro y ver la misma esencia intrínseca de la iglesia y de todas las iglesias.

En 1 Corintios 12:28 Pablo dice: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los

que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”. Primero, Dios puso a los apóstoles, los cuales son universales en su función. En segundo lugar, puso a los profetas, quienes en su función no son solamente universales, puesto que los profetas eran parte de la iglesia en Antioquía (Hch. 13:1). En tercer lugar, El puso a los maestros, quienes también estaban presentes localmente en Antioquía (Hch. 13:1). “Los que ayudan” se refiere a los que sirven, a los diáconos, que ayudan a los santos en la iglesia local, y “los que administran” se refiere al gobierno de los ancianos en la iglesia local. En 1 Corintios 12:28, Pablo menciona en la misma lista a los apóstoles (los cuales son universales), profetas y maestros (los cuales son universales y locales), y diáconos y ancianos (los cuales son locales). Esto significa que la palabra “iglesia” en este versículo incluye a la iglesia universal y a todas las iglesias locales.

A los ojos de Dios, la iglesia universal y todas las iglesias locales son simplemente “la iglesia”. El Dios Triuno procesado que ahora se está dispensando es uno, y El es la misma esencia de la iglesia. Por lo tanto, esta iglesia, en el aspecto universal y local, es una sola iglesia. Cuando nos volvamos a la esencia intrínseca de la iglesia, no hablaremos equivocadamente de las diferencias de las iglesias. Todas las iglesias son el organismo único del Dios Triuno procesado que se dispensa.

CAPITULO DOS

EL CRECIMIENTO INTRINSECO DE LA IGLESIA PARA SU INCREMENTO ORGANICO

Lectura bíblica: 1 P. 2:2; He. 5:12-14; 1 Co. 3:6b; Col. 2:19; 1:28; Ef. 4:13b; Jn. 3:29-30a; 15:1, 5, 8; Ef. 4:16

BOSQUEJO

I. El crecimiento intrínseco de la iglesia: A. Por medio de que los miembros de Cristo se alimenten con la leche no

adulterada y con el alimento sólido de la palabra—1 P. 2:2; He. 5:12-14. B. Mediante el riego del Cuerpo de Cristo por los miembros dotados—1 Co.

3:6b. C. Por medio dé que Dios de el crecimiento en vida a los miembros de

Cristo—1 Co. 3:6c. D. Por medio de que Dios crezca en los creyentes— Col. 2:19. E. Hacia la madurez en la vida divina—Col. 1:28; Ef. 4:13b. F. Llegando a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, el Cuerpo

orgánico de Cristo: Ef. 4:13c. II. El aumento orgánico de la iglesia:

A. El aumento de Cristo en Su Cuerpo orgánico como Su esposa—Jn. 3:29-30a.

B. El incremento de Dios en el crecimiento de vida dentro de los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo—Col. 2:19.

C. La multiplicación de Cristo, al llevar fruto los pámpanos de Cristo, quien es la vid verdadera del universo, como el organismo del Dios Triuno—Jn. 15:1, 5, 8.

D. El crecimiento del Cuerpo orgánico de Cristo, con la vida divina como el elemento que hace crecer, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo—Ef. 4:16.

EL CRECIMIENTO INTRINSECO DE LA IGLESIA PARA SU INCREMENTO ORGANICO

En el capítulo anterior, vimos la esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica. Ahora queremos ver el crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico. La esencia es para la existencia y el crecimiento es para el incremento. Un niño es un ser orgánico, algo viviente, y su principio tiene lugar al momento de nacer. Después del nacimiento, la necesidad más grande de un niño es crecer. La iglesia

también es orgánica, llena de vida. La iglesia no es una organización sin vida. Debemos olvidarnos del concepto común de que la iglesia es una organización o algún club social. Es verdad que la iglesia es una entidad corporativa, pero no es algo que ha sido organizado. La iglesia es algo que ha nacido.

La Biblia llama a este nacimiento regeneración. Pablo fue regenerado hace más de mil novecientos años y yo fui regenerado hace solamente sesenta y cuatro años. Todo aquel que ha creído en el Señor ha sido regenerado en cierto momento de su vida. Sin embargo, a los ojos de Dios todos fuimos regenerados al mismo tiempo. Primera Pedro 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”. Este es un versículo crucial. Este versículo nos dice que Dios nos hizo renacer a todo Su pueblo escogido. Nosotros no fuimos regenerados aparte. Según 1 Pedro 1:3 todos fuimos regenerados cuando el Señor Jesús fue resucitado. Fuimos regenerados por medio de Su resurrección.

Los innumerables creyentes, no importa cuántos millones haya, son como un solo hombre a los ojos de Dios. Este hombre universal es el nuevo hombre (Ef. 2:15). La Cabeza de este nuevo hombre es Cristo, y el Cuerpo de este nuevo hombre es la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Este no es el Cristo individual, sino el Cristo corporativo, el Cristo agrandado.

EL CRECIMIENTO INTRINSECO DE LA IGLESIA

La esencia de la iglesia es la vida divina, la cual es el Dios Triuno procesado que se dispensa. Todos hemos sido regenerados con esta vida divina. La iglesia ahora está creciendo en esta vida, por esta vida, con esta vida, y por medio de esta vida. El crecimiento de la iglesia es su crecimiento intrínseco, su crecimiento orgánico. Este crecimiento orgánico no tiene nada que ver con organización.

Por medio de que los miembros de Cristo se alimenten con la leche no adulterada

y con el alimento sólido de la palabra

El crecimiento intrínseco de la iglesia tiene lugar por medio de que los miembros de Cristo se alimenten con la leche no adulterada y con el alimento sólido de la palabra (1 P. 2:2; He. 5:12-14). Un párvulo no crece por medio de esfuerzo propio. El no crece por estirar sus pies y gritar: “¡Déjenme crecer!” El crece por medio de comer. Cuanto más come, más crece. Uno de mis nietos tuvo un tamaño muy pequeño cuando nació, y fue necesario que se le pusiera en una incubadora. Sin embargo, hoy en día él es un muchacho grande y fuerte, debido a que él ha estado comiendo todos estos años,

ingiriendo toda la rica y nutritiva comida de los Estados Unidos. El ha estado bebiendo leche y comiendo todos los productos ricos de los Estados Unidos.

Como miembros del Cuerpo de Cristo, debemos beber la leche no adulterada de la palabra para que podamos crecer. Luego debemos comer el alimento sólido de la palabra para así crecer aún más. Comer de la palabra nos hace crecer de una manera fuerte. La Palabra está llena de comida, pero algunos, cuando leen la Biblia, sólo obtienen conocimiento en cuanto a la letra. Esto es una vergüenza porque los sesenta y seis libros de la Biblia son un menú de Cristo. Cristo es nuestra verdadera comida y cada una de las páginas de la Biblia es una descripción de este rico Cristo. El es expresado o está implícito a lo largo de la Biblia. En realidad, el Cristo implícito es más rico y más nutriente que el Cristo expresado. Cuando venimos a la Biblia debemos acercarnos con un corazón que busque a Cristo. Debemos orar “Señor, vengo a Tu Palabra. No me importan solamente las enseñanzas, sino Tú. Señor, aliméntame contigo mismo mediante esta Palabra”. Todos nosotros debemos orar de esta manera.

La Biblia está llena de Cristo. Sin Cristo, este libro llega a ser un libro vacío. La Biblia es como una cáscara de maní. Ella contiene a Cristo como su contenido vital. Sin Cristo, la Biblia es como una cáscara vacía. Si tenemos un corazón para Cristo, El nos nutrirá con El mismo cuando vengamos a la Palabra. Cuando nos acerquemos a la Biblia, debemos tener plena fe en que Dios existe y en que El es galardonador de aquellos que le buscan (He. 11:6). En todo el universo el ser más maravilloso es Dios. El es el Espíritu; El es invisible, sin embargo El es tan real (Jn. 4:24) y El es el contenido de la Biblia.

He estudiado la Biblia por más de sesenta años. También he estudiado la historia del mundo, y he estado observando la situación mundial muy de cerca durante todos estos años. Como estudiante serio de la Biblia, he llegado a entender muchas de las profecías concernientes a la historia del mundo, incluyendo muchas de las cosas que están ocurriendo actualmente. En el tiempo que he vivido he visto cumplidas muchas de las profecías de la Biblia. El cumplimiento de estas profecías muestra cuán maravillosa y asombrosa es la Biblia.

En 1925 cuando yo era un joven como de diecinueve años, descubrí la profecía de la Biblia, que la nación de Israel sería restaurada (Mt. 24:32). Yo sabía que los judíos habían perdido su tierra natal y que ellos habían sido esparcidos por toda la tierra. Ellos fueron dispersados y esparcidos de tal forma que se hicieron ciudadanos de muchos países diferentes. Yo creía en la Palabra de Dios, pero en mi mente había una duda. ¿De qué manera podría tal raza ser recobrada para volver a ser una nación? Esto parecía imposible, sin embargo la Biblia claramente indicaba que esto ocurriría. En 1948, hace cuarenta y un años, estaba yo trabajando en Shangái cuando dieron las noticias de que

la nación de Israel había sido restaurada. Me emocioné mucho cuando oí estas noticias porque yo sabía que esto era el cumplimiento de la profecía del Señor.

La Biblia también profetizó en Lucas 21:24 que con el tiempo la ciudad de Jerusalén sería devuelta al pueblo de Israel. Jerusalén fue tomada por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, hace aproximadamente veintiséis siglos, es decir, 600 años a. de C. El Señor Jesús profetizó en Lucas 21:24 que “Jerusalén seria hollada por las naciones hasta que los tiempos de los gentiles se cumplieran”. Desde los tiempos de Nabucodonosor, Jerusalén fue hollada por los gentiles durante los siglos. Me preguntaba cómo sería posible que los judíos recobraran Jerusalén. Diecinueve años después de que la nación de Israel había sido restaurada, en 1967, la ciudad de Jerusalén fue reclamada por los judíos. Este fue otro cumplimiento maravilloso de una profecía bíblica. Cuando oí esas noticias, me emocioné mucho, porque yo sabía de la profecía en Lucas 21:24.

Otro maravilloso cumplimiento de una profecía puede verse en la interpretación de la imagen en Daniel 2, la cual fue parte del sueño del rey Nabucodonosor. La interpretación de Daniel acerca de esta imagen es en realidad una profecía concerniente a las naciones de la tierra. Daniel 2:31-34 dice: “Tú, oh rey, veías y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido”.

Todos los que estudian la Biblia y que están familiarizados con las profecías saben que la imagen es figura de la situación política del mundo comenzando con Nabucodonosor. La cabeza de oro simboliza a Nabucodonosor, el rey de Babilonia, y por consiguiente al Imperio Babilónico (vs. 37-38). Su pecho y sus brazos de plata simbolizan el imperio Medo-Persa (v. 39). Su vientre y sus muslos de bronce simbolizan el imperio de Macedonia y Grecia bajo Alejandro Magno (v. 39). Después del Imperio Griego, está el Imperio Romano (v. 40). Este es simbolizado por las dos piernas de hierro, indicando su tremenda fuerza. Las dos piernas significan que el Imperio Romano fue dividido en dos partes, el Imperio Romano de oriente y el Imperio Romano de occidente.

Los cuatro reinos están simbolizados por el oro, la plata, el bronce y el hierro. El primero es oro, indicando que su principio es más glorioso. La gloria se reduce con cada metal que le sigue, sin embargo sigue siendo muy fuerte. Finalmente, los pies de la imagen son en parte de hierro y en parte de barro cocido representando las naciones en el período posterior a la caída de Roma, y anterior a la segunda venida de Cristo. Estas naciones serán en parte autocráticas y en parte democráticas.

En los primeros años de este siglo, el comunismo se infiltró en la sociedad humana. La revolución soviética ocurrió en 1917. Después de la Segunda Guerra Mundial, el comunismo tomó el control en China. La filosofía del comunismo era la jactancia de los comunistas. Pero en realidad, ellos sólo practicaban una dictadura o autocracia. Han pasado unos setenta años desde que el comunismo empezó a regir en Rusia. El comunismo es como el hierro de los pies de la imagen. Es fuerte para aplastar lo que se ponga en su camino, pero Dios tiene una manera de debilitar el hierro. La manera es mezclar el hierro con el barro. En estos días los pueblos de Europa oriental quienes son el barro, el polvo, se están levantando para enfrentarse con el hierro del comunismo y para debilitarlo. Por último, el hierro no puede manipular el polvo, y se paraliza, y queda lisiado. Esto demuestra el cumplimiento en Europa oriental de la profecía y nos muestra que estamos en la etapa del hierro y del barro de la imagen. Millones de personas se están levantando en Europa oriental. Recientemente, millones de personas se levantaron en la China Roja con un deseo de libertad. Cuando el barro se levanta, la fuerza del hierro se debilita.

Al final del sueño de Nabucodonosor, una piedra cortada no con mano, hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó (Dn. 2:34). Esta es la profecía concerniente a Cristo. El es la piedra cortada no por manos humanas, la cual bajará de los cielos para destruir la imagen, es decir, los reinos de la tierra, y desmenuzarlos. Entonces El se hará un gran monte, el reino de Dios, que llenará toda la tierra (Dn. 2:35; Ap. 11:15).

Todo lo que está escrito en la Biblia, al fin y al cabo, está relacionado con Cristo. Aun cuando leemos estas profecías, podemos encontrar alimento. Cristo como contenido de la Biblia es comida para nosotros. La Biblia es un libro inspirado por Dios. Esto quiere decir que en cualquier momento que venimos a la Biblia con un corazón que busca, el Espíritu de Dios estará con nosotros.

El Dios Triuno está íntimamente relacionado con la Biblia. Esta es la razón por la cual este libro es tan especial. Recuerdo una historia que pasó el siglo pasado. Un estadounidense incrédulo visitó un país latinoamericano y observó a un nativo de ese país que estaba sentado leyendo la Biblia. El estadounidense empezó a ridiculizar a esa persona porque estaba leyendo la Biblia. Ese nativo había sido caníbal antes de ser salvo, y respondió en esta manera: “Amigo, si esta Biblia no hubiera entrado en mi corazón, usted ya habría entrado en mi estómago”. El hecho de comer la Palabra de Dios lo había transformado, y ya no era más un caníbal salvaje. ¡Sólo la Biblia pudo hacer esto!

Hay muchos casos de personas que han sido cambiadas tan sólo por leer una porción de la Biblia. Este fue el caso de un hermano que luego llegó a ser un colaborador entre nosotros. Cuando él era joven, era un patriota muy activo y un nacionalista muy capaz. El odiaba los países extranjeros y su religión, el cristianismo. Un día, caminando por cierta montaña, entró en un templo de ídolos. Para su sorpresa, alguien había dejado allí una Biblia grande. Esta había estado allí por mucho tiempo porque estaba cubierta de polvo. La Biblia estaba abierta en el salmo 1. El, en su curiosidad, comenzó a leerlo. Mientras leía él pensaba: “¿Es esto lo que dice la Biblia?” Mientras leía y leía, comenzó a llorar, y rodó por el suelo en arrepentimiento. La lectura de la Biblia hizo que él se salvara. El fue cambiado a tal grado que decidió abandonar sus asociaciones políticas y hacerse un seguidor de Cristo. El tuvo la carga de llevar la Biblia por toda la China con el propósito de predicar el evangelio de Cristo. El me dijo esto personalmente, y después se hizo un colaborador nuestro. ¡Esto demuestra lo efectiva y maravillosa que es la Biblia!

