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EL ESPECTADOR / JUEVES 14 DE AG OSTO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ 22 / 23 EL ESPECTADOR / JUEVES 14 DE AG OSTO DE 2 01 4 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Aliados: Respaldo: Dirección técnica: » un compromiso para vivir mejor ENTREGA 1 MARÍA PAULINA BAENA JARAMILLO [email protected] @mapatilla Mientras las gotas de sudor empapan la frente y la arena se cuela en los ojos debido a las bocanadas de viento, la discusión en- tre Juan y Milo, dos campesinos santande- reanos, es el calor. “Sí se siente más caliente la región. Me acuerdo cuando estaba en la escuela que le podía ver la cara al sol, ahora no se puede porque ha bajado más y aprieta más duro”, dice Juan, a quien se le chamuscó todo su cultivo de tabaco y desde hace seis meses no sabe qué es un sueldo. “¡No es que se haya bajado más!”, co- menta entre risas Luis Antonio Bohór- quez, o Milo, como lo conocen en el pueblo, “es que ha subido la temperatura”, finaliza, con ínfulas de científico. Esta región de Santander, conocida como Los Santos, está clavada a un costado del ca- ñón del Chicamocha. Desde hace varios años los campesinos vieron sus cultivos mo- ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ EPM El inventario de gases de efecto invernadero (GEI) es una herramienta que les permite a las organizaciones determinar cuáles son las actividades que mayor impacto generan en términos de GEI y así poder implementar medidas de mitigación. EPM realiza su inventario de GEI desde 2008, el cual incluye el cálculo de las emisiones directas (alcance 1) y las emisiones indirectas por consumo de energía eléctrica (alcance 2). Desde 2012 calcula las emisiones alcance 3 (voluntario), que son las emisiones consecuencia de actividades de la organización, pero que se originan en fuentes de GEI que no pertenecen ni son controladas por esta, como viajes de negocios y desplazamientos diarios de empleados, extracción y producción de materiales comprados, transporte de insumos y materias primas, y actividades contratadas con terceros. Esto permitirá crear una red que comprometa a nuestros proveedores en mitigar los GEI para hacer más efectiva la lucha contra el cambio climático. Comunidades adaptadas Financiera del Desarrollo rir y notaron que las condiciones del cli- ma eran extremas, con sequías que ame- nazaban su calidad de vida. En medio de esta crisis apareció Patri- cia Ponce de León, una bogotana y agroecóloga de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), que invi- tó a un grupo de mujeres para que traba- jaran juntas y se adaptaran con cultivos resistentes. Patricia explica que la agroecología “consiste en hacer más con menos”. Todo debía ser aprovechable y así fue cómo surgió el Modelo Energéti- co Eficiente para Zonas Áridas (Meeb- za), cuyo lema es “producir, consumir, procesar y vender lo que quede”. Pero también descubrieron los usos de una planta de pencas espinosas que pasaba desapercibida en el cañón del Chicamocha. Se llama nopal, un cactus originario de México que necesita de muy poca agua para vivir y que crece hasta en las lajas, en los pedregales más ásperos. Se trata de una planta resistente que mejora los terrenos donde nace y que guarda un banco de proteínas y fi- bras capaz de alimentar al ganado y a los habitantes de Los Santos. El cactus tiene una capacidad de cicatrización asom- brosa y sale adelante a pesar de las con- diciones de extrema sequía. “A uno lo pone flaquito y a los animales gorditos, pero a los dos bonitos”, comenta Miria Moreno, una de sus cultivadoras. También se involucraron con la lom- bricultura, para producir abono orgáni- co a través de los excrementos de la lom- briz, y biodigestores que convierten las excreciones del ganado en gas con el que prenden sus estufas y cocinan. Eso es lo que hacen 12 mujeres de la región. No sólo subsisten con el cactus, sino que lo comercializan. Para María Helena Suárez, involucrada en el pro- yecto y mano derecha de Patricia, “ellas mismas son multiplicadoras del conoci- miento, basadas en la realidad de sus cultivos, no de grandes libros”. La mer- melada de nopal ahora reemplaza a las demás del mercado. Y con el nopal ha- cen jabones orgánicos, ceviches, ensala- das, dulces y medicinas. ¿Un cactus que se come? Cuando conocieron la semilla, las mujeres estaban escépticas: “esas pen- cas no sirven para nada”, “estas piedras no son fértiles”, “eso sabe feo”, “nos El cactus de la vida Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible Doce mujeres del municipio de Los Santos, Santander, decidieron prepararse para el cambio