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EL ATAÚD de Pablo Soler Jover Prólogo Por primera vez en mi vida escribo un prólogo, será porque odio dar explicaciones o rendir cuentas sobre mis actos, pero El Ataúd merece algunas consideraciones. Leí Los Siete Locos y Los Lanzallamas cuando tenía 14 años, y los releo ahora que tengo 58. En la primera lectura quedé fascinado, en la segunda eché una mirada madura y objetiva, sin que ello signifique que haya perdido mi admiración por Roberto Arlt. En síntesis, tomé la decisión de escribir una pieza teatral sobre el gran escritor argentino, desechando el punto de vista historicista. Sin embargo, mi avidez por bucear la vida de Arlt, me llevó a leer distintas biografías y cartas personales, para luego volcarme a la tarea de conformar la obra. El entusiasmo me permitió escribir de una sentada un tercio del texto, pero después debí abandonarlo por algunos días, porque en mi mente no florecía ningún argumento para proseguir. Estuve a punto de abandonar el trabajo, descubriendo finalmente que existían muy pocos datos sobre la vida personal del novelista, nada que pudiera teatralizarse. Navegué en círculos hallando siempre lo mismo, la brillantez del creador volcada en sus libros, y un ser humano demasiado simple y hermético, un tipo sin anécdotas destacadas, ni rasgos de excentricidad

