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Instituto de Altos Estudios para el Desarrollo - Universidad Externado de Colombia Maestría en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos Luisa Fernanda Mejía Cáceres El impacto de la primavera árabe en América Latina Introducción Los diferentes movimientos revolucionarios que empezaron a gestarse a finales de 2010 y comienzos del presente año en los países de oriente medio y norte de áfrica, que buscaban principalmente acabar con regímenes autoritarios y protestar contra modelos económicos neoliberales y la grave situación económica, ha sido conocido como la “primavera árabe”. Según Antonio Caballero, en su columna para la Revista Semana “ el nombre quería hacer eco a lo que también fue precipitadamente llamado "la primavera de los pueblos" en la Europa de mediados del siglo XIX (en 1848, exactamente) y que duró (también exactamente) una primavera: aquella en que los pueblos en Francia, en Polonia, en Austria, en Italia, en medio continente, se alzaron contra los tiranos; y casi de inmediato fueron aplastados por esos mismos tiranos, o por otros: viejos como el nuevo emperador Francisco José de Austria, impuesto por la fuerza, o nuevos como el Napoleón III de los franceses, triunfador en elecciones de sufragio universal. Marx contó bien esa breve historia. Y tal como lo advirtió, hoy se está repitiendo en forma de comedia” (Revista Semana, 2011) Diferentes condiciones estructurales en los países de medio oriente los hacen vulnerables a las revueltas, tales como una dinámica comercial fuerte pero basada en exportaciones de materias primas de bajo valor agregado, donde muchas de las oportunidades de trabajo dependen de la capacidad que se tenga de formar parte de redes fundamentadas en clientelismo por parte de la estructura gubernamental y donde los ingresos derivados de la actividad de dichas empresas no se reinvierte en productividad y competitividad de las naciones, además de los elevados gastos militares y fuerte dependencia de importaciones de alimentos. Países como Túnez, Egipto, Libia, Argelia, Arabia Saudita, Siria y Yemen, han sido los protagonistas de las revueltas, causando desde dimisiones de gobernantes hasta cambios en la estructura gubernamental. Las revueltas han mostrado una especie de tendencia al contagio, puesto que han visto su más grave situación en el primer trimestre de 2011, comenzando en Túnez con una serie de protestas que consiguieron derrocar del poder a Zine El Abidine Ben Alí. La “Revolución Tunecina” como es conocida en el ámbito internacional, pretendía rechazar fehacientemente los altos

Efectos de la primavera árabe en AL

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Instituto de Altos Estudios para el Desarrollo - Universidad Externado de ColombiaMaestría en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos

Luisa Fernanda Mejía Cáceres

El impacto de la primavera árabe en América Latina

Introducción

Los diferentes movimientos revolucionarios que empezaron a gestarse a finales de 2010 y comienzos del presente año en los países de oriente medio y norte de áfrica, que buscaban principalmente acabar con regímenes autoritarios y protestar contra modelos económicos neoliberales y la grave situación económica, ha sido conocido como la “primavera árabe”. Según Antonio Caballero, en su columna para la Revista Semana “el nombre quería hacer eco a lo que también fue precipitadamente llamado "la primavera de los pueblos" en la Europa de mediados del siglo XIX (en 1848, exactamente) y que duró (también exactamente) una primavera: aquella en que los pueblos en Francia, en Polonia, en Austria, en Italia, en medio continente, se alzaron contra los tiranos; y casi de inmediato fueron aplastados por esos mismos tiranos, o por otros: viejos como el nuevo emperador Francisco José de Austria, impuesto por la fuerza, o nuevos como el Napoleón III de los franceses, triunfador en elecciones de sufragio universal. Marx contó bien esa breve historia. Y tal como lo advirtió, hoy se está repitiendo en forma de comedia” (Revista Semana, 2011)

Diferentes condiciones estructurales en los países de medio oriente los hacen vulnerables a las revueltas, tales como una dinámica comercial fuerte pero basada en exportaciones de materias primas de bajo valor agregado, donde muchas de las oportunidades de trabajo dependen de la capacidad que se tenga de formar parte de redes fundamentadas en clientelismo por parte de la estructura gubernamental y donde los ingresos derivados de la actividad de dichas empresas no se reinvierte en productividad y competitividad de las naciones, además de los elevados gastos militares y fuerte dependencia de importaciones de alimentos.

