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. ^ - l^plfr,^ ^E^^ev CAPITULO VI HELICICULTURA 54. Manifestación previa: Siempre ha ofreci- do notario interés el ^establecimien2o de nuevas industrias y^el beneficio de nuevos aprovecha- mientos; pera nunca como en los tiempos ac^ua- les, en que la suprema aspiración de bastarnos a mismos (si no de una man^era integral, en la mayor proporción posible), ^es la idea directría que más hondamente preocupa a gobernantes y go- bernados. De acuerdo con esta consigna, venga dedican- do a^este objetiv^o algunas actividades em el pe- ríodo dc la postguerra, en esta misma serie de volúmen:^s; eav Ig4i exalté (I) la importancia que podía ]ograr el cultivo astacícola; en el pa- sado^ año puse de relieve el interés que ofrece el benefi^cio de diversos se^res a^males y vegetales acuáticos (2), tmtando en el actual del aprovecha- mienta helicícola, considerándo'.o, según^ ya que- da expresado en la Introducción, como la extre- ma retaguardia de la Hidrobiología aplicada; as- piraba corli ello a que'e^^ta materia contribuyese de modo positivo, aunque modesto, a dar cu ^ rpo

E^^ev CAPITULO VI

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l^plfr,^ ^E^^ev

CAPITULO VI

HELICICULTURA

54. Manifestación previa: Siempre ha ofreci-do notario interés el ^establecimien2o de nuevasindustrias y^el beneficio de nuevos aprovecha-mientos; pera nunca como en los tiempos ac^ua-les, en que la suprema aspiración de bastarnos así mismos (si no de una man^era integral, en lamayor proporción posible), ^es la idea directría quemás hondamente preocupa a gobernantes y go-bernados.

De acuerdo con esta consigna, venga dedican-do a^este objetiv^o algunas actividades em el pe-ríodo dc la postguerra, en esta misma serie devolúmen:^s; eav Ig4i exalté (I) la importanciaque podía ]ograr el cultivo astacícola; en el pa-sado^ año puse de relieve el interés que ofrece elbenefi^cio de diversos se^res a^males y vegetalesacuáticos (2), tmtando en el actual del aprovecha-mienta helicícola, considerándo'.o, según^ ya que-da expresado en la Introducción, como la extre-ma retaguardia de la Hidrobiología aplicada; as-piraba corli ello a que'e^^ta materia contribuyesede modo positivo, aunque modesto, a dar cu ^ rpo

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al anhelo básico, fundamenta1, al que más arribaaludo.

Pero de la misma manera que en él segundode l^os Manuales anotados, cuando hablaba delaprovechamiento de la rana y de los centros de-dicados a su cría y cultivo, sentaba la creencia deque ^su instauración ^m nuestra Patria tal vez re-súltara prematura, dado lo limitado del mercado,y que la que más interesaba era su beneficio in-mediato capturándola y difundiéndola lo más po-sible, fomentanda su consurno y regu'arizando elabastecimiento de las éxpendedurías. Una vez estoconseguido, sería el momenta de crear los par-ques de ranicultura con la seguridad de su prós-pero desenNOlvimiento ^económico.

Ic^énticas manifestaciones debo luacer en rela-ción con e1 aprovechamiento de los caraeales y^es-tablecimiento de parques helicícolas; afortunada-mente el comercio y consumo de estos moluscosestá más géneralizado que el de la rana, y; po^rtay^to, ofreee coyun^tura más favorable pe.ra abor-dar con mayares probabilidades de éxito la crea-ción de umi centro que tutele su cultiva y dárija sucamercio. De todos modos, es discreto iniciar es-tas explotaciones zootécnicas con mesura, evitan-do así un perjuicia económico que produjese des-alienta ^en el ánimo de una persona émprendedoray patriata que se hubiese propuesta dotar al paísde esta interesante industria zoógena.

