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1 EL ANTIGUO RÉGIMEN El término Antiguo Régimen fue empleado por primera vez en 1790, en los inicios de la Revolución francesa, para referirse al conjunto de las instituciones anteriores que debían ser cambiadas. Es decir, designa a la sociedad europea entre los siglos XVI y XVIII, una época compleja en la que perviven elementos del feudalismo medieval con otros nuevos propios del capitalismo de la Edad Contemporánea. Para comprender el tema estudiaremos la evolución de la economía, la sociedad, la política y la cultura, pues todos estos aspectos se influyen mutuamente y es muy difícil establecer separaciones rígidas. 1. ECONOMÍA DEL ANTIGUO RÉGIMEN. La economía estudia la cantidad de riqueza de un país o una sociedad y también cómo se reparte o distribuye esa producción entre las personas y los grupos o clases sociales. En la economía del Antiguo Régimen vamos a analizar cuatro aspectos: la población; es decir, el número de personas y sus condiciones de vida; la agricultura, actividad de la mayoría de personas; la producción artesanal, es decir, la producción de objetos elaborados; y el comercio de esos productos en los mercados. 1.1. DEMOGRAFÍA. Las cifras de población de estos siglos no son tan fiables como las que tenemos hoy. En la mayoría de los casos se obtenían contando el número de familias de cada lugar, y luego asignando un número de personas fijo por familia; por lo general, el matrimonio y dos o tres hijos; es decir, cuatro o cinco personas por hogar o familia. En todo caso, del estudio de los datos disponibles podemos extraer tres conclusiones: el crecimiento de la población europea fue lento, discontinuo y desigual: 1.1.1. Crecimiento lento. La población europea fue creciendo lentamente hasta el siglo XVIII. A partirde entonces el crecimiento se acelera y anuncia una nueva etapa. 1.1.2. Crecimiento discontinuo. Cada cierto tiempo se producían bruscos descensos de población, lo que se conoce como mortalidad catastrófica, característica de las sociedades preindustriales, a causa de:

El Antiguo Régimen

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EL ANTIGUO RÉGIMEN

El término Antiguo Régimen fue empleado por primera vez en 1790, en los inicios de la

Revolución francesa, para referirse al conjunto de las instituciones anteriores que debían

ser cambiadas. Es decir, designa a la sociedad europea entre los siglos XVI y XVIII, una

época compleja en la que perviven elementos del feudalismo medieval con otros nuevos

propios del capitalismo de la Edad Contemporánea.

Para comprender el tema estudiaremos la evolución de la economía, la sociedad, la

política y la cultura, pues todos estos aspectos se influyen mutuamente y es muy difícil

establecer separaciones rígidas.

1. ECONOMÍA DEL ANTIGUO RÉGIMEN.

La economía estudia la cantidad de riqueza de un país o una sociedad y también

cómo se reparte o distribuye esa producción entre las personas y los grupos o clases

sociales.

En la economía del Antiguo Régimen vamos a analizar cuatro aspectos: la

población; es decir, el número de personas y sus condiciones de vida; la agricultura,

actividad de la mayoría de personas; la producción artesanal, es decir, la producción de

objetos elaborados; y el comercio de esos productos en los mercados.

1.1. DEMOGRAFÍA.

Las cifras de población de estos siglos no son tan fiables como las que tenemos

hoy. En la mayoría de los casos se obtenían contando el número de familias de cada

lugar, y luego asignando un número de personas fijo por familia; por lo general, el

matrimonio y dos o tres hijos; es decir, cuatro o cinco personas por hogar o familia. En

todo caso, del estudio de los datos disponibles podemos extraer tres conclusiones: el

crecimiento de la población europea fue lento, discontinuo y desigual:

1.1.1. Crecimiento lento.

La población europea fue creciendo lentamente hasta el siglo XVIII. A partirde

entonces el crecimiento se acelera y anuncia una nueva etapa.

