El ángel inclinado - Juan L. Ortiz

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  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    J U A N L. O R T I Z

    EL ANGEL INCLINADO

    E d i t o r i a l B i b l i o t e c a

    Libera los Libros

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    FUI AL RIO...

    Fui al ro, y lo senta

    cerca de m, enfrente de m.Las ramas tenan voces

    que no llegaban hasta m.

    La corriente deca

    cosas que no entenda.

    Me angustiaba casi.

    Quera comprenderlo,

    sentir qu deca el cielo vago y plido en l

    con sus primeras slabas alargadas,

    pero no poda.

    Regresaba

    Era yo el que regresaba?

    en la angustia vaga

    de sentirme solo entre las cosas ltimas y secretas.

    De pronto sent el rio en m,

    corra en m

    con sus orillas trmulas de seas,

    con sus hondos reflejos apenas estrellados.

    Corra el ro en m con sus ramajes.

    Era yo un ro en el anochecer,

    y suspiraban en m los rboles,

    y el sendero y las hierbas se apagaban en mi.

    Me atravesaba un ro, me atravesaba un ro!

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    EN EL DORADO MILAGRO. . .

    En el dorado milagro de la tarde, en el ltimo momento transparente de la

    tarde, pronto a florecer del cielo jardines que caen, caen, oh, cmo juegan losnios, en la calle verde, verde, con espejos encantados.

    Los nios, oh, cmo juegan.

    Cmo la risa remonta

    sobre el hambre, sobre el hambre.

    Ah, cmo juegan los nios

    al borde de los vacos

    de oro plido, con nubes

    de blancor ltimo, nubes.

    Ah, cmo juegan los nios, olvido que canta en torno de los espejos, y danza

    como tallos en la brisa. Oh, la pureza profunda de la alegra de ellos, de ellos

    que ya algo saben, no, que saben demasiado.

    Demasiado saben, pero

    an ignoran

    la pesadilla cortada

    de metralla y muerte sbita

    sorpresa terrible de ngeles

    despertados en el fuego

    y la sangre,

    de sus hermanos lejanos

    de las ciudades de Espaa.

    An ignoran, an ignoran. Danzad, corred, oh alegra efmera sobre el

    hambre, sobre la angustia nocturna, sobr la fatiga diaria, sobre el pertinaz

    asombro,

    en el dorado relmpago de la tarde con espejos.

    Gracias por la fuerza pura,

    qu fuerza, oh hombres, qu fuerza

    del ntimo surtidor

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    que abre rosas de alegra

    en torno de los espejos,

    de los espejos con nubes,

    bajo el cielo pronto a abrirjardines que caen, caen...

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    EL RIO TIENE ESTA MAANA...

    El ro tiene esta maana, amigos,

    una fisonoma cambiante, mvil,en su amor con el cielo melodioso de otoo.

    Como una fisonoma dichosa cambia, como una fisonoma sensible, sensitiva.

    Orillas. Isla de enfrente.

    Cmo danzara la alegra all,

    cmo danzara,

    ebria de ritmo ante las formas de las nubes,

    de las ramas, de la gracia de los follajes

    penetrados de cielo plido y dichoso!

    Cmo danzara la alegra all! Orillas.

    Una mujer que va hacia una canoa.

    Hombres del lado opuesto que cargan la suya.

    Los gestos de los hombres y el paso de la mujer

    y el canto de los pjaros se acuerdan

    con el agua y el cielo en un secreto ritmo.

    Un momento de olvido musical, un momento. Un momento de olvido para

    nosotros, claro.

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    EL PUEBLO BAJO LAS NUBES...

    Duerme el pueblo. Es ello cierto bajo esta luz casi nevada de un jardn

    algodonoso que flota, se abre, y cirrase sobre las calles solas en una fantasatoda infantil de pura?

    Yo s, oh, que las cosas, slo las cosas, slo, se iluminan en esta irradiacin

    alada y candida Grandes cisnes efmeros sobre un sueo de cal y de

    follajes?

