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"El banquete aymara": Aspectos simbólicos de las mesas rituales aymaras INTRODUCCION Gerardo Fernández Juárez "Salieron muchos predicadores luego, de los yndios que predicavan así en las punas como en las poblaciones, andavan predicando esta resurrección de las guacas diciendo que ya las guacas andavan por el aire secas y muertas de hambre porque los yndios no les sacrificavan ya ni derramavan chicha. " (Malina 1575/1989: 130) "Una gringa había estado subiendn allá arriba y estaba cerca al Illimani ... ¡se ha desaparecido!, ¡se lo ha comidn!" (Marta Huarachi, La Paz). El apetito de los seres tutelares aymaras , objeto de culto y veneración en el altiplano, no se ha mitigado con el paso del tiempo. Los cronistas del mundo andino reflejan en sus escritos diversas costumbres relacionadas con el sacrificio de ofrendas en lugares de relevante signi- ficación sagrada. El culto a las huacas superó con facilidad las barreras impuestas por la evangelización colonial resistiendo los envites de los extirpadores de idolattías. Por ello resulta frecuente encontrar hoy en el altiplano aymara, así como en distintos sectores de los Andes, diversas creencias y manifestaciones rituales relacionadas con la tierra N2 1, julio 1994 155

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"El banquete aymara": Aspectos simbólicos de

las mesas rituales aymaras

INTRODUCCION

Gerardo Fernández Juárez

"Salieron muchos predicadores luego, de los yndios que predicavan así en las punas como en las poblaciones,

andavan predicando esta resurrección de las guacas diciendo que ya las guacas andavan por el aire

secas y muertas de hambre porque los yndios no les sacrificavan ya ni derramavan chicha. "

(Malina 1575/1989: 130)

"Una gringa había estado subiendn allá arriba y estaba cerca al Illimani ... ¡se ha desaparecido!, ¡se lo ha

comidn!" (Marta Huarachi, La Paz).

El apetito de los seres tutelares aymaras , objeto de culto y veneración en el altiplano, no se ha mitigado con el paso del tiempo. Los cronistas del mundo andino reflejan en sus escritos diversas costumbres relacionadas con el sacrificio de ofrendas en lugares de relevante signi­ficación sagrada. El culto a las huacas superó con facilidad las barreras impuestas por la evangelización colonial resistiendo los envites de los extirpadores de idolattías.

Por ello resulta frecuente encontrar hoy en el altiplano aymara, así como en distintos sectores de los Andes, diversas creencias y manifestaciones rituales relacionadas con la tierra

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Artículos, Notas y Documentos----------------------

(pachamama), los cerros (apus, wamanis o achachilas), ciertos personajes maléficos (saxras, ñanqhas, supayas, anchanchus), restos arqueológicos morada de los antiguos "gentiles"(chullpas) y, por supuesto, santos y vírgenes "mamitas" asociadas a cerros y pro­montorios de antigüedad reconocida en su culto.

Estos seres y personajes sagrados, algunos de tradición prehispánica, otros como las vírgenes y los santos, procedentes del panteón católico que se han incorporado desde la época colonial adaptándose a los caracteres y exigencias de la religión popular andina, muestrdll un empecinado interés por cierto tipo de atenciones culinarias. El entorno geográfico "vivo" en el cual el aymara, como indica Albó (1992:93), desarrolla su experiencia religiosa, exige con periodicidad convites, agasajos, ch'allas y ofrendas diversas;si los hombres no satisfacen este tipo de demanda alimenticia ritual corren el riesgo de sufrir alguna desgracia en su propia familia. Cualquier personaje sobrenatural que se encuentre "hambriento" resulta sustancialmente peligroso; es capaz de hacer enfermar y "comer" gente. La víctima puede ser un miembro de la familia que no cumple con las atenciones rituales, una visita o simplemente alguien que camine por las inmediaciones del lugar culinariamente desatendido, es decir "olvidado"1•

Si el comensal ha sido desairado y no recibe alimento ceremonial alguno, reemplaza el objeto predilecto de sus apetencias culinarias por una víctima propicia;el comensal hambriento se la "come", para calmar un apetito que debiera haber satisfecho suficientemente con la mesa. El plato ritual, la mesa, es emparentada de esta forma con el sacrificio cruento. Mesa y víctima parecen, de este modo, intercambiar sus papeles; el plato ceremonial o en su defecto, la sangre del sacrificio, ocupan un lugar privilegiado en las apetencias culinarias de los comensales aymaras.

La práctica del servicio ritual culinario a los seres tutelares aymaras se enmarca dentro de un principio fundamental que es el que se refiere a las responsabilidades de carácter re­cíproco que se establece entre hombres y "dioses". Los múltiples recursos de atención mutua que existen en los Andes se considera ejemplo apropiado en la cimentación de los vínculos pertinentes con los seres sobrenaturales.

Ofrecer un "pago" o una mesa implica establecer un ayni temporal con su destinatario mediante el cual la productividad y la salud se consideran garantizados durante un espacio de tiempo concreto2• Este tipo de ayni debe ser renovado periódicamente de forma tal que la calidad de la ofrenda justifique la eficacia de los servicios prestados por los seres sobrena­turales.

La comida ha sido objeto de atención recíproca entre hombres y "dioses" desde antiguo. Los hombres del altiplano, así como los de otras regiones andinas, recibieron el alimento y otros recursos culturales de héroes y "divinidades" de carácter ancestral (Wiracocha,

El olvido es una de las causas frecuentes de enfado por parte de los comensales sagrados. Un "maestro" kallawaya originario del pueblito de Ch 'aj aya acostumbra incluir entre los convites a comensales "ol­vidados" ("olvidado" te estamos recordando, te lo estamos pagando con una mesita") con la intención de que sean igualmente complacidos y no incurran en celos poco recomendables. Esta fórmula resulta muy frecuente entre los "maestros" aymaras para complacer a todos los comensales implicados, aunque no se recuerde su nombre;así se dice "amtala, jam am1a1a .... " (recordado, no recordado ... etc).

2 Ayni:Modalidad de intercambio de productos, bienes o servicios de carácter simétrico (Alberti­Meyer: 1974;Esteva 1972:313-329).

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Fernández: "El banquete aymara"

Pachacamac ), como hacen constar ciertas crónicas y tradiciones populares (Calancha 1639:4 l 2-4 l 4;0rtiz 1982:121-128;Morote 1988:101-109). El hambre de las personas, sus carencias y necesidades prioritarias, dependen hoy de la tutela que ejercen diferentes personajes con poderes excepcionales que aparecen implicados en la vida cotidiana de los aymaras. De esta forma, el éxito productivo, la salud, el bienestar familiar y el equilibrio comunitario son deudores, no sólo del trabajo y empeño colectivo, sino que, en última instancia, se ajustan al beneplácito de estos seres tutelares quienes agudizan su complacencia si son invitados a comer.

VIANDAS Y ADEREZOS

Los aymaras del altiplano emplean diferentes ofrendas para satisfacer los reclamos y exigencias culinarias de que son objeto por parte de los seres tutelares. Los "platos" que colman las preferencias gastronómicas de los comensales sagrados son las mesas.

Una mesa es una ofrenda culinaria;un plato de comida ritual que está configurado con una serie de ingredientes específicos. Estos ingredientes son seleccionados según ciertos caracteres sensibles y se manipulan, durante el proceso de elaboración de la ofrenda, para articularlos convenientemente de acuerdo al gusto de los comensales que van a ser agasajados. De esta forma se logra "seducir" a los contertulios del "banquete" complaciendo sus gustos y caprichos culinarios con el "cariño" y tratamiento que corresponde.

Los ingredientes de las mesas son de variada naturaleza, si bien la mayor parte de ellos aparecen en las narraciones de los cronistas más sensibilizados con la religiosidad popular andina (Aniaga 1968:209-2ll;Cobo 1964, II:203; Guamán Poma 1987:258-264). Es el caso de la hoja de coca, las grasas animales ( en especial grasa de llama que denominan llamp' u), especies vegetales, algunas de apreciada fragancia y relieve como la wira q' uwa, excrecencias resinosas (copal, incienso), piedras deleznables (mullu), restos orgánicos variados, dulces, miniaturas de plomo y estaño (chiwchis) vellones de lana de colores diversos y, en su caso, fetos de di­ferentes especies (llama, oveja y chancho, en función de la mesa que se precise). Estos in­gredientes "sólidos" se acompañan de libaciones (ch' a/las) con cerveza, alcohol o vino, según las preferencias de los comensales agasajados3•

El especialista ritual, encargado de la elaboración de la ofrenda, tiene que comportarse como un avezado "anfitrión", habituado a satisfacer los caprichos culinarios distintivos de los invitados. No todos los comensales sagrados comparten idénticos gustos ni son convidados por los mismos motivos. El "anfitrión" aymara tiene que discernir en cada caso la pertinencia o impertinencia de cierto tipo de mesas, dependiendo tanto de la aflicción o carencia que afecta al doliente, como del comensal invitado. Si el comensal resulta complacido en el banquete, es decir, si "recibe" bien la mesa, se considera que adquiere el compromiso de reciprocidad sugerido a lo largo del convite y que permitirá igualmente complacer a la persona que encargó la ofrenda;de esta forma el "doliente", cuya aflicción origina el ofrecimiento de la mesa, espera

3 La crónica de Aniaga (1968),así como los trabajos de Girault(l 988),Frisancho (1988),Kusch(l 977),Berg (1985; 1989),Bastien (1978) Rosing (1990; 1991), Contreras (1985) y Mariscotti (1978),entre otros muchos, contienen abundante información descriptiva sobre este tipo de elementos rituales presentes en los Andes.