1.1.2. Crecimiento discontinuo.

Cada cierto tiempo se producían bruscos descensos de población, lo que se

conoce como mortalidad catastrófica, característica de las sociedades preindustriales, a

causa de:

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La guerra causaba muertes, destrucciones de edificios, cosechas, de la ganadería,

y por la extensión de las enfermedades y epidemias.

El hambre como consecuencia de las guerras o de malas cosechas (lluvias a

destiempo o exceso de ellas, tormentas, heladas o sequías) provocaban escasez

de cereales. Los precios del pan, alimento fundamental de la mayoría de la

población, subían y el número de muertos aumentaba. A este fenómeno se le

denomina crisis de subsistencia y fueron muy frecuentes hasta el siglo XVIII, en

que las mejoras técnicas en la agricultura y el comercio permitieron superarlas o

reducir sus efectos. En realidad, sus consecuencias eran más graves cuanto más

empobrecida y debilitada estuviera la población. Además, no fueron generales

ya que los grupos con más medios económicos se vieron mucho menos

afectados que los campesinos y habitantes pobres de las ciudades.

La peste: Es una de las epidemias más importantes, pero no la única. A fines del

siglo XVII no pasaba un año sin que alguna región tuviera alguna epidemia de

tifus, gripe o disentería. Pero la más trágica era la peste. Y ello por tres motivos:

Entre el 25% y el 50% de la población moría a consecuencia de la

epidemia.

Se producían con mucha frecuencia: en el siglo XVII cada veinte años

aproximadamente.

Los campos quedaban despoblados, los alimentos escaseaban y se

producían crisis de subsistencia, la producción de las ciudades

disminuía y los supervivientes de la epidemia encontraban la muerte

(no a causa de la enfermedad, sino a causa de sus consecuencias). En

definitiva, la población descendía y tardaba años en recuperarse.

La peste negra es el nombre que recibe la epidemia que se extiende por Europa entre 1348 y 1351 traída

desde Asia por un barco genovés. Es una enfermedad infecciosa trasmitida al hombre por la pulga de las

ratas negras.

A finales del siglo XVII las epidemias se producirán cada vez con menos frecuencia y, cuando lo hacían,

no se extendían con tanta rapidez y violencia como antes. Es difícil precisar el motivo (desaparición de

las ratas negras, mejoras en los enterramientos, mejores condiciones higiénicas, etc.). El hecho es que,

desde entonces, la peste fue perdiendo importancia, y la población pudo desarrollarse sin verse sometida

a estos bruscos aumentos de mortalidad.

A pesar de esta mortalidad catastrófica, la población aumentaba, aunque muy despacio. La causa estaba

en la elevada natalidad. En años normales, cuando no se producían guerras, hambres o epidemias de

peste, la tasa de natalidad; es decir, el número de nacimientos en un año por cada 1.000 habitantes era

alta (40 por 1000).La tasa de mortalidad o número de muertes en un año por cada 1.000 habitantes era

también muy alta (35 por 1.000). En estos años, el crecimiento vegetativo (la diferencia entre ambas

tasas) era, por tanto, del 5 por 1.000. Es decir, cada año la población crecía cinco habitantes por cada

1.000.

Aunque puede parecer lo contrario, este crecimiento vegetativo era elevado si lo comparamos con el

que tenemos hoy en nuestro país, por ejemplo. Cada pareja tenía como mínimo cinco hijos y,

aunque la mortalidad infantil era alta, por lo menos dos o tres llegaban a edad adulta. Esto es lo

que provocó, a pesar de la mortalidad catastrófica, que la población fuera en aumento.

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1.1.3. Crecimiento desigual.

Además de lento y discontinuo, fue un crecimiento desigual. El sur y oeste de

Europa (España, Portugal, Italia, Francia) habían sido las zonas más desarrolladas del

continente y de más población. Sin embargo, entre los siglos XVI y XVII, la población

del norte de Europa (Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica) creció mucho y se multiplicó

por tres, mientras que el sur creció mucho menos y ni siquiera llegó a doblarse. En

realidad, esto es una prueba de que, durante el Antiguo Régimen, el Mediterráneo deja

de ser la región económica más importante, y el norte se convierte en la zona más

dinámica y desarrollada.

