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Proyectos de investigación Observaciones sobre canteras en Petén, Guatemala -- María Elena m i z A. ". . .padecerenos las piedras y e l trabajo, porque la casa del Señor será más grande que e l cimiento de la tuya." - oración chuj para bendecir la casa Este trabajo nació accidentalmente en el campo, al llevar a cabo un recorrido para encontrar psibles afloramientos de pedernal u otros mate- riales, en función de nuestra investigación titulada "Ia lítica del mdo Perdido, Tikal", ya que el objetivo no era estudiar las canteras. Sin embargo, a l observar cotidianamente e l trabajo de cantería provino el interés por el tema, surgiendo varias dudas con respecto a l trabajo de pie&, sobre todo al intentar comparar el trabajo actual con el que pudieron llevar a cabo los antiguos mayas. Las canteras y el trabajo que se realiza en ellas son desconocidos por los investigadores; en el área maya se tiene idea de ellas cano un medio que proporciona e l material con e l cual se desempeñarán obras de gran mag- nitud tales como estelas, o bien para e l mantenimiento de caminos o su& be00b- Sobre este particular creemos que sólo se tana en cuenta e l hecho de que las canteras son una fuente de donde se extrae material. Pero de observarse con otros ojos, veríamos que más que una fuente de obtención de materia prima, son e l Lugar donde, probablemente, se ~laneó l a constmc- ción de las ciudades a travgs de la transformación de la materia natural en l o que hoy confoma la arquitectura rnonmental de las ciudades mayas, en este caso Tikal y uaxactíin. Por otro lado, cano las canteras pueden ser extensas y parecen inago- tables , ya que de ellas se ha venido extrayendo material inintermpida- mente, sin respetar lo que podrían ser los vestigios prehispbuces, la pregunta que nos surge ante dichas operaciones es ;&no podremos cercio- rarnos de l a antigüedad de un corte y por ende de una cantera? María Elena Ruiz, de nacionalidad mexicana, es egresada del Centro de Artes y Humanidades con una maestría en historia y crítica del arte. De 1981 a 1983 realizó trabajo de camp, y gabinete en Tikal para el Pro- yecto Nacional Tikai, cano convenio entre e l gobierno de Guatemala y e l Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional ?atónana de México.

el cimiento de la tuya.grandes piedras sin recubrimiento que forman una cama sobre la cual ponían piedras más pequeñas mezcladas con sascab ordinario, y arriba de esto una capa

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Page 1: el cimiento de la tuya.grandes piedras sin recubrimiento que forman una cama sobre la cual ponían piedras más pequeñas mezcladas con sascab ordinario, y arriba de esto una capa

Proyec tos de i n v e s t i g a c i ó n

Observaciones sobre canteras en Petén, Guatemala

-- María Elena m i z A.

". . .padecerenos las piedras y e l t raba jo , porque l a casa del Señor será más grande que e l cimiento de l a tuya."

- oración chuj para bendecir l a casa

Este t r aba jo nació accidentalmente en e l campo, a l llevar a cabo un recor r ido para encontrar p s i b l e s afloramientos de pedernal u otros mate- r i a l e s , en función de nuestra investigación titulada "Ia l í t i c a del m d o

Perdido, Tikal", ya que e l ob je t ivo no e r a es tud ia r l a s canteras. Sin embargo, a l observar cotidianamente e l t r aba jo de cantería provino e l i n t e r é s por e l tema, surgiendo v a r i a s dudas con respecto a l trabajo de pie&, sobre todo a l i n t e n t a r comparar e l t r a b a j o a c t u a l con e l que pudieron llevar a cabo los antiguos mayas.

Las canteras y el trabajo que s e realiza en e l las son desconocidos por l o s investigadores; en e l área maya s e t iene idea de e l l a s cano un medio que proporciona e l material con e l cual se desempeñarán obras de gran mag- ni tud t a l e s como e s t e l a s , o bien para e l mantenimiento de caminos o su& be00b- Sobre es te particular creemos que sólo se tana en cuenta e l hecho de que l a s can te ras son una fuente de donde s e extrae material. Pero de observarse con otros ojos, veríamos que más que una fuente de obtención de materia prima, son e l Lugar donde, probablemente, se ~ l a n e ó l a constmc- c ión de l a s ciudades a travgs de l a transformación de l a materia natural en l o que hoy confoma l a arquitectura rnonmental de l a s ciudades mayas, en este caso Tikal y uaxactíin.

Por o t r o lado, cano l as canteras pueden ser extensas y parecen inago- t a b l e s , ya que de e l l a s s e ha venido extrayendo material inintermpida- mente, s i n respe ta r l o que podrían ser l o s vestigios prehispbuces, l a pregunta que nos surge ante dichas operaciones es ;&no podremos cercio- rarnos de l a antigüedad de un corte y por ende de una cantera?

María Elena Ruiz, de nacionalidad mexicana, e s egresada del Centro de Artes y Humanidades con una maestría en historia y c r í t i ca del arte. De 1981 a 1983 r e a l i z ó trabajo de camp, y gabinete en Tikal para el Pro- yecto Nacional Tikai, cano convenio en t re e l gobierno de Guatemala y e l I n s t i t u t o de Investigaciones Antropológicas de l a Universidad Nacional ?atónana de México.

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A l observar l o s diferentes procesos de trabajo en el campo no nos p- demos imaginar qué instrumental usaban los mayas para lograr desprender, separar y cortar los bloques, destinados a diferentes usos y no solamente para e laborar e s t e l a s . ~ambién nos preguntamos cómo ser ía e l sistema de t ranspor te de estos grandes bloques hacia e l s i t i o requerido y cómo esta- rían organizados para efectuar esta ardua labor.

E s por todo esto que consideramos importante observar y es tud ia r e l t r a b a j o que s e desar ro l la actualmente en l a s canteras para que, con l a información recabada a t ravés de la observación, encuestas, análisis y sistematización de nuestros propios datos, éstos puedan se r comparados con l a información que han proporcionado algunos investigadores sobre cómo se t rabajaba l a piedra. Consideramos que éste es un pequeño aporte a nivel t écn ico y etnográfico, pero de é l ha surgido l a motivación para seguir investigando sobre e l tema en e l futuro.

