El Arte de La Oracion - Teofano El Recluso

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  • 7/25/2019 El Arte de La Oracion - Teofano El Recluso

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    COMPILACIN EFECTUADA POR EL HIGMENO CHARITON DE VALAMO

    Versin electrnica creada sin fines de lucro para ser puesta al servicio de la Nueva

    Evangelizacin queriendo hacer llegar este texto a quienes tengan dificultad para obtenerloen su versin impresa.

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    NOTICIA

    ACERCA DE LOS AUTORES CUYOS TEXTOSFIGURAN EN ESTA ANTOLOGA

    1. Tefano el Recluso, Obispo de Vladimir y Tambov (1815- 1894)

    Tefano el Recluso, conocido en el mundo bajo el nombre de Georges Govorov,naci en Chernavks, cerca de Orlov, en la provincia central de Viatka. Su padre erasacerdote de parroquia y, como muchos hijos de sacerdote en la Rusia pre-revolucionaria,fue tambin destinado al sacerdocio y enviado a un seminario para realizar sus estudios.Las disposiciones de su carcter se hacan sentir ya en esa poca. Sus maestros lo describencomo atrado por la soledad, dulce y silencioso. Despus del seminario, pas cuatro aos enla academia de teologa de Kiev (1837-1841). Es all donde conoci la vida monsticagracias a la laura (monasterio griego) de Petcherky, cuna del monaquismo ruso, y se colocbajo la direccin de uno de los starets de la comunidad, el Padre Parteno. Cuando obtuvo sudiploma, Tefano pronunci los votos monsticos y fue ordenado sacerdote: Inteligente,amante del estudio, lleg a ser profesor en el seminario de Clonezt, y ms tarde en laAcademia de San Petersburgo. Luego pas siete aos, de 1847 a 1854, en el CercanoOriente, y particularmente en Palestina, donde sirvi en la Misin espiritual rusa.Aprovech para adquirir un perfecto dominio de la lengua griega y se familiariz con losPadres, conocimiento del que deba hacer buen uso ms tarde.

    De retorno a Rusia, es nombrado rector de la Academia de San Petersburgo. En1859, fue promovido al Episcopado y sirvi corno obispo, primero en Tambov y luego enVladimir.

    Sin embargo, Tefano se senta mucho ms atrado por una vida de oracin y desoledad que por la existencia activa que exiga la administracin de una dicesis. Es ascomo en 1866, siete aos despus de su ordenacin al Episcopado dimiti de su cargo, seretir a un pequeo monasterio provincial, en Vyschen y permaneci all hasta su muerte,que sobrevino veintiocho aos ms tarde. Al principio, tomaba parte en los servicios en la

    iglesia del monasterio pero, a partir de 1872, permaneci estrictamente enclaustrado, nosaliendo jams, no viendo a nadie, salvo a su confesor y al superior del monasterio. Vivacon la mayor simplicidad en dos piezas pobremente amuebladas mientras que, en supequea capilla domstica, todo se reduca a lo esencial: no exista tampoco el Iconostasio1.Despus de su reclusin celebr la Divina Liturgia2, en primer lugar los sbados ydomingos, luego, durante los once ltimos aos de su vida, cada da. Haca por s mismotodo el servicio, sin ayuda de un aclito, sin lector para las respuestas y, segn la palabra deun bigrafo, "totalmente solo, en silencio, celebrando con los ngeles".

    Recluido, Tefano divida su tiempo entre la oracin y el trabajo literario: enparticular, pasaba varias horas cada da respondiendo la vasta correspondencia que le

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    llegaba desde todos los rincones de Rusia, principalmente de parte de las mujeres; paradistraerse pintaba iconos y haca un poco de carpintera. Su rgimen era de lo ms austero:por la maana un vaso de t con pan; hacia las dos, un huevo (salvo los das de ayuno) y

    otro vaso de t; por la tarde, nuevamente t y pan.Entre todos los autores monsticos que escribieron en Rusia, Tefano es

    probablemente el ms cultivado. Cuando se retir a Vychen, llev una biblioteca bienprovista, en la que se encontraban las obras de filsofos occidentales contemporneos, peroque consista, ante todo, en las obras de los Padres. Entre sus libros se encontraba toda lapatrologa de Migne. Su respeto por los Padres aparece evidenciado en todo lo que haescrito: aunque las citas sean extremadamente raras, es siempre exactamente fiel a suenseanza. El monumento visible que Tefano nos ha dejado de esos tres decenios pasadosen la reclusin est constituido por una obra literaria sustancial. Prepar la edicin en rusode numerosas obras espirituales griegas y compuso varios volmenes de comentarios sobrelas Epstolas de Pablo; sin embargo, su principal herencia es su correspondencia, publicada

    parcialmente en diez volmenes: es de all de donde se han tomado los textos que ac sedan a conocer. El fue, adems, quien public, despus que el starets Paisij Velichkovsky lohiciera en eslavo, una edicin ampliada, esta vez en ruso, de "La Folicala" (Amor de laBelleza), bajo el ttulo "Dobrotoljubie" (Amor de la Bondad), 5 vol, 1876-1890.

    A pesar de su formacin intelectual, Tefano tena un don particular para expresarseen un lenguaje vivo y directo. Escriba para responder a cuestiones prcticas y a problemaspersonales bien especficos; es por ello que lo haca simplemente, en trminos que pudieranpenetrar directamente hasta el corazn de sus hijos espirituales, que no haba conocidonunca, pero que sin embargo comprenda tan bien. Profundamente enraizado en lastradiciones del pasado, y, al mismo tiempo, gracias a su correspondencia, habiendopermanecido tan cercano a los problemas contemporneos, representa lo que hay de mejor

    en la enseanza asctica y espiritual de la Iglesia ortodoxa. Se ha dicho de l: "Es imposiblecomprender la Ortodoxia rusa a menos de conocer al clebre recluso"3.

    2. Obispo Ignacio Brianchaninov (1807-1867)

    Su carrera fue paralela a la de Tefano en muchos aspectos. Como ste, Ignaciolleg a ser obispo pero no cumpli las funciones correspondientes ms que durante unperodo muy breve; se retir voluntariamente a la soledad a fin de consagrar todas susenergas a escribir y a ejercitar la direccin espiritual. Ambos procedan de medios socialesdiferentes. Mientras que el padre de Tefano era sacerdote, Dimitri, como se llamabaIgnacio antes de hacerse monje, perteneca a la nobleza y era hijo de un propietarioterritorial.

    En la Rusia del siglo XIX, era muy raro ver a un miembro de la aristocracia accederal sacerdocio y hacerse monje. El padre de Dimitri quera que su hijo siguiera la carreranormal para un muchacho de su rango: es as que en 1822 lo envi a la Escuela Militar delos Exploradores de San Petersburgo. Dimitri se mostr all alumno ejemplar, muydedicado y trabajador y fue sealado, en el curso de una inspeccin, por el Gran DuqueNicols Pavlovitch (que deba muy pronto subir al trono bajo el nombre de Nicols I). Sinembargo, el corazn de Dimitri no estaba en esos estudios. Desde su ms tierna edad, se

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    senta atrado por la vida monstica y, en un momento dado, durante su estada en laEscuela de Exploradores, pidi su baja; el Emperador la rehus. En 1827 fue nombradooficial pero, a fines de ese ao cay gravemente enfermo atravesando una crisis fsica y

    espiritual, siendo autorizado a dejar el ejrcito. Muy pronto se hizo novicio, y pas loscuatro aos siguientes en diferentes monasterios, pronunci sus votos, y recibi elsacerdocio en una pequea comunidad de los alrededores de Vologda.

    Sin embargo, el Padre Ignacio, como se le llamaba entonces, no pudo permanecerall mucho tiempo. Hacia esa poca, el zar visit la Escuela Militar e, ignorando queIgnacio haba dejado el ejrcito pregunt al director qu haba pasado con Brianchaninov."Actualmente, l es monje", fue la respuesta. "Dnde?", pregunt Nicols. Pero el directorlo ignoraba. Despus de una investigacin, Nicols conoci el retiro de Ignacio cerca deVologda y dio rdenes inmediatas para que volviera a la capital. Convencido de que unbuen oficial no poda ser un mal monje, Nicols lo hizo nombrar, a la edad de apenasveintisis aos, Archimandrita del importante monasterio de San Sergio en San

    Petersburgo. Ese lugar no estaba alejado de su palacio y gozaba del patronazgo imperial Elzar confi a Ignacio la misin de organizar all una comunidad modelo donde los visitantesde la Corte pudieran conocer lo que debe ser un verdadero monasterio. Ignacio permaneciall veinticuatro aos. En 1857, fue consagrado obispo de Stavropol, pero dimito de susfunciones en 1861 y se retir durante los seis ltimos aos de su vida al monasterio NicolsBabaevsky, en la dicesis de Kostroma.

    Ignacio, igual que Tefano, fue un escritor prolfico, y la coleccin completa de susobras llena cinco gruesos volmenes. La mayora De sus escritos se dirigen, ante todo, a losmonjes. Entre otras cosas, compuso un tratado sobre la Oracin de Jess. Estaba, comoTefano, enraizado en la tradicin de los Padres. El uno, como el otro, no buscaban ser"originales", sino que se consideraban simplemente encargados de transmitir la herencia

    asctica y espiritual que haban recibido del pasado. Hicieron, sin embargo, mucho ms querepetir mecnicamente a sus predecesores. En efecto, esa tradicin recibida de los Padresera algo que ellos haban experimentado por s mismos en su vida anterior. Esa mezcla detradicin y de experiencia personal da a sus escritos un valor y una autoridad particulares.

    3. Otros textos

    Adems de Tefano y de Ignacio, el Padre Chariton cita a San Dimitri,Metropolitano de Rostov (1651-1709), uno de los ms clebres predicadores de la IglesiaRusa, cuya principal obra literaria consiste en una importante coleccin de vidas de santos.En ocasiones, cita igualmente a otros autores de fines del siglo XIX, tales como el obispoJustino, Nikon y San Juan de Kronstadt. Incluye tambin en su antologa numerosos textosgriegos, especialmente extractos de Marco el Ermitao y de las homilas de San Macario(siglo V), de los Santos Barsanufio y Juan (siglo VI), de Simen el Nuevo Telogo (sigloXI), de San Gregorio el Sinata y de San Gregorio Palamas (siglo XIV). Se encuentranadems en ella, los nombres de algunos Padres sirios, tales como San Efrn (siglo IV) ySan Isaac (siglo VI).

