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Eighty Six – Volumen 1 1

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Eighty Six – Volumen 1 7

Contenido Prólogo ............................................................................................................... 8

Capítulo 1 ......................................................................................................... 12

Capítulo 2 ......................................................................................................... 41

Capítulo 3 ......................................................................................................... 79

Capítulo 4 ....................................................................................................... 120

Capítulo 5 ....................................................................................................... 122

Capítulo 6 ....................................................................................................... 146

Capítulo 7 ....................................................................................................... 151

Capítulo 8 ....................................................................................................... 171

Capítulo 9 ....................................................................................................... 175

Capítulo 10 ..................................................................................................... 206

Capítulo 11 ..................................................................................................... 212

Epílogo ........................................................................................................... 252

Reinicio – Activación ..................................................................................... 261

Bonus de Edición especial.............................................................................. 264

Bonus - Animate ............................................................................................. 266

Festival de Redención .................................................................................... 268

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Eighty Six – Volumen 1 8

Prólogo

Las amapolas florecen de rojo sobre el campo de batalla

<Inicio del sistema>

<Sistema Operativo IMR M1A4 “Juggernaut” Versión 8.15>

Una señal inalámbrica que parecía de épocas muy anteriores resonaba en medio del

estrepitoso ruido.

— Handler Uno a Undertaker. Las fuerzas enemigas de interceptación detectadas en

el radar constan de artillería antitanques de clase batallón y cazadores directos.

— Habla Undertaker, entendido. Detectando movimiento.

— De ahora en adelante, toda autoridad será diferida al comandante de campo. Por el

bien del país, eliminen a los enemigos de la República, incluso si eso significa que

sacrifiquen sus vidas.

— Entendido.

—... Mis disculpas a todos. En verdad lo siento.

— Finalizando transmisión.

<Cabina sellada>

<Fuente de alimentación activada. Propulsor activo. Desbloqueando estructura de

unión>

<Estabilizador normal. Secuencia de verificación de armazón finalizada. Tecnología

vehicular desconectada. Modo de caza activo>

— Les habla Undertaker, Handler Uno ha entregado el mando. Undertaker tomará el

mando.

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Eighty Six – Volumen 1 9

— Aquí Líder Alfa. Entendido. Ya parece costumbre, "Dios de la Muerte". ¿Cuáles

son las últimas órdenes de esa mimada princesa de mierda?

— Dijo "En verdad lo siento".

Se escuchaba una charla desde el otro extremo de la transmisión.

— Pff, la típica cerda blanca sin remedio. No importa de todos modos, ¿para qué

diablos fue esa disculpa...? ¿Chicos, oyen eso? Bueno, moriremos de cualquier modo;

no creo que sea tan malo que nuestro Dios de la Muerte nos lleve hacia Estigia1.

— Sesenta segundos hasta la confrontación frontal... bajo fuego enemigo.

Atravesando fuego de artillería enemiga a máxima velocidad.

— ¡Muy bien, vamos, chicos!

<Maniobras de Combate Desplegadas>

<Enemigos detectados: Designando B1. Designando B2" "B3" "B4" "B5" "B6" "B7"

"B8" "B9" "B10" "B11" "B12" "B13" "B14" "B15" "B16" "B17" "B18" "B19" "B20"

"B21" "B22" "B23" "B24"––...>

<Captados: B210>

— ¡Aquí Líder Delta! No los dejen llegar ¡¡Acaben con los de aquí!!

— ¡Charlie Tres! ¡Enemigo a las diez en punto! ¡¡Evadan, maldita sea!!

— Eco Uno al escuadrón. El Líder Eco cayó en combate. Eco Uno tomará el mando.

— Aquí Bravo Dos... lo siento, chicos. Fin de la transmisión.

— Aquí Líder Alfa. ¡Aguanta un momento, Alfa Tres! ¡Enviaré refuerzos! ¡Alfa Uno

tomará el mando!

— Entendido. Buena suerte Líder Alfa.

1 Mitología griega, es una ninfa personificada como un río del Hades.

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Eighty Six – Volumen 1 10

— Te encargo el resto... Oye, Shin. Undertaker.

— ¿Qué?

— No olvides la promesa.

—... Vale.

<C1: Señal Perdida>

<Unidades aliadas: Cero>

La voz de la comandante resonaba a través de los ruidosos auriculares, los cuales

fueron retirados de su cabeza y colocados a un lado, uniéndose con la brisa de la puesta

del sol.

—... Aquí... Handler Uno. Todas las fuerzas, ¿me escuchan? Primeras Fuerzas, por

favor respondan.

El ser orgánico en el vientre con forma de capullo de la máquina abrió la cubierta,

extendió una mano fuera de la cabina y alcanzó el botón del comunicador.

— Aquí Undertaker a Handler Uno. Todos los enemigos atacantes han sido

eliminados. Confirmando la retirada del enemigo. La operación ha terminado. Listo

para regresar.

—…Undertaker. ¿Hay alguien más?

— Finalizando transmisión.

Él cortó las comunicaciones antes de oír el final de esta pregunta tonta, la cual no tenía

necesidad ni obligación de escuchar.

Las amapolas rojas estaban floreciendo a través del horizonte bajo el matiz de la noche.

Las llamas ardientes extendían las sombras de las bestias de hierro y las carcasas de

arácnidos cuadrúpedas estaban parcialmente colapsadas sobre el suelo, y su interior

era visible a través de ángulos delicados. Fuesen aliados o enemigos, ese era su

resultado.

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Eighty Six – Volumen 1 11

No se veía nada más que estuviese vivo por algún lado. No importaba dónde, por muy

distante que fuera el lugar, todo lo que quedaba eran cadáveres y las almas errantes

de estos cadáveres.

Un cruel silencio llamaba. En los extremos de la pradera y más allá de las montañas

que eran como sombras negras, el atardecer ofrecía luz carmesí a través del horizonte.

Siendo iluminados por la luz carmesí, o envueltos en las sombras negras, sólo él y la

máquina eran las únicas fuentes de vitalidad en este mundo que prácticamente había

cortado los lazos con la vida.

Las largas y delgadas patas imitaban a las de un artrópodo. La armadura oxidada

cubierta de manchas tenía innumerables cicatrices sobre ella, sus cuchillas de alta

frecuencia eran semejantes a patas de cangrejo y tenía un cañón largo en la espalda.

La silueta se asemejaba una araña errante, con el cañón largo sobre el armazón

apoyado por las cuatro patas, similar a un escorpión, y aparentaba ser un esqueleto

vagando a través del campo de batalla que buscaba su cabeza perdida.

Él dejó escapar un suspiro, apoyándose en el suelo que se había enfriado con la brisa

nocturna y marchitado bajo el matiz de la noche, levantando la cabeza hacia el cielo

ardiente.

Se decía que estas flores nacieron de la sangre de la querida Consorte que se había

suicidado, como un regalo de despedida para el Conquistador en un país del Lejano

Oriente. Estas flores florecieron con la sangre de los Caballeros que fueron

masacrados por los bárbaros invasores.

El rojo carmesí de las amapolas florecía de lado a lado en el campo de batalla, tan

enloquecedoramente hermosas bajo el matiz de la noche que parecían preparadas para

quemar el cielo.

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Eighty Six – Volumen 1 12

Capítulo 1

El campo de batalla sin bajas

En ese campo de batalla, no hubo bajas.

— Ahora seguimos con los informes de la batalla de hoy.

— El cuerpo blindado no tripulado del Imperio, Legión, invadió la decimoséptima

zona, y fueron repelidos y exterminados por los drones automatizados de nuestra

República de San Magnolia. En contraste, nuestro lado ha sufrido bajas mínimas, y

ningún caído en combate.

Ubicada en la primera zona, la capital de San Magnolia, estaba la calle principal de

Liberté et Égalité, tan pacífica y elegante que era imposible imaginar que este país

estuviera en guerra durante los últimos nueve años.

Las fachadas blancas de los edificios de estilo occidental hechas de piedra antigua

tenían varias esculturas en ellas. Bajo la luz de la primavera y los cielos, el verde de

los árboles y las antiguas farolas oxidadas de color negro formaban un contraste con

el cielo celeste. En el café situado en la esquina de la calle, había estudiantes y amantes

nacidos con cabello plateado riendo animadamente.

Situada sobre el tejado azul del ayuntamiento había una estatua del revolucionario

Santo Magnolia y la bandera de cinco colores, que simbolizaba la libertad, la igualdad,

la fraternidad, la justicia y la pureza. Las baldosas de piedra de esta calle principal se

extendían directamente hacia los suburbios, siendo pavimentadas después de una muy

cuidadosa planificación urbana.

Un niño de ojos plateados como la luna pasaba, con las manos siendo sujetadas por

sus padres al pasar, riendo a carcajadas.

Tal vez simplemente estaban de paseo. Lena sonrió hacia la familia, y volteó la mirada

hacia la enorme pantalla de televisión holográfica. Fue entonces que la sonrisa se

esfumó de sus blancos ojos plateados.

Esta chica de 16 años estaba vestida con el uniforme femenino de cuello color cian de

la República. Tenía un lindo rostro blanco como la nieve, tan delicado como el cristal,

su elegante comportamiento era testimonio de su educación como noble. Su sedoso

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Eighty Six – Volumen 1 13

cabello plateado tenía ligeros rizos con realce en el satén2, y tenía grandes ojos del

mismo color bajo sus largas cejas; tal era la prueba de que ella era una de las nobles

con sangre Selena, una pura sangre, de aquellos que vivieron en estas tierras mucho

antes de que la República naciera.

— Bajo el destacado liderazgo del Handler, los drones de alta capacidad continúan

luchando, siendo capaces de completar la misión de defender el país sin tener que

enviar recurso humano a la peligrosa línea del frente; son realmente indudables las

capacidades de este avanzado sistema de combate. Es probable que la Legión deje de

operar 2 años en el futuro, pero seguramente el Imperio malvado será vencido por la

organización de la justicia, que es la República. Viva San Magnolia. Gloria a la

bandera de cinco colores.

La locutora, de cabello y ojos blancos como la nieve, mostró una sonrisa de orgullo,

pero la cara de Lena estaba envuelta en sombras.

Tal informe de batalla seguía emitiéndose una y otra vez desde que comenzó la guerra,

tanto que era más surrealista que optimista, pero la mayoría de los ciudadanos no tenía

duda de esto. Irónicamente, la realidad era que, la mitad de la República fue

conquistada en 6 meses una vez comenzó la guerra, sus bordes retrocedieron. Desde

entonces, no habían podido reclamar sus propias tierras.

Y además...

Lena giró la cabeza, mirando la calle principal, envuelta en la luz de la primavera,

parecida a un retrato.

Tanto la locutora, los estudiantes y amantes de la cafetería, los peatones caminando

por las calles, la familia que acababa de pasar como la propia Lena eran así.

Como el primer país republicano moderno en el mundo, San Magnolia se jactaba de

aceptar inmigrantes de otros países y los recompensaba. La república era

históricamente un nido para los Albas3, pero aceptaban a gente con diversos colores

de piel para que viviesen allí. Tanto el Dios Aquilas que era tan oscuro como la noche,

la luz dorada de la Diosa Aurata, la brillante roja Diosa Rubella, o la Diosa Caerulea

con refrescantes ojos azulados, le daban la bienvenida a todos los Colorata4 dentro de

sus fronteras.

2 Un tipo de tela brillante, tersa, suave y ligera. 3 Personas con cabello y ojos blancos. 4 Personas con cabello y ojos de otros colores diferentes al blanco.

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Eighty Six – Volumen 1 14

Pero en este momento, en la bulliciosa calle principal de la capital, no, ni siquiera en

la capital, ni en las 85 zonas legislativas, se podría encontrar a alguien que no fuera

un Alba de cabello y ojos plateados.

Sí. De los soldados que eran oficialmente reclutados como humanos en el campo de

batalla, era verdad que no hubo ni una sola baja en combates para ser contrarrestado.

Sin embargo.

— ¿... Qué significa esto de ninguna baja en combate?

En un rincón del Palacio Blanc Neige que había existido desde la época imperial, el

cuartel militar hecho con deslumbrante diseño de la era imperial era el lugar a donde

Lena se dirigía; situado en este palacio se encontraba la Impenetrable Fortaleza

Conjunta, el Gran Muro, que rodeaba a todos los sectores políticos, y en donde estaban

todos los soldados de la República.

Fuera del Gran Muro, sobre las líneas del frente a más de 100 kilómetros de distancia,

no había soldados estacionados. Los únicos en las líneas de frente eran "Drones", los

"Juggernauts", y su comando era llevado a cabo desde las salas de control del país.

Había por lo menos cien mil personas controlando a los "procesadores", y alineada

detrás de estos últimos estaba la línea de defensa que comprendía el área de minas

antipersonas y antitanques, con cañones de interceptación automatizados. Nunca antes

habían fracasado. Por supuesto, las fuerzas dentro del Gran Muro nunca habían

experimentado una sola batalla. Las otras posiciones eran simplemente para introducir

estrategias de operación procesadas de una manera similar a la logística. El ejército

de la República en este punto no tenía personal en posición actual de combate.

Lena perfumó el penetrante aliento a alcohol de los oficiales que pasaban, y frunció

el ceño. Era probable que estuvieran viendo el canal de deportes en la gran pantalla

de la sala de comandantes. Les dio una mirada de reproche, sólo para ser recibida con

burlas.

— Pero mira a esta linda muñequita.

— Oh, qué miedo... ¿vas a seguir hablando con los importantes drones que conservas

en tu habitación?

Dio la vuelta sin pensarlo dos veces.

— Oigan ustedes...

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Eighty Six – Volumen 1 15

— Buenos días, Lena.

Una voz salió de un lado y, al dar la vuelta, se encontró a su compañera, Anett.

La capitana técnica del departamento de investigación era la única con la misma edad

y grado que Lena, su única amiga del mismo año.

—... Buenos días, Anett. Veo que despiertas temprano tras dormir mucho.

— Apenas regreso. Pasamos toda la noche trabajando.... no me asocies con esos

idiotas, yo si trabajo. Tenemos un problema que solo la genio técnica de la Capitana

Anrietta Penrose puede resolver.

Anett soltó un bostezo como si fuera un gato. Tenía un corto cabello blanco y plateado,

con ojos grandes del mismo color.

Durante el saludo, Anett echó un vistazo a los oficiales ebrios que se escabulleron, y

se encogió de hombros, sus ojos básicamente decían que era inútil darles un sermón

a tales imbéciles. Con esos ojos plateados, Lena se dio cuenta de que Anett estaba

tratando de detenerla, y se puso roja como la remolacha.

— Ah, hablando de eso, tienes una alerta en tu terminal de Inteligencia. Te ayudaré a

resolverlo.

— No hay necesidad... lo siento, y gracias por eso, Anett.

— No hay problema. Pero trata de no acercarse demasiado a esos drones.

Lena quiso responder, pero sacudió la cabeza y fue a la sala de control a la que estaba

asociada.

La habitación estrecha que estaba ocupada por controles inorgánicos era oscura y

húmeda. La pantalla principal del holograma en modo de espera daba una débil luz, y

tanto el piso como las paredes eran plateados.

Lena se sentó en este sillón futurista, se puso el aro de aspecto elegante, el dispositivo

RAID, peinó su largo cabello plateado detrás de ella, y con orgullo levantó la vista.

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Eighty Six – Volumen 1 16

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Eighty Six – Volumen 1 17

En este lugar, desde donde las líneas del frente se encontraban lejos del Gran Muro,

esta habitación reducida era el único campo de batalla dentro de las ochenta y cinco

zonas de la República.

— Identificación iniciada. Vladilena Millizé. Oficial Comandante del Frente Oriental,

novena zona de combate, fuerzas defensivas terciarias.

Después de la verificación de voz e iris, el sistema de control fue activado.

Seguidamente aparecieron enormes haces de datos uno tras otro en la pantalla

holográfica, obtenidos desde los auxiliares de observación instalados en las distantes

líneas del frente. Apareció en la pantalla principal un mapa digital que mostraba todos

los puntos parpadeantes, indicando las fuerzas tanto aliadas como enemigas.

Había 70 puntos azules mostrando máquinas aliadas, y de éstos, 24 estaban en el tercer

escuadrón bajo el cargo de Lena, mientras que 23 estaban bajo el mando del segundo

y cuarto escuadrón, respectivamente. Las manchas rojas que indicaban las fuerzas

enemigas eran abrumadoras en número.

— Para-RAIDs activos. Sincronizando el objetivo, Unidad de Procesamiento Central

"Pléyades".

Los cristales azules del dispositivo RAID en su nuca inmediatamente empezaron a

calentarse. No era calor proveniente de los propios cristales, sino un calor alucinatorio

de los sentidos al estar siendo activados y sincronizados en este proceso del Para-

RAID.

Los cristales de amplificación nerviosa virtual empezaron a computar. A través del

sistema nervioso virtual establecido, se activaban unas partes específicas del cerebro,

las regiones no utilizadas, abandonadas a lo largo proceso de evolución u olvidadas

durante el flujo del tiempo.

Se adentraba al consiente y subconsciente de Lena, penetrando más profundo. Por lo

general, era imposible acceder a esa sección conscientemente, pero la vía hacia el

acúmulo de la subconsciencia, el subconsciente compartido con toda la humanidad,

era gradualmente abierta, conectándose a la conciencia del procesador con nombre

personal Pléyades, el comandante del tercer escuadrón.

Los sentidos de Pléyades eran uno con Lena.

— Para-RAID completo. Handler Uno a Pléyades, Por favor, cuida de mi hoy.

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Eighty Six – Volumen 1 18

Su voz era tranquila y estable. Después de una pausa, la voz de un joven, con

aproximadamente uno o dos años más que ella, respondió,

— Pléyades a Handler Uno. El Para-RAID está bien.

Esa "voz" sonaba sarcástica. Lena era la única en la sala de control, y esta voz no era

de nadie más; sino que era la voz de la unidad procesadora llamada Pléyades que se

había sincronizado con sus sentidos, dando un efecto alucinador de sonido.

Una voz.

Este drone llamado Juggernaut, construido en respuesta apresurada a la guerra, no

tenía funciones comunicativas. No tenía una capacidad de pensamiento complejo que

pudiera considerarse opinión o conciencia.

En cambio este Para-RAID se derivó de la conciencia colectiva de la raza humana.

La zona de minas anti-personas, una línea defensiva creada para soportar las fuerzas

blindadas enemigas era una intensa línea del frente donde los drones de ambos bandos

se masacraban entre sí, pero con un resultado de ninguna baja, según las cifras

oficiales.

— De seguro deber ser muy difícil que una Albas se atreva a saludarnos con

delicadeza a nosotros, los 86, quienes solo "simulamos la apariencia humana".

Los 86.

Eran el último muro de protección del paraíso que la República dejó cuando la

"Legión" arrasó el continente, considerados cerdos de apariencia humana protegiendo

la zona no humana (la zona legislativa 86) más allá de las 85 zonas legislativas.

Ese era el término despectivo usado para los Colorata, aquellos que vivían como

ciudadanos de la República, pero que fueron considerados inferiores a los humanos

por su propio país, viviendo en los refugios preceptivos fuera del Gran Muro y en

primera línea frente al enemigo.

Hace nueve años, en el Año 358 del calendario de la República, y el año 2139 del

Calendario estelar.

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Eighty Six – Volumen 1 19

El país al norte del continente, el Imperio Geade que limita con el Oriente de la

república declaró la guerra en todas las direcciones. La primera ola de las fuerzas de

la Legión con drones de batalla completamente no tripulados comenzó la invasión.

Frente a las abrumadoras fuerzas de la superpotencia militar de Geade, el Ejército

Ortodoxo de la República se desmoronó en medio mes.

En aquel entonces, los militares reunían todo su recurso humano, y mientras seguían

con tácticas dilatorias desmoralizantes, el gobierno de la República tomó dos

decisiones.

Una era evacuar a todos los ciudadanos de la República a las 85 zonas legislativas.

La otra fue iniciar la Orden Presidencial #6609, El Acta Especial de Seguridad en

Tiempo de Guerra.

Esta Ley tomó a todos los Colorata que residieran en la República como enemigos

que se aliaron con el Imperio. Fueron despojados de su ciudadanía, vigilados y

aislados en los refugios fuera de las 85 zonas.

Seguramente esta era una traición a la legislación y a la bandera de los cinco colores

de la que la República estaba tan orgullosa. Todos y cada uno de los Colorata nacidos

en el Imperio, excepto los Albas, fueron tratados como seres que deben ser contenidos,

siendo un descarado caso de discriminación humana.

Como era de esperar, los Colorata protestaron. Sin embargo, el gobierno los suprimió

por medio de la fuerza militar.

Hubo bastantes Albas que protestaron en contra. Sin embargo, la mayoría de ellos lo

permitieron. Las 85 zonas legislativas no podían contener las necesidades de toda su

gente después de todo, ya fueran recursos, tierras o posiciones.

Los rumores de que espías Colorata arruinaban su país eran mucho más fáciles de

aceptar que admitir la dura realidad, que su país se había quedado atrás.

Y con las fuerzas enemigas poniéndolos en su lugar, los humanos necesitaban

inocentes en quienes desahogar su rabia y resentimiento.

La supremacía racial instantáneamente ganó reconocimiento y justificación. Esta

noble, regia y humanitaria primera República moderna establecida en el mundo acabó

reconociendo a los Albas como los más destacados entre todos, mientras que todos

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Eighty Six – Volumen 1 20

los Colorata del anticuado e inhumano Imperio eran inferiores, simples cerdos tontos

y bárbaros con apariencia humana que no pudieron evolucionar con éxito.

Todos los Colorata fueron contenidos en Campos de Concentración, y mientras

servían en el ejército, tuvieron que construir las murallas de la Fortaleza del Gran

Muro. Todos los bienes de los Colorata fueron confiscados y apropiados, mientras los

ciudadanos le suplicaban al humanitario gobierno humanitario que se les permitiera

eludir el servicio militar, la labor y los impuestos adicionales durante la guerra.

La discriminación contra los Colorata y los 86 ocurrió surgió entre los Albas dos años

más tarde. Tenían a los soldados, siendo todos miembros de 86, en servicio activo, y

los enviaban para que entraran al campo de batalla como drones.

Los drones construidos a partir de la tecnología sobresaliente reunida en toda la

República nunca podrían alcanzar un estado activo operacionalmente.

Sin embargo, ¿cómo era posible que los Albas, tan superiores a otros, construyeran

algo inferior a los drones construidos la gente inferior del Imperio?

"Los 86 no son humanos, así que lo que pilotará los drones será algo no tripulado."

La Industria Militar de la República creó la máquina de combate automatizada no

tripulada, llamada Juggernaut.

Se consideraba un arma humana donde las víctimas humanas se reducían a cero, y se

introdujo a la batalla con los entusiastas elogios de los ciudadanos.

Era una máquina no tripulada donde se instalaba un piloto 86 como un procesador,

con una capacidad para que las personas pudieran pilotarlo.

Y en el año 367 del calendario de la República, en medio de este intenso campo de

batalla con cero muertos en combate, los soldados que no eran contados como muertos

y tratados como de repuesto continuaban sacrificando sus vidas en este día.

Lena veía que las luces rojas que indicaban a la Legión se dirigían al Oriente, hacia el

área que controlaban a la vez que se retiraban, así que ella se relajó un poco.

Hubo siete unidades perdidas en el tercer escuadrón, y una amargura subía por su

pecho. Los siete Juggernauts explotaron con sus procesadores dentro. No hubo

supervivientes.

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Eighty Six – Volumen 1 21

El Juggernaut, un nombre elegido por sus desarrolladores quienes se exaltaban de

intelectuales, fue nombrado en honor a los dioses extranjeros de la mitología antigua.

—... Handler Uno a Pléyades. Confirmando que todos los enemigos se han retirado.

Dio un suspiro y, a través del procesador "Pléyades", habló con los pilotos 86 que

luchaban por ellos mismo y por sus familias para recuperar su ciudadanía.

A través del uso de la escucha sincronizada para transmitir o recibir voces, el Para-

RAID era un nuevo sistema de comunicación, más actualizado que las versiones

pasadas, las cuales eran fácilmente afectadas por la distancia, clima, paisaje y los

pulsos electromagnéticos de la interferencia electrónica producida por los drones

Eintagsfliege de la Legión.

En teoría, este método podría permitir la sincronización de los sentidos, pero sólo la

audición se sincronizaba en este caso. Las señales visuales eran demasiado para que

el usuario lo soportara. Sólo la audición sería suficiente para transmitir el mínimo de

información. En cuanto a la experiencia, era similar a un comunicador o teléfono, y

por lo tanto un bajo riesgo de confusión.

Sin embargo, Lena asumía que eso no era simplemente todo.

Sin una visión sincronizada, ella no tendría que ser testigo de presenciar las miradas

atroces de las máquinas enemigas ante ella, la devastación de las máquinas aliadas

cerca a las ya deshechas, y el color de la sangre como de los órganos que estuvieran

siendo arrancados de sus cuerpos fluidamente.

— La vigilancia será llevada a cabo por el Cuarto Escuadrón. Tercer escuadrón, por

favor regrese.

— Aquí Pléyades, entendido... gracias por vigilar a estos cerdos con tu telescopio

desde allí, Handler Uno.

Al oír la respuesta de las Pléyades que rebasaba de sarcasmo, ella bajó los ojos.

Ella era una Albas, una de las odiadas que victimizaban a otros. Al mismo tiempo, el

hecho era que uno de sus deberes como Handler era velar por los 86.

— Buen trabajo, Pléyades. A todo el mundo en el frente, y a los siete fallecidos... mi

más honesto agradecimiento.

—...

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Eighty Six – Volumen 1 22

En el silencio había una frialdad penetrante y afilada como una cuchilla. El Para-

RAID sólo permitía la sincronización de audio, pero como estaba conectada a través

de varias conciencias, las emociones de una conversación podían ser transmitidas a

través de esta.

—... Gracias por sus habituales palabras de amabilidad, Handler Uno.

Lena quedó perturbada por el tono de la fría condescendencia y malicia, con un

marcado contraste con la rabia y odio habituales.

Al día siguiente, las noticias informaron lo habitual, que el enemigo tuvo grandes

pérdidas, que la República tuvo bajas mínimas, que nadie murió, que la moral y

progreso de la República prevalecería; uno incluso podría sospechar si se trataba de

una repetición de metrajes. Había un logotipo de una espada y un pie cortado lanzado

emitiéndose en este canal nacional. Era el atributo del revolucionario Santo Magnolia,

su significado era el derrumbe del dominio y la destrucción de la opresión.

—... Y también, considerando que la guerra terminará en otros dos años, el gobierno

ha decidido reducir el presupuesto. Primero, la zona 18 del frente de batalla del Sur

será abandonada y todas las fuerzas internas serán despedidas.

— Así que la zona 18 en el sur ha caído.

Lena suspiró.

Esta no era un problema que pudiera resolverse cambiando la descripción de la

situación. Incluso después de perder las tierras, era absurdo que no tuvieran la

intención de recuperarlas, sino que incluso planeaban reducir el presupuesto militar.

Las finanzas confiscadas de los 86 ya habían sido agotadas, el gasto militar masivo

resultaba de los presupuestos para las labores públicas y los beneficios sociales

secretos. El gobierno era incapaz de ignorar las llamadas de los ciudadanos para

reducir la militaridad.

Sentada frente a Lena y vestida con un vestido de edad estaba su madre, abriendo sus

brillantes labios rojos mientras hablaba con ternura.

—... ¿Qué pasa, Lena? Quita esa cara triste y come.

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Eighty Six – Volumen 1 23

El desayuno estaba dispuesto en el comedor, y de ellos, la mayoría eran alimentos

sintetizados en las plantas de producción.

El país tenía menos de la mitad de su tierra, y todavía contenía por lo menos el 80%

de la población, aparte de los 86; claramente no había lugar para plantar semillas. Con

los ataques e interferencia de la Legión, las comunicaciones con otros países se habían

vuelto imposibles, y mucho peor el comercio, que uno podría incluso preguntarse si

aún había otros países que permaneciesen en pie. Lena tomó un sorbo del té rojo que

sabía diferente a los que tenía presente en sus vagos recuerdos, y cortó la carne

sintetizada hecha de proteína de trigo que difería completamente de la carne real.

La compota acompañada de té era el único negocio real, hecho de las frambuesas que

crecían en el jardín. Este artículo era un lujo, considerando que la República en este

punto no tenía tierra para diversos árboles, y mucho menos un jardín.

Su madre dijo con una sonrisa,

— Lena, ya es hora de que te retires y te cases con otro hijo de la familia.

Lena suspiró en silencio. Los informes de guerra de la noticia seguían siendo los

mismos todos los días, al igual que las palabras de su madre.

Genealogía. Estatus social. Posición. Linaje. Sangre Superior.

La glamorosa mansión fue construida cuando los Millizés todavía eran nobles. El

vestido de seda que ella llevaba era digno de la mansión, pero se desgastaría con el

tiempo luego de que se fuera.

Los momentos felices parecían haberse detenido allí.

Parecía haberse apartado del mundo exterior, encerrada en su pequeño y eufórico

sueño.

— La noble princesa de los Millizés no debe estar involucrada con esta Legión o esos

86. Es verdad que tu difunto padre fue un soldado, sin embargo, esta no es la era de

guerra.

No la era de la guerra, ni mucho más; en este punto, el país seguía en guerra contra la

Legión. Los ciudadanos que vivían tan lejos del campo de batalla aún no habían

experimentado la guerra, las representaciones sólo permanecían en las películas.

Habían olvidado por mucho tiempo, ya fuera esa realidad o experiencia en vivo.

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Eighty Six – Volumen 1 24

— Querida madre, es nuestro deber y honor como ciudadanos de la República

proteger a nuestro país. Además, no se llaman 86. Son como nosotros,

indiscutiblemente son ciudadanos de la República.

El delgado y delicado puente del rostro de su madre enseguida mostró un ceño

fruncido.

— ¿Dices que esos asquerosos Colorata son ciudadanos de la República? Dios, las

manadas de ganado no funcionarán sin quien los controle, pero el gobierno aun así les

permitió poner sus pies en las tierras de la República.

En teoría, los 86 que se unían al ejército recibirían la ciudadanía junto con sus familias.

Debido al racismo flagrante y radicalizado en todas las 85 áreas, sus residencias nunca

fueron reveladas durante los últimos nueve años, desde que comenzó la guerra. Sin

embargo, habría muchos que probablemente regresaron a sus casas viejas y pasaron

allí el resto de sus días.

Esa era una recompensa que se esperaba de sus contribuciones irrefutables, pero

desafortunadamente, hubo algunos entre los beneficiarios que mostraban mucha

reserva hacia esto. Esta persona ante Lena, suspirando mientras sacudía la cabeza, era

un ejemplo clásico.

— Ahh, que asco. Asco absoluto. El sólo hecho de pensar que hace diez años estas

criaturas con apariencia humana andaban por Liberté et Égalité, y que ahora está

sucediendo de nuevo, ahh. ¿Por cuánto tiempo será pisoteada la libertad e igualdad de

la República?

—... Parece que tus palabras ahora están pisoteando la libertad y la igualdad, querida

madre.

— ¿Hm? ¿De qué hablas?

Al ver la mirada escéptica de su madre, era el turno de Lena de suspirar.

En verdad, su madre no entendía.

No solo se aplicaba a su madre. En este punto, los ciudadanos de la República seguían

siendo orgullosos del gobierno de la República, y de la bandera de cinco colores que

simboliza la libertad y la igualdad, la fraternidad, la justicia, y la pureza. Se les enseñó,

a través de los libros de historia, las cosas que las monarquías pasadas y las dictaduras

habían cometido, y les enseñaría el odio en la opresión, el ultraje en la represión, el

desprecio en la discriminación y el genocidio como el acto del diablo.

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Eighty Six – Volumen 1 25

Sin embargo, no podían entender que las mismas acciones se repetían en las tierras de

esta República. Si Lena lo señalara, la mirarían con lástima y compasión,

preguntándole:

— ¿No eres capaz de distinguir entre humanos y cerdos?

Lena mordió sus rosados y débiles labios.

Las palabras eran convenientes, capaces de cambiar fácilmente la naturaleza de las

cosas. Una vez cayera un letrero, los humanos se convertirían en cerdos.

Su madre frunció el ceño, pareciendo levemente perturbada. Sin embargo, parecía

haber entendido algo mientras reía.

— Tu padre ciertamente se preocupó por esos animales, así que nosotros también

debemos verlos de igual modo, ¿verdad?

—… No, no es eso.

Su padre se opuso a la deportación de los 86 hasta el final, pidiendo que se abandonara

tal ley. Lena realmente respetaba a su padre, pero no podía comprometerse

plenamente con sus ideales.

Sin embargo, ella recordó.

Las llamas ardientes. Las siluetas de las arañas cuadrúpedas.

La insignia del esqueleto sin cabeza incrustado en la armadura.

La mano que se estiraba para ayudarla. El brillante color rojo y negro que la marcaron

desde su nacimiento.

— Somos ciudadanos de esta República, nacidos y criados en este país.

La voz desenfrenada de su madre rompió el silencio.

— Aun así, Lena, el ganado tiene sus propias reglas como ganado. No se puede

esperar que esos imbéciles y bárbaros 86 comprendan los exaltados ideales y virtudes

de los humanos. Simplemente hay que encerrarlos y administrarlos.

Lena terminó silenciosamente su desayuno, se limpió la boca con una servilleta y se

puso de pie.

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Eighty Six – Volumen 1 26

— Ya me iré, mi madre.

— ¿Desea que… me cambie de divisiones?

Estaba en la oficina del director adornada con oro apagado y papel tapiz marrón. El

director Carl-Stahl estaba sentado en una silla antigua, y cuando su orden fue

transmitida, Lena parpadeó sus ojos plateados confundidos.

De hecho, muchos oficiales intercambiaban de división debido a la reasignación de

escuadrón. Los intensos combates en la primera línea significaban que los

escuadrones se agotarían hasta que no pudieran mantenerse en sí. Por lo tanto, era

común que los escuadrones fueran disueltos y reagrupados. Lena nunca tuvo la

intención de reformar su escuadrón actual, pero muchos de los que comandó eran

completamente arrasados.

En verdad, la Legión era poderosa.

El Imperio Geade, siendo una potencia militar y tecnológica, prodigó su viciosa

filosofía y tecnología avanzada al desarrollo, y a cambio, obtuvo un armamento

devastador y drones asombrosamente ágiles. Acumuló toda la Inteligencia Artificial

superior que nadie más en su época tenía, la cual nunca se fatigaría, enfadaría o

aterrorizaría ya que estos eran verdaderos drones no tripulados. No importaba cuántos

fueran destruidos, las fábricas totalmente automatizadas que se localizaban

profundamente dentro de las tierras de la Legión seguirían produciendo nuevas

máquinas y enviarían nuevos ejércitos masivos como nubes negras giratorias.

A diferencia de lo que sabían los ciudadanos, los Juggernauts no eran iguales en sus

capacidades y, claramente la cantidad de daño sufrido no sería ciertamente mínimo.

De hecho, se producía un gran número de bajas en cada salida, y sólo los

reabastecimientos continuos podrían mantener las líneas del frente.

Sin embargo, el escuadrón de Lena estuvo a cargo de no sufrir muchas bajas.

La cicatrizada cara por Carl-Stahl se relajó. Era alto y corpulento, con los hombros

anchos, la barba en su mentón emitía una firme y dominante presencia.

— No te diré que tu escuadrón será reformado. De hecho, el comandante de otro

escuadrón se ha retirado, así que hay una necesidad urgente seleccionar un

comandante que lo sustituya.

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Eighty Six – Volumen 1 27

— ¿Entonces ese escuadrón está a cargo de defender una base importante?

Parecía que ya no podían esperar a que los superiores decidieran al sustituto.

— Así es. Están en el Frente Oriental, son las primeras fuerzas defensivas de la

primera área de batalla, con el nombre clave de escuadrón Spear head. Es un grupo de

veteranos elegidos en el Frente Oriental... en otras palabras, son élites.

Lena estaba cada vez más perpleja, sus adorables cejas se curvaban en un ceño

fruncido.

La Primera Zona de Batalla era el área defensiva más propensa a soportar el peso de

la invasión de la Legión. Las Primeras Fuerzas de Defensa eran el escuadrón principal

que operaba en ese campo de batalla, asumiendo responsabilidades completamente

diferentes a los de las Segundas, Terceras y Cuartas Fuerzas de Defensa que estaban

a cargo de la vigilancia y el apoyo nocturno, y sólo salían a la batalla cuando las

Primeras Fuerzas no podían salir.

— Una nueva comandante como yo podría no estar a la altura de tal tarea...

Carl-Stahl hizo una mueca.

— ¿Cómo puede decir esas cosas la chica más joven del Grupo 91, y la primera que

ha sido promovida a Comandante? Ser excesivamente humilde te causará disgusto,

Lena.

— Mis disculpas, Tío Jerome.

Hacia Carl-Stahl, que se refería a Lena por su nombre, ésta última bajó humildemente

la cabeza. Carl-Stahl era un buen amigo de su difunto padre, y los dos fueron de los

pocos raros sobrevivientes de hace nueve años, cuando el ejército principal de la

República fue aniquilado. Cuando era joven, él a menudo pasaba a jugar con ella, y

después de que su padre murió, cuidó a Lena el doble, desde financiar el funeral hasta

otros asuntos diversos.

— Para ser honesto... nadie está dispuesto a ser el Handler del escuadrón Spear head.

— ¿No son élites? ¿No es el mayor de los honores comandarlos como soldado de la

República?

No todos los Handlers cumplían sus responsabilidades seriamente. Lena había oído

rumores de que algunos se quedaban en la sala de control, jugando videojuegos, que

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Eighty Six – Volumen 1 28

algunos no se molestaban en comandar desde la sala de control, y que algunos no

proporcionaban datos de inteligencia a sus fuerzas, viendo como las unidades de las

que estaban encargados morían una por una como una novela de suspenso,

compitiendo con sus amigos para ver qué escuadrón era eliminado más rápido. De

hecho, los que realmente comandaban seriamente eran raros, pero eso era un asunto

completamente diferente.

— Hmm, el escuadrón si contiene élites...

Carl-Stahl habló con un tono pesado.

—... Es solo que la unidad líder de Spear head, con Nombre Clave Personal de

Undertaker, tiene mucha historia.

Undertaker. Que nombre tan extraño.

— Aquellos que lo conocen lo llaman el Dios de la Muerte y se alejan de él por temor...

hay rumores de que fue él quien hizo enloquecer a su antiguo Handler.

— ¿Eh?

Lena no pudo evitar exclamar. Comúnmente era al revés.

¿Un procesador hizo enloquecer a un Handler? ¿Cómo?

— ¿Es alguna historia extraña?

— No tengo tiempo para contarle tales historias a mi subordinada mientras está de

servicio... pero la verdad del asunto es que, por extraño que parezca, muchos Handlers

que tomaron los escuadrones en los que Undertaker estaba solicitaron un cambio de

escuadrón o la jubilación. Hubo incluso uno que inmediatamente pidió un cambio de

fuerzas después de la primera operación, y otro que cometió suicidio, aunque la

correlación es indeterminada.

— ¿Dijo... suicidio?

— Son palabras verdaderamente increíbles... He oído que los jubilados todavía oyen

las "voces de los muertos".

—...

Ciertamente, se parecía a una especie de historia de terror.

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Eighty Six – Volumen 1 29

Carl-Stahl notó que Lena estaba en silencio, y pensó en algo, consolándola.

— Puedes decirme si no quieres hacerlo, Lena. Está bien que permanezcas con tu

escuadrón actual. Dije que Spear head contenía a los veteranos. Es entendible que sea

imposible sincronizarse con todos ellos cuando salgan, así que solo basta con hacer

vigilancia mínima. En cuanto al mando en batalla, puedes dejárselo a ellos...

Lena apretó los labios.

— Lo haré. Administraré, comandaré y lideraré al escuadrón Spear head.

Es un deber y un privilegio como ciudadano de la República proteger el país. Ser el

líder de la Vanguardia sería un gran honor para ella, no algo que se pudiera permitir

o desear rechazar.

Carl-Stahl entrecerró los ojos.

— Sólo has lo mínimo... y por favor, abstente de comunicarte de más con los

Procesadores a tu cargo.

— Un comandante tiene la obligación de entender a los subordinados. Comunicarse

con ellos es una necesidad, mientras no se me niegue.

— Por Dios, en verdad tú...

Con una suave mueca, suspiró. Sacó un paquete de documentos de su escritorio y lo

extendió delante de ella.

— No registres el número de víctimas en el informe. En la actualidad hemos declarado

que no hay humanos luchando en primera línea, que cualquier cosa grabada que no

supone que exista deba ser ignorada... así que cualquier forma de protesta no será

escuchada por nadie.

— Incluso si lo dices, no puedo aceptar esto en silencio... y las leyes de contener a los

Colorata ya no tienen bases para ellos.

El Imperio Geade, que arrasó el continente a través de su poderoso poderío militar,

parecía haber sido aniquilado hace cuatro años.

Era una rareza captar las señales inalámbricas controladas por el Imperio debido a la

interferencia constante de los Eintagsfliege; hace cuatro años, sin embargo, todas las

transmisiones de repente desaparecieron, y nunca más se oyó hablar de ellos. Uno se

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Eighty Six – Volumen 1 30

preguntaría si se debe a la desenfrenada Legión, o por otras razones, pero en cualquier

caso, el Imperio debería de haber sido arrasado por su propia creación.

Los Campos de Concentración para los 86 fueron construidos sobre la premisa de que

ellos eran los "descendientes del Imperio", siendo la base y justificación para que

perdieran como resultado.

Sin embargo, la gente no estaba dispuesta a dejar de seguir con este entretenimiento

que obtuvieron, llamado discriminación. Mientras seguían pisoteando y maltratando,

cada vez estaban más engañados con un sentido de superioridad en el que se

consideraban vencedores. Ellos eligieron el modo simple de obtener deleite, no

acabando, sino ocultando el escenario actual de que fueron confinados por el Imperio

y sus drones, produciendo entre ellos el sentimiento inverso.

— Ignorando que hay una falla mayor, esto ya es imperdonable para empezar...

— Lena.

La serena voz nombró a Lena, y ella hizo silencio.

— Puede que seas demasiado idealista. No sólo con los demás, sino contigo misma.

Pero hay ideales que son demasiado altos e imposibles de alcanzar.

—…Ya veo.

Los ojos plateados de Carl-Stahl se relajaron, dando un brillo amargo en su mirada

nostálgica.

— Eres en verdad muy parecida a Vaclav... ahora bien, comandante Vladilena Millizé,

a partir de hoy, te ordeno que seas la Handler de la Primera Fuerza Defensiva en el

Primer Frente de Batalla. Espero que trabajes duro.

— Muchas gracias.

— ¿Así que aceptaste? ¿Qué te interesó, Lena?

Un cambio de escuadrón significaba cambios en muchas otras cosas, y una de ellas

era la configuración del Para-RAID, donde quiera que el Para-RAID se debiera

conectar.

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Eighty Six – Volumen 1 31

La jefe del equipo de desarrollo de Para-RAID era Anett, y también se encargaba de

los cambios y ajustes de configuración de Lena. Ella, quien pensaba en sus consejos,

estaba cambiando de uniforme militar.

Colgó cuidadosamente el vestido de tela no tejida en la percha, abrochándose la blusa

mientras le respondía a Anett. Anett estaba en la sala de observación, separada por un

panel de vidrio.

El Destacado Palacio de la Era Imperial era utilizado como edificio de Investigación,

y aunque parecía tan real como lo era durante los mediados de la monarquía, las hojas

del metal y del cristal vistas por todas partes daban una sensación fría y dura. Una de

las paredes de cristal representaba un mural de peces tropicales y arrecifes de coral.

— Fue simplemente una excusa inventada por ellos. No querían trabajarán duro y se

lo inventaron.

Lena onduló sus labios con una sonrisa mientras colocaba la liga en sus medias. Había

estado pasando por controles periódicos relacionados con el uso del Para-RAID; Anett

realmente estaba inquietada.

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Eighty Six – Volumen 1 32

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Eighty Six – Volumen 1 33

— Pero es cierto que alguien realmente cometió suicidio.

Anett, quien estaba detrás de la pared de cristal y la pantalla holográfica, modificó los

valores de los ajustes, y tomaba un sorbo de su taza de café, o lo que fuese esa cosa

espesa similar al lodo, mientras dijo.

— Lo del fantasma ha de ser algo inventado por algunos de los viejos, pero se dice

que ese hombre se voló los sesos con una escopeta.

Lena se puso la falda y blusa, enrolló sus mangas y se dio la vuelta. Extendió sus

manos hasta su cabello plateado que cubría su hombro, y lo peinó hacia atrás.

—… ¿En serio?

— Me hicieron investigar si se trataba de un mal funcionamiento en el Para-RAID.

Dejando de lado si era un comandante, no es bueno que se divulguen noticias de

suicidio.

— ¿Y entonces?

Anett simplemente se encogió de hombros ante la cuestión.

— Ni idea

— ¿Como que "ni idea"...?

— Él está muerto. ¿Dónde más se supone que investigue? Realicé las comprobaciones

y el dispositivo RAID estaba normal. Pensé en que si fuera posible, tal vez podríamos

traer a Undertaker. Así que les pedí que trajeran al Procesador, pero los idiotas de la

sucursal logística solo dijeron "En este vuelo no hay espacio para cerdos~"

Cruzó los brazos con rabia, apoyándose en la pared con algo de pereza y resoplando.

Era tan linda y elegante, pero su conducta carecía de encanto femenino.

— Si lo hubieran traído, yo lo habría investigado a fondo, incluso su cabeza. Por el

amor de Dios.

Lena frunció el ceño ante sus términos no moderados. Sabía que Anett no tenía la

intención de decirlo, pero lo encontraba insoportable.

—... Entonces, ¿qué pasa con el procesador?

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Eighty Six – Volumen 1 34

— No lo dije yo, sino esos tipos de la Policía Militar. Leí su informe, y básicamente

no decía nada. Él sólo dijo que no tampoco sabía nada, y se acabó. ¿Quién sabe qué

fue lo que pasó?

Anett curvó los labios en una sarcástica burla.

— Le dijeron que el Handler había muerto, y entonces él respondió ¿Solo es eso? Su

tono decía básicamente ¿Y qué? Bueno, como sea, sólo es un 86. Aunque su superior

murió, no hay otra reacción que uno se pudiera esperar.

—...

Lena se quedó en silencio, y el desprecio desapareció de la cara de Anett.

—... Oye Lena, debes unirte al equipo de investigación después de todo esto.

—¿...?

Lena parpadeó confundida y vio a Anett levantando las cejas como un gato. Sus ojos

plateados mostraban una inesperada sinceridad.

— El ejército en este momento es sólo un centro de detención para desempleados.

Nuestro equipo de investigación aún está bien, pero las otras fuerzas son sólo un

puñado de idiotas de las áreas altas que ni siquiera pueden trabajar para salvar sus

propias vidas.

En este punto, las zonas legislativas de la República consistían desde el Área 1 en el

centro, enumerándose a partir de un número cuadrado centrado5. Cuanto mayor fuese

el número, peor eran las condiciones de vida, seguridad, niveles de educación, y

mayor la tasa de desempleo.

— Dos años después, cuando la Legión se acabe, ¿qué piensas hacer? La etiqueta de

soldado retirada en tu hombro no va a ayudarte a encontrar otro trabajo.

Lena sólo pudo hacer una mueca.

Todos los drones de la Legión dejarían de operar dentro de dos años.

5Un tipo de número figurado, desde donde un punto se empiezan a formar otros, en este caso da un aspecto de cuadrado que inicia desde el centro.

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Eighty Six – Volumen 1 35

Ese era un hecho descubierto al capturar algunos de ellos. Sus unidades de

procesamiento central contenían una vida útil fija que no podía modificarse. Cada

nueva edición del sistema sólo podía durar cincuenta mil horas como máximo, o

aproximadamente seis años. Esto probablemente era un fallo de seguridad en caso de

que los drones enloquecieran.

Desde que se confirmó que el Imperio había sido aniquilado hace cuatro años, la

unidad central de procesamiento de los drones de la Legión debería dejar de funcionar

completamente dentro de dos años. De hecho, basándose en las observaciones de las

líneas del frente, los números de la Legión habían estado decreciendo, posiblemente

debido a que las máquinas estaban desgastadas y eran incapaces de ser mejoradas.

— Gracias. Pero todavía estamos en época de guerra.

— Así no tendrás que salir y hacer eso.

Anett no desistía. Una vez que los datos fueron configurados, apagó la pantalla con

un movimiento de su mano, y se inclinó hacia adelante.

Y entonces, habló con rabia.

— Sea real o no, vas a comandar a procesadores problemáticos. ¿Quién sabe cómo

acabará eso...? y el Para-RAID podrían no ser del todo seguro.

Lena no pudo evitar abrir los ojos.

—¿... No está probado completamente que los Para-RAIDs son seguros?

Anett parecía habérselo dicho accidentalmente. Tenía una mirada de una niña que fue

atrapada, y silenció su voz,

— Lena, ¿no conoces este país? No puedes tomar todo lo que dicen en sentido literal.

La República, tan orgullosa de su genética superior, no permitiría ningún defecto en

su tecnología. Incluso si lo hubiese, no lo admitirían; esto se aplicaba no sólo a los

Para-RAIDs... sino también a los Juggernauts.

— De hecho, podría decir que es como una superpotencia, o algo así. Estuvimos

investigando sobre ello, y nos dimos cuenta de que agitar esta parte del cerebro

causaría un efecto Para-RAID... que es lo mismo que esta cosa.

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Eighty Six – Volumen 1 36

Señaló el dispositivo RAID en su mano. El aro plateado de aspecto elegante tenía

incrustado cristales azules en él. Varios cables eran conectados desde los cristales

hacia la terminal, a medida que los datos eran sobrescritos en el primero.

— Estos "superhumanos" eran en realidad hermanos, sincronizados entre sí, así que

simplemente escribimos un código genético modificado de padre a hijo en el

dispositivo RAID de un Handler y las unidades procesadoras basados en ello. En

cuanto al por qué logró que se pudieran sincronizar, todavía no estamos seguros.

— Pero... esta era la investigación de tu padre, ¿verdad?

— Una investigación en conjunto. La base de la investigación, o la hipótesis, provenía

de ese colaborador. Papá sólo preparó el espacio de investigación y los sujetos de

prueba replicaron el fenómeno.

— Entonces, puedes hacer que el colaborador vuelva a trabajar, ¿verdad?

En ese momento, los ojos de Anett se volvieron fríos y sombríos.

— Imposible... es un 86.

A Los 86, no considerados como humanos por ningún lado, no se les registraron sus

nombres, simplemente se les asignaba un número cuando eran distribuidos en los

Campos de Concentración. En cuanto a quienes eran en realidad, nadie lo sabía.

— Los dispositivos RAID tienen características de seguridad para evitar que esto

suceda, pero cuando los Para-RAIDs son activados por múltiples personas, el cerebro

se sobrecarga, y a máxima sincronización, da lugar a una interrupción mental. Además,

existe el problema de que demasiada actividad conlleva a que uno se "pierda"... sabes

sobre el accidente de mi padre, ¿no?

—...

El padre de Anett, el profesor Joseph Von Penrose, por desgracia enloqueció en un

experimento poco después de haber publicado su tesis sobre los Para-RAIDs y

completara el dispositivo RAID, muriendo como resultado.

Se decía que la activación del dispositivo RAID se ajustó accidentalmente al valor

teórico máximo. Algunos dedujeron que podría haberse metido en "un lugar

determinado" más allá del acúmulo del subconsciente de cada uno, y acabó en el

acúmulo del subconsciente del propio mundo, viendo a la humanidad como un todo

en vez de como individuos.

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Eighty Six – Volumen 1 37

— Si se utiliza durante mucho tiempo, quién sabe el efecto que tendrá... que uno o

dos 86 mueran no importa, pero ¿qué pasará si algo malo te sucede?

Lena instintivamente dio una mirada de disgusto. Sabía que Anett estaba simplemente

preocupada por ella, pero no pudo evitarlo.

— No hagas eso... eso es inmoral de tu parte.

Anett finalmente agitó la mano con impaciencia.

— Bien, bien. Eres algo curiosa.

Un silencio incómodo pronto llenó ambos lados de la pared de cristal.

De repente, Anett sonrió, como para acabar con el silencio.

— Hablando de curiosidad, Lena, ¿quieres una rebanada de chifón6? Es algo nuevo

que hice con huevos.

— ¿Eh?

Las invisibles orejas de gato de Lena parecían haber aparecido, y Anett dio una

pequeña risa.

Como una chica, Lena tenía un deseo incondicional por los dulces. Este chifón tenía

un montón de claras de huevo, un artículo lujoso entre los lujos de la República

carente de tierra para criar aves de corral. Tal gozo era algo que sólo las princesas

Von Penrose, quienes eran de la antigua nobleza, tenían en una mansión gigantesca

y donde podían poseer criaderos de pollos.

Sin embargo,

— Bueno... ¿no hablas ese tipo de cosa que sabía a queso, aunque ni siquiera lo

llevaba en el interior, que emitía humo negro, y que... bueno... que se parecía una

rana... o algo así...?

Sólo para recalcarlo, esa fue la reseña de quien se comió el profiterol7 que hizo

Anett hizo una vez.

6 Un pastel hecho con varios ingredientes, de textura esponjosa dada por las claras de huevo. 7 Bolas elaboradas de pasta con relleno de crema o chocolate en su interior.

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Eighty Six – Volumen 1 38

La última parte, para ser exactos, debía de ser "Como una grumosa rana

estrangulada". La apariencia, e incluso el color era el mismo que el de una rana.

— Relájate, este si es normal. La pareja de mi casamentera llegó ayer, así que hice

que lo probara.

Sin embargo, le salió espuma por la boca y se desmayó después de comer el quinto.

— Al menos…. aún si lo odias, lograste compartirle tu nueva creación.

— Por supuesto. Lo empaqué de modo muy lindo, con una envoltura de color rosa,

un nudo de mariposa y un beso en una tarjeta que decía "Para mi querido Theobalt",

y lo coloqué en el apartamento en el que se queda con su mujer.

—...

Lena se preguntaba si debería sentir lástima por el hombre.

Después de un momento agradable con un poco de pastel y té junto a Anett, la

transferencia de datos se completó. Lena volvió a su sala de control con el

dispositivo RAID colocado en su cuello.

El aro plateado tenía patrones delicados que los Albas adoraban, y se asemejaba a un

elegante collar. El ornamento de cristales en forma de cuencas contenía algunos

cristales de simulación neural usados para cálculos; deslumbraba bajo la luz, y era

difícil imaginar que su verdadera naturaleza era de unos auriculares con micrófono

en el cuello.

Repentinamente recordó lo que había oído en la conversación.

El dios de la muerte. Causó un suicidio. No le importaban las muertes humanas— 86.

¿Qué clase de persona es?

¿Tal vez nos odia a todos?

Sacudió la cabeza, y respiró un poco.

Cierto.

— Activación.

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Eighty Six – Volumen 1 39

Activó el Para-RAIDs. Era un comunicador hecho para todas las edades, no se

afectaba por la distancia, tiempo o relieve del paisaje, siendo capaz de ser contactado

en cualquier momento.

La conexión estaba completa. No hubo problemas. Y de repente había ruido sonando

en esta habitación, cuando no lo debería haber.

— Aquí Handler Uno a todos los miembros del escuadrón Spear Head. Esta es la

Reunión de primer encuentro. A partir de hoy, seré su Handler.

Después de eso hubo una pausa preocupante.

Lena sintió una agonía.

Cada vez que se hacía cargo de un nuevo escuadrón, todos mostraban la misma

reacción confusa al escuchar su voz.

El saludo entre los seres humanos debería de ser algo muy natural.

Sin embargo, este incómodo silencio se prolongó por un momento. Una voz tranquila

y extremadamente joven resonó en el audio del Para-RAIDs.

— Encantado de conocerla, Handler Uno. Aquí el líder del escuadrón Spear head

con Nombre clave personal Undertaker.

La voz era diferente de lo que ella esperaba. Era una voz precisa y clara, tan relajante

como la superficie de un lago en lo profundo de un bosque. El dueño de esa voz

parecía tener una edad similar a la de Lena, muy probablemente nació en lo que antes

era una familia de clase media alta.

— Hemos sido notificados de un cambio de Handler. A partir de ahora, por favor

cuida de nosotros.

Lena sonrió al oír la voz monótona de lo que parecía ser una persona un tanto amable.

Es cierto, si seguían conversando, ella comprendería que no había manera de

malinterpretarlo.

Todos eran humanos. No había existencia alguna debajo de los seres humanos llamada

86.

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Eighty Six – Volumen 1 40

— De igual modo se los pido. Es agradable estar bajo tu cuidado, Undertaker.

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Eighty Six – Volumen 1 41

Capítulo 2

Im Westen nichts Neues - Nada nuevo en el Oriente.

¡129 días hasta que acabar con esto! ¡Un hurra de mierda por el escuadrón Spear Head!

En una pared interna de un garaje negro el cual ya se había desvanecido por el clima,

había una vieja pizarra sostenida por alguien desconocido, y esas palabras grandes

hechas con tiza de colores indicaban la cuenta regresiva.

Shin alejó sus ojos de su portapapeles, y vio esta frase optimista en el tablero. De

hecho, deberían tener 119 días. Cuando Kujo fue asignado a este escuadrón,

actualizaba ese número todos los días.

Pero hace diez días murió.

Shin se había detenido para mirar la cuenta regresiva y bajó la cabeza hacia los

registros de mantenimiento sobre el portapapeles. El Juggernaut permanecía en modo

de espera sobre el hangar. Así que se dirigió hacia su unidad personal.