Durante e l proceso de t r aba jo en gabinete que s e ha desarrollado en colaboración con e l Proyecto Nacional Tikal, nos hemos percatado de l a am- pl ia variedad de rocas con las cuales los antiguas mayas elaboraban desde simples herramientas de t r aba jo hasta los grandes templos de l o que fue e s t a g ran urbe. E s a s í que, a l observar l o s d i f e r en t e s mater ia les ut i l izados , s e decidió realizar un recorrido preliminar en l a zona cercana a donde actualmente se llevan a cabo los trabajos del Proyecto Mundo Per- dido, con e l objeto de encontrar posibles afloramientos de l o s recursos u t i l i zados . A l seguir l a s brechas que circundan l a zona, obsemamos que e l material calizo es abundante a f lo r de t i e r r a , l o que no es ra ro , pues una gran pa r t e de l a península de Yucatán y l a región norte del Petén es- tuvieron sumergidos por l a s aguas durante e l período cretáceo, e l cual t i e n e una antigüedad de 70 a U0 millones de años y corresponde a l Últixm período de l a era mesozoica. Las rocas que se encuentran presentes en este período son ca l i za s , areniscas, cretas, a rc i l l as y margas. V i s t a s en l a superf ic ie muestran un color amarillento que tiende a l verde musgo y están cubiertas de microorganisnos debido a l a humedad ambiental.

Para Tikal también hay indicaciones de canteras encontradas mientras se elaboraba e l mapa base, por l o que su existencia no es asunto nuevo, s i bien l a información es breve y con datos dispersos en l o que se ref iere a su localización. 1

Tenemos presentes aquellas palabras de Holmes, quien en 1895 hizo ver

1 Véase P. R. Carr y E. Hazard, "Map of the Ruinis of Tikai, Peten, Guatemala", Tikal Report No. 11 (Philadelphia: University of Pennsylva- nia, 1961).

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Proyectos de investigación

que en los métodos empleados para trabajar l a piedra se puede observar una cadena de datos importantes, entre el los e l saber si e l trabajo se realizó con ayuda de instrumentos l í t i c o s creando a s í una larga tradición en su manejo, o bien s i s e aplicaron otros procesos mecánicos desconocidos por nosotros. Por e s t a razón consideramos que investigar sobre l a forma en que l o s mayas d e l Petén realizaban el. trabajo de cantera puede ayudar a s i tuar e l grado de adelanto tecnológica de su d t u r a .

La piedra usada por excelencia e n t r e l o s antiguos constructores de Tikal y Uaxactún e s l a c a l i z a , en sus diferentes variedades, por ser l a más a b ~ n d a n t e . ~ E% a s í que observamos la magnitud de construcción de los grandes edificios a base de caliza.

En Tikal , Enrique Monterroso, j e f e del departamento de restauración del proyecto ac tua l , ha diferenciado hasta l a fecha cua t ro c lases de ca l i za . Antes de mencionarlos, queremos hacer énfasis en que estos co- mentarios l o s consideramos de gran valor, tanto técnico como etnográfico, ya que l a d i ferenciación de l a s cal izas se ha hecho con base a su expe- r i e n c i a personal de t a l l a r y cortar l a piedra durante varios años. Como lamentablemente no se tiene un análisis de este recurso por causas ajenas a nuestra voluntad, decidimos usar su información pues consideramos impor- t a n t e s e s to s datos, ya que los antiguos mayas, a l igual que hoy día, de- bieron conocer y seleccionar su material de l a mima manera. No obstante,

2 1.a piedra ca l iza e s una roca de orden sedimentario generalmente marina, de origen c l á s t i co (psamitas), químico u orqánico: s u canconente p r inc ipa l e s l a c a l c i t a : su estructura 6s cnnpacta según l a canpo~ición; e l peso específico oscila entre los 1.5 3.0 kllogramos; l a resistencia a l a compresión va r í a en t r e los 500 y ,,$o0 kilog~amos por centímetro cua- drado. Entre l a s variantes existentes podemos e n l i s t a r l a s que siguen: ( 1 f La c a l i z a canpacta, que v e n d e l a caliza estrat if icada l a caliza e maciza de forma irregular. (21 ia caliza porosa, que canprende f as tobas, l a s cuales son concreciones calizas depositadas por fuentes o por corrien- t e s de curso r á ido. Comprende además e l travertino toba caliza, cuyos poros es tán r e 1 f enos por substancia caliza; por su ligereza es adecuada para cons t ru i r +biques, bóvedas, cornisas y para "acerar" parámetros ex- t e r i o r e s e interiores. También está la piedra caliza o r i hada por evap- ración de agua que gotea de fisuras de roca (estalactitasq. ( 3 ) La caliza o o l í t i c a , con l a s esfer i tas calizas trabajadas con diferentes cementos ( l a piedra ovar, con cemento arenoso). ( 4 ) La c a l i z a f e r rosa f c r e t a ) , 8"" además incluye l a creta de caparazones de foraminlferos, or iginabs s o r e todo en e l período cretáceo, es l a que mhs resiste a la atmósfera; inclaye también a l a c r e t a marina ( o caliza de prados), originada en e l fondo de pantanos y turberas con part icipación de algas y musgos. ( 5 ) La caliza c r i s t a l i n a (i&mol), originada por metamorfiaaos de calizas canpactas, que también incluye a l a lanaquela mármol coclear, e es caliza, r ica en con- chas f ó s i l e s coloreadas por óxidos metálicos: P" a macroporosa, a menudo e s roca-almacén de ~ e t r ó l e o y gas. véase Wbert Shinüler, Construcción de edificios, la. ed. (Barcelona: osé Montesó, 1940).

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pensamos que es tos datos deberán ser corroborados mediante e l análisis en

un futuro próximo. Las clases de caliza que se conocen son l a s siguientes:

primero, una piedra dura de color negro, que generalmente s e encuentra en l a superficie y saca chispas a l golpearla; segundo, l a llamada piedra dura

p r o s a , que en algunos casos corresponde a l a capa inmediata a l a an te r io r

y e s mala para e l corte y trabajo, pues se demorona fácilmente: tercero, una piedra blanca f i n a , conocida en esta región cano "piedra de sa l" -se l e selecciona para los trabajos de restauración y fue l a más usada por los

mayas para l a construcción; tiene un sonido muy particular cuando se está

cortando o ta l l ando , l o que sirve cano buen índice para conocerla- se l e ha denminado "piedra de sal" p r su pureza, fina textura, consis tencia y r e s i s t e n c i a ( e s t a c lase de roca s e encuentra por l o general de 60 a 70

centímetros de profundidad); y, por último, la llamada piedra podrida, pues no sirve para construcción, encontrándosele generalmente mezclada con otras clases a mayor profundidad o en la superficie.