    La mayora de las citas de estos autores no rusos fueron tomadas de la grancoleccin denominada Folicala (amor a la Belleza), que fue por primera vez editada en

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    griego por San Nicodemo de la Santa Montaa, en 1782. Una versin en eslavo fue hechadiez aos ms tarde por el starets ruso Paisij Velichkovsky, mientras que una edicinmucho ms vasta era publicada por Tefano el Recluso, en cinco volmenes, en 1876-1890,

    bajo el ttulo de Dobrotoljoubi (amor de la Bondad), Es esta ltima edicin la que consultChariton. En el conjunto, sin embargo, su obra no contiene ms que algunas referencias yextractos de la Folicala; tal vez a causa de su deseo de mantener su antologa lo ms simpley accesible que fuera posible temiendo que la Folicala fuera demasiado ardua para lamayora de sus lectores. Prefiri, por consiguiente las obras de Tefano y de Ignacio, quecontienen precisamente las mismas enseanzas de base que los textos griegos de laFolicala, pero las presentan bajo una forma ms fcilmente asimilable para los cristianosdel siglo XX. Segn las palabras del mismo obispo Ignacio (no habla evidentemente de suspropias obras, pero lo que dice se aplica tanto a l como a Tefano): "los escritos de losPadres rusos nos resultan ms accesibles que los de autores griegos, a causa de la claridad ysimplicidad de sus exposiciones, y tambin porque se encuentran ms cercanos a nosotros

    en el tiempo".

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    PROLOGO

    Cuando un monje pronuncia los votos monsticos, se le entrega un rosario, que esllamado su "espada espiritual" y l aprende a practicar la Oracin de Jess noche y da.

    Cuando ingres al monasterio, estaba vido por seguir esta tradicin y era guiado enella por mi starets, el Padre A., que resolva constantemente para m todas las dificultadesque encontraba en la prctica de esta oracin A su muerte, deb recurrir a los escritos de losPadres experimentados. Sacando de sus obras lo esencial respecto de la Oracin de Jess, loanotaba en un cuaderno de apuntes y, de esa manera, compuse, a la larga, una antologasobre la oracin.

    El material de esta antologa se acumulaba de ao en ao y, es por ello, que lostemas no estaban all clasificados en un orden sistemtico, pues slo haban sido destinadosa servirme personalmente, como recopilacin de referencias.

    Finalmente, tuve la idea de publicar esta antologa con la esperanza de que ellapudiera ayudar a otros en la bsqueda de una gua para su vida espiritual. Los sabiosconsejos de los santos Padres y algunos ascetas contemporneos citados aqu, podrncooperar a la realizacin de su buena intencin.

    Si este libro contiene frecuentes repeticiones del mismo tema, ello surge de mideseo sincero de imprimirlos profundamente en el espritu del lector. Todo lo que aqu seencuentra, siendo la expresin de las convicciones profundas de hombres espirituales, tienepara nosotros un inters vital. Existe, actualmente, particular necesidad de esa enseanza,ya que se constata una disminucin general del esfuerzo en el dominio de la vida espiritual.Nuestro fin, publicando esta antologa, es explicar por todos los medios y mediantefrecuentes repeticiones, cmo debe ser practicada la Oracin de Jess, y as mostrar

    claramente cunta necesidad tenemos de ella y de qu modo es necesaria para sostenernosen nuestro deseo de servir a Dios.

    En una palabra, quisiramos recordar a aquellos entre nuestros contemporneos, yasean monjes o laicos, que se esfuerzan en trabajar por su salvacin, las instrucciones quenos dejaron los santos Padres en lo que concierne a la obra interior y a la lucha contra laspasiones.

    Lo deseamos tanto ms cuando vemos que, como dice el obispo Ignacio: "Lasgentes slo tienen una idea muy confusa y muy vaga de la Oracin de Jess. Algunos, que

    se consideran y son considerados por los dems, poseedores de un buen juicio en materia

    de espiritualidad, temen a esta oracin como a una especie de contagio, dando como razn

    de su temor, el peligro de la ilusin4que ellos suponen debe siempre acompaar a la

    Oracin de Jess. La rechazan, por consiguiente, y aconsejan a los dems hacer lomismo".

    El obispo Ignacio dice ms adelante: "El autor original de esta teora es, en miopinin, el demonio, que odia el nombre del Seor porque le quita todo su poder. Tiemblaante ese nombre todopoderoso y lo ha difamado ante numerosos cristianos para hacerles

    abandonar esta arma, temible para su enemigo, pero gracia salvadora para los hombres".

    Es por ello que experiment la necesidad de recoger todos los documentossusceptibles de arrojar una luz ms abundante sobre los misterios de esta obra espiritual. Notengo, por mi parte, ninguna pretensin de haber alcanzado la oracin interior; tampocotengo nada que agregar por m mismo; solamente extraje, del tesoro de las obras de lossantos Padres, sus sabios consejos respecto de la oracin incesante, consejos que son

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    tambin necesarios para todos aquellos que se preocupan por su salvacin tanto como por elaire que es necesario para la respiracin.

    Valamo, 27 de julio de 1936

    Higumeno Chariton

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    I. TEOFANO EL RECLUSO,OBISPO DE VLADIMIR Y TAMBOV

    (1815- 1894)

    1. QUE ES LA ORACIN

    a) LA PRUEBA DECISIVA

    Cuestiones fundamentales5

    Qu es la oracin? Cul es su esencia? Cmo se puede aprender a orar? Quexperimenta el espritu del cristiano que ora con un corazn apacible?

    Todas estas cuestiones deberan ocupar constantemente el intelecto y el corazn delcreyente, pues en la oracin el hombre conversa con Dios, entra en comunin con lmediante la gracia y vive en Dios. Los Santos Padres y los maestros espirituales de la

    Iglesia dan respuesta a todas estas cuestiones, respuestas fundamentadas sobre la

    iluminacin, fruto de la gracia que se adquiere por la experiencia prctica de la oracin; y

    esta experiencia es idnticamente accesible a los simples y a los sabios.

    La prueba decisiva

    La oracin es la prueba decisiva y la fuente de todo bien; la oracin es la fuerza queconduce todas las cosas, la oracin dirige todas las cosas. Cuando la oracin est bienhecha todo va bien, pues la oracin no permite que nada vaya mal.

    Grados de la oracin

    Existen diferentes grados en la oracin. El primero consiste en la oracin corporal,

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    hecha principalmente de lecturas, de estaciones de pie y de postraciones. En todo esto, esnecesario paciencia, trabajo y esfuerzos, pues la atencin se nos escapa, el corazn nosiente nada y no tenemos ningn deseo de orar, A pesar de esto, es necesario imponerse una

    regla sabiamente medida y permanecer fiel. En esto consiste la oracin activa.El segundo grado es la oracin hecha con atencin: el intelecto toma el hbito de

    recogerse a determinadas horas, y ora concienzudamente sin dejarse distraer. El intelecto escautivado por la palabra escrita al punto de pronunciarla como si fuera suya.

    El tercer grado es la oracin sentida: el corazn est clido por la concentracin, demodo que lo que haba sido hasta ese momento slo un pensamiento, llega a ser unsentimiento. All donde slo haba en principio una frmula de contricin, se desarrollaahora la contricin en s misma; y lo que no era ms que una demanda hecha con palabras,se transforma en la sensacin de una necesidad radical. Todo lo que haya pasado por laaccin y por el sentimiento verdadero, ora sin palabras, pues Dios es el Dios del corazn.As, el aprendizaje puede considerarse terminado cuando, en nuestra oracin, no hacemos

    ms que pasar de un sentimiento a otro. En ese estadio, la lectura puede cesar, lo mismoque el pensamiento deliberado; slo queda el hecho de permanecer en un sentimiento conlos signos especficos de oracin.

    Cuando el sentimiento de la oracin ha llegado a ser continuo se puede decir que laoracin espiritual comienza. Es el don del Espritu Santo que ora en nosotros, el ltimogrado de oracin que el intelecto pueda alcanzar.

    Sin embargo, los santos Padres hablan todava de otro tipo de oracin, quesobrepasa la capacidad de nuestro intelecto y los lmites de la conciencia. Para saber de quse trata, es necesario leer a Isaac el Sirio6.

    La esencia de la oracin

    "Sin oracin espiritual interior, no hay oracin en absoluto, pues slo ella es laoracin real, verdaderamente agradable para Dios. Lo que importa es que el alma estpresente en el interior de las palabras de la oracin. Sea la oracin hecha en casa o en laiglesia, si la oracin interior est ausente, las palabras no tienen ms que la apariencia, y nola realidad de la oracin.

    Qu es, por consiguiente, la oracin? La oracin es la elevacin del intelecto y delcorazn hacia Dios, por la alabanza y la accin de gracias, por la splica tambin, paraobtenerlas cosas buenas que necesitamos, ya se trate de cosas espirituales o de cosas

    materiales.La esencia de la oracin consiste, entonces, en la elevacin espiritual del corazn

    hacia Dios. El intelecto, encerrado en el corazn, permanece totalmente consciente ante lafaz de Dios, colmado de adoracin, y expande ante l su amor. Esa es la oracin espiritual,y toda oracin debiera ser de tal naturaleza. La oracin exterior se haga en casa o en laiglesia, no es ms que la expresin verbal y la forma de la oracin; la esencia del alma de laoracin est en el interior del intelecto y del corazn del hombre. Todo el orden deoraciones establecida por la Iglesia, todas las oraciones compuestas para el uso individual,estn llenas de un movimiento de amor hacia Dios. Aqul que ora con slo un poco deatencin no puede evitar dirigirse hacia Dios, a menos que est completamente desatento a

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    lo que hace.

    La oracin interior es una necesidad de todos

    Nadie puede dispensarse de la oracin interior. No sabramos vivir espiritualmente amenos de elevarnos hacia Dios por la oracin; pero el nico medio que tenemos deelevarnos as es la actividad espiritual, pues Dios es espritu. Hay una oracin espiritual queacompaa la oracin vocal o exterior, ya sea en la casa o en la iglesia, hay tambin unaoracin espiritual que existe por s misma, sin ninguna forma exterior y sin posturacorporal; sin embargo, en uno y otro caso, la esencia es la misma. Esas dos formas deoracin son obligatorias, tanto para el laico como para el monje. El Salvador nos harecomendado entrar en nuestra celda secreta y, all, orar al Padre en secreto. "Esa celdasecreta, dice San Dimitri de Rostov, significa el corazn". Por consiguiente, para obedeceral mandato de Dios, debemos orar a Dios secretamente con el intelecto en el corazn. Esemandamiento se dirige a todos los cristianos. El apstol Pablo da, tambin, el mismoconsejo cuando dice: "Orad sin cesar, dirigiendo todas vuestras splicas en el Espritu" (Ef,6, 18). Entiende por ello la oracin espiritual del intelecto y recomienda a todos loscristianos sin distincin orar de esta manera. Recomienda tambin a todos los cristianosorar sin cesar (1 Tes., 5, 17). Sin embargo, la oracin incesante slo es posible cuando seora con el intelecto en el corazn.

    Cuando os levantis por la maana, permaneced con la mayor firmeza posible anteDios en vuestro corazn, mientras ofrecis vuestras oraciones; luego, id al trabajo, que es lavoluntad del Seor respecto a vosotros, sin que vuestros sentimientos ni vuestra conciencia

    se alejen de l. De esta manera, cumpliris vuestro trabajo con las facultades de vuestrocuerpo y de vuestra alma, pero en vuestro intelecto y en vuestro corazn, permaneceriscon Dios.

