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El aura Ficha técnica TITULO ORIGINAL: El aura AÑO: 2005 DURACIÓN: 138 min. PAÍS: Argentina DIRECTOR: Fabián Bielinsky GUIÓN:Fabián Bielinsky FOTOGRAFÍA: Checo Vares PRODUCTORA: Coproducción Argentina-España; Patagonik Film Group / Tornasol Films Ficha artística Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Alejandro Awada, Pablo Cedrón, Walter Reyno, Jorge D´Elía, Nahuel Pérez Biscayart BIBLIOTECA PÚBLICA VIRGILIO BARCO CICLO: Policiaco Latino EL AURA Director: Fabian Bielinsky Jueves 26 de febrero de 2009 BIBLORED RED CAPITAL DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS CORPORACION CULTURAL EL BARCO Reciba por correo electrónico toda la información acerca de nuestra programación mensual a través de: www.elbarcocineclub.tk Teléfono: 347 84 18 Informes: 315 8890 Ext. 310 (Biblioteca Pública Virgilio Barco) www.biblored.org.co [email protected] PROXIMA FUNCIÓN: Temporada de Patos CEREMONIA DE PREMIACIÓN 3ER FESTIVAL DE CORTOMETRAJES DEL TALLER DE PRODUCCION AUDIOVISUAL CORPORACIÓN CULTURAL EL BARCO Fabián Bielinsky (Buenos Aires, 3 de febrero de 1959 São Paulo, 28 de junio de 2006)

El aura

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TITULO ORIGINAL: El aura AÑO: 2005 DURACIÓN: 138 min. PAÍS: Argentina DIRECTOR: Fabián Bielinsky GUIÓN:Fabián Bielinsky FOTOGRAFÍA: Checo Vares PRODUCTORA: Coproducción Argentina-España; Patagonik Film Group / Tornasol Films CICLO: Policiaco Latino EL AURA Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Alejandro Awada, Pablo Cedrón, Walter Reyno, Jorge D´Elía, Nahuel Pérez Biscayart PROXIMA FUNCIÓN: Jueves 26 de febrero de 2009 Fabián Bielinsky (Buenos Aires, 3 de febrero de Ficha técnica

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El aura Ficha técnica

TITULO ORIGINAL: El aura AÑO: 2005 DURACIÓN: 138 min.

PAÍS: Argentina DIRECTOR: Fabián Bielinsky GUIÓN:Fabián Bielinsky FOTOGRAFÍA: Checo Vares

PRODUCTORA: Coproducción Argentina-España; Patagonik Film Group / Tornasol Films Ficha artística

Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Alejandro Awada,

Pablo Cedrón, Walter Reyno, Jorge D´Elía,

Nahuel Pérez Biscayart

BIBLIOTECA PÚBLICA VIRGILIO BARCO

CICLO: Policiaco Latino

EL AURA

Director:

Fabian Bielinsky

Jueves 26 de febrero de 2009

BIBLORED RED CAPITAL DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS

CORPORACION CULTURAL

EL BARCO

Reciba por correo electrónico toda la

información acerca de nuestra programación mensual a través de:

www.elbarcocineclub.tk Teléfono: 347 84 18

Informes: 315 8890 Ext. 310

(Biblioteca Pública Virgilio Barco)

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[email protected]

PROXIMA FUNCIÓN:

Temporada de Patos

CEREMONIA DE PREMIACIÓN 3ER FESTIVAL DE CORTOMETRAJES DEL TALLER DE PRODUCCION AUDIOVISUAL CORPORACIÓN CULTURAL EL BARCO

Fabián Bielinsky (Buenos Aires, 3 de febrero de 1959 – São Paulo, 28 de junio de 2006)

incluían una comedia y un thriller más convencio-nal, trataban sobre un hombre honesto saltando la línea y decidiendo pasar al otro lado. El robo es una obsesión, pero lo interesante es el traspaso, el salto... –El delito en Nueve reinas y El aura incluye los pasos de la creación artística: talento, inspira-ción... –Ni talento, ni inspiración: nada de eso es verdad. Hay un universo que se abre aquí e implica otra cosa llena de violencia, muerte, desesperación y miedo. Y todo eso no tiene nada que ver con la glamourización del delito. Si Nueve reinas glamou-rizó, El aura demuele absolutamente esa idea. Este es un paso posterior, porque cada vez estoy más hinchado de esa variante cinematográfica en la que lo violento es una coreografía estética amena y agradable. –¿Está pensando en Quentin Tarantino? –Estoy pensando que la violencia no es glamoro-sa, nunca lo fue. Y los más grandes directores la trabajaban como irrupción dolorosa y oscura. No como una bella coreografía en la que en vez de haber zapatillas de baile hay espadas que cortan cabezas. Una pistola en la mano pesa y no hacen falta mil disparos para entender lo violento. Con uno solo alcanza, y es brutal. ¿De qué habla cuan-do piensa en pegar el salto? Para una jerga juvenil, ese movimiento recibe el nombre de: limar la fi-cha, consigna muy extendida entre mochileros o desertores (de escuelas, familias, universidades). Tal vez consista en ese minuto en que un hombre hace la cola en el banco para pagar un vulgar im-puesto o servicio y piensa que no es tan lejana la posibilidad de diseñar un crimen perfecto con todas las variables del éxito incluidas y llevarlo a cabo. O quizás es ese minuto en que alguien se va de su casa, deja a su mujer y se propone una vida opuesta en otro rincón del mundo en el que deja la civilidad para matar, robar, transgredir la norma. ¿Alguna de esas posibilidades no está incluida en El aura? Allí están todas, simplemente porque Bielins-ky quiere hablar de una sola cosa: “Del salto de no hacer a hacer, de desear a concretar, de ser un tipo honesto a ser un delincuente. Lo que le pasa a este tipo es que tiene una fantasía de control, cree que la cabeza domina al mundo, que la inteligencia determina la sucesión de las cosas”. Este hombre, el primero al que Hollywood le ha dedicado una remake de una de sus películas (Nueve reinas, de la que prefiere no hacer comen-tarios), compuso una vez el tratado urbano más calibrado y veloz que se recuerde en el cine argen-