Observaciones de canteras en otm; sitios

Consideramos de primordial importancia e l documentamos bibliográfica-

mente acerca de las investigaciones existentes sobre e l tema, ya que e l l o nos s e r v i r á para r e a l i z a r caparaciones con nuestro estudio. En Bateas,

un s i t i o a l sur de Campeche, s e encontraron evidencias de canteras que muestran c i e r t o t i p o de acanaladuras, pero en las cuales no son visibles l a s marcas de l o s i n s t ~ ~ m e n t o s . ~ E b Cobá (Quintana mo) , Villa Rajas r e cabó información detallada de valiosos hallazgos, entre los que sobresalen

sascaberas y canteras relacionadas con l a construcción de caminos.4 Su sistana constructivo se describe de l a siguiente manera:

grandes piedras s i n recubrimiento que forman una cama sobre l a cua l ponían piedras más pequeñas mezcladas con sascab ordinario, y a r r i b a de e s t o una capa de sascab m% fino del cual sólo quedan pocos restos. Sus lados son verticales y están hechos con grandes piedras rudamente trabajadas en sus lados expuestos. Estas esta- ban probablemente unidas por una mezcla de cal y sascab, pero de é s t a só lo quedan restos. A muchas partes se encontraron depósi- tos o sascaberas de donde es p s i b l e se obtuviera e l sascab usado

3 K. Ruppert y J. H. Dennison, Jr., Archaeological Rewnnaissance i n Campeche, Quintana Roo, and Peten (Washington, D. C.: Carnegie Ins t i tu t ion of Washington, 1943) : pág. 74.

4 Alfonso Vi l la Rojas, "%e ~axuná-~obá Causeway", Contributions t o merican Anthropology 2 (1934): 9: 181-84.

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en e l recubrimiento. También s e pudieron ver l a s canteras u t i l i za das por l o s constructores, a s í cano los bloques de piedra cortada que prepararon pero no usaron. 5

A l parecer no s e encontraron huellas o evidencias de instrumentos en l a s piedras cortadas a l fabricarse los bloques.

En e 1 mismo s i t i o , Navarrete menciona l a existencia de canteras que pudieron haber sido utilizadas para l a construcción o reparación del cami- no y e d i f i c i o s aledaños, por es tar localizados cerca del Sacbé 3. En l a primera cantera que repor ta dice: "es una gran plancha en donde aún se pueden ver los bloques desprendidos de l a roca madre que quedaron en e l s i t i o l i s t a s para t r a b a j a r ~ e " . ~ A l mismo ti- nos informa que en una de l a s canteras fueron hallados in 6 i t ~ utensilios de piedra, hallazgos poco f recuentes : "es ta cantera e s i n t e r e san te porque se encontraron varios metates, uno de e l l o s partido a l a mitad con e l fondo completamente des- gastado por e l uso. Los metates son de tamaño considerable y creemos que fueron usados para moler y preparar e l sascab". Volviendo a l a s canteras mayas, Morley describi6 e l método para l a extracción de bloques de piedra c a l i z a en Calakmul, Campeche, de l a siquiente manera: "se desprenma l a piedra caliza que los rodeaba, cavando a l o largo de sus costados como t r a b a j o preparator io para alzarlos después de su lecho de roca".7 m su i l u s t r a c i ó n podemos ver los bloques aún no totalmente desprendidos de su lecho. Sin embarqo, es clara l a acanaladura lograda a l cavar en forma longitudinal. m Calalunul no se encontraron huellas de instrumentos deja- das en l a piedra, n i herramientas halladas in situ.

Quizá l o an t e r io r h a l l a motivado a Moriey para t r a t a r es te tema de can te ras con e l ob je t ivo de analizar l a eiaboración de estelas. Incluso ejenplificaron e l proceso con dibujos, debidos a Jean uiarlot y que s e han hecho famosos, de l a erección de una estela siquiendo cuatro etapas: pri- mera, l a extracción d e l monolito; segunda, e l transporte; tercera, l a erección; y cuar ta , e l grabado del monumento. Basándonos en e l l a s hemos hecho una adaptación intentando diferenciar entre l o puramente técnico y r u t i n a r i o , de l o que significé e l trabajo "vivo", humano y colectivo (ver

5 Carlos Navarrete, &ría José COM v Aleiandro Muriel. Observaciones arqueológicas en Cobá, ~ n t a n a m (&xiCo: Ínstituto de investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas, 1979). pág. 49.

6 Navarrete , e t . a l , Observaciones arqueolóyicas en Cobá, Quintana Roo, pág. 53.

7 S. G. Mor ley, La civilización maya (6x ico : Fondo de Cultura Eco- nómica, 19471, pág. 348.

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l as Figuras 1, 2, 3 y 4) . Morley señala que los i n s tmen tos usados por los mayas para e l corte

y t a l l a de monwnentos fueron cinceles y martillos de piedra.8 Aunque coin - cidimos con é l en l a existencia y uso de ta les instrumentos, no estamos de acuerdo con su ejanplificación ya que, técnicamente hablando, los cinceles de su Figura 36 corresponden a hachas pul idas que s e u t i l i z aban para lograr trabajos finos de tallado y en donde no hay duda de que deben haber funcionado como cinceles . Morley t r a tó e l tema a un nivel específico y monumental, cano es e l caso de las estelas, por l o que no de ja de s e r un es tud io relevante para e l área maya, pero no se ocupó de l a s piedras para l a construcción de los edificios.

En Petexbatún (Guatemala), en e l s i t i o arqueológico Dos Pilas, se lo- cal izaron t r e s canteras ant iguas , dispersas en l a sección E: "donde l a roca es muy superficial y hay una serie de desniveles en e l t e r reno y un pequeño arroyo seco en verano, que faci l i tan e l afloramiento de l a roca. Nosotros localizamos t r e s canteras utilizadas por los antiguos habitantes, donde es frecuente encontrar grandes fragmentos de roca desprendidos y t r a - bajados, algunos con partes perfectamente p ~ l i d a s " . ~ Se da e l ejanplo de l a estela 20, ubicada entre l a P l a u 1 y las canteras: "la importancia de e s t a e s t e l a consiste en que se encuentra recién cortada de l a cantera, de l a que e s t á separada Únicamente por escasos cent'ímetros y en proceso de t r a b a j o previo a l a t.alla".1° Los autores no describen e l proceso de ex- tracción de bloques, n i l a existencia de herramientas prehispánicas.

Fuera de l á rea maya, en Mixtla (Oaxaca), Holmes estudió l a extracción de bloques de una cantera antigua de traquita localizada a diez kilfhetros de l a s ruinas, sobre pendientes de cimas. l Holmes y Thanpson encontraron numerosos bloques ya removidos de sus lechos, mientras que otros pennane- c ían parcialmente cortados. Ambos autores se encuentran entre los primeros

investigadores interesados en e l tema y, a pesar del tiempo t ranscurr ido, dejaron una magnífica idea del proceso de corte. Conforme a su opinión, l as acanaladuras son cortadas a l o largo de los bloques a l a profundidad

8 La civilización maya, pág. 346.

9 Carlos Navarrete y L u i s ruján Muñoz, "Reconocimiento arqueológico de l s i t i o de 'Dos Pilas' , Petexbatun, Guatemala", Cuadernos de Antrocolo gía 2 (1963): 8.