Países como Túnez, Egipto, Libia, Argelia, Arabia Saudita, Siria y Yemen, han sido los protagonistas de las revueltas, causando desde dimisiones de gobernantes hasta cambios en la estructura gubernamental. Las revueltas han mostrado una especie de tendencia al contagio, puesto que han visto su más grave situación en el primer trimestre de 2011, comenzando en Túnez con una serie de protestas que consiguieron derrocar del poder a Zine El Abidine Ben Alí. La “Revolución Tunecina” como es conocida en el ámbito internacional, pretendía rechazar fehacientemente los altos niveles de corrupción mostrados por el gobierno, las malas condiciones de vida de los habitantes, los altos precios de los alimentos y la falta de condiciones para superar la crisis económica en que se encontraba el país desde aproximadamente 2008.

En el caso de Egipto las revueltas comenzaron por el inconformismo de la población hacia su gobernante Hosni Mubarak, quien se encontraba en el poder desde 1981 y claramente fueron inspiradas por lo acontecido en Túnez. “Las manifestaciones y revueltas se originaron como una protesta por el exceso de brutalidad policial, las leyes de emergencia del Estado, las altas tasas de desempleo, el deseo de aumentar el salario mínimo, la carencia de viviendas y alimentos, la inflación, la corrupción, la falta de libertad de opinión, las pobres condiciones de vida, factores estructurales-demográficos. La principal meta de los manifestantes era forzar la salida del presidente Hosni Mubarak, quien llevaba en el poder casi 30 años. 18 días después del inicio de las protestas, el 11 de febrero, Mubarak finalmente dimitió” (Wikipedia, 2011).

El resto de países, al igual que Túnez y Egipto, comparten ciertas características que vulneran la capacidad de reacción de los gobiernos frente a las alzadas de la población: “altos desempleos, sociedades hambrientas, gobiernos autoritarios que impiden incentivos políticos o alternativas para expresar y procesar el descontento, dictadores ligados y sostenidos por Occidente para un diseño estratégico regional que no está

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preparado para los cambios abruptos pues se alterarían los esquemas que han vivido ya demasiados años” (Meschoulam, 2011)

Pero a pesar que las revueltas en los países árabes parecen alzarse en el seno de la población civil y no en el de instituciones organizadas con peso importante en la toma de decisiones ya sea de carácter interno o externo, han tenido importantes ecos en el orden económico y político internacional empero lo reciente de los hechos. Los principales efectos se centran naturalmente en el aspecto económico (esencialmente de corto plazo) en lo relacionado con los precios del petróleo y el abastecimiento de fuentes de energía; pero no pueden dejarse de lado efectos, que aunque con escasos mecanismos sólidos de comprobación de correlaciones, parecen dispararse en diferentes países del mundo, tales como los latinoamericanos.

I) Efectos Económicos

Como se mencionó anteriormente, algunas consecuencias de corto plazo de la llamada “primavera árabe”, se centran en lo que se refiere al suministro de hidrocarburos y a los precios del petróleo, los cuales dada la fuerte dependencia de la economía mundial a la producción petrolera de la zona, amenaza la recuperación y salida de la crisis económica presentada en 2008. Según Cullinan (2011), las principales regiones afectadas son:

- Norteamérica- APAC: Asia – Pacífico- G7: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos- La ASEAN: Asociación de Naciones del Sudeste Asiático

Y en menor medida los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia y Suecia), el grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y los países de Latinoamérica (principalmente en Argentina, Brasil, Chile y México).

Según la Organización de Países Productores de Petróleo – OPEP – los precios del crudo se han incrementado dramáticamente desde 2010, reportando un máximo de USD $ 109,84 por barril en marzo de 2011.

Fuente: OPEPPara países como Venezuela o Colombia que históricamente se han configurado como países exportadores de commodities, y entre ellos petróleo, esta situación puede considerarse como favorable, puesto que los ingresos por exportación de crudo, se ven incrementados vía aumento de

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precios. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia– DANE – las exportaciones de petróleo entre 2009 y 2010 y lo proyectado para 2011, se han incrementado en aproximadamente 32% y 19%, respectivamente.