EL ATAÚD

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Pablo Soler Jover

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EL ATADde Pablo Soler Jover

Prlogo

Por primera vez en mi vida escribo un prlogo, ser porque odio dar explicaciones o rendir cuentas sobre mis actos, pero El Atad merece algunas consideraciones. Le Los Siete Locos y Los Lanzallamas cuando tena 14 aos, y los releo ahora que tengo 58. En la primera lectura qued fascinado, en la segunda ech una mirada madura y objetiva, sin que ello signifique que haya perdido mi admiracin por Roberto Arlt. En sntesis, tom la decisin de escribir una pieza teatral sobre el gran escritor argentino, desechando el punto de vista historicista. Sin embargo, mi avidez por bucear la vida de Arlt, me llev a leer distintas biografas y cartas personales, para luego volcarme a la tarea de conformar la obra. El entusiasmo me permiti escribir de una sentada un tercio del texto, pero despus deb abandonarlo por algunos das, porque en mi mente no floreca ningn argumento para proseguir. Estuve a punto de abandonar el trabajo, descubriendo finalmente que existan muy pocos datos sobre la vida personal del novelista, nada que pudiera teatralizarse. Navegu en crculos hallando siempre lo mismo, la brillantez del creador volcada en sus libros, y un ser humano demasiado simple y hermtico, un tipo sin ancdotas destacadas, ni rasgos de excentricidad que lo exhibieran como un personaje descollante, como a un Len Tolstoi por ejemplo. Quizs la falta de referencias sobre esa personalidad escurridiza, concordaban con una vida breve, teniendo en cuenta que Arlt vivi apenas 42 aos.Creo que el mundo oculto de este monstruo de las letras, es un doloroso secreto atesorado por la eternidad de la muerte, sin que ello me impida sospechar, que la gran historia del novelista transcurre en los aos difciles de su infancia y adolescencia, durante el perodo en que luchaba por despojarse infructuosamente de sus recuerdos, a la vez que construa un nuevo yo, reinventndose permanentemente, ocultando ante la mirada ajena sus debilidades y frustraciones. Como deca, Jean Paul Sartre:La vida de todo hombre siempre termina en fracaso, una definicin a la medida de las aspiraciones de Arlt, quien resisti los castigos de un padre desptico, para luego estigmatizarlo en las pginas de Los Lanzallamas. Robertito, el nio que soaba con ser un inventor, un alquimista, pero que a su vez trabajaba como un adulto para ayudar a su familia, del pequeo que no logr completar la escuela primaria porque aborreca cualquier mtodo de sumisin, porque desde temprano emergi en l su desprecio por lo lgico y su preferencia por lo ilgico. Desde nio entendi que la verdad tal cual la aceptan los dems, es letalmente aburrida, entonces se convierte en comandante de sus propios juegos, disfrutando del mejor de todos sus juguetes la mentira! El pasaporte ideal que le permitir conocer nuevos mundos o de crearlos si fuera necesario. La mentira que nutre el alma de los genios, la mentira como herramienta mgica para hacer y deshacer, la mentira impune para robar y matar sin ser descubierto, para resucitar y castigar al margen de las leyes divinas o jurdicas. Arlt es anrquico como escritor, pero contradictoriamente, se disciplina ante el sistema capitalista como hombre, anhela salvarse econmicamente con el fallido invento de las medias indestructibles, quiere ser millonario de la noche a la maana Para qu?! Pareciera que no se ha dado cuenta que su fortuna est en la habilidad artstica con la que ha nacido y no morir jams.Sin lugar a dudas, todos los secretos de Arlt hay que decodificarlos de las pginas de sus libros, por lo que podra afirmar, salvando algunas distancias, que l es Erdosain, El Astrlogo y El Rufin Melanclico, una mezcla de oportunista, embaucador y fracasado, un ser que pendula sin matices entre sueos y pesadillas, entre la euforia y la depresin.Ms all de la exactitud colocada en cada palabra, y la originalidad volcada a lo largo de sus escritos, no encuentro sesgos humorsticos por ninguna parte. El humor es un factor ausente en su produccin literaria. La irona suple al humor propiamente dicho, estableciendo una muralla anmica difcil de trasponer, librada a la interpretacin de los lectores quienes podrn cagarse de risa, o apenas esbozar una anmica sonrisa. Esta carencia de humor podra ser determinante para analizar la amurallada personalidad de Arlt, a quien lo caracterizo como un autor gris y ultra pesimista, ni siquiera comparable al grisceo perfil de Franz Kafka, quien a pesar de coincidir con esa tonalidad, supo manejar desde el absurdo y lo sarcstico, una suerte de humor que sin hacer enormes estragos, produce un notable dao. Si Arlt no re a carcajadas, es por que su vida privada y su profesin de literato no le han dado motivo para hacerlo. Existen hombres inteligentes que ren selectivamente, y otros muy imbciles que no paran de rer nunca.El Atad ms all de pretender ser una pieza teatral, es esencialmente una modesta crtica literaria de Los siete locos y Los Lanzallamas, donde el anlisis ms duro emana de sus propios personajes, los que a partir del encuentro onrico entre ellos y Roberto Arlt, se produce un cruce mgico de facturas y un pacto que jams ser cumplido.En El Atad, los siete locos actan de conjunto, lo que ha sido un inconveniente a resolver, dado que tuve que poner al servicio de cada uno de ellos: dilogos, contrapuntos y coros, que contradicen las novelas de Arlt, donde estos personajes son mostrados por el autor en forma individual, dosificada, dotada en este sentido, de una mezquindad que dinamiza la negacin por lo paradjico, subrayando la apasionada obsesin por un universo contenido por el conjunto, pero sin interrelacin alguna, como si la torre de Babel hubiera sido el modelo de construccin. Todos los personajes de Los Siete Locos, como los de Los Lanzallamas, tienen las mismas voces, el mismo nivel intelectual, lo que no marca diferencias, pero esta observacin debe ser cuidadosa, orientada a suponer que en cada uno de esos locos hay un pedazo de Arlt, por lo que deduzco, que al igual que Dios, l ha creado a sus personajes a su imagen y semejanza, un derecho inobjetable a un escritor, teniendo en cuenta que en su gran mayora escriben sobre si mismos.En ningn momento recurr a la literalidad de las frases de Arlt, para que nadie pueda objetar la originalidad invertida en esta obra de teatro. El aporte humorstico asignado a la pieza se contrapone al espritu y letra del autor de Los siete locos, pero esta decisin de mi parte responde a mi franca oposicin a la lnea estrictamente dramtica, un factor que no admito en la vida ni en la dramaturgia, porque acciono impulsado por la rebelda y la burla, por la provocacin conspirativa en contra de los valores de cualquier tipo de moral. Toda existencia est inexorablemente contenida dentro de un envase deforme, siendo el gnero teatral que mejor lo refleja, el de la comedia dramtica, porque la vida no es lineal, es un tutifruti de estados anmicos. El drama y la tragedia son eslabones sueltos, fracciones que no alcanzan a completar la cadena, que no satisfacen la globalidad de la actitud humana.En cuanto a lo argumental, El Atad, podra haber contenido mayor riqueza, pero la falta de datos la condenaron a la bronca por no saber ms. Tal vez, algn da, un dramaturgo con mejores dotes creativas, se atreva a cumplir con lo pactado entre el literato y sus siete locos, escribiendo de manera reveladora Los Insumisos, o como quiera llamarse esa bsqueda de los secretos tan bien guardados, o ese despeje de tantas incgnitas que ya no pertenecen a Arlt, ni a ninguno de nosotros.Las letras argentinas estn representadas por muchos famosos sin mrito, son muy pocos los que renen el privilegio de ser los mejores, a mi criterio, y en este orden, ellos son: Domingo Faustino Sarmiento, Jos Ingenieros, Roberto Arlt y Julio Cortazar, pero Arlt fue el nico que ha elevado la marginalidad al sitial ms alto de nuestra literatura, su prepotencia creativa y su genialidad de porteo con esquina, han puesto en la opacidad sus defectos gramaticales y un sinnmero de pelotudeces que se le adjudican desde la vereda de la envidia y la mediocridad.Ha sido un enorme placer para m, intentar con todas las limitaciones que puedan encontrarse en esta humilde pieza teatral, involucrarme por un instante en la vida y obra del irremplazable y maravilloso Roberto Arlt.

Pablo Soler Jover