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EL BANCARIO Órgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios - Aceb N° 14 Bogotá D.C., diciembre 4 de 2019 ¡Colombia se pone de pié! Contra el paquetazo de Duque Medellín Bogotá Cali #E L P ARO S IGUE La Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB) les desea una Navidad combativa y un nuevo año de 2020 de lucha por los derechos de los trabajadores y de todo el pueblo de Colombia. ¡Felicidades! ACEB PRESENTE EN EL PARO NACIONAL

EL BANCARIO³n... · 2019. 12. 5. · PROFESORA ASOCIADA, FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. TOMADO DE SINPERMISO.INFO Primer paso,

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EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios - Aceb

N° 14 Bogotá D.C., diciembre 4 de 2019

¡Colombia se pone de pié!Contra el paquetazo de Duque

Medellín

Bogotá Cali

#ElParoSigue

La Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB) les desea una Navidad combativa y un nuevo año de 2020 de lucha por los derechos de los trabajadores y de todo el pueblo de Colombia.

¡Felicidades!

ACEB PRESENTE EN EL PARO NACIONAL

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2 Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

editorial

Juan Francisco Sánchez Zambrano

PRESIDENTE NACIONAL ACEB

En tan solo 15 meses de gobier-no el presidente Duque reporta unos niveles de rechazo que fluctúan entre el 84% y el 63%,

es decir la mayoría de la población co-lombiana desaprueba la gestión de esta administración.

¿Pero cuáles son las razones para que los colombianos hayan esclarecido el man-dato antipopular de un presidente elegido con un apoyo electoral sin precedentes? Su gestión presidencial, su plan de desa-rrollo, la fracasada y hoy revivida reforma tributaria y los anuncios de reforma la-boral y pensional, develan que gobierna a favor de los grandes conglomerados financieros, los grandes terratenientes y los grandes comerciantes importadores y exportadores.

La banca reporta ganancias entre ene-ro y septiembre de 2019 de 6,8 billones de pesos, según la superintendencia del ramo. El 1% de los propietarios tienen en su poder el 81% de la tierra cultivable en colombia. Un millón de hogares campesi-nos viven en menos espacio del que tiene una vaca para pastar. Estas alarmantes cifras son extraídas del revelador estudio de Oxfam de 2017, “Radiografía de la desigualdad”.

En Colombia según las cifras reveladas por el Dane para 2018, hay 12,8 millones de personas en pobreza monetaria (27%). Más de 3,5 millones de compatriotas (7,2%) viven en la pobreza extrema, (4,9% en los centros urbanos y 15,4% en el sec-tor rural). El 19,6% o sea 8,3 millones de personas en pobreza multidimensional. Para el 2018, el coeficiente de desigual-dad de ingresos Gini registró un valor de 0,517, con tendencia al alza, siendo uno de los más altos del mundo y el segundo en América Latina después de El Salvador. Para los últimos meses el Dane registró la cifra de desempleo en 10,5%, 11,1% en las 13 principales ciudades y la informalidad laboral de la población económicamente activa en 62%.

La reforma tributaria de Duque, que se tramita hoy en el congreso, tiene por último objetivo una nueva rebaja de impuestos a los grandes conglomerados económicos, es decir a los ricos, y aplicar a través del IVA y la ampliación de la base gravable, mayores cargas a los trabajadores y a la población pobre del país. Es un desafío a las gigantesca movilización en marcha.

Por exigencias perentorias del FMI y la Ocde el gobierno, los gremios y los parti-dos políticos del actual régimen neoliberal, anuncian de manera abierta o encubierta, reformas pensional y laboral como está establecido en el PND. La primera tiene como objetivo acabar con el sistema de prima media de Colpensiones y la se-gunda introducir el trabajo por horas, que abrirá las puertas para rebajar el pago de la mano de obra por debajo del salario mínimo y reducir a niveles paupérrimos la seguridad social.

En este gobierno ha llegado a límites inusitados el asesinato de líderes socia-les, las cifras de algunas fuentes, como Indepaz, las sitúa en 226 líderes en este año. Cada 72 horas ocurre un asesinato de un indígena en lo que se puede calificar como genocidio. Esto es una catástrofe nacional, un atentado contra la paz, un cierre de la democracia, la antesala para la instauración de un Estado fascista. Todo esto aupado desde el Congreso por la bancada del Centro Democrático con un lenguaje agresivo, intolerante, de ven-ganza y de muerte. La insistencia del pre-sidente Duque y de su partido en destruir, modificar o retrasar los acuerdos de paz tiene como gran telón de fondo mantener

¡QUE SIGA EL PARO, QUE NO CESE LA PROTESTA POPULAR!

EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

Director

Juan Francisco Sánchez Zambrano

reDacción

Junta Directiva Nacional

Director De comunicaciones

Jaime Corredor Laverde

Calle 34 Nº 24-08 / BogotáTels. 338 3704 / 338 3729 / Fax. 338 3732www.aceb.org.co / www.acebbogota.org

[email protected]ón: ÉDiter comunicaciones Gráficas / 3102488564

esta situación sobre la propiedad del suelo rural y evitar que se realice la restitución de las tierras que fueron despojadas al campesinado en los últimos 50 años de violencia política.

Toda esta situación y el magnífico ejemplo están que están dando los pue-blos de América Latina en particular los de Ecuador y Chile, llevaron a que desde las centrales obreras CTC, CGT y CUT, en conjunto con organizaciones sociales y la juventud estudiantil, llamaran al Paro Nacional del 21 de noviembre, el cual está en desarrollo y ha tenido un histórico auge sin precedentes en décadas. En más de 500 municipios y cerca de 4 millones de compatriotas se movilizan contra las re-formas de Duque, en defensa de la paz, contra el asesinato de líderes e indígenas, la defensa del medioambiente y mucuas reivindicaciones de las nuevas ciudada-nías. Desde la reina de belleza, pasando por artistas y cantantes, personalidades de la intelectualidad y la política, la iglesia católica, hasta miles y miles de colombia-nos se manifestaron a favor del paro y la movilización, las portentosas marchas, los estruendosos y masivos cacerolazos y el sinnúmero de carteles de protesta en las calles se manifiestan hoy en este contun-dente levantamiento popular y ciudadano.