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obtener su deseo por intennediación del especialista ritual quien ha convocado el banquete y ha satisfecho correctamente las apetencias culinarias de los comensales implicados en la resolución de su caso. Así pues, el hambre, el apetito de los seres tutelares y sus deseos culinarios son objeto de manipulación por parte de los hombres para resolver igualmente sus propias carencias y necesidades.

LOS COMENSALES

El buen "anfitrión" conoce bien a sus invitados y sabe, por tanto, las "debilidades" gastronómicas que presentan. Estas debilidades son las que el especialista ritual trata de alentar preparando la mesa. Aprovechará la seducción que la ofrenda opera en sus invitados para sensibilizarlos (mediante los ruegos y solicitudes que de fonna exprofesa recomiendan la cortesía y educación aymaras ), con el problema planteado por su paciente. Algunos comensales muestran cierta afinidad alimenticia y no les incomoda compartir una misma mesa. En cualquier caso, es el "maestro" quien decide, según los matices y caracteres propios de la aflicción expuesta, qué comensales tienen que ser convidados en el banquete de la mesa, así como el tipo de ofrenda que mejor se ajusta al caso4

Los comensales sagrados especialmente tenidos en cuenta en la elaboración de las mesas aymaras son los achachilas, lapachamama, el kunturmamani, luriya (gloria), saxras y chullpas.

El achachila es el cerro. El ténnino achachila es un apelativo cariñoso de "abuelo" y se refiere a los personajes que habitan en las cumbres de cerros y montañas, identificándose el propio ténninocon el macizo montañoso (lntipampal991:30;Paredesl976:35;Valdal973: 15). El achachila es el antepasado de la comunidad, encargado de su tutela y protección (Berg 1985:11). Dueño del ganado y de los animales salvajes así como de la lluvia. El prestigio y poder de cada achachila depende, en buena medida, de su porte y tamaño existiendo una minuciosa escala jerárquica. Los más poderosos son los achachilas localizados en la Cor­dillera Real andina, poblada por numerosas cumbres engalanadas de blanco todo el año que resaltan a larga distancia sobre las llanuras pardas del altiplano. El Illimani, Mururata, Illampu o Wayna Potosí se encuentran entre los más señalados e importantes. Sin embargo, cada comunidad posee su propio achachila de corte "local", pero mucho más implicado en el desarrollo habitual de la vida campesina. En ciertos lugares los achachilas, generalmente "masculinos" tienen su contraparte "femenino", t' alias que se corresponden con ciertos promontorios, colinas suaves y llanuras (Martínez 1989:29). Cada achachila tiene su carácter peculiar y su propia tradición legendaria;litigan entre sí por atraer los cuidados y atenciones de los hombres (Monast 1972:87). Poseen un humor variable, lo que les hace sumamente "ambiguos" capaces de infundir un profundo temor entre las personas (Carter-Marnani 1982:289). Cada año, según algunos especialistas, un achachila diferente ocupa la máxima jerarquía ejerciendo el cargo de autoridad (mallku maram) entre todos los demás5•

4 El término "maestro" identifica al especialista en su función.Los choferes y albañiles reciben el ca­lificativo de "maestro" al igual que los especialistas rituales,cuyo valor característico radica en su "saber" específico.

5 Mallku marani ,"el que tiene año",es el término que identifica a la máxima autoridad entre los achachilas.EI mallku marani ejerce su poder temporal en relación con algún aspecto determinado (lluvias,

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Fernández: "El banquete ayrnara·

La pachamama recibe el atributo, más o menos polémico entre antropólogos, historia­dores e intelectuales, de"madre tierra". Su presencia genérica en los Andes está suficiente­mente constatada. La pachamama, responsable de la manutención del campesino, "tierra de pan llevar", como indica Bertonio (1984 II:242), ha sido identificada en esta faceta "maternal" con la Virgen María del culto católico (Monast 1972:54-55;Firestone 1988:109-12l;Gisbert l 980: l 7-22). Algunos campesinos se refieren a la pachamama como a "este mundo" adqui­riendo su naturaleza un sentido cosmológico (Aguiló 1981:164). Lapachamama está siempre presente en todos los actos sociales y religiosos que efectúa la comunidad;la primera gota de alcohol se derrama en su nombre sobre la tierra, ella es la primera que tiene que servirse el trago. A lapachamama se dedica una importante cantidad de ofrecimientos y ruegos en relación con el ciclo productivo (Mariscotti 1978:25-53). A pesar de su relación con los sectores del terreno trabajados por el hombre y su incidencia en la producción (Montes 1986:89) posee, como la mayoría de entidades religiosas andinas, un carácter ambiguo pudiendo provocar daños en los cultivos y enfermedades, cuando no es tenida en cuenta ni "alimentada" en la fonna pertinente (Berg 1989:49-5 l;Aguiló 1985: 174;Frisancho 1988:20-22).

Kunturmamani es el protector del hogar. Su existencia se perfila en el proceso de ci­mentación de una nueva casa, momento en el cual kunturmamani es bautizado con sal sobre sus cuatro "esquinas".

Las ch' alias de alcohol se suceden en tomo a las esquinas de los cimientos y se inten­sifican en los momentos en que la nueva construcción, sin techar todavía, abre sus fauces amenazantes, como si de una gran boca se tratara([akaya), sobre los maestros albañiles que tratan de clavetear las láminas de calamina en el armazón de maderas que soportan la estruc­tura del techo (Palacios 1982:38).

Al concluir la construcción de la casa, kunturmamani "vive" y tiene que ser considerado en las ocasiones ceremoniales pertinentes. Conoce mejor que nadie lo que sucede en el hogar y, en ciertas ocasiones se desploma sobre sus inquilinos devorándolos si éstos no le recuerdan en sus convites y oraciones. Junto a kunturmamani se considera igualmente a uywiri, el criador, protector de los productos agrícolas y de los animales de la familia. En las ch' alias y rezos ceremoniales siempre van juntos.

Gloria es "el cielo";corresponde al alaxpacha, mundo de "arriba" y morada de santos y vírgenes así como de cuerpos estelares y fenómenos atmosféricos. Gloria no es sólo "un lugar" sino también un personaje que comparte una naturaleza común con los santos, las vírgenes, o los rayos. Todos ellos son "gloria". Santos y vírgenes rivalizan por obtener los favores del campesino y fonnan intenninables retahílas en los ruegos y solicitudes que le destinan. Los santos ecuestres como Santiago, San Felipe o San Jerónimo se vinculan al rayo a la vez que este fenómeno atmosférico se erige en el seleccionador cultural de los especialistas rituales aymaras, golpeando a los elegidos con su munición (Bouysse y Harrisl987:5l;Tschopik 1968:195;Huanca 1990:57-59). Los santos y vírgenes que consideran los aymaras en la con­figuración de las mesas aceptan tanto la comida como la bebida que se les ofrece, comida que

heladas, granizo, sequía ... etc). El buen yatiri tiene que saber discernir la autoridad de los mallkus maranis.El sistema de mallkus maranis parece estar inspirado en el propio de los cargos comunitarios que desempeñan temporalmente y con carácter rotativo los miembros de la comunidad (Alba l 989;5,6;Martínez 1983:92).

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en el pasado rehusaban, según se menciona en ciertos documentos coloniales (Rostworowski 1986:11). Algunas vírgenes, especialmente aquellas vinculadas con la tierra y los barrancos tienen fama de ser especialmente "bravas" e incluso, como señala Rasnake (1989:209) en Yura (Potosí), ávidas de sangre humana. Son, por tanto, "comedoras" ocasionales de hombres cuando su apetito no es saciado convenientemente.

Los saxras son una serie de personajes dañinos considerados maléficos y de cierta significación "diabólica"6• Se trata de personajes poderosos, dueños del mineral, el dinero y la música, pero de carácter ambiguo;ofrecen sus riquezas con amplia generosidad a los que les corresponden con trago y comida (Liberman, Godínez, Albó 1989:127-128). Son causa de un buen número de enfermedades relacionadas con la pérdida del alma7

• Se valen del engaño y de la codicia que provocan en las personas para conseguir sus fines.

Los chullpas son los "gentiles";aquellas gentes que poblaron el altiplano antes del diluvio. Los chullpas se identifican con restos humanos procedentes de tumbas precolombinas. Al­gunos especialistas rituales utilizan los cráneos de chullpa en la protección del hogar y en la resolución de cierto tipo de consultas; otros prefieren emplear el cráneo de personas muertas de forma violenta (Huanca 1990:105-112).

Escarbar una tumba antigua en busca de chullpa qulqi (plata de chullpa) o simplemente pasear por sus inmediaciones sin el recogimiento y respeto que la cortesía aymara aconseja respecto a los "mayores", puede resultar muy peligroso;la chullpa acostumbra enojarse y causa una enfermedad característica, chullpa usu o enfermedad de chullpa. En estos casos la carne del afectado comienza a pudrirse y afloran pequeños huesecillos al exterior, según recoge el testimonio de Modesto Capcha, yatiri en el Alto de La Paz: "Chullpa es gentiles, gente antiga. Mal de chullpas es granos, como hueso que revientan, así en manos, así, así se va pudriendo, rojo, amarillo;por eso hasemos pasar chullpa misa con khuchi sullu más (feto de chancho), así gusta a la chu/lpa, su alimento es. Algunos se asustan de la chullpa y así se cogen la enfermedad. Quien toma chu/lpa qulqi disen que muere así no más".

LOS BUENOS "ANFITRIONES"

Los comensales deben ser agasajados por alguien habituado en organizar el banquete de la mesa;alguien avezado en atender a los caprichos y sugerencias de los invitados. Este "anfitrión" especializado ha de resultar exquisitamente cortés en el trato con los comensales, sin ser inoportuno y tiene que mostrar la suficiente capacidad y destreza como para garantizar

6 Los trabajos de Taylor (1980) y Harris (1983) muestran la relación existente entre los diablos y los muertos en los Andes.

