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Seguramente cuando les llegó nuestra invitación algunos de ustedes se habrá preguntado: ¿qué hace una fundación chica invitándome a dialogar estos temas? Y quizás estarán aquí más por curiosidad que por esperar algo interesante. A ellas y a todos los que se animaron a nuestra invitación, les puedo decir que nadie valora más el trabajo que quien no lo tiene o lo ha perdido. Desde ahí, en nuestra pequeñez, durante nuestros 30 años en contacto con los sin trabajo, hemos encontrado el gran tesoro humano y social que es el trabajo: y eso es lo que, con sencillez, tenemos que decir. Al cumplir 30 años como Fundación queremos continuar como una luz de esperanza para quienes no tienen trabajo, al igual que lo fuimos cuando nuestra fundadora se planteó una nueva y solidaria manera de dar trabajo, en tiempos en que la cesantía de este país llegó a niveles del 30%. Chile ha vivido grandes transformaciones. El mundo del trabajo no ha sido una excepción. Muchas de esas transformaciones en el mundo laboral han significado mejores condiciones de vida para muchas personas. Otras, al contrario, han visto cómo su acceso al trabajo se ha ido precarizando y por consecuencia han caído en la pobreza. Hoy sabemos –es uno de los grandes consensos sociales de nuestro país- que para superar la pobreza, el trabajo estable y protegido como instrumento de generación de ingresos familiares es la verdadera y más potente herramienta. Hoy tenemos una conciencia mayor de la inequidad que existe en el país. Y también sabemos que en esta gran brecha la cuestión del trabajo, su estabilidad y su calidad tienen mucho que ver. Muchos trabajadores se preguntan por qué si trabajo soy pobre, por qué si trabajo no me alcanza para vivir. Muchos trabajadores de este país consideran que ganan poco, pero sobre todo que no trabajan en condiciones que les haga sentirse dignos. A nivel país se ha generado una conciencia de los grandes problemas sociales. El mundo empresarial busca asumir cada vez más su responsabilidad social, aunque esperaríamos más rapidez en este proceso. Desearíamos que la misma fuerza que ha tomado la RSE en el ámbito de la ecología y medio ambiente se tuviera hacia adentro de la empresa, en la generación de nuevos y mejores empleos. Pero sobre todo que se hicieran cargo de las condiciones y las relaciones laborales al interior de las empresas. No es fácil meterse en el tema de la calidad del trabajo y la calidad del clima o ambiente laboral. Seguramente todos nosotros tenemos tejado de vidrio en algún aspecto de esto.

El Buen Trabajo

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Presentación El Buen Trabajo de Isabel del Campo, Gerente de Fundación Trabajo para un Hermano en el seminario: Trabajo Digno: Un Derecho Para Todos

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Seguramente cuando les llegó nuestra invitación algunos de ustedes se habrá preguntado: ¿qué hace una fundación chica invitándome a dialogar estos temas? Y quizás estarán aquí más por curiosidad que por esperar algo interesante. A ellas y a todos los que se animaron a nuestra invitación, les puedo decir que nadie valora más el trabajo que quien no lo tiene o lo ha perdido. Desde ahí, en nuestra pequeñez, durante nuestros 30 años en contacto con los sin trabajo, hemos encontrado el gran tesoro humano y social que es el trabajo: y eso es lo que, con sencillez, tenemos que decir. Al cumplir 30 años como Fundación queremos continuar como una luz de esperanza para quienes no tienen trabajo, al igual que lo fuimos cuando nuestra fundadora se planteó una nueva y solidaria manera de dar trabajo, en tiempos en que la cesantía de este país llegó a niveles del 30%. Chile ha vivido grandes transformaciones. El mundo del trabajo no ha sido una excepción. Muchas de esas transformaciones en el mundo laboral han significado mejores condiciones de vida para muchas personas. Otras, al contrario, han visto cómo su acceso al trabajo se ha ido precarizando y por consecuencia han caído en la pobreza. Hoy sabemos –es uno de los grandes consensos sociales de nuestro país- que para superar la pobreza, el trabajo estable y protegido como instrumento de generación de ingresos familiares es la verdadera y más potente herramienta. Hoy tenemos una conciencia mayor de la inequidad que existe en el país. Y también sabemos que en esta gran brecha la cuestión del trabajo, su estabilidad y su calidad tienen mucho que ver. Muchos trabajadores se preguntan por qué si trabajo soy pobre, por qué si trabajo no me alcanza para vivir. Muchos trabajadores de este país consideran que ganan poco, pero sobre todo que no trabajan en condiciones que les haga sentirse dignos. A nivel país se ha generado una conciencia de los grandes problemas sociales. El mundo empresarial busca asumir cada vez más su responsabilidad social, aunque esperaríamos más rapidez en este proceso. Desearíamos que la misma fuerza que ha tomado la RSE en el ámbito de la ecología y medio ambiente se tuviera hacia adentro de la empresa, en la generación de nuevos y mejores empleos. Pero sobre todo que se hicieran cargo de las condiciones y las relaciones laborales al interior de las empresas. No es fácil meterse en el tema de la calidad del trabajo y la calidad del clima o ambiente laboral. Seguramente todos nosotros tenemos tejado de vidrio en algún aspecto de esto.