Muchos cristianos pueden testificar que la Biblia ha tenido un impacto maravilloso en sus vidas. Para que nosotros podamos crecer, necesitamos la leche y la comida sólida que está en este libro. Si no comemos comida física por un período de tiempo, nos desnutriremos y con el tiempo nos moriremos de hambre. Si no leemos la Biblia durante una semana nos desnutriremos espiritualmente. Cuando leamos este libro con el deseo de buscar a Cristo, seremos alimentados. Miles de cristianos pueden testificar que cuando leen la Biblia, no solamente reciben el conocimiento en cuanto a la letra, sino que reciben a Cristo dentro de ellos. Este Cristo, como Espíritu vivificante, es comida para nosotros (Jn. 6:57; 1 Co. 15:45). Como Espíritu vivificante, El se está dispensando a Sí mismo en nosotros y nos está abasteciendo con El mismo como vida.

Cuando nosotros abrimos cualquier página de la Biblia, debemos leer con un corazón que busca, y orar así: “Señor, te amo, así que vengo a Tu Palabra. Sé Tú mi bebida y mi comida”. Cuando oremos de esta manera, nos daremos cuenta de que Cristo, quien es ahora el Espíritu vivificante, está dentro de nosotros dispensándose a Sí mismo y suministrándonos El mismo como nuestra comida. Este suministro de vida nos hará crecer. Yo creo que todos podemos testificar acerca de esto. Esto es lo maravilloso de la Biblia. No es simplemente un libro. Es un libro lleno de Cristo. Es un libro en el que nuestro Dios está completamente envuelto. Cuando tocamos este libro con un corazón que busca a Cristo, tocamos al Espíritu, recibimos al mismo Cristo vivificante y crecemos orgánicamente.

Mediante el riego del Cuerpo de Cristo por los miembros dotados

La iglesia crece por medio de comer y también mediante el riego del Cuerpo de Cristo por sus miembros dotados (1 Co. 3:6). Nosotros los creyentes somos plantas vivas que han sido plantadas en Cristo (1 Co. 3:6a, 9b). Cristo es nuestra buena tierra. El es la rica tierra en la cual hemos sido plantados y en la cual crecemos. Una vez que una planta ha sido plantada, es necesario que sea regada. California del Sur era una tierra muy seca con poca vida vegetal. Luego dicha región empezó a recibir aguas del estado de Nevada y el resultado fue que aquélla se ha convertido en una zona verde y hermosa. Los sistemas de riego de muchos jardines de California del Sur rocían los prados para tenerlos verdes y hacerlos crecer. En un sentido espiritual nosotros necesitamos tal riego para poder crecer. Pablo dijo: “Yo planté, Apolos regó” (1 Co. 3:6a). Necesitamos ser regados por las personas dotadas. Para nuestro crecimiento espiritual, necesitamos la comida que provee la Palabra y también necesitamos el riego que proveen las personas dotadas.

Si usted está en las reuniones de la iglesia, será bendecido, pues recibirá mucho riego. No importa cuánto tiempo le pase leyendo la Biblia en su casa, esto no puede reemplazar a las reuniones de la iglesia. Es posible que algunos santos estén enojados con los ancianos o con algún hermano o hermana en la iglesia. Ellos quizás piensen: “No necesito ir a las reuniones de la iglesia. Yo tengo la Biblia, así me quedaré en casa y leeré mi Biblia. El Señor es omnipresente, así que dedicaré el tiempo de la reunión para quedarme en casa y leer mi Biblia por dos horas”. Sin embargo, ellos se darán cuenta de que tal acción no será suficiente comparada con el gran beneficio recibido en las reuniones de la iglesia.

Tal vez usted diga que no le gustan las reuniones, pero ya sea que le gusten o no, allí están los que “riegan”. No importa qué tanto se esfuerce usted por conseguir algo en su casa fuera de las reuniones, allí en su casa no están los que “riegan”. Puede ser que las reuniones de la iglesia no le parezcan a usted muy buenas, pero aún así usted será regado en las reuniones. Es posible que algunos santos se duerman en las reuniones, con todo y eso, ellos experimentan el riego.

En las reuniones de la iglesia, nosotros siempre usamos la Biblia. Como ya hemos mencionado, Dios el Espíritu está íntimamente relacionado con este libro. Siempre que vamos a las reuniones de la iglesia, tocamos Su Palabra, así que siempre recibimos algo de Dios. Algunos me han dicho: “Hermano Lee, usted no debería decirles a los santos que lean tantos versículos. Parece ser que a veces hay hasta cincuenta versículos”. Yo respondí que incluso cincuenta versículos no son muchos. El Salmo 119 tiene ciento setenta y seis versículos. Sería maravilloso si pudiéramos leer todo este salmo en una

reunión. Hace años cuando los santos todavía se reunían en el salón de Elden en Los Angeles, ellos tuvieron una reunión de oración y oraron-leyeron todo el libro de Efesios. Los santos que estuvieron en esa reunión testificaron de lo maravilloso que fue. Cuando estamos en las reuniones de la iglesia, somos completamente regados porque estamos bajo el riego.

Los miembros dotados del Cuerpo de Cristo, los siervos de Dios, son como surtidores en los prados; ellos tienen la habilidad de rociarnos con agua. Cuanto más ellos nos hablan acerca de la Biblia, más nos rocían con agua. Podemos testificar que después de venir a una reunión del ministerio y escuchar el hablar de las personas dotadas junto con todos los versículos de la Biblia, no podemos volver a ser los mismos. Ya sea que entendamos todo o no, siempre salimos de tal reunión con el agua de la Biblia. Yo no tengo mucho conocimiento en otras áreas que no sean la Biblia, pero por la misericordia del Señor, en alguna forma conozco este libro santo. Puedo abrir este libro y regar a los santos. Mi hablar en el ministerio de la palabra de Dios es el riego. Necesitamos venir a las reuniones de la iglesia y del ministerio para “ducharnos” o “bañarnos” en el agua de la palabra.

Por medio de que Dios dé el crecimiento en vida a los miembros de Cristo

El crecimiento intrínseco de la iglesia es llevado a cabo por medio del crecimiento en vida dado por Dios a los miembros de Cristo (1 Co. 3:6c). Los miembros dotados quizá planten y rieguen, pero es Dios quien da el crecimiento en vida. Esta es la razón por la cual siempre tengo que tomar tiempo para orar antes de venir a hablar en una reunión. Yo oro para que el Señor sea uno conmigo y me infunda Su mismo ser para que todo lo que yo hable sea en El. Yo creo que El tiene respuestas ricas a todas estas oraciones porque muy a menudo, mientras estoy hablando, siento la suministración dentro de mí para hablar con una luz nueva y una expresión instantánea.

Necesitamos alimentarnos directamente de la Biblia, y necesitamos ser regados por aquellos que conocen más la Biblia. Dios va a la par de nuestra lectura de la Biblia y del hablar de los miembros dotados y así nos da el crecimiento. El alimentar y el regar son los mejores medios que Dios usa para darnos Su vida. Cuando nos profundizamos en la Palabra, nos alimentamos. Cuando nos sometemos al hablar de la palabra, estamos siendo regados. Entonces Dios da el crecimiento.

Por medio de que Dios crezca en los creyentes

El crecimiento intrínseco de la iglesia se lleva a cabo por medio de que Dios crezca en los creyentes (Col. 2:19). Fuimos renacidos por medio de la vida divina, la cual es Dios mismo. Ahora estamos siendo alimentados y regados, y Dios nos está dando el crecimiento. Este crecimiento es Dios mismo creciendo en nosotros (Col. 2:19). Cuando Dios nos da el crecimiento en vida, esto significa que El mismo está aumentando dentro de nosotros. Mientras nos alimentemos con la Palabra y mientras estemos siendo regados por las personas dotadas, Dios mismo se mueve y crece dentro de nosotros.

La última parte de Colosenses 2:19 nos dice que el Cuerpo “crece con el crecimiento de Dios”. Nosotros crecemos mediante el crecimiento de Dios en nosotros. Por supuesto, Dios en sí mismo no está creciendo porque El es completo y perfecto. Su crecimiento ocurre dentro de nosotros, y qué tanto El crece dentro de nosotros depende de cuánto lugar le damos para ello. Tal vez estemos llenos del mundo, de nosotros mismos, de nuestros propios intereses, pero por medio de leer la Biblia, poco a poco la palabra de la Biblia va quitando algo de nuestra mundanalidad, algo de nuestro interés propio, y algo del amor que le tenemos a otras cosas fuera de Dios mismo. Entonces Dios tiene más espacio dentro de nosotros. Después El toma ese espacio y se expande y se aumenta dentro de nosotros. Su crecimiento llega a ser nuestro crecimiento porque El y nosotros somos uno. El crecimiento de la iglesia es el crecimiento de Dios en la iglesia. Por medio de alimentarnos de la Palabra y de ser regados por los miembros dotados, las cosas negativas que tenemos dentro de nosotros son quitadas y, por consiguiente, hay más lugar para el mismo Dios que mora dentro de nosotros. Cuando El tiene más espacio, El crece más dentro de nosotros. El resultado de esto es el crecimiento orgánico de la iglesia.

Hacia la madurez en la vida divina llegando a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, el Cuerpo orgánico de Cristo

El crecimiento de Dios dentro de nosotros señala hacia nuestra madurez en la vida divina (Col. 1:28; Ef. 4:13b). Mientras estamos creciendo, estamos madurando hasta que alcancemos la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13c). La plenitud de Cristo es el Cuerpo orgánico de Cristo (Ef. 1:23); así que la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es la medida de la estatura del Cuerpo de Cristo. Cristo lo llena todo en todo y El necesita un gran Cuerpo como Su plenitud. El Cuerpo de Cristo, el cual es Su expresión, tiene una estatura y esta estatura tiene una medida. La iglesia crece con el crecimiento de Dios hasta que alcance su madurez. Cuando alcanza su madurez, llega a

la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). Para entonces la iglesia será la plena expresión de Cristo. Este es el punto culminante del crecimiento de la iglesia.

EL AUMENTO ORGANICO DE LA IGLESIA

El aumento de Cristo en Su Cuerpo orgánico como Su novia

La iglesia crece hasta llegar a la madurez, la cual es la medida de la estatura del Cuerpo de Cristo para Su expresión. Este crecimiento es para el aumento orgánico de la iglesia. Este incremento orgánico es el incremento de Cristo en Su Cuerpo orgánico como Su novia (Jn. 3:29-30a). La plenitud de Cristo es Su Cuerpo y el Cuerpo de Cristo es Su complemento, Su novia. Esto está basado en el tipo de Eva como el complemento de Adán.

Dios en Su sabiduría no creó una pareja, sino a un solo hombre, un “hombre soltero”. Dios trajo a Adán todas las criaturas vivientes y Adán les dio nombre a todas ellas, pero entre éstas Adán no encontró una que fuera su complemento. Finalmente, Dios hizo dormir a Adán, le abrió su costado y le sacó una costilla. En tipología esto es un cuadro de lo que le pasó a Cristo en Su muerte. Su muerte en la cruz equivale a que “Dios hizo caer sueño profundo”. En la Biblia, dormir significa morir (1 Co. 15:18; 1 Ts. 4:13-16; Jn. 11:11-14). Cuando Cristo dormía en la cruz, un soldado atravesó Su costado, y de allí salió sangre y agua (Jn. 19:34). Todo lo que salió del costado de Adán fue la costilla sin sangre. En los tiempos de Adán en Génesis 2 vemos que no había pecado, por lo tanto no había necesidad de sangre para redención. Sin embargo, cuando Cristo dormía en la cruz ya existía el problema del pecado, así que Su muerte tenía que encargarse primero del problema del pecado. La sangre salió primero del costado de Cristo para la redención. Después de la sangre salió el agua. La costilla tomada del costado de Adán y el agua que salió del costado de Cristo en la cruz, representan la vida divina. Dios usó esa costilla, la cual era parte de Adán, y edificó una mujer para que fuera el complemento de Adán. Ahora Dios edifica a la iglesia con la vida divina, la vida de resurrección de Cristo.

Eva fue hecha para igualar a Adán en su imagen y semejanza. Cuando Dios trajo Eva a Adán, éste dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne” (Gn. 2:23). Eva llegó a ser el complemento de Adán y su incremento. El hombre está incompleto sin la mujer. La esposa es la otra mitad del hombre, haciéndolo a él completo y siendo su incremento. La iglesia como novia de Cristo es el incremento de Cristo, el Novio. Esto está claramente revelado en Juan 3:29-30: “El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo,

así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan el Bautista estaba diciendo que la novia es para el Novio y que el Novio se está incrementando. A Juan el Bautista no se le debía considerar porque él estaba menguando, siendo reducido a nada. Toda nuestra atención debe estar fijada en el incremento de Cristo, quien ahora se está incrementando por toda la tierra.

El incremento de Dios en el crecimiento de vida dentro de los miembros

del Cuerpo orgánico de Cristo

Cristo está incrementándose y Dios se está incrementando en el crecimiento de vida dentro de los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo. Colosenses 2:19 dice: “Asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios” (gr.). Crecer es un asunto de vida, la cual es Dios mismo. Siendo el Cuerpo de Cristo, la iglesia no debe estar privada de Cristo, quien es la incorporación de Dios (Col. 2:9) como la fuente de vida. Por medio de asirse de Cristo, la Cabeza, la iglesia crece con el crecimiento de Dios, con el incremento de Dios como vida.

La multiplicación de Cristo, al llevar fruto los pámpanos de Cristo, quien es la vid verdadera del universo,

como el organismo del Dios Triuno

El incremento orgánico de la iglesia es la multiplicación de Cristo y tiene lugar cuando llevan fruto los pámpanos de Cristo, quien es la vid verdadera del universo, como organismo del Dios Triuno (Jn. 15:1, 5, 8). Todos los cristianos son la duplicación y la multiplicación de Cristo. Nosotros, como los muchos granos, somos la multiplicación de Cristo, quien es el grano que cayó en la tierra para morir (Jn. 12:24). Esta multiplicación de Cristo ocurre al llevar fruto los pámpanos de Cristo. Como Sus pámpanos, nosotros debemos ir y llevar fruto. El Señor Jesús dijo que El nos ha puesto para que vayamos y llevemos frutos y que nuestro fruto permanezca (Jn. 15:16). El fruto que llevamos es la multiplicación de la vid.

La vid con todos sus pámpanos y todo su fruto es el organismo del Dios Triuno. El Dios Triuno en Su organismo es el punto central de los capítulos catorce al dieciséis del Evangelio de Juan. Este organismo es el incremento de la iglesia. Como pámpanos de este organismo divino, tenemos que vivir una vida de incremento, la cual es una vida de llevar fruto. Si decimos que disfrutamos a Cristo y permanecemos en Cristo en conformidad con Juan 15, tiene que ser que estamos dando fruto. Si no producimos fruto y decimos que permanecemos en Cristo, nos estamos engañando a nosotros

mismos. El permanecer genuinamente en Cristo hará que produzcamos fruto. Nuestro disfrute es vano si no estamos dando fruto. Somos pámpanos, y el deber y la responsabilidad de los pámpanos es llevar fruto. El fruto producido por los pámpanos es la multiplicación y la duplicación de la vid. El incremento de la vid es el incremento de Cristo, y el incremento de Cristo es el incremento de la iglesia.

