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Educación Durante La Dictadura De Trujillo y El Gobierno De Ulises La educación en la Era de Trujillo se caracterizó por tener una cobertura muy limitada, lo que se evidencia en el hecho de que el analfabetismo alcanzó el 70%. Aunque en las escasas escuelas imperaba el orden y la disciplina, protagonistas de la época lo atribuyen al terror y la represión de la dictadura. El historiador Roberto Cassá y el profesor universitario Jesús de la Rosa coinciden en señalar que durante los 31 años del régimen de Trujillo había una educación de nivel, pero para una porción muy reducida de la población. Destacan que a final de la Era de Trujillo había en el país unos 3,000 estudiantes universitarios, y sólo cursaban carreras tradicionales como derecho, farmacia, medicina e ingeniería. Según de la Rosa, en términos educativos “la Era de Trujillo fue un desastre”. Dijo que la cobertura en la educación básica “era muy limitada”, ya que pocos dominicanos tenían la oportunidad de asistir a la escuela, lo que provocó que el analfabetismo llegara a niveles alarmantes, pasaba de 70%. De la Rosa recordó que las pocas escuelas que funcionaban en el país estaban localizadas en zonas urbanas, cuando la mayoría del pueblo dominicano residía en el campo.

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Trabajo sobre La Educacion durante las tiranias de Trujillo y Ulises Heuraux

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Educación Durante La Dictadura De Trujillo y El Gobierno De Ulises

La educación en la Era de Trujillo se caracterizó por tener una cobertura muy limitada, lo que se evidencia en el hecho de que el analfabetismo alcanzó el 70%.

Aunque en las escasas escuelas imperaba el orden y la disciplina, protagonistas de la época lo atribuyen al terror y la represión de la dictadura.

El historiador Roberto Cassá y el profesor universitario Jesús de la Rosa coinciden en señalar que durante los 31 años del régimen de Trujillo había una educación de nivel, pero para una porción muy reducida de la población.

Destacan que a final de la Era de Trujillo había en el país unos 3,000 estudiantes universitarios, y sólo cursaban carreras tradicionales como derecho, farmacia, medicina e ingeniería.

Según de la Rosa, en términos educativos “la Era de Trujillo fue un desastre”. Dijo que la cobertura en la educación básica “era muy limitada”, ya que pocos dominicanos tenían la oportunidad de asistir a la escuela, lo que provocó que el analfabetismo llegara a niveles alarmantes, pasaba de 70%.

De la Rosa recordó que las pocas escuelas que funcionaban en el país estaban localizadas en zonas urbanas, cuando la mayoría del pueblo dominicano residía en el campo.

Los llamados palacios escolares no eran tantos, de esa época se recuerda el liceo secundario Juan Pablo Duarte y el Instituto Salomé Ureña, exclusivo para hembras, que la educación se dividía; los hombres en una escuela y las estudiantes en otra.

A nivel privado la educación era muy escasa, se limitaba a dos o tres colegios en la capital, uno en La Vega y otro en Salcedo.

Fue durante la década de los 50 que se inició la distribución del desayuno escolar en las escuelas públicas, y pese a que nunca se presentaron dificultades entre los

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estudiantes, De la Rosa asegura que no es que no se presentaran, sino que ningún periódico podía informarlo, en vista de que las empresas suplidoras eran propiedad de Rafael Leónidas Trujillo.

Cassá considera que actualmente hay un aparato educativo muy superior en términos de cantidad, pero muy deficiente.

“La educación dominicana es un desastre. Esta educación falla en todo, pero principalmente por la incapacidad de situar las condiciones para que el ejercicio de una ciudadanía libre y responsable. Eso es vital, y se tiene que enseñar en los hogares y en las escuelas desde la niñez”, insistió el historiador.

Ley Orgánica de Educación

En 1951 se crea la Ley Orgánica de Educación, una de las leyes más trascendentales para la familia y la niñez, la cual hizo obligatoria la educación primaria.

Mediante esta legislación se sustituyó la Ley General de Estudios número 418 de 1932 y se organizó el sistema escolar en sus diversos niveles: pre-escolar, primario, intermedio, secundario técnico vocacional, e hizo gratuita toda la educación, exceptuando la universitaria.

La obligatoriedad de la educación primaria exigió una gran responsabilidad de los padres de familia, quienes se vieron envueltos muchas veces en problemas legales cuando su hijo o hija no asistía a la escuela. “Un niño deambulante con edad comprendida entre 7 y 14 años, hacía pasible a su padre de una prisión correccional y el pago de un multa.

Esta ley también organizó las normas de funcionamiento del personal, el sistema de evaluación de los estudiantes y su promoción, además de que estableció el desayuno, la ropa escolar y la “Sociedad de Padres y Amigos de la Escuela”.

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EL TESTIMONIO DE LA MAESTRA EVANGELINA

De acuerdo a Evangelina Santos Moreno de Bergés, con 69 años de experiencia como maestra y técnica del área educativa, la generación de 1930 a 1961 fue “una generación atrapada porque tenía limitaciones enormes”.

“Los lápices decían Era de Trujillo y había que tener un cuadro del tirano en casa”, recuerda Evangelina con tristeza. El salario por una tanda eran RD$25 y RD$40 en el sexto curso porque se trabajaba en dos tandas, al igual que el bachillerato.

Cuando Trujillo inició su régimen tenía siete años de edad, inició el magisterio en la escuela Eugenio María de Hostos, y fue maestra de las ministras de Educación y Educación Superior, Josefina Pimentel y Ligia Amada Melo, respectivamente; así como de la ex secretaria de Educación y ministra de la Mujer, Alejandrina Germán, entre otras educadoras.

