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8/18/2019 El Artista y Su Época_Mariátegui
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EL ARTISTA Y LA EPOCA1
Jose Carlos Mariátegui
I
EL artista contemporáneo se queja, frecuentemente, de que esta
sociedad o esta civilización, no le hace justicia. Su queja no es arbitraria.
La conquista del bienestar y de la fama resulta en verdad muy dura en
estos tiempos. La burguesa quiere del artista un arte que corteje y
adule su gusto mediocre. !uiere, en todo caso, un arte consagrado por
sus peritos y tasadores. La obra de arte no tiene, en el mercado
burgu"s, un valor intrnseco sino un valor #duciario. Los artistas más
puros no son casi nunca los mejor cotizados. El "$ito de un pintor
depende, más o menos, de las mismas condiciones que el "$ito de un
negocio. Su pintura necesita uno o varios empresarios que la
administren diestra y sagazmente. El renombre se fabrica a base de
publicidad. %iene un precio inasequible para el peculio del artista pobre.
& veces el artista no demanda siquiera que se le permita hacer fortuna.
'odestamente se contenta de que se le permita hacer su obra. (o
ambiciona sino realizar su personalidad. )ero tambi"n esta lcita
ambición se siente contrariada. El artista debe sacri#car su
personalidad, su temperamento, su estilo, si no quiere, heroicamente,
morirse de hambre*
+e este trato injusto se venga el artista detractando
gen"ricamente a la burguesa. En oposición a su escualidez, o por una
limitación de su fantasa, el artista se representa al burgu"s
invariablemente gordo, sensual, porcino. En la grasa real o imaginaria de
este ser, el artista busca los rabiosos aguijones de sus sátiras y sus
ironas.
Entre los descontentos del orden capitalista, el pintor, el escultor,
el literato, no son los más activos y ostensibles* pero s, ntimamente, losmás ac"rrimos y enconados. El obrero siente e$plotado su trabajo. El
artista siente oprimido su genio, coaptada su creación, sofocado su
derecho a la gloria y a la felicidad. La injusticia que sufre le parece
triple, cuádruple, m-ltiple. Su protesta es proporcionada a su vanidad
generalmente desmesurada, a su orgullo casi siempre e$orbitante.
https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#1ahttps://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#1a
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II
)ero, en muchos casos, esta protesta es, en sus conclusiones, o en
su consecuencia, una protesta reaccionaria. +isgustado del orden
burgu"s, el artista se declara, en tales casos, esc"ptico o descon#ado
respecto al esfuerzo proletario por crear un orden nuevo. )re#ere
adoptar la opinión romántica de los que repudian el presente en el
nombre de su nostalgia del pasado. +escali#ca a la burguesa para
reivindicar a la aristocracia. eniega de los mitos de la democracia para
aceptar los mitos de la feudalidad. )iensa que el artista de la Edad
'edia, del enacimiento, etc., encontraba en la clase dominante de
entonces una clase más inteligente, más comprensiva, más generosa.
/onfronta el tipo del )apa, del cardenal o del prncipe con el tipo
del nuevo rico. +e esta comparación, el nuevo rico sale,naturalmente, muy mal parado. El artista arriba, as, a la conclusión de
que los tiempos de la aristocracia y de la 0glesia eran mejores que estos
tiempos de la +emocracia y la 1urguesa.
III
2Los artistas de la sociedad feudal eran, realmente, más libres y
más felices que los artistas de la sociedad capitalista3 evisemos las ra4
zones de los autores de esta tesis.
)rimera. La elite5 de la sociedad aristocrática tena más
educación artstica y más aptitud est"tica que la elite de la sociedad
burguesa. Su función, sus hábitos, sus gustos, la acercaban mucho más
al arte. Los )apas y los prncipes se complacan en rodearse de pintores,
escultores y literatos. En su tertulia se escuchaban elegantes discursos
sobre el arte y las letras. La creación artstica constitua uno de los
fundamentales #nes humanos, en la teora y en la práctica de la "poca.