    La oracin exterior no es suficiente7

    La oracin exterior, por s sola, no basta. Dios mira el intelecto y no son verdaderosmonjes los que no unen la oracin interior a la oracin exterior. En su estricto sentido, lapalabra "monje" significa un recluso, un solitario. Aqul que no ha entrado en s mismo noes todava un recluso, no es todava un monje, aunque viva en el ms aislado de losmonasterios. El intelecto del asceta que no est recogido y encerrado en s mismo habita,necesariamente, en el tumulto y la agitacin. Esto sucede porque l deja entrar librementeuna multitud de pensamientos. Su intelecto yerra, sin fin ni necesidad, a travs del mundoen su detrimento. El retiro del hombre al interior de s mismo no puede hacerse sin la ayudade una oracin atenta y, en particular, la prctica atenta de la Oracin de Jess.

    Alcanzar la apatheia8y la santidad - es decir, la perfeccin cristiana -, es algoimposible para quien no ha adquirido la oracin interior. Todos los Padres estn de acuerdosobre ese punto.

    El sendero de la oracin autntica se hace mucho ms estrecho cuando el asceta

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    comienza a penetrar en l, gracias a la actividad del hombre interior. Sin embargo, cuandol entra en ese camino estrecho y siente hasta qu punto ese camino es necesario para lasalvacin, y llega a amar su actividad en la celda interior, entonces llega tambin a amar la

    estrechez de su vida exterior, porque ella le sirve de claustro y es el lugar de la actividadinterior.

    Oracin vocal

    "Mediante salmos e himnos, cantad con accin de gracias al Seor" (Col 3,16) Laspalabras: "mediante salmos, himnos, cnticos espirituales", describen la oracin vocal, laoracin que consiste en palabras, mientras que las palabras: "cantad con accin de graciasen vuestros corazones al Seor", describen la oracin interior, la del intelecto en el corazn.

    Salmos, cnticos, himnos y odas, son nombres diferentes para designar los cantosreligiosos. Es difcil sealar las diferencias que hay entre ellos, porque su forma ycontenidos son bastante similares. Todos son manifestaciones del espritu de oracin.Cuando el espritu es llevado hacia la oracin, glorifica a Dios, le agradece y hace ascenderhasta l las splicas. Todas esas manifestaciones del espritu de oracin son esencialmenteindivisibles, no teniendo existencia separada. Cuando la oracin comienza en su obra, pasade una a otra de tales manifestaciones, y esto ms de una vez. Expresada por medio depalabras, es la oracin vocal, ya se llame salmo, himno u oda. No intentaremos definir ladiferencia entre esos vocablos. El apstol quera, por medio de esta frase, abrazar todos lostipos de oracin expresada por palabras. Todas las oraciones que utilizamos hoy, puedenestar colocadas bajo esta rbrica. Adems del salterio tenemos los cnticos de Iglesia, los

    sticheres, los tropaires, los cnones, los acathistes9y las diferentes oraciones contenidas ennuestros libros de oracin. Por consiguiente, no os equivocaris si, leyendo las palabras delapstol referentes a la oracin vocal, las comprendis en el sentido de la oracin vocal talcomo la practicamos actualmente. El poder de la oracin no reside en tal o cual oracin,sino en la manera en la que oramos.

    Empleando la palabra "espiritual", el apstol nos indica cmo debemos orarvocalmente. Las oraciones son espirituales porque tienen su origen en el espritu y all hanmadurado, y porque es mediante el espritu que ellas son pronunciadas. Su naturalezaespiritual es todava ms acentuada por el hecho de que ellas nacieron y maduraron bajo lainfluencia de la gracia del Espritu Santo. Los salmos y las otras oraciones vocales no loeran en su origen. Eran puramente espirituales, y es slo posteriormente que fueron

    revestidas de palabras y llegaron, as, a asumir una forma vocal. Sin embargo, esto no les haquitado su carcter espiritual, incluso, actualmente, no son vocales ms que segn suapariencia exterior, pero son espirituales en cuanto a su poder.

    La consecuencia de todo esto es que, si deseis aprender de esas palabras del apstolalgo respecto a la oracin vocal, deberis actuar as: entrad en el espritu de las oracionesque escuchis y leis, y reproducidlas en vuestro corazn. Y de esta manera ofrecedlas aDios como si hubieran nacido en vuestro propio corazn por la accin de la gracia delEspritu Santo. Entonces, y slo entonces, vuestra oracin ser agradable a Dios. Cmopodris realizar una oracin semejante? Estad atentos a las oraciones que habis ledo envuestro libro, tratad de daros cuenta profundamente de su contenido, aprendedlas de

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    Espritu, el apstol insiste en que dichos cantos sean espirituales. Por esas palabras, se debeentender que no slo tienen que ser espirituales por su contenido, sino que tambin debenser suscitados por el Espritu. Deben ser el fruto del Espritu Santo y brotar de corazones

    plenos de l. Sin esto, no nos convertirn jams en posedos por el Espritu. Este se ajusta ala ley que quiere que al que canta le sea dado lo que ha sido puesto en ese canto.

    La segunda condicin requerida por el apstol es que los cantos sean entonados, nosolamente por la lengua, sino tambin por el corazn. Es necesario no slo comprender elcanto, sino estar como en simpata con l, recibir en el corazn el contenido del canto ycantarlo como si surgiera de nuestro propio corazn. Comparando ese texto con otros, seconstata que en el tiempo de los apstoles, slo aqullos que estaban en ese estado podancantar; los otros entraban poco a poco en el mismo sentimiento, y toda la asamblea cantabay glorificaba a Dios solamente con el corazn. No es sorprendente pues, que la asambleatoda entera haya sido colmada por el Espritu Santo. Cuntos tesoros estn escondidos enlos cnticos de la Iglesia, si nosotros los cantamos tal como se debe!

    San Juan Crisstomo escriba: "Qu significan estas palabras: Aquellos quecantan al Seor en su corazn? Esto significa: emprended esta obra con atencin, puesaqullos que estn desatentos cantan en vano, pronunciando slo las palabras, mientras sucorazn vagabundea en otra parte". El bienaventurado Teodoro agrega: "Canta en sucorazn aqul que no se contenta con mover la lengua, sino que aplica su intelecto acomprender lo que dice". Otros santos Padres escribiendo respecto a la oracin, dicen queella es mejor cuando es ofrecida por el intelecto establecido en el corazn.

    Lo que el apstol dice aqu respecto a las asambleas de Iglesia, puede aplicarseigualmente a la salmodia privada. Esta puede ser cumplida por cada uno en particular, y elfruto ser el mismo si ella es hecha como se debe, es decir con atencin, comprensin ysentimiento, desde el fondo del corazn.

    Notamos incluso que, aunque las palabras del apstol se refieren directamente alcanto, su pensamiento vale para toda oracin hecha a Dios. Es esto lo que despierta ennosotros el Espritu Santo.

    La oracin del intelecto en el corazn

    Podemos orar usando oraciones ya compuestas; pero a veces la oracin nacedirectamente en nuestro corazn y, desde all se eleva hacia Dios. Tal era la oracin deMoiss ante el Mar Rojo. El apstol se refiere a ese tipo de oracin cuando dice: "Mediantela gracia, cantad en vuestro corazn al Seor". Explicando este texto, San Juan Crisstomoescribe: "Cantad por la gracia del Espritu, no es simplemente con los labios, sino conatencin, permaneciendo en pensamiento ante Dios en vuestro corazn. He aqu lo que

    significa la expresin: cantando al Seor; de otro modo, el canto no sirve para nada y las

    palabras se desvanecen en el aire. No se canta para la asistencia. Incluso sobre la plazapblica, es posible dirigirnos a Dios en el interior de nosotros mismos, y cantar, sin ser

    escuchados por nadie. Es bueno orar en el corazn, incluso cuando se est en viaje, y serelevado a las alturas por la oracin". Solamente una oracin semejante es una oracinverdadera. La oracin vocal no es una oracin si tanto el intelecto como el corazn no oranigualmente.

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    Esta oracin est formada en el corazn por la gracia del Espritu Santo. Aqul quese vuelve hacia Dios y es santificado por los sacramentos, recibe al mismo tiempo unsentimiento de amor por Dios en el interior de s mismo; desde ese momento, comienzan a

    construirse en su corazn los fundamentos del edificio que le permitir elevarse hacia lasalturas. Si no lo destruye por medio de una conducta indigna, ese sentimiento llegar a ser,con el tiempo, la perseverancia y el trabajo, una llama; pero si l lo destruye por suindignidad, aunque el camino del retorno y de la reconciliacin con Dios no est cerradopara l, ese sentimiento no le ser ya otorgado en forma inmediata y gratuitamente. Tendrante l un largo y penoso esfuerzo para cumplir, para reencontrarlo a fuerza de oracin.Pero Dios no rechaza a nadie.

    Puesto que todos tienen la gracia, una sola cosa es necesaria: dejar a esta gracia enlibertad de actuar cuando el yo se encuentra desledo y las pasiones desarraigadas. Cuantoms purificado est nuestro corazn, ms vivo llega a ser nuestro sentimiento hacia Dios. Ycuando nuestro corazn est enteramente purificado, entonces ese sentimiento de calor

    hacia Dios llega a ser un fuego. Incluso en aqullos que han cesado por un tiempo deexperimentar la obra de la gracia, este calor hacia Dios se reanima largo tiempo antes deque ellos hayan alcanzado una completa purificacin de sus pasiones. No es todava msque una semilla o una chispa, pero si se vela sobre ella con cuidado, brilla y comienza allamear. Pero ella no es sin embargo todava permanente; a veces se eleva y a veces vuelvea caer y, cuando brilla, no es siempre con la misma intensidad. Poco importa, por otra parte,con qu fuerza arde; esa llama de amor se eleva siempre hacia Dios y le canta su cntico.Es sobre ella que la gracia construye todo su edificio, pues est siempre presente en loscreyentes. Aqullos que se dan sin retorno a la gracia son guiados por ella; ella los forma ylos educa de una manera que slo ella conoce.

    Sentimientos y palabras

    El sentimiento que se experimenta hacia Dios, incluso si no est acompaado depalabras, es una oracin. Las palabras sostienen y a veces profundizan el sentimiento.

    El don del sentimiento

    Conservad con cuidado ese don del sentimiento, que os es acordado por lamisericordia de Dios. Cmo? En primer lugar por la humildad, atribuyendo todo a lagracia y nada a vosotros mismos. Desde que vosotros confiis en vosotros mismos, lagracia disminuir en vosotros y, si no os recuperis, ella cesar por completo su obraEntonces slo os restar lamentaros y gemir. Por lo tanto, considerndoos como polvo yceniza, permaneced en la gracia y no volquis vuestro corazn ni vuestro pensamientohacia ninguna otra cosa, salvo por necesidad. Permaneced sin cesar con el Seor. Si lallama interior comienza a debilitarse un poco, inmediatamente esforzaos para que retomevigor. El Seor est cerca. Si os dirigs hacia l con temor y contricin, inmediatamenterecibiris sus dones.

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    El cuerpo, el alma y el espritu

    El cuerpo est hecho de tierra; sin embargo, no es algo muerto sino viviente, ydotado de un alma viviente. En esa alma se ha insuflado un espritu, el Espritu de Dios,hecho para conocer a Dios, venerarlo, buscarlo, gustarlo y encontrar la alegra en l y no enotro.