“El maestro de esa época estaba sometido y limitado en su libertad”, dijo, tras destacar que durante la dictadura en las escuelas había cierta organización, pero de miedo, de terror, no por voluntad propia.El 15 de marzo de 1924, estando el país intervenido por tropas de la infantería de marina de la Armada estadounidense, se celebraron elecciones resultando ganadores de las mismas los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la Alianza Nacional Progresista, general Horacio Vásquez y don Federico Velásquez Hernández. La Asamblea Constituyente de mayoría horacista revisó la Constitución de 1908, y el nuevo texto fue proclamado oficialmente el 13 de junio de 1924. El período de seis años fue reducido a cuatro y de nuevo se reintrodujo la figura vicepresidencial.

El 7 de julio de 1924, la Asamblea Nacional proclamó oficialmente electos al general Horacio Vásquez como Presidente Constitucional de la República y a don Federico Velásquez como vicepresidente. Cinco días después, ambos asumieron sus funciones, en momento justo en que las tropas interventoras yanquis abandonaban el país y la bandera dominicana de nuevo era enarbolada en todos los recintos militares.

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Una reforma constitucional votada en 1927 dispuso la prolongación del periodo hasta el 1930 del presidente Horacio Vásquez, el vicepresidente, y los miembros de las Cámaras. Eso se hizo bajo el alegato falaz de que estos funcionarios habían resultado electos estando en vigor la Constitución de 1908 que consagraba el mandato presidencial de seis años, en vez de cuatro que dispuso la reforma constitucional de 1924.

El presidente Horacio Vásquez fue derrocado el 23 de febrero de 1930 por un llamado Movimiento Cívico encabezado por Rafael Estrella Ureña.

Del presidente Horacio Vásquez pudo decirse que durante su gobierno el país disfrutó de libertades públicas; también, que fue desafortunada la manera como manejó los haberes públicos; y que en su administración hubo favoritismos, corrupción y derroche.

Rafael Estrella Ureña, previamente nombrado por el mismo Horacio Vásquez Secretario de Estado de Interior, ocupó la Presidencia Provisional hasta la expiración del periodo del mandatario derrocado.

En medio de un clima de terror que obligó a los candidatos Federico Velásquez y Ángel Morales de la opositora Alianza Nacional Progresista a retirarse de los comicios, fueron celebradas las elecciones que estaban previstas para el 16 de mayo de 1930, resultando ganadores Rafael Leonidas Trujillo Molina y Rafael Estrella Ureña candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia de la República respectivamente por una llamada Confederación de Partidos.

El 16 de agosto de 1930, el general Rafael Leonidas Trujillo Molina se juramentó ante la Asamblea Nacional como Presidente Constitucional de la República, dando inicio a la dictadura más absolutista y prolongada de nuestra historia republicana.

Durante más de treinta años, los dominicanos vivieron sometidos a la voluntad omnímoda del “perínclito soldado de San Cristóbal”.

En los primeros años de la dictadura, no fueron pocos los que vieron en el general Rafael Trujillo Molina la encarnación de un “hombre nuevo” y muchos calificaron el acontecimiento que provocó su ascenso al poder como “la más bella revolución de América”.

El poder omnímodo de Trujillo estuvo fundamentado en la organización castrense que heredó de la Intervención Militar Norteamericana de 1916. A lo largo de la llamada “Era de Trujillo” las partidas presupuestarias destinadas a sostener las fuerzas armadas equivalieron siempre a más del 50 por ciento del Presupuesto Nacional.

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A pesar de que la vislumbró como una herramienta secundaria de su poder omnímodo, el dictador no descuidó la educación de sus conciudadanos.

Una de las primeras disposiciones de Trujillo a su llegada al poder en 1930 fue ordenar la preparación de un plan de reformas de la educación en procura de que la escuela dominicana evolucionara hacia modalidades más amplias y sistemas más acordes con el espíritu científico y la tendencia experimental de las prácticas pedagógicas modernas.

Después del fracaso de Pedro Henríquez Ureña al frente de la Superintendencia General de Instrucción Pública, Trujillo continuó incorporando a esa dependencia gubernamental educadores extranjeros, acreditados por su larga experiencia y conocimientos en la materia, tales como Fernando Sainz, Carlos Larrazábal Blanco, Guilma de Castro, Antonio Martínez Surroca, José de Alameida y otros.

Si observamos el proceso seguido por la instrucción pública durante los primeros diez años de la dictadura, podríamos advertir las transformaciones que fueron sucediéndose. A la enseñanza teórica y memorista le siguió una de carácter empírico más cercanas a los postulados hostosianos que a la enseñanza confesional que heredamos de los conquistadores.

Desde 1935 hasta el final de la dictadura trujillista, la secretaría de Educación publicaba, bajo la dirección del profesor Aquiles Nimer, teniendo como jefe de redacción al poeta Juan Bautista Lamarche, la revista Educación de alto contenido científico pedagógico.

Esa reforma de la escuela dominicana de profunda trascendencia para la sociedad pudo llevarse a cabo gracias al trabajo tesonero de educadores de la talla de Ramón Emilio Jiménez, Víctor Garrido, Virgilio Díaz Ordóñez, Juan Bautista Lamarche, Aliro Paulino y otros; también, a la ayuda prestado por educadores y técnicos venidos del extranjero, aunque en los anales trujillistas figure que todo se debió “al genio, renovador y dinámico, del insigne estadista, a quien, en acto justiciero de reconocimiento, se le ha designado con el título de Primer Maestro de la República, el Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, auténtico, creador de la Nueva Escuela Dominicana”.