climático a partir del nopal, una variedad de cactus que, según ellas, es “el más generoso en tiempos de sequía”. demanda mucho tiempo cuidarlo”. Pe- ro se tragaron sus palabras cuando en- tendieron que a las pencas se les quitan las espinas con una lija o cuchillo para comerlo y su sabor es entre ácido y dul- ce, que del nopal germina un fruto co- nocido como higo, que en las piedras podía crecer un cactus de más de un metro de alto, que era apetecido por to- dos los animales y que el ganado lo de- voraba, que sólo les demandaba dos horas del día. Porque ni el maíz ni el tabaco que allí se cultivaban podían crecer. Miria cuen- ta que “las maticas, antes de empezar a dar, ya estaban quemadas por el sol. En cambio, cuando sembramos el nopal se resistía sólo, no le hacía falta agua”. Esmeralda Celis, otra de las mujeres participantes, asegura que el nopal es vida y que la pobreza se fue desde que lo comenzó a sembrar. Pero la de ellas era una pobreza diferente. La de ellas no era sólo la falta de alimento o de di- nero, sino la falta de tiempo para ellas mismas, el miedo de dejar una tierra que les pertenecía y que las obligaba a engordar las cifras de desplazados, y la preocupación de sentirse inútiles, pla- nas, inservibles. Eso las hacía pobres. Patricia explica que, de acuerdo con documentos de la FAO, las mujeres co- múnmente son relegadas a cultivos poco rentables. El hombre es, por tradición, el que invierte, disfruta y acumula. Pero la mujer, y en especial la mujer campesina, tiene un valor inmenso en el hogar, pues de ella depende el bienestar de la familia entera. “En el momento en que las muje- res generan un ingreso las ven diferen- tes. Empiezan a opinar y su entorno cambia”, cuenta Patricia, “en este ma- chismo es una conquista extraordina- ria”, remata. En esto coincide Daisy Gómez, quien con tono decidido irrumpe en la conver- sación: “Es que la opción para las muje- res es dudosa; los hombres tienen sus quehaceres y nosotras nos hemos gana- do un espacio. Hemos aprendido que el trabajo de la mujer sí vale”. La idea arcaica de pedirles permiso a sus maridos ya estaba mandada a reco- ger. El nopal logró cambiarle la cara a un lugar de piedra. A dar vida a un ca- ñón estéril. Con una dosis de sentido común y de rebeldía hacia la tradición, creyeron en el nopal. Se adaptaron a su realidad, a la árida realidad, porque se resistían a salir de allí. Entendieron el calor no con desesperación, sino con inventiva. Utilizaron el cambio climá- tico a su favor y no en su contra, pues de repente no tenían nada y lo tenían todo. Estas mujeres se unieron para subsis- tir, no para competir. En una pared de Piedecuesta, un mu- nicipio cercano a Los Santos, como si se tratara de un presagio, permanecía es- crito un grafiti “educación para la libera- ción, no para la competencia”. Ahora ahorran para poder viajar al Eje Cafetero y conocer su polo opuesto: una tierra templada, productiva y en donde, de vez en cuando, se desploman aguace- ros torrenciales. Juan Bautista Pedraza cultiva el tabaco, pero desde hace 6 meses no tiene cosecha. Las pencas (hojas) del nopal guardan un alto porcentaje de fibras y proteínas. Desde hace un año no llueve en la región de Los Santos, Santander. Colombia participó por primera vez en el evento mundial más importante sobre adaptación al cambio climático que se llevó a cabo en Bonn, Alemania. En el evento de Expo NAP (Plan Nacional de Adaptación, por sus siglas en inglés) participaron 200 delegados ministeriales de 47 países en desarrollo, representantes de los gobiernos de países desarrollados y expertos en adaptación, organizaciones, universidades y agencias de la ONU. Expo NAP es una reunión anual organizada por la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Busca compartir experiencias, lecciones aprendidas y avances, además del intercambio de información relevante que aporte a los procesos de creación de políticas programadas encaminadas a la adaptación al cambio climático en diferentes países del mundo. La panela, un sustento de vida en el oriente de Caldas El corregimiento de Berlín, en Samaná (Caldas), es ahora modelo productivo de la panela, reconocido a nivel departamental y nacional. El proyecto, apoyado por ISAGEN y la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela), pretende aprovechar las potenciali- dades del territorio y de su gente para cultivar caña y producir panela de alta calidad. Al desarrollo económico y social del proyecto se suma un impacto positivo al medio ambiente. El horno del trapiche no utilizará madera sino bagazo, contribuyendo así a la protección de las fuentes hídricas. Crónicas