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    AH, ESTA TARDE ENCENDIDA...

    Ah, esta tarde encendida, amigos, esta tarde,

    de un oro vegetal iluminada today toda penetrada de la gracia celeste

    qu dulce, ah, qu dulce! entre el follaje frgil:

    lluvia plida o fluido casi primaveral con una muy secreta y fragante nostalgia

    de alma. Luz celeste y sensible mirando entre la irradiacin de la muerte

    suntuosa.

    . . . Fue en Abril, s, en Abril, en los primeros das en que empieza a reinar un

    orden an tierno en las cosas. Vena distrado. De pronto al volver de una

    esquina suburbana aquel rbol

    me sorprendi con una presencia tan perfecta, tan acabada, que, en un milagro

    hube de creer. Pareca destacado con un equilibrio, un ritmo, del todo musical,

    en la plenitud grave y frgil de sus formas. Y todo al punto se orden en torno

    de l en una paz que hubiera madurado el sensible pensamiento latente ya del

    medioda.

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    EL RIO TODO DORADO...

    El ro todo dorado de Mayo,

    ahondando Mayo en una ligera paz efmera,u ondulndolo en gestos ricos bajo la tarde.

    El ro todo dorado de Mayo.

    Un chico plido me ofrece su juguete vivo.

    Horror. Su dicha por treinta centavos.

    Su dicha: la perrita a l identificada

    que le mira gritando, y salta, hmedos los ojos

    de una mirada, oh, de qu mirada!

    Su juguete. Pero su estmago arda.

    Un chico que ofrece su dicha por treinta centavos.

    Hombres mos! El Otoo. No nombris al Otoo!

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    NO PODIS, NO, PRESTAR ATENCIN...

    No podis, no, prestar atencin

    a las bellezas, a las gracias que os rodean.Las gracias?

    Bajo la lluvia y el fro habris de marchar, fuertes.

    La lluvia sobre los jardines,

    ser una irona, acaso, para vuestra hambre,

    para vuestra impotencia actual de la gran dignidad

    humana ?

    Las gasas mviles

    quin danza?

    sern agujas finas

    sobre la dura piel, an sensible,

    o una humedad toda vencedora

    de lo ms ntimo vuestro?

    Una inundacin gris sobre vuestras mujeres y vuestros hijos ?

    La tierra cruel sin lmpara y sin techo?

    Y el sol, el sol, y la maana

    pura de roco y de rosas,

    y el medioda perfecto y alto como un canto ?

    Y la tarde, la tarde,

    meditacin madura destacada

    del pensamiento activo del da,

    o gracia descendiente como un vuelo que ordena

    las frases locas de los pjaros

    y las encendidas danzas de las horas,

    hasta la paz final con la brisa oscura:

    poder, dulce poder que armoniza todos los gestos!

    No podis, no, prestar atencin,

    ni menos comulgar con las bellezas

    que os acompaan, sin embargo.

    Apenas si el presentimiento

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    de un resplandor efmero

    cuando la belleza os hiere.

    Menos ahora, hermanos mos,

    menos ahora.La llamarada trgica de Espaa

    os llega

    con un calor de angustia y de esperanza.

    Duros estis vosotros y es bueno que asi sea ahora

    en que el enemigo est activo por todo,

    en que la lejana metralla despedaza

    a las mujeres y los nios de vuestros compaeros.

    Es tiempo de marchar todos unidos, fuertemente unidos,

    al ritmo de las canciones de vuestros poetas.

    Fuertemente unidos, la mirada alerta,

    aunque la maana sea la primer maana

    y la tarde la estampa ms vieja, ms misteriosa del recuerdo

    repentinamente surgida de las nieblas de la sangre.

    Es tiempo de marchar fuertemente unidos

    aunque seis sensibles a los poderes desconocidos y encantadores.

    "Dura la pupila que ve lejos", s.