Nuestro llamado es a no dejarse con-fundir, a no perder de vista cuáles son la razones del paro, a no olvidar a los millo-nes de colombianos que hoy no tienen un empleo decente por cuenta del neolibera-lismo imperante, a no darle la espalda a los miles de compatriotas que hoy aporta a la seguridad social y que no tienen ga-rantizada su pensión de jubilación, a los estudiantes que se esfuerzan por alcanzar un título universitario, pero lo único que les ofrecen es empleos precarios o la posibili-

dad de irse del país, no olvidemos que más del 60% de los colombianos aptos para trabajar ocupan su tiempo rebuscando como subsistir; esto no puede seguir así, somos una nación privilegiada, con gran-des recurso naturales, con costa sobre dos mares, con todos los pisos térmicos, pero con la mayoría de sus tierras baldías en manos de acaparadores que ni producen ni dejan producir, mientras Colombia importa 14 millones de toneladas de alimentos pa-gados con dólares y con una devaluación desbordada.

No permitamos que las maniobras me-diáticas nos pongan a enfrentarnos entre nosotros mismos en momentos en que los bancos generan diariamente miles de des-pidos, sin indemnización de ningún tipo, solo porque a los banqueros les resulta excelente negocio la implementación de la digitalización, el enemigo está en los cargos importantes del Estado, el enemi-go a vencer son los políticos corruptos, que mientras imponen salarios de hambre para los trabajadores, ganan millonarios sueldos sin trabajar, nuestro enemigo no es el sindicato que en medio de muchas desventajas y sorteando enormes obstá-culos trata por todos los medios mejorar las condiciones sociales y económicas de los trabajadores, nuestro enemigo son los grandes conglomerados económicos cuya voracidad no se sacia con nada.

Por duro que resulte, por mucho que algunos colombianos se vean afectados transitoriamente por la protesta, debemos persistir en el paro, en la protesta activa, el futuro solo lo labramos nosotros mismos, súmese, haga parte de los millares que salimos a las calles a confrontar al sistema, orando o arrodillados, lo único que logra-mos es que se sigan burlando del pueblo y que sigan pisoteando nuestros derechos.

El presidente de Aceb, Juan Francisco Sánchez, junto a Miguel Morantes, presidente de la CTC, en la marcha del 21N.

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3Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019 EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

Paro nacional

tramitando además la derogatoria de los artículos 193, 198, 240, y 242 del Plan Nacional de Desarrollo.

7. El Gobierno no adelantará pro-ceso alguno de privatización o

enajenación de bienes del Estado independientemente de su partici-pación accionaria.

8. El Gobierno iniciará de inme-diato con las organizaciones

respectivas la implementación y cumplimiento de los acuerdos fir-mados por el anterior y el actual Gobierno entre otros:

Estudiantes universitariosOrganizaciones indígenasTrabajadores estatalesFecode Sectores campesinos y agrarios.

LOS 13 PUNTOS DEL PARO NACIONAL9. Trámite con Dignidad Agro-

pecuaria Colombiana de los temas relacionados con las nece-sidades de los productores agro-pecuarios, entre estos la revisión de los Tratados de Libre Comercio y todo lo relacionado con la produc-ción en este sector.

10. El Gobierno abordará con Defendamos la Paz (DFL) el

proceso de cumplimiento e imple-mentación de los acuerdos de paz firmados en La Habana.

11. Trámite inmediato en el Congreso de la República de

los proyectos de ley anticorrupción.

12. Derogatoria del impuesto o Tarifazo Nacional relaciona-

do con el tema Electricaribe.

13. Definición de las políticas ambientales, protección

de páramos y demás con los representantes de las organi-zaciones ambientales que se acuerden.

Los anteriores temas serán abor-dados por el Gobierno Nacional y el Comité Nacional de Paro exclu-sivamente a través de los meca-nismos que se acuerden entre los mismos independientemente de los establecidos por el Gobierno para el que ha denominado Gran Diálogo Nacional.

Bogotá, noviembre 26 de 2019

COMITÉ NACIONAL DE PAROCUT, CTC, CGT, Fecode, CDP, CPC, COS, Afros, Acrees, Unees, Coordinadora Poder Judicial, Unete, Dignidad Agropecuaria,

Cincop, Organizaciones De Mujeres, Ambientalistas, Con las Pensiones No, Bancada Alternativa en el Congreso de la Republica.

1. Retiro del proyecto de ley de reforma tributaria en tránsito

en el congreso de la república.

2. Derogatoria inmediata del decreto Nº 2111, de 2019,

por el cual se crea el Holding Financiero.

3. Derogatoria de la circular Nº 049, de 2019, sobre estabili-

dad reforzada.

4. Disolución del ESMAD y depuración de la Policía

Nacional responsables de la muerta de Dilan Cruz.

5. El Gobierno se abstendrá de tramitar la reforma al sistema

pensional.

6. El Gobierno se abstendrá de realizar reformas laborales,

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4 Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados BancariosParo nacional

María Luisa Rodríguez Peñaranda

PROFESORA ASOCIADA, FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES,

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. TOMADO DE SINPERMISO.INFO

Primer paso, los días previos al 21N, la convocatoria y los intentos de judiciali-

zar-criminalizar la protesta cívica

El pasado jueves [21 de no-viembre. NdR] el movimiento estudiantil y profesoral de las universidades públicas y pri-vadas, centrales obreras de

trabajadores, artistas, amas de casa, ser-vidores públicos, pequeños empresarios, indígenas, afrodescendientes, y en general la población hastiada del mal gobierno sa-lieron a protestar en una nutrida –las cifras oficiales hablan de 200.000 en Bogotá pero no resultan confiables [1]–, colorida y creativa manifestación ciudadana de descontento a lo largo y ancho del país.

Los diversos motivos inicialmente expuestos fueron poco a poco tomando forma con reclamos más concretos como el incumplimiento a los acuerdos de paz; lo que se denominó “el paquetazo” de medidas económicas que empobrecen a la clase trabajadora; el asesinato de más de 250 líderes y lideresas principalmente mujeres defensoras de sus territorios y de la naturaleza; la falta de transparencia del gobierno al tratar de ocultar el bombar-deo de un supuesto campamento de las disidencias de la guerrilla desmovilizada FARC, pero que en realidad se trató del asesinato de unos 18 niños, niñas (que estaban siendo abusadas sexualmente) y adolescentes reclutados forzosamente por un exguerrillero (lo que generó la renuncia del Ministro de Defensa Guillermo Botero un par de semanas atrás).

En suma, un conjunto de hechos, déficits de protección, graves omisiones gubernamentales de protección de los DD.HH. que con la falta de liderazgo presi-dencial y deseos de criminalizar-judicializar las protestas, logró mágicamente articular con un poderoso y fuerte mensaje común a todas las voces: tenemos el derecho so-cial, así como político de protestar pacífica y libremente.

