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Psicología
Ruiz Fuentes Aletza Semestre: 1 Grupo: 1
El amor y sus psicopatologías.
Antes de tratar sobre el amor en general y posteriormente el amor patológico,
quiero plasmar la siguiente frase y analizarla:
“¿Que puede esperarse de un hombre? Cólmelo usted de todos los bienes de la
tierra, sumérjalo en la felicidad hasta el cuello, hasta encima de su cabeza, de forma
que a la superficie de su dicha, como en el nivel del agua, suban las burbujas, dele
unos ingresos que no tenga más que dormir, ingerir pasteles y mirar por la
permanencia de la especie humana; a pesar de todo, este mismo hombre de puro
desagradecido, por simple descaro, le jugará a usted en el acto una mala pasada. A
lo mejor comprometerá los mismos pasteles y llegará a desear que le sobrevenga
el mal más disparatado, la estupidez más antieconómica, sólo para poner a esta
situación totalmente razonable su propio elemento fantástico de mal agüero.
Justamente, sus ideas fantásticas, su estupidez trivial, es lo que querrá conservar...
En esta frase se encuentra mucho de lo que uno es y porque uno se perturba tratando
de buscar la felicidad con tanto ahínco, que finalmente termina desgraciado cuando
habiendo hecho el esfuerzo más grande de su vida el otro no corresponde a su afán
personal, intentando con más esfuerzo encontrar la felicidad con esa misma persona,
ante la creencia absurda o fantástica, que no se ha hecho lo suficiente, llegando
finalmente a la conclusión de que, las fuerzas se acaban y se considera que no se va a
lograr, que así es la vida y no hay otra forma de ser feliz; sería como un permanente
amargarse la existencia.
La palabra amor es polisémica, tiene muchos significados, y además puede estar
dirigida a "objetos" muy diversos, decimos con ella cosas tan dispares como "hacer el
amor", "amor a la patria" y "amor a Dios". Tratar de dar una definición del amor resulta
muy difícil y complicado. De allí que muchos estudiosos han evitado hacerlo; sin
embargo, existen personas que lo han intentado. El amor es una necesidad básica
en mujeres y varones y tiene un papel importante en la forma en que se da el proceso
de vinculación afectiva, la concepción del amor como movimiento hacia valores
superiores se inspira en la descripción del fenómeno amoroso por antonomasia: el
amor a seres personales.
Pese a sus indudables méritos, el tratamiento de esta forma de amor adolece del
defecto de no aclarar suficientemente cómo está dada en el amor la individualidad del
amado. También es objetable que, al distinguir las formas principales del amor, ya que
tiene una gama muy variada en cuanto a los tipos de amor que existen.
No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de
pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la cirrosis es el hígado, los
padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña
de nudos y filamentos llamado sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es
impulso y oleaje químico. Allí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor
y, por supuesto, el enamoramiento.
En el nivel psicológico la transformación es tremenda, radical. En el enamoramiento se
produce una idealización masiva de la persona amada. Proyectamos sobre ella todo
tipo de virtudes, descubrimos que es un ser perfecto, único y completo. Cuando
estamos en su compañía nada nos falta y en su ausencia todo es carencia. Ella (o él) lo
es todo. Y esto se produce sin que apenas conozcamos a la persona amada, por eso
es una proyección, por eso es una idealización, por eso es virtual, por eso es
sencillamente una ilusión. Y por eso, alguien ingenioso dijo aquello de que el
enamoramiento es un estado psicótico transitorio.