Para entender por qué se produce este cambio, es preciso estudiar la evolución

de las principales actividades económicas que son la agricultura, la industria artesanal y

el comercio.

1.2. AGRICULTURA.

La economía del Antiguo Régimen es rural, basada en una agricultura

tradicional en la que trabajan entre el 80-90% de la población. Vamos a ver primero sus

características y después su evolución:

1.2.1. Características de la agricultura.

o Los métodos de cultivo y las técnicas empleadas eran tradicionales; para

evitar que la tierra se agotara y su producción descendiera, los

agricultores sólo podían recurrir al abono animal, el barbecho y a la

alternancia o rotación de cultivos.

o El abono animal era muy escaso por la dificultad de alimentar a los

animales en invierno. Lo más frecuente era dejar que pastaran en los

campos una vez recogidas las cosechas. El barbecho consiste en dejar

descansar la tierra y, en los lugares más avanzados, se combinaba con la

rotación de cultivos.

En estas condiciones, era muy frecuente que la población creciera más deprisa

que la producción de la agricultura. En estos casos se producían las llamadas crisis

agrarias de subsistencia. El proceso era el siguiente:

Ley de Rendimientos Decrecientes:

Aumento de población ==> Aumento de la tierra cultivada ==> Reducción del barbecho

(descansa menos la tierra) ==> Cultivo de tierras marginales de peor calidad ==> Menor

rendimiento ==> Aumento del precio de los cereales y del pan ==> Crisis de

subsistencia.

Como puedes ver, la agricultura era el principal freno para el aumento continuo

de la población. Sólo cuando su producción aumentó fue capaz de permitir el

crecimiento sostenido.

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1.2.2. Evolución agrícola

Desde el feudalismo, la forma de organización más extendida en la agricultura

era el sistema señorial. Los señoríos eran propiedades de grandes dimensiones. La tierra

estaba dividida en dos partes: una muy grande cultivada por el propio señor, llamada

reserva señorial, y otra dividida en pequeñas parcelas cedidas a familias campesinas. A

cambio, los campesinos debían pagar rentas en dinero, entregar parte de sus cosechas y

sobre todo trabajar en las tierras del señor.

Sin embargo, a partir del siglo XIII y, sobre todo, desde el siglo XV, con el

desarrollo de las ciudades y el comercio, la situación fue cambiando. Surgieron una gran

variedad de formas de organización, y más si tenemos en cuenta las colonias de

América. Resumiendo, podemos distinguir tres zonas:

Europa oriental

Era la zona de servidumbre agraria. Aquí, la peste, sobre todo la de 1460, el

hambre y las guerras habían despoblado los campos. Los nobles vieron cómo sus

ingresos disminuían, ampliaron sus tierras de cultivo y sometieron a servidumbre a la

mayoría de los campesinos. Al Este de la actual Alemania, por ejemplo, si un

campesino decía que era libre y no siervo, tenía que probarlo ante el noble, y a los

siervos se les llamaba en ocasiones campesinos robot.

Se producían, sobre todo, cereales y madera. Una gran parte se exportaba a

Europa occidental y, con el dinero obtenido, los nobles compraban productos

manufacturados y artículos de lujo a los comerciantes occidentales.

Europa occidental

En esta zona hay una gran diversidad, pero la característica común es que el

campesino era libre.

En algunos lugares, sobre todo en Inglaterra, los grandes propietarios fueron

ampliando y concentrando sus tierras y sustituyeron las antiguas cesiones a los

campesinos, generalmente para toda la vida, por contratos de arrendamiento por un

tiempo limitado.

El resultado fue la transformación de los antiguos feudos en propiedades

capitalistas, de modo que el terrateniente entregaba la tierra a un arrendatario a cambio

de una renta, y éste contrataba agricultores asalariados.

Estas medidas se completaron con los cercamientos, llamados enclousures. En

principio consistían en que los grandes propietarios compraban los terrenos comunales,

pero después afectó también a las pequeñas propiedades de los campesinos. Si éstos no

podían demostrar con títulos legales su propiedad, ésta pasaba a manos de los

terratenientes.