Quienes impulsados par nuestra idéo'.ogía cien-tífica o técnica trazamos normas para desarrollareste ideario, debemas haeerlo con prudente cau-

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tela, procuranda no incurrir en el defecto del teo-rizanté, siempre fuera de lugar, pero totalmenteinadmisible hoy, ya que el acelerado ritmo de1momento actual exige realidades en vez de qui-meras, y soluciones concretas en lugar de énojo-sas divagaciones, mucho más cuando de na ha^cerlo así pueden resultar damnificadas gentes ac-tivas y laboriosas, animadas además del própósitode contribuir al ^resurgimiento nacional, ,

55. Caracolerae: De ]as diversas modalidadesque la Helicicultura presenta por lo que atañe ala amplitud de sus instalaciones, la primera fase,rudimentaria d^esde luego, pero^ al fin el primerpeldaño de su escala, la constituyen las c^rxrc^o^G^rns.

Su misión queda reducida a consérvar durantecorto tiempa el ^exceso de caracoles que hayansido cagturados en a'guna búsqueda afortunada,guardándolos de esta manera cuando se éfectúasu pronta venta o consumo, una vez haya trans-currido el período de ayunb a primera purga quese describe en el epígrafe 52. Viené a• ser una^1st^alrulaGCiász del caracol y^recuerda lo que hacenlos pescadomes de la Albufera de Valencia con lasanguilas, carpas y'lisas, que conservan en unosreceptáculos de madera y t•ela metálica (vi^veir,as)cuando . una nache de fórtuna :obtienen pesca. encantidad superior a la acostumbrada demanda delmercado, guardándolos por si en otra sucede locontrario, y manten^r así la conveniente regulari-dad en él abastecimi^en^to de la plaza. Como con-

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^°^etuencia de lo dicho, las caraco'eras tambiénpu^den llamarse vivev^os ^de crpracoles.',^,j más sencillo de estos dispositivos consisteett^un cajóre destapado, constituyendo un paso másel émpleo de un to^^el ^Icsfon^dAad^o, que por su for-ma y dimension^s aumenta la capacidad de con-tenido. De todos modos, no deben encérrarse jun-tas grandes cantidades, evitando las aglomeracio^nes, que pueden redundar en perjuicio del esbadosanítarío de los habítantes dél envase, facilítán-dose así también^ la clasificación, según las fechasde captura, a los efectos del purgado.

Otro tipo de oararolera, e^n ac^nja, se tiene ex-cavando un pequeño foso de longitud^y anchuraproporcional a las resérvas que haya de cons^er-var, y cuya profundidad no debe exceder de 75u 8o centímetros; para evitar la fuga de los ani-males Qn ella alojados se recubr^e la fasa con^ unen^rc^jillado de mimbres, par ser más económi-co este material, aunque también puede ^erm^etálico o dé madera. Igualmen.te debe obser-vau^se lo recomendado al tratar d^ las formasincipien^tes de caracoleras, par la que atañe a laconveníente separación de los lotes en relaciór^con el período de preparación previa; para lo-grarlo puede construirse la zanja co^n las divisio-nes necesarias o abrirse fosas independienrtes.

56. Diacusión de loe Parquee: De acuerdo conlo dicho en el epígrafe 54, précisa hacer constarque el cu'tivo intensivo del caracol, desde su na-cimiento hasta el momento de darle salida en elmercado, es totalménte antieconbmico.

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Es un animal sumamente varaz, pudi^r}^ia ►. ci^;^'frar^e sus necesidades alimenticias par'a;tY ejem- á`f^plar adulto en to gramos diarios, y, segú^^ros auta ^es peca par defecto, tendr,em^os ^d^^p,>^establecimiento helicíco a que alb^rgue ^o:apopmo'uscos, mecésitará cada día 50o kilogramoŝáealimento para su sustento, y como no sdn .a^^vs ^para la ven'a antes de Ilegar al fin de su segurida ^año d^ vida, calcúlese lo oncrosa que resulta sumanutenció ^. H; dicho poco ant s cada día, penoesto exige una inmediata aclaración; la de cn-tender se refiere tan sólo a' p=ríodo de vida ac-tiva, excluytndo las temporadas en que el cara-co' queda clausurado merced al epifragma, n^ece-sita, pu.s, alimentarse durante un tiempo superiora ocho mes^s ; siguiendo l,os cáIculos fijados porThévenot y Lesourd (3), accptaremos que so^nseis lo^ d^e máximo con^sumo de a'imento• a basede la carn:idad diaria seiia ada, lo que nos permitellegar a la clevada cifra de go.ooo kilogramos depi:nso. Alcanzando su alimentación esta magni-tud el negocio es ruinoso, ya que el valor d^ lashortalizas devoradas no es comgensado por el pre-cio d^e venta a qu: los caracoles se cotizan (4).