7 Los saxras devoran una de las entidades anímicas que los aymaras reconocen ( ajayu) en la persona,una vez que ha sido capturada.provocando la aflicción y dolencia del paciente.El "maestro" tiene que recuperar a toda costa el ajayu por cuanto, a medida que el tiempo transcurre,el proceso se complica resultando más dificil su restitución.Por otra parte,el ajayu puede ser devorado por los saxras que lo retienen si el tratamiento se demora.El ofrecimiento de una ch' iyara misa.en este caso, persigue la liberación del a!ma;es preciso que el saxra o demonio involucrado en su captura.lo "desampare". Merced a la mesa es posible canalizar este acuerdo como si de un ayni se tratara.

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Fernández: "El banquete aymara"

tanto el éxito del banquete como la pertinencia del homenaje que el comensal va a recibir a lo largo del proceso. De esta fonna, complacido el invitado por el trato y el valor sustancialmente sabroso de su comida , el e~µ:cialista podrá interceder con más garantías en favor de su paciente.

Es competencia del especialista ritual la selección de los platos que mejor se ajustan a los gustos de cada invitado;para ello, hay que "saber". Este "saber" conlleva la articulación pertinente de los ingredientes constitutivos de la ofrenda, así como las "palabras" precisas con las que efectuar el convite. Es preciso "rogar" y entregar "con cariño", tal y como recomienda la cortesía aymara, para no incomodar ni "molestar" a los invitados. Parte del prestigio de los "anfitriones" o especialistas rituales aymaras estriba en que no hacen "así no más", sino que "saben" cumplimentar cada ofrenda empleando el tiempo preciso, a la vez que reiteran los ruegos y solicitudes que el cliente desea hacer patente en la resolución de su caso.

En el altiplano aymara existen diversos especialistas rituales cuya denominación diversa ha conducido a la elaboración de clasificaciones complejas por parte de los estudiosos, al incidir sobre ciertos matices distintivos entre sus competencias (f schopi.k 1968: l 79;La Barre l 948:2 l 7-227;Carter-Mamani 1982:294-295;Huanca 1990:27-36)8. Respecto a la elaboración de las mesas, son los yatiris y ch' amakanis los "maestros" aymaras más avezados.

El yatiri, como su propia denominación indica, es "el que sabe". Su especialidad más representativa es la lectura de hojas de coca, elemento de consulta y diagnóstico, mediante el cual es capaz de aventurar predicciones diversas sobre los problemas que le son consultados. Habituado al trato con sus clientes otorga un fonnato narrativo coherente, muy preciso, mediante las hojas de coca, al conflicto que el paciente le expone, ordenando de esta forma la infor­mación aportada por el interesado.

El yatiri es un especialista que , como en otras regiones de los Andes, ha sido "selec­cionado" por el rayo9• El rayo le golpea hasta tres veces, para volverlo finalmente a la vida cargado de poder (Ochoa 1974: l-6;Huanca 1990:56-57). A partir de este momento, el elegido

8 Los especialistas rituales aymaras presentan en los diversos informes etnográficos denominaciones diferentes.Es preciso constatar las variedades locales que existen al respecto;en cualquier caso,se produce un solapamiento de competencias entre los especialistas de mayor "poder" respecto a los de inferior categoría El yatiri fundamentalmente lee la coca.pero también entiende algo de plantas y remedios.luego participa de los saberes del qulliri (curandero);por su parte,el ch' amakani,lee la coca, sabe de hierbas y se comunica con los aphallas ... etc. En la etnografía boliviana se ha privilegiado de una forma marcada los estudios sobre los kallawayas (Oblitas 1978;Bastien 1978;Rosing 1990;1991;Girault 1987) reper­cutiendo en la consideración que estos curanderos tienen de sí mismos,a la vez que el yatiri, salvo apuntes ocasionales (Tschopick 1968;0choa 1974,Albó 1971-1974;1992;Berg:1989) ha quedado ,respecto a los primeros, en una situación marginal .En relación con el yaJiri cabe destacar el reciente trabajo de Tomás Huanca (1990).

9 El rayo no es el único medio de selección de los yatiris y "maestros".Los mellizos ispa tienen muchas posibilidades de ser yatiris,están tocados por el rayo como entidad responsable de la división ;los que nacen de pie;los que se curan por sí mismos de enfermedades que los tenían impedidos;los ciegos y mutilados; determinado tipo de sueños;castigos de carácter "rJÚstico" ;por herencia familiar ,siempre que se obtenga el correspondiente permiso de los achachilas.Otros yatiris "modernos" se hacen con suma rapidez para acudir a los núcleos urbanos con la intención de obtener ingresos de los clientes citadinos("por plata no más hacen estos yatiris",me indicaba una "caserita" de la calle Linares de La Paz) .Buena parte de estos motivos se encuentran ya recogidos en las crónicas de Arriaga (1968:207) y Cobo (1964,11;224).

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se va adentrando en los secretos de la hoja de coca así como en la elaboración de las ofrendas frecuentemente de la mano de otro especialista, de reconocido prestigio en su zona, quien le iniciará en los requisitos imprescindibles que hay que cumplimentar correctamente para "pedir permiso" al achachila y adiestrarse en el ejercicio de su profesión 10. El análisis y profundización en el desempeño de su oficio viene inspirado, tras la ligera base de conocimientos impartida por el "maestro" asesor, mediante sueños. Son los diversos seres tutelares los que aleccionan, en los sueños, al inexperto "maestro" en el perfeccionamiento de las técnicas que debe manejar, según sea el carácter de su especialización. De esta forma, soñando y reflexionando sobre los sueños, algunos "maestros" reconocen haber mejorado notablemente su eficacia.

El ch' amakani es el "dueño de la oscuridad" según recoge Berg (1985:49), derivado de la traducción literal del término. Este especialista tiene la capacidad de comunicarse y hablar directamente con los distintos seres tutelares amparándose en las sombras. Esta cualidad ya fue rigurosamente recogida por los cronistas de la Colonia al referirse a "hechiceros" que hablaban en la oscuridad con sus "demonios" (Guamán Poma 1987:270). Curiosamente los actuales ch' amakanis no tienen inconveniente en hablar con "santos" relampagueantes que acuden a sus invocaciones y se constituyen en los principales ayudantes del ch' amakani;son sus aphallas11 • Este especialista establece, en una sala oscura, una magnífica labor de media­ción entre todos los personajes implicados en la aflicción sufrida por su cliente. Los seres tutelares son convocados y adquieren presencia mediante las diferentes voces que el especialista in­corpora a lo largo de la conversación. De igual forma los sospechosos de haber causado el problema que aflige al doliente son "traídos" a la habitación por los aphallas del ch' amakani y allí se les interroga e incluso son castigados de ser considerados culpables. Con frecuencia los seres tutelares recomiendan el ofrecimiento de alguna mesa destinada a aquellos personajes implicados en la aflicción del paciente. Cuando se despiden y el "maestro" o alguno de los presentes enciende la vela o una lámpara de querosene para iluminar la sala, aparecen tes­timonios que justifican la presencia de los aphallas durante la sesión. Por ejemplo, observar las hojas de coca del "maestro" revueltas y desparramadas fuera del tari (tejido rectangular empleado para llevar la coca), la presencia de algunas hojas alineadas sobre el tapete, o el alcohol derramado sobre el propio tari así como en el suelo de la habitación, son indicios que muestran el gusto inconfundible de los aphallas por el pijchu o akulli de coca, con su respectiva llujt' a (lejía preparada de ceniza de quinoa principalmente) y su afición por el alcohol.

10 El yatiri o "maestro" ritual presenta en lacomunidad un carácter de servicio que hace de su figura un "cargo" de importancia y responsabilidad apreciables como se recoge en las periódicas asambleas co­munales. El "maestro" es una persona que habitualmente cumple o ha cumplido como autoridad, participa abiertamente en las asambleas y su opinión ,dada su veteranía y experiencia ,es escuchada con respeto.En la ciudad,sin embargo, la actuación del yatiri tiende hacia la "profesionalización",cobrando una can­tidad estipulada a cambio de su trabajo.

11 Los aphollas son los personajes consultados por los ch' amakanis en sus sesiones nocturnas.El ch' amakani les considera sus "apoyos" en la resolución de los casos.Llegan "como viento" al interior del recinto, convocados por el especialista.y se disponen sobre el hombro del "maestro" al que tratan de una forma rigurosa.según el carácter de cada aphalla. El "maestro" ,al que los aphallas se refieren como "muchacho"jadea,por el peso que soporta.durante la sesión.

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Fernández: "El banquete aymara"

LAS MESAS

Las mesas aymaras presentan una tipología variada y extensa resultando complicado otorgar una clasificación sistemática que pueda incorporar todas las posibles variantes. Existen diferencias locales, "cada comunidad tiene su costumbre, distinto no más es", y otras de tinte "rural" frente a los usos urbanos que los "residentes" hacen de las mesas12• Por otra parte suelen

Pachamama mesa

12 Los "residentes" ayrnaras son campesinos afectados por el éxodo rural que emigran a las ciudades en busca de ciertas mejoras económicas y educacionales raras veces conseguidas. Sobre su problemática situación y la dificultad del proceso de acomodo urbano:Albó, Greaves, Sandoval (1981; 1982; 1983; 1987).

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comentar los "maestros" que cada uno de ellos hace las mesas "como las mujeres sus platos", es decir distinto, "la mujer sabe preparar como gusta al marido, ¡igual con las mesas hacemos nosotros!". Por tanto, cabe pensar que existan tantas formas de proceder en la elaboración de las mesas como yatiris y "maestros" haya, si bien es posible localizar ciertos usos "de escuela" junto a innovaciones de carácter personal.