tino, una de dos pillos con suerte y varios dobleces de la trama, en la tónica del quién engaña a quién con desenlace imprevisto. Como en un juego de opuestos, se impuso no repetirse a sí mismo, para que dejaran de pensarlo como un director de or-questa obsesionado con armar puzzles, y construyó un cuentito de rupturas, varias películas en una, narrada como un viaje que a veces parece alucinan-te. “Había que extraer a El Taxidermista de su me-dio y catapultarlo a un lugar ajeno –dice–, hostil por definición para un tipo urbano, desconocido, impre-visible, entregándolo a un territorio oscuro.” –El bosque parece decidir por él... –Arrojado en un espacio donde lo único que le que-da como propio es él mismo. Un lugar que cobra una vida, con unas reglas que lo aíslan de su entor-no habitual. No entiende ni conoce nada. Allí se ci-tan aspectos geográficos inexistentes, nombres in-ventados para generar un espacio abstracto. Ni si-quiera el protagonista tiene nombre. Esta película necesitaba eso: lo difuso del entorno ayuda a con-centrar el personaje, a darle un sentido más indivi-dual. En cambio Nueve reinas es extremadamente porteña por las características de los personajes, aunque nunca valorice lo costumbrista. –Usted revisa las convenciones sociales al punto de pensar la enfermedad (la epilepsia) como un don de extrapercepción... –O como una maldición: él tiene una vivencia, la de alguien que tiene que convivir con eso. Soy contra-rio a toda generalización, no me gusta que ningún personaje represente más que a sí mismo. El peso específico de la narración va hacia la individualidad del sujeto: no hacia la interpretación en categorías o conjuntos. –Sus películas son novelas de iniciación en el deli-to... –Nadie enseña nada. Es un tipo que aprende que su mente no domina la experiencia. O en todo caso El aura es una película sobre lo que significa pasar del rol de espectador al de actor. –Soy un espectador permanente y perpetuo. Voy a un ritmo propio. Podría haber intentado dirigir una película mucho antes de lo que lo hice, pero no lo hice. No fui yo el que tomó las riendas; fue un con-curso. Las circunstancias decidieron que fuera yo, y a veces me da la sensación de que un día me senté en una silla de mi casa, e imaginé que es la silla del monitor en que ahora edito... que nada es cierto…

Julián Gorodischer

Fabian Bielinsky, de "Nueve reinas" a "El aura" “Este viaje es a una zona de la mente” –La idea era cruzar la línea moral establecida –asume Fabián Bielinsky–. Eso me resulta fasci-nante. En Nueve reinas ya lo trabajaba de un modo sutil, convenciendo al espectador de que se podía identificar con el delincuente, haciendo que desee saltar la línea y que la cosas funcio-nen en ese otro lado. En El aura hay un prota-gonista sin ningún elemento empático con el espectador, pero que de algún modo logra lle-varnos con él en un viaje sin vuelta atrás. ¿Hay algo en común con su propia vida? Siempre habrá una cosita autorreferencial –dirá Bielinsky–, que dedicó su costado juguetón y autocrítico a delinear las vivezas de Nueve rein-as (que tanto identificaron a un porteño prome-dio) y dejó fluir su “lado oscuro” en El aura, allí donde el tono extrañado se parece a las ensoña-ciones de David Lynch y, un poquito, a las aluci-naciones de Shyamalan (el de La aldea y Sexto sentido). Esa estética es “necesaria –dice– para emprender el viaje a la mente humana”. El aura consagra a Bielinsky por varios motivos a la vez: es inclasificable, rumbea por una zona de ensoñación que anuncia un salto a lo fantástico que no llega a desatarse del todo; funde fantas-ía y realidad en la mirada de un epiléptico (Darín) que lo pensó todo bien (cómo robar) y lo ejecuta todo mal en un contexto de ciervos, ci-preses, matones, legiones de contrabandistas, casitas de cuento de hadas y fábricas grises en un mundo paralelo de otra dimensión posible, allí donde ni las cosas ni los seres tienen nom-bre propio, donde la viveza anterior (la de Nue-ve reinas) se reemplaza por una zona más in-quietante: estar al límite entre la vida y la muerte, convertir una vacación en el gran bata-cazo, retomar esa fantasía tan argentina: la de salvarse. –Lo raro y lo extraño –asume Fabián Bielinsky– eran pautas básicas de la película: tenía que serlo porque es un viaje a la cabeza de alguien que no para de pensar y de mirar, y que un día se ve llevado a tener que poner en práctica algo de todo eso. Es un viaje a zonas mentales ex-céntricas. Y quería que nunca se estuviera del todo seguro sobre si lo que se está viendo es real o una maquinación. La fantasía no debía ser tan diferenciable de lo real. –¿El robo salva? –Todos los proyectos que se me ocurrían, que

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