Los ojos rojos brillantes de un Piropo8, y el pelo corto de los Onyx. Él había heredado

el linaje noble de ambos, y de quienes eran llamados los 86, teniendo las

características más definitorias de los Colorata.

Su elegante rostro estaba marcado con un buen porte y serenidad impropios de su edad,

algo raro, y su cuerpo delgado y piel blanca reflejaban su antigua identidad como

miembro de la nobleza del Imperio. El paisaje del frente oriental estaba mayormente

dominado por bosques, pastizales y humedales, pero era labrado por el camuflaje del

lodo amarillento y marrón oscuro, para aquellos que fueron salvados de entre los

cadáveres en el matadero industrializado de la República. El cuello de su camisa

estaba desorganizado, pero no tenía que arreglarse, ya que ningún superior estaba allí

para supervisarlo, y en su lugar un pañuelo azul envolvía su cuello.

El ruido de la maquinaria moviéndose hizo eco en el hangar, a la vez que el

mantenimiento continuaba mientras el equipo de reparación renegaba de unos a otros.

En el patio frente al hangar, había un montón de gente jugando baloncesto de dos

contra dos con reglas extrañas. Un riff9 de guitarra venía de alguna parte en el que se

interpretaba una vieja canción de anime. Kino estaba holgazaneando en su cabina de

8 Gema de color rojo, pero en este caso gente de cabello rojo, no expresiones usadas para ligar. 9 Una secuencia repetitiva de música. Ejemplo: El ritmo de la canción AC/DC -Back in Black.

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Eighty Six – Volumen 1 42

escotilla transparente, leyendo una revista erótica, y saludó a Shin una vez que este

último le dio un vistazo.

Puede que estén en las líneas del frente, pero los miembros de esta base la tenían fácil

y no tenían deber alguno en días que no hubiera batalla.

Según el informe enviado a la Handler, debía ser el momento de patrullar el Área

disputada con el enemigo. Esta debería haber sido una rutina diaria, pero el escuadrón

la había considerado inútil y ya no lo hacía. Aquellos que querían salir, iban a ciudades

cercanas a recolectar, mientras que los demás iban a trabajar en las tareas que les

asignaban (cocinar, lavar ropa, limpiar, sembrar verduras, alimentar a las gallinas,

etc.), o simplemente pasar el rato.

Las botas militares hacían eco fuertemente sobre el suelo, y después de eso hubo un

ruido aún más fuerte que el de un tanque, resonando a través del hangar.

— ¡Shin! ¡Shinei Nouzen! ¡Has vuelto a dejar todo hecho un desastre, imbécil!

Como una cucaracha, Kino salió corriendo de la cabina oculta entre las sombras,

mientras Shin se limitaba a mirar fijamente a quien hacía ese ruido con una cara en

blanco.

— ¿Qué?

— ¿¡Te atreves a decir "Qué", Undertaker!? ¡Imbécil-!

Rápidamente, dirigiéndose hacia Shin, estaba un hombre con la cara salvaje de un

perro guardián, poniéndose unas gafas de sol sobre los mechones blancos alrededor

de su cabello gris, un mecánico de unos cincuenta años, vestido con ropas manchadas

de aceite.

El jefe de mantenimiento del Escuadrón Spear head, Lev Audreht. El Shin de dieciséis

años era considerado un comandante entre los procesadores, pero Audreht era un

sobreviviente del primer grupo de reclutas de hace nueve años, un veterano entre los

más antiguos.

— ¿Por qué siempre tienes que estropear tanto la máquina cada vez que sales? El

propulsor y el amortiguador están volviendo a hacer ruido. Las ruedas ya no son tan

estables, ¿cuántas veces te he dicho que dejes de ser imprudente?

— Lo siento.

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Eighty Six – Volumen 1 43

— ¿Crees que una simple disculpa resolverá esto? No te estoy diciendo que te

disculpes, te estoy aconsejando que trates de cambiar para bien. ¡Uno de estos días,

vas a morir en alguna estúpida batalla! ¡Ya nos estamos quedando sin piezas de

repuesto, y hasta que llegue el próximo reabastecimiento, las reparaciones serán más

escasas!

— ¿Y qué hay de la segunda unidad?

— ¡Síííí, claro, tenemos la segunda unidad gracias a que cierto líder destrozó las

unidades hasta que sólo quedaran dos de repuesto! ¡El mantenimiento de tu unidad

personal toma el triple de la cantidad de tiempo que toma el de los otros procesadores!

¿Quién te crees que eres, un príncipe?

— El sistema feudal fue abolido con la revolución de hace trescientos años.

— En verdad eres un mocoso de mierda... dado cómo las estás desgastando y

destrozando, dos o tres unidades no serán suficientes hasta el próximo

reabastecimiento ni para los días de salida que vengan, ¿¡me oyes!? ¿Qué quieres que

haga, suplicarte que no las destroces? ¿¡Qué sigue, esperar que la chatarra no busque

vengarse de ti durante los próximos cien años o algo así, eh!?

— Fido probablemente recolectó la unidad de Kujo.

Shin dijo estas palabras con su habitual tono monótono, y Audreht se quedó

momentáneamente en silencio.

— Sí, podemos sacar algunas piezas de repuesto de la unidad de Kujo... pero no quiero

hacerlo. En serio, ¿no crees que está mal poner partes de la unidad de los muertos en

la tuya?

Shin giró ligeramente la cabeza y señaló la armadura de su Juggernaut personal, el

"Undertaker". Había un esqueleto pintado con aerosol agarrando una pala bajo la

cubierta, uno sin cabeza.

Audreht sólo pudo hacer una mueca.

— No tiene sentido insistir en los detalles ahora... ¿a esto es lo que te refieres, eh,

Undertaker?

El viejo mecánico asintió con la cabeza y se acercó hacia las persianas entreabiertas

del hangar, en las interminables llanuras de la primavera.

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Eighty Six – Volumen 1 44

El cielo, tan alto y lejano, era azul y sin nubes, derritiendo todo por debajo. Bajo él,

brillaban los acianos10 de color lapislázuli y el césped de color verde esmeralda, el

paisaje se describía como interminable ya que se convertía en la tumba de millones

de 86 dispersos por todo el campo de batalla.

Los 86 no tenían tumbas. No existían y, por tanto, no tenían tumbas; incluso estaba

prohibido recuperar sus cadáveres.

Los cerdos con apariencia humana no tenían derecho a descansar, ni libertad para

lamentar a sus aliados. Ese era el estado del mundo creado por su propio país hace

nueve años, y aún se mantiene así hasta este momento.

— Kujo fue hecho añicos, ¿verdad?

— Sí.

Las minas automatizadas eran espeluznantes armas antipersonas sin rostro y con

cuatro extremidades cargadas de explosivos, se parecían tanto a seres humanos de

modo que, vistos desde la distancia, podían confundirse con víctimas. Kujo fue a

asistir a otro escuadrón en una inesperada pelea nocturna, y activó una.

— Sencillamente genial. Ahora está allí, ¿verdad?

— Probablemente.

Personalmente, Shin no creía en la existencia del Cielo o del Infierno, pero estaba

dispuesto a creer que el alma de Kujo había abandonado este lugar y había encontrado

consuelo.

Audreht lanzó una mirada de intriga.

— Ese Kujo tuvo suerte de estar en el mismo escuadrón que tú cuando murió... estos

tipos también.

La pelota entró en el aro, y la andrajosa red se tambaleó cuando la cancha estalló en

aplausos. La canción de anime hacía eco con la compañía del riff de guitarra, junto

con la letra al azar como un canto maravilloso que resonaba a través de las granjas

dentro del campamento.

10 Una flor.

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Eighty Six – Volumen 1 45

Audreht sabía muy bien que el escenario ante ellos nunca sería visto por ninguno de

los otros escuadrones.

Batallas continuas. Patrullas diarias contra los ataques de la Legión. La tensión y el

miedo extremo drenarían el estado mental de una persona, y por medio de las batallas,

se perderían amigos. Como cada día era críticamente arduo para ellos, no tenían

tiempo disponible para tener una vida humana diaria normal, por no hablar de

descanso o entretenimiento.

Sin embargo, este escuadrón podía relajarse y no preocuparse por ninguna ataque

enemigo, a pesar de no poder evitar alguno.

—... Estos chicos de aquí son capaces de vivir en paz gracias a ti, Shin.

— Quien siempre tiene su armadura en mantenimiento el triple de tiempo que los

otros procesadores soy yo, ¿verdad?

Audreht se quedó sin habla. Shin sólo podía encogerse de hombros frente a la mirada

de disgusto bajo esas gafas de sol.

— Mocoso... sólo era una pequeña broma, y te la tomaste en serio.

— Me siento molesto por esto. Aunque no lo he expresado por medio de acciones.

— Tonto. Nuestro trabajo como mecánicos es asegurarnos de que los mocosos como

tú regresen vivos. Una o dos unidades no son demasiado mientras seas capaz de

regresar. Tenemos que repararlas, sin importar cuán difícil sea.

Dijo todo este palabrerío, y se apartó cautelosamente.

—... De todos modos, cambiamos de Handler de nuevo. ¿Qué tipo de persona es esta

vez?

Silencio.

—…Sí.

— ¿Como que "Sí"...? di algo...

— Ese parece ser el caso.

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Eighty Six – Volumen 1 46

Debido a los cambios frecuentes, Shin había olvidado por mucho tiempo sus nombres.

De hecho, los Procesadores nunca se preocuparían por la existencia de los Handlers.

Porque los Handlers habían abandonado durante mucho tiempo sus deberes. Una vez

que hubiera demasiados Eintagsfliege, el radar de los Procesadores sería incapaz de

transmitir datos, y la sede dentro de aquel país tan lejano sería capaz de comandar con

eficacia. Así que los Procesadores nunca se preocupaban por los Handlers, debido a

que sus existencias no importaban.

Así, el deber del Handler era simplemente relegarse a supervisar a los Procesadores,

y ese era todo el ámbito del trabajo. La misión del Handler era suprimir el espíritu

rebelde de los 86, utilizando el Para-RAID que les permitía monitorear cada acción,

y dominarlos a fondo.

Shin recordó las conversaciones infrecuentes durante la semana pasada, y dijo,

— Tengo más papeleo. Parece que tengo que escribir un nuevo informe del patrullaje

cada semana.

—... No los han estado leyendo, y el único audaz de enviar los mismos informes

hechos a la ligera de hace cinco años eres tú.

A decir verdad, él no cambiaba las fechas ni la ubicación, y desde entonces, nunca

habían ido a patrullar, así que todo lo incluido en el patrullaje era una farsa. Shin

estaba asombrado de que tales informes permanecieran sin ser detectados.

— ¿Enviaste un documento antiguo hacia aquí por accidente?

Él recordó la calmada voz similar a una campana de plata señalando este asunto, y

suspiró.

— Nunca pensé que te descuidarías por un momento.

Ella reía mientras lo decía, su risa llena de pura bondad y sinceridad.

— El día en que fue nombrada, nos sincronizamos porque quería saludarnos, y dijo

que debemos mantenernos en contacto en el futuro, así que habrán al menos un

contacto al por día. Supongo que es una chica con rasgos anormales dentro del ejército

de la República.

— Parece alguien amable... bueno, va a sufrir ahora. Pobrecita.

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Eighty Six – Volumen 1 47

Shin pensaba igual, y no respondió.

En este mundo, la justicia o los ideales eran carentes de poder y no tenían sentido.

—…Sí.

Y por alguna razón, Shin miraba las interminables llanuras de la primavera, como si

alguien le hubiera hecho señas.

— ¡Ta-da! ¡Ahora si conseguí un "cerdo silvestre criado fuera del Gran Muro"!

— Pero que divertido, Haruto.

En la cocina del ejército, Seo, quien valientemente se ofreció para controlar el fuego

de la enorme olla que contenía la mermelada de bayas, contestó francamente la

tontería del chico en su escuadrón. Él era un Jade, de pelo rubio y ojos verdes, con

dieciséis años, un poco pequeño y delgado.

El chico Rubí, Haruto, encima del enorme jabalí en la entrada del patio, abrió los

brazos para enfatizar su deleite y se rascó la cabeza.

No tenía ningún deber ese día, y fue a cazar jabalís en el bosque cercano.

— Hmm, ¿qué pasa con esa falta de reacción? Fue gracioso, ¿o no?

— Si tuviera que decirlo, fue una broma fría... pero buena.

Seo dejó caer el libro de bocetos que tenía en la mano y midió la caza ante sus ojos.

Probablemente fue arrastrado por un Juggernaut, pero pudo haber sido difícil cazarlo,

ya que era un jabalí monstruosamente grande.

— Esto es increíble. Es grande.

— ¿No lo es? ¡Tendremos una barbacoa esta noche! ¿Dónde está Raiden? ¿Y Ange?

Quiero cambiar el menú de la cena con ellos.

— Bueno, Shin es el encargado hoy. Raiden fue a la ciudad a buscar cosas, mientras

que Ange y las otras chicas están encargadas de lavar la ropa por hoy.

Haruto miró fijamente a Seo.

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Eighty Six – Volumen 1 48

— ¿Cuándo fue decidido eso?

— Probablemente... después del desayuno.

— Ya casi es el mediodía.

— Sí.

—...

Aunque tenían que lavar la ropa de todo el campamento, al tener a seis personas

lavando, no sería imposible que lo lograran.

El punto de lavado estaba a las orillas del río, y hoy era un brillante y soleado día de

primavera.

Haruto hizo una mueca.

—... Así que ahora se están bañando. El río debe ser el cielo justo ahora, ¿¡verdad!?

— Antes de que acabes yendo al Cielo de verdad, recuerda que todas están armadas.

Haruto se congeló inmediatamente. Seo suspiró con fuerza, tomó la cuchara de

madera y agitó la olla. Una vez vio que la mermelada de baya estaba casi lista, apagó

el fuego.

Estaba a punto de cerrar la tapa cuando su dispositivo RAID se activó.

Al estar encargado, Seo tenía un dispositivo RAID implantado en la parte posterior

de su cuello, y también tenía un arete que se usaba en forma de datos de sonido para

el registro de sincronización. El dispositivo RAID y el arete se activaron al mismo

tiempo, creando un calor alucinatorio. Oprimió su arete con la yema del dedo y

cambió al modo de comunicación.

— Activación…

Una vez el Par-RAID se sincronizó, los ojos verdes de Seo se tornaron helados. No

muy lejos estaba Haruto, del cual su mano acariciaba su oreja mientras la sonrisa

desaparecía de su rostro, con quien intercambió miradas.

— Shin... ¿ahora qué?

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Eighty Six – Volumen 1 49

El punto de lavado era la orilla del río. Era ancho, y con un montón de cuerpos de

agua que podían ser vistos. Las seis mujeres miembros de Spear Head estaban

disfrutando de una pelea de agua en medio del flujo del río.

— ¿Qué estás haciendo, Kaie? Date prisa.

Crenna se detuvo en seco una vez vio a su inquieta compañera de escuadrón y llamó

a ésta última. Tenía cabello corto de color ágata marrón y los ojos color topacio dorado

de un gato.

Se había quitado el uniforme de combate y se había atado las mangas en su cintura,

su camiseta sin mangas de color verde oliva mostraba las curvas de su cuerpo a la

mitad del día, pero ninguna de sus amigas se sintió tímida a pesar de que ella estuviera

vestida así.

— Bueno, pensándolo bien, es un poco vergonzoso...

Kaie era una chica de cabello y ojos negros con piel blanca y sedosa de marfil. Aunque

su porte era similar al de un chico, era una chica. Sus ojos se pusieron ligeramente

rojos, probablemente al estar consciente de que la camisa sin mangas que llevaba se

pegaba a su cuerpo. La cola de caballo, tan larga como la decoración de un casco de

caballero cubría su escote plano, emitiendo un ambiente seductor.

— ¿De verdad está bien que hagamos una pelea en el agua...? ¡¡Warrgh!!

Ange, con su cabello azul y plateado en la espalda, recogió agua con sus manos y la

lanzo hacia Kaie. Esta primera no se quitó el uniforme, sino que tenía la cremallera

en su vientre y, para esta elegante dama, esto se trataba de un reto. El pelo plateado

demostraba su identidad como Adularia, pero como había heredado los ojos azules

claros de su bisabuela, una Celesta, era considerada como una 86 por la radical

república y fue desterrada a las fronteras.

— Hablas en serio, Kaie. Está bien, nuestra ropa ya está lavada de todos modos.

Las otras chicas comenzaron a interrumpirlas.

— Y Shin lo entenderá.

— Ah, sí. Él también dijo que hoy hacía calor. Incluso mostraba una rara sonrisa.

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Eighty Six – Volumen 1 50

— Bueno, incluso ese líder inexpresivo parece ser algo comprensible con la situación.

Diciendo eso, de repente le dieron una sonrisa a Crenna.

— ¡N-No es eso! ¡No es lo que quise decir!

— ¿Qué le ves de bueno a ese chico que siempre parece tener algo en mente?

— ¡Dije que no!

— Como sea, ¿tú que piensas, Kaie?

— ¿De Shin? Hmm, personalmente no creo que sea malo. No habla mucho y es

estoico, así que no estaría nada mal.

— E-E-E-E-E-Espera un segundo, ¿¡Kaie!?

Crenna repentinamente entró en pánico, y Kaie se moría de la risa. Crenna era muy

fácil de predecir.

— Ya veo, ya veo. Pero como no es de nadie, yo seré quien dará el primer paso. Como

es tradición, me meteré en su cuarto esta noche y le daré un "ataque nocturno"

mientras está durmiendo y entonces…

— ¿¡K-Kaie!? ¡E-Erm, no es que sienta algo por Shin, pero... no creo que sea bueno

que hagas eso! Deberías ser más como una mujer ideal, o algo así.

Crenna reaccionó de forma nerviosa, y las chicas sonrieron al unísono.

— Pero que tierna eres, Crenna.

Un momento después, y Crenna se dio cuenta de que estaba atrapada.

— ¡Oigan!

— Ja, las encontré.

El bosque susurró y su compañero Daiya mostró su rostro. Era alto y delgado, con

cabello rubio brillante y ojos de color esmeralda correspondiendo a un Zafiro.

Sólo para que quede claro, era un chico.

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Eighty Six – Volumen 1 51

— ¡¡¡KYYAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

— ¡¡¡¡WAHHH!!!!

Daiya fue atacado por las armas supersónicas de todas las chicas, quienes

probablemente estaban equipadas con tales armas desde su nacimiento, junto con todo

tipo de artículos que podían ser arrojadizos, y se retiró apresuradamente tras los

arbustos.

— ¡Oigan! ¿¡Quién lanzó una pistola!? ¡Es peligrosa si está cargada!

— ¡¡¡KYYAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

— ¡¡¡¡WAHHH!!!!

Daiya, siendo golpeado directamente durante este segundo asalto, finalmente se quedó

en silencio.

Las chicas se apresuraron a vestirse, y Ange se acercó.

— Entonces, Daiya, ¿qué pasa?

— Sería genial si me preguntaras "¿Estás bien?" con una linda voz justo ahora, Ange.

— Bueno, ¿estás-bien-Daiya?

— Ah, fue mi error, por favor no digas eso con una cara tan sombría, me asustas.

Kaie cerró el velcro11 de su uniforme de combate, vio que las demás se habían vestido

y dijo:

— Sip, Daiya, ya puedes salir... ¿qué pasa?

— Ah, sí. En realidad, por el día de hoy tengo un trabajo de medio tiempo como

mensajero.

Parecía que alguien había pedido que entregara un mensaje. Crenna utilizó sus brazos

para cubrir inútilmente su voluptuoso cuerpo que no podía ser camuflado por el

uniforme de combate, haciendo pucheros con enojo.

11 Dos tipos de tela diferentes en donde el una es rugosa y la otra esponjosa, sirviendo para abrochar la ropa.

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Eighty Six – Volumen 1 52

— Podrías habernos contactado a través del Para-RAID. ¿Por qué viniste aquí?

Daiya se rascó la cabeza.

— Bueno, ¿no sería incómodo comunicarse con ustedes a través del Para-RAID

mientras juegan, y que accidentalmente sepa de sus historias de amor? Sobre todo de

cosas como que "a Crenna realmente le gusta Shin" o algo así.

— ¿¡Qué yo qué...!?

El rostro de Crenna se puso rojo como la remolacha al oírlo hablar con un tono cursi

que ella nunca utilizaría, y las compañeras de equipo a su lado comenzaron a charlar.

— Hmm. Que nos espiara es imperdonable, pero tiene razón.

— Personalmente no me importa, pero parece que Crenna definitivamente no puede

soportar decirlo a los 4 vientos.

— Y estábamos hablando de esto justo ahora.

— Oh, cierto, si Shin se sincroniza con nosotras la próxima vez, ella tendrá que

decirlo en voz alta. Veamos su reacción entonces.

— Sí, Crenna acaba de decir que Shin era horrible, que el dios de la muerte siempre

es inexpresivo, que nunca cambia sus expresiones, y que no es para nada lindo.

— ¡P-P-P-P-Pero si yo no dije eso! ¡¡Paren ya!!

— Pero que tierna eres, Crenna.

— ¡¡WAHHHH!! ¡¡¡Idiotas!!!

Crenna, quien era molestada por todos los presentes (incluyendo a Daiya), cubrió su

cabeza mientras gritaba.

Kaie estaba agarrándose de sus costados mientras se reía, y le preguntó:

— Entonces, ¿de qué se trata? Di lo que se supone que te mandaron a decirnos.

Al oír eso, Daiya borró inmediatamente toda la expresión de su rostro.

— Ahh... es de ese Shin.

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Eighty Six – Volumen 1 53

Y sobre esas palabras, las caras de las chicas se tensaron inmediatamente.

El hombre no vive solo de pan.

Hace miles de años, un salvador etéreo lo dijo una vez, y hasta el día de hoy seguía

siendo una clásica frase memorable. En la vida de una persona, siempre hay una

necesidad de cosas adicionales para enriquecer la mente y el cuerpo, como aperitivos,

café, música, juegos y otras cosas. Los cerdos blancos de la República llamados Albas

los arrojaron a este infierno y nunca les dieron nada más que solo lo mínimo, porque

probablemente suponían que no era necesario.

Por otro lado, si el hombre quería vivir, la cuestión principal sería llenar primero su

estómago.

— Bueno, Fido, parece que tenemos un problema por aquí.

Había una ciudad reducida a escombros, y de vez en cuando buscaban en esta ciudad

algo de alimento que pudiera conservarse por mucho tiempo, algunas verduras que

crecieran en los jardines de algunas casas, animales domésticos que se hubieran vuelto

salvajes después de escapar del cautiverio durante el caos de la guerra y algún objeto

de entretenimiento.

Estaban en una plaza enterrada bajo escombros. El Vice-Comandante Raiden soltó la

comida sintetizada y las raciones de pan, producidas en la fábrica de la base y

obtenidas del almacén de emergencia en un refugio contra ataques del ayuntamiento

de la ciudad. Su uniforme estaba desabotonado, mostrando su enorme y alto cuerpo.

Era un Eisen de sangre pura, su cabello corto de color metal oscuro y su penetrante

cara se enfocaban en un cuerpo robótico en frente suyo.

El "Recolector" era un drone que seguía al Juggernaut y reabastecía a este último con

municiones y paquetes de energía. Era largo, con cuatro patas cortas y de aspecto poco

atractivo. En este punto, uno de estos Recolectores frente a él tenía la cabeza baja,

analizando los objetos a través de la lente en forma de sensor óptico.

— ¿Cuál de estos ya no sirve?

— Pi.

Fido extendió inmediatamente su brazo mecánico y tiró la comida sintetizada a un

lado.

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Eighty Six – Volumen 1 54

Raiden observó el objeto blanco que rodó a lo lejos, y recogió el pan restante,

masticándolo. Incluso un drone sabía que era la basura. Las lenguas de esos cerdos

blancos debían haber estado infectadas por como lo habían considerado simplemente

como alimento.

Todos los campos de concentración y bases tenían plantas de producción y fábricas

automatizadas para las necesidades requeridas en batalla.

La fuente de energía y las entradas para el control de producción provenían de los

cables subterráneos, procedentes del otro lado del Muro, y así era el sistema

automatizado para el reabastecimiento de alimentos que era innecesariamente

elegante. Sin embargo, los que controlaban este sistema eran los cerdos blancos que

los consideraban a ellos inferiores, y los productos eran de la más mínima calidad, la

cosa llamada comida que se sintetizaba de esto se parecía a bombas de plástico, sin

excepción, y el gusto era tan desagradable, que uno podría volverse más tonto

mientras más lo comiese.

Por lo tanto, uno tendría que buscar en los escombros abandonados de hace nueve

años si en verdad quería encontrar comida real. Afortunadamente, este escuadrón no

tenía necesidad de patrullar, y podían conservar mucho tiempo y paquetes de energía

para que sus compañeros de escuadrón buscaran en las ciudades mientras pilotaban el

Juggernaut.

— Bueno, Fido, hoy buscamos cosas que no sean esa basura. Así que busca cuanto

quieras, incluyendo otros tipos de comida.

— Pi.

Raiden, sentado en el suelo como un delincuente, se levantó, y Fido lo siguió con

pasos que hacían crujidos. Una de sus misiones como Recolectores era llenar sus

cabinas con cualquier tipo de restos de máquinas, incluyendo casquillos de balas. Las

instrucciones de Raiden sin embargo eran un poco raras.

Para que quede claro, el término Recolector era sólo un apodo. Si los suministros

disponibles a mano eran insuficientes en batalla, recogían elementos utilizables de los

Juggernauts destruidos o de otros Recolectores. Fuera de batalla, vagaban por el

campo de batalla y recogerían artículos que pudieran ser usados. Por lo tanto, los

Procesadores simplemente los llamaban Recolectores. Eran confiables compañeros de

escuadrón, aliviando las preocupaciones por munición insuficiente o paquetes de

energía, eran buitres que buscaban ávidamente a sus muertos.

Fido era un Recolector, que seguía al lado de Shin por cinco años.

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Eighty Six – Volumen 1 55

Se decía que fue recogido por Shin después de que el último escuadrón de éste último

se enfrentara a un ataque enemigo, y terminó siendo el único sobreviviente, no siendo

completamente destruido, pero perdiendo algo de movilidad.

Tenía mínima capacidad de aprendizaje, pero un simple robot roto que fuera recogido

no tendría la inteligencia para agradecerle. Desde entonces, Fido siempre le daba

prioridad a Shin a la hora de reabastecerlo, lo seguiría sin importar a que escuadrón

fuera asignado, y estaría a su lado inmediatamente cuando él lo ordenara. A diferencia

de otros Recolectores que no tenían sentimiento alguno, él mostraba algún tipo de

lealtad. Era un viejo modelo que comenzó a servir desde el comienzo de la guerra, y

como había estado en servicio por mucho tiempo, probablemente aprendió más cosas.

Y a este drone que obedientemente seguía a su amo, Shin simplemente lo nombró

como "Fido". Un nombre apropiado para un perro. Al igual que Pochi o Shiro... pero

como era de esperarse, había algo mal con la cabeza de ese chico.

— Pi.

— ¿Hm?

Fido de repente se detuvo detrás de Raiden, y éste se volteó.

Miró hacia donde los sensores ópticos apuntaban y vio los huesos blancos de los

cuales su color desapareció durante mucho tiempo, acomodados en el fondo de un

gran árbol el cual daba sombra a sus restos.

—... Ahh.

Así que eso era lo que le estaba avisando. Raiden se acercó al cadáver. El uniforme

estaba completamente rasgado, los brazos desmembrados todavía sostenían el rifle de

asalto hasta el final. Su cuello tenía una placa de identificación enganchada a una

cadena, y no parecía ser un 86. Probablemente provenía de los ejércitos ortodoxos de

la República que lucharon hace nueve años, hasta el final.

Un poco más tarde, Pi, Fido dejó escapar otro sonido electrónico, preguntando si

podía recoger algunas cosas. Fuera de batalla, daría prioridad a recoger los restos de

los muertos, probablemente era un hábito que había tomado de parte de Shin. Él nunca

debería tocar cadáveres, sin embargo, era debido a que los cerdos blancos les habían

prohibido recoger cadáveres.

Después de una pausa, Raiden sacudió su cabeza.

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Eighty Six – Volumen 1 56

— No hace falta... solo déjalo aquí.

Reconoció a este árbol ante él. Un cerezo. Era un árbol originario del Lejano Oriente

del continente, floreciendo cuando la primavera iniciaba. En Este año durante la

temporada de florecimiento, por consejo de Kaie, cada miembro del escuadrón

visitaba este sorprendente árbol para admirar sus flores. Los pétalos rosados se

fundían en la noche cuando la luna llena lo iluminaba, haciéndolo ver aún más

hermoso.

El soldado permanecía en el tapiz de pétalos, mirando las flores radiantes; no había

razón para enterrarlo y negarle la luz del día.

Éste podía haber sido uno de los Albas, pero él experimentó la batalla, y era un

guerrero que dio su cuerpo por su país; no debía ser considerado un cerdo blanco.

Después de un breve silencio, levantó la vista y sintió un calor alucinatorio en su oído.

— A todas las fuerzas activas. ¿Me escuchan?

— ¿Seo? ¿Qué pasa?

La voz clara se oía a gran distancia. Como representante de todos los miembros

sincronizados en las ruinas, Raiden respondió.

— Hubo un cambio repentino en el informe. Se acerca una tormenta.

Raiden entrecerró los ojos. Al Oriente, el cielo sobre las áreas controladas por la

Legión se veía un poco plateado, el color era tan débil que él, teniendo una visión

excepcional, tuvo que entrecerrar sus ojos para verlo.

Los Eintagsfliege de la Legión eran del tamaño de una mariposa, capaces de absorber

y refractar la luz visible y las ondas electromagnéticas, bloqueando las señales a través

de un campo de batalla. Estos drones lideraban el camino cada vez que comenzara un

ataque, anulando el radar del enemigo y protegiendo perfectamente a sus aliados. Eran

el martirio inicial cada vez que lanzaban sus ataques.

— ¿En cuánto?

— Supongo que cerca de dos horas. Parece que las otras fuerzas se encontrarán detrás

de los enemigos más cercanas a nosotros. Reabastécete si puedes.

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Eighty Six – Volumen 1 57

Las fuerzas más cercanas estaban tan a lo lejos que los ojos no podían distinguirlas, y

el radar ya estaba deshabilitado. Sin embargo, Seo decía poder determinar una

situación actual como si fuera la palma de su mano.

— Entendido. Regresando inmediatamente. Chise, Clotho, reúnanse en la entrada de

la Ruta 12.

— Entendido.

— Parece que no habrá un "Pastor" entre los enemigos esta vez, sólo un líder en la

batalla. Podría haber cambios en las rutas del enemigo, pero estableceremos una

emboscada cerca del punto 304 y los acabaremos de una sola vez.

Raiden dio órdenes a su equipo de exploración y volvió a su unidad personal que no

estaba muy lejos; La voz de Seo se llenó con un impulso de sonreír al decir esto en

respuesta. Raiden mostró una salvaje sonrisa en su rostro.

— Sólo habrá "Ovejas" ¿eh? Es un buen momento para ir de cacería.

Mientras que la situación real era más terrible de lo que describían, la táctica de la

"Oveja" era simple, sin un "Pastor" que las liderara todo sería mucho más fácil de

lidiar. Al tener ya conocimiento de la fuerza del enemigo de antemano, se sentirían

más aliviados que nunca.

Dios mío, este Dios de la muerte.

Pensó Raiden, y frunció el ceño.

¿En qué pensaba?

Ese dios de la muerte de ojos rojos vaga por el campo de batalla, buscando cabezas

perdidas.

Raiden y los otros volvieron a la base, y observaron otras dieciocho unidades en espera,

listas para salir. La unidad de Seo era la más cercana a la entrada, y sonreía como un

gato travieso.

— Que lento eres, Raiden. Pensé que te habías encontrado con una mina terrestre.

— Volví lo más rápido que pude. Además, ya baste con bromas sobre minas terrestres.

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Eighty Six – Volumen 1 58

— Ah, lo siento.

Kujo fue destrozado por una mina terrestre automatizada. En los dos meses desde que

se formó este escuadrón, él fue el tercer caído en combate.

El índice de reducción de procesadores era extremadamente alto. Cada año, cientos

de miles eran reclutados, y un año más tarde, quedaban menos de mil. Aunque ahora

hay una gran mejoría en comparación con sus antepasados, que sólo podían pelear de

cerca. En aquel entonces, la única manera de luchar era tener cohetes en el

campamento o granadas en las manos, de modo que la tasa diaria de víctimas era por

lo menos del 50%.

En contraste, mientras que la tasa de caídos en combate de este escuadrón era

extrañamente baja, el hecho era que estaban en la línea de frente.

No había campo de batalla sin pérdidas incurridas.

La llegada de la Muerte siempre sería repentina y justa.

— ¿Todos están aquí? Escuchen.

Todos se pusieron firmes una vez que oyeron la voz tranquila.

El mapa de la Primera Zona de Batalla estaba nublado con una cubierta transparente

que contenía la información necesaria para la operación. Shin ya estaba delante de

ellos, a la vez que la luna brillaba sobre él.

Su rostro blanco estaba acompañado por un familiar uniforme con camuflaje de

desierto, y el emblema de capitán que indicaba su identidad como líder; el pañuelo

azul seguía flotando alrededor de su cuello, y esa era una de las fuentes de su ominoso

apodo.

La cabeza de este dios de la muerte que había perdido la cordura hace tiempo

permanecía oculta tras el pañuelo, o algo así.

— Explicaré la situación.

Este líder del escuadrón, apodado como el Dios de la Muerte, observaba las sombrías

miradas de sus compañeros con sus fríos ojos rojos.

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Eighty Six – Volumen 1 59

La información sobre los números enemigos, las rutas de progresión y las

contramedidas planificadas eran extremadamente simples, pero claras. Todos los

procesadores se subieron a los Juggernauts. Cada uno de ellos, en sus rostros y cuerpos,

mostraba ser un soldado joven, pasando por sus etapas finales de adolescencia.

Una vez que la última parte fue sellada dentro de la escotilla, las 21 unidades blindadas

despertaron de su sueño.

El M1A4 Juggernaut era un drone no tripulado con armas, blindaje y múltiples patas

llevando a una persona dentro.

Sus cuatro extremidades eran delgadas y largas, apoyando al pequeño cuerpo de

armadura color marrón claro con forma de crisálida, semejándose a huesos ya viejos.

La unidad tenía dos ametralladoras pesadas como armas secundarias, un par de cables

de anclaje, y un cañón de 57mm montado en la parte posterior.

De lejos, la máquina se parecía a una araña errante, y las armas de combate que se

balanceaban en la parte delantera, junto con el cañón principal en la espalda, se

parecían a las garras y cola de un escorpión. Este era el lugar de sepultura para sus

compatriotas 86.

La emboscada debía localizarse en una ciudad abandonada. Shin estaba escondido en

un rincón de una iglesia derrumbada, posicionándose en la estrecha cabina del

Juggernaut, y abrió sus ojos los cuales habían permanecido cerrados.

El área de esta zona de matanza era una calle principal, y se habían dividido en varios

equipos, esparcidos a lo largo de las esquinas de la calle para asegurar que las áreas

de disparo no se superpusieran. El equipo de vanguardia formado por Número uno y

Número tres (Shin y Seo) había actuado independientemente del equipo de cobertura

compuesto por número dos y número cuatro (Raiden y Kaie), flanqueando la calle. El

equipo lanzagranadas liderado por número cinco (Daiya) y el equipo de

francotiradores dirigido por número seis (Crenna) estaban escondidos al otro lado de

la calle, esperando en su lugar.

Shin miró fijamente la pantalla holográfica de poca visibilidad, detectó los números y

las formaciones enemigas y entrecerró sus ojos.

La cabina del Juggernaut era similar a un avión de combate, con varios interruptores

alineados a la izquierda y derecha de una palanca de mando, y una pantalla LCD que

mostraba varios implementos. Sin embargo, a diferencia de la escotilla anti-viento de

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Eighty Six – Volumen 1 60

los aviones de combate, la cabina del Juggernaut estaba completamente cubierta y era

imposible ver el exterior. En cambio, había una pantalla óptica tridimensional y una

ventana holográfica que mostraba los mensajes, proporcionando al piloto datos de

inteligencia, pero no mitigaba la oscuridad y el espacio confinado. Se podría decir que

era un ataúd.

La formación del enemigo era como se esperaba, dispuesta en forma de trígono— un

equipo de exploración liderando la vanguardia y cuatro equipos en la punta del trígono.

Tal era la formación ofensiva clásica de protección del escuadrón que, de hecho, era

la misma encontrada en los libros. Tanto en número como capacidad, siempre eran

superiores, y no usaban nunca una formación impredecible. Por lo tanto, podrían ser

fácilmente identificados.

Sin importar la predicción, el enemigo enviaría una gran fuerza de combate para ganar

en número. Tal era la táctica que nunca había cambiado.

A la vista de esto, el chico con el apodo bien merecido, sería difícil de vencer, incluso

con el doble de personal, y un ejército típico que hubiera optado por retirarse debido

a la desesperación e impotencia. Sin embargo, el estilo de lucha de los Juggernauts,

los 86, siempre había sido luchar contra muchos, los abrumadoramente muchos, con

muy pocos.

De repente, Shin recordó algo de mucho antes, cuando alguien recitó una línea de la

Biblia.

Alguien.

Ya no podía ver el rostro ni la voz de esa persona.

Todo lo que podía recordar era la escena final, y su voz.

Y esa línea.

— Et interrogabat eum12.

Raiden escuchó que Shin murmuraba algo a través del Para-RAID, como si fuera un

ruido, y bajó su pierna, sentándose. Estaba escondido bajo los escombros, su pantalla

principal se encontraba enterrada bajo el concreto de color gris, el radar estaba en

modo pasivo.

12 Cita bíblica de Marcos 5: 9 —Y entonces él preguntó…

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Eighty Six – Volumen 1 61

Shin no estaba hablando en su idioma materno, el idioma de la República, y por tanto

Raiden no le podía entender. Todo lo que podía oír era dicit ei Legio nomen mihi. Fue

entonces que Seo se quejó con molestia.

— Shin, ¿acabas de leer la Biblia justo ahora? Es un mal gusto tuyo. ¡Especialmente

cuando estás recitando esa línea ahora mismo!

— ¿Qué acaba de decir?

— Cuando el Mesías preguntó si eran demonios o espíritus de muertos, ellos

respondieron, "somos Legión, porque somos muchos".

Raiden se quedó en silencio. Por supuesto, era horrible.

De repente, había otra persona sincronizada en el Para-RAID.

— Handler Uno a todas las unidades. Mis disculpas por llegar tarde.

La encantadora voz similar a una campana de plata entró en sus oídos a través del

Para-RAID. Parecía que esta nueva Handler fue asignada aquí después de que el

anterior se aterrorizara de este Dios de la muerte y renunció como resultado. Por su

voz, parecía que tenía una edad similar a ellos.

— Enemigo acercándose. Por favor, intercéptenlos en el punto 208.

— Undertaker a Handler Uno. Confirmando. Despliegue en el punto 304 completado.

Shin respondió con poco interés. Parecía que había un jadeo desde el otro extremo del

Para-RAID.

— Qué rápido... es impresionante de tu parte, Undertaker.

La Handler se maravilló con sinceridad. Por supuesto, murmuró Raiden en su corazón.

Shin y los otros compañeros de equipo tenían nombres clave personales, indicando

que eran veteranos.

La mayoría de los procesadores utilizaban indicativos basadas en sus nombres y

números de escuadrón. Aquellos que no eran nombrados como tales eran los veteranos,

que sobrevivieron un año en campos de batalla cuando la tasa de supervivencia era

menos del 1%. Fueron bendecidos con talentos y elementos que los muertos nunca

tuvieron; eran demonios o dioses de la muerte que tomaban la forma de monstruos.

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Eighty Six – Volumen 1 62

Todos los procesadores en Spear Head tenían nombres clave únicos, y eran veteranos

con cuatro, cinco años de experiencia de combate. No eran para nada poco hábiles,

incluso con aquella Princesa escondida tras los muros.

Pero al mismo tiempo, él se quedó impresionado.

Dado el conocimiento del ser atacante, el punto 208 se deduciría como el punto óptimo

para contraatacar. Había transcurrido una semana desde que ella había asumido el

deber, pero parecía que no era simplemente una persona amable.

Una alarma.

Los sensores en sus pies resonaron. La ventana holográfica apareció ante él y aumentó

de tamaño.

Ante ellos, había escombros de un edificio destruido en la calle principal a la que

estaban flanqueando, y apareció una mancha negra en el otro extremo cuando el sol

brilló; después de eso, el horizonte estaba cubierto de metal.

Ellos habían llegado.

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Eighty Six – Volumen 1 63

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Eighty Six – Volumen 1 64

La pantalla del radar se llenó de inmediato con puntos de unidades enemigas.

El monstruoso ejército de robots rebasaba las ruinas, como una sombra consumiendo

la luz, mientras se acercaban a ellos.

Las unidades estaban alineadas como correspondían, la distancia entre cada equipo

era de cincuenta a cien metros. Incluso los más ligeros, los exploradores (Ameise)

tenían más de diez toneladas de peso, pero cuando avanzaban, dejaban escapar un

suave chasquido de las puntas de sus patas y no se oían pisadas. Sólo el crujido de las

hojas se escuchaba mientras se extendía hacia ellos.

Tal era una visión surrealista pero real.

Tres pares de patas se adelantaban en la parte delantera, arrastrando sus piernas, la

compleja unidad de sensores debajo de su abdomen y las ametralladoras anti-personas

de 7.62mm en sus hombros se sacudieron. Tales eran los Ameise, que parecían pirañas.

También estaba el tipo de cazador (Grauwolf), una unidad aterradora que se asemeja

a un tiburón de seis patas, con lanzacohetes antitanques de 76 mm en la espalda y

cuchillas de alta frecuencia en el par de patas delanteras que reflejaban una pálida luz.

Estaban acompañados por tanques de 50 toneladas (Löwe) con ocho patas que apenas

soportaban el peso, llevando un aterrador y abrumador cañón de 120mm de ánima lisa

cuando marchaba de manera arrogante.

La masiva multitud de drones Eintagsfliege esparcidos por los cielos bloqueaba el sol,

proyectando sombras sobre el suelo. Las nanomáquinas formaban la sangre y sistema

nervioso de esta formación al garantizar su supervivencia, revoloteando en el aire

como polvo plateado o nieve blanca.

Los Ameise entraron en la zona de matanza. Pasando por el primer equipo de la

emboscada que lideraba al resto adelante, hasta que el Löwe final había entrado—

Todos entraron.

— Fuego.

Ordenó Shin. Al mismo tiempo, todas las unidades en modo de espera apretaron el

gatillo al unísono.

El primer disparo provino del cuarto equipo, apuntando a la vanguardia, y al mismo

tiempo, el equipo uno disparó los cañones en sus espaldas. Los débiles Ameise y el

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Eighty Six – Volumen 1 65

Löwe con armadura delgada en su espalda fueron derribados, quedando

deshabilitados como resultado, y antes de que el resto pudieran prepararse, las otras

unidades de combate desataron sus cañones a hacia ellos.

Sonaron explosiones. Los chips metálicos destrozados y la sangre plateada de las

nanomáquinas se salpicaban junto con llamas negras.

Al mismo tiempo, los 21 Juggernauts cambiaron de estrategia inmediatamente.

Algunos de ellos continuaron disparando mientras dejaban de cubrirse, mientras

algunos rápidamente se dispersaban al usar los escombros como protección,

moviéndose por detrás o a los lados de sus compañeros de escuadrón que se

encontraban disparando, y luego abrían fuego. Aquellos que disparaban inicialmente

dejaron su cubierta de protección y comenzaban a flanquear al enemigo.

El Juggernaut era un fracaso como máquina.

La delgada aleación de aluminio no podía soportar el bombardeo de una ametralladora

pesada. Aunque su movilidad era muy superior a un tractor oruga13, el poder de fuego

del cañón era lamentablemente poco comparado con el del Löwe.

Las delicadas cuatro extremidades sólo podían soportar un peso más ligero,

probablemente debido a que el tiempo programado para su movimiento era demasiado

corto debido a que las patas requerían sobre todo la más compleja programación, la

presión en ellas seguía siendo enorme y fácilmente perdían agarre en un terreno más

blando como los pantanos a lo largo del frente oriental. Los robots de combate en

películas y anime eran representados a menudo como objetos para correr y saltar con

gran velocidad, incluso en el aire, pero era un sueño inalcanzable para esta máquina.

Uno podría incluso burlarse de ella, ya que era un ataúd móvil.

El Juggernaut, tan vulnerable con un solo golpe, apenas podía enfrentarse en una pelea

contra el débilmente armado Ameise, y era incapaz de luchar contra un Grauwolf o

un Löwe de frente. Normalmente, sólo podían coordinarse con múltiples unidades y

utilizar el relieve y los obstáculos para compensar la deficiencia en su movilidad,

esquivando y dirigiéndose hacia los lados o por detrás donde la armadura era más

débil, para luego atacar. Tal era la táctica que había transcurrido durante siete años,

derivada de los predecesores de los 86 que habían hecho sacrificios terribles para

desarrollar estas técnicas. Ellos las heredaron y las pasaron de unos a otros.

13 Un dispositivo utilizado por los tanques actuales en el que las ruedas hacen girar una cadena de eslabones que las rodean.

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Eighty Six – Volumen 1 66

Los procesadores del escuadrón Spear Head confiaban en esto para poder sobrevivir

años en el campo de batalla, y estaban más familiarizados con esto que cualquier otra

persona. La química se desarrollaba en el escuadrón, de tal manera que se podían

entender entre sí, y luchaban fluidamente sin necesidad de instrucciones adicionales

ni contacto.

Y, antes de que él lo supiera, sus labios mostraron una sonrisa burlona.

He aquí la protección del Dios de la muerte.

El Juggernaut que llevaba el esqueleto sin cabeza pintado con aerosol, el Undertaker,

rápidamente se lanzó hacia los edificios derrumbados y las sombras debajo de los

escombros.

Los disparos del enemigo no podían darle, y él nunca fallaba. Podía confiar en algunas

rutas estratégicas para atacar los puntos ciegos del enemigo, o llevarlos a la zona de

matanza para que sus compañeros de escuadrón los eliminaran, ya fuesen el Ameise,

Grauwolf o Löwe.

La misión de Shin era acabar deliberadamente las filas enemigas solitarias y romper

su coordinación, evitándoles continuar. Se centraba en el combate de corta distancia

contra el punto eje del enemigo, el cual era el estilo que mejor dominaba.

Las señales rojas indicaban a los atacantes enemigos no desaparecieron, ya que sus

sangrientos ojos rojos ya no veían el radar repleto de ellos. Como un verdadero dios

de la muerte, ratificaba el orden de las máquinas enemigas para destruirlas luego con

sus fríos ojos. De repente, un pequeño lamento lo sacudió.

Otra vez no vendrás, ¿eh?

Este pensamiento sin sentido permaneció en su mente por un momento, antes de

dispersarse junto con la enorme explosión justo cuando él apretó inmediatamente el

gatillo. Sus ojos y pensamientos rápidamente se desviaron hacia el siguiente disparo,

y mientras lo hacía, dio instrucciones de matar más eficientemente a las máquinas

hacia sus compañeros de escuadrón.

— Equipo Tres, atraigan al enemigo frente a ustedes y retírense al suroeste. Equipo

Cinco, mantengan su posición, y esperen a que todos los enemigos entren en la zona

de matanza antes de disparar.

— Aquí Black Dog, entendido... Snow Witch, aprovecha este momento para recargar.

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Eighty Six – Volumen 1 67

— Aquí también Laughing Fox. ¡No vayas a dispararnos, Black Dog!

— Falke. Gira a 270, distancia de 400. Uno saldrá del edificio. Cuando aparezca, abre

fuego.

— Entendido. Fafnir, dame una mano.

Una secuencia de disparos de cañones se escuchaba a lo lejos, y los escombros de las

ruinas se sacudían.

Los Grauwolfs escalaban la pared perpendicular al suelo con una movilidad

inesperada, con el objetivo de atacar desde arriba, sólo para acabar siendo destrozados

por disparos en el momento en que él saltó, mientras explotaban en el aire.

Shin echaba un vistazo en busca del siguiente objetivo, y vio extraños movimientos

del enemigo antes de desviar rápidamente sus ojos.

— Todo el mundo, cesen el fuego y dispérsense.

Todos inmediatamente respondieron a los comandos repentinos, y nadie preguntó,

¿Por qué una cosa tan estúpida? Mientras las líneas del frente estuvieran luchando,

enviarían refuerzos. Todavía había una unidad enemiga que aún no había aparecido.

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiinn, Hubo un agudo zumbido.

El bombardeo vino de lejos y aterrizó en cada esquina, dando lugar a explosiones

repentinas, y la oscura tierra chamuscada estalló como burbujas lanzándose en el aire.

Era el fuego que cubría los cañones automatizados de 155mm, los bombarderos de

largo alcance de tipo Scorpion.

Con la computadora ayudándole a calcular la trayectoria, dedujo que el cañón fue

disparado a aproximadamente 30 km en el noreste. Sin embargo, esta información era

inútil, porque no tenían un arma que pudiera atacar a una distancia tan larga. Lo que

podían hacer era explorar el paisaje y la distribución de observadores enemigos que

le eran imprescindibles al Scorpion para atacar a larga distancia,

— Handler Uno a todas las unidades. Enviando las posibles ubicaciones de

observadores, hay tres de ellos. Por favor, identifíquenlos y suprímanlos.

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Eighty Six – Volumen 1 68

Shin levantó una ceja. Había tres luces parpadeando en el mapa digital, en

comparación con la distribución enemiga que había descubierto, y dio la instrucción

a la francotiradora Crenna oculta entre los edificios en la parte posterior.

— Gunslinger. Gira a 030, distancia de 1200, cuatro unidades en la azotea.

— Entendido. Déjamelo a mí.

— Handler Uno, la transmisión de datos a través de láser puede revelar nuestras

ubicaciones. Por favor retransmite sólo por voz durante la operación.

— ¿¡Eh...!? ¡Mis más sinceras disculpas!

— La próxima horda de observadores están llegando. Por favor continúa deduciendo

y revelando la posición del enemigo.

Pum, él parecía sentir una sonrisa radiante desde el otro extremo del Para-RAID.

— ¡Sí!

Al oír la sincera respuesta de la Handler, Shin frunció el ceño, y su conciencia fue

arrastrada de nuevo al campo de batalla con repentinos destellos y alertas.

Los cañones bombardeaban el campo de batalla como una tormenta, sin mostrar

preocupación alguna por las máquinas aliadas. Esas tácticas bárbaras podían utilizarse,

pues todos eran drones. Raiden escuchó las ensordecedoras explosiones y siguió

buscando a la próxima presa.

Observando el rastro de balas, pudo ver que el enemigo seguía siendo superior en

número. Un golpe de una ametralladora pesada sería un daño crítico, y la ráfaga del

cañón de un tanque claramente lo haría estallar en pedazos.

Se lanzó a través de la cubierta de protección y entró en la sombra de las ruinas, sólo

para encontrarse con un invitado allí. Parecía haber agotado sus balas, y estaba

recibiendo reabastecimiento del Recolector llamado Fido, como de costumbre.

— Son demasiados.

— ¿Y acaso no es una cacería? Sólo disfrútalo.

Definitivamente oyó la conversación con Seo, porque dio una respuesta sarcástica.

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Eighty Six – Volumen 1 69

—... Hay muchos más Löwe de lo esperado. Parece que los refuerzos los

reabastecieron.

Advirtió con un tono despreocupado, como si estuviera dando un consejo de llevar

sombrilla durante una llovizna. Más bien, Raiden nunca había visto relajado a Shin.

Este último probablemente permanecería como tal cuando muriese, o incluso después

de muerto.

— Hay un límite de la cobertura que tenemos. Nuestros movimientos van a ser

detectados a este ritmo. Mejor acábenlos antes de que eso suceda.

Los brazos de grúa de Fido cambiaron el contenedor de municiones y la recarga ya

estaba hecha. Undertaker se puso de pie.

— Me ocuparé de los Löwe. Te dejo los otros enemigos y el mando del fuego de

cobertura.

— Entendido, Undertaker... pero el viejo Audreht te volverá a regañar otra vez.

Undertaker parecía haberse reído. Y salió de los escombros.

Con la máxima velocidad posible, el Juggernaut se lanzó de un punto a otro y se acercó

rápidamente a los cuatro Löwe enemigos. Tal era una acción que solo podía

simplemente ser tomada como suicida, por no hablar de imprudente, y la Chica

Handler gritó,

— ¡Undertaker! ¿¡Que estás…!?

Un Löwe ajustó sus cañones y abrió fuego. Undertaker se movió hacia un lado,

evadiendo el tiro. Otro cañón disparó, y él de igual modo lo esquivó.

Fuego, fuego, fuego, y más fuego; tanto los humanos como los drones serían

destruidos por los continuos cañones de 120mm, pero el Undertaker logró esquivarlos

todos y evitar el avance. No ajustaba su ruta al ver los cañones, sino a través de la

experiencia, sus instintos, y una capacidad de pilotaje terrorífica, como un esqueleto

blanco sin cabeza arrastrándose a su alrededor.

Los cuatro Löwe parecían enfadados mientras giraban, mirando al suelo con mirada

atroz, y recargando con un ritmo explosivo.

Sus cuerpos de acero eran tan pesados como siempre, sin embargo, podían acelerar a

máxima velocidad en silencio permaneciendo parados y atacar al Undertaker. La

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Eighty Six – Volumen 1 70

movilidad de los enemigos era tan injusta, impulsada por poderosos amortiguadores

y un propulsor lineal muy potente.

Las ocho patas se doblaron ligeramente, y una unidad saltó bruscamente, con la

intención de aplastarlo. En este punto, el Undertaker saltó inmediatamente.

Eludió el ataque del Löwe saltando a un lado, giró en el aire, aterrizó y saltó de nuevo.

Se subió a la pierna del Löwe, quebró sus articulaciones, y luego siguió subiendo,

llegó rápidamente a la cima del cañón, separó sus patas delanteras, inclinándose hacia

adelante e impactó el cañón principal junto con su arma secundaria contra la armadura

de acero del enemigo.

Visiblemente, era allí donde la armadura era más delgada, encima de la parte posterior

del cañón.

Fuego.

El rango mínimo de ataque no era necesario, y la granada perforadora de alta

velocidad atravesó las placas de acero, ya que el explosivo altamente potente, que

podría dispararse una velocidad de detonación de 8000 metros por segundo, estalló en

la unidad.

El Undertaker ya estaba observando un segundo Löwe en el momento en que saltó del

primero el cual estaba explotando junto con humo negro. Esquivó la gran cantidad de

balas con mucha agilidad y, con sus piernas, giró las cuchillas de alta frecuencia, un

arma de combate cercano las cuales nadie más que Shin había equipado, ya que tenía

un poder tremendo pero un alcance limitado.

Una vez que la segunda unidad perdió el equilibrio y tropezó, él se puso sobre la

espalda de esta, y disparó para acabarlo, usándolo para bloquear el cañón de la tercera

unidad. Mientras los sensores débiles del Löwe estaban distraídos por las llamas de la

explosión, disparó un cable de anclaje, agarrando la estructura cercana de un edificio

alto y saltó a la tercera unidad que estaba moviendo su cañón con frenesí después de

haber perdido su objetivo, y disparó sobre ella.

— ¡...!

Podía sentir la falta de habla de la Handler al otro lado del Para-RAID.

Si el desarrollador de este ataúd con aleación de aluminio fuera a ver esta secuencia

de acciones, podría desmayarse o empezar a botar espuma por la boca debido al miedo.

Raiden entrecerró sus ojos mientras veía batallar a Shin.

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Eighty Six – Volumen 1 71

El Juggernaut no estaba destinado para semejante modo de batalla. Era simplemente

un arma suicida que sería derribada con un tiro, carente de poder de fuego, armadura

y movilidad, sólo era bueno si podría disparar. Era impensable que una unidad como

esta fuera capaz de vencer por si sola a un solo Löwe, en vez de destruirlo en grupo.

Como era de esperar, el precio de esto era enorme.

Las piernas del Juggernaut eran frágiles, y con la carga excesiva, se romperían

totalmente después de que la batalla terminara, tanto que fácilmente se convertiría en

un objetivo para las otras unidades que protegen a las fuerzas enemigas principales,

el Löwe. Aun así, debido a sus esfuerzos Raiden y los otros podían acabar con los

otros tipos de enemigos sin preocuparse por los Löwe, y el resultado ya estaba

decidido. De hecho, Raiden tenía curiosidad en cuanto a cómo Shin lograba vivir. No

sólo no había muerto, sino que durante cinco años este monstruo continuaba

sobreviviendo al ejecutar tales métodos.

Es una lástima, siempre pensaba Raiden.

Durante tres años habían peleado juntos. Durante tres años Raiden fue el vice-

comandante de Shin, quien era su superior. Ambos tenían nombres clave personales,

pero Raiden nunca podía imitar los movimientos de Shin. Nunca podría superar a Shin.

Ese Dios de la muerte sin cabeza era realmente un prodigio en batalla. No sólo estaba

protegido por la suerte, sino que si tenía suficiente tiempo y equipamiento, Shin podría

convertirse en el núcleo crucial para acabar con todos por sí solo, y tenía el potencial

de ser un héroe en cualquier época.

Sin embargo, Shin acaba de nacer en el momento equivocado. Si pudiera haber

aparecido antes, como en la era de los Caballeros de años atrás, habría sido un guerrero

muy nombrado, y si estuviera en la guerra final de la humanidad, habría sido un héroe

con su nombre grabado en al final de la guerra.

Pero estaba en un campo de batalla estúpido, y no tenía esperanzas en eso.