Nuestros juicios en torno a la educación en los tiempos de la dictadura trujillista estarán basados en mis propias experiencias (nacimos y nos educamos durante la llamada Era de Trujillo), en libros y en documentos publicados aquí durante los años de la dictadura.

Haremos esfuerzos para evitar que la pasión política se interponga en nuestros juicios; también, nos disponemos a separar “la paja del trigo” es decir, a guardar distancia entre

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los progresos reales de la educación en tiempos de Trujillo y la propaganda política interesada a favor o en contra de la dictadura.

¿Cómo estaba organizada la instrucción pública en tiempos de Trujillo y cuáles eran sus propósitos, sus fortalezas, sus debilidades?

¿Era la mayoría que resultaba beneficiada, o, por el contrario, sólo una minoría privilegiada resultaba favorecido por un sistema de instrucción pública pretendidamente situado a la altura de los métodos de educación de los países más adelantados de la América española?

Dentro de las fortalezas del sistema de instrucción pública en tiempos de Trujillo cabe mencionarse el orden y la disciplina que primaba en todas las escuelas públicas; el sentido de responsabilidad de los maestros y, en correspondencia con ese atributo, el respeto que los alumnos les guardaban.

En tiempos de la dictadura, las clases se abrían el 15 de septiembre para los alumnos de escuelas primarias e intermedias; y el 2 de octubre para las escuelas secundarias y vocacionales. Para todos, las vacaciones navideñas se iniciaban los 23 de diciembre (Día del Niño) y finalizaban 6 de enero (día de los Santos Reyes) Las vacaciones de verano se iniciaban para todos el 30 de junio (Día del Maestro)

Sólo una vez en treinta años de dictadura la apertura del año escolar se pospuso. Ello ocurrió en 1946 debido a una epidemia de piojos. En ese año, las clases se iniciaron a mediados de octubre en vez de septiembre.

En tiempos de Trujillo, la bandera dominicana era izada en todas las escuelas del país a las ocho horas de la mañana. A esa hora, los estudiantes en correcta formación entonaban las notas gloriosas de nuestro Himno Nacional.

Los horarios de clase se agotaban tal y como previamente estaban programados ¿ Huelga de maestros en tiempos de Trujillo? Jamás.

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Las labores de asesoría general; inspección técnica; atención especial a las escuelas rurales; organización del ropero y desayuno escolar; y asistencia médica escolar y otras labores se llevaban a cabo con esmero y prontitud.

Las escuelas públicas en tiempos de Trujillo eran supervisadas periódicamente de manera tal que un director de distrito estaba enterado día a día de lo que se hacía o dejaba de hacerse en cada una de las escuelas de su demarcación.

En un grado mayor que el de hoy, la escuela dominicana en tiempos de Trujillo era mayoritariamente pública. Eran pocos los colegios privados que entonces existían. En la ciudad capital funcionaban, entre otros, los colegios Dominicano de la Salle, Luis Muñoz Rivera; Santo Tomás; Colegio Santa Teresita; Colegio La Milagrosa; y el Colegio Don Bosco; en Santiago de los Caballeros, la Academia de Santiago; Nuestra Señora del Carmen; Instituto Evangélico; Academia Santa Ana y el Colegio del Corazón de Jesús; en San Pedro de Macorís, el Colegio Trinidad Sánchez y la Academia Antillana Hostos.

Todos esos planteles escolares de carácter privado tenían de común que su matrícula no era grande: 200, 300 ó 400 alumnos a lo sumo en cada uno de ellos; y que la calidad de la enseñanza que se ofrecían en esos colegios no era superior a la de las escuelas públicas.

Al inicio de la llamada Era de Trujillo, hablamos de agosto de 1930, el país apenas disponía de 526 escuelas: 400 de ellas eran escuelas primarias rurales; 68 escuelas primarias graduadas; 52 escuelas secundarias, comerciales o de oficios; 6 escuelas especiales para adultos analfabetos; y una universidad, la Universidad de Santo Domingo.

La población escolar del país ascendía entonces a 50 mil 739 alumnos distribuidos así: 20 mil en escuelas primarias rudimentarias; 15 mil, 754 en escuelas primarias graduadas; mil 358 en escuelas secundarias y normalistas; 1310 en las escuelas especiales de adultos analfabetos; y 379 en la Universidad de Santo Domingo.

Echémosle una mirada a esas cifras, tomando en cuenta que la República Dominicana tenía entonces alrededor 1 millón 250 mil habitantes.

Cuando Trujillo llegó al poder en 1930, apenas un 4% de los dominicanos asistía a la escuela, es decir, la cobertura era bajísima. El analfabetismo en la población de adultos llegaba al 90% y apenas existían en todo el país seis escuelas para adultos iletrados.

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400 escuelas rurales no eran suficientes para atender a los niños de los campos que en número eran mucho más que los que vivían en las ciudades. El país tenía más generales que maestros. ¿Y qué decir de la vieja Universidad de Santo Domingo con apenas 358 estudiantes? Que era un reducto de privilegiados; que era una institución que preservaba los rasgos y los atributos de la Universidad Colonial; y que en poco o en nada contribuía al desarrollo de la nación dominicana.

A la llegada de Trujillo al poder, el sistema de instrucción pública de la República Dominicana se encontraba bastante degradado; y a la luz de los datos ofrecidos, podríamos afirmar, exagerando un poco la nota, que aquí no había escuelas.

En febrero de 1931, Trujillo nombró a Max Henríquez Ureña como Superintendente General de Instrucción Pública.