El crecimiento del Cuerpo orgánico de Cristo, con la vida divina como el elemento

que hace crecer, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo

El incremento orgánico de la iglesia es el crecimiento del Cuerpo orgánico de Cristo, con la vida divina como el elemento que hace crecer, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:16). En el Cuerpo de Cristo, hay dos categorías de miembros: las coyunturas y cada parte. Las coyunturas y las partes pueden ser comparadas con dos categorías de materiales de un edificio. Las vigas de acero de este gran lugar de reunión, están unidas en una estructura de acero. Luego las piedras y la madera de este edificio están juntas, entrelazadas por medio de estar entretejidas. El edificio de Dios, el Cuerpo de Cristo, necesita estar unido mediante cada coyuntura del rico suministro y entrelazado mediante la operación de cada parte en su medida.

Las coyunturas equivalen a los dones mencionados en Efesios 4:11: “Y El mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros”. Hay muchas coyunturas en el cuerpo humano, y un cuerpo sano necesita el funcionamiento apropiado de todas sus coyunturas. Si los dedos de una persona no tuvieran coyunturas, sus manos no podrían funcionar apropiadamente. Una función simple, tal como tomar un tenedor para comer, sería muy difícil de realizar. Todas las coyunturas son necesarias para que el cuerpo de una persona opere normalmente.

La iglesia, como Cuerpo de Cristo, necesita también un funcionamiento apropiado de todas las coyunturas. En la iglesia necesitamos muchas coyunturas. Si una iglesia local tiene solamente dos o tres coyunturas que proveen el suministro, y estas coyunturas son solamente los ancianos, ésta es una iglesia local pobre. Una iglesia apropiada está llena de coyunturas. En cada iglesia debe haber muchas coyunturas proveyendo el rico suministro. Cristo mismo es el rico suministro que las coyunturas proveen al Cuerpo. Efesios 4:16 dice: “De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la operación en la medida de cada parte, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor” (gr.). Este versículo habla de “el rico suministro”. El uso del artículo definido “el” indica que en cada coyuntura hay un suministro particular de Cristo para el beneficio del Cuerpo.

La segunda categoría de miembros en el Cuerpo es “cada parte”. En el cuerpo físico de una persona, hay muchas partes. Las coyunturas no constituyen todo el cuerpo, por lo tanto existe la necesidad de que todas las partes igualen y complementen a las coyunturas. Así como en el Cuerpo de Cristo las coyunturas suministran, así mismo todas las partes deben operar. Gracias al Señor que cada miembro es útil. Es por esto que todos necesitamos esforzarnos por tomar la manera de servir ordenada por Dios, la cual hace que todos los miembros del Cuerpo de Cristo funcionen. La manera ordenada por Dios está marcadamente en contraste comparado con nuestra vieja manera, la cual anuló la función de la mayoría de los miembros. Cada iglesia local debe estar llena de coyunturas que suministran y de partes que operan. Esto se logra por el crecimiento intrínseco. Si estamos creciendo en la vida divina, en la Trinidad divina, no seremos inútiles; al contrario seremos muy útiles. Todos nosotros seremos miembros activos y vivientes del Cuerpo orgánico de Cristo.

Cuando el Cuerpo de Cristo funciona apropiadamente mediante la participación activa de las coyunturas y de cada parte, “todo el Cuerpo...causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”. Cuán maravilloso es que todo el Cuerpo haga que el Cuerpo crezca. En griego, la palabra que aquí se traduce “para” quiere decir “con miras a”, “con el propósito de” o “resultando en”. El crecimiento del Cuerpo resulta en la edificación de si mismo en amor. Este es el crecimiento intrínseco de la iglesia para el incremento orgánico de la iglesia, lo cual resulta en la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo.

CAPITULO TRES

LA EDIFICACION INTRINSECA DE LA IGLESIA PARA SU FUNCION ORGANICA

Lectura bíblica: Ef. 4:8-16; 1 Co. 12:28; Hch. 13:1; Ro. 12:4-8; 1 Co. 12:4-11; 14:4b, 12; Ef. 1:23b

BOSQUEJO

I. La edificación intrínseca de la iglesia: A. Por medio de que la Cabeza ascendida dé los B. dones—Ef. 4:8-11. C. Por medio de que los dones dados por la Cabeza —los apóstoles, profetas,

evangelistas y pastores y maestros— perfeccionen a los santos—Ef. 4:11-12: 1. En las iglesias locales—1 Co. 12:28; Hch. 13:1. 2. Para la obra del ministerio—la edificación del Cuerpo orgánico de

Cristo—Ef. 4:12. 3. Hasta que todos los miembros de Cristo lleguen a:

a. La unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios. b. Un varón perfecto. c. La medida de la estatura de la plenitud de Cristo —la iglesia

como el Cuerpo orgánico de Cristo— Ef. 4:13. D. Por medio de todos los miembros perfeccionados del Cuerpo de Cristo—

Ef. 4:14-16: 1. Dejando de ser niños sacudidos por las olas y zarandeados por

cualquier viento de enseñanza, en las artimañas de los hombres, en astucia, con miras a un sistema de error—v. 14.

2. Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la Cabeza, Cristo— v. 15.

3. De quien todo el Cuerpo—v. 16a. 4. Todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas

del rico suministro y por la operación en la medida de cada parte, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de Sí mismo en amor—v. 16b.

II. La función orgánica de la iglesia: A. En el Cuerpo orgánico de Cristo—Ro. 12:4-8. B. En las expresiones locales del Cuerpo orgánico de Cristo—1 Co. 12:28. C. Por medio del mover del Dios Triuno:

1. En las operaciones de Dios.

2. Mediante los ministerios del Señor. 3. Con los dones del Espíritu en Sus manifestaciones a los miembros

del Cuerpo orgánico de Cristo—1 Co. 12:4-11. D. Para la edificación de la iglesia como el Cuerpo orgánico de Cristo, la

plenitud de aquel que todo lo llena en todo—1 Co. 14:4b, 12; Ef. 1:23b.

LA EDIFICACION INTRINSECA DE LA IGLESIA

En el capítulo uno, vimos la esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica. En el capítulo dos vimos el crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico. En este capitulo, queremos ver la edificación intrínseca de la iglesia para su función orgánica.

Un edificio físico es construido por medio de juntar y acomodar varios materiales. Sin embargo, tal edificio no tiene vida; no es orgánico. El edificio de Dios es orgánico. El mejor ejemplo de semejante edificio orgánico es una persona viviente. Una persona viviente es un verdadero edificio. Dios tomó una costilla de Adán y de esa costilla edificó una mujer (Gn. 2:21-23). Esta mujer era una edificación. Dios creó a Adán, el esposo, pero Dios no creó una esposa. Dios edificó una esposa para Adán. El hombre fue creado por Dios y la mujer fue edificada por Dios. La obra de edificación de Dios es más fina que Su obra de creación. El hombre, como ser creado por Dios, es más tosco que la mujer, quien fue edificada por Dios. Los varones son toscos y las mujeres son refinadas. La cara, las manos, la voz y las acciones de la mujer son más refinadas que las de los varones. La mujer es mucho más refinada porque ella fue edificada por Dios. Dios edificó a la mujer.

En la vieja creación todos los hermanos son varones, pero en la nueva creación todos somos mujeres. En la nueva creación somos la novia de Cristo; somos el edificio de Dios. El Cuerpo de Cristo, la iglesia, es una novia que no fue creada, sino que fue edificada. El edificio de Dios, por supuesto, es mucho más fino que un edificio físico. La edificación de la iglesia es orgánica por el crecimiento en vida. Debido a que es orgánica, es intrínseca. Todo lo que es intrínseco, es refinado. La edificación de la iglesia está tipificada por el trabajo fino de Dios de edificar una mujer para el hombre.

La edificación de la iglesia es realmente el crecimiento de la iglesia. Cada persona que ha llegado a su plena madurez comenzó siendo un pequeño bebé. La edificación de aquella persona a través de los años fue llevada a cabo por su crecimiento; cuando comía, crecía; este crecimiento fue su edificación orgánica. Si verdaderamente deseamos la edificación de la iglesia, debemos cuidar de nuestro crecimiento en la vida divina. Esto significa que

necesitamos ser aquellos que comen y beben a Cristo. Crecemos con lo que comemos, y lo que comemos llega a ser nuestra misma constitución. Somos lo que comemos.

Crecemos por medio de lo que comemos, y con el tiempo, lo que comemos llega a ser nosotros mismos. Necesitamos comer más de Cristo. Algunos cantoneses comen seis o siete veces al día. ¿Cuántas veces comemos a Cristo? Necesitamos aprender de los cantoneses en cuanto a comer la comida espiritual. Cuantas más veces comamos a Cristo, mejor. Cuanto más comemos a Cristo, más crecemos en Cristo, y cuanto más comemos a Cristo, más llegamos a ser Cristo. Cuando comemos a Cristo, crecemos por El. Este crecimiento es la edificación. Por lo tanto, lo que es edificado, es Cristo. Finalmente, la iglesia edificada es simplemente Cristo.

Por medio de que la Cabeza ascendida dé los dones

La edificación intrínseca de la iglesia se realiza por medio de que la Cabeza ascendida dé los dones (Ef. 4:8-11). Efesios 4:8 dice: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. Puede ser que nosotros apreciemos la venida del Señor desde los cielos, pero también necesitamos apreciar aún más Su ascensión. En Efesios 4:8, Pablo señala que el Cristo ascendido es quien puede dar los dones.

Cuando Pablo dijo que Cristo “subió a lo alto”, él citó el Salmo 68:18. “Alto”, en este versículo, se refiere al monte de Sion (Sal. 68:15-16) que simboliza el tercer cielo donde habita Dios (1 R. 8:30). El Salmo 68 implica que fue en el arca que Dios ascendió al monte de Sion después de que el arca hubo obtenido la victoria. El versículo 1 del Salmo 68, es una cita de Números 10:35. El versículo indica que el trasfondo del Salmo 68 es el mover de Dios en el tabernáculo con el arca como su centro. Adondequiera que el arca, un tipo de Cristo, iba, se obtenía la victoria. Finalmente, esta arca ascendió triunfalmente a la cima del monte de Sion. Esto muestra cómo Cristo ha obtenido la victoria y ha ascendido triunfalmente a los cielos.

En Su ascensión, Cristo “llevó cautiva la cautividad”. Los santos redimidos habían sido tomados cautivos por Satanás antes de ser salvos por la muerte y resurrección de Cristo. Estábamos cautivos bajo la mano de Satanás por medio del pecado y de la muerte. Pero Cristo derrotó a Satanás, resolvió el problema del pecado y de la muerte, y nos rescató de la mano de Satanás. Luego, nos llevó a los cielos como Sus cautivos. El tomó a estos cautivos e hizo de ellos dones para los hombres.

Uno de estos dones fue Saulo de Tarso, quien más tarde llegó a ser el apóstol Pablo. El había sido un cautivo de Satanás y un gran pecador. En 1 Timoteo 1:15 Pablo dijo que él

era el peor pecador. El era un gran cautivo de Satanás bajo el pecado y la muerte, pero un día Cristo lo rescató. El iba en camino a Damasco para arrestar a aquellos que invocaban el nombre del Señor (Hch. 9:1-2, 14). Luego el Señor Jesús lo tomó y lo rescató de las manos de Satanás. Saulo era un cautivo de Satanás, pero llegó a ser un cautivo de Cristo.

Saulo de Tarso había estado oponiéndose a Cristo y devastando a la iglesia. De repente él llegó a ser un don. Cristo lo tomó y lo hizo un don llamado Pablo. El llegó a ser un don que pudo ahondar y explicar el Antiguo Testamento, predicar el evangelio, enseñar a los santos y profetizar. ¿Cómo pudo Pablo llegar a ser tal don? El mismo nos dice en una sección parentética, en Efesios 4:9-10: “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo”.

Pablo fue un escritor maravilloso. El escribió esta porción describiendo la muerte y la resurrección de Cristo para efectuar Su plena redención e impartir vida a nosotros. Cristo primeramente descendió a la tierra desde el trono celestial en el tercer cielo. El hizo esto mediante el proceso de la encarnación. El vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Luego entró en muerte, y en muerte descendió aún más. En el segundo paso de Su descenso, El descendió a las partes más bajas de la tierra. Esto se refiere al Hades, debajo de la tierra, adonde Cristo fue después de Su muerte (Hch. 2:27). El primer paso del descenso de Cristo fue para Su encarnación. El segundo paso fue para Su redención. Su descenso fue el medio para realizar la redención plena y todo-inclusiva, la cual nos ha salvado del pecado, de la muerte, de Satanás y del lago de fuego. En el primer paso de Su ascensión, El ascendió en resurrección del Hades a la superficie de la tierra. En Su resurrección, El nos impartió vida. Su descenso efectuó la redención, y Su ascensión realizó la impartición de vida. En el segundo paso de Su ascensión, El nos llevó al Padre al tercer cielo.

Cuando El ascendió a los cielos a la vista de Sus discípulos (Lc. 24:51; Hch. 1:9-11), ellos no entendieron completamente lo que estaba sucediendo. Ellos simplemente vieron ascender a Jesús, pero las Escrituras revelan que cuando Jesús estaba ascendiendo, El estaba ascendiendo con un tren de enemigos conquistados. La versión amplificada del Nuevo Testamento traduce “El condujo un tren de enemigos conquistados” en vez de “llevó cautiva a la cautividad”. Cuando El ascendió, El era el General que regresaba; El era quien había obtenido la victoria sobre Satanás, el pecado y la muerte. El derrotó a todos Sus enemigos, y aprehendió muchos cautivos. El llevó consigo a estos cautivos en una procesión para celebrar Su victoria.

Ni Pedro ni Juan vieron esto cuando el Señor ascendió frente a ellos, sin embargo los ángeles si vieron un maravilloso e inmenso tren de enemigos derrotados llevados en procesión para celebrar la victoria de Cristo. Nosotros estuvimos en esa procesión; Satanás estuvo allí, y la muerte también estuvo allí. ¡Que procesión fue esa! Luego El Señor nos presentó a nosotros, los santos redimidos, Sus enemigos derrotados y conquistados, como un regalo para el Padre. Es como si El hubiera dicho: “Padre, aquí están los que Tú me has dado. Ellos eran cautivos muertos de Satanás. Ahora Yo los he capturado; Yo los he rescatado de las manos de Satanás, del pecado y de la muerte. También les he impartido Mi vida en Mi resurrección, o sea, el primer paso de Mi ascensión del Hades a la tierra. Ahora ya no son regalos muertos, sino regalos vivos. Te entrego a Ti este gran regalo corporativo”.

Este regalo incluía a todos los santos redimidos. Incluyó a Pedro, a Pablo, a Martín Lutero, a John Nelson Darby y a Watchman Nee. Me siento honrado por estar incluido en este regalo. Todos fuimos incluidos en la ascensión de Cristo como un gran regalo viviente para el Padre. El Padre, sin duda estaba muy feliz. El pudo haber dicho: “Estoy tan feliz por Mi pueblo redimido. Estaban muertos y eran cautivos de Satanás. Pero Mi Hijo, mediante Su muerte y Su resurrección, los rescató y les impartió vida, haciéndolos vivos”.