10 Navarrete y Luján, "&conocimiento arqueológico", pág. 22.

1 1 H. William Holmes , "Archaeological Studies among the Ancient Ci - t i e s of Mexico", en ~nlanents of Yucatan (Chicago: Field Museum of Chica- go, 1895), parte 1, pag. 281.

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Figura 3. Trabajo colectivo en el proceso de levantamiento, con a m & n en "A", apoyos y diferentes palancas.

Figura 4. Un toque "vivo" y humano del grabado de una estela. Véase el andamio o patexco, y una escalera sobre tronco elaborada a machete.

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que pennite el manto de traquita, para posteriormente ser cortados en forma transversal. Cuando esta operación se ha extendido lo suficiente, se comienza a cavar, o socavar la superficie trazada a través de las acanaladuras, tratando de separar la masa y desprenderla del lecho; esto se hace con la ayuda de palancas y cuñas de madera, valiéndose posi- blemente de agua. Después de remover un bloque mayor se va cortando y re- duciendo hasta lograr los bloques pequeños en forma subsecuente.

Las acanaladuras observadas midieron 30.48 cent'ímetros o más de ancho, y el fondo cerca de 9 1.44 centímetros de profundidad total. <Fhanpson elaboró dibujos bastantes descriptivos sobre los diferentes procesos de corte. l2 Es importante mencionar que en esta cantera sí se encontraron marcas de instrumentos que son claramente visibles en la piedra. Incluso se hace mención de los instruwentos que fueron hallados en los alrededores en forma dispersa y que consisten en piedras en forma de pico elaboradas de traquita, y hachas y azuelas pulidas elaboradas de una roca oscura, pc- siblemente diorita.I3 Thaapson comenta además que instrumentos semejantes fueron probablemente empleados por los mayas. Holmes asevera que es posi- ble que las hachas pulidas y otros instrumentos de la clase tallada, como lascas y martillos, hayan sido usados en los pasos o etapas finales del corte y también como utensilios para esculpir.

Ya habíamos mencionado que los afloramientos calizos son abundantes en Tikal, cano se observa en el mapa del sitio eLaborado por Carr y Hazard. Nuestra primera etapa de trabajo consistió en llevar a caht recorridos en la periferia delmonmental ~aiplejo arqueológico denominado Mundo Perdi- do, circunscrito en el sector suroeste del centro de Tikal. Véase el mapa con nuestras anotaciones correspondientes a las secciones de las hojas: Templo N, Gran Plaza, Perdido y Corriental.

En las hojas mencionadas se encuentran señalados varios afloramientos dispersos donde la roca es superficial, así cano una serie de desniveles en el terreno debidos a la erosión e intemperismo que ha sufrido el suelo. Las canteras que se están trabajando actualmente para la restauración de templos, sustitución de piedras, rellenos, embones, etcétera, se designan con numeración creciente de la 1 a la V, se& han sido trabajadas desde 1979.

12 Holmes, "Archaeological Studies", figs. 100, 101 y 102.

13 iíoimes, "Archaeological Studies", fig. 103 y lám. 40.

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Mapa 1. Distribución de canteras en Tikal.

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su profundidad oscila entre 1 y 1.70 metros, aunque l a s hay más profun - das, pero generalmente se encuentran piedras podridas y en algunos casos revueltas, dependiendo de l a topografía del terreno. Estas cinco canteras

se ubican en los siguientes cuadrantes: La cantera 1 en e l cuadrante 5-C de l a hoja Templo IV, a l frente del conjunto Mundo Perdido, en l a cota de

n ive l 250, aproximadamente, zona bastante extensa en cuanto a afloramien-

t o s ; l a cantera se encuentra actualmente agotada, s in embargo existen man- t o s dispersos no trabajados. Esta cantera abarca una extensión aproximada

de 5,775 metros cuadrados; l a profundidad máxima es entre 1 y 1.25 metros.

ids canteras 11, 111, I V y V s e encuentran local izadas en l a zona nor te , entre los cuadrantes 3-D de l a hoja Zona Norte, 4-D de l a hoja Gran

Plaza, y 4-C de l a hoja Templo I V , respectivamente. Estas cuatro canteras pertenecen a un solo afloramiento, dividido por los cuadrantes señalados y en donde se observa que es un manto extenso. id cantera 11 s e encuentra

e n t r e l a s c o t a s 240 y 245 aproximadamente -agotada actualmente por contener mal material, es decir, piedra porosa que se desmorona continua- mente- y cercana a l as estructuras 3D-49 y 3D-50. Mide aproximadamente 50

metros de largo por 25 de ancho, o sea, un área de trabajo de 1,250 metros cuadrados, l a profundidad varía entre 1 y 1.25 metros.

id cantera 111 se encuentra en l a cota 235 aproximadamente, de donde

todavía se extrae material (si bien en pocas cantidades), y aparenta tener cor tes antiguos. l4 Se encuentra cercana a l montículo 4D-1, en e l cuadrante 4-D de l a hoja Gran Plaza. Mide aproximadamente, en su área trabajada,

2,500 metros cuadrados y l a profundidad es de 1.35 metros a 1.70 metros.

La cantera I V s e localiza en l a cota 245 aproximadamente; de e l l a to- davía s e ex t rae mater ia l y también aq ren ta tener cortes antiguos en l a

pa r t e baja. Se encuentra cercana a l montículo 4D-10, en e l mismo cuadrante

que l a anterior y mide 35.1 metros de largo por 15.2 de ancho ( o sea que

e l área trabajada e s de 533.52 metros cuadrados) , y su profundidad es de

0.75 a 1 metro.

La cantera V s e encuentra en l a cota 240 cerca de l a calzada Maudslay, en t r e unos 50 a 70 metros de distancia. Es l a más reciente en cuanto a

extracción de l a piedra. Mide 60 metros de largo por 45 de ancho: abarca

una extensión de 2,700 metros cuadrados, con una profundidad entre 1 y

1.25 metros. La mayoría de estas canteras ha sido trabajada continuamente, a l igual

que o t r a s a l a s que no s e enmeró por ser anteriores a l actual proyecto;

por l o t an to , só lo ponemos una clave para su identificación en los cua-

14 Comunicación personal con mrique mnterroso.

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Proyectos de investigación 433

drantes correspondientes. Cano ejemplos teneaios: l a cantera del Complejo O, local izada e n e l cuadrante 4-D de l a hoja Gran Plaza, entre l a s cotas 240 y 241 a l Lado de l a estructura 41~34; l a cantera de l Complejo P, que s e encuentra en e l cuadrante 3-0 de l a hoja Zona Norte, entre l a s cotas 240 y 245, aproximadamente (en e l l a s e observa que e l afloramiento s e remete e n t r e l a s es t ruc turas 3D-49 y 3D-50, abarcando gran parte del carrplejo mimo); frente a l edif icio 313-38 s e observa o t r a , en l a que s e hizo un a l j ibe para los trabajos de restauración del Complejo P.

