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comunica
mejora yrespeta
satisface
nos ayudaa todos
creaes el
futuro
vivecontigo
En una sociedad caracterizada por el
paradigma de la globalización y el consumo
racional y sostenible de recursos, el buen diseño asume un papel protago-
nista no sólo como metodología de actuación sino como auténtico motor
de la innovación.
Uno de los rasgos definitorios del hombre
como especie es la facultad de adaptarse al medio ideando nuevos
objetos o escenarios para superar las adversidades: el diseño es la materializa-ción intelectual del triunfo
del homo faber.
Cuando el diseño se pone al servicio de las personas,
logra que los retos pendientes de nuestra
sociedad, como la igualdad de oportunidades o el respeto a la diversidad
humana, se transformen en una realidad palpable.
El buen diseño no sólo optimiza nuestra interacción con los objetos, minimizan-do el esfuerzo y maximizan-do la comodidad, sino que busca también el equilibrio
con el entorno que nos rodea, garantizando la
sostenibilidad.Es una de las funciones
más básicas en la relación entre el diseño
y las personas. Los mensajes que
configuran todo lo que nos rodea, sea cual sea
su apariencia, se modulan gracias a la
función diseño.
Gracias a su conspicua permanencia, el diseño se
ha ganado por derecho propio su papel como
fuerza imprescindible en el equilibrio dialéctico que
caracteriza el devenir histórico de la Humanidad.
El diseño se mueve en un plano definido por dos
coordenadas: lo funcional y lo simbólico, parámetros forzados a un equilibrio no siempre alcanzado donde
el hedonismo actúa en muchos ocasiones como
impulso revelador.