A este resu^aado d: ficitario hay que agregar loque supone la amortización del capital que repre-ŝenta el terreno donde s^ ha dispuesto el parquea, en su d^fecto, el arriendo del mismo; los gas-kos ocasionados por su in^ta'ación y los jornelesdel personal que consagra su atención al cuidadode a misma.

Estos anteced^ntes se deducen de experienciasL08 CAQACOI.BB ĵ

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hechas en el extranjero, unas de carácter inves-tigativo, otras de tipo industrial, ensayos éstasque tampoco dieron fruto satisfactorio por lo one-roso que resultaba el cultivo. Así se expresan l^esdiferentes autores que se han ocupado de taninteresante cuestión, entre los cuales destacanNoter (5), Schneider (6), Streich (7) y Thévenaty Lesourd en su obra ya citada.

Eliminado el cultivo intensivo en el aprovecha-mrenta helícícota tutelado par ei hombre, puedenpracticars^e tres modalidades en el beneficio diri-gido de éstos gasterópodos, las cuales pasamos aver seguidamente.

57. Parques de cuneervación: En Francia sonllamados generalmente cara^co^^r,as (esc^a^rgot^ié-^e^s); pero, para estableeer 1a debida gradaciónen^ la nomenclatura dé las instalaciones helicíco-las, creo, para mayar claridad, que este nombredebe reservarse a los dispositivos rudimentariosdados a conocer en el epígrafe 55, de un primiti-vismo qué no puede prestarse a confusión sino porla inadecuada aplicación del mismo nombre. Meparece que dada la misión que desempeñan, van^bien bautizado^.s con 'la denominación que aquí lesday y que d^e insistir en el substantivo confusio-nista, débe ser aclarado designándoles con^ un ad-jetivo llamándolas c^mco'^clra^s fíjas^ o ccur+cuc^o^et^casperrruzn^iles. La insta!ación de las mismas en-vuelve ambos conceptos : fij^eza y permanencia,exigiendo una preparación^ del terréno y determi-nadas obnas en cansonancia con ambas circuns-tancias (S).

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Por razón de su naturaleza, los caracoles nose crían ern ellas, ^sino que se guardan lcs recogi-dos en e1 campo a partir de fines de agosto, ali-mentándoles hasta los últimos días de septiembre,en que el animal cierra su concha, disponiéndosea pasar el l^etargo invernal. El período dé alimen-tación durran^te un mes no resulta excesivamentegnavoso y es compensado cumplidamente par loremunerador de los precios dé venta de los ma-luscos; ^el tiempo en que se llega a la clausura detodos na suele exceder de una docena de días.

Nuestros testáceos gasan así su época d^e vidainactiva durante un plaz^a más o menos largo, enrelación con la demanda del mercado a dond^e sonenviados en la forrna que poco más ade]ante ve-remos; cua^ndo llega el tiempa en qué recubran ^uvitalidad, no debe tener huéspedes el albergue. Co-nozcamos ahora cómo se dispone una caracolerapermanen te. ^

58. Instalación de un Parque de conserva-eión: La primera preocupación en un c:m.tro deesta índole estriba ^en impedir la fuga de los ca-racoles durante el período qu^ media desde queson introducidos en^ él^ hasta manifestarse el sue-ño invernal. Refiérese que en algunos parques nose adopta ninguna precaución debido a que suspobladores adquieren costumbres sedentarias y noin^tentan escapar ^si la alimentación que sé les su-ministra es sufici^ente y de su agrado. Aunque larazón parece convincente, no debemos fiar dema-siado en elba; así, pues, l^a priméro que debe ha-eerse ^es dotar al parque d^e un c1^rc^'o o cierre

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que impida materialmente la huída de nuestrosprisioneros.