A pesar de la oposición de los campesinos, estas grandes propiedades se

cercaron para impedir el aprovechamiento del resto de los agricultores y en ellas se

realizaron innovaciones que aumentaron la producción y provocaron el crecimiento de

la población. Se introducen nuevos cultivos como el maíz y la patata; se sustituye el

barbecho por productos como alfalfa y trébol entre otros, que enriquecen el suelo y

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permiten alimentar al ganado en invierno; aumenta el empleo del abono animal, etc.

Como veremos, esta será una de las causas de la Revolución Industrial.

Resto de Europa occidental

La situación fue diferente. Los nobles aún seguían fieles a formas tradicionales,

exigían sus antiguos derechos feudales, y estos cambios sólo se produjeron en los

alrededores de las grandes ciudades, donde las tierras eran propiedad, en muchos casos,

de grandes comerciantes.

Sin embargo en el sur de España, Portugal e Italia, aunque los campesinos no

eran siervos, las características económicas y sociales eran parecidas a las de Europa

oriental: grandes latifundios trabajados por jornaleros cuya producción se destinaba a la

exportación.

Las colonias de América

A partir del descubrimiento de América, salvo el norte de los actuales Estados

Unidos de América, este enorme territorio se dividía en haciendas y en plantaciones,

grandes propiedades casi feudales. En ambas se utilizaba una gran cantidad de mano de

obra barata y unas técnicas rudimentarias.

Las haciendas se dedicaban al cultivo de cereales para el mercado local y, en

ellas, el cultivador típico era el indio, sujeto a la tierra y vendido con ella muchas veces.

Las plantaciones producían artículos de exportación como el azúcar y, en menor

medida, el tabaco y el café. Ya desde los inicios de la Revolución Industrial, se

dedicaron, sobre todo, al cultivo del algodón. En ellas trabajaban esclavos negros

traídos de África.

1.3. PRODUCCIÓN ARTESANAL.

1.3.1. Sistema gremial.

Los talleres artesanales estaban formados por un maestro, que era el propietario

del taller y de las herramientas de trabajo; uno o dos oficiales que debían pasar un

examen para conseguir esta categoría, y varios aprendices que empezaban a trabajar

muy jóvenes y vivían con el maestro.

Los gremios concedían el título de maestro, fijaban los salarios, la jornada de

trabajo y, sobre todo, la producción máxima que podía realizar cada taller. De esta

forma, impedían la competencia entre los artesanos que podía llevar a la quiebra de

unos y al enriquecimiento de otros.

Desde la Edad Media, con el crecimiento de las ciudades, los artesanos de un

mismo oficio, como zapateros, curtidores, etc. se agrupaban en gremios. La producción

era limitada porque la demanda también lo era, ya que la mayoría de la población

disponía de pocos ingresos y los empleaba casi todos, cerca del 80 por 100, en su

alimentación.

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1.3.2. Putting out system.

Sin embargo, a partir del siglo XVII, surge la llamada industria a domicilio

osistema doméstico (Putting out system). El desarrollo del comercio había creado

mercados muy amplios donde era posible obtener grandes beneficios. Algunos

comerciantes, para evitar el control de los gremios, entregaban a los campesinos

materias primas y recogían después el producto elaborado. De esta forma, los

campesinos disponían de un ingreso adicional (por lo común trabajaba toda la familia,

incluso los hijos desde muy temprana edad), los comerciantes obtenían un producto más

barato (ya que los salarios eran más bajos que los fijados por el gremio) y la producción

podía ser mayor.

La industria a domicilio tuvo gran importancia en los países del norte de Europa,

donde los comerciantes eran más fuertes y pudieron imponer este nuevo sistema. Pero

en los países del sur de Europa, los artesanos consiguieron controlar la producción y

evitaron cualquier cambio.