Todos necesitamos darnos cuenta de que ya hemos estado en los cielos. Estuvimos allí con Cristo, porque El nos llevó, como Su regalo, al Padre. No fue con las manos vacías. El fue al Padre con todos Sus redimidos, incluyéndonos a usted y a mí, como un regalo corporativo para el Padre. Después el Padre nos devolvió como dones al Hijo para Su Cuerpo (Sal. 68:18). De esta manera, mediante Su descenso y Su ascensión, Cristo nos rescató, nos vivificó y nos hizo dones con Su vida de resurrección.

Pablo fue un don de éstos. Algunas veces me he preguntado cómo recibió Pablo revelaciones tan grandes, como por ejemplo la revelación de Efesios 4. Indudablemente, Cristo estuvo cierto tiempo especial con Pablo. Después de que Pablo fue salvo, fue a Arabia y permaneció allí un lapso de tiempo (Gá. 1:17). Nadie sabe qué hizo él allí, pero sin duda, durante ese tiempo hubo mucho contacto entre él y Cristo. Yo estoy seguro de que el Señor usó este tiempo para constituir a Pablo en un gran don para Su Cuerpo. Cuando Pablo regresó de Arabia, él pudo predicar y hablar cosas maravillosas. Esto quiere decir que él llegó a ser un gran don para la iglesia dentro de la categoría de las personas dotadas mencionadas en Efesios 4:11. Esta es la razón por la cual él pudo describir la muerte y la resurrección de Cristo de la manera tan maravillosa que se menciona en los versículos 8 al 10.

Todos nosotros debemos aprender a predicar el evangelio en una manera tan rica, como la que se ve en Efesios 4. Tal vez hablemos de esta manera a los incrédulos con quienes tengamos contacto: “Me gustaría decirle que nuestro Salvador descendió en dos pasos. El descendió de los cielos a la tierra y luego de la tierra al Hades. En el primer paso de Su descenso El se encarnó; El se hizo hombre. En el segundo paso de Su descenso El entró en muerte e incluso fue al Hades, muriendo por nosotros para salvarnos del pecado, de la muerte y de Satanás. Como pecadores, éramos cautivos de Satanás, pero mediante la muerte de Cristo fuimos perdonados, y aun fuimos rescatados de Satanás. Después el Señor ascendió del Hades a la tierra, en resurrección. En Su resurrección, El se impartió a Sí mismo como vida en nosotros. Por medio de Su muerte El efectuó la redención, y mediante Su resurrección El se impartió como vida. Luego, fuimos vivificados. En el segundo paso de Su ascensión, nos llevó al tercer cielo como un tren de enemigos conquistados para darnos como regalo a Su Padre”. De vez en cuando, al salir a visitar a otros, podríamos predicar el evangelio de esta manera.

Durante el tiempo del Imperio Romano, cuando un general obtenía la victoria, todos sus cautivos se convertían en una procesión en la celebración de tal victoria. Finalmente algunos de estos cautivos eran ejecutados, y a algunos se les dejaba con vida (2 Co. 2:15-16). En la procesión mencionada en Efesios aquellos que fueron ejecutados fueron Satanás y sus ángeles caídos, y aquellos que fueron vivificados fuimos nosotros, los santos redimidos. Después de que fuimos presentados al Padre como un regalo y el Padre nos devolvió al Hijo como dones, el Hijo nos dio a todos nosotros a Su Cuerpo como dones para la edificación del mismo.

Cada santo, grande o pequeño, es un don para la iglesia. Cada miembro del Cuerpo es un don para el Cuerpo. Tal vez solamente seamos un pequeño miembro, tal como el dedo meñique, con todo y eso, somos muy necesarios. Cuando tengo comezón en mi oído, mi dedo meñique trabaja perfectamente para confortar mi oído. Nunca debemos pensar que somos demasiado pequeños para ser dones útiles para el Cuerpo. La práctica del cristianismo, donde un hombre habla y los demás escuchan, daña a los dones y mata la función de los santos. Algunos cristianos de las denominaciones ni siquiera saben cómo orar, porque su función ha sido anulada por el sistema de clero y laicado. En este sistema, únicamente los “profesionales” entrenados aprenden a funcionar, mientras que los demás son laicos. Hay un proverbio chino que dice: “Si estás enfermo, ve al doctor. Si tienes una demanda, ve al abogado. Si quieres orar, ve al pastor”. Sin embargo, según la revelación bíblica todos los creyentes deben ser miembros vivientes y activos del Cuerpo de Cristo.

Me alegro mucho de que muchos nuevos creyentes en el recobro del Señor pueden orar por otros. No somos ni clérigos ni laicos, sino sacerdotes del Nuevo Testamento. Cristo

nos ha hecho tales personas por Su descenso y Su ascensión. El, como Cabeza del Cuerpo, nos dio como dones al Cuerpo. Si alguien nos pregunta si somos dones, cada uno de nosotros debe decir: “¡Amén! ¡Aleluya! ¡Soy un don!” Eramos cautivos, pecadores y enemigos de Dios, pero mediante el descenso de Cristo, fuimos redimidos y rescatados de Satanás, del pecado y de la muerte. Por medio de Su ascensión, El se impartió a Si mismo como vida en nosotros, así que ahora vivimos. En Su ascensión El nos hizo dones para Su Cuerpo.

Muchos de los santos pueden testificar que yo soy un don para ellos. De igual manera, muchos de los santos son dones para mí. Muchas veces necesito que los dones pequeños me conforten de la misma manera que mi dedo meñique conforta mi oído de la comezón. No deberíamos considerar a los recién bautizados como “cargas” para nosotros. Ellos son nuevos dones para el Cuerpo. Cuando salgamos como sacerdotes neotestamentarios del evangelio a visitar a la gente, debemos tener la certeza de que vamos a conseguir más dones. Estos dones no son solamente para Cristo, sino también para nosotros.

En 1977 animé a todos nuestros jóvenes a que hicieran todo lo posible por obtener una educación superior. Un hermano joven entre nosotros tomó mi palabra y regresó a la escuela. Con el tiempo se graduó y obtuvo doctorado en lingüística y se especializó en el idioma griego. En los últimos años, él me ha proporcionado mucha ayuda para mejorar y revisar y actualizar la Versión Recobro del Nuevo Testamento. Tenía mucha carga por revisar esta versión, pero mi conocimiento del idioma griego es inadecuado para llevar a cabo esta labor. Este hermano joven, que tomó mi palabra hace doce años con respecto a regresar a la escuela, ha llegado a ser un gran don para mí. El ha sido como un brazo o un hombro para mí. Todos podemos ser tales dones. Gracias al Señor por los dones dados por la Cabeza ascendida a Su Cuerpo para la edificación intrínseca del mismo.

Por medio de que los dones dados por la Cabeza —los apóstoles, profetas, evangelistas y pastores

y maestros— perfeccionen a los santos

La edificación intrínseca de la iglesia se lleva a cabo por medio de los dones dados por la Cabeza —los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros— los cuales perfeccionan a los santos (Ef. 4:11-12). Estos son dones especiales tales como Pablo, Pedro, Martín Lutero, John Nelson Darby, y así sucesivamente. Estos dones dados por la Cabeza perfeccionan a los santos en las iglesias locales (1 Co. 12:28; Hch. 13:1). Cuando ellos llevan a cabo el perfeccionamiento en las reuniones, rocían a los miembros del Cuerpo de Cristo (1 Co. 3:6b). Si venimos a estas reuniones, recibiremos mucho riego.

El perfeccionamiento de los santos por medio de los dones tiene por objeto la obra del ministerio, es decir, la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo (Ef. 4:12). Este perfeccionamiento debe continuar hasta que todos los miembros de Cristo lleguen a tres cosas: a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, y a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). La unidad de la fe no se refiere a nuestra acción de creer, sino a lo que creemos, es decir, a la fe objetiva la cual es el contenido total del Nuevo Testamento. Toda la enseñanza del Nuevo Testamento es aquello que creemos, así que la enseñanza del Nuevo Testamento es nuestra fe cristiana, es decir nuestra creencia cristiana.

Si todavía somos infantiles, puede ser que todavía mantengamos de nuestro historial diferentes opiniones, las cuales hacen que perdamos la unidad de la fe (Ef. 4:14). Si nuestro trasfondo es la religión musulmana, tal vez sea muy difícil que nosotros dejemos la filosofía musulmana. Es posible que los chinos quieran conservar algunos conceptos de las enseñanzas de Confucio. A aquellos que tienen un trasfondo católico tal vez les sea muy difícil ser liberados de sus estatuas e imágenes de idolatría. Un hermano que recién había sido salvo fue a ayudar a su madre para que ésta recibiera a Cristo. Ella, señalando hacia la pared a lo que comúnmente llaman retrato de Jesús, replicó: “Yo he tenido a Cristo en mi pared por muchos años”. Esto no es nada más que una superstición católica. Sin embargo, si uno es infantil, quizá no sea capaz de abandonar las cosas de su trasfondo para poder guardar la unidad de la fe. Las diferentes opiniones que los cristianos retienen pueden hacer que incluso peleen entre ellos.

A fin de llegar a la unidad de la fe, todos necesitamos crecer. Nuestras opiniones y enseñanzas diferentes, los vientos de enseñanza (Ef. 4:14), son como juguetes. Al ir creciendo, dejaremos todos los juguetes. Cuanto más jóvenes somos, más nos gustan los juguetes. Como una persona de más de ochenta años de edad, no tengo interés en ningún juguete. Los juguetes que retenemos hace que seamos contenciosos unos con otros. Necesitamos crecer para llegar a la unidad de la fe y al pleno conocimiento del Hijo de Dios. Necesitamos la comprensión apropiada de la fe neotestamentaria. También necesitamos el debido y adecuado conocimiento de Cristo. El pleno conocimiento de Cristo, el Hijo de Dios, nos salvará de los juguetes.

También necesitamos llegar a la estatura de un varón perfecto. Tal vez sintamos que estamos lejos de este punto, pero gracias al Señor que estamos creciendo. Estamos andando por el camino para llegar a la estatura del varón perfecto. También estamos en camino a llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. La plenitud de Cristo es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:23). Crecemos hasta llegar a la medida de la estatura del Cuerpo orgánico de Cristo, el cual es la iglesia. El Cuerpo viviente de Cristo tiene una

estatura, y esta estatura tiene una medida. Cuando crecemos, la medida se incrementa, y así estamos en camino para llegar a la estatura del Cuerpo de Cristo.

Por medio de todos los miembros perfeccionados del Cuerpo de Cristo

A fin de que la iglesia sea intrínsecamente edificada, la Cabeza ascendida primeramente debe dar los dones. En segundo lugar, los dones dados por la Cabeza —los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros— perfeccionan a los santos. Luego, los santos perfeccionados edifican directamente el Cuerpo. Algunos han tomado la promesa del Señor en Mateo 16: “Edificaré mi iglesia”, para decir que no somos nosotros quienes edificamos la iglesia, sino Cristo. Ellos dicen que no estamos calificados para edificar la iglesia. Este concepto y enseñanza es absolutamente incorrecto.

Mateo 16 no es el único capítulo de la Biblia. La Biblia también incluye Efesios 4. Efesios 4 revela que la Cabeza, Cristo, edifica la iglesia haciendo de los santos dones, y dando estos dones a la iglesia para la edificación del Cuerpo de Cristo. Esto muestra que la Cabeza no edifica la iglesia directamente. Es más, las personas dotadas, quienes son usadas por la Cabeza para perfeccionar a otros, tampoco edifican la iglesia directamente. Ellos perfeccionan a los santos y los santos directamente llevan a cabo la edificación. Muchos de nosotros en el recobro del Señor que hemos estado bajo el riego, o el perfeccionamiento, por algunos años, hemos sido capacitados para edificar la iglesia en nuestra localidad directamente. Los santos perfeccionados son los edificadores directos de la iglesia.

En Efesios 4:14 Pablo expresa su deseo diciendo que los santos ya no deberían ser niños sacudidos por olas y llevados por todo viento de enseñanza. Si permanecemos como niños, no podremos tomar ninguna responsabilidad, en cambio, lo único que podremos hacer es ser una carga para otros. Seremos probados, seamos niños o no. Las pruebas vendrán en forma de tormentas. Las tormentas tienen olas y vientos. ¿Estamos siendo sacudidos por olas y llevados por vientos de enseñanza? Si estamos siendo sacudidos y zarandeados, somos niños. Si no somos sacudidos ni zarandeados, ya no somos niños.

Los niños son llevados por todo viento de enseñanza “en las artimañas de los hombres, en astucia, con miras a un sistema de error”. Realmente, la astucia es igual a las artimañas. En griego la palabra traducida “artimañas” se refiere al engaño que hacen los jugadores de dados. Esta astucia es con miras a un sistema de error. Las artimañas y la astucia están relacionadas con el hombre, pero el sistema de error está relacionado con Satanás. Este sistema no es un sistema humano, sino un sistema satánico. Satanás ha hecho un sistema de todos los vientos de enseñanza para capturar a los niños

espirituales, es decir, para distraer a los creyentes jóvenes, de la unidad práctica del Cuerpo y de la edificación del Cuerpo.

En vez de ser niños, debemos ser aquellos que estén asidos a la verdad en amor para crecer hacia la Cabeza, Cristo, en todas las cosas (Ef. 4:15). Asirse a la verdad significa asirse a lo que es verdadero. Según el libro de Efesios, las cosas verdaderas en el universo son Cristo como la Cabeza y la iglesia como Su Cuerpo. Necesitamos asirnos a estas dos cosas en amor para que crezcamos hacia la Cabeza, Cristo, en todas las cosas. Crecer hacia Cristo en todas las cosas es edificar. El crecimiento es la edificación.

Nosotros crecemos hacia Cristo, la Cabeza, luego algo proviene de Cristo, la Cabeza. “Hacia Cristo” tiene que ver con nuestro crecimiento y “de quien”, con nuestra función, con ser útiles. Por un lado, estamos creciendo hacia Cristo. Por otro, lo que hacemos proviene de El como la fuente para nuestra función, es decir, para que seamos útiles.

Efesios 4:16 dice: “De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la operación en la medida de cada parte, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”. El Cuerpo está íntimamente unido por medio de cada coyuntura del rico suministro. Estas son las personas dotadas tales como los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. Nuestro cuerpo físico tiene muchas coyunturas. Necesitamos muchas coyunturas en las iglesias locales. Si no crecemos hacia Cristo, El no tiene manera de hacernos una coyuntura. Para llegar a ser una coyuntura, necesitamos orar más, buscar más al Señor, leer más la Biblia, alimentarnos más de Cristo, y así sucesivamente. Todo lo que nos relaciona con Cristo y la iglesia debe ser “más”. Nuestras vigilias matutinas deben ser más. Puede ser que algunos tengan cinco minutos de vigilia matutina, pero nosotros queremos tener quince minutos de vigilia matutina. Con esta clase de ejercicio después de un lapso de tiempo, podremos llegar a ser una coyuntura del Cuerpo.