El descontento generalizado en la so-ciedad colombiana fue creciendo en los días previos justamente por los inoculta-bles esfuerzos del gobierno nacional y local de Bogotá por judicializar la protesta con estrategias como nada menos que 53 alla-

namientos a las casas de los convocantes, ensañándose con el liderazgo estudiantil y con algunos medios independientes que divulgaron estrategias para actuar en caso de desmanes de los Escuadrones Móviles Antidisturbios (ESMAD). Los esfuerzos de criminalización mostraron su falta de creatividad volviendo al trillado pánico “castro-chavista”. Que por desgastado y viejo no funcionó.

Segundo Paso. La fiesta democrática, la riqueza creativa y los lazos de unión

construidos en las marchas. Y el inesperado cacerolazo

Las marchas fueron lúdicas, creativas, con mensajes certeros “se metieron con las generaciones que no tiene nada que perder, ni casa, ni trabajo, ni jubilaciones. No tenemos nada ¿qué miedo va a ha-ber”?”; “No podría mirar a mis hijos a los ojos y decirles que ellos viven así porque yo no me animé a luchar”; “si mi mamá se queja de que no hago nada, imagínese la mamá de Duque”, “que el privilegio no te nuble la empatía”.

En la jornada del 21N se lograron mo-vilizar a sectores históricamente apáticos por primera vez interesados en hacerse sentir, lamentablemente las rutas no fue-ron articuladas en Bogotá, lo que impidió dejar la imagen histórica que constatara la verdadera magnitud del acontecimien-to. Pero ni Duque, ni las intimidaciones y ni siquiera un gran aguacero nacional desactivó el deseo de expresarse de lxs manifestantes.

Si bien las marchas fueron pacíficas en forma generalizada, eventualmente se pre-sentaron disturbios y actos de vandalismo. Muchos de los cuales fueron contenidos por los mismos manifestantes al impedir los desmanes por unos pocos. Lo actos de abuso policial particularmente sobre las mujeres, quienes fueron golpeadas, pateadas, apaleadas, puso de presente la impronta misógina que arrastran las fuerzas del orden en el país.

En la noche algo inesperado sucedió. El sonido de las cacerolas –ese gran legado que Caracas nos regalaría a Latinoamérica-empezó a inundar nuestras calles y barrios. Las cacerolas y cucharones, esas piezas de cocina que nos ayudan a preparar los alimentos, que todos tenemos en nuestros hogares, que nos conecta con el cuidado, el abrigo, la familia, la subsistencia, comen-zó a crear una música colectiva de mani-festación pacífica, de invitación a resistir y continuar protestando desde nuestras casas, calles, barrios, incluso en los de clases medias y altas de las ciudades, que tal vez han logrado entender que estamos en el mismo barco hacia la reconciliación y la convivencia pacífica.

Tercer paso. La estrategia del pánico recurriendo al clasismo

El viernes, tras el cacerolazo nocturno no estaba claro si habría nuevas marchas. No obstante por redes circulaban sitios de encuentro por toda Bogotá para reali-zar cacerolazos a lo largo de la jornada. Varios hechos empezaron a suceder: i) transmilenio, el único sistema de transpor-te articulado con el que cuenta la ciudad, no estaba funcionando particularmente en los municipios periféricos vecinos a Bogotá de donde proviene la fuerza laboral más importante en la prestación de servicios de cuidado, seguridad, ventas, obreros, así como en los barrios pobres de la ciudad; ii) sin poderse transportar se iniciaron pro-testas algunas pacíficas, otras violentas; iii) se dieron saqueos de supermercados, casas, edificaciones en las mismas zonas; iv) el alcalde decretó el toque de queda a partir de las 20.00 en los barrios pobres y una hora después en el resto de Bogotá- siendo la última vez hace 40 años-; v) en redes circulan imágenes de delincuentes intentando ingresar a urbanizaciones y

familias armadas con palos, machetes –y algunas con armas de fuego- para su-puestamente defenderse de los vándalos, que a la mayoría de los barrios nunca lle-garon; vi) también hay videos ciudadanos que prueban una doble cara de la policía, rompedora de vidrios y viviendas en los ba-rrios pobres; conciliadora y tranquilizadora en los privilegiados; vi) se finaliza con un aclamado despliegue militar fuertemente represivo supuestamente para garantizar la seguridad ciudadana.

En contraste, al frente de la residencia privada de Duque y en los barrios privile-giados las personas siguen manifestán-dose pacíficamente con los cacerolazos, de modo que mientras el pánico se irradia en los más vulnerables, estereotipándolos como irracionales y violentos; las clases medias y altas disfrutan de la máxima tranquilidad para expresarse. Así la es-tigmatización histórica a la pobreza y el recurso al clasismo para volver enemigo a los desamparados fue la vergonzosa arma utilizada por el gobierno local y nacional para dividir a la movilización. Hoy, dos días después del 21N Bogotá amanece soleada y tranquila, pero aún no sabemos el siguiente paso.

En conclusión preliminar se puede decir que el menú dispuesto sigue abier-to. El gobierno sigue probando recetas y platos para desintegrar la protesta pacífica, pero esta sigue en pie, no se ha dejado manipular porque este pueblo diverso y siempre obligado a dividirse ha madurado. En efecto, el acuerdo de paz ha logrado cimentar un nuevo pacto social en donde las injusticias históricas son intolerables. Nosotros lo sabemos, y Duque con su gobierno también.

Nota1 https://www.elespectador.com/noticias/judi-

cial/tres-muertos-en-valle-y-1...

LAS MARCHAS DEL 21N, ANÁLISIS EN TRES PASOS

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5Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019 EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios Paro nacional

Por Ricardo Silva Romero

TOMADO DE EL TIEMPO 28 DE NOVIEMBRE 2019

Entre todas las frases introduc-torias, la peor, para mi gusto, es la explicación no pedida “con todo respeto...”. Es pa-sivo-agresiva. Es autoincrimi-

natoria. Es cantinflesca en el mejor de los casos. Pero “con todo respeto...” ocho días después del primer día del paro nacional es claro que el viejo establecimiento –enca-bezado, en un extraño giro del destino, por el joven presidente Duque– no entiende nada de nada de nada. Si en el Noticiero CM& se suelta la pregunta con vocación de respuesta “¿usted personalmente quiere que el paro continúe o quiere regresar a la normalidad?”, jajajajajá, es porque aún no se comprende que no estamos viviendo el capricho de un grupo que quiere “deses-tabilizar el país e imponer un comunismo de pobreza” –en palabras de la senadora Guerra–, sino el empeño de regresar a la normalidad que nos ha sido esquiva des-de hace setenta, ochenta, noventa años.