    "Sujetar, no cortar, las alas del alma,

    aunque stas sean finas y sensibles,

    para que los vuelos futuros sean ms altos".

    Es sta, hermanos mo, "una prueba de alas".

    "Las fuertes slo sern capaces

    de las travesas inauditas que exigirn los das".

    Y os iba, sin embargo, a invitar a mirar este cielo.

    Qu cielo, hermanos mos, de anochecer de Abril!

    El mundo vuelto todo hacia el puro resplandor

    extrao, espiritual, mstico, casi.

    Qu torpes las palabras para las presencias misteriosas y ardidas!

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    El mundo vuelto todo hacia el milagro amarillo

    en una tensin toda religiosa.

    Os iba a invitar por un minuto solo.

    Pero record que vis acerados y giles hacia el porvenirdonde duermen bellezas nuevas y frescas que ya nos hacen signos

    en la gravedad sonriente y flexible de vuestro sacrificio

    de todos los minutos del da y de la noche,

    en la fuerza creadora de vuestro anhelo disciplinado

    que configurar la tierra y los cielos.

    Pero record que vuestros pasos deben aplastar las violetas,

    si ellos conducen a la comunin final,

    desde la cual las tardes sern las fiestas mximas,

    el delicado, silencioso espectculo, la numerosa comunin callada

    que ennoblecer las noches de todos,

    el pensamiento ntimo de todos,

    los sueos ms secretos, ms secretos, de todos.

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    GARCA LORCA...

    Iba con un nfasis todo infantil con el hallazgo

    de las canciones del pueblo.Oh gracia fresca del pueblo para decir su alegra, su dolor,

    la pesadilla terrible de su vida

    donde vea las sombras de la fatalidad, por veces:

    un nio en los infiernos con las alas del ngel de la meloda!

    Qu soplo en los cantos! A veces, oh, qu viento! en las

    [canciones.

    Pero l no quera poner ritmo al viento

    porque escuchaba a la secreta sangre, a la profunda sangre, y era en la luz

    antigua, y viva, y eterna, de la tierra y el cielo: resplandor: el ms puro; aroma:

    el ms etreo, del gran

    [nio doliente que hoy madura entre las balas,

    o msica de las msicas que venan como un ro viejo de los

    [primeros sufrimientos y de las primeras nostalgias,

    de las primeras rebeliones y tambin de las primeras fiestas!

    oh, qu surtidores de gracia l curvaba como un mago

    Azucena aparecida

    o caballo alado que viene de los olivares

    tocando alarmas en su galope de sueo

    porque la tierra est toda sonora:

    increblemente tronchada,

    o cazado a tiros, oh poetas, en la noche estpida y cobarde!

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    Iremos hacia vosotros como con una brazada

    de flores?

    Oh, no, entraris a lo vuestro como al propio jardn

    sagrado, rescatado de sacrilegas manos,despus que hayis desalojado a los horribles huspedes,

    y sean de vuestras casas al fin como los ntimos

    los reflejos de los rboles y del cielo, cambiantes.

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    Y DJANOS PASAR...

    Y djanos pasar

    antes que vengan todas de la mano las floresestos silencios tensos y ya casi rtmicos.

    El canto viene, hermanos, y no sabemos esperarlo.

    Sera necesario un odo no ya slo sutil, sino sereno. Y hay un odo sereno

    ahora ?

    Un odo que se abriese a la cada de la tarde

    y se inclinase sobre las hierbas y atendiera a los grillos

    y se volviese al resplandor inmediato de la luna

    en su dilogo con los hmedos tallos.

    pero este odo sutil si lo fuera de veras

    percibira tambin

    entre el secreto, casi ntimo, bisbiseo

    de las criaturas prontas a subir para el canto

    la resonancia profunda de la muerte brutal y ajena, oh Rilke,

    abatida en la noche sobre las mujeres y los nios. . .