1.3.3. Factory system.

Con el tiempo, estos comerciantes, y también algunos artesanos, fueron creando

talleres, en ocasiones de un tamaño reducido, donde cada trabajador realizaba, o bien

todo el producto, o bien una parte del mismo. Estaban. localizados en pueblos o en

pequeñas ciudades, para evitar la oposición de los gremios, y se llamaban

manufacturas. En ellas resultaba rentable invertir en mejoras técnicas, el control de los

trabajadores era mayor y se ahorraban los costes del transporte de la materia prima y del

producto elaborado.

En realidad, la industria a domicilio y la manufactura estaban muy relacionadas,

pues el acabado final de los productos se hacía normalmente en una manufactura. De

hecho, ambos sistemas convivieron y predominaron hasta mediados del siglo XIX,

cuando ya se había iniciado la Revolución Industrial.

1.4. COMERCIO.

Como vimos, la mayoría de la población, entre el 80 y el 90 por 100, se dedicaba

a la agricultura. El comercio era una actividad que afectaba a muy pocas personas, sin

embargo, tuvo una gran importancia, sobre todo porque los viajes y descubrimientos de

los siglos XV y XVI crearon nuevos y amplios mercados.

1.4.1. Productos.

El comercio tradicional se hacía con dos productos, el oro y las especias. En

cuanto al oro, la llegada masiva de metales preciosos de América en el siglo XVI, que

coincide con un aumento de población, va a provocar un aumento general de los

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precios, la llamada revolución de los precios. En realidad, lo que ocurrió es que la

producción aumentaba más despacio que la cantidad de dinero: había poco que comprar

y mucho oro y plata para hacerlo. Como consecuencia, los precios subieron.

Las especias, y en especial la pimienta, se empleaban para conservar alimentos,

eran consideradas productos de lujo y, además, se vendían a un alto precio y, con

grandes beneficios. Sin embargo, a partir del siglo XVI, este comercio se extendió a

otros productos, pero, sobre todo, fue organizado en beneficio de los países más

desarrollados de Europa; es decir, Inglaterra, Holanda y Francia.

1.4.2. Mercados.

Del sur de Asia, la zona que los europeos llamaban Indias orientales, se

importaban especias, sobre todo pimienta y, a partir del siglo XVII, productos y

materias primas textiles. Esta era la única zona donde Occidente compraba más

de lo que vendía.

De Europa oriental se obtenían cereales y madera para los barcos y se vendían

productos elaborados, sobre todo artículos de lujo para la nobleza.

En África se compraban esclavos a cambio de pólvora, armas, bebidas y

productos textiles traídos de las Indias orientales. En realidad, el tráfico de

esclavos es uno de los episodios más trágicos de la historia. Entre 1450 y 1870

fueron llevados a América casi diez millones de africanos, y se calcula que un

20% moría durante el viaje.

En el sur y el centro de América el comercio estaba reservado a las Coronas de

Castilla y Portugal. Se importaban metales preciosos a costa del trabajo de la

población india en unas condiciones a menudo infrahumanas (la población de

México bajó de 25 millones en 1519 a 5 millones en 1600, debido tanto a esta

explotación como a las enfermedades introducidas por los europeos) y se

exportaban productos manufacturados para la población de origen europeo, la

mayoría comprados en Inglaterra, Holanda o Italia, ya que España y Portugal

eran incapaces de producirlos.

En América del Norte y en las costas de Brasil y Venezuela se vendían

esclavos africanos para las plantaciones y se compraba azúcar, tabaco y café.

1.4.3. Consecuencias

Los gobiernos fomentaron el comercio con políticas mercantilistas que trataban

de aumentar la producción nacional y las exportaciones. De esta forma se produjo un

gran desarrollo de las técnicas comerciales y financieras; por ejemplo, sociedades por

acciones (como las compañías comerciales), letras de cambio, cheques y bancos, entre

otras. Sin embargo, las consecuencias de este comercio no fueron iguales en todos los

países:

En Francia la monarquía creó manufacturas, compañías de comercio, etc. Sin

embargo, el país seguía dominado por una nobleza terrateniente que disponía de la

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mayoría de la riqueza y vivía de la explotación de sus grandes territorios. Así hasta que

la revolución de 1789 acabó con esta situación.

