137
Gracias por bajar libros de El Ortiba http://elortiba.galeon.com [email protected] [email protected] Días y Noches de Amor y de Guerra Eduardo Galeano Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

Eduardo Galeano - Días y Noches de Amor y de Guerra

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Imperdible.

Citation preview

  • Gracias por bajar libros de El Ortiba

    http://elortiba.galeon.com

    [email protected]

    [email protected]

    Das y Noches de Amor y de Guerra

    Eduardo Galeano

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Edicin Original: Editorial Laia, Barcelona

    Primera Edicin en Biblioteca Era: 1983

    Segunda edicin (Corregida): 2000

    ISBN: 968-411-496-6

    Todo lo que aqu se cuenta, ocurri.

    El autor lo escribe tal como lo guard

    su memoria. Algunos nombres, pocos,

    han sido cambiados

    Este libro est dedicado a

    Helena Villagra

    En la historia, como en

    la naturaleza, la podredumbre

    es el laboratorio de la vida.

    Carlos Marx

    De la contraportada:

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Las prosas cortas que componen este libro no son prosas dispersas. Pese a que no las une ningunatrama, las une y anima un solo motivo: la necesidad de recordar los das y las noches -en Guatemala, enUruguay, en Argentina y tambin en Cuba, en Brasil y en todas partes adonde los exiliados fueron a dar- en que el amor y la guerra lo significaba todo. De hecho algo ms que la necesidad de la memoria es loque entreteje a todas estas prosas, breves, precisas en inolvidables: el placer de recordar a muchos queahora estn muertos y a otros que an estn con vida. En este libro, el autor de Las venas abiertas deAmrica Latina acopia recuerdos - pavorosos muchos, tiernos otros, jocosos algunos, hermosos todos -de gente y situaciones que la mquina de muerte de las dictaduras quisiera borrar para siempre.

    Es un libro conmovedor, notable por dos razones: porque su tema es la tragedia de un continente yporque es una celebracin de la resistencia, de la memoria y de la vida.

    Acerca del autor:

    Eduardo Galeano

    (1940- ) Eduardo Germn Hughes Galeano, nace en Montevideo el 3 de septiembre de 1940. En lconviven el periodismo, el ensayo y la narrativa, siendo ante todo un cronista de su tiempo, certero yvaliente, que ha retratado con agudeza la sociedad contempornea, penetrando en sus lacras y en susfantasmas cotidianos. Lo periodstico vertebra su obra de manera prioritaria. De tal modo que no esposible escindir su labor literaria de su faceta como periodista comprometido.

    A los 14 anos entr en el mundo del periodismo, publicando dibujos que firmaba "Gius", por ladificultosa pronunciacin castellana de su primer apellido. Algn tiempo despus empez a publicarartculos. Se firm Galeano y as se le conoce. Ha hecho de todo: fue mensajero y dibujante, pen enuna fbrica de insecticidas, cobrador, taqugrafo, cajero de banco, diagramador, editor y peregrino porlos caminos de Amrica.

    En sus inicios fue redactor jefe de la prestigiosa revista Marcha (1960-64), publicacin que durantedcadas dio cobijo a las voces ms interesantes de las letras uruguayas y que termin siendo silenciadaen 1974 por la dictadura. En el ano 1964 Galeano es director del diario poca. En 1973 Galeano tuvoque exiliarse a Argentina en donde funda y dirige una revista literaria titulada Crisis, en la que tambindestaca la labor del poeta Juan Gelman. En 1975 se instala en Espana, encontrando un pas que estaba apunto de dar un salto histrico cualitativo, con el octogenario dictador como sombra de s mismo. Resideen Calella, al norte de Barcelona. Publica en revistas espanolas y colabora con una radio alemana y uncanal de televisin mexicano.

    Sus primeros escritos son reportajes de corte poltico en los que la realidad aparece continuamente

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • golpeada por las circunstancias. Tanto el reportaje titulado "China" (1964) como "Crnica de undesafo", del mismo ano, o "Guatemala, un pas ocupado" (1967) reflejan una escritura de urgencia, dedenuncia, que retrata la cotidianeidad de unos tiempos difciles con una escritura situada siempre enprimera lnea de los hechos que vertebran el presente. Con "Las venas abiertas de Amrica latina"(1971), explicativo ttulo, logr su obra ms popular y citada, condenando la opresin de un continente atravs de pginas brutalmente esclarecedoras que se sumergen en la amargura creciente y endmica deAmrica Latina. Esta obra ha sido traducida a dieciocho idiomas y mereci encendidos elogios desdediversos sectores. El escritor alemn Heinrich Bll, Premio Nobel de Literatura en 1972 y autor de"Opiniones de un payaso", obra clave de la literatura contempornea, lleg a decir a propsito de la obrade Galeano que pocas obras en los ltimos tiempos le haban conmovido tanto.

    Junto al Galeano periodista empieza a aparecer el Galeano narrador que prolonga en sus obras su visinde Amrica Latina. De la novela corta "Los das siguientes" (1963) a los relatos contenidos en"Vagamundo" (1973) pasan diez anos pero se mantiene una misma percepcin de las cosas, continuadaen "La cancin de nosotros" que mereco el premio Casa de las Amricas de 1975. En Galeano elcontexto poltico y social no puede eludirse y es el marco central en el que transitan sus historias. "Das ynoches de amor y de guerra" (1978) se enmarca en los difciles das de la dictadura en Argentina yUruguay.

    Con la "Memoria del fuego" hay una recuperacin del pasado indigenista. Esta obra narra la odisea delas dos Amricas, centrndose en los hechos ms cotidianos, componiendo una triloga febril e incisiva,apoyada en la rigurosidad de las fuentes y en la que se entrecruzan crnicas histricas con pinceladas delpresente, siempre en busca de un futuro ms justo. De aquella triloga histrica formaban parte "Losnacimientos" (1982), "Las caras y las mscaras" (1984) y "El siglo del viento" (1986). En los tres libroshay un mismo objetivo y como dice el periodista italiano Gianni Min, una voz incisiva y militante quetrata de impedir que se olvide la tragedia que asola a quienes viven en el ms completo subdesarrollo.

    EL VIENTO ENLA CARA DEL PEREGRINO

    Edda Armas me habl, en Caracas, del bisabuelo. De lo poco que se saba, porque la historiaempezaba cuando l ya andaba cerca de los setenta anos y viva en un pueblito bien adentro de lacomarca de Clarines. Adems de viejo, pobre y enclenque, el bisabuelo era ciego. Y se cas, no se sabecmo, con una muchacha de diecisis.

    Dos por tres se le escapaba. No ella: l. Se le escapaba y se iba hasta el camino. Ah se agazapabaentre los rboles y esperaba un ruido de cascos o de ruedas. El ciego sala al cruce y peda que lollevaran a cualquier parte.

    As lo imaginaba, ahora, la bisnieta: en ancas de una mula, muerto de risa por los caminos, o sentadoatrs de una carreta, envuelto en nubes de polvo y agitando, jubi-loso, sus piernas de pajarito.

    CIERRO LOS OJOS Y ESTOY EN MEDIO DEL MAR

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Perd varias cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adonde fueron a parar.Sal con un poco de ropa y un punado de papeles.

    No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sera como faltarle el respeto al dolor.

    Vida gitana. Las cosas me acompanan y se van. Las ten-go de noche, las pierdo de da. No estoy presode las co-sas; ellas no deciden nada.

    Cuando me separ de Graciela, dej la casa de Monte-video intacta. All quedaron los caracolescubanos y las es-padas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo dems.Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco;y me lanc al camino, hacia lo no sabido, limpio y sin carga.

    La memoria guardar lo que valga la pena. La memo-ria sabe de m ms que yo; y ella no pierde lo quemerece ser salvado.

    Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, despren-didos de la memoria, navegan hacia m: tierradonde nac, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma.

    BUENOS AIRES, MAYO DE 1975: EL PETRLEO ES UN TEMA FATAL

    1.

    Ayer apareci muerto, cerca de Ezeiza, un periodista deLa Opinin. Se llamaba Jorge Money. Tenalos dedos quemados, las unas arrancadas.

    En la redaccin de la revista, Villar Araujo me pregun-ta, masticando la pipa:

    -?Y? ?Cundo nos toca a nosotros?

    Nos remos.

    En la edicin deCrisis ; que est en la calle, hemos pu-blicado la ltima parte del informe de Villar sobreel petrleo enla Argentina. El artculo denuncia el estatu-to colonial de los contratos petroleros vigentesen el pas y cuenta la historia del negocio con toda su tradicin de infamia y crimen.

    Cuando hay petrleo de por medio, escribe Villar, las muertes accidentales no existen. En octubre de1962 en un chalet de Bella Vista, Tibor Berny recibi tres balazos, desde ngulos diferentes y endistintas partes del cuerpo. Segn el dictamen oficial, se trataba de un suici-dio. Berny no era, sinembargo, un contorsionista, sino un alto asesor dela Shell. Al parecer serva, tambin, agente doble otriple, a las empresas norteamericanas. Ms reciente, de febrero de este ano, es el cadver de AdolfoGavalli. Gavalli, que haba sido dirigente gremial de los obreros petroleros, haba cado en desgracia. Laprdida del poder le haba mejorado la cabeza. ltimamente predicaba la nacionalizacin integral delpetrleo. Tena, sobre todo, bastante influencia en el rea militar. Cuando lo cocinaron a tiros en VillaSoldati, llevaba en la mano un portafolios. El portafolios desapareci. Los diarios informaron que elporta-folios estaba lleno de dinero. El robo era, pues, el mvil del crimen.

    Villar vincula estos casos argentinos con otros asesina-tos internacionales con olor a petrleo. Yadvierte en su artculo: "Si usted, lector, se entera de que despus de escribir estas lneas, al cruzar la

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • calle, me aplast un co-lectivo, piense mal y acertar".

    2.

    Novedades. Villar me espera en mi escritorio, muy so-bresaltado. Alguien lo ha llamado por telfono ycon voz nerviosa le ha dicho que el portafolios de Gavalli no contena dinero sino documentos:

    -Nadie sabe qu documentos eran. Solamente yo lo s. Y lo s porque yo se los haba dado. Tengomiedo. Quiero que usted tambin lo sepa, Villar. El portafolios contena... y en ese momento, clic, secort la comu-nicacin.

    3.

    Anoche Villar Araujo no lleg a dormir a su casa.

    4.

    Revolvemos cielo y tierra. Los periodistas anuncian la huelga. Los diarios del interior no han aparecidohoy. El ministro ha prometido ocuparse personalmente del caso. La polica niega tener ningunainformacin. En la revista recibimos llamadas annimas, con datos contradictorios.

    5.

    Villar Araujo ha aparecido anoche, vivo, en una ruta vaca cerca de Ezeiza. Fue abandonado all conotras cuatro personas.

    Ha estado dos das sin comer ni beber y con una capu-cha en la cabeza. Ha sido interrogado, entreotras cosas, sobre las fuentes de informacin de sus artculos. De esos hombres slo ha visto loszapatos.

    La polica federal difunde un comunicado sobre el asun-to. Dice que Villar Araujo haba sido detenidopor error.

    HACE DIEZ ANOS, YO ASIST AL ENSAYO GENERAL DE ESTA OBRA

    1.

    ?Cuntos hombres sern arrancados de sus casas, esta no-che, y arrojados a los baldos con unoscuantos agujeros en la espalda?

    ?Cuntos sern mutilados, volados, quemados?