No tenía dignidad, derechos humanos, tumba después de su muerte, ni algún logro

obtenido. Sería simplemente usado como un arma de un solo uso, y sería abandonado

para que muriera, recostado en un rincón desconocido del campo de batalla; ese era

su destino. Al igual que los millones de compañeros y aliados en este campo de batalla,

no dejarían nada más que huesos viejos.

Las nubes formadas por los drones Eintagsfliege comenzaron a dispersarse, y el claro

sol regresó a la tierra, mientras que los enemigos restantes se retiraban bajo la

cobertura de los Scorpions. Los fríos drones jamás se vengarían por los sacrificios de

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Eighty Six – Volumen 1 72

sus compañeros, pues una vez que supiesen que las pérdidas excedían un límite,

determinaban que nunca se lograría el objetivo y se retiraban inmediatamente.

El atardecer brillaba sobre Undertaker, el cual estaba ahora entre los restos del Löwe,

y mostraba su silueta.

Esa luz era como el brillo de la luna sobre la cuchilla de una antigua espada. Era tan

impresionantemente hermosa.

Mientras no hubiera batallas nocturnas o ataques del enemigo, las pocas horas entre

la limpieza luego de la cena y el apagón de las luces estaban disponibles para ellos.

Ange limpió la cocina, preparó café para todos, y regresó para reunirse con todos los

de la base en el patio frente al hangar.

— Muy bien, fue un disparo sobre el Amo de los Osos, y dos en la Caballera Coneja.

¡Siete puntos para Haruto!

— Argh, fallé dos. Realmente soy pésimo para usar la pistola~

— ¡Oho, Fido de repente plantea un reto! ¡Pongan las latas de lado! ¿Cómo le irá a

Kino, siendo el siguiente, esta vez?

— ¡Hablas en serio... Ahhh! ¡No puedo hacerlo! ¡El siguiente! ¿Quién es el siguiente,

dense prisa?

— Soy yo. Eh... ¡Kaie Tanya, aceptaré el reto!

— Bueno, dos puntos.

— Woah, cinco disparos acertaron. Como se esperaba de ti, Raiden.

— Hmph, fue demasiado fácil.

— Eh, no seas tan engreído. ¡Sal, Crenna! ¡Muéstrales tus verdaderas habilidades

divinas!

— ¡Está bien, déjenmelo a mí! ¡Fido, no las levantes, ¡sólo lánzalas!

— ¡¡¡¡Woooaaaaaaahhhhhhhhh!!!!

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Eighty Six – Volumen 1 73

—... Les disparó en el aire, la estás poniendo difícil hoy, Fido. Esta figura en torre es

más dura que antes.

— Shin, tu turno.

— Bien.

— ...... Wooooooaahhhh, acabaste con todos. Tan modesto como siempre...

Hubo un montón de latas vacías después de la cena, y todos sacaron sus pistolas para

algún tipo de juego de disparos. Seo dibujó unas cuantas lindas ilustraciones de

animales en las latas para denotar puntos, mientras Fido recogía las latas vacías que

eran derribadas a la vez que todos los demás disparaban, acomodándolas en torres o

pirámides.

Ange sonreía mientras observaba este bullicioso ambiente.

La cena estuvo considerablemente deliciosa. Sacaron la carne de jabalí y la asaron

sobre el fuego, y añadieron mucha salsa hecha con bayas, acompañada de vegetales

cosechados en los campos, leche enlatada y crema de champiñones. No era divertido

comer en el comedor, y ya que todos lo discutieron, decidieron sacar las mesas;

aquellos en el servicio de cocina tendrían demasiado que preparar, por lo cual todos

resultaron ayudando a cocinar.

Era muy agradable. Ella sentía deleite en su corazón mientras estaba con todo el

mundo.

Shin no observó que latas derribó, y comenzó a revisar las páginas de un libro en una

esquina a cierta distancia del alboroto; Ange colocó una taza de café delante de él.

— Buen trabajo.

Shin simplemente levantó los ojos hacia ella como respuesta. Ange le entregó la

bandeja con las tazas de café a Daiya, tomó una silla frente a Shin y se sentó.

Él continuaba leyendo el abultado libro, sus ojos solo se centraban en él. Un gato

negro con garras blancas que el escuadrón había adoptado estaba dando una dura

batalla contra las páginas que leía Shin. Entonces ella sonrió.

— ¿Es interesante?

— Realmente no.

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Eighty Six – Volumen 1 74

Shin dijo, y probablemente sintió que su respuesta era demasiado frívola, así que

continuó.

— Cuando pienso en otros asuntos, realmente no le presto mucha atención a eso.

—…Ya veo.

Dijo Ange mientras hacia un leve gesto. Esa soledad suya era algo de lo cual ni ella

ni sus compañeros de escuadrón podían compartir el peso con él.

— Gracias por todo.

De repente, el dispositivo RAID se calentó.

— Handler Uno a todos en el escuadrón. ¿Hay algún inconveniente ahora?

Sonó la voz de la chica Handler. Había pasado una semana desde que ella asumió los

deberes, y todos los días, ella interactuaba con todo el mundo en este momento,

después de la cena, sin faltar ni un solo día.

— No hay problemas aquí, Handler Uno. Buen trabajo por hoy.

Shin respondió en lugar de todos. Sus ojos seguían fijos en el libro, pero el gato no lo

dejaba voltear las páginas, así que levantó el libro.

Sus compañeros de escuadrón que estaban disfrutando de su juego expulsaron

apresuradamente las balas de sus pistolas, y las enfundaron. El gobierno había

prohibido que todos los 86 portaran armas pequeñas en caso de que se produjera una

rebelión. Sin embargo, como nadie los había estado revisando, las habían tomado de

una instalación militar abandonada cercana.

— Sí, buen trabajo a ti y tu equipo también, Undertaker... ¿todos están jugando a

algo? Les pido disculpas si los estoy molestando, así que continúen.

— Solo perdemos el tiempo. No te preocupes.

Pueden apagar el Para-RAID si no desean hablar, la chica lo había dicho el primer

día que se sincronizaron, por lo que lo cual ellos los apagaron y comenzaron un

concurso de lanzamiento de cuchillos. En nombre de todos estos compañeros de

escuadrón, Shin respondió mientras los observaba. Raiden, Seo, Kaie, y algunos

probablemente decidieron relajarse para tomar un café, ya que traían sillas para

sentarse, o se sentaban en la mesa.

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Eighty Six – Volumen 1 75

— ¿En serio? Parece que se están divirtiendo... pero en fin...

Parecía que su Handler había decidido finalmente llegar al punto principal. Shin

prácticamente podía sentir una mirada seria dirigida directamente hacia él.

— Undertaker. Tengo algunas palabras que decirte.

Sonaba como un gentil recordatorio de un consejero estudiantil a un estudiante de

élite, en lugar de un reproche de un superior, y Shin tomó un sorbo de café, sin

importarle lo más mínimo. No tenía la intención de escuchar a la Handler que se

escondía dentro de las murallas de la ciudad.

— ¿De qué se trata?

— Es sobre los informes de patrullaje y batalla. No parecen haber sido enviados por

error... Encontré que todos eran iguales.

Shin levantó los ojos.

— ¿Los leíste todos?

— Sólo las partes que fueron asignadas a Spear Head.

—... ¿Sigues haciendo eso de nuevo?

Raiden parecía absolutamente estupefacto, pero Shin lo ignoró.

— ¿Cuál es el punto de que sepas lo que pasa en las líneas del frente? Es una pérdida

de tiempo.

— Es uno de nuestros deberes como Handlers analizar las tácticas y las formaciones.

Al decir eso, la Handler alivió ligeramente su tono,

— Entiendo que no enviaste ninguno porque no los hemos estado leyendo. Es nuestra

culpa, y no te culparé de eso, pero a partir de ahora, por favor escríbelos. Yo los

leeré.

Qué molesta.

Pensó Shin, y habló.

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Eighty Six – Volumen 1 76

— Soy pésimo escribiendo y leyendo.

— Eres tan terco.

Daiya murmuró, y Shin lo ignoró mientras volteaba una página del abultado libro de

filosofía en sus manos.

Por supuesto, la Handler no sabría lo que él estaba haciendo ya que no estaba presente.

Probablemente había asumido que un procesador detenido en un Campo de

Concentración desde su infancia podría no haber pasado por una educación básica y,

desgraciadamente, dijo:

— Ah... mis disculpas. Pero si es así, supongo que hay una necesidad adicional de

enseñarte a escribir. Seguramente será después.

— ¿Quién sabe?

—...

La Handler estaba claramente decepcionada. Sin embargo él en realidad podía leer.

Seo dio un gran suspiro, y lanzó un cuchillo, su punta impactó sobre el dibujo de la

linda princesa danzante, tumbándola de la mesa.

Kaie, sosteniendo su taza con las dos manos, inclinó levemente su cabeza,

— Pero eso te podría ser útil, ¿verdad, Undertaker? Tu afición es leer de todos modos...

¿no estás leyendo un libro de filosofía justo ahora? Se ve un poco difícil.

Hubo un terrorífico silencio desde el otro extremo del Para-RAID.

La Handler habló. Su voz seguía siendo amable, su rostro parecía tener una sonrisa,

pero por alguna razón, había una presión anormal en esa voz.

— ¿Undertaker?

—…………Entendido.

— Por favor, envía todos los informes a partir de este momento, ¿entiendes? Los

informes de batalla también. Todo.

—¿... No puedo enviar solo los datos de la grabación de cada misión?

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Eighty Six – Volumen 1 77

— De ningún modo. Por favor, escríbelas.

Shin chasqueó la lengua. Kaie, que había estado observando el rostro de él con cautela.

Se estremeció mientras la cola de caballo detrás de su mano se balanceaba.

Inmediatamente juntó las manos y bajó la cabeza en señal de disculpa.

Sin agitar la mano, como si dijese No es culpa tuya.

Por los cielos... la Handler suspiró, y parecía haber comprendido la razón por la que

no había enviado los informes. Ella calmó su corazón y habló con honestidad.

— El análisis aquí será muy útil para la formulación de tácticas. Sus registros de

batalla como élites servirán para facilitarlo. Una planificación adecuada reducirá la

tasa de víctimas en las líneas de frente, y también reducirá sus pérdidas, así que

espero que colabores.

—...

Shin no respondió, y la Handler quedó en silencio. Tal vez se dio cuenta de la razón

por la que los procesadores no confiaban en los Handler se debía a causa de esto

último.

Entonces, el tono de la chica se volvió alegre, probablemente para dejar de lado la

incomodidad de antes.

— De todos modos, la fecha del informe parece ser de hace mucho tiempo atrás, ¿así

que lo obtuviste de alguien? ¿O no se ha modificado desde entonces?

— Ahh, este chico siempre ha sido así, Handler Uno. Incluso antes de que lo conociera.

Dijo Raiden con voz burlona. Parecía que la Handler parpadeaba en confusión.

— Werwolf, ¿conoces a Undertaker desde hace mucho tiempo?

Kaie se encogió de hombros,

— Más de la mitad de nosotros aquí son así. Por ejemplo, Black Dog y Snow Witch

estaban siempre en el mismo escuadrón desde el reclutamiento, mientras que Falke y

yo estuvimos juntos por un año. Laughing Fox y Gunslinger se unieron al escuadrón

junto con Undertaker y Werwolf hace dos años... ustedes dos se conocen desde hace

dos años, ¿no?

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Eighty Six – Volumen 1 78

— Tres años.

Raiden respondió, y la Handler se quedó en silencio.

—... ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que fueron reclutados?

— Todos ya han pasamos por el cuarto año. Ahhh, Undertaker es el más

experimentado aquí, este es su quinto año.

La Handler parecía animada.

— Así que, Undertaker está a punto de terminar el servicio... ¿qué piensas hacer una

vez que te retires? ¿Hay algún lugar al que quieres ir, o que quieras ver?

Todos centraron su atención en Shin. Éste continuó mirando fijamente el libro, y

contestó sin preocuparse,

— ¿Quién sabe? Nunca pensé en eso.

— Ya, veo... pero, creo que es bueno pensar en ello ahora. Tal vez podrías pensar en

algo; Estoy segura de que será agradable.

De repente Shin sonrió. El somnoliento gato al lado de él rascó sus orejas, y lo miró,

— Tal vez lo sea.

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Eighty Six – Volumen 1 79

Capítulo 3

Tu inspiradora apariencia cuando te paras frente a las puertas del Hades

Medio mes había pasado desde que Lena tomó el mando como Handler del Escuadrón

Spear Head.

En ese día, no hubo víctimas en la batalla durante el día, y Lena, sintiéndose aliviada,

activó su Para-RAID para contactar a los Procesadores como siempre. Sucedió

después de la cena, y ella estaba en su habitación.

Durante el último mes, Spear Head tuvo más incursiones que los otros escuadrones,

pero no hubo muertos entre los procesadores. Parecía que eran un verdadero grupo de

élites veteranos.

— Los llamo ahora para decirles que han hecho buen trabajo por el día.

Pudo escuchar algo de caos, probablemente a cierta distancia, fácilmente ignorado si

hubiera respuesta de los procesadores. Era probable que los sonidos de las batallas

nocturnas en las otras zonas de batalla resonaran en el hangar.

— Buen trabajo de tu parte, Handler Uno.

El primero en responder era típicamente Undertaker. Su voz era serena y calmada, sin

ningún indicio de su apodo como Dios de la muerte.

Hubo algunos otros que se conectaron a través de Para-RAID, dando saludos.

Estaba el Vice-Comandante Werwolf, corto en palabras pero un confiable hermano

mayor para el escuadrón.

Estaba la educada y contundente Kirschblüte, quien sería la primera en contestar

cualquier cosa, incluida una estúpida conversación.

El delgado creador de ambientes incómodos, Black Dog.

Snow Witch cuya voz y personalidad eran igualmente amables.

Y Laughing Fox, quien arrojaba crueles palabras con una suave y aguda voz.

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Eighty Six – Volumen 1 80

La primera impresión que Lena tuvo de Undertaker era de alguien de pocas palabras

y que rara vez hablaba, excepto cuando se trataba de asuntos importantes, pero que

todos se reunirían a su lado cada vez que se sincronizaba con ella, y que hubiera

algunos sin Para-RAID siguiéndolo, hacía parecer cuán importante era él.

— En primer lugar, Undertaker, con respecto al reabastecimiento que solicitaste hace

unos días...

Raiden escuchó a la Handler discutir la misión con Shin mientras miraba el

crucigrama de una revista que tomó, usándola para pasar el rato.

La habitación de Shin estaba en un cuartel en ruinas, y varios miembros

holgazaneaban tranquilamente en su habitación. Seo se estaba enfocando en dibujar;

Haruto, Kaie y Crenna estaban jugando cartas alegremente; Ange estaba cosiendo

complicados patrones de encaje; y Daiya estaba reparando una radio rota. Los demás

estaban en la cantina y en las otras habitaciones, y desde lejos, él podía oír sus risas.

Shin, como líder de escuadrón, tenía que hacer varias tareas administrativas como

escribir informes, y tenía la habitación más grande en los cuarteles que funcionaba

además como una oficina. Raiden a menudo entraba a esta habitación para discutir

varios asuntos sobre el escuadrón, y logró que varios otros vinieran a darle sazón al

ambiente. Por lo tanto, se convirtió en un lugar para que todos pudieran descansar e

interactuar.

Shin, el dueño de la habitación, simplemente necesitaba un lugar donde leer, y no le

importaba si el gato al lado de él sacudía la cola, que hubiera un final de una

emocionante partida de ajedrez, o que otros hicieran la danza del vientre14 en frente

suyo (Kujo y Daiya de verdad lo hacían). En este momento, estaba conversando con

la Handler, acostado sobre la cama de acero en su habitación como siempre, apoyando

su cabeza con un cojín como almohada mientras leía una vieja novela que había

sacado por azar de una biblioteca. El gato negro con las patas blancas se acurrucó en

silencio sobre su pecho, y se convertía en un accesorio más de él.

Todo era tan pacifico. Tomó un sorbo de café de la taza. Ese era el tradicional café de

reemplazo (Café Ersatz) del Escuadrón Steadfast, la receta del brebaje le había sido

transmitida a ellos. Los ingredientes eran los dientes de León utilizados en el

campamento, pero era mucho mejor que el sabor sintetizado hecho en fábricas del

misterioso líquido hecho con el extraño polvo negro.

14 Un tipo de danza árabe

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Eighty Six – Volumen 1 81

¿... Qué dirían esos Albas si probaran este café?

Esos cerdos blancos completamente estrictos, inflexibles, cautelosos y francos nunca

entendería el sabor del café.

Incluso en las 85 zonas, las bebidas producidas por las fábricas no eran diferentes en

materiales sintetizados para los Campos de concentración.

¿Aún tendrían lastima de gente como nosotros?

El gato dejó escapar un ronroneo estridente, superpuesto con la voz similar a una

campana de la Handler.

Nyaa, una vez que escuchó al gato durante la conversación, Lena se sorprendió.

— ¿Eso fue un gato?

— Sí, el escuadrón lo adoptó.

Respondió Black Dog.

— Solo para que quede claro, fui yo quien lo recogió. Cuando fui asignado a este

escuadrón, vi a este pequeño sentado en las puertas de una casa que fue destruida

por el cañón de un tanque. Sus padres y hermanos ya estaban muertos, es el único

que queda.

— Y por alguna razón, simplemente le gusta acurrucarse sobre Undertaker.

— Aunque no jugaba con él, ahora le da palmadas en la cabeza o lo acaricia.

— No solo está apegado a él. También es una mascota leal. Mira.

— Bueno, no se mueve mientras él lee. Pero parece que nunca se aferrará a ti, Black

Dog.

— ¡Oye, que cruel! ¿Qué pasa con esa lógica? ¡Discúlpate ahora mismo! Doo doo

doo.

Lena se echó a reír al escuchar a los Procesadores pelear entre ellos. Parecía que no

eran diferentes a otros chicos y chicas de su edad, e incluso se preguntaba por qué no

estaba con ellos.

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Eighty Six – Volumen 1 82

— ¿Cómo se llama ese gato?

Con una sonrisa, preguntó, y los miembros respondieron al unísono,

— Negrito.

— Blanquito.

— Manchas.

— Kiddo.

— Michi.

— Lemarck.

—... Oye, no le pongas nombre a un gato basándote en el autor de la novela que está

leyendo. Debe ser más casual... de todos modos, ¿qué lees? ¿No tiene género...?

Laughing Fox fue el único que respondió en vez de dar un nombre.

De cualquier modo, Lena estaba confundida.

— Erm... ¿hay muchos gatos allí?

— ¿No nos escuchaste? Sólo hay uno.

Ella seguía confundida. Black Dog, incapaz de soportar la torpeza, decidió ayudarla.

— Es un gato negro, con patas blancas, así que hay algunos que lo llaman Negrito, o

Blanquito, y otros lo llaman Manchas. No tiene un nombre fijo, y todos simplemente

lo llaman como les apetece. Aunque recientemente a empezado a correr hasta nosotros

cada vez que lo llamamos.

Ya veo.

—... Pero, ¿por qué no se deciden por uno?

—... Ahh... bueno, pues.

Black Dog tartamudeó y estaba a punto de contestar.

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Eighty Six – Volumen 1 83

De repente, se desconectó del Para-RAID.

Crenna se levantó bruscamente y salió de la habitación, derribando la silla, y Daiya,

el más cercano a ella, se apresuró también. El sonido de la silla derribada resonó en la

habitación.

—¿... Paso algo?

Daiya estaba desconectado, y Crenna nunca estuvo conectada en primer lugar. Shin

había mentido.

— Oh, hay un ratón en la habitación.

— ¿¡¡Ratón!!?

— ¿... Eso es demasiado para ti?

El pequeño regaño de Seo aparentemente nunca llegó a los oídos de su Handler.

Apareció un ratón... la voz de la Handler temblaba, y parecía que estaba realmente

aterrorizada de ellos. Shin contestó despreocupadamente mientras entrecerraba los

ojos al observar la puerta que Crenna cerró de golpe cuando salió del lugar.

Daiya se dirigió al fondo del corredor, y vio a Crenna exhalando con fuerza,

descargando todo el estrés en su cuerpo.

¿Por qué están todos y ella tan...?

Simplemente la voz que salía de Crenna denotaba rechazo, ansiedad, y nerviosismo.

Hasta este momento, ella había pasado noches felices con todos los demás, y era un

momento excepcionalmente cómodo para ella.

— Crenna.

— ¿Por qué están todos y esa mujer hablan tan cómodamente?

— Es solo por ahora. No pasará mucho tiempo hasta que la princesa deje de

molestarnos.

Daiya se encogió de hombros, sus ojos estaban llenos de honestidad, mostrando su

actitud frívola habitual. Sin importar cual fuera el Handler, en el pasado, ninguno

podía dirigir a ese Dios de la muerte.

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Eighty Six – Volumen 1 84

Esa chica todavía no sabía el verdadero origen del apodo de Shin. No sabía de los

verdaderos enemigos que aún no habían aparecido, y su suerte pronto se agotaría.

La mutada y calamitosa oveja negra en medio del rebaño blanco de la Legión.

Estas "Ovejas Negras" eran llamadas así ya que fueron una vez pocas en número, sin

embargo, sus números han superado con creces a las "Ovejas Blancas" en este

momento.

Y luego estaban los "Pastores", el mayor peligro hasta ahora.

Crenna apretó los dientes. Ella lo sabía, en verdad lo sabía.

— ¿Por qué Shin aún no le ha revelado cómo es?

Dijo mientras reprimía las emociones en su corazón, sus palabras emanaban vileza.

— ¿Por qué habría para preocuparse por esa cerda blanca? Nuestra tasa de

sincronización ya está establecida al mínimo.

— Ese es el procedimiento normal. Shin no destruyó al último Handler solo porque

quiso.

La velocidad de sincronización del Para-RAID era establecida al mínimo, para

permitir que la conciencia y los mensajes se transmitieran con precisión a través del

ruidoso campo de batalla, de modo que solo la persona pudiera hablar y escuchar.

Entonces, Daiya preguntó con calma, no de una manera repugnante, sino de una

manera persuasiva.

— Además, ¿eres capaz de decirle "La odio, así que por favor, destrúyela con esa

cosa tuya" a Shin? ¿Puedes decir eso?

Crenna frunció los labios y permaneció en silencio. Lo que dijo Daiya era cierto.

Shin y los otros escuadrones eran sus aliados, su familia. Ella nunca podría decirle

cosas tan duras a su familia.

Eso debería ser normal para Shin.

Pero.

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Eighty Six – Volumen 1 85

— Lo siento... pero todavía no puedo perdonarlos. Mataron a papá, mamá, los trataron

como basura y les dispararon como si fuera tiro al blanco.

La noche en que fue deportada al campo de concentración, los soldados Albas se reían

a carcajadas cuando mataron a sus padres, solo para ver en dónde podían impactar las

balas, soportaron cuanto pudieron hasta que murieron.

Su hermana, con siete años de edad más que ella en ese entonces, fue enviada al frente

de batalla inmediatamente después de que llegara. En aquel entonces, ella tenía 14

años. Ahora Crenna ya tenía 15 años.

Pero esa noche, alguien ahuyentó a esos descarados, ignorando la sangre en su cuerpo

mientras hacía lo posible para revivir a los padres moribundos de Crenna, pero no

pudo salvarlos. Disculpándose con ellas estaba un soldado Alba.

— Esos cerdos blancos son todos unos imbéciles... nunca los perdonaré.

Pronto, ambos regresaron a la sala, y el tema del ratón había sido desviado hacia el

escenario y la habitual vida cotidiana en el campo de batalla.

Daiya simplemente se encogió de hombros cuando vio a Raiden mirándolo y continuó

reparando la radio. Crenna recogió al gatito que estaba agachado en la cama junto a

Shin y comenzó a jugar con él. Sin embargo, puede que no haya estado de humor para

hacerlo.

Y así, Shin se hizo a un lado, indicándole a Crenna se sentara. Ésta última acurrucó al

gatito, pareciendo indiferente mientras se sentaba al otro lado de la cama, alejándose

bastante de él.

— ¿De Verdad? ¿En verdad se puede ver tantas estrellas, Kirschblüte?

— Muchísimas. Supongo que fue hace unos dos años, cuando empecé a mirar hacia

arriba, y de repente algunas estrellas comenzaron a caer desde los cielos. La mayoría

de las estrellas fluían en senderos de luz. Realmente era una vista impresionante.

Kirschblüte/Kaie continuaba barajando las cartas, ignorando el hecho de que Crenna

había dejado su asiento en el que estaba ella ahora sentada.

Raiden también había visto la lluvia de meteoritos. Sin embargo, en aquel entonces,

estaba en medio del campo de batalla, tanto sus amigos como enemigos estaban

muertos, y solo Shin estaba a su lado. Los Juggernauts que ambos piloteaban habían

agotado sus paquetes de energía, y el rezagado Fido se apresuraba a recorrer el campo

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Eighty Six – Volumen 1 86

de batalla, para reunirse con ellos. No podían sonreír, y mucho menos maravillarse

con esta vista.

No había luces encendidas en el campo de batalla, y así que por la noche los

alrededores permanecían oscuros. Esa podría ser la interminable oscuridad. Sobre el

suelo, no podían ver los dedos de sus manos extendidas, y en los cielos encima de

ellos, las llamas blancas continuaron deslizándose. El paisaje silencioso e

increíblemente majestuoso era tan hermoso, tan radiante, como si el mundo se

estuviera fragmentando y declarara el fin del mundo.

Supongo que vale la pena ver una escena así antes de morir. Raiden realmente se

arrepintió de decir eso en aquel entonces. Y soltó una pequeña risa.

— Probablemente nunca volveré a verlo por el resto de mi vida... los cometas se

pueden ver todos los años, pero una lluvia de meteoritos se da una vez cada ciertas

décadas, y se dice que no se puede ver una tan enorme sino cada 100 años... oh, lo

escuché de Sirius.

— Es una lástima... quisiera verlo también.

— ¿No puedes verlas dentro del muro?

— Las calles de aquí están cubiertas con luz. No puedo ver las estrellas.

— Ahh.

Kaie se empezó a reír entre dientes. Era nostálgico para ella.

— Ahora que lo mencionas... la noche aquí en verdad es oscura. No hay mucha gente

por aquí, queda lejos de la ciudad y las luces son controladas, así que siempre podemos

ver las estrellas del cielo nocturno, siempre está tan lleno de ellas. Es una ventaja de

vivir aquí.

—...

Al escuchar la conclusión de Kaie, la Handler se quedó en silencio. Probablemente

escuchó una respuesta inesperada. Tal vez ella había asumido que no habría de

escuchar nada bueno de las bocas de los Procesadores, quienes vivían el Infierno en

la Tierra.

Una voz extraña hizo esta pregunta.

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Eighty Six – Volumen 1 87

Esa voz estaba llena de convicción, una que estaba lista para ser criticada y reprochada.

— Kirschblüte... ¿tú nos odias?

Kaie se quedó momentáneamente en silencio.

—... Bueno, claro que la angustiosa discriminación es horrible. No es fácil estar en el

campo de concentración, y cada día que salimos a las batallas es aterrador. No son

muy democráticos aquellas personas que nos impusieron este estilo de vida y nuestro

deber, desechándonos a los 86 como ganado en lugar de humanos, por no decir menos.

La Handler estaba a punto de decir algo, probablemente para disculparse o culparse a

sí misma, pero Kaie continuó. Como era de esperar, no tenía intención de dejar que el

Handler hablara.

— Pero sé que no todos los Albas son malos... así como no todos los 86 son buenos.

— ¿Eh...?

Kaie repentinamente frunció sus labios amargamente.

— Soy una Orienta. Cuando llegué al campo de concentración y con mi antiguo

escuadrón, me di cuenta de algunas cosas.

No solo ella, sino también Ange... y aunque no lo mencionó, Shin probablemente

sufrió lo mismo. A aquellos que tuvieran la sangre entremezclada con los Albas, o

con nobles del Imperio, fueron repudiados en os campos de concentración. Todos

fueron blanco de frustración e desdicha. Las razas de la República, que provienen del

Oriente y del Sur, también fueron discriminadas sin razón alguna.

No todos los 86 eran víctimas inocentes.

Para la minoría y los débiles, el mundo seguía siendo tan frío, indiferente hacia ellos.

— De todos modos, hay gente buena entre los Albas. Nunca los he conocido

personalmente, pero hay quienes me dijeron eso. Así que no te odiaré solo por ser una

Alba.

— Ya veo... así que supongo que tendré que agradecerles a esas personas también.

Kaie se inclinó un poco hacia adelante. Solo estaban sincronizadas, pero parecían estar

hablando cara a cara.

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Eighty Six – Volumen 1 88

— Tengo una pregunta. ¿Por qué te preocupas por nosotros?

Una imagen abrasadora apareció de repente en la mente de Shin, y alzó los ojos.

Él nunca se había enfrentado al fuego ni a ninguna tortura ardiente; parecía que estos

eran los recuerdos de la Handler.

— Recuerdo haber sido salvada por otros. Esas personas eran procesadores, como

ustedes...

Lena recordó.

— Él dijo "Nacimos en este país y nos criamos en él como ciudadanos de la

República. Nadie lo admite ahora, pero es por eso que tenemos que demostrarlo

nosotros mismos. Luchar para proteger a nuestro país es nuestro deber y honor como

ciudadanos. Es por eso que luchamos". Mi anhelo es responder estas palabras de esa

persona que me salvó. Él dijo que estaba luchando para demostrar su identidad como

ciudadano de la República. Siento que tenemos que responder a ese llamado. Siento

que es una traición a los ideales tener que hacerlos luchar, que se sacrifiquen sin no

reconocerlos, y mucho menos no tratar de entenderlos bien... siento que es

imperdonable.

Al escuchar esas palabras ingenuas, Raiden entrecerró los ojos.

Kaie ladeó la cabeza cuando escuchó eso, y reflexionó por un momento, diciendo:

— Handler Uno, realmente eres virgen.

— ¿¡Pfffff!?

Escuchó el sonido del té siendo escupido de los labios de la Handler. Ella no era la

única, ya que el aire fue exhalado de los pulmones de los demás miembros.

Crenna y Haruto, los únicos que no sincronizados, inclinaron sus cabezas en confusión,

y una vez que escucharon la explicación de Ange, también se echaron a reír.

La chica Handler continuó tosiendo.

Kaie estaba inicialmente perpleja por las reacciones de todos, antes de que su rostro

comenzara a tornarse pálido.

— ¡... Ahh! ¡Lo siento, fue mi error! ¡Quería decir que eres como una doncella!

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Eighty Six – Volumen 1 89

Normalmente, tales errores no se cometerían. Aun así, el significado fue similar.

Daiya y Haruto estaban apretando sus obstinados estómagos, golpeando la

pared mientras reían, a la vez que Kino, quien estaba al otro lado de la pared gritó ¡Ya

cállense, imbéciles! Incluso Shin mostró una extraña reacción, con los hombros

temblorosos.

Kaie entró en pánico.

— Erm, lo quiero decir es que eres el tipo de chica que piensa que todo el mundo está

cubierto de flores, o que hay un ideal perfecto e inocente. De todos modos, lo que

trato de decir es que...

Claramente la Handler se había quedado petrificada, con su cara roja como la

remolacha.

—... No eres una mala persona. Es más un consejo para ti.

Finalmente, Kaie pareció haberse calmado, cuando dijo:

— Puede que al final no te guste este cargo. Y no deberías preocuparte por nosotros.

No estamos luchando por razones tan nobles, así que no tienes que preocuparte... es

mejor que cambies de trabajo antes de que te arrepientas.

No eres una mala persona, dijo Kaie.

Pero no dijo que era una buena persona.

En aquel entonces, Lena no entendía la distinción entre ambos.

— Handler Uno a todas las fuerzas. Fuerzas enemigas detectadas en el radar.

En este día, todas las fuerzas del Escuadrón Spear Head salieron. Lena estaba en la

sala de control, mirando la pantalla mientras decía,

— Es un escuadrón enemigo de Grauwolfs y Löwes. Y algunos cañones antitanque

tipo Stier siguiéndolos.

— Lo sabemos, Handler Uno. Listos para interceptar en el punto 478.

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Eighty Six – Volumen 1 90

— Ah... entendido, Undertaker.

Estaba a punto de transmitir las posiciones de los enemigos y la estrategia de

operación, solo para ser interrumpida, y solo pudo afirmar.

El escuadrón Spear head, un grupo de veteranos, no necesitaba el liderazgo de Lena,

y recientemente, su trabajo principal era proporcionar todo tipo de ayuda para

apoyarlos, incluyendo analizar al enemigo, dar prioridad al reabastecimiento, revisar

la sección de información todos los días, buscar información estratégica perteneciente

a la zona de batalla, y así sucesivamente.

Durante los últimos días, había estado pidiendo permiso repetidamente para utilizar

el cañón interceptor desde la parte posterior de la zona de batalla. Tenía el suficiente

alcance y, por lo menos, suprimiría la potencia de fuego de los Scorpions, lo que

debería hacer que las batallas fuesen un poco más fáciles. Sin embargo, el cañón de

intercepción era de un solo uso, ya que debía ser realineado después de cada disparo.

El equipo de transporte, sin embargo, no deseaba tener que esforzarse por los

inferiores 86, y no estaban dispuestos a cambiar de parecer. Por lo tanto, ella nunca

pudo obtener el permiso. Cuando se quejó de eso durante su contacto regular,

Laughing Fox respondió Esa cosa ya debe estar completamente oxidada ahora, ¿no?

— Undertaker. Gunslinger lista en posición.

— Laughing Fox a Undertaker. Equipo tres en posición.

Los equipos llegaron rápidamente a sus ubicaciones designadas, habiendo predicho la

trayectoria de la Legión mientras permanecían en sus posiciones de emboscada

intactas.

Parecía que habían establecido hacia dónde se dirigía y atacaría la Legión, y los

Procesadores de Spear Head podían haber visto algo o determinado de manera

independiente sus posiciones.

Les preguntaré como lo hacen cuando termine esta batalla, pensó Lena. Si sus

métodos se pudieran compartir con los otros escuadrones, tal vez se podría reducir la

cantidad de Procesadores asesinados en las emboscadas. La valiosa información

estratégica solo era útil personalmente, y una de las principales fallas de este retorcido

sistema de batalla era que los datos no podían recopilarse ni difundirse.

De cualquier modo, le dio un vistazo al mapa de la primera zona de batalla que

encontró la noche anterior y dijo:

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Eighty Six – Volumen 1 91

— Undertaker, por favor haz que Gunslinger se posicione a 500 metros de distancia,

a las tres en punto. Debería haber una torre alta que puede usar para cubrirse. Debería

poder permitirle una posición de disparo más clara y una visión mejorada.

Después de una pausa, Undertaker respondió:

— Afirmativo... Gunslinger, ¿puedes ver esa posición?

— Espera, dame diez segundos... sí, Me dirigiré justó allí.

— Esa posición cubrirá la dirección opuesta que el equipo de vanguardia está atacando.

Teniendo en cuenta que la estrategia básica de Undertaker es romper sus filas y

eliminarlas, esto debería ayudar a esconder nuestras fuerzas en la fase inicial mejor

que antes

Werwolf se reía.

— Entonces básicamente la usarás como cebo. Suenas como una princesa, pero eso

de seguro será interesante.

Las unidades de Löwe y Stier no pueden disparar a ángulos altos, y por lo tanto no

pueden atacar a los artilleros desde lugares con gran ventaja. Además, si hay necesidad

de cambiar de lugar, puede esquivar usando el paisaje circundante.

— No lo malinterpreten... esa es una buena idea. ¿Correcto, Gunslinger?

— Me conformo con cualquier cosa, siempre y cuando pueda ayudar a otros.

La chica respondió bruscamente, dirigiendo su helado tono hacia Lena.

— ¿Encontraste un nuevo mapa? Qué conveniente, ¿eh?

Lena hizo una mueca. Parecía que no podía dar con el lado bueno de esta chica

llamada Gunslinger. Ésta última ni una sola vez participó en los contactos hechos a

diario, e incluso en las conversaciones habituales, estaba llena de rencor.

El mapa que Lena tenía fue una vez creado por los militares, con mucho tiempo y

mano de obra. Era detallado; sin embargo, se decía que el mapa nunca llegó a las bases

de las líneas del frente, actuando como puntos de defensa importantes. El mapa que

tenía el escuadrón Spear head fue rescatado de una montón de basura al azar, por uno

de sus antiguos miembros, y lo habían estado usando hasta ahora después de que se le

añadieron y editaron muchas cosas. Estaban familiarizados con algunos lugares y

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Eighty Six – Volumen 1 92

rutas que serían beneficiosas para contraatacar, pero aparte de eso, no estaban para

nada familiarizados con el paisaje.

— ¿Debería enviarlo más tarde?

La información era enorme, y no era conveniente enviarla durante la batalla, así que

tal vez sería mejor que las enviase más tarde.

La voz de Werwolf estaba llena de sarcasmo.

— Vale. ¿Pero no tienes problema con tus superiores por enviar un mapa militar

clasificado a ciudadanos enemigos como nosotros?

— Está bien. La información debe usarse después de todo.

Al escuchar su respuesta, Werwolf se quedó en silencio y soltó un pequeño suspiro,

probablemente de lamento.

Lena buscó este mapa en una pila de cajas de cartón que no estaban archivadas, y

nadie sabía dónde estaba antes de que ella lo encontrara. Nadie sabía si se había

perdido o si fue robado, y mucho menos fotocopiado, de seguro no era información

clasificada.

Hace nueve años, cuando comenzó la guerra, todas las fuerzas militares, incluidas las

de las líneas traseras, fueron llevadas al frente de batalla y fueron asesinadas. Por lo

tanto, la información y las posiciones estratégicas nunca se transmitieron

correctamente, dando como resultado la pérdida de mucha información.

Y el orgullo de los soldados profesionales, quienes debieron haber abordado estos

asuntos decisivamente, había desaparecido.

— Además, ninguno de ustedes son solo 86. Nunca los he llamado así...

— Sí, sí... ya están aquí.

Un ambiente tenso se encendía. Algunos de ellos parecían emocionados,

probablemente debido a la confianza como veteranos, o debido a las cantidades

masivas de adrenalina que se bombeaban en sus cuerpos durante una intensa batalla.

Los rugidos de los cañones perduraban en sus oídos a través de la audición

sincronizada.

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Eighty Six – Volumen 1 93

En el caótico campo de batalla, los destellos rojos comenzaron a disminuir en números.

El primer equipo de Spear Head se movía a través del bosque de la zona de batalla, y

aniquilaba a los Stier, los cuales tenían una potencia de fuego fuerte pero poca defensa

y movilidad. Mientras tanto, atraían a los Grauwolf y Löwe al bosque,

interceptándolos y derribándolos de uno en uno. Debido a los muchos obstáculos en

el bosque, Los Löwe tenían dificultades para retroceder, y siendo incapaces de

desplegar su movilidad habitual, su campo de tiro se veía muy obstaculizado. La

Legión se vio obligada a dispersarse en el espacio reducido, lo que provocaba una

pérdida de la ventaja numérica de su lado.

Para un espectador, ellos estarían muy familiarizados con sus acciones, pero, de hecho,

la batalla no era fácil para ellos. El Juggernaut pilotado por Kirschblüte apenas logró

evitar un disparo, se metió en un conjunto de árboles y trató de llegar a la izquierda

del Löwe.

Lena sintió inmediatamente un escalofrío. El posicionamiento del Löwe era un poco

extraño. Esa unidad enemiga no debería estar allí, dado dónde estaban ubicadas las

otras unidades enemigas. No había forma de que una sola unidad pudiera proporcionar

cobertura para las unidades circundantes.

Identificó frenéticamente hacia dónde se dirigía Kirschblüte, un área claramente

marcada en el mapa de la zona de batalla, la cual esta última no conocía, algo que

parecía estar cubierto,

— ¡No vayas allí, Kirschblüte!

— ¿Eh?

Pero ya era demasiado tarde para detenerla.

El punto que indica la posición de la Kirschblüte se detuvo de forma antinatural en el

radar.

—… ¿¡Qué!? ¿¡Un humedal...!?

Kaie se sacudió con fuerza debido a la inercia mientras su unidad se detuvo,

quejándose. Según la pantalla, parecía que las dos patas delanteras de su unidad

estaban hundidas profundamente en el suelo, pero se dio cuenta de que estaba parada

en los humedales, que solo se asemejaban a los pastizales debido al bosque oscuro.

Esta era una trampa mortal para un Juggernaut, ya que la presión que sus piernas

ejercen sobre el suelo era enorme.

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Eighty Six – Volumen 1 94

De todos modos, debería retirarme de aquí tan pronto como sea posible. Pensó

Kaie mientras sostenía sus controles de mando:

— ¡Kirschblüte! ¡Sal de ahí!

Ella alzó la cabeza ante la advertencia de Shin. Los sensores ópticos de Kirschblüte

se elevaron junto con sus ojos.

Ante ella estaba un Löwe.

—... Ah.

La distancia entre los dos era mínima, y el Löwe balanceaba sus patas delanteras.

Cruelmente. Los engranajes giratorios movieron las articulaciones, sin importar

cuanto gimiera la presa bajo sus pies.

— No.

Su voz era débil, como un niño al borde del llanto.

— No quiero morir.

Los engranajes giraron, y las enormes patas capaces de moverse rápido y soportar una

masa de cincuenta toneladas aplastaron el Kirschblüte.

Las uniones eran muy débiles, y una vez recibiera un impacto más allá de un límite,

la parte interna saldría volando. Esta cabina similar a una almeja, llamada la

"guillotina" por los procesadores, se separó como corresponde a su nombre.

Algo redondo cayó al suelo con un ruido sordo, rodó por el follaje y desapareció.

Después de un momento de shock, el sistema de comunicación se vio abrumado por

los gritos y la ira.

— ¿¡Kirschblüte!? ¡¡Mierda!!

— Undertaker, voy a recuperarla. ¡Dame un minuto! ¡No podemos dejarla así!

Shin respondió, su voz era tan tranquila como siempre, como el agua debajo de la

superficie helada de un lago en invierno.

— No tiene sentido, Snow Witch... es una trampa, y están al acecho.

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Eighty Six – Volumen 1 95

Los Löwe que habían matado a Kaie permanecieron ocultos allí. Era una táctica

común a menudo utilizada por los francotiradores, el apuntar un soldado herido o

cadáver en una posición obvia y matar a cualquier enemigo que venga a ayudarlo o

recuperarlo.

Ange no respondió, en su lugar golpeó el tablero con el puño, lo que generó sonido

sordo. Snow Witch continuó disparando granadas de 57 mm sobre Kirschblüte y el

área a su alrededor.

— Kirschblüte cayó en combate. Fafnir, ayuda al Equipo Cuatro... los enemigos son

pocos ahora, elimínalos antes de que abran una brecha.

— Entendido.

La respuesta tranquila no estaba envuelta en ira. Estas personas con Nombres clave

ya estaban demasiado acostumbradas a ver a sus aliados caer ante ellos, o como las

señales de sus aliados se perdían en el radar, tanto que no les sorprendía. La angustia

tendría que esperar su turno después de que terminara la batalla, ya que de lo contrario

acabarían muriendo también. Este maldito sentido de la racionalidad se forjó a través

de las llamas de la guerra, de modo que tenían que dejar de lado todos sus sentimientos,

a excepción de la necesidad de mantener la calma. Tal era la decisión que se tomó

después de estar acostumbrados a la locura del campo de batalla, ya que los humanos

estaban impregnados gradualmente con la subconsciencia de una máquina de combate.

Por un momento, en un abrir y cerrar de ojos, las arañas de cuatro patas crujieron,

emitiendo extraños pasos mientras entraban en la oscuridad del verdor.

Lo destruían todo, como un grupo de esqueletos errantes ante las Puertas del Hades,

para que después de la despedida, su camarada fallecida no se sintiera sola.

Poco después, las fuerzas de la Legión fueron liquidadas. Ninguno pudo retirarse, y

todos fueron eliminados sin dejar rastro, en una demostración de las voluntades de los

Procesadores. Lena sentía dolor en su corazón.

Hace dos días, hace apenas dos días, escuchó a la fallecida describir la majestuosa

escena de la lluvia de meteoritos con sus orgullosas palabras. El lamento surgía en su

corazón como una marea.

Si ella solo hubiera podido encontrar el mapa antes.

Si ella tan solo los hubiera alertado antes.

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Eighty Six – Volumen 1 96

— La batalla ha terminado. Buen trabajo a... todos.

Nadie respondió. Probablemente todos estaban angustiados.

— Con respecto a la muerte de Kirschblüte... mis más sinceras condolencias. Si solo

pudiera haber hecho un poco más...

En ese momento,

Un aterrador silencio vino del otro lado del Para-RAID.

— ¿... Condolencias?

La respuesta vino de Laughing Fox. Su voz era calmada, pero estrepitosa, haciendo

todo lo posible por controlar su rabia.

— ¿De qué nos das condolencias? ¿Qué son las muertes de uno o dos 86 para ti?

Una vez que te vayas a casa luego del trabajo, simplemente te olvidarás de eso y

cenarás feliz, ¿verdad? Todo lo que sabes es recitar bonitas palabras ¿¡Sabes cuán

vacías están!?

Por un momento, ella se sorprendió, sin saber lo que estaba diciendo, y sin saber cómo

debía responder.

No se sabía cuáles eran los sentimientos tenía Laughing Fox cuando Lena se quedó

sin palabras, él suspiró y continuó, con clara hostilidad, disgusto e ira.

— Dijiste que no discriminarías a los demás, que no pensabas en nosotros como

cerdos, que eras tan pura y justa. Eso solo es un juego para que quedes como una

Santa, ya estábamos hartos de ello. ¿Pero siquiera sabes cómo nos sentimos

nosotros? Acabamos de perder una compañera. No hay tiempo para que nos

entretengas con tu falsa bondad, ¿entiendes?

— Fal…

Falsa bondad

— ¿O crees que no sentimos nada solo porque una compañera murió? -Jaja, sí, ¡para

ti, los 86 son solo un puñado de cerdos que están debajo de los humanos, y que de

ninguna manera podemos razonar con ustedes!

— No…

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Eighty Six – Volumen 1 97

Las repentinas palabras dejaron completamente en blanco la mente de Lena.

— ¡No! ¡No trataba de...!

— ¿No? ¿Entonces qué más? Nos lanzan al campo de batalla como armas, nos hacen

luchar hasta la muerte y se esconden dentro de los muros, simplemente disfrutan del

espectáculo con una cara arrogante. Si eso no es llamarnos los cerdos 86, ¿entonces

qué es?

—...

Los sentimientos de los Procesadores se filtraron en su corazón a través del Para-

RAID.

Algunos estaban despreocupados, mientras que otros, como Laughing Fox, daban

sensaciones de diferentes niveles de frialdad, con malicia, disgusto y rechazo.

— ¿¡No nos llamas 86?! ¡Simplemente no nos has llamado así pero nos tratas como

así, eso es todo! A la mierda con eso de "proteger este país es nuestro orgullo como

ciudadanos, tenemos que responder al llamado" ¿Crees que hemos venido a luchar

una guerra por voluntad propia? ¿No será porque ustedes nos arrastraron hasta aquí

y nos obligaron a luchar? ¿Sabes cuántos millones murieron desde que comenzó la

guerra? No te importa terminar la guerra, sino solo decir esas lindas palabras todos

los días y pensar que eso es suficiente para pensar en nosotros como humanos. Tú...

Con una oración tras otra, Laughing Fox procedía a abofetearle la cara verbalmente.

Lena había asumido que pensaba en ellos como personas. Eso era todo. Lo que él dijo

a continuación era la prueba decisiva de que no lo hizo, expulsando sangre de su

luminoso y brillante corazón.

— Nunca te molestaste en preguntar ni siquiera nuestros nombres de todos modos,

¿o sí?

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Eighty Six – Volumen 1 98

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Eighty Six – Volumen 1 99

En ese momento, ella se olvidó de respirar.

— Ah...

Recordó las conversaciones que tuvieron y entró en estado de shock. Era cierto, ella

no sabía sus nombres, y nunca se los preguntó. No podía llamar a ninguno de ellos

por sus nombres, ni a Undertaker quien siempre respondía primero, o a la entusiasta

Kirschblüte. Y claramente nunca dio su nombre, solo se refería a sí misma como

Handler Uno, el nombre en clave que indicaba que ella era la Comandante y vigilante.

Nunca sintió nada malo en ello al respecto.

Tal acto era una falta de respeto entre los humanos, uno que era absolutamente

imperdonable, a menos que fuera por una pauta establecida.

Les había faltado el respeto sin darse cuenta.

El ganado debe ser tratado como ganado.

Recordó a su madre decir esto, y ella misma actuaba de esta manera. Aparte del hecho

de que nunca lo dijo, ¿qué tan diferente era de ella?

Su cuerpo comenzó a temblar. Las lágrimas brotaban de sus ojos, goteando como un

sendero de perlas sobre un hilo suelto. No pudo decir nada y ni siquiera llorar. Ella se

cubrió la boca con ambas manos. Había pisoteado inconscientemente a los demás, sin

sentir nunca remordimiento. Estaba aterrada al ver el feo rostro escondido en su

corazón, y estaba aterrorizada.

Werwolf, no, el chico Colorata a quien ella se refería como tal, cuyo nombre y

apariencia no conocía, habló en ese momento.

— Seo

— ¡Raiden! ¿¡Por qué habrías de proteger a esta cerda blanca!?

— Seeeo.

— Tch... Entendido.

Un chasquido de lengua sonó. La presencia de Laughing Fox desapareció del Para-

RAID.

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Eighty Six – Volumen 1 100

Werwolf dio un gran suspiro, expulsando todos los sentimientos de su corazón, y

dirigió sus palabras hacia ella.

— Handler Uno, desconéctate.

— ... Werwolf, erm.

— La batalla ha terminado. No tenemos el deber de ser comandados... lo que

Laughing Fox hizo fue demasiado, pero esto no significa que estemos dispuestos a

charlar contigo.

El frío tono no tenía intención de criticar, pero parecía excepcionalmente cruel para

los oídos de Lena.

Nunca la reprendió por su insolencia. Nunca la culpó, demostrando que la había

dejado ser como era. En cualquier caso, mientras fingían hablar, ella no tenía intención

de escuchar, y no sabían lo que estaba diciendo. Para él, ella era simplemente una

cerda similar a un humano. Ya se había dado por vencido.

—… Lo siento.

Ella reprimió el temblor de su voz mientras pronunciaba esas palabras, y después de

una pausa, se desconectó. Ninguno de ellos respondió a sus disculpas.

Después de desconectarse con la Handler y los demás escuadrones, Seo se sentía

insoportable.

Y luego, Ange finalmente se conectó con él.

— Seo.

—… Lo sé.

Se quejó. Él odiaba su propia respuesta inmadura y puso un rostro de ira.

— Entiendo cómo te sientes, pero fuiste demasiado lejos allí. Incluso si fuera verdad,

no debiste haberlo dicho.

— Entiendo... lo siento.

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Eighty Six – Volumen 1 101

Lo había entendido. Les había prometido a todos que no haría eso. No había necesidad

de enfatizar nada que ya se tuviera claro, y hasta ese momento había cumplido esta

promesa.

Expresó todo en su corazón con las palabras más duras que se le ocurrieron, pero su

corazón nunca pudo ser sofocado. En vez de eso, estaba cada vez más agitado, y eso

lo enfurecía. Las pronunciadas palabras también herían a sus irremplazables

compañeros de escuadrón, a los que él no debería haber lastimado.

Él rompió esa promesa. Rompió esa importante promesa, debido a esa maldita cerda

blanca.

Pero no pudo soportarlo. Porque seguramente fue debido a...

—¿… Es por tu antiguo líder de escuadrón?

—…Sí.

Recordó esa enorme espalda.

Cuando tenía 12 años y acababa de inscribirse, conoció al líder de su primer escuadrón.

Era alegre, animado y, aun así, excluido por todos en el escuadrón. En ese momento,

incluso Seo lo odiaba.

El nombre clave personal de Laughing Fox le fue heredado de él. En aquel entonces,

las habilidades de dibujo de Seo no eran decentes para nada, y solo podía hacer

garabatos de un Zorro sonriente bajo la cubierta del Juggernaut de su Líder,

convirtiéndolo en una burla.

Una vez escuchó a esa cerda blanca hablar como una Santa autoproclamada, con la

misma expresión de ese Líder, actuando compasiva por la muerte de Kaie, Seo ya no

pudo soportarlo más.

Un solo momento de impulso acabó en un resultado que no estaba dispuesto a ver.

—... Lo siento, Kaie.

Bajó los ojos cuando vio los restos quemados del Kirschblüte Había visto

innumerables cadáveres de sus compañeros, pero al ser ella, no podía sepultarla

aunque estuviera frente a él, y tampoco podía recuperar su cadáver.

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Eighty Six – Volumen 1 102

— Hice lo que hizo esa cerda blanca. Desperdicié tu sacrificio.

Y a ti, que te sentías tan orgullosa incluso después de pasar por tanto, y nunca te

quejaste de nada hasta el final.

Cada noche que un compañero de escuadrón moría, el resto estarían solos o en grupo,

estando de luto por los muertos a su modo. Nadie entró en la habitación de Shin.

La luz de la luna y de las muchas estrellas llegaba hasta la habitación, de modo que

no había necesidad de encender las luces. Shin tenía los ojos cerrados bajo esta fría

luz. De repente, escuchó un pequeño golpe en la ventana desde el exterior, y abrió sus

sangrientos ojos rojos.

Fuera de las ventanas de los cuarteles estaba Fido, extendiendo sus brazos de grúa en

lo alto, y junto con los manipuladores, le entregó la placa de metal de varios

centímetros de ancho.

— Gracias.

— Pi.

Shin recibió la placa, y Fido parpadeó con sus sensores ópticos, antes de chirriar

mientras giraba, y regresó al establecimiento de recuperación automatizada para

entregar el contenedor lleno de escombros. Tal era el trabajo real de un Recolector.

Una vez que colocó la placa de metal en un trozo de tela, se activó el Para-RAID.

Shin detuvo su mano al intentar ocultar la bolsa de tela con herramientas básicas y

frunció el ceño. Él era el único que estaba sincronizado y el resto del grupo en esta

base no se unió.

—...

Pero una vez ella contactó con él, no dijo nada, sino que tenía una sensación de dolor

y tristeza. Shin suspiró y preguntó:

— ¿Pasa algo, Handler Uno?

Parecía que los hombros de ella se sacudieron, pero permaneció en silencio,

probablemente con duda. A Shin no le importaba, esperando pacientemente que ella

hablara.

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Eighty Six – Volumen 1 103

Él continuó con su trabajo, y al cabo de un rato, la chica Handler finalmente soltó una

voz temblorosa. Esta vez, Shin no detuvo lo que estaba haciendo mientras escuchaba

la voz delicada y penetrante que aún temía el rechazo.

—... Erm...

Si él se hubiera negado, ella simplemente se desconectaría de modo obediente, así

pensaba.

Con esta idea en mente, Lena estaba aterrorizada al escuchar esa voz tranquila y

habitual

Una y otra vez intentó calmar su respiración, preparándose para hablar, y después de

varios intentos, finalmente dejó escapar una voz.

—... Erm, Undertaker, ¿ahora es conveniente...?

— Sí, seguro.

Era una voz serena, firme, monótona, y de corta respuesta.

Una vez que escuchó ese tono habitual, finalmente entendió que no era una muestra

de su calma, sino que simplemente se mantenía alejado de ella.

Ella bajó la cabeza, regañando su corazón por dudar debido al miedo.

Tal vez todavía era despreciable de su parte.

Ella debería haberse presentado a todos los miembros. Sin embargo, no tuvo el coraje

para tratar de contactarse con Laughing Fox o Werwolf, quienes seguramente no

volverían a conectarse.

— Mis disculpa. Por lo que pasó hoy día y todo lo anterior, lo siento mucho... erm.

Ella apretó sus puños, los cuales estaban colocados sobre sus rodillas.

— Me llamo Lena. Vladilena Millizé. Podría ser tarde para preguntarlo ahora... pero

¿me podrías decirme tu nombre...?

El silencio duró un rato.

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Eighty Six – Volumen 1 104

Lena sintió una total aprensión en este silencio. La voz que venía de lejos enfatizaba

este silencio ante ella.

—... Si te sientes mal por lo que Laughing Fox dijo...

La voz todavía estaba llena de frialdad. Era distante, directa y con una narración

objetiva.

— Entonces no tienes necesidad de hacerlo. Lo que dijo no es representativo de lo

que todos pensamos. Este no es un problema que solo tú causaste, y es poco probable

que hayas sido capaz de hacer algo por ti misma. Lo entendemos. Él te culpa de lo

que no pudiste hacer, no hay necesidad de pensar en ello.

— Pero... es mi culpa por no haberles preguntado a todos sus nombres.

— No hay necesidad de eso. La sincronización Para-RAID está diseñada para que la

<Legión> no nos espíe, pero sí debemos identificarnos a través de los nombres clave.

¿Por qué crees que los datos personales de los procesadores no se revelan?

Lena frunció los labios. No era difícil darse cuenta de la razón, aunque no era algo

glorioso para comenzar.

— Así los Handlers nunca pensarán en los Procesadores como humanos.

— Sí. La mayoría de los Handlers no vivirán más de un año. Es demasiada

responsabilidad para un solo Handler soportar tantas muertes. Probablemente

incluido esta.

— ¡Esto sería muy despreciable! Yo…

Ya se había recuperado, y su voz se consumió una vez más.

— Yo también soy despreciable... pero no quiero permanecer así cuanto pueda. Si

están dispuestos... ¿podrían por favor decirme sus nombres?

Shin solo pudo suspirar ante esta inesperadamente obstinada chica Handler.