En el Cuerpo, algunos son coyunturas, así como los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros. Otros son partes que operan según su medida. Por medio de estas dos categorías de miembros, el Cuerpo crece, y la finalidad de este crecimiento es la edificación del Cuerpo mismo en amor. Si no somos una coyuntura, entonces tenemos que ser una parte. Ninguno de nosotros puede escapar de ser una coyuntura o una parte. No debemos pensar que solamente las coyunturas son útiles. También cada parte del Cuerpo es útil. Las piernas de nuestro cuerpo físico no son coyunturas, pero son partes importantes. Necesitamos nuestras piernas para pararnos, porque ellas soportan todo nuestro peso. Ningún miembro del Cuerpo de Cristo debe menospreciarse a sí mismo. Todos debemos alabar al Señor porque somos coyunturas o partes en el Cuerpo orgánico de Cristo.

Si usted es una coyuntura, debe suministrar al Cuerpo las riquezas de Cristo. Por medio de tener contacto con el Señor, usted llega a ser una coyuntura, y así usted tiene las riquezas de Cristo las cuales puede suministrar al Cuerpo. Si usted es una parte, debe funcionar. El Cuerpo recibe el suministro de las coyunturas y disfruta la operación en la medida de cada parte para su crecimiento. Por medio del suministro de las coyunturas y de la operación de las partes, todo el Cuerpo produce el crecimiento del Cuerpo, y el crecimiento del Cuerpo resulta en la edificación de sí mismo en amor.

LA FUNCION ORGANICA DE LA IGLESIA

En el Cuerpo orgánico de Cristo

En el Cuerpo orgánico de Cristo, hay funciones orgánicas (Ro. 12:4-8). Puesto que estamos en este Cuerpo orgánico, debemos ser orgánicos. ¿Funcionamos todos orgánicamente en la vida de la iglesia? Es posible que en lugar de funcionar orgánicamente en la vida de la iglesia, hagamos las cosas de una manera mecánica. Debemos funcionar ya sea como coyunturas que suministran o como partes que operan. Debemos tener algo que suministrar a otros o debemos operar conforme a nuestra medida. Debemos funcionar orgánicamente para la edificación del Cuerpo orgánico. Cuando todo el Cuerpo opera, el Cuerpo produce el crecimiento de sí mismo, y esto resulta en su propia edificación en amor.

En las expresiones locales del Cuerpo orgánico de Cristo por medio del mover del Dios Triuno

La función orgánica de la iglesia está en las expresiones locales del Cuerpo orgánico de Cristo (1 Co. 12:28), y por el mover del Dios Triuno en las operaciones de Dios, mediante los ministerios del Señor, y con los dones del Espíritu en Sus manifestaciones a los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo (1 Co. 12:4-11). Mientras funcionamos, ya sea como coyunturas que suministran o como partes que operan, el Dios Triuno, quien está dentro de nosotros, se mueve juntamente con nosotros. En 1 Corintios 12:4-6 se menciona al Dios Triuno. Existen las operaciones de Dios el Padre, los ministerios de Dios el Hijo, y los dones de Dios el Espíritu. Los dones del Espíritu son para llevar a cabo los ministerios del Señor, y los ministerios del Señor son para realizar las operaciones de Dios el Padre. El Dios Triuno no se mueve si nosotros no nos movemos, El nos espera. Cuando nosotros nos movemos, El se mueve. Cuando hablamos, El habla. Si no hablamos en una reunión, Dios no puede hablar. El Espíritu ejerce Sus dones, el Señor lleva a cabo Sus ministerios, y Dios opera mientras nosotros funcionamos. La función orgánica de la iglesia por medio del mover del Dios Triuno tiene como propósito la edificación de la iglesia como el Cuerpo orgánico de Cristo, la plenitud de Aquel que es todo-inclusivo, Aquel que todo lo llena en todo.

CAPITULO CUATRO

LA COMUNION INTRINSECA DE LAS IGLESIAS PARA SU RELACION ORGANICA

Lectura bíblica: 1 Jn. 1:1-4; Hch. 2:42; 2 Co. 13:14; Fil. 2:1; Jud. 3; 1 Ti. 3: 9; 2 Ti. 4:7; Ef. 4:14; Gá. 5:20; 1 Co. 12:28

BOSQUEJO

I. La comunión intrínseca de las iglesias: A. El fluir de la vida divina entre todos los miembros del Cuerpo orgánico de

Cristo y a través de ellos— 1 Jn. 1:1-4. B. La comunión única de los apóstoles, la cual es única y universalmente de

todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo—Hch. 2:42. C. La comunión del Espíritu en el espíritu regenerado de todos los miembros

del Cuerpo orgánico de Cristo—2 Co. 13:14; Fil. 2:1. D. La comunión se basa en la única creencia (la fe) de todos los miembros del

Cuerpo orgánico de Cristo conforme a la enseñanza de los apóstoles: la única enseñanza del Nuevo Testamento—Jud. 3; 1 Ti. 3:9; 2 Ti. 4:7; Hch. 2:42.

E. Cualquier comunión especial basada en algún viento de enseñanza (una comunión especial, un nombre especial y un terreno especial) es uno de los tres factores de una secta—Ef. 4:14; Gá. 5:20.

II. La relación orgánica de las iglesias: A. La relación única de la única iglesia (la iglesia universal compuesta de

todas las iglesias locales)— 1 Co. 12:28. B. Basada en la comunión única y universal entre todos los miembros del

Cuerpo orgánico de Cristo —cfr. Fil. 2:1. C. Practicada única y universalmente entre todas las iglesias locales como el

único Cuerpo orgánico de Cristo, la única iglesia en el universo. D. Ninguna relación está limitada a una autonomía local, ni tampoco hay una

relación federada, sino una relación única entre todas las iglesias locales en el único y universal Cuerpo orgánico de Cristo.

LA COMUNION INTRINSECA DE LAS IGLESIAS PARA SU RELACION ORGANICA

En los últimos tres capítulos, hemos visto tres asuntos intrínsecos relacionados con la iglesia: la esencia intrínseca de la iglesia, su crecimiento intrínseco, y su edificación intrínseca. El cuarto asunto intrínseco es la comunión intrínseca de las iglesias para su

relación orgánica. En griego, la palabra que se traduce comunión es koinonía, que significa participación conjunta, participación común. Este es un término que denota mucha ternura, pero en el idioma inglés [así como en el español], es difícil obtener un término que sea apropiado, preciso, adecuado y que sea equivalente. El problema está en que el significado apropiado del término comunión, junto con muchos otros términos cruciales de la Biblia, ha sido dañado por la interpretación tradicional y religiosa del cristianismo. Para algunos, comunión es “participar en actividades sociales”. Muchas personas van a los servicios denominacionales por esta razón. Ellos tienen cierta forma de adoración, pero el interés principal es llevar una vida sociable unos con otros. Debemos abandonar tal concepto tan degradado. Nuestro entendimiento de la palabra “comunión” debe estar de acuerdo con la Palabra pura de Dios.

LA COMUNION INTRINSECA DE LAS IGLESIAS

El fluir de la vida divina entre todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo y a través de ellos

La comunión intrínseca de las iglesias es el fluir de la vida divina entre todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo y a través de ellos (1 Jn. 1:1-4). Primera Juan 1:1-2 dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó)” (gr.). El término “Palabra” mencionado aquí es único, no común. Juan también usa este término en su Evangelio. Juan 1:1 dice: “En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios” (gr.). La Palabra estaba en el principio. En la eternidad pasada, estaba la Palabra. La Palabra que existía en el principio estaba con Dios y era Dios. La Palabra en 1 Juan 1 es la misma Palabra mencionada en Juan 1. En el Evangelio de Juan, él nos presentó a esta Palabra. En su Epístola, él nos remite nuevamente a esta misma Palabra, que es Dios mismo.

Esta Palabra es la Palabra de vida. Dios es vida, la Palabra que es Dios es vida para nosotros, y esta vida fue manifestada. Esta vida es el Señor Jesucristo. Cuando El fue manifestado en la carne, El fue manifestado como vida. Si nosotros consideramos en oración el relato de los cuatro Evangelios con todas las historias escritas con respecto a Jesús, podemos ver que en Su vivir humano, la vida siempre fue manifestada. El Señor Jesús fue una persona que manifestaba vida. Los discípulos, incluyendo a Juan, vieron esa vida. Por lo tanto, Juan pudo testificar y anunciarnos la vida eterna que estaba en el Padre.

En el Evangelio de Juan, la Palabra era Dios, y la Palabra se hizo carne y tabernaculizó entre los discípulos (1:14). Juan está anunciándonos aquello que vio y oyó. El había oído, visto y aun palpado la Palabra de vida, que es la vida eterna. Ahora, él está testificando y anunciándonos la vida eterna. Luego, Juan dice a continuación que él anunció lo que había visto y oído, no para que tuviésemos “vida”, sino para que tuviésemos “comunión”. Primera Juan 1:3 dice: “Lo que hemos visto y oído, esto os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo”. En este versículo, Juan usa otro término reemplazando a la palabra “vida”. Ellos vieron y oyeron la vida, y anunciaron la vida, y lo hicieron con un propósito muy grande. Juan estaba diciendo: “Os anunciamos la vida con el gran propósito de que tengáis comunión con nosotros”. Esta es “nuestra comunión”. “Nuestra” se refiere a los apóstoles. La comunión “nuestra”, es decir, la comunión de los apóstoles, es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo. Ellos nos anuncian al Hijo como vida para que participemos con ellos en esta comunión. Luego en 1 Juan 1:4, Juan dice: “Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido”. Los apóstoles estarían muy felices al ver que los creyentes tuvieran lo que ellos tenían. Lo que ellos tienen es la comunión con el Padre y con el Hijo. Si los creyentes participan de esta comunión, estarían muy contentos.

Hay tres puntos principales que necesitamos ver cuando estudiamos el significado de la comunión que se menciona en los primeros cuatro versículos de 1 Juan 1. Primero, la comunión es algo de la vida divina. Segundo, esta comunión es la comunión de los apóstoles. Tercero, los apóstoles esperaban ver que los creyentes compartieran esta comunión. Cuando decimos que esta comunión es algo de vida, queremos decir que es el fluir de la vida divina. Es el resultado de la vida eterna y en realidad es el fluir de la vida eterna dentro de todos los creyentes, quienes han recibido y poseen la vida divina.

La vida divina fluye. Al final de la Biblia, el último capitulo de Apocalipsis nos presenta un cuadro muy significativo. Allí está el trono de Dios y del Cordero (Ap. 22:1). De este trono procede una corriente, un caudal que es el fluir del agua de vida, y esta corriente es un río. Cuando una corriente se convierte en un río, es un caudal muy fuerte. El río de Apocalipsis es el río de agua de vida (Ap. 22:1).

Los dos últimos capítulos de Apocalipsis presentan un cuadro de la Nueva Jerusalén, una ciudad cuadrada establecida en que es una montaña alta, veinte mil estadios de altura (Ap. 21:16-17). Hay tres puertas en cada uno de los cuatro lados de la ciudad (Ap. 21:12-13). Encima de la ciudad está el trono de Dios y del Cordero. Un río fluye desde el trono y llega a todas las partes de la ciudad porque desde el trono corre hacia abajo en forma espiral y pasa por las doce puertas de la ciudad. Hay un sólo río, que fluye por la calle (22:1) regando todas las partes de la ciudad. Debido a que el río tiene forma espiral,

pasa por todas partes de la santa ciudad, no importa donde esté uno. Este es un cuadro visible que nos muestra las cosas invisibles del Espíritu.

Hoy en día Dios está en el trono. Indudablemente El está en el trono en los cielos, pero si el trono sólo estuviera en los cielos, estaría muy lejos para que nosotros lo alcanzáramos. Hebreos 4:16 nos exhorta a que nos “acerquemos pues, confiadamente al trono de la gracia”. Si el trono de la gracia estuviera muy lejos de nosotros, no podríamos llegar hasta allí durante nuestra vigilia matutina con el Señor. Sin embargo, cuando venimos al Señor en la mañana, podemos tocarle inmediatamente en el trono de gracia. Esto se debe a que el trono no solamente está en los cielos, sino también en nuestro espíritu (véase la nota 1 de Hebreos 4:16, Versión Recobro). Fluye un río del trono. Dentro de nosotros hay un río que no solamente fluye, sino que también corre en espiral hasta llegar a todas las partes de nuestro ser. De acuerdo con el cuadro de Apocalipsis, el río fluye hasta llegar a cada una de las doce puertas de la ciudad. Este río de agua de vida es la comunión de la vida divina de la cual Juan nos habla en su primera Epístola.

Algo que nos podría ayudar a comprender lo que es esta comunión, o sea, lo que es el fluir de la vida divina, es considerar la circulación de la sangre en nuestro cuerpo humano. Hay solamente una circulación de sangre en nuestro cuerpo, y llega a todos los miembros de nuestro cuerpo. Ningún miembro de nuestro cuerpo físico es independientemente autónomo de los otros miembros. Todos los miembros del cuerpo participan de la circulación de la sangre. Hay muchos miembros, pero un solo fluir de sangre. El elemento intrínseco del cuerpo humano es su sangre. Esta circulación de la sangre en nuestro cuerpo humano es un cuadro de la comunión intrínseca que hay en el Cuerpo de Cristo.

Todo lo que la iglesia es, es intrínseco. Por lo tanto, no puede ser dividida. La esencia de la iglesia es intrínseca, su crecimiento es intrínseco, y su edificación es intrínseca. Además, la comunión de las iglesias también es intrínseca, tal como la circulación de la sangre en nuestro cuerpo humano es intrínseca. Las iglesias locales como el único Cuerpo orgánico de Cristo, no pueden ser individualmente autónomas porque ellas participan de la única comunión intrínseca que hay, el único fluir de la vida divina.

Si nuestro cuerpo físico fuera dividido en partes autónomas, sólo serviríamos para que se nos celebrara el funeral. Los miembros de nuestro cuerpo físico no son autónomos, tampoco son una federación. Los Estados Unidos de América se pueden considerar como una federación organizada de cincuenta estados. Nuestro gobierno es un gobierno federal. Los cincuenta estados no están divididos, sino confederados conjuntamente

como una nación. La iglesia, sin embargo, no es autónoma ni federada, porque no está organizada como un país. La iglesia es el Cuerpo universal de Cristo, un organismo.

Nuestro cuerpo físico es un cuadro del Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-5.) Nuestro cuerpo tiene sólo una cabeza, sin embargo, hay muchos miembros bajo esta cabeza. Todos los miembros tienen una sola cabeza, y según la circulación de la sangre y los nervios, cada miembro está conectado directamente a la cabeza. La circulación de la sangre, sin embargo, no alcanza a los miembros directamente. Es necesario que fluya a través de otros miembros. El cuadro que debemos ver es que la circulación de la sangre en nuestro cuerpo es intrínsecamente una sola. De la misma manera, la comunión, el fluir de la vida en el Cuerpo de Cristo, es intrínseca y exclusivamente uno solo. El fluir de la sangre en nuestro cuerpo físico es un buen ejemplo de la comunión, es decir, del fluir de la vida divina.