&nte un cuadro de afael, un se6or del enacimiento no se comportabacomo un burgu"s de nuestros das, ante una estatua de &rchipen7o o un
cuadro de 8ranz 'arc. La elite aristocrática se compona de #nos
gustadores y amadores del arte y las letras. La elite burguesa se
compone de banqueros, de industriales, de t"cnicos. La actividad
práctica e$cluye de la vida de esta gente toda actividad est"tica.
https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#2ahttps://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#2a
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Segunda. La crtica no era, en ese tiempo, como en el nuestro, una
profesión o un o#cio. La ejerca digna y eruditamente la propia clase
dominante. El se6or feudal que contrataba al %iziano saba muy bien, por
s mismo, lo que vala el %iziano. Entre el arte y sus compradores o
mecenas no haba intermediarios, no haba corredores.
%ercera. (o e$ista, sobre todo, la prensa. El plinto de la fama de
un artista era, e$clusivamente, grande o modesto, su propia obra. (o se
asentaba, como ahora, sobre un bloque de papel impreso. Las rotativas
no fallaban sobre el m"rito de un cuadro9 de una estatua o de un poema.
IV
La prensa es particularmente acusada. La mayora de los artistas
se siente contrastada y oprimida por su poder. :n romántico, %eó#lo
;authier, escriba hace muchos a6os* uencia. ? la usa
arbitrariamente. /onsagra todos los "$itos mundanos. 0nciensa todas las
reputaciones o#ciales. %iene siempre muy en cuenta el gusto de su alta
clientela.
)ero la prensa no es sino uno de los instrumentos de la industria
de la celebridad. La prensa no es responsable sino de ejecutar lo que los
grandes intereses de esta industria decretan. Los managers@ del arte y
de la literatura tienen en sus manos todos los resortes de la fama. En
una "poca en que la celebridad es una cuestión deréclame, unacuestión de propaganda, no se puede pretender, además, que sea
equitativa e imparcialmente concedida.
La publicidad, el réclame, en general, son en nuestro tiempo
omnipotentes. La fortuna de un artista depende, por consiguiente,
muchas veces, sólo de un buen empresario. Los comerciantes en libros y
los comerciantes en cuadros y estatuas deciden el destino de la mayora
https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#3ahttps://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#3a
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de los artistas. Se lanza a un artista más o menos por los mismos
medios que un producto o un negocio cualquiera. ? este sistema que, de
un lado, otorga renombre y bienestar a un 1eltrán 'asses, de otro lado
condena a la miseria y al suicidio a un 'odigliani. El barrio de
'ontmartre y el barrio de 'ontparnasse conocen en )ars muchas de
estas historias.
V
La civilización capitalista ha sido de#nida como la civilización de la
)otencia. Es natural por tanto que no est" organizada, espiritual y
materialmente, para la actividad est"tica sino para la actividad práctica.
Los hombres representativos de esta civilización son sus Augo Stinnes y
sus )ierpont 'organ.
'as estas cosas de la realidad presente no deben ser constatadaspor el artista moderno con romántica nostalgia de la realidad pret"rita.
La posición justa, en este tema, es la de Bscar Cilde quien, en su
ensayo sobre El alma humana bao el socialismo, en la liberación del
trabajo vea la liberación del arte. La imagen de una aristocracia próvida
y magn#ca con los artistas constituye un miraje, una ilusión. (o es
cierto absolutamente que la sociedad aristocrática fuese una sociedad
de dulces mecenas. 1asta recordar la vida atormentada de tantas nobles
#guras del arte de ese tiempo. %ampoco es verdad que el m"rito de los
grandes artistas fuese entonces reconocido y recompensado mucho
mejor que ahora. %ambi"n entonces prosperaron e$orbitantementeartistas ramplones. DEjemplo* el mediocrsimo /avalier d&rpino gozó de
honores y favores que su tiempo rehusó o escatimó a /aravaggioF. El
arte depende hoy del dinero9 pero ayer dependió de una casta. El artista
de hoy es un cortesano de la burguesa9 pero el de ayer fue un cortesano
de la aristocracia. ?, en todo caso, una servidumbre vale lo qu" la otra.
!OTAS"
1 Publicado en Mundial: Lima, 14 de Octubre de 1925.
2 lite es !ara unos escritores "aristocracia#$ !ara otros, "clase
dirigente#. %obre su signi&caci'n social ( es!iritual, )*ase el !enetrante
https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#1https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#2https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#1https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#2
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ensa(o de Jos* Carlos Mariátegui titulado l !roblema de las, *lites: en
l +lma Matinal ( Otras staciones del ombre de o(.
- em!resarios.
https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#3https://www.marxists.org/espanol/mariateg/oc/el_artista_y_la_epoca/paginas/el%20artista%20y%20la%20epoca.htm#3