— El verdadero nombre de la caída en combate de hoy, Kirschblüte, era Kaie Tanya.

— ¡...!

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Eighty Six – Volumen 1 105

Hubo un chillido claramente de asombro desde el otro extremo del Para-RAID, pero

se sofocó una vez se dio cuenta de que era el nombre de la chica que acababa de morir

el mismo día. En contraste, Shin dio los nombres de sus compañeros de escuadrón

con calma.

— El nombre del Vice-comandante Werwolf es Raiden Shuga. Laughing Fox es Seo

Lica. Snow Witch es Ange Ema. Gunslinger es Crenna Cucumila. Black Dog es Daiya

Iruma...

Después de que se les nombrara a los veinte compañeros de escuadrón, la Handler

concluyó,

— Soy Vladilena Millizé. Llámame Lena.

— Ya lo escuché justo ahora... ¿y tu rango es?

— Ah, sí. Comandante. Recién nombrada.

— Entonces, ¿está bien que te llame Comandante Millizé?

—…Cielos.

Lena dio una sonrisa irónica al escuchar la insistencia de Shin de llamarla su superior.

Y luego, habiendo finalmente pensado en algo, preguntó:

— Nadie parece estar a tu alrededor hoy... ¿qué estás haciendo?

Shin se quedó momentáneamente en silencio.

— Un nombre.

— ¿Eh?

— Estoy grabando el nombre de Kaie ahora... Los 86 no tenemos tumbas.

Levantó la pequeña placa de metal, la puso a la luz de la luna y la inspeccionó. La

aleación de aluminio rectangular tenía el nombre de Kaie grabado en ella, la parte

enrojecida contenía palabras negras sobre ella. Y sobre la imagen de una flor de cerezo

con cinco pétalos, la palabra Kirschblüte en su lengua nativa se escribió, el nombre

clave personal del Juggernaut de Kaie.

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Eighty Six – Volumen 1 106

— En el primer escuadrón en que estuve, hice la promesa con otros de grabar los

nombres de esos caídos en combate sobre los escombros de sus unidades, y quienes

sobrevivieran debían mantenerlos. Los que finalmente siguieran vivos llevarían las

piezas de esos muertos.

Inicialmente, no podían obtener los restos de algunas unidades, y solo pudieron usar

otras placas de metal o tablas de madera para reemplazarlos, y grabar los nombres de

los muertos con clavos, como prueba de que alguna vez existieron.

Una vez que Fido supo esto, comenzó a comprometerse a obtener los restos de las

unidades. También aprendió a cortar la marca personal de los muertos que se ubicaban

en el fondo de la cubierta.

Todas las placas de metal, incluidas las de los miembros de su escuadrón inicial y los

difuntos con quienes se topó luego, estaban en la caja de herramientas ubicada en la

cabina del Undertaker. Todo lo que quería hacer era cumplir con la promesa que hizo

con ellos.

— En aquel entonces, quien logró vivir hasta el final fui yo. Luego estuve en otro

escuadrón y terminé siendo el único vivo nuevamente. Así que tengo que llevarlos

conmigo. Necesito mantener a los camaradas que lucharon a mi lado todo el tiempo.

Lena sintió una repentina sacudida en su corazón cuando escuchó esa voz tranquila.

De repente comprendió que, a diferencia de antes, el equilibrio en su voz no era lo

que lo hacía que se inmutara.

Y ella se avergonzó rápidamente de esto.

Simplemente aceptó las innumerables muertes de quienes lo rodeaban. Nunca lamentó

sus muertes, porque simplemente las aceptaba y los llevaba con él.

Durante el día, él no simplemente reconoció que un compañero de escuadrón había

muerto ni llorado hasta quedar seco por su muerte. Él simplemente tomó la muerte de

ella con calma, y eso era realmente más admirable.

— ¿Cuántos han muerto hasta este momento...?

— Quinientos sesenta y uno, incluyendo a Kaie.

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Eighty Six – Volumen 1 107

Él respondió de inmediato, y ella frunció los labios. No recordaba los números de los

que habían muerto bajo su mando. No eran muchos, pero si se le preguntara, podría

no ser capaz de recordarlos con precisión.

—... Entonces es por eso que te llaman Undertaker15.

— Esa es una de las razones.

Solo podía recordar a sus compañeros difuntos, siendo incapaz de construirles tumbas,

y plasmar sus recuerdos y pensamientos de ellos sobre las placas de aluminio.

No era de extrañar que él fuera tan adorado. Este chico, llamado Undertaker, era muy

amable.

Al pensar en esto, Lena de repente abrió los ojos.

— Erm, Undertaker.

Pero incluso en este momento, Shin no se dio cuenta de cómo lo había expresado con

tan poco cuidado y preocupación por todo lo demás. Esto no solo aplicaba en Lena,

sino también en él mismo.

— No recuerdo haber escuchado tu nombre...

Shin parpadeó. ¿No estás dispuesto a decírmelo? ella preguntó, pero ese no era el

caso. Simplemente se le había olvidado decirlo.

— Lo siento. Shinei Nouzen.

Para Shin, su nombre o nombre clave personal eran solo marcadores de identificación

para él, y no le importaba como se lo nombrara. Él simplemente respondió, solo para

levantar los ojos una vez que oyó a Lena jadear.

— ¿¡Nouzen...!?

Lena repitió ese nombre aturdido.

¡Pammm! Hubo un sonido como si la silla de ella se hubiera derrumbado cuando de

repente se paró.

15 Ya es un poco tarde pero vale la pena recordar que Undertaker significa aquella persona que prepara los actos fúnebres de alguien.

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Eighty Six – Volumen 1 108

— ¿Conoces a alguien llamado Shourei Nouzen? ¡Su nombre en clave personal es

Dullahan, con la marca personal de un caballero esqueleto blanco sin cabeza...!

Shin abrió ligeramente los ojos.

— Demos un vistazo al campo de batalla, Lena. Revisa lo que está sucediendo allí.

Ese día, el Coronel Vaclav Millizé de la República llevó a su hija única, Vladilena, de

diez años, a la primera línea en un avión de exploración.

—... ¿Estamos en medio de la guerra, padre?

—Si por supuesto. Y al mismo tiempo, estamos haciendo algo extremadamente

inhumano.

Vaclav era uno de los pocos supervivientes del ejército de la República. Los

subordinados que estaban bajo su mando luchaban por sus familias y compañeros,

llenándose las manos de sangre y, sin embargo, su amado país introdujo una ley cruel

que pisoteaba sus ideales.

Consideraron que algunas de sus personas, a quienes deberían proteger, no eran

humanos, y los expulsaron, obligándolos a luchar.

Él no pudo olvidar un incidente que ocurrió en una ciudad determinada.

Se apresuraron en reclutar nuevo personal para reemplazar a sus soldados que fueron

eliminados, y la mayoría de los nuevos eran desempleados debido a las tendencias

psicóticas y la pereza, siendo carentes de educación, y la primera misión que

recibieron fue expulsar a los ciudadanos junto con ellos, usando armas. La moral

lastimosamente pequeña que tenían se agotó, y todos los escuadrones comenzaron a

ser violentos en todas partes.

Todavía recordaba a esos descarados que dispararon a unos padres hasta su muerte

ante los ojos de sus hijas.

La imagen de la posiblemente hermana mayor, negándose a llorar con sus ojos helados,

y la hermana menor observó gritando suplicas de que se detuvieran quedó impresa en

la mente de Vaclav.

Era poco probable que perdonaran alguna vez a los Albas y la República.

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Eighty Six – Volumen 1 109

— Si pudiéramos apresurarnos y detener esto...

El avión explorador no estaba volando demasiado rápido, de modo que su hija

pequeña podía ver todo más allá del Gran Muro.

Los ciudadanos que vivían en la primera zona legislativa difícilmente salían. El avión

explorador volaba sobre las fábricas de producción a lo largo de los barrancos

montañosos situados al borde de las zonas, atravesando los generadores de energía

solar, generadores geotérmicos, generadores de energía eólica, y atravesando el Gran

muro que permanecía alto y majestuoso como las montañas. Lena abrió los ojos al ver

este paisaje por primera vez en su vida. Sin embargo, una vez que el avión voló sobre

los cielos de la zona de contención, observó los pésimos cuarteles rodeados de cercas

de alambre y minas sobre las praderas mientras el ocaso brillaba sobre ella, y sus ojos

parecían cada vez más sombríos, a diferencia del entusiasmo que mostraba antes.

Vaclav sonrió cuando vio a su hija mirar hacia afuera con una mirada sombría. Una

doncella tan inteligente; ella podía observar, aprender y pensar por sí misma, incluso

sin que otros le enseñaran.

Era un delito utilizar un artefacto militar para uso personal, y tener a un civil sin

permiso, pero no le importaba. El ejército real de la República consistía en fallas con

fracasados usando vestimentas militares, gastando su tiempo de trabajo en diversión

y juegos de azar para irse de fiesta luego del trabajo.

— Baja un poco y ve un poco más lejos hacia las líneas de frente. Quiero mostrarle a

mi hija cómo es un campo de batalla.

Le dijo al piloto, quien sostenía el control de mando. Un avión de exploración casi no

tenía la posibilidad de volar más allá de las ochenta y cinco zonas legislativas, y como

no había muchas posibilidades de volar más lejos, el piloto aceptó entusiasmado

asintiendo sin pensar demasiado.

— Entendido, Coronel... pero el área debería ser una zona de exclusión aérea

establecida por el equipo de logística, ¿cierto?

— Está bien. No estamos volando en un área de pelea. Será de noche si seguimos

volando a esta velocidad. La Legión no se moverá.

Normalmente la Legión solo actuaba durante el día, ya que su energía se generaba a

través de la electricidad. Los enemigos de tipo generador en la zona controlada, los

almirantes, producían paquetes de energía para las fuerzas de combate en el día, y si

las unidades se quedaban sin energía durante la batalla, podrían recargarla a través de

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Eighty Six – Volumen 1 110

paneles solares. Ya que la electricidad no se podía generar en la noche, serían

derribados una vez que se les acabara la electricidad. Por lo tanto, normalmente

evitarían pelear en la noche.

Mientras Vaclav quería mostrarle a Lena cuán intensa sería una batalla contra la

Legión.

Nada se comparaba con la seguridad de su hija. Mientras la observaba, ella hizo una

mueca.

Sin embargo, Vaclav cometió un error.

Subconscientemente podría haber asumido que solo los 86 se iban a sacrificar en el

campo de batalla, y no le importaba demasiado.

La Legión los rodeaba, su contacto con los otros países estaba bloqueado, y no podían

desplegar aviones de combate para atacar objetivos terrestres enemigos.

Los Stachelschwein. Estas eran unidades antiaéreas móviles de la Legión desplegadas

en todas partes de la República y en cualquier otro lugar justo cuando comenzó la

guerra, escondidas en medio de los Eintagsfliege.

Las brillantes luces del campo de batalla iluminaban el cielo negro y las llamas rojas

se dispersaron junto con una explosión ensordecedora.

Las hojas del rotor del ala izquierda fueron golpeadas cuando el avión explorador dejó

escapar un rastro de llamas, perdió el equilibrio y cayó gradualmente hacia el suelo.

Un líder de escuadrón patrullaba por la noche cuando presenció esta escena.

—... Oye, había un avión explorador.

— ¿Eh? Ohh, olvídalo, Dullahan. Probablemente algún cerdo idiota volaba un avión

para ver las líneas del frente. ¿No es genial que los 86 veamos morir a varios de esos

cerdos blancos?

El líder no escuchó sus palabras, sino que cerró la compuerta de su cabina y activó su

amada unidad. Tenía un sangriento cabello de color rojo e iris de color negro oscuro

en sus ojos.

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Eighty Six – Volumen 1 111

— Oye Dullahan...

— Los salvaré... continuaré con la patrulla.

Un mar de fuego la rodeaba cuando abrió los ojos.

Las manos de Lena estaban en el suelo mientras apoyaba su cuerpo, encontrándose

aturdida.

Todo estaba ardiendo, y su padre no se movía en medio de las llamas, porque todo lo

que estaba sobre su torso había desaparecido.

Ella escuchó las llamadas desde el exterior y salió de la cabina.

Ante ella estaba un enorme monstruo, solo pudo verlo cuando levantó su cabeza, su

exterior reflejaba una color plateado y agudo en medio de las llamas.

Los ojos rojos y sangrientos brillaban como el cristal, y las ametralladoras montadas

sobre sus hombros tenían un color terriblemente profundo. Las articulaciones

parecidas a un gusano se movían de forma errática, y su figura saltó en el aire, de una

manera repulsiva.

El piloto del avión, no muy lejos, estaba gritando algo, y levantó el rifle de asalto en

su cintura, apretando el gatillo con locura. La mayoría de las balas no impactaron, y

las pocas simplemente rozaron la armadura. El Ameise no prestó atención mientras se

acercaba lentamente a él, y con indiferencia movió sus patas delanteras hacia delante.

En ese momento, la parte superior del cuerpo del piloto fue cortada, y la sangre

salpicaba desde la región cortada como un géiser, separándose de la parte inferior del

cuerpo.

La unidad del sensor óptico de Ameise volvió a mirar a Lena nuevamente.

Ella solo pudo retroceder al fondo. En ese momento,

— ¡Si alguien de allí todavía está vivo, agáchese!

Un gran rugido resonó a través de los parlantes. Una araña de cuatro patas atacó

dejando un rastro de fuego, disparando en la oscuridad de la noche y las llamas rojas

del fondo.

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Eighty Six – Volumen 1 112

La marca personal del caballero esqueleto blanco sin cabeza, adornaba el costado de

la araña ante los ojos de Lena.

Levantó las ametralladoras pesadas en sus brazos de combate y comenzó a disparar.

Las ametralladoras pesadas rugieron, ensordeciendo el oído.

El rifle de asalto que el soldado acababa de usar era un simple juguete en comparación

con el de ellos. Las balas de la ametralladora pesada podían disparar fácilmente a

través de paredes de concreto y tanques blindados, y se dirigieron hacia el Ameise

como una fuerte ráfaga, antes de que éste pudiera dar la vuelta.

La delgada armadura de Ameise fue rasgada de inmediato, convirtiéndose en una

pieza de chatarra totalmente deformada.

Lena, todavía aturdida en medio del fuego de las ametralladoras pesadas, levantó la

cabeza y vio que la enorme araña se acercaba hacia ella.

— ¿Estás bien?

Ella estaba cada vez más aterrorizada cuando escuchó al monstruo hablar con una voz

y lenguaje humano, permaneciendo en silencio y encogiéndose de hombros. El cuerpo

de la araña se partió en dos, se abrió la escotilla y alguien apareció desde dentro.

Era un chico, de aproximadamente veinte años, con el sangriento pelo color rojo, un

cuerpo esbelto y gafas de color verde oscuro.

El hermano mayor que acababa de salvarla se llamaba Shourei Nouzen.

Ella llegó a la entrada del lugar que él llamaba base. Había muchas arañas mecánicas

dentro de la base, y las estrellas llenaban el cielo nocturno. Era una escena que no se

podía ver en la primera zona legislativa.

Había otros allí, pero este hermano mayor le había advertido que no se acercara a ellos.

Ninguno de ellos se había acercado a ella, solo la fulminaban con la mirada a lo lejos,

lo que la dejaba un poco aterrorizada.

Una vez que escuchó a este hermano mayor decir su nombre, Lena parpadeó. Ella

nunca había oído hablar de este nombre.

—... Ese es un nombre extraño.

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Eighty Six – Volumen 1 113

— Sí. Escuché que incluso en el Imperio, solo el clan de mi padre usa este raro apellido.

El nombre también es extraño.

El hermano mayor se encogió de hombros con una sonrisa irónica.

— Llámame Ray. Ese no es un buen nombre que quieras leer ¿eh? Parece ser un

nombre tradicional de mi familia, pero es demasiado extraño para la República.

— ¿No eres ciudadano de la República, hermano mayor?

— Mis padres nacieron en el Imperio, mientras que mi hermano menor y yo nacimos

en la República... sí, tengo un hermano, de la misma edad que tú... ya debería haber

crecido justo ahora.

Ray estaba sonriendo mientras decía esto, pero se veía tan solo. Sus ojos estaban

llenos de nostalgia y amargura, como si estuviera mirando no muy lejos.

— ¿No lo has visto?

—… Sí. No puedo volver.

Hasta el final de su servicio, los 86 nunca podrían volver, y no descansaban ningún

día. En aquel entonces, Lena no lo sabía.

¿Tienes hambre? él preguntó, y recordó que aún no había comido, pero ella que no

sentía hambre y negó con la cabeza. Los ojos de Ray se volvieron serios, deberías

poder tomar algo dulce, ¿verdad? Puso un trozo de chocolate en agua caliente y se lo

entregó. Aunque era joven, Lena se dio cuenta de que ese trato era raro en lugares así.

—... Mi padre me dijo una vez.

— ¿Hm?

— Que hicimos cosas crueles con los Colorata. Tú eres uno también, hermano mayor.

¿Por qué me salvaste?

Ray tenía una expresión desgarradora en su rostro cuando la niña le hizo esta pregunta

directa. Esta última había visto tal rostro antes, la cara de un adulto que le trataría de

responder una pregunta compleja.

—... Bueno, justo ahora estamos siendo cruelmente tratados, nuestra libertad nos fue

arrebatada y nuestra dignidad pisoteada. Esto es imperdonable para cualquier persona,

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Eighty Six – Volumen 1 114

y aquellos que hicieron eso son imperdonables. Nos trataron así, catalogándonos de

inferiores a ciudadanos humanos, esos barbaros, violentos y despreciables cerdos.

La fría e impresionable ira parpadeó sobre esos ojos negros por un momento, pero se

desvanecieron en un instante. Tomó una taza, bebió un sorbo de agua e intentó

tragarse esa rabia.

— Pero nacimos en este país y nos criamos en él como ciudadanos de la República.

Era una oración tranquila llena de determinación y dureza, resonando en los oídos de

Lena.

— Nadie lo admite ahora, pero es por eso que tenemos que demostrarlo nosotros

mismos. Luchar para proteger a nuestro país es nuestro deber y honor como

ciudadanos. Es por eso que luchamos y somos capaces de protegernos durante la

batalla. Nos protegeremos... y de ninguna manera haremos algo peor que aquellos que

solo hablan.

Lena parpadeó, estando confundida. Batallar, proteger, y demostrar. Sin embargo, los

enemigos eran unos enormes monstruos.

— ¿No tienes miedo...?

— Claro que tengo. Pero si no peleo, no podré vivir.

Se encogió de hombros y sonrió, levantó la cabeza y miró el cielo estrellado.

Las estrellas llenaban cada rincón del cielo nocturno, reluciendo, dando como

resultado un terrorífico silencio. Apareciendo entre las estrellas había un vacío

interminable, una noche digna.

La sonrisa desapareció de la cara de Ray. Con cada palabra, él señaló un solemne

juramento.

— No moriré y no puedo morir. Tengo que vivir, para encontrar a mi hermano menor.

Hasta el día de hoy, Lena, de dieciséis años, aún podía recordar la mirada seria y las

palabras de Ray.

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Eighty Six – Volumen 1 115

Y cuando se enteró de un nombre familiar similar al suyo, se puso de pie emocionada,

sin importarle que la silla se hubiera derrumbado, o que su taza de té hubiera caído y

se hubiera hecho pedazos.

Ray había mencionado que su apellido era raro incluso en el Imperio, y Lena nunca

había conocido a nadie más llamado Nouzen. Este chico con un nombre similar podría

ser familiar de Ray, o incluso aquel que tenía la misma edad que ella:

Finalmente, Shin habló.

Parecía haberse quedado momentáneamente atónito, porque era la primera vez que

ella escuchaba una voz tan estupefacta por parte de él.

—... Ese es mi hermano mayor.

— Hermano mayor... entonces...

No lo he visto, dijo. Quiero verlo, dijo. Esa persona juró una vez hacerlo.

Ya veo, entonces él es el hermano menor.

— Él dijo que realmente quería conocerte, que tenía que volver... ¿puedo preguntarte

cómo está tu hermano mayor?

Lena preguntó ansiosamente, porque estaba abrumada por la nostalgia, pero la voz de

Shin había vuelto a ser helada.

— Él murió. Hace cinco años. En el frente oriental.

Ah

—…Mis disculpas.

— No.

Fue una breve respuesta de él que implicaba que realmente no pasaba nada.

Lena estaba un poco confundida por la forma en que la actitud de Shin era tan diferente

a la de Ray cuando este último habló sobre el primero. Permaneció en silencio, pero

no parecía ser distante, como si estuviera familiarizado con la muerte.

Mientras se preguntaba qué debería decir, Shin habló en voz baja.

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Eighty Six – Volumen 1 116

— Me preguntaste, ¿qué quiero hacer una vez que me retire, verdad?

— Ah, sí.

— Realmente no hay nada que quisiera hacer, ya sea ahora o cuando me retire. Sin

embargo, hay algo que tengo que hacer... Necesito encontrar a mi hermano mayor.

Lo he estado buscando en los últimos cinco años.

Lena ladeó la cabeza en confusión. Él sabía que su hermano había muerto, de modo

que eso significaba,

— ¿Quieres encontrar... su cuerpo?

Él parecía un poco agitado. No era una sonrisa, sino más como una burla, una muy

helada y sin corazón en comparación con antes.

Sus ojos eran tan atrayentes como una afilada y aterradora cuchilla de hielo, llena de

locura.

— No.

Al día siguiente.

Después de escuchar una breve explicación de Shin, la Handler se sincronizó con el

escuadrón, se disculpó y les pidió que dijeran sus nombres, uno por uno. Esto hizo

que Seo se pusiera realmente incómodo.

—... Shin, ¿te importaría no hacer nada innecesario?

— Te estás arrepintiendo ahora, ¿verdad? No deberías haber dicho eso de todos modos.

Daiya mostró una sonrisa, mientras que Ange mostraba una mirada tierna en sus ojos.

Maldición Crenna, ¿por qué miras y actúas como si no tuviera nada que ver contigo?

Estabas tan enojada como yo. Le habrías gritado si yo no lo hubiera hecho.

— Escuché que eres la Comandante Millizé. ¿Shin no te dijo ya nuestros nombres?

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Eighty Six – Volumen 1 117

— Los escuché de él. Pero nunca escuché que ninguno de ustedes mencionara sus

nombres.

Entonces, ¿no puedes llamarnos por nuestros nombres hasta que te hayamos

perdonado? Eres problemática.

Shin permaneció en silencio, y Lena sonaba como una chica que se encogía de

hombros, esperando ser regañada, porque sabía que estaba equivocada. Seo mostró

una mirada frustrada, ya sea porque estaba molesto o porque no cooperaba.

— El Líder que me fue asignado por primera vez a nuestro escuadrón...

Este repentino cambio de tema dejó a Lena un poco perturbada, pero él continuó,

— Era tan feliz como un idiota, y era un soldado que para comenzar... era un Alba.

Pudo oír un suspiro desde el otro extremo del Para-RAID.

— Sobrevivió a las primeras defensas y dijo que era extraño que solo los 86 luchasen,

así que llegó a las líneas del frente. Mis compañeros de equipo nunca dijeron nada

frente a él, pero lo maldecían a sus espaldas muchas veces. De todos modos, él en

verdad era irritante, muy irritante de hecho. Decía que todos eran procesadores, pero

él fue quien eligió venir aquí, mientras que nosotros nunca tuvimos otra opción. Aun

si vino aquí, podría haber regresado a su casa si se cansara de esto. Todos nos

enojamos cada vez que fingía ser uno de nosotros. Todos apostaban cuando agotaría

toda su compasión y regresaría.

—...

— Pero todos estábamos equivocados. Ese líder nunca se retiró, incluso hasta el final.

Murió sin regresar. Protegió a los otros Procesadores, se quedó atrás y murió.

El último en escuchar sus palabras fue Seo. Él era el más cercano al líder cuando lo

dejaron atrás, y en ese momento, este lo contactó a través del comunicador

inalámbrico, pidiéndole que lo escuchara, incluso si no prestaba atención a sus

palabras.

— Sé que ustedes me odian. Es normal, no diré nada al respecto.

— Por supuesto que ustedes me odian. No vine aquí a ayudarlos, después de todo, y

tampoco a salvarlos.

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Eighty Six – Volumen 1 118

— Solo siento que si los dejo pelear, nunca podré perdonarme a mí mismo. Tengo

miedo de volverme así. Llegué a este campo de batalla por mi propio bien y, por

supuesto, no seré perdonado.

— Nunca me perdonen.

De repente, el comunicador inalámbrico se llenó de estática, y el silencio empezó. Seo

finalmente entendió que ese Líder sabía que un día así llegaría, y que nunca más se

sincronizaría con ellos en el Para-RAID. Ya había tomado una decisión, que cuando

regresara al campo de batalla por segunda vez, moriría en batalla y nunca regresaría.

Seo se arrepintió, lamentó no poder decir unas pocas palabras al líder. Incluso en este

momento, se arrepintió.

— Mira, no quiero que hagas lo mismo que ese líder. Solo quiero decir que mientras

permanezcas allí detrás de las paredes, nunca serás igual a nosotros, y que nunca

seremos compañeros tuyos, eso es todo.

Una vez dijo lo que quería decir, dio un estirón. Era claramente un pasado de él que

todos los demás sabían, lo había explicado por sí mismo y era algo que había pensado

muchas veces. En este punto, no estaría de más que él dijera esto.

— Eso es todo lo que tengo que decir aquí... Ahh, soy Seo Lica. Solo llámame Seo, o

Lica, o tu lindo cerdo de mierda, o como quieras.

— Este no es un asunto trivial... Me disculpo, por todo lo ocurrido ayer, de verdad.

— Ya es suficiente. Cielos, eres molesta.

— Entonces, cuando Kaie hablaba sobre esas buenas personas... ¿a quién se refería?

— No solo a ese líder. Eso va para todos los que regresaron a pelear, como él.

Todos los demás también luchaban contra este mundo trágico, creado por los de su

especie.

—...

Raiden luego se presentó.

— Aquí el Vice-comandante Raiden... primero, tengo que disculparme. Pensábamos

que nos mostrabas lástima y actuabas como una santa cuando seguías contactándonos

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Eighty Six – Volumen 1 119

todas las noches, y nos reíamos de ti, como unos idiotas que nunca supieron lo

pretenciosa que eras. Todos tenemos que disculparnos por eso. Fue nuestro error. Y

también…

Los ojos negros y metálicos se estrecharon fríamente.

— Como dijo Seo, no pensamos en ti como iguales, ni como una compañera. Eres la

idiota que nos pisoteó y decía palabras tan bonitas desde lo alto. Eso nunca cambiará,

y no podemos cambiar nuestra opinión. Si deseas que algunas personas continúen

pasando tiempo contigo, no nos importaría hacerlo durante el tiempo libre, pero

personalmente no recomiendo hacerlo. Realmente no eres apta para ser una Handler...

mejor renuncia tan pronto como sea posible.

Lena soltó una pequeña risa.

— Si no es mucha la molestia, permíteme invadir tu tiempo libre.

Raiden sonrió con ironía. Su feroz rostro parecido a un lobo estaba lleno de una rara

marca de emoción humana.

— Eres una idiota sin remedio también... Ah sí. Envía el mapa. Lo olvidaste después

de llorar toda la noche, ¿verdad?

Esta vez, Lena sonrió de nuevo.

— Inmediatamente.

Mientras escuchaba las conversaciones con indiferencia, Shin recordó las palabras

que dijo Lena.

Shourei Nouzen.

Un nombre que no había escuchado en mucho tiempo.

Nunca pensó que volvería a oír ese nombre. Casi lo había olvidado por completo. Shin

nunca llamó a esa persona por su nombre, ni siquiera hasta el final.

Sin querer, su mano derecha buscó la bufanda envuelta alrededor de su cuello.

Hermano.

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Eighty Six – Volumen 1 120

Capítulo 4

El caballero sin cabeza I

Todos los integrantes de su escuadrón habían muerto, él solo había venido para

esconderse en las calles de una ciudad abandonada, y cuando llegó la noche, la nieve

comenzó a caer.

Shin estaba en una biblioteca abandonada, apoyando la espalda sobre el Juggernaut

que tenía innumerables marcas en su armadura, la unidad databa de cuando fue

reclutado por primera vez hace un año, se encontraba en un sueño ligero mientras

esperaba el amanecer.

Para el pequeño cuerpo de un chico de 12 años, el frío de una noche nevada era apenas

tolerable. La biblioteca no colapsaba, ya que las gruesas y pesadas paredes se

mantenían firmes. Encontró una fina manta en una sección de archivos sin ventanas

en la biblioteca y se cubrió con ella. La Legión, que aún merodeaba por las ruinas

hasta hace un momento, comenzó su retirada para evitar quedarse sin energía y

terminar enterrada en la nieve, por lo cual debería poder regresar a la base con

seguridad una vez llegara el día. Por alguna razón, sin embargo, el Recolector que

pertenecía a su antiguo escuadrón, al que llamaba Fido, siempre estaba tan aferrado a

él, y siempre era el primero en encontrarlo.

De repente, fue llamado por alguien y abrió los ojos.

Desde que escapó de la muerte, pudo escuchar las voces de los muertos. Aunque no

muy típicamente podía escuchar voz alguna, también podía sentir que lo estaban

llamando.

Era una llamada que había desaparecido hacía mucho tiempo, una que pensaba que

nunca volvería a escuchar.

Lo atraía y él salió.

Las calles de metal negro y piedra de color gris oscuro estaban cubiertas

principalmente de blanco puro, dejando atrás una silueta. La nieve no tenía voz ni

aliento, solo caía sobre su rostro, revoloteaba y se amontonaba mientras teñía las calles,

los escombros e incluso la noche negra, como si un demonio blanco estuviera

alborotándose silenciosamente. El hermoso paisaje parecía haber vuelto blancas las

almas.

Al pasar por las calles de nieve y escombros, llegó a la plaza central de la ciudad.

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Eighty Six – Volumen 1 121

Y en el medio había una iglesia, una de sus dos torres se había derrumbado, y en la

nieve blanca, parecía estar un enorme esqueleto en la oscuridad. Así que llegó ante él.

Un Juggernaut destrozado se había derrumbado en el suelo, como un esqueleto caído.

La cubierta ya no estaba y todo lo que quedaba era una armadura que se había

deformado debido al clima; apenas podía ver la marca personal de un caballero

esqueleto sin cabeza.

Pisoteaba la nieve mientras se acercaba, mirando hacia la cabina.

—…Hermano.

¿Cómo lo sabía? Incluso si se le preguntara, no podría decir más que solo era su

instinto. Shin simplemente estaba convencido de que era un hecho, y no había

necesidad de excusas o razones para explicar el por qué.

La pequeña cabina negra se llenaba lentamente de blanco. Bajó la cabeza y encontró

los huesos descoloridos de su hermano que yacían dentro, pero este no tenía cabeza.

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Eighty Six – Volumen 1 122

Capítulo 5

Mihi noment est, quia multi sumus – Es mi nombre, porque somos muchos.

Lena se despertó al escuchar un mensaje de notificación de su terminal, se sentó

erguida y estiró su cuerpo. El mensaje permanecía activo, la pantalla holográfica

mostraba la imagen de la cámara de un arma, y las impresiones del informe de batalla

formando un mar de papeles.

Su ventana se inclinaba hacia el oriente, y la luz del sol brillaba a través de las cortinas,

iluminando la habitación. Recogió la delgada bata que fue arrojaba sobre la manta

hecha de material transparente, se la puso, peinó su cabello simplemente con la mano

y se levantó de la cama.

Luego abrió el correo y descubrió que era de Anett.

— El próximo mes es el aniversario de la Revolución. Vayamos a una fiesta de gala

durante nuestro próximo descanso.

Después de una pequeña pausa, ella envió una respuesta,

— Lo siento. Estoy algo ocupada recientemente. Por favor, invítame la próxima vez.

Anett respondió rápidamente.

— Solo decía, Lena. Es que ya no apareces a menudo.

Y luego Anett envió otro mensaje,

— Incluso si trabajas duro por los 86, no ganarás nada, ¿sabes?

Lena giró la cabeza y miró hacia atrás.

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Eighty Six – Volumen 1 123

Ella había estado analizando los registros de batalla del escuadrón Spear Head hasta

que se durmió. Los informes de batalla eran concisos y explicativos. La destreza e

inteligencia del autor se transmitía claramente con los informes, que fueron enviaron

junto con los archivos de datos provenientes de una cámara durante la misión del

Juggernaut. Aunque los informes de la patrulla estaban desprovistos de contenido

como de costumbre, el material era un preciado tesoro de información estratégica que

debía ser utilizado en las batallas contra la Legión.

Seguramente no obtenían beneficio alguno.

Esta información definitivamente permitiría que todos regresaran a salvo.

— Lo siento.

— Estaría bien que asistieras a ese evento, ¿verdad?

Shin pulía el rifle de asalto que generalmente era colocado en la cabina de su

Juggernaut mientras respondía vagamente a quien se encontraba del otro extremo del

Para-RAID. Además de su contacto a diario y sus informes, charlaban de vez en

cuando. El informe indicaba que debería ser el momento para que patrullasen.

Estaba atardeciendo, y él estaba en la litera del cuartel. El gatito había sido dejado en

el exterior, ya que de lo contrario podría tocar las piezas del arma en la habitación,

por lo cual la puerta estaba asegurada.

— ¿Pero y si atacaran en ese momento?

Lena hizo un puchero en respuesta. Uno tendría que preguntarse si era demasiado

seria o inflexible.

— Nos las arreglaremos.

— Además, no es razonable estar en una fiesta mientras estamos en guerra.

— Probablemente hay una cierta zona en plena batalla en estos momentos. Pero

cualquier cosa dentro del Gran Muro no afectará a las líneas de frente.

Empujó el pasador, quitó el cerrojo y lo puso en un paño tendido. Un rifle de asalto

casi no le haría daño a la Legión, pero ciertamente no significaba que fuera inútil.

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Eighty Six – Volumen 1 124

Sería la única cosa confiable como último recurso, y por lo tanto, su mantenimiento

diario era necesario.

— Creo que está bien que participes. Aunque estoy agradecido de que nos seas de

ayuda al analizar al enemigo, esto no es algo que debería quitarte tu tiempo libre.

Lena de repente se calló una vez que dijo eso,

— ¿Estoy haciendo algo innecesario...?

— No, has sido de gran ayuda.

Él estaba diciendo la verdad. Nunca perdería su tiempo en una Handler inútil tratando

de sentirse bien con sí mismo.

— Además, conocemos las líneas de frente, eso es todo. Es beneficioso contar con una

oficial que ha sido entrenada militarmente para analizar una enorme extensión.

—…Gracias al cielo.

— Pero no hay necesidad de que le dediques todo el tiempo a esto.

Shin prácticamente podía ver a Lena fruncir los labios infelizmente, sacó el cerrojo

del extractor, y mientras lo hacía, respondió en un tono suave.

— Si te involucras demasiado en el campo de batalla, terminarás como nosotros.

Lena suspiró ante las palabras de Shin, insegura de si bromeaba o era sincero. Ella no

tenía intención de ser graciosa.

— Te gusta bromear de vez en cuando, Capitán Nouzen... entendido. Trataré de

disfrutar esa aburrida fiesta, o el dolor de llevar tacones altos con un vestido.

Ella respondió con esta broma, y Shin parecía reírse.

— ¿Dijiste festival del aniversario de la revolución? Recuerdo un evento así.

— ¿En serio?

Shin hizo una pausa.

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Eighty Six – Volumen 1 125

—... Recuerdo que hay fuegos artificiales, ¿verdad? Eso pasa en el jardín con una

fuente, justo en frente del palacio.

Lena levantó la cabeza.

— Sí. Es en el Palacio presidencial Lune en la primera zona legislativa... ¿Antes vivías

en la primera zona?

La primera zona contenía áreas residenciales lujosas que existían desde la época

imperial, y la mayoría de los residentes allí eran descendientes de familias que

vivieron allí en ese entonces los Albas, que solían ser de la realeza, lo ocuparon en su

mayoría, e incluso hace nueve años, era raro ver a un Colorata allí.

Tal vez pude haberlo conocido antes, pensó ella, y hubo algo de tristeza en su corazón.

— Realmente no lo recuerdo, pero creo que es correcto. Creo que fui con mi familia...

en ese entonces, mi hermano me llevaba de la mano.

Ah, Lena se encogió. Ella lo había arruinado nuevamente.

— Mis disculpas.

—… ¿Por qué te disculpas?

— Realmente soy una insensible. En ese momento también... mencioné a tu hermano

y tus padres...

— Ahh.

Lena estaba decaída, y el tono de Shin era tan brusco y distante como de costumbre.

— Está bien. Ya me he olvidado de ellos.

— ¿Eh?

— Realmente no recuerdo a mi familia. Puedo recordar algunas cosas más o menos,

pero en su mayoría he olvidado sus rostros y voces.

— ...

Lena no creía que Shin fuera deliberadamente insensible.

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Eighty Six – Volumen 1 126

Probablemente era muy joven cuando se despidió de su familia. Después de eso, pasó

otros cinco años luchando por su vida.

En el caótico campo de batalla, se puede esperar que olvidase recuerdos preciosos.

En ese momento, ella pareció visualizar a un niño solitario parado en medio de un

campo de batalla en ruinas, sin saber a dónde debería ir.

— Él dijo que tenía que regresar con vida, regresar a ti.

Lena intentó transmitir esas palabras con la mayor precisión posible, ya que recordaba

lo que dijo Ray dijo, y su apariencia al decirlo.

El Para-RAID transfería la voz a través de la conciencia compartida, y también las

emociones de una conversación cara a cara. Esperaba transmitirle sus sentimientos.

Ray podría haber desaparecido de los recuerdos de Shin, pero Lena todavía lo

recordaba. Aún podía visualizar su silueta, sus palabras y su corazón amable.

— Obviamente él te echa de menos, diciendo que "Probablemente te diste por

vencido". Puedo sentir que te trataba como alguien importante de la familia. Tu

hermano realmente quería volver contigo.

—… Esperemos que sí.

Respondió después de este largo silencio, vacilante de una manera que no era visible

fácilmente. Parecía que mientras él esperaba eso, entendió completamente que ese

deseo ya no podía ser otorgado.

— ¿Capitán…?

Shin no respondió. Lena se dio cuenta de que era un tema que no debiera tocar, y no

dijo nada. El suave golpeteo del metal era lo único que se escuchaba de vez en cuando

en este silencio.

Y una vez que escuchó este sonido distintivo, más fuerte, Lena inclinó su cabeza. Eso

era…

— Capitán, ¿está limpiando un rifle justo ahora?

Shin hizo una pausa.

—…Sí.

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Eighty Six – Volumen 1 127

— Debería ser el momento de patrullar, ¿no?

Este último no respondió.

No es de extrañar que no hubiera nada importante en los informes de la patrulla.

Entonces Lena suspiró.

Sin embargo, las acciones del escuadrón Spear Head eran excepcionalmente rápidas,

y uno tendría que preguntarse si eran capaces de detectar a la Legión sin el uso de un

radar. Aún no había preguntado sobre esto.

— Ya que has determinado que no hay necesidad de eso, supongo que no es necesario...

y en cuanto al rifle...

Oficialmente, a los 86 se les prohibió usar rifles.

— Has determinado que hay una necesidad de usar eso. No diré nada al respecto, sigue

con el mantenimiento requerido.

—… Mis disculpas.

Lena escuchó algo de confusión en la voz, y parpadeó.

— Erm, ¿dije algo raro?

— No... Pensé que estabas hirviendo de ira.

Él estaba sorprendido después de todo, por lo cual Lena se sobresaltó.

Desde el momento en que tomó el mando, ella había exigido que se presentaran

informes detallados y oportunos y, a menudo, se lamentaba de que sus colegas del

Cuartel Militar Nacional fueran tan laxos y despreocupados.

— Yo... no seré tan rígida con las reglas y regulaciones sin sentido. Repito, respetaré

tu decisión si has decidido que será beneficioso para el combate.

Además, yo no soy el que pelea. No tengo derecho de regañarlos.

Ella tuvo este fugaz pensamiento, y negó con la cabeza, desviándose del tema.

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Eighty Six – Volumen 1 128

— Hay cierta necesidad de mantener cuidadosamente las armas a mano para el campo

de batalla. Pensamos que los rifles de asalto fabricados por la República son

demasiado pesados y nadie los usa realmente, ni siquiera en el entrenamiento.

El Ejército de la República requería de balas con gran calibre debido a la potencia de

fuego necesaria para combatir las fuerzas blindadas. Por lo tanto, todos los modelos

de armas eran pesados, hechos con metales resistentes.

Sin embargo, Shin se sorprendió.

— ¿Pesado? ¿Dijiste que el arma es pesada?

Al principio, Lena quedó desconcertada por su voz extremadamente perpleja, y luego

lo comprendió.

Sí, es un chico. Ese peso no debería molestarle...

Y en el momento en que ella entendió esto, se sintió extrañamente nerviosa.

Hablando de eso, nunca había hablado con un chico de su edad durante tanto tiempo.

— ¿… Comandante?

El Para-RAID podría transmitir las emociones de una conversación cara a cara. Shin

probablemente podría sentir a Lena sonrojarse.

— Yo... No es nada. Erm.

De repente, el estado de ánimo en el otro extremo cambió.

No hubo ningún sonido, pero Lena pudo sentir a Shin de pie, mirando a lo lejos.

—... ¿Capitán Nouzen?

— Por favor, prepárate para tomar el mando.

Echó un vistazo a su terminal de Inteligencia que no mostraba ninguna alerta. Sin

embargo, Shin sonaba convencido.

— La Legión ya viene.

Shin ya estaba sincronizado con Lena, por lo cual Lena participó en esta reunión.

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Eighty Six – Volumen 1 129

Una vez escuchó la explicación sobre varios aspectos, incluidos números de enemigos,

formaciones y rutas de ataque, ¿crearon una estrategia con tan poca información

disponible? se quedó estupefacta y, al mismo tiempo, propuso una estrategia para esta

operación. Una vez que fue hecha, la reunión finalizó y comenzó la operación.

— Las principales fuerzas enemigas están compuestas solo por Grauwolfs.

A todas las unidades se les tendería una emboscada. Lena comparó la información

que había obtenido de los exploradores de las líneas del frente con las señales de radar

y los registros de batalla; hizo una deducción con respecto a la laxa composición

enemiga.

Teniendo en cuenta las tasas de producción y mantenimiento, los Löwes destruidos

en la última batalla pueden no haber sido todos reconstruidos. Y es difícil imaginar

que el enemigo tenga a los Stier liderando el ataque.

Los Stier no tenían movilidad, y prácticamente ninguna armadura. Era una unidad

típicamente utilizada para emboscadas. Debido a su parecido con los Löwes, a

menudo se los confundía con estos últimos cuando los observaron por primera vez, y

los humanos lograban derrotarlos.

— Las granadas de los Juggernauts no tienen ningún efecto contra los Löwes, pero

que usen la armadura más ligera del Grauwolfs como escudo para los Scorpions es

algo con poca efectividad. Creo que si eliminamos a los Ameise primero, no deberían

ser una amenaza.

— Werwolf a todas las unidades. Confirmado. Es exactamente como la Comandante

había imaginado.

Era Raiden el que hablaba, quien había salido a explorar. Parecía impresionado y

atónito.

— Pero en serio... ¿hablas de tasas de producción y mantenimiento? ¿Dormiste lo

suficiente?

Shin habló de repente.

— Comandante, apaga el Para-RAID esta vez.

— ¿Eh?

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Eighty Six – Volumen 1 130

— Se acerca un campo de batalla caótico, especialmente porque vamos a estar

luchando contra varios Grauwolfs. Hay demasiados enemigos... será peligroso que

permanezcas sincronizada conmigo.

Mientras Shin hablaba fluidamente con acento Republicano, Lena no comprendía.

¿Qué, acaba de decir?

¿Muchas ovejas negras?

— Si quieres, escúchame, te lo explicaré una vez que esta batalla termine. Así que por

favor, vete ahora.

La pelea estaba por comenzar, y era comprensible que no tuviera tiempo para

explicaciones. Sin embargo, Lena estaba descontenta con esta orden.

— No te has desconectado de los otros compañeros de escuadrón, ¿verdad? Los

Eintagsfliege todavía están presentes y las comunicaciones inalámbricas pueden fallar.

No me desconectaré.

Ella se negaba a hacerlo. Shin probablemente quería decirle algo, pero se tragó sus

palabras una vez que vio a la Legión acercarse.

—... Te lo advertí.

Después de decir esta línea sombría, el Juggernaut de Undertaker se puso de pie.

Como dijo Shin, el campo de batalla era caótico, y los indicadores que indicaban los

aliados y enemigos se entrelazaban en el radar que apenas funcionaba y que se veía

afectado por la interferencia. Lena siguió mirando el monitor, cubriéndose una oreja

con una mano. Por alguna razón, el ruido era anormalmente agudo. O bien era un

sonido que venía de su habitación, o eran los sonidos que Shin y los demás escuchaban

en el campo de batalla. ¿Que era ese ruido?

Los puntos rojos indicaban a los enemigos, y se acercaban a los puntos azules

indicados como aliados, incluido Undertaker, la unidad de Shin. Ambos bandos se

estaban acercando el uno al otro en el campo de batalla, muy a lo lejos, dentro del

alcance del combate. Ambos puntos chocaron, y en ese momento-

Una voz desconocida resonó estridentemente en los oídos.

— Mamá.

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Eighty Six – Volumen 1 131

Esa voz era vacía y fugaz, el murmullo de una persona moribunda que decía esto con

su último aliento.

Lena se detuvo, congelada en su posición. Sin embargo, la voz siguió resonando, los

recuerdos persistentes y los sentimientos que desaparecían con una bocanada de humo

ante la Muerte, mientras una voz vacía gritó,

—Mamá. Mamá. Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá

mamá mamá mamá...

— ¿Eh?

Sentía como se le erizaba el cabello.

Se cubrió las orejas con ambas manos, pero no tenía sentido ya que la voz provenía

del Para-RAID. El llamado de un niño moribundo buscando a su madre se filtraba

como una ola. El grito inteligible invadía su conciencia como un deslizamiento de

tierra, repitiéndose una y otra vez. Una explosión contundente y fuerte cortó la voz

que llamaba a la madre, y voces similares hicieron eco rápidamente.

— Sálvenme sálvenme sálvenme sálvenme sálvenme sálvenme sálvenme sálvenme

sálvenme sálvenme sálvenme.

— Quema quema quema quema quema quema quema quema quema quema quema

quema quema quema quema quema quema.

— No... No... No no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no no.

— Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá mamá.

— No quiero morir. No quiero morir No quiero morir, no quiero morir, no quiero

morir, no quiero morir, no quiero morir.

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Eighty Six – Volumen 1 132

— N-No... ¡Nooooo...!

Muchas voces agonizantes se arremolinaban como un vórtice, devorando en silencio

todos los restos de racionalidad y pensamiento. Entre ellos, sonó la voz de Shin.

— ¡Comandante! ¡Desconéctate ahora! ¡Comandante Millizé!

El chico generalmente calmado mostraba un matiz de extraña ansiedad en su llamada,

pero no podía llegar a los oídos de la aterrada Lena. Ella se cubría las orejas por el

dolor, encogiéndose con el impulso de escapar, y soltó un grito ronco. Sin embargo,

estaba perdiendo su última pizca de cordura en medio de las interminables oleadas de

gritos moribundos.

— ¡Tch!

Shin chasqueó la lengua y se desconectó. Las voces moribundas se desvanecieron.

— ...... Ah...

Ella rígidamente levantó la cabeza, y con cuidado aflojó sus manos... no podía oír

nada. Ella se había desconectado de todos los procesadores.

En su miedo y respiración frenética, lentamente abrió los ojos y miró la sala de control,

y encontraba como un niño que se cayó al suelo.

¿…Qué fue eso…?

No eran las voces de los procesadores sincronizados. Ninguna de esas voces

pertenecía a ellos, y eran mucho más en números.

Y entre los gritos interminables, ella pudo identificar uno.

-No quiero morir.

—... Kirschblüte... ¿Kaie...?

Shin se desconectó de Lena y luchaba contra un gran cúmulo de "Ovejas negras".

Entrecerró los ojos mientras las voces agonizantes saturaban sus oídos. La mayoría de

los enemigos eran Grauwolfs, y las cuchillas de alta frecuencia que tenían podían

cortar la armadura como si fueran agua. Por lo tanto, tardó en desconectarse ya que

tuvo que lidiar con los ataques que se aproximaban.

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Eighty Six – Volumen 1 133

Gritos, suspiros, gemidos, rugidos. Se escuchaba todo tipo de voces ensordecedoras

cuando estaban cerca, tanto que pudo identificar una voz. Seo pudo escuchar una de

ellos a través de su Para-RAID, y gritó,

— ¡Maldición…! ¡Esa era Kaie...!

Shin podía sentir algunos jadeos. El comunicador estaba lleno de conmoción.

— ¿¡Kaie...!? ¿Se la llevaron...?

— Maldita sea... ¡Ange, ya deberías superarlo...!

Ignoró los furiosos gritos de sus compañeros de escuadrón e identificó la ubicación

de "Kaie". A diferencia de los otros que solo escuchaban esto a través del Para-RAID,

solo Shin podía localizarla.

Podía identificar fácilmente dónde estaba, sin tener que enfocar su oído. La precisión

de su oído era sobrehumana, capaz de encontrar una aguja en un pajar.

Y quien estaba más cerca de ella era Crenna.

— Gunslinger, a las dos en punto, distancia de ochocientos. Líder del escuadrón con

quince unidades, el segundo Grauwolf de la derecha.

—… Entendido.

Después de un disparo de cañón, la voz de un alma que se había permanecido incluso

después de la muerte, la suplicante voz de Kaie que suplicaba vivir finalmente

desapareció, cuando la destrucción la trajo de vuelta a las puertas de Hades.

Shin permanecía en el torbellino de resentimientos y gritos, suspirando con lástima,

— Una batalla para velar a los muertos, eh.

Las almas de los Muertos nunca se irían hasta que fueran destruidas.

Parecían anhelar irse al consuelo que merecían.

Esa chica Handler probablemente nunca volverá a ponerse en contacto con nosotros...

Shin momentáneamente sintió algo de remordimiento, y frunció el ceño.

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Eighty Six – Volumen 1 134

Para cuando ella reunió el coraje para sincronizarse de nuevo, el sol ya se había puesto.

Cada vez que tenía ganas de hacerlo, su corazón se llenaba de mucho miedo, al igual

que sentía náuseas. Solo podía hacer una pausa, tranquilizarse e intentar nuevamente,

lavarse el rostro y seguir repitiéndolo. Solo cuando llegó el anochecer, cuando ya no

quedaban luces en el frente, finalmente envió una transmisión.

¿Les estaré causando un inconveniente en hablarles tan tarde? Pensó, e hizo un gran

esfuerzo para alejar esos pensamientos. Si lo dejaba para mañana, podría vacilar con

las mismas excusas otra vez, y no tendría el valor para sincronizarse de nuevo.

Respiró hondo para contener su respiración frenética y activó el Para-RAID.

Afortunadamente, él no estaba dormido, y ella logró acceder. Solo había una persona

en el otro extremo.

Era quien le dijo que se desconectara, y le advirtió que no permaneciera sincronizada.

Por sentido común, él era a quien ella le tenía que preguntar.

—... Capitán Nouzen.

Sentía que Shin abrió los ojos.

— Soy Millizé. Erm, ¿podemos hablar ahora?

Hubo una breve pausa.

Y por alguna razón, pudo oír algo de agua durante este momento, como si lloviera.

—... Estoy en las duchas.

— ¿¡Eh!?

Era la primera vez que Lena se encontraba dando un grito tan sobresaltado.

Tenía las orejas completamente rojas y, aunque quería responder, su lengua no se

movía y había dejado de pensar. Quedó aterrorizada de una manera diferente en

comparación con las primeras horas del día, y finalmente dijo algunas palabras.

— L-lo siento, erm, ya está tarde... Me desconectaré de inmediato.

— No.

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Eighty Six – Volumen 1 135

La voz de Shin estaba tan calmada como siempre, y era un poco irritante para Lena.

— En realidad no me importa, y me iré a dormir una vez termine de ducharme. Si

pasa algo, solo pregunta. Además, no te preocupes.

— ¿En… serio? Entonces…

Aun así, el padre de Lena murió hace mucho, y ella no tenía hermanos ni amante. Esta

situación era demasiado extraña para ella. Así que decidió hablar, sintiendo que su

rostro todavía seguía acalorándose.

— Ah... sí, eh, ¿cómo estuvo la batalla? ¿Hubo alguna baja? ¿O, caídos en combate...?

— Para nada... ¿es eso todo lo que quieres preguntar?

— Es que…

No importa cuán intensas fueran, no había seguridad de que pudieran regresar de la

batalla contra la Legión en una sola pieza.

Además, luchaban contra los ecos de los gritos, estaba completamente aterrorizada de

imaginar que el escuadrón habría sido aniquilado, y que nadie estaría conectado si

intentaba sincronizar.

— Capitán... la voz que escuché durante la batalla de hoy era de….

Una vez dijo eso, sintió un escalofrío en su cuerpo.

Había algo de ruido en el ambiente de la transmisión, como de costumbre. Sonaba

como un susurro en un bosque profundo o una charla a lo lejos.

Y en este punto, esa charla se parecía a un grupo de innumerables voces de muertos.

Finalmente entendió por qué a Shin se le llamaba Undertaker, el por qué los Handlers

anteriores estaban completamente aterrados de él.

La razón eran esas voces.

— ¿Qué, eran esas...?

— ...

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Eighty Six – Volumen 1 136

El sonido del agua solo hizo eco en la pausa.

— En el pasado, yo había muerto.

De la nada, surgió un dolor sordo en el cuello de ella, como si la estuvieran

estrangulando brutalmente.

El dolor no provenía de los propios sentidos de Lena, sino a través del Para-RAID...

en otras palabras, eran los recuerdos de Shin.

— Mejor dicho, diré que morí una vez en aquel entonces. Así que puedo escuchar las

voces de las almas que perecieron y que aún permanecen en este mundo... porque soy

como ellos.

—... Fantasmas.

De repente, recordó el accidente por el que pasó el padre de Anett.

Aumentó la tasa de activación nerviosa del Para-RAID al valor máximo teórico, y

cayó en la conciencia del mundo entero, siendo incapaz de regresar nunca más.

Si ese fuera el caso, si todos los muertos debieran regresar al profundo mundo sin

fondo, entonces aquellos al borde de la muerte, que casi caen al abismo, podrían

establecer contacto con las otras cosas dentro de ese abismo, así de fácil como usar

un Para-RAID. Por ejemplo, los fantasmas que nunca perecían por la eternidad,

aquellos que habían caído en el fondo del abismo después de la muerte y aquellos que

residían en los cuerpos aun luchando por salir.

Pero eso era...

— La Legión... ¿verdad?

Ella escuchó los sonidos de cuando los Grauwolfs estaban justo frente de Shin. Antes

de la batalla, Shin había dicho:

— La Legión, son fantasmas. Perdieron su propósito como armas cuando el Imperio

fue destruido, no tenían misión ni necesidad de cumplir con sus obligaciones, pero

continúan perdurando en este mundo... son los fantasmas que pertenecen al ejército

de un país destruido.

—... Espera, entonces la razón por la que eres capaz de detectar la Legión es...

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Eighty Six – Volumen 1 137

— Sí, puedo escuchar sus voces. Cuando se acercan, puedo escucharlos, incluso

cuando estoy durmiendo.

— ¡Espera, por favor…!

Gritó Lena. Acababa de mencionar algo que simplemente no podía pasar.

¿Puede escuchar cuando se acercan aún si la base enemiga más cercana está a cierta

distancia de la suya? ¿¡Puede decir cuántos de la Legión se mueven dentro de ese

rango!?

Las voces de los Muertos eran como pasos distantes o como el susurro de las hojas.

Debido a que el Para-RAID se ajustó al valor mínimo, ella solo podía escuchar la voz

de aquella persona con la que estaba sincronizada, los sonidos que se encontraran a

cierta distancia de los sincronizados y sonidos fuertes.

Para Lena, cada vez que se sincronizaba con Shin, el ruido de fondo simplemente

parecía estar mezclado con ella... ¿pero qué opinaba Shin al respecto?

— ¿Cuántas voces puedes escuchar ahora, Shin? ¿Qué tan grande es el alcance, y de

cuánto...?

— No podría decir la distancia exacta, pero puedo escuchar a toda la Legión dentro

de las antiguas tierras de la República... Puedo escuchar algunas voces de aún más

lejos, pero no puedo entender que dicen.

Ese mundo estaba más allá de la imaginación.

Incluso si una sola voz era un murmullo, se incluía dentro de los números totales de

la Legión.

Los había estado escuchando todo el tiempo, incluso mientras dormía.

— ¿No... te molesta?

— Me acostumbré a ello desde hace mucho tiempo.

— ¿Desde cuándo…?

Él no respondió, entonces Lena hizo la siguiente pregunta,

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Eighty Six – Volumen 1 138

— Escuché la voz de la teniente Kaie Tanya. ¿Eso es porque, ella... se ha convertido

en un fantasma también?

Había algo de desconcierto en sus palabras. Este hecho le resultaba tan surrealista.

Tras una breve pausa el sonido del agua se detuvo, y parecía que estaba quitando el

agua de su cabello.

— El gobierno de la República determinó que esta guerra terminará en otros dos

años como máximo, ¿verdad?

— Eh, sí... ¿cómo lo supiste?

Lena estaba un poco perturbada con respecto al repentino cambio en la conversación,

pero asintió de todos modos. El gobierno no revelaba esto, para evitar que los

procesadores tuvieran esperanza.