A pesar de estas dificultades para encontrar un formato de cierta coherencia sistemática, sí es posible identificar el carácter distintivo de los diferentes platos merced a sus atributos sensibles que son los que justifican la seducción gastronómica que operan en los comensales. El color, el aroma, el "sabor", e incluso el tacto son los elementos que juegan en la identi­ficación de cada plato y, en consecuencia, en la naturaleza de los comensales invitados, así como en la designación de la finalidad o motivo que causa el ofrecimiento.

La mesa de pachamama (pachamama mesa) destaca por el color k' isado de su conjunto. "Pachamama es panqara (flor)" me indicaba en cierta ocasión un célebre "maestro" de El Alto en las inmediaciones de la Ceja13• El color es uno de sus caracteres distintivos, un color seriado, formando degradaciones de color o k' isas semejantes a las identificadas por Verónica Cereceda (1987:184) en las talegas de Isluga14

• El color es un indicio productivo en el alti­plano, la pachamama campesina es flor que antecede a la cosecha. En la ciudad, sin embargo, aunque la mesa presente un formato semejante, pachamama es reclamada cada primero de agosto para el éxito económico en los negocios, la consecución de una buena "pega", la atracción de clientes en el puestito atendido por la "casera". En este entorno urbano, pachamama es "plata" y su consecución parece unida a un empeño personal, individual sancionado por la "suerte". El plato de pachamama es compartido habitualmente por los achachi/as, kunturmamanis y uywiris;junto a ellos se localiza al paciente y su familia así como las en­tidades anímicas que se encuentran en cada persona (animu, ajallu, kuraji, anjil ti la warta). Cada uno de los achachilas invitados así como los familiares y sus respectivas "almas" se "encarnan" en una hoja de coca situada en círculo desarrollado "por la derecha", en sentido contrario a las agujas del reloj.

La inclusión de los diferentes ingredientes de la mesa se efectúa con ciertas variantes apreciables entre los "maestros", pero sí he podido constatar cómo los especialistas rurales valoran el trabajo sosegado, sin prisa; los comensales tienen su "horario" propicio para recibir el convite y debe ser respetado. Los "maestros" rurales invierten una gran cantidad de tiempo en el ablandado de ingredientes, formando una masa homogénea que tiene el aspecto de una esfera grasa de la cual van separando pequeñas porciones. Del amasado concienzudo de los ingredientes depende su propia cocción:"cuando hasemos coser así, todo blando se vuelve", comenta Pedro Chura. Esta bola grasa "cocinada" está configurada con wira q' uwa, titi, mullu raspado, llamp' u y coca, todo ello impregnado en vino dulce edulcorado con ayrampu, (fruto

13 La Ceja es el principal nudo de comunicaciones de la ciudad de el Alto (por encima de los 4.000 metros de altura) ,conectada con la capital paceña por una moderna autopista.En las proximidades de la Ceja selocaliza el mirador del Sagrado Corazón,en cuyas inmediaciones trabajan los yatiris ofreciendo sus sahumerios y mesas hacia los principales achachilas de la Cordilllera Real perfectamente visibles desde el mirador: lllimani,Mururata, Wayna Potosí...etc.

14 La K' isa es un recurso de adorno textil consistente en la degradación transitoria de un color;se aplica igualmente el término a las frutas pasas,muy dulces.

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Fernández-. "El banquete aymara"

muy conocido y estimado en el altiplano de una especie herbácea queratinosa identificada por Girault(l 987:480) como Opuntia soehrensii B&B, );estos ingredientes ablandados y homogeneizados convenientemente, se conocen como los "complementos" de la mesa.

Para los "maestros" urbanos que reciben a los clientes en las "carpitas" y puestos de la Ceja de El Alto y Faro Murillo, el tiempo resulta tremendamente valioso por cuanto, mientras atienden a un paciente en el interior de la carpa, en los períodos de aglomeración de trabajo, resulta frecuente que otro cliente espere en el exterior, de tal forma que el "maestro" debe armonizar en el tratamiento, eficacia, destreza y rapidez, aspectos vinculados de forma indu­dable al propio pulso de la ciudad:"así así, rápido no más quieren, algunos no tienen tiempo", indica Modesto Capcha. Los ingredientes no se ablandan pacientemente como sucede en el campo sino que se trocean y se incorporan al plato mezclándoseu.

El azúcar es uno de lo ingredientes predilectos del plato de pachamama. Su presencia realza el valor de la ofrenda y "casi" garantiza su éxito. El azúcar es un bien escaso en el altiplano y muy caro, por lo que su presencia como vianda de calidad excepcional está justificada en la ofrenda a los comensales sagrados vinculados a la pachamama. En los mercados de re­medios, plantas medicinales y mesas (jampi qhatu) se adquieren las bolsas de muxsa misa,

Amasado de "complementos" para su cocción. (Mesa de pachamama)

15 No puedo extendenne en la descripción etnográfica ni en la transcripción de los ruegos y oraciones que acompañan la elaboración de cada mesa.por ello remito a Femández 1992:240-322.Los productos rurales,hechos de una forma más artesana y paciente contrastan casi siempre con el formato y textura de los urbanos.

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conjunto de dulces variados y caramelos figurados que se incluyen en la ofrenda16• Estos ingredientes dulces, ocupan una disposición axial que induce a pensar en la efectiva sectorialización de la ofrenda en "cuatro cuartos" según un doble sistema de ejes ortonormales definiendo ocho sectores (cuatro de ellos hacia las diagonales o "esquinas" de la superficie de la ofrenda) y un centro (consultar gráfico anexo). Este "diseño" se va rellenando con el resto de ingredientes que pugnan desde la periferia por alcanzar dicho centro, mediante un sistema de círculos concéntricos que desarrollan conjuntamente una espiral centrípeta. El círculo más externo está ocupado por el vellón de lanas de colores ¡¿ isados dispuesto en forma de anillo;posteriormente se colocan las hojas de coca, el llamp' u troceado, los dulces, el incienso, el copa!, los chiwchis, el titi, el mullu, el papel de oro y papel de plata y finalmente, si procede, el feto de llama debidamente adornado, "para que esté vivo" 17•

Todo el conjunto se ch' alla especialmente con alcohol y se ofrece, quemándose en una hoguera preparada a tal fin, mientras se reproducen intensas ch' alias de cerveza en todas las direcciones del espacio. La colocación de cada ingrediente en la ofrenda viene acompañada de los ruegos y solicitudes pertinentes que al tiempo de convidar y complacer al comensal, pre­tenden sensibilizarlo con el problema planteado por el doliente.

En las inmediaciones del lago Titicaca trabajé durante varios meses con un "maestro" de la categoría más elevada (ch' amakani) que otorgaba a los ingredientes dulces de la mesa un valor iconográfico de gran relevancia Es capaz de diseñar, según el motivo de la mesa, diferentes conjuntos "cerrados" que representan el cuerpo, la casa, la familia, el corral, el camino y otros varios, dependiendo de la ocasión. En la mesa de pachamama, este "maestro" dibuja el motivo

16 Los ingredientes dulces de la mesa se adquieren en los mercados de remediosJampi qhatu, empa­quetados y listos para su venta El conjunto recibe la denominación de muxsa misa (ofrenda dulce) e incluye caramelos, figuras dulces, confetis, alguna fruta pasa (k' isa), caramelos en forma de nudo (roscas), "misterios" y pan de San Nicolás. Los caramelos roscados se dice que "amarran y unifican" los ingredientes de la mesa; el "pan de San Nicolás" es una especie de galleta redonda con una virgencita o una estrella grabada en su superficie; los "misterios" son unos dulces rectangulares hechos, a modo de galletas, con azúcar y cal. Presentan en su superficie un grabado en bajo relieve que tiene que ver con el motivo del ofrecimiento. Los "misterios" son elegidos en función del trabajo que se quiere realizar y el tipo de mesa pertinente; otros "maestros" utilizan los "misterios" que entran en la bolsa porque depende de la "suerte" del doliente.

17 El feto "seco", tal y como se encuentra en los puestos de venta de los mercados de remedios.no se puede incorporar a la mesa. Es preciso adornarlo y mejorar su aspecto,como indica Modesto Capcha, "para que esté vivo". Esta vitalidad del feto se consigue humedeciendo su piel con llamp' u (grasa de llama) mediante múltiples fricciones con la grasa por todo su cuerpo al tiempo que se ofrece a los comensales, en todas las direcciones del espacio. El feto brillante y jugoso, por la grasa extendida sobre su piel, se decora con vellones de lana,bien de colores k' isados, bien de color blanco y se le "carga" con quri Tanta, qullqi t' anla,"pan de oro","pan de plata"(láminas de papel brillante, dorado y pla­teado) sobre el lomo, perfectamente sujetos con los husos de lana extendidos. Algunos "maestros" colocan claveles en en las sienes del feto y "aretes" de lana en sus orejas. De esta forma,el feto colocado incluso "parado", en actitud vital, es entregado a la hoguera. Es un ser "vivo" con la vida por "estrenar" el feto sacrificado. Duviols (1977: 117) ,citando a Polo de Ondegardo, relaciona el gusto por los sacrificios de fetos y "miniaturas" en los Andes por sus aparentes ventajas en pasar desapercibidas a las auto­ridades coloniales y dentro de un proceso de privatización del ritual; sin embargo, estimo que resultaria muy interesante profundizar en el concepto de "escala" y en el valor social y cultural que los andinos contemporáneos otorgan a las propias miniaturas.

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Fernández: "El banquete aymara"

Los círculos configuratlvos de la ofrenda (mesa de pachamama)

de la consulta con los ingredientes dulces, mientras "complementa" la ofrenda con los que previamente ha reblandecido configurando pequeñas esferas grasas.