En febrero de 1931, Max Henríquez Ureña formuló un diagnóstico del estado en que se encontraba la instrucción pública del país que sirvió de base a las transformaciones que vinieron después. En ese importante documento titulado “Bases para la Reorganización de Nuestro Sistema Educativo” se enfocaba los problemas más acuciantes que aquejaban la escuela dominicana de esa época: planteles deteriorados; maestros sin títulos; falta de materiales didácticos; falta de supervisión; planes de enseñanza ya obsoletos; desorganización general y otros males por el estilo.

Como fiel seguidor de las ideas hostosianas, Maz Henríquez Ureña desde su llegada al cargo comenzó a observar con cierta preocupación el estado de desorganización imperante en las pocas escuelas de formación docente que entonces existían.

Max Henríquez Ureña duró apenas unos meses en el cargo; fue sustituido por Osvaldo Báez Soler, quien a su vez fue sustituido por Pedro Henríquez Ureña.

Pedro Henríquez Ureña disponía de un reputado bagaje intelectual. Su obre literaria era conocida en toda América. Al parecer, la escuela dominicana quedaba en muy buenas manos. Pero, el ambiente de la dictadura no era su ambiente; tuvo que irse dejando inconclusa su obra de reforma de la instrucción pública al año de haber llegado después de permanecer casi dos décadas fuera del país.

Al arribo de Trujillo al poder en 1930, el país apenas disponía 526 escuelas: 400 de ellas eran escuelas primarias rudimentarias de tres cursos de nivel primario, orientadas a la formación de los niños y jóvenes campesinos; 68 escuelas primarias graduadas; 52 escuelas secundarias, comerciales o de oficios; 6 escuelas especiales para adultos analfabetos; y una universidad, la Universidad de Santo Domingo. La población escolar

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del país ascendía entonces a 50 mil 739 alumnos distribuidos así: 20 mil en escuelas primarias rudimentarias; 29 mil, 938 en escuelas primarias graduadas; mil 358 en escuelas secundarias y normalistas; 1310 en las escuelas especiales de adultos analfabetos; y 379 en la Universidad de Santo Domingo.

Para entonces, la población de la República Dominicana era estimada en 1 millón, 250 habitantes. Apenas un 4% de los dominicanos de edades comprendidas entre los 7 y 14 años asistía a la escuela y alrededor del 90% de más de 18 años de edad no sabía ni leer ni escribir.

La Universidad de Santo Domingo, a pesar de que preservaba las rancias tradiciones de las universidades dominicas, no era más que un reducto de varios centenares de jóvenes privilegiados que en poco o en nada contribuía al desarrollo del país.

En 1930, la instrucción pública de la República Dominicana se encontraba bastante degradada; la oferta de educación muy limitada; y muy escasas las oportunidades de educarse.

En los primeros dos años de la dictadura, la educación dominicana siguió los mismos lineamientos que le habían trazado los interventores. Las leyes que entonces regían en la materia eran las mismas que habían sido formuladas por Julio Ortega Frier en tiempos de la Intervención.

Fue a partir de 1932 cuando el gobierno de Trujillo comienza a legislar sobre la materia y a enrumbar por senderos distintos la educación de los dominicanos.

En febrero de 1931, Trujillo nombró a Max Henríquez Ureña como Superintendente General de Instrucción Pública.

En febrero de 1931, Max Henríquez Ureña le presentó al presidente Trujillo un informe sobre el estado en que se encontraba la instrucción pública del país en el que se basó la reforma de la educación que se ejecutó inmediatamente después. En ese importante documento titulado ¨ Bases para la Reorganización de Nuestro Sistema Educativo ¨ se enfocaban los problemas más acuciantes que aquejaban la escuela dominicana de esa época: planteles deteriorados; maestros sin títulos; falta de materiales didácticos; falta de supervisión; planes de enseñanza ya obsoletos; desorganización general y otros males por el estilo. Pero, Max Henríquez Ureña duró apenas unos meses en el cargo; fue

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sustituido por Osvaldo Báez Soler, quien a su vez fue sustituido por Pedro Henríquez Ureña.

Pedro Henríquez Ureña disponía de un reputado bagaje intelectual. Su obre literaria era conocida en toda América. Al parecer, la escuela dominicana quedaba en muy buenas manos. Al igual que su hermano Max, en los primeros meses de su gestión se dedicó a percatarse del estado en que se encontraba la instrucción pública del país y a pensar en las soluciones a los problemas que la afectaban. Pedro Henríquez Ureña en persona dictó cursos de capacitación para maestros en servicio; ordenó que los días sábados fueran incluidos como días laborables; revisó los planes de estudios de las escuelas normales; dispuso la creación de escuelas de artes y oficios; y a instancia suya se reabrió la Facultad Libre de Filosofía de la Universidad de Santo Domingo. Pero, el reconocido hombre de letras no pudo echar a andar sus planes de reformas de la escuela dominicana. En junio de 1933, desalentado y envuelto en el silencio Pedro Henríquez Ureña se marchó del país para no regresar jamás. ¿Qué le ocurrió?

Era que sus ideas no comulgaban con las del dictador? En realidad no hay un solo hecho concreto que mueva a pensar que Pedro Henríquez Ureña se marchara del país por desavenencias políticas con Trujillo; tampoco se conoce una sola actividad en el exterior del destacado intelectual en apoyo a la causa antitrujillista. Por lo que creemos que Pedro Henríquez Ureña se marchó del país al convencerse de que los medios materiales y los recursos humanos de que disponía no eran suficientes para realizar los planes de reformas de la educación que él mismo formulara.Después de la salida del país de Pedro Henríquez Ureña, los planes de reforma de la instrucción publica continuaron.

El 31 de diciembre de 1934 quedó suprimida la Superintendencia General de Instrucción Pública y es creada la Secretaría de Estado de Educación Pública y Bellas Artes, siendo el poeta y folklorista Ramón Emilio Jiménez su primer titular.