— Lo escuché de Seo. Él lo escuchó de su antiguo Capitán... la CPU de la Legión fue

diseñada para tener una vida útil limitada, con menos de dos años. ¿Estoy en lo cierto?

—…Sí.

El Sistema Nervioso Central de la Legión consistía en nanomáquinas fluidas que

imitaban el sistema nervioso de un mamífero, y le otorgaban la capacidad de

procesamiento similar al sistema neural de un gran mamífero. Sin embargo, en los

planos que mantenían estas estructuras, había un límite de tiempo impuesto y un

proceso de autodestrucción que no se podía eliminar.

— Una vez que escuché la explicación de Seo, lo entendí. La Legión eran como

máquinas, nada más. Entonces, un día empecé a escuchar voces humanas. Puedo

suponer lo que sucedió, pero no sabía por qué lo hicieron.

Entonces escuchó el sonido del cabello siendo secado de una manera simple que una

mujer no podría imaginar, seguido por el suave sonido de tela siendo frotada. Era

obvio que la ropa era de baja calidad, áspera y rígida.

— Si los planos del Sistema Nervioso Central desaparecieron, simplemente podrían

buscar un reemplazo... y lo que se puede usar para reemplazarlo está justo frente a

ellos.

—¿… Es eso?

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Eighty Six – Volumen 1 139

— Sí. Nuestro sistema nervioso central es excepcionalmente avanzado incluso entre

todos los mamíferos. El cerebro humano.

Un momento de reflexión fue suficiente para dejar a Lena asqueada. Esto iba mucho

más allá de lo grotesco; era una profanación total de la dignidad humana. Por el

contrario, Shin se mantuvo calmado como de costumbre.

— Creo que es una réplica de un cerebro humano. El cerebro de una persona muerta

se pudre rápidamente, y no hay muchos cadáveres bien conservados que puedan ser

utilizados, y mucho menos aquellos con el cerebro intacto. De hecho, ya nos

enfrentamos a la Legión con las mismas voces. Supongo que Kaie debería estar al

otro lado.

La chica ya no estaba viva, su súplica permanecía sellada en una máquina,

repitiéndose como una caja musical.

— Entonces, aunque digo que son fantasmas, son diferentes a lo normal. Diría que

en lugar de eso son más bien un residuo. No tienen la voluntad de los humanos ni la

intención de comunicarse. Lo que replicaron fue el cerebro de los Muertos en sus

últimos momentos. Sus pensamientos son solo una repetición de ese momento, y se

convirtieron en fantasmas que residen en la Legión.

—…Como ovejas negras…

— Sí, ovejas negras, poseídas por fantasmas, se mezclan entre las ovejas blancas que

componen en sí a la Legión. En este momento, las ovejas negras ya han superado por

mucho a las ovejas blancas.

A pesar de que comenzaron a pudrirse desde el momento de la muerte, el cerebro

humano era el más avanzado entre los mamíferos. El Sistema Nervioso Central de la

Legión imitaba el cerebro humano, y seguramente sus capacidades eran superiores.

Aunque los planos habían fallado una y otra vez, las incesantes voces de los Muertos

mostraban que las ovejas negras se multiplicaban más rápido en número.

Ella tenía la sensación de que Shin sentía lástima por la Legión, ya que habían perdido

su ciudad natal, la razón para seguir luchando y la razón de existir, sin embargo, eran

fantasmas mecánicos, recogiendo cadáveres, y siempre luchando como se define en

sus parámetros.

—... De alguna manera puedo entender la razón por la cual siguen atacando a la

República.

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Eighty Six – Volumen 1 140

— ¿Eh?

— Son fantasmas. Deberían haber desaparecido, pero aún permanecen, hasta que

sean aniquilados. Supongo que quieren volver, y es por eso que están atacando a los

que también son fantasmas ante ellos, queriendo llevárselos con ellos.

— ¿Fantasmas...?

¿A quién se refería?

¿A los 86 que permanecían con vida, pero no eran considerados humanos, y no eran

diferentes a los muertos en la sociedad?

— La República murió hace nueve años, ¿verdad? ¿Se puede encontrar aún el

espíritu de la bandera de cinco colores que formaba la base del país?

Las palabras tranquilas de Shin contenían su crítica mordaz que atacaba directamente

a su hogar.

Libertad, igualdad, fraternidad, justicia y pureza. Sin ninguna razón racional,

degradaron a las personas en clases, y no sentían vergüenza ni lástima de que millones

perdieran la vida. Este país había perdido durante mucho tiempo su derecho a exaltar

sus valores.

La República declaró su propia desaparición. Murió completamente hace nueve años,

en el momento en que algunas personas persiguieron a diferentes grupos.

Tal vez Shin podía oír la voz de los que habían muerto, y sin embargo permanecía la

voz del enorme fantasma llamado la República.

Lena no tenía nada que decir al respecto. Después de una breve pausa, Shin habló de

repente, su voz era directa como siempre, narrando lo que parecía ser un hecho bien

establecido.

— Comandante, ustedes perderán esta guerra.

Él no dijo "nosotros".

— ¿Qué quieres decir?

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Eighty Six – Volumen 1 141

— Digo que la Legión podría no dejar de funcionar solo porque su Sistema Nervioso

Central esté desactivado. De hecho, puedo sentir que sus números no disminuyen,

sino que aumentan... Además, ¿qué hay de los 86? ¿Cuántos quedamos?

Lena no podía responder. No lo sabía. La República nunca los contó.

— Supongo que los únicos que quedan son dos o tres años más jóvenes que nosotros.

Una vez que fueron detenidos en los campos de concentración, pocos 86 se

reprodujeron, y la mitad de los bebés moría en ese entonces.

Los 86 que eran adultos fueron detenidos y prácticamente fueron aniquilados dos años

después de luchar. Ninguno de los soldados reclutados sobrevivió, y los otros que se

movilizaron para construir el Gran Muro fueron sometidos a duras condiciones,

obligados a realizar duras labores a mano destinadas a agotarlos, y perecieron como

resultado. Los ancianos y enfermos, que no tenían ningún uso particular para nadie,

fallecieron durante estos nueve años.

—¿... Por qué? ¿los bebés también...?

— ¿Preguntas por las tasas de mortalidad de los bebés, en un entorno sin adecuados

servicios médicos?... En el campo de concentración en el que estuve, ninguno de los

bebés sobrevivió al primer invierno, y supongo que lo mismo pasó en los otros

campamentos. De los bebés supervivientes, la mitad de ellos fueron vendidos.

— ¿Vendidos?

— Sí, por algunos soldados y 86, los cambiaron por dinero. Aunque no sé si eran

vendidos en su totalidad o por partes.

Solo un poco más tarde, Lena entendió el significado. Sintió como su cara palidecía.

En otras palabras, en esta República, había personas que ridiculizaban a los 86 como

cerdos, hacían lo que quisieran con los hijos de esos cerdos, y usaban sus órganos para

extender sus vidas.

Todo lo que quedaba eran adolescentes, preadolescentes, y eran enviados al campo de

batalla, hasta que ya no pudieron pelear.

— La Legión no bajará en número, pero los 86 perecerán. Cuando eso suceda,

¿ustedes serán capaces de pelear? No saben cómo pelear, ni entienden las

formaciones de batalla. Sin pensarlo dos veces, reclutaron a los 86 y solo pagaron el

gasto militar ¿Creen que serán capaces de armarse de valor y luchar como nosotros?

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Eighty Six – Volumen 1 142

Probablemente no, dijo Shin en tono de burla.

No se estaba burlando de los que infligían el dolor a los demás y sufrirían la misma

situación; se estaba burlando de los que solo se preocupaban por los beneficios que

tenían frente a ellos, ignorando la realidad, residiendo en el breve y furtivo consuelo,

y que se habían degradado a no más que criaturas retrasadas sin capacidad de

protegerse.

— Si nadie está dispuesto a ofrecerse como voluntario, el reclutamiento forzado será

la única salida. Bajo el establecimiento de la República, esto solo se hará en el último

momento, cuando el peligro sea inminente. Para entonces, será demasiado tarde... un

defecto de su republicanismo moderno es que las decisiones no se pueden tomar a

menos que sea una cuestión de vida o muerte.

Lena seguía imaginando una imagen clara y realista de la derrota cuando Shin dijo

esto, y negó frenéticamente con la cabeza para quitarse esa idea, tratando de negarlo.

No era porque tuviera un motivo para refutarlo, sino porque no podía aceptar la

posibilidad repentina e inimaginable de que su país desaparecería en unos pocos años.

— ¡P-Pero, la Legión detectada está disminuyendo en número! Ya está a la mitad

comparada con años anteriores...

— Ese es el número que se puede detectar dentro de su alcance, ¿verdad? Debido a

la interferencia electrónica las 24 horas de los Eintagsfliege, no se puede detectar

todo, desde el área contenida hasta las profundidades del territorio de la Legión. Es

cierto que los números de Legión en el frente de batalla han estado cayendo, pero eso

es porque no están no enviando más que los números necesarios. En un extremo,

continúan batallando en una guerra de agotamiento, mientras que, por otro lado,

reservan más fuerzas en la retaguardia y estas aumentan en número.

Solo había un objetivo.

Preservar su fuerza, cesar la guerra de agotamiento que los acababa, y lanzar un ataque

a gran escala, rompiendo las defensas de la República con un solo ataque.

— Pero la Legión no tiene la inteligencia para tomar tales decisiones.

— Querrás decir que no la tenía. Esa es otra razón para la derrota de ustedes.

A diferencia de la respuesta patética de Lena, la voz de Shin se mantenía tranquila y

despreocupada.

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Eighty Six – Volumen 1 143

— Hay pocos cadáveres con la cabeza intacta, pero en este campo de batalla, hay

millones de cadáveres que no fueron recuperados, y es posible encontrar una cabeza

que no se haya podrido. Para los humanos, es fácil tomar la decisión de crear fuerzas

cuando se lucha contra un enemigo que no puede ser derrotado de otra forma.

Entonces, suponiendo que haya unidades de Legión con inteligencia a la par de los

humanos, ¿qué sucederá después?

— ¡...!

Existirían las ovejas negras debido a que la Legión que había replicado la estructura

del cerebro humano. Incluso después de pudrirse, tendrían mejores capacidades que

el Sistema Nervioso Central.

Entonces, ¿qué pasaría si encontraran una manera de ser inmortales, que pudieran

encontrar un cerebro humano que aún no se pudriera?

— A esas unidades de la Legión las llamamos "Pastores". La Legión son soldados

que tienen la tarea de actuar, pero los Pastores son los comandantes que lideran estas

almas muertas. En este punto, hemos luchado contra algunos escuadrones enemigos

liderados por Pastores, y son mucho más bizarros que aquellos sin líder. No tienen

comparación.

— Espera. ¿Quieres decir que esas máquinas no son solo una suposición, que

realmente existen? Puedes-

— Sí, puedo escucharlos. Las voces de estos comandantes llegan desde muy lejos, y

puedo distinguirlas fácilmente incluso entre unidades enemigas. Hay docenas de

comandantes a lo largo de todos los campos de batalla, y en nuestra Primera Zona

de Batalla hay uno.

En ese momento, la voz de Shin se volvió escalofriantemente fría, como una espada

que refleja la luz de la luna, emitiendo una presencia filosa, peligrosa y maníaca

similar a cuando mencionó a su hermano muerto.

Estaba aterrorizada. La República sería aniquilada, por su incompetencia e insensatez,

porque millones fueron enviados al campo de batalla y perecieron, porque sus tobillos

ya estaban siendo agarrados por las almas muertas de los 86, y porque fueron

demasiado negligentes al prohibirles enterrarlos.

— P-Pero.

De repente, Lena habló, como si pensara en algo.

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Eighty Six – Volumen 1 144

— Eso sucederá... solo si todos ustedes mueren, ¿verdad?

Shin parpadeó.

— Sí.

— Entonces, si podemos vencer a la Legión antes de eso, no sucederá. Si tú... el

Escuadrón Spear Head puede descubrir dónde se esconde la Legión y la ataca... no es

del todo imposible, ¿verdad?

Si no fuera por ellos, ¿quién más podría luchar en los más duros ataques de la Legión?

— Con suficiente mano de obra, equipo y tiempo, debería haber una posibilidad.

Todas las formas de guerra requieren tales condiciones.

— Entonces, permítenos vencerlos. Yo también...

Estaba a punto de decir lucharé, pero se corrigió a sí misma ya que sentía que era

arrogante de su parte.

— Haré lo que más pueda. Ya sea para analizar al enemigo, formular estrategias,

cualquier cosa que pueda hacer, la haré... debería de ser lo mismo para los otros frentes

de batalla.

Seguramente, si pudiera obtener información detallada del enemigo y planear las

contramedidas básicas, sería beneficioso para la República. Con esta lógica, compartir

esta experiencia con otros no sería una tarea difícil de lograr.

— Capitán Nouzen, su servicio terminará este año, ¿verdad? Permítenos... vivir hasta

entonces.

Shin mostró una sonrisa irónica, su voz se llenó de un matiz de amabilidad.

—… Supongo.

Después de desconectarse con Lena, Shin regresó a su habitación en el cuartel, con

las luces apagadas y todo estaba en silencio.

Entró en su habitación oscura, y la ventana de cristal reflejaba su apariencia bajo la

luz de la luna llena. El pañuelo azul permanecía en su cuello incluso en batalla, pero

él se lo quitaba cada vez que dormía. Tenía la intención de dormir una vez terminara

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Eighty Six – Volumen 1 145

de ducharse, y así, en el cuello de su ropa militar sin arreglar, por encima de su

camiseta, el azul familiar no se veía por ningún lado.

Habiendo vivido una vida de batalla, cada una de las cuestiones de vida o muerte, su

delgado cuerpo fue perfeccionado para ser tan fuerte y rápido como un leopardo. En

este cuello elástico, había una marca roja en anillo.

La espantosa cicatriz no era en línea recta, sino irregular. Era como si su cabeza

hubiera sido cercenada una vez, y luego cosida de nuevo.

Luego levantó una mano, acariciando suavemente la cicatriz en su cuello.

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Eighty Six – Volumen 1 146

Capítulo 6

El caballero sin cabeza II

Era medio año desde que Raiden había sido reclutado cuando se encontró con el Dios

de la Muerte, cuando fue asignado al escuadrón de este último.

El último de sus amigos, quien fue reclutado al mismo tiempo, murió en otro

escuadrón justo el día antes de ser reasignado.

Antes de su reclutamiento, había permanecido oculto en el área 85.

Lo ocultaba una anciana Alba que una vez administraba un internado privado.

Ella ocultó a todos los niños 86 que pudo, ya fueran sus estudiantes o solo niños que

vivieran cerca, escondiéndolos en los dormitorios.

Después de cinco años, alguien la delató. El gobierno envió soldados para escoltar a

estos niños a los campos de concentración. La anciana hizo todo lo posible para

evitarlo, implorando a la conciencia y la justicia de la humanidad, solo para ser

respondida con burla y humillación.

Los soldados los subieron a un camión usado para transportar ganado y se marcharon

como si nada hubiera pasado. La anciana los persiguió, para solo terminar cayéndose

al final.

Ella nunca había pronunciado ni una sola palabra mala. Cada vez que Raiden y los

demás decían una, sin falta alguna, ella se ponía completamente furiosa.

Pero esta era la anciana cuyo rostro se encontraba llorando, contorsionado por la ira

mientras gritaba:

— ¡¡¡Váyanse al infierno, hijos de puta!!!

Ese grito áspero, junto con su silueta tirada en la carretera mientras lloraba,

permanecía latente en la mente de Raiden.

Aquel al que ellos llamaban el Dios de la Muerte era su líder de escuadrón, de su

misma edad. Dada la experiencia previa de Raiden, era extraño verlo extremadamente

relajado.

Él nunca organizaba patrullas y buscaba a solas en las ruinas, a pesar de que podría

haber alguna presencia de la Legión al acecho, y aunque el radar no captara ninguna

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Eighty Six – Volumen 1 147

señal, les ordenaba que se retiraran. Era capaz de dar órdenes con sorprendente

precisión cada vez, pero esa actitud lánguida parecía demasiado suicida para Raiden.

Raiden ya había tenido suficiente.

Mientras que sus otros todos amigos reclutados murieron, lo dieron todo hasta el final.

La anciana se arriesgó a que la mataran a golpes mientras hacía todo lo posible por

proteger a Raiden y a los niños.

Pero a este chico frente a él no parecía importarle nada, ya fuera la vida de Raiden o

la de los demás.

Medio mes después de haberse unido, su paciencia había llegado a su límite. Ese día,

el líder no ordenó una patrulla, como de costumbre, y comenzó una discusión que

rápidamente se convirtió en una pelea.

Dada su diferencia en el físico, fue capaz de contener su golpe, pero envió al alto y

delgado Shin volando. Miró que este último estaba en el suelo polvoriento y gritó:

"¡Deja de jugar!" Sin embargo, este último simplemente le dio una miraba con esos

imperturbables ojos de color rojo carmesí.

—... Supongo que es mi culpa por no explicarlo.

Shin escupió sangre mientras se ponía de pie. Sus movimientos se mantenían ágiles,

y parecía que no estaba gravemente herido.

— Pero dada mi experiencia previa, nadie me cree hasta que de verdad lo escuchan.

Simplemente no quiero perder el tiempo.

— "¿Eh? ¿Qué estás diciendo?

— Te explicaré cuando eso suceda... también.

Antes de que terminara sus palabras, Shin golpeó a Raiden con un puño en la cara.

Su delgado cuerpo era ágil en movimiento, e impactó un golpe con una impresionante

cantidad de fuerza. El movimiento de su cuerpo y el impacto sucedieron sin ningún

movimiento innecesario, y Raiden fue lanzado al suelo mientras su mente temblaba.

— Eso no significa que estoy dispuesto a recibir un golpe. No voy a contenerme;

quieres pelear, yo te enfrentaré.

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Eighty Six – Volumen 1 148

Ese chico tenía una arrogancia bastante descarada. Raiden se lanzó con todas sus

fuerzas.

Y en conclusión, Raiden perdió. Fue golpeado tan duro que no pudo defenderse. Shin

tenía un año adicional de experiencia en combate, era más hábil en la promulgación

de violencia y sabía cómo usarla.

Aunque estaba molesto, Raiden tuvo que admitir que Shin tenía algunas habilidades,

y tuvo un ligero cambio de impresión. "¿Crees que eres un protagonista de manga o

algo así? ¿No sientes vergüenza?" Respondió Seo cuando se enteró de este incidente,

pero según Raiden, Seo nunca entendió a qué pasó en realidad. Shin, la otra parte

involucrada, estaba conteniendo su risa, pero a Raiden no le importaba lo que ese

idiota estuviera pensando.

El día después de la pelea, le dijo a Shin "Será mejor que lo expliques esto" mientras

soportaba el dolor en su boca.

Y en la siguiente batalla, escuchó los gritos escalofriantes de los fantasmas.

En ese momento, Raiden entendió por qué no había necesidad de patrullar... por qué

Shin tenía un equilibrio que estaba más allá de su edad.

Una vez que se apagaron las luces, los cuarteles del escuadrón Spear Head se

silenciaron. Raiden dejó la litera en su habitación, con los ojos todavía entreabiertos,

cuando de repente escuchó algunos pasos.

Dio un vistazo a la habitación contigua a la suya. La puerta estaba ligeramente

entreabierta. En la tenue habitación, Shin estaba de pie frente a la ventana que estaba

iluminada por la luz de la luna.

— ¿Hablabas con alguien?

Parecía haber escuchado a Shin hablando abajo en las duchas y en el vestidor que

estaba a un lado.

— Sí.

Shin simplemente lo miró, asintiendo. Sus brillantes ojos rojos estaban envueltos en

frialdad, dándole un equilibrio inadecuado para su edad, una insensibilidad que nunca

acabaría.

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Eighty Six – Volumen 1 149

— Es la comandante. Se sincronizó conmigo. Le dije algunas palabras.

—... Ah, así que en verdad te contactó. Esa princesa realmente tiene agallas.

Raiden estaba un poco impresionado. De los Handlers anteriores a ella, cada uno que

escuchaba esas voces nunca volvía a contactarlos.

Sus ojos estaban mirando ese cuello descubierto, la cicatriz roja giraba a su alrededor.

Escuchó a Shin mencionar cómo surgió la aterradora cicatriz, similar a una

decapitación. Sabía que Shin podía oír las voces de los muertos, debido a esa cicatriz.

La noche era silenciosa. Para Raiden, al menos.

Sin embargo, Shin... un compañero suyo, había obtenido la capacidad sobrenatural de

escuchar las voces de los fantasmas que nunca se desvanecerían. ¿Cuánta angustia y

lamento podría escuchar?

No había nadie que pudiera permanecer perfectamente sano en mentalidad después de

escuchar estas voces todo el tiempo. El Dios de la Muerte, firme e inquebrantable, era

probablemente el resultado de emociones reprimidas en su corazón, junto con su

mente atormentada.

Este Dios de la Muerte miró a Raiden con sus ojos de color rojo sangre que parecían

capaces de congelar todo a su vista.

Raiden sabía que el corazón de Shin se fijaba al otro extremo del largo campo de

batalla, después de haber visto la cabeza que estaba buscando.

— Iré a dormir. Dejaremos la charla para mañana.

—... Ahh, lo siento.

La puerta apenas se cerró cuando con sus pasos regresó a la habitación contigua, y el

armazón de la cama vibró. Shin estaba parado frente a la ventana envuelta con la luz

de la luna, inquebrantable mientras miraba el distante campo de batalla.

Apretó sus orejas y pudo oír las llamadas de innumerables fantasmas, tan abundantes

como las innumerables estrellas, llenando la oscuridad de la noche. Incluían quejidos,

gritos, lamentos, gritos y murmullos monótonos que no podían ser escuchados por

otros. Sin embargo, estaba concentrado en una voz que provenía de todo lo demás,

desde el lugar distante que no podía ver.

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Eighty Six – Volumen 1 150

Fue hace ocho años que escuchó a esa persona decir esto con la misma voz.

En aquel entonces, esa era la frase que escuchó.

Cada noche, cada vez que escuchaba esta voz, la recordaba sin poder olvidarla nunca.

Una sombra que se lanzaba hacia él.

La fuerza y la presión asfixiaban su cuello, tratando de aplastarlo todo.

Mirándolo fijamente estaban los ojos negros detrás del cristalino, llenos de completa

malicia.

Pecado. Este es tu nombre. Qué apropiado.

Es tu culpa. Todo es tu culpa

La misma voz lo llamaba desde lejos. Cinco años atrás, después de haber muerto en

unas ruinas abandonadas en algún lugar del frente de batalla oriental, esta voz había

estado llamándolo desde entonces.

Shin extendió su mano, tocando la helada ventana de cristal, y murmuró a pesar de

saber que al otro lado no se lo podía escuchar,

— Iré a visitarte, hermano.

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Eighty Six – Volumen 1 151

Capítulo 7

Un hurra de mierda por el escuadrón Spear Head

Ese día, hubo muchas Ovejas Negras luchando, y después de que la batalla terminó,

Lena exhaló un suspiro, haciendo todo lo posible por soportar el disgusto que sentía.

Su Para-RAID no estaba desconectado, y Crenna al otro lado de repente habló. La

batalla había terminado, y los otros Procesadores ya se habían desconectado, a

excepción de ella.

— Si no puedes soportarlo, puedes desconectarte, sabes.

Su voz era tan indiferente, sin preocupaciones.

— No importa si nos estás vigilando. Nada sucederá incluso si no nos comandas.

Nadie puede verte de todos modos, y es molesto verte sufrir cuando estamos en la

batalla, ¿lo entiendes?

Lena no podía enfadarse, ya que ella tenía razón. Sin embargo, Lena se complació de

recibir estas palabras.

Entonces, de repente pensó en algo, y preguntó:

— ¿No te duele a ti y al resto...?

No había forma de que Crenna y los demás pudieran desconectarse del Para-RAID

solo porque estuvieran sufriendo. La habilidad de Shin podía detectar con precisión

la ubicación y el número del enemigo, y era un valioso tesoro de información en

batalla.

Crenna luego se encogió de hombros.

— No, ya estamos acostumbrados. Incluso sin Shin, nosotros, los procesadores, ya

estamos demasiado acostumbrados a escuchar los gritos de los que se enfrentan a su

desaparición.

Su tono era tan tranquilo como siempre, pero Lena podía sentir un poco de titubeo.

No era una emoción de miedo, ira, arrepentimiento o remordimiento, sino una

emoción más oscura que eso.

— Estallar en pedazos junto con la unidad es una buena forma de morir. Todo el

mundo está acostumbrado a ver extremidades volando, cerebros explotando, cuerpos

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Eighty Six – Volumen 1 152

quemándose, órganos saliendo por vientres abiertos, y la gente sintiendo tanto dolor

que prefieren morirse más rápido que sobrevivir mientras gritan, hasta que al final

simplemente mueren. Comparado con eso, las voces no son nada.

Detrás de esa voz calmada estaban las lágrimas y la amargura que soportó.

Lena podía sentir a la chica en el lejano campo de batalla frunciendo los labios. Sus

dientes apretados sonaban.

— Lo mismo pasa aquí, en esta Primera Zona de Batalla... una o dos muertes no nos

resultan extrañas.

—… Sí.

De los 24 miembros desde el comienzo, uno había muerto hace dos días, y quedaban

trece de ellos en este momento.

Raiden arrojó la radio rota que nunca podría ser reparada en el horno de reformación

de la fábrica automatizada.

Como de costumbre, algunas caras familiares permanecían en la habitación cuando

Lena se conectó de repente a través de Para-RAID.

— Buenas noches.

Una vez que ella los saludó, respondieron.

— Anota eso, Comandante... solo hay unos imbéciles aquí, así que ten paciencia con

nosotros.

La chica del otro lado parecía haber inclinado la cabeza en confusión.

Era de esperar que se sintiera de esta manera. Todas las noches, el primero en

responder siempre era Shin, y no Raiden.

—... Erm, ¿pasó algo con el Capitán Nouzen?

Seo, sosteniendo el cuaderno de dibujos, resopló,

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Eighty Six – Volumen 1 153

— ¿No te parece una molestia esas condecoraciones, Comandante Millizé? Sabes que

nuestros rangos son solo una fachada, ¿verdad?

El comandante del escuadrón era clasificado como Capitán, seguido por el Vice

comandante y los líderes de escuadrón, y finalmente los miembros del escuadrón, los

últimos oficiales en la clasificación. Esto era solo para definir claramente una

jerarquía dentro de los rangos, pero no había diferencias en el trato o autorización

garantizada. Los procesadores en este escuadrón tenían nombres clave personales, y

la mayoría de ellos eran heredados de sus antiguos comandantes o vice-comandantes,

que fueron relevados de capitanes y tenientes a tenientes segundos o suboficiales.

Sin embargo, Lena respondió con claridad.

Raiden se divertía ligeramente al ver que la chica se volvía un poco más abierta, en

comparación con lo tentativa que era antes.

— ¿Y acaso ustedes no me han dejado de llamar Comandante, teniente Shuga y

teniente segundo Lica? ¿Hay algún problema al dirigirme a ustedes de la misma

manera?

—… Tienes razón.

Seo no tenía nada que decir y sonrió irónicamente.

Lena era sutil. Aunque ella lo había dicho, ninguno de ellos se había referido a ella

como tal. Era probable que se dieran cuenta de la barrera que los separaba, y Lena

tuvo que dirigirse a ellos como sus subordinados, de una manera desconocida.

Aunque conversaban, no estaban en la etapa en la que podían dirigirse unos a otros

por nombres personales. Si ella actuara tan amistosamente con ellos, terminaría

resaltando el hecho de que ella era una de los opresores, y esa era una delgada línea

que nunca se cruzaría.

—... Entonces, eh, ¿y el Capitán Nouzen? ¿Le pasó algo durante la batalla de hoy?

— Ahh, no.

Raiden miró hacia la pared que aislaba la habitación contigua.

Todos, aparte de Crenna y Ange, estaban reunidos esta noche, pasando el rato como

quisieran. Sin embargo, no estaban reunidos en la habitación de Shin, sino en la de

Raiden.

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Eighty Six – Volumen 1 154

El otro lado de la delgada pared era extremadamente silencioso, sin un solo

movimiento que se pudiera escuchar.

— Está durmiendo. Debe estar cansado.

Shin comenzó a sentirse somnoliento cuando estaban cenando, y ya se encontraba

durmiendo profundamente cuando Raiden, quien estaba de servicio, había terminado

de limpiar y revisar su habitación. El gatito junto a él ronroneaba tristemente, por lo

que Raiden lo sacó y colocó una manta sobre Shin. Era probable que este último solo

se despertara al día siguiente.

Durante los tres años en que Raiden conoció a Shin, tal situación ocurría de vez en

cuando. Aunque dijo que estaba acostumbrado, era agotador escuchar las voces de las

24 horas del día.

Raiden y los demás, con sus Para-RAID configurados al mínimo, no escucharían esas

voces. Nadie podía comprender en qué clase de mundo vivía Shin. Una vez, solo una

vez, Shin se sincronizó con un ex-Handler a la frecuencia más alta, y ese Handler

acabó suicidándose. Este último deliberadamente había estado dando información y

órdenes erróneas, dejando que los Procesadores murieran en vano, y se deleitaba con

ello, lo que resultó en que un novato, quien acababa de ser asignado, fuera sacrificado

en medio de la confusión. Shin estaba molesto por las acciones del Handler, y durante

la siguiente batalla, configuró el Para-RAID al máximo nivel, sincronizándose él solo

con el Handler. Este Handler nunca volvió a sincronizarse con ellos, y al día siguiente,

recibieron un informe de un mensajero, afirmando que el Handler se había suicidado.

Shin vivía en un mundo lleno de voces, y recientemente, el escuadrón Spear Head

había estado aún más frustrado.

—... Supongo que todos, incluido el Capitán, han estado cada vez más estresados de

muchas formas... nunca pensaron que tendríamos más caídos en combate...

—…Sí.

Lena se lamentó, y Raiden asintió. Shin no era el único, ya que todos los demás habían

estado claramente cansados durante las batallas recientes, y estaban en sus límites.

Desde la creación del escuadrón, hubo 11 caídos en combate, casi la mitad del número

asignado al principio. Típicamente, este Escuadrón debería considerarse incapaz de

luchar, y tendría que ser reestructurado. La frecuencia de los ataques, junto con la

cantidad, no había cambiado en lo más mínimo, por lo cual la responsabilidad de cada

miembro en la batalla había aumentado. El número de enemigos era más de los que

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Eighty Six – Volumen 1 155

podían soportar, y la fatiga resultante resultó en lapsus de errores, e incremento en el

número de bajas.

Sin embargo, no hubo refuerzos, e incluso las vacantes del trío que murió en febrero,

incluyendo a Kujo, no habían sido reemplazadas. La voz de Lena se volvió rígida,

como si estuviera frunciendo los labios.

— Agilizaré la solicitud y haré que los superiores prioricen los refuerzos aquí.

Haruto miró a Raiden, y este último soltó un suspiro.

— Ahh... está bien.

— Este Escuadrón está a cargo de defender las bases más críticas, y tiene el privilegio

de ser reforzado. Pediré refuerzos a los escuadrones de los alrededores... así que por

favor esperen.

—… Sí.

Él asintió con la cabeza de una manera ambigua, y por el borde de su ojo, pudo ver a

Haruto y Seo encogiéndose de hombros.

—... Oye, Ange.

Crenna y Ange eran las únicas en las duchas.

Ange estaba lavando su largo cabello plateado, y Crenna estaba vertiendo agua tibia

sobre su cabeza.

— ¿Qué pasa?

— ¿No debería ser hora de decírselo a esa chica?

Por alguna razón, Ange le mostraba a Crenna una mirada eufórica.

— ¿Oh, estás preocupada por la Comandante?

— ¿Qué?

Ella negó frenéticamente con la cabeza. ¿¡Qué acaba de decir!?

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Eighty Six – Volumen 1 156

— ¡Para nada! ¡¿P-Por qué debería estar preocupada por esa chica?!... Es solo que, al

ver como no le tiene miedo a Shin, solo pensé que estaba bien decírselo. Eso era todo.

Crenna frunció los labios, haciendo muecas.

Odiaba a Lena y como esta última siempre decía palabras tan nauseabundamente

bonitas. Sin embargo, Lena nunca pensó en los preciosos compañeros de escuadrón

de Crenna como monstruos, lo cual no era algo para dar por hecho.

— Supongo que nadie lo ha dicho. Ni Shin, ni Raiden... Si lo hiciéramos, esa chica

probablemente nunca volvería a contactarnos. Es lo mejor para ambas.

— Creo que... Kaie una vez dijo eso...

No eres una mala persona. No deberías preocuparte por nosotros.

— Pero es por eso que Shin y Raiden no han dicho nada. Probablemente piensan que

decirlo solo perjudicará a ambas partes.

—...

Kaie ya no estaba.

Esta chica pequeña siempre estaba angustiada por su cuerpo plano cada vez que se

duchaban, y siempre los demás se reían de eso. Se había ido esa chica que era tan

obediente como un gatito, junto con todas sus amigas con las que siempre discutía con

entusiasmo temas que los chicos nunca deberían escuchar.

En este punto, solo ellas dos permanecían. De las seis mujeres en el escuadrón, solo

Crenna y Ange perduraron, todas los demás habían muerto.

De repente, a Crenna recordó algo y alzó la cabeza hacia Ange.

— Oye, Ange.

¿Qué?

— ¿… De verdad estás bien?

Las manos de Ange dejaron de lavar su cabello, y se encogió de hombros.

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Eighty Six – Volumen 1 157

Había pasado más de un año desde que se conocieron, pero era la primera vez que

Ange se duchaba con ella. Antes de esto, Ange nunca se desnudó frente a nadie, ni

siquiera con sus compañeras de escuadrón.

— Sí, creo que está bien ahora. Como solo somos dos, no hay nada que ocultar.

Su piel permanecía excepcionalmente blanca como las perlas, incluso con el vapor.

Pero había cicatrices de varios tamaños en todo su cuerpo, y en este aspecto, ella no

era diferente de Crenna. Sin embargo, la espalda de Ange claramente tenía muchas

más cicatrices brillantes que no fueron causadas en la batalla.

Crenna podía ver cicatrices en forma de palabras entre los espacios de su largo cabello,

y apresuradamente miró a un lado. Podía ver vagamente las palabras "Hija de perra"

aunque Ange era casi una Alba de sangre pura, uno de sus antepasados tenía un linaje

Celesta.

—... Cuando Daiya me conoció, elogió mi bonito cabello. Sabía que tenía el pelo largo

para cubrir las cicatrices, pero deliberadamente me preguntó si tenía el pelo largo

porque me veía linda así.

Mientras decía esto con un tono tranquilo, Ange finalmente levantó la vista. Los

delgados labios hicieron todo lo posible para forzar una sonrisa mientras temblaban,

actuando como si no le pertenecieran a ella.

— Ya ni siquiera Daiya sigue vivo. Entonces, no hay necesidad de esconderlas ahora...

Crenna había asumido que Ange estaba llorando, pero no lo estaba. Ange levantó su

cabello húmedo, y miró a Crenna, su amable rostro mostraba la sonrisa habitual y

serena.

— ¿Qué hay de ti, Crenna? ¿No vas a decírselo?

Ange nunca especificó a quién se refería y no tenía necesidad de decirlo. Crenna lo

sabía muy bien.

Crenna bajó los ojos.

—... Hm. Supongo que no tengo derecho a decir esas palabras.

Cuando la asignaron por primera vez a su escuadrón, a decir verdad, estaba

aterrorizada.

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Eighty Six – Volumen 1 158

Él ya era infame entre ellos. El demente Dios de la Muerte con ojos rojos gobernaba

sobre las líneas del frente de la zona de batalla oriental.

La mayoría de aquellos con Nombre clave personal soportaban ver la sangre de sus

compañeros fallecidos, y la mayoría eran terribles. Entre ellos, sin embargo, el nombre

clave de Shin realmente se destacaba.

Undertaker, el que siempre estuvo más cerca de la muerte, y sin embargo nunca pudo

morir, quien siempre simplemente enterraba a otros, y que no diferente de un dios de

la muerte. Su nombre clave era la existencia más afín y criticada en la batalla.

Se decía que de su escuadrón, todos los demás que no fueran "Werwolf" habían

muerto. Algunos decían que era un presagio de muerte, como su nombre clave

implicaba; otros decían que sacrificaba la vida de sus compañeros para protegerse a

sí mismo.

Fue solo más tarde que ella supo que, desde que él fue reclutado, lo enviaban al área

más turbulenta todo el tiempo.

Y durante una enésima batalla.

Una unidad de minas terrestres fue activada debajo de una de las unidades de un

compañero de ella, y explotó.

Estaba gravemente herido, sufriendo, pero nadie más podía hacer nada al respecto.

Shin solo se arrodilló a su lado. Raiden estaba a punto de hacerlo, solo para ser

detenido por Shin.

Crenna, permaneciendo a lo lejos, vio a Shin sacar su pistola. Todos la usarían en

defensa propia, y también para suicidarse como último recurso.

Pero ese día, por primera vez, supo de un tercer uso.

— Sé que es difícil para ti. Sin embargo, intenta pensar en algunas cosas felices,

cualquier cosa servirá.

Por alguna razón, la persona moribunda mostró una sonrisa. Y sus labios temblaron.

— Prométeme... que me llevarás contigo también, ¿quieres...?

— Sí.

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Eighty Six – Volumen 1 159

El camarada moribundo extendió su mano cubierta de sangre y órganos destrozados,

tocando la cara de Shin. Este último no parpadeó. Mientras miraba esto, Crenna sintió

que era la escena más sagrada y hermosa que se podía ver.

Ese es nuestro dios de la muerte, por tanto ella sabía la razón por la que era aclamado

como tal por Raiden y los otros compañeros de escuadrón que se habían unido antes

que ella.

Porque él siempre los llevaría consigo, cargaría con todos y cada uno de los nombres

de sus camaradas fallecidos junto con sus deseos sin excepción alguna, y continuaría

hasta el final del viaje.

Porque los procesadores no podían entrar en tumbas, solo estaban destinados a ser

olvidados, nunca sabían si podrían ver el amanecer al día siguiente, y esta era una

redención irremplazable a la que nunca podrían anhelar.

Verdaderamente y desde el fondo de su corazón, ella se había enamorado de él.

Estaba realmente emocionada de pensar que cuando ella muriera algún día, él la

llevaría consigo. Ya no tenía miedo y comenzó a perfeccionar sus habilidades hasta

que fue muy hábil en puntería. Pensaba que si eso volviera a suceder, ella podría

hacerse cargo.

Aunque estaba predestinada a morir, quería permanecer al lado de él por un tiempo

más.

Pero...

Crenna cerró el grifo y levantó la vista. Sabía que no podía hacerlo. Mientras

permaneciera en este campo de batalla, nunca podría hacerlo. No podría ser como el

Dios de la Muerte, capaz de ir a los confines de la Tierra llevando los nombres y

deseos de sus compañeros con los que ella combatió.

Pero si ese fuera el caso, ¿quién sería el que llevara los deseos de Shin...?

— Oye, hay uno más aquí, 86.

Una vez al mes, el escuadrón recibiría suministros transportados por aire, suministros

que no podrían ser provistos por la producción o las plantas automatizadas.

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Eighty Six – Volumen 1 160

Shin inspeccionó los contenedores de suministros que estaban enumerados, y levantó

la cabeza una vez que escuchó al transportador.

Había un oficial de aspecto enojado vistiendo su uniforme militar de mala calidad,

acariciándose el mentón mientras conducía a dos soldados que empuñaban rifles de

asalto, probablemente con el propósito de intimidarlo. Los rifles de los soldados tenían

puestos los seguros y no contenían balas. Dada su proximidad a Shin, este último

podría derrotarlos a todos antes de que pudieran disparar, pero no tenía sentido hacerlo,

y no le importaba.

— Tu ama Handler solicitó una entrega de esta munición especial. Hmph, este puñado

de cerdos tienen suerte de tener a una humana preocupándose por ustedes...

El oficial tenía un contenedor anti-explosiones detrás de él, un objeto muy voluminoso

con muchos paquetes y una etiqueta clara que indicaba explosivos.

Shin lo miró con sorpresa y frunció el ceño. Él no recordaba haber ordenado tal cosa.

Y mientras Shin permanecía en silencio, el oficial de repente lo observó con odio. La

mayoría de los 86 los atacarían sin pensarlo, pero la persona que tenía delante parecía

obediente e inmutable por cualquier cosa.

— Escuché que tienen una Ama. Oye, ¿cómo los cerdos como ustedes la

consiguieron? ¿Han engañado fácilmente a esa ingenua princesa con solo una dulce

charla?

De repente, Shin levantó la cabeza hacia el oficial.

— Si quieres saber cómo, te lo puedo demostrar con tu esposa. Ha de sentirse sola en

esta larga noche, ¿verdad?

— ¡Tú…!

El furioso oficial estaba a punto de estallar, solo para quedarse inmóvil una vez que

vio a Shin a los ojos. Los ojos rojos estaban tan serenos como siempre, y no mostraban

ninguna intención amenazante, pero para un cerdo blanco que vivía su vida a salvo

tras él, no había manera de que fuera un rival para un cerdo que vivía en el campo de

batalla. Shin apartó deliberadamente al oficial rígido y se dirigió al contenedor. Estaba

este número de serie en la lista de verificación, y contenía la firma de Lena, la cual

estaba acostumbrado a ver en los últimos meses.

Debajo, vio una línea escrita en la etiqueta.

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Eighty Six – Volumen 1 161

— ¿Palacio Lune...?

Un breve momento de reflexión después, Shin abrió los ojos, recordando algo.

La fiesta era una reunión social, una actividad para que muchos mantuvieran su estatus,

negociaran y recopilaran información.

Se discutían sobre todo cuestiones elegantes y triviales como el arte, la música o la

filosofía, pero seguían siendo inútiles.

La plaza del Palacio Blanc Neige estaba llena de luces brillantes y ruidos de infinitas

charlas. Lena había escapado a solas a una terraza en la que las estrellas brillaban

mientras suspiraba.

Personalmente, no le gustaban tales fiestas y se sentía frustrada con la mayoría de

hombres que venían a discutir el tema exclusivo de su grupo de edad. Los Millizés

antes fueron nobles e inversionistas. Había muchos que apuntaban al prestigio y la

herencia de la familia.

Afortunadamente, nadie le habló a Lena.

Si bien el vestido de noche de seda negro no era exactamente una violación del código

de vestimenta social, se parecía claramente a ropa de luto cuando a la que solo se le

añadió gemas negras y una flor blanca. Además, ella no había bebido, y simplemente

se quedaba en silencio junto a las flores en la pared. Todas las damas elegantes

simplemente la ignoraban, a excepto por algunas miradas preocupadas de vez en

cuando. A excepción de unas pocas palabras de una asombrada Anett y un preocupado

Carl-Stahl, había algunas mujeres que de vez en cuando la elogiaban literal y

metafóricamente por tener una flor en la cabeza que combinaba con el dispositivo

RAID en forma de collar.

Era realmente grosero de parte suya ir así, pero no tenía intención de responder.

Para Lena, todos estos actos eran simplemente tonterías ociosas, ya sea por confinarse

uno mismo a escapar de la realidad, jactarse de orgullo propio en el pretencioso y

confinado mundo, o para mostrar deseos de codicia y lujuria. Además, debido a su

propia incompetencia, ella había causado la muerte de unos pocos procesadores.

De repente, su dispositivo RAID se activó.

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Eighty Six – Volumen 1 162

—¿… Comandante?

— Capitán Nouzen... ¿qué pasa?

Ella inmediatamente acercó una mano hacia el dispositivo, lo presionó y respondió

suavemente. No debería estar comandando en este momento. ¿Hubo una batalla

masiva que otro escuadrón no pudo manejar...?

Sin embargo, la voz de Shin permaneció serena.

— Es la hora de contacto habitual, y no lo has hecho así que te contactamos. ¿Paso

algo? Si no es conveniente ahora, será en otro momento...

— Estoy bien. ¿Qué pasa?

Ahora que lo mencionaba, a esta hora la hora comúnmente se contactaba con el

escuadrón Spear Head. Así que ella salió de la fiesta y les preguntó, mientras la

oscuridad de la Luna Nueva brillaba en el jardín.

— La 'Munición especial' fue recibida. Informando confirmación.

Solo las estrellas brillaban en la noche, y un gran fuego artificial floreció en el cielo.

La reacción llameante resultó en una variedad de colores vibrantes dispersos en todas

direcciones, y luego revoloteaban como copos de nieve flotantes. Otro estallido

resonó, y otra fugaz ráfaga salió disparada del suelo, pasando por los copos de nieve

ya apagados, y explotó para formar otro fuego artificial vibrante.

Cada vez que aquellos pétalos florecían, había un aumento en los inocentes e infantiles

aplausos. No era de extrañarse, ya que la mayoría de aquellos 86 nunca había sido

testigo de un fuego artificial desde su infancia. Los fugaces momentos de los fuegos

artificiales iluminaban los ojos eufóricos, brillando sobre sus sombras danzantes.

Después de todo, no podían iluminar su base, por lo cual los miembros del escuadrón

fueron a un campo de fútbol cercano que estaba en ruinas. La hierba silvestre crecía a

través del suelo, los soldados y mecánicos se dispersaron en grupos, y los Juggernauts

esperaban silenciosamente afuera.

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Eighty Six – Volumen 1 163

Fido, que vino junto con el equipo de mantenimiento, estaba colocando los

contenedores en el suelo, encendió el mechero como reemplazo de un fósforo y los

encendió uno a uno.

Shin estaba inclinado sobre el Juggernaut conocido como Undertaker, mirando hacia

arriba mientras observaba otro fuego artificial dispararse hacia el cielo.

— Gracias por los fuegos artificiales.

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Eighty Six – Volumen 1 164

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Eighty Six – Volumen 1 165

Lena escuchó algunos aplausos de los otros miembros. Se dio cuenta de que Shin

podría haber aumentado la velocidad de sincronización del Para-RAID para que ella

lo escuchara, y se sintió feliz.

— Es el aniversario de la revolución. Lo viste junto con tu hermano y tus padres,

¿verdad? De seguro los otros también.

Cada vez que se acercaba el festival, las tiendas de la ciudad vendían muchos fuegos

artificiales. Entonces Lena compró una buena cantidad y se los entregó al escuadrón.

Les brindó algunas botellas de vino fino a los trabajadores de la rama logística, puso

algunas cosas en la etiqueta y las metió en el contenedor. Los fuegos artificiales eran

inflamables y debían ser transportados por el mensajero, aun si el contenedor utilizado

era a prueba de explosiones. La lista de verificación lo registraba como explosivo.

Nunca pensó que terminaría sobornando a los demás, y sin embargo se sorprendió al

saber que era imprescindible hacer eso si quería hacer algunas cosas inescrupulosas.

— Es una tradición de la fiesta de la Revolución, ¿verdad? ¿Puedes ver fuegos

artificiales en el Salón Presidencial?

— Erm

Desde el otro lado de la terraza, Lena miró hacia la residencia presidencial. Parecía

que los fuegos artificiales acababan de comenzar, y los múltiples colores florecían en

el cielo nocturno junto con el majestuoso himno de la República.

Ella estaba viendo esta intrincada pieza de arte de fuegos artificiales sola, y dio una

sonrisa triste.

— Si puedo. Pero el cielo es demasiado brillante.

La fiesta en las calles y las muchas luces erráticas eran demasiado brillantes. El aire

en la ciudad estaba contaminado, ya que la energía se desperdiciaba sin cuidado. Las

llamas masivas que deberían mostrar la dignidad de la República eran borrosas debido

a lo aburrido que eran.

Además, nadie más allí miraba los fuegos artificiales, ni los que estaban en la fiesta,

ni los peatones en las calles. Si bien los fuegos artificiales hechos por especialistas

eran mucho más hermosos que los que se vendían en las tiendas, a la gente no parecía

importarles.

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Eighty Six – Volumen 1 166

— Los fuegos artificiales allí deberían ser aún más hermosos. El cielo está oscuro y

el aire es limpio y claro.

En la clara oscuridad de la noche, los fuegos artificiales se encendieron en una esquina

de un campo de batalla a lo lejos, y florecieron para los espectadores.

Quisiera verlos junto a ellos. Lena tragó las palabras que estuvo a punto de decir. No

debería estar diciendo esas palabras. Si estaba dispuesta, Lena podía dirigirse a las

líneas del frente para investigar, pero Shin y los demás tendrían que permanecer

alejados, y podrían no seguir a Lena y los demás. El "estar juntos" era simplemente

una fugaz ilusión, no un deseo que se esperara.

Después de pensarlo, dijo:

— Si fuera posible, querría invitarlos a todos a la Primer Área para que vean los fuegos

artificiales. Se alegrarían.

Parecía que Shin le dio una sonrisa irónica.

— No recuerdo haber visto tantos fuegos artificiales allí.

— Entonces por favor sean testigos personalmente. Una vez que la guerra termine,

una vez que te retires, veámoslos juntos.

Su voz se ensombreció. Los nombres de Daiya y los otros seis miembros que murieron

recientemente aparecieron en su mente.

— Desearía que el Subteniente Iruma y los demás pudieran ver esto... lo siento, estas

palabras no son apropiadas ahora.

— No, creo que Daiya y los demás estarían felices, ya que estamos recordando a los

muertos con fuegos artificiales por primera vez. No les gustaría que todos estuvieran

melancólicos y tristes de todos modos.

Kino y los demás probablemente estaban contentos con esto, por lo cual Shin

aparentemente remarcó una sonrisa. Probablemente estaba mostrando un cambio

emocional más grande en comparación con lo habitual, y probablemente había

cambiado a tal grado.

— Además, Ange terminó llorando. Ella siempre ha estado escondiendo sus

sentimientos para sí misma, así que en este sentido, estoy agradecido por los fuegos

artificiales.

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Eighty Six – Volumen 1 167

—...

Daiya y Ange habían permanecido cerca el uno del otro durante mucho tiempo.

— La Suboficial Emma probablemente nunca olvidará esto...

— Nadie lo olvidará. Así como nunca te olvidaste de mi hermano, Comandante.

Después de un momento de silencio, Shin continuó,

— Estoy realmente contento... porque ya me había olvidado de mi hermano.

Lena escuchó la voz temblorosa y permanecía con incredulidad.

Era la primera vez que Shin había sido tan franco con ella.

—... Capitán Nouzen.

— ¿Podrías por favor no olvidarse de nosotros, Comandante?

Shin probablemente estaba bromeando. Su tono y voz estaban exhalaban malicia.

Sin embargo, como la velocidad de sincronización era más alta de lo normal, Lena

podía sentir los deseos fervientes detrás de sus palabras.

Si morimos, aunque sea por solo por un momento... por favor no te olvides de nosotros.

Lena cerró lentamente los ojos.

Eran tan fuertes, habían enfrentado innumerables batallas y habían sobrevivido hasta

este punto. Pero por el momento, la posibilidad de morir permanecía al alcance, nunca

se iría.

— Por supuesto, no lo haré... pero...

Ella respiró hondo y respondió claramente. Este era su deber y responsabilidad, como

Vladilena Millizé, la Handler del Escuadrón Spear Head.

— No solo eso, no voy a dejar que mueran otro de ustedes.

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Eighty Six – Volumen 1 168

Y sin embargo, Lena siguió informando a sus superiores, solicitando refuerzos por un

tiempo indefinido.

Pero el Escuadrón Spear Head no obtuvo ni un solo soldado adicional en su archivo.

Ese día, durante la salida, cuatro habían murieron.

Era una misión de asalto simple, donde atacaron una base de la primera línea. Esta

base era una posición ventajosa desde la cual atacarían las fuerzas enemigas. Sin

embargo, era simplemente un cebo indefenso a primera vista, pero repleto de trampas

por todas partes.

Shin había determinado la ubicación de la emboscada y las unidades enemigas, y tenía

la intención de evitar el frente, atacando desde los flancos.

Por alguna razón, el enemigo no desplegó ningún Eintagsfliege para bloquear las

señales, y Lena no vio ningún marcador enemigo en el radar. Sin embargo, antes de

encontrarse con el enemigo, Shin y algunos otros sintieron que algo andaba mal.

"Tengo un mal presentimiento sobre esto” murmuró Raiden, diciendo lo que otros

habían sentido. Tal vez era un instinto que les permitió sobrevivir a través de sangre

y muerte.

No era la capacidad de buscar al enemigo escuchando las voces de los fantasmas; era

el sentido del olfato de un guerrero.

El radar de repente estalló y un cañón dio un disparo en diagonal desde el cielo,

explotando en el suelo.

Unos inconscientemente lograron evadirlo en ese momento debido al instinto que

tenían. Griffin (la Unidad de Chise) fue un poco lento, siendo golpeado directamente

y reducido a cenizas, mientras que Fafnir (la unidad de Kino) estaba demasiado cerca

del disparo, siendo alcanzado por la metralla y permaneciendo desde entonces en

silencio. Las otras unidades quedaron de lado por el impacto, dando vueltas. Al mismo

tiempo, el segundo y tercer disparo llegaron junto con explosiones.

La computadora calculó que el disparo del cañón fue dado a 120 kilómetros al noreste.

Nadie había visto una explosión de tan largo alcance, también tan anormalmente

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Eighty Six – Volumen 1 169

rápida. La velocidad inicial del disparo se estimaba en al menos 4000 metros por

segundo, mucho más allá de la potencia de fuego de un solo disparo.

Así que las unidades enemigas de la emboscada eran simplemente peones para

asegurar que el escuadrón Spear Head permaneciera en la zona de la explosión,

intentando flanquear a estos últimos desde lados considerables. El plan detallado y

cruel era de un nivel completamente diferente al típico.

Shin, siempre tan alerta, descubrió y destruyó rápidamente el Ameise que actuaba

como explorador, y el bombardeo a larga distancia se detuvo repentinamente después

de diez disparos más o menos, o tal vez hubo algún mal funcionamiento con la nueva

instalación. Si no lo hubiera hecho, incluso éstos élites habrían sido aniquilados.

Y así, después de perder cuatro unidades, lograron escapar y retirarse. Los cuatro

caídos en combate fueron Chise, Kino, Toma y Kioto.

Solo quedaban 9 unidades Juggernaut.

Más de la mitad fueron asesinados, y su cantidad solo era de un solo dígito.

— E…

Lena estaba aturdida, su voz era temblorosa.

Tenía la boca seca. Tenía una imaginación ominosa, una premonición en su corazón

que hacía que su corazón se acelerara. Estaba angustiada y sin palabras.

— ¡Exijo más soldados. En este momento y de inmediato. ¡Esto es muy extraño-!

El Escuadrón Spear Head estaba demasiado cansado como para molestarse.

Carecían de números, no podían descansar lo suficiente y apenas podían mantener la

línea defensiva pidiendo ayuda a los escuadrones circundantes o asumiendo el control

temporalmente. Los superiores deberían haberlo sabido, pero no hacían nada. Si bien

las solicitudes de refuerzos y reabastecimientos se habían aprobado fácilmente, la

solicitud de más soldados seguía siendo ignorada. Una vez fue directamente hacia el

general de brigada, Carl-Stahl, directamente, a riesgo de ser acusada de nepotismo,

pero nunca se le añadió ni una sola persona al escuadrón Spear Head.

Shin brevemente dijo.

— Comandante.

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Eighty Six – Volumen 1 170

— Hablaré con el general de brigada de nuevo. Si no, entonces haré cualquier cosa

para...

— Comandante Millizé.

Dijo nuevo, y Lena guardó silencio.

— Escuchen todos, ¿ninguno tiene problemas con que ya lo diga?

—… No, hazlo.

Raiden respondió por todos. Hubo un pesado silencio entre ellos.

— ¿…Qué…?

— Comandante, está bien. No importa lo que hagas, nada cambiará.

— Capitán Nouzen, ¿qué quieres decir?

No vendrán tropas adicionales. Ni una sola.

—... Eh.

Shin luego indicó con tranquilidad la verdad que todos conocían, pero nunca le

informaron a Lena.

— Todos aquí moriremos. Este escuadrón está condenado a muerte solo con ese único

propósito.

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Eighty Six – Volumen 1 171

Capítulo 8

El caballero sin cabeza III

Antes de que madurara, podía escuchar las voces de su madre, su hermano y de los

que lo rodeaban, eran voces llenas de mucha amabilidad y amor.

En ese momento, tomó una decisión, no volver a adular a nadie. Esa podría ser la

causa de todo esto.

Su padre murió poco después del reclutamiento, y luego de un tiempo, su madre fue

llamada al campo de batalla. Desde entonces, Shin estuvo junto a su hermano,

viviendo en una iglesia en la esquina de un campo de concentración, criados por un

sacerdote.

El campo de concentración en el que Shin vivía era un pueblo reconstruido, y el

sacerdote provenía de allí. Como un Adularia, el sacerdote se oponía firmemente a la

directiva de reclutar a los 86, y se negaba a abandonar la Iglesia para evacuar a las

otras 85 zonas, permaneciendo solo en el campo de concentración que estaba rodeado

por vallas de metal.

Como era un Alba, era rechazado por los 86, sin embargo, estaba en buenos términos

con los padres de Shin. Cuando estos últimos fueron enviados al campo de batalla, el

sacerdote se hizo cargo de los dos hermanos e hizo todo lo posible por criarlos.

Si no fuera por sus acciones, Shin y su hermano no habrían sobrevivido al campo de

concentración. Había mucha indignación contra los Albas que decidieron contenerlos

a la fuerza, contra el Imperio que comenzó la guerra y contra los destinos crueles a

los que estaban ligados, por lo cual sin la protección del sacerdote ambos, conteniendo

un nivel significativo de sangre noble de la realeza del Imperio, fácilmente sería un

objetivo por la ira de los demás.