EL CACTUS DE LA VIDA

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  • Publicacion = El Espectador, Seccin = , Color = , Fecha = 13/08/2014, Hora = 03:11:28 p.m., Pgina= 22-23, Usuario = jcarrero

    EL ESPECTADOR / JUEVES 14 DE AG OSTO DE 2 01 4

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    Aliados:

    Re s p a l d o: Direccin tcnica:

    Libertad y Orden

    un compromiso para vivir mejor

    ENTREGA 1

    MARA PAULINABAENA JARAMILLO

    m b a e n a @ e l e s p e c t a d o r.co m@ m a p at i l l a

    Mientras las gotas de sudor empapan lafrente y la arena se cuela en los ojos debidoa las bocanadas de viento, la discusin en-tre Juan y Milo, dos campesinos santande-reanos, es el calor.

    S se siente ms caliente la regin. Meacuerdo cuando estaba en la escuela que lepoda ver la cara al sol, ahora no se puedeporque ha bajado ms y aprieta ms duro,dice Juan, a quien se le chamusc todo sucultivo de tabaco y desde hace seis meses nosabe qu es un sueldo.

    No es que se haya bajado ms!, co-menta entre risas Luis Antonio Bohr-quez, o Milo, como lo conocen en el pueblo,es que ha subido la temperatura, finaliza,con nfulas de cientfico.

    Esta regin de Santander, conocida comoLos Santos, est clavada a un costado del ca-n del Chicamocha. Desde hace variosaos los campesinos vieron sus cultivos mo-

    ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~EPM

    El inventario de gases deefecto invernadero (GEI) esuna herramienta que lespermite a las organizacionesdeterminar cules son lasactividades que mayorimpacto generan en trminosde GEI y as poderimplementar medidas demitigacin. EPM realiza suinventario de GEI desde 2008,el cual incluye el clculo de las

    emisiones directas (alcance 1)y las emisiones indirectas porconsumo de energa elctrica(alcance 2). Desde 2012 calculalas emisiones alcance 3(voluntario), que son lasemisiones consecuencia deactividades de la organizacin,pero que se originan en fuentesde GEI que no pertenecen nison controladas por esta, comoviajes de negocios y

    desplazamientos diarios deempleados, extraccin yproduccin de materialescomprados, transporte deinsumos y materias primas, yactividades contratadas conterceros. Esto permitir crearuna red que comprometa anuestros proveedores enmitigar los GEI para hacer msefectiva la lucha contra elcambio climtico.

    Comunidades adaptadas

    Financiera del Desarrollo

    rir y notaron que las condiciones del cli-ma eran extremas, con sequas que ame-nazaban su calidad de vida.

    En medio de esta crisis apareci Patri-cia Ponce de Len, una bogotana yagroecloga de la Universidad NacionalAbierta y a Distancia (UNAD), que invi-t a un grupo de mujeres para que traba-jaran juntas y se adaptaran con cultivosresistentes. Patricia explica que laagroecologa consiste en hacer ms conmenos. Todo deba ser aprovechable yas fue cmo surgi el Modelo Energti-co Eficiente para Zonas ridas (Meeb-za), cuyo lema es producir, consumir,procesar y vender lo que quede.

    Pero tambin descubrieron los usosde una planta de pencas espinosas quepasaba desapercibida en el can delChicamocha. Se llama nopal, un cactusoriginario de Mxico que necesita demuy poca agua para vivir y que crecehasta en las lajas, en los pedregales mssperos. Se trata de una planta resistenteque mejora los terrenos donde nace yque guarda un banco de protenas y fi-bras capaz de alimentar al ganado y a loshabitantes de Los Santos. El cactus tieneuna capacidad de cicatrizacin asom-

    brosa y sale adelante a pesar de las con-diciones de extrema sequa. A uno lopone flaquito y a los animales gorditos,pero a los dos bonitos, comenta MiriaMoreno, una de sus cultivadoras.

    Tambin se involucraron con la lom-bricultura, para producir abono orgni-co a travs de los excrementos de la lom-briz, y biodigestores que convierten lasexcreciones del ganado en gas con el queprenden sus estufas y cocinan.

    Eso es lo que hacen 12 mujeres de laregin. No slo subsisten con el cactus,sino que lo comercializan. Para MaraHelena Surez, involucrada en el pro-yecto y mano derecha de Patricia, ellasmismas son multiplicadoras del conoci-miento, basadas en la realidad de suscultivos, no de grandes libros. La mer-melada de nopal ahora reemplaza a lasdems del mercado. Y con el nopal ha-cen jabones orgnicos, ceviches, ensala-das, dulces y medicinas.