Cuando creímos en el Señor Jesús, fuimos introducidos en esta comunión. Podemos decir que cuando invocamos el nombre del Señor, el Espíritu entró en nosotros, esto es, Dios entró en nosotros, o la vida divina entró en nosotros. Cuando creímos en el Señor Jesús, le recibimos en nosotros; El es Espíritu (2 Co. 3:17). El Espíritu es la consumación del Dios Triuno, y el Dios Triuno es la vida divina. El que está dentro de nosotros es la vida divina, la cual es el Dios Triuno, quien es el Espíritu y quien es Jesucristo. La vida divina y eterna es una persona, Jesucristo. El es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), y este Espíritu vivificante es la consumación del Dios Triuno. La consumación del Dios Triuno está en nosotros como vida divina, y esta vida divina fluye dentro de nosotros todo el tiempo. El está fluyendo dentro de ti, dentro de mí, y dentro de todos los miembros de Su gran Cuerpo universal. En Su Cuerpo universal hay un solo fluir, el fluir de la vida divina, la corriente del agua de vida. El agua es la vida divina, y la vida divina es el Dios Triuno. ¡El Dios Triuno fluye!

La primera estrofa de Hymns, N° 12 [N° 4, 100 Himnos seleccionados] dice:

¡Fuente de vida eres, oh Dios, Santo y libre caudal! ¡Como agua viva es Tu fluir, Hasta la eternidad!

Dios es un río fluyente que corre por todos Sus creyentes escogidos y redimidos. Este fluir es la comunión de la vida divina. Según 2 Corintios 13:14, ésta es la comunión que hay dentro del Dios Triuno. Este versículo dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. El Padre como amor es la fuente. De este amor proviene la gracia y pasa a través del Hijo. Esta gracia que

pasa por el Hijo, llega a nosotros como la comunión del Espíritu, quien es la consumación del Dios Triuno. El amor de Dios en la gracia de Cristo se convierte en la comunión, el fluir, del Espíritu Santo. Este asunto de la comunión ha sido pasado por alto, y muchos cristianos hasta lo han ignorado. Muy pocos cristianos conocen este fluir. Si usted conoce este fluir, usted es muy bienaventurado.

La comunión única de los apóstoles, la cual es única y universalmente

para todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo

La comunión intrínseca de las iglesias es la comunión única de los apóstoles, la cual es exclusiva y universalmente de todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo (Hch. 2:42). El fluir fue al principio la comunión de la vida divina de la Trinidad divina. Luego, esta comunión pasó a los apóstoles, quienes estuvieron en el primer grupo de creyentes que hubo en la tierra. Por consiguiente, este fluir se convirtió en la comunión de los apóstoles. Los primeros apóstoles estuvieron en el fluir de la vida divina. Además, en aquellos primeros días, todos los creyentes perseveraban en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles. Sólo había una enseñanza y una comunión. Los apóstoles hicieron una obra maravillosa al impartir la vida divina a la gente y al traer a las personas dentro de este fluir de la vida divina. Este fluir, esta comunión, se convirtió en la comunión de los nuevos creyentes. Su comunión era la comunión de los apóstoles, y la comunión de los apóstoles es la comunión del Dios Triuno.

Los Tres de la Deidad tienen comunión entre Sí. Esta comunión entre los Tres del Dios Triuno tiene que ver con los apóstoles y también con nosotros. Tenemos que darnos cuenta de que hoy en el universo hay un fluir que es Dios mismo como agua de vida que fluye del Dios Triuno a través de los apóstoles y entra en nosotros. El fluye no solamente hasta nuestro interior, sino también a través de nosotros hacia dentro de los nuevos creyentes. Cuando le predicamos el evangelio a alguien, y aquellos a quienes predicamos reciben al Señor Jesús, les estamos dando una “inyección” del agua de vida. Cuando ellos reciben el agua de vida, ellos son introducidos en esta comunión maravillosa.

Quizá no comprendamos por completo esta comunión, sin embargo, es un hecho maravilloso. Cada vez que conocemos a un creyente genuino, no importa de qué nacionalidad o raza sea, algo “salta” dentro de nosotros. Esta experiencia se puede comparar a lo que le pasó a María, la madre de Jesús, cuando fue a ver a Elisabet, la madre de Juan el Bautista. Cuando Elisabet oyó la salutación de María, el bebé saltó en su vientre (Lc. 1:41). Algo dentro de ella estaba saltando. Juan el Bautista saltó de alegría (v. 44) cuando conoció al Salvador, mientras ambos estaban aún en el vientre de sus madres. Podríamos decir que hubo comunión entre Juan el Bautista y Jesucristo

antes de que ambos nacieran. Hoy en día, nosotros somos esas “madres” que tienen al Señor Jesús dentro de nosotros. Cada vez que nosotros los cristianos conocemos a otros cristianos, algo dentro de nosotros “salta”. Debemos seguir el impulso de este “saltar” dentro de nosotros. Este “saltar” interno es la comunión intrínseca.

Esta comunión intrínseca y única se da entre todos los miembros del Cuerpo de Cristo para hacernos uno, por encima de las diferencias exteriores de raza o cultura. Cuando yo era joven, el pueblo chino odiaba a los japoneses porque éstos habían invadido a China. Yo fui criado en esa atmósfera, pero el Señor me salvó, y en 1933 fui llamado por el Señor a dejar mi trabajo, y servirle de tiempo completo. Ese mismo día que dejé el trabajo recibí una invitación de Manchuria en la que se me invitaba a hablar. Cuando hablé allí, algunos creyentes japoneses vinieron a mí, y me dijeron que eran cristianos, y me invitaron a visitarles para compartir con ellos. Fui adonde ellos y me reuní con ellos de acuerdo con sus costumbres. Aunque fui criado en una atmósfera en la que había mucho odio hacia los japoneses, algo “saltaba” dentro de mí al estar reunido con ellos porque ellos eran mis hermanos en Cristo. Los amaba, y estaba muy contento de estar con ellos. Mi amor por ellos estaba en el fluir de la vida divina, en la comunión, dentro de mí.

Si seguimos la comunión intrínseca, no habrá problemas entre nosotros. Cuando estamos centrados en las cosas exteriores, los problemas vienen. En algunos lugares de los Estados Unidos, las personas blancas y negras no se juntan para adorar al Señor. Esto se debe a que están centrados en las cosas externas en vez de en la comunión intrínseca. De la misma manera, existen problemas entre los santos porque éstos están enfocados en lo exterior en vez de la comunión intrínseca de vida.

Los cristianos se aman unos a otros hasta que empiezan a fijar su atención en las cosas externas, tales como el grupo con el que se reúnen o las doctrinas en las que están de acuerdo. Un cristiano puede creer que el arrebatamiento es antes de la tribulación, mientras que otro cree que es después de la tribulación. Ellos pueden discutir y pelear sobre sus desacuerdos doctrinales. Mientras estemos centrados en doctrinas, habrá división. Hay muchas doctrinas, pero solamente hay una comunión intrínseca. Si sólo cuidamos de la comunión intrínseca, el fluir de la vida divina, el cual es como la circulación de nuestro cuerpo, estaremos bien. Debemos limitarnos al fluir, a la comunión de la vida divina. Debemos vivir dentro de esta comunión intrínseca y cuidar de ella, la cual es del Dios Triuno, de los apóstoles y de todos los creyentes.

La comunión del Espíritu en el espíritu regenerado de todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo

La comunión intrínseca de las iglesias es la comunión del Espíritu en el espíritu regenerado de todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo (2 Co. 13:14; Fil. 2:1). Segunda Corintios 13:14 se refiere a “la comunión del Espíritu Santo”, y Filipenses 2:1 menciona la “comunión del espíritu”, refiriéndose al espíritu humano. Por lo tanto, la comunión intrínseca pertenece al Espíritu divino que reside en nuestro espíritu humano.

Nosotros los creyentes venimos de muchos diferentes trasfondos culturales. A pesar de nuestras diferencias externas, todos tenemos la misma comunión intrínseca. Los japoneses, los coreanos, los negros y los blancos se vuelven uno solo en esta comunión. Si nosotros no seguimos las cosas externas, sino que seguimos exclusivamente nuestro espíritu con el Espíritu, estaremos en el fluir. En el recobro del Señor practicamos esta unidad universal en el fluir de la vida divina. Muchos han testificado que nuestras reuniones son una maravilla porque todas las razas están reunidas como uno solo. Podemos reunirnos en unidad porque sólo nos importa la comunión intrínseca.

La comunión basada en la única creencia (la fe) de todos los miembros del Cuerpo orgánico

de Cristo de acuerdo con la enseñanza de los apóstoles: la enseñanza única

del Nuevo Testamento

La comunión está basada en la creencia única (la única fe) de todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo de acuerdo con la enseñanza de los apóstoles: la enseñanza única del Nuevo Testamento (Jud. 3; 1 Ti. 3:9; 2 Ti. 4:7; Hch. 2:42). Todos tenemos que conocer nuestra fe, la fe objetiva. Esta fe es nuestra creencia cristiana, las cosas en las que creemos, no nuestra acción de creer. Todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo tienen la comunión que está basada en la fe, la única creencia. Todo lo que creamos es según la enseñanza de los apóstoles, la enseñanza única del Nuevo Testamento.

Cualquier comunión especial basada en algún viento de enseñanza

es uno de los tres factores (una comunión especial o un nombre especial

o un terreno especial) de una secta

La comunión entre los creyentes no debe estar basada en ningún viento de enseñanza (Ef. 4:14). Si nuestra comunión está basada en las diferentes enseñanzas que son vientos, estas enseñanzas serán uno de los tres factores de una secta: una comunión especial, un nombre especial, o un terreno especial. Cualquiera de estas tres hará que

lleguemos a ser una secta o división (Gá. 5:20). Por lo tanto, tenemos que evitar cualquier comunión especial basada en algún viento de enseñanza.

LA RELACION ORGANICA DE LAS IGLESIAS

La relación única de la única iglesia (la iglesia universal

compuesta de todas las iglesias locales)

La relación orgánica de las iglesias es la relación de la iglesia única: la iglesia universal compuesta de todas las iglesias locales (1 Co. 12:28). Hoy en día en el recobro del Señor hay cerca de mil ciento cincuenta iglesias en toda la tierra. Existen muchas iglesias locales, pero hay una comunión que es única, universal e intrínseca, que tiene por objeto la relación orgánica de las iglesias.

No tener ninguna relación limitada a una autonomía local, ni ninguna relación federada, sino una relación única

entre todas las iglesias locales en el único y universal

Cuerpo orgánico de Cristo

Los ancianos de cada una de las iglesias locales deben considerar qué clase de relación tienen las iglesias entre sí. ¿Acaso está la relación de la iglesia limitada a los hermanos en la localidad? ¿Acaso está la iglesia en comunión con todas las iglesias en el recobro del Señor? Es posible que los hermanos encargados en cierta localidad tengan “pláticas privadas” entre ellos. Cuando otro hermano encargado viene de otra localidad a reunirse con ellos, tal vez dejen de hablar. Antes de que el otro hermano viniera, hablaban libremente. Cuando él llegó, dejaron de hablar. Este hermano fue excluido de la relación privada de aquéllos. Dos iglesias podrían estar muy cerca una de la otra geográficamente, y aún así, tener una relación separada. Estas dos iglesias tal vez no quieran que la una se entere de los asuntos de la otra. Es muy difícil ver a dos ancianos de dos localidades diferentes hablando libremente. No entienda mal lo que yo estoy tratando de decir aquí. No estoy en pro de que las iglesias sean federadas, ni tampoco de que sean autónomas. Yo sólo estoy a favor de la comunión única y universal que es para la relación orgánica de las iglesias. La relación de cada iglesia debe ser la comunión única y universal de la vida divina. En esta comunión, las iglesias no deben tener nada en privado, excepto ciertos casos individuales, que tienen que ver con asuntos confidenciales y personales.

Es posible que algunos digan: “¿No tienen las iglesias sus cuentas separadas?” Puede ocurrir que dos ancianos están hablando sobre su situación financiera local, pero cuando un hermano de otra localidad se les une, cambian el tema. Ellos quieren

mantener a privado sus cuentas. Pero nuestras finanzas no son algo que debemos mantener en secreto. No hay nada de malo en que una iglesia local esté pobre, que no tenga mucho dinero, y que tenga comunión con otras iglesias y les haga saber sus necesidades. De otra forma, ¿cómo puede una iglesia enterarse de la necesidad de otra? Puede ser que una iglesia sea muy rica y que tenga abundancia de fondos. Si esta iglesia no tiene la libertad de preguntar por las necesidades de otra iglesia, ¿cómo podría ayudarla? La abundancia de una iglesia local no es solamente su abundancia. Es la abundancia del Cuerpo. Es perfectamente correcto que una iglesia rica les diga a las iglesias pobres que tiene abundancia. De la misma forma también es correcto que las iglesias pobres les digan a las iglesias ricas de sus necesidades. Quizá una iglesia tenga abundancia material, mientras otras tres iglesias tienen una necesidad urgente. Si nuestra relación está limitada a nuestra localidad, el Cuerpo de Cristo sufre mucho.

Lo que estoy diciendo no está relacionado con federación. Nosotros no queremos tener una federación. El camino que debemos tomar es el camino de la comunión única y universal de todas las iglesias. Es posible que los hermanos que estén cuidando de una iglesia que está en necesidad sean muy orgullosos para decirles a otras iglesias que dicha iglesia está en necesidad. Esto no es correcto; este tipo de orgullo produce separación. No hay nada de malo en que una iglesia en necesidad aproveche la oportunidad para tener comunión con otra iglesia local que tenga más dinero. La iglesia que tiene abundancia debe considerar la necesidad de la otra iglesia como su necesidad. La Biblia frecuentemente nos exhorta a cuidar de los que están en necesidad. Si cuidamos a los individuos en esta forma, ¿no debemos cuidar de las iglesias de la misma manera? Las iglesias no están divididas ni separadas, no importa cuán lejos estén una de otra geográficamente. Las iglesias son una. ¡Qué bueno es que las iglesias puedan seguir adelante en unidad!

Las iglesias no deben tomar los asuntos relacionados con su avance en el Señor como algo privado, sin embargo, como hemos mencionado, hay algunos casos individuales en una iglesia local que se deben mantener en secreto. Si hay alguien en inmoralidad, o en una situación pecaminosa, este asunto se debe quedar dentro de aquella iglesia local. Esos asuntos se deben guardar en secreto. Exponer asuntos personales de otros, que se nos han confiado, es incorrecto. A los doctores en medicina no se les permite exponer las deficiencias de sus pacientes. A los pastores no se les permite exponer públicamente los asuntos morales de un miembro de su iglesia. Esto no está permitido. La finalidad de la iglesia local no es condenar a las personas, es rescatar, recobrar y amar a las personas. La iglesia no ha sido comisionada para condenar o arrestar a la gente como si fuera una comisaria de policía. La iglesia local debe ser un órgano que ama a los pecadores, a los descarriados, y a los caídos. Su función no es condenar, sino rescatar.

Gálatas 6:1 dice que si alguien entre nosotros es sorprendido en alguna falta, debemos ejercitar un espíritu de mansedumbre para recobrarlo. Cuando estamos tratando de recobrar a una persona, es necesario cubrirla. Cubrir es proteger. Debemos proteger al pecador. Sin embargo, esto no quiere decir que toleremos el pecado. No podemos tolerar el pecado, pero sí debemos tratar en privado los asuntos pecaminosos de las personas, con la meta de recobrarlas. No hay necesidad de que otras iglesias se enteren de estas situaciones.