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • El terror sale de las sombras, acta y vuelve a la oscuri-dad. Los ojos enrojecidos en la cara de unamujer, una silla vaca, una puerta hecha astillas, alguien que no re-gresar: Guatemala 1967, Argentina1977.

    Aqul haba sido oficialmente declarado "el ano de la paz" en Guatemala. Pero ya nadie pescaba en lazona de Gualn, porque las redes atrapaban cuerpos humanos. Hoy la marea devuelve pedazos dehombres a las costas del ro dela Plata. Hace diez anos, los cadveres apare-can en las aguas del roMotagua o eran descubiertos, al amanecer, en los barrancos o al borde de los caminos: esos rostros sinrasgos no seran identificados jams. A las amenazas sucedan los secuestros, los atentados, las torturas,los asesinatos.La NOA (Nueva Organizacin Anticomunista), que proclamaba operar "junto al glorio-soejrcito de Guatemala", arrancaba la lengua y cortaba la mano izquierda de sus enemigos.La MANO(Movimien-to Anticomunista Nacionalista Organizado), que funcio-naba en la rbita de la polica,marcaba con cruces negras las puertas de los condenados.

    En el fondo del lago San Roque, en Crdoba, aparecen ahora cuerpos sumergidos con piedras, comoencontra-ron los campesinos guatemaltecos, en las cercanas del volcn Pacaya, un cementerioclandestino lleno de hue-sos y de cuerpos en descomposicin.

    2.

    En las cmaras de tormento, los torturadores almuerzan ante sus vctimas. Los ninos son interrogadossobre el pa-radero de sus padres; los padres, colgados y picaneados para que digan dnde estn sushijos. Crnica de cada da: "Individuos vestidos de civil con los rostros cubiertos por capuchas negras...Llegaron en cuatro automviles Ford Falcon... Todos estaban fuertemente armados, con pistolas,metralletas e Itakas... Los primeros efectivos po-liciales llegaron una hora despus de la matanza". Lospresos, arrancados de las crceles, mueren en la ley de fugas o en batallas donde no hay heridos ni bajasdel ladodel ejrcito. Humor negro de Buenos Aires: "Los argentinos -dicen- nos dividimos en: aterrados,encerrados, enterrados y desterrados". La pena de muerte se incorpor al Cdigo Penal a mediados del76; pero en el pas se mata, todos los das sin proceso ni sentencia. En su mayora, son muertos sincadveres. La dictadura chilena no ha demorado en imitar el exitoso procedimiento. Un solo fusiladopuede desencadenar un escndalo mundial: para miles de desaparecidos siempre queda el beneficio de laduda. Como en Guatemala, parientes y amigos realizan la peligrosa peregrinacin intil, de prisin enprisin, de cuartel en cuartel, mientras los cuerpos se pudren en los montes y en los basurales. Tcnicade las desapariciones: no hay presos que reclamar ni mrtires para velar. A los hombres se los traga latierra y el gobierno se lava las manos: no hay crmenes que denunciar ni ex-plicaciones para dar. Cadamuerto se muere varias veces y al final slo te queda, en el alma, una niebla de horror y deincertidumbre.

    3.

    Pero fue Guatemala el primer laboratorio latinoameri-cano para la aplicacin de la guerra sucia en granesca-la. Hombres entrenados, orientados y armados por los Estados Unidos llevaron adelante el plan deexterminio. 1967 fue una larga noche de San Bartolom.

    La violencia haba empezado, en Guatemala, anos atrs, cuando un atardecer de junio de 1954, losaviones P-47 de Castillo Armas cubrieron el cielo. Luego las tie-rras fueron devueltas ala United Fruit y

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • se aprob un nuevo Cdigo del Petrleo traducido del ingls.

    Enla Argentina , las Tres A (Alianza Anticomunista Ar-gentina) hicieron su aparicin pblica en octubrede 1973. Si en Guatemala se desencaden la guerra sucia para aplastar a sangre y fuego la reformaagraria y se multiplic luego para borrarla de la memoria de los campesinos sin tierra, enla Argentina elhorror empez cuando Juan Domingo Pern defraud, desde el poder, las esperanzas que habadespertado, durante el largo exilio, en el llano. Humor negro de Buenos Aires: "El poder -dicen-- escomo un violn. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha". Despus; al fin del verano del 76, losmilitares volvieron ala Casa Rosada. Ahora los salarios valen la mitad. Se multiplican los desocupados.Estn prohibidas las huel-gas. Las universidades regresan ala Edad Media. Las gran-des empresasmultinacionales han recuperado la distribu-cin de combustibles, los depsitos bancarios, el comercio dela carne y los cereales. El nuevo cdigo procesal permite trasladar a tribunales de otros pases los pleitosentre las em-presas y la nacin. Se deroga la ley de inversiones extran-jeras: ahora pueden llevarse loque quieran.

    Enla Argentina se celebran ceremonias aztecas. ?A qu dios ciego se ofrece tanta sangre? ?Puede acasoimponer-se este programa al movimiento obrero mejor organiza-do de Amrica Latina sin pagar unprecio de cinco cad-veres por da?

    EL UNIVERSO VISTO POR EL OJO DELA CERRADURA

    Valeria pide a su padre que d vuelta el disco. Le explica queArroz con lechevive al otro lado.

    Diego conversa con su companero de adentro, que se llama Andrs y viene a ser el esqueleto.

    Fanny cuenta que hoy se ahog con su amiga en el ro de la escuela, que es muy hondo, y que desdeall abajo era todo transparente y vean los pies de la gente grande, las suelas de los zapatos.

    Claudio atrapa un dedo de Alejandra, le dice: "Prstame el dedo" y lo hunde en el tarro de leche sobrela hornalla, porque quiere saber si no est demasiado caliente.

    Desde el cuarto, Florencia me llama y me pregunta si soy capaz de tocarme la nariz con el labio deabajo.

    Sebastin propone que nos escapemos en un avin, pero me advierte que hay que tener cuidado con lossermofos y la hcile.

    Mariana, en la terraza, empuja la pared, que es su modo de ayudar a la tierra a que gire.

    Patricio sostiene un fsforo encendido entre los dedos y su hijo sopla y sopla la llamita que no seapagar jams.

    DE LOS MUCHACHOS QUE POR ENTONCES CONOC EN LAS MONTANAS, ?QUINQUEDA VIVO?

    1.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Eran muy jvenes. Estudiantes de la ciudad y campesinos de comarcas donde un litro de leche costabados das en-teros de trabajo. El ejrcito les pisaba los talones y ellos contaban chistes verdes y secagaban de la risa.

    Estuve con ellos algunos das. Comamos tortas de maz. Las noches eran muy fras en la alta selva deGuatemala. Dormamos en el suelo, abrazados todos con todos, bien pegados los cuerpos, para darnoscalor y que no nos mata-ra la helada del alba.

    2.

    Haba, entre los guerrilleros, unos cuantos indios. Y eran indios casi todos los soldados enemigos. Elejrcito los caza-ba a la salida de las fiestas y cuando despertaban de la bo-rrachera ya tenan puesto eluniforme y el arma en la mano.

    As marchaban a las montanas, a matar a quienes moran por ellos.

    3.

    Una noche, los muchachos me contaron cmo Castillo Armas se haba sacado de encima a unlugarteniente peli-groso. Para que no le robara el poder o las mujeres, Casti-llo Armas lo mand enmisin secreta a Managua. Lleva-ba un sobre lacrado para el dictador Somoza. Somoza lo recibi en elpalacio. Abri el sobre, lo ley delante de l, le dijo:

    -Se har como pide su presidente.

    Lo convid con tragos.

    Al final de una charla agradable, lo acompan hasta la salida. De pronto, el enviado de Castillo Armasse encon-tr solo y con la puerta cerrada a sus espaldas.

    El pelotn, ya formado, lo esperaba rodilla en tierra.

    Todos los soldados dispararon a la vez.

    4.

    Conversacin que no s si escuch o imagin en aquellos das:

    -Una revolucin de mar a mar. Todito el pas alzado. Y lo pienso ver con estos mis ojos...

    -?Y se cambiar todo, todo?

    -Hasta las races.

    -?Y ya no habr que vender los brazos por nada?

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • -Ni modo, pues.

    -?Ni aguantar que lo traten a uno como bestia?

    -Nadie ser dueno de nadie.

    -?Y los ricos?

    -No habr ms ricos.

    -?Y quin nos va a pagar a los pobres, entonces, las co-sechas?

    -Es que tampoco habr pobres. ?No ves?

    -Ni ricos ni pobres.

    -Ni pobres ni ricos.

    -Pero entonces, se va a quedar sin gente Guatemala. Porque aqu, sabes vos, el que no es rico, espobre.

    5.

    El vicepresidente se llamaba Clemente Marroqun Rojas. Diriga un diario de estilo estrepitoso, y a lapuerta de su despacho montaban guardia dos gordos con metralletas. Marroqun Rojas me recibi conun abrazo. Me ofreci caf; me palmeaba la espalda y me miraba con ternura. Yo, que haba estado enla montana con los guerrille-ros hasta, la semana anterior, no entenda nada. "Es una trampa", pens, porel gusto de sentirme importante.

    Entonces Marroqun Rojas me explic que Newbery, el hermano del famoso aviador argentino, habasido su gran amigo en los anos juveniles y yo era su vivo retrato. Se olvid de que estaba ante unperiodista. Convertido en Newbery, le escuch bramar contra los norteamericanos porque no hacan lascosas como era debido. Una escua-dra de aviones norteamericanos, piloteados por aviado-resnorteamericanos, haba partido de Panam y haba descargado napalm norteamericano sobre unamontana de Guatemala. Marroqun Rojas estaba hecho una furia porque los aviones se haban vuelto aPanam sin tocartierra guatemalteca.

    -Podan haber aterrizado, ?no le parece? -me deca, y yo le deca que s me parece:

    -Podan haber aterrizado, por lo menos.

    6.

    Los guerrilleros me lo haban contado.

    Varias veces haban visto estallar el napalm en el cielo,sobre las montanas vecinas. Haban encontrado

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • con fre-cuencia las huellas de la espuma derramada al rojo vivo: los rboles quemados hasta las races,los animales car-bonizados, las rocas negras.

    7.

    A mediados de 1954, los Estados Unidos haban sentado a Ngo Dinh Diem en el trono de Saign yhaban fabri-cado la entrada triunfal de Castillo Armas en Guate-mala.

    La expedicin de rescate dela United Fruit cort de un golpe de hacha la reforma agraria que habaexpro-piado y distribuido, entre los campesinos pobres, las tierras eriales de la empresa.

    Mi generacin se asom a la vida poltica con aquella senal en la frente. Horas de indignacin y deimpoten-cia... Recuerdo al orador corpulento que nos hablaba con voz serena, pero echando fuego porla boca, aquella noche de gritos de rabia y de banderas, en Montevideo. "Hemos venido a denunciar elcrimen..."

    El orador se llamaba Juan Jos Arvalo. Yo tena ca-torce anos y nunca se me borr el impacto.

    Arvalo haba iniciado, en Guatemala, el ciclo de re-formas sociales que Jacobo Arbenz profundiz yque Castillo Armas ahog en sangre. Durante su gobierno haba eludido -nos cont- treinta y dostentativas de golpe de estado.

    Anos despus, Arvalo se convirti en funcionario. Peligrosa especie, la de los arrepentidos: Arvalo sehizo embajador del general Arana, senor de horca y cuchi-llo, administrador colonial de Guatemala,organizador de carniceras.

    Cuando lo supe, ya haca anos que yo haba perdido la inocencia, pero me sent como un gurisitoestafado.

    8.

