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Tengo la naturaleza, el arte y la poesía; si eso no basta, ¿qué es entonces lo que se necesita?
Vincent Van Gogh, “Cartas a Theo”
La simple contemplación de las cosas y maravillarse ante ellas es parte importante de la educación del
niño…
Bernard Shaw, “Padres e hijos”
Eisner define la educación artística como una disciplina que fomenta el aprendizaje global del arte.
Expresa que educar la visión artística implica trabajar en tres ámbitos proponiendo tres objetivos
centrales que han de perseguir los educadores: 1) ayudar a adquirir habilidad de producir imágenes
artísticas sirviéndose de diferentes medios; 2) cultivar la percepción y el desarrollo de la sensibilidad
estética y 3) situar las obras de arte en su contexto histórico y cultural.
En el desarrollo de la historia de la educación artística su aporte ha sido muy importante dado que
propone un paradigma que deja atrás la concepción de identificar la educación artística con el dibujo o
con el área de expresión, es decir deja atrás la concepción de enseñar a dibujar bien incluyendo el dibujo
técnico o proponer actividades experimentales sin definición de contenidos a enseñar. Entre estos
modelos propone definir el lugar del arte en la educación argumentando a favor de su inclusión como una
disciplina a ser enseñada.
Demuestra con argumentos claros los valores del arte en la educación.
Señala la existencia de dos tipos de justificaciones que se hacen presentes cuando se plantea el
siguiente interrogante: ¿por qué enseñar arte en la escuela? Para dar respuesta a este interrogante
Eisner reconoce y analiza dos tipos de justificaciones que denomina contextualista y esencialista.
Llama justificación contextualista a aquella que se basa en reconocer los aspectos instrumentales que
devienen de trabajar un lenguaje artístico con diferentes fines. Señala dentro de este tipo de justificación
a muchas de las prácticas que, con marcadas buenas intenciones recurren los maestros.
Dentro de este tipo de justificación incluye ejemplos en los que la plástica es utilizada para poner el
énfasis en la enseñanza de otras materias como en el caso de representaciones que den cuenta de la
incorporación por parte de los niños de un conocimiento social o matemático. Este tipo de justificación
contextualista parte de tener en cuenta quién es el niño o la sociedad en la que los niños se
desenvuelven. En este caso, señala el autor, habrá tantas posibilidades de pensar sobre lo que necesita
un niño o una comunidad como observadores y puntos de vista.
Los factores para el dominio productivo del arte son:
1. Habilidad para el tratamiento del material: ya que éste afecta profundamente a la obra, contribuye
significativamente al carácter del producto final y establece límites a la obra para otorgarle la categoría de
medio de expresión debe saberse tratarlo y manejarlo con cierta habilidad. La expresión artística no sólo
precisa de la habilidad del manejo del material sino que también éste se pueda organizar en formas que
la intencionalidad del sujeto desee.
2. Habilidad en la percepción de las relaciones cualitativas entre las formas producidas en la propia obra,
entre las formas observadas en el entorno y en las formas observadas como imágenes mentales. Se trata
de que el sujeto ajuste su habilidad técnica con la habilidad perceptiva, que de ningún modo son
idénticas. Por lo cual, ya que el acto creativo no surge de la nada, resulta imprescindible el desarrollo de
la sensibilidad visual (ver como conclusión de mirar).
3. Habilidad en inventar formas que satisfagan a quien las realiza dentro de los límites del material con el
que está trabajando.
La invención o el hallazgo de un código por parte del niño/a serán necesarios para la expresión de sus
ideas o sentimientos, la intervención docente por medio del curriculum y de la enseñanza, alientan y
fortalecen el accionar infantil en ese sentido. A medida que va adquiriendo mayor diferenciación
perceptiva progresa en esta habilidad de inventar formas visuales que representen su intencionalidad.
El desarrollo del código puede construirse según tres direcciones: la utilización de las formas como
pictogramas, como imitación del entorno visual en el que estamos inmersos o como expresión de
emociones. Los niños/as pequeños/as utilizan para sus representaciones el arte pictográfico.
4. Habilidad en la creación de orden espacial, orden estético y capacidad expresiva.
En relación a cómo enseñar los aspectos señalados en el punto anterior plantea los principios de
continuidad y secuencia.
Este punto es esencial en la propuesta de Eisner ya que define claramente que es necesario que los
niños conozcan el comportamiento de materiales y herramientas. Pone como ejemplo cómo se adquieren
algunas habilidades que luego son utilizadas sin casi reparar en el conocimiento como por ejemplo el
manejar tanto de un auto como de una bicicleta. Otra de las cuestiones es que no se intenta abordar
todas las habilidades al mismo tiempo. Compara con el aprendizaje del dibujo, etcétera. Expresa que la
carencia de continuidad impide el desarrollo y refinamiento de las habilidades necesarias para poder
utilizar el material como un medio de expresión.
Destaca la continuidad y lo diferencia de la diversidad de propuestas atractivas en principio pero no
sustentables. Es decir que la previsión del tiempo es una de las cuestiones y la otra es la de la secuencia.
También aborda una temática didáctica muy compleja como lo es el tema de la evaluación de los
aprendizajes vinculados con los lenguajes artístico-expresivos como es el caso del lenguaje plástico
visual. Es decir, trata los problemas y posibilidades de la evaluación en la educación de arte.
Diferencia entre evaluación del logro de objetivos pedagógicos (aquellos que hacen referencia a los
aprendizajes de las habilidades diversas ya señaladas) y objetivos artísticos (en estrecha relación con la
actividad creadora).
Señala que estos últimos no son evaluables, no se puede evaluar si un niño es más o menos creativo
dado que estos procesos comprometen fuertemente aspectos del orden de lo subjetivo. Si, en cambio,
se puede evaluar el logro en el dominio de habilidades que estarán a disposición de los niños para
enriquecer los procesos creadores.
Analiza, critica y propone ideas para pensar sobre las propuestas curriculares, señalando el lugar que se
le ha de otorgar al arte en la evaluación.
Para Eisner el propósito esencial de la educación artística será entonces la responsabilidad de incentivar
el aprendizaje de percibir lo que es sutil, favorecer la superación de constancias visuales, estimular la
construcción de imágenes mentales con posibilidades visuales.
Mariana Spravkin, “La libertad y la expresión (en la educación plástica como en todos los campos) no son
«dones» sino mas bien conquistas que se logran progresivamente superando distinto tipo de limitaciones.
Conquistas que el ser humano puede alcanzar en determinadas condiciones y que se ejercen en la
medida en que se construyen en la interacción concreta con un determinado lenguaje”.
Se trata entonces de pensar a la escuela, en nuestro caso al Jardín Maternal, como un lugar para ampliar
las oportunidades, abierto a las manifestaciones artísticas diversas, plurales. Spravkin señala que ampliar
el marco cultural de los niños supone “profundizar en una educación visual que permita contrarrestar el
efecto de tanta imagen estereotipada” que observamos provenientes de la cultura de mercado que
determina qué imágenes deben rodear al niño