La forma más sencilla cornsiste en rodearle conuna capa de serrín de madera, el cual se. ag^utinacon la baba que segrega el caracal el^e't^^r.iéndole ensu marcha ; a la mañana siguieute se les cogé ylave. develviéndoles al ínterior del parque. Otroprocedimiento barato es ^1 de cir.cundarle con unseto seco; pero su eficacia d^ja que d^sear.

Lo más práctico, aunque momentáneamenteexija mayor dispendi-o, es utilizar una t^e'la metá-lica galvanizada, cuyo espesor de malla sea lo su-ficient^mente tupído, a fin de impedir que los ani-males escapen entr,e los orificios; basta para es'.oque '.a longitud de sus lados no sea superior ai5 ó 2o milímetres, ^según las especies que seanaparcadas. La tela metálica que se tome adoptaráJa forma de una faja de 6o centímetr,os; se colo-cará vertica'mente, en'erran^do su base hasta unaprofundidad de io centímetros y a la altura dei5 sobr. el nivel del suelo se dob'ará en ángulorecto hacia dentro^ del parque; el caracol, al lle-gar a este codo, si intensa salvarlo, irremediable-mente oae ál suelo dentr^o del^ récinto.

Finalm^°nhe, otro medio eficaz y económico con-si^ste en construir una empalizada de un metro dealtura, disponiendo los listones verticalmente ytan próxímos que impidan el paso de los caraco-les; aquéllo^ se fijan^ por ^otros iiorizontales, quelos cruzan y sujetan^. E'^ más alto d° estos ^segun-dos se reviste de clavos que es:én muy juntosentre ^.sí y que penetren en él 5 ó 6 céntímetros ;

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^esta defensa hace que los moluscos, cuando Ile-gan a la misma, no puedan ven^cerla, cayendo den-tro del ^^crcado. Para salvagua^^^dar de hurto.^^ !ainsta?ación, si 'as condiciones del medio son pra-picias a éstos, se tenderán por encima de la em-palizada cuatro o cinco filas de alambre espinoso.

Resue?to lo referen^te al cierre, hay que cons-truir los abrigos o refu.gios, acogedor esconditecuando es excesivo el^ calor solar o el frío del me-dio ambien'.e; dichos abrigos consisten en unoscobertizos de madera que pueden ser planas, in-clinados ^en una sola dirección o corn vertiente ados aguas, Estos parecen ser los méjores, siendoconveniente que la al'ura de la arista de] tejadilloesté a 5o centimeros del suelo y a 40 los bordeslaterales.

Un competente heiácicultor, Messin (q), diceque cada abrigo tenga dos metros de largo poruno de anch•o, y la cubierta, de una sola pendien-Re, diste del suelo 4o y 35 eentímetros en sus la-dos superiorr e inferior, respectivamente. Dichosrefugios se alinean de modo regular, con separa-ción de un metro ^entre un^o^ y otro; debe ^ser dedos la que se dejé entre una y otra línea de abri-gos. Un^a reguerita que se abre debajo del bordeinferior d^el tejadillo absorbe las aguas que éstevierte, évitando el^ encharcamiemto en el suelo del^os refugios; múllese el terreno cavándolo, parafaci'ifar el ent^erramiento de los caracoles, a loscuales se les prepara una ^ma de musgo séco der 5 centímetros de espesbr. Así preparados los

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abrigos, puede cobijar cada uno i.goo a 2.000moluscos.

59. Parque: de cría: Llamados ^también pc^r-ques ^K c^^lti^v y prnrques peqieetiac^r, para distin-guir'os, por la técnica seguida, de las gr^andes par-ques que luego verem^os. Sin ^xperiencia propiaacerca de I^os mismos, ya que no tengo noticia desu existencia en nuestro país, extractaré las ré-glas y consejos que para su acerffida ^estableci-miento dan Thévenot y Lesourd (io).

Eligen como tipo un^ pmrque ^de c^ní,a eapaz paraioo reproductore^s, susceptiblés de producir 5.000crías, y estitnan como neeesaria y suficiente parasu próspero desenvolvimiento una extensión su-perficial de io áreas, o sean i.ooo metros cuadra-dos. EI terreno será húmedo, freseo y de natura-l^°za caliza.