    Conoc a Mijangos en el 67, en Guatemala. Me recibi en su casa, sin preguntas, cuando baj de lasierra a la ciudad.

    Le gustaba cantar, beber buen trago, saludar la vida: no tena piernas para bailar, pero bata palmasanimando las fiestas.

    Tiempo despus, mientras Arvalo era embajador, Adolfo Mijangos fue diputado.

    Una tarde, Mijangos denunci un fraude enla Cma -ra.La Manila Mining Company, que en el Brasilhaba derribado dos gobiernos, haba hecho nombrar ministro de Economa de Guatemala a unfuncionario de la em-presa. Se firm entonces un contrato para quela Hanna explotara, en asociacincon el estado, las reservas de nquel, cobalto, cobre y cromo en las mrgenes del lago Izabal. Segn elacuerdo, el estado se beneficiara con una propina y la empresa con mil millones de dlares. En sucondicin de socia del pas,la Hanna no pagara impuesto a la renta y usara el puerto a mitad de precio.

    Mijangos alz su voz de protesta.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Poco despus, cuando iba a subir a su Peugeot, una rfaga de balazos le entr por la espalda. Cay desu silla de ruedas con el cuerpo lleno de plomo.

    9.

    Escondido en un almacn de los suburbios, yo esperaba al hombre ms buscado por la polica militarguatemalteca. Se llamaba Ruano Pinzn, y l tambin era, o haba sido, polica militar.

    -Mira ese muro. Salta. ?Podes?

    Torc el pescuezo. La pared de la trastienda no termi-naba nunca.

    -No -dije.

    -Pero si vienen ellos, ?vas a saltar?

    Otra que saltar. Si venan ellos, iba a volar. El pnico convierte a cualquiera en campen olmpico.

    Pero ellos no vinieron. Ruano Pinzn lleg esa noche y pude hablar largamente con l. Tena unacampera de cuero negra y los nervios le hacan bailar los ojos. Ruano Pinzn haba desertado.

    l era el nico testigo todava vivo de la matanza de una veintena de dirigentes polticos suprimidos envspe-ras de las elecciones.

    Haba ocurrido en el cuartel de Matamoros. Ruano Pinzn fue uno de los cuatro policas que llevaron lasbolsas, grandes y pesadas, a las camionetas. Se dio cuenta porque las mangas se le enchastraron desangre. En el aeropuertoLa Aurora subieron las bolsas a un avin 500 dela Fuerza Area. Despus, lasarrojaron al Pacfico.

    l los haba visto llegar vivos al cuartel, reventados por los golpes; y haba visto al ministro de Defensaen persona comandando la operacin.

    De los hombres que haban cargado los cadveres, Rua-no Pinzn era el nico que quedaba. Uno habaamaneci-do con un punal en el pecho en una cama de la pensinLa Posada. Otro recibi un tiro en laespalda, en una can-tina de Zacapa, y al otro lo haban acribillado en el bar de atrs de la estacincentral.

    ?POR QU LLORAN LAS PALOMAS AL AMANECER?

    Porque una noche un palomo y una paloma fueron a un baile y al palomo lo mat, en pelea, alguien quelo quera mal. Estaba muy lindo el baile, y la paloma no quiso dejar de divertirse. "Esta noche cantar-dijo- y por la manana llorar." Y llor cuando el sol asom en el horizonte. As me cont MalenaAguilar que le haba contado laabuela, mujer de ojos grises y nariz de lobo, que en las noches, alcalorcito de la cocina de carbn, hechizaba a los nietos con historias de almas en pena y degellos.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • LA TRAGEDIA HABASIDO UNA CERTERA PROFECA

    1.

    A mediados del 73, Juan Domingo Pern volvi ala Ar -gentina al cabo de dieciocho anos de exilio.

    Fue la mayor concentracin poltica de toda la historia de Amrica Latina. En los prados de Ezeiza ytodo a lo largo de la autopista se congregaron ms de dos millo-nes de personas que acudieron, conhijos y bombos y guitarras, desde todos los lugares del pas. El pueblo, de paciencia larga y voluntad defierro, haba recuperado a su caudillo y lo devolva a su tierra abrindole la puerta grande.

    Haba un clima de fiesta. La alegra popular, hermo-sura contagiosa, me abrazaba, me levantaba, meregalaba fe. Yo tena frescas en la retina las antorchas del Frente Amplio en las avenidas de Montevideo.Ahora, en las afue-ras de Buenos Aires, se reunan en un gigantesco cam-pamento sin fronteras lostrabajadores maduros, para quienes el peronismo representaba una memoria viva de la dignidad, y losjvenes, que no haban vivido la expe-riencia del 46 al 55, y para quienes el peronismo estaba mshecho de esperanza que de nostalgia.

    La fiesta termin en matanza. En Ezeiza, en una sola tarde, cayeron ms peronistas que durante los anosde la resistencia contra las dictaduras militares anteriores. "Y ahora, ?a quin hay que odiar?", sepreguntaba, atnita, la gente. La emboscada haba sido armada por peronistas contra peronistas. Elperonismo contena tirios y troyanos, obreros y patrones; y en ese escenario la historia real ocu-rracomo una contradiccin continua.

    Los burcratas sindicales, los politiqueros y los agentes de los duenos del poder haban revelado, en loscampos de Ezeiza, su desamparo. Haban quedado, como el rey del cuento, desnudos y a la vista. Losmatones profesionales ocuparon, entonces, el lugar del pueblo que les faltaba.

    Los mercaderes, fugazmente expulsados del templo, se colaban por la puerta de atrs.

    Lo de Ezeiza fue un presentimiento de lo que vendra despus. "Dios tiene prestigio porque se muestrapoco", me haba dicho Pern, anos atrs, en Madrid. El gobierno de Hctor Cmpora dur lo que unlirio. A partir de entonces, las promesas se separaron de la realidad hasta perderse de vista. Tristeeplogo de un movimiento popu-lar. Aumentaban los salarios, pero eso serva para probar que losobreros eran los culpables de la crisis. Una vaca lleg a valer menos que un par de zapatos, y mientrasse arruinaban los pequenos y medianos productores, la oli-garqua, invicta, se exhiba en harapos y ponael grito en el cielo a travs de los diarios, las radios y la televisin. La reforma agraria no result ms queun espantapjaros de papel y continuaron abiertos los agujeros por donde se escurra, y se escurre, lariqueza que el pas genera. Los duenos del poder, como en toda Amrica Latina, ponen sus fortunas abuen recaudo en Zurich o New York. All el dinero pega un salto de circo y vuelve al pas mgicamenteconvertido en carsimos emprstitos internacionales.

    2.

    ?Se puede realizar la unidad nacional por encima y a travs y a pesar de la lucha de clases? Pern habaencarnado esa ilusin colectiva.

    Una manana, en los primeros tiempos del exilio, el caudillo haba explicado a su anfitrin, en Asuncin

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • del Paraguay, la importancia poltica de la sonrisa.

    ?Quiere ver mi sonrisa? le dijo.

    Y le puso la dentadura postiza en la palma de la mano.

    Durante dieciocho anos, por l o contra l, la poltica argentina gir en torno de este hombre. Lossucesivos golpes militares no haban sido ms que homenajes que el miedo renda a la verdad: si habaelecciones libres, el peronismo ganaba. Todo dependa de las bendiciones y maldiciones de Pern,pulgar arriba, pulgar abajo, y de las cartas que escriba desde lejos, con la mano izquierda o con laderecha, dando rdenes siempre contradictorias a los hombres que por l se jugaban la vida.

    En Madrid, en el otono del 66, Pern me dijo:

    -?Usted sabe cmo hacen los chinos para matar a los gorriones? No los dejan posar en las ramas de losrboles. Los hostigan con palos y no los dejan posar, hasta que se mueren en el aire; les revienta elcorazn y caen al suelo. Los traidores tienen vuelo de gorrin. Alcanza con hostigarlos, con no dejarlosdescansar, para que terminen yndose al suelo. No, no... Para manejar hombres hay que tener vuelo deguila, no de gorrin. Manejar hombres es una tcnica, un arte, de precisin militar. A los traidores hayque dejarlos volar, pero sin darles nunca descanso. Y esperar a quela Providencia haga su obra. Hayque dejar actuar ala Providencia... Especialmente porque ala Providencia la manejo yo.

    A la hora de la verdad, cuando recuper el poder, el peronismo estall en pedazos. Se rompi tiempoantes de que el caudillo muriera.

    3.

    Jos Luis Nell fue una de las vctimas de la matanza de Ezeiza. Una bala le revent la columna vertebral.Qued paraltico.

    Un da decidi terminar con la impotencia y la lstima.

    Eligi la fecha y el lugar: un paso a nivel de una estacin sin trenes. Alguien lo llev hasta all en la silla deruedas y le puso en la mano la pistola cargada.

    Jos Luis haba sido un militante de fierro. Haba so-brevivido a los tiros y a las crceles y a los anos dehambre y clandestinidad.

    Pero entonces mordi el cano y apret el gatillo.

    UN RESPLANDOR QUE SE DEMORA ENTRE LOS PRPADOS

    Ocurri esta, tarde, en el andn, mientras esperaba el tren a Barcelona.

    La luz encendi la tierra entre las vas. La tierra tuvo de pronto un color muy vivo, como si se le hubierasubido la sangre, y se hinch bajo las vas azules.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Yo no estaba feliz, pero la tierra s, mientras dur ese largo instante, y era yo quien tena conciencia parasaber-lo y memoria para recordarlo.

    CRNICA DEL PERSEGUIDO YLA DAMA DENOCHE

    Se conocen, de madrugada, en un bar de lujo. A la ma-nana, l despierta en la cama de ella. Ellacalienta caf; lo beben de la misma taza. l descubre que ella se come las unas y que tiene lindas manosde gurisa chica. No se dicen nada. Mientras se viste, l busca palabras para explicarle que no le podrpagar. Sin mirarlo, ella dice, como quien no quiere la cosa:

    -No s ni cmo te llamas. Pero si quers quedarte, qudate. La casa no es fea.

    Y se queda.

    Ella no hace preguntas. l tampoco.

    Por las noches, ella se va a trabajar. l sale poco o nada.

    Pasan los meses.

    Una madrugada, ella encuentra la cama vaca. Sobre la almohada, una carta que dice:

    Quisiera llevarme una mano tuya. Te robo un guante. Perdname. Te digo chau y mil gracias por todo.

    l atraviesa el ro con documentos falsos. A los pocos das, cae preso en Buenos Aires. Cae por unaboba casualidad. Lo venan buscando desde haca un ano.

    l coronel lo insulta y lo golpea. Lo alza por las solapas:

    -Nos vas a decir dnde estuviste. Vas a decirnos todo.

    l contesta que vivi con una mujer en Montevideo. El coronel no cree. l muestra la fotografa: ellasentada en la cama, desnuda, con las manos en la nuca, el largo pelo negro resbalando sobre los pechos.

    -Con esta mujer -dice-. En Montevideo.

    El coronel le arranca la fotografa de la mano y de pron-to hierve de furia, pega un punetazo en la mesa,grita,la puta madre que la pari, traidora hija de puta, me la va a pagar, desgraciada, sta si queme la va a pagar.

    Y entonces l se da cuenta. La casa de ella haba sido una trampa, montada para cazar a tipos como l.Y recuerda lo que ella le haba dicho, un medioda, despus del amor:

    -?Sabes una cosa? Yo nunca sent, con nadie, esta... esta, alegra de los msculos.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Y por primera vez entiende lo que ella haba agregado, con una rara sombra en los ojos:

    -Alguna vez tena que pasarme, ?no? -haba dicho-. Joderse. Yo s perder.