Durante la administración de don Ramón Emilio Jiménez la instrucción pública retomó el sentido de lo nacional que había perdido por efecto de la Intervención Militar de 1916. También, se “trujillizó” en grado extremo.

El centésimo vigésimo segundo aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte fue celebrado el 26 de enero de 1935 con un gran acto realizado en el Parque Independencia de la ciudad de Santo Domingo. En ese acto patriótico, don Ramón Emilio Jiménez pronunció un emotivo discurso alusivo a la figura del Padre de la Patria.

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Asistieron al mismo los alumnos de las escuelas públicas y de los contados colegios que existían entonces, acompañados por sus profesores.

Pero, durante la gestión de Ramón Emilio Jiménez los intereses políticos de la dictadura irrumpieron en las aulas, convirtiéndose las escuelas en herramientas de adoctrinamiento trujillista.

La llamada “campaña del chele” lo empañó todo.

¿En qué consistió la puñetera campaña del chele?

En 1935, para la conmemoración del día de la escuela se llevó a cabo en todas los planteles públicos del país la llamada “campaña del chele” durante la cual todos los estudiantes del país tuvieron que aportar (voluntariamente por supuesto) un centavo con la finalidad de recabar fondos para obsequiarle, nada más y nada menos, que al hijo del dictador Ramfis Trujillo, que contaba entonces con apenas 5 años de edad, una medalla por sus supuestos méritos.

En el año de 1935, los locales de las escuelas primarias del país fueron utilizados en horarios nocturnos para la educación de adultos analfabetos.

Al final del primer quinquenio de la dictadura trujillista, el país disponía de 941 escuelas primarias graduadas y elementales (473 más que en 1930); 49 escuelas secundarias y de arte y oficio (2 menos que en 1930); la población escolar se elevó de 50 mil 739 estudiantes en 1930 a 113 mil, 317 estudiantes en 1935; de éstos últimos, 104 mil, 79 cursaban estudios en escuelas públicas, y sólo 9 mil 238 en colegios privados.

De acuerdo con los datos del censo de 1935, la República Dominicana tenía entonces, 1 millón, 479 mil, 417 habitantes y apenas unos 300 mil personas adultas alfabetizadas.

Por medio de circulares se exhortaba a inspectores de escuelas a, sin perjuicio de sus labores, difundir “la sabía política que para bienestar de los dominicanos llevaba a cabo el generalísimo Trujillo, primer maestro dominicano”. Fue durante la administración del vate Ramón Emilio Jiménez que mediante la Circular no. 13 se les ordenó a los

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directores de escuelas a que organizaran actos en los que se hablara de las razones supuestamente válidas para hacer el cambio de nombre de la ciudad capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo.

El 1 de abril de 1936, Trujillo nombró al licenciado Víctor Garrido como Secretario de Educación y Bellas Artes en sustitución de don Ramón Emilio Jiménez.

Tan pronto tomó posesión de su cargo, Víctor Garrido se propuso revisar los planes de estudios vigentes y a reunificarlo en un solo cuerpo ya que según él “eran tantos los planes de estudios puestos en vigor que resultaba tarea difícil, para los maestros, el desglosamiento de las materias en los respectivos cursos”.

El 8 de agosto de 1936 se aprobó un reglamento dirigido a organizar las oficinas de la Secretaría de Educación. Mediante el mismo esa Cartera quedó dividida en dos departamentos: Departamento de Educación y Departamento de Bellas Artes. El primero, a su vez quedó dividido en Servicios Administrativos y Servicios Docentes, cada uno de ellos con sus respectivas secciones.

Durante la gestión de Víctor Garrido al frente de la Cartera de Educación se crearon controles muy efectivos concernientes al uso de material gastable y al trabajo efectivo de los servidores de esa dependencia estatal.

Por medio de la Ordenanza no. 488 del año 1936 se estableció un programa definitivo para la Enseñanza Primaria Elemental dirigido a niños que hubieran cumplidos los seis años de edad; y por la Ordenanza 490 del mismo año, se dividió la Enseñanza Primaria Superior en dos años de estudios de carácter general.

Por sugerencia de don Federico Henríquez y Carvajal, el 17 de abril de 1937 se celebró un gran desfile escolar en conmemoración de los 50 aniversarios de la graduación en el Instituto Salomé Ureña de las seis primeras maestras normales.

De las maestras homenajeadas participaron Mercedes Laura Aguiar; Ana Josefa Puello; y Altagracia Henríquez. Luisa Ozema Pellerano ya había muerto y Leonor Feltz no pudo asistir por quebrantos de salud. Como nota curiosa, en ese acto de recordación hostosiana estuvo presente, el Arzobispo de Santo Domingo Monseñor Nouel.

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Mediante la Ordenanza Número 5, del año 1937 se reglamentó todo lo concerniente al otorgamiento y disfrute de becas. Y por medio de la Número 508 del mismo año se fijó el programa de estudios de la Enseñanza Secundaria. Ese programa contemplaba una sección de estudios secundarios comunes de tres años lectivos de duración y de 4 secciones especiales de un año cada una: Ciencias Físicas y Matemáticas; Ciencias Físicas y Naturales; Ciencias Pedagógicas y Filosofía y Letras.

Al principios del año 1937, por medio de la Ordenanza No. 514, se aprobó el Plan de Estudios de la enseñanza de Adultos en las escuelas nocturnas.

El 27 de enero del 1937 llegó al país la Misión Chilena integrada por los educadores Luis Galdames, César Bunster y Oscar Bustos. Es grupo de calificados pedagogos chilenos arribó al país no por gestiones que en ese sentido había realizado el secretario de Estado de Educación y Bellas Artes Víctor Garrido sino, como se decía entonces, “por las sabias iniciativas del generalísimo Trujillo”.