Exportaciones PetróleoComo % del total

exportacionesVariación Porcentual

2008 32,46

2009 31,25 -3,71%2010 41,40 32,47%

2011 Pr. 49,47 19,49% Fuente: DANE

Por su parte, el gobierno venezolano ha declarado abiertamente el apoyo a Gadafi en Libia, a pesar de la clara tendencia capitalista e imperialista de Gadafi. Libia es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y ha abierto sus fronteras hacia el libre comercio, lo cual ha traído consecuencias nefastas para la economía y la población. En Libia operan grandes compañías petroleras estadounidenses y Gadafi ha establecido acuerdos comerciales importantes con diferentes países europeos. Una de las características que han hecho de las protestas en Libia un conflicto trascendente, es que Gadafi ha utilizado el pie militar para responder con ataques armados a la población civil. Como se mencionó anteriormente, a pesar de la contravía en los discursos de los presidentes de Libia y Venezuela, el último declara apoyo a su “amigo”, apoyo que claramente está orientado a fines meramente económicos derivados de la producción petrolera en ambos países.

Esta situación, donde la provisión de crudo se ve potencialmente afectada, y dada la fuerte dependencia mundial del petróleo como combustible y como fuente de otras actividades productivas, ha llevado a repensar las estrategias de generación de energía y orientarla a nuevas fuentes. Es así como el gas natural cobra una fuerte importancia y se convierte en una gran oportunidad para los países latinoamericanos debido que esta es una fuente de energía que ha mostrado importantes incrementos en la demanda y no se encuentra localizada en los países del medio oriente, sino en países como Argentina, Bolivia, Venezuela, Brasil o incluso Chile.

Según la BBC (2005), América Latina cuenta, con más del 4% de las reservas de gas natural, cerca del 6% de la producción y un 6% del consumo en el mundo. En el caso de Venezuela, este país tiene la mayor reserva de gas natural del Suramérica y la octava en el mundo, pero en el ámbito internacional no ha cobrado suficiente importancia y la producción se destina principalmente a suplir el mercado interno. En el caso de México, el país posee, según British Petroleum, la cuarta reserva de gas natural de América Latina pero ocupa el tercer puesto en cuanto a producción. En lo relativo a Brasil, el país posee la quinta reserva gasífera de América Latina, aunque ocupa el cuarto puesto en cuanto a producción. Al mismo tiempo, importa gas natural desde Bolivia y Argentina. Argentina posee la tercera reserva gasífera de la región, es el primer productor seguido por Venezuela, según datos de la Agencia Internacional de Energía - AIE. Bolivia posee la segunda reserva de gas más importante de América Latina después de Venezuela. Sin embargo, datos de la AIE indican que tiene un volumen de producción de apenas 7.200 millones de metros cúbicos. Esto es casi un tercio de lo que genera Argentina, país que cuenta con la tercera reserva gasífera en la región. Gran parte de la producción de gas se exporta principalmente a Brasil. En que se refiere a

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Colombia, con un volumen de 14.200 millones de metros cúbicos, es el quinto productor de gas natural de América Latina detrás de Brasil, según la AIE, donde la mayor parte de la producción es consumida localmente.

Estas estadísticas revelan un gran potencial de la región en cuanto a la provisión de fuentes energéticas alternativas al petróleo dada la crisis política vivida en los países árabes. El reto consiste en incrementar la producción y buscar mercados externos para la ampliación de su frontera comercial.

II) Efectos socio-culurales

Adicional a los puntos presentados anteriormente, aunque con herramientas de confirmación un poco más escasos, se puede decir que las revueltas en el medio oriente pueden estar de alguna manera relacionada con las revueltas presentadas en países como Chile, o incluso Colombia (aunque en menor medida), que buscan principalmente la reivindicación de derechos sociales, encontrando en los resultados de los enfrentamientos en el medio oriente, una “inspiración” para su causa.