    (Esto sucedi en el ano 56 o 57, cuando los argentinos acosados por la dictadura cruzaban el ro y seescondan en Montevideo.)

    EL UNIVERSO VISTO POR EL OJO DELA CERRADURA

    En clase, Elsa y Ale se sentaban juntas. En los recreos ca-minaban por el patio tomadas de la mano.Compartan los deberes y los secretos, las travesuras.

    Una manana, Elsa dijo que haba hablado con su abue-la muerta.

    Desde entonces, la abuela les mand mensajes con fre-cuencia. Cada vez que Elsa hunda la cabeza enel agua, escuchaba la voz de la abuela.

    Al tiempo, Elsa anunci:

    -Dice la abuela que vamos a volar.

    Lo intentaron en el patio de la escuela y en la calle. Corran en crculos o en lnea recta, hasta caerextenua-das. Se dieron unos cuantos porrazos desde los pretiles.

    Elsa sumergi la cabeza y la abuela le dijo:

    -Van a volar en el verano.

    Llegaron las vacaciones. Las familias viajaron a balnea-rios diferentes.

    A fines de febrero, Elsa volva con sus padres a Buenos Aires. Ella hizo detener el coche ante una casaque no haba visto nunca.

    Ale abri la puerta.

    -?Volaste? -pregunt Elsa.

    -No -dijo Ale.

    -Yo tampoco -dijo Elsa. Se abrazaron llorando.

    BUENOS AIRES, JULIO DE 1975: VOLVIENDO DEL SUR

    Carlos se haba ido lejos. Fue cocinero en los hoteles, fo-tgrafo en las playas, periodista de ocasin,hombre sin casa; haba jurado no volver a Montevideo.

    Est en Buenos Aires, ahora, sin una moneda en los bolsillos y con un documento de identidad rotoso y

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • vencido.

    Nos debamos muchas palabras. El fin de semana viaja-mos a la costa, para ponernos al da.

    Yo me record escuchando, con asombro de nino, vein-te anos atrs, las historias de sus andares desieteoficios por los arrozales del este y las plantaciones de cana del norte del Uruguay. Entonces yo mehaba sentido amigo de este hombre por primera vez. Haba sido en el cafTup Namb dela PlazaIndependencia. l tena una guitarra. Era pa-yador y poeta, nacido en San Jos.

    Con los anos, se hizo fama de camorrero. Se emborra-chaba mucho desde que volvi del Paraguay.Haba estado un ano preso en un campo de concentracin, en las cante-ras de Tacumb: no se leborraron nunca las marcas de los golpes de cadena en la espalda. Le haban arrancado a cuchillo lascejas y los bigotes. Cada domingo los soldados corran carreras y los presos hacan de caballos, confreno y todo, mientras el cura tomaba terer bajo un omb y se rea agarrandose la barriga.

    Peleador y silencioso, Carlos se maltrataba por dentro y con los ojos andaba buscando enemigos en loscafs y las vineras de Montevideo. Al mismo tiempo, era la fiesta de mis hijos: nadie les contaba cuentosy disparates con tanta gracia y no haba payaso en el mundo tan capaz de hacer-los rodar por el suelo dela risa. Carlos vena a casa, se pona un delantal y cocinaba pollo a la portuguesa o platos que inventabapara que los disfrutramos nosotros, porque l siempre fue hombre de poco comer.

    Ahora estbamos volviendo de la costa, rumbo a Buenos Aires, muchas horas de mnibus sin dormir ycharlando, y l me habl de Montevideo. En todo el fin de semana ninguno de los dos haba mencionadoa la ciudad nuestra. No podamos ir; ms vala callarse.

    Largando tristezas, me habl de Pacha:

    Una noche llegu muy tarde y me acost sin hacer ruido ni encender la luz. Pacha no estaba en lacama. La busqu en el bano y en el cuarto donde dorma el hijo. No estaba. Encontr cerrada la puertadel comedor. Fui a abrirla y me di cuenta: al otro lado estaban las cobijas en el suelo. A la mananasiguiente la esper en la cocina, para matear como siempre. Pacha no hizo ningn comen-tario. Yotampoco. Charlamos algo, las cosas de siempre, lo lindo o lo feo que est el tiempo y lo brava que vienela mano poltica o dame que doy vuelta la yerba para que no se lave. Y cuando llegu, de noche,encontr vaca la cama. Otra vez la puerta del comedor estaba cerrada. Puse la oreja y me pareci quele oa la respiracin. De manana, temprano, nos sentamos en la cocina a tomar mate. Ella no dijo nada yyo no pregunt. A las ocho y media llega-ron los alumnos de ella, como todos los das. Y as duran-teuna semana: la cama sin ella, la puerta cerrada. Hasta que una mananita, cuando me alcanz el ltimomate, le dije: "Mira, Pacha. Yo s que es muy incmodo dormir en el piso. As que esta noche venite a lacama, noms, que yo no voy a estar". Y no volv nunca.

    ESLA HORA DELOS FANTASMAS: YO LOS CONVOCO, LOS PERSIGO, LOS CAZO

    Los dibujo con tierra y sangre en el lecho de la caverna. Me asomo a m mismo con los ojos del primerhombre. Mientras dura la ceremonia, siento que en mi memo-ria cabe toda la historia del mundo, desdeque aquel tipo frot dos piedras para calentarse con el primer fueguito.

    EL SISTEMA

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Yo tena catorce o quince anos. Era mensajero en un ban-co. Pasaba las tardes subiendo y bajandoescaleras con montanas de expedientes en los brazos. Me quedaba parado en un rincn, como unsoldadito, pendiente de los timbres, las luces o las voces.

    El directorio del banco se reuna los viernes, en la plan-ta alta. Durante las reuniones, los directores sehacan ser-vir caf varias veces. Yo corra a la cocina a calentar el caf. Si no haba testigos lo herva,para darles diarrea.

    Un viernes entr con la bandeja, como siempre, y encontr la gran sala vaca. En la mesa de caoba, bienorde-nadas, las carpetas con los nombres de cada director, y alre-dedor las sillas sin nadie. Slo elsenor Alcorta estaba senta-do en su sitio. Le ofrec caf y no me contest. Se haba puesto los lentes ylea un papel. Lo ley muchas veces. Quieto a sus espaldas, yo le miraba los rollitos rosados de la nuca yle contaba las pecas de las manos. La carta era el texto de su renuncia. La firm, se sac los lentes y sequed sentado, con las manos en los bolsillos, mirando el vaco. Tos. Despus volv a toser; pero yo noexista. La bandeja repleta de pocillos de caf me acalambraba los brazos.

    Cuando volv, para recoger las carpetas y llevarlas a Se-cretara, el senor Alcorta se haba ido. Tranqula puerta y abr las carpetas, como haca siempre, una por una. En cada carpeta haba una carta derenuncia igual a la que el senor Alcorta haba ledo y reledo y firmado. Todas las cartas estabanfirmadas.

    El martes siguiente el directorio celebr una reunin extraordinaria. El senor Alcorta no recibi lacitacin. Los directores resolvieron, por unanimidad, primero: retirar las renuncias presentadas el pasadoviernes; y segundo: aceptar la renuncia del senor Alcorta, agrade-cindole los servicios prestados ylamentando que nuevas obligaciones reclamen el concurso de su capacidad invalorable.

    Yo le las resoluciones en el libro de actas, cuando me mandaron subirlo a Gerencia General.

    EL SISTEMA

    que programa la computadora que alarma al banque-ro que alerta al embajador que cena con el generalque emplaza al presidente que intima al ministro que amenaza al director general que humilla al gerenteque grita al jefe que prepotea al empleado que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea alhijo que patea al perro.

    EL SISTEMA

    Caminamos por las ramblas de Barcelona, frescos tneles del verano, y nos acercamos a un quiosco deventa de pajaritos.

    Hay jaulas de muchos y jaulas de a uno. Adoum me explica que a las jaulas de a uno les ponen unespejito, para que los pjaros no sepan que estn solos.

    Despus, en el almuerzo, Guayasamn cuenta cosas de New York. Dice que all ha visto hombresbebiendo solos en los mostradores. Que tras la hilera de botellas hayun espejo y que a veces, bienentrada la noche, los hombres arrojan el vaso y el espejo vuela en pedazos.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • SUENOS

    Los cuerpos, abrazados, van cambiando de posicin mientras dormimos, mirando hacia aqu, mirandohacia all, tu cabeza sobre mi pecho, el muslo mo sobre tu vientre, y al girar los cuerpos va girando lacama y giran el cuarto y el mundo. "No, no -me explicas, creyndote despierta-. Ya no estamos ah. Nosmudamos a otro pas mientras dormamos."

    CRNICA DEL BURRO DEVOVCATARINO Y DE CMO SAN JORGE LLEG ALGALOPE EN SU CABALLO BLANCO Y LO SALV DE LAS MALDADES DEL DIABLO

    1.

    Los automviles lucan escudos de plstico con los colo-res de la patria:Brasil: contigo nadie puede.Pel ya era director de un banco. Ms all de las ciudades, los mendi-gos acosaban los mnibus deturismo. El Dodge Dart pro-meta en los avisos:Usted pasar a la clase dominante.La Gillette deca:Brasil, Wu confo me voce. Los cadveres del Escuadrn dela Muerte aparecan mutilados enlaBaixada Fluminense. Para que nadie los reconociera, les desha-can las caras a balazos y les cortabanlos dedos de las manos. Du Pont, Dow Chemical, Shell y Standard Oil pro-clamaban desde las pginasy las pantallas:GE relieve in Brasil. En los barrancos, los ninos dorman en el suelo o en cajas de cartn:desde all miraban la televisin com-prada a plazos. La clase alta jugaba a las estadsticas; la clase media,a la bolsa; la baja apostaba a la lotera depor-tiva. ?Quin despertara millonario la manana del lunes? Unalbanil sin trabajo, una lavandera, un lustrador de za-patos: alguien sera elegido: entre ochenta millonesde condenados de la tierra alguien sera senalado, la mana-na del lunes, por el dedo de Dios.

    2.

    Yo dorma en lo de Artur Poerner.

    Los estudios de la televisin estaban a pocas cuadras de la casa. Cada tarde de domingo, loscandidatos a ganar con-cursos llenaban la calle: ?Quin es capaz de comer ms bananas en una hora??Quin es el brasileno de nariz ms larga? Una vez se junt una multitud de enanos que se miraban conodio. Haba una fortuna esperando al enano ms chiquito del Brasil.

    Otra vez se hizo un campeonato de desgraciados. Desfil la corte de los milagros: prostitutas desde losocho anos, paralticos abandonados por sus hijos, ciegos por culpa del hambre o las palizas, leprosos,sifilticos, presidiarios de toda la vida por delitos no cometidos, ninos a los que una rata haba arrancadouna oreja, mujeres que haban pasado anos atadas a la pata de una cama. Se prometan premios defbula al desgraciado ms desgraciado de todos. Algunos llevaban al canal su propia hinchada. Loshinchas deliraban como en el ftbol: "!Ya gan! !Ya gan!", gritaba el gento desde la platea.

    Por las noches escuchbamos, en casa de Artur, estr-pitos de tambores. El tamtam, ritmo de fiebre ytrueno, vena del Corcovado. Desde la cumbre, Cristo protega la ciudad con sus brazos. En los bosquesde las laderas, se celebraban misas salvajes. Los fantasmas vengadores traan a esta tierra, a la luz de laluna y las fogatas, el Paraso prometido por los profetas. Muera, el Exilio: casitas de cuatro latas y dos

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • tablones prendidas a la montana, sbanas de papel de diario, ninos ba-rrigones, piernas de alfiler, ojosde susto.