En l a zona norte abundan los afloramientos calizos, a l oeste y noroes- t e , cerca de los edificios 3563, 3D-64 y 3D-65, cota 220 aproximadamente. Los afloramientos s e dispersan hacia l a parte noreste en e l cuadrante 4-C de l a misma hoja , en t r e l a s cotas 260 y 265. La cantera cons i s te en " i s l a s " de piedra c a l i z a , en donde se encontró una ser ie de "parches" o "claves" (palabras usadas en Petén para designar e l material de mala cali- dad) , l o que pudo haber motivado que no se siguiera extrayendo roca; posi- blemente también s e e v i t ó sacar piedra para esquivar l a s construcciones mismas.

Una de l a s canteras más grandes, según Carr y Hazard, es l a del de* s i t o Madeira, localizada a l noroeste del cuadrante 6-D, aunque también se observan más afloramientos que los autores marcan en l a hoja Corriental, d e l mismo cuadrante, en t r e l a s cotas 245 y 250.15 En resumen, podemos decir que existe gran cantidad de afloramientos y canteras diseminadas en todo Tikal , l o que nos hace pensar que l a ciudad se asienta sobre forma- ciones calizas muy antiguas, l o que hace poco práctico contar los mantos y dif iculta l a cuantificación de canteras.16

Procesos de wrte y extracción

Con respecto a l proceso de corte y extracción, mencionaremos nuwamen- t e a Carr y Hazard, quienes canentan que en Tikal s e observan numerosos casos en donde l a piedra r e t i ene huellas de instrumentos dejadas por e l trabajo en canteras, aludiendo que esto fue posible debido a l a suavidad que presenta l a piedra de esta área. Dichas huellas se presentan en forma de cortes ligeramente verticales y cano ranuras grandes y profundas. Las ranuras o medias acanaladas son generalmente seaicirculares en sección y pequeñas en diámetro, variando hasta 10 centímetros o más; son de forma

75 "Wp of the fhiins o£ Tikal, E l Peten, Guatemala", pág. 12.

16 Richard Beyl, of Central America, 2a. ed. (Berlin: Ins- t i t u t der Universitát Gizz:%O).

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Figura 5. ( a ) Se observa e l afloramiento de l a roca caliza, en e l proceso de limpieza; íb ) reticulado y dimensión de los bloques en e l proceso pre- vio a se r desprendido de su lecho original.

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cónica v i s t a s en corte. Otras ranuras o canales son generalmente de sec- ción rectangular , siendo igualmente grandes en l a parte superior. Sin embargo, no estamos de acuerdo con los ccanentarios sobre huellas de ins- trumentos, pues a l parecer no se tanó en a n t a que es te material calizo t i e n e características muy especiales, en l a s que incide el medio en que s e encuentra y l o s fenómenos propios del área, l o que hace factible que l a s marcas dejadas hace cientos de años perduraran hasta l a fecha.

Desafortunadamente, no contamos con docimentos o análisis que prueben realmente s i e s t o s afloramientos fueron trabajados antiguamente; no obs- tante, hemos escuchado canentarios de que se han encontrado v i e j o s co r t e s en l a s canteras t rabajadas desde 1956. l 7 Debido a l a f a l t a de pruebas contundentes, hemos decidido emp3zar con los más recientes, investigando l a s zonas de trabajo del actual proyecto.

Los procesos observados en Tikal y Uaxactún s e pueden dividir en dos, debido a l a s diferentes ternicas empleadas. Primero hablaremos de Tikal, donde ambos procesos están ejgnplificados por l a cantera IV -de la que se obtuvo una mejor secuencia d e l t rabajo- y l a cantera V. La primera s e l oca l i za en un claro de l a selva y canprende un área de trabajo de 533.52 metros cuadrados a l sureste de l a calzada Maudslay. En e l l a s e l levan a cabo l a s diferentes actividades que anotamos a continuación.

E l primer paso en l a cantería consiste en l a deforestación del punto donde s e va a trabajar, o sea quitar l a hierba y e l monte que crece rápi- damente en e s t e clima (ver l a Figura 5a). E s t a primera parte está bien cuidada, ya que estamos en un parque nacional donde hay un control riguro- so del ecosistema y de todo aquello que puede a l terar los monumentos y e l ambiente. Como segundo paso se procede a picar e l terreno adecuado ent- pleando un pico, con e l que s e hace una especie de surcos r ec tos en l a supe r f i c i e d e l suelo despejado, a manera de cortes longitudinales y luego t ransversa les , formando una r e t í d a (ver l a s Figura 5 y 6a) . El tamaño de l o s b l q e s varía a medida que se profundiza; esto está sujeto a l espe- sor de l a capa de caliza.

~l proceso de separación requiere de varios instrumentos, t a l e s cano l a ba r r e t a de acero para hacer palanca, cdías de madera que son colocadas e n t r e bloque y bloque (ver l a s Figuras 6b y 71, pres iohdose les a golpes con o t r o ins"dmento mderno llamado "aS.má.denaW, que se asemeja a un m a r t i - 110 grueso o marro, con l a cabeza de m e t a l y el mango largo de madera. Se usa s i e r r a metálica ( t ipo "sardina" o "mojarra", en terminología petenera) para formar los bloques más pequeños.

17 Comunicación personal con Einrique Monterroso.

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María Elena Ruiz A.

-- Figura 6. (a) obsérvense los cortes longitudinales y transversales forman do una retícula previo al trabjo de separa los bloques; íb) nótense lo: diversos instrumentos modernos que se usan en la cantera (los bloques son separados con cuñas).

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Proyectos de investigación

Figura 7. Cada bloque es sepaxado por medio de c*Sas golpeadas rt marro o almádena.

Figura 8. ~ i f e r e n t e s tipos de palancas: f a ) y (b) para despegar; (c) pa- r a voltear; fd) para apoyar; (e ) rados; ( f ) cuñas.

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Marra Elena Ruiz A.

E l movimiento f inal para e l desprendimiento se hace con un madero lar- go y duro empleado cano palanca que puede variar en tamaño, siendo e l más grande de 5.10 y 4.14 metros f ver l a s Figuras 8 y 9) . Una vez despren- dido, s e procede a tamr diversas medidas a f i n de elaborar o t r o s bloques más pequeños, de acuerdo con l a s necesidades de l a restauración y cambio de piedras dañadas en l o s edificios. Ya señalamos e l uso actual de sie- r r a s para co r t a r l o s bloques pequeños; durante l a época prehispánica es perfectamente factible que este t ipo de cortes se hayan trabajado con cuer - das o bejucos con l a ayuda de algún abrasivo.