La noche antes de que Shin cumpliera 8 años, recibieron noticias de que su madre

había muerto en la batalla.

En aquel entonces, Shin aún era joven e incapaz de comprender correctamente el

hecho de que sus padres fueron asesinados en la batalla.

Aunque sus padres ya no estaban con él, él podía sentir claramente sus "voces". De

repente, un día, esas "voces" desaparecieron, siendo reemplazadas por un trozo de

papel. Mientras que otra persona le informó que el papel decía que sus padres habían

muerto, y aquellas palabras vacías le parecían tan irreales. No murieron como siluetas

remanentes o esqueletos, sus muertes en lugar de eso solo se expresaban con unas

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Eighty Six – Volumen 1 172

pocas oraciones. Para el niño, que no sabía qué era la muerte, el concepto le resultaba

insuficiente para comprender el significado de una despedida eterna, junto con la

desilusión y el arrepentimiento de no poder recuperar nada.

Más que desilusión y arrepentimiento, se sentía confundido. Aunque otros le dijeron

que no volvería a ver a sus padres y que nunca regresarían, él no entendía su

significado.

Solo obedece lo que digan el sacerdote y tu hermano, y sé un buen chico. Eso fue lo

que la madre de Shin dijo en la mañana que se fue, palmeando su cabeza. ¿Por qué

no regresará? Él no sabía la respuesta.

Entonces, fue a preguntarle a su hermano.

Su hermano Ray tenía 10 años más que él, sabía todo y podía hacer cualquier cosa.

Arriesgaría todo para proteger a su hermano menor, y lo quería más que a nadie. Por

lo tanto, si le preguntase a su hermano mayor, seguramente respondería.

No había luz artificial en la habitación. Cuando el claro brillo de la luna resplandeció,

Ray se encontraba parado allí. Shin vio la parte trasera de su enorme silueta desde la

puerta, y dijo.

— Hermano.

Ray lentamente se dio la vuelta. Sus ojos negros estaban enrojecidos mientras se

frotaba las lágrimas, pero su angustia y tristeza estallaban como la inundación de una

represa. Sin embargo, los ojos se veían extremadamente distantes, a diferencia de su

comportamiento arrogante habitual, y eso le aterrorizaba a Shin.

— Hermano, ¿dónde está mamá?

Los ojos negros parecieron mostrar una grieta. Shin vio los ojos de su hermano y

escuchó el suspiro, pero preguntó.

— ¿No volverá mamá? ¿Por qué? ¿...Por qué mamá murió?

El silencio era como la oscuridad en la habitación con las luces apagadas. Algo en ese

momento se rompió.

Los fríos ojos negros se rompieron de inmediato, revelando la locura similar al magma

en su interior. Al momento siguiente, Shin era asfixiado con una cantidad asombrosa

de fuerza, siendo empujado contra el suelo.

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Eighty Six – Volumen 1 173

— ¡Agh...!

Sus pulmones exhalaron debido a la presión, y su garganta estaba siendo asfixiada

despiadadamente con un fuerte agarre, cerrando su tráquea. Su visión era borrosa

debido a la falta de oxígeno. Con todo el peso y la fuerza de los brazos sobre él, su

cabeza prácticamente estaba siendo arrancada.

Los ojos negros de Ray estaban a unos centímetros de él, emitiendo una cantidad

extrema de emoción y malicia.

— Todo es tu culpa.

El murmullo escapó por los espacios entre los dientes apretados.

— Fue por tu presencia que mamá fue al campo de batalla. Mamá murió por tu culpa.

¡Tú mataste a mamá!

Todo es por ti.

Él podía escuchar la voz de su hermano. Su voz interior era más fuerte que el grito

atronador que estaba dando. Ese fuego infernal de una voz, esa afilada cuchilla de una

voz manchada de sangre, y esa conciencia tras esto eran expuestas sobre él.

Hubiera sido mejor si no tuvieras esa habilidad. Alguien como tú no debería haber

nacido. Vete de este mundo ahora mismo.

Muere.

— Pecado. Ese es tu nombre. Qué apropiado. Todo es tu culpa. ¡Todo es tu culpa! ¡La

muerte de mamá, mi inevitable muerte, y todo lo demás será culpa tuya!

El grito de su hermano y su voz interna eran extremadamente aterradoras. Sin

embargo, no podía moverse en absoluto. A pesar de que trataba de cerrar sus oídos,

todavía podía escuchar esa voz.

Entonces Shin eligió escapar de allí. Él escapó profundamente en su conciencia, a las

profundidades de su alma, hasta que ya no pudo ver a sus padres.

Y sin saberlo, perdió el conocimiento y todo se dispersó en la oscuridad.

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Eighty Six – Volumen 1 174

Cuando abrió los ojos se encontró tendido en la cama de la habitación, con solo el

sacerdote a su lado, su hermano no estaba en ninguna parte.

"Está bien", le dijo el sacerdote. Su hermano probablemente estaba en la habitación,

pero nunca volvió a ver a su hermano.

Ray terminó rápidamente los procedimientos para su reclutamiento y, unos días

después, abandonó la iglesia. Shin se escondió detrás del sacerdote mientras este

último lo acompañaba para que se despidiera de su hermano.

Su hermano nunca dijo una sola palabra, ni le devolvió la mirada. Su cara desde un

lado aún parecía estar llena de furia. Shin tenía miedo de que si llegara a hablar fuera

regañado, y nunca dijo nada hasta el final.

La voz de su hermano, que siempre había estado en sus oídos, ya no podía ser

escuchada. Varias veces, tuvo el valor de llamarlo, pero su hermano nunca respondió.

Finalmente, tenía que entender que su hermano nunca lo perdonó y que nunca lo haría,

por toda la eternidad.

Las cicatrices en su cuello nunca desaparecieron, y siempre lo acompañarían. Fue

entonces cuando pudo escuchar algo increíble en la distancia.

No podía oír lo que decía las voces; solo podía entender que estaban haciendo todo lo

posible para decirle algo.

Finalmente, esas voces comenzaron a formar palabras humanas, pero no podía

determinar qué decían. No se parecía en nada a una grabadora rota que seguía

reproduciendo el mismo contenido, sino algo que anhelaba algo diferente.

Nadie, ni siquiera el sacerdote, podía escuchar esas voces. Como era de esperar, Shin

entendió lo que era eso.

Era probable que en esa noche su hermano lo hubiera matado. Fue asesinado y pereció.

Murió, pero nunca desapareció, solo para permanecer en este mundo. Por eso podía

oír las voces de los fantasmas, porque eran iguales a él.

En cierto día, la voz de su hermano sonó junto a las otras en sus oídos. Su hermano

había muerto pero seguía llamándolo a lo lejos. Fue ese día que Shin hizo los trámites

y se unió al ejército.

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Eighty Six – Volumen 1 175

Capítulo 9

Fiat justitia, ruat cælum - Hágase Justicia, aunque se caiga el cielo

— ¿Qué-?

Por un momento, no entendió lo que Shin estaba diciendo.

¿Todos morirán? ¿Están condenados a muerte solo con ese propósito?

— ¿Qué estás diciendo…?

En ese momento, Lena se dio cuenta.

Hace 6 años conoció a Ray. En aquel entonces, él era un 86, un procesador.

Los 86 fueron al campo de batalla de la desesperación para recuperar su ciudadanía y

sus familias.

Entonces, ¿por qué Shin, siendo hermano menor de Ray, seguía siendo un 86 cuando

debería ser ciudadano de la República por el servicio prestado por Ray y aún

permanecía como un procesador en el campo de batalla?

Además, lo mismo se preguntaba con respecto a los otros procesadores. Todos los

años, miles de reclutas eran enviados al campo de batalla. ¿Qué estaban haciendo sus

familias y hermanos?

— ¡Eso-!

— Sí. Eso es. Desde el principio, los cerdos blancos nunca pensaron en ningún

momento en darles la ciudadanía a los 86.

— Nos engañan para que seamos soldados usando eso como incentivo, y nos usan

hasta que muramos. En verdad son un grupo de cerdos blancos absolutamente

horribles.

Lena seguía negando con la cabeza, tratando de negarlo. Era probable que por sus

ideales esto fuera realmente un hecho inaceptable.

— ¿¡C-cómo es posible esto-!?

Seo suspiró. No estaba tratando de reprocharle, estaba angustiado y tenía

pensamientos similares a los de ella.

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Eighty Six – Volumen 1 176

— Mira, no te culpamos... pero piénsalo. Desde que comenzó la guerra, ¿has visto a

un solo 86 dentro de las 85 zonas legislativas?

—... Ah.

Los 86 eran obligados a servir durante cinco años en el ejército con la promesa de que

luego podrían recuperar su ciudadanía. Incluso si morían antes de que sus periodos de

labor terminaran, los otros miembros de la familia deberían haber recibido la

ciudadanía por ellos.

Sin embargo, la guerra había estado ocurriendo durante nueve años. Lógicamente, las

familias de los soldados que murieron durante estos últimos nueve años deberían

haber obtenido la ciudadanía, pero Lena nunca había visto a ninguno de ellos. A pesar

de que vivía en la primera zona todo el tiempo, debería de haber por lo menos unos

pocos Colorata allí para empezar, ¡no tenía sentido que no viera a uno solo-!

Su terquedad le producía completamente nauseas.

Debería haber pensado 2 cosas hace mucho tiempo. Primero, los hermanos Shin y Ray

eran niños cuyos padres y hermanos estuvieron en campos de concentración, y

segundo, ella solo podía ver a Albas en la primera zona. Ella los había visto antes a

ambos, pero los había ignorado; incluso en este punto, ella había creído neciamente

que la República estaba en lo correcto.

— La mayoría de los procesadores mueren antes de acabar su servicio, por lo que el

tema de la ciudadanía prometida no es mucho aunque nunca lo hubiesen cumplido.

El punto crucial, sin embargo, son aquellos con 'Nombres clave' como los nuestros,

que vivimos un infernal campo de batalla. Hemos podido vivir hasta hoy porque no

somos exactamente estúpidos, y somos héroes de los 86; probablemente están

asustados de que seamos la chispa de una rebelión.

La voz de Raiden era monótona. Tenía muchos rencores contra la República, pero en

este punto, era inútil expresarlos.

— Por lo tanto, hicieron que aquellos con Nombres clave fueran asignados a las

áreas con las batallas más intensas, con la esperanza de que luego murieran. La

mayoría de aquellos con Nombres clave mueren de ese modo. Sin embargo, hay

personas que simplemente no mueren, y estas personas son enviadas al primer equipo

defensivo de la primera zona de batalla, la última condena a muerte. Una vez que

tuvieran suficientes Nombres clave para ser ejecutados los envían aquí, y los harán

luchar hasta que cada uno de ellos muera. Este es el objetivo de la existencia de

nuestro escuadrón. No habrá nuevos soldados. Una vez que todos muramos, el

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Eighty Six – Volumen 1 177

próximo grupo será enviado. Este es nuestro campo de batalla final. Tarde o

temprano moriremos aquí.

Lena se sintió mareada, su mundo estaba completamente de cabeza.

Que continuaran luchando no era para proteger a la República, sino para que ellos no

murieran. No era un reclutamiento reglamentado, sino un completo genocidio a manos

del enemigo.

— P-Pero...

Dijo Lena, tratando de mantener los últimos trozos de esperanza,

— S-Si pueden luchar hasta el final...

— Oh, hay algunos que simplemente no mueren y siguen viviendo hasta el final... así

que para lidiar con estos tipos al final de su servicio son enviados a una misión

especial de reconocimiento, donde el éxito y la tasa de supervivencia son

prácticamente cero. Nadie podrá sobrevivir. Para esos cerdos blancos, la basura ya

fue sacada y el trabajo ya está hecho.

—...

Para proteger su patria, se aventuraban al campo de batalla de la muerte, aunque sus

esfuerzos no serían recompensados. Si sobrevivieran lo suficiente, se consideraría una

calamidad, y los obligarían a ir hacia un campo de batalla más peligroso, a la espera

de que mueran. El escuadrón establecido para esta ejecución continuaba luchando

hasta este punto. Y al final, se les ordenaría que murieran.

La rabia de ella se convirtió en lágrimas, nublando su visión. Este país se había vuelto

tan corrompido y depravado.

Recordó a Seo y Raiden refunfuñando que no había nada que hacer. Recordó que Shin

no sabía que le depararía la vida después del servicio. Se debía a que no tenían ni

tendrán futuro que les espere, ni tiempo para prepararse. Todo lo que les esperaba

sería una orden de ejecución firmada, el momento en que se implementara, era

inevitable.

— ¿Sabían de esto...?

— Sí... lo siento. Nadie se atrevió a decírtelo, ni siquiera Shin o Raiden.

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Eighty Six – Volumen 1 178

— ¿De-Desde cuándo...?

Lena escuchaba como su propia voz temblaba. Crenna respondió, su voz era

excepcionalmente fría.

— Desde el principio. Mi hermana mayor, los padres de Seo, la familia de Shin,

ninguno de ellos regresaron después de que ingresaron al campo de batalla, y nunca

hemos abandonado los campos de concentración. Los cerdos blancos nunca

cumplirán sus promesas... todos ya lo sabían.

— ¿¡Entonces por qué todavía pelean!? ¿No han pensado en huir...? ¿En vengarse de

la República?

Al escuchar la angustiada y furiosa pregunta de Lena, Raiden cerró los ojos y sonrió

irónicamente.

— ¿Y a dónde podemos ir? La Legión está delante de nosotros, y tenemos minas y

cañones de interceptación detrás. La rebelión es una opción... pero dados nuestros

números, es imposible.

Si hubieran estado en la generación de sus padres, podría haber una oportunidad de

luchar. Sin embargo, esa generación de personas luchó no para vengarse de la

República, sino para que sus familias recuperaran vidas como verdaderos humanos.

Si no peleaban con todas sus fuerzas, sus familias e hijos morirían, encerrados en los

campos de concentración fuera de la República. Solo podían creer en el dulce discurso

de la República y continuar en la batalla sin esperanza alguna.

Una vez que sus padres murieron, la generación de los hijos mayores comprendió que

no podrían obtener la ciudadanía y continuaban luchando para demostrar su identidad

como ciudadanos de la República. Intentaron cumplir con sus deberes como

ciudadanos, luchando por su país, para así obtener devuelta sus identidades y el

orgullo que su país había pisoteado. Querían demostrar que eran ciudadanos reales de

la República, que habían luchado y dado todo, no como los cerdos blancos que habían

abandonado su deber de defender.

Raiden y los demás no tenían nada. Las familias que querían proteger habían

desaparecido hacía mucho tiempo, y eran demasiado jóvenes cuando fueron enviados

a los campos de concentración o encerrados en otros lugares a la espera de su servicio.

Ya sea que fueran sus recuerdos paseando libremente por las calles, o sus experiencias

de cuando eran tratados como humanos, esos momentos estaban demasiado lejos para

ellos ahora mismo. Todo lo que conocían era una vida encerrada en vallas metálicas

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Eighty Six – Volumen 1 179

y minas, un estilo de vida no diferente al del ganado y a los opresores que habían

creado todo, llamados la República. No conocían la República que una vez había

aclamado libertad, igualdad, fraternidad, justicia y pureza, que los redujeron a

tratarlos como ganado incluso en vez de darse cuenta de que eran ciudadanos de la

República, y que estaban orgullosos de ello.

Raiden y los otros, no se consideraban ciudadanos de la República.

Eran 86, nacieron en el campo de batalla y morirían allí .La patria con la que estaban

más familiarizados era el campo de batalla rodeado de enemigos, y eran ciudadanos

que pronto encontrarían su muerte en la batalla. Tal era su identidad y orgullo.

La República de San Magnolia era simplemente una tierra extranjera, en la que solo

los cerdos blancos vivían, y no les importaba en lo más mínimo.

— ¿Entonces por qué…?

Por lo tanto, no tenían necesidad de responder a su duda.

Pero ellos querían decírselo. Aún frente a las cadenas de odio, e incluso después de

escuchar los escalofriantes gritos de los fantasmas, ella insistía y deseaba interactuar

con ellos. Tal vez todos habían sido tocados por la terquedad de esa obstinada chica.

Los compañeros de escuadrón de Raiden permanecían en silencio, pero no porque se

negaran a decir algo. Una vez que estuvo seguro de esto, Raiden habló.

— Hasta que llegué a tener doce años, una anciana Alba me escondió en la novena

zona.

— ¿...? ¿Qué…?

— Quien crió a Shin fue un sacerdote Alba que se negó a retirarse y se quedó dentro

del campo de concentración. Seo mencionó la historia de su líder de escuadrón,

¿verdad? Sabemos que los cerdos blancos son los que hicieron esos despreciables

actos, y de todos ellos, Crenna vio el peor de ellos. Ange y Shin incluso vieron a

algunos 86 que eran tan despreciables como los Albas.

Algunos eran tan insoportablemente groseros, y algunos permanecían

deslumbrantemente puros. Tenían claro cuál era cada uno, o como se comportaban

ambos.

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Eighty Six – Volumen 1 180

— Entonces tomamos nuestras decisiones. Es sencillo. Cómo ser un imbécil

despreciable y cómo ser una persona noble y recta.

Dentro de la estrecha cabina, enderezó su cuerpo y miró hacia arriba.

Hacía tiempo que se había olvidado de las enseñanzas de la abuela sobre Dios o de

las palabras para orar. Sin embargo, la imagen de ella tendida en el camino,

lamentándose pobremente permanecía fresca en su mente.

— Si quisiéramos vengarnos, no sería muy difícil; simplemente dejaríamos de pelear.

Y si dejáramos que pasara... no sobreviviríamos, pero la República estaría perdida.

Hay momentos en que creemos que todos los cerdos blancos deben ser asesinados.

Aunque sus compañeros en los campos de concentración también estarían condenados,

era cuestión de años hasta que murieran. Para los procesadores, la opción de rendirse

no era difícil.

— Pero, bueno, incluso entre los Albas, hay quienes eligen venir aquí para morir, e

incluso si queremos vengarnos así, el resultado de uno u otro modo seguirá siendo el

mismo.

—...

Lena no parecía entender. ¿De verdad están bien con esto? Tales palabras casi podrían

escucharse de ella. Raiden estaba completamente estupefacto. Esta chica era muy

amable y estúpida. Quizás nunca había pensado en venganza o algo así.

El verdadero odio y venganza no era simplemente matar a los que odiaban.

— La verdadera venganza solo se logra haciendo que los delincuentes comprendan a

fondo lo que hicieron, se arrepientan y se arrodillen en el suelo, pidiendo perdón

mientras lloran, antes de matarlos... pero los cerdos blancos ya han hecho todo tipo de

cosas repugnantes. De ninguna manera van a reflexionar sobre sus acciones solo por

una rebelión o una derrota total, ¿sabes? Uno no reflexionaría por su propia

incompetencia, sino que criticaría a los demás como basura, y actuaría como una

víctima o una trágica heroína... de ninguna manera alguien más querría ser como esos

cabrones que terminan siendo delirantes.

Antes de darse cuenta, su voz se llenó de rabia. Para ellos, ese era el acto más

imperdonable.

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Eighty Six – Volumen 1 181

Los soldados que se burlaron de la anciana que se resistía por amabilidad. Los

ciudadanos débiles y soñadores que cerraban los ojos y los oídos, huyendo de la cruda

realidad de la guerra y que se ocultan detrás de la república. El cerdo blanco que se

negaba a cumplir con sus deberes y robaba los derechos de los demás, aclamando sin

ambages que solo ellos eran nobles y rectos, siendo incapaces de comprender la

hipocresía de sus acciones.

De ninguna manera alguien más querría terminar como ellos.

— Si bien esa escoria nos hizo cosas inhumanas, si hacemos cosas similares a ellos,

terminaremos siendo iguales. Si existe la opción de luchar hasta el final, o rendirse y

morir, entonces optaremos por lo primero, sin rendirnos, y sin nunca ser reducidos a

basura. Esta es la razón por la que luchamos, nuestra razón de ser y nuestro orgullo...

aunque podría parecer que estamos protegiendo a los cerdos blancos, ya ahora no nos

importa.

Eran 86, los desechados en el campo de batalla y los ciudadanos de ella.

Lucharían hasta estar completamente agotados, lucharían y vivirían hasta el final con

sus propias habilidades, y ese sería su orgullo.

La chica Handler se mordió los labios. Todos sintieron una sensación de sangre que

no les pertenecía.

— Saben el resultado... que no podrán escapar de la muerte, ¿verdad?

Su voz parecía anhelar su venganza, infligida hacia sí misma. Raiden hizo una mueca.

— Nadie va a ahorcarse solo porque va a morir mañana. Terminaremos en la guillotina

tarde o temprano, y elegiremos cómo lo haremos. Ya tomamos nuestras decisiones.

Simplemente seguiremos viviendo con nuestras convicciones.

Y era porque sabían que la muerte trágica y sin sentido era tan inevitable que podían

verla de frente.

Las puertas del hangar vacío permanecían abiertas, y Raiden se detuvo una vez que

vio la sombra y al Recolector acercándose. Era de noche, a principios de otoño, y el

aire era frío, la luna un poco azul, el cielo negro, y las estrellas eran excepcionalmente

nítidas. Las estrellas y la luna permanecían tan deslumbrantes, así parecía, aunque

algunas murieron ese día.

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Eighty Six – Volumen 1 182

Este mundo definitivamente no mostraría parcialidad alguna hacia la humanidad.

Incluso sin la humanidad, la Tierra continuaría girando.

— Está bien. No es tu culpa. Gracias por lo de hoy también.

—… Pi.

Shin vio a Fido irse sombríamente mientras bajaba sus hombros, literalmente

doblando su parte delantera hacia adelante, y como regresaba al hangar. Raiden le

preguntó,

— ¿Kino y los otros?

— Sí. Parece que no puede encontrar los restos de la unidad de Chise. Ha pasado algo

de tiempo desde que encontramos un reemplazo.

— ¿No podemos usar en su lugar el modelo de avión que Chise usó? El ala principal

debería estar bien... pero no podemos encontrar los restos. Supongo que nada más

quedó después de ese disparo.

En este día, Fido había buscado durante mucho tiempo. Después de haber seguido al

Dios de la muerte por un tiempo, aprendió a buscar los restos de las unidades de los

caídos en combate, y se los proporcionaba a Shin para que escribiera sus nombres

como algo conmemorativo. Aunque originalmente no era el trabajo de Fido, se había

convertido en su misión prioritaria.

Raiden había escuchado a Shin mencionar que a Fido se le había enseñado a hacerlo.

En el pasado, Fido cortaba los restos con la marca personal, y Shin las arrojaba a la

cabina del Undertaker, junto con las otras lápidas de metal que tenía.

— Mira, probablemente no te moleste demasiado, pero solo quiero decir que no es tu

culpa.

La habilidad de Shin solo podía detectar la posición de los enemigos pero no podía

determinar su tipo. De alguna manera, podía inferirlo basándose en la formación y los

números del enemigo hasta cierto punto, pero era imposible para que determinara que

había un nuevo tipo de unidad detrás de eso.

Shin miró a Raiden, y se encogió de hombros sin decir una palabra, probablemente

demostrando que realmente no le molestaba. Raiden, sin embargo, sintió que estaba

bien. Los asesinados estaban mentalmente preparados, hicieron lo mejor que pudieron

y murieron. Fue culpa de ellos, no de los demás, ni de Shin.

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Eighty Six – Volumen 1 183

Los claros ojos rojos miraron al cielo sobre el campo de batalla, y Raiden lo siguió.

El cañón de larga distancia estaba allí en el día.

—... Pensé que el siguiente disparo habría de impactar la base directamente. Esto sería

inesperado.

— El objetivo de los cañones pesados es proporcionar fuego de supresión y destruir

objetivos estacionarios. No puede atacar con precisión armas blindadas, y no se usa

para atacar escuadrones. Es probable que el objetivo de ataque sea una ciudad o una

base. Supongo que solo nos dispararon algunas veces como prueba.

Raiden se burló,

— Solo unos disparos, y cuatro bajas, ¿eh? De ninguna manera podemos luchar.

— Si realmente se usara, no solo cuatro personas desaparecerían, sino la República

completa. Una cosa es que nosotros estemos aquí... ¿pero qué va a hacer la

Comandante? Esperemos que tengan algunas contramedidas.

Shin habló rotundamente, pero Raiden estaba un poco desconcertado. Parecía que

Shin no se había dado cuenta en absoluto.

— ¿…Qué?

— Nada.

Nunca antes Shin se había estado preocupado por un Handler.

—... De todos modos, es lo mismo que un Scorpion, necesita de una unidad de

observación en el área objetiva. En este momento, no están disparando.

— ¿Tú también lo sabes?

— Recordé la voz. No importa cuál sea, puedo decir cuando comenzara a moverse al

próximo momento... sin embargo, es poco probable que vuelvan a disparar.

— ¿...?

Raiden miraba a Shin en estado de shock. Este último seguía mirando el distante

campo de batalla, entrecerrando los ojos.

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Eighty Six – Volumen 1 184

— Me ha encontrado. Más o menos, él está compartiendo el sensor óptico con un

Ameise.

— ¿¡... Tu hermano...!?

Raiden jadeó audiblemente. Él lo sabía. Nunca lo habían visto, pero habían luchado

contra quienes él dirigía por él un par de veces. Las tácticas de los Pastores eran

tortuosas, crueles y aterradoramente meticulosas.

Shin miró hacia donde probablemente estaba el enemigo, y sonrió.

Era la sonrisa de un demonio de guerra, mezclado con una porción igual de miedo y

de coraje, un desafío contra la muerte misma. Su delgado cuerpo estaba temblando, e

inconscientemente lo calmó con sus brazos.

— Ya sabía que estaba en esta zona de batalla, pero finalmente me encontró. La

próxima vez, vendrá por mi vida. No va a tomar la opción más fácil y acabará conmigo

con ese cañón.

Raiden sintió un escalofrío al ver que su camarada, normalmente indiferente, emitía

una presencia maníaca como nunca antes, y tuvo que entrecerrar los ojos.

Shin estaba buscando a su hermano, quien una vez lo había matado, quien había

muerto en ciertas ruinas en el frente de batalla oriental, y a quien su cabeza le fue

arrebatada y llevada por el enemigo.

El Dios de la Muerte estaba sonriendo. Su sonrisa retorcida y demente era como una

helada, afilada y fría cuchilla. La mirada fría se asemejaba a una antigua espada que

se había deformado y afilado debido a los muchos campos de batalla, apuntando a su

presa, con el objetivo de poner fin a su existencia.

— Para mí, es una oportunidad perfecta para no fallar, pero no parece que ustedes

vayan a tener suerte si me siguen... ¿y ahora qué hará él? ¿Nos ahorcará a todos antes

de morir mañana?

Raiden también estaba mirando con atrocidad. Nació por la terquedad de un lobo

hambriento siguiendo sus instintos de supervivencia, saltando locamente a su presa y

con una intensa voluntad de vivir.

¡129 días hasta que se acabe! ¡Un hurra de mierda por el escuadrón Spear Head!

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Eighty Six – Volumen 1 185

El día en que se acabaría todo, o que se sucederán sus muertes. Esa muestra de

optimismo estúpido era una cuenta regresiva para su ejecución.

La cuenta regresiva había sido detenida por el momento, y la cantidad real de días

restantes era de 32. Incluso si ese número llegara a cero, continuarían luchando, hasta

el día de su muerte.

— ¿Bromeas?... iremos contigo, nuestro Dios de la Muerte.

— Eh, cómo lo digo... esto es algo que nuestro país haría.

Después de escuchar la explicación de Lena, Anett parecía quedarse completamente

sin palabras.

Ambas habían venido al laboratorio de investigación de Anett para evitar que otros

las escucharan. La mesa tenía un par de tazas con marcas de conejitos de pelaje blanco

y negro, junto con algunas galletas extrañas que eran mitad violeta, mitad rosadas.

— Por favor, Anett, ayúdame. Tenemos que… parar esto.

Anett mantuvo una mirada desinteresada mientras tomaba una galleta.

Sus ojos plateados observaban a Lena.

— ¿Y los detalles?

Esos ojos eran fríos y secos, como los de una bruja que había vivido miles de años, y

que estuvo alejada de todo lo demás.

— ¿Vas a presentar un discurso en la televisión? ¿Negociarás directamente con los

superiores? Sabes que eso no tiene sentido, ¿verdad? Si las personas pudieran cambiar

de parecer simplemente al escuchar un discurso idealizado y fascinante, las cosas no

habrían terminado de este modo. Conoces bien esta lógica.

— Eso…

— Dije que ya es suficiente. Carece de sentido. No puedes hacer nada aquí. Así que…

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Eighty Six – Volumen 1 186

— Basta, Anett.

Lena finalmente tuvo suficiente de escuchar, e interrumpió. Anett era una amiga

importante. Aun así, no podía dejar que su amiga dijera tal cosa.

— Esta es una cuestión importante de la vida y la muerte. Sabes que, no... Estás

quedando como una villana por inacción. Basta de perder el tiempo.

— ¡Tú eres la que está perdiendo el tiempo!

Anett se levantó de repente. Enfrentada por la repentina subida de tono, Lena se quedó

sin palabras.

— ¡¿Ya has tenido suficiente?! ¿Cuántas veces debo decir que no podemos hacer

nada? ¡No podemos hacer nada para ayudar a esas personas!

— ¿¡Anett...!?

— Una vez tuve a un amigo.

La voz de Anett se calmó de repente, como si su grito fuera una ilusión.

Era la voz débil de una niña desdichada, que estaba perdida como resultado.

— Era el hijo del vecino. Mi padre y el padre de ese niño eran investigadores de la

misma universidad, incluso amigos. Yo solía jugar con ese niño a menudo. La madre

de él y toda su familia tenían una habilidad extraña. Su tía, ese niño y su hermano,

que era mayor por algunos años, podían sentirse entre ellos a pesar de que no estaban

juntos.

El padre de ella era un neurólogo, un investigador que analizaba las funciones

cerebrales mientras los humanos interactuaban entre ellos.

La familia de ese niño era una experta en Inteligencia Artificial y anhelaba producir

una Inteligencia Artificial que pudiera ser amiga de los humanos.

Por lo tanto, la investigación nunca causó daño a otros. Se ponían un sensor parecido

a un juguete y hablaban con alguien más en otra habitación, representando un

experimento que era más bien un juego. Era aburrido de vez en cuando, pero Anett

insistió en seguir el juego e incluso participó en el experimento. Los que probaron

primero los experimentos reales fueron estudiantes del laboratorio de su padre,

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Eighty Six – Volumen 1 187

básicamente todos ellos, con la esperanza de obtener créditos, y también para obtener

los dulces hechos por su madre.

No hubo mucho progreso en la investigación, pero Anett estaba realmente feliz.

— Pero todo terminó cuando comenzó la guerra.

Ella ingresó a la escuela primaria, pero ese niño nunca iba. En aquel entonces, la

discriminación contra los Colorata se había vuelto realmente terrible.

En la escuela, Anett era intimidada y reprendida por tener un sucio amigo Colorata, y

estaba realmente estaba molesta por eso.

Una vez que llegó a casa, encontró al niño esperándola en su casa, esperando jugar

con ella, pero solo descargó todas sus frustraciones en él.

Tuvieron una disputa. Ella se enfurecía cada vez más diciéndole Sucio Colorata, y

finalmente se liberó.

Ese chico nunca se veía realmente triste, sino confuso, ya que no entendía lo que ella

estaba diciendo. Había una división entre ellos que ya no podía ser reparada, y fue

causada por nadie más que ella misma. Anett se estremeció al recordar este hecho.

Estaba aterrorizada. Totalmente aterrorizada.

Sus padres discutieron el asunto de ayudar a ocultar la familia de su amigo, y sopesar

la amistad de su amigo con sus propios dispositivos de seguridad; cuando su padre le

preguntó, ella respondió.

Probablemente su padre esperaba que alguien lo apoyara y ayudara a tomar una

decisión. Sin embargo, ella señaló en la dirección opuesta.

No me importa ese niño. No me pondré en peligro solo por su culpa.

Al día siguiente, ese niño y su familia fueron llevados a un campo de concentración.

Todo lo que podía decirse a sí misma era que no tenía otra opción, que solo podía

hacer eso desde el principio.

Sin embargo...

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Eighty Six – Volumen 1 188

Anett dio una sonrisa torcida. Ese debería haber sido el caso, entonces ¿por qué esta

amiga en frente mío confía tanto en mí?

— Oye, Lena. Sigues actuando como una Santa pura, pero también eres una

cómplice... piénsalo. ¿Cuántos 86 fueron asesinados por ese dispositivo RAID que

llevas puesto?

— Espera.

Experimentación humana.

— Debían transmitirse voces, por lo cual los animales no podían ser utilizados para

los experimentos. Decimos que los 86 no son humanos, pero los usamos como

humanos en este caso... teníamos que obtener resultados lo antes posible y nunca

pensamos en la seguridad de los que lo probaron en el diseño experimental. Mi padre

fue asignado para ser el jefe de esta investigación.

Si bien el padre de Anett nunca le había dicho nada, ella leyó sus archivos.

La mayoría de los cerebros de los sujetos colapsaron debido a la carga excesiva, y

perdieron sus personalidades, antes de morir en un dolor sin fin.

Los adultos fueron tomados como peones y soldados, y por tanto los que se usaron

para experimentar fueron solo niños.

Los 86 no tenían nombres, y se les administraba como números.

Por lo tanto, ¿los niños de la misma edad que ese niño, quienes murieron trágicamente

en el laboratorio experimental en un determinado campo de concentración lo incluían

a él también? Ni su padre ni nadie más podrían afirmarlo.

— La muerte de mi padre no fue un accidente. Él quiso matarse.

Él, quien dejó a su amigo para que muriera y causó personalmente el sufrimiento y la

muerte de muchos más, sin duda moriría con más angustia que cualquiera de ellos.

Sí, eso era lo que su padre seguía repitiendo. No había manera de que pudiera haber

implementado un valor equivocado por error.

Entonces yo, que dejé que ese niño muriera, compartía el mismo pecado. Así pensaba

Anett mientras se hacía cargo de la investigación de su padre.

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Eighty Six – Volumen 1 189

Un Handler se suicidó. Los militares la hicieron investigar el dispositivo RAID del

muerto. Una vez que escuchó que la causa podría estar relacionada con un solo

procesador, de repente pensó.

Si hago que los militares traigan a ese procesador para investigarlo, ¿qué sucederá?

Si esa persona es una muestra experimental importante, puedo esconderlo hasta que

termine la guerra. No es diferente al cautiverio, pero podrá vivir. Puedo salvar a

alguien, incluso fuera solo uno.

Entonces pensó, y se sorprendió con tal idea. Porque en ese entonces, ella se había

negado a ayudar a ese niño.

Cuando oyó que la basura en el departamento de logística se negaba a llevar a cabo

sus trabajos, soltó un suspiro de alivio. Vaya, no puedo hacer nada después de todo.

No puedo salvar ni a uno solo.

— Pero tú también eres igual.

Era cómico. Esta amiga frente a ella era demasiado amable, demasiado terca, y nunca

pensaba en estas cosas, ni sabía cuán bajo podría caer la malicia de la humanidad.

— Tampoco puedes hacer nada, es porque sigues insistiendo en que sigan vivos y

tienes que ordenarles que mueran, ¿no? Antes podrías haber jugado con ellos y

dejarlos morir, pero ahora te has agachado tanto que prácticamente andas a rastras.

¡Todo es tu culpa!

Lena se quedó sin aliento. Anett se sentía completamente aliviada y, sin embargo,

llena de culpa al ver que ese rostro de perlas se ponía pálido.

Nuevamente, cometí el mismo error.

De nuevo.

Agarró la taza y la arrojó con fuerza al cubo de basura. Era la tasa correspondiente

que habían escogido y empaquetado juntas. La primera taza de café que se preparaba

en esta sala.

La porcelana se hizo añicos, como un chillido en su débil corazón.

— Realmente te odio, Lena... no quiero volver a ver tu rostro de nuevo.

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Eighty Six – Volumen 1 190

A partir de ese momento, el Escuadrón Spear Head emprendió otras dos misiones de

interceptación, y nuevamente, tres personas murieron.

Durante las dos misiones, las tácticas de la Legión diferían enormemente de

cualquiera de las que habían encontrado anteriormente. Usaron los cañones de larga

distancia, y sus tácticas eran astutas, crueles y agudas. Shin decía que el enemigo tenía

un Pastor. Desde que utilizó el cañón de larga distancia, permanecía en las líneas

traseras comandando, y nunca iba a las del frente.

Durante ese momento, Lena no pudo hacer nada. Ni proporcionar fuego de cobertura

o ayudar en algo.

Y finalmente, ella recibió la orden.

— ¿¡Una misión de exploración de larga duración para dirigirse a la parte más

profunda del territorio controlado por el enemigo!?

Una vez que vio el contenido de la absurda misión en el PDA, se quejó.

Los participantes de esta misión serían todos los Juggernauts que habían sobrevivido

desde la formación inicial del escuadrón.

El destino de esta misión era el final.

No había límite de tiempo. Durante la misión, si algún miembro se retiraba o regresaba,

se considerarían como desertores y serían ejecutados inmediatamente.

Al mismo tiempo, todos los registros de los Para-RAIDs de los miembros, el inicio de

sesión de sus unidades y los rangos militares de la República debían eliminarse.

Se les asignó un mes de suministros para esta misión.

Y también, todo el apoyo de otros escuadrones estaba prohibido.

Era absolutamente absurdo.

De ninguna manera era una misión de exploración. Era simplemente la orden de que

entrasen en las filas enemigas y murieran sin sentido, solo que no se mencionaba. Ni

siquiera era una misión para empezar.

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Eighty Six – Volumen 1 191

No podrían sobrevivir por más días, y mucho menos un mes. Con el continuo ataque,

las fuerzas de exploración serían aniquiladas. Aún después de innumerables batallas

sin sentido, iban a ser abandonados en el interior del campo de batalla, y morirían

solos.

Lena apretó sus dientes con fuerza y se levantó bruscamente, ignorando que la silla se

había caído.

— ¿Me estás pidiendo que me retracte de la misión especial de exploración, Lena?

— Por favor, tío Jerome. No podemos permitir que esto continúe.

Lena bajó la cabeza desesperadamente ante su última esperanza, Carl-Stahl.

Mientras hacía sus investigaciones para detener esta misión, había aprendido que esta

orden inútil era una "tradición" en el Ejército de la República que había existido y

perdurado hasta el presente.

Spear Head no era el único caso. Estaba el Escuadrón Razoredge, el primer escuadrón

de defensa en la primera zona de batalla del frente sur, el Escuadrón Longbow, el

primer escuadrón de defensa en la primera zona de batalla en el frente occidental y el

Escuadrón Sledgehammer, el primer escuadrón de defensa en la primera zona de

batalla a lo largo del frente de batalla Norte. Estos escuadrones fueron aniquilados en

seis meses, y los pocos supervivientes fueron enviados a una misión de exploración

especial, la tasa de supervivencia era de cero, sin excepciones. Verdaderamente,

estaban enviando a todos los 86 que vivieron hasta el final al campo de ejecución final,

solo para aniquilarlos.

Carl-Stahl miró el informe en sus manos.

—… Impresionante. Típicamente, solo uno o dos participarían en la misión especial

de exploración. Eres la única Handler que podría mantener a un pequeño escuadrón

participando en esto, así que di la orden para que no hagan nada innecesario.

—...

Es por ti que han vivido hasta hoy, por nada.

Recordó las palabras de Anett, y quedó aterrorizada. Sin embargo, apretó los dientes

y suplicó.

— Por favor. La República... Nosotros no podemos seguir cometiendo este error.

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Eighty Six – Volumen 1 192

—...

— Como dijiste, la moral y la justicia pueden no ser suficientes para moverlos, pero

¿qué pasa con los beneficios para el país? Simplemente estamos perdiendo

procesadores excepcionales, luchando por la fortaleza de la República, y

beneficiándola en lo que respecta a seguridad. Ya que eres tú, deberías poder debatir

esto durante la Reunión de Defensa Nacional, o un debate abierto...

Carl-Stahl frunció el ceño al escuchar que Lena se retiraba. Luego habló lentamente,

aun frunciendo el ceño.

— El gobierno republicano y su gente están pensando en secreto que eliminar a todos

86 será el mayor beneficio para la República, y el ejército simplemente está aceptando

este ideal. ¿Entonces por qué no piensas así?

— ¿¡Qué…!?

Estaba aturdida. Ignorando todas las formalidades, golpeó con sus manos el escritorio

antiguo y se inclinó hacia delante.

— ¿¡Qué dijiste!? Acabo de decir que esto es simplemente un desperdicio de fuerza

y conciencia por parte de la República.

— Si quedaran los 86 con vida después de que termine la guerra, todo lo que les

hicimos será criticado y remunerado. Detención forzada, confiscación de propiedades,

servicio militar obligatorio, ¿alguna vez has pensado cuánto costaría todo? ¿Crees que

los ciudadanos de la República ahora estarían de acuerdo en aumentar los impuestos

a las pensiones?

—… Eso…

— Y si hay algún país sobreviviente cerca, ya hemos lastimado a sus compatriotas.

Una vez que esto se revele al mundo, la República perderá su reputación y orgullo, y

se verán avergonzados durante milenios como opresores... todas las consecuencias se

pueden borrar, siempre y cuando los 86 mueran.

Ella jadeó, y apretó los dientes. recordó las palabras que Shin dijo.

— ¡Así que es por eso que nunca recuperan los cadáveres de los caídos en combate,

y nunca los entierran…!

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Eighty Six – Volumen 1 193

— Sí. Y para agregar, no hay registros de los muertos, ya sea en los campos de

concentración o dentro de los confines. Todos los registros personales de los

procesadores muertos han sido eliminados. En el momento en que estén todos muertos,

nunca habrán existido. Como nunca existieron, nadie puede decir que fueron

oprimidos, y todos los hechos que socavan la fraternidad de la República serán nulos.

—... Quién diría que la gente de la República es tan cruel...

Por alguna razón, la expresión de Carl-Stahl tenía un atisbo de angustia.

— Secretamente, esto es lo que todos piensan. Solo una pequeña minoría se atreve a

decirlo, pero la mayoría lo ha permitido en silencio, ya sea por apatía o simplemente

por seguirlo, pero aun así, todos han estado de acuerdo con esto. Este es el resultado

del republicanismo del que estamos tan orgullosos, Lena. La mayoría de la gente

esperaba sacrificar a los 86 para su propio beneficio. Como la gente así lo ha decretado,

nosotros como soldados solo podemos vivir. ¿Qué piensas?

Lena golpeó la mesa, que emitió un sonido contundente que se dispersó rotundamente

en la habitación.

— ¡El republicanismo definitivamente no se trata de sacrificar muchos para el

beneficio de pocos! Hay la necesidad de tratar a cada persona por igual, sin importar

nada; esa es la enseñanza de nuestra bandera de cinco colores, y la constitución

construida para este propósito, ¿verdad? Si no podemos hacer esto, ¿¡Cual es esta

voluntad de la República!?

En ese momento, los ojos de Carl-Stahl mostraron un gran brillo. Era un reproche de

Lena, y también, un profundo resentimiento hacia algo vago y distante.

— Si no hay valores que valga la pena respetar en la Constitución, esta solo sería un

trozo de papel sin valor. Al igual que el revolucionario San Magnolia en el pasado,

todo lo que el gobierno de la revolución necesitaba era su nombre e imagen, y después

de que la monarquía fue derrocada, el Santo fue ejecutado en secreto en la cárcel.

Lena se quedó sin aliento cuando escuchó ese tono rencoroso. Era la primera vez que

oía la voz de su tío llena de una furia tan arraigada.

— ¿Estás diciendo que esto es violencia? Por supuesto. Este es el resultado de dejar

que personas estúpidas hagan lo que quieran; dando poder político a aquellos que

quieren un poder ilimitado y sin embargo no están dispuestos a soportarlo. Este es el

resultado de la entrega de este poder político a animales que solo se preocupan por

pisotear a los demás, y no consideran nada más que sus propios beneficios y deseos.

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Eighty Six – Volumen 1 194

Hablan tanto sobre el Santo, pero todo lo que hacen es manchar su nombre con su

locura. ¡¿Qué más pueden hacer los perezosos y despreciables imbéciles que no sea

más que hacer el mal?!

Este agitado Carl-Stahl de repente tuvo un cambio de tono, y dejó escapar un profundo

suspiro, hundiéndose profundamente en su sillón.

— Lena, para nosotros los seres humanos, la libertad y la igualdad están demasiado

lejos... y son probablemente inalcanzables.

Los ojos de Lena no mostraban ninguna expresión. Solo podía bajar la cabeza hacia

el hombre que una vez vería como su segundo padre, a quien ella admiraba. No tenía

más remedio que soportar la condescendencia que se elevaba en su corazón.

— Todo lo que muestra es que has caído en la desesperación, y has intentado

racionalizarlo... es un grave error ver a los inocentes perder la vida y no hacer nada,

todo por este motivo.

Carl-Stahl alzó la mirada hacia Lena. Sus ojos plateados estaban fatigados y cansados.

— Esta esperanza de la que hablas, no puede salvar a nadie. Ni los ideales. Debido a

que son tan exaltados y no nos afecta en lo más mínimo. Debido a que nuestros ideales

y esperanzas son incapaces de conmover a alguien... viniste a mí, ¿no es así?

Lena apretó los dientes. Él estaba en lo correcto.

— La desesperación y la esperanza son en realidad lo mismo. Son dos caras de la

misma moneda, siempre se buscan, pero nunca se alcanzan.

—...

Pero incluso así, había la opción de esperar sus destinos. Incluso si no tenía sentido,

existía la opción de luchar contra el destino hasta el final. Las dos opciones difieren

claramente.

Pero este hombre frente a ella nunca podría entender este punto.

Ahh, ya veo, entonces esto es desesperación.

—... Adiós, general de brigada Carl-Stahl.

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Eighty Six – Volumen 1 195

Al mismo tiempo que Lena recibió la misión especial de exploración, el Escuadrón

Spear Head recibió las mismas órdenes, y todos comenzaron los preparativos sin decir

nada más. Clasificaron los suministros arrojados desde el aire para la misión y se

aseguraron de que todos los elementos necesarios en la base estuvieran en buenas

condiciones, incluso el Recolector que fue elegido para transportar los suministros. A

los Juggernauts no se les podrían hacer mantenimiento o reparación una vez

comenzara la misión, por lo que el equipo de mantenimiento revisó a fondo todos los

Juggernauts por última vez. Los procesadores, que no regresarían a esta base,

revisaron sus pertenencias.

Los preparativos se resumieron en un informe y se presentaron a Shin. El trabajo de

este último consistía en verificar todos los artículos y asegurarse de que estaban en

correcto estado.

Audreht, quien era competente en la preparación y asignación de suministros, se

ofreció como voluntario para encargarse del trabajo de preparación. El hangar parecía

tan vacío cuando él y Shin permanecieron en un rincón lleno de contenedores,

afirmando tranquilamente que todas las revisiones fueron hechas.

— Raciones, paquetes de energía, municiones, repuestos, los cargamos todo justo

como era necesario. Y para este estúpido líder de escuadrón, un par extra de patas. Ya

sabes cómo hacer algunas reparaciones simples, ¿verdad?

— Sí. Siempre las arruino.

— Maldito mocoso, siempre con tus respuestas estúpidas... solo tienes una unidad

ahora. No luches de la misma forma ahora.

Una vez que hizo que el viejo mecánico murmurara con una voz profunda y seria,

Shin simplemente se encogió de hombros. A pesar de que se le pidió que acatara, no

podía lograr lo que era incapaz de hacer. Si no atacaba a las unidades enemigas,

tendría problemas para salvar su propia vida.

— Ya es el final. ¿No puedes solo decir 'entendido', aún si es una mentira? Solo

coopera con lo que te digo, ¿de acuerdo?

— Lo siento.

— Dios mío, mocoso impertinente...

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Eighty Six – Volumen 1 196

Audreht resopló, y el silencio hizo señas en el espacio circundante. A Shin no le

molestaba esta atmósfera incómoda, mientras Audreht se rascaba el pelo blanco como

el algodón y hablaba,

—... Shin. Una vez que hayas terminado todos los preparativos, llama a todos los

chicos aquí. Tengo algo que decirles.

Shin era un poco escéptico, e inclinó la cabeza hacia el sombrío rostro de Audreht

protegido por sus gafas de sol. ¿Qué dirás? Estaba a punto de preguntar, pero el Para-

RAID se activó, y solo pudo tragarse sus palabras.

—... Capitán Nouzen.

— Comandante. ¿Qué pasa?

Shin respondió, señalando que estaba ocupado. Audreht asintió y se fue.

—... La misión especial de exploración me ha sido entregada.

— Afirmativo. Los preparativos avanzan sin problemas y sin retrasos. ¿Hay algún

cambio en la situación?

A diferencia del tono extrañamente sombrío de Lena, Shin era tan indiferente en su

respuesta como de costumbre, como si acabara de recibir otra orden típica. Una vez

que escuchó la insensibilidad de ese tono, Lena apretó los dientes.

— Me disculpo. Dadas mis capacidades actuales, realmente no puedo retirar las

órdenes.

Lena frunció los labios. Un momento después, finalmente tuvo suficiente y habló.

— Por favor escapen. No tienen necesidad de cumplir esta estúpida orden.

Estaba completamente avergonzada de su propia incompetencia. No podía retractarse

de esta absurda orden, y solo podía dar un consejo tan irresponsable.

Pero la respuesta que le dio se mantuvo estable y serena. Era una pregunta, pero en

esencia, era una negación.

— ¿A dónde?

—...

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Eighty Six – Volumen 1 197

Ella lo sabía. No había ningún lugar al que ir. Incluso si lo hubiera, no sobrevivirían.

Con tan pocos que eran, no podían garantizar la más básica de las comidas. Era obvio.

Ninguna persona podría sobrevivir sola. Por lo tanto, la gente se reunía, formando

aldeas y ciudades, y construyendo países. El establecimiento destinado a sustentar la

subsistencia humana iba a condenarlos a muerte.

Había una ira inexplicable que se incrementaba en el corazón de Lena, y ella exclamó:

— ¿¡Por qué actúas siempre así...!?

No soportaba verlo aceptar su muerte tan cruelmente, como un prisionero declarado a

muerte que había admitido su culpa, ¡aunque nunca hubiera pecado!

— Porque no hay nada por lo cual guardar rencor. Todos mueren, y moriremos antes

que otros. Apuntar con el dedo no va a cambiar eso.

— ¡Pero no puedes decir eso! ¡Los matarán! El futuro de ustedes, sus esperanzas,

incluso sus vidas les serán arrebatadas sin razón, y sin embargo, ¿no sientes rencor

alguno? ¡No hay forma de que esto pueda suceder!

Shin hizo silencio cuando escuchó su voz llorosa. Después de un rato, finalmente

habló, con una mueca en su voz.

— Comandante, no nos estamos enviando nosotros mismos a la muerte.

Su voz no tenía ningún sentido de anhelo o desgana, en cambio sonaba nítida y clara.

— Hasta hoy, hemos sido encerrados y atados aquí. Sin embargo, todo va a terminar.

Finalmente podemos dirigirnos a un camino que podemos esperar, al lugar distante

que estamos esperando. ¿Podrías por favor no menospreciar la preciosa libertad que

nos darán?

Lena seguía negando con la cabeza. Eso no era libertad. La libertad real está permitida

por la ley y no se entrometía en los derechos de los demás. El deseo de ir a cualquier

parte, hacer lo que quieran, o la libertad de pensamiento sin impedimento alguno, esta

libertad es un derecho que cualquier persona debería tener.

Elegir su cementerio el día siguiente o elegir el camino hacia la muerte. Tales

elecciones limitadas seguramente no podrían considerarse libertad.

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Eighty Six – Volumen 1 198

— E-Entonces, al menos, por favor no luchen. Deberían saber dónde está eso, para

poder evitarlos y seguir adelante de manera segura...

— Eso es imposible. Aún si sabemos dónde están, es imposible que podamos pasar

sin que no nos noten. Para poder continuar, debemos luchar... ya somos conscientes

de eso.

Por un momento, Shin sonrió. No estaba diciendo que lo sabía, sino que estaba ansioso

por hacerlo.

Lena finalmente bajó los ojos, incapaz de soportar esto.

— Quieres pelear con tu hermano, quien está allí ¿verdad?

El silencio se detuvo. Finalmente, Shin suspiró con cierta frustración.

—¿... Por qué es que siempre notas cosas tan inútiles?

— Claro que lo hago. Es por eso.

Cuando él dijo que estaba buscando al difunto Ray y al Pastor en la primera zona de

batalla, Shin mostró una sonrisa fría y rota, como la que tenía ahora.

El propio Shin podría no haberse dado cuenta. Así como uno no notaría su propia

expresión facial, él podría haber sido el único que nunca notaba los pensamientos en

el fondo de su propio corazón.

Miedo, furia, persistencia, impulso, innumerables emociones se entrelazaban,

formando una cuchilla despiadada y maníaca dirigiéndose hacia él.

No era anticipación, sino todo lo contrario.

— Con mucha más razón no puedo permitir que pelees. Incluso si es así, luchar contra

tu propio hermano es...

— Mi hermano es un Pastor. No podemos evitarlo.

Su voz era dura y malévola. Era la primera vez que oía una voz llena de furia por su

parte.

— Capitán.

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Eighty Six – Volumen 1 199

— Si no te sientes dispuesta a comandar, por favor no te sincronices con nosotros...

Raiden y Kaie debieron habértelo dicho innumerables veces.

Ella escuchó el tono helado y suspiró. Esta intensidad de Shin se sintió solo por un

momento, y luego, dejó escapar un largo suspiro, volviendo al habitual tono

indiferente.

—... Comandante, ya no tienes que mandarnos más.

— Eso…

— Corregiré lo que acabo de decir... No quiero que escuches las últimas palabras de

mi hermano.

No quería que Lena, la chica que solo conocía las manos y sonrisa bondadosa de Ray,

escuchara la voz de sus maldiciones y malicia.

—...

— Y otra cosa. Más al oriente desde aquí, más allá de la frontera, ya no hay voces.

Sonaba como si estuviera insensiblemente mencionando algo que acababa de olvidar.

O tal vez, estaba hablando deliberadamente con ese tono, para ocultar algo.

—... Capitán Nouzen.

— Tal vez ese es el rango de audición máximo para mí, o tal vez hay otros

sobrevivientes al otro lado. Si es lo último, la República probablemente se salvará

antes de que sea aniquilada... sin el Pastor habría confusión por el momento, y

podremos ganar algo de tiempo. Así que, por favor, espera hasta entonces,

comandante.

Su tono permanecía vacío y helado, pero había un gran deseo detrás de ello. Al oír sus

palabras, Lena solo pudo apretar los puños.

Durante la batalla de intercepción ese día, Haruto fue asesinado.

Era la primera vez que Lena no había tomado el mando, desde el principio hasta el

final de la batalla.

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Eighty Six – Volumen 1 200

Y así, llegó el día de emprender la misión especial de exploración.

Abordaron los Juggernauts y activaron el sistema, mostrando líneas de mensajes y

resultados de comprobación en la pantalla. La pantalla secundaria mostraba la

cantidad de aliados. Raiden lo miró y resopló.

— Solo somos cinco, ¿eh? Qué mal por Haruto.

Si hubiera podido sobrevivir otros dos días, podría haberse unido a su desfile hacia el

paraíso.

Podía escuchar un suspiro de Seo a través del comunicador sincronizado.

— Al final, la Comandante nunca nos contactó, ¿eh?

— ¿Qué? Parece que estás muy solo, Seo.

— No, para nada... pero...

Seo inclinó levemente la cabeza.

— Tal vez estuve un poco preocupado. Más o menos.

— Dado que ella nos ha acompañado hasta este punto, supongo que podría haberse

despedido.

— Bueno, siento lo mismo, Ange. No importa si está por aquí, pero si lo estuviera,

podría haber dicho algo.

— Ya es suficiente. Le dijimos a ella muchas veces que no se preocupara por nosotros,

y ahora finalmente lo hemos logrado. ¿No está bien?

Crenna parecía un poco molesta cuando lo dijo. Seo y Ange estaban conteniendo la

risa y dijeron ¿qué hay con eso? Y ella hinchó sus mejillas formando un puchero en

respuesta.

Raiden dio unos pequeños golpes en la pared interior de su cabina, aceptando

discretamente. Nunca esperó que Lena los volviera a contactar desde ese incidente.

No creía que se retiraría en este momento, pero podría haber estado en silencio debido

a una estúpida culpa.

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Eighty Six – Volumen 1 201

Quería decirle unas algunas palabras... pero ya no importa.

Se habían realizado las últimas revisiones y las unidades se activaron. Las pantallas

parpadearon varias veces antes de que se encendieran, y en el monitor apareció el

equipo de mantenimiento que había pasado tiempo con ellos durante medio año.

Aunque sabían que los de afuera no podían verlos, todos bajaron la cabeza

profundamente.

Fido esperó en silencio en la parte posterior de la procesión. Llevaba un mes de

provisiones, artículos de primera necesidad y otros cinco contenedores de municiones

instalados en sus patas, asemejándose a un ciempiés.

Por lo tanto, todos estaban listos. Una vez que dieran el siguiente paso, no podrían

retroceder. Una vez que comenzara la operación, sus rangos militares, junto con los

registros de inicio de sesión almacenados en el cuartel general del ejército de la

República, serían borrados por completo, y el mensaje de inicio de sesión como

registro del Handler al mando sería borrado al mediodía, o tal vez sería incapaz de

conectarse una vez que salieran del área de la jurisdicción. Una vez que retrocedieran,

se encontrarían con fuego republicano, y solo podrían ir hacia la tierra de la muerte,

hasta que ellos mismos murieran.