El movimiento estudiantil presentado en Chile desde el segundo trimestre de 2011 reclama el derecho a una educación de calidad y presenta factores en común con los movimientos revolucionarios en medio oriente: a) la falta de regulación estatal en la economía y la conversión de derechos (alimentación, salud, educación, etc.) en privilegios; b) el gran apoyo de la ciudadanía a la causa; c) el inicio de ambas protestas nace en el seno de un alzamiento juvenil cansado de las condiciones presentadas desde la élite gubernamental, pero con un liderazgo medio en Chile y revoluciones acéfalas en medio oriente; d) ambos movimientos demandan cambios sustanciales al modelo económico y político establecido en las dictaduras y buscan mejorar tanto las condiciones socioeconómicas actuales como los mecanismos de redistribución de la riqueza y los índices de desigualdad.

Según la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile – CONFECH (Zuñiga, 2011, en línea), la recuperación de la educación pública de alta calidad es una de las principales demandas que se le hace al gobierno de Piñera, en el marco de una situación actual preocupante: pésima calidad en muchas instituciones de educación superior, poco acceso al sistema de los sectores más vulnerables, excesivo endeudamiento de las familias, el debilitamiento del rol del Estado y sus instituciones, la generación de lucro – fuera de la ley – por parte de muchas instituciones privadas y la prohibición explícita de la participación de la comunidad universitaria en el desarrollo de las instituciones. En este sentido, el pliego de peticiones de los estudiantes se orientan a:

Acceso con equidad, calidad, integración y heterogeneidad social en la matrícula (Creación de mecanismos complementarios de acceso, formación de profesionales y técnicos de excelencia académica y personal, acceso y las condiciones de estudio para las personas con discapacidad)

Aumentar el financiamiento público en Educación Superior como porcentaje del PIB Democratización del sistema de educación superior

Aunque las protestas en Chile se orientan exclusivamente a la democratización del conocimiento como un servicio básico de prestación por parte del Estado, especialmente a la población vulnerable, se presentan en el marco de una coyuntura internacional que si bien, no afecta

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directamente las decisiones tomadas por los estudiantes chilenos, de alguna manera sí exacerba un sentimiento de descontento generalizado. A esto se suma que las condiciones actuales del sistema educativo chileno, sentó sus bases en los años de dictadura militar, situación similar en cuanto a las condiciones de los países árabes. A pesar de esto, una diferencia fundamental en los dos movimientos, es que el chileno cuenta con un fuerte respaldo académico internacional que apoya las protestas, manifestando que son con “justa razón”; conservando las proporciones, el respaldo internacional a las protestas árabes o en su defecto a los gobiernos, se derivan de estrategias políticas o económicas.

Conclusión

Aunque los movimientos aún son muy recientes para determinar efectos directos de la “primavera árabe” en América Latina, sí se puede adelantar un poco en la identificación de puntos neurálgicos susceptibles de profundización: impacto en la producción y precios del petróleo; cambios en los patrones de producción energética de los países dependientes de combustibles como el petróleo, buscando ampliar las fuentes de generación de energía a otras más baratas y renovables, situación que podría beneficiar a los países de América Latina si estos hacen un esfuerzo de reconversión en su aparato productivo para satisfacer la demanda internacional y si también orientan sus esfuerzos al mejoramiento de las capacidades competitivas de la región, tales como transporte, comunicación o tecnologías. Adicionalmente se puede observar un atisbo de efecto contagio entre los países árabes y países latinoamericanos como Chile, en la búsqueda de la democratización de derechos básicos para la población, tales como la educación o el empleo.

Las revueltas de los países árabes no solamente tienen una fuerte influencia en los precios del petróleo y el abastecimiento de hidrocarburos (se estima que los países árabes controlan cerca del 15% de la producción mundial de crudo), sino que uno de los retos más importantes es que la crisis política que en este momento se está presentando no llegue a niveles exorbitantes y se desborde luego en una crisis energética dado la capacidad que tienen estos países de controlar la producción y los precios de uno de los bienes que genera más dependencia de consumo mundial. Esto se puede considerar como un reto para los países de América Latina puesto que estos al incrementar su capacidad de producción podrían llegar a moderar los precios y evitar la mencionada posible crisis energética.

Bibliografía

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ZUÑIGA, Susana. Demandas Confech. [En línea] Publicado: 30 de abril de 2011 [Referencia: 29 de septiembre de 2011] Disponible en: http://fech.cl/blog/2011/04/30/demandas-confech/