Un ejemplo de sustitución de piedras ocurre con l a que se denomina "es quinera", l a cua l , por s e r colocada precisamente en los ángulos e x t e r i o r e s , sue le var ia r de medidas, oscilando entre los 70 por 70 por 20 centí- metros a los 150 por 150 por 30 centímetros (Figura 11). Generalmente las p iedras sustituidas varían en medidas, por l o que hemos sacado los siquien - t e s promedios: para cornisas, 80 por 40 por 30 centímetros; para muros, 80 por 30 por 20 centeímetros; para bóvedas, 70 por 30 por 20 centímetros; y para escalinatas, 70 por 30 por 30 centímetros (ver l a Figura 10).

Primero son talladas con e l pico, terminándoseles con s ierra metálica, proceso a l que denaninan "cortear". E l t r aba jo de t a l l a no requiere de ningún abrasivo en especial, ya que de uti l izarse agua se desmoronaría e l c o r t e por las propiedades f ís icas de l a caliza, que en algunos casos tien- de a endurecerse haciendo casi imposible e l corte.'* En cuanto a l ti- empleado, podemos decir que para poder obtener un bloque de 60 cent'untros de espesor s e invirtieron ocho horas y sólo s e logró que e l corte profun- d izara 25 centímetros (hay rocas blandas y menos gruesas que se obtienen en cuestión de t re inta minutos) . Por Último, los bloques son apilados en l a misma cantera para ser transportados posteriormente a l lugar requerido, donde son "sencillados*', palabra que uti l izan los canteros cuando se re f ie - ren a a f i n a r l a forma de l o s bloques que sustituirán a los elementos en

mal estado de los edificios. E l desecho no es desperdiciado, pues s e usa en l o s ac tua les rellenos y balastre, y es material de embone para sellado de túneles y pozos de l a investigación arqueológica.

La segunda técnica de extracción de rocas fue observada en l a cantera V. Aunque e l proceso es prácticamente el mimo que el anterior, presenta Únicamente una variante en e l desprendimiento de l a roca madre: éste con- s i s t e en amarrar fuertemente de l a punta d e l madero una cuerda o bejuco r e s i s t e n t e , e l cual es jalado a m e r a de palanca por unos 5 a 8 h d r e s .

18 M. Luis Torres, " E l examen científ ico de artefactos arqueológi- cos: un cuadro teórico general", Anales de Antropología 1 (1981): 13-55.

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i Figura 11. Sustitución de una piedra esquinera en Tikal. 1 i

Esta variante es efectiva sobre todo cuando hay poco personal (ver l a s Fi- guras 12 y 13) . E 1 mismo proceso de extracción se emplea en e l s i t i o vecino, Uaxactún, donde actualmente se están trabajando dos canteras a l suroeste de l grupo E. La cantera 1 t iene un área trabajada de 15 metros cuadrados y l a cantera 11 cuenta con 10 metros cuadrados; tienen una pro- fundidad máxima en t r e 1.25 y 1.70 metros en re lac ión con e l nivel del ter reno. Aquí se han encontrado varios afloramientos calizos y s e i s can- teras dispersas en e l grup A , en su parte noroeste, s in hue l las de haber s ido t rabajadas con anterioridad; s in embargo, e s posible que algunas de e l l a s hayan s ido utilizadas en la época prehisfinica, pero en nuestro r e corrido no encontramos cortes que l o evidenciaran.

Con respecto a l a transportación de los bloques, consideramos que e s un tema que se presta a controversia. Algunos autores proponen c i e r t a s h ipó tes i s a l a s que nos referimos en seguida. Morley plantea cómo seria

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Figura 12. Movimiento final para el desprendimiento del bloque: fa) pa- lanca impulsada, con contacto directo; (b) palanca jalada con cuerda. *

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e l t ranspor te de los grandes bloques, y propone qué clase de instrumentos

s e requerían; é s to s s e r í an burdos, elaborados generalmente de maderas

duras y por l o tanto excelentes para esta l a b r . Grandes troncos pudieron s e r v i r de rod i l los o rodos (término que se usa en Petén) para ser coloca-

dos debajo del bloque, e l cual era atado fuertemente con sogas o bejucos

r e s i s t e n t e s , evitando a s í que se desviara del camino. La función de los rodos era anteponerlos, a medida que e l bloque s e jalaba con sogas, para lograr moverlo hasta e l s i t i o elegido.

según l a s observaciones hechas para Cobá, creemos que e l transporte no e r a problemático en cuanto a distancia, ya que e l material calizo es abm- dante en los puntos que cruzan los Sacbeoobs, cano se vio en e l a c b é 3 . l 9

Stromsvik e sc r ib ió sobre e l transporte y trabajo de canteras en relación

Figura 13. Variante de palanca para despegar e l bloque de su lecho original.

--

19 Navarrete e t . a l , "Observaciones arqueológicas en cobá".

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con l a s e s t e l a s de Copán y puiri&.20 Para e l primer s i t i o canenta que l a cantera de donde se extraían los bloques se enwntraba a una distancia de un kilómetro a l noroeste d e l grupo, por l o que debió se r un trabajo s e n c i l l o e l transportarlos hacia abajo del valle. Para Wiriguá las cir- cunstancias son diferentes, ya que e l afloramiento más cercano se localiza a t r e s kilómetros, siendo poco accesible. Strcmsvik se pregunta c b fue pos ib le que l o s mayas, s in contar con instnnnentos de metal y equipo ade- cuado, incluyendo bestias de carga, hayan podido cortar , mover, t r a s l ada r a l s i t i o seleccionado y además colocar l a s piedras, algunas con un peso de sesenta toneladas, en posición erecta. Según este autor, e l método emplea - do para l a movilización de e s t o s bloques es el que describimos as í : se colocaban palancas en t r e e l bloque y e l lecho de roca, cortándole los sobrantes a l primero, dejándolo l ibre para ser desbastado y transportado. stromsvik piensa que l o s mayas eran capaces de trasladar cualquier monu- mento de Quiriyuá a cualquier distancia por medio de rodos. Contando con una buena organización del trabajo en cuanto a disciplina, s e pudo llevar a cabo con relat iva eficacia y facilidad.

Hewett también sugiere que las estelas fueron transportadas con made- ros o rodos que se deslizaban, mientras que Holmes propone que estos monu- mentos pudieron entrar flotando a través del r í o mtagua.21 Personalmente, consideramos que esta Última sugerencia es poco probable, en v i s ta de l a s di f icul tades técnicas que conlleva e l construir balsas capaces de acarrear y soportar grandes pesos en un r ío difícilmente navegable.