Por alguna razón, aún cuando se enfrentaba a un futuro así, Raiden estaba

excepcionalmente calmado.

Cuando fue asignado por primera vez a este escuadrón, ya estaba preparado para esto.

En aquel entonces, Daiya todavía estaba vivo, y estaban los 6. Estos 6 abordaron un

carguero de transporte desde sus respectivos escuadrones antiguos, y conoció a Kaie,

Haruto y Kino en este campamento. Los miembros tenían una foto conmemorativa de

ellos juntos y la pegaron en el libro de escuadrones. Cada vez que se cambiaba de

escuadrón, tomaban fotografías de nuevo. Todos tenían papeles que contenían sus

números, parados frente a la pared con los registros como prisioneros. Una vez que el

escuadrón se disolviera, todos sus datos serían abandonados, y sus fotos

probablemente serían eliminadas en esta noche, ni una sola permanecería. Una vez le

suplicaron a un soldado de aspecto amable que les tomara una foto... ¿pero cuánto

tiempo permanecería?

Esa noche, todos se mantuvieron unidos e hicieron un juramento.

Incluso si fueran ridiculizados como cerdos, nunca caerían ni convertirían en ellos.

Lucharían hasta el final y hasta el último hombre.

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Eighty Six – Volumen 1 202

No está mal. Nos las arreglamos para sobrevivir hasta que quedamos cinco.

Se reía entre dientes, y como era de esperar, pensó en su líder de escuadrón,

Undertaker, junto con la marca que estaba grabada en su unidad, el esqueleto sin

cabeza levantando una pala. Simbolizaba al Dios de la Muerte, su Dios de la Muerte,

que había llevado al escuadrón hasta este punto, y permanecía con ellos en la vida y

en la muerte.

Los acompañaba la pequeña tumba de aluminio, junto con los otros 576 caídos en

combate que él había sepultado hasta este momento.

Raiden sintió que Shin abría sus ojos rojos ligeramente cerrados, y escuchó una voz

tranquila.

— Vamos.

Al escuchar esa voz suave, se despertó de su fase de espera.

Ya se acercaba. Todavía está lejos, pero estaba cerca. Después de buscarlo durante

tanto tiempo, finalmente se encontrarían nuevamente. Para este propósito había

esperado por un largo, angustioso y temeroso tiempo, listo para atacar.

No podía esperar. Esta vez, quería darle la bienvenida. No lo dudaría esta vez.

La voz de los fantasmas que persistían en las orejas de Shin se hizo más fuerte de

repente, y comenzó a moverse. Aquellas voces se juntaban, como un maremoto

arrasador que envolvía la tierra, acercándose hacia ellos.

Los plateados Eintagsfliege ante las tropas se agrupaban, cubriendo todo el cielo, y el

sol se oscureció como resultado.

—... Shin.

— Sí.

Dijo Raiden, y Shin lo notaba tenso. El enemigo estaba justo delante de ellos, en el

camino que habían elegido. Si hubieran tomado un camino diferente, el enemigo se

ajustaría en consecuencia y avanzaría hacia ellos.

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Eighty Six – Volumen 1 203

Era de esperarse. Si Shin podía escucharlo, era de esperar que el enemigo también

podría escucharlo.

Después de mirar el paisaje, eligieron un camino de poco perímetro. Como no podían

evadir, eligieron un lugar donde fuera más fácil luchar.

La pantalla del radar mostraba señales de las posiciones enemigas. En un instante, los

puntos luminosos en el radar aumentaron en número, casi superponiéndose uno sobre

otro, y su camino hacia adelante estaba cubierto de blanco.

Pasaron por las colinas, y llegaron a un tramo de pastizales y bosques, estando este

último a la izquierda.

Ante sus ojos había un tramo interminable de ejército.

Liderando el frente estaba la Vanguardia de los Ameise. Los Löwes y el Grauwolfs

se mezclaban en el cuerpo blindado dos kilómetros atrás, y más atrás estaba la segunda

horda, con una tercera horda que apenas se podía ver detrás. El equipo de artillería de

Scorpions probablemente estaba detrás de ellos. Parecía que toda la armada de la

primera zona de batalla estaba frente a ellos.

Y de allí la atención de Shin fue atraída por un Dinosauria que estaba siguiendo a un

Ameise.

Tenía al menos cuatro metros de altura, el doble del peso de un Löwe. Estaba cubierto

con una armadura impenetrable, sus ocho patas proporcionaban una cantidad

asombrosa de movilidad y explosividad, como un crucero de batalla terrestre. El

enorme cañón de 155 mm y el cañón coaxial secundario de 75 mm apuntaban hacia

ellos, las dos ametralladoras pesadas de 12,7 mm sobre su cuerpo parecían juguetes

en la enorme bestia de acero.

Aún sin escucharlo, Shin sabía que el Pastor estaba liderando esta armada. Había

localizado su ejército en todas las rutas posibles, y predijeron el camino que elegirían,

estableciendo un campamento allí. Era imposible para las Ovejas analizar las

condiciones y predecir dónde procedería el enemigo.

Y este Pastor estaba escondido en la parte más profunda de la primera zona de batalla.

—... Shin.

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Eighty Six – Volumen 1 204

Esa voz profunda era la evidencia crucial que necesitaba. Shin recordó esa voz muy

bien, y nunca pudo olvidarla. Era lo último que había escuchado cuando estaba vivo,

esa voz, esas palabras.

Aquella misma voz lo estaba llamando.

Shin mostró una leve sonrisa.

Entonces apareciste... finalmente, estoy justo delante de ti.

Esa sonrisa era como una cuchilla de hielo, enloquecedora, aguda y cruel.

— Te encontré, hermano.

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Eighty Six – Volumen 1 205

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Eighty Six – Volumen 1 206

Capítulo 10

El caballero sin cabeza IV

La nieve caía en silencio.

Los copos de nieve blancos caían del cielo oscuro, acumulándose silenciosamente

como una desesperación inminente. Eran tan salvajemente bellos, y sin embargo tan

surrealistas. El duro invierno que teñía de blanco al mundo congelaba sus lágrimas y

lamentos.

Ray yacía dentro del Juggernaut, su cubierta había sido arrancada mientras él miraba

al cielo, esperando al menos morir mientras lo hacía. Silenciosamente observó los

copos de nieve blancos que flotaban desde el otro extremo, cayendo suavemente sobre

él.

—... Shin.

Ray tenía 10 años cuando nació su hermano. Ese era su hermano pequeño, un hermano

que tanto había anhelado.

Su hermano pequeño siempre se aferró a sus padres, y más aún a él. A este hermano

menor le encantaba llamar la atención y era muy llorón. Ray siempre estaba a su lado,

siendo capaz de cualquier cosa y siempre protegiéndolo. Ray era un héroe para su

hermano pequeño.

Cuando Ray tenía diecisiete años, estalló la guerra. Él, junto con sus padres y su

hermano pequeño, ya no eran considerados humanos.

Amenazados por su propio país alzado en armas, fueron metidos en camiones como

ganado y expulsados.

Shin seguía llorando de miedo y se aferraba a Ray. Este último abrazaba a su hermano

pequeño. Protegeré a mi hermano menor sin importa lo que pase. No importa quién

lo lastime, voy a protegerlo.

Su campo de concentración era un campamento del ejército de mala calidad, con una

planta de producción, y aterradores alambres de metal y minas terrestres. Eso era todo.

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Eighty Six – Volumen 1 207

Una vez que se les notificó que podían recuperar la ciudadanía si servían en el ejército,

su padre se enlistó de primero. Por lo menos, es mejor que todos ustedes regresen a

casa primero, dijo con una sonrisa, y nunca regresó.

Su padre murió. Una vez que llegó la notificación de su muerte, su madre completó

el formulario de reclutamiento.

La ciudadanía que deberían haber recibido nunca llegó. La respuesta del gobierno era

que dado que solo uno había servido, solo esa persona lo recibiría. Sin embargo, su

madre tenía dos hijos que proteger.

Finalmente, su madre murió. Al recibir el aviso de su muerte, Ray recibió el

formulario de reclutamiento.

Ray permanecía solo en la habitación, su corazón se llenaba de ira suficiente para

contorsionar su visión. Él estaba sosteniendo el formulario de alistamiento.

Fácilmente se le negaba la promesa de otorgar la ciudadanía a las familias una vez

que un miembro se enlistara en el ejército.

¿De qué modo este gobierno, este puñado de Albas, y este mundo, estaba dispuesto a

condenarlos?

¿Por qué, por qué no detuve a mamá, incluso cuando empecé a darme cuenta...?

—… Hermano.

Era Shin.

No vengas aquí. Ve a otra parte. Simplemente no te acerques a mí. No estoy de humor

para que me molestes.

— Hermano, ¿dónde está mamá?

¿Ya no lo dije? ¿Cuántas veces quieres que lo diga de nuevo? Estaba completamente

furioso por la estupidez de su hermano pequeño.

— ¿Por qué mamá murió?

Un chasquido sonó y sintió que una cuerda tensa en su corazón se rompió.

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Eighty Six – Volumen 1 208

Tú.

Todo es tu culpa.

Agarró a Shin por el cuello, lo tiró al suelo y se encontraba ahorcando ese delgado

cuello. Rómpelo. Rómpelo en pedazos. La ira abrumaba su mente mientras gritaba:

Todo esto es tú culpa.

Correcto, es por Shin que mamá murió. Mamá tenía que morir por alguien como él,

por este estúpido hermano que tengo que proteger para que lo consideren humano.

Gritaba los pecados de su hermano, sintiéndose completamente aliviado.

Sufre este dolor ahora. Cuando ya no puedas aguantar más, muere.

— ¿¡Qué estás haciendo, Ray!?

Su hombro fue agarrado y lanzado hacia atrás, estrellándose contra el piso, antes de

que finalmente recobrara los sentidos.

¿Qué… acabo… de hacer?

En su nebulosa conciencia, vio las túnicas negras del sacerdote moverse entre ellos;

estaba revisando a un Shin completamente sin vida. Extendió sus manos hacia las

fosas nasales de Shin, tocó su cuello, y se alarmó, iniciando inmediatamente la

reanimación.

—… Padre…

— Sal de aquí.

Escuchó al sacerdote murmurar y lo miró confundido. Shin permanecía en el piso,

inmóvil.

Con sus ojos plateados, el sacerdote miró al atónito Ray y gritó.

— ¿¡Quieres que muera!? ¡Sal de aquí!

Había una clara malicia en esas palabras.

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Eighty Six – Volumen 1 209

Ray salió de la habitación tambaleándose, y se calmó, antes de desplomarse en el

suelo.

— Ah...

Los Albas, derrotados en batalla, oprimieron a los 86, y estos 86 oprimían a otros 86

más débiles que ellos. Este ciclo de abuso era algo que Ray siempre había maldecido.

Despreciaba a aquellos que no podían soportar o enfrentar el dolor y la injusticia, y

despreciablemente se desahogaban sobre aquellos más débiles que ellos.

Sin embargo, él había hecho lo mismo.

La muerte de sus padres, los actos despreciables de la República, la crueldad del

mundo y su propia impotencia. Estos factores lo dejaron incapaz de contener su

creciente odio y rabia. Sin embargo, en quien se desahogó fue su hermano pequeño,

que era mucho más débil que él, a quien debería haber estado protegiendo.

Una vez que notó su propio pecado, se estremeció de miedo, vació su mente y se

encogió.

— ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Debería, haber estado, protegiéndolo en vez de esto.

Afortunadamente, Shin recuperó rápidamente la frecuencia cardiaca y su conciencia.

Sin embargo, Ray no pudo ver a Shin. El sacerdote se mantuvo cauteloso de Ray, y

les prohibió que se encontraran. Además, el propio Ray estaba aterrorizado de ver la

cara de Shin.

Presentó el formulario de reclutamiento, como si estuviera tratando de escapar.

El día de la partida, el sacerdote trajo a Shin para que se despidiera de Ray. Ray nunca

podría decirle nada; estaba destrozado al ver la mirada aterrorizada dirigida hacia él.

No puedo morir así, estaba angustiado.

No puedo permitirme morir así. Tengo que regresar con vida.

Así pensaba Ray mientras luchaba vigorosamente, haciendo lo mejor que podía para

sobrevivir, mientras todos sus compañeros de escuadrón morían uno tras otro.

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Eighty Six – Volumen 1 210

Sin embargo…

Los copos de nieve caían y congelaban.

¿Es este mi final? pensaba Ray en su mente, su cerebro había perdido demasiada

sangre.

La marca personal en su retorcida armadura entró en sus ojos. Era un caballero

esqueleto sin cabeza, como la portada de un libro con ilustraciones que había leído.

Era el protagonista de la historia.

Por alguna razón, esa historia le parecía tan extraña a Ray. Pero por alguna razón, el

pequeño Shin era tan curioso de eso.

Me pregunto si todavía recuerda ese libro con ilustraciones. La historia que le leía

todas las noches.

Me pregunto si todavía recuerda que fue querido.

La cara de Ray hizo una mueca.

Si solo le hubiera dicho ese día que me fui.

Si solo le dijera claramente que no es fue su culpa.

Esa noche Ray maldijo a Shin, y escapó sin mirar atrás.

Después de que fue criticado por la muerte de su familia, Shin se recriminó

nuevamente en su corazón.

¿Hasta qué punto el corazón de Shin se retorcería, después de que casi fue asesinado

por la familia que debería haberlo amado?

¿Seguiría llorando por la muerte de sus padres? ¿O por lo que Ray le hizo? ¿Aún podía

sonreír de nuevo?

—... Shin.

En su visión que lentamente se volvía blanca y borrosa, apareció una sombra pesada.

¿S-Se lo llevaron?

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Eighty Six – Volumen 1 211

El caballero esqueleto permanecía en una esquina de sus ojos. Era un héroe de la

justicia que ayudaba a los pobres y salvaba a los débiles, uno que luchaba con

enemigos fuertes.

Quería convertirse en un héroe que protegería a su hermano pequeño.

Y él personalmente había destruido esa imagen. Sin embargo, continuó extendiendo

sus manos, anhelando volver a reunirse.

Y así, "él" terminó de esa forma.

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Eighty Six – Volumen 1 212

Capítulo 11

Shalom Chaverim – Adiós, amigos

—... Shin.

La armadura del Dinosauria se elevó ligeramente, extendiendo un sinfín de "brazos".

Los brazos eran plateados y compuestos de nanomáquinas. Sus dedos eran largos, las

articulaciones gigantescas, y parecían las manos de un adulto. Los brazos se

transformaron a una asombrosa velocidad y se extendían en varios tamaños más allá

de su longitud original. Algunos eran brazos izquierdos, otros derechos, y estaban

tratando de alcanzar algo, como si lo anhelaran.

Todos los brazos se extendieron hacia el Undertaker, ya que estaban acompañados

por un estruendo.

— ¡¡¡Shhhhhiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnn!!!

Incluso con la sincronización en el nivel más bajo, ese grito era ensordecedor, como

si lanzara sus órganos y escupiera su sangre. Raiden, el más acostumbrado a esto,

temblaba de frío. Ange gritó y se cubrió las orejas.

Shin a su vez reaccionó como si lo llamaran, y giró el Undertaker hacia la unidad

enemiga.

— ¿¡... Shin!?

— Ustedes sigan adelante. Raiden, estarás al mando.

Raiden prácticamente podía ver sus fríos ojos mirando fijamente al Dinosauria que

tenían ante ellos.

— Una vez que entren al bosque, tengan cuidado con los Ameise, y probablemente

no los descubrirán. Acábenlos, y continúen.

— ¿Qué hay de ti?

— Una vez que me encargue de este tipo, continuaré. No podemos continuar si no

nos deshacemos de él, y no quiero continuar... tampoco parece que me vaya a dejar

hacerlo.

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Eighty Six – Volumen 1 213

Una vez que escuchó las últimas palabras de Shin, Raiden sintió un escalofrío en la

espalda.

Este tipo… solo… Sonríe.

Ahh. Es inútil.

Este tipo nunca pensaba en escapar para nada. Todo este tiempo estuvo buscando la

cabeza de su hermano muerto que fue tomada por el enemigo. Es probable que todo

comenzara desde entonces... no, desde que casi fue estrangulado hasta la muerte por

su hermano.

Raiden lo sabía muy bien. Y sin embargo, respondió.

— Tienes que estar bromeando. ¿Quién te obedecerá?

¿Quién obedecerá esta orden de huir y dejarme atrás?

—…

— Si quieres pelear solo, por mí está bien... pero bloquearemos los otros ataques por

ti. Así que acaba con ese tipo.

Diciendo eso, Raiden apretó los dientes, soportando las emociones en aumento.

Luchará solo, ¿eh?

Podrías habernos dicho. Solo dinos que peleemos juntos, y aceptaremos ayudarte.

¿Por qué es este idiota tan... estúpido en este momento?

Después de un breve momento de silencio, Shin dejó escapar un pequeño suspiro.

—... Pero que idiotas.

— Así somos todos nosotros... no mueras.

Esta vez, Shin no respondió.

Los agudos chillidos metálicos de los cañones de larga distancia marcaron el

comienzo de la batalla. La descarga cayó como el viento, y las cuatro unidades

retrocedieron rápidamente.

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Eighty Six – Volumen 1 214

La araña de cuatro patas que portaba al esquelético Dios de la muerte inmediatamente

se lanzó hacia adelante, como una bestia que apuntaba a su presa.

El Dinosauria comenzó su plan. Los Ameise que esperaban a los lados comenzaron a

moverse por todas partes. Las otras unidades tenían sensores débiles, y por lo tanto,

un gran número de Ameise, que sacrificaban su potencia ofensiva, actuaba como un

enlace de datos que transmitía información sobre el enemigo. El objetivo del

Dinosauria era tener a los Ameise en todo el campo de batalla. Dos de ellos vieron

que Undertaker se aproximaba y transmitieron los diversos datos al Dinosauria. Este

último combinó los datos con las imágenes ópticas capturadas en su unidad, y giró sus

cañones hacia ellos.

Fuego.

Los cañones de 155 mm estallaron. Estos cañones no eran de un tanque, sino que eran

cañones pesados. Las cargas capaces de perforar blindaje rompieron la barrera del

sonido, volaron a gran velocidad y se estrellaron contra el espacio en el que estaba el

Undertaker.

Este último inmediatamente luchó, no apuntando hacia el Dinosauria, sino hacia los

dispersos Ameise. Derribó a uno y evadió, pateando el cuerpo de una segunda unidad,

antes de apuntar y disparar hacia el Dinosauria nuevamente. La granada de humo

explotó en el aire, enmascarando temporalmente los sensores ópticos del Dinosauria,

y el Undertaker aprovechó el momento para refugiarse en el punto ciego de los dos

Ameise destruidos.

El cañón principal del Juggernaut era un cañón de 57 mm, completamente

incomparable con el del Dinosauria, y su poder de fuego era incapaz de perforar la

robusta armadura de este último, sin importar el ángulo. Solo había un lugar efectivo,

y para abordarlo, era necesario destruir los ojos exteriores que cubrían los puntos

ciegos del enorme enemigo y así aumentar las posibilidades de éxito.

El enorme cuerpo del Dinosauria sopló el velo de humo blanco, y se paró con un salto.

Predijo el patrón de aproximación del Undertaker, levantó su ametralladora pesada,

apuntó, y luego disparó dejando un rastro de fuego. El Undertaker rápidamente se

agachó para evadirlo, y el humo entre ellos se dispersó.

Las ardientes bocas del cañón apuntaban a la figura sin cabeza. Mientras el enemigo

continuaba apuntando con cierta precisión divina, el Undertaker continuó corriendo

con los movimientos de un hombre poseído.

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Eighty Six – Volumen 1 215

Eso obviamente planeaba hacer que el Undertaker quedara aislado de las otras cuatro

unidades, y luego aislaría a cada una de las cuatro unidades antes de acabar con ellas.

Varios Grauwolfs y Löwe se movieron hacia sus objetivos, e incluso si ellos se

escondían, serían descubiertos por los Ameise esparcidos por todo el campo de batalla.

Todas las rutas posibles de retirada estaban selladas por los Stiers, y los bombardeos

de largo alcance de los Scorpions limitaban en gran medida sus posibles rutas de

escape. Cada que derrotaban a uno, más enemigos continuaban atacándolos.

En términos generales, nunca usarían una formación agrupada como una táctica.

Claramente esto fue ordenado por un Pastor que probablemente estaba dentro de ese

Dinosauria.

En medio de los enloquecedores ataques, descargas y golpes, Raiden miró hacia aquel

lado. Continuaban esparciéndose como hormigas, pero ese lado permanecía despejado

mientras el Dinosauria y el Undertaker se enfrentaban.

Era una escena completamente ridícula.

Luchar solo contra ese Dinosauria era completamente absurdo. Lo que sea que estaba

sucediendo ante sus ojos era un milagro. El Juggernaut era muy inferior, ya sea en

términos de potencia de fuego, armadura o movilidad.

Esto debería no haber sido una competencia. Sin embargo, esta batalla podría

continuar porque quien montaba ese Juggernaut era Shin... no, incluso Shin no podía

convertirlo en una batalla real. El Dinosauria prácticamente ignoraba todas las

definiciones de un tanque pesado, ya que permanecía quieto. Por el contrario, el

Undertaker continuaba moviéndose y atacando de manera delicada, pero bárbara, una

que haría temblar las entrañas, pero se vio obligado a continuar con esta increíble

cadena de movimientos.

No era una batalla. ¿Cuánto tiempo podría caminar por la cuerda floja?

¿O seremos nosotros los primeros en caer?

El corazón de Raiden titubeó. Ya no recordaba con cuántos enemigos había peleado,

porque cada vez que se deshacía de uno, aparecía otro. La fatiga y la inutilidad se

estaban apoderando de los veteranos endurecidos por la batalla.

— ¡Recargando! ¡Cúbranme!

Seo jadeó mientras gritaba. Esa voz estaba claramente llena de fatiga.

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Eighty Six – Volumen 1 216

Fido atravesó el fuego por sí solo, haciendo todo lo posible para reabastecer a las

diversas unidades, y había expulsado uno de sus seis contenedores. Esto claramente

significaba que la munición en ese contenedor se había agotado. De las municiones

para todo un mes, el 20% se habían agotado solo en esta batalla.

Una vez que nos quedemos sin municiones, nos espera la muerte, ¿eh?

Al pensar en esto, Raiden sonrió irónicamente. Maravilloso. Esta era la vida y la

muerte que había esperado.

De repente, otra persona se unió al canal sincronizado.

— ¡Teniente Shuga! ¡Préstame tu ojo izquierdo!

En un instante, su ojo izquierdo se oscureció, antes de que se recuperara nuevamente.

La misma voz continuó gritando.

— ¡Disparando! ¡Prepárense para el impacto!

En el mismo momento, el cielo se despejó de repente.

Un destello silencioso fue seguido por una explosión tardía. Los Eintagsfliege

desplegados en el aire se quemaron al instante y se vaporizaron por las llamas, o se

hicieron añicos por las ondas de choque que se extendieron por todas partes,

desmoronándose.

Esas eran las llamas y energía liberada en la explosión de un depósito de combustible.

Las nubes de plata se dispersaron momentáneamente, revelando un cielo azul

temporal, antes de ser coloreadas de negro debido al bombardeo que le siguió.

Los misiles aterrizaron con precisión encima de sus objetivos, y cuando sus fusibles

se quemaron, estos proyectiles de misiles se separaron. Los cientos de balas dentro

buscaban las coordenadas de las unidades enemigas según la detección de radar,

explotando a una velocidad inicial supersónica de 2500 a 3000 metros por segundo.

Con ese torrente de acero, la débil armadura de los Ameise fue rota, y la primera mitad

de la segunda horda de la Legión fue silenciada instantáneamente. Una segunda ola

de bombardeos siguió inmediatamente cuando el acero llovió sobre los restos de la

segunda ola, acabando con ellos.

Raiden, Seo, Crenna y Ange se quedaron momentáneamente aturdidos.

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Eighty Six – Volumen 1 217

Nunca lo habían visto antes, pero lo entendieron. Era un cañón de intercepción,

permaneciendo tras de la línea custodiada por los Juggernauts como un erizo, una

pieza de chatarra que nunca se iba a usar para su propósito.

Y alguien realmente lo había activado.

Solo había una tipa rara que estaría dispuesta a trabajar duro por estas personas

condenadas a muerte.

— ¡Comandante Millizé!, ¿eres tú?

Al responderle, se escuchó una voz plateada como una campana, llena de una

convicción decidida e implacable.

— Sí. Soy yo. Perdón por llegar tarde, escuadrón.

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Eighty Six – Volumen 1 218

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Eighty Six – Volumen 1 219

— Ya te dije que no volvieras a aparecer ante mí, Lena.

Lena estaba preocupada de que Anett no apareciera, pero ésta última estaba presente

en el pasillo, justo a tiempo.

— Sí, lo escuché, Anett. Pero nunca dije que lo cumpliría.

Era una noche lloviznosa. Lena estaba parada en la intersección de la luz de la entrada

y la oscuridad de la noche, su rostro estaba claramente fatigado y cansado como un

fantasma. Iba vestida con un delicado uniforme militar, su cabello plateado estaba

desordenadamente peinado, y su cara blanca como la nieve era carente de maquillaje.

Los ojos plateados inflexibles emitían un extraño destello desde lo más profundo de

su ser.

— ¿Puedes configurar de sincronización visual y ajustes del dispositivo RAID,

verdad?

Anett suspiró. Tenía los ojos de un sabueso derrotado.

— No lo haré, y no tiene nada que ver conmigo.

— Tendrás que hacerlo. Ponte a trabajar.

Lena se reía entre dientes.

Supongo que ahora mi rostro se ve realmente cruel y horrible, pensó en algún rincón

de su mente.

— Ese amigo de tu infancia que dabas por muerto...

Ella se empezó a reír entre dientes. Como un demonio y como un dios de la muerte.

— Su nombre es Shin, ¿verdad?

En ese momento, la expresión de Anett cambió.

— ¿¡…Cómo lo…!?

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Eighty Six – Volumen 1 220

Una vez que vio la expresión pálida en la cara de la chica, lo supuse, dijo Lena en voz

baja.

Aunque Lena intentaba sacarla de quicio con esto, tenía una cierta confianza para

empezar. Él había vivido en la primera área, donde los Colorata eran pocos en número,

tenía una edad similar a la de Lena y Anett, y tenía un hermano mayor.

La habilidad de Shin le permitía escuchar las voces de los muertos por alguna razón,

mientras que el amigo de la infancia de Anett podía escuchar los corazones de los

demás. Era probable que ambos tuvieran una naturaleza similar, solo que diferente en

el tipo de audición.

Dadas las muchas pistas, una conclusión podría derivarse fácilmente.

— ¿Cómo conoces ese nombre...? ¿¡Acaso está-!?

— Así es, está en el escuadrón que yo comando. El líder del Escuadrón Spear Head,

cuyo nombre clave es Undertaker. Ese es Shin.

Una vez más, ella tenía la oportunidad de salvarlo, pero una vez más, Anett lo había

abandonado.

Anett agarró el cuello de Lena. Ésta última no se inmutó por sus ansiosas acciones y

la observaba, sin estremecerse en lo más mínimo.

— ¡¿Te lo dijo Shin?! ¿S-Sigue vivo? ¿T-Todavía me odia?

— ¿Por qué me lo preguntas? ¿Acaso tiene algo que ver contigo?

Lena apartó la mano de Anett y lentamente retrocedió. Ignorando la lluvia en su ropa,

Anett siguió adelante, y Lena mostró una sonrisa escalofriante mientras el rostro de

Anett mostraba una mirada oscura.

Lena nunca escuchó a Shin mencionar algo sobre Anett... era probable que él se

hubiera olvidado de ella. Él, cuyos recuerdos de Ray y sus padres fueron dejados atrás

por el campo de batalla y las voces de los fantasmas, seguramente sería incapaz de

recordar a su amiga de infancia.

Lena no podría decir si era una redención o una maldición para Anett.

— Si tiene algo que ver contigo, ayúdame. ¿Qué haces perdiendo el tiempo? Apúrate,

antes de que cante el gallo.

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Eighty Six – Volumen 1 221

Antes de que eso suceda, me negarás tres veces.

Anett permanecía arraigada, sonriendo. Esa sonrisa se mezclaba con lágrimas y un

poco de alivio.

—… Diablos.

— Que quede bien ajustado, Técnica Capitana Penrose. Eso va tanto para mí como

para ti.

Sí, Lena no estaba desanimada ni desalentada en lo más mínimo. Simplemente estaba

demasiado ocupada como para sincronizarse con el resto del Escuadrón Spear Head.

Estaba buscando todo lo que pudiera hacer para ayudar, ya fuera la configuración de

sincronización visual y su ajuste, o los códigos de activación de disparo de los cañones

de intercepción en las zonas de batalla vecinas.

— ¿¡... La mitad de ellos no pueden ser disparados...!?

Una vez que vio esto, Lena se quejó. El 30% de los cañones no podían dispararse, y

del resto, otro 30% no podían encender sus fusibles, por lo cual sus cargas solo podían

caer en picada y rebotar. Los misiles, que pesaban más de 100 kilogramos, aterrizaban

pesadamente sobre las desafortunadas unidades Ameise, aplastándolas, pero eran

completamente ineficaces dada la potencia de fuego que deberían tener.

El equipo de mantenimiento se había vuelto muy perezoso. No mantuvieron la

armadura que los protegía, y eso fue completamente estúpido de parte de ellos.

Ella ingresó coordenadas similares en el cañón de intercepción restante, y disparó.

Una vez que vio como las unidades enemigas atacadas fueron aniquiladas, suspiró de

alivio.

En aquel entonces, Shin le había dicho que finalmente eran libres.

Lena no creía que eso pudiera considerarse libertad, pero no podía retractarse de la

misión y no podía darles el perdón que merecían. Por lo menos, quería asegurarse de

que su anhelado viaje hacia la libertad no estuviera tan obstruido, y de que lograran

continuar tan lejos como pudieran.

Esta libertad que habían alcanzado era tan rara y valiosa.

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Eighty Six – Volumen 1 222

Nunca permitiría que el primer día de su largo viaje fuera el último, y que el destino

de ellos no estuviera a su alcance.

Al escuchar esa voz plateada como una campana, Raiden arremetió. La segunda horda

del enemigo fue aniquilada, y la tercera horda dejó de avanzar, aturdida por la

situación repentina. La primera horda perdió soporte, y todos atacaron a la vez.

— ¿¡No crees que eres realmente una idiota, verdad!?

— ¿¡Qué estás haciendo!?

— Simplemente me sincronicé con tu ojo izquierdo, verifiqué la ubicación y disparé

el cañón de intercepción allí. Oh, cerré mi ojo izquierdo durante la sincronización

visual para que no te distraigas.

Una vez que escuchó su respuesta indiferente, se enfureció cada vez más ¿Qué quieres

decir con simplemente? ¿Cómo es eso así de simple?

— ¿No sabes que las imágenes sincronizadas pueden hacer que un Handler se quede

ciego? ¿Y de dónde obtuviste la autoridad para disparar los cañones de interceptación?

Ya estás desafiando las órdenes militares, ¿verdad

La información compartida a través de la sincronización visual era demasiado enorme,

y fácilmente podía confundir a ambos lados, tanto que si se sincronizaba durante

demasiado tiempo, el cerebro estaría sobrecargado, y en el peor de los casos, daría

lugar a ceguera. Por lo tanto, los Handlers normalmente no compartían la

sincronización visual. La directiva para esta misión establecía claramente que

cualquier apoyo estaba prohibido, sin embargo, esta superior de ellos proporcionó

soporte automático de fuego sin permiso. ¡Sus acciones no valdrían la pena para un

escuadrón condenado a muerte!

De repente, Lena gritó. Era la primera vez que él escuchaba arremeter a la chica.

— ¿¡Y qué!? Todos pueden quedar ciegos de todos modos. Aunque pueda estar

desafiando órdenes y brindando apoyo usando los cañones de intercepción, solo

perderé mi rango y mi paga. ¡No es que vaya a morir aquí!

Raiden estaba estupefacto por este arrebato. Ella jadeaba debido a la agitación

repentina, y habló con una voz fría que él nunca podría haber imaginado que provenía

de ella.

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Eighty Six – Volumen 1 223

— Ni los militares ni el gobierno son razonables, así que no tengo que escuchar sus

razones, ni tengo que molestarme con sus reprimendas... No debería haber esperado

orden alguna y actué.

El siseo se llenó de amargura, y luego, ella suspiró con orgullo.

Esta tensión entre ellos finalmente se calmó, y Raiden dio una pequeña sonrisa amarga.

—... Eres realmente una idiota.

— Es obvio que no hago esto por ustedes. Con tantos enemigos, la República correrá

peligro si llegasen a atacar. Lo hago porque no quiero morir.

Declaró esto rotundamente, y Raiden se reía a carcajadas. Y entonces, Lena sonrió

por primera vez en este día.

— Si la tercera horda comienza a avanzar, atacaré. Lamento no poder apoyarlos ya

que la primera horda está muy cerca de ustedes. Por favor, arréglenselas.

— Bien, déjanoslo a nosotros. Esto ya es costumbre.

— ¿… Qué hay del Capitán Nouzen?

Al escuchar ese nombre, Raiden hizo una mueca amarga. A pesar de que estaban

sincronizados, Shin nunca respondió, ni les hacía caso, simplemente emitía una fría y

atroz voluntad de luchar.

— Está disputándose con su hermano. Es lo que Shin realmente está buscando. Él ya

no puede oírnos.

En medio de los aullidos ensordecedores de su hermano, Shin continuaba piloteando

el Juggernaut, buscando una oportunidad para contraatacar.

Mientras continuaba batallando en la cuerda floja, donde incluso el más mínimo error

sería castigado, su concentración se centraba por completo en el enemigo que tenía

delante, tanto que el paisaje circundante, los innumerables gritos e incluso el paso del

tiempo prácticamente desaparecieron.

El cañón apuntó. Y disparó. El Undertaker se lanzó deliberadamente, rompiendo el

equilibrio y evadiendo el cañón por escasos centímetros. El cañón secundario estaba

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Eighty Six – Volumen 1 224

a la derecha del cañón principal, y si seguía esquivando hacia la izquierda, el enemigo

solo podía atacar con el cañón principal y las torretas en su parte superior.

Pero el cañón secundario disparó.

El disparo rozó cerca de la pata derecha. Al mismo tiempo, el cañón principal apuntó

hacia él. La unidad del Undertaker continuaba deslizándose hacia un lado, y no pudo

evadir a tiempo.

Y tuvo otra oportunidad. Con la ayuda del cable de anclaje lanzado al suelo, el

Undertaker apenas logró evitar el disparo, y el Löwe que estaba justo detrás de él fue

impactado y explotó. Debido a los disparos consecutivos, incluso el Dinosauria con

su gran peso y robustas patas tuvo que agarrarse del suelo con sus ocho patas para

resistir el tremendo retroceso.

Aprovechando este momento, el Undertaker rápidamente se precipitó hacia él.

Su cañón principal apuntaba detrás de las torretas del Dinosauria. Era visiblemente la

parte más débil de la armadura, la única parte de la armadura inexpugnable que el

cañón principal del Juggernaut podía penetrar.

Apretó el gatillo. La ronda de perforación de armadura voló formando un arco,

preparándose para asestar un golpe fatal.

Sin embargo, un brazo extendido desde el Dinosauria desvió la granada.

— ¿¡...!?

Shin abrió los ojos al ser testigo de esta escena de pesadilla. El brazo extendido fue

golpeado por la granada, y se hizo añicos, pero como estaba hecho de nanomáquinas,

los nuevos dedos crecieron inmediatamente, y se reconstruyeron de nuevo, como si

nada hubiera sucedido.

Sentía que Dinosauria volvía a dirigir su conciencia sobre él e instintivamente se retiró.

Al mismo tiempo, las balas de las ametralladoras cayeron sobre él, por lo cual se retiró

una y otra vez hasta que se alejó lo suficiente. Las armas con poder de fuego más débil

que tenía el enemigo, las ametralladoras, eran suficientes para obligar al Juggernaut a

retirarse. El enorme Dinosauria lentamente se dio la vuelta.

El enemigo estaba disparando para defenderse, y tenía que hacer todo lo posible para

evitarlo. Además, su último punto posible de ataque estaba sellado.

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Eighty Six – Volumen 1 225

Mientras temblaba, sus labios mostraban una sonrisa.

Un Grauwolf aprovechó la oportunidad para atacar cuando se liberó de su grupo y se

acercó desde el flanco. Sin embargo, el Dinosauria cruelmente lo destrozó,

básicamente rugiendo por la interferencia. Al ver esto, la sonrisa de Shin se hizo más

amplia.

La voz agonizante de su hermano perduraba en sus tímpanos.

Pecado. Es tu nombre. Qué apropiado. Todo es tu culpa. Paga con tu vida.

Entonces, incluso cuando yo muera, ¿querrás matarme personalmente? Pues… Lo

mismo digo, hermano.

Para Ray en este momento, no importaba si debería llamársele el fantasma de Shourei

Nouzen o un miembro cuyos recuerdos fueron replicados de su cerebro que aún no se

pudrían ese día nevado. Él había muerto, pero había obtenido una segunda

oportunidad. Eso estaba bien para él.

Sabía que Shin había llegado al campo de batalla. Escuchó esa voz.

La voz de Shin, sin embargo, era suave, cubierta por el enorme y horrible esqueleto

llamado República. La República desvergonzadamente arrojó a Shin al campo de

batalla como una propiedad personal, lo que lo dejó incapaz de distinguir la voz de

Shin del resto.

Cada vez que se desplegaba en una determinada batalla, él lo buscaba usando los ojos

de sus Ameise. Ray, como miembro, no podía desafiar sus directivas dadas, y como

comandante, no podía abandonar el interior de su zona asignada. Sin embargo, si Shin

estaba cerca, quería reunirse con él de nuevo. Verlo, disculparse con él y suplicarle

perdón.

Un día, a través de los ojos de un Ameise que quedó destrozado e incapaz de moverse,

lo observó.

Era una noche llena de lluvias de meteoritos. Aunque la distancia era demasiada,

finalmente fue capaz de ver su cara después de ampliar la vista al máximo.

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Eighty Six – Volumen 1 226

Había crecido, y probablemente le decía algo a su amigo, un Eisen. Quería escuchar

su voz y dirigía el receptor hacia ellos. Seguramente su voz debió haberse roto. O no

en absoluto. En cualquier caso, quería escuchar esa voz.

Ambos miraban hacia el cielo nocturno mientras la lluvia de meteoros pasaba,

apoyados en un Juggernaut que estaba acurrucado. Sus siluetas parecían de niños.

— ¿Tu hermano todavía está por aquí?

— Sí. Él siempre está llamándome. Es por eso que tengo que ir.

¿Hablas de mí? ¿Me estás buscando?

La máquina siguió temblando. Era triste ver a Shin entrar en el campo de batalla, pero

una vez que supo que lo estaba buscando, no pudo ocultar su emoción.

— ¿Pero no ibas a encontrar el cadáver de tu hermano y enterrarlo? Eso debería ser

suficiente, ¿no?

Oh, ¿enterrar mi cadáver? Qué amable de tu parte, Shin.

—... Mi hermano no me va a perdonar solo por eso.

Estaba aturdido.

¿Por qué dices eso? Si no puedes ser perdonado, yo tampoco, ¿verdad?

No, eso no es verdad, quería decirle. Quería verlo. El deseo lo volvía loco.

El carguero de la República rápidamente deportó a Shin junto con los demás, y la

débil voz de su hermano se mezcló entre el ruido. Continuaba buscando, y cada vez

que lo encontraba, se emocionaba. Ray no podía abandonar su área, pero desplegaba

todas las unidades que sí podían.

Shin seguía peleando.

A pesar de que sabía que sería enterrado en una esquina del campo de batalla,

continuaba luchando con facilidad.

No hay necesidad de pelear.

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Eighty Six – Volumen 1 227

No había necesidad de luchar por esos cerdos. Si ellos solo podían hacer eso para

sobrevivir, sería mejor llevarse a Shin a su lado. Shin podría abandonar el frágil

exoesqueleto exterior de un ser humano y cambiar fácilmente su cuerpo. Seguramente

podría protegerlo por la eternidad.

En este día, los cerdos finalmente habían levantado sus sucias manos hacia Shin. En

medio de las voces dentro del ruido, su débil voz permanecía distinguible.

Ray sabía que Shin se dirigía hacia allí y fue a darle la bienvenida. Finalmente, podría

tomar acciones.

En este momento, estaba justo ante él. Su amado hermano, a quien había llamado

durante años y ansiosamente esperado. Estaba en esa horrible araña.

La armadura de esa araña era demasiado frágil, y tenía que tener cuidado de no

destruirla. Alzó sus brazos hacia adelante, pero la araña era rápida y difícil de capturar,

por lo cual solo apuntaba a las piernas.

Finalmente, me encuentro contigo. Finalmente, puedo traerte de vuelta.

Estaremos juntos, por siempre. Tu hermano siempre te protegerá. Así que ven aquí,

Shin.

El Dinosauria estaba apuntando solo a las piernas. No usaba granadas, solo munición

perforadora de armaduras. Las explosiones por granadas crearían metralla que volaría

a velocidades cegadoras en direcciones impredecibles, y la armadura de mala calidad

del Juggernaut no podría resistir la explosión de un cañón de 155 mm de cerca.

¿Está jugando conmigo? ¿O no estás dispuesto a matarme inmediatamente? Las

innumerables armas, los brazos que intentaron matarlo esa noche, se movían de forma

errática.

¿Crees que esto volverá a suceder?

Shin miró la pantalla óptica, buscando terreno en el que pudiera luchar. Fingió una

retirada y vio que Ray lo perseguía.

Se lanzó horizontalmente, mientras retrocedía. Los cañones siguieron sus

movimientos mientras se balanceaban ansiosos de izquierda a derecha, tratando de

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Eighty Six – Volumen 1 228

apuntar a las piernas. Estaban encerrados, y en el momento en que estaban a punto de

disparar…

Él llegó a la ubicación planificada.

Momentos antes de que el cañón desatara un destello, Shin disparó su cable de anclaje,

apuntando hacia un enorme árbol a la izquierda, detrás del Dinosauria. Al momento

siguiente, retrajo la cuerda, pateó las ramas e inmediatamente saltó sobre la cima del

Dinosauria.

La torre del Dinosauria era principalmente para atacar unidades de blindaje basadas

en tierra, y aunque podía girar en un ángulo superior, había un límite en su ángulo

periférico. No podía atacar ningún lugar que estuviera directamente arriba, y no podía

golpear nada justo debajo de sus pies.

Shin se deslizó en el aire, y al mismo tiempo, se ajustó a donde estaría la unidad

enemiga. Pisoteó una articulación de la armadura y aterrizó justo detrás del Dinosauria.

Las torretas no podían alcanzar esa posición ya que era enorme, y en comparación con

el frente, la armadura era un poco más delgada. Shin movió las cuchillas de alta

frecuencia utilizadas para el combate cercano, y lo apuñaló profundamente en la

armadura.

Saltaron chispas, y la gruesa armadura se cortó como el líquido. Las cuchillas de

frecuencia abrieron un gran agujero y, después de eso, apuntó con el cañón principal.

Sin embargo, dos brazos de plata se extendieron desde ese agujero, agarrando

fuertemente el armamento.

— ¿Qué-?

Y como una repetición de lo que pasó esa noche en la Iglesia.

Fue levantado y luego impactado contra el suelo. En ese momento, Shin perdió el

conocimiento.

Pzzt. La sincronización con Shin fue cortada. Raiden inmediatamente abrió sus ojos.

Los alrededores estaban más o menos eliminados, y Fido descartó el segundo

contenedor. La multitud de enemigos progresivamente comenzó a retirarse debido a

los bombardeos que Lena lanzaba sobre ellos. En este momento…

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Eighty Six – Volumen 1 229

— ¿¡...Shin!?

La señal de este último se perdió, y él intentaba conectarla de nuevo, pero falló. Al

mirar por encima, vio que el Undertaker estaba derrumbado antinaturalmente ante el

Dinosauria, estando inmóvil y probablemente derribado.

El Para-RAID requería una conciencia despierta en ambos lados, por lo cual si

cualquier lado se desmayaba, la sincronización no ocurriría. Esto demostraba que Shin

probablemente estaba dormido o inconsciente, o incluso muerto.

El Dinosauria se alzaba lentamente. Por alguna razón, no atacó, pero cuanto más se

acercaba, más siniestro parecía.

Raiden conectó el comunicador inalámbrico y, afortunadamente, logró comunicarse.

Parecía que la cabina no estaba muy dañada.

— ¡Shin, idiota! ¡Levántate!

Pero el Undertaker permanecía inmóvil.

Él hizo todo lo posible para controlar su fuerza y no dañar la cabina, pero los

armamentos del frágil Juggernaut no pudieron soportar este impacto, y Shin, a quien

logró atrapar después de mucho esfuerzo, salió volando de nuevo.

Al ver a Shin inmóvil, dejó escapar un suspiro de alivio. Probablemente estaba

desmayado y herido. En cualquier caso, probablemente tendría que disculparse

después.

Suprimiendo la agitación en su corazón, se acercó lentamente. Finalmente, podría

llevarlo a su lado.

Finalmente, podría recuperar lo que había perdido. Finalmente, podrían estar juntos.

Por lo tanto, primero tenía que acabar con ese débil cuerpo de carne.

Una vez que vio al Dinosauria en el radar acercándose lentamente al Undertaker, Lena

se mordió los labios. Raiden y los demás lo persiguieron, pero su mero armamento no

podría detenerlo. Seguramente, si esto seguía, Shin, e incluso Raiden y los demás,

morirían.

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Eighty Six – Volumen 1 230

Ella se mordió los labios con tanta fuerza que pudo saborear su sangre.

En aquel entonces, Ray dijo que quería regresar. No dijo cuánto adoraba a su hermano

menor, pero su expresión lo revelaba todo. Sin embargo, ¿por qué Ray quería tanto

matar a Shin?

Lena quería detenerlo, pero se había quedado sin ideas. Había un arma

extremadamente potente en sus manos, pero no podía usarla para atacar al Dinosauria

sin herir a Shin.

El poder de los misiles guiados, o el cañón, serían demasiado. La armadura de un

Juggernaut era excepcionalmente frágil, y si golpeaba al Dinosauria, la metralla de la

explosión claramente heriría a Shin.

¿Qué debo hacer? ¿Realmente no hay nada que pueda hacer?

Piensa, piensa, rápido, piensa. –Repentinamente, un recuerdo llegó a ella

rápidamente, y Lena abrió los ojos.

— Teniente Cucumila, por favor, dame las coordenadas del Dinosauria. Cuanto más

preciso sea, mejor.

Crenna casi se sobresaltó una vez que escuchó las órdenes de Lena. Como

francotiradora, supo de inmediato lo que estaba planeando Lena.

— Te dejaré la baliza de sondeo. Simplemente haz que el láser apunte al objetivo...

— ¡E-Espera un momento! ¿¡En verd…!?

Y luego, Seo interrumpió. Todos estaban irritados. Incluso Ange respondió,

sintiéndose angustiada.

— ¿Realmente vas a disparar? ¡Tienes que estar bromeando! ¡Shin todavía está allí!

— ¡Con una explosión tan cercana, no hay forma de que el Juggernaut pueda resistirla!

¡Shin seguramente quedará atrapado en la explosión!

— Tengo una idea. Sin embargo, supongo que solo puede crear una abertura... No

quiero que el Capitán muera tampoco.

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Eighty Six – Volumen 1 231

Su voz estaba llena de honestidad y determinación.

Y Crenna involuntariamente asintió.

Raiden entendió y disparó, mientras que Seo y Ange también continuaron. La

armadura enemiga desviaba sus balas, pero continuaron disparando. Al mismo tiempo,

siguieron disparando contra los alrededores repletos de los Ameise, continuando con

sus feroces ataques.

Todo era desviado por la armadura, o esquivado por sus brazos, ya que el Dinosauria

no mostraba intenciones de detenerse en su acción.

Maldita sea, estos dos hermanos son realmente iguales, no se preocupan por nada a

su alrededor.

Una ametralladora fue desactivada por la metralla, cuando una explosión por un cañón

estalló en el sensor óptico ante sus ojos.

Finalmente, el Dinosauria dirigió su atención hacia ellos.

La torreta de la ametralladora restante giró con impaciencia. Raiden la vio moverse y

evadió hacia un lado. La avalancha de balas pasó casi rozándolo.

Seo y Ange aprovecharon la oportunidad para acercarse, y dispararon sus cables de

anclaje en el cañón y la pierna del Dinosauria, respectivamente, antes de pisar

fuertemente el suelo. El peso del Juggernaut era solo un décimo del que tenía el

Dinosauria, e incluso dos unidades no eran suficientes para derribarlo. Raiden disparó

una granada con una mecha cronometrada formando un arco, desactivando el arma

restante, y luego usó un cable de anclaje para agarrarse del Dinosauria. La máquina

enorme finalmente disminuyó un poco.

Una fuerte intención asesina que nunca habían sentido antes vino directamente hacia

ellos, y el trío inmediatamente soltó los cables. Al momento siguiente, el Dinosauria

balanceó con fuerza su cañón y las extremidades que estaban enganchadas. Snow

Witch no se soltó a tiempo, y fue lanzada al aire, golpeando con fuerza al Laughing

Fox, quien también salió volando muy lejos.

— ¡Ange! ¡Seo!

— Estoy bien.

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Eighty Six – Volumen 1 232

— Aquí igual. Lo siento, Seo.

— Está bien. Ahora hay que... ¡Raiden! ¡Viene por ti!

— ¡...!

Mientras estaba momentáneamente distraído, el enemigo le apuntaba. Raiden no pudo

evadir a tiempo. En el momento en que apretó los dientes, vio que el cuerpo del

Dinosauria se hundía con fuerza. El disparo de un cañón vino desde muy atrás del

Werwolf. Era un disparo de Crenna. Hizo un agujero en el suelo bajo los pies del

Dinosauria.

— Raiden, ¿estás bien?

— ¡Sí, me salvaste! Pero retírate primero. Estaremos condenados si acabas aquí...

Comandante, ¡¿estás bien?!

La voz de Lena estaba llena de tensión.

— Lo he lanzado. ¡Distancia de aterrizaje... de 3000! ¡Teniente Cucumila!

— Entendido. Preparando baliza de sondeo. Tiempo estimado de llegada al objetivo

en... cinco segundos... tres, dos...

El Gunslinger apuntaba con una sonda láser invisible a simple vista. Estaba apuntando

justo en el lugar donde estaba el Dinosauria ante el Undertaker.

El Dinosauria tenía sensores débiles.

Incluso como una unidad de mando, Ray no era la excepción, y solo podía compensar

esta desventaja usando los numerosos Ameise a su lado y los ejércitos que comandaba.

Sin embargo, los Ameise fueron completamente aniquilados, y él nunca había dado

órdenes a sus fuerzas a excepción del comienzo de la operación, lo que provocó que

fueran derrotados. Para él, recuperar la cabeza de Shin era su objetivo principal, y el

resto era secundario, lo cual no le importaba.

Y así, en el momento en que se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya era demasiado

tarde.

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Eighty Six – Volumen 1 233

Estaba a punto de abrir la cabina de su hermano, antes de que una señal de alerta

sonara sin previo aviso.

Según los sensores ópticos que sobresalían, había una enorme bala de cañón justo

delante de sus ojos. Era similar a un gusano del tamaño de un bebé, que desplegaba

sus alas de control mientras volaba a 45 grados, apuntando directamente a la armadura.

Un cañón pesado de 155 mm, con una carga penetrante.

La ira hervía dentro de él.

Por supuesto, era una gigantesca y poderosa carga de cañón, tanto que si lo impactaba,

ni siquiera Ray podría permanecer ileso.

Esos bastardos republicanos. No es suficiente con que lo desechen, ¿sino que lo están

utilizando como cebo para matarnos a todos?

Ray no pudo escapar con Shin a tiempo. Por lo tanto, pisó con fuerza sus patas

delanteras, y levantó la parte superior del cuerpo como un caballo que fue frenado,

tratando de bloquear la ronda entrante con la armadura delantera más resistente, y

desplegó todas sus nanomáquinas para formar el sinnúmero de armas de antes. Si la

débil armadura en la parte superior no puede soportarlo, la del frente lo hará.

Bloquearé todo, la explosión y el impacto. ¡Voy a proteger a Shin detrás de mí sin

importar nada!

La carga del cañón estaba justo ante él, y golpearía en el siguiente momento.

De repente, recordó las innumerables estrellas que vio, como si innumerables hadas

estuvieran murmurando en la noche.

Y bajo del cielo, una niña habló. Tenía el pelo y los ojos plateados, con una edad

similar a la de Shin. Él la había visto antes.

— ¿Quieres protegerlo?

Ahh, si Tengo que proteger a Shin. Él es mi querido hermano pequeño.

La niña dijo:

— ¿Y vas a matarlo de nuevo?

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Eighty Six – Volumen 1 234

El Juggernaut permanecía inmóvil. El pequeño Shin no se movía.

Otra vez.

Yo.

Y hubo un impacto.

Al entrar en contacto, la sonda no explotó.

Fue un fracaso.

Teniendo en cuenta los materiales utilizados, la baliza de sondeo llena de explosivos

nunca sería capaz de romper la gruesa armadura frontal del Dinosauria, incluso con

velocidad o densidad. El disparo fue anulado, y como la sonda no se activó, los

explosivos no explotaron.

Pero dada la velocidad supersónica y que la calidad del material era muy superior a la

armadura del tanque, el tremendo impacto que recibió se filtró en cada esquina del

cuerpo de Ray.

— Justo en el blanco.

Lena vio la baliza de sondeo indicada en el radar, superponiéndose con el Dinosauria

antes de desaparecer.

No explotó, por supuesto. Lena se aseguró deliberadamente de no armarlo.

Una vez escuchó a su padre decir que la armadura de un tanque podría desviar balas.

Sin embargo, eso no significaba que el tanque no acabara dañado de ninguna manera.

Mientras fuera golpeado, parte de la energía cinética de la carga se extendería a través

del tanque. Esta energía sería suficiente para aflojar las partes del cuerpo, derribar a

los pasajeros, o si la armadura se fundía con los clavos o tornillos, estos rebotarían

debido a que la armadura se contorsionaría. Incluso rebotarían dentro como balas,

matando los pasajeros.

Pero para los Dinosauria, probablemente era solo un simple rasguño. Para Lena, dada

sus armas, esta era su única opción si quería atacar sin herir a Shin.

Por lo menos, ella había ganado unos segundos. Rezaba para que todos pudieran usar

este corto periodo de tiempo para hacer algún cambio.

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Eighty Six – Volumen 1 235

De repente, se dio cuenta.

Había una persona adicional sincronizada en el canal.

Raiden había estado tratando de conectarse con Shin mientras estaba en combate.

También notó que Shin se había despertado.

— ¡Shin!

La reacción de este último fue lenta. Parecía que todavía estaba mareado. Raiden lo

volvió a llamar, pero no hubo respuesta.

Y entonces él gritó.

— ¡Levántate, idiota! ¡¡Oye Shin!!

— ¡Capitán Nouzen! ¿¡Me copias, Capitán Nouzen!? ¡Por favor despierta!

Lena escuchó a todos los demás en el escuadrón gritar, y ella también gritó. Despierta,

aléjate de allí, acaba con el Dinosauria. Sin embargo, ella no le pedía que lo hiciera

por esos motivos.

Ella lo sabía. Se había dado cuenta. Por lo tanto, tenía que hacer que él terminara su

misión.

En ese momento, en esa noche, él juró que vencería a su hermano con una convicción

desgarradora.

Shin no estaba dispuesto a luchar contra su hermano mayor, pero se puso de pie ante

este último, y la razón de su enfrentamiento era porque…

— ¿¡Quieres ahorcar a tu hermano, verdad!? ¡Shin!

Hubo una sacudida

Los ojos rojos parecían haberse abierto ligeramente.

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Eighty Six – Volumen 1 236

El cuerpo de acero se tambaleaba hacia atrás y se desplomó en el suelo. Con el impacto

que reverbera en gran medida la CPU no funcionaba, dando como resultado un

espacio en blanco temporal.

Sin embargo, los instintos de una máquina de combate hicieron que disparara

violentamente sus cañones en su entorno. Podía sentir las cosas volando a su alrededor.

La CPU y los sensores se recuperaron.

Y entonces, Ray lo vio.

Tras él, finalmente se había puesto de pie el Undertaker, levantando su cañón de vuelta.

Parecía que Shin estaba herido en el momento en que perdió el conocimiento, ya que

la sangre permanecía adherida a su ojo izquierdo, y tenía dificultades para abrirlo.

Sintió que su cuerpo estaba muy a lo lejos, que sus miembros ya no le obedecerían.

Su mente todavía estaba confusa, y no podía pensar correctamente.

La pantalla secundaria estaba caída, y en la oscura cabina, levantó su mano izquierda,

tocando su cabeza todavía mareada, apoyándose en la pared interna, sin levantarse,

mientras simplemente agarraba la palanca de control y miraba la pantalla principal.

Alguien lo llamaba, y él abrió los ojos, pero el dolor y el daño no se disipaban. No

sabía lo que había sucedido, no sabía por qué se mantenía con vida, ni sabía lo que

sucedía a su alrededor.

Pero Shin y Undertaker no estaban muertos aún.

Y el hermano que quería enterrar personalmente estaba ante sus ojos.

En su conciencia nublada, su cuerpo se movió instintivamente, y se agarró con fuerza

la palanca de control, presionando con su dedo el gatillo.

Eso era suficiente.

—... Shin.