    El intelecto en el corazn

    Volveos hacia el Seor, haciendo descender la atencin del intelecto en el corazn yall, invocadlo. Estando el intelecto firmemente establecido en el corazn, manteneos anteel Seor con temor, reverencia y devocin. Si cumpls sin desfallecimiento esta breve regla,los deseos y los sentimientos apasionados no se elevarn jams en vosotros, y tampoco, porotra parte, ningn otro pensamiento.

    La obra esencial de nuestra vida

    La oracin es obra esencial de nuestra vida moral y religiosa. La raz de esta vida

    consiste en una relacin libre y consciente con Dios que, entonces, dirige todas las cosas ennosotros. Es la prctica de la oracin la que expresa esta actitud hacia Dios, lo mismo quelos contactos sociales de nuestra vida cotidiana expresan nuestra actitud moral hacianuestro prjimo, y nuestro combate asctico y nuestras luchas espirituales son la expresinde nuestra actitud moral hacia nosotros mismos. Nuestra oracin refleja nuestra actitudhacia Dios, y nuestra actitud hacia Dios se refleja en nuestra oracin. Y puesto que estaactitud no es idntica en todos, la manera de orar no lo es tampoco. Aqul que no sepreocupa de su salvacin no tiene, hacia Dios, la misma actitud que aqul que harenunciado al pecado y tiene celo por la virtud, pero que todava no ha entrado en el interiorde s mismo y no trabaja por el Seor ms que exteriormente.

    Aqul que ha entrado en s mismo, que lleva en l al Seor y permanece en su

    presencia, tiene una actitud tambin diferente. El primero es negligente en la oracin comolo es en la vida, slo ora en la Iglesia y en la casa segn la costumbre establecida, sinatencin ni sentimiento. El segundo lee muchas oraciones y va a menudo a la iglesia; almismo tiempo, intenta impedir a su espritu vagabundear, y hace lo que puede por colocarsus sentimientos conforme a lo que lee; pero, a pesar de sus esfuerzos slo lo consigue muyraramente. El tercero, que est totalmente recogido en s mismo, permanece con su intelectoante Dios, y le ora en su corazn sin distraccin, sin largas oraciones verbales, inclusocuando permanece largo tiempo en oracin en su casa o en la Iglesia. Si vosotros quitis alsegundo la oracin vocal, le quitis toda oracin; si vosotros imponis al tercero la oracinvocal, extinguiris en l la oracin por medio del viento de excesivas palabras. Pues cadacategora de personas, cada grado de ascensin hacia Dios, tiene su propia forma de oracin

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    y sus propias reglas. Qu importante es aqu ser instruido por aqullos que tienenexperiencia, y qu peligroso querer guiarse y dirigirse uno mismo!

    Oracin en alta voz y oracin silenciosa

    Qu es mejor? Orar con los labios u orar con el espritu? Es necesario usar las dosfrmulas; a veces orar con los labios, a veces con el espritu. Es, sin embargo, necesarioexplicar aqu que la oracin mental tambin supone el empleo de palabras que, en ese casono se escuchan desde afuera, sino que son solamente pronunciadas en el interior delcorazn. Mejor valdra decir esto: Orad a veces con palabras sonoras, a vecessilenciosamente con palabras que no se escuchan. Pero es necesario velar para que laoracin, en alta voz o silenciosa, llegue del corazn.

    El poder de la oracin no est en la palabra

    Orar es lo ms simple de todo lo que existe. Manteneos con el intelecto en elcorazn ante la faz del Seor y decid: "Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de m", osolamente: "Seor, ten piedad". "Muy misericordioso Seor, ten piedad de m pecador", ocualquier otra palabra. El poder de la oracin no est en las palabras, sino en lospensamientos y los sentimientos.

    Una actitud corporal firme

    No es contradecir la enseanza de los Santos Padres decir: "Comportaos como loentendis, desde el momento en que aprendis a manteneros ante el Seor con el intelectoen el corazn, pues sa es la esencia misma de la oracin". Entre las actitudes corporales,hay algunas, sin embargo, que parecen particularmente propias para armonizarse con laoracin interior y le son inseparables. Nuestro objetivo debe ser permanecer con la atencinen el corazn, y conservar todo el cuerpo en una vigilante tensin de los msculos, sin

    permitir que nuestra atencin sea influenciada y distrada por las impresiones exteriores delos sentidos

    La oracin del corazn

    Toda oracin debe venir del corazn. Cualquier otra oracin no es tal. Las oracionesde los manuales, vuestras propias oraciones, las oraciones muy breves, todas deben brotarde nuestro corazn para ir hacia Dios ante quien nos presentamos. Y esto es tanto mscierto para la Oracin de Jess.

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    Lo fundamental

    Lo fundamental, es permanecer ante Dios con el intelecto en el corazn, y continuarmantenindose as ante l, sin cesar, da y noche, hasta el fin de la vida.

    b) LAS ETAPAS EN LA ORACIN

    Tres etapas en la oracin

    Podemos distinguir tres etapas:1. el hbito de la oracin vocal comn, en la iglesia o en la casa.2. la unin de los pensamientos y de los sentimientos de piedad con el intelecto y el

    corazn.3. la oracin continua.La Oracin de Jess puede ir a la par con la primera o la segunda de esas etapas,

    pero su verdadero lugar se encuentra con la oracin continua La condicin principal paratener xito en la oracin es purificar al corazn de todas las pasiones y de toda ligazn con

    las realidades sensibles; a falta de ello, la oracin permanecer siempre en el primer grado,es decir, vocal. Cuanto ms purificado est el corazn, en mayor medida la oracin vocalllegar a ser oracin del intelecto en el corazn, y cuando el corazn haya llegado a sertotalmente puro, entonces la plegaria continua se establecer en l Cmo puede llegarse aesto? En la iglesia, seguid los oficios y retened los pensamientos y los sentimientos que allexperimentis. En vuestra casa, despertad en vosotros el pensamiento y el sentimiento de laoracin, y conservadlo en vuestra alma con la ayuda de la Oracin de Jess.

    Otras distinciones

    La oracin comporta diferentes grados. Al comienzo es slo una oracin en palabraspronunciadas, pero debe acompaarse de la oracin del intelecto y del corazn que le dacalor y estabilidad. Ms tarde, la oracin del intelecto en el corazn conquista suindependencia; es a veces activa; estimulada por el esfuerzo personal, y a veces acta por smisma y es otorgada como un don. La oracin en tanto que don es la misma cosa que laatraccin interior hacia Dios y se desarrolla a partir de dicha atraccin. Ms tarde, cuandoel estado del alma se ha estabilizado bajo la influencia de esa atraccin, la oracin delintelecto en el corazn llega a ser constantemente activa. Todas las atracciones pasajeras,experimentadas anteriormente, son transformadas en estado de contemplacin; y es all quecomienza la oracin contemplativa. El estado de contemplacin es una captacin del

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    espritu, y de la visin toda entera, por un objeto espiritual tan cautivante que todas lascosas exteriores son olvidadas y permanecen enteramente ausentes de la conciencia. Elespritu y la conciencia se sumergen tan totalmente en el objeto contemplado que es como

    si nosotros no lo poseyramos ms10.

    Oracin del hombre, don de la oracin, oracin de xtasis

    Existe la oracin que el hombre realiza, y existe la oracin que Dios mismo otorga aaqul que ora (I. Sam. 2,9)11. Quin no conoce la primera?. Debis conocer tambin lasegunda, al menos en su comienzo. Quien desea acercarse al Seor comienza a hacerlo pormedio de la oracin. Comienza a ir a la iglesia, a orar en su casa, con la ayuda de un librode oraciones o no. Sin embargo, sus pensamientos continan vagabundeando. No llega adominarlos. A pesar de todo, cuanto ms se sostiene en la oracin, en mayor medida suspensamientos se calman y su oracin llega a ser pura. Pero la atmsfera del alma no estverdaderamente purificada hasta que una pequea llama espiritual no se haya encendidoall. Esa llama es la obra de la gracia, no de una gracia especial, sino de la gracia comn atodos. Esta llama aparece cuando el hombre alcanza un cierto grado de pureza en el ordende su vida moral. Cuando se enciende esa pequea llama, o cuando un calor permanente seforma en el corazn, el torbellino de los pensamientos se aplaca. Sucede al alma la mismacosa que a la mujer que padeca flujo de sangre: "El flujo ces" (Luc 8, 44). Cuando sellega a ese estado, la oracin llega a ser ms o menos continua; y es aqu que la Oracin deJess sirve de intermediario. Este es el lmite que puede alcanzar la oracin realizada por elhombre. Creo que esto est bien claro para vosotros.

    Ms all de ese estado, nos puede ser acordado otro tipo de oracin, que es dada alhombre en lugar de ser realizada por l. El espritu de oracin se expande en el hombre y loconduce hacia las profundidades del corazn, como si fuera tomado de la mano yconducido por la fuerza de un lugar a otro. El alma es mantenida cautiva por una fuerza quela invade,y ella prefiere permanecer as en el interior, tanto tiempo como esa fuerzairresistible de la oracin mantenga sobre ella su dominio. Este "desvanecimiento" se haceen dos etapas. En el curso de la primera, el alma ve todo y permanece consciente de smisma y de todo lo que la rodea; permanece capaz de razonar y de gobernarse, puede ponerfin a ese estado si lo quiere. Esto tambin debe quedar bien claro para vosotros.

    Sin embargo, los Santos Padres, y especialmente San Isaac el Sirio, mencionan unsegundo grado de oracin que es dado al hombre y desciende sobre l. Isaac considera que

    esta oracin, que l llama xtasis o arrobamiento, es ms elevada que la descrita ms arriba.En sta tambin el espritu de oracin desciende sobre el hombre; pero el alma llevada porl, entra en tal estado de contemplacin que olvida todo lo que la rodea, cesa de razonar yse contenta con contemplar. No tiene ya el poder de controlarse ni de poner fin a ese estado.Recordad aquello que los santos Padres relatan sobre un hermano que entr en oracinantes de la comida de la tarde y no volvi en s hasta el da siguiente por la maana. Esa esla oracin de contemplacin, o de arrobamiento. Esta oracin es acompaada, entrealgunos, por una iluminacin del rostro, o una luz que los envuelve 12o incluso, por lalevitacin. El apstol San Pablo estaba en ese estado cuando fue arrebatado hasta el paraso,y los santos profetas estaban tambin en ese estado cuando fueron arrebatados por el

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    Espritu.Admirad la inmensa misericordia de Dios hacia nosotros, pecadores. Hacemos un

    pequeo esfuerzo y he aqu en qu maravillas culmina. Se puede, entonces, decir con

    derecho a aqullos que luchan: continuad, pues vale la pena.

    Oracin de los labios, del intelecto, del corazn

    Vosotros habis sin duda escuchado expresiones tales como "oracin vocal","oracin mental", "oracin del corazn". Es posible que hayis, igualmente, odo hablar dealguna de ellas separadamente. Por qu esas categoras? Lo que sucede, a causa de nuestranegligencia, es que nuestra lengua recita las palabras santas de la oracin, mientras nuestroespritu vagabundea por otros lugares o bien que el espritu comprende las palabras de laoracin, pero el corazn no responde por tales sentimientos. En el primer caso, la oracin essolamente vocal y no constituye totalmente una oracin; en el segundo caso, la oracinmental se une a la oracin vocal, pero esta, oracin es todava imperfecta e incompleta. Laoracin perfecta y real existe solamente cuando, a las palabras y a los pensamientos, viene aunirse el sentimiento.