Holmes comenta para Caxaca, en l a s cercanías de Mitla, que l a eviden- c i a de t r aba jo más cercana l a observó en l a parte baja del r isco a 3.218 kilómetros a l este de l a s ruinas, por l o que calcula que e l transporte fue f á c i l , ya que e l camino baja suavemente por pendientes cortadas por arro- yos y drenajes pequeños, salvados s in dificultad.22 Las verdaderas c a n t e r a s s e encuentran en l a s pendientes m á s a l t a s , l o que implica una gran d i f i c u l t a d en l a transportación, tanando en cuenta e l peso de l a s piedras y l o accidentado d e l t e r reno , empresa ardua aun para l a tgcnica de hoy día. Concluye proponiendo que l a s rutas fueron trazadas sobre l a s laderas de l a s montañas donde era posible el acarreo.

20 Gustav Stromsvik, "Substela Caches and Stela Foundations a t Co- and irigua", Contributions t o American Anthropology and History 37

gii941,: %-96.

21 E. L. Hewett, '"&o Seasons' Wrk in Guatemala", Bull Archaeologi- cal inst i tut ion 2 (1911): 117.

22 Holmes, "Archaeological Studies", pág. 280.

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444 Marfa Elena Ruiz A.

Para Tikal y UaxactÚn creemos que e l transporte de bloques no era pro- blemático en l o que se ref iere a distancia, ya que a cada conjunto de es- tructuras grandes corresponde una cantera, justo debajo de l a supe r f i c i e , como l a cantera del Complejo P, l a del Complejo O, l a del !remplo IV, y l a que e s t á cerca del depósito Madeira, entre otras. Camo no toda l a piedra de l o s afloramientos es apropiada, debcsltos suponer l a existencia de n m e rosas canteras, explotadas parcialmente y abandonadas en p c o ti-, pero que no conocemos todavía. Con respecto a l transporte de los bloques rela- tivamente pequeños, pensamos que debió l levarse a cabo a l igual que se hace hoy d í a , e s dec i r , por e l hombre, que es e l que acarrea e l material sobre l a espalda, a veces en parejas, apilándolos en l a misma cantera de donde serán conducidos por e l mimo medio a l s i t i o requerido.

En resumen, podemos dec i r que aunque se ha especulado mucho con res- pecto a l t ranspor te , en real idad e x i s t e poca o ninguna evidencia que r a t i f i q u e l o s supuestos planteados, sobre todo si tanamos en cuenta l as diversas á r eas y l a accesibilidad entre l a s canteras y e l s i t i o . Por l o pronto s e puede seña la r que es probable, para e l área maya, que no fuera problemático debido a que e l mater ia l ca l i zo es abundante en l a s zonas arqueológicas. s i n embargo, consideramos que e l transporte es un tema poco c l a r o , y que deberá resolverse con más investigaciones en e l t r a n s - curso del tiempo.

En cuanto a l levantamiento y colocación de estos monumentos, aunque haya diferentes mecanismos entre conducir un bloque y colocarlo, pensamos que e s e l mismo equipo hilmano, cano vemos actualmente, quien lleva a cabo dicha labor. La operación de poner en pie una columna puede tener varian- t e s ; Morley, por ejemplo, creía que previamente se excavaba un hueco refor - zándolo con mampostería que ajustara a l a espiga o base de l a colmna, "en seguida, por medio de una rampa y un armazón en fonna de 'A ' construida de vigas, se levanta l a columna hasta enderezarla y se cerraba e l cuar to de l r e c e p t á d o " .23 Hewett considera que ps ib lmen te hayan usado una especie de construcciones o rapas ar t i f i c ia les , fabricadas exprofeso, para incli- nar l a s e s t e l a s y d e s l i ~ a r l a s . ~ ~ Por su parte, Stromsvik apoya a Morley sugiriendo que uno de los extremos debió ser levantado con enormes palan- cas , bloqueándola por debajo, poco a poco, hasta e l punto de nivelarla,

para a l f i n a l a sen ta r l a de un t i r ó n con cuerdas.25 Nuestra Figura 14

i lus t ra l o anterior, en una adaptación de los autores.

2 3 La civilización maya, pág. 349.

24 "m Seasons' Work i n Guatemala", pág. 131.

25 "Substela Caches and Stela Foundations", pág. 92.

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Proyectos de investigación 445

Figura 14. Diferentes métodos de levantamiento de colimnas: (a) utili- zando un armazón en forma de ''A" ; (b) usando rampas artificiales (según Stromsvik) .

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María Elena R u i z A.

Reconsiderando e l tema de l a s canteras en Tikal y Uwactbn, nos han surgido varias dudas. Una de e l las se refiere a los "cortes antiguos"; s i bien no negamos l a existencia de canteras antiguas, tampoco contamos con una cer teza tangible que demuestre dicha aseveración. Esto se debe en parte a que las de Tikal se han venido explotando desde 1956 por e l grupo de l a Universi ty of Pennsylvania, por e l Parque Nacional Tikal y por e l actual proyecto, l o que significa que no ha quedado evidencia d e l t r aba jo prehispánico. Pero debemos de tomar l o dicho por Carr y Hazard cuando describen algunos cortes que observaron en l a e s t ruc tu ra 4C-36: "es tos c o r t e s van de l a superf ic ie del terreno a l a capa de roca madre directa- mente en forma de zigmg, con una serie de ángulos rectos que han sido r e movidos de su lugar de origen y en otros casos apenas desprendidos pero no removidos" .26

S i vemos e l proceso de trabajo que se lleva a cabo actualmente en l a s canteras y l o canparamos con lo anterior, nos resulta ambiguo l o del cor te en zigzag, que más bien podría t ra tarse de fa l las de cantería, cano l o he- mos notado en las canteras modernas, pese a l instrmental de metal que e s más preciso. E s d i f í c i l diferenciar un corte antiguo de uno contemporáneo. En cambio, Uaxactún e s un s i t i o que no ha sido restaurado o consolidado desde hace años, l o que significa que sus canteras no han sido explotadas a ritmo acelerado, haciendo probable l a existencia de antiguos cortes. No fue s ino hasta 1982 que se volvió a trabajar en algunas estructuras extra- yéndose mater ia l de las canteras más cercanas. Valdría l a pena reconocer e l s i t i o nuevamente antes de que se siga trabajando, para ver si s e puede probar l a existencia de dichos cortes, pues consideramos arriesgado afir- mar que se puedan reconocer l as huellas o marcas de instrumentos en l a s rocas, ya que para corroborarlos e s necesario llevar a cabo diferentes análisis.

E s primordial l a iden t i f i cac ión de l a materia prima y su contexto pues, cano sabemos, no todas las rocas tienen las mismas características y propiedades f ís icas y químicas, l o que obliga a diferentes formas de tr* jo. Debemos procurar conocer cuál es su conexión in s i tu , l o que permitirá de l imi ta r e l yacimiento o afloramiento en cuestión. Otros análisis serán es t ra t ig rá f icos y petroqráficos, contemplándose la resistencia de materia- l e s , a l o cual no s e ha dado l a debida estimación, pudiendo aportar e l grado de solidez del material y su reacción a los fenómenos naturales. A l

conjuntar e s t a información con los experimentos actuales, e s factible que en e l futuro se puedan diferenciar l as hue l las o marcas modernas de l a s

26 "mp of the Ruins of Tikal", pág. 12.