    Un cactus que se come?Cuando conocieron la semilla, las

    mujeres estaban escpticas: esas pen-cas no sirven para nada,estas piedrasno son frtiles, eso sabe feo, nos

    El cactusde la vida

    Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible

    Doce mujeres del municipio de Los Santos,Santander, decidieron prepararse para el cambioclimtico a partir del nopal, una variedad de cactus que,segn ellas, es el ms generoso en tiempos de sequa.

    demanda mucho tiempo cuidarlo. Pe-ro se tragaron sus palabras cuando en-tendieron que a las pencas se les quitanlas espinas con una lija o cuchillo paracomerlo y su sabor es entre cido y dul-ce, que del nopal germina un fruto co-nocido como higo, que en las piedraspoda crecer un cactus de ms de unmetro de alto, que era apetecido por to-dos los animales y que el ganado lo de-voraba, que slo les demandaba doshoras del da.

    Porque ni el maz ni el tabaco que allse cultivaban podan crecer. Miria cuen-ta que las maticas, antes de empezar adar, ya estaban quemadas por el sol. Encambio, cuando sembramos el nopal seresista slo, no le haca falta agua.

    Esmeralda Celis, otra de las mujeresparticipantes, asegura que el nopal esvida y que la pobreza se fue desde quelo comenz a sembrar. Pero la de ellasera una pobreza diferente. La de ellasno era slo la falta de alimento o de di-nero, sino la falta de tiempo para ellasmismas, el miedo de dejar una tierraque les perteneca y que las obligaba aengordar las cifras de desplazados, y lapreocupacin de sentirse intiles, pla-nas, inservibles. Eso las haca pobres.

    Patricia explica que, de acuerdo condocumentos de la FAO, las mujeres co-mnmente son relegadas a cultivos pocorentables. El hombre es, por tradicin, elque invierte, disfruta y acumula. Pero lamujer, y en especial la mujer campesina,tiene un valor inmenso en el hogar, puesde ella depende el bienestar de la familia

    entera. En el momento en que las muje-res generan un ingreso las ven diferen-tes. Empiezan a opinar y su entornocambia, cuenta Patricia, en este ma-chismo es una conquista extraordina-ria, remata.

    En esto coincide Daisy Gmez, quiencon tono decidido irrumpe en la conver-sacin: Es que la opcin para las muje-res es dudosa; los hombres tienen susquehaceres y nosotras nos hemos gana-do un espacio. Hemos aprendido que eltrabajo de la mujer s vale.

    La idea arcaica de pedirles permiso asus maridos ya estaba mandada a reco-ger. El nopal logr cambiarle la cara aun lugar de piedra. A dar vida a un ca-n estril. Con una dosis de sentidocomn y de rebelda hacia la tradicin,creyeron en el nopal. Se adaptaron a surealidad, a la rida realidad, porque seresistan a salir de all. Entendieron elcalor no con desesperacin, sino coninventiva. Utilizaron el cambio clim-tico a su favor y no en su contra, pues derepente no tenan nada y lo tenan todo.Estas mujeres se unieron para subsis-tir, no para competir.

    En una pared de Piedecuesta, un mu-nicipio cercano a Los Santos, como si setratara de un presagio, permaneca es-crito un grafiti educacin para la libera-cin, no para la competencia.

    Ahora ahorran para poder viajar al EjeCafetero y conocer su polo opuesto: unatierra templada, productiva y en donde,de vez en cuando, se desploman aguace-ros torrenciales.

    Juan Bautista Pedrazacultiva el tabaco, perodesde hace 6 meses notiene cosecha.

    Las pencas (hojas) del nopalguardan un alto porcentajede fibras y protenas.

    Desde hace un ao no llueve en laregin de Los Santos, Santander.

    Colombia particip por primera vez en elevento mundial ms importante sobreadaptacin al cambio climtico que sellev a cabo en Bonn, Alemania. En elevento de Expo NAP (Plan Nacional deAdaptacin, por sus siglas en ingls)participaron 200 delegados ministerialesde 47 pases en desarrollo,representantes de los gobiernos depases desarrollados y expertos enadaptacin, organizaciones,

    universidades y agencias de la ONU. ExpoNAP es una reunin anual organizada porla Convencin de las Naciones Unidaspara el Cambio Climtico. Buscacompartir experiencias, leccionesaprendidas y avances, adems delintercambio de informacin relevanteque aporte a los procesos de creacin depolticas programadas encaminadas a laadaptacin al cambio climtico endiferentes pases del mundo.

    La panela, un sustento de vidaen el oriente de Caldas

    El corregimiento de Berln,en Saman (Caldas), es ahoramodelo productivo de lapanela, reconocido a niveldepartamental y nacional. Elproyecto, apoyado porISAGEN y la FederacinNacional de Productores dePanela (Fedepanela), pretendeaprovechar las potenciali-dades del territorio y de sugente para cultivar caa yproducir panela de altacalidad.

    Al desarrollo econmico ysocial del proyecto se suma unimpacto positivo al medioambiente. El horno deltrapiche no utilizar maderasino bagazo, contribuyendoas a la proteccin de lasfuentes hdricas.

    Crnicas