Si a estas alturas de la protesta más grande que ha visto su generación la res-puesta del presidente Duque sigue sien-do que él no ha hecho nada “distinto que cumplir el programa de gobierno que fue respaldado por más de diez millones de votos”, que en todo caso son menos que los votos por la consulta anticorrupción y que los seguidores del youtuber colombia-no Ami Rodríguez, es porque como tantos políticos “impopulares pero eficientes” sufre de “el síndrome del tecnócrata”: la alergia a los críticos, la soberbia del faraón convencido de que la gente no sabe lo que está diciendo, la exasperación a la hora de entender que en una democracia partici-pativa no se le escritura el país al ganador de las elecciones, el enfrascamiento en el momento preciso de entender que solo hay poder si hay pueblo.

Con todo respeto, el hecho de que este paro diario sea parte de un fenómeno glo-bal, desde Chile hasta Hong Kong, no nos exime de encarar el particularísimo caso colombiano. Solo un desenterado puede gritarle “¡sea productivo!” a un muchacho que reclama su derecho al futuro bajo la vigilancia sin vigilancia del Esmad. Decirles

vagos a millones de manifestantes, en un país de masacres y secuestros y censuras y persecuciones y estigmas y reclutamien-tos forzados y ejecuciones extrajudiciales en el que la gente se ha levantado a las cuatro de la madrugada a trabajar desde antes de que hubiera trancones, es no haber tenido un minuto para lo humano. Aquí se ha visto desdén, desprecio, asco centenario por la gente. Aquí ha habido fundamentalismos a la carta. Aquí dema-siados han optado por ser temidos para ser reconocidos.

Y poco se ha respetado el coraje de quienes se han quedado en Colombia, a pesar de Colombia, a trabajar dentro de esta ley y esta rutina tan dura.

Es esa gente, presidente Duque, no Petro ni Londoño ni los conspiradores de-portados, la gente que en este episodio de nuestra historia le está pidiendo que –en nombre de un Estado tan errático– reco-nozca que el asco horada a cualquiera, que la plata no da, que el caso concreto de Colombia requiere de imaginación, que hubo una enorme reacción popular luego de la apretada victoria del no, que la im-plementación de los acuerdos no era un capricho de liberales biempensantes ni de comunistas cómplices de los narcos, sino un acto de postergada, urgente, mínima justicia con un país ninguneado hasta la náusea. Es esa gente, Presidente, que sumada da millones y millones que nadie se puede apropiar, la que sigue pidiéndole que no se atrinchere con su gente: que su gobierno sea eficiente y popular, y no solo entre los suyos.

Yo, que no voté ni habría votado ja-más por esas ideas, no creo ni espero ni quiero que se caiga este gobierno. Jamás será tiempo de cortar cabezas. Pero toda democracia que pretenda serlo necesita momentos de agacharlas.

RESPETODECIRLE VAGOS A MILLONES ES NO HABER TENIDO UN MINUTO PARA LO HUMANO

Poco se ha respetado el coraje de quienes se han

quedado en Colombia, a pesar de olombia, a trabajar

dentro de esta ley y esta rutina tan dura.

Filial a Filial a

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6 Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados BancariosParo nacional

Por Boaventura De Sousa Santos

Estimado Presidente Iván Duque Márquez, reciba mis saludos cordiales.

Soy un cientista social por-tugués, fundador del Fórum

Social Mundial, Profesor Jubilado de la Facultad de Economía y Director Emérito del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, Distinguished Legal Scholar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison. Desde hace muchísimos años he realizado diversas investigaciones sociológicas en Colombia y la región.

En este momento, además, soy miem-bro del Comité Asesor de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, pero no es en esta calidad en la que le escribo. Le escribo en mi calidad de demócrata com-prometido con las luchas por la paz y por la democracia en el continente, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones he manifestado mi solidaridad con todos y todas aquellos que luchan en Colombia por la paz y por la democracia. Tomo la liber-tad de escribir esta Carta Abierta debido a los graves acontecimientos de Colombia.

Presidente, ¿cuántas masacres tienen que pasar para empezar a actuar? Hoy, cuando escribo esto, han sido asesinados 198 indígenas desde 2016. De esos 198, 135 han sido en su gobierno. Pero no quiero reducir estas personas a simples números, ellas y ellos, han sido líderes y lideresas en sus comunidades, autorida-des tradicionales y espirituales, de una importancia tal que no solo es el asesinato de una persona, es la afectación a toda una comunidad.

Debo recordarle, que de los 102 pue-blos indígenas que existen en Colombia, 39 se encuentran en riesgo de extinción tanto física como cultural. Si a esas te-rribles cifras le sumamos los homicidios antes citados, el panorama es aterrador.

Luego de la firma del acuerdo de paz de 2016, las zonas que antiguamente fue-ron de dominio de las FARC-EP hoy están en disputa por parte de distintos grupos armados ilegales, los cuales no solo bus-can intereses económicos (narcotráfico, minería ilegal) sino que también traen con-sigo un horrible y sangriento interés por el

control sobre la población civil, afectando el tejido social. Fruto de esta disputa, he-mos visto en el último mes noticias sobre masacres en el Cauca, pero que no se limitan solo allí, pues esto es sólo la punta del iceberg de este nuevo panorama de violencias: desconocemos aún cuántas poblaciones indígenas y afrodescendien-tes se encuentran recluidas y aisladas en sus territorios ancestrales gracias a esta nuevo arremetida del conflicto armado.

Múltiples alertas tempranas han sido emitidas por la Defensoría del Pueblo, llamando la atención sobre la situación de riesgo en la que se encuentran los líderes sociales del país. Estos líderes, defensores y defensoras de derechos humanos, han sufrido la violencia sistemática de grupos al margen de la ley, en donde especial-mente se ha visto un incremento en los homicidios contra personas racializadas, es decir, indígenas y afrodescendientes.

No exagero, señor presidente, al decir que lo que vemos en Colombia es un et-nocidio contra una parte específica de la población: aquella que defiende y lucha por su territorio, sus tradiciones y su existencia física y cultural.

Estas últimas noticias sobre el Cauca, las cuales nos han sacudido a todos e incluso lo han llevado a usted a dirigirse personalmente a la región, no pueden re-solverse proponiendo más guerra y más terror. La militarización del Cauca solo dejará más y más víctimas, ya sea por desplazamiento forzado, ya sea por fuego cruzado. Someter a la población al miedo y la zozobra, le es funcional a estos grupos armados ilegales, pues es esa su principal estrategia para obtener el tan anhelado control territorial.