La mesa de pachamama se emplea, en el dominio rural, el primero de agosto tratando de garantizar un fructífero año de producción agrícola;algunos la ofrecen durante la siembra aunque ya no es tan frecuente como parece lo fue en el pasado ("porque ya no darnos mesas, así el campo apenas produce"). La víspera de Candelaria se ofrece una "pagansia" a la pachamama para que

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los productos sigan madurando en la forma pertinente y finalmente, tras la cosecha, se festeja a los productos, en la festividad de ispiritu (víspera de Pentecostés) entregando una ofrenda a las ispiillas para que no se vayan y sean más generosas en la próxima cosecha18• En la festividad de San Juan algunos ancianos recuerdan la costumbre de efectuar un mesa a las illas del corral, una vez marcado el ganado con la ch' ikulla de color sobre su lomo (un vellón de lana de color), si bien parece que esta tradición se va perdiendo en esta parte de la península de Huata donde recogí los datos 19• Si se considera que pachamama ha "cogido" (katjata) el alma de algún paciente y lo está haciendo enfermar, se le ofrece su plato predilecto, es decir , la mesa apropiada, para que lo libere a cambio;a la vez que el ofrecimiento de la mesa se acostumbra llamar el animu del paciente, en especial cuando el doliente es un nifid°.

En la ciudad, las mesas de pachamama se ofrecen durante la primera semana de agosto, concretamente la víspera del primero de agosto. La tierra "está abierta" y recibe satisfecha las ofrendas, eso sí, es preciso madrugar, para que corresponda a las solicitudes que se hacen por cuanto, una vez "harta", ya no resulta tan complaciente. Los ingredientes se integran en esa dinámica centrípeta que otorga al conjunto un aspecto confuso, "mezclado". Las mesas de "color" o de pachamama que se ofrecen en agosto, están relacionadas con solicitudes fundamental­mente económicas (atraer a los clientes del negocio, encontrar "pega", mejores rendimientos ... etc). En este tiempo se acostumbra a ch' aliar los carros y movilidades, por parte de los "chofersitos" en las apachitas y lugares de tránsito de especial veneración21 • La ch' al/a del auto suele incluir el ofrecimiento de alguna "mesa de color" con la esperanza de que el auto no se accidente y procure abundantes beneficios a su duefio.

El color de la mesa campesina que el "maestro" ha relacionado , como atributo propio de la pachamama, con la flor y la productividad agrícola, en la ciudad se impregna del brillo

18 Las ispiillas son consideradas como los espíritus responsables de la germinación de los productos(Bouysse-Hanis 1987:48; Albó 1992:96). Son las ispiillas, especialmente la ispiilla de la papa, las que resultan especialmente consideradas tanto en la siembra como en la cosecha (en el "pago" a los productos). Se urge a la ispiilla a que se quede con la familia, que no se vaya a las chacras de otras personas. A veces ispiillarecrimina el trato de que es objeto por la familia, "¡al perro me han botado!" y se marcha donde le traten con mayor respeto. Por eso, cuentan los mayores que nunca hay que dejar ninguna papa en el suelo, por pequeña que resulte, ni hay que quejarse por la escasez de la cosecha, siempre hay que recibir "con alegría", para que ispiilla mama no se enoje y se marche.

19 Las illas se encargan de la fertilidad reproductora del ganado. El término procede.como muestra Albó(l 992:96) de Jllapu, rayo, que es quien posee el poder multiplicador de los seres. Algunos amuletos y talismanes con forma de animal efectuados de piedra tallada (mullu) , reciben el nombre de illa; estas illas protegen y multiplican el ganado (Berg 1985:62). Sobre los usos rituales que los pastores andinos efectúan con el ganado destacan,entre otros los trabajos de Flores(l977:21 l-237), Gow(l975:141-164) y sobre los atados, Zom (1987:489-522).A excepción del señalado de los animales, extendido en los Andes, no he observado especial atención ritual del ganado en esta parte del lago Ti ti caca (entre Achacachi y Huata -Provincia Omasuyo-). Si bien es cierto que en este sector no se dan especies "andinas" como los auquénidos próximos de Ulla-Ulla. La llama se deja ver en ciertas ocasiones en el mercado ferial de ganado de Achacachi y constituye un preciado trofeo en los principales torneos de fútbol que se disputan en el sector.

20 Los niños, al asustarse, pierden con facilidad el animu que es una de las entidades anímicas que in­tegran el alma de las personas.

21 Lugar sagrado en el paso entre cordilleras donde el viajero reza, hace sus peticiones incluyendo algún ofrecimiento de coca y alcohol, recuperando el ánimo y la fuerza para proseguir con la convicción de que todo transcurrirá con normalidad.

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Gloria mesa

metalizado de la plata cuyo logro resulta de una empresa individual afortunada, es decir, propiciada por la "suerte".

La mesa de Gloria, luriya misa, se coooce como "mesa de salud", o salutu misa. Se recoooce formalmente por sus ingredientes dulces ("misterios", caramelos, confetis ... ) todos ellos de color blanco. El color blanco es igualmente el que corresponde a los vellones de lana que se emplean en su elaboración (algunos "maestros" utilizan algodón). Admite la inclusión de claveles, blancos o rojos, así como el uso de vino dulce en las ch' alias. Es desaconsejable abusar de las "especias" fragantes como la wira q' uwa e inapropiado el uso de alcohol. Gloria gusta del aroma del incienso que debe obtenerse "purito", sin adherencias ni mezclas y finamente molido. La "mesa de Gloria" o "mesa de salud" resulta pertinente en el tratamiento de los pacientes asustados por el rayo. "Gloria" incumbe a un conjunto de personajes, símbolos y fenómenos atmosféricos que le pertenecen. Los santos, las vírgenes, los calvarios, así como velas, cálices, ángeles , soles, cruces y rayos (todos ellos blancos), son de Gloria, pertenecen a Gloria. Los "misterios" de Gloria deben ser blancos y presentar en su superficie una imagen grabada de alguno de los motivos precedentes. Este aspecto de la blancura de Gloria no deja de levantar suspicacias entre los especialistas rurales que consideran que esta "mesa blanca",janq' u misa, como también es denominada, es un invento de los comerciantes y "caseras", a la vez que un abuso de los "maestros" de la ciudad, para hacer más plata, por cuanto se trata simplemente de azúcar teñido ("igual no más es, azúcar no más es"). El formato de construcción de la "mesa blanca" depende de los criterios del especialista y se asemeja a lo comentado para la pachamama;cambia el destinatario del plato (vírgenes, santos y rayos), pero el modelo

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configurativo resulta semejante. En las proximidades de Huata (Provincia Umasuyo, Depar­tamento de la Paz), la "mesa de salud" o salutu misa, tiene por finalidad proteger a la familia.

El ch' amakani prepara esta ofrenda cuando existen problemas internos que afectan a la familia tratando de devolver el orden y hermetismo pertinente a la unidad familiar a través del conjunto cerrado de los ingredientes de la mesa. En este sentido, la salud depende no solamente de la dolencia corpórea sino del entorno familiar en que se desenvuelve el paciente22•

La ch' iyara misa o "mesa negra" es el plato predilecto de los ña,u¡has, saxras, anchanchus, y, en ciertas ocasiones, según el criterio del especialista, de los chullpas. Son seres demoníacos, hambrientos, voraces que acostumbran a fastidiar y molestar a los solitarios y flojos de ánimo, robándoles el ajayu y haciéndoles enfermar gravemente. Estos seres curiosos y molestones gustan de la ch'iyara misa y se afirma que liberan (desamparan) el ajayu del doliente, si son complacidos con este plato. El azúcar les desagrada profundarnente23.

La "mesa negra" está configurada por un conjunto de especies herbáceas, bayas tropi­cales, semillas, espinos, excrecencias resinosas y restos orgánicos. El empleo de la "mesa negra" en el dominio campesino responde a esta circunstancia provocada por el "robo" del alma, por

Ch'iyara misa

22 En cierta ocasión el "maestro" Cannelo Condori recomendó a una de sus pacientes,ante la inminencia del parto.hacer pagar una "mesa de salud".Su joven marido,obrero en La Paz, apenas se preocupaba en visitarle en su comunidad;era preciso preparar la mesa para garantizar el orden familiar de la pareja así como para ajustar los órganos internos de la madre con la intención de facilitar el nacimiento y su posterior recuperación física

23 Los saxras rechazan el azúcar porque no comen "rico",según criterio de Carmelo Condori.

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Fernández: "El banquete aymara"

parte de alguna de estas entidades maléficas. Entre los "residentes" urbanos, sin embargo, su empleo se agudiza en relación con la envidia y la maldición producida por los desarreglos conyugales y el excesivo celo de los vecinos ("en la ciudad no hay cómo confiar"). La "mesa negra" es, por tanto, el plato propicio de los saxras y, al mismo tiempo, recurso de "limpia simbólica" o devolución del "daño" provocado por una voluntad maléfica cuyo ejercicio precisa de la participación de un layqa azuzado por el rival24; este último aspecto, relativo a la vigencia de los procesos de higiene ritual y alejamiento de maldiciones y penas ha sido puesto de relieve por Rosing (1990) entre los kallawayas.

V arios de los frutos y semillas muestran en su propia estructura y denominación el rechazo que se pretende del daño. Es el caso del kuJi kuti, variedad de leguminosa propia del Chaco cuya estructura espiroidal está desarrollada "hacia la izquierda"; ch' iqa ch' ankha, hilo negro y blanco trenzado hacia el lado izquierdo que se emplea igualmente en los procesos de limpia ritual, alejando la enfermedad y que habitualmente se incorpora en la elaboración de la "mesa

Ch'iyara misa (devolución del mal)

24 El layqa es el "brujo" .Existen acusaciones y reproches por la actuación dañina de alguno de los "maes­tros", pero ninguno afirma serlo.Curiosamente, aunque nadie dice saber cómo trabajan estos especialistas,los "maestros" consultados reconocen el empleo de sapos,lagartos y figuras dañadas con espinas así como preparados de inmundicias que supuestamente producen la maldición.El yaliri que devuelve la maldición hacia su causante para que le llegue a éste el daño y no a su paciente,no es concebido como layqa.En cualquier caso los layqas tienen poder para matar,saben cómo hacerlo y cobran ex­traordinarias sumas por sus servicios.