Preconizan se adopte para el parque la formarectangu'ar, señalándobt las dimensiones de 40metros de longitud por 25 de anchura; para dar-le la c^nveniente sombra sé efectuará una planta-ción cíe árbo^les frutales (fig. i5). l^sto aspira aeonseguir un doble objetivo: ser útil en la explo-ta^ción helicícola y, en caso de que ésta resultedeficiente, erncontrar una campensación beneficio-sa que logre la debid'a productibilidad del terrernoutilizado.

Calcizlan que ^e'1 número de frutales que debenser plantados en la supradicha extensión es él dea8, adoptando la disposición al tresbolill^o y guar-dando ^entre sí una separaciórn de 5 metros, tantoe^nrtre las árboles eomo entre las dos lírreas de

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Fig. 15.-Parque de cría. Trazado a escala de r X^Wo,su longitud es de 4o metros y su anchura de 2$ , la fajacentral es cl paso o andén. (De Thévenot y Les^ourd.)

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éstos, que se trazan en cada tmo d^ los dos ter-cios latera'es del parque; de aquéllas, las dos másexternas plántanse a z,5o metrc^s d_1 límite delestab'ecimiento helicícola. D^ ben ser preferidos(os frutos que, al desprer.derse, sean aprov^^cha-d^as por los caraco'es, como sucede con las man-zanas, pems, ciruelas y cerezas.

EI parque se cercará cuidadosamente con plan-chas alquitranadas, hincándolas en la ti^rra hasta2o cen:ímetros por debajo de su nivel, a fin deimpedir la fuga de los mo'uscos a través de suparté inferior; sobre aquél tendrán una a'zadade I,3o metros, estando cubicrtas por un tejadillod^e made^ra o zinc, a dos vertientes, de Zo centí-metros cada una, cuya arista presenta un coro-namiento de a'ambre espinoso de púas muy jun-tas y largas, para impedir las ft^gas del interiory ']os hurtas del ex'eri^or.

Ern derredor de tedo el cercado, ^en su parteinterna, ^^e dispondrá un abrigo dé un metro dealtura, cuya techumbrc, de teja o paja, ofrezcauna dulce perTdiente y cubra una faja de tierrade un metro de anchura, mullendo convenienhé-mente el suela y tapizándolo de césped. En ébbuscan refugio los mo'uscos durante los rigoresde las dos estaciones éxtrernas.

En el centro, y de extremo a^extremo del par-que, se ^tr^aza un camino arenoso de un metro deancho, que tiénde a faci'litar el paso; sienda aí^nmejor, como recomienda Noter ^II^, habilitar porencima del mi^^mo una pasare'a de 40 ,centímetrosd'e anchura, elevada a 2o centítnerros gobre el sue-

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lo y sostenida por apoyos distanciados un metro^ntre sí, cvitar:do con esto la posibi idad de pisar1•os caracoles, que, cuando scn muy numerosos,se ex' ienden por todo el recinto, ^sobre todo enla época lluviosa.

Se pla^ntarán ^cn los bordes dé esta vía labiad^asol^orosas, como tomillo, romero, '.avándula y m^-jar^ana, que los caracoles no comen^, p ro d^e• cuyoaroma gustan^, y que, impregnándose del mismo,parece !es hace más sabrosos: En el re^tante tL-rren^o de la explo'ación se fomenta el crecimientode vegetales d^: grandes hojas, principalm^nte co-les, constituyendo excelente alimento y refugiopara sus huéspedes.

Un en^rejillado vo'ante dé malla lo suficient,e^mente apretado para impedir el paso a los carac•o-litas, d^ un metro de a'tura y de la anchura de1parque, se alzará cruzando éste, da:ándo'a conuna pu^rta en el centro, por donde está trazado elandén de que se ha hecho mención ; esta rejillaserá móvil y para facilibar su desplazamiento irámontada sobre piqu:tes de hierro que se claveny saquen con facilidad. Su objeto es limitar eléspacio ^reservado al apareamien'.o de los repro-ducbores y lá puesta, en el lugar donde result^más sericillo el aten^derl•os; este e ŝpacio limitadovaría desde 'a décima ha ŝta la quirrta parte de lasuperficia total del parque.