Frente a esta ola de violencia, debido a estos viejos y nuevos actores armados, la mejor opción en pro de las comunidades

que allí habitan es escucharlas. Un claro ejemplo de esto es la propuesta que se le ha hecho a usted de iniciar un "Plan Piloto de Erradicación y Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito" de manera inmediata, en el marco del Programa de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito.

La situación es tan dramática, que, tan solo en el municipio de Suarez (Cauca), se encuentran en situación de riesgo 11.229 habitantes, el equivalente al 65.9% de la población total de dicho municipio. La mayoría de esta población se ubica en la zona rural, organizada me-diante Resguardos Indígenas, Consejos Comunitarios, Asociaciones Campesinas y Juntas de Acción Comunal.

Mientras esto pasa en el Cauca, en el área rural de Buenaventura, 12.289 habi-tantes de distintos territorios colectivos, se encuentran en riesgo de desplazamiento forzado, teniendo en cuenta el incremento en las intimidaciones y amenazas contra la vida, libertad e integridad de las personas, generando restricciones en la movilidad. El conflicto armado en esta parte del país, está generando grandes afectaciones territoria-les de diversa índole. De igual manera, el casco urbano se encuentra en riesgo por la presencia de estructuras armadas ilegales, y los enfrentamientos por el control territorial entre los grupos armados: “Banda Local” y “La Empresa”, además de grupos autodeno-minados como disidentes de las FARC-EP y el Ejército de Liberación Nacional-ELN.

Recuerde presidente, que, según la cosmovisión de estas comunidades, sus resguardos y consejos comunitarios deben estar libres de grupos armados legales e ilegales, ya que ambos generan desar-monía y desequilibrio tanto en el territorio como en la comunidad.

Con el regreso de los asesinatos se-lectivos, del etnocidio y de la violencia en los territorios, también ha resurgido una práctica que en la década pasada aterró al país: los mal llamados falsos positivos. Acá, me quiero referir a los casos del excombatiente Dimar Torres y del joven Flower Trompeta. No se puede permitir que estos macabros acontecimientos vuelvan a ocurrir en un país que se juega el todo por la paz, la reconciliación y la no repetición.

Le pido a usted, como jefe de Estado y jefe de gobierno, condenar todas las violaciones a las garantías democráticas del Paro Nacional del 21 de noviembre de 2019 llevadas a cabo por el siniestro Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). El malestar ciudadano no puede ser objeto de estigmatización y represión. Debe rechazarse tajantemente la actitud que asumió la fuerza pública al atacar y provocar las manifestaciones pacíficas de una ciudadanía que desea un verdadero cambio.

Finalmente, presidente, Colombia hoy se encuentra en un momento histórico. Tal vez desde 1977, el país no presen-ciaba una jornada de huelga cívica como la del 21 de noviembre, la cual no solo logró parar el país, sino que también nos demostró el clamor popular de estudian-tes, maestros, sindicalistas, indígenas, mujeres y demás participantes del paro. La gente, tanto en los territorios peri-féricos como en las grandes ciudades, protestan contra su gobierno profunda-mente impopular y, a raíz de esto, algo debe cambiar. Deben ser escuchados sus justos reclamos y buscar una salida por el bien del país, para así poder construir una Colombia en paz.

CARTA ABIERTA DE BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS AL PRESIDENTE DUQUE

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7Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019 EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios Paro nacional

Por Patricia Lara Salive

WWW.PATRICIALARASALIVE.COM, @PATRICIALARASA

El asesinato por parte del Esmad del joven Dilan Cruz, a quien le llegó la muerte cuan-do protestaba pacíficamente, unido a las innumerables imá-

genes de abusos del Esmad contra miles de manifestantes cuyo “delito” había sido golpear cacerolas o gritar consignas, todo ello precedido por la indignación que causó la muerte de ocho niños en un bombardeo del Ejército, caldeó aún más los ánimos de cientos de miles de personas que, hace una semana, realizaron la mayor mani-festación que haya tenido lugar contra un gobierno en los últimos 40 años.

Y el presidente Iván Duque, en lugar de dar de inmediato una respuesta adecuada y concreta, se inventó una “conversación nacional” con Raimundo y todo el mundo para ponerle un paño de agua tibia a la explosiva situación, atomizar el diálogo, desconocer el liderazgo de los organiza-dores del paro y tratar de dividirlos. Es así como el martes, después de que dio vueltas y vueltas para no reunirse con los dirigentes de la protesta, por fin se sentó con el Comité Nacional del Paro, pero en lugar de oírlos salió con el chorro de babas de que tenía que sentarse a dialogar con los empresarios, los gremios y los organis-mos de control. Ahí paró la conversación porque, según uno de los asistentes, el presidente tenía otras cosas que hacer. Entonces los miembros del Comité se fue-ron, le dejaron sus propuestas y esperan su respuesta por escrito.

Así el diálogo no funciona. Ese manejo no es serio. El presidente lo que tendría que haber hecho era coger el toro por los cachos y citar desde el principio al Comité del Paro para acordar los caminos del diálogo y, de común acuerdo con ellos, buscar la forma de escuchar a esa otra Colombia que espontáneamente se unió a la protesta. Lo que tenía que haber hecho era aceptar que hay un gran descontento con su gobierno y no centrarse en el or-den público, como lo hizo en su primera alocución. Lo que tenía que haber hecho era reconocer a los líderes visibles de la movilización y no tratar de diluirlos, como ha intentado hacerlo.

Como se lo sugirió con gran lucidez la nueva alcaldesa de Bogotá, Claudia López, Duque tiene que revestirse de una

gran humildad que hasta ahora no se le ha visto en lo absoluto, reconocer que hay co-sas que van mal (por ejemplo, el Esmad) y que ha habido “errores inaceptables como el que niños y jóvenes estén nuevamente muriendo en una guerra absolutamente prevenible e indeseable”, entender que el diálogo no es “para explicar con más pro-fundidad las políticas gubernamentales” sino para hacer cambios y concesiones, y unir a Colombia, no en torno a los poderes

DIALOGAR CON TODOS PARA NO DIALOGAR CON NADIE

Y el presidente Iván Duque, en lugar de dar de inmediato una respuesta adecuada y concreta, se inventó una “conversación nacional” con Raimundo y todo el mundo para ponerle un paño de agua tibia a la explosiva situación, atomizar el diálogo, desconocer el liderazgo de los organizadores del paro y tratar de dividirlos.

desgastados que carecen de legitimidad, sino a temas que verdaderamente convo-quen a la ciudadanía, como puede ser la realización de un pacto por los jóvenes y por la inclusión de la Colombia rural y pro-funda que sigue viviendo en medio del con-flicto, la exclusión y la pobreza extrema.