Era la voz del fantasma, la voz de su hermano muerto. Al igual que las últimas

palabras que había escuchado, era la voz de su hermano, que estaba solo en algún

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Eighty Six – Volumen 1 237

lugar en este campo de batalla, todavía no estaba dispuesto a perdonarlo incluso en la

muerte.

En el momento en que escuchó esa voz entre los gritos de los fantasmas, decidió que

iba a encontrar a su hermano y enterrarlo personalmente.

—... Shin.

Antes de darse cuenta, Shin apretó los dientes. Él, que debería haber sido estrangulado

hasta la muerte a la edad de 7 años, lloraba silenciosamente en un rincón de su corazón,

lamentándose, diciendo que debería haber muerto, y que todo fue por su culpa. La voz

de su hermano continuaba persuadiéndolo, diciendo que nunca era demasiado tarde

para hacerlo.

Tu hermano nunca te dejará olvidar... nunca te perdonará, nunca.

Sin embargo, Shin ya no era un niño. Él nunca dejaría que le volviera a suceder lo

mismo. Había pasado una gran cantidad de tiempo desde entonces, y sabía más que

suficiente, y ya entendía lo que había sucedido.

En aquel entonces, cuando estaba siendo casi estrangulado hasta la muerte, no fue su

culpa. La muerte de sus padres, la muerte de su hermano, todo no era su culpa.

Solo era su hermano expresando frustraciones en él. En ese entonces, su hermano no

podía soportarlo más, y lo observaba como alguien a quien podía atacar, ya que era

mucho más débil. Eso era simplemente todo.

Él no tenía ningún pecado que soportar.

— Shin.

El fantasma seguía gritando.

Esa voz lo siguió llamando, pero Shin no pensaba que fuera aterradora. Era

simplemente una cosa trágica. Era una máquina que tomaba prestadas las palabras de

los muertos, o algunas palabras fragmentadas que escuchaba, y anhelaba tener un

lugar al que regresar.

Los innumerables fantasmas perdieron su país, sus cuerpos, y aunque estaban muertos,

no podían regresar al lugar al que deberían dirigirse, simplemente repitiendo su deseo

de regresar, utilizando los gritos de los muertos que no querían morir.

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Eighty Six – Volumen 1 238

No podía obligarse a dejar a su hermano allí, ni a no sacarlo de allí.

Su hermano fue asesinado, y después de su muerte, su cabeza fue extraída, sellada en

una máquina de combate como un fantasma, gritando una y otra vez que fuera

devuelta al suelo. Shin tenía que encontrarlo, enfrentarse a él, luchar, vencer y

enterrarlo.

Por esta razón, Shin estaba en el campo de batalla. Por esta razón, Shin luchó durante

5 años completos.

No era la deuda que debería soportar. No era el pecado por el que debería buscar la

redención.

Él lo sabía bien. Al final, su hermano lo maldijo con un pecado. Hasta el final, el

fantasma de su hermano muerto seguía llamándolo.

Sin esta redención, Shin no podía seguir.

La mira apuntaba. El cañón apuntaba a un espacio abierto en la armadura de acero.

—... Adiós, hermano.

Y apretó el gatillo.

A través de los sensores ópticos en la parte posterior de la unidad, Ray fue testigo de

todo.

El gatillo fue apretado y apareció una chispa.

Por alguna razón, en ese momento, él los vio. Los ojos rojo sangre lo estaban mirando

directamente, llenos de fuerte convicción y voluntad. Esa cara, esa expresión, todo era

demasiado extraño para él.

Pero eso era obvio.

Hace 5 años, Ray murió. Murió, y desde entonces nunca cambió ni creció. Pero Shin

seguía con vida. Él vivía y, por lo tanto, podía seguir creciendo, y se aventuraba en

tierras desconocidas.

El hermano pequeño y débil que juró proteger ya no estaba.

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Eighty Six – Volumen 1 239

Tarde o temprano, un día, Shin sería más viejo de lo que era. Aunque eufórico, Ray

estaba un poco triste.

Ahh, por supuesto.

Hubo esas últimas palabras, solo esas palabras que quiso decir.

Las palabras que quería transmitir, pero nunca podría decirle. Las palabras que quería

decir antes de su muerte, en las ruinas en esa noche nevada, pero que nunca pudo

expresar.

Al igual que antes, extendió su mano. Una mano se extendió desde un espacio en la

armadura, y parecía que algo pasó.

Shin.

Hubo un resplandor.

La cubierta de su cabina se agitó, y durante este tiempo, apareció una brecha. Desde

ese espacio, fluían nanomáquinas que se filtraba formando un brazo.

De hecho, hubo menos de un segundo entre el disparado y el golpe. Sin embargo, la

mano continuó extendiéndose durante una cantidad inmensurable de tiempo,

avanzando lenta y constantemente. La enorme mano de su hermano se abrió

levemente, aparentemente buscando algo.

Shin recordó esa noche e instintivamente se sintió triste. Sin embargo, apretó los

dientes rápidamente, levantó la cabeza y miró la mano que tenía delante sin

estremecerse.

Al momento siguiente, su hermano sería volado en pedazos por al cañón. Durante 5

años, buscó a su hermano, o para ser precisos, los pensamientos persistentes de su

hermano antes de la muerte de este último. Quería grabar esta escena en su mente.

Ya fuera malicia o un impulso de matar, quería recordarlo, a pesar de que no tenía

intención de soportarlo.

La mano tocó su cuello, enrollándose alrededor de su bufanda. Se parecía a la mano

que había intentado matarlo, pero con ternura, acariciaba tristemente la fea cicatriz

que una vez había dejado atrás.

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Eighty Six – Volumen 1 240

—… Lo siento.

En ese momento, abrió los ojos. El flujo de tiempo se reanudó de forma normal.

Al momento siguiente, la bala de cañón golpeó la máquina y los explosivos contenidos

en ella lo hicieron añicos. El metal se deformaba por las altas temperaturas y las altas

velocidades, y la armadura se rompía desde dentro como resultado. Al momento

siguiente, el cuerpo macizo del Dinosauria exponía llamas de color rojo oscuro.

La mano de su hermano lo soltó, volviendo del hueco de la cabina, y de vuelta a las

llamas ardientes.

— Her...

Inconscientemente extendió su mano, pero no pudo alcanzarla a tiempo. La mano de

su hermano se retiró, y fue devorada por las llamas, ardiendo, por lo que todo lo que

estaba agarrando era un paisaje fugaz que se desvanecía en las llamas, y todo parecía

nublado.

—… mano.

Algo se deslizó por sus mejillas. Por un momento, Shin no se dio cuenta de qué se

trataba. Desde que Ray lo mató, Shin nunca había llorado.

No sabía por qué estaba triste, y tampoco podía comprender que los sentimientos que

subían desde el fondo de su corazón se llamaban angustia.

Todo lo que sabía era que las lágrimas salían, y que no podía controlaras por sí mismo.

— Comandante. Desconéctate por favor... ese chico probablemente no quiere que

nadie lo vea así.

— Sí.

Un momento después, Raiden se conectó, diciendo que todo estaba bien, por lo cual

Lena también activó su Para-RAID. Los otros habían terminado y Raiden habló por

todos.

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Eighty Six – Volumen 1 241

— ¿Te sientes mejor?

— Sí.

La respuesta de Shin permaneció ronca, pero parecía que ya no estaba llorando, de

vuelta a su habitual tranquilidad, aunque con algo más roto. Con una sonrisa, Raiden

dijo.

— Ahora puedes dejar el nombre de tu hermano aquí.

En respuesta a eso, Shin silenciosa pero claramente, sonrió.

— Supongo que sí.

Y dirigió su conciencia a un lado.

—… Comandante.

— Estoy aquí. Claro que soy yo. Soy la Handler del escuadrón Spear Head después

de todo.

Ella quería despedirse hasta el final. No era una orden, ni una obligación, pero sabía

que era algo que tenía que hacer.

— ...

— Conflicto resuelto. Buen trabajo Undertaker. Y a todos los demás también.

Lena dijo deliberadamente usando el nombre clave, y Shin mostró una sonrisa irónica.

— Sí, buen trabajo, Handler Uno.

Está bien, murmuró Raiden. Parecía que estaba estirándose en el reducido espacio, y

habló.

Lena repentinamente parpadeó. Justo entonces...

Por alguna razón, parecía que todos habían tomado una decisión, a excepción de Lena.

Ella se vio obligada a mirarlos, estupefacta.

— Fido, ¿terminaste con la recarga?

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Eighty Six – Volumen 1 242

Hubo un silencio, y parecían estar esperando algo. ¿Fido? Ahh, ese Recolector que

siempre los está siguiendo.

— Solo podremos hacer nuestro mantenimiento y reparaciones una vez que

encontremos un lugar donde dormir... veo que consumimos tanta munición en solo el

primer día. Que mal.

— Bueno, está bien, ¿no? Acabamos con muchos.

— Supongo que sí... bueno, no hay elección entonces.

Sonó un fuerte sonido retumbante. Los cinco activaron sus Juggernauts que se

encontraban esperando y los pusieron de pie.

— Vamos, nos vemos, Comandante. Por favor cuídate.

Lena escuchó la muy común despedida, y por un momento, no pudo entender.

Era porque la batalla había terminado.

El enemigo se había retirado, y no tenían bajas. Seguramente, podrían regresar al

campamento como siempre este día.

— ¿Eh?

Los adolescentes ignoraron las preocupaciones de Lena mientras avanzaban. Los

Juggernauts fuertemente devastados en la intensa batalla emitían ruidos estruendosos,

y comenzaron a conversar como niños en el camino a la escuela.

— Oh sí, ¿seguro que estaremos bien yendo hacia adelante de este modo? Hubo

muchos disparos.

— Sí... ciertamente parece aterrador ya que hay minas terrestres. Shin, ¿te

importaría buscar una ruta alternativa?

— No hay otras unidades alrededor, ¿así que cualquier forma estaremos bien...

chicos?

— Yo digo que lo hablemos en el camino. Shin, realmente no miras por donde sea

que vayas, ¿eh?

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Eighty Six – Volumen 1 243

Continuaron hacia el oriente, al desconocido campo de batalla controlado por la

Legión.

Por supuesto.

Ellos no regresarán de nuevo.

— Es-

La ansiedad llenó su corazón, su cuerpo se sentía frío al sentir que estaba a punto de

perder algo. Lena no pudo soportarlo más, y gritó,

— ¡Esperen, por favor esperen...!

Parecía que todos se detuvieron y dieron media vuelta, esperando que ella continuara.

Sin embargo, Lena no sabía qué decir. Porque ella era quien los había alejado. Fue

ella quien les ordenó morir. En este punto, si ella se disculpaba o se culpaba a sí misma,

no tenía sentido para ellos, entonces no tenía nada que decir.

Pero ella gritó inadvertidamente.

— ¡Por favor no me dejen atrás!

Un momento después, Lena se dio cuenta de lo que acababa de decir y se sintió

congelada. ¿De todas las cosas que podría decir dije esto? Estaba avergonzada y

desconcertada.

Pero una vez que escucharon esas palabras, amablemente sonrieron.

Eran amables sonrisas, con un matiz de amargura. Eran como hermanos mayores que

se dirigían a la escuela primaria, viendo a su hermanita hacer pucheros mientras

anhelaba ir a la escuela también.

— Oh, pero que buena manera de decirlo.

Raiden sonrió. Su voz estaba llena de determinación y el orgullo de una bestia salvaje,

caminando a través de la pradera con su fuerza, junto con sus compañeros.

— Sí. No estamos siendo perseguidos. Nos marcharemos. Continuaremos hasta el

final.

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Eighty Six – Volumen 1 244

Todos desviaron su atención hacia Lena otra vez. Sus ojos y corazones estaban fijos

hacia adelante, hacia el futuro.

Lena se quedó sin aliento. Podía sentir la sensación en sus corazones. No era una

determinación tenaz, ni tampoco una crueldad. Eran como personas que habían sido

testigos de los vastos mares brillando en azul. Eran como niños que habían sido

testigos de una pradera sin fin en la primavera, a quienes sus padres les dijeron que

podían jugar tanto como quisieran. Era euforia, las emociones fascinantes que ya no

podían ser suprimidas, el éxtasis puro, la alegría, el júbilo, una anticipación

incontenible.

Ahh.

Ella no podría detenerlos. No hay palabras que pudieran formar un grillete o un yugo.

Para ellos, era la libertad.

Era algo tan precioso, tan difícil de obtener, a pesar de que sabían que era su lugar de

entierro y un camino que conducía hacia esa tierra.

Una vez que vieron que Lena había aceptado silenciosamente sus despedidas, los

adolescentes volvieron a moverse. Sin embargo, probablemente vieron la persistente

falta de voluntad en su corazón, porque al final, Shin sonrío.

Por primera vez, mostró una sonrisa cordial. Era una sonrisa clara, sin ninguna

pretensión.

— Seguiremos nuestro camino, Comandante.

Los Para-RAID se desconectaron en silencio.

Los cinco puntos de luz desaparecieron silenciosamente. Estaban fuera de su

jurisdicción, y fueron borrados de su lista de contactos del Para-RAID.

A partir de este punto, nunca se encontrarían de nuevo.

Las lágrimas brotaron de sus ojos, formando rastros de gotas. No podía contener su

llanto.

Lena se puso boca abajo sobre la consola, y lloró en voz alta.

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Eighty Six – Volumen 1 245

La bandera de cinco colores, colocada horizontalmente de manera recíproca, se había

desvanecido por mucho tiempo, y permanecía colgada en la pared de madera del

cuartel.

De izquierda a derecha, los colores se invertían, haciendo alusión a la inversión de los

valores. Opresión, discriminación, parcialidad, violencia, y degradación.

Al lado de la bandera de cinco colores había una imagen vandalizada de San Magnolia,

que no sostenía una espada afilada que rompía el yugo de la opresión, sino cadenas y

grilletes. No estaba pisoteando las cadenas de la opresión, sino a la gente que se

burlaba de los cerdos mientras mantenía la sonrisa de un Santo.

Esa era la República vista desde los ojos de ellos.

Lena extendió sus dedos que estaban apropiadamente cuidados, y acarició la pared de

madera completamente maltrecha junto con la pintura sobre ella. Este mural había

existido por mucho tiempo, probablemente cuando el cuartel fue construido hace 9

años, y pintado por el primer grupo de 86.

Había muerto. Hacía mucho tiempo que había muerto la República, en la que sus

ciudadanos, incluido Lena, habían confiado.

Ellos fueron quienes personalmente lo derribaron, lo pisotearon y lo desecharon sin

pensarlo dos veces.

Cerró los ojos y suspiró. Recordaba al chico que podía escuchar al fantasma de la

República, el chico que ya no estaba.

Después de esa batalla, sus superiores le dijeron que mantuviera un perfil bajo antes

de que se determinara su castigo. Sin embargo, ella abordó una nave de transporte

para hacia el campamento base en el que estuvo el Escuadrón Spear Head. La nave

estaba llena con el siguiente grupo de soldados reunidos en varias zonas de batalla,

listos para ser administrados. Solo pudo abordar esta embarcación al amenazar al

amable soldado de logística con débil de voluntad.

—... Es la Comandante Millizé, ¿verdad?

Ella giró la cabeza y vio a un mecánico que rondaba los cincuenta. El Teniente Lev

Audreht, jefe del equipo de mantenimiento.

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Eighty Six – Volumen 1 246

— Escuché de usted por los chicos, pero nunca esperé que se apareciera por aquí. Que

rara es.

Habló con voz ronca y tosca, y levantó la barbilla, señalando el cuartel detrás de ella.

— Al menos lo arreglaron, pero no dejaron nada atrás. Todavía queda algo de tiempo

para que lleguen los nuevos chicos, así que si está dispuesta, dele un vistazo.

— Muchas gracias. Me disculpo por visitar cuando está ocupado.

— No es nada. He visto como algunos grupos de chicos se van, pero tú eres la primera

Alba que viene a llorarlos.

En ese momento, Lena levantó la cabeza hacia su cara bronceada y de lado.

—... Teniente Audreht. Usted es…

Su cabello no era gris, mezclado con algo de blanco. Sino que era cabello plateado y

opaco como resultado de manchas de aceite.

— Un Alba... ¿verdad?

—...

Finalmente, Audreht se quitó las gafas de sol, revelando que sus ojos tan plateados

como la nieve.

— Mi esposa era una Heliodor. Mi hija realmente se parecía a ella, y desde que se las

llevaron, no pude soportarlo, y me teñí el pelo para seguirlas. En aquel entonces, juré

que recuperarían su ciudadanía... Yo era inútil. Las negociaciones fracasaron, y no

tuve elección... solo pude verlas ir al campo de batalla y morir allí.

Dio un largo suspiro y se rascó la cabeza.

—... ¿Ha oído hablar de su habilidad? ¿De ese Shin?

— Sí.

— Esa habilidad es bastante famosa en el frente oriental... cuando lo asignaron por

primera vez aquí, le susurré algo, preguntándole si había alguien buscando a este

imbécil que no pudo proteger a su esposa e hija.

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Eighty Six – Volumen 1 247

—...

— Estaba pensando, que si estuvieran allí, iría y haría que me mataran. Ese mocoso

respondió que no había nadie diciendo mi nombre. Al escuchar eso... estuve un poco

aliviado. Por lo menos, mi esposa y mi hija no quedaron tras el campo de batalla. Un

día, cuando vaya al otro lado, seré capaz de verlas.

El viejo jefe mecánico mostró una sonrisa, algo triste, pero en paz.

Pero mientras miraba hacia el distante campo de batalla en el oriente, su rostro se llenó

de tristeza.

— Antes de cada misión especial de exploración, informaba a cada miembro del

escuadrón mi verdadera identidad, que estaba bien que me odiaran, que podían

matarme si querían desahogarse... sin embargo, ninguno de ellos me escuchó. Esta

vez también. Todavía no puedo morir.

Era como si se estuviera quejando de que lo habían dejado de nuevo.

Por su esposa e hija... y los muchos hijos que había cuidado hasta este punto.

Se puso las gafas de sol otra vez, probablemente para ocultar las emociones, y

crudamente dijo

— ¿Qué? ¿No le dije que no hay mucho tiempo? … Apúrese.

— Si muchas gracias.

Ella se inclinó ante Audreht, y pasó junto a él, entrando al cuartel.

El cuartel hecho de materiales de mala calidad estaba repleto de gris y marrón, y era

terrible a la vista.

El pasillo estaba un poco blanco debido a los años de desgaste de los materiales, junto

con el polvo. El suelo de madera aparecía en todas partes, y cuando ella daba un paso

adelante, éste crujía.

La cafetería y la cocina estaban completamente cubiertas de aceite y manchas que no

se podían limpiar. De ninguna manera podría considerarse limpio.

El baño se asemejaba a una cámara de gas de los documentales, húmedo y oscuro. En

una esquina, había algo negro temblando.

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Eighty Six – Volumen 1 248

No había lavadora ni aspiradora, solo una escoba y un recogedor, junto con algunas

cubetas y tablas llenas de marcas dentadas en el estanque del jardín trasero. Estas eran

todas las herramientas de limpieza que tenían.

No se veía señal de civilización. Lena estaba completamente avergonzada de pensar

que este era el estilo de vida que un país desarrollado y humano le concedía a su gente.

Llegó a los dormitorios de los procesadores en el segundo piso. Pisó las escaleras, y

el suelo de madera se contorsionaba, haciendo crujidos en señal de protesta.

La habitación estrecha estaba llena de viejas camas pequeñas y armarios. Los colores

se habían desvanecido debido al polvo, el tiempo y la luz del sol, y la habitación estaba

ordenada, sin presencia de los residentes originales, solo montones de mantas limpias,

sábanas y almohadas esperando al próximo grupo de residentes.

La habitación más al fondo era la más espaciosa para que la utilizara el líder de

escuadrón. Abrió la temblorosa puerta y ésta dejó escapar un crujido.

También contenía una cama pequeña y un armario, pero esta habitación también

contenía un escritorio, junto con artículos de varios tamaños.

Una guitarra vieja, una baraja de poker, un juego de mesa y algunas herramientas de

trabajo.

Un libro de crucigramas con sus páginas esparcidas por todos lados, donde solo

quedaba espacios sin resolver.

Un cuaderno de dibujos sin ilustraciones, completamente en blanco.

Una canasta de hilos y agujas, sin nada dentro.

Una pequeña estantería hecha apresuradamente con tablas, que contenía varios libros

de diversos géneros y autores, y parecía que el propietario no tenía preferencias

particulares.

Tal vez no estaban acomodados ya que podrían ser utilizados por el próximo grupo

de miembros del escuadrón. Todo lo demás que se creó fue desechado, ya que sabían

que no podían quedarse atrás.

Ella podía escuchar la risa de ellos.

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Eighty Six – Volumen 1 249

Sabían que nada quedaría atrás, pero estos jóvenes hicieron todo lo posible para reírse

y vivir todos sus días.

Nunca sucumbieron ante la desesperación.

Nunca dejaron que el odio manchara su orgullo.

En las duras circunstancias que podrían haber pisoteado su dignidad, siguieron

manteniendo una dignidad humana de la que cualquiera estaría orgulloso.

Llegó a la estantería, y encontró un gatito negro con cuatro patas blancas,

aparentemente preguntándose a dónde habían ido los ocupantes anteriores. Fuera de

la ventana, los soldados estaban reuniendo procesadores a quienes les tomaban fotos.

Mirando esta habitación, parecía que no podía encontrar nada. Sacó el libro escrito

por un autor del que había oído hablar, y lo hojeó, intentando al menos entender de

qué se trataba.

En este momento, algo salió de entre las páginas.

— Ah

Así que lo recogió. Unos pocos pedazos de papel. El de arriba era una foto que

mostraba a un grupo de personas paradas frente a un edificio.

Ella podía ver la bandera invertida de cinco colores. La foto fue tomada en este

campamento. De pie en la parte delantera estaban los miembros del equipo de

mantenimiento, junto con 20 o más adolescentes.

— ¡...!

Lena entendió sin ninguna explicación necesaria. Eran los miembros del Escuadrón

Spear Head que habían existido hasta el día anterior. Probablemente era la primera

foto del escuadrón cuando se formó, incluía a Shin, Raiden, Seo, Crenna, Ange y los

demás miembros.

El tamaño de esta foto que se usó no era grande para empezar, y para asegurar que los

24 procesadores y mecánicos estuvieran incluidos, cada persona era pequeña y

borrosa. Por alguna razón, incluso el viejo Recolector estaba incluido allí. Era

probable que fuera Fido.

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Eighty Six – Volumen 1 250

Era la primera vez que los veía. Sin embargo, como la foto era demasiado pequeña, y

como fue tomada desde muy lejos, no podía ver sus apariencias con claridad. Sin

embargo, podía verlos de pie erráticamente, frente a la cámara, sonriendo serenamente.

El segundo trozo de papel contenía una nota con letra fuerte y desordenada de un

hombre.

— Si nos estás buscando ahora y encuentras este pedazo de papel, te convierte en

una verdadera idiota.

Esta vez, ella jadeó.

Era Raiden. No lo firmó, pero estaba escrito claramente para Lena.

— Si nos estás buscando ahora y encuentras este pedazo de papel, te convierte en

una verdadera idiota.

¿Y tú no lo eres? Me dejaste este pedazo de papel con esta frase.

El trozo de papel debajo tenía los nombres de muchos escritos desordenadamente.

Obviamente, estaba escrito para que Lena pudiera adivinar quién estaba en qué

posición.

— ¿Qué escriba mi nombre? Probablemente estás llorando porque no puedes saber

quién es quién.

Seo.

— Ya que tanto te gusta actuar tan amablemente, cuida de ese gato ¿bien?

Crenna.

— No tiene nombre, así que por favor, ponle un bonito nombre, Comandante.

Ange.

Sostuvo el papel con manos temblorosas. Los sentimientos que se elevaban en su

corazón llenaban su pecho.

Dejaron palabras para ella. Dejaron sus últimas palabras para ella, a quien no pudo

luchar junto a ellos, quien no pudo salvarlos, y quien solo pudo pisotearles la cabeza,

diciendo palabras inútiles y bonitas.

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Eighty Six – Volumen 1 251

La última hoja de papel contenía palabras escritas por Shin. Las metódicas palabras y

la actitud indiferente eran tan típicas de él.

— Si algún día llegamos al final de nuestro viaje, ¿te importaría llevarnos flores?

Era una línea simple de palabras, pero contenía un mensaje proverbial.

Al final de sus vidas estaba la libertad que Shin y los demás anhelaban. Lena tenía

que dar un paso adelante para llegar a su destino.

Lena también podría seguir adelante.

No sucumbas ante la desesperación, ni pisotees la dignidad de la humanidad, y sigue

avanzando, hasta el final de tu vida.

Sí, creo que puedes llegar hasta el final.

Una lágrima cayó por su mejilla, llena de algo de calor y más angustia. A pesar de

esto, ella mostró una sonrisa.

Shin había dicho que era solo cuestión de tiempo hasta que cayera la República.

Estaba destinada a fallar, porque seguía siendo arrogante y olvidó como protegerse.

Quizás este país no podría evitar su inminente perdición. Ese día podría ser mañana.

Pero ella debía continuar luchando hasta el final, nunca rendirse, vivir y luchar hasta

el final, al igual que las indomables personas que vivían orgullosamente de principio

a fin.

Debía seguir luchando. Hasta el final de su destino, y hasta sus momentos finales.

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Eighty Six – Volumen 1 252

Epílogo

El surgimiento de la Reina Sangrienta

Ningún país se burlará de la idea de negarles los derechos humanos a los cerdos.

De modo que, mientras difieran en su lenguaje, el color de sus pieles, y sus ancestros

sean de diferentes tribus, serán cerdos que adquirieron apariencia humana. Al

reprimirlos y matarlos, seguramente no hay ningún problema por lo dicho en lo que

respecta a violación de derechos humanos.

En el momento en que cada persona lo racionalizó, y en el momento en que cada

persona lo consideró apropiado, la República de San Magnolia comenzó su descenso

hacia la destrucción, y al mismo tiempo, esa fue su desaparición.

~ Vladilena Millizé (Memorias)

Los restos de las cinco unidades de la República estaban apoyados la una sobre la otra,

encerradas en una caja de vidrio endurecido, permaneciendo allí por toda la eternidad.

La localización donde se encontraba eran las calles de la ciudad controlada por la

Federación Republicana de Geade. Bajo el cielo azul, tan claro como el mejor zafiro,

se encontraba en un paisaje hermoso y fugaz, como un paisaje aislado. Estaba a lo

largo de la frontera de la antigua República de San Magnolia y el Imperio Geade, un

poco más cerca de este último.

Parada en la zona de protección de vidrio a la que se le permitió entrar estaba

Vladilena Millizé, de 18 años, mirando los restos del Juggernaut que se parecía a un

caballero sin cabeza. Un tinte rojo se encontraba en su fluido cabello plateado,

cayendo sobre los hombros de su uniforme negro del ejército republicano.

Antes de que fueran envueltos en vidrio, habían sido una armadura blanca

completamente desgastada, cubierta con cicatrices de varios tamaños. Las marcas de

quemaduras por los disparos de los cañones o el calor persistente permanecían

distinguibles, y los marcos severamente contorsionados apenas podían unirse a su

forma original. El Recolector que yacía al lado de los restos tenía una línea de palabras

que apenas se podía ver.

Fido. Nuestro leal- el resto de las palabras estaban desvanecidas, sin volver a verse lo

que seguía.

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Eighty Six – Volumen 1 253

Sin embargo, ella podía adivinar lo que decía.

¿Por qué Shin no le dio un nombre a ese gato, pero si nombró al Recolector? Solo

entonces se dio cuenta.

Para ellos, quienes vivían y morían siendo predestinados al campo de batalla, solo

quienes luchaban y morían junto con ellos eran sus compañeros. Solo aquellos que

lograron sobrevivir a los mismos campos de batalla, pelearon hasta el final en un

rincón del campo de batalla y experimentaron la misma guerra, podrían ser

considerados compañeros.

Los cinco contenedores adicionales que Fido transportaba fueron descargados. Cada

contenedor se descartaría una vez que se agotara, para facilitar la carga. Se decía que

el contenedor dentro de Fido estaba casi vacío, y dado que todavía estaba en territorio

controlado, la distancia recorrida probablemente fue mucha.

Los cinco, que esperaban no durar más de unos días, perduraron un mes entero,

agotaron los suministros de todo un mes y llegaron al final.

Cruzaron el área disputada del lado de la República, incluso pasaron por el área

controlada por la Legión, y se acercaron al área disputada por la Federación. Fue en

este punto que finalmente se quedaron sin suministros, y probablemente murieron en

batalla.

Aquí era donde terminó su viaje.

Shin dejó las placas con los 576 nombres grabados en ellas, y se decía que las placas

fueron descubiertas en medio de los restos del Juggernaut. Esas placas fueron retiradas

temporalmente cuando el ataúd de cristal fue hecho, las duplicaron, grabaron los

nombres y las devolvieron.

Hace 2 años, Shin vino aquí. Sin embargo, la República no pudo seguir sus pasos.

La República fue aniquilada. Como Shin había predicho en aquel entonces, cayó

debido a su arrogancia.

Desde entonces, Lena fue nombrada como Handler de otro escuadrón, a cargo de

comandar sus operaciones.

Ella no pudo pelear junto a ellos. Sabía muy bien que todo lo que podía hacer en el

campo de batalla era sacrificarlos. Si morían, eso era todo, y dado que no podía luchar

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Eighty Six – Volumen 1 254

junto con Shin y los demás hasta el final, la imagen de una heroína trágica no coincidía

para nada con ella.

Había presentado su informe sobre las Ovejas negras, los Pastores y el cañón de larga

distancia llamado Morpho, pero sus superiores los habían desechado como

divagaciones de los 86 y los rumores no confirmados, dejándolos a un lado. Incluso

la falta de mantenimiento de los cañones de intercepción nunca se resolvió.

Las batallas en esa zona eran igual de intensas, los Procesadores fueron sacrificados

uno tras otro. Sin embargo, Lena no solo hizo que murieran, sino que lideró

personalmente la batalla, al mando de sus subordinados sin piedad, exprimiendo cada

gota de su sangre. Antes de que ella lo supiera, Lena había conseguido un apodo.

La Reina Sangrienta.

Probablemente derivado de su nombre. Aunque se parecía a una antagonista de una

película de baja categoría, Lena no estaba particularmente preocupada por eso. Ella

los pisoteaba, los obligaba a luchar y, sin embargo, no pudo salvar a ninguno de ellos.

Tal apodo era acorde con su crueldad y arrogancia.

Sin embargo, las tasas de supervivencia de su escuadrón eran muy superiores a las

demás, e incluso después de un año, no hubo necesidad de reorganización. Lentamente,

el escuadrón a su cargo fue apodado "Los hombres de la Reina".

Cuando no había misiones, ella visitaba a aquellos que se habían opuesto a la

contención, a aquellos que habían escondido a sus amigos o parientes, a antiguos

Handlers que renunciaron cuando se enfrentaban al cargo de conciencia, y que

grabaron los nombres de los 86 que recordaban, sus historias y sus palabras. El país

se había desecho de su existencia, pero no podía deshacerse de sus recuerdos.

Entonces pensó que si algún día la República fuera borrada, quería que todo el mundo

supiera de esta historia.

Y el momento crucial ocurrió.

Era el Día Nacional de la República. El mejor estudiante de la escuela secundaria en

ese año se levantó en el escenario y pronunció un discurso en la reunión. Ese chico

tenía una edad similar a la de Lena, y solo podía recordar sus ojos llenos de furia.

— De mis compañeros de clase, muchos de ellos lucharon, y murieron.

Hubo una ligera conmoción en la audiencia, mostrando sus condolencias hacia el

orador. Algunos de ellos lloraron.

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Eighty Six – Volumen 1 255

El chico bajó la mirada fríamente sobre ellos, y de repente grito agitadamente.

— Son ridiculizados por este país, llamándolos 86. Murieron en el campo de batalla,

¡pero quien los sentenció a muerte fue este país! ¿¡Cuánto más va a durar esto!?

Nadie en la audiencia estaba de acuerdo con ellos.

Algunos se burlaban de él por no saber la diferencia entre un humano y un cerdo.

Algunos estaban tan indignados como él, pero se mordían los labios en silencio. La

mayoría de ellos permanecieron insensibles, sin embargo, y no prestaron atención a

sus palabras, actuando como si fueran cadáveres.

Los ataques enemigos desde el norte siempre habían sido los más débiles, pero esa

noche, un ejército sin precedentes y gigantesco de repente hizo un ataque. Las

defensas fueron inmediatamente abrumadas por la enorme diferencia en número.

No se le informó al Handler a cargo que sus fuerzas fueron aniquiladas. No era por

venganza, sino porque los Handlers que deberían haber cumplido con sus

responsabilidades estaban festejando y celebrando, ninguno de ellos se sincronizó con

sus subordinados. Como ninguno cumplió con su deber, no hubo necesidad de que se

les informara.

La mayoría de los cañones de intercepción no se pudieron activar, y los pocos que

podían disparar normalmente estallaron debido a los Scorpions, junto con la zona de

minas terrestres. Los pocos disparos que apenas Salían fueron derribados por el

Stachelschwein antes de que pudieran explotar.

E incluso la última línea de defensas, el Gran muro, fue fácilmente penetrada.

El Morpho.

Un tipo de cañón de riel que dispara proyectiles a una velocidad asombrosa de 8000

metros por segundo.

Era un nuevo tipo de enemigo que el escuadrón Spear Head había encontrado e

informado, solo para que los superiores deshicieran el informe.

Enfrentados con el poder destructivo y aterrador del cañón de riel y los intensos

bombardeos, las fortificaciones defensivas estaban simplemente desprotegidas,

siendo objetivos que fueron destruidos al instante. Para cuando el gobierno entendió

lo que estaba pasando, la Legión había invadido las 85 zonas administrativas.

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Eighty Six – Volumen 1 256

En los últimos 11 años, los ciudadanos habían dejado toda la responsabilidad de pelear

a los 86, así que, como era de esperar, no pudieron pelear.

Una semana después cayó. La República fue aniquilada.

No era un castigo, ya que ninguno de ellos murió lamentando su degradación y

crueldad. La mayoría de ellos lamentaba la incompetencia de los 86, lamentando su

inocencia y muertes prematuras. Para los pecadores que no conocían sus obras, la

muerte no era un castigo.

Como ella estaba en la primera área, Lena logró evitar el ataque del norte. Al mismo

tiempo, estaba ampliamente preparada y logró implementar contramedidas.

Tenía a todos los cañones pesados cerca de las minas terrestres disparando a estas

últimas, abriendo un camino a través de ellas y a las puertas del Gran Muro. Con la

función oculta que Anett había implementado, se sincronizó con todos los

procesadores supervivientes, y les pidió que lucharan dentro de las 85 zonas.

"Los hombres de la reina", los miembros del escuadrón a su cargo y otras fuerzas

respondieron a su llamado.

Por supuesto, no todos estaban dispuestos a luchar por la bondad de su corazón. La

mayoría de ellos buscaba mejores condiciones de vida dentro de las 85 zonas,

incluyendo electricidad y plantas de producción, mientras otros vinieron para ayudar

a sus compañeros que estaban atrapados en otros escuadrones y en los campo de

concentración.

Una vez que fueron reunidas estas fuerzas, Lena lideró las defensas.

Algunos Albas montaron los Juggernauts de repuesto y sucumbieron a la

desesperación, y otros ciudadanos estaban demasiado ocupados tropezando, cayendo

en la desesperación. Algunos mostraron abiertamente su furia y desdén contra los 86,

pero esta vez, la situación había cambiado en comparación con la anterior. Las armas

poderosas y el poder de fuego no estaban en sus manos, sino en manos de los 86.

Ante el feroz enemigo, los 86 continuaban concentrándose en luchar y resistieron, sin

querer ser parte de ninguna estúpida lucha interna. Sin embargo, si la batalla

continuaba un poco más, las consecuencias habrían sido impredecibles.

2 meses después de la batalla defensiva, recibieron refuerzos de un país vecino.

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Eighty Six – Volumen 1 257

Sus refuerzos vinieron de un país en el Lejano Oriente que había cruzado los

territorios controlados por la Legión, y sus fronteras.

La Federación Geade, que había vencido al Imperio, y renació como una verdadera

República. Mientras que la mayoría de la Legión se concentraba en el norte, ellos

entraron por el delgado frente de batalla oriental.

Poco después de que el Imperio declarara la guerra, fue destruido debido a una

revolución civil, y lo que los otros países escucharon fue una transmisión inalámbrica

de lo último que quedaba del Imperio. Parecía que en sus esfuerzos por eliminar al

resto por parte del Imperio, la Federación había sido considerada como enemiga, y

había estado recibiendo una lucha interna durante 10 años. Muchos de sus ciudadanos

se unieron voluntariamente al ejército, porque creían firmemente en que proteger a su

país y a sus compatriotas era su deber como ciudadanos, que admiraban los ideales de

una República, hasta el punto de poder destruir su propio país y recuperar lentamente

sus tierras.

Con las armas más avanzadas y un ejército de élite, la marea comenzó a disminuir. La

primera área fue recuperada, pero hubo fricción entre ellos.

Los ciudadanos de la República celebraban la llegada de la Federación, pero las cosas

no terminaban allí.

Por alguna razón, la Federación sabía muy bien de las atrocidades que la República le

hizo a la gente de la Federación y a los Colorata considerados como 86.

Antes de atacar las 85 Zonas, la Federación salvó a los 86 sobrevivientes de los

Campos de Concentración y las bases de la primera línea, y habían sido testigos del

destino trágico de los oprimidos.

— Ya que odian los otros colores, pueden teñir su bandera completamente de blanco.

Así le gritó el Comandante de los refuerzos al presidente y al gabinete interno de la

república.

La Federación decidió priorizar la protección de los 86, que si estaban dispuestos, se

les otorgaría la ciudadanía incondicionalmente.

Los Albas también tenían el mínimo de apoyo, pero las investigaciones sobre el

alcance de la opresión tenían prioridad.

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Eighty Six – Volumen 1 258

Encontraron una gran cantidad de archivos de información personal en el depósito

subterráneo de la sede militar nacional, y se consideró que estos archivos estaban

relativamente bien conservados. Un cierto funcionario de la rama de recursos

humanos había preservado y escondido en secreto los registros de los caídos en

combate. La Federación quedó atónita por la gran cantidad de información, y se

mostró escéptica de que los recientes grupos de caídos en combate fueran todos

soldados jóvenes, pero aceptaron amablemente que había unas pocas almas amables

en la República.

Sin embargo, encontraron los registros de los detenidos en los campos de

concentración, escucharon a los sobrevivientes describir las circunstancias en que

vivían y encontraron una gran cantidad de huesos cerca de los campos y bases que no

habían sido enterrados a tiempo. Su actitud se hizo mucho más fría como resultado.

Además, una vez que encontraron los registros de la experimentación humana,

comercio de niños y bebés, e imágenes de los soldados que los masacraban, la

Federación consideró que los ciudadanos de la República no eran diferentes a la

basura.

La Federación podría haber cesado toda ayuda a los Albas, pero continuaban

brindándoles el mínimo vital.

Tal vez esta ayuda era una forma de castigo.

— Escoria deberían de ser, pero no les haremos lo mismo, o también nos volveríamos

como ustedes.

Aquellos que conocían su propio pecado estarían avergonzados. Esos cerdos que no

lo reconocían no eran diferentes a los muertos. Este era un juicio silencioso.

Después de reclamar las zonas al norte de la primera zona, la Federación exigió que

los oficiales de la antigua República reforzaran sus filas, nombrando a un comandante

de las fuerzas de contraataque o a un asesor.

La mayoría de ellos dudó, pero Lena respondió la llamada. Por lo tanto, ella estaba

presente aquí.

Lena dejó la vitrina y, desde la calle, recogió una pequeña bolsa junto con una jaula

que contenía un gato negro con patas blancas, volviendo a las filas. De pie en este

jardín de una rapsódica primavera estaban los restos de los Juggernauts, junto con las

placas en piedra que contenían 576 nombres. Estas eran sus lápidas, que habían

llegado a este lugar, después de todas las batallas, después de todo el tiempo que

habían sobrevivido.

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Eighty Six – Volumen 1 259

Como no tenía idea de que las tumbas estaban allí, no había preparado flores, y nunca

podría haberlo hecho.

No llegó aquí por su propia fuerza, y no tenía derecho a presentarles flores. Frente a

los altos mandos de la Federación que la aguardaba, bajó la cabeza ligeramente.

— Mis disculpas, Su Excelencia. Le he hecho esperar.

— Para nada. De ninguna manera es perder el tiempo el estar de luto por muertos que

esperan.

Mostrando una sonrisa tranquila, se encontraba un Jet de mediana edad y alto rango,

que se parecía más a un erudito que a un alto funcionario del gobierno. Sus gafas de

marco redondo tenían un gran aumento en las lentes, su pelo negro tenía algo de

blanco, y estaba vestido con un rojo ordinario.

Sus amables ojos que no mostraban ofensa se dirigían hacia Lena, que estaba vestida

de negro, con una parte del pelo teñida de rojo.

— Para la Reina Sangrienta, el rojo simboliza la sangre que fluye, mientras que el

negro representa el lamento por los muertos... De hecho, muchos en la Federación

sentían que no había necesidad de salvar a la escoria de la República, y que

simplemente deberían proteger a sus Compatriotas Colorata, pero ver a personas como

usted nos hace pensar que nuestra decisión sigue siendo correcta. Sea bienvenida,

Coronel Millizé. La Federación Geade le da la bienvenida a su llegada.

Al ver su sonrisa de bienvenida, Lena le regresó una algo perturbada, negando con la

cabeza. La sangre que fluía pertenecía a otros, y quienes murieron fueron todos sus

subordinados. Para la reina vestida de negro que estaba manchada de sangre, tal elogio

era difícil de aceptar.

El oficial de la Federación observó su cuerpo de pureza de una manera respetuosa.

Antes de que ella lo supiera, había algunos jóvenes oficiales de la Federación detrás

de él, todos vestidos con el uniforme de color acero de la Federación.

— Por favor venga. La presentaré como la comandante de nuestro nuevo escuadrón.

— Entendido.

Antes de irse, Lena volvió a mirar las tumbas tras ella.

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Eighty Six – Volumen 1 260

Las arañas de cuatro patas y los restos de lo que quedaban de ellas estaban apoyadas

el uno sobre el otro, durmiendo en silencio. Ahí fue donde terminaron los pasos de

esos jóvenes, los jóvenes que lucharon a su modo a través de esta vida cruel, y sonreían

mientras seguían de su viaje.

La guerra no había terminado. Las fuerzas todavía ocupaban la mayoría del continente.

En este momento, todavía había gente que continuaba luchando y anhelando vivir.

Lucha. Hasta el último momento, hasta que la última unidad sea derrotada.

Para ellos, solo aquellos que lucharon hasta el final, por el bien de llegar a su destino,

pudieron ingresar a la tierra prometida.

Lena giró la cabeza con firmeza y dio un paso adelante. Los cinco oficiales de su

misma edad la saludaron al unísono. Caminó hacia ellos, hacia otro campo de batalla

que le esperaba.

Por el bien de luchar, por el bien de la supervivencia.

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Eighty Six – Volumen 1 261

Reinicio – Activación

Los cinco soldados permanecieron tranquilos mientras veían a la oficial del Ejército

de la Antigua República alejarse de la vitrina, acercándose al presidente de la

Federación. Todos eran adolescentes, pero mostraban un porte mucho más allá de su

edad con los nuevos uniformes de color acero sorprendentemente ajustados.

Él frunció el ceño al ver a la hermosa chica Selena con cabello plateado ligeramente

enrojecido y de uniforme negro; junto a él, el alto Vice-comandante murmuró:

— Oye... ¿en verdad es ella? Siento que es... diferente de lo que esperaba.

— Probablemente tiene su propia historia. Al igual que nosotros tenemos la nuestra

Respondió rotundamente.

— Supongo que tienes razón

Fue la respuesta. Miró de lado que el Vice-comandante estaba sonriendo. Habían

pasado dos años desde que comenzó a usar este uniforme de color acero del Ejército

de la Federación, pero le parecía un poco desagradable. Esto se aplicaba no solo a él,

sino también a los otros cuatro.

Los otros tres permanecieron en posición, sin moverse ni un poco mientras

murmuraban.

— ¿Y eso de llamarla Reina Sangrienta? Qué grosero. Ese apodo no le queda para

nada.

— Oye, ¿crees que nos pueda reconocer?

— Hmm... De seguro estará feliz si es capaz, pero será interesante si no lo logra...

En medio de los murmullos, el dúo parecía haber terminado su conversación mientras

el presidente guiaba a la chica hacia ellos. El vice-comandante y los otros tres

murmurando de inmediato se callaron, y volvieron a sus frías y endurecidas

expresiones de antes. Tal podría ser el resultado de la capacitación del Ejército de la

Federación, o tal vez era parte de su acto.

Los cinco vieron al presidente que se aproximaba y a la chica que iba a ser su superior

una vez más, juntaron sus piernas y saludaron al unísono.

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Eighty Six – Volumen 1 262

La chica saludó con un movimiento ligeramente diferente al de la Federación, y habló.

Su expresión era un poco sombría y rígida.

— Soy la Coronel Vladilena Millizé del Ejército de la República de San Magnolia.

Un gusto conocerlos.

Eh, parece que no lo descubrió.

El quinteto intercambió rápidamente miradas infantiles como quienes habían logrado

hacer una broma con éxito.

Y él, su líder, actuó como representante, hablando claro.

— Encantado de conocerla, pero no exactamente. Esta es la primera vez que nos

reunimos.

¿Eh? Los ojos blancos plateados se agrandaron. Él la miró, sonriendo.

— Ha pasado tiempo, Handler Uno.

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Eighty Six – Volumen 1 264

Bonus de Edición especial

— Creo que esto no solo es raro, sino ridículo...

A los 86, no considerados como humanos, ciertamente no se les daría una buena

comida, ropa o habitaciones. Los trajes de combate brindados por los altos mandos

eran bienes que acumularon polvo en el almacén durante muchos años, y estaban

desgastados casi por completo. Por tanto había ciertas habilidades que todo

Procesador tenía que aprender. Como era de esperarse, todo dependía del procesador,

pero...

— ¿Por qué chicos como ustedes son tan buenos cosiendo?

— Ni idea

Raiden estaba apoyado en la mesa de la cafetería, con las manos sosteniendo su cabeza.

Shin cosía un uniforme camuflado que tenía una manga rota mientras respondía. Junto

a él, Crenna balanceaba sus piernas como una niña pequeña, esperando que la ropa

fuera remendada. Al mirarla, Raiden sintió un dilema interno. Así es, Shin no estaba

arreglando su propio uniforme camuflado.

— Parece que tenemos un cambio en los roles de género. Tú deberías ser quien esté

cosiendo tu propia ropa, Crenna.

— Pero si soy mala cosiendo.

Crenna quería disimularlo, pero en realidad era desastrosamente mala. ¿Qué tan

ridícula era la situación? Cuando se reportó por primera vez al escuadrón, sus

habilidades de costura eran tan malas que Shin se hartó, y decidió coser por ella. Como

era de esperar, no lo hizo por razones de caballería como para llegarse a preocupar de

que la dura textura de los uniformes con camuflaje lastimaran las manos de una dama,

sino que le preocupaba más que desperdiciara demasiados hilos manchándolos con

sangre. Desde entonces, cada vez que la ropa de Crenna se dañaba, se la dejaba a Shin

para que él las arreglara, aunque no su ropa interior. Esto probablemente derivó en su

forma de adular, o de hacerse la víctima y así hablar más con Shin.

Como espectador, Raiden tenía la opinión de que por esto, Shin pensaba en Crenna

como en una hermana pequeña que necesitaba mucho cuidado y no como una mujer.

—… Comandante. Como mujer que eres, ¿qué opinas al respecto?

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Eighty Six – Volumen 1 265

Raiden le señaló el tema a Lena, quien probablemente se dio cuenta de que Shin estaba

ocupada cosiendo. Sin embargo, Raiden no recibió una respuesta y levantó una ceja.

— ¿Qué pasa?

Raiden preguntó, y Lena, quien permanecía en silencio todo el tiempo, finalmente

habló con escepticismo.

— Erm...... ¿Qué es eso de '"coser"?

En ese momento, todos se callaron. Y de ese modo, todos los presentes solo pudieron

suspirar.

— Sabía que eres una princesa mimada todo el tiempo, pero no tanto...

— Woah... esto es demasiado ridículo...

— No puede ser. Eres tan mala en algo tan básico como coser botones, ¿verdad,

comandante?

Y después, un largo silencio siguió.

— ¿... Coser... botones? Erm, en primer lugar, ¿Los botones ya no vienen pegados en

la ropa?

Al parecer, ella no sabía que los botones podrían caerse. Claramente mostraba lo

sobresalientes que eran sus sirvientas.

— No me digas que no sabes qué es enhebrar una aguja.

— ¿……… Enhe…brar……?

Parecía que no sabía ni lo más básico sobre la costura. Un estupefacto Shin suspiró

con fuerza, y Lena, a su vez, quedó un poco nerviosa. Krena a su vez estaba un poco

risueña.

— Incluso yo sé cómo hacer eso, Comandante.

— ¡Eh! ¿Tan vergonzoso es no poder hacerlo? ¿En verdad, Capitán Nouzen?

Shin no respondió, pero Raiden sintió que él pensaba lo mismo: Un poco de

preocupación al respecto. Era una situación absolutamente ridícula.

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Eighty Six – Volumen 1 266

Bonus - Animate

—... Uumm.

Shin sintió algo de peso apoyado en su mano. Mirando hacia abajo, descubrió que

Crenna, quien estaba jugando con el gato, se había quedado dormida.

Con su mano que ágilmente mantenía abierto su libro sin terminar, Shin se quedó en

silencio.

Crenna se había quedado dormida, pareciendo feliz. Diciéndolo de algún modo,

parecía que no había madurado mentalmente, y mucho menos físicamente.

Aun así, Shin ignoró a la chica que estaba a su lado y continuó leyendo. Seguramente

ella se despertaría si seguía durmiendo de ese modo; si no lo hacía, él podría

simplemente llamar a Ange para que se encargara de ella.

Así pensó, y sonó su Para-RAID.

Lena, con su habitual voz de campana de plata, dijo sus saludos habituales.

—... Buenas noches, Capitán Nouzen

Ah, esto no es bueno. Pensó instintivamente, se dio cuenta de que este pensamiento

era incomprensible y frunció el ceño.

¿Qué no era bueno? El grupo habitual no estaba presente, ya que estaban lidiando con

el mantenimiento de los drones u otros asuntos. Shin era el único en la habitación.

De ese modo pensó Lena, pero en medio de la conversación, se podía escuchar un

sonido de una respiración que no pertenecía a Shin. Ella inclinó la cabeza.

Esta respiración tranquila era, probablemente, de alguien que estaba durmiendo.

— ¿… Hay alguien más?

— Bueno... Crenna está durmiendo.

Parecía que Shin no podía moverse ya que Crenna se aferraba a él.

Después de un breve momento de imaginación, Lena se empezó a reir entre dientes.

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Eighty Six – Volumen 1 267

— La teniente Cucumila parece ser una linda hermana menor.

— Se está aferrando a mí por alguna razón.

Shin habló con tono perturbado, como si trajera a un gatito a casa en un día lluvioso,

y ya no pudiera quitárselo de encima. Lena sentía esa expresión de dolor en la cara de

Shin y se echó a reír.

Al mismo tiempo, podía sentir un dolor punzante en el fondo de su corazón.

¿... Eh? Cuando ella se dio cuenta, este disgusto se intensificó.

¿A qué se debía?

¿Por qué se sentía tan angustiada?

Lena se sintió confundida, y Shin, conectado al Para-RAID, seguramente se habría

dado cuenta.

— ¿… Comandante?

— ¿Qué pasa?

Lena habló con voz de enojo, una que se notó demasiado.

— No... ¿Acaso acabas de sentirte un poco celosa?

— Para nada.

Ocurrió de nuevo.

—... Suenas enojada.

— ¡Que no lo estoy!

Shin se quedó en silencio. A diferencia de lo que decía, Lena estaba agarrando el cojín

a su lado con la fuerza suficiente para estrangular a alguien.

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Eighty Six – Volumen 1 268

Festival de Redención

Una fina capa de nieve caía sobre la capital de la República, Liberté et Égalité,

formando una decoración en las tiendas de la plaza de la revolución. El festival de

redención parecía excepcionalmente deslumbrante bajo la tenue luz del sol de invierno.

Desde la antigüedad, existía un festival con fuego de redención durante el duro

invierno justo antes de la primavera. Con el paso del tiempo, el solemne ambiente del

festival también desapareció gradualmente, y se convirtió en una actividad simple.

La multitud se escuchaba, ya que el espíritu del festival se producía en plena

primavera. Lena, con 12 años, se detuvo bruscamente.

Los transeúntes eran familias, amigos o amantes, y Lena estaba sola. Ella no tenía

ningún interés amoroso, y su padre había fallecido hace mucho tiempo. Su madre

tampoco estaba dispuesta a asistir, ya que ese lugar no era adecuado para su estatus.

Lena, quien era promovida de grado repetidamente, tenía solo una amiga de su misma

edad, y por lo tanto, era inevitable que no hubiera nadie más con quien fuera.

Ojalá me convierta en un soldado lo antes posible. De ese modo, Lena siguió

esforzándose arduamente hasta el día en que pudiera pagarle al hombre que la ayudó

en aquella ocasión.

No se arrepentía... en este momento, si ella pudiera esforzarse un poco más.

Un día, sería capaz de ver los claros cielos invernales a lo lejos, que había visto por

última vez en esas tierras.

¿Esa persona que me salvó todavía sigue luchando bajo esos cielos?

Quería volver a verlo, ya que él había dicho que tenía que regresar con su hermano.

¿Llegaría ese día?

Él podría continuar mirando hacia el cielo azul, todo por esa convicción. Lena

murmuró, sus labios aplastados por los vientos helados.

Por otro lado él estaba en una enorme ciudad abandonada, y no tenía una pala para

quitar la nieve delante de él.

Los huesos blancos que ya habían perdido toda su sangre y carne no eran tan pesados,

y a este punto, incluso las bestias salvajes perderían todo interés en los cadáveres. Era

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Eighty Six – Volumen 1 269

una tarea agotadora intentar cavar tumbas en la tierra congelada con solo un cuchillo

de combate, más para Shin, quien solo tenía 12 años y no había pasado por la pubertad.

Era probable que la tarea le hubiera tomado un día entero si no fuera por la ayuda de

Fido. Como mínimo, logró cavar una zanja desigual con tierra antes de que cayera la

noche, y se apoyó en Fido, quien lo protegía del frío, bebiendo la sopa blanca de nieve

que caía por sí sola.

A los 86 no se les permitía marcar tumbas. De todos modos, no era necesario

marcarlos con flores, ya que las ruinas estaban cubiertas con nieve. El día anterior

nevó, y el cielo era de un azul claro, como si tuviera una gran vida. No había ningún

rastro de vida en el suelo, y las palabras que quería decirle a su hermano, claramente

fallecido y reducido a huesos, se habían ido sin dejar rastro.

Lo que enterraba eran los huesos que le quedaban, y no al alma de su hermano.

La tierra congelada era tan resistente como el metal, y el cuchillo que usaba para

afeitarse durante medio día ya estaba malgastado hace mucho tiempo. La placa de la

armadura del Juggernaut de su hermano fue cortada por Fido, y parecía borrada por

la tenue luz del sol.

La delgada armadura de aleación de aluminio, que no podía defenderse del fuego de

ametralladoras pesadas, tenía la marca personal de un jinete sin cabeza. Un alma con

la cabeza cercenada, pero que no podía morir. En este punto, Shin no sabía por qué su

hermano tenía tal marca personal en su armadura.

Se apoyó en la cabina, y no se movió. Los sensores ópticos de Fido se dirigieron hacia

él, y la cámara redonda parpadeó.

—... Pi.

— ¿Hm? Ahh... no es nada. El jefe mecánico no se va a preocupar de que no regrese.

Me odia.

Shin hizo una mueca al pensar en el joven jefe mecánico, un ex-soldado de la

República, asignado a su escuadrón.

Shin no lo consideraba una mala persona, sino que se preocupaba por los demás

procesadores adolescentes, ya que no quería que murieran a causa de la maldición del

Dios de la Muerte.

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Eighty Six – Volumen 1 270

Era el capitán del escuadrón, de la misma edad que el jefe mecánico, quien realmente

se hacía cargo de Shin, quien además era el más joven del escuadrón, pero

desafortunadamente, había muerto en batalla de la noche anterior.

Y a todos los demás en el escuadrón...

— También les pasó lo mismo.

No tenía a nadie esperando a que regresara. No había nadie esperando que él siguiera

vivo para empezar.

Aun así, tengo que seguir viviendo, incluso si días así seguirán llegando.

Shin apartó la mirada de los restos de su hermano, y miró hacia el cielo, murmurando

a pesar de que en realidad nadie escuchaba.

Liberté et Égalité estaba a varios cientos de kilómetros de distancia del campo de

batalla, y allí estaba el Gran Muro, con un campo de minas y radares a su alrededor.

No había ningún lugar que los comunicaran directamente. Así era.

En una esquina de las bulliciosas calles que celebraban el festival, sin que nadie lo

notara, cierta persona miraba hacia el cielo sobre el campo de batalla del Este.

—… Hace frío.

Y en un rincón del campo de batalla abandonado, en las ruinas vacías atrapadas en la

nieve, cierta persona miraba hacia el cielo con el atardecer en él.

—… Hace frío.

Ninguno de los dos se dio cuenta de que sus respiraciones, sus dispersas palabras y

sus miradas se cruzaban entre sí.

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Eighty Six – Volumen 1 271

Para mi querida Alegría.

TSA - Kurimel