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8/16/2019 El ávido
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El ávido
Era un hombre muy ávido, siempre movido compulsivamente por sus apegos;
pero, a pesar de ello, tenía inclinaciones espirituales y deseaba hallar alguna
superación interior. Fue entonces a visitar a un maestro y le confesó que era
víctima de todas sus apetencias, pero que consideraba que así podría satisfacer
todos sus deseos y apegos y, de esa manera, quedaría libre de ellos.
-¿ibre de ellos! -le preguntó irónicamente el maestro.
-"í, agotar# los deseos, los apegos y, luego, ya liberado, me podr# dedicar
me$or a la meditación y a la evolución interior.
%l mentor se quedó pensativo unos instantes y luego di$o&
-'uy bien, muy bien. (eniendo en cuenta que si has venido a mí será porque
requieres alg)n tipo de instrucción, sólo te dir# una cosa& cuando tengas sed,
come pescado salado. *uanto más sed tengas, más pescado salado debes comer.
%so es todo.
Comentario
+adie puede agotar el fuego suministrándole más lea en lugar de permitir
que se consuma y cese por falta de combustible. %l deseo compulsivo no tiene
fin, porque entronca con el pensamiento y el ego, cuya voracidad es ilimitada.
%l deseo es inherente a la vida. +o se debe reprimir porque lo que echas por la
puerta te entra por la ventana, como rea un adagio/, pero sí se puede aprender
a suprimir conscientemente, transformar, derivar o controlar con lucide. "e
trata de una respuesta o reacción más o menos intensa hacia todo aquello que
place o produce disfrute; es una in clinación a la sensación grata, del mismo
modo que la aversión es una resistencia u odio a lo que displace, es decir, a lasensación desagradable.
%l deseo es una energía muy poderosa, que cursa física, mental, emocional
o espiritualmente. %l problema no es en sí mismo el de seo natural, sino el apego
y los deseos artificiales o imaginarios. %l deseo crea un movimiento hacia lo
que codificamos y sentimos como agradable, pero no nos basta con disfrutado,
sino que queremos mantenerlo, intensificado, perpetuado, y, por medio del
pensamiento, comenamos a generar una adicción que nos hace; depender y
entrar en servidumbre con respecto al ob$eto del deseo, sea #ste una situación,
un ob$eto o una persona. "urgen el afán de posesividad y el aferramiento y,
subsiguientemente, el miedo a perder el ob$eto del deseo.
+o es cierto que el deseo se gaste como unos apatos nuevos. 0eseomecánico, vora, incontrolado, lleva a más deseo mecánico, vora e
incontrolado. a persona de$a de desear para ser arrastrada por sus deseos. %l
deseo compulsivo siempre crea ansiedad; el que ansía no tiene pa. a sociedad
que sólo valora la producción material siempre está engendrando deseos
artificiales en el individuo para despertar sus instintos de hacer y acumular,
pero nunca su sabiduría de ser. "obre el deseo los maestros orientales di$eron&
1%s como un tigre. 2ay que aprender a cabalgar sobre #l, porque si te
descabalga te engulle3.
*uando uno es víctima de muchos deseos compulsivos no puede aspirar a
un estado de sosiego. a energía vital siempre está proyectada hacia los
supuestos ob$etos del deseo. "i se obtienen, pueden resultar tediosos; si no se
consiguen, despiertan mucha frustración. %l apego se puede convertir en un
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veneno. a persona l)cida y entrenada sabrá cuándo satisfacer sus deseos y
cuándo suprimidos conscientemente o derivados hacia una causa más
importante. 4sí no habrá menos, sino más disfrute, pero desde el desapego y la
conciencia, sin obsesiones ni compulsiones. %l deseo puede ser neuróticamente
vehemente o saludablemente sosegado.
%l control sobre los sentidos, incluida la mente, colabora en el dominiosobre el deseo, la disolución del apego y la trascendencia de la compulsividad.
%ste control nunca debe ser represivo, sino consciente, y consiste en estar más
vigilante de nuestras propias energías de deseo y nuestras tendencias ego
c#ntricas al aferramiento y la posesividad. a represión no es la supresión
consciente del deseo, sino que se le inhibe incluso a pesar de uno mismo -y mu-
chas veces inconscientemente-, ya sea por códigos, filtros socioculturales,
miedos, falsa moral o esquemas familiares o sociales. a supresión consciente
es hacer uso de la volición para contener un deseo cuando uno considera que su
satisfacción puede resultar per$udicial para alguien. %l deseo en sí mismo es una
fuera que se canalia en uno u otro sentido seg)n proceda, pero siempre que se
haya desarrollado la suficiente sabiduría y el dominio para hacerla.a superación del deseo vehemente y compulsivo, que siempre genera
aferramiento y apego, e5ige el desarrollo del sentimiento de la noblea, el
entendimiento vivencial de la transitoriedad, el recordatorio de nuestra finitud,
la autoobservación acertada para saber si se trata de deseos naturales o
artificiales, la ecuanimidad y firmea de mente para que no se de$e obsesionar
por apegos y aversiones/ y la comprensión clara. %l apego puede llegar a con -
vertirse en una verdadera enfermedad, y 1sólo cuando nos cansamos de nuestra
enfermedad, de$amos de estar enfermos3 (ao- (e*hing/.
0ebemos refle5ionar sobre la siguiente sentencia del 0hammarada& 1+o
identificarse con lo agradable ni identificarse con lo de sagradable; no mirar a lo
que es placentero ni a lo que es displacentero, porque en ambos lados hay
dolor3. 6ara los sabios de 7riente, el conflicto y el sufrimiento innecesarios no
tienen nunca lugar para el que no hace diferencia entre lo anhelado y lo no an -
helado. %ntonces la vida comiena a vivirse en toda su totalidad y es, de
continuo, el libro más sabio en el que poder inspiramos.