EL ABUELO L

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  • 8/17/2019 EL ABUELO L

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    PALABRAS DEL ABUELO

    El abuelo llevaba muerto ya casi dos años, pero a mis tías y a mi madre les urgía más

    que nunca comunicarse con él. Necesitaban aclarar algo con respecto a la posesión de la

    casa y yo no acababa de entender cómo iban a hacer para lograrlo. Yo era muy chico

    cuando murió, aunque no tanto como para no recordar haber llorado. uando mamá

    tenía que traba!ar y papá andaba en el billar, siempre me de!aban en su casa. "e sabía

    unas historias. #odas ocurrían en cerros o lagunas, y a veces en ambos. $uéntamela de

    nuevo%, le rogaba. Nunca decía que no. reo que a nada. omo la ve& que le pedí que

    saliéramos en su vie!o 'ord a&ul. No recuerdo cómo se me ocurrió, pero la idea era ir de

    (rente, siempre de (rente, y cuando ya no se pudiera seguir, voltear siempre a la derecha

    y así hasta que se terminara la gasolina. Era casi de noche cuando nos detuvimos.

    Estábamos en sentido contrario, en una calle para mí desconocida. Yo imaginaba que

    muy le!os, pero por sobre las casitas descoloridas asomaba el ro!o techo a dos aguas de

    la del abuelo. Era la más grande del vecindario. )ui&á por eso mis tías querían quedarse

    con ella. *i madre y yo, en cambio, no teníamos a donde ir. on la agenda abierta

    sobre el delantal, mi madre las tele(oneaba una a una para con(irmar que vendrían. $"í%,

    se despedía, $él estará aquí%. +lgo con(undido, yo trataba de aprovechar los pequeños

    intervalos en que colgaba y marcaba otro nmero para recordarle que el abuelo estaba

    muerto. -ero su mano se interponía (irme como una pared hasta que, entrada la llamada,

    se desmoronaba al instante sobre mi pelo. Entonces yo me de!aba acariciar y esperaba

    una siguiente oportunidad. "ólo tras despedirse de mi tía la mayor pareció al (in

     prestarme atención. *e miró como si no me reconociera pero sin embargo estuviera a

     punto de hacerlo. a distra!o el timbre principal, que insistente, la obligó a correr hacia

    la puerta. +pretu!ándose, mis tías, y tras ellas mis primas, se empu!aban para poder 

    entrar. *i madre las invitó a sentarse, an cuando ya lo estaban, y les rogó paciencia.

    leno de dudas, me acerqué a la más !oven de mis primas. "e rió de mí como si supieraalgo que yo no. Entonces escuchamos el vie!o 'ord del abuelo deteniéndose a(uera. Era

    mi tía la mayor. Entró por la puerta seguida de un hombre muy sucio con una maraca a

    quien presentó como $El /ru!o%. E0plicó que con su ayuda, todos conoceríamos la

    voluntad del abuelo. *is otras tías asintieron y mi madre, siempre a destiempo, las

    invitó a subir a mi dormitorio, que solía ser del abuelo. legué de ltimo y todas se

    habían amurallado ya alrededor del hombre. +l oír el cascabeleo de sus maracas,

    entendí que empe&aba la ceremonia. 1ntenté estirarme por sobre mis primas, pero eran

    muy altas. El cascabeleo se hacía más intenso, y sentí que algo se apoderaba de mí.

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    Entonces empu!é, mordí, !aloneé, hasta llegar al centro del círculo, yo también quería

    ver al abuelo. +hí, sólo vi al hombre que sin de!ar de sacudir la maraca, me señalaba

    con la uña mugrienta del dedo. os o!os de todos me apuntaban como linternas. on

    terror vi a mi madre cubrirse el rostro con el delantal y a mi tía la mayor adelantarse

    hacia mí, soberbia. $2iles%, me ordenaba, $diles para quién es la casa%.