España y Portugal, a pesar de contar con un gran mercado colonial, eran países

agrícolas, dominados por una nobleza con grandes latifundios que exportaba materias

primas y alimentos. Además, no disponían de mano de obra preparada y los gremios

limitaban la producción. Los comerciantes importaban productos extranjeros que

después vendían en las colonias y así, el comercio español y portugués estimuló el

crecimiento de otros países: a mediados del siglo XVII sólo el 5 por cien de las

mercancías que llegaban a América eran de origen español.

Holanda era la primera potencia comercial de Europa. La mayoría de su

comercio consistía en comprar en cualquier lugar del mundo para vender más caro en

otra parte. Los beneficios se empleaban en aumentar este comercio y no en desarrollar

su propia producción. Por ello, el desarrollo de otros países, en especial de Inglaterra, le

hizo perder los mercados.

En Inglaterra (Reino Unido de la Gran Bretaña desde 1707, con la unión de

Inglaterra y Escocia) el comercio sí sirvió para desarrollar las manufacturas. La

burguesía se hizo con el poder a mediados del siglo XVII, eliminó a sus competidores

extranjeros (mediante guerras con Holanda y Francia) y se quedó con el control del

comercio mundial. A principios del siglo XVIII, la economía inglesa era la más

dinámica y se encontraba en pleno desarrollo.

2. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL DEL ANTIGUO RÉGIMEN.

Desde la Edad Media, Europa era una sociedad estamental dividida en tres

órdenes o estamentos, el clero, la nobleza y el estado llano o Tercer Estado (Francia).

2.1. CARACTERÍSTICAS.

No existía movilidad social, ya que los estamentos eran grupos sociales

cerrados de los que no se podía salir y a los que se pertenecía por nacimiento. El caso

del clero era distinto, pues el alto clero (obispos) estaba formado por hijos de familias

nobles, y el bajo clero (curas, párrocos), por campesinos.

Había desigualdad social debido a que la nobleza y el clero tenían sus propias

leyes que les concedían una serie de privilegios, como no pagar impuestos, ser juzgados

por tribunales especiales, etc., mientras que el estado llano o Tercer Estado, formado

por el resto de la población; no tenía privilegios.

Mayorazgos. Los bienes propiedad de la nobleza, grandes propiedades agrícolas

en la mayoría de los casos, no se podían distribuir sino que los heredaba el hijo mayor

de la familia. Se trataba pues de un capital fijo que no era puesto en circulación.

Este sistema había sido aceptado durante generaciones. La nobleza y el alto clero

disponían de la mayor parte de las tierras y, junto con la monarquía, dirigían la

sociedad. Aunque algunos campesinos tenían pequeñas propiedades, la mayoría

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trabajaban las tierras de los señores y pagaban tributos e impuestos al propietario, a la

Iglesia, caso del diezmo o décima parte de sus cosechas, y al rey.

2.2. PROLETARIZACIÓN DEL CAMPESINADO.

Sin embargo, aunque esta división de la sociedad se mantuviera, la situación fue

cambiando con el paso de los siglos, sobre todo en el Tercer Estado o estado llano.

Como hemos visto al estudiar la agricultura, surgieron campesinos sin

tierras que tuvieron que emplearse, a cambio de un salario, en las tierras de otros

campesinos o en las tierras de los señores. Muchos de ellos iban de un lugar a otro, o

bien marchaban a la ciudad como mano de obra barata o como simples mendigos.

2.3. AUGE DE LA BURGUESÍA MERCANTIL.

En las ciudades, el Tercer Estado estaba compuesto por la burguesía, formada

por comerciantes, artesanos y médicos, entre otros; los grupos populares, con

asalariados, oficiales de los talleres artesanos, etc.; y, por último, los grupos marginales

de mendigos.