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negra"25• Los componentes de la ch' iyara misa son secos, queratinosos y duros. El color ca­racterístico de la ofrenda es el negro, debido a la base de papel de calco negro que se emplea, así como a los vellones de lana de idéntico color que conforman el círculo periférico de la ofrenda. La fragancia de la "mesa negra" se distingue con facilidad en los mercados;el olor de la q' ili q' uwa, y las excrecencias del copal y el incienso negro hacen de este plato un conjunto poderosamente aromático. El alcohol "puritu" es el trago predilecto de los saxras y con él se efectúan las libaciones correspondientes antes y después de "hacer pasar" la ofrenda en la hoguera

Los chullpas tienen igualmente su propia mesa, a pesar de que algunos yatiris y "maes­tros" prefieren convidarlos como a los saxras y demonios empleando ch' iyara misa. La chullpa misa, sin embargo, difiere ostensiblemente de la ch'iyara misa;es otro su "sabor" por cuanto los ingredientes que la componen son de distinta naturaleza y presentan atributos sensibles di­ferenciados.

Los ingredientes vegetales de la chullpa misa son variedades silvestres del altiplano (mutu mutu, akhana, kantuta, qañawa ... etc), de tal forma que el especialista apenas tiene que dar un paseo en los alrededores para localizar los ingredientes fundamentales, si bien, algunos más específicos y sabrosos para la chullpa (como el feto de chancho, khuchi sullu, o la qañawa)

Chullpa mesa

25 Las especies herbáceas de la ch' iyara misa son consideradas medicinales por los especialistas,"hierbas de monte" que resultan aptas para combatir diversos trastornos orgánicos,de esta forma cubren el espectro probable que la enfermedad,causada por la maldición,pueda presentar.La mayor parte de los frutos,semillas y bayas de la ch' iyara misa son especies que no se dan en el altiplano,sino en los trópicos,son "de afuera".

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probablemente tenga que adquirirlos en el mercado. Los chullpas gustan de las grasas crudas, ch' uqi [¡¡¿ i, de cinco especies diferentes:gallina, oveja, chancho, vaca y conejo (mejor si es conejo de Castilla). Así pues, junto a las especies vegetales autoctónas, los chullpas decantan sus preferencias culinarias por las grasas animales "ajenas" (la grasa de los diferentes camélidos andinos no resulta pertinente en su comida). El chancho es el animal predilecto de chullpa, por eso se acostumbra utilizar un feto, correctamente adornado con lanas de colores, en la preparación de la ofrenda. Si no se dispone de khuchi sullu (feto de chancho), se puede utilizar feto de oveja. Las especies herbáceas y grasas que conforman el plato de chullpa constituyen los ingredientes que éste prefiere; el "maestro" invita a la chullpa con gran dedicación y cariflo como si aquellos ingredientes "modestos" fueran de excepcional calidad, como excepcionales son los alimentos de pachamama. Los tonos cromáticos de la chullpa misa son igualmente ch' uqi, crudos, "naturales". Admite el azúcar en pequei'las proporciones, si bien su empleo no resulta imprescindible para complacer sus caprichos culinarios.

SIGNIFICACION DEL GUSTO:COWRES , TEXTURA, OWRES Y SABORES

Adentrarse en el ámbito de la significación simbólica siempre resulta complicado y creo que debe hacerse con las debidas reservas, utilizando de una forma extensa y al mismo tiempo minuciosa, la información etnográfica. Este ha sido mi empei'lo en la captación de los rasgos sensibles de las ofrendas, así como en las estrategias diversas de preparación que presentan los platos y los atributos específicos de cada ingrediente, a partir de los datos aportados tanto por los "maestros" como por sus pacientes.

La preparación de las ofrendas se ajusta a distintas normas de articulación de los ingre­dientes que las componen. En el dominio rural, los procesos de ablandamiento y amasado de los "complementos" son los responsables de la cocción del preparado ; los "complementos" tradicionales y el azúcar "moderno" se integran por separado en la ofrenda, constituyendo un tinku culinario. Los "complementos" tradicionales son la "sal" de la mesa, mientras que los ingredientes dulces, sobre los que recae el carácter de la aflicción o solicitud expresada por el cliente, son su "azúcar". Sal y azúcar constituyen los condimentos "extremos" que se enfrentan en el tinku de la mesa. Tradición y modernidad así como naturaleza y cultura son baluartes que entran en juego en el desarrollo de este enfrentamiento. El equilibrio que fundamenta las reglas del tinku muestra las excelencias de un compromiso en el que ninguno de los bandos es derrotado por completo;ambos resultan fortalecidos pese a que el azúcar muestra cierta hegemonía y poder sobre la sal que, de forma subordinada, la "complementa".

El desarrollo de este tinku culinario establecido en las mesas rurales presenta diferentes caracteres dependiendo de los comensales implicados. Pachamama y sus afines como kunturmamani y achachilas aceptan las reglas del encuentro entre la sal y el azúcar. En su seno, lo antiguo y lo moderno, así como los dominios de la naturaleza y la cultura encuentran cierto acomodo y equilibrio complementario. "Gloria" se decanta con claridad por las excelencias del azúcar, como corresponde a la distinción de un paladar refinado y exigente. No soporta los condimentos fuertes ni los aromas penetrantes. Su dominio es lo moderno y la cultura, con breves alusiones a la tradición. Saxra, por el contrario, es partidario de los sabores bravíos, picantes, extremos. Su dominio es la naturaleza y la tradición;rechaza las novedades del azúcar.

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Tinku culinario

Por su parte, chullpa pennanece en plena naturaleza;sus recetas hablan de los sabores de "otros tiempos" con sus ingredientes "crudos" y el feto de chancho, animal de cierto corte "precultural"26•

Los "sabores" de las diferentes ofrendas expresados en los caracteres sensibles de las mesas son los que seducen de una fonna manifiesta a los diferentes comensales.

Los colores de la mesa de pachamama, el equilibrio establecido en el tinku entre los ingredientes salados y dulces fundamentan su carácter sabroso. El encuentro articulatorio y complementario entre el presente y el pasado así como entre naturaleza y cultura expresado a través de los colores, la "blandura" en la manipulación de las viandas y la fragancia de sus componentes, hacen del plato de pachamama, un plato "rico", sabroso. Gloria prefiere el com­ponente dulce, renunciando a las especies y condimentos de la ofrenda;su plato es "delicado"como su paladar y culinariamente "insípido"Z7. Saxra no soporta el dulce, sus preferencias van por lo "picante", por el abuso de condimentación y las fragancias penetrantes; color negro, abundancia de "basuras" y despojos como resinas aromáticas , espinos, especies

26 El chancho es un animal glotón, reñido con la actividad agrícola,esquilmador de los cultivos y de com­portamiento presocial ,"fétido" (Bernand 1986: 152).

27 La comida sabrosa ,en el dominio rural aymara, ha de ser picante;según Carmelo Condori,"comer sin picante no es comer".En la ciudad.el propio Carmelo comenta haber participado con algunos com­padres comiendo locoto crudo para ver quien era más "macho" aguantando el picor.

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herbáceas queratinosas que aparecen mezcladas, sin apenas articulación posible28• Chullpa, por el contrario, se satisface con viandas culturalmente "crudas" como ciertas grasas animales y especies herbáceas del altiplano, privando los tonos naturales.

En las mesas urbanas empleadas por los "residentes" predomina la mezcla frente a la diferenciación y enfrentamiento de condimentos de las rurales. En la mesa urbana, el encuen­tro a través del tinku entre condimentos opuestos, parece desvirtuarse en favor de la mezcla y la definición de un centro de poder. Este "centro" de la mesa configura la principal estrategia de articulación de los ingredientes que parecen competir entre sí por acceder paulatinamente a dicho centro. En el dominio culinario urbano es el taypi (centro) el recurso articulatorio de ingredientes que emplean los "maestros" urbanos para establecer la integración complemen­taria de viandas en el seno de la ofrenda. De esta forma, el tinku, característico del dominio rural, es sustituido por el taypi en un ámbito como el urbano, donde prevalece la "mezcla" resultando difícil discernir, como en la ofrenda, "quién es quién".

El carácter complementario establecido entre el condimento "masculino" (la sal y los picantes) y el "femenino" (el azúcar), cuya confrontación constituía la espina dorsal de las ofrendas campesinas de pachamama, sufre un cambio ostensible en el caso de las mesas urbanas. El modelo en el que se mide la articulación entre las viandas de la ofrenda no es la reciprocidad característica del tinku campesino, sino la competencia hegemónica del taypi. Es en el taypi donde los condimentos opuestos de las mesas citadinas (azúcar/sal; cultura/naturaleza; Pre­sente/pasado; femenino/masculino) encuentran una sólida conciliación.

El modelo de integración familiar evocado por la figura del hombre y la mujer definida por Harris (1985:18) como chacha/ warmi, que refleja una complementación perfecta entre ambos, (sal y azúcar de la mesa), resulta compatible con lo expresado por Platt (1980:164) en el término Yanantin (lo que va naturalmente emparejado) que ilustra el tipo de relación pertinente en el dominio rural. Esta relación de simetría especular perfecta hacia la que debe orientarse la relación entre hombre y mujer, parece ceder en el ámbito citadino; el término yanantin (yanani en aymara), característico entre los Macha de Potosí como modelo de ar­ticulación y equilibrio en la relación familiar entre hombres y mujeres, cede ante el auge de la situación ch' ulla (lo que va solo, sin su contraparte) de la ciudad. La lucha por el dominio del centro afecta el hogar de los "residentes" produciendo notables desajustes en el orden familiar y cierta competencia entre hombres y mujeres.