Sin embargo, para que la iglesia siga adelante, existe la necesidad de tener mucha comunión. Todas las iglesias locales son una sola iglesia. Existe una relación orgánica entre todas las iglesias. Su relación no es organizacional. La relación de las iglesias debe ser orgánica, de acuerdo con la vida divina y basada sobre la comunión orgánica de la vida divina. Si mantenemos esta visión seremos salvos de muchos problemas.

Cuando el primer grupo de apóstoles estuvo en la tierra, las iglesias eran uno orgánicamente. Sin embargo, después de un tiempo, las iglesias comenzaron a degradarse y a dividirse. Al comienzo del cuarto siglo, en el año 325 d. de C., Constantino celebró un concilio en Nicea. El presidió ese concilio para hacer que todos los principales maestros de ese tiempo se pusieran de acuerdo. Finalmente, el resultado de ese esfuerzo fue la formación de la Iglesia Católica. Realmente, no hay nada de malo con ser “católico” en el sentido correcto. Ser católico es ser universal o todo-inclusivo. En el sentido correcto, todas las iglesias deben ser “católicas”; deben ser universalmente uno. Sin embargo, la palabra “católico” ha sido dañada. La Iglesia Católica ha creado una gran jerarquía. Esta jerarquía provino de la enseñanza errónea de Ignacio, quien dijo que un sobreveedor u obispo tiene una posición más alta que la de un anciano. De esta enseñanza errónea provino la jerarquía de obispo, arzobispo, cardenal, y Papa de la Iglesia Católica. Esta enseñanza es también la fuente del sistema de gobierno eclesiástico episcopal. Tal jerarquía anula la posición de Cristo como Cabeza. Debemos aborrecer esa práctica de jerarquías.

Cuando los Hermanos fueron levantados, ellos atacaron fuertemente la práctica de la jerarquía del catolicismo. Sin embargo, con el tiempo los Hermanos se dividieron a causa de sus enseñanzas doctrinales. John Nelson Darby fue acusado de intentar unificar las iglesias a manera de federación. Un maestro, G. H. Lang, como reacción en contra de Darby, enseñó que toda asamblea local debe ser autónoma. Esta enseñanza de autonomía dañó a los Hermanos, causando división tras división.

En relación con la iglesia, la práctica de autonomía es incorrecta, y la práctica de federación también lo es. La iglesia no es ni federada ni autónoma. Solamente debemos ocuparnos de la práctica del Cuerpo, de la vida de la iglesia, como organismo del Dios

Triuno. En el recobro del Señor, no practicamos ni la autonomía ni la federación. Solamente tenemos una práctica basada en la comunión única y universal del Cuerpo de Cristo. La iglesia en una localidad no debe tener la actitud de que no tiene nada que ver con otra iglesia en otra localidad. Tenemos que admitir que se ha infiltrado tal comprensión intrínseca de la relación de separación y autonomía de las iglesias, y hasta cierto punto ha llegado a existir en el recobro. Esta comprensión es intrínsecamente incorrecta. Las iglesias no deben practicar el tener relaciones de separación y de autonomía entre ellas. También es incorrecto que las iglesias practiquen una relación de federación. Debemos practicar la relación única basada en la comunión única y universal del Cuerpo de Cristo.

La relación orgánica de las iglesias está basada en la comunión única y universal entre todos los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo (cfr. Fil. 2:1). Esta relación orgánica es practicada única y universalmente entre todas las iglesias locales como único Cuerpo orgánico de Cristo, la única iglesia en el universo. Las iglesias no deben tener una relación limitada por una autonomía local, y tampoco deben tener una relación de federación, sino que deben tener una relación única entre todas las iglesias locales en el único, universal y orgánico Cuerpo de Cristo.

CAPITULO CINCO

EL FACTOR INTRINSECO DE LOS VIENTOS DE ENSEÑANZA

CON SU PROPOSITO

Lectura bíblica: Mt. 13:19; 1 Ti. 1:3-4; 6:3; Ef. 4:14; 2 Ti. 2:18; Hch. 8:3; 1 Co. 1:10-11

BOSQUEJO

I. El factor intrínseco de los vientos de enseñanza: A. Los vientos de enseñanza:

1. Los vientos: a. El soplo diabólico del maligno—Mt. 13:19. b. Produciendo tormentas en la iglesia.

2. Las enseñanzas sopladas: a. Diferentes de las enseñanzas neotestamentarias acerca de la

economía de Dios para la edificación del único Cuerpo orgánico de Cristo—1 Ti. 1:3-4; 6:3.

b. Tal como las enseñanzas del judaísmo, gnosticismo, etc., en los tiempos antiguos, y como las enseñanzas actuales con respecto a autonomía absoluta de una iglesia local, a no tener autoridad delegada, a tener democracia en vez de teocracia, a no tener padre espiritual, etc.

B. El factor intrínseco de tales enseñanzas sopladas: 1. Las artimañas de los hombres: las maneras sutiles del hombre, de

engañar. 2. Es decir, la astucia del hombre con miras a un sistema de error: el

engaño maquinado del hombre para inducir a la gente en el sistema satánico de error—Ef. 4:14.

II. El propósito de los vientos de enseñanza: A. El propósito maligno del enemigo Satanás contra la economía eterna de

Dios. B. Trastornar la fe de algunos creyentes—2 Ti. 2:18. C. Asolar la vida de la iglesia—Hch. 8:3. D. Frustrar la edificación del Cuerpo orgánico de E. Cristo. F. Derribar la edificación del Cuerpo orgánico de G. Cristo.

H. Dividir los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo: causando divisiones (sectas) interminables, en odio y celo, en lugar de guardar la unidad única del Cuerpo de Cristo, en amor y bondad—1 Co. 1:10-11.

EL FACTOR INTRINSECO DE LOS VIENTOS DE ENSEÑANZA

CON SU PROPOSITO

Oración: Señor, cuánto te agradecemos que nos trajiste a las cuatro reuniones anteriores. Nuestra confianza todavía está en Ti. No tenemos confianza en nosotros mismos. Señor, nuestra confianza está en Tu bendición. Sin Tu bendición no podemos hacer nada. Señor, cúbrenos, límpianos y perdónanos por toda nuestra pecaminosidad. Está con nosotros. Concédenos Tu rica unción con Tu ungüento santo. Cuánto necesitamos esto. Necesitamos Tu presencia. Necesitamos Tu hablar actual. Necesitamos que Tú hables en nuestro hablar. Señor, vindica Tu recobro. Queremos ser uno contigo y estar en un espíritu contigo. Señor, derrota al enemigo y sé victorioso para Tu reino y para Tu expansión. Logra la victoria en la predicación del evangelio, en las reuniones de hogar, en el perfeccionamiento de los santos, y en el profetizar para la edificación orgánica de Tu Cuerpo. Señor, mientras peleamos por Tu reino, no podemos olvidarnos de nuestro enemigo, quien es Tu enemigo. Lo acusamos ante Tu trono de autoridad. Señor, te pedimos que lo venzas y lo avergüences a lo sumo. Que toda la gloria sea Tuya y que todas las bendiciones estén sobre nosotros. Te damos gracias. Amén.

En los capítulos previos, hemos hablado de los cuatro asuntos intrínsecos de la iglesia. En este capítulo llegamos a otro asunto intrínseco el cuál es negativo: el factor intrínseco de los vientos de enseñanza con su propósito. Los cuatro capítulos previos, que tratan de los asuntos intrínsecos positivos de la iglesia, pueden ser considerados como una comunión relacionada con el “día”. La comunión presentada en este capítulo puede ser considerada como algo relacionado a la “noche”. De acuerdo con lo que Dios creó, existe el día y la noche; la mañana y la tarde. Necesitamos el día y también necesitamos la noche. Durante la noche, tenemos la luna y las estrellas. La luna representa la iglesia (Cnt. 6:10), y las estrellas representan los santos (Dn. 12:3; Mt. 5:14; Fil. 2:15). La luna y las estrellas brillan durante la noche. Para que brillemos necesitamos la noche. Por supuesto, también necesitamos el día, en el cual Cristo brilla como el sol (Mal. 4:2; Lc. 1:78-79). Cristo brilla en el día, pero en la noche es reflejado por la luna, o sea, la iglesia, y El brilla en la noche por medio de las estrellas, o sea, los santos. En la noche la iglesia y los santos brillan. En este capítulo tendremos comunión acerca de algo relacionado con la “noche”, pero esta comunión estará bajo la luz brillante de la iglesia y de los santos, la luna y las estrellas.

EL FACTOR INTRINSECO DE LOS VIENTOS DE ENSEÑANZA

Ahora que ya hemos visto la esencia intrínseca, el crecimiento intrínseco, la edificación intrínseca y la comunión intrínseca de la iglesia, necesitamos ver el factor intrínseco de los vientos de enseñanza con su propósito. Un factor intrínseco es un factor oculto, es un factor que no se ve. Para ver este factor intrínseco necesitamos un entendimiento apropiado y agudo que pueda penetrar dentro de toda la situación. Todo viento de enseñanza aparentemente es muy bueno. Si no fuera bueno en apariencia nadie lo aceptaría. Sin embargo, dentro de los vientos de enseñanza, intrínsecamente hay algo diferente que no es bueno.

Efesios 4:14 dice: “Para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de doctrina, en las artimañas de los hombres, en astucia con miras a un sistema de error” (gr.). “En las artimañas de los hombres” está en aposición con “en astucia”, que es “con miras a un sistema de error”. Las artimañas en este versículo son de hombres, y el sistema de error es de Satanás. El hombre tiene las artimañas, la astucia, pero no puede tener un sistema en este universo. Sin embargo, Satanás sí puede tener un sistema de error. Las artimañas y la astucia del hombre están relacionadas con el sistema satánico de error.

Efesios 4:14 puede ser considerado como la conclusión de la historia del cristianismo. El cristianismo está lleno de las artimañas y la astucia de hombres. En griego la palabra que se traduce “artimañas” se refiere al engaño usado por los jugadores de dados. Un jugador astuto sabe cómo jugar dados a fin de engañar a su oponente. Las artimañas de los hombres es un método de engaño. Este método de engaño es astuto, así que llega a ser la astucia misma. “Las artimañas de los hombres” implica fraude y engaño de hombres. La historia del cristianismo nos muestra que puede existir fraude y engaño en la comúnmente llamada enseñanza cristiana.

Los vientos de enseñanza

Necesitamos ver lo que son los vientos de enseñanza. Estos vientos son los soplos diabólicos del maligno. En Mateo 13:19, el Señor dijo: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón”. El maligno es Satanás (1 Jn. 5:19). Satanás, el maligno, es también quien sembró la cizaña, es decir, los creyentes falsos entre los creyentes verdaderos (Mt. 13:25, 38-39). La cizaña se parece al trigo, y es imposible ver la diferencia entre ellos hasta que el fruto es producido al tiempo de su madurez. El fruto del trigo es amarillo dorado, pero el fruto de la cizaña es negro. La siembra de la cizaña, quienes son los hijos del maligno (Mt.

13:38), fue la obra de Satanás, el maligno. El propósito maligno al hacer esto es corromper a los hijos de Dios quienes son el trigo.

Los vientos diabólicos del maligno traen tempestades a la iglesia. He estado en la vida de la iglesia cerca de sesenta años y he visto muchas tormentas. Estuve dieciocho años en la obra con el hermano Nee, y durante ese periodo de tiempo hubo tres o cuatro tormentas, las cuales ocurrieron con una diferencia de cinco años aproximadamente. Salí de la China continental con destino a Taiwan en 1949 y más adelante, en 1962, vine a los Estados Unidos de América. En estos últimos cuarenta años, hemos tenido una tempestad cada doce años aproximadamente. Una tempestad es creada por vientos y olas. Efesios 4:14 habla acerca de ser zarandeados por olas y llevados por todo viento de enseñanza. Después del viento vienen las olas. El viento más las olas equivalen a una tempestad. Por mi experiencia a través de los años, sé que no necesitamos sentirnos amenazados por la tormenta. Ninguna tormenta viene y permanece para siempre. La tempestad viene y se va.

Las enseñanzas que llegan a ser vientos son las “enseñanzas que producen vientos”. Estas enseñanzas son diferentes de la enseñanza neotestamentaria concerniente a la economía de Dios para la edificación del único Cuerpo orgánico de Cristo (1 Ti. 1:3-4; 6:3). Primera Timoteo 1:3-4 dice: “Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la dispensación de Dios que es por fe” (gr.) Efeso fue el lugar donde Pablo intencionalmente permaneció tres años. En Hechos 20 Pablo dijo que durante esos tres años, él enseñó públicamente y de casa en casa, que no cesó de amonestar a cada uno con lágrimas, y que no rehuyó declarar todo el consejo de Dios a los santos (vs. 20, 31, 27). El consejo de Dios, sin duda, se refiere a la economía de Dios, el plan eterno de Dios. Pablo enseñó la economía de Dios noche y día, públicamente en las reuniones y personalmente de casa en casa. Pablo no rehuyó decir a los santos de Efeso cualquier cosa que fuera provechosa para ellos, y sin duda incluyó las cosas de su vida diaria. Pablo había hecho bastante por la iglesia en Efeso, sin embargo, años después, él todavía estaba muy preocupado por la iglesia allí. Cuando él partió rumbo a Macedonia, le encargó a Timoteo que se quedara en Efeso para que encargara a algunos que no enseñaran diferente doctrina. No eran muchos, eran solamente unos pocos los que enseñaban diferente doctrina. Esto significa que aun en el tiempo de Pablo había algunos que enseñaban cosas diferentes de la enseñanza de Pablo.

“La dispensación de Dios” a la cual se refiere en 1 Timoteo 1:4 es “la economía de Dios”. La palabra economía es la transliteración al español de la palabra griega oikonomía.Oikonomía está compuesta de dos palabras griegas: oikos, que significa casa

y nomos, que significa ley. Por lo tanto, oikonomía significa la ley de una casa, el gobierno de la familia o la administración familiar. Dios tiene una casa universal y grande, así mismo, Dios tiene Su ley, Su gobierno, es decir, Su administración con respecto a Su casa. Esta administración del hogar es la economía de Dios. La economía de Dios, que es en fe, lleva a cabo el dispensar de Dios mismo. Dios en Su Trinidad divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu— desea dispensarse a Sí mismo dentro de Sus creyentes. La economía de Dios es la administración de la casa de Dios para el dispensar de Sí mismo dentro de Su pueblo escogido. Esta es la línea central de la enseñanza neotestamentaria.

El Nuevo Testamento enseña cómo el Dios Triuno se encarnó para así ser un hombre. Este Dios-hombre vivió una vida santa, una vida justa, una vida brillante, una vida de luz. El vivió tal vida por treinta y tres años y medio. Después que El terminó tal testimonio en Su vivir humano, El murió en la cruz una muerte todo-inclusiva. Su muerte resolvió todos los problemas del universo relacionados con Dios y nosotros. Después de salir de la muerte, El entró en otra etapa, la etapa de la resurrección. En resurrección El fue engendrado como Hijo primogénito, el Primogénito entre muchos hermanos (Hch. 13:33; Ro. 8:29). En resurrección El también llegó a ser Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), impartiéndose a Sí mismo dentro de nosotros, Sus creyentes, para ser nuestra vida, haciéndonos los hijos de Dios. Antes de Su resurrección, Dios sólo tenía un Hijo, Su Hijo unigénito. Pero en resurrección Dios ganó muchos hijos, quienes son los muchos hermanos del Hijo primogénito, Cristo.