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Proyectos de investigación 447

prehispánicas. Para ello, debanos cerciorarnos de que el lugar por estu- diarse no haya sido alterado recientemente por el hanbre.

En cuanto a cómo era la organización del trabajo, Morley señala que este tipo de trabajo lo realizaba la gente del pueblo, diciéndonos que fueron ellos los constructores de los grandes centros ceremoniales y de las calzadas de piedra que unían entre sí las ciudades principales.27 Co- rrobora lo dicho por Holmes cuando trata de la organización del trabajo y supone que toda actividad requería "el empleo de un gran número de hcmbres dirigidos por un poder desfitico, un poder que no se limitaba por la vida de un individuo, sino que continuaba sin descanso de generación en genera- ~ i ó n " . ~ ~ Morley pensaba que los altos puestos eran hereditarios y se pro- veían con los miembros de una familia en cada estado.29

En Tikal y Uaxactún el trabajo moderno de canteras se lleva a cabo por un numeroso grupo de hombres, los cuales son distribuidos en grupos más pequeños, siempre dirigidos por un jefe y un subalterno. Por lo general, estos individuos son elegidos por tener más tiempo trabajando y poseer más experiencia, a u n ~ e no necesariamente deben ser personas de edad avanzada. El jefe de canteras recibe órdenes del jefe de restauración, quien indica el tamaño de los bloques que se necesitan. El personal de canteras y obras de albañilería depende de otro jefe superior quien es el encargado de que se cumplan las operaciones correspondientes. Basándonos en esto es que consideramos que entre los mayas debió haber un jefe de canteras bajo las órdenes de un director o constructor de edificios. Sus ayudantes se encar - garían de escoger el personal, de acuerdo a su experiencia y pericia, que era desarrollada a través de los años en el núcleo familiar, creando así una tradición en el trabajo de cantería.

Desafortunadamente, en la época actual carecemos de datos ccmpletos que verifiquen una tradición familiar. ias encuestas que elaboramos r e sultaron negativas en este sentido, pues la mayoría del personal se dedica en su tiwp libre a la agricultura, o a otro tipo de actividades que no tienen que ver con su trabajo actual. dem más, nos percatamos de que la mayor parte de ellos trabajan en las canteras por necesidad, debido a que éste es un trabajo bien remunerado y no les interesa hacer escuela. Debe-

mos de tamr en cuenta una diferencia: en la época prehispánica había una población permanente y en ascenso, con edificios ceremoniales y civiles

27 La civilización maya, pág. 173.

28 "Archaeological Studies", páq- 280. 29 La civilización maya, pág. 171.

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Marfa Elena Ruiz A.

ampliándose continuamente, cosa que no sucede hoy. Sin embargo, e l simple hecho de trabajar actualmente en es te o f i c i o empieza a formar una nueva tradición.

Hasta hoy no s e l e ha dado la debida importancia a l tema de l a s can- t e r a s , salvo por algunos autores. Estos por l o general enfocaron su aten- ción a l a elaboración de estelas, dejando de lado otros factores amplios y vivos cano l a pericia requerida para llevar a cabo obras construct ivas de l a magnitud de los templos tikaleños y e l instrumental con e l que trabaja- ron. En es te aspecto, ya Morley mencionaba que l o s instrumentos usados antiguamente por l o s mayas para e l corte o desprendimiento de l a piedra pudieron ser hachas, cinceles y marti l los, elaborados principalmente de piedra (aunque pudo haber herramientas de o t ro s materiales que fueran Út i l e s en e s t a l abo r ) . Dichos artefactos son parecidos a los que creemos fueron u t i l i z ados en e l área maya en esta ardua labor, pues tuvo que ser d i f í c i l , s i l a comparamos con l o que es hoy día, pese a l instrumental de acero y otras facilidades.

La complración de dichos instrumentos con los que actualmente usan los canteros en Petén e s hasta c i e r t o punto coincidente, ya que a l a fecha también s e cuenta con hachas, barretas, almádenas, martillos, picos, pero todos elaborados de acero, l o que significa que existe un cambio de técni- ca , mas no de funcion. Pensamos que e l conjunto de herramientas prehis- pánicas pudo s e r u t i l i z ado indistintamente, c ~ a o en l a época actual; es dec i r , que no se res t r ingían a una función específica sino que tenían un amplio uso. De ahí que nos hayamos interesado en conocer e l instrumental

e moderno y l a s técnicas. Ahora bien, con respecto a l material de molienda no s e ha encontrado en Tikal y Uaxactún asociados con canteras sino en otros contextos, c m parte del relleno y e h n e de algunos edificios.

Un dato importante para nuestro estudio e s e l de l a s características que presentan estos utensilios, generalmente burdos, ya que su t r aba jo de t a l l a no e s premeditado. Las dimensiones son variables; un ejenplar can- p l e t o mide aproximadamente 70 cent.metros de largo por 30 de ancho y 30 de espesor, presentando huellas de desgaste en l a parte media y l a superficie i r r egu la r ; l a poca profundidad que presenta (0.25 cent'metrosf rios hace pensar que se desechó, reutilizándose posteriormente en e l relleno. Segura mente s e aprovecharon para su factura algunos bloques que presentan c i e r t a depresión na tura l en l a supe r f i c i e , a p a r t i r de l a cual pudieron haber s ido u t i l i z ados para moler materiales de construcción. También contamOS con metates m á s profundos, c a s i morteros, semejantes a los de Cobá p r o

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Proyectos d e investigación 449

t en ían e r a l a señalada. Debido a l carácter de nuestros datos, l a s obser- vaciones anter iores deben tanarse amo preliminares, surgidas de un rece- rrido limitado, a l que agregamos lo que se pudo encontrar en l a l i t e r a t u r a escrita.

Quedan muchas dudas y l a necesidad de llevar a cabo canpsraciones con o t r o s s i t i o s , l o que nos motiva a realizar nuevos trabajos de exploración espec í f ica en e l fu turo. Por ahora, proponemos recorridos exhaustivos an tes de que desaparezcan los antiguos vestigios, a s í cano trabajar conjun - tamente a nivel antropológico, l o que permitirá ampliar l a investigación a un nivel mesoamericano.

Trabajé en una cantera de piedritas de a f i l a r , cuarenta sa bían pagar por cada piedra pulida y era a se i s pesos ven- dida en eso de l negociar. Apenas e l sol sa l ía ya andaba l o s mart i l laws y entre dos a los abrazos con tamaños pie- drones y por esos mldejones las manos hechas pedazos.

- Atahualpa Yupanqui