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    LA RIBERA

    En qu sueos la vi, la vi en qu realidad? Era ella de flores y con rboles altos

    por entre cuyas ramas grciles el verano era un vapor azul que lejano temblaba.Era la dicha pura, era la imagen de la dicha delicada y comn que esperaba

    aqu cerca como una presencia misteriosa, o era la esperanza emergiendo del

    agua

    y llamando al confn entre las ramas quietas cuando se miran nias y amarillas

    las flores, eternas, frente a los secretos pasos fluidos del tiempo, de qu tiempo,

    del sueo o de la vida ?

    Pero este odo sutil si lo fuera de veras

    percibira tambin

    entre el secreto, casi ntimo, bisbiseo

    de las criaturas prontas a subir para el canto

    la resonancia profunda de la muerte brutal y ajena, oh Rilke,

    abatida en la noche sobre las mujeres y los nios. . .

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    LA RIBERA

    En qu sueos la vi, la vi en qu realidad? Era ella de flores y con rboles altos

    por entre cuyas ramas grciles el verano era un vapor azul que lejano temblaba.Era la dicha pura, era la imagen de la dicha delicada y comn que esperaba

    aqu cerca como una presencia misteriosa, o era la esperanza emergiendo del

    agua

    y llamando al confn entre las ramas quietas cuando se miran nias y amarillas

    las flores, eternas, frente a los secretos pasos fluidos del tiempo, de qu tiempo,

    del sueo o de la vida?

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    LUCIRNAGAS ...

    Por entre las lucirnagas hacia el ro flotamos, pues la sombra est toda de

    pupilas viajeras.Y en el ro, oh amiga, llamas hondas y mviles.

    Qu puerto aparecido?

    La alta fiesta celeste sumergida

    bajo el encantamiento de las chispas aladas:

    lucirnagas, lucirnagas, todava en el ro!

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    EN ESTE MOMENTO...

    En este momento casi perfecto de la tarde, qu es lo que me hace un poco triste?

    Es su eternidad o su fugacidad?Es este sentimiento de estar solo en su oro translcido, espiritual, o esta

    calidad pensativa, casi elegaca, de pura? Pero si estoy en l no estoy solo. Estoy

    en las varias formas en que l se realiza: pjaros, aguas, flores casi volatizadas.

    Es un sentimiento acaso de pecado por este xtasis solitario, esta plenitud

    paradisaca que no es de todos, pero que est cerca de todos, cerca? ofrecida

    como una etrea msica que no puede saber de la indignidad y del horror

    humanos?

    Canto sereno, s, casi celeste,

    sobre un fondo de inseguridad y de angustia.

    Es esta sombra la que me hace triste?

    Pero en la noche es dable escuchar melodas perfectas,

    y est adems, hermanos, la estrella de la sntesis,

    el crculo mgico del fuego

    que agrandar hasta el lmite de la tierra

    sus cordiales, seguros anillos de amistad y alegra...

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    LIGERO EL DA...

    Ligero el da con nubes.

    Sonrisa celeste del ro, fugitiva.Sonrisa

    cambiante, amigos, qu cambiante!

    Es una sonrisa que se va o que mira?

    Ligero el da, con nubes.

    Maana de verano como con alas tmidas.

    Alas de la maana sobre la faz del ro.

    Claridad casi de alma entre el esmalte tierno de los campos.

    Alas de la maana con la lluvia de anoche. Alas sobre la fluida felicidad celeste.

    Oh claridad de agua que con las nubes juega; danza de nia o joven?

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    MIRO POR LA VENTANA...

    Miro por la ventana la luz ltima

    de lmparas bajo algas profundas, y quisieraa la orilla del ro estar y de los campos:

    qu olas vendrn del este, tmidas y fosfricas

    con esquilas perdidas sobre vagas espumas?

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    UN PALACIO DE CRISTAL...

    Un palacio de cristal

    rodeado de sombrasazotado por las olas de las sombras.

    Era esto la vida?

    Pero es la muerte la sombra invasora?