    La oracin interior, o espiritual, comienza cuando aqul que ora, habiendo recogidosu intelecto en su corazn, dirige desde all su oracin hacia Dios, usando palabras que noson en adelante pronunciadas por la boca, sino silenciosas, dndole gracias yglorificndolo, confesando sus pecados con contricin e implorando los bienes materiales yespirituales de los que tiene necesidad. Debis orar, no solamente con palabras, sino con elintelecto, y no solamente con el intelecto, sino tambin con el corazn, de tal modo que el

    intelecto comprenda y vea claramente lo que significan las palabras, y que el corazn sientalo que el espritu piensa. Todos esos elementos reunidos constituyen la oracin real, y siuno de entre ellos est ausente, vuestra oracin no es perfecta, e incluso no es realmenteuna oracin.

    El fuego de la oracin y el paraso en el alma

    Cuando la oracin interior se desarrolla, viene a dejar su seal sobre la oracinvocal; ella rige la oracin exterior, e incluso la absorbe. De all resulta que el gusto por laoracin se inflama, pues entonces el paraso se establece en el alma. Si os contentis slocon la oracin exterior os arriesgis a enfriar vuestro esfuerzo, incluso si la practicis conatencin y comprensin. La cosa principal en la oracin es el sentimiento del corazn.

    Encerrad vuestro espritu en las palabras de la oracin

    Ya me he referido varias veces a la forma cmo esto se logra. No debis permitir avuestros pensamientos vagabundear aqu y all, sino tan pronto como escapen, es necesario

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    volverlos a recoger inmediatamente, haceros reproches, lamentar y deplorar esevagabundaje del intelecto. San Juan Clmaco dijo: "Debis hacer un gran esfuerzo paraencerrar el intelecto en las palabras de la oracin".

    Oracin de la imaginacin, del intelecto y del corazn

    Cuando se pasa de lo exterior a lo interior, se comienza por reencontrar laimaginacin y sus fatasmagoras13. Muchos se detienen all, no hacen lo necesario parasobrepasar esta primera etapa. En efecto, si oramos solamente por medio de nuestraimaginacin, no oramos como es debido. Tal es, por consiguiente, la primera manera deorar, y es mala. La segunda etapa sobre el camino que lleva al interior de s mismo estrepresentada por la razn, el intelecto y el espritu; de una manera general, por la facultadracional y pensante del alma. Es necesario no demorarse aqu, sino ir ms adelante y,reuniendo esta potencia racional, hacerla descender en el corazn; pues si permanecemosall, nos habremos introducido en una segunda manera de orar igualmente mala, y cuyorasgo caracterstico es que el intelecto permanece en la cabeza y quiere gobernar y regir pors mismo todo lo que existe en el alma. Ningn beneficio resulta de ello; el intelecto seinteresa en todo pero no puede dominar nada y as va de fracaso en fracaso. Esta debilidadque sufre nuestro intelecto est largamente descrita por San Simen el Nuevo Telogo14.Esta segunda manera de orar podra llamarse oracin del intelecto en la cabeza, poroposicin a la tercera manera, que es la oracin del intelecto en el corazn. Durante estasegunda etapa, mientras esta fermentacin intelectual se instala en la cabeza, el corazn,por su parte, hace su camino; nadie se preocupa por l, se encuentra invadido de

    preocupaciones y pasiones, slo vuelve a s mismo con la mayor dificultad.Quisiera agregar a esta descripcin de la segunda manera de orar algunas palabras

    sacadas de la introduccin a las obras de Gregorio el Sinata 15, escrita por el staretsBasilio16monje de gran hbito17amigo y compaero de Paisij Velichkovsky18.

    Despus de haber citado a Simen el Nuevo Telogo, el starets Basilio agrega:"Cmo esperar que se pueda conservar el intelecto intacto velando solamente sobre lossentidos exteriores, mientras que los pensamientos vagabundean de un lado a otro y se

    dejan atraer hacia las cosas materiales? Es esencial, para el intelecto, a la hora de laoracin, refugiarse lo ms pronto posible en el corazn y permanecer all, sordo y mudo a

    todos los pensamientos. Aqul que slo busca exteriormente no ver ms, no escuchar ms,

    no hablar ms, no obtiene casi resultados. Encerrad vuestro intelecto en la celda de

    vuestro corazn y all gozaris de reposo, os abandonarn los pensamientos malos yexperimentaris la alegra espiritual que procuran la oracin interior y la atencin del

    corazn".San Hesiquio de Batos19dice: "Nuestro intelecto no puede evitar, por s mismo, los

    ensueos malos, y es necesario no esperar que lo logre jams. Cuidad, entonces, de notener una elevada idea de vosotros mismos, como hizo el antiguo Israel por temor de ser

    vosotros tambin librados a vuestro enemigo invisible. Cuando el Dios de toda criaturaliber a Israel del yugo de los Egipcios, los Israelitas fabricaron una imagen esculpida

    para que los ayudara. Ved en esta imagen esculpida vuestro dbil intelecto: cuando l

    invoca a Jesucristo contra los espritus malos, los arroja fcilmente, pero cuando en su

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    locura, confa en s mismo, slo puede caer en una falta repetida y grave.

    Deseo y sed de Dios

    Qu sucede a aqul que desea ardientemente orar, o que es atrado por la oracin yqu debe hacer?

    Cada uno tiene experiencia de ese deseo, en mayor o menor grado mientras avanzaen el camino de la vida cristiana, - si es que ha comenzado a buscar a Dios mediante unesfuerzo personal -, y hasta que alcanza finalmente el fin deseado, la comunin viviente conl. Esta experiencia se contina, por otra parte, cuando el fin ha sido alcanzado. Es unestado que recuerda el de un hombre sumergido en profundos pensamientos, encerrado ens mismo, concentrado en su alma, no prestando atencin a lo que lo rodea, a las gentes, alas cosas, a los acontecimientos. Sin embargo, cuando un hombre est sumergido en suspensamientos, es el intelecto el que acta, mientras que aqu es el corazn. Cuandosobreviene la sed de Dios, el alma est recogida en s misma y permanece ante la faz deDios; a veces, ella despliega, ante l, las esperanzas y los sufrimientos de su corazn, comoAna, la madre de Samuel; a veces, ella le rinde gloria, como la muy santa Virgen Mara; oincluso, permanece ante l en la admiracin, como lo hizo a menudo San Pablo. En eseestado, toda actividad personal, todo pensamiento y todo proyecto se detiene; la atencindeja de aplicarse a las cosas exteriores. El alma en s misma no quiere ya interesarse ennada. Esto puede suceder cuando se est en la iglesia o durante la oracin, durante unalectura o una meditacin, incluso durante alguna ocupacin exterior o mientras uno seencuentra acompaado. Pero en ningn caso depende de nuestra voluntad. Aqul que ha

    experimentado alguna vez esta sed no puede olvidarla y busca volverla a sentir; la busca,pero no lograr jams hacerla volver mediante sus propios esfuerzos; ella viene por smisma. Una sola cosa depende de nuestra libre voluntad: cuando ese estado de deseosobreviene, no permitis que cese, sino poned la mayor atencin en darle la posibilidad depermanecer en vosotros durante el mayor tiempo posible.

    Dos clases de oracin interior

    La oracin interior consiste en permanecer ante Dios con el intelecto en el corazn,sea que se viva simplemente en su presencia, sea que se expresen splicas, acciones degracia y alabanzas. Es necesario adquirir el hbito de mantenerse constantemente encomunin con Dios, sin ninguna imagen, ningn razonamiento, ningn movimientoperceptible en el pensamiento. Tal es la expresin autntica de la oracin La esencia de laoracin interior, o sea mantenerse ante Dios con el intelecto en el corazn, consisteprecisamente en esto.

    La oracin interior comporta dos estados. El primero es arduo, es el de aqul que seesfuerza en alcanzarlo por s mismo; en el otro, la oracin brota y acta por s misma; se esinvoluntariamente arrastrado a l, mientras que el primero debe ser objeto de un esfuerzoconstante. En verdad, por s mismo, ese esfuerzo est destinado al fracaso, pues nuestros

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    pensamientos estn siempre dispersos; sin embargo, testimonia nuestro deseo de alcanzar laoracin incesante, y es por ello que atrae sobre nosotros la misericordia del Seor; es por sucausa que Dios, de tiempo en tiempo, colma nuestro corazn de un impulso irresistible a

    travs del cual la oracin espiritual se revela a nosotros bajo su verdadera forma.

    La oracin que acta por s misma

    En ese caso, cuando el espritu de oracin se vuelca sobre un hombre, ste no puede,de ninguna manera, elegir qu forma de oracin le ser acordada; sas son las distintascorrientes de una sola y misma gracia. Sin embargo, esas oraciones "infusas" son, de hecho,de dos tipos. En el primero, se tiene la posibilidad de obedecer o desobedecer a ese espritu;se le puede ayudar o separarse de l. En la segunda, no se puede hacer absolutamente nada,se est sumergido en la oracin y se permanece bajo el imperio de una fuerza exterior queno deja libertad para actuar de otro modo. La ausencia total de libertad de eleccin noexiste, por consiguiente, ms que en esta ltima clase de oracin. En todas las otras,contina existiendo la posibilidad de hacer una eleccin.

    La oracin del Espritu

    "El Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rom. 8, 26).Estas palabras sern ms fciles de comprender si podemos relacionarlas con algo

    que hayamos experimentado. El Espritu se mueve en nosotros a travs de la oracin quesobreviene por s misma. Habitualmente, para orar, utilizamos un libro de oraciones onuestras propias palabras. La oracin puede estar acompaada de sentimientos y desuspiros, pero nos es imposible provocarlos deliberadamente. Fuera de esos sentimientos yde esos suspiros, sucede a veces que la inspiracin de orar sobreviene por s misma,forzndonos a orar y no dejndonos en paz en tanto que la oracin no se ha expresadoenteramente. Es esto lo que describe el apstol. Es raro que se pueda precisar claramente elcontenido de esta oracin, pero ella es, casi siempre, inspirada por un total abandono a lavoluntad divina y una entera confianza en la gua de Dios, ya que l sabe, mejor quenosotros, lo que conviene a nuestro interior y a nuestro exterior, desea nuestro bien ms quenosotros mismos, y est listo para procurarnos todo lo que es bueno y a disponerlo todopara nuestro bien durante todo el tiempo en que nosotros mismos no le opongamosresistencia Todas las oraciones compuestas por los Santos Padres que han llegado hastanosotros, son de este origen y han sido inspiradas por el Espritu; sa es la razn por la cualsiguen siendo eficaces, de una manera tan permanente.