    Adentro, el Reino: arda el fuego en el piso de tierra y sonaban los atabaques: hombres y mujeres sebalancea-ban, sonaban despiertos, golpeaban a las puertas del amor o de la muerte.

    Entramos, con Artur, y encontramos al Diablo en harapos.

    -?Para qu quiero la salvacin?

    Los cuernos de trapo le colgaban sobre los ojos. Brin-caba sentado en lo alto de un montn de vidriosen lla-mas, su trono de culos de botella y basuras, y golpeaba el suelo con un tridente ferruginoso:

    -!Yo no quiero la salvacin! -roncaba desde el fuego-. L no inferno est gostoso. El infierno es micasa. Y all, nadie me manda.

    Las sacerdotisas, vestidas de rojo, cantaban:

    El sol ya viene,

    Ya viene bahiano,

    El sol ya va,

    Bahiano ya va.

    Haba dos altares en el ferreiro de Nuestra Senora dela Concepcin , madre de Ex: en el del cielo, unSan Jorge negro avanzaba a caballo; en el del infierno, la luz enfer-ma de las velas escarbaba calaveras ytridentes.

    Las ondas del mar batan...

    La ceremonia del Diablo era la fiesta de la fvela.

    Sem feitio a vida no da pe, no da, no da.

    Vov Catavino restregaba un gallo vivo, plumas negras,plumas rojas, a lo largo de las piernas de unenamorado sin suerte.

    -Pens en ella.

    Afil un cuchillo virgen en la piedra del altar. Arranc lentamente las plumas del pescuezo del gallo. Alzel cu-chillo:

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • -Pens en la muchacha.

    El pescuezo recin cortado avanzaba y se contraa. El enamorado abri la boca y bebi.

    -Esta noche -anunci Vov- en la sbana de ella habr una mancha de sangre. No ser sangre deherida ni de menstruacin.

    4.

    Una vieja esperaba turno desde la tarde.

    -?Quin es tu patrn?

    -Un hroe de guerra.

    -Te pregunto cmo se llama.

    -Charles Mann.

    -Ese nombre no es de aqu.

    -l viene de un lugar que se llama Estados Unidos.

    -?Y cmo es que vino a parar al Brasil?

    -El navo de l se hundi y l se vino para ac.

    -?Qu hroe es se, que corre?

    -l tiene muchas medallas.

    -Un hroe de mierda, eso es lo que es.

    -No digas eso, Vov. Mi patrn es almirante.

    -Almirante de banera.

    -Pero Vov. Perdi un ojo en la guerra. Tiene un ojo de vidrio.

    -Cuando el negro se jode la vista dijo Vov queda sin ojo. Pero un blanco rico se compra un ojode vidrio. ?Y saben lo que le pasa? Que deja el ojo de vidrio en un vaso de agua mientras duerme. Yuna manana bebe el agua yse traga el ojo de vidrio. Y el ojo de vidrio le cierra el culo y desde el culomira para afuera.

    Estallaron los tambores y las risas. Tom tambin se diverta: la ceremonia iba bien. Tom era un chivogordo, vestido como Ex, que fumaba charutos y tocaba el tam-bor con los cuernos. Lo haban llevadopara sacrificarlo y Vov se haba encarinado. Ahora gobernaba las cere-monias: cuando acometa acornadas contra las paredes o la gente, Vov comprenda que algo andaba errado; y se iba.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • 5.

    Con tiza roja y tiza negra, Vov dibuj los signos de Ex en el piso de tierra. Volc plvora, hubo unaexplosin de humo blanco.

    -La enfermedad entra por el pie y por el pie se va -me dijo Eunice, sacerdotisa de Vov-. Aunque aveces entra por la boca, cuando el vecino manda un pastel enve-nenado.

    El enfermo, rostro sin color, vientre hinchado, pies de elefante, arda de fiebre. Sus hermanos lo habansubi-do a pulso por el morro. Traan una botella de aguar-diente.

    Vov se puso furioso:

    -Cuando digo: traer una botella, eso significa: traer sie-te. Voc quer santo barato? Lo revis ydiagnostic:

    -Hay que preparar la mortaja. Este hechizo fue muy bien hecho.

    6.

    Vov alzaba su puno contra Dios, lo llamaba verdugo y carnicero, pero en el fondo saba que se tratabade un colega.

    -?Por qu tanta tristeza?

    La negra mova la cara mojada de lgrimas. Tena una enorme barriga.

    -Ah no hay un nino -sentenci Vov-. Ah hay veinte. Veintillizos.

    Pero ella no se rea.

    -?Por qu tanta tristeza, minha filha?

    -Por mi hijo, Vov.

    -?Por los veinte que tens ah?

    -Yo s que mi hijo nacer muerto.

    -?Cmo?

    -S, Vov.

    -?Quin te dijo ese disparate?

    -Nadie me dijo, pero yo s. Mi vecina hizo un pacto. Ella me odia. Quiere sacarme a mi marido. Hizo

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • un pacto para que mi hijo nazca muerto.

    -?Y con quin hizo el pacto?

    -Con Dios.

    -?Con quin?

    Vov se rea agarrndose la barriga.

    -Con Dios, Vov.

    -No, minha filha -dijo Vov, dijo el Diablo-: Dios no estan bestia para hacer eso.

    7.

    Antes del amanecer, Vov Catarino se marchaba de vuelta a las profundidades del infierno.

    Por las noches volva a la tierra, entraba por el pie de su Burro y era el mdico y el payaso, el profeta yel vengador de la favela. El hombre que lo reciba en su cuerpo, el Burro de Vov, trabajaba durante elda limpiando avio-nes en el aeropuerto del Galeo.

    Artur y yo subamos la ladera del Corcovado. Al atarde-cer charlbamos con el Burro, hombre suave yhumilde, que nos convidaba con caf. A medianoche bebamos cana o vino del vaso de Vov.Asistamos a los trances y a los sacrificios y lo escuchbamos cagarse en las instituciones y la buenaconducta.

    Tenan voces distintas, y distintas maneras de llamar-nos. El Burro llamaba Carioca a Artur, y a mUruguayo; para Vov ramos Curiboca y Furagaio. Vov hablaba con la voz ronqusima y enredada desus miles de anos de edad y el Burro no recordaba nada de lo que Vov deca y haca a travs de l.

    En vsperas de mi partida, y sin que yo se lo pidiera, Vov me regal una gua de segurana. Me colocel collar de lata, como se arma a un caballero: puse una rodilla en tierra y alc la cabeza, repic untambor, cantaron las voces.

    El collar me cerr el pecho. Durante un ano no entra-ran los tiros ni las desgracias.

    8.

    La hija de Eunice, Roxana, tena pocos das de nacida cuando la consumi la fiebre. La bebita era purollanto y se negaba a comer. Eunice la arrop y subi la cuesta has-ta el terreiro de Vov.

    -Se muere -le dijo.

    -No.

    Caminaron hacia el bosque. Vov bautiz a Roxana con dos tajitos de punal en la frente. La hizo nieta

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • suya. Des-pus arroj doce rosas blancas a la cascada, para que la cascada se llevara la peste a lasondas del mar.

    A partir de entonces, Eunice se incorpor al terreiro.

    9.

    Ella me cont la historia del Burro y de Vov.

    El Burro era un vagabundo. Estaba viviendo con otros bichicomes bajo un puente de Ro. Una noche dehambre cazaron una rata, la asaron y se la comieron. El Burro sinti algo raro en el cuerpo y sedesmay. Despert con-vertido en Vov Catarino. Dijo:

    -Ahora yo voy a ayudar a todos. Tengo miles de anos. Para venir a esta tierra, eleg al que ms sufra. Yse puso a cantar.

    -Vov no se porta bien con el Burro -me dijo Eunice-. Sobre todo en el tiempo se Cuaresma. Vovadora hacer maldades en Cuaresma.

    Tanto lo haca trabajar que el Burro no dorma. Ade-ms, me cont Eunice, lo obligaba a beber orinaen las ceremonias.

    Un buen da, el Burro se rebel.

    -Yo no soy un perro para llevar esta vida. Me corto y me quemo el culo y ando bebiendo meadas acambio de ham-bre y bananas. No voy a hacer ms nada por nadie. Por m que se mueran.

    Termin de decirlo y se sinti mareado. Una voz le secrete al odo:

    -Es que usted no ha comido nada, senor. Ni siquiera desayuno. Vamos al caf a tomar algo. Vamos, s.

    El Burro cruz la calle y cay violentamente hacia atrs. Estir el brazo para levantarse y volvi a caer.Intent apo-yarse en una mano y paf, otra vez. Los golpes le reventa-ron la nariz y le abrieron la cabeza.Regres al morro san-grando y furioso:

    -Que no se le ocurra bajar a la tierra hoy. A ese desgra-ciado de Vov no le doy ms pelota.

    Acab la frase y cay fulminado. Qued de trompa con-tra el piso. No poda moverse por el muchodolor. Llor.

    Entonces baj Ogurn, San Jorge, el santo guerrero, y lo levant por las axilas. Era raro que seapareciera un martes, porque San Jorge vena, cuando vena, los viernes de noche. El Burro le conttodo y le pidi ayuda. San Jorge es el nico que el Diablo escucha.

    Esa noche Vov bebi vino y cana. Nunca ms exigi pis.

    -A veces -me dijo Eunice- el Burro merece el castigo, por desobediente.

    El Burro estaba arreglando los altares, mientras se pre-paraba para ir a su trabajo en el aeropuerto,

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • cuando descu-bri un vaso de vino. Vov lo haba dejado all para tentar-lo. El Burro slo poda beberdurante las ceremonias, cuando l era Vov. Tom un sorbito y recibi una tremen-da bofetada en laboca. Perdi dos dientes.

    Baj del morro para tornar el mnibus y se cruz con una carroza fnebre. La carroza se detuvo. ElBurro escu-ch que lo llamaban por su nombre. No bien se acerc, lo atraparon por el pescuezo, letaparon la boca y lo zam-bulleron adentro. Estuvo tres das y tres noches en la regin de la muerte. SanJorge lo arranc de all. Lo trajo al galope en el caballo blanco y lo devolvi a su casa.

    10.

    Carlos Widmann, corresponsal extranjero, me pidi que lo llevara al terreiro de Vov para escribir unartculo. Yo me estaba por ir de Ro y el tiempo no daba; pero le dej las contrasenas.

    Despus recib, en Montevideo, una carta de Widmann.

    Me deca que el Viernes de Pasin haba estado en lo de Vov Catarino. Varios chivos negros habansido asa-dos y comidos en el da del ayuno obligatorio. La ceremonia haba durado hasta la mananasiguiente. Tom haba asistido, fumando, al sacrificio de sus hermanos. Los chivos haban sidodegollados de a poco, para que sufrieran todo el dolor que Dios reservaba a nosotros los hombres, ynos aliviaran. Los invitados haban bebido la sangre caliente en el hueco de la mano.

    Ya se haban comido los chivos, cuando Vov emborra-ch con aguardiente a un sapo gigante. Cadauno de los devotos meti en la boca del sapo el nombre o la imagen de su enemigo. El sapo se resbalabade la mano de Vov. Despus l le cosi la boca con agujas no usadas. Hilo rojo e hilo negro, en cruz.Lo solt en la puerta y el sapo se alej saltando como loco.