Un Buen Trabajo requiere satisfacer muchos aspectos y sólo los involucrados en él saben cómo llegar a construirlo. Pero siempre será la relación entre el trabajador y sus compañeros y jefes, y la relación con el producto final lo que marcará la diferencia. En efecto, una investigación exploratoria realizada el año pasado, por nuestra Fundación y el Centro de Reflexión y Acción Social de la Universidad Alberto Hurtado nos mostraba que a medida que disminuía el tamaño de la empresa, los trabajadores mostraban mayores niveles de satisfacción por su espacio laboral, pero los niveles de protección disminuían. En cambio, los trabajadores de las grandes empresas contaban con empleos más protegidos, pero el descontento con las relaciones laborales era mayor. Es que las relaciones laborales no solo pasan por un cambio de la empresa, de tal forma que ofrezca condiciones dignas para sus trabajadores. También es necesario que cambien las personas que las constituyen. Creo que aquí es donde el rol que juegan los gerentes de recursos humanos es vital. Más aún hoy, cuando no hay un dueño visible de la empresa. Y, por otra parte, cuando la sindicalización de los trabajadores es menor al 15%. Es sabido que cuando los trabajadores trabajan diariamente cómodos, los resultados para la empresa mejoran, se logra el trabajo en equipo, los trabajadores aportan ideas para mejorar, cada uno se siente útil y que su aporte es relevante. Tenemos experiencias en empresas en las que hemos formado monitores de Buen Trabajo, donde han participado representantes de la empresa y de los sindicatos. Personas que comparten un mismo espacio laboral pero que sin embargo no logran entenderse. Sorprendentemente, en los talleres lograron mirarse a la cara, conocerse y generar planes de trabajo conjunto, con la perspectiva de continuar en un diálogo permanente. Esto no sólo es un gran paso y mejora las relaciones al interior de la empresa sino que también asegura que cuando se llega al momento de la negociación colectiva, la voluntad con que cada parte se sienta a trabajar es diferente, positivamente confiada. El gobierno ha manifestado muchas intenciones de potenciar el diálogo social. Sin embargo muchos no saben cómo llevarlo a la práctica dentro de la empresa. Este tesoro que Trabajo para un Hermano logró es nuestra metodología Diálogo Social y Buen Trabajo.

Ella no surge de reflexiones teóricas ni solo de análisis investigativo. Su mayor valor es que nace del contacto por 30 años con quienes no tienen trabajo, están cesantes o cuentan solo con un trabajo precario. Es ahí donde aprendimos a valorar el trabajo y a descubrimos que todo espacio laboral puede llegar a ser un Buen Trabajo si hay conciencia de su valor. Luego de tanta experiencia estamos profundamente convencidos de que la importancia de un trabajo no es sólo que genere ingresos, sino que también aporte dignidad, felicidad, proyecciones, realización y posibilidad de aportar al mundo en quien lo realiza. El concepto “Buen Trabajo” (un término coincidente con el acuñado por la OIT de “trabajo decente”) fue sistematizado por nuestra Fundación desde esa convicción. A partir de él elaboramos nuestro “Decálogo del Buen Trabajo”, un horizonte y guía hacia donde caminar. Desde ahí surge la metodología de Diálogo Social y Buen Trabajo, que permite un proceso de diálogo al interior de los ambientes laborales para construir entre todas y todos los involucrados, el preciado “Buen Trabajo” en la empresa. A través de talleres grupales se busca que los miembros de un ambiente laboral puedan dialogar, reflexionar y generar un plan de acción que les permita avanzar de manera real en el mejoramiento de sus relaciones laborales. Esta metodología, que les presento hoy, desarrolla las capacidades para el diálogo. Pero tenemos un gran desafío hoy en las grandes y medianas empresas: ¿con quién se dialoga, cuando la empresa no tiene un dueño visible? Sabemos que tienen representantes que cambian según el tema o abogados para la negociación colectiva, por ejemplo. Pero el diálogo constructivo del Buen Trabajo requiere de un representante con liderazgo. El rol del Gerente de Recursos Humanos es fundamental para generar y liderar dicho diálogo. Por esto los hemos convocado y queremos invitarlos a preguntarse ¿Qué líder tengo que ser en mi empresa para que ésta sea el mejor espacio para trabajar; para que mi empresa sea capaz de generar un Buen Trabajo? En seguida tendríamos que preguntarnos si nuestras empresas están dando todo lo que pueden dar para que sus trabajadores trabajen mejor. Lo que nuestra Fundación ha conocido es que al generar confianzas dentro de la empresa se crean lealtades donde se logra un mejor trabajo en equipo. Ponemos a disposición de ustedes nuestra metodología, y les animamos a liderar el diálogo social para el Buen Trabajo en sus lugares de trabajo. Muchas gracias.