    El acercamiento a la oracin contemplativa

    En la oracin puramente contemplativa, las palabras y los pensamientos

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    desaparecen, no por nuestra voluntad, sino por impulso previo. La oracin del intelecto setransforma en oracin del corazn, o mejor, en oracin del intelecto en el corazn; suaparicin coincide con la del calor en el corazn. A partir de ese momento, en el curso

    normal de la vida espiritual, no hay ninguna otra. Esta oracin, profundamente arraigada enel corazn, puede prescindir de palabras y de pensamientos; puede consistir nicamente enpermanecer en presencia de Dios, abrindole nuestro corazn en la adoracin y el amor. Esun estado en el cual se es irresistiblemente empujado a permanecer interiormente enpresencia de Dios; o bien es la visita del espritu de oracin. Pero todo esto no constituyetodava la verdadera oracin contemplativa, que es el estado de oracin ms elevado, y queslo aparece de tiempo en tiempo entre los elegidos por Dios.

    Oracin activa y oracin contemplativa

    La accin de la oracin en el corazn puede realizarse de dos maneras. A veces es elintelecto el que acta primero, unindose al Seor por un continuo recuerdo suyo en elcorazn; otras veces es la oracin que acta por s misma cuando, movida por el fuego de laalegra, atrae el intelecto hacia el corazn y lo mantiene all, ocupado en invocar al SeorJess, sostenindose ante l con respeto.

    La primera clase de oracin requiere un esfuerzo, la segunda acta por s misma. Enel primer caso, cuando la fiebre de las pasiones se ha calmado, la accin de la oracincomienza a manifestarse en el cumplimiento de los mandamientos y el calor del corazncomo consecuencia de la invocacin perseverante del Seor Jess.

    En el segundo caso, el Espritu atrae al intelecto hacia el corazn y lo establece en

    sus profundidades, impidiendo su vagabundaje habitual. En ese caso, no se est comoprisionero llevado de Jerusaln a Asiria, sino, por el contrario, como un repatriado quevuelve de Babilonia a Sin, diciendo con el profeta: "Eres alabado, oh Dios, en Sin. y secumplirn en Jerusaln los votos que te han hecho" (Salmo 64, 2).

    Adems de esos dos tipos de oracin, es posible encontrar, a veces el intelectoactivo, y otras el intelecto contemplativo. El intelecto activo destruye las pasiones conayuda de Dios. El intelecto contemplativo ve a Dios, en la medida en que esto es posiblepara el hombre.

    El peregrinaje interior del intelecto y el corazn

    Aqul que se ha arrepentido, se pone en camino hacia el Seor. Ese viaje es unperegrinaje cumplido en el intelecto y en el corazn. Es necesario poner los pensamientosen el intelecto de acuerdo con las disposiciones del corazn, de tal modo que el espritu delhombre est sin cesar con el Seor, como si estuviera ligado a l Aqul que est asunificado, y constantemente iluminado por la luz interior, recibe en s mismo los rayos de lailuminacin espiritual, como Moiss cuyo rostro fue glorificado sobre la montaa porqueestaba iluminado por Dios. David alude ste cuando dice: "La luz de tu rostro ha sidoimpresa sobre nosotros" (Salmo 4, 7). El medio de alcanzar este estado es orar con el

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    intelecto en el corazn. Slo cuando esto comienza a realizarse la visin del intelecto sehace clara, y el espritu, contemplando a Dios en la luz, recibe de l la facultad de ver y dearrojar todo lo que podra hacernos avergonzar delante suyo. Muchos buscan aproximarse a

    Dios a travs, simplemente, de palabras y actos exteriores. Pasan su vida con la esperanzade lograrlo, pero no lo alcanzarn jams, pues no siguen el buen camino. Es a ellos aquienes decimos: Venid a Dios con el intelecto en el corazn y seris iluminados; notendris ya que sufrir derrotas por parte del enemigo que, hasta ahora, a pesar de nuestracorreccin exterior, os ha dominado constantemente y puesto vergenza en vuestrospensamientos y en los sentimientos de vuestro corazn. El os dar poder sobre todos losotros movimientos del alma y os har capaces de confundir al enemigo cada vez que lintente confundiros.

    Orad como si lo hicierais por primera vez

    No consideris jams una obra espiritual firmemente establecida, y esto esparticularmente verdadero respecto a la oracin, orad siempre como si lo hicierais porprimera vez. Cuando hacemos algo por primera vez comenzamos con entusiasmo nuevo yvoluntad ardiente. Cuando comenzis a orar, si lo hacis siempre como si jams hubieraisorado como es debido, y ahora, por primera vez, desearais hacerlo; entonces orarissiempre con un ardor renovado y viviente. Y todo ir bien.

    Si no logris xito en la oracin, no esperis alcanzarlo en otra cosa. Pues la oracines la raz de todo.

    2. LA ORACIN DE JESS

    a) LA MEDITACIN SECRETA20

    La meditacin interior debe comenzar lo antes posible

    Recogeos en vuestro corazn y all practicad la meditacin secreta. Por ese medio,con la ayuda y la gracia de Dios, el espritu de celo conservar en vosotros su verdaderocarcter, ardiendo a veces menos, a veces ms. La meditacin secreta nos coloca sobre elcamino de la oracin interior, que es el camino ms directo hacia la salvacin. Podemosabandonar todo lo dems y consagrarnos nicamente a esta obra, y todo ir bien. Por el

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    contrario, si cumplimos todos nuestros deberes, pero desdeamos esta ocupacin jamslograremos fruto.

    Aqul que no entra en s mismo y menosprecia esta tarea espiritual no har ningn

    progreso. Es necesario reconocer, sin embargo, que esta tarea es extremadamente difcil, enparticular al comienzo. Sin embargo, ella da resultados abundantes y rpidos. Un Padreespiritual debera, entonces, iniciar a sus discpulos en la prctica de la oracin interior loantes posible, y afirmarlos en seguida sobre dicha prctica. Se puede, incluso, hacerloscomenzar con ella antes que con las observancias exteriores, o al mismo tiempo: de todosmodos, es esencial no desdear esta iniciacin, por temor a que luego sea demasiado tarde.En efecto, la semilla misma del crecimiento espiritual est escondida en esta oracininterior. Lo nico necesario es subrayar su importancia y explicar la manera de iniciarla. Siesta oracin est bien implantada en nosotros, todas las obras exteriores sern, ellastambin, cumplidas en buena gracia y con fruto; sin ella, toda la actividad exterior semeja auna cuerda podrida que se parte a cada instante. Notad bien que esta prctica debe

    desarrollarse progresivamente, lentamente, con una gran sobriedad, pues, si no se adoptaprogresivamente, se corre el riesgo de que pierda su carcter fundamental, y no sea ms, alcabo de algn tiempo, que una simple observancia exterior. Por consiguiente, aunqueexisten efectivamente personas que, a partir de una regla exterior arriban a la vida interior,el principio inalterable debe ser: volverse, en lo posible, hacia el interior y encender all elespritu de celo.

    Esto parece muy simple, pero si no sois bien informados sobre la oracin interior,podis encadenaros largo tiempo sin recoger nada. Esto sucede porque la actitud exteriores, por naturaleza, ms fcil y por lo tanto ms atrayente; la actividad interior, por elcontrario, es difcil y, por consiguiente, desalienta. Aqul que se liga a la primera,considerndola esencial, llegar a ser, l mismo, poco a poco, material; su celo se enfriar,

    su corazn se emocionar raramente, se alejar cada vez ms d la obra interior y creerque debe dejarla de lado hasta el momento en que est maduro para emprenderla. Cuandoms tarde mire hacia atrs, comprender que ha dejado escapar el momento favorable. Enlugar de esforzarse por adquirir gradualmente una vida interior ms slida, se habr hechoincapaz de dedicarse a ella. No es que debamos abandonar la obra exterior; por el contrario,ella es el sostn de la obra interior y ambas deben ser llevadas a la par. Es necesario, sinembargo, dar prioridad a la adoracin interior, pues debemos servir a Dios en espritu,adorarlo en espritu y en verdad. Las dos actividades dependen una de la otra; pero espreciso recordar su valor respectivo e impedir que la una excluya a la otra para que no seintroduzca una separacin en nuestra consagracin a Dios.

    Permaneced en el interior y adorad en el secreto

    Lo que los santos Padres consideran ms importante, lo que recomiendan en mayormedida a sus discpulos, es comprender bien el estado espiritual y el arte de mantenerse ens. No hay ms que una regla para aqul que quiere alcanzar ese estado:

    Permaneced en su interior y all adorad en el secreto del corazn, meditad sobre elpensamiento de Dios, recordad la muerte y considerad con contricin los pecadoscometidos. Tened conciencia de estas cosas y repasadlas en vosotros mismos. Preguntaos,

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    por ejemplo: "Dnde voy?". O bien, decos: "Soy un gusano y no un hombre". Lameditacin secreta consiste en rumiar tales palabras en el corazn, con atencin,esforzndonos por comprender el sentido.

    Se puede resumir en una corta frmula los medios de despertar y preservar en s, elespritu de celo: No bien despertis, entrad en vosotros mismos, permaneced encerrados envuestro corazn, considerad todas las actividades de la vida espiritual, consagraos a algunasque de entre ellas hayis elegido y manteneos en esto. O, ms brevemente an: Recogeos yorad secretamente en vuestro corazn.

    Evitar el embotamiento

    Cada da rumiad en vuestro espritu un pensamiento que os haya impresionadoprofundamente y que haya cado en vuestro conocimiento. Si no ejercitis vuestra aptitudpara pensar, vuestra alma se embotar.

    b) LA ORACIN INCESANTE

    Cmo adquirir la oracin incesante

    Algunos pensamientos espirituales se imprimen ms profundamente que otros en elcorazn. Cuando se ha terminado con las oraciones es necesario continuar rumiando esospensamientos y alimentarse de ellos. Es el camino para llegar a la oracin incesante.

    La oracin incesante sin palabras

    Elevar el corazn hacia Dios y decir con contricin: "Seor, ten piedad; Seor,

    otrgame tu bendicin! Seor, ven en mi ayuda!", esto se llama orar a Dios. Sin embargo,si un sentimiento hacia Dios ha nacido y vive en vuestro corazn, entonces poseis laoracin incesante, aunque vuestros labios no pronuncien palabras y vuestro cuerpo no esten actitud de oracin.

    Es necesario orar siempre y en todo lugar

    "Haced en todo tiempo, en el espritu, toda clase de oraciones y splicas". (E f. 6,

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    18)Hablando de la necesidad de la oracin, el apstol nos muestra cmo debemos orar

    si queremos ser escuchados: "Haced toda clase de oraciones y splicas"-, dice, en otros

    trminos: "Orad con ardor, con dolor en el corazn, con un ardiente deseo de amar aDios". Luego agrega: "Orad sin cesar", en todo tiempo. Por medio de esas palabras nosinvita a orar con perseverancia e infatigablemente. La oracin no debe ser una ocupacinlimitada a cierto tiempo sino un estado permanente del espritu. "Tened cuidado, dice SanJuan Crisstomo, de no limitar vuestra oracin a un momento particular de la jornada". Esnecesario orar en todo tiempo. El apstol recomienda: "Orad sin cesar" (1 Tes. 5, 17) y,finalmente, nos invita a orar "en el espritu"; en otros trminos, la oracin no debe sersolamente exterior, sino tambin interior, una actividad del intelecto en el corazn. Es enesto donde reside la esencia de la oracin, en elevar el intelecto y el corazn hacia Dios.