Sin embargo, todavía es tiempo de que el presidente rectifique su camino; que de-cida fortalecer la implementación de todo el Acuerdo de Paz y no de una sola parte,

como lo ha hecho hasta ahora; que reanu-de las conversaciones con el Eln, como le ha insistido su amiga María Isabel Rueda, y que emprenda este diálogo con honesti-dad, sin ponerle zancadillas y sin mamarle gallo al paro, porque si continúa jugando a que pase el tiempo, llegue Navidad y el diá-logo se atomice, va a generar una inmensa frustración que, después, puede desembo-car en una protesta mucho mayor, esa sí, de consecuencias imprevisibles.

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8 Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

Paro nacional

Por: Cristina de la Torre

TOMADO DE ELESPECTADOR.COM / 26 NOV 2019

Y se plantó el movimiento so-cial. En protesta multitudina-ria que hará historia, marcó éste un punto de inflexión di-fícil de revertir: mostró su po-

tencia para disputarles el protagonismo de la política a politicastros y napoleoncitos de cartón, que la monopolizan desde tiem-pos inmemoriales. Sí, político es su airado reclamo por la corrupción, la violencia, el etnocidio, las desigualdades y la negligen-cia que sella esta arrogancia del poder edificado para usufructo de mandarines, bribones y magnates. Cientos de miles de colombianos gritaron su indignación al sol y al agua y la prolongaron en inédito cacerolazo que no termina. Triunfaron del miedo cocinado con esmero por el Gobierno mediante acuartelamiento de primer grado; autorización a alcaldes para decretar toques de queda; teatralización de la guerra militarizando las ciudades, arma de tiranos para atemorizar al pue-blo; y vandalismo inducido para generar pánico y deslegitimar la protesta.

Pero los marchantes dieron ejemplo de valor y civilidad, a leguas de grupús-culos violentos infiltrados también por la Policía para justificar la brutal embestida del Esmad contra aquellos. Y para que pu-diera el Poder magnificar los desafueros como caos, en la vana pretensión de opa-car las razones de la inconformidad. Mas terminaron por rendirse a la evidencia de una sociedad movilizada por la urgencia del cambio. El presidente ofreció “con-versación general (...) para fortalecer la agenda vigente de política social”. ¿Para porfiar en lo mismo? ¿No ve, no oye, no registra la contundencia del mensaje que emite una ciudadanía madurada a gol-pes de violencia, exclusión, inequidad y privaciones?

Más perceptivo y avisado, da en el cla-vo el procurador Carrillo: invita a “diseñar una nueva agenda social, (a) reinventar la democracia con un modelo de justicia social”. Diríase un modelo distinto del neo-liberal, pilar de la agenda social y econó-mica que se ríe del impuesto progresivo, degrada salarios y reduce las pensiones al ridículo en favor de fondos privados.

¿Será esta agenda social y económica, hija del modelo de marras que es biblia del presidente Duque, la que él quiera fortalecer?

Aunque la fe neoliberal periclita en el balance de su propia obra, insisten sus pontífices en adjudicar la pérdida de competitividad y de empleo a las políticas de seguridad social, salarios decentes, regulación financiera e impuesto pro-gresivo. Contra todos sus pronósticos, aquella propuesta no consiguió armoni-zar crecimiento con redistribución. Lejos de derramarse hacia abajo, la riqueza se disparó a la cima de la pirámide social. Su ética andaba por otro lado.

Díganlo, si no, las desigualdades que en Colombia escandalizan y son, como en otros países de la región, la bofetada que arroja muchedumbres a las calles. Segundo país más desigual del continen-te, la concentración de la tierra, del patri-monio y del ingreso en Colombia crece sin cesar. Y el Gobierno la impulsa. Revelan Espitia y Garay que el 95 % de la riqueza de personas jurídicas se concentra en las empresas más ricas. La tarifa efectiva de impuestos que las empresas pagan es un vergonzoso 1,9 %, habiendo ellas recibido gabelas y exenciones tributarias por más de $27 billones.

Una disyuntiva dramática debe de acosar al presidente: o se paraliza bajo la tenaza del uribismo y pasa a la historia como un sátrapa, o se allana a una nego-ciación civilizada con el movimiento social del país que dice amar. Tal el desafío, que hasta Caballero Argáez invita a “dar un timonazo, cambiar de rumbo y reinventar el modelo de desarrollo. Explorar las for-mas para armar un Estado de bienestar en beneficio de las clases menos favore-cidas...”. Los colombianos piden a gritos otro pacto social.

EL PARO: TRIUNFO Y NEGOCIACIÓN

[email protected]

www.aceb.org.co / www.acebbogota.orgacebnacional

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9Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019 EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

Paro nacional

Por Sandra Borda Guzmán

TOMADO DE WWW.ELTIEMPO.COM / 25 DE NOVIEMBRE 2019 , 07:00 P.M.

El sábado 23 de noviembre me uní a la marcha de los estu-diantes en la carrera 7.ª de Bogotá, a la altura del Museo Nacional. Estaba haciendo un

día soleado, y los estudiantes cantaban e iban de buen ánimo.

A menos de media cuadra y un par de minutos después, llegó el Esmad y empe-zó el uso de los gases lacrimógenos. No había sucedido ni un solo acto de vandalis-mo. El Esmad tenía la orden de dispersar la marcha, pero los estudiantes persistieron. Les huyeron a los gases y luego se agru-paron más adelante y siguieron caminando por la 7.ª hasta la plaza de Bolívar. Yo iba atrás y podía ver que la policía nos estaba siguiendo.

Llegamos finalmente a la plaza de Bolívar a eso de las 2:15. Fuimos de los últimos. Había poca gente en la plaza, casi todos estudiantes, cantando y bailando. Pasadas las 2:30 llegó el Esmad por la 7.ª desde el norte. En la esquina del costado norte de la Catedral quedaron la policía y los estudiantes cara a cara. Los últimos levantaron las manos y cantaron “sin vio-lencia, sin violencia”.

Yo entré a la plaza y me ubiqué cer-ca de la estatua de Bolívar. Poco tiempo después el Esmad empezó a rodearnos, así que muchos decidimos caminar en dirección occidente para alcanzar la calle 11 y bajar por ahí. Mientras estábamos en eso, empezaron los gases en la plaza, y en cuestión de segundos dispersaron a todo el mundo.