Como hemos visto en el capítulo tres, estos hijos fueron llevados al Padre por el Hijo y ofrecidos al Padre como un regalo corporativo (Sal. 68:18; Ef. 4:8). Después, Dios el Padre en Su administración, devolvió este regalo al Hijo como dones. Después, el Hijo dio estos dones a Su Cuerpo para su edificación (Ef. 4:11-12). Es maravilloso que todos nosotros, los creyentes, somos dones para funcionar en el Cuerpo de Cristo, para la edificación del Cuerpo de Cristo. Somos dones dados al Cuerpo de Cristo y estamos trabajando para el Cuerpo de Cristo, para que el Cuerpo de Cristo crezca, aumente y se edifique, hasta llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Cuando lleguemos a este estado, la novia estará preparada, y el Novio, Cristo, vendrá para tener Su boda. Espero y aguardo con anhelo ser parte de aquella novia, y estar listo para las bodas del Cordero, el Novio universal (Ap. 19:7-9). Como dones dados a las iglesias por el Hijo desde el Padre, estamos laborando y preparándonos para la boda venidera.

Los veintisiete libros del Nuevo Testamento enfatizan una cosa: la economía neotestamentaria de Dios, cuyo contenido es el Dios Triuno pasando por los procesos de la encarnación, el vivir humano, la muerte todo-inclusiva y la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante y para producir el Cuerpo de Cristo que ha de ser expresado en

muchas localidades como las iglesias locales. Esto es la economía de Dios y no debemos enseñar ninguna otra cosa aparte de esto. Necesitamos enseñar la economía de Dios en una manera intrínseca. Entonces, hablaremos la misma cosa que habla el Nuevo Testamento. Enseñar cualquier otra cosa aparte de la economía de Dios, es enseñar algo diferente de lo que enseña el Nuevo Testamento. Necesitamos mantenernos en la linea central de la economía neotestamentaria de Dios. De esta manera no seremos involucrados o influidos por las diferentes enseñanzas, las enseñanzas que producen los vientos.

Las enseñanzas que producen los vientos son como las enseñanzas del judaísmo, gnosticismo, etc. de la antigüedad, y como la enseñanza de tener autonomía absoluta de una iglesia local, de no tener autoridad delegada, de tener democracia en lugar de teocracia, de no tener padre espiritual, etc., lo cual se enseña actualmente. Los judaizantes en los días de Pablo propagaban el judaísmo y también predicaban el evangelio. Filipenses 1:15-18 dice que éstos predicaron el evangelio por rivalidad y celos hacia Pablo. En 3:2 Pablo les llamó perros, malos obreros y cortamiento despreciable. El término “cortamiento”, que significa mutilación, es un término despectivo de circuncisión. Henry Alford señala, en su comentario sobre Filipenses, que los perros, los malos obreros y los del despreciable cortamiento, como es mencionado en Filipenses 3, son aquellos que predican el evangelio en rivalidad contra Pablo como se menciona en el capítulo 1. Estas personas predicaban el evangelio, pero en realidad eran malos obreros. La enseñanza de estos judaizantes fue un viento que “arrastraría” a algunos de los santos apartándolos de la linea central que es Cristo y la iglesia. En los tiempos de Pablo también estaban los gnósticos quienes predicaban su forma de sabiduría griega. Ellos también enseñaban algo diferente de la enseñanza de Pablo, la cual se enfocaba en la economía neotestamentaria de Dios, con el fin de estorbar la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo.

Hoy en día también hay enseñanzas que son vientos y que tienen como meta desviarnos del propósito central de Dios. Hemos señalado que la enseñanza acerca de la autonomía absoluta de una iglesia local se ha estado infiltrando sutilmente en el recobro del Señor. Un libro escrito por G. H. Lang titulado The Churches of God [Las iglesias de Dios] fue promovido por algunos hermanos. En este libro Lang habla acerca de la autonomía de la iglesia local. La enseñanza de la autonomía arruinó las asambleas de los Hermanos. En un corto período, los Hermanos llegaron a dividirse y formaron así muchas divisiones. Incluso en una localidad los Hermanos tenían cinco asambleas autónomas e independientes. Yo sé de una asamblea de los Hermanos que se dividió por el asunto de que si se debía tocar el piano o el órgano en las reuniones. Debido a este desacuerdo, ellos se dividieron en dos asambleas; una asamblea usaba el piano y la otra, el órgano.

En 1933 el hermano Nee fue invitado a Inglaterra para visitar a los Hermanos. Luego él viajó a los Estados Unidos y Canadá para visitar a los Hermanos allí. Cuando él regresó de su viaje, nos dio un reporte de cómo las asambleas de los Hermanos estaban divididas. El nos dijo que la situación de ellos era de confusión. Aun en una ciudad podía haber muchas asambleas de los Hermanos. Esto hizo que el hermano Nee estudiara la Biblia otra vez para averiguar cuáles eran los limites de una asamblea local, una iglesia local. En 1934 él publicó un libro titulado La Vida de Reunión [no está aún traducido del chino]. En ese libro de cuatro capítulos, él nos dijo que los límites y la jurisdicción de una asamblea local, es decir, una iglesia local, tiene por limite la ciudad en donde ella está. Tres años después, en 1937, el hermano Nee vio y compartió más en cuanto al terreno de la iglesia. Esta verdad está en La vida cristiana normal de la iglesia. En este libro él señaló que debido a que el límite de una iglesia local es el límite de la ciudad en la cual se encuentra la iglesia, el terreno sobre el cual la iglesia local puede ser edificada, basado en la unidad única del Cuerpo de Cristo, es también la ciudad en la cual se encuentra la iglesia. Enseñar que las iglesias locales son absolutamente autónomas, es dividir el Cuerpo de Cristo.

Otro viento de enseñanza hoy en día es la enseñanza de que no hay autoridad delegada. Algunos dicen que no hay autoridad designada por Dios para representarlo en la tierra. Pero la Biblia nos dice claramente que el esposo es la cabeza de la esposa (Ef. 5:23) y que la cabeza de la mujer es el varón (1 Co. 11:3). La Biblia también indica claramente que los padres son la autoridad delegada sobre los hijos (Ef. 6:1-3; Col. 3:20). Romanos 13 nos dice que los gobiernos humanos son las autoridades delegadas por Dios para gobernar sobre la tierra.

Considere qué clase de vida matrimonial sería si el esposo no fuera la cabeza. ¿Qué ocurriría si no hubiera gobierno en una ciudad o un país? Sería una situación en la que habría anarquía y no habría ley. Si no hubiera policía en una gran ciudad, habría mucho desorden, caos y crimen desenfrenado. El esposo como la cabeza de la esposa es la autoridad delegada por Dios sobre la familia; los padres son la autoridad delegada sobre los hijos; y los gobiernos son las autoridades delegadas, las cuales Dios usa para gobernar la tierra. Estas autoridades gubernamentales obran para que nosotros podamos ministrar Cristo unos a otros y para que podamos predicar el evangelio en un ambiente pacífico, ordenado y apropiado. La enseñanza de que no hay autoridad delegada no se encuentra en la Biblia.

También existe la autoridad delegada en el Cuerpo de Cristo. El Nuevo Testamento nos muestra claramente que en la iglesia local debe haber un gobierno constituido de ancianos asignados por los apóstoles (Hch. 14:23; Tit. 1:5). La Biblia nos dice que los ancianos son los que toman la iniciativa (Ro. 12:8). Si queremos mantener buen orden

en la casa de Dios, debemos tener a los que toman la delantera, y conforme a Hebreos 13:17 todos los santos deben obedecer y someterse a ellos. Esto es necesario para la edificación de la iglesia.

Los apóstoles constituyen ancianos en las iglesias que ellos levantan (Hch. 14:23), y los ancianos todavía tienen que recibir las instrucciones y la dirección de parte de los apóstoles (1 Ti. 3:14-15; Tit. 1:5-9; Hch. 20:17-18a, 28:32, 35), aunque en realidad la responsabilidad de cuidar o guiar a la iglesia es encomendada a los ancianos. Los apóstoles no solamente tienen el deber y la autoridad de constituir a los ancianos, sino que también tienen el deber y la autoridad de destituirlos. Pablo le dijo a Timoteo: “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman” (1 Ti. 5:19-20). Esto indica que después de que un apóstol ha escogido y constituido a los hombres para que sean ancianos, el apóstol todavía tiene la autoridad de tratar con ellos. Esta breve comunión debe ayudarnos a ver que la enseñanza de que no hay autoridad delegada es un viento de enseñanza para frustrar y derribar la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo.

Otro viento de enseñanza, hoy en día, es la enseñanza de la democracia en lugar de la teocracia. La administración de Dios no se lleva a cabo por medio de autocracia ni de democracia, sino por medio de teocracia. La teocracia es el gobierno de Dios con Su autoridad. La nación de Israel en el Antiguo Testamento era una teocracia. Dios ejerció Su administración a través de los sacerdotes por medio del Urim y del Tumim sobre el pectoral (Ex. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8; 1 S. 28:6; Esd. 2:63; Neh. 7:65). Este fue el gobierno de Dios en tipología. En el Nuevo Testamento, en la iglesia, debe también existir la teocracia. Hoy día la realidad del Urim y del Tumim está en nosotros. La realidad del Urim y del Tumim es el Dios Triuno como Cristo, quien es el Espíritu vivificante en nosotros. Hoy administramos las iglesias según la guía del Espíritu dentro de nosotros. Hoy día, esto es nuestro Urim y Tumim.

Es correcto que la gente del mundo quiera tener la democracia. Hablando en términos humanos, la democracia es una forma maravillosa de gobierno. Sin embargo, es una vergüenza que haya democracia en la iglesia, pues esto significa que cualquiera puede hablar lo que le agrade. Una iglesia local que practica la democracia es como la iglesia en Laodicea (Ap. 3:14). La palabra “Laodicea” en griego significa la opinión del pueblo. La iglesia en Laodicea representa la iglesia en degradación. Los “microbios” de la democracia han entrado en algunas de las iglesias. Esta enseñanza de democracia en la iglesia es un viento de enseñanza, un soplar diabólico del maligno.

La intención que está detrás de los vientos de doctrina hoy día tienen un propósito doble: 1) derribar el ministerio actual del Señor en Su recobro; y 2) oponerse a la nueva manera, la manera ordenada por Dios, la cual es la manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo. Si la manera ordenada por Dios y el ministerio actual del Señor nos fueran quitados, ¿qué nos quedaría?

Algunos han dicho: “No necesitamos los mensajes Estudio-vida ni las notas de la Versión Recobro. Podemos leer la Palabra pura de Dios”. Indudablemente, necesitamos la Palabra pura de Dios, pero también necesitamos la explicación apropiada de la Palabra. ¿Cómo podríamos tener un entendimiento del libro de Levítico sin la explicación apropiada? Podríamos leer Levítico una y otra vez sin que tuviéramos mucho entendimiento del mismo. La visión de Pedro en Hechos 10 fue una exposición de Levítico. Pablo también presentó el libro de Levítico en Hebreos. Durante los siglos de la historia de la iglesia, ciertos hermanos han sido levantados para presentar en detalle el libro de Levítico. Hoy, estamos “apoyados en ellos” para heredar todo lo que han entendido y descubierto. Por la misericordia del Señor, al habernos apoyado en ellos, nosotros también hemos visto algo más. Lo que hemos visto está hoy en el Estudio-vida de Levítico. Decir que no tenemos necesidad de tal explicación de la Palabra santa es un viento fuerte de enseñanza que desvía a los santos de la linea central de la economía de Dios.

Otro viento de enseñanza hoy en día es la enseñanza de que no existe un padre espiritual. Algunos han señalado que Pablo no debió decir en 1 Corintios 4:15: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio”. Señalar que Pablo no debió haber dicho que él era el padre espiritual de los corintios, es desechar la autoridad de la Biblia.

El factor intrínseco de tales enseñanzas que producen vientos

En los vientos de enseñanza se habla de la Biblia y de cosas espirituales, ¿pero cuál es el factor intrínseco de tales enseñanzas? En 1933, un hermano entre nosotros recibió una nota de parte del hermano Watchman Nee que decía: “Haz lo correcto, en la manera adecuada, con el espíritu apropiado”. Esta palabra llegó a ser un dicho maravilloso para mí. Siempre debo recordar que necesito hacer lo correcto en la manera adecuada y con el espíritu apropiado. Las cosas que se han estado haciendo hoy en día en relación a estos vientos de enseñanza no son lo correcto y no se han estado haciendo de la manera adecuada ni con el espíritu apropiado. Lo que se ha estado haciendo es incorrecto, la manera es incorrecta, y el espíritu en el cual es hecho es todavía peor. Lo que se ha estado hablando en los vientos de enseñanza son mentiras, o verdades a medias, las

cuales también son mentiras. Las verdades a medias y las insinuaciones son más malignas que una mentira directa. El factor intrínseco de tales enseñanzas que producen vientos es la astucia de los hombres, es decir, las maneras sutiles del hombre para engañar. La astucia de los hombres son las artimañas de los hombres con miras a un sistema de error, o sea, el engaño planeado por el hombre para inducir a la gente en un sistema satánico de error (Ef. 4:14). El sistema de error pertenece al enemigo, Satanás.

EL PROPOSITO DE LOS VIENTOS DE ENSEÑANZA

Ahora necesitamos pasar a ver el propósito de los vientos de enseñanza. El propósito de los vientos de enseñanza es el propósito maligno del enemigo, Satanás, el cual está en contra de la economía eterna de Dios. El propósito de los vientos es derribar la fe de algunos creyentes. La fe de algunos santos ha sido derribada por los vientos de enseñanza. Tal vez ellos no se opongan al recobro del Señor, pero han perdido su fe en cuanto al recobro del Señor. Están en una posición neutral. No asisten regularmente a las reuniones, y no se preocupan tanto por los intereses del Señor como una vez lo hicieron. Han sido dañados.

El propósito de los vientos de enseñanza es asolar la vida de la iglesia (Hch. 8:3). Esto es lo que Saulo de Tarso hizo antes de ser el apóstol Pablo. El propósito de los vientos de enseñanza es también frustrar, derribar el Cuerpo orgánico de Cristo y dividir los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo, causando divisiones interminables (sectas) con odios y celos, en lugar de mantener la unidad única del Cuerpo de Cristo en amor y bondad (1 Co. 1:10-11). De acuerdo con la historia de nuestro pasado, todos los instigadores de las tormentas en el recobro llegaron a ser muy divisivos. Aun se dividieron entre ellos. Su división es interminable. No hay amor ni bondad entre ellos. Lo que ellos hacen está lleno de odio y de celos.

Así que hemos visto el propósito de los vientos de enseñanza y su factor intrínseco, el cual es las artimañas de los hombres en astucia con miras a atraer y dirigir a la gente a un sistema satánico de error. Aquellos que fueron introducidos en el sistema satánico de error han sido anulados con respecto a la edificación del Cuerpo de Cristo, lo cual está en la línea central de la economía neotestamentaria de Dios.

Estoy muy agradecido con el Señor porque la mayoría de los santos en las iglesias tienen el discernimiento apropiado. Ellos no serán sacudidos, zarandeados ni desviados. ¡Gracias al Señor que hoy en día todavía estamos aquí en el avance de Su recobro!