    Los santos Padres hacen, sin embargo, una distincin entre la oracin del intelectoen el corazn y la oracin suscitada por el Espritu. La primera es una actividad consciente

    del hombre en oracin, mientras que la segunda es dada al hombre; y aunque l no seaconsciente de ello, ella acta por s misma, independientemente de sus esfuerzos. Estesegundo tipo de oracin, suscitada por el Espritu, no es algo de lo que se puedarecomendar la prctica, pues no est en nuestras posibilidades realizarla. Podemos desearla,buscarla y recibirla con gratitud, pero no podemos alcanzarla cuando queremos. Sinembargo, en aqullos cuyo corazn est purificado, la oracin es, generalmente, movida porel Espritu. Tenemos, por consiguiente, razn para suponer que el apstol se refiere a laoracin del intelecto en el corazn cuando dice: "Orad en el espritu". Se puede agregar:Orad con el intelecto en el corazn, con el deseo de alcanzar la oracin movida por elEspritu. Una oracin semejante conserva al alma consciente ante el rostro de Diosomnipresente. Atrayendo hacia s el rayo divino y reflejando a partir de s ese mismo rayo,

    ella dispersa los enemigos. Se puede decir con certitud que ningn demonio puedeaproximarse al alma que ha llegado a un estado semejante. Es slo de esta manera quepodemos orar siempre y en todas partes.

    El secreto de la oracin incesante? El amor

    "Orad sin cesar" dice San Pablo a los Tesalnicos (5, 17). Y en otro lugarrecomienda: "Orad sin cesar, con toda aplicacin, en el Espritu" (Ef. 6, 18), "Perseveraden la oracin y velad" (Col. 4, 2), "Continuad vuestras instancias en la oracin" (Rom. 12,

    12). El Salvador tambin ensea la necesidad de la constancia y de la perseverancia en laoracin en la parbola de la viuda importuna que consigui ganar su causa ante el juezinicuo mediante la perseverancia en sus splicas (Le. 18, 1-18). Aparece pues, claramente,que la oracin incesante no es una prescripcin accesoria, sino la caracterstica esencial delespritu cristiano. Segn el apstol, la vida de un cristiano est "oculta con Cristo en Dios"(Col. 3, 3). El cristiano debe, por consiguiente, vivir continuamente en Dios, con atencin ysentimiento; hacer esto, es orar sin cesar. San Pablo nos ensea, tambin, que todo cristianoes "el templo de Dios", en el cual "permanece el Espritu de Dios" (1 Co. 3, 16; 6, 19; Rom.8, 9). Es ese Espritu, siempre presente, el que ora en l "con gemidos inefables" (Rom. 8,26), y el que le ensea cmo orar sin cesar.

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    La primera manifestacin de la gracia, cuando ella se emplea en la conversin de unpecador, es volver su intelecto y su corazn hacia Dios. Ms tarde, despus que el pecadorse ha arrepentido y consagrado su vida a Dios, la gracia, que no acta en l ms que

    exteriormente, desciende sobre l y permanece all por medio de los sacramentos; entonces,el hecho de tener el intelecto y el corazn vueltos hacia Dios, que constituye la esencia deLa oracin, llega a ser en l un estado permanente. Esto slo se hace por grados y, cornosucede con cualquier otro don, ese don debe ser conservado. Ello se logra mediante elesfuerzo en la oracin y, en particular, por una prctica paciente y atenta de las oraciones dela Iglesia. Orad sin cesar, ejercitaos en orar, y llegaris a la oracin continua, que actuarpor s misma en vuestro corazn sin que haga falta un esfuerzo especial.

    Es evidente que no basta, para observar el consejo del apstol, practicarsimplemente ciertas oraciones prescriptas a horas fijas; es necesario que se marchecontinuamente ante Dios, que se le consagren todas las actividades a aqul que ve todo yque est presente en todas partes, que se eleve un llamado cada vez ms ferviente hacia el

    cielo, con el intelecto en el corazn. La vida entera, en todas sus manifestaciones, debeestar impregnada por la oracin. Pero el secreto de esta vida es el amor del Seor. Corno lanovia que ama a su prometido est siempre con l por el recuerdo y por el pensamiento, as,el alma unida a Dios por el amor, permanece constantemente con l y le dirige ardientessplicas desde el fondo de su corazn. "Aqul que est unido al Seor forma un soloespritu con El" (1, Co. 6, 17).

    La prctica de los apstoles

    Recuerdo que San Basilio el Grande21haba resuelto de la manera siguiente lacuestin de saber cmo los apstoles podan orar sin cesar: en todo lo que ellos hacan,deca l, pensaban en Dios, y su vida le estaba totalmente dedicada. Ese estado espiritualera su oracin incesante.

    Una oracin implcita

    Lamentis que la Oracin de Jess no sea incesante en vosotros, que no la recitisconstantemente, pero la repeticin constante no es requerida. Lo que se requiere, es vivirconstantemente con Dios, tenerlo presente en vuestro corazn cuando hablis, leis, velis,y reflexionis sobre cualquier cosa. Como por otra parte, vosotros practicis la Oracin deJess de manera correcta, continuad como lo habis hecho hasta el presente y, cuandollegue el momento, la Oracin extender su dominio.

    Mantenerse ante Dios en adoracin

    Podemos a veces consagrar todo el tiempo previsto por nuestra regla de oracin a

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    recitar un salmo, a componer nuestra propia oracin a partir de cada versculo. O podemospasar este tiempo recitando la Oracin de Jess con postraciones. Incluso, podemos hacerun poco de cada una de estas cosas. Pero lo que Dios nos pide, es nuestro corazn (Prov.

    23, 26); y es suficiente que ste permanezca en su presencia en la adoracin. Mantenersesiempre ante Dios en adoracin, esto es la oracin continua; sa es su exacta descripcin.Y, a este respecto, la regla de la oracin no es ms que el aceite para la llama, o la maderaen el hogar.

    He colocado al Seor ante m

    Mediante la gracia de Dios se desarrolla, finalmente, una oracin solo del corazn,una oracin espiritual, suscitada all por el Espritu Santo. Aqul que ora est consciente deello, aunque no sea l el que hace la oracin, pues ella se desarrolla por s misma en l. Unaoracin semejante es el atributo de aqullos que son perfectos. Pero la oracin accesible atodos, y que es requerida de todos, es la oracin en la cual el pensamiento y lossentimientos estn siempre unidos a las palabras.

    Existe tambin otra clase de oracin que se denomina "permanecer ante Dios";consiste en que, aqul que ora enteramente concentrado en su corazn, contemplamentalmente a Dios, presente ante l y en l. Al mismo tiempo, experimenta sentimientosque corresponden a ese estado: temor de Dios y admiracin adorante ante su grandezainfinita, fe y esperanza, amor y abandono de la voluntad, contricin y disposicin a aceptartodos los sacrificios. Ese estado es acordado a aqul que se absorbe profundamente en laoracin ordinaria, de los labios, del intelecto y del corazn; aqul que ora as durante un

    tiempo bastante largo y de la manera conveniente, conocer ese estado cada vez con mayorfrecuencia, hasta que llegue a ser permanente; entonces se podr decir que l marcha enpresencia de Dios y, esto, constituye la oracin incesante. David estaba en ese estadocuando deca de s mismo: "He colocado al Seor ante m para siempre. Puesto que El esta mi derecha, no ser confundido" (Salmo, 15, 18).

    La oracin que se repite por s misma

    Sucede a menudo que una persona, mientras se dedica a sus obligaciones exteriores,no se ocupa de ninguna actividad interior, de modo que su vida permanece sin llama.Cmo podemos evitar esto?. En cualquier tarea que se deba cumplir, es necesario colocarun corazn lleno de temor de Dios, un corazn constantemente impregnado delpensamiento de Dios; y es por esta puerta que el alma entrar en la vida activa. Todosnuestros esfuerzos deben tender a conservar el pensamiento incesante de Dios, apermanecer continuamente conscientes de su presencia: "Buscad al Seor... Buscadcontinuamente su rostro" (Sal. 54, 4). La sobriedad y la oracin interior reposan sobre estabase.

    Dios est en todas partes: velad para que vuestros pensamientos estn igualmentesiempre con Dios. Cmo puede hacerse esto? Los pensamientos se empujan unos a otros

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    como moscardones en un enjambre, y las emociones siguen a los pensamientos. A fin deligar su pensamiento a un objeto nico, los Padres tomaban el hbito de repetirconstantemente una corta oracin: gracias a esa repeticin constante, ella terminaba por

    adherirse a la lengua y a repetirse merced a su propio movimiento. De esta manera, supensamiento se adhera a la oracin y, mediante la oracin, al recuerdo continuo de Dios.Una vez que este hbito se adquiere, la oracin nos mantiene en el recuerdo de Dios y elrecuerdo de Dios nos mantiene en la oracin; ambos se sostienen mutuamente. He aqupues, un camino para llegar a marchar ante Dios.

    La oracin interior comienza cuando establecemos nuestra atencin en el corazn ycuando es una oracin brotada del corazn la que ofrecemos a Dios. La actividad espiritualcomienza cuando permanecemos ante Dios en el recogimiento, guardando nuestra atenciny rechazando todo pensamiento que intente entrar en nosotros.

    Oh Dios mo, qu rigor!

    La regla monstica fundamental es permanecer constantemente con Dios en elintelecto y el corazn, es decir orar sin cesar. Para conservar calor y vida en nuestroesfuerzo por lograrlo, se han establecido oraciones definidas, o sea el ciclo de oficioscotidianos en la Iglesia y ciertas oraciones que se dicen en la celda. Sin embargo, loprincipal es tener, constantemente, un sentimiento de amor hacia Dios. Ese sentimiento nosda la fuerza necesaria para llevar una vida espiritual y conservar en nuestro corazn sucalor. Es ese sentimiento el que constituye nuestra regla. Durante el tiempo que permanece,l reemplaza todas las otras reglas. Si est ausente, no existen lecturas, por asiduas y

    numerosas que sean, que puedan suplirlo. Las oraciones son hechas para alimentar esesentimiento, y si no lo hacen no tienen razn de ser. No son ms que un trabajo estril,semejan a un vestido que no cubre ningn cuerpo, o a un cuerpo sin alma. Oh Dios mo,qu rigor! Pero no se pueden decir tales cosas distintas de lo que son.

    c) LA ORACIN DE JESS

    La simplicidad de la Oracin de Jess

    La prctica de la Oracin de Jess es simple. Permaneced ante el Seor con laatencin en el corazn y decidle: "Seor Jesucristo. Hijo de Dios, ten piedad de m!" Elaspecto esencial de esta oracin no se encuentra en las palabras, sino en la fe, la contricin,el abandono al Seor. Con tales sentimientos, se puede incluso permanecer ante el Seorsin ninguna palabra, y estar, sin embargo, en oracin.