El Esmad venía detrás disparando gases lacrimógenos, y corrimos por la 11 hasta la carrera 9.ª. Algunos de los que siguieron por la 9.ª subieron por la Jiménez y otros, por la 19. A diferencia de lo que sugirió el alcalde de Bogotá, no había plan de llegar al Icetex. Los estudiantes avan-zaron en conjunto por donde podían, y fue la policía la que los persiguió y los terminó enviando en esa dirección.

Minutos después de que el grupo de estudiantes pasó por la calle 19 con ca-rrera 5.ª, empecé a ver el Esmad llegar en motos, y esta vez eran más. A la altura de la 19 con 4.ª pararon y armaron filas. Yo seguí caminando por la 19 hacia arriba y hasta la 4.ª, y me quedé en ese semáforo. Había también Esmad sobre la carrera 3.ª

con calle 20, lo que básicamente signifi-caba que los estudiantes estaban siendo acorralados.

La tensión creció. Los estudiantes se organizaron en fila frente a las motos de la policía, levantaron los brazos y volvie-ron a cantar “sin violencia, sin violencia”. La policía hizo sonar las sirenas de sus motos en un acto de intimidación mientras los estudiantes cantaban, y luego todo fue confusión. Empezaron los gases, los estu-diantes se dispersaron bajando por la 19 y se encontraron con otro grupo del Esmad que venía más atrás.

EL ASESINATO DE DILANCRÓNICA DE UNA TRAGEDIA

Empecé a correr también por la 19 hacia abajo y me di cuenta de que no se podía avanzar hacia el oriente o hacia el occidente porque el Esmad nos había acorralado. Justo en ese instante, unos estudiantes corrían hacia la 4.ª para poder huir por ahí hacia el norte, y fue cuando le dispararon a Dilan. En ese momento, y presa del pánico, me metí en un almacén. No había para dónde correr ya más.

Empecé a correr también por la 19 hacia abajo y me di cuenta de que no se podía avanzar hacia el oriente o hacia el occidente porque el Esmad nos había acorralado. Justo en ese instante, unos estudiantes corrían hacia la 4.ª para poder huir por ahí hacia el norte, y fue cuando le dispararon a Dilan. En ese momento, y presa del pánico, me metí en un almacén. No había para dónde correr ya más.

No vi ni un vándalo, ni un solo acto de agresión. Lo único que vi fue estudiantes que trataban de recoger los gases y los lanzaban de vuelta. Si la policía no hubiese

adelantado una estrategia de hostigamien-to, de persecución y de aplastamiento de la protesta pública, todo hubiese transcurrido normalmente en la plaza.

La Corte Constitucional, como lo seña-la Santiago Pardo, en la sentencia C-223 de 2017 fue muy clara en señalar que no se requiere ninguna autorización previa para ejercer el derecho constitucional a la protesta. El Gobierno, que tanto insistió en que respetaría ese derecho, no lo hizo. Hoy, el país espera que se judicialice a los responsables intelectuales y directos de la tragedia de Dilan.

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Paro nacional

Por William Ospina

TOMADO DEELESPECTADOR.COM/

Estamos cansados de esa política de directorios, en la que solo los poderosos y los expertos pueden opinar, y cuando el pueblo opina, es

un perturbador y es un intruso. Qué bueno para el poder este modelo en el que somos ciudadanos solo una vez cada cuatro años. Esa voz que nos dice: “Vota y elígenos y ya no opines más”.

Estamos cansados de que la autoridad y la ley y las formas sean más importantes que la gente. Estamos cansados de un mundo que no ofrece salud, sino apenas remedios y quirófanos, en el que la salud hay que esperarla y suplicarla y sufrirla. Estamos cansados de que las decisiones que nos afectan a todos solo consulten el interés de las corporaciones y la voluntad de los políticos.

En Colombia, en 1948, no solo mataron a Gaitán sino al país campesino, al país mestizo, al país indio. Nos ordenaron darle la espalda a la naturaleza y decirle adiós a la agricultura, para imponer un modelo de de-sarrollo que ahora está matando al mundo.

Estamos cansados de ya no saber lo que comemos, en una época absurda, cuando los alimentos no son salud sino fuentes de enfermedad.

Estamos cansados de que sea la gente la que les pide audiencia a los políticos y no

los políticos a la gente. Estamos cansados de que las decisiones sobre cada páramo, cada río, cada bosque, cada cañada, cada rincón del territorio, las tomen los que no los conocen, ni los aman, ni los han visto nunca.

Estamos cansados de vivir como ex-tranjeros en nuestra patria y como extraños en nuestro mundo, pidiéndoles siempre permiso a unos dueños.

Estamos cansados de tener una ju-ventud sin ingresos, una ciudadanía sin oportunidades, una naturaleza que no conocemos, una fábrica de agua que des-truimos, ríos envenenados, bosques tala-dos, selvas que fueron siempre el pulmón del planeta y ahora viven bajo amenazas crecientes.

Estamos cansados de una educación que no nos ayuda a ser humanos, que no nos enseña a ser responsables, que nos enfrenta los unos a los otros, que nos hace avergonzarnos de nuestros abuelos, que no nos enseña a cuidar el mundo, que no

nos da lecciones de orgullo, ni de dignidad, ni de grandeza.

Estamos cansados de esperar: de esperar el gobierno generoso que nunca llega, la economía incluyente que está cada vez más lejos, la prosperidad que prometen, la paz que diseñan sin nosotros, la vida bella que merecemos y que siempre hay que dejar para después.

Estamos cansados de un desarrollo que envenena al mundo, de un progreso que no nos hace mejores, de una comu-nicación que nos hace egoístas y sordos, de una riqueza que produce muerte, de una política que produce odio, de un es-tilo de vida que solo produce desdicha e insatisfacción.

Estamos cansados de humo, estamos cansados de urgencias, cansados de un consumo que solo genera basura y an-gustia. Estamos cansados de papeleos, estamos cansados de trámites, cansados de la voracidad de los bancos y de su tanto por ciento, cansados de que sólo los que engañan sean dignos de crédito.

Cansados de un modelo que les mez-quina las monedas a los pobres para po-derles entregar los billones a las grandes maquinarias corruptas que cumplen con todos los trámites.

Estamos cansados de que el mundo sea ancho y ajeno. Cansados de que ellos se queden con el mundo y a nosotros nos dejen las fotografías.