Mientras dura el perí•odo de reproducción, lahierba crece en el espacio donde no hay aloj^ados;a medida que éstos van de^arrollándose, la barre-ra rrlpve^ji^ g^ va CorriCl^do amp'liando el terre-

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no erv quc se desenvuelven. Para que no dañen1os árboles de que ya hablé, precisa defender:oscon un obstáculo que résult,e^ infranqueable a lostestáceos, dando buen resultado la colocación dearas de cartón recubiertos de b^rea o aZ,quri.trúan. Enlas épocas de s^equía es in^eludible e' ri^ga cíel par-que, necesario pera man,t:ener la humed'ad conve-niente a los inoluscos,la hierba y los frutales.

60. Alimen,tación en loe parques: Por la pre-dilección que los raracoles -sientén hacia él y porresultar más ^eoonómico, el al^ir►r^t^a más genera-'lizado son las c^o^eis (i2); em los parques de can-^ervación se piantaru estas hortalizas envolviendolos aUrigos : en una doble fila ^en las callés queforman las series longitudina!.es de abrigos y enalineación sencílla en las transv.ersales, más es-trechas, que traz^an^ las ^separacíones de 'Ios refu-gios en cada serie longitudinal, guardando las dis-;ancias que el grabado^ indica (fig. i6j.

Por lo que atañe a los parques de cría, yra sedice en el epígrafé anterior que par e' terrenolibre se procurará propagar estas cruciferas, pre-ferentemente las variedades d'e hojas más desarro-lladas y dé modo más si^ngular la qu,^ los fran-ceses llaman iramosa (chon^ lrr^pn;chit). Si ^la can-tidad dé alojados en el parqu.e^ así lo cxige, se ha-bilitará para este cultivo hortícola un predi^o limí-trofe o l.o más ^ceroano posible.

También son alimentas apreciados por los mo-luseos las hojas de léchugas, zanahurias, rábanosy ortigas ; igua'lmente apetecen los productos delos frutales ya ^expresados en el preceden4e epí-

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Fit;. IÚ.-lnstalación dc; uu parque. Disposici6n de lnsahri^;os y de la plantación de coles gue los rodea, paraalimento de los caracoles, expresándose las dimensio-nes de aquélbos y las distancias , que entre sí deben^uardar, así como las de lab filas de la hortaliza, tam-bién entre sí y con relación a los abrigos, e igualmentela que debe mediar entre éstos y el ccrcado flel parque.La extensión del mismo, como consecuencia del númerode abrigos, varía según la importancia de ]a instalación.

(13e Thévenot y Lesourd.)

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grafe. Al eproximarse el período de somno'enciaaconséja e suministrarles a gún pienso de salvadohumed.cido, cmp'eándolo de calidad inferior paramayor cconcmía.

Cuando, independientemen^te de la plantación decoles, se les proporciona esta alimentación com-plemen'aria, deb^rá hacerse por la tarde, en ?ash•eras próximas al crepúsculo vespertino, aumen-tando el racianemier.to en tiempo lluvioso. Es-párcen^se •los alimentos entre las calles horizonta-le^s y ver:icales que forman los abrigos, retirán-dose los residu•os, a las veinticuatro o cuarenta yocho hpras siguientes, para que no se pudran ypuedan producir a'teracion°s sanitarias entre lapoblación testácea. Ya dije antes que puede cal-cularse en to gramos la racióru ordinaria de losejemp'ares adultos.

A9 mismo tiempo que se ejerce esta vigilanciase simultanca, eon el cuidado de eoger los cara-co'es que intentando la fuga llegaron hasta l^oslinderos del parque, llevándolos de nuevo al i^n-terior de éste y también con la busca y recogidade Ios individuos muertos, que, machacados, en-gra^arán el estercolero de la vecina explotaciónhortícola. Hay que procurar el rendimiento má-ximo de 'a instalación.

61. Grandes parquee: Se cara^terizan por rea-liza•rse en ellos la cría natural y no tener gast•osde instalación especíal ni de alímen^bación, por loque podrían llamarse también ¢^crrq7ces rbatwraAe^r.En estas condiciones se requiere una extensa su-perficie de terreno, de suel^o^ fresco y can ba^stan-

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t^s lugares umbríos; nb quiere d;cir esto que debahaber gran cantidad de arbo;ado, bajo cuyas co-pas no brotaría la hierba necesaria que constituyeel único alimento de 'os caraeoles.