    Yo saba que eso significaba muerte lenta. El sapo muere por hambre. Si se desea la muerte rpida delenemigo, se entierra al sapo en un pequeno atad al pie de una higue-ra, el rbol maldito por Cristo, y elsapo muere por asfixia.

    "Vov me dijo que pusiera un nombre -me escribi Car-los- y no se me ocurra ninguno. Pero estabarecin llega-do de Bolivia. Tena muy grabadas las imgenes de las matanzas de los mineros. As queescrib el nombre del general Rene Barrientos en un papelito, lo dobl y lo met en la boca del sapo."

    Cuando le la carta de Widmann, ya el dictador bolivia-no se haba quemado vivo en el Canadn delArque, en-vuelto en las llamas del helicptero que le haba regaladola Gulf Oil Company.

    INTRODUCCIN ALA TEOLOGA

    En aquellos das descubr a Mara Padilha.

    Ella haba nacido en los bajos fondos de Ro; y en pocos anos haba invadido los barrios pobres delnorte de la ciu-dad.

    Tena el tamano de una mujer.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Vesta medias de seda y pollera muy corta, abierta en un tajo, que mostraba la liga y desnudaba losmuslos, y una blusa cenida, a medio abrir, por donde saltaban los pechos. Estaba cubierta de pulseras ycollares que le ofrendaban sus fieles. Entre los dedos de largas unas rojas, alzaba un cigarrillo rubio confiltro.

    La figura de cera de Mara Padilha montaba guardia a las puertas de las tiendas de umbanda. Perodonde ella realmente viva era en los cuerpos de sus sacerdotisas de los terreiros. Mara Padilha entrabaen esas mujeres y des-de ellas rea a carcajadas, beba, fumaba, reciba consul-tas, daba consejos,desfaca entuertos y hasta era capaz de seducir al Diablo para conseguir que ayudara a quien loanduviera precisando.

    Mara Padilha, diosa maldita, puta divinizada, encarna-ba en las mujeres que eran, en la vida real, putasprofesio-nales. Ellas se encarnaban a s mismas, en cierto modo, pero al revs. Cada ceremonia era unritual de dignidad:?Crean que era una perra? Soy una diosa.

    TODO ESO YA NO EST

    Muchas favelas han sido arrancadas de Ro. Las han arro-jado lejos de los ojos de los turistas.

    Con ellas, se han ido sus dioses. Los tambores que cla-man maldicin o dan ayuda ya no perturban elsueno de los ciudadanos.

    La polica cerr el terreno de Vov Catarino. A l lo echaron de la ciudad.

    INTRODUCCIN ALA TEOLOGA

    1.

    Hace siete anos, yo iba atravesando la placita helada de Llallagua, a pasos lentos, con las manoshundidas en una campera negra de cuello alto.

    -!Padre! !Padrecito!

    Un hombre emergi, corriendo, de la oscuridad. Se me prendi del brazo. A la luz enferma del nicofarol, cualquiera poda leer la desesperacin en aquel rostro huesudo. Llevaba puestos su cascoguardatojos y su saco de minero; la voz sonaba como tosida:

    -Me tens que acompanar, padre, yo le ruego. Expliqu que yo no era sacerdote. Varias veces se loexpliqu. Era intil.

    -Ha de venir, padrecito, conmigo ha de venir.

    Intensamente quise convertirme en cura, aunque slo fuera por algunos minutos. Al minero se le estabamu-riendo un hijo.

    -El menorcito es, padre. Tens que venir y darle los santos leos. Agorita, padre, que se nos va. Meclavaba los dedos en el brazo.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • 2.

    Hay pocos ninos en las minas bolivianas. Y no hay viejos.

    stos son hombres condenados a morir antes de los treinta y cinco anos, con los pulmones reducidos acartn por el polvo de slice.

    Dios slito no alcanza.

    Antes, Lucifer en persona abra el carnaval minero. Entraba, montado en un caballo blanco, por la calleprin-cipal de Oruro. Hoy da, las diabladas atraen un mosquero de turistas de todas partes del mundo.

    Pero, en las minas, el Diablo no reina solamente en febrero. Los mineros lo llaman To y han alzado paral un trono en cada socavn. El To es el verdadero dueno del mineral: otorga o niega los filones deestano, extrava en los laberintos a quienes quiere perder o senala vetas escondidas a sus hijospredilectos. Libera de los derrum-bamientos o los provoca. Dentro del socavn resulta mortalpronunciar el nombre de Jess, aunquela Virgen puede ser invocada sin riesgos. A veces, el To pactacon los contratistas o los arrenderos: les vende la riqueza a cambio del alma. Es l quien ha guinado elojo a los campesinos para que abandonaran sus sembrados y se hundieran para siempre en estas grutas.

    En torno a su gran imagen de barro, los mineros se re-nen para beber y conversar. Es la ch'alla. Leponen velas, encendidas al revs, y lo convidan con cigarros, cerveza y chicha. El To agota los cigarrosy deja vacos los vasos. A sus pies, los mineros dejan caer algunas gotas de aguardiente,sta es lamanera de ofrendar el trago a la diosa de la tierra.

    Los mineros piden al Diablo que florezca el mineral.

    -To, aydanos. No nos dejes morir.

    La ch'alla funciona como una universidad poltica. Los dictadores la tienen prohibida. Estos hombres serenen en torno al To, en recovecos secretos del socavn, y hablan de sus problemas y de la manera decambiar las cosas. Se sienten protegidos, se dan nimo y coraje. No se hincan ante el Diablo. Al irse, leechan al cuello serpentinas de colores.

    3.

    Las mujeres no pueden entrar a la mina. Un viejo mito dice que traen mala suerte.

    El viejo mito las ha salvado de la muerte temprana que la mina reserva a sus obreros.

    GUERRA DELA CALLE, GUERRA DEL ALMA

    Cada una de mis mitades no podra existir sin la otra. ?Se puede amar la intemperie sin odiar la jaula??Vivir sin morir, nacer sin matar?

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • En mi pecho, plaza de toros, pelean la libertad y el miedo.

    EL SISTEMA

    Quien est contra ella, ensena la mquina, es enemigo del pas. Quien denuncia la injusticia, cometedelito de lesa patria.

    Yo soy el pas, dice la mquina. Este campo de concen-tracin es el pas: este pudridero, este inmensobaldo va-co de hombres.

    Quien crea que la patria es una casa de todos, ser hijo de nadie.

    LO ENTERRARON VIVO EN UN ALJIBE

    Ha de ser un nervio la ternura. Un nervio que se rompe y no se puede coser. Pocos hombres conocque hubieran atravesado las pruebas del dolor y la violencia, rara haza-na, con la ternura invicta.

    Ral Sendic fue uno de esos hombres.

    Me pregunto, ahora, qu habr quedado de l.

    Lo recuerdo con su sonrisa de beb en la cara tosca, cara de barro, preguntndome entre dientes:

    -?Tens una yil?

    Ral acababa de comprarse un traje, en la tienducha de un turco que venda ropa usada, enla CiudadVieja , y se senta de lo ms elegante metido en aquella bolsa de sarga marrn con rayas al tono. Pero eltraje no tena el bolsillo chiquito del pantaln, tan necesario para las mo-nedas. As que l se hizo elbolsillo con una yil y unos ganchitos.

    Yo tena catorce anos y era el dibujante deEl Sol, el semanario socialista. Me haban dado una mesa, enel lo-cal del Partido, y ah tena yil, tinta china, tempera y pinceles. Cada semana haba que hacer unacaricatura poltica. Los mejores chistes se le ocurran a Ral, y le salan chispas de los ojos cuando seacercaba a rega-lrmelos.

    Algunas noches nos bamos juntos, despus de las reuniones dela Juventud Socialista.

    Vivamos cerca. l se bajaba en la calle Duilio y yo se-gua un par de cuadras ms all. Ral dorma enel bal-cn. No soportaba un techo encima.

    Varias veces me pregunt, anos despus, cmo habr hecho Ral para no enloquecerse el largo tiempoque pas enterrado en los aljibes. De cuartel en cuartel, lo han te-nido en el fondo de la tierra, con unatapa encima, y le bajaban el agua y el pan por una cuerda, para que no viera jams el sol ni hablara connadie.

    No me lo puedo imaginar en esas tinieblas. A Ral yo lo veo a la intemperie, en medio del campo,

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • sentado sobre un crneo de vaca que vena a ser el silln de su estudio jurdico. Los obreros de loscanaverales, que lo llamaban El Justiciero, escucharon de sus labios y entendieron, por primera vez,palabras como: derechos, sindicato, reforma agraria.

    Cierro los ojos y vuelvo a ver a Ral ante un fogn, en las costas del ro Uruguay. l me arrima unabrasa a los labios porque otra vez se me apag, ciudadano chambn, el cigarro de chala y naco picado.

    BUENOS AIRES, JULIO DE 1975: LOS HOMBRES QUE CRUZAN EL RO

    Hoy me entero de que todos los meses, el da que sale la revista, un grupo de hombres atraviesa el roUruguay para leerla.

    Son una veintena. Encabeza el grupo un profesor de sesenta y pico de anos que estuvo largo tiempopreso.

    Por la manana salen de Paysand y cruzan a tierra argentina. Compran, entre todos, un ejemplar deCrisis y ocupan un caf. Lino de ellos lee en voz alta, pgina por pgina, para todos. Escuchan ydiscuten. La lectura dura todo el da. Cuando termina, dejan la revista, de regalo al dueno del caf y sevuelven a mi pas, donde est prohibida.

    -Aunque slo fuera por eso -pienso- valdra la pena.

    ESTA TARDE ROMPLA PORKY YTIR LOS PEDACITOS ALABASURA

    Me haba acompanado a todas partes. Se aguant a mi lado intemperies y mal tratos y cadas. Perdi laespiral de alambre y se le salieron las hojas. De las tapas, color lacre, no quedaban ms que jirones.LaPorky , que supo ser una elegante agenda francesa, se haba reducido a un mon-tn de papeles ypapelitos atados con un elstico, y anda-ba toda lajeada y rotosa y sucia de tinta y tierra.

    Me cost decidirme. A esa gorda descuajeringada, yo la quera. Me estallaba en las manos cada vezque le peda una direccin o un telfono.

    Ninguna computadora hubiera podido con ella.La Porky estaba a salvo de espas y policas. En ella yoencontraba lo que buscaba sin esfuerzo: saba descifrarla manchita por manchita y retazo por retazo.

    Entrela A yla Z ,la Porky contena diez anos de mi vida.

    Nunca la haba pasado en limpio. Por pereza, deca; pero era por miedo.

    Hoy la mat.

    Unos pocos nombres me dolieron de verdad. A la ma-yora ya no los reconoca. La libreta estaba llenade muer-tos; y tambin de vivos que ya no tenan ningn significa-do para m. Confirm que en estosanos, quien haba muerto varias veces y varias veces nacido, era yo.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • MI PRIMERA MUERTE FUE AS

    1.

    Me pasaba las noches sentado en la cama y llenando ce-niceros.

    Silvia, inocente, dorma de un tirn. Yo la odiaba a la hora del amanecer. La despertaba, la sacuda porlos hom-bros, quera decirle: stas son las preguntas que no me dejan dormir. Quera decirle: me sientosolo, yo persegui-dor, perro que ladra a la luna, pero no s qu carajo me sala de la boca en lugar depalabras. Creo que tartamu-deaba disparates, como ser: pureza, sagrado, culpa, ham-bre de magia.Llegu a convencerme de que haba naci-do equivocado de siglo o de planeta.

    Haca pocos anos que yo haba perdido a Dios. Se me haba roto el espejo. Dios tena los rasgos queyo le pona y deca las palabras que yo esperaba. Mientras fui nino, me puso a salvo de la duda y de lamuerte. Haba perdido a Dios y no me reconoca en los dems.

    La militancia poltica no me aliviaba, aunque en ms de una ocasin, enchastrado de arriba a abajo porel en-grudo de las pegatinas, pude sentir un alegre cansancio o sensacin de combate que vala la pena.Alrededor haba un mundo quieto y domesticado para la obediencia, en el que cada ciudadanorepresentaba su personaje (algunos tenan un elenco completo) y echaban puntualmente su saliva losperritos de Pavlov.

    Varias veces intent escribir. Yo intua que sa poda ser una manera de sacarme de adentro a la malabestia que me haba crecido. Escriba una palabra, una frase a veces, y en seguida la tachaba. Al cabo dealgunas semanas o meses la hoja estaba toda lastimada, quieta en su sitio so-bre la mesa, y no decanada.

    2.

    Quise llorar. Llor. Tena diecinueve anos recin cumpli-dos y prefer pensar que lloraba por el humo detodas las cosas mas que estaba quemando. Arm un buen incendio de papeles, fotos y dibujos, paraque no quedara nada de m. Se llen la casa de humo y yo me sent en el suelo y llor. Despus sal arecorrer farmacias y compr luminales como para matar a un caballo.

    Ya haba elegido el hotel. Mientras caminaba por la ca-lle Ro Branco, calle abajo, senta que estabamuerto des-de haca horas o anos, vaco de curiosidad y de deseo, y que slo me faltaba cumplir con lostrmites. Sin embar-go, al llegar al cruce de la calle San Jos un automvil se me vino encima y micuerpo, que estaba vivo, peg un salto descomunal hasta la vereda.

    Lo ltimo que recuerdo de mi primera vida es una ra-nura de luz en la puerta cerrada mientras yo mehunda en una noche serena que no iba a terminarse nunca.

    3.

    Me despert, al cabo de varios das de coma, en la sala de presos del hospital Maciel. Era para m unmercado de Calcuta: vea tipos medio desnudos, con turbantes, ven-diendo baratijas. Se les salan loshuesos, de tan flacos. Estaban sentados en cuclillas. Otros hacan danzar a las serpientes con una flauta.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Cuando sal de Calcuta no haba mugre ni sombras den-tro de m. Por fuera estaba destrozado, culpadel cido de las meadas y la mierda que el cuerpo haba seguido echando por su cuenta, mientras yodorma mi muerte en el hotel. El cuerpo nunca me perdon. Me quedaron las ci-catrices: la piel decebolla que ahora me impide andar a caballo en pelo, como quisiera, porque se abre y sangra, y en laspiernas las marcas de las heridas que llegaron hasta el hueso. Todas las mananas las veo, cuando melevanto y me pongo las medias.

    Pero eso era lo de menos en aquellos das del hospital. Se me haban lavado los ojos: vea al mundo porprimera vez y me lo quera comer. Todos los das siguientes iban a ser de regalo.

    Dos por tres me olvido, y regalo a la tristeza esta vida de yapa. Me dejo expulsar del Paraso, dos portres, por ese Dios castigador que no termina de irse de adentro de uno.

    4.

    Entonces pude escribir y empec a firmar con mi segun-do apellido, Galeano, los artculos y los libros.

    Hasta hace poco crea que lo haba decidido por las dificultades fonticas que en castellano tiene miapellido paterno. Al fin y al cabo, era por eso que yo lo haba castellanizado: firmaba Gius, en vez deHughes, los dibu-jos que, desde muy chiquiln, publicaba enEl Sol.

    Y recin ahora, una noche de stas, me di cuenta de que llamarme Eduardo Galeano fue, desde fines de1959, una manera de decir: soy otro, soy un recin nacido, he nacido de nuevo.

    EN EL FONDO, TODO ES CUESTIN DE HISTORIA

    Varios siglos antes de Cristo, los etruscos enterraban a sus muertos entre paredes que cantaban al jbilode vivir.

    En el 66, con Graciela, bajamos a las tumbas etruscas y vimos las pinturas. Haba amantes disfrutndoseen todas las posiciones, gente comiendo y bebiendo, escenas de msica y celebracin.

    Yo haba sido amaestrado catlicamente para el dolor y me qued bizco ante ese cementerio que era unplacer.

    Y DE CORAJE

    Una noche, hace anares, en un cafetn del puerto monte-videano, estuve hasta el amanecer tomandotragos con una puta amiga, y ella me cont:

    -?Sabes una cosa? Yo, a los hombres, en la cama, no los miro nunca a los ojos. Yo trabajo con losojos cerrados. Porque si los miro me quedo ciega, ?sabes?

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • PERO HAY QUE SABER ELEGIR

    ?Cuntas veces hemos confundido la bravura con las ga-nas de morir?

    La histeria no es la historia ni un revolucionario es un enamorado de la muerte.

    La muerte, que un par de veces me tom y me solt, a menudo me llama todava y yo la mando a laputa madre que la pari.

    MI SEGUNDA MUERTE FUE AS

    1.

    Me levant, a los tropezones, y encend la nica lmpara del cuarto. En el reloj eran las ocho y media dela noche. Abr de par en par las dos hojas de la puerta, que daban a una terraza de madera sobre laplaya. La luna llena excitaba a los perros. Yo no poda dormir, pero no por los ladridos.

    Estar parado me mareaba. Me recost, dobl la almoha-da; quise leer. La cama herva. Afuera soplabauna brisa caliente que dejaba caer, a mis pies, las hojas de los almendrones.

    Aqul haba sido un da importante para m. A la salida del hospital, me haban dado un certificado deresurreccin.

    Di un par de pasos, mareado, y abr la ducha. Me mir al espejo: vi un montn de huesos con ojeras.

    Estaba a la miseria. Tena rodillas de gelatina. Me tembla-ba el mentn, me castaneteaban los dientes.Junt toda la fuerza que me quedaba y me apret el mentn con las dos manos. Yo quera parar esecrujidero continuo. No pude.

    Me sent en la cama, con la toalla en las rodillas. El agua repiqueteaba fuerte contra el piso de cementodel bano. Me qued sentado un rato largo, pensando en nada y mirndome los dedos de los pies. Rosde transpiracin me resbalaban por el cuerpo desnudo. Me sequ la trans-piracin y me puse, lento, elpantaln y la camisa.

    La ducha segua abierta. Me di cuenta de que no me haba banado. Desvestirme me daba pereza. Cerrla ca-nilla y sal.

    Camin descalzo bajo los almendrones de Macuto.

    2.

    Caracas era un supermercado gigante. Solamente los au-tomviles podan vivir all sin pudrirse el alma nienvene-narse los pulmones. As que yo haba alquilado un cuarto en ese hotelito de la costa, frente almar. No quedaba le-jos. Cada da yo iba y vena a travs de las montanas.

    Aqul s que era un buen lugar. El aire estaba siempre limpio y el sol se meta temprano en el cuarto y

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • entonces uno se iba a nadar un buen rato antes de empezar el da.

    En la costa se alineaban varios cafs y restoranes con mesitas bajo los rboles, al borde de la playa.Haba muchas palomas. All fue que supe, porque no saba, que cuando la paloma une su pico con elpico del pichn, no lo hace para besarlo, sino para darle de comer la leche nacida de su buche.

    3.

    Al atardecer, hora de tregua, me haban dado el alta.

    Alejandro Mondolfi, el mdico, me palme la espalda y me dijo:

    -Te suelto. Y me dijo:

    -Has tenido dos paludismos en un mes. Te cuidas o eres cadver. Tienes que comer mucha lenteja.Aqu estn tus pastillas: quinina, hierro.

    Ahora yo saba que un mosquito puede ser peor que una serpiente y tambin saba que seraperseguido, hasta el fin de mis das, por el pnico a la vuelta del incendio y el hielo de aquella fiebre. Enla selva la llamanla econ-mica, porque te mata en un da y no tens que gastar en remedios.

    Nos habamos quedado presos de las lluvias, con Da-niel Pacheco y Arnaldo Mendoza, en las minas dediaman-tes de la selva del Guaniamo. El desastre haba valido la pena. All un hombre se dormamillonario y al amanecer estaba muerto o sin una moneda para comprarse una ga-lleta. El negroBarrabs haba fundado la estirpe de los mineros. Haba encontrado un diamante del tamano de unhuevo de paloma y se haba hecho arrancar todos los dientes para ponerse una dentadura de oro puro.Termi-n sus das en una mina perdida de la frontera, pidiendo fiado para el desayuno.

    En los campamentos mineros se dorma en hamacas entre los rboles, cada hamaca era una casa, perose consu-ma whisky Ballantine's y conac francs. Un caf vala diez veces ms que en Caracas ynosotros nos quedamos, en pocos das, sin un centavo. Nos salvla Nena. Ella vena deLa Guayra.Tena diecinueve anos y en una no-che de amor ganaba ms que yo en un mes de trabajo. Cuando lemir las piernas, pens: "Es justo".La Nena nos regalaba cerveza y comida; y por fin pudimos me-ternosen una avioneta que nos sac de la selva. Los mos-quitos nos haban devorado y los tres llevbamos lamalaria en la sangre. Yo tuve las dos malarias: la benigna, y en seguida la brava.

    Mi cabeza era una llaga viva cuando llegu al hospital. La fiebre la escarbaba con punales, le prendafuego. Por entre los labios partidos me salan quejas y disparates. Senta que me mora y no esperabaque nadie apareciera en medio del delirio y abriera sus brazos para salvarme de los hervores y lascuchilladas de la fiebre: el dolor era tanto que no caba en m nadie ms que el dolor, y sim-plemente mequera morir porque la muerte dola menos.

    Pero me gust despertarme vivo a la manana siguiente. La fiebre haba cado. Parpade: recorr lascamas de mis vecinos, me restregu los ojos. Estaba rodeado de caras que la leishmaniosis haba hechopedazos. La lepra les haba comido orejas, labios y narices; se les vean los huesos y las encas.

    Pas un buen tiempo encerrado. Creo que yo era el nico caso de paludismo. Los leprosos, hombresde campo, no hablaban. Yo comparta con ellos las manzanas que traan mis amigos. Ellos tenan unaradio. Escucha-ban boleros.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • La quinina, una dosis de caballo que me metieron en las venas, me haba salvado. Poquito a poco meiba recuperando. Me asust cuando vi que meaba negro, mi san-gre muerta, y ms me asust cuandovolvi la fiebre. Apre-t el brazo del mdico y le ped que no me dejara morir, porque yo ya no mequera morir, y l se ri y me dijo que me dejara de joder.

    4.

    Recuerdo el tiempo del hospital como un largo viaje. Yo iba en un tren, atravesando el mundo, y de labruma de la noche se desprendan ciudades y resplandores, caras queridas: yo les deca adis.

    Vea el mar y el puerto de Montevideo y los fogones de Paysand, las esquinas y las llanuras dondehaba sido chiquiln y feliz. Vea un potrillo galopando. Vea ranchos de terrn y pueblos fantasmas.Pajaritos en el lomo de una vaca echada. El casco de una estancia en ruinas. Me vea entrando en lacapilla invadida por la maleza. Yo meta la llave enorme y la puerta cruja y gema. Desde afuera vena elbullicio de las calandrias y los teros. La luz atravesaba los vitrales y me banaba, rojiza, la cara, mientrasyo me abra paso entre los yuyos y llegaba al altar y charlaba con Dios y lo perda.

    Vea a mi hermano despertndome bajo los rboles, a los sacudones, al amanecer del tercer da denuestra tra-vesa a caballo por el campo abierto. l me despertaba y me preguntaba: "?Estuviste algunavez con una mujer?", y yo me desperezaba y le menta.

    Vea mares y puertos. Cantinas de suburbio, llenas de humo, oliendo a comida caliente. Crceles.Comarcas lejanas. Pueblitos perdidos en las montanas. Campamen-tos con hogueras. Vea miradas,vientres, fulgores: mujeres amadas bajo la lluvia violenta o en el mar o en los trenes, mujeres clavadas amedianoche contra un rbol de la calle; abrazos de escarabajos que ruedan por las arenas de losmdanos. Vea a mis hijos y a los amigos que nunca ms se supo.

    Yo me haba pasado toda la vida diciendo adis. Carajo. Toda la vida diciendo adis. ?Qu ocurraconmigo? Des-pus de tanta despedida, ?qu haba dejado yo? Y en m, ?qu haba quedado? Yo tenatreinta anos, pero entre la memoria y las ganas de seguir se haba amontonado mu-cho dolor y muchomiedo. Haba sido muchas personas, yo. ?Cuntas cdulas de identidad tena?

    Otra vez haba estado a punto de naufragar. Me haba salvado de morir una muerte no elegida y lejos demi gen-te, y esa alegra era ms intensa que cualquier pnico o lastimadura. No hubiera sido justomorirme, pens. No haba llegado a puerto este barquito. Pero, ?y si no haba ningn puerto para estebarquito? En una de sas navega-ba por el puro gusto de andar o por la locura de perse-guir aquel maro cielo luminoso que haba perdido o in-ventado.

    Ahora, morirme hubiera sido un error. Yo quera dar todo antes de que la muerte llegase, quedarmevaco, para que la hija de puta no encontrara nada que llevarse. !Tan-to jugo que tena todava! S. Eraeso lo que me haba quedado al cabo de los adioses: mucho jugo y ganas de navegar y angurria demundo.

    5.

    Mis amigos me trajeron en auto, desde el hospital. Lle-gamos a Macuto poco antes de la cada del sol.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • Nos senta-mos en un caf; pedimos cerveza.

    De la luz del crepsculo salan atardeceres de otros tiem-pos. Cuando yo era chiquito me iba a pescar,pero no por pescar, que en realidad no me gustaba porque me daban lstima los pescados, sino por eljbilo de estar all en los muelles mirando cmo el mar se tragaba lentamente al sol. Haban pasado losanos y ahora era igual. Yo senta lo mismo en el pecho. Pens que alguna cosa esencial no habacambiado dentro de m, a pesar de todo.

    Me re con mis amigos. Ellos me ofrecieron muletas, me dijeron que la malaria me haba dejado el malde San Vito, me propusieron que empezara los trmites de la jubilacin.

    Al anochecer, se volvieron a Caracas. Yo sub al cuarto a acostarme. Quise dormir; no pude.

    Despus me levant y camin. Senta la arena en las plan-tas de los pies descalzos y las hojas de losrboles me to-caban la cara. Haba salido del hospital hecho un trapo, pero haba salido vivo, y se meimportaba un carajo el temblor del mentn y la flojera de las piernas. Me pellizqu, me re. No tenadudas ni miedo. El planeta entero era mi tierra prometida.

    Pens que conoca unas cuantas historias buenas par a contar a los dems, y descubr, o confirm, queescribir era lo mo. Muchas veces haba llegado a convencerme de que ese oficio solitario no vala lapena si uno lo com-paraba, pongamos por caso, con la militancia o la aven-tura. Haba escrito ypublicado mucho, pero me haban faltado huevos para llegar al fondo de m y abrirme del todo y darme.Escribir era peligroso, como hacer el amor cuando se lo hace como debe ser.

    Aquella noche me di cuenta de que yo era un cazador de palabras. Para eso haba nacido. sa iba a sermi manera de estar con los dems despus de muerto y as no se iban a morir del todo las personas y lascosas que yo haba querido.

    Para escribir tena que mojarme la oreja. Yo saba. De-safiarme, provocarme, decirme: "No podes, aque no". Y tambin saba que para que nacieran las palabras yo tena que cerrar los ojos y pensarintensamente en una mujer.

    7.

    Entonces tuve hambre y me met en el restorn chino de Macuto. Me sent junto a la puerta, pararecibir la brisa fresca que vena del mar.

    Al fondo del restorn haba una muchacha comiendo sola. La vi de perfil; casi no me fij. Adems, soycorto de vista, y no llevaba lentes.

    No recuerdo lo que com. Arrollados, supongo, y sopa y pollo saltado o algo as. Beb cerveza, que essiempre preferible a un vino malo. Me tom la cerveza como a m me gusta, con la espuma helada en loslabios y el lquido dorado atravesando la espuma de a poco y rozndome los dientes.

    Comiendo me olvid del temblor del mentn. La mano llevaba con firmeza el tenedor a la boca.

    Alc la mirada. La muchacha plida se acercaba, con pasos lentos, desde el fondo.

    Levant del suelo una flechita de papel y la rompi en pedacitos. La mir, me mir.

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • -Te mand un mensaje -me dijo.

    Tragu saliva. Sonre disculpndome.

    -Sentate -la invit-. No me di cuenta -dije.

    Le pregunt qu deca el mensaje.

    -No s -dijo.

    -Sentate -repel, y corr una silla.

    Movi la cabeza; vacil. Por fin se sent. Miraba el piso, incmoda.

    Quise seguir comiendo, pero me costaba.

    -Se ve que no tomas sol -le dije.

    Se encogi de hombros.

    El resto de comida se me enfri en el plato.

    Ella extendi la mano, buscando un cigarrillo. Alcanc a ver las cicatrices de los tajos en la muneca. Leencend el cigarrillo. Tosi.

    -Son fuertes -dijo.

    Examin el paquete, le dio vuelta en la mano:

    -No son de ac -dijo.

    La luz le lama la cara. Era hermosa, a pesar de la pali-dez y la flacura. Me clav los ojos y yo deseque sonriera y no supe cmo.

    -?Sabes por qu te tir la flechita? -pregunt, y dijo-: Porque tienes cara de loco.

    Creo que haba una msica china, lastimera, sonando bajito. Una voz de mujer, si no me equivoco, quese cor-taba en la mitad de cada queja.

    -Yo nunca tomo sol -dijo-. Me paso todo el da ence-rrada en mi cuarto.

    -?Y qu haces, encerrada?

    -Espero -me dijo.

    8.

    Al final apagaron las luces, que era una manera no muy china de echarnos, y caminamos unos pasos

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • hasta la are-na. Nos sentamos.

    Alc la mirada hacia el cielo de aquel pas. Era un cielo di-ferente del nuestro. Me puse a cazar estrellas.Sorprendido descubrla Cruz del Sur en el horizonte. La muchacha plida me dijo quela Cruz del Sur sedejaba ver en mayo.

    Habl como si hubiera pasado anos callada. Hablaba y se morda las unas. Tena las unas todascomidas.

    Mis rodillas estaban flojas y mis ojos llenos de sueno; me haba vuelto el temblor del mentn. Pero mesenta bien all.

    No s por qu le dije que era linda pero flaca, y ella se defendi. Se alz la pollera para que le palparauna pierna.

    Despus caminamos un par de cuadras bajo los rboles. Senal vagamente hacia las casas de tejasrojas, en una callecita angosta que desembocaba en la playa.

    -Yo vivo all -dijo.

    Tambin me gustaba su voz un poco ronca.

    Se detuvo, se apoy de espaldas contra una pared.

    Haca calor. Haba mosquitos en la luz del farol.

    -Perdname por hablar tanto -dijo. Se mordi los labios. Una gotita de sangre le resbal hacia elmentn.

    9.

    Me gust verla desnudarse a la luz azul de la luna. No ha-ba mentido al decir que era una falsa flaca.

    Creo que nunca lo hice peor. Mover un brazo me costa-ba un triunfo. Sal de ella y me desplom.

    Me despert a las sacudidas:

    -?Qu es eso?

    Me di vuelta; me frot los prpados. En un ngulo de la puerta abierta brillaban dos ojos dorados,deslumbrantes en la negrura.

    -No s -le dije-. Un gato.

    Me estaba deslizando nuevamente en el sueno cuando ella me apret un brazo.

    -Mira -me dijo.

    -?Qu?

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • -Sigue ah.

    Los ojos no parpadeaban ni se movan.

    Entonces yo tampoco pude dormir.

    Encend la luz y no vi un gato ni nada. Apagu y me puse de cara a la pared. Pero senta en la nuca algoas como un disparo de electricidad.

    La muchacha plida se levant y avanz.

    -Djalo -le dije.

    La vi agacharse, le adivin los murmullos que el ruido del mar apagaba. El cuerpo de ella se interpusoentre los ojos dorados y yo. Y de pronto ella peg un alarido.

    10.

    Encend la veladora. Ella se estaba mirando la mano, como atontada. Vi las marcas de la mordedura.

    -Ese gato tena la rabia -dijo, y se ech a llorar.

    Para hablar, tuve que obligar a la garganta. Creo que fui sincero: dije que los perros transmiten la rabia,pero los gatos no. La suenera me arrastraba. La mano de ella empez a hincharse.

    -S -insista ella- tena. Ese gato tena la rabia. No te importa que yo me muera -gema.

    Decidi salir a preguntar. Al pararme, el mundo dio una vuelta completa. Me vest, no s cmo, y seguma-reado cuando bajamos.

    Encontramos un marinero que dorma de espaldas contra el muralln de piedra de la playa. Noscontest sin apuro y sin enojo, mientras daba las primeras pitadas a un cigarrillo. Haba que perseguir algato y atraparlo, para saber.

    Ah anduvimos, agachados los tres, llamando gatos en la oscuridad. Tenamos una sola linterna. Vimosgatos de todos los colores y tamanos. Nosotros maullbamos y ellos nos contestaban, se asomaban, sedeslizaban por las cornisas y huan.

    Cada pocos metros, yo me sentaba en el suelo y juntaba fuerzas para los prximos pasos. No jadeaba,porque no tena aire ni para eso. Tampoco parpadeaba: si dejaba que se juntaran los prpados, medorma.

    11.

    La mano de ella se puso de color morado. Tena el brazoparalizado, pero ya no se quejaba. Haba queir al hospi-tal. Quiso ir sola. El cuerpo se me haba levantado en huelga: yo le daba rdenes y l no se

    Generated by ABC Amber LIT Converter, http://www.processtext.com/abclit.html

  • mova. "Companero cuerpo -le ped-, usted no me puede fallar."

    Para ir al hospital, tenamos que llegar a la autopista y esperar quela Divina Providencia nos mandara untaxi. La autopista quedaba al otro lado de una cuesta empina-da y larga.

    En el hospital le inyectaron suero. La muchacha plida sali con la mano vendada. Me dijo, seca, quedeba ir a Caracas, al instituto Antirrbico, durante catorce das, todos los das, para darse inyecciones.La primera inyec-cin era a las ocho de la manana. Promet acompanarla. Ella no dijo nada.

    Cuando volvimos, ya se alzaba en el horizonte la bruma del alba. Con la primera luz, un barco pesqueroapareci, solitario, frente a la playa.

    Sub las escaleras, con movimientos de sonmbulo, y me hund en la cama. Creo que alcanc a poner ensu sitio la aguja del despertador, pero no le di cuerda.

    Me despert a las cuatro de la tarde.