DE LA OFRENDA AL SACRIFICIO

"De las pachamamas, color le gusta, lana de color, dulces de color, puede ser q' uwa, ¡muchas cosas entran!, pues porque ese es su comida Le gusta el color, sus sapitos, su viborita, recibe con todo corazón, con todo su fe. Cuando se puede nos entregar , así

28 La apariencia que muestra la ch' iyara misa es un conjunto inarticulado de "inmundicias" y desechos que, como indica Rosing (1991:115),semeja "basura".

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En busca del taypi

su sapito, o le estamos dando una víbora o digamos le estamos cociendo del color de la gente, los gentesitos, así, hombre, mujer, es como decir, al tío le estamos convidando gentes, como gentes para que nos ayude. " (Severino Vila, "maestro" kallawaya).

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Fernández: "El banquete aymara"

Entregar la mesa a pachamama es como "darle gentesita"29• Hemos visto al comienzo del artículo el deseo ostensible y frecuente por las personas como "manjar" predilecto que muestran los seres lutelares aymaras. La "hambruna" y voracidad de los distintos comensales sagrados invitados en las mesas se mide por su deseo más o menos implícito de carne humana.

El "tio" del socavón, los ñanqhas y saxras del altiplano, la propia pachamama y los nevados achachilas, así como ciertas vírgenes vinculadas con barrancos de difícil acceso son seres que propician el sacrificio humano y resultan potencialmente "caníbales", comedores de personas. Buena parte de los procesos patológicos considerados en relación con estas entidades, se asocian al hecho de que el ajayu arrebatado o perdido de la víctima, está siendo devorado'.lO. Los comensales sagrados aymaras comen, como lo hace la gente. Este aspecto ya fue relatado con sorpresa por los primeros cronistas;sorpresa que fue igualmente conside­rada por los nativos quienes difícilmente podían comunicarse con unas "imágenes" (los santos y vírgenes) que por aquel entonces, ni hablaban ni precisaban alimentos. Parece que santos y vírgenes han adoptado ciertos caracteres propios de los seres tutelares andinos, aceptando una dieta especial y rompiendo ese silencio del que eran entonces acusados31 •

Hemos invertido la tortilla;la mesa que es empleada como ofrenda alimenticia capaz de satisfacer el hambre de los comensales sagrados, evitando de esta forma que su apetito se satisfaga con personas, es ahora entendida como sacrificio cruento; es decir como "persona" expresada simbólicamente a través de los diferentes ingredientes culinarios. Los ingredientes grasos, especialmente el llamp' u (grasa de llama) y la masa elaborada con el ablandamiento de in­gredientes ya era considerada en el pasado como pertinente en la preparación de figuras antropomorfas que se sacrificaban "en lugar" de la víctima cuando se trataba de gente "andina" (Arriaga 1968:210-211) 32• Las hojas de coca que representan al paciente y su familia, los animus,

29 El llamp' u, la grasa del pecho de la llama,(de su "centro") reemplaza al animal en la mesa;" en su lugar de la llama, ponemos pues untu (llamp'u)",comenta el "maestro" Ignacio Caillanti.Los infor­mantes de Monast ( 1972: 159) al hablar del sacrificio de la wilancha, indican que es la sangre del animal sacrificado la que los representa,en su lugar.Abercrombie (1986:264-265) muestra en su trabajo la re­lación existente entre llamas y hombres, merced al tratamiento "humano" que se otorga a las llamas objeto de sacrificio;por si fuera poco.en la crónica atribuida al padre Bias Valera éste insiste,tratando de demostrar la inexistencia de sacrificios humanos,en el ofrecimiento de auquénidos,en lugar de per­sonas (Urbano-Sánchez 1992:55).

30 El alma de los jaqi (persona) aymaras presenta diferentes principios o entidades.Berg (1985: 13) habla del jisk' a ajayu (alma pequei\a) y del Jach' a ajayu (alma grande); otros comentan del qamasqa.Los "maestros" en la elaboración de las mesas consideran como elementos de identificación del paciente.su nombre,su animu,ajayu,kuraji, anjil tila warta (angel de la guarda). El ajayu es un principio anímico.descrito como "aire" o "sombra" que puede ser capturado y comido por las entidades maléficas del altiplano,causando la enfermedad e incluso la muerte del afectado.Cuando los nii\os enferman de susto.se dice que ha sido su animu el extraviado.aunque no he encontrado una clara distinción entre animu y ajayu (Carter-Mamani 1982:349-350).

31 Los aphallas de los ch' amakanis contemporáneos, pueden ser santos ecuestres (depende del "camino" que siga el propio ch' amakani). Hablan y reciben ofrendas, administrando lo que toca a cada comensal.

32 Los andinos y los espíritus de los cerros (apus, wamanis o achachilas ) parecen compartir una natu­raleza corpórea semejante . La grasa de llama y la harina de maíz no sólo es susceptible de representar imágenes de personas como atestigua la referencia indicada de Arriaga en la época colonial sino,como recoge Ossio (1988:102) es la misma "materia" que sirve para representar simbólicamente a los wamanis.Los jaqi aymaras conciben un cuerpo perfecto como "piedra";los kallawayas ,por su parte ,al Norte del Departamento

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corajes y ajayus de cada uno de sus familiares, la capacidad expresiva de la mesa como "cuerpo hermético" constituido por los ingredientes dulces33 , permiten configurar con la mesa el ali­mento preferido por los comensales sagrados:los propios hombres y mujeres aymaras. El deseo "caníbal" de las divinidades aymaras afecta igualmente a la sociedad. No es sólo el cuerpo desarticulado del enfermo sino su entorno familiar, el hogar y la red pertinente de relaciones sociales la que se pone en juego durante la preparación del plato. La rigurosa exactitud con la cual es preciso elaborar la ofrenda, ciñéndose a las normas usuales de comportamiento y cortesía exigidas en cada momento por la sociedad aymara, implica a esta, igualmente, en la solución del problema A través de la mesa es el cuerpo del doliente y la propia sociedad afectada la que es objeto de sacrificio.

UN SACRIFICIO GENEROSO

La mesa es algo más que una ofrenda alimenticia. Es un sacrificio cruento. En cierta forma, es la antítesis de una misa católica34 • El yatiri emplea ciertos recursos ceremoniales inspirados en la parafernalia católica y en los atributos de los sacerdotes35 • Mediante el ofrecimiento de la mesa, los aymardS conciertan el ayni más generoso de que son capaces; se ofrecen a sí mismos junto con todo aquello que más desean, para obtener los dones que precisan. La mesa es el punto de encuentro conciliatorio capaz de articular los deseos y necesidades de unos y otros;lo que a los "dioses" alimenta, cura a los hombres consolando sus carencias y aflicciones.

El conjunto de dones alimenticios que los aymaras entregan en el sacrificio de la mesa configura el "mundo del querer" cuyos beneficios esperan obtener tras el holocausto del plato. Este con junto de dones se ofrece con mucha frecuencia de una forma estereotipada que incluye

de La Paz ,reflejan la pertinencia de la metáfora del cuerpo-montaña (Bastien 1978;1986: 9-11).Cuer­pos humanos pensados como piedras y montañas,compartiendo una naturalez.a próxima a la de los achachilas a quien pertenecen los aymaras al nacer.antes de ser bautiz.ados (Albó 1992:89).

33 Cannelo Condori,entre otros motivos.es capaz de estructurar con los ingredientes dulces de la mesa el cuerpo "perfecto" ,cerrado, "como piedra" del doliente con la intención de que nada ajeno pueda penetrar en él.

34 Los términos "mesa" y "misa" se encuentran confundidos en la propia terminología de las ofrendas. Esta circunstancia tiene que ver con la significación propia de la mesa y va más allá de la simple confusión fonemámica entre los sonidos vocálicos i/e característico de las lenguas andinas. Más que la versión "andina" de la eucaristía católica creo que "mesa" y "misa" responden a un modelo sacrificial de carácter inverso.En la misa católica es Cristo ,bajo las formas sagradas del pan y del vino el que se hace alimento de los creyentes;en la mesa aymara es eljaqi (persona madura),representado a través de los ingredientes y en las normas culinarias de articulación de la ofrenda.el que resulta "comido" por sus "dioses".En el primer casoJa divinidad católica es comida por sus fieles, en el segundo son los fieles aymaras los devorados por la divinidad.

35 Los yaliris, especialmente los que trabajan en los núcleos urbanos.acostumbran rodearse de objetos de poder similares a los que emplean los sacerdotes en la liturgia católica;de esta forma usan crucifijos para hacer sus invocaciones y leer la coca; repican campanas acompañando ruegos y oraciones ,para "llamar animu",comparten el vino ("como de dios su sangre", indica Carmelo Condori) imponen las manos.ofrecen la mesa ... etc.El "maestro" Cannelo Condori sólo establece una diferencia fundamental entre la actuación del padre y la de los ch' amakanis y es que el padre se comunica con su "dios" por el "libro",mientras que los ch' amakanis lo hacen directamente con sus aphallas.

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Fernández: "El banquete ayrnara"

¿Mesa, "misa"?

la cuatripartición de la ofrenda en cuatro cuartos con sus "esquinas" respectivas, objeto de atención ritual a lo largo de la elaboración del plato36.