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    Bajo la mirada de Dios

    Trabajad recitando la Oracin de Jess. Que Dios os bendiga. Sin embargo, alhbito de recitar esta oracin oralmente, agregad el recuerdo del Seor, acompaado detemor y piedad. Lo principal es marchar ante Dios, o bajo la mirada de Dios, conscientes deque Dios nos mira, que busca nuestra alma y nuestro corazn, que ve todo lo que pasa. Estaconciencia es la palanca ms poderosa que existe en el mecanismo de la vida espiritual.

    Un refugio para los indolentes

    La experiencia de la vida espiritual muestra que aqul que tiene celo por la oracinno necesita que se le ensee cmo llegar a la perfeccin en ese dominio. Proseguido conpaciencia, el esfuerzo en la oracin conducir por s mismo a la ms alta cumbre de laoracin.

    Pero, qu deben hacer las personas dbiles o indolentes, en particular aqullos que,antes de haber comprendido la verdadera naturaleza de la oracin, se han endurecido en larutina y enfriado por una lectura formalista de las oraciones obligatorias? La tcnica de laoracin de Jess puede ser para ellos un refugio y una fuente de fuerza. No es acaso, antetodo para ellos, que ha sido inventada esa tcnica, con el solo fin de incorporar la oracininterior en su corazn?

    Un remedio contra la somnolencia

    Est escrito en los libros que, cuando la Oracin de Jess adquiere fuerza y seestablece en el corazn, nos colma de energa y expulsa la somnolencia. Pero, una cosa esdecir que ella viene habitualmente a la lengua y, otra, que se ha establecido en el corazn!

    Penetrar profundamente en la Oracin de Jess

    Penetrad profundamente en la Oracin de Jess con toda la fuerza de que seiscapaces. Ella realizar la unidad en vosotros, os comunicar un sentimiento de fuerza en elSeor y tendr por resultado que permanezcis sin cesar con l, ya sea que estis solos ocon otros, que os dediquis a los cuidados de la casa, que leis u oris. Solamente, noatribuyis el poder de esta oracin a la repeticin de ciertas palabras, sino al hecho de queconservis el intelecto y el corazn vueltos hacia el Seor, repitiendo esas palabras. Dichode otro modo, a la actividad que acompaa esa repeticin.

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    Una luz para nuestros pasos

    Aprended a practicar la oracin del intelecto en el corazn, pues la Oracin de Jesses una lmpara sobre nuestros pasos y una estrella que nos gua en nuestra ruta hacia elcielo, as como lo ensean los Santos Padres enLa Folicala. La Oracin de Jess,brillando sin cesar en el intelecto y en el corazn, es una espada contra las debilidades de lacarne, contra los malos deseos de la gula y la lujuria. Despus de las primeras palabras:"Seor Jesucristo, Hijo de Dios", podis continuar as: "Mediante la intercesin de tuMadre, ten piedad de m, pecador!.

    La oracin exterior, por s sola, es insuficiente. Dios mira el intelecto, y esos monjesque no unen la oracin interior a la oracin exterior no son monjes, sino que semejanmadera seca, buena para el fuego. El monje que no conoce, el monje que ha olvidado laprctica de la Oracin de Jess, no lleva sobre s el sello de Cristo. Los libros no puedenensearnos la oracin interior, slo pueden hacernos conocer mtodos exteriores paraayudarnos a practicarla. Es necesario permanecer fiel con perseverancia.

    Por las maanas, al trabajo con el intelecto y el corazn en Dios

    Habis ya ledo algo respecto de la Oracin de Jess, no es as? Y sabis por laexperiencia de la prctica lo que ella es. Es nicamente por esta oracin que el buen orden

    del alma puede ser mantenido con firmeza. Es nicamente gracias a esta oracin quepodemos conservar sin turbacin nuestra paz interior, incluso cuando somos distrados porlas preocupaciones exteriores. Es nicamente mediante esta oracin que es posible cumplirel mandato de los Padres: "Las manos al trabajo, el intelecto y el corazn con Dios".Cuando esta oracin es incorporada en nuestro corazn, no se interrumpe ms y correapaciblemente, con un movimiento siempre igual.

    El sendero que lleva a la realizacin de un orden interior riguroso es muy rudo, peroes posible preservar esta disposicin de espritu (o una semejante) durante las tareasdiversas e inevitables que tenis que cumplir y, lo que lo hace posible, es la Oracin deJess, cuando ella est injertada en el corazn. Cmo se injerta en el corazn? Todo lo quese puede responder, es que eso se hace. Todo el que realiza esfuerzos en ese sentido llega aser cada vez ms consciente de ello, pero sin saber cmo tal cosa ha podido producirse.Para adquirir ese orden interior, nos es necesario marchar siempre en la presencia de Dios,repitiendo la Oracin de Jess tan frecuentemente como sea posible. Siempre que tengamosun momento libre, volvamos a comenzar y, poco a poco, la oracin se injertar en nosotros.

    La lectura es uno de los mejores medios para dar vida a la oracin, pero es mejorleer principalmente lo que se relaciona con la oracin.

    Sobre la Oracin de Jess y el calor que la acompaa

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    Orar consiste en mantenerse espiritualmente ante Dios en nuestro corazn, en laadoracin, la accin de gracias, la splica y la contricin. Todo esto debe ser espiritual. Laraz de toda oracin es el temor de Dios; es de ella que nace la fe en Dios, la sumisin a su

    voluntad, la esperanza y la ligazn con l en un sentimiento de amor, en el olvido de todaslas cosas creadas.

    Cuando la oracin es poderosa, todos esos sentimientos coexisten en el corazn conla misma intensidad. Cmo puede ayudarnos en esto la Oracin de Jess? Por el calor quese desarrolla en el corazn y a su alrededor.

    El hbito de orar no se adquiere de inmediato; requiere una larga prctica y muchosesfuerzos.

    La Oracin de Jess, y el calor que la acompaa, son la mejor ayuda que se puedatener para formar en s mismo el hbito de la oracin. Notad, sin embargo, que solo se tratade medios, no de cosa en s misma.

    Es posible que, careciendo de la oracin real, se tenga a la vez la Oracin de Jess y

    la sensacin de calor. Esto sucede, por extrao que parezca.Cuando oramos, debemos permanecer en nuestro intelecto ante el Seor y pensar

    slo en l. Sin embargo, los pensamientos diversos van y vienen en el intelecto y le llevanlejos de Dios. Para ensear al intelecto a fijarse sobre un solo objeto, los santos Padreshacan uso de cortas oraciones, habitundose a recitarlas sin cesar. Esta repeticin incesantede una oracin breve mantiene al intelecto en el pensamiento de Dios y dispersa todos losotros pensamientos. Ellos utilizaban diferentes frmulas, pero es la Oracin de Jess la quese ha impuesto, particularmente entre nosotros, y la que se emplea ms generalmente:"Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de m pecador".

    He aqu, pues, lo que es la Oracin de Jess. Es una de esas numerosas oracionesbreves; es vocal, como todas las otras oraciones de ese tipo. Su fin es mantener el intelecto

    en el simple pensamiento de Dios.Todos aqullos que adquirieron el hbito de esta oracin y lo utilizan correctamente,

    mantienen efectivamente el recuerdo incesante de Dios.Puesto que el recuerdo de Dios en un corazn sinceramente creyente est

    naturalmente acompaado por un sentimiento de piedad, de esperanza, de accin degracias, de abandono a la voluntad de Dios, y por otros sentimientos espirituales, la Oracinde Jess, que produce y salvaguarda ese recuerdo de Dios, es llamada oracin espiritual.Ella slo puede llevar legtimamente ese nombre cuando est acompaada por talessentimientos. Si no, slo es una oracin vocal, como cualquier otra invocacin del mismotipo.

    He aqu, pues, lo que se debe pensar de la Oracin de Jess. Veamos ahora lo que

    significa el calor que acompaa la prctica de esta oracin.Si se desea que el uso de una oracin breve favorezca la concentracin del intelecto,

    es necesario velar sobre la atencin y hacerla descender en el corazn; pues, durante todo eltiempo que el intelecto permanezca en la cabeza, donde los pensamientos van y vienen, leser imposible consagrarse sobre un objeto nico. Pero, cuando la atencin desciende en elcorazn, atrae all a todas las potencias del alma y del cuerpo, en un solo hogar. Estaconcentracin de toda la vida del hombre en un solo lugar, tiene como consecuenciainmediata el despertar, en el corazn, de una sensacin especial, que es el comienzo delcalor que llegar. Esta sensacin, ligera al principio, se hace poco a poco ms fuerte, msfirme, ms profunda. En primer lugar no es ms que una tibieza, pero desarrolla poco apoco una sensacin de calor que concentra sobre s toda la atencin.

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    As pues, mientras que en el curso de las etapas iniciales la atencin ser mantenidaen el corazn por un esfuerzo de voluntad, a la larga esta atencin, por su propio vigor, danacimiento al calor del corazn. Este calor retiene la atencin sin que haya necesidad de

    esforzarse. Ambos se acompaan y se fortifican mutuamente; deben permanecerinseparables, porque la dispersin de la atencin pronto hace enfriar ese calor, y eseenfriamiento del corazn debilita la atencin.

    Una regla de vida espiritual se establece, pues, a partir de all: "si mantenis vuestrocorazn viviente ante Dios, os acordaris constantemente de l". Estas palabras pertenecena San Juan Clmaco.

    Una cuestin se plantea ahora: es este calor espiritual? No, no es espiritual. Es uncalor fsico comn. Pero, puesto que mantiene la atencin del intelecto en el corazn y, porese hecho, ayuda al desarrollo de los movimientos espirituales que hemos descrito msarriba, se le llama espiritual, - a condicin, sin embargo de que no se transforme en unplacer sensual, incluso ligero, sino que mantenga al alma y al cuerpo en paz -.

    Concluyamos, por consiguiente, que cuando el calor que acompaa a la Oracin deJess no incluye sentimientos espirituales, no debe llamarse espiritual, ya que se tratasolamente del calor de la sangre. Nada malo hay, sin embargo, en esta sensacin desde elmomento que no se acompaa de placer sensual, ni siquiera ligero, pues en ese caso, serapeligroso y se hara necesario suprimirlo.

    Las cosas comienzan a andar mal cuando la sensacin de calor desciende a laspartes del cuerpo colocadas por debajo del corazn, y van peor an cuando, gozando de esecalor, imaginamos que es todo lo que importa, sin preocuparnos de sentimientosespirituales ni tampoco del recuerdo de Dios; y no tenemos otra preocupacin que sentir esecalor.

    Este error se encuentra a veces, aunque no en todos ni siempre. Debe ser discernido

    y corregido, de lo contrario, el calor fsico permanecer solo, y se correr el riesgo deconfundirlo con una impresin espiritual comunicada por la gracia de Dios. El calor no esespiritual ms que cuando est acompaado del impulso espiritual de la oracin. Todosaqullos que lo llaman espiritual cuando no contiene ese movimiento ntimo estn en unerror, y aqullos que creen deberlo a la gracia, se equivocan en mayor medida.

    El calor que viene de la gracia, y est impregnado de ella, es de una naturalezaespecial, y es e