Estamos cansados de amar con ver-güenza, de engendrar con miedo, de tra-bajar sin ganas, de luchar sin fuerzas, de

morir sin gracia. Y estamos cansados de ser los cómplices de nuestros verdugos, de elegir a los que nos matan, de alimentar a los que nos roban, de admirar a los que nos desprecian.

Estamos cansados de que cueste tan-to una educación que nada resuelve. De que inventen estratos y castas para que cada uno de nosotros quiera ser más que el otro, de que nos dividan para beneficio de ellos, que siempre están unidos para devorarnos.

Cansados de que nos sigan diciendo que al crimen se lo combate con crimina-les, que a la pobreza se la combate con jueces y cárceles; cansados de que las soluciones sigan siendo las mismas que nunca solucionaron nada.

Queremos un país y queremos un mundo. El resultado de 200 años de falsa democracia son los ríos envenenados, los páramos destruidos, las selvas tala-das, las ciudades rodeadas de miseria, el hambre en los vientres y el odio en los corazones.

Estamos cansados de esperarlo todo y de no recibir nada. Estamos cansados, pero ese cansancio no es una derrota. Porque la poesía expresa el alma de los pueblos, y un poeta nuestro, Barba Jacob, escribió los versos más valientes de toda la poesía universal:

“Nada, nada por siempre, y merecía / Mi alma, por los dioses engañada, / La verdad, y la ley, y la armonía. / Sé digna de este horror y de esta nada, / Y activa, y valerosa, oh alma mía”.

ESTAMOS CANSADOS

“Un violador en tu camino”: el canto feminista que le da la vuelta al mundo.

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11Nº 14 / DICIEMBRE 4 DE 2019 EL BANCARIOÓrgano informativo de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios

Paro nacional

La redacción de france24.com

Una multitud con rostro joven, enojada pero festiva, con cacerolas y tambores, está en las calles desde el 21 de noviembre para exigir un

cambio de norte al gobierno conservador que encabeza el presidente más joven en la historia reciente de Colombia.

"¡Nos tienen miedo/porque no tenemos miedo!", han gritado los manifestantes. El país de 48 millones de habitantes que nunca ha sido gobernado por la izquierda y que se precia de su estabilidad institucional y democrática, se subió a la ola del des-contento popular que recorre Sudamérica.

Y lo hizo de la mano de una generación hiperconectada, descreída de los medios tradicionales, que rechaza la violencia y rei-vindica la protesta pacífica y creativa, tras la solución del conflicto armado con las FARC, guerrilla convertida hoy en partido político.

"En los últimos 50 años fuimos la ge-neración del miedo, pero esta gente, la generación de la paz, ya no tiene miedo porque sabe que tiene derechos y se pueden gestionar", señala a la AFP Ómar Rincón, analista de la Universidad de los Andes (privada).

¿Quiénes protestan?

La última vez que Colombia escuchó rugir las calles en rechazo de algo distinto de la violencia fue en 1977. Entonces los sindicatos fueron protagonistas. "En este momento la protesta es esencialmente es-tudiantil y juvenil", según Jorge Melo, autor de Historia Mínima de Colombia.

Los que se manifiestan no superan los 30 años, en su mayoría, y pertenecen a una generación "atravesada por la gue-rra" y que por cuenta de ello, no estuvo en el "centro de la conversación" social, afirma Óscar Almario, antropólogo de la Universidad Nacional (estatal).

Son centenials mezclados con milenials que abrazan las causas ambientalista, mi-nimalista, proderechos de la mujer, de los homosexuales, que fueron eclipsadas por el debate guerra o paz. Además se "solida-rizan con los que tienen trabajos precarios o ingresos limitados" y pueden tener una vejez sin pensión, añade Almario.

Los "hijos de la paz y de lo digital", que no creen en intermediarios y que ya

no pueden ser llamados "guerrilleros por marchar", quieren que la política haga co-sas concretas y prácticas" por sus causas, apunta de su lado Rincón.

Lo paradójico –agrega– "es que el presidente más joven, que enarbola las banderas de la revolución digital, no en-tiende las marchas que son de la revolu-ción digital".

Malestar posconflicto

Duque asumió el poder hace 15 meses con 42 años. Lo que comenzó con una huelga general de sindicatos, indígenas y oposición contra sus políticas, termi-nó en una protesta de baja intensidad y larga duración. Casi siete de cada diez colombianos reprueban su gestión, según encuestas.

Su propuesta de diálogo todavía no convence. Las manifestaciones se suce-den a diario en Bogotá y otras ciudades, y aunque por lo general han sido pacíficas ya dejan cuatro muertos y 500 heridos entre civiles, militares y policías.

Se trata de una protesta multipropósito: contra una reforma que recorta impuestos

a las empresas, en rechazo a la corrup-ción y al asesinato de activistas sociales y exguerrilleros. También clama para que se disuelva la fuerza policial que reprime a los manifestantes y por el cumplimiento cabal del acuerdo de paz y por más acceso y recursos a la educación superior.

El malestar posconflicto pareció insta-larse en uno de los países más desiguales del continente, con un desempleo del 10% que castiga sobre todo a los jóvenes y una informalidad laboral que afecta a casi el 50% de los trabajadores. Y donde, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un niño pobre podría tardar hasta once generacio-nes para alcanzar la renta media.

Hay precisamente una "clase me-dia no organizada marchando", sostie-ne Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación. Una clase media sin un Estado bienestar y con poco margen de ahorro y que, según analistas, vive con un pie en la pobreza.

Alcanzar la universidad pública es difí-cil en tanto la privada es costosa y obliga a endeudarse. Muchos "serán afortuna-

dos" si ganan más de los 235 dólares de salario mínimo, con el que vive el 30% de la población, señala Luis Carlos Reyes, del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana.

Diálogo y desgaste

Ante el descontento social, Duque lanzó una "conversación nacional", pero fue criticado por reunirse primero con políticos y con gremios antes que con los representantes de la protesta. Su estra-tegia es "ganar tiempo, que lleguen las festividades navideñas y que apaguen el paro", señala Ávila.

El mandatario ha anunciado incentivos a las empresas que contraten jóvenes me-nores de 28 años, tres días sin IVA (19%) al año y la devolución de ese impuesto a los más pobres.

Puede que esta vez la protesta no deje mayores "ganancias" para los jó-venes, porque "Duque no oye", pero ya esa "gente fue ganada para la política", sostiene Rincón. "El cambio lo vamos a ver en 10 o 15 años, como pasó en Chile", enfatiza.

MALESTAR POSCONFLICTO:A IRRUPCIÓN DE LOS JÓVENES EN LA PROTESTA

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