36 Las "esquinas" de la mesa definen los límites de la ofrenda y son especialmente atendidas durante su elaboración. Este papel otorgado a las cuatro esquinas de la mesa se fundamenta en el equilibrio deseado del conjunto "arquitectónico" que se construye con los ingredientes.Carmelo Condori realiza los di-

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''Clausura" de la mesa

seños de las mesas,como si estuviera levantando un muro (pirqsuña) utilizando los dulces como adobes (ti/ca). Las esquinas son esenciales para evitar el descalabro del conjunto, tienen que aguantar su peso; por esta circunstancia ,las esquinas de los cimientos,al construir un nuevo hogar.reciben una atención ritual privilegiada,tienen que soportar el peso sin agrietarse.Por otro ladoJas esquinas son las delimitadoras de la mesa y los límites presentan una gran carga simbólica en los Andes (Molinié l 986-87:251 -286).

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Fernández: "El banquete aymara"

La inclusión de los ingredientes de la ofrenda reproduce de forma reiterativa un movi­miento circular que se efectúa en sentido contrario a las agujas del reloj, privando la derecha frente a la izquierda. Dicho movimiento, según algunos especialistas rituales consultados, permite "cerrar" convenientemente la ofrenda y reproduce el orden del convite apropiado en las re­uniones comunitarias, así como el movimiento descrito por el sol durante el ciclo diario, saliendo "por su derecha" y ocultándose "por su izquierda"37• Este proceso reproducido en las ch' alias o libaciones rituales sirve para distinguir al "buen maestro" del inexperto. Por eso resulta tan importante saber convidar en el orden preciso a los diversos achachilas sin error, describiendo la vuelta completa al horizonte en el sentido indicado. De esta manera, espacio y tiempo en­cuentran una formulación pertinente en la ofrenda, tanto en lo que respecta a la configuración de la mesa como en la naturaleza de sus ingredientes (sal /azúcar). Espacio y tiempo son las viandas fundamentales que la mesa necesita articular convenientemente para resultar "sabro­sa". Junto al hombre y la sociedad es el pacha, confeccionado con los condimentos de la mesa, el objeto principal de atención culinaria que los comensales aymaras desean;un pacha cuya estabilidad se ve amenazada por las aflicciones humanas y que los buenos "anfitriones" deben restaurar, sacrificándolo en el holocausto de la mesa.

La mesa: Sacrificio del pacha

37 El movirrúento circular en sentido contrario a las agujas del reloj.con el que los "maestros" incorporan los ingredientes del plato,consolida una estructura "cerrada" oportuna para evitar la presencia de comensales impertinentes. Watchel (1985: 16) muestra este tipo de movirrúento de cierre simbólico entre los chipaya

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La destrucción y el sacrificio del pacha que ha sido configurado con la ofrenda, supone un "vuelco" en la situación, un pachakuti. Con la mesa "pasa" igualmente la enfermedad, la aflicción, el desorden;el doliente "nace" a una situación "nueva" encauzada por la disciplina configurativa, el orden y el hermetismo de la ofrenda. La quema del pacha, expresado metafóricamente en el plato, supone la instauración de un nuevo "tumo", esta vez caracte­rizado por el equilibrio y el orden perfecto que la ofrenda reproduce.

El hambre de los comensales sagrados y la apropiada satisfacción del mismo por parte de los aymaras, formula un convenio permanente, a partir del cual, el mundo en el que unos y otros viven, resulta constantemente fortalecido mientras el ayni subscrito no se interrumpa.

Este aspecto de la mesa como "sacrificio universal" efectuado con la sangre de la víctima (aunque sea, como en la mesa, de carácter sustitutorio como "vicario" o "sucedáneo") guarda un paralelismo sorprendente con el tratamiento de la aflicción más importante de cuya refe­rencia tenemos noticia en la época incaica:La capac hucha. La aflicción del inca en momentos de tribulación, sucesión, enfemedad o conflicto guerrero implicaba el convite ritual de víc­timas sacrificiales a todas las huacas del Imperio. El mundo incaico, y el propio inca resultaban fortalecidos mediante la alianza sellada con la sangre del sacrificio efectuado en el Cusco, así como en relación con las víctimas ofrecidas en cada ayllu, por parte del señor del lugar (Duviols 1976: 11-57). Este sacrificio cruento revitalizaba la estabilidad del Tawantinsuyu y la salud del inca. Cuando el pacha peligra, es preciso sacrificar el don más apreciado para restaurar el orden. Este esquema parece reproducir , a grandes rasgos, la naturaleza del sacrificio de la mesa como si de una "moderna" capac hucha se tratase. Sólo a través del sacrificio "com­pleto", del máximo desprendimiento, es capaz de fortalecerse un mundo atribulado por la aflicción.

Tinku, taypi, pachakuti y capac hucha constituyen parte esencial de este equilibrio de contrarios, formulado culinariamente en las ofrendas de mesa aymaras, de cuya eficacia y correcto aderezo depende la suerte de los seres (dioses y hombres) implicados en "este mundo" (aka pacha). "Dioses" y hombres respectivamente comedores y donadores de comida, cuyo celo recíproco de atenc,ión culinaria constituye el acuerdo básico, el eslabón principal, sobre el que se asienta ... la vida.

CONCLUSIONES

Los seres tutelares aymaras no son especialmente diferentes de los jaqi que los alimentan. Unos y otros precisan de sus atenciones respectivas para subsistir y observan con pulcritud las normas de "urbanidad" apropiadas para establecer acuerdos. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de disfrutar en el altiplano de algún akulli interminable, con el aderezo indis­pensable de alcohol y el complemento postrero de una comida colectiva, habrá comprobado que posturas en principio irreconciliables pueden ser convenientemente tratadas a través del agasajo, la disculpa y el ruego, junto con el ofrecimiento de dones culinarios, para finalmente establecer las bases del acuerdo que la colectividad demanda. De forma semejante, los seres tutelares aymaras hablan y comen como lo hacen los jaqi y agradecen igualmente las for­malidades , "cariños" y atenciones que con ellos se tienen.

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Fernández: "El banquete aymara"

Las prácticas culinarias rituales efectuadas por los "maestros" en la elaboración de las mesas seducen el apetito de los comensales sagrados configurando un marco óptimo para la consecución de "acuerdos", en los términos de reciprocidad que recomiendan las buenas maneras y la educación aymaras. Nada se obtiene "así no más" sin algún tipo de esfuerzo (salvo que uno sea gringo);para conseguir es preciso dar, a su vez, primero. Ni tan siquiera la tierra da "así no más";es preciso ofrecerle antes con cariño el respeto y su "alimento" para que otorgue a su vez, con generosidad, los bienes en la cosecha. La enfermedad y la aflicción resultan igualmente "negociables" en los términos de reciprocidad que el convite ceremonial establece de una forma privilegiada;la salud del paciente es restituida por el comensal "a cambio" de su plato preferido. De esta forma, las necesidades y carencias que afligen a los jaqí son formuladas en el "banquete" de la mesa;de su impecable ejecución depende el éxito del mismo y, en última instancia, la satisfacción conjunta tanto del comensal como del doliente.

El éxito del "banquete" es deudor, en gran medida, de la competencia del "maestro". Su responsabilidad específica consiste en conocer con exactitud qué prefiere comer cada uno de sus invitados, cuales son sus "caprichos" y cómo tiene que ser agasajado cada comensal sin que se sienta "molesto". Sólo conservando esta rigurosa etiqueta, el especialista puede esperar que el comensal atienda sus ruegos y súplicas en beneficio del doliente. La articulación de los ingredientes de cada mesa, bien a través de un enfrentamiento de especies -tinku- o mediante la definición de un centro de poder -taypi-, así como la combinación de sus atributos sensibles, configuran la presentación definitiva del "plato" que es la que necesariamente tiene que ajus­tarse a las exigencias del comensal para su completo deleite("¡ acaso con orín comemos!", pueden contestar airados, a juicio de Pedro Chura, los achachilas y el resto de comensales si el plato no se ajusta al formato y aspecto adecuados).

Los comensales insatisfechos resultan muy impertinentes. Vuelcan su voracidad sobre los jaqi y se los "comen", haciéndolos enfermar. La mesa libera a las personas del deseo "camba!" de los comensales al satisfacer su apetito de una forma original:Ofrecer una mesa es como "dar gente". La mesa es por tanto algo más que una ofrenda, es un sacrificio aceptado en sustitución de cuerpos y fluidos humanos que el "maestro" es capaz de representar con los ingredientes del plato. Los seres tutelares profesan una gran atracción por los jaqi y sus objetos de deseo;no se conforman si no es con el conjunto íntegro de sus anhelos y solicitudes;con ese universo de ruegos en forma de especies, dones y "miniatur~" que constituyen la mesa y que son concebidos como "comida", cuya razón de ser no es otra sino complacer y ajustar las bases para un acuerdo definitivo que comprometa la resolución de las aflicciones, carencias y ne­cesidades humanas.

NQ 1, julio 1994

Gerardo Fernández Juárez. CI Comercio N1110

45001 Toledo ESPAÑA

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MESA DE COLOR

& MULLU l:I CHIWCHI MESA

,tt HOJAS DE COCA

ñ' u BOTELLA

~ LLAMA

~ TERRON DE AZUCAR NEGRO

O TERRON DE AZUCAR BLANCO

·O ~ o @ CORAZONCITOS

,< I BE] r::-,">::,') ,'7" .. !'..~rl:=¡,·· MISTERIOS (COCHE, MARIPOSA, SANTIAGO. CRUZ) ,_).)._, ) ,~_..,(_

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. ,'.• ·. ··, ~~.., . -~ .;:~ ~ DULCES ARRIÑONADOS ROSAS.MARRONES, BLANCOS

~; PELO DE GATO MONTES

~:r;$ &i~ <ID> CARAMELOS

~ CASCARA DE NUEZ (CON OFRENDA LIQUIDA)

«-~~ -~ / . . · ··":.H· PAPEL (PLATEADO y DORADO) ~:_p ..

Revista Andina, Año 12

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Fernández. "El banquete aymara"

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