La mejor disposición que puede dars^ a unparque de est^e tipo es fomentar el desarrollo deuna buena pradería, rod^ada y cruzada por fososbordeados por una fila de arbustos de n^o muchaaltura, que ofrecen grato r^fugio a los moluscosen las horas diwrnas. Si las condicia^-es climatoló-gicas provecaran una sequedad exc:'siva del su_-lo es preciso reg+ar ^o, a fin de devolverle la fres-cura tan nccesaria para el próspero desenvolvi-mi^^nto de los caracoles (i3).

Por eso se recomienda que estos parques estén^envueltos por una acequia o canal de uno a d^osmetros de anchura, de donde tomar el agua alll:gar dicho momento, al mismo ti^mpo que evitala fuga de los animales y las incursiones de losmerodeadores, pudiendo utilizarse a su vez parael cultiv^o de manas y aun tal vez de peces; perode tal modo dispuesto que ^no produzca inunda-ciones del terreno, que darían al traste con loscaracoles, malogrando la explotación.

Los reproducbores que no hayan sido cogidosew la recol eción del otoña, repob'.arán el parquepara el aña siguiente, pasando la etapa invernai

•bajo el césped, dande podrán ser encontrados siinteresa hacer uso eomercial de los mismos.

62. Letargo inv^ernal en los parque^: Desrlefines de septiembre a mediados de octuhre ti°nelugar el proceso del t^pa^d,o, según se denomina

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vulgarm^nfe, de las caracoles. Cuando traté estepunáo en el epígrafe 2g, quedó ya explicado enqué consistía : el animal se ais?a del medi^o exte-rior meree^d a la secreción que fcrma el ^^ijs^g-^rwa, llamado ^relka por ',os pobladores del mediorural, cuando aquélta se endurece en contacto canel aire.

De tres a cuatro días emplean nuestros anima-lítos en el cursa de esta operación, resul^tandológico facilitársela cuando los tenemos en cautivi-dad. Para esto, cuando se aproxima el momentode su iniciación en la fécha indicada, es obligadoreco'.^ectar céspedes de musgo, trasladándoles a losparques y disponiéndolos convenientemente pro-tegidos por los abrigos o refugios.

Llegado el mcmento én^ que los moluscos vana iap^rvse, buscan cobijo ^en un lugar protegido;ent^onces el musga les brinda favorable albergue,como en la naturaleza, constituyénda sitio pro-pici^a para que se lleve a cabo la operación. Estase acelera más o menos según la influencia ejerci-da por el descen^so de témperatura; pero suele ve-rificarse tan unifarmemente, que en el plazo deuna decena de días quedán obturados todos loscatgoo^les, disponiéndose a• pasar la invernada énel estada de vida tatente de que ya me ocupé enel eorrespondienrte lugar.

NOTAS DEL CAPITULO V,I

(i) El cangrejo: Astacicultura elemental.(2) EI aprovechamie^nto bialógico integral de las aguas

duices,

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L'E ! i ^G l ibl ^ ^yŜ(3) scargot et renoua e come, es, ;l t ^^ ^26. ^

(4) Ibící., Pág• 55•(5) L'Escargot, son elevage, Bondy, I(6) Die Weinbergschnecke, Berna, 190(y) llie Schneckerraucht, Heilbronn, Igo3. '^ i. `. ^(8) Las caracoleras permanentes cíel Jura, éa la ve-

cina nación francesa, han alcanzado justa fama; de és-tas daré alguna noticia cuando trate de la producción,venta y consumo del caracol en Francia.

(g) Notice sur les Qares á escargots, si bien debo con-signar yue no he podido localizar este trabajo.

(IO) L'Escargot et !a Grenouille comesfibles, pági-nas 57 a 61.

(II) L'Escargot, son elevage.(IZ) Ibíd.; en la página 49 se consigna "que Ioo.ooo

caracoles devoran en una noche un carro de coles".(13) De este tipo existen no pocos parques en la na-

ción francesa, sobre todo en las regiones ^bretona y nor-manda. ^