Hay algunas personas que van de relación en relación, de enamoramiento en
enamoramiento, porque no saben vivir fuera de ese estado. Sus relaciones amorosas
nunca son prolongadas porque cuando llega el conocimiento y se rompe la
idealización, cuando el enamoramiento desaparece, se entristecen, entran en crisis y
abandonan el barco. Tienen una adicción al enamoramiento, y, cuando se rompe la
pompa inmediatamente quieren crear otra. Suelen ser personalidades inmaduras y muy
seductoras, con una alta necesidad de estimación y atrapadas en la dinámica del
deseo. Hay algo que les fascina aún más que desear: ser deseadas No resulta fácil
verlo porque a simple vista parece lo contrario, pero el enamorado no ama al otro, sólo
ama la proyección que hace sobre el otro. Ama a un espejismo que él mismo,
inconscientemente, recrea. No ama a algo real, sino ideal. Ama a "su" ideal. El
enamoramiento, el flechazo del travieso Cupido es súbito, inmediato, sin conocimiento
previo. El amante queda prendado de alguna característica de su amada, pudiera ser
su sonrisa, el brillo de su mirada, las facciones de su cara, su cuerpo, su aspecto...
pero en todo caso conoce sólo un aspecto parcial, sobre el cual proyecta su ideal. Lo
que ama es más cercano a un yo que a un tú. De hecho, si este enamoramiento se
mantiene en la distancia, si el amante no llega a conocer realmente a su amada, si se
dan circunstancias del tipo que fueren que impiden el trato íntimo entre ellos, entonces
la relación quedará fijada en ese estado de idealización. Es el amor "platónico", que
quizás se llame de esa forma no porque Platón amara así, sino por referencia a su
mundo de las ideas.
El enamoramiento se va transformando en una obsesión para ambos o para uno solo
de ellos convirtiéndose el deseo y la necesidad en un desorden psicológico bastante
parecido al de un trastorno por consumo de sustancias mejor denominado relación
adictiva. Así como en el consumo de sustancias se requiere de la presencia
permanente del otro, la necesidad de estar con él o con ella a toda hora, estar
pendiente de lo que hace en todo instante, una falta momentánea de la droga, que es
la otra persona, por diversos motivos, puede desencadenar un verdadero síndrome de
abstinencia, caracterizado por dolor emocional, inquietud motora, desesperación,
nauseas, temblores, sudor, pensamientos obsesivos, pánico, tristeza, ataques de
angustia, etc. Además de presentar, como en el trastorno adictivo, un patrón de uso
compulsivo caracterizado por: la pareja se hace cada vez más necesaria e
imprescindible para la vida de la persona, ésta abandona o comienza a dar menos
importancia a la familia, las tareas diarias, el colegio, la universidad, el trabajo, etc. por
permanecer más tiempo con la pareja. Si existiesen problemas con la pareja, como
de hecho ocurre por el comportamiento obsesivo de uno o de los dos, la persona
podrá intentar dos formas de solucionar el problema: primero, buscar a la persona con
más esfuerzo y más ahínco que al comienzo, pensando que el amor así
demostrado hará que la persona no lo deje o acepte; o intentará, como segunda
medida, luego de muchos intentos infructuosos, dejar la relación; pero al poco
tiempo, y luego de reconocer que no puede vivir sin el otro, utilizará una serie de
mecanismos de acrobacia psicológica para convencerse que es el amor de su vida y
que la vida no es posible sin su presencia, entrando en verdaderos cuadros
depresivos que en algunos casos puede llevar a desenlaces fatales.
Fuentes Bibliográficas:
Biblioteca Digital UAEH: Fenomenología del amor y psicopatología:
http://ehis.ebscohost.com/eds/results?sid=2d83286e-ed0e-425a-bddd-
6657d4cee1d7%40sessionmgr113&vid=9&hid=23&bquery=Psicopatologias+del+amor&bdata=JmNsaTA
9RlQxJmNsdjA9WSZsYW5nPWVzJnR5cGU9MCZzaXRlPWVkcy1saXZl
El amor, mujeres, hombres:
http://ehis.ebscohost.com/eds/detail?vid=11&hid=23&sid=2d83286e-ed0e-425a-bddd-
6657d4cee1d7%40sessionmgr113&bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1lZHMtbGl2ZQ%3d
%3d#db=zbh&AN=52545884
Psicopatologia del amor:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/rev_psicologia_cv/v09_2007/pdf/a10.pdf