    Venimos de la vida, de la gran vida,

    y hacia la vida, la gran vida, vamos,

    a travs de una forma efmera

    hermana de la piedra y del arco-iris, s, Marie Colmont.

    Es el retorno, entonces, la muerte.

    amiga de la voz segura y luminosa

    que nos muestra los hilos infinitos, todava trmulos,

    que nos ligan a todas las criaturas del universo, en espera.

    S, desde el abrazo humano, como t dices,

    nos elevaremos a la gran hermandad.

    Desde la casa segura y limpia de la tierra,

    desde la casa hermosa y noble,

    en medio de las triunfantes aventuras,

    por entre las fuerzas misteriosas que ceden,

    la criatura humana entablar las ms puras relaciones

    con todas las cosas que tiemblan en su halo sensible

    esperando nuestras miradas amorosas y nuestras caricias inteligentes.

    Y con los animales, s, con todos,

    vidas todava tan misteriosas y turbadoras.

    Con todo!

    Hay tantas cosas, tantas vidas,

    que nos miran y nos esperan!

    Tantas vidas que se consumen de espera!

    Vidas las ms increbles, s: una agua azulada,

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    una nube, un tallo de hierba, un rbol en la tarde,

    el color de una tarde; ms, si queris,

    una tarde sin color que slo algunas flores sealan.

    Tantas vidas: los animales y las cosas.Pero desde el abrazo humano s,

    se organizar la ronda csmica con cantos

    o con miradas atentas.

    La muerte no existir con su fisonoma egosta

    en que el hombre, ciertos hombres, han esculpido los rasgos de su miedo,

    o de sus "valores" ah, tan dependientes de muy "pequeas" cosas.

    La muerte, la gran sombra, la zona oscura de las fuerzas bullentes,

    de donde surgi nuestra "forma", el equilibrio, el equilibrio?

    de nuestro momento tendido,

    ah, secretamente tendido,

    hacia todas las llamadas anhelantes de la creacin.

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

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    LUNA Y ROCIO...

    Luna y roci.

    Soledad.La belleza llorando,

    la belleza afligida.

    Por qu en esta calma que apenas titila

    de una gracia que cae

    de las estrellas?

    La belleza llorando.

    Mujer, te veo

    los ojos agrandados

    y absortos

    con un brillo de lgrimas an.

    Lloras porque no hay un corazn apacible

    en esta noche

    en que slo el roco

    tiembla,

    en que tu armona

    es toda de ceniza iluminada

    y de grillos latentes?

    Ah, lloras, mujer ma,

    porque los corazones estn desgarrados

    y ests sola.

    Manos ajenas

    de muerte

    los han desgarrado.

    La muerte ha instalado en ellos

    su dinasta brutal.

    A travs de tu faz

    melanclica

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

    28/29

    los ojos del corazn, s, los ojos,

    ven el horror lvido

    de la tormenta de hierro

    que estalla sobre el sueoy las risas ms puros,

    no lejos, oh belleza, no lejos.

    Las distancias, t sabes,

    para el corazn no existen.

    Aqu, en esta noche,

    en la paz hmeda

    y apenas rtmica

    de esta noche,

    en el olvido apenas cantado

    de esta noche

    que parece recin nacida

    en el creciente de Abril,

    se oyen llantos de nios,

    se oyen llantos de mujeres

    porque los nios han quedado bajo los escombros

    o slo son un brazo o una piernecita

    ensangrentados.

    Lloras belleza

    porque no hay

    corazones apacibles.

    Cmo puede haberlos?

    Lloras tu soledad.

    Pero por qu te hicieron sola ?

    T sales de las entraas de la vida

    y si las entraas ahora sangran,

    de la vida t has nacido,

    y bajo la muerte de ahora,

  • 8/13/2019 El ngel inclinado - Juan L. Ortiz

    29/29

    las fuerzas que te crearon

    te modelaran con una fisonoma ms fiel,

    y no llorars ms como un ngel perdido,

    porque los corazones, todos los corazones,podrn mirarte de frente

    y en todo momento.