EDUCACION EN LA ERA DE TRUJILLO

La educación en esta era fue utilizada como un método de propaganda a favor de la dictadura, un avance exagerado en comparación con los demás países latinos, para el bien del dictador. 

La organización educacional está regida por la Ley Orgánica de Educación No. 2909 (39), la Ley sobre educación Primaria Obligatoria No. 2962 (40), y la Ley de Organización Universitaria No. 1398 (41). La organización escolar está centralizada bajo la autoridad de la Secretaria de Estado de Educación y Bellas Artes, la cual es asistida en sus funciones por el Consejo Nacionales de Educación. Todos los programas de educación escolar, tanto público como privado son supervisados por este organismo central. Solo las instituciones reconocidas y aprobadas por el, pueden extender diplomas de educación en el país. 

EDUCACION PRIMARIA

La Educación Primaria se Divide en tres partes.

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1. Jardines de la infancia o Kindergarten.

Tiene una duración de un año y solo existen en algunas de las mayores ciudades del país. Generalmente son los niños de padres pertenecientes a la clase obrera, pues estaban situada en los barrios construido por el gobierno, constituyendo una ayuda para aquellas familias que no pueden atender a sus hijos por cuestiones de trabajos. Los niños de la clase media y alta asistían a los Kindergarten ofrecidos por algunas escuelas particulares.

2. La Escuela de Educación Primaria 

Con una duración de 6 años, sus programas de estudios consistían en elementos de gramática, matemática, ciencias naturales e higiene social, y en los últimos tres años se introducen elementos de historia y geografía natural en sustitución de las ciencias naturales.Es ahí donde el niño aprende a leer y a escribir, con el libro básico conocido como la “La Cartilla de Trujillo de Educación”, la cual estaba llena de directrices morales exaltando la figura del generalísimo y la autoridad del Estado. La educación religiosa es obligatoria.

EDUCACION DURANTE LA DICTADURA DE

ULISES HEUREAUX

Las reformas educativas llevadas a cabo durante el periodo 1844 a 1916 tuvieron sus fundamentos en las concepciones pedagógicas de Eugenio María de Hostos el cual fue rechazado por el dictador y por el monseñor Arturo de Meriño. por el carácter dictatorial de este gobierno no fue aceptado por este

Con la llegada al poder de Eugenio María de Hostos por lo tanto una decadencia en la educación nacional, la base jurídica de la educación seguirá sustentada por la ley general de estudios de 1844 se cree que esta ley fue recomendada por Hostos.

"Para Hostos el último cuarto del siglo XIX anuncia "una época de reconstrucción moral y los materiales de esa reconstrucción están esparcidos en las entrañas de la ciencia". En las nacientes repúblicas americanas ve Hostos el material histórico para dicha

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reconstrucción. América es para Hostos "una patria desconocida de sí misma, que no sabe de su fuerza, que si supiera haría prodigios en el porvenir". Pero los vestigios del colonialismo impiden dar cumplimiento a este destino. Las revoluciones políticas republicanas fallaron en establecer el ideal que las animó. Las sociedades americanas siguen enfermas. La anarquía, la ausencia de un orden racional, es el estado social que las caracteriza, "su estado sociológico es un estado de mal", como resultado de un proceso histórico que ha creado una razón enferma y una sociedad refractaria a la luz de la verdad y de la justicia. Hostos lo resume las siguientes palabras: "Nuestros pueblos son evoluciones de sociedad que el tradicionalismo no deja crecer robustamente: como esos tristes pequeños que sabéis son cadáveres de niños a quienes no deja vivir el desventuradísimo hermano comedor de oro que los sacrificaba…Todos nuestros pueblos de origen latino en el continente tradicional que seguían las viejas nacionalidades, se han imbuido en un sistema de pensamiento que, como prestado, no sirve al cuerpo de nuestras sociedades juveniles".

"Hostos ve en la educación que enferma la razón al hacerla unilateral, el instrumento por excelencia para la dominación. El grado de libertad de un individuo o de un pueblo está en directa proporción con 1a manera en que su razón ha sido educada y los fines a los que se la dirige, es decir, su racionalidad. La dominación es sobre todo la opresión de la racionalidad humana. La condición de existencia del oprimido es una razón no desarrolla, castrada en su desenvolvimiento. La educación neocolonial se convierte en instrumento de dominación en la medida en que produce una razón enferma que no puede tener conciencia ni de la verdad, ni de la libertad, ni de la justicia. Esto ocurrió a través de un proceso educativo que negaba las condiciones que requiere el desarrollo de la razón. Se vicio el orden y el desarrollo de las facultades intelectuales haciendo prevalecer sobre todas las demás aquellas que podían facilitar la más pronta, la más ciega, la más servil transmisión de ideas, razonamiento, juicio conocimientos ya formados por otros."

Sobre la contribución de Hostos a la pedagogía de la época y su actividad señalan villaniris y torre:

Eugenio María de Hostos defiende una reforma educativa que: define con claridad y objetividad su finalidad liberadora, se fundamenta en el conocimiento de las fuerzas y condiciones del desarrollo de la razón, elabora una pedagogía en consonancia con dichas condiciones y organiza el conocimiento y las experiencias educativas en un plan de estudios que sigue un orden tanto lógico como psicológico. El llevar a cabo esta reforma educativa requiere sobre todo la formación de un ejército de maestros reformados y capaces de reformar la educación."