En esta población urbana se fue produciendo también una clara división. Con el

desarrollo del comercio, la industria rural y la manufactura, algunos comerciantes se

enriquecieron, fueron ampliando sus negocios y consiguieron una gran fortuna. Sin

embargo, la mayoría de la población de las ciudades vivía en la miseria y tan sólo un

pequeño grupo de artesanos y trabajadores ocupaba una posición intermedia.

En realidad, y a pesar de la división oficial en tres estamentos, podemos decir

que la característica fundamental de la sociedad del Antiguo Régimen es el contraste

entre un número limitadísimo de personas muy ricas (formado por la nobleza, el clero y

los grandes comerciantes) y una mayoría de población que vivía en la miseria.

La posición que cada grupo social ocupaba venía determinada cada vez más por

su riqueza y no por su nacimiento.

2.4. DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES:

REVOLUCIONES BURGUESAS.

El fin de la sociedad estamental era sólo cuestión de tiempo. En Inglaterra, a

mediados del siglo XVII, se produjo este hecho gracias al acuerdo entre la alta

burguesía y la nobleza; pero en la mayoría de los países la nobleza se resistió y sólo se

consiguió por la fuerza a través de las revoluciones burguesas.

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3. LAS FORMAS POLÍTICAS DURANTE EL ANTIGUO

RÉGIMEN.

3.1. MONARQUÍA AUTORITARIA.

En la Edad Media, el poder era compartido por el rey y la nobleza. A partir del

siglo XVI, aunque en teoría todo el poder residía en el monarca, en la práctica el

gobierno seguía repartiéndose entre el rey y los estamentos privilegiados. En Polonia,

por ejemplo, en 1570, la monarquía era electiva entre los nobles.

3.2. MONARQUÍA ABSOLUTA.

Desde comienzos del siglo XVII, los monarcas intentaron imponer un poder

absoluto, es la llamada Monarquía absoluta. El rey sólo debía responder ante Dios de

sus actos, dictaba las leyes y nombraba al gobierno y a los jueces. El poder lo ejercía a

través de sus ministros, que debían rendirle cuentas de sus actos, y de consejos, que le

asesoraban en temas concretos como finanzas o justicia. En ocasiones, una especie de

primer- ministro o valido era quien coordinaba todos los asuntos y, en la práctica,

gobernaba, como ocurrió con el cardenal Richelieu, valido de Luis XIII, o el Conde-

Duque de Olivares, valido de Felipe IV. El mejor ejemplo de monarca absolutista fue el

rey francés Luis XIV (1638-1715), llamado el Rey Sol por su omnipotente poder.

3.3. PARLAMENTARISMO INGLÉS.

En Inglaterra, el intento de imponer el absolutismo fracasó y produjo la

Revolución de 1688. Allí, gracias a la alianza de la alta burguesía y la nobleza, se

organizó un sistema llamado parlamentarismo. El parlamento era quien fijaba los

impuestos y decidía la política exterior. Constaba de dos cámaras, la de los Lores,

formada por miembros de la nobleza, y la de los Comunes, representantes de la

burguesía. Desde entonces, el gobierno inglés se dedicó a fomentar el desarrollo

económico y potenciar los mercados externos.

3.4. DESPOTISMO ILUSTRADO

En la primera mitad del siglo XVIII, algunos de estos monarcas absolutistas

trataron de forzar el desarrollo económico y conseguir el bienestar de sus súbditos a

través del fomento de la industria y la supresión de la tortura, así como mediante

reformas en el ejército, la hacienda, la enseñanza, etc. Es el Despotismo Ilustrado (cuyo

lema fue: todo para el pueblo, pero sin el pueblo). Este sistema conoció su apogeo en

Francia, con Luis XVI; en Prusia, con Federico II; en Austria, con José II; en Rusia, con

Catalina Il; y en España, con Carlos III.

Aunque consiguió algunas mejoras, el Despotismo Ilustrado fracasó en todos los

lugares. Estos monarcas sólo podían conservar su poder absoluto en una sociedad

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estamental que asegurara los privilegios de la nobleza y la marginación de la burguesía,

y este era el principal obstáculo al desarrollo económico.