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"Hostos se inscribe en la corriente de pedagogía científica de la segunda mitad del siglo XIX. El educador necesita conocer la estructura, funciones, operaciones y etapas del desarrollo de la razón en su producción de conocimientos. Esto le proporcionará al educador el sistema y método natural por el cual la razón se desarrolla y produce conocimiento. El propósito de la enseñanza es "despertar las fuerzas orgánicas de la razón y fomentar su evolución"; el rol del educador es entonces servirse de este método natural para recrear las condiciones que permiten el desarrollo de la razón y eliminar las que lo obstaculizan: "Instruir es educar el entendimiento, educarlo es ponerlo en actividad y movimiento funcional, ponerlo en función es hacer correspondientes las operaciones a las funciones, y las funciones a las fuerzas, de modo que la actividad intelectual se dé con toda su salud, energía y vigor en cada uno de los cuatro momentos de la evolución y en cada uno de los sujetos sometidos al régimen de la educación".

"Hostos Propone un currículo progresivo "concéntrico" muy parecido a lo que hoy llamamos espiral (Bruner); entre los métodos y técnicas didácticas desarrollados y practicados por Hostos se encuentran la conferencia razonada, el diálogo socrático, el aprendizaje cooperativo, la experimentación, el uso de manipulativos, globos y recursos visuales, las exhibiciones, las excursiones, el aprendizaje basado en problemas y muchos otros métodos de aprendizaje activo y significativo. Además produjo textos e indicaciones didácticos para la enseñanza de lenguas, literatura, geografía, historia, teatro, derecho, y educación física.

Los autores advierten que: "Aunque Hostos no llevó a cabo una investigación experimental rigurosa acerca de la estructura de la razón y su desarrollo, su conocimiento enciclopédico de filosofía, lingüística, sicología, sociología, historia, y otras disciplinas, le permitió construir una concepción sintética y un modelo educativo operacional acerca de ésta. Su obra de síntesis acerca de los fines, la estructura y el proceso evolutivo de desarrollo humano que la educación está llamada a fomentar constituye probablemente una creación original y anticipa en muchos aspectos los intentos actuales de corrientes pedagógicas como la educación basada en el cerebro, el constructivismo piagetiano, la perspectiva histórico-cultural vigotskiana y la pedagogía de la liberación de freired.

Concluye el ensayo de Villarini y Torre con el siguiente juicio sobre el pensamiento de Hostos: "Su extraordinaria y adelantada en los tiempos concepción educativa, así como su incansable lucha por la reforma educativa latinoamericana orientada a la liberación de nuestros pueblos hacen que Hostos sea estimado como el más grande educador latinoamericano. Si aceptamos que es tarea de la filosofía educativa el sintetizar el conocimiento existente sobre un aspecto de la realidad, disperso en diversas ciencias y

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prácticas, y sacar de él implicaciones para el dominio de ese aspecto de la realidad, Hostos puede ser considerado como uno de los grandes filósofos de la educación universal."

Tan pronto Lilis tomo el poder se emitió una nueva ley general de estudios en la que se introdujeron muy pocos cambios en relación con la vigente, casi dos décadas después el 25 de noviembre de 1914 se promulgo el código orgánico reglamentario de educación común el cual no llego a ponerse en práctica por que la ocupación militar norteamericana de 1916 la detuvo dicho código era una síntesis de las legislaciones educativas emitidas hasta la fecha .

Rafael Leonidas Trujillo Molina

Rafael Leónidas Trujillo en 1940

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Presidente de la República Dominicana

18 de mayo de 1942-16 de agosto de 1952

Predecesor Manuel de Jesús Troncoso

Sucesor Héctor Bienvenido Trujillo

Presidente de la República Dominicana

16 de agosto de 1930-30 de mayo de 1938

Vicepresidente Rafael Estrella Ureña (1930-1932)Jacinto Bienvenido Peynado(1934-1938)

Predecesor Rafael Estrella Ureña

Sucesor Jacinto Bienvenido Peynado

Datos personales

Nacimiento 24 de octubre de 1891San Cristóbal, República Dominicana

Fallecimiento 30 de mayo de 1961(69 años)

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Ciudad Trujillo(actual Santo Domingo), República Dominicana

Partido Partido Dominicano

Apodo El Jefe

Padres José Trujillo ValdezAltagracia Julia Molina Chevalier

Cónyuge Aminta Ledesma (1922-1925)Bienvenida Ricardo (1927-1935)María Martínez Alba (1937-1961)

Hijos Julia Genoveva, Flor de Oro, Rafael Leónidas, Odette Altagracia, María de los Ángeles del Sagrado Corazón de Jesús, Leónidas Radhamés, Yolanda, Rafael Leónidas, Elsa Julia, Bernadette[cita

requerida]

Profesión Militar

VIDA DE TRUJILLO

Trujillo nació en la ciudad de San Cristóbal el 24 de octubre de 1891. Hijo de José Trujillo Valdez, pequeño comerciante descendiente del sargento grancanario José Trujillo Monagas (que llegó a Santo Domingo como integrante de las tropas españolas de refuerzo durante la Anexión), y de Altagracia Julia Molina Chevalier, más tarde conocida como Mamá Julia, hija de Pedro Molina, campesino dominicano, y de Luisa Ercina Chevalier, hija a su vez de un oficial haitiano de los tiempos de la

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ocupación de 1822. No obstante, Trujillo siempre renegó la ascendencia haitiana de su madre. Era el tercero de once hijos. Sus hermanos fueron Marina, Rosa María Julieta, Virgilio, José "Petan" Arismendy, Amable "Pipi" Romero, Julio Aníbal, Luisa Nieves, Pedro Vetilio, Ofelia Japonesa y Héctor "Negro" Bienvenido Trujillo Molina.

Su bisabuela Diyeta Chevalier también era de origen afro-haitiano. Trujillo tuvo asimismo hermanos por parte de padre, su origen fue humilde, sus hermanos con excepción de Amable Romeo fueron generales y coroneles del Ejército Dominicano y bajo su dictadura, Héctor Bienvenido fue nombrado Generalísimo en 1959.

La infancia de Trujillo pasó relativamente sin incidentes. Su educación básica fue irregular y bastante limitada. En 1897 a los 6 años fue inscrito en la escuela de Juan Hilario Meriño. Un año más tarde se trasladó a la escuela de Broughton, donde fue discípulo de Eugenio María de Hostos, y permaneció allí durante tres o cuatro años.

En 1907 a los 16 años de edad Trujillo obtuvo un empleo como telegrafista, actividad que ejerció durante 3 años. Concluido este tiempo se dedicó junto a su hermano José Arismendi ("Petan") al cuatrerismo, a la falsificación de cheques y el robo postal, y fue declarado culpable y encarcelado algunos meses por estos delitos.

En 1916 de nuevo se dedica a actividades criminales y lidera a la banda de asaltantes llamada la 42, temida por su violencia, mientras se dedicaba el resto del tiempo a actividades diversas. Más tarde trabajó durante dos años en la industria azucarera como guarda campestre.

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Ulises Heureaux

Lilís en su despacho presidencial en 1893

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Presidente de la República Dominicana

1 de septiembre de 1882-1 de septiembre de 1884

Vicepresidente Casimiro Nemesio de Moya

Predecesor Fernando Arturo de Meriño

Sucesor Francisco Gregorio Billini

Presidente de la República Dominicana

6 de enero de 1887-26 de julio de 1899

Vicepresidente Segundo Francisco Imbert Delmonte(1887-1889)·Manuel María de la Concepción Gautier(1889-1893)·Wenceslao Figuereo(1893-1899)

Predecesor Alejandro Woss y Gil

Sucesor Wenceslao Figuereo

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Datos personales

Nacimiento 21 de octubre de 1845San Felipe de Puerto Plata, Puerto Plata, República Dominicana

Fallecimiento 26 de julio de 1899 (53 años)Moca, Espaillat

Cónyuge Catalina Flank (1880-1899)

Profesión Abogado

VIDA DE LILIS

Heureaux nació el 21 de octubre de 1845 en San Felipe de Puerto Plata, hijo natural de Josefa Lebert, oriunda de las Islas Vírgenes y José Alejandro D'Assás Heureaux Fortune, nacido en Haití y capitán de navío de la Marina Francesa. Abandonado por su padre (aunque más tarde le diera su apellido), sus primeros años se desenvolvieron a la sombra del cuidado materno. Su madre, miembro de una familia muy pobre, no pudo hacer grandes cosas durante los primeros años de la vida de Ulises.

Un amigo de la familia se encargó de brindarle los primeros conocimientos de letras y matemáticas. Es notable que siendo todavía muy joven, llegó a hablar y escribir fluidamente en francés e inglés, y a dominar el creole haitiano.

Se incorporó en la milicia y probó su valentía en los campos de batalla, ascendiendo de rango por sus habilidades para el combate.

Ocupó durante 14 años la Presidencia de la República: (1882-1884 y 1887-1899), convirtiéndose en una de las figuras políticas más importantes del siglo XIX dominicano.

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Grupo # 4Carmen Amarilis Abreu Fernández - 2011-5165

Charleny Gil Ramírez -2011-0607

Misael Pimentel Romero -2011-6243

Jancarlos Brito -2012-5009

Josette Jean -2013-3189

MaestraAspacia Gonzales Mateo

Trabajo Final DeHistoria Universal Y de América.

TemaEducación Durante La Tiranía Del Gobierno De Leónidas

Trujillo y De Ulises Heureaux.

Santo Domingo, Rep. Dom, 14/12/2013

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Introducción

El siguiente trabajo realizado es una recopilación de cómo fue la educación durante la tiranía de dos presidentes que marcaron una era de nuestra historia.

Tanto Leónidas Trujillo Como Ulises Heureaux fueron dos personajes los cuales implantaron el terror y la admiración a la fuerza, fue poco los avances en esa época en una gobierno más que otro. En el gobierno de Trujillo la educación era obligatoria mientras que Lilis se preocupó poco por la educación ya que para él lo más importante era gobernar y crecer el como persona.

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CONCLUCION

La era de Trujillo constituye un periodo de caracteres económicos y políticos, implantando 30 años de violencia y sangre en nuestro país. Supo manejar todos los puntos cardinales de nuestro país y administrar todas las empresas del Estado. Aunque le educación durante su régimen era obligatoria, pero siempre las elites más pudientes se beneficiaban más.

De Trujillo podemos decir que era una hombre ambicioso, sin escrúpulos ni sentimientos que solo buscaba su bien particular a costa del pueblo que gobernó con puño de hierro.Podemos concluir diciendo que la Era de Trujillo es como una cicatriz que vivirá por siempre en el recuerdo de todos los dominicanos aun en los que no la vivieron porque su herida fue tan profunda que en las generaciones venideras seguirá presente, el recuerdo de Trujillo es historia que debemos de conocer y nunca olvidar.

Por otro lado en el gobierno de lilis la educación era precaria ya que él y la iglesia no permitían que la educación creciera, para lilis era más importante dedicarse a su gobierno y su persona que invertir en la educación del país.

\Nombre

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BIBLIOGRAFIA

1- EDUCANDO.EDU.DO2- WIKIPEDIA3- MONOGRAFIAS.COM4- HISTORIA UNIVERSAL